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RUTA DE LA HERENCIA
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ÁRABE
RUTA DE LA HERENCIA ÁRABE «El viajero deja á su izquierda la cadena de montañas llamada Solair de la Nieve, al pie de la cual se encuentran varios lugares fortificados, tales como Ferreira, fuerte conocido por sus nueces, que el terreno produce en cantidad extraordinaria, abriéndose sin que se tenga necesidad de partirlas, y en ninguna parte se encuentran mejores. Otra fortaleza de estos montes es Dolar, cuyos alrededores producen excelentes peras; una sola de estas peras pesa algunas véces una libra de Andalucía, comúnmente pesan media libra de éstas, y son de un gusto exquisito. Desde la extremidad de la llanura de Abla se llega á Khandac-Ach, y de allí a Wadi-Ach, villa de mediana extensión, ceñida por murallas, en la cual se negocia mucho; está provista de agua en abundancia, y hay un arroyo que jamás se seca.» ABU-ABD-ALLA MOHAMED-AL-EDRISI. Descripción de España, versión española de Antonio Blázquez, Imprenta y Litografía del Depósito de la Guerra, Madrid, 1901.
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DESCUBRE GUADIX. 3. Ruta de la herencia árabe 1ª Edición, diciembre de 2007 © Centro de Iniciativas Turísticas de la Comarca de Guadix © Textos: José María Martín Civantos A.D.R. Comarca de Guadix (pp. 45-47) © Fotografías: A.D.R. Comarca de Guadix © Planos: José María Martín Civantos (JMMC) Antonio Martín Muñoz (AMM) (Arr. y adap. ADR) Diseño y producción: DSIGNUM Estudi Gràfic, s.l. (Barcelona) ISBN: 978-84-935722-2-8 Depósito legal:
Centro de Iniciativas Turísticas de la Comarca de Guadix Ctra. de Murcia, s/n (Antigua Azucarera) 18500 Guadix (Granada) Tfno. y fax: 958665070 – 958665191 info@guadixymarquesado.com www.guadixymarquesado.com Foto portada: Panorámica del Castillo del Barrio (Lanteira) con Sierra Nevada al fondo Foto contraportada: Castillo de la Reina (Lanteira). Aljibe
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RUTA DE LA HERENCIA
ÁRABE
por el Marquesado del Zenete José María Martín Civantos
ÍNDICE ▇ Introducción
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▇ Geografía
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▇ La minería
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▇ Las vías de comunicación y los aljibes
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▇ La agricultura de regadío
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▇ Un paisaje histórico
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▇ Los monumentos andalusíes del Zenete
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1. Jérez del Marquesado
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2. Lanteira
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3. Alquife
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4. Aldeire
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5. La Calahorra
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6. Ferreira
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7. Dólar
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8. Huéneja
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▇ Centro de Interpretación de la Arquitectura Árabe (Ferreira)
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▇ Bibliografía básica
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Ruta de la herencia árabe
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R U TA D E L A H E R E N C I A Á R A B E Introducción
Geografía
El Marquesado del Zenete (Granada) es una pequeña comarca situada en la cara norte de Sierra Nevada. Sin duda, lo primero que llama la atención del viajero es su extraordinario paisaje: la diferencia entre las elevadas cumbres de la Sierra y el llano; sus profundos y frondosos valles y la aridez del altiplano; las extensas vegas; los pequeños pueblos anclados en el pie de monte; el castillopalacio de La Calahorra o las imponentes minas de Alquife. En época andalusí se llamó Sanad, que en árabe significa ‘ladera’ y hace referencia a su ubicación en las faldas de la montaña. En época nazarí lo formaban un total de once alquerías que, aunque dependían de la cercana ciudad de Guadix, gozaban de una gran autonomía. Durante el breve espacio de tiempo que el Zenete estuvo bajo control de la corona —de diciembre de 1489 a marzo de 1490—, toda esta zona fue considerada como una entidad propia y diferente de Guadix. Posteriormente, se creó el señorío del Zenete, donado a Don Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo. El 30 de marzo de 1490 recibió las villas de Dólar, Ferreira, La Calahorra y Aldeire, que previamente habían sido separadas de la jurisdicción de Guadix. Poco después, el 10 de abril, le fueron concedidas Alquife, Lanteira y Jérez con el lugar de Alcázar. El 3 de marzo de 1491 pasarán todas ellas a Don Rodrigo de Mendoza, hijo del Cardenal, por vía de mayorazgo. A éste le será donada la villa de Huéneja, la más oriental, el 20 de junio de 1491, y recibirá el título de marqués.
Al observar su paisaje lo primero que llama nuestra atención es la brusquedad del contacto entre las montañas de Sierra Nevada en el sur y la penillanura, ligeramente inclinada, formando el valle. Esa primera impresión, creada por los contrastes de volúmenes, es fundamental para comprender la comarca. Frente a la riqueza de los pastos y del subsuelo, que generan una importante actividad ganadera y minera, la agricultura, fundamentalmente la de regadío, ha sido, a pesar de la pobreza de los suelos, la principal fuente de ingreso de la zona. La frondosidad de las vegas plagadas de árboles contrasta con la aridez de los terrenos no irrigados; las nieves perpetuas de la Sierra con el calor asfixiante del llano en el verano. Desde época medieval, Sierra Nevada ha sido un espacio de montaña muy humanizado, a pesar de su altitud y de la presencia de nieves perpetuas en algunas zonas. Ya en el s. XII , el geógrafo al-Zuhri afirma que Sierra Nevada: «constituye una de las maravillas de la tierra puesto que nunca está sin nieve, ni en verano ni en invierno. En él se encuentra nieve de diez años de antigüedad que ya está ennegrecida y produce efecto de que se trata de piedras negras; pero, al quebrarla, aparece en su interior nieve blanca. En la cima de dicho monte no puede vivir ninguna planta ni ningún animal pero su base está poblada totalmente de habitáculos sin solución de continuidad. Esta parte poblada tiene una longitud equivalente a seis jornadas. En ella se Ruta de la herencia árabe
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encuentran muchas nueces, castañas, manzanas y moras, [llamadas] tut por los árabes. Es uno de los países de Dios [más productores de] seda».
La minería
Media se producirá una reactivación de la minería y la metalurgia del hierro con el surgimiento en los ss. V-VI de nuevos talleres, algunos junto a las zonas de explotación, reocupando en muchos casos asentamientos de época ibérica, pero otros lugares algo más alejados, situados en el llano.
Uno de los aspectos que más destaca en el Zenete, y que va a condicionar gran parte de su evolución, es la minería. Tras una actividad intensa en época ibérica, hasta el tercer cuarto del s. II a. C., se producirá un importante vacío en época romana seguramente debido a la falta de interés frente a las grandes explotaciones de regiones como la de Sierra Morena o Río Tinto. Sin embargo, durante la Antigüedad tardía y la Alta Edad
La conquista árabo-beréber no supone una crisis ni un hito en la evolución y organización de la producción, que continúa marcada por la proliferación de centros dispersos de mediano tamaño y una atomización de las labores de extracción y transformación del mineral. Muchos de estos centros serán posteriormente abandonados al final del periodo emiral. Son fundamentalmente los asentamientos situados en altura como
El cerro del Castillo (Alquife) muy alterado por la extracción de mineral de sus ricos filones.
