40 palabras para decir Navarra

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40 PALABRAS PARA DECIR NAVARRA



40 PALABRAS PARA DECIR NAVARRA


TÍTULO 40 palabras para decir Navarra AUTOR Matías Múgica © Gobierno de Navarra 1ª edición, 1ª impresión (2013) FOTOGRAFÍAS · GRANDES: Salvador Arellano: viñetas 29 y 32; Asís Bastida: viñetas 10, 15, 19, 20, 21, 24 y 28; Unai Beroiz: viñetas 16 y 17; Jesús Garzaron: viñeta 27; Jose Luis Larrión: viñeta 26; Adolfo Lacunza: viñeta 37; Noemí Larumbe: viñeta 7; Villar López: 1, 4, 9, 11,12, 13, 14,18, 22, 23, 25, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39 y página 86; Jorge Martínez Huarte: viñetas 5, 6 y foto de cubierta; Enrique Pimoulier: viñetas 2, 3, 8 y 40. · PEQUEÑAS: Asís Bastida: viñetas 10, 15, 19, 20, 21 y 24; Unai Beroiz: viñetas 17 y 31; Jesús Garzaron: viñeta 27; Villar López: viñetas 1, 6, 12, 18, 25, 29, 35, 37 y 39. DISEÑO GRÁFICO Jorge Martínez Huarte IMPRESIÓN Castuera Industria Gráfica ISBN: 978-84-235-3333-6 D.L.: NA 204-2013 PROMOCIÓNY DISTRIBUCIÓN: Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra c/ Navas de Tolosa, 21 31002 PAMPLONA Teléfono: 848 427 121 Fax: 848 427 123 fondo.publicaciones@navarra.es www.navarra.es/publicaciones


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uantos visitan Navarra y conocen sus paisajes, sus pueblos, sus gentes, sus tradiciones o su pulso cotidiano, hablan indefectiblemente de diversidad, de contraste, de pluralidad, elementos que definen categóricamente el carácter de Navarra, este antiguo reino que ha acrisolado su personalidad común a lo largo de los siglos y que hoy se presenta como una comunidad dinámica y emprendedora, amante de sus tradiciones, abierta y solidaria. Por eso, al presentar al visitante la realidad de Navarra con el estrecho margen de elegir cuarenta palabras, quizás lo más prudente, más que justificar lo elegido, sea pedir excusas por las muchas omisiones cometidas y por la irremediable arbitrariedad que toda selección entraña. Pero esta publicación no pretende ser más que una invitación sugerente, una puerta abierta para que cada persona se adentre en el conocimiento de nuestra Comunidad y pueda trazar su propio camino para conocer mejor esta tierra apasionante y «decir» NAVARRA con sus propias palabras.


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01 AZUL

Color del cielo y color del mar. De ese mar que Navarra tuvo pero ya no tiene, puerto y puerta al mundo definitivamente perdidos en el siglo XIII, cuando se nos arrebató el corredor del Bidasoa que, según Estrabón, pertenecía ya a los vascones. Y aunque ocho siglos parecen tiempo suficiente para olvidar la expoliación, no lo han sido, y la nostalgia de la costa perdida parece pervivir intacta entre nosotros, como la memoria fantasmal del miembro amputado en los pacientes mutilados. Así pues, desde el siglo XIII el color azul del cielo reflejado se limita en Navarra al agua dulce, a las grandes láminas, artificiales o naturales, que siembran la superficie de su mapa: extensos embalses como el de Yesa, que el Aragón tiñe de verde, Alloz, colonizado por las velas y empeñado en componer un cuadro impresionista, o el más reciente de Itoiz que recoge las frías aguas pirenaicas del Irati y el Urrobi. Y también otros más modestos y montañeses, como el de Leurtza, Irabia o Urdalur, donde al azul se suma el reflejo verde o rojo del hayedo. Más al sur encontramos también grandes lagunas naturales: la de Pitillas o la de Lor, refugios de las aves en sus migraciones.

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02 BOSQUE

En las capas más arqueológicas de la mente humana, el bosque se opone a la tierra cultivada como el caos al cosmos, es decir, como el mundo sin ley ni norma frente al espacio ordenado y seguro. Por eso el bosque, en todas las épocas y culturas, es temible. Para el imaginario colectivo, en él viven brujas malignas, ogros antropófagos, gigantes altaneros, enanos malévolos, leones, osos, dragones, cualquier cosa menos caniches, lánguidos oficinistas y probos funcionarios. En Navarra, la selva del Irati es la representante por excelencia del bosque primigenio, profundo e inexplorado. Pero el Irati, sin embargo, desde la eliminación casi total de las fieras de Europa, es hoy un espacio amable y en parte domesticado, sobre todo en las zonas más accesibles a los turistas, como los alrededores del embalse de Irabia o los Paraísos, donde a uno le extrañaría encontrarse con el hombre lobo. Sin embargo, en este inmenso hayedo-abetal de 17.000 hectáreas, el segundo bosque más extenso y mejor conservado de Europa después de la Selva Negra alemana, abundan las zonas inextricables y de acceso casi imposible, donde el raro visitante puede hacerse la ilusión de vivir el día primero de la creación del mundo.

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03 PIEDRA

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Si no me equivoco, fue Jorge Oteiza quien inventó y primero practicó el método, muy extendido desde entonces, de explicar e interpretar nuestros gustos artísticos y nuestra mirada actual a partir de elementos prehistóricos. El método es, desde luego, altamente objetable como vía de conocimiento histórico (¿quizás poético?). Sin embargo, en ocasiones, es difícil sustraerse a la tentación de deducir lo moderno de lo antiguo; cuesta, por ejemplo, no encontrar un hilo conductor entre la abundancia de megalitos y monumentos funerarios prehistóricos construidos con piedra, que se concentran sobre todo en la Montaña, y manifestaciones de tan honda raíz popular como el levantamiento de piedras, en la que uno cree percibir cierta reminiscencia del inmemorial carácter sagrado de la piedra («huesos de la madre tierra», llama a las piedras el mito de Deucalión).Y cuando uno lee, además, los curiosos poemas en vascuence que el levantador de piedras y poeta Iñaki Perurena dedica al material básico de su deporte, que transmiten también esa misma vivencia mística, cree vivir uno de esos raros momentos de conjunción mágica entre el presente y la vertiginosa sima del pasado.