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Alrután (Jérez), el castillo de la Reina (Lanteira) y El Cardal (Ferreira). Lo mismo ocurre con los refugios de El Castillejo (Ferreira) y Zamarriche (Dólar) asociados a los asentamientos de pie de monte. Este abandono es resultado de una nueva reorganización del espacio y del poblamiento andalusí y coincide con el establecimiento de una red de alquerías y una nueva orientación del sistema productivo con la extensión de la agricultura de regadío, lo que supondrá una amplia transformación del territorio. Esta nueva orientación de las estrategias productivas de la zona provocarán una concentración de la producción que se realizará no sólo en Alquife, sino también en Jérez, donde hay una mención a las minas de cobre en 1330. No tenemos restos de la actividad de transformación de este mineral. Apenas es posible encontrar algunas escorias en el cerro del Castillo de Alquife. Casi con toda seguridad la fundición del mineral no se llevaba a cabo in situ. Sabemos que al menos una parte se trasladaba a la vecina ciudad de Guadix, de la que Ibn al-Jatib destaca en el s. XIV su industria del hierro. Tras la conquista cristiana en 1489, Guadix sigue siendo un importante centro siderúrgico gracias, en buena medida, al mineral llegado de Alquife. Sin embargo, van a aparecer dos herrerías más construidas por el primer marques del Zenete en Jérez y otras en el vecino pueblo de Lugros. Los vecinos estaban obligados a suministrar el carbón vegetal, a cambio del cual se les pagaba 60 maravedís por carga, y a ayudar en el transporte de las pe-
sadas piezas de madera procedentes de los pinares de la Sierra de Baza para los martillos, ruedas hidráulicas y demás medios mecánicos.
Las vías de comunicación y los aljibes En el Zenete existían fundamentalmente dos vías que comunicaban de este a oeste la comarca en el camino que iba desde Guadix hacia Almería. Ambos caminos están documentados desde el s. XII, cuando el geógrafo alIdrisi los menciona. Al sur discurría uno que recorría todas las localidades situadas en el pie de monte de Sierra Nevada. Al norte, al pie de la Sierra de Baza, otra vía más recta atravesaba el llano desde Guadix directamente hasta Fiñana. Este segundo camino es posible que fuera parte de la antigua vía romana que ponía en comunicación la colonia accitana con la costa almeriense. En ambos casos han quedado huellas de estos caminos en los aljibes, abastecidos por las acequias del campo. En el campo de Ferreira encontramos dos aljibes. El primero se encuentra junto a la autovía A-92, a la derecha de la acequia de las particiones que le daba agua. Es de una sola nave, con bóveda de cañón en mampostería; en el lado oeste tiene el arranque de un pequeño arco que debía servir de entrada para su limpieza y para coger agua. El segundo se denomina aljibe Blanco y se localiza en el límite con el campo de Dólar. Tiene también una sola nave cubierta por bóveda de mampostería. En la bóveda hay un agujero que podría haber servido de brocal y, en el lado noreste, una aberRuta de la herencia árabe
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tura sin arranque de arco con unas pequeñas escaleras de obra para bajar al aljibe. En Dólar, la acequia de los Trances Morenos o las Presillas abastecía también el aljibe del Espino, junto a la autovía. Se trata de una construcción de las mismas características que las descritas: con una sola nave cubierta por bóveda de cañón de mampostería. Las acequias del campo de Huéneja abastecían también a algunos aljibes. El más cercano a Huéneja es el llamado de San Felipe Santiago, situado junto a la estación de servicio de la autovía a Almería. Pero la mayoría de ellos se sitúan sobre el antiguo cordel de Guadix a Almería, al pie de la Sierra de Baza, en las ventas que jalonaban el camino para descanso de viajeros y bestias. De este a oeste encontramos el de la Venta del Espinar, el de la Vuelta la acequia (hoy Corrales del Misto), la Torrecilla, Venta de la Tuerta, la Estación, los Pajaritos (hoy Venta del Moro), Venta de Dólar, Venta de Ferreira y Venta de Vinagre. La mayor parte están situados en el llano y se abastecen de la acequia de Izfalada, sobre la que se sitúan.
La agricultura de regadío Uno de los elementos que más destacan del paisaje son las extensas vegas que llevan los regadíos desde los fondos de los valles hasta bien entrado el altiplano. La extensión de esta agricultura es posible, no sólo por la existencia de unos recursos hídricos abundantes procedentes de las nieves de Sierra Nevada, que cumple una función de «pantano natural», 12
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sino también gracias al control y organización de esos recursos en una extensa red de infraestructuras hidráulicas (acequias, balsas y aljibes) que los árabes construyeron. En el Zenete, el acondicionamiento del terreno en bancales y las acequias propician una estructura parcelaria muy irregular, especialmente en las zonas más montañosas, pero conforme avanzamos hacia el norte, las hazas se hacen cada vez más regulares marcando una transición con los campos de secano. Esta transición se hace de forma gradual, de manera que se pueden distinguir tres dominios: en primer lugar la vega; en segundo, el secano, que cruza el valle del Zalabí y se prolonga hasta la Sierra de Baza, y, en medio, el campo, una zona regada de forma esporádica, cuando los sobrantes de agua lo permiten. Todas las localidades aprovechan las aguas de Sierra Nevada que baja por las barranqueras y ríos procedentes del deshielo. El sistema para abastecerse de agua es algo complejo y extremadamente ingenioso. El agua se toma a través de acequias de derivación que se alzan a diferentes alturas. Las más altas se sitúan alrededor de los dos mil metros de altura, e incluso algo más arriba, debajo de los tajos y prados de las cumbres. Las presas y acequias son de tierra. Estas corren por las laderas de los profundos valles soltando el abundante agua proveniente de las nieves a través de lo que se denominan chortales o chorreras, esto es, aberturas en las acequias que dejan escapar el agua que riega las faldas de las laderas. A esta operación se la denomina careo. Estas
Partidor de aguas en la acequia principal de Ferreira. Desde aquí se abastecía el baño.
acequias sólo funcionan durante el invierno y la primavera, pudiendo llegar incluso hasta junio, siempre y cuando el agua sea abundante. Su objetivo fundamental es que el agua se filtre a través del sistema de fallas y fracturas de la montaña, recargando los acuíferos que irán manando y resudando en la base de los ríos durante el verano, cuando más falta hace y más escasos son los recursos. Los manantiales pueden ser fuentes naturales o bien minas de agua excavadas artificialmente. En la boca de algunas se ha construido una pequeña balsa para acumular el agua, seguramente en época contemporánea ya que la pretensión es que el agua llegue al río para derivarla después mediante presas.
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Generalmente, antes de que se alce la primera acequia principal o antes de que esta comience a regar, suele haber algunas hazas o un pequeño pago en el fondo del valle, junto al río, aprovechando algún anchurón en una zona no demasiado umbría. Algunas de estas parcelas están asociadas a un pequeño cortijo o a un molino y pueden tener su propia balsa al comienzo de los bancales para acumular el agua, ya que en algunos casos aprovechan sólo las sobrantes. Es usual que la mayor parte de los molinos se encuentren al comienzo de los sistemas de riego, pero también hay algunos en medio, incluso dentro de las alquerías, sobre la acequia madre, para aprovechar el Ruta de la herencia árabe
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mayor número de horas posible de molienda y la mayor cantidad de agua que de presión a su maquinaria. Su construcción no entorpece el funcionamiento de las acequias puesto que el agua empleada para mover las piedras vuelve inmediatamente a ellas. Los azudes (o presas) para alzar las acequias principales de las vegas se encuentran alrededor de los 1.400 m de altitud. Lo normal es que haya una por río. La mayor parte de los sistemas tienen una balsa, en la que desemboca la acequia principal, que por lo general, se encuentra en medio del sistema y no al comienzo. Su función es reguladora de los riegos que se realizan por debajo con el agua que se acumula a partir de la puesta de sol para no tener que regar por la noche y aprovechar así toda el agua. De la acequia madre y de la balsa se toman los brazales o parás para cada uno de los alfoces o pagos en los que se dividen las vegas.