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04 ROJO

Verde, amarillo y azul reinan en el paisaje y el cielo de Navarra; son los colores de la naturaleza. El rojo, sin embargo, rara vez aparece en el entorno natural y nunca en grandes manchas sino salpicado en puntos o festones: el fogonazo rotundo de un roble americano en la arboleda, al principio del otoño, o el reguero sangriento de las amapolas sobre el trigo o la cebada en la primavera. El rojo, por lo común, es producto de la mano humana, es color de artificio, de tinte. Roja es la bandera del Reyno, que trae ensueños de la púrpura imperial, y rojo es, en Navarra, el color que caracteriza la fiesta, sobre todo los Sanfermines, en los que impera en el pañuelo y la faja del atuendo tradicional y en el capote protector del obispo patrón de Navarra. Rojo es también el color del vino, la bebida que conforta el corazón, trasunto de la sangre divina, una de las mayores riquezas de Navarra y alma de un sector profundamente renovado y transformado, a mejor, en los últimos decenios.

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05 VERDE

El verde representa la vida y la naturaleza, y ello es así porque verde es la vegetación en primavera, cuando tras la aparente muerte del invierno, la clorofila hincha de nuevo las hojas de las plantas y la vida vuelve a estallar. En Navarra el gradiente del verde se hace más intenso y más presente hacia el norte, en la Montaña, donde llegan aún frescos y húmedos los vientos del mar Cantábrico. Aquí se encuentra una extensa paleta de todos los tonos posibles, desde el verde de los prados y helechales de Baztan y la suntuosidad vegetal de parques como Bertiz, hasta el más profundo de los prados alpinos y el matiz oscuro de los abetales en los valles pirenaicos, casi ya negro en los torturados pinares de Larra. Pero también más al sur, en el reino del amarillo, el verde se desquita con fuerza en primavera tiñendo, como mancha de tinta sobre el mapa, grandes extensiones de trigales sin espigar en las dos cuencas y en las planas riberas. Y aún más abajo, cerca del Ebro, el verde, aunque en forma ya de oasis y siempre acosado por la estepa, también triunfa en la huerta ribera, quizás aún más intenso bajo la luz meridiana, en pugna con el pardo y el amarillo del entorno.

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06 VIENTO El viento sopla donde quiere, y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es también el que es nacido del espíritu. (Juan 3, 7-15) Cambiante como el espíritu, el viento prospera, como él, en la falta de obstáculo. Reina, por ejemplo, en las semiestepas ribereñas, donde nada lo para y, aliado con el agua, esculpe con mordisco incansable los túmulos fantásticos y torturados de la Bardena. El viento no forma parte del paisaje ya que, como espectro, no lo devuelve el espejo ni lo recoge la fotografía; sin embargo, estos últimos decenios ha adquirido en él un protagonismo inusitado aunque indirecto, a causa de las grandes hileras de aerogeneradores, molinos por mal nombre, que han surgido en todas partes. Metálicos trasuntos de aquellos cervantinos pero muchísimo más altos, con las aspas a 40 metros de altura, son inalcanzables para ningún Quijote que se acerque a ellos desde el fatigoso suelo. Por lo demás el brutal manotazo de sus palas se destina hoy a fines más prosaicos que el de desengañar hidalgos: los parques eólicos producen buena parte de la energía eléctrica de la comunidad y suponen también un sector industrial importante ya que en Navarra se diseñan y producen aerogeneradores para todo el mundo.

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07 BARDENAS

En origen tierra inmemorial de pastoreo y trashumancia, las Bardenas Reales han cambiado mucho, y hoy este gran páramo de más de 42.000 hectáreas al sureste de Navarra es para la imaginación colectiva más terreno de deporte, diversión y naturaleza que escenario, como antaño, de una dura lucha por la vida. A ello contribuye sin duda, en esta época de predominio de la imagen, la irrealidad casi lunar de su paisaje, torturado y azotado por un cierzo inmisericorde y presa ocasional de violentos aguaceros que antes lo arrasan que lo alimentan. La cualidad espectral de la Bardena ha hecho de ella, además, tierra predilecta de mitómanos, que siempre han gustado de poblar sus yermos con todo tipo de personajes, históricos o ficticios, e incluso delirantes, que parecen darse bien en sus laberintos de arcilla y yeso. De la tierra seca surge la figura del bandido Sanchicorrota, gran cortador de pescuezos; la triste sombra de doña Blanca de Navarra, cautiva en el castillo de Peñaflor por mor de la plúmbea imaginación de Navarro Villoslada; o los rencorosos fantasmas de tantas generaciones de pastores pirenaicos que han sacrificado aquí salud y vida al cruel invierno bardenero.

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08 VALLE

Baztan (la «muy noble Universidad de Baztan») es valle de la Navarra atlántica, formado por la cabecera del río Bidasoa (que allí recibe el mismo nombre del valle) y municipio compuesto de quince lugares repartidos alrededor de su capital y centro geográfico, Elizondo. El paisaje es arquetípico de la Navarra atlántica. Todo el año, la lluvia y la niebla perlan los helechales y praderas de su extensísimo comunal, y rara vez el hielo llega a malograr el renuevo de una planta. Por eso Baztan es el paraíso de los jardines y los parques; no por casualidad, lindando con el valle pero ya en Bertizarana, se encuentra el mayor jardín botánico de Navarra, el Señorío de Bertiz. Baztan ha sido durante mucho tiempo –hasta que se excavaron los túneles bajo Belate que lo comunican con Pamplona– un valle mal comunicado con el resto de Navarra, con el resto del mundo, cabría decir, por lo que la vida tradicional ha perdurado aquí en gran parte inmutada. Las limitaciones de la economía tradicional y ciertas costumbres como el mayorazgo han empujado durante siglos a muchos baztaneses a la emigración americana, lo que explica las nutridas colonias de naturales del valle que encontramos sobre todo en Estados Unidos y Méjico. Hoy quizás la vida ya no es tan exigente y nuevos recursos han aparecido en la estela de los cambios en el gusto turístico: cientos de casas rurales de excelente estándar hostelero y gastronómico se extienden a los rincones más recónditos del valle. Baztan es un lugar irreemplazable para contemplar la vida pausada y lenta de la tradición disfrutando de cierto confort y rodeados de una naturaleza siempre magnífica aunque profundamente humanizada, cualidades que pocos lugares han sabido conjuntar de forma tan armoniosa.