Un paisaje histórico El origen de todo este sistema de organización de la producción agrícola debemos buscarlo, sin ningún género de dudas, en época andalusí. Obviamente ha sufrido transformaciones a lo largo de los años, especialmente con la expulsión de los moriscos, la posterior repoblación, a finales del s. XVI, y con el proceso de modernización y mecanización del campo iniciado en la segunda mitad del s. XX. El regadío aparece en la documentación de 1568, tras la expulsión de los moriscos, prácticamente como la 14
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única superficie cultivada en el Zenete. Es cierto que lo que se considera como secano ocupa una superficie mayor que la de riego, pero su importancia es, en realidad, mucho menor; primero porque la superficie se expresa en leguas, pero, sobre todo, porque son tierras de uso común, no apropiables y de las que no se llega a aprovechar más que una pequeña parte. El derecho de uso se mantenía durante dos años, tiempo necesario para el barbecho, de manera que si al tercero no se sembraba, el terreno quedaba libre. Así sucedía también en los campos. La misma situación se presenta casi veinte años antes, en 1550, en el empadronamiento que los marqueses realizan de las posesiones de los habitantes del Zenete con fines fiscales. Es sin duda un documento excepcional, escrito todavía en árabe y castellano. Aquí sólo se contabilizan las tierras de regadío, entre las que se incluyen vegas, huertas, viña y arbolado. Ni el campo ni el secano son propiedad privada, como acabamos de ver, y son objeto de fiscalización por los marqueses sólo indirectamente a través de un impuesto que grava la posesión de un animal de labranza llamado «renta del campo». A este se une en 1516 la gabela, llamada «pan del campo», repartida localmente y expresión del volumen de tierras roturadas que los campesinos aprovechaban. Las vegas del Zenete son de un gran tamaño en relación con otros espacios hidráulicos estudiados en otras zonas de al-Andalus. Aunque es complicado fechar la construcción de estos espacios, su creación corre paralela a la conquista árabo-beréber de 711 y a la instalación de gentes veni-
Todo el Marquesado se encuentra recorrido por múltiples caces por donde el agua llega a las zonas de cultivo, como ésta que encontramos en Lanteira.
das desde Oriente, fundamentalmente a lo largo del s. VIII. La zona de Guadix y todo el corredor que abarca el valle del Zalabí y el río Nacimiento hasta Almería estuvo fuertemente arabizada. Es un área de predominio yemení, en la que se instalaron numerosas tribus que han dejado en parte huella en la toponimia y la documentación. En La Calahorra encontramos el pago de Banu ‘Usaylah, el de Banu Gayth y Ba nu Husay; en Aldeire el río y el pago de Banu Ibrahim y de Benéjar, el pago de Beni Munxel y el barrio de Bentarique; en Lanteira, el barrio de Benizahala y el de Benahaque, y en Dólar el cortijo de Benajara. Todos ellos hacen referencia a nombres de tribus árabes asentadas en esta comarca.
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La implantación de la agricultura intensiva de regadío es obra de estos nuevos pobladores árabo-beréberes, inmigrados fundamentalmente a lo largo del s. VIII y organizados según lazos de parentesco. Al asentarse en la ladera norte de Sierra Nevada crearán los primeros espacios irrigados según una lógica social tribal. La distribución geográfica de sus asentamientos se realiza según la posibilidad de crear los espacios irrigados, que son la base fundamental de la organización del territorio. Surgirá así un nuevo tipo de poblamiento, la alquería, entendida no sólo como lugar de asentamiento rural, sino también como unidad territorial que gestiona su término y los recursos que en él se encuentran. Ruta de la herencia árabe
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LOS MONUMENTOS ANDALUSÍES DEL ZENETE
A finales de época nazarí, el Zenete estaba compuesto por once alquerías ricas por su producción agrícola, especialmente de seda y bien pobladas. Con la concesión del señorío su número quedó reducido a ocho, pero no siempre fue este su número.
y Alcázar). Cada uno de los distritos tenía un castillo: en al-Qasis era el de Huéneja y en al-Ahrash el de La Calahorra. Posteriormente, en época taifa (s. XI), se creó el castillo de Alquife y el de La Calahorra perdió su función.
En época califal el Zenete se dividía administrativamente en dos distritos (iqlim), en los cuales había sendos alcaides. El oriental, formado por Huéneja, Dólar y Ferreira, se llamaba al-Qasis. El occidental, el iqlim al-Ahrash, estaba formado por La Calahorra, Aldeire, Lanteira y las alquerías que se encontraban en el término de Jérez (Bartillana, Mecina, Nus, Tuyina
Sin embargo, a partir del s. XII comienzan a surgir castillos en todas las localidades y parece que los antiguos distritos castrales pierden importancia a favor de entidades más pequeñas. Esta entidad aparece claramente en época nazarí identificada con el castillo (hisn), que en el caso del Zenete coincide con cada una de las alquerías que lo conforman.
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Jérez. Castillo.
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Jérez del Marquesado
Es la localidad del Zenete más extensa y poblada. El núcleo se extiende de suroeste a noreste con una forma triangular alargada junto al borde del barranco del río Guadix. En él se distinguen tres barrios: el Alto, el Bajo y el de la Iglesia. La primera noticia escrita que tenemos de Jérez la recoge el documento de venta de propiedades reales de 1330, pero también se menciona en documentos antiguos de un pleito de aguas con Cogollos. El castillo de Jérez no aparece hasta el s. XII, seguramente tras la campaña de Alfonso el Batallador de 1125-1126 y coincidiendo con los importantes cambios que se producirán en esa centuria en el poblamiento en toda la comarca. Probablemente la alquería surgirá al mismo tiempo que el castillo y como resultado de esas transformaciones.
lla. La mayor parte están realizados en tapial calicastrado de cal y cantos, excepto la esquina SE, que es de mampostería de lajas. En el interior encontramos, adosado a la muralla, un pequeño aljibe de planta trapezoidal.
Castillo de Jérez
Desde este punto hasta el río pueden observarse algunos restos más en el perímetro del recinto. En la más baja de estas terrazas hay un gran agujero en el suelo, seguramente un pozo que capta la capa freática del cercano río a modo de coracha, para poder coger agua en caso de asedio.
Está situado al este de la actual localidad, en una plataforma inclinada que forma un meandro del arroyo de Jérez. El cerro tiene forma triangular y el castillo se extiende desde la base, organizada en varios recintos y abancalando el terreno a diferentes alturas. En total son seis las terrazas que pueden distinguirse, aunque no todas corresponden a recintos amurallados. El recinto más alto tiene forma triangular. En dos de sus lados la escarpada roca actúa de defensa natural a pesar de lo cual hay una importante muralla en todo su perímetro. En total son visibles restos de cinco torres unidos por sus respectivos lienzos de mura18
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El siguiente nivel hacia abajo es una terraza cerrada por una nueva muralla en la que también se ven restos de tapial y mampostería. Ya en la siguiente terraza, aparece uno de los elementos más interesantes de toda la fortificación: se trata de una canalización de mortero de cal, en parte excavada también en la roca que discurre junto al camino de acceso realizado en mampostería. Ambos rodean todo el peñón desde el oeste, salvando incluso dos desniveles mediante muros de mampostería. Es aquí, en la entrada de la acequia, donde debía estar situada la puerta de acceso al castillo.
Por la cerámica hallada, la construcción debe de fecharse en época almohade (s. XII) y se abandona en el ocaso del reino nazarí. El sistema defensivo se complementa con tres torres más altas que el castillo encerrado en el valle y que le permiten tener visibilidad. Dos están en el lado este y una en el oeste, dentro del pueblo.
Plano del castillo de JĂŠrez.
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La Torre del Pueblo En la calle Alcázar se encuentra la Torre del Pueblo. Tiene planta rectangular de 3,80 m por 3,65 m con orientación noreste-suroeste y desarrollo troncopiramidal. Conserva 11 m de altura aunque en tres de sus caras se le adosan casas. Está construida en
Jérez. Torre de la calle Alcázar.
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mampostería encintada con verdugadas de lajas y refuerzo de sillarejo en las esquinas, como las cercanas torres de Alcázar y el Torreón, al otro lado del barranco. La puerta está al nivel de la calle, en la fachada noroeste. El interior es hueco y dada su estrechez seguramente sólo dispondría de una
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escalera para acceder a la terraza. En ella hay un peto y ocho almenas, probablemente no originales sino colocadas al mismo tiempo que la escultura de la virgen que hoy corona la torre. Su función podría ser la de atalaya, aunque algunos han querido ver en ella el alminar de una antigua mezquita. En este sentido podría estar relacionado con la noticia de un documento de alquiler de aguas a la vecina localidad de Cogollos, con cuyas rentas se comprometió Jérez a construir y mantener sus mezquitas. Por la técnica constructiva su cronología se sitúa casi con total seguridad a partir de mediados del s. XIV. Torre de Alcázar Se sitúa en el lado este del barranco, enfrente del pueblo de Jérez y al noreste del castillo. Tiene planta rectangular de 7,40 por 6,90 m. Está
construida con mampostería concertada y encintada por verdugadas de lajas y refuerzo de sillarejo en las esquinas. Conserva, además, restos del enfoscado en algunas partes. La parte superior la obra se adorna con numerosos fragmentos de escoria de pequeño tamaño dispuestos en hiladas. Se conserva una altura de 12 m, de los cuales los cinco primeros guardan la forma prismática mientras que los siete superiores están ataluzados. La puerta de acceso está a tres metros de altura, mirando hacia el castillo. El interior se divide en tres espacios: un zaguán transversal a la entrada de 2 m de ancho y dos pequeñas salas paralelas de 3 m por 1,85 m, cubiertas por bóvedas de mampostería de lajas. A la izquierda se sitúa la escalera de subida a las otras dos plantas de la que quedan restos de ladrillos y la impronta del arranque de sus bó-
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Jérez. Torre defensiva de la desaparecida alquería de Alcázar.
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vedas. Tanto en esta planta como en las superiores existen saeteras en sus muros. No se conserva nada de la terraza superior, ni tampoco del posible aljibe que pudiera haber en la parte inferior. Por su tamaño y estructura es una típica torre de alquería, que servía de refugio para la inmediata población del barrio de Alcázar, anteriormente una alquería independiente. Sin embargo, por su posición, debía ser al mismo tiempo una atalaya que diera aviso al castillo de Jérez. La técnica constructiva la fecha casi con total seguridad a partir de mediados del s. XIV. La alquería de Alcázar subsistirá como un barrio de Jérez hasta que desaparezca definitivamente con la expulsión de los moriscos.
Jérez. Restos de la «torre desmochada».
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OTROS EDIFICIOS DE INTERÉS Torreón de Jérez o torre desmochada Es la tercera de las torres que rodean el castillo y está también situada al este del barranco, pero al sureste de la fortaleza. Es la peor conservada de todas, seguramente de planta rectangular y desarrollo prismático, aunque el único lado que conserva completo es el norte, con 5,75 m de longitud. Se levanta sobre una zarpa y está construida con mampostería encintada con verdugadas de lajas y esquinas reforzadas con sillarejo. Conserva restos de enfoscado y una altura máxima de 4 m. Por sus dimensiones es posible que también fuera habitable o que sirviera de refugio al igual que la cercana de Al-
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cázar y por su construcción debería fecharse también a partir de mediados del s. XIV. Baño Junto a la iglesia se encuentran los restos del baño. Debió de ser uno de los más grandes de todo el Zenete, algo lógico ya que fue también la más poblada y rica de sus alquerías. El eje del baño corre de norte a sur paralelo al barranco, con la caldera y la sala caliente hacia Sierra Nevada y la entrada y vestuario hacia el llano para aprovechar así el desnivel del terreno. De él se conservan únicamente parte de dos naves rectangulares paralelas,
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orientadas de este a oeste. Las naves están cubiertas con bóveda de cañón y tiene lucernas rectangulares para la entrada de luz. En los muros sur y norte de la habitación conservada hay dos puertas enfrentadas de arco escarzano. En el resto de muro conservado de la segunda habitación hay otra puerta, no enfrentada con las anteriores, de arco de medio punto que comunicaba con una desaparecida tercera sala. La primera noticia que tenemos del baño es de 1511. Este servía además al lugar de Alcázar situado al otro lado del barranco. Estuvo en funcionamiento, al igual que el resto de los del Zenete, hasta el año 1566.
Lanteira
En la documentación castellana se dice que, de 1500-1510, Lanteira tenía dos alguaciles encargados de la recaudación de las rentas: uno para el barrio de Fardaximea o Hardagima (el barrio de la mezquita) y otro para los barrios de Benizahala y Benahaque, luego conocidos como el Xarafi. Lo que actualmente se conoce como Lanteira fue, hasta la expulsión de los moriscos, el mencionado como barrio de Fardaximea o Hardagima. El lugar de la mezquita mayor de la alquería debió corresponderse con la ubicación de la actual iglesia parroquial y, junta a ella, existió un aljibe que abastecía de agua a la población y servía de fuente para las abluciones. Este depósito no ha llegado hasta nosotros. Se encontraba en los bajos del antiguo convento contiguo a la igle-
sia, después ermita de San Marcos. Era de grandes dimensiones, tenía una sola nave y estaba cubierto por una bóveda de cañón de mampostería. El barrio de Jarafí se encontraba junto al castillo y el río del Barrio. El pago de la vega situado en esta zona se llama también Jarafí. Allí es posible encontrar cerámica en superficie correspondiente a época almohade, nazarí y morisca (ss. XII-XVI). Pero anteriormente, habían existido otros dos barrios con nombres tribales, Benizahala y Benahaque, que acabaron uniéndose a partir del s. XII para formar el Jarafí. Podría en este caso avanzarse la hipótesis de que la construcción del castillo del Barrio, pudiera haber servido de polo de atracción y concentración de la población cercana. Ruta de la herencia árabe
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El fuerte de Lanteira Aunque parece tratarse de una torre de alquería, por sus grandes dimensiones y la presencia de un posible recinto amurallado, de cual podrían quedar restos en las paratas de la ladera que baja al río del Pueblo, podría tratarse de un pequeño castillo, en realidad no muy diferente de muchas torres de alquería con albacar y de tipología muy similar al de Ferreira. La planta es ligeramente rectangular, de 14,40 m por 14,10 m, con una altura máxima de 6,50 m. De los numerosos vanos de ventanas y puertas que presenta, es posible que la original sea el hueco cegado en la fachada sur, situado a la altura de la primera planta.
Lanteira. Torre de alquería en la calle de El Fuerte.
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Su existencia hay que relacionarla con las otras dos fortificaciones localizadas en Lanteira: la del Barrio, posiblemente de época almohade, y el castillo de la Reina, algo más lejano, cuyo abandono se produce a finales del s. XIII o comienzos del XIV. En este caso, el Fuerte se encuentra claramente asociado al poblamiento, dentro de lo que era el núcleo habitado de al menos uno de los barrios, situado al oeste y junto a la acequia madre del río del Pueblo. Resulta complicado establecer su cronología, pero a partir de la técnica constructiva es posible determinar que debería ser anterior a las torres de Jérez construidas a mediados del s. XIV, con mampostería encintada. Su
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factura mixta con un alto zócalo de mampostería concertada y tapial es similar a la técnica empleada en el castillo de la Reina o a la primera fase del castillo de La Caba, en Aldeire. Podría tratarse, pues, de una obra correspondiente también al s. XII, momento en el que la actividad fortificadora parece incrementarse en toda la comarca. OTROS MONUMENTOS DE INTERÉS Baño El baño de Lanteira se encuentra a algo más de quinientos metros al este de la actual población, sobre el margen izquierdo del río del Barrio, algo más al sur del castillo del Barrio y el cementerio del pueblo. Aunque a mediados de los cincuenta se conservaba una nave completa, de su estructura no se conserva hoy más que el muro sur de una nave que sirve de parata para un bancal. Castillo del Barrio Se localiza en un pequeño cerro al este de la actual población, sobre el cementerio de la localidad y el río del Barrio, en un espolón rocoso amesetado que apenas sobresale en el paisaje. Es una pequeña fortificación de planta rectangular y orientación suroeste-noreste. Las medidas exteriores son 33,1 m por 19 m. Es obra de tapial en su totalidad sobre una base de mampostería de lajas. En las cuatro esquinas del rectángulo se adosan otras tantas torres cuadradas del mismo material y 4 m de lado. Se conserva completa la planta de las to-
rres orientadas al este y al oeste y restos de las otras dos. En mitad del paño sureste, uno de los mayores y el peor conservado, también es posible apreciar restos de una quinta torre rectangular cuyas medidas son 6,15 m por 4,75 m. Por similitudes constructivas, la fecha de construcción podría fijarse en época almohade (s. XII). Castillo de la Reina Está ubicado en el cerro del Castillo, al suroeste de la población, entre los barrancos del Pueblo y de los Molinillos. Se trata de un castillo de pequeñas proporciones, situado en la parte más prominente del cerro, asociado a un poblamiento más amplio que ocupa toda la cima. Es esta una plataforma alargada organizada sobre un eje este-oeste. El castillo está construido directamente sobre la roca, adaptándose a la orografía y utilizando ésta al mismo tiempo como defensa, pero con una forma ligeramente rectangular. Conserva prácticamente todo su perímetro, aunque es en la zona oeste y sur donde se encuentran los vestigios más importantes. La construcción es de mampostería de lajas a piedra seca o tomada con tierra sobre la que posiblemente se elevaran muros de tapial de los que se han conservado escasos fragmentos. Los lados norte y este los forman pequeños muros irregulares adaptados al terreno sin necesidad de mayor defensa. En el sur encontramos tres torres y la entrada en recodo. El lado oeste, más corto, conserva dos torres en las esquinas unidas por una muRuta de la herencia árabe
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Lanteira. Restos del sistema defensivo del Castillo de la Reina.