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09 PEREGRINO

Aymeric Picaud, peregrino medieval poco amigo por cierto de los navarros, guarda para Estella las únicas palabras amables de su paso entre nosotros; la ciudad le parece «rica en pan y vino, carne y pescado, y en toda suerte de delicias». Esta excepcional benevolencia tal vez se explique porque Estella era entonces un burgo de francos, refundado con emigrantes norpirenaicos en el año 1090 por Sancho Ramírez, dentro de su política de repoblación del Camino. Quizás Picaud, al encontrarse inopinadamente entre compatriotas, se sintiera devuelto a la civilización. Este carácter de ciudad de arte y de comercio que tiene Estella desde su origen medieval, ligado como se ha visto al Camino de Santiago, se percibe a cada paso. Situada a mitad de camino entre Pamplona y Logroño, es una ciudad pequeña (alrededor de 13.000 habitantes), pero con una concentración verdaderamente singular de riqueza monumental, fundamentalmente religiosa, que deja perdurable huella en la memoria de sus visitantes actuales, como antes en la del irritable galo.

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10 HISTORIA

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Leyre, desde sus orígenes en el primer milenio, es para Navarra un símbolo que representa la continuidad. Continuidad, en primer lugar, de la tradición romana. Cuando San Eulogio en 848 visita el monasterio, se asombra de encontrar en Leyre una comunidad ejemplar y una excelente biblioteca, y admira la pervivencia entre aquellas breñas de un rescoldo vivo de romanidad cristiana. A través de la noche medieval, un hilo de luz une en Leyre el crepúsculo romano con el albor político de los reinos cristianos.Y Leyre representa también para nosotros la memoria, sobre todo por su condición de panteón real y la gran importancia histórica de su scriptorium. Espiritualmente, cuando Sancho el Mayor reunió en la misma persona el cargo de abad de Leyre y de obispo de Pamplona, la decisión tuvo una carga simbólica honda y duradera, pues unificaba así la autoridad espiritual del reino y creaba en las abruptas laderas del Arangoiti una especie de segunda capital en lo divino. Y Leyre es símbolo también de tenacidad, pues su supervivencia ha sido a veces muy accidentada: el primitivo monasterio de origen eremítico fue arrasado en la campaña musulmana del siglo X, por lo que las actuales iglesia y cripta románicas son las reconstruidas y consagradas en el 1057. Tras sobrevivir con altibajos casi nueve siglos, Leyre se extinguió con la desamortización de Mendizábal y, hasta que en 1954 llegaron los benedictinos, sus actuales ocupantes, quedó deshabitado, abandonado incluso por sus más ilustres huéspedes, ya que los restos de los reyes de Navarra sufrieron diversos traslados y mudanzas hasta que volvieron a su mausoleo en 1915.


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11 MONTAÑA

Al norte de la muralla que dibujan las sierras de Urbasa-Andía, Sarbil, Alaiz, Izco y Leyre, se extiende la antes merindad y hoy comarca de la Montaña, que se corresponde aproximadamente con el saltus vasconum, la «selva vascona», de los romanos. El nombre evoca un territorio intensamente arbolado, como lo es todavía en su mayor parte la Montaña, cubierta de extensos robledales y hayedos y también de helechales y praderas gracias a un clima atlántico de muchas lluvias y temperaturas moderadas, con heladas infrecuentes. Es la Navarra atlántica, extramediterránea, todavía hoy intensamente vascófona, verde y húmeda. Desde allí, según nos movemos hacia el este, crecen la altura del relieve, el frío invernal, las heladas y la nieve hasta llegar a los valles pirenaicos, también verdes pero mucho más altos y fríos y dedicados tradicionalmente a la ganadería trashumante y a la explotación de la madera, que sacaban en almadías por sus ríos hasta el Ebro y a veces hasta el mar. Más al sur, se encuentran las dos cuencas: la de Pamplona y la de Aoiz-Lumbier, avenadas una por el Arga y la otra por el Irati, de clima y vegetación submediterráneos, cultivos cerealistas y población agrupada en pequeños núcleos.

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12 CORTE

Olite vive, como siempre lo ha hecho, a la sombra de un castillo. Ya desde su origen Oligitum fue una fortaleza, construida en el siglo VII por Suintila, que tras derrotar a las bandas de vascones que asolaban su territorio les obligó a levantar en trabajo forzado una fortificación contra sus propias incursiones. Pero el castillo que ha dado fama a Olite, y hoy es su edificio más representativo, es el que amplió, reformó y completó definitivamente en el siglo XIV Carlos III, un rey de linaje francés –como todos los reyes de Navarra desde 1234–, apodado el Noble para distinguirlo de su padre el Malo (sobrenombres ambos ampliamente merecidos). Carlos amplió el viejo castillo para crearse una residencia al gusto francés donde alojar su fastuosa corte. Destinó gran parte del recinto a jardines, algunos de ellos colgantes, a más de veinte metros de altura, que se regaban mediante un complicado sistema hidráulico. Allí cultivaba todo tipo de plantas exóticas, protegiendo los árboles del frío mediante toldos. Creó también en el palacio un pequeño zoológico con jirafas, leones, búfalos asiáticos, papagayos y camellos, una verdadera maravilla para la época. Declarado monumento nacional en 1925, constituye la mejor muestra en Navarra del gótico civil francés, y una de las más notables de Europa, con sus características torres cilíndricas rematadas por tejados cónicos de pizarra. «No hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso», así expresaba en 1446 el patricio de Ausburgo Sebastián Ilsung su admiración por Olite cuando lo visitó invitado por el Príncipe de Viana.