ralla. Junto a ésta se encuentra el aljibe, de una sola nave de 5,7 m por 2,9 m, excavado en la roca y revestido con muros de hormigón y cubierta con una bóveda de cañón de mampostería de lajas, de la que sólo se conserva los arranques. En su interior aún pueden apreciarse grafitos incisos en el enlucido interior: se trata de cruces con peana realizadas tras la conquista igual que en los aljibes de otras muchas fortificaciones del reino de Granada. Justo debajo de la roca, al este, podría haber existido otro pequeño recinto amurallado. Allí hay con toda
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seguridad otro aljibe del que sólo es visible una pequeña parte de sus muros de hormigón. Por debajo del promontorio del castillo, hacia el norte, y en la cima del cerro, hacia el este, aparecen dispersos restos de estructuras de habitación pertenecientes al poblado. La cerámica es abundante y señala dos momentos de ocupación bien diferenciados: uno altomedieval, entre los siglos VIII - X , y otro almohade y de comienzos de época nazarí (ss. XII y XIII).
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Alquife
Su nombre procede del árabe al-Khaf, ‘la cueva’, que en dialecto andalusí deriva en al-Khif. En la ladera sur del cerro se ubicaba la antigua alquería andalusí. No sabemos casi nada sobre el entramado urbano o su extensión. Es posible que llegara hasta el llano, donde hoy se localiza el pueblo. La iglesia fue edificada originalmente sobre el solar de la antigua mezquita, junto a la calle Acequia. Esta canalización marcaría el límite del área de regadío y, al igual que ocurre en otras localidades, el contacto entre la vega y la alquería a través de la mezquita y su fuente. Por el empadronamiento de 1550 sabemos que algunas de las casas lindaban con la acequia y que
había una plaza, seguramente frente a la antigua mezquita. A la iglesia se dirige una de las acequias principales del Barranco del Barrio de Lanteira que es el que da agua a Alquife y su vega. Junto a ella se encontraba un aljibe que debía ser de características parecidas a los de los otros pueblos y que servía para abastecer a la población y como fuente para las abluciones antes del rezo. En los documentos castellanos se dice expresamente que Alquife no tiene baño y que debe de compartirlo con Lanteira. Los alquifeños habían de pagar cuatro celemines de cebada cada uno, dos menos que los de Lanteira por no tener baño propio.
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Plano del castillo de Alquife.
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Castillo de Alquife Los restos del castillo de Alquife se encuentran sobre el cerro situado al norte del actual pueblo, dentro del coto minero. La fortaleza tiene una forma pentagonal alargada en dirección este-oeste. Actualmente se puede seguir buena parte de su perímetro, del que se conservan restos claros de seis torres. No se aprecian indicios de la entrada, que posiblemente se encontraba en el lado sur, el más destruido y en el que se hallaba la antigua alquería de Alquife. Dentro del recinto encontramos un aljibe de pequeñas dimensiones y con una sola nave que no conserva la bó-
Alquife. Restos de torres y aljibe del castillo.
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veda. En el centro, en la parte más elevada del recinto, hay restos de muros de mampostería que conforman varios espacios de habitación de difícil interpretación. En el castillo pueden distinguirse cuatro técnicas constructivas y una variante con carácter decorativo: el tapial hormigonado, tapial de cal y cantos, tapial calicastrado y mampostería no concertada. La primera fase constructiva es la de tapial de cal y cantos, que se encuentra sobre todo en la parte oriental de la fortaleza. La construcción seguramente se produjo en el s. XI, en época taifa, en estrecha relación con el control de la producción de hierro. Poste-
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riormente, la fase en tapial calicastrado supuso una reducción del espacio defensivo, destruyendo intencionadamente la parte este y creando una fortificación rectangular más pequeña. La última fase, ya en época nazarí, es la de mampostería.
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El castillo de Alquife está ligado a la explotación minera. Su construcción supuso la creación de una nueva alquería, con un nuevo término, que se segregó de Lanteira, con la que comparte su vega y sus aguas y una importante reorganización del territorio en el s. XI.
Aldeire
Es el pueblo más alto de todos y el situado más al sur, hacia el interior de Sierra Nevada. La localidad actual se encuentra junto al cauce del río Benéjar, también llamado río del Pueblo o de los Molinos. Se organiza en varias barriadas: Bentarique y el Secano en la loma del Castillo; en la siguiente loma, la de Luna o de las Viñas, se encuentran los barrios de la Calle Alta, las Torres, Huertecillo y calle Real; por último, al otro lado del río Benéjar, en la loma del Cercao, está el barrio de Triana. Este último es el único actualmente separado del resto. Sin em-
Plano del castillo de Aldeire
bargo, en la planimetría aún es posible observar parte de la antigua división del núcleo urbano, partido en dos por el Barranco del Castillo. El topónimio Aldeire (al-Dayr), significa monasterio, aunque no hemos encontrado noticia ni resto alguno de una posible instalación monástica. Bentarique es un nombre árabe de origen que hace referencia a la tribu de los Banu Tariq. En el interior del pueblo se encuentran los baños y la que hemos denominado como Fortaleza en la calle de las Torres.
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La iglesia está en el barrio de Bentarique, de nuevo en el límite con la vega. Castillo de la Caba Se encuentra en el cerro del Castillo, al sureste de Aldeire. Su nombre significa castillo de la Cuesta, seguramente por encontrarse en el camino del puerto de la Ragua, cuyo paso controla. Ocupa una plataforma ligeramente inclinada de este a oeste, con unas dimensiones totales de 115 m de longitud por 30 m de anchura en el centro. La zona norte es la menos escarpada del cerro, por lo que va a ser allí donde se concentre el mayor número de defensas, con un paño de muralla más o menos regular jalonado por nueve torres y, delante de éstas, a 2 m, un
grueso muro de mampostería, seguramente una barbacana o antemural. En la zona sur, fuertes cortados la hacen inexpugnable, y no necesita nada más que una torre en la parte este. En el extremo oeste aún parecen reconocerse, aunque bastante deteriorados y bajo una moderna escultura del Sagrado Corazón, restos de una gran torre que cerraría por esta parte el conjunto. En el lado opuesto, el este, un gran bastión semicircular sirve de bisagra entre la muralla norte y la sur. En el interior del recinto existen dos aljibes para la recogida y reserva de agua. El mayor, de planta trapezoidal, está dividido en tres naves paralelas unidas por un arco de medio punto; en la nave central hay dos brocales, uno en la clave de la bóveda y otro en
Aldeire. Vista de la nave central del aljibe principal del Castillo.
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el frontal, que servía también para acceder al interior. El segundo de los aljibes es mucho más pequeño y se encuentra junto al bastión semicircular adosado a su muralla. En el castillo encontramos cinco técnicas constructivas que se corresponden a fases diferentes. La primera fortaleza, fechada en el s. XI, fue construida en tapial de tierra sobre una elevada base de mampostería de lajas. Posteriormente, las torres fueron forradas por otras más grandes construidas en tapial de cal y cantos en su mitad inferior y tapial calicastrado en la superior. En un tercer momento se construyó el gran bastión oriental de mampostería con su pequeño aljibe y, por último, una torre de tapial calicastrado anaranjado junto al bastión.
Baño El baño (hamman) de Aldeire se encuentra en la margen derecha del río Benájar o río de los Molinos, cerca de la calle del Rastro. El edificio está formado por naves rectangulares paralelas con un eje mayor este-oeste. La entrada se hacía por el sur a un vestuario (al-bayt al-maslaj). De ahí se pasaba a la sala fría (al-bayt al-barid) de la que se conserva los muros norte y oeste, el arranque del sur y de la bóveda. La siguiente sala es la templada (al-bayt al-wastani), a la que se penetraba por una puerta con arco escarzano; está cubierta por una bóveda de cañón conservada en su mitad este, en la que se abrían cinco lucernas cuadradas situadas en la clave. La última habitación del baño, la más ancha, es
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Aldeire. Castillo.
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la caliente (al-bayt al-sajun). En la pared norte se abren tres arcos escarzanos que dan acceso a otras tantas habitaciones cubiertas también con bóveda de cañón e iluminadas por una lucerna cuadrada cada una. Las dos de los extremos son cuadradas y en ellas se situaban las pilas para el agua caliente. La del centro es rectangular y es el lugar de la caldera que debió haber estado separada de la sala caliente mediante un delgado tabique. La caldera (al-burma) se comunica a través de un arco de medio punto con la habitación de servicio y la leñera en la parte más septentrional del baño. De ésta sólo se conservan los muros de cierre sur y este. El baño se construyó en 1529, seguramente sobre los restos de uno ante-
rior. A él acudían también los vecinos de La Calahorra ya que allí no había ninguno. Al igual que los demás baños del Zenete, estuvo en funcionamiento hasta 1566, cuando se prohibió su uso a los moriscos. Su abastecimiento, se hacía de una fuente cercana llamada del Tiro, que se secó en 1981, aunque también podría haberse hecho desde el río Benéjar, a través de una de las acequias que discurre justo por la parte alta, por la calle del Rastro. OTROS MONUMENTOS DE INTERÉS La Fortaleza Está ubicada en el interior del pueblo, en la calle conocida por las Torres, sobre una elevación en la confluencia del río Benéjar con el barranco del
Aldeire. Zona donde estaría el horno y la leñera del baño.
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Castillo. En el lugar se observan gruesos muros de mampostería de más de un metro de espesor que circundan toda una manzana. En algunas viviendas recientemente rehabilitadas o en otras completamente demolidas han aparecido claramente estos muros. Sobre el plano de esta manzana aún pueden observarse los salientes de los torreones. Seguramente debiera de tratarse de un torreón con un pequeño recinto como los descritos en Ferreira, Lanteira o Dólar que comienzan a configurarse en época almohade. Este proceso parece culminar a comienzos del periodo nazarí con el establecimiento definitivo de una red
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de pequeños castillos junto a las alquerías y a las vegas, estructura que se mantendrá hasta la implantación del poder castellano con la concesión del Zenete como señorío al cardenal Mendoza. La construcción de la Fortaleza debería coincidir en todo caso con el abandono del castillo de la Caba, a comienzos del siglo XIV, al igual que ocurriría con el castillo de la Reina. De esta construcción nos queda además una escueta noticia escrita que viene a confirmar su presencia. Se recoge en el empadronamiento de 1550. En cualquier caso, en esta época el castillo ya no debiera de estar en uso.
La Calahorra
A pesar de no ser la población más importante del señorío será, escogida como capital del mismo a finales del s. XV, seguramente por estar situada en el centro de la región. Como recuerdo han quedado en el caserío algunos edificios de mayor porte y mejor factura pertenecientes ya a época moderna. En el documento del empadronamiento de 1550 se recoge la existencia de un aljibe y una fuente junto a la puerta de la iglesia. Esta fuente todavía existe aunque transformada. Además de ésta encontramos la antigua fuente de Los Caños, que recibía el agua a través de dos cimbras que nacían en el río Benéjar, en Aldeire. Como en el resto de las alquerías, la
mezquita y su fuente servirían seguramente de límite entre el núcleo urbano y la vega. Este hecho es aún parcialmente visible puesto que, hacia el sur, todavía se encuentran numerosos huertos con sus tapias de mampostería y tapial de tierra. El castillo andalusí de La Calahorra, que ocupaba gran parte de la cumbre del cerro de La Calahorra o del Castillo, se encontraba en buena medida bajo el más conocido castillo-palacio de comienzos del siglo XVI. De él subsisten escasos restos de muros y torres conservados después del desmantelamiento que de la fortaleza hizo el primer marqués del Zenete, cuando construyó el Castillo-Palacio renacentista.
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Ferreira
La primera noticia que tenemos es de al-Idrisi en el siglo XII. Lo nombra como un castillo en la ruta de Almería a Guadix famoso por sus frutos. De nuevo, al igual que en Alquife y La Calahorra, la alquería se sitúa en uno de los cerros descolgados del pie de monte, en medio de la llanura y, concretamente, en medio de una amplia vega.
Ferreira. Alcazaba.
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La Alcazaba Se trata de una gran torre de alquería de casi 12 m de lado y 8,50 m de altura conservada. El acceso se realizaba por un vano de 1,2 m de anchura y con arco de ladrillo de medio punto. La torre debía tener, al menos, dos plantas y una terraza superior. En la planta baja existe un pequeño al-
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Pasadizo bajo la roca
Aljibe para abastecimiento de la alquería Silo
Aljibe
Refuerzo defensivo metros 0
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Planta de la Alcazaba de Ferreira.
jibe para uso exclusivo de la guarnición y un gran silo excavado en la roca de tres metros de profundidad. La segunda planta muestra los elementos propiamente defensivos: cuatro saeteras, una por cada lado. Tras la conquista cristiana la torre fue integrada en una gran casona llamada la Casa Grande, de carácter nobiliario y estilo morisco, construida en la primera mitad del s. XVI. A partir de este momento fue utilizada como dependencias para el ganado y de granero. Una reciente restauración le ha devuelto todo el esplendor de su pasado islámico. El Centro de Interpretación de la Arquitectura árabe reciente-
mente instalado nos ofrece una completa visión de los monumentos islámicos del Marquesado del Zenete que han llegado hasta nosotros, además de otros aspectos como la gastronomía o la artesanía árabe. Del resto de las estructuras que debieron de existir alrededor de la torre, dentro del recinto o albacar, ha llegado hasta nosotros un espléndido aljibe con muros de hormigón y cubierto con bóveda de cañón de lajas de pizarra. Tiene una longitud de 9 m por una anchura de 2,15 y una altura hasta el arranque de la bóveda de 3 m.
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Plano del ba単o de Ferreira.
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Baño El baño de Ferreira se encuentra a la entrada del pueblo, junto a la acequia principal. El eje del baño es este-oeste y de él quedan en la actualidad importantes restos. Se conservan tres naves rectangulares de 5 m de largo por 1,56 m de ancho, la más oriental, y 2,30 m las restantes. Las tres se cubren con bóveda de cañón en cuya clave se abren tres lucernas rectangulares. Toda la obra es de mampostería de lajas de esquisto unidas con mortero de cal y arena. Al norte de las tres naves, y transversal a ellas, debió situarse otra sala que haría las funciones de entrada y vestidor (al-bayt al-maslaj). Desde aquí se accedería, por la pared norte, a la primera de las naves conservadas, la sala fría (al-bayt al-barid). La del medio correspondería a la sala templada (al-bayt al-wastani) y por fin, la última, a la caliente (al-bayt alsajun). El arco escarzano de la habitación occidental debió estar tapado por un delgado tabique que permitiera el paso de calor desde la caldera (al-burma), que estaría situada a continuación, junto con la leñera y zona de servicio.