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13 CAPITAL

Pamplona, desde la Antigüedad, es punto de contacto y fusión de dos culturas, dos paisajes, dos lenguas. De fundación romana (Pompeyo el Grande, 75 a. C.), lleva incluso en el nombre la huella de su raíz vascónica. En la Ciudad (que es lo que significa Iruña en vascuence) se tocaban y convivían, durante su vida romana, el saltus vascón, un norte agreste y nemoroso donde la romanidad solo penetró epidérmicamente, y el ager, la llanura agraria y profundamente romanizada del sur de Navarra, división continuada y prolongada por la partición moderna entre Montaña y Ribera, dos mundos no se sabe si antagónicos o complementarios, en todo caso profundamente diferentes, que aquí se encuentran y negocian con mayor o menor fortuna su acoplamiento. Pamplona, vascona y romana, siguió más tarde recibiendo, y asimilando, otras comunidades, sin que en el encuentro entre lo indígena y lo importado pudiera evitarse siempre la violencia, a veces terrible, como en la cruenta guerra entre los burgos francos y la ciudad autóctona a fines del siglo XIV. Desde 1423 Pamplona es, institucionalmente, una sola ciudad y hoy continúa su labor, quizás más intensa que nunca, de recepción y acomodación de lo foráneo en lo propio. Situada en el centro geográfico aproximado de Navarra, es una capital populosa para el tamaño de la comunidad, ya que su área metropolitana reúne a más de la mitad de sus habitantes.

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14 RIBERA

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La Ribera, que abarca aproximadamente el tercio inferior de Navarra, es, como indica su nombre, una tierra marcada y modelada por el río Ebro y sus tres afluentes pirenaicos, Arga, Ega y Aragón, que han creado sus extensas llanuras aluviales («planas») y numerosas terrazas fluviales. El agua es también responsable de la tremenda erosión, que ha creado paisajes esteparios y retorcidos como los de los cabezos bardeneros. Sobre este paisaje extenso y tabular, de estepa, al que paradójicamente no le falta el agua por la proximidad del Ebro y por la creación moderna de numerosos canales de regadío, se ha desarrollado desde antiguo una intensa actividad agrícola, conocida ya por los romanos (era el ager vasconum, el campo vascón). La ribera, zona profundísimamente romanizada («como la que más de la Península», dice Julio Caro), tiene a la tríada mediterránea de vid, cereal y olivo como cultivos predominantes. A esta tradición se sumó, a finales del primer milenio, la sabiduría hortelana de los musulmanes (Tudela fue parte de Al-Ándalus hasta el siglo XI), que introdujeron un variado policultivo intensivo y nuevas técnicas en las fértiles huertas riberas. Recientemente, en el siglo XX, se introdujo el espárrago, que ha llegado a ser emblemático de la zona.


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15 ROMA

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En su guerra contra Cartago las primeras legiones romanas llegaron a comienzos del siglo II a. C. al valle del Ebro, donde Graco fundó el 176 a. C. Gracchurris (actual Alfaro) en territorio vascón. Las relaciones de los invasores con los vascones parecen haber sido en general de buena amistad. En el 89 a. C., por ejemplo, Cneo Pompeyo Estrabón concedió el privilegio de la ciudadanía romana a un escuadrón de caballería indígena del que formaban parte nueve vascones. Poco más tarde, su hijo Pompeyo el Grande se refugió entre los vascones para pasar el invierno del 7574 a. C. en su guerra con Sertorio. Acampó junto a un poblado vascón y fundó allí, según patrón romano, una ciudad que llamó Pompelo (Pamplona), situada estratégicamente en el cruce de la gran calzada que unía Astorga con Burdeos salvando el Pirineo por Ibañeta, y la de menor entidad, mencionada por Estrabón, que iba de Tarragona al Cantábrico. Otras ciudades romanas en Navarra fueron Andelos, Cascantum (Cascante), Cara (Santacara) y Oiarso (Oyarzun-Irún). Entre estas ciudades se extendía una tupida red de calzadas que les permitía el comercio entre sí y con las más lejanas, red de la que quedan miliarios y fragmentos por toda Navarra. Más tarde, a fines del siglo III, la vida urbana decayó y nacieron las villas, es decir, grandes fincas rurales donde un propietario vivía con su familia y sus servidores de forma autosuficiente, aunque a veces muy lujosamente, como dejan intuir los magníficos mosaicos de la villa de las Musas de Arellano.


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16 PIRINEO

De los tres valles pirenaicos que en el extremo noreste de Navarra cortan la cadena de norte a sur en la dirección en que sus ríos descienden hacia el Ebro, Roncal es el más oriental, en la linde con Aragón. Es también el más alto, el más frío y el más pirenaico. Aquí se encuentra la máxima altura de Navarra: la Mesa de los Tres Reyes (2.400 m), y la abundancia y persistencia de la nieve permiten la práctica invernal del esquí. Forman el valle siete pueblos, con sendos ayuntamientos, reunidos en una junta de origen medieval que gestiona los problemas del comunal.Y es que Roncal posee una antiquísima organización por la que, fuera de los términos urbanos, todo el territorio del valle, tanto pastos como bosques, se considera propiedad indivisa. Tradicionalmente, los roncaleses se han dedicado a la ganadería, principalmente a la trashumancia de ovejas. Cinco meses al año apacentaban su ganado en los pastos de altura y, con la llegada del invierno y la amenaza de la nieve en los puertos, viajaban al sur a pasar el invierno en la Bardena, de la cual Roncal era congozante. Este cambio brusco de pasto, dos veces al año, de las praderas subalpinas a las rastrojeras de la Bardena, daba al queso roncalés su peculiar y reputado sabor. Aún hoy, los pastores roncaleses siguen bajando por la inmemorial cañada, aunque ya no siempre a pie, a invernar a la Bardena donde entran el día de San Miguel.

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17 GESTA

El nombre de Roncesvalles tiene resonancia universal debido a la gran derrota que el año 778 sufrió Carlomagno en sus alrededores (el lugar preciso se desconoce), derrota inmortalizada –tiene cierta ironía– por juglares franceses en la Chanson de Roland. Situado al pie de Ibañeta, puerto y paso pirenaico importante ya para los romanos (el Summus Pyrenaeus), Roncesvalles constituye un hito esencial del Camino de Santiago, la gran arteria cultural, comercial y espiritual de la Edad Media europea.Ya en 1127 consta la existencia aquí de una hospedería jacobea, pero la actual Iglesia-Colegiata, escondida entre hayedos y abetales, la construyó y dotó espléndidamente en el siglo XIII el rey de Navarra Sancho VII el Fuerte, que la eligió también para albergar su sepultura. La explanada de acceso al conjunto nos conduce hacia la Casa Prioral y el Museo Biblioteca para después entrar a las principales construcciones. Entre ellas, llama la atención la iglesia colegial de Santa María porque reproduce fielmente modelos góticos franceses de la región de París, inspirados en Notre Dame. Su altar mayor está presidido por una talla gótica de la Virgen, revestida de plata, de aparición, naturalmente, milagrosa. Pero Roncesvalles es digno de visita no solo por sus monumentos sino también, y quizás más, por su emplazamiento y entorno, en un extremo de la llanura de Burguete y Espinal, a 1.000 metros de altitud, en un extraordinario paisaje pirenaico visitado a menudo por la nieve, de grandes bosques de hayas y abetos y extensos pastizales de montaña. No por casualidad escogen Roncesvalles como punto de partida la casi totalidad de los peregrinos jacobeos españoles.

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18 CRISOL

Al sur de Navarra, entre la mancha parda de la Bardena y el verde profundo de la huerta ribereña, se encuentra la segunda ciudad en tamaño e importancia de Navarra,Tudela.Tudela, ya mencionada en un epigrama de Marcial, se hizo ciudad (madinat Tutila la llamaban los árabes) cuando en el siglo VIII la fundó o refundó con población musulmana el emir Alhakam I, que construyó un castillo, le dio murallas y la dotó de edificios y de una gran mezquita. Devuelta a la Cristiandad por Alfonso el Batallador (1119), sobre aquella mezquita se levantó, según era habitual, la colegiata cristiana, actual catedral de Santa María, que todavía hoy es la joya artística de la ciudad. Es monumento nacional desde 1884 y posee un extraordinario claustro y portada románicos y una luminosa nave central gótica. El tópico, acertado como suele, sostiene que la ciudad fue, en sus más de 300 años de vida islámica, crisol de las tres grandes culturas hispanas medievales: musulmanes, judíos y cristianos. Fue, singularmente, un gran centro de cultura hebraica, con representantes como Benjamín de Tudela, en la segunda mitad del siglo XII, que escribió en hebreo una relación de su largo viaje hasta Mesopotamia y Persia; o Yehuda Ha-Leví, filósofo y médico y el mayor poeta judío medieval, sobre todo en hebreo, aunque también en romance (jarchas). En la actualidad Tudela es un activo foco económico, donde se combinan la actividad comercial e industrial con la agraria, basada en la selecta producción de su riquísima huerta. Sus verduras y hortalizas, de calidad inigualable, han servido también para desarrollar una gastronomía local de gran prestigio.

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19 ORIGEN

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En torno al cambio de era un pueblo prerromano, los vascones, ocupaba el territorio de la actual Navarra y parte de las tierras circundantes. No constituían, al parecer, un grupo demasiado homogéneo ni política ni culturalmente, ya que los romanos distinguieron claramente entre los vascones del norte, que ocupaban la llamada selva vascona (saltus vasconum) y los del sur, que vivían en el campo vascón (ager vasconum), con límite difuso entre ambos. El saltus, a la llegada de Roma, permanecía anclado en modos de vida propios de la Edad del Bronce, practicando una agricultura y ganadería de subsistencia y viviendo en pequeñas aldeas e incluso cuevas y abrigos naturales. Se romanizó poco. En las tierras llanas del sur de Navarra, en cambio, que ya habían recibido en los siglos inmediatamente anteriores la influencia de iberos y celtas, predominaba la agricultura, y la población vivía en núcleos mayores. Este territorio se romanizó muy profundamente («como el que más de la Península», en palabras de Caro Baroja). La romanización barrió, además, las lenguas celtas, cuyo uso en Navarra está bien atestiguado. A pesar de las grandes variaciones de sus límites, el solar originario de los vascones siempre ha formado parte del territorio de Navarra a través de todas sus vicisitudes, y constituye la base humana, el fondo primordial del reino de Navarra y de su continuadora actual, la Comunidad Foral, en la que todavía pervive aquella raíz primitiva, que le proporciona algunos de sus rasgos más distintivos y peculiares.


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20 CUMBRE

Una guía romana del siglo III, el Itinerario de Antonino, menciona a los pies del Aralar una statio de la calzada XXXIV Astorga-Burdeos, llamada Araceli, nombre que tradicionalmente se identifica con el de Arakil e incluso se supone fuera latino y señalara la presencia de un templo romano en el actual emplazamiento del santuario. Araceli sería un ara caeli un «altar que toca el cielo» (como sugiere también la coletilla latina de excelsis que acompaña al nombre de San Miguel).También la abundancia excepcional de megalitos en el entorno y la inmemorial y profunda devoción popular al arcángel sugieren una continuidad de culto muy antigua en el lugar, aunque este no fuera siempre el mismo. En todo caso, el santuario de San Miguel en el Aralar desprende un aura innegable y posee cierto carácter mítico, no solo por la grandiosidad de su paisaje y arquitectura, sino también por la fuerza de la iconografía de San Miguel: arcángel guerrero, jefe de los ejércitos celestiales, representado en armas y con coraza, como matador del dragón, al que aplasta con los pies; y, además, aquí, decapitado, sosteniendo sobre su cercenada cabeza, en gesto de oscuro simbolismo, la cruz. Todo ello contribuye al indudable magnetismo del santuario, escenario, además, de extrañas leyendas medievales, o quizás anteriores, como la del involuntario parricida Teodosio de Goñi, nuestro rústico Edipo, que aún imaginamos vagar entre las torcas de la sierra calzado con zapatos de hierro, expiando su horrendo crimen.