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Desconocemos la fecha de su construcción, pero con toda seguridad es posterior al s. XII. Estaba en funcionamiento a comienzos del s. XVI, según un documento de 1511, y no tenemos noticias de que posteriormente se llevaran a cabo reformas o restauraciones de ninguna de sus partes. Al igual que el resto de los baños del Zenete, estuvo en funcionamiento hasta 1566, cuando se prohibió su uso a los moriscos. OTROS ELEMENTOS DE INTERÉS Torre del Cerro de Juan Canal Se encontraba sobre la cima del cerro del mismo nombre, al este de La Calahorra. Era una atalaya de planta circular, construida en mampostería, de la que sólo quedan los restos de su derrumbe de poco más de un metro de altura. Muy cercano, al sureste, en la ladera del cerro, hay un pequeño aljibe construido con hormigón de cal de 2,17 m por 1,30 m, que serviría para abastecer a la guarnición de la torre. La torre sin duda debía dar aviso en caso de peligro a la mayor parte del Zenete.
Dólar
El caserío se organiza alrededor del cerro en el barrio denominado del Castillo. Unido a este por el sur se sitúa el Barrio Alto sobre una pequeña loma. En 1550 existían 189 casas con patio y cuarenta palomares registrados en el empadronamiento.
Por la documentación del Libro de Apeo y Repartimiento de Dólar de 1571, tenemos constancia de la existencia de dos aljibes. El primero se encuentra en el interior de una de las viviendas cercanas a la iglesia; tiene una sola nave cubierta por bóveda de cañón de ladrillo. El segundo, que esRuta de la herencia árabe
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taba quebrado, podría ser lo que hasta el momento se ha identificado como baño de la calle del Carmen pues de él sólo se conserva una nave. Ambos se abastecerían del agua de una de las acequias madre de la vega que atraviesa hoy el pueblo, que también llevaría agua a los baños del ayuntamiento viejo y a la vega baja. Baño En los sótanos del antiguo ayuntamiento, en la calle Real, unas bó vedas empleadas como almacenes municipales se han mostrado recientemente como los restos de un antiguo baño. El baño de Dólar es de pequeñas dimensiones y de él se conservan tres naves rectangulares, de 4,35 m por 2,30 m, paralelas entre sí, cuyos ejes mayores se orientan de este a oeste. La obra es de mampostería de lajas cubiertas por bóvedas de piedra, en las que se abren tres pequeñas claraboyas cuadrangulares. Las tres naves
Plano del baño de Dólar.
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se comunican a través de dos pequeñas puertas enfrentadas con arco de medio punto. En la del centro y la meridional aflora la roca que fue parcialmente trabajada para construir el baño directamente sobre ella. En su muro meridional se abre una puerta adintelada que da a una calle transversal y que parece ser obra original. En la nave central, una canalización destinada al vapor para la sala templada atraviesa la habitación de norte a sur. En los muros de estas dos salas hay algunos parcheados que podrían corresponderse con chimeneas para el vapor. El baño se organiza de sur a norte. Resulta difícil saber cuál de las dos estructuras de los extremos era la sala caliente y cuál la fría y, por tanto, hacia qué lado se situaba la caldera y la entrada del baño respectivamente. La roca que aflora inmediatamente debajo de la nave meridional parece hacer difícil la presencia de un hipocausto para calentarla y es posible que por esta razón se aprecie un recrecimiento del suelo de la parte norte. Esto, sin embargo, obligaría a llevar el agua hacia la parte septentrional del baño para de nuevo conducirla hacia el sur desde la sala caliente a la fría. El baño estaba ya en funcionamiento en 1511 cuando se saca de los libros de cuentas un traslado del cargo y descargo del pan del campo, pregonerías y baños, y no tenemos noticias de que posteriormente se llevaran a cabo reformas o restauraciones de ninguna de sus partes. Al igual que el resto de los baños del Zenete estuvo en funcionamiento hasta 1566.
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Dólar. Nave meridional del baño.
Castillo Está ubicado en el cerro que domina la población. Aunque ha sido alterado por la construcción de un gran depósito de agua, es posible reconocer bastantes de sus estructuras. Seguramente tenía planta cuadrangular con dirección norte-sur en su eje mayor y dos recintos, ambos de reducido tamaño. Del más grande quedan en la ladera restos de tres torres en las esquinas noroeste, suroeste y sureste. El segundo recinto, en la cima, es más pequeño y guarda también forma cuadrangular. De él sólo se conservan restos de un aljibe en el lado norte, superpuesto a otro más antiguo. El castillo tiene, al menos, dos fases: una primera corresponde al aljibe
más antiguo a la que asociamos las obras realizadas en tapial calicastrado, fundamentalmente el muro que se le adosa, pero seguramente también el recinto mayor con las tres torres. Un segundo momento lo ocuparía el segundo de los aljibes, el más moderno, junto con el muro que se le adosa y lo rodea y tal vez la estructura de habitación pentagonal. El reducido espacio que ocupa la parte superior y su forma regular sugieren la posibilidad de que este pequeño recinto pudiera ser un torreón como el de Ferreira o el de Lanteira, rodeado por una muralla de un tamaño algo mayor. Respecto a la cronología de construcción, la cerámica y la primera referencia escrita nos llevan al s. XII. Es Ruta de la herencia árabe
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Dólar. Restos del castillo.
el geógrafo al-Idrisi el que menciona Dólar como un lugar fortificado famoso por las peras que produce. En
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esta época ya encontramos un territorio bien organizado, con una economía fundamentalmente agrícola.
Huéneja
Ha sido tradicionalmente la segunda localidad más poblada después de Jérez, situada al otro extremo de la comarca. Es también la más antiguamente documentada por las fuentes escritas. Tenemos noticias de Huéneja (Winya) ya desde el siglo IX durante la fitna o revuelta producida en el emirato. Este sería uno de los castillos fieles a los Omeyas, en el que permaneció varios días Hisham, tío del Emir ‘Abd al-Rahman II’, en el año 896.
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La localidad se distribuye a lo largo de varias colinas y barrancos, de los cuales el más importante es el río Izfalada, que atraviesa el casco urbano y pasa junto a la iglesia. En la ladera más oriental se encuentra el barrio del Albayzín; en la colina del centro, el barrio del Castillo; en la parte baja, la Rambla y la calle del Agua, donde se ubican los baños; en el margen izquierdo del Izfalada están el barrio de la calle Graná y la calle Once Casas y, por último, en el extremo oeste, el
Barrichillo y Alto Lugar, que estuvieron separados del resto del núcleo hasta hace poco tiempo. Junto a la iglesia existe aún hoy día una antigua fuente para llenar los cántaros con un abrevadero para ganado. La fuente se nutre una de la acequias del sistema de riegos que lleva el agua hasta un aljibe. Con bastante probabilidad, al igual que ocurre en el resto de pueblos del Zenete, el solar de la iglesia se correspondía con el de la antigua mezquita musulmana y la fuente serviría también entonces para las abluciones.
que aún perduran se encuentran sobre todo en los ángulos noroeste y sureste, donde vestigios de torres así como algunos trozos de muralla entre las casas del barrio nos hablan de su antiguo poderío. En la esquina noroeste aparecen dos líneas de muralla a diferente nivel: la superior, más gruesa y de mayor potencia, se correspondería con una torre y la inferior con un resto de muralla. Los restos de la esquina sureste son aún de mayor entidad. Se encuentran también entre las casas, como cimiento de una de ellas y son sólo visibles desde la ladera de enfrente. El paño tiene alrededor de 7 m de largo por unos 3 m de alto. Conserva algo más de tres cajones de tapial de calicantos sobre una pequeña base de mampostería. Es posible que se trate igualmente de una torre situada en la esquina de la manzana de casas.
Castillo Antiguamente ocupaba todo lo que hoy se denomina barrio del Castillo, sobre una pequeña elevación al sur de la iglesia, en el margen derecho del río Izfalada. Los escasos restos Serrano
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Perímetro del castillo de Huéneja.
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Al parecer, también se conserva el aljibe en el interior de una de las viviendas. Así lo recoge también P. Madoz en el s. XIX: «El barrio del Castillo está en el centro; en su parte superior hay vestigios de una fortaleza de tiempo de moros, que dominaría toda la población, conservándose restos de sus murallas; tiene 300 pasos de diámetro, una plazuela en medio, conocida entre los naturales con el nombre de Turrión, en la que se descubre el borde de un estanque o cisterna de 3 varas cuadradas, sin que hayan descubierto su profundidad». Por lo exiguo de las estructuras se hace muy difícil la interpretación de las mismas. Tenemos noticias de Huéneja (Winya) ya desde el siglo IX durante la fitna o revuelta producida en el emirato. Sin embargo, los restos que hoy vemos muy posiblemente no tengan nada que ver con aquella primera fortaleza, sino con el conocido como castillo de Montaire, mencionado en el s. XI en las luchas entre los reinos taifas de Granada y Almería. Baño El baño de Huéneja es el mejor conservado de todo el Marquesado del Zenete. Está estructurado en cuatro naves rectangulares: tres paralelas y contiguas, y una cuarta perpendicular a las anteriores. Todas se cubren con bóvedas de cañón que, en la perpendicular, cabalga sobre tres arcos perpiaños sobre pilares. La construc42
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ción es de mampostería de lajas ligadas con mortero de cal y tierra. La iluminación se hace mediante lucernas cuadradas ubicadas en las bóvedas. Son un total de veinte: cuatro en cada clave de las naves paralelas y ocho en los laterales de la transversal, dos por cada tramo entre los arcos perpiaños. Se entraba por el lado sureste de la nave perpendicular, que era el vestuario del baño (al-bayt al-maslaj). Al fondo a la izquierda, una puerta con arco escarzano da paso a la primera de las naves paralelas, la sala fría (albayt al-barid). Ésta tiene dos arcos perpiaños en sus extremos que separan dos alcobas. A ella, además de la puerta de acceso mencionada, se abren otras tres, una en cada lateral. La del lado noroeste, que da al exterior, podría ser también un vano antiguo; la del suroeste es una puerta adintelada moderna y la del sureste, con arco escarzano, es el paso a la siguiente sala, la templada (al-bayt al-wastani). En esta habitación, enfrentada a esta última puerta hay otra igual que da acceso a la tercera nave, la caliente (al-bayt al-sajun). Desconocemos la ubicación de la zona de servicio con la caldera (alburma) y la leñera que deberían estar yuxtapuestas a la sala caliente. El baño debe fecharse a partir del s. XII. Según un documento castellano, estaba en uso en 1511 y no tenemos noticias de que posteriormente se llevaran a cabo reformas o restauraciones de ninguna de sus partes. Al igual que el resto de los baños del Zenete, se mantuvo hasta 1566, cuando se prohibió su uso a los moriscos.
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Plano del baño de Huéneja.
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Entrada al centro de interpretaci贸n.
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CENTRO DE INTERPRETACIÓN DE LA ARQUITECTURA ÁRABE Calle Alcazaba, s/n. 18513 Ferreira Tlf. 958 677 301 / 616 083 189 Horario: Martes-Jueves de 9.00 a 14.00 h. Tardes grupos cita previa. Viernes-Domingo de 11.00 a 14.00 h. Tardes de 16.30 a 19.30 h. (Verano) 18.00 a 21.00 h. Lunes cerrado.
Dentro de la recién restaurada Alcazaba árabe y ocupando asimismo algunas dependencias de la también remodelada casona morisca conocida como ‘Casa Grande’, se ha instalado este moderno y novedoso centro de interpretación donde, por medio de un discurso fresco y pedagógico, podemos acercarnos al legado árabe presente en el Marquesado del Zenete, ya sean sus baños, castillos, torres vigía o aljibes. Todo ello utilizando las más variadas tecnologías, desde el tradicional audiovisual hasta modernas recreaciones virtuales, es-
cenografías, hologramas o personajes corpóreos. La visita se estructura en diez espacios en donde se escenifican diferentes aspectos del pasado islámico del marquesado. Sala 1. Recepción Como elemento destacable de este espacio, podemos ver la entrada del pasadizo subterráneo que permitiría a los ocupantes entrar o salir en situaciones de asedio. Sala 2. La Alcazaba de Ferreira Presenta el espacio de la torre como lugar de almacenaje y reserva de víveres y alimento. La gran fosa-silo que preside el espacio fue construida en algún momento entre el siglo XVI y XVIII; de su interior se recuperaron casi un centenar de piezas de cerámica de Manises de principios del siglo XIX.
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Sala 3. El holograma de la torre.
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Sala 3. Los secretos de la Torre Un holograma femenino, personificación de la torre, nos explica la historia y avatares que ha sufrido la Torre desde que se construyera allá por el siglo XII. En el centro podemos ver el aljibe de la fortaleza, que serviría para abastecer a la población en caso de tener que encerrarse dentro. Sala 4. La casa andalusí: vida campesina y vida familiar Este espacio lo constituye la antigua cocina morisca, espacio vertebrador de la vida cotidiana. El ámbito está presidido por la gran chimenea y la elevada estructura del horno de pan. Un abuelo morisco apoyado en la barandilla responde a las curiosas preguntas de su nieto. Sala 5. Comunidad campesina en el Marquesado del Zenete Aquí se intenta mostrar la vida doméstica en la casa morisca, especial-
Sala 4. Abuelo y nieto moriscos conversando.
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mente, la gastronomía con la cocción virtual de un plato de tayín. En la habitación contigua, a través de una gran cristalera, se puede apreciar todo el alzado de la fortificación islámica. Dos atriles con pantallas táctiles y una gran monitor de 42 pulgadas, se encargan de explicar los aspectos más relevantes de los monumentos mudéjares y árabes existentes en la comarca. Sala 6. Sala de audiovisuales Mediante una proyección de diez minutos se explica la llegada de los musulmanes a Hispania y la posterior evolución del poblamiento árabe en el Marquesado del Zenete. Sala 7. El agua que da la vida Un montaje de luz y sonido en el antiguo aljibe de la alquería árabe nos habla del papel que el agua tenía en el mundo árabe y del funcionamiento de dicho aljibe.
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Sala 7. Aljibe de la alquería de Ferreira.
Sala 8. Vida doméstica en la casa andalusí y morisca La presencia de un horno de pan morisco sirve como pretexto para explicar particularidades y detalles de la vida doméstica mediante un conseguido audiovisual. En la pared de la derecha podemos ver una de las esquinas de la Torre.
quería en momentos de peligro. En uno de los ángulos vemos a un personaje construyendo flechas junto a un pendón de guerra con el lema de los príncipes nazaritas “Wa la galib illa Allah” (Dios es el único victorioso).
Sala 9. La arquitectura andalusí: estructuras defensivas en el Zenete Un audiovisual proyectado en el lateral de un cajón de tapial explica los diferentes sistemas constructivos y muestra las diferentes fortificaciones de la zona. Sala 10. La Torre: vida, refugio y defensa Pero la torre sirve ante todo de protección para la población de la al-
Sala 10. Preparando flechas para la defensa.
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Bibliografía básica - ALBARRACÍN NAVARRO et alii. El Marquesado del Cenete: Historia, Toponimia y Onomástica, según documentos árabes inéditos. Granada: Universidad, 1986. - GÓMEZ CRUZ, Manuel. Alcázar: de aldea medieval a barrio de Jérez del Marquesado en la modernidad. Granada: M. Gómez, 2003. - GONZÁLEZ PALENCIA, Ángel. «Documentos árabes del Cenete (siglos XII-XV)», AlAndalus, VI (1941), Madrid, pp. 301-382. - MALPICA CUELLO, Antonio. Poblamiento y castillos en Granada. Barcelona: El Legado andalusí, 1996. - MARTÍN CIVANTOS, José María. Poblamiento y territorio medieval en el Zenete (Granada). Granada, 2007 - MARTÍN GARCÍA, Mariano, MARTÍN CIVANTOS, José María y BLEDA PORTERO, Jesús. Inventario de arquitectura militar de la provincia de Granada (ss. VIII-XVIII). Granada: Diputación Provincial, 2000. - RIVAS RIVAS, Juan Carlos. Los baños del Marquesado del Cenete. Granada: Diputación Provincial, 1982.
Para información turística visite: www.guadixymarquesado.com
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