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21 TEMPLO

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«Eunate y sus enigmas», titulaba Jimeno Jurío su trabajo sobre la iglesia románica de Santa María de Eunate en Valdizarbe, y ofrecía a continuación una lista de ellos: ¿Cuál es el origen de esta iglesia solitaria? ¿Perteneció realmente a la Orden del Temple? ¿Fue iglesia cementerial del Camino de Santiago? ¿Fue iglesia de un antiguo pueblo luego abandonado? ¿Tuvo una linterna de muertos sobre su cúpula? Preguntas sin respuesta cierta y rodeadas además de hipótesis contradictorias. Sin negar interés a estas cuestiones, se diría que el verdadero enigma de Eunate es, sencillamente, el de su atractivo: por qué esta iglesia, y no otras que utilizan parecidos elementos, despierta una emoción estética tan intensa. El enigma, en este y otros casos, es la belleza, porque a lo que parece lo verdaderamente importante, lo esencial, resiste siempre a los análisis, idea quizás reconfortante, si bien se mira. En todo caso, este delicado prisma de piedra alzado a la vera del ramal aragonés del Camino deja en la retina del visitante una huella duradera.Y más aún, claro está, si este es dado a lo que Jurío llama «fábulas templarias», como las que montó Iturralde y Suit en el siglo XIX y desmontó minuciosamente, 50 años después, J. M. Lacarra; lo cual, como suele suceder, no ha conseguido evitar que el esoterismo se haya adueñado de Eunate y haya tejido a su alrededor una tupida red de quimeras (corrientes telúricas, vírgenes negras, cámaras iniciáticas, cultos precristianos, etc.).


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22 FUEGO

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Muchos oficios tradicionales de Navarra giran en torno al fuego o lo tienen por motor o agente, singularmente aquellos que los antiguos ponían bajo la protección de Vulcano, relacionados con la extracción y el trabajo del metal: metalúrgicos, herreros, fundidores, ferrones que liberaban el metal de la matriz impura de la mena. Todos son hoy oficios residuales en Navarra, a diferencia de lo ocurrido en otros lugares, donde la tradición medieval del fuego tuvo continuidad industrial. Las antiguas ferrerías encaramadas al monte buscando la cercanía de las minas y de la madera que las alimentaba han quedado relegadas a la arqueología. El olagizon, el mítico ferrón de la Montaña de Navarra, ya no existe y pocos herreros quedan en Navarra que sigan ejerciendo su arte milenario. Y también hace ya tiempo que la matriz cónica de las carboneras ha dejado de iluminar, como roja luciérnaga, la noche inmemorial del bosque navarro. El fuego, tanto en la industria como en la vida diaria, ha adquirido hoy formas más domesticadas y ni siquiera se usa ya en la cocina, donde la «económica» es ya antigüedad o decoración. Y, sin embargo, el fuego del hogar, perdida ya toda finalidad práctica, conserva aún para el común de la gente el carácter sagrado del ignis latino, lo que explica la presencia en tantas casas de un altar, en figura de chimenea, dedicado al fuego.


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23 LENGUAS

La historia lingüística de Navarra está marcada, desde que hay noticia histórica, por la variedad: ya en la Antigüedad parece que las grandes lenguas hispánicas del momento, el ibero y, sobre todo, el celta hispano, estuvieron en uso en el sur y el centro de Navarra, con abundante huella epigráfica. Como en otros lugares, estas lenguas fueron barridas totalmente por la romanización, que trajo consigo el latín y sus posteriores evoluciones locales en forma de romances. La continuidad lingüística la marca en Navarra el euskera. El euskera o vascuence, única lengua indígena que sobrevivió a la romanización de Hispania, siguió siendo utilizada durante toda la Edad Media y Moderna en parte de Navarra, en concurrencia con diversos romances, bien autóctonos, como el romance navarro, o importados, como el occitano, lengua ultrapirenaica que trajeron consigo las comunidades francas atraídas a las villas y ciudades del Camino de Santiago; y, finalmente, el castellano, que ha llegado a ser lengua común y ampliamente mayoritaria de la población. El euskera, que perdió gran parte de su territorio en el siglo XIX y XX, es hoy hablado por el 11,9 % de los ciudadanos navarros.

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24 PUENTE En la mitología de todo tiempo y lugar, y en su continuador moderno el psicoanálisis, el motivo del puente aparece siempre cargado de simbolismo religioso. Como artefacto que sirve para pasar al otro lado, el puente representa los dos grandes tránsitos del ser humano: la muerte y el nacimiento, el paso al más allá o la llegada al más acá desde el sosiego primordial e indiferenciado del seno materno. El puente, en todo caso, en los arquetipos simbólicos de la especie humana, es más que simple arquitectura. En Navarra aparece una y otra vez en la toponimia dando nombre a términos y poblaciones, tanto en romance (Puente la Reina) como en vascuence (Zubiri, la «villa del puente»). A Puente la Reina el nombre le viene del espléndido puente románico que mandó construir en el siglo XI una incierta reina de Navarra para facilitar a los peregrinos jacobeos el cruce del río Arga, profundo y caudaloso en este punto donde se unen los dos grandes ramales del Camino. Hablando sin chauvinismo, en la medida en que esto es posible para un navarro, el puente de esta localidad es una de las obras civiles más espectaculares de todo el románico español y de toda la ruta jacobea.

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25 CAMINO

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Durante toda la Edad Media, a partir del siglo X, un verdadero río humano de gente de toda condición país y lengua pasó por Navarra en peregrinación a la tumba del apóstol Santiago en Compostela. Los caminantes, llegados de toda Europa, se concentraban en Francia ante la barrera de los Pirineos y la cruzaban bien por Roncesvalles (el Camino Francés), para ir luego de ahí a Pamplona y Puente la Reina; bien por Somport, en Huesca, el Summus Portus romano, para entrar en Navarra por Sangüesa y unirse con el Camino Francés en Puente. Los peregrinos jacobeos trajeron consigo nuevas ideas, nuevos conocimientos, nuevos estilos de arte y nuevas lenguas. Para ellos se construyeron hospitales, iglesias y albergues que aún hoy forman parte del patrimonio artístico de Navarra. El Camino produjo también grandes trasvases de población, como el de los francos occitanos que, invitados por los reyes de Navarra, acudieron a partir del siglo XI a poblar las villas y ciudades del Camino, y constituyeron una comunidad floreciente y diferenciada hasta el fin de la Edad Media.


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26 FIESTA

¿Qué decir de la Fiesta, qué decir de los Sanfermines, o mejor dicho, qué más decir de ellos? Desde su popularización internacional por obra de Hemingway y sus seguidores en los años 50, ha sido tal la mediatización de esta fiesta, tal la avalancha texto-audio-visual que se ha volcado sobre ella, que volver a hablar de San Fermín, describirlo, contar a nadie lo que es, parece superfluo. ¿Quién no sabe de San Fermín todo lo que se puede saber, incluidos, por supuesto, los que nunca lo han visto? Aunque quizás no. Quizás San Fermín en el fondo sea una fiesta más desconocida de lo que se cree, y quizás la inmensa difusión mediática que le ha caído encima haya sido en el fondo tan insulsa y superficial como suele y no haya ni rozado el cogollo del asunto. Quizás a San Fermín le pase, en definitiva, lo que a Venecia, que debajo de la espesa capa de turistas, excavando bien, sigue ahí contra todo pronóstico y, aunque medio muerta, todavía colea.Y quizás, en definitiva, el cogollo de San Fermín tampoco sea demasiado complicado y no hagan falta catedráticos de Antropología para explicarlo: comida, bebida, música y baile son el material universal de la fiesta, y quizás San Fermín no sea mucho más, aunque eso sí, en nuestro caso todo elevado a dimensiones no diremos que cósmicas por no exagerar, pero francamente excepcionales.

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27 SABOR Y de repente surgió el recuerdo. Aquel gusto era el del pedacito de magdalena que mi tía Léonie… La capacidad de un sabor para activar la memoria involuntaria sirve a Proust para comenzar su evocación del pasado. En esto, si no en otra cosa, los navarros somos muy proustianos, pues también a nosotros, como al narrador de En busca del tiempo perdido, cuando probamos ciertos platos se nos pierde la mirada en el vacío, fulminados por la reaparición inesperada de nuestra infancia en el presente. ¿Cuáles son estos platos que componen nuestra arqueología gustativa? La lista es bastante uniforme para todos los navarros: el ajoarriero, claro, ese guiso de bacalao desmigado con ajo, pimientos secos y tomate, característico de Navarra; el relleno, una morcilla blanca que lleva huevo en vez de sangre, hecha con arroz, tocino y azafrán; los menudicos de cordero; el cordero al chilindrón; el txuri ta beltz; los espárragos frescos cocidos y servidos tibios con vinagreta; las alcachofas, flor de la huerta, con jamón o con almejas; la menestra de verduras; los pimientos del piquillo, ya sean crudos con sal, ajo y aceite, o guisados en cazuela de barro con ajo y algo de azúcar; la chistorra, embutido de cerdo exclusivo de Navarra; las pochas, una variedad especial de alubia que se recoge sin madurar; la cuajada… sabores tan característicos de Navarra que constituyen nuestro breviario gastronómico-sentimental común. Porque la identidad, la personal como la colectiva, no lo olvidemos, comienza en el paladar.

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28 LEYENDA

¿Quién pudo contar al maestro cantero, probablemente francés, de Santa María la Real de Sangüesa la saga del héroe medieval escandinavo Sigurd, que por encargo de Regin, el herrero, mató al dragón Fafnir para quitarle un pellejo lleno de monedas de oro? Regin forjó para Sigurd varias espadas, que se rompieron todas en la prueba, hasta que juntando los pedazos de una antigua espada rota, forjó Gram, espada indestructible con la que Sigurd mató por fin a Fafnir. ¿Cómo llegó esta historia de vikingos a aparecer, encajada entre el Juicio Final y los doce apóstoles, en esta iglesia románica de Navarra, donde, en efecto, vemos en la enjuta derecha de su portada a Regin, insidioso Prometeo nórdico, ensamblar a martillazos los pedazos de Gram bajo la mirada de Sigurd y a éste, más arriba, hundir su espada en el corazón de Fafnir? La respuesta es, naturalmente, el Camino de Santiago; solo el aluvión humano de toda lengua y condición que lo recorría puede explicar este brote de mitología escandinava en la Navarra del siglo XI. Sin ocultar que no todos los especialistas están de acuerdo en la interpretación de las figuras, hay que reconocer que la insólita excursión medieval de Sigurd-Sigfrido por estas tierras de Sangüesa es tan sorprendente y tan sugerente, que aún admitiendo la duda, cabe acogerse al dicho italiano: se non è vero…

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29 AMARILLO

En el lienzo del paisaje de Navarra, los tonos amarillos se concentran en grandes manchas en la Zona Media y la Ribera: es el color de los trigales espigados al principio del verano en las dos cuencas y en las planas riberas; el amarillo granuloso y dorado de la piedra arenisca en las lápidas, estelas, iglesias y miliarios dispersos por sus pueblos, o el color del limo y la tierra torturada por los aguaceros en la Bardena. Aquí, en la Navarra más meridional, el amarillo es, además, el color del sol y de su luz, que reina en los atardeceres de verano en la Ribera, donde todo, tierra, luz, trigo y rastrojo, se asocia para darle preeminencia. Pero también más al norte, en el corazón del verde, aflora cada año en el otoño una poderosa veta de oro en los grandes hayedos de noviembre, en las hojas dentadas del arce amontonadas en los ribazos. Y también fuera del paisaje, en toda Navarra, el ojo observador descubre aquí y allá mil destellos amarillos, ya sea en el oro verdoso del aceite en el trujal, en el brillo marfileño del espárrago o en el trasluz dorado de los vinos blancos de Navarra.

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30 FUERO

Probablemente Navarra sea, de las comunidades españolas, la que más viva conciencia conserva de ser heredera de un estado medieval, de haber sido un reino, pese a los cinco siglos transcurridos desde que su último monarca exclusivo cruzó el Pirineo a uña de caballo camino del exilio. La larga y tenaz pervivencia de la memoria en esta tierra se debe sin duda a las especiales circunstancias de la incorporación a la monarquía hispánica, que, aunque iniciada por la fuerza de las armas, lo fue bajo la forma de unión entre iguales, en la que el sistema legal del reino, el Fuero, era respetado. El Fuero, el ordenamiento medieval navarro, es fundamental y característicamente diferente de otros sistemas cercanos: mientras en la Europa medieval los reyes dictan las leyes a sus súbditos y no están sometidos a ellas, en Navarra deben jurar primero las leyes del lugar para ser aceptados como señores. La monarquía en Navarra es, desde el origen, fruto del pacto entre los navarros y el titular del poder. Y así siguió siendo tras la conquista de 1512, ya que los reyes de España, hasta las guerras carlistas, renovaron siempre el inmemorial pacto entre el poder y el pueblo jurando respetar el Fuero. Tras la llegada de la democracia, en 1982 se promulgó el Amejoramiento del Fuero, nuevo pacto con el Estado, similar en sus efectos a un estatuto de autonomía, pero diferente en su esencia, como queda deliberadamente reflejado en el nombre de Comunidad Foral que se reconoce a Navarra a diferencia del resto de comunidades autónomas españolas.

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31 TORO

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«La tierra del toro», tituló Alicia Mª Canto un importante trabajo sobre los vascones publicado en los Archivos de Arqueología (1997). Sostiene la historiadora, en efecto, que el culto al toro y a una diosa lunar relacionada con él es el elemento más definidor del territorio vascón en la Antigüedad, y aduce en prueba las numerosísimas aras y estelas de época romana con representaciones de toros, cabezas de toro, cuernos y crecientes lunares, distribuidas por toda la zona, así como la práctica del taurobolio, el sacrificio ritual del toro, atestiguada entre los vascones. Con estos ilustres antecedentes, no extraña que todavía hoy en Navarra el toro y el ganado bravo en general sean objeto de devoción popular, que se manifiesta en el amor por la tauromaquia y en la arraigada afición a correr vacas y vaquillas en las fiestas del centro y sur de Navarra. El toro es también, naturalmente, la imagen de marca de San Fermín, en cuyos carteles anunciadores casi nunca falta su silueta de una forma u otra. Y lo es, sobre todo, por el encierro, más característico entre nosotros que la corrida, aunque quizás más debido a la desmesurada difusión mediática del encierro de San Fermín que a que este sea un elemento exclusivo de Navarra, que no lo es.


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32 AGUA

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Entre el puente de Castejón y la presa de Las Norias de Tudela, encontramos a orillas del río Ebro algunos de los mejores paisajes fluviales de Navarra, en las reservas naturales de Ramalete y la Remonta, los sotos (arboledas de ribera) de Arguedas, Vergara y Murillo las Limas y los tudelanos de las Norias, la Mejana y los Tetones. Aquí, en efecto, el río es más caudaloso pues ya ha recibido las aguas del Ega, Arga y Aragón y además no está encauzado artificialmente, ya que aquí las terrazas naturales eran ya dique suficiente contra las riadas. El cauce del Ebro en esta zona alcanza en algún tramo grandes proporciones: hasta 1.000 metros en el meandro del Ramalete. Aguas abajo de Tudela, en cambio, el canal de Tauste y el canal Imperial restan fuerza y belleza al río. Estos bosques fluviales, además, se han regenerado mucho en los últimos años desde que ya no soportan la presión roturadora de los agricultores y pastores de la comarca de Tudela, que solían traer sus rebaños a pastar en ellos, lo cual no ha hecho sino aumentar su belleza y su encanto.


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33 HOSPITALIDAD

La hospitalidad es virtud acendrada en el carácter de la gente de esta tierra. En la Edad Media, cuando Sancho III el Mayor estableció el Camino Francés como ruta «oficial» de la peregrinación a Compostela, mandó fundar pueblos e hizo construir caminos y puentes y erigir «hospitales» (albergues) donde los peregrinos pudieran recibir cama y comida, calor y ánimo. Esta tradición de hospitalidad ha tenido continuación: actualmente, las fiestas de Navarra, las de su capital del 7 de julio y las de cualquier rincón de su geografía, son una invitación abierta a todos, donde cualquiera, natural o foráneo, participa en la misma condición de la alegría común, y recibe, sin exclusión alguna, la bienvenida afable de quien se siente honrado por atender a todos. Este carácter abierto y próximo de los navarros, casi proverbial, es también apreciado por quienes hoy nos visitan como turistas, para disfrutar de nuestros paisajes, monumentos, fiestas o delicias gastronómicas, y eligen para alojarse casas rurales u otros establecimientos próximos a la gente, lo que les permite percibir su tradicional simpatía y conocer más de cerca su carácter. Hoy como ayer, Navarra acoge a todos con sincera amistad, con los brazos abiertos y de todo corazón.

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34 CASA

La casa en Navarra, se titula la que, en opinión del propio autor, fue quizás la obra más original e intensa de Julio Caro Baroja, publicada en 1983, fruto de muchos años de trabajo y de «mucho empeño por desentrañar todo el problema del hombre en relación con su vivienda». Curiosamente, la conclusión más importante de don Julio es que casa navarra, como tal, no la hay. Quizás por eso, con su acostumbrada precisión, tituló la obra La casa en Navarra. Caro señalaba un gran contraste, determinado por las condiciones ambientales, entre la casa del norte de Navarra y la de la Ribera: «La casa del Norte, cerca del Pirineo, es propia de personas que han vivido mucho hacia adentro, y las construcciones tienen estructuras muy sólidas. La vivienda de la cuenca del Ebro, con un clima menos duro, tiene un cierto aire secundario, más frágil, donde la vida se hace más hacia el exterior». Pero aunque no exista casa propiamente navarra, Caro opinaba que de ciertos tipos, se encuentran en Navarra los mejores ejemplares, como sucede, pongamos por caso, con las casas-torre de estructura de madera del Bidasoa o las casas de ladrillo, que traen reminiscencia de la arquitectura clásica o romana. Por otro lado, encontraba ciertos elementos que, sin ser exclusivos, cobraban una especial significación en Navarra, como las planificaciones medievales con esquemas geométricos o la existencia, muy común, de barrios segregados.

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35 TRADICIÓN

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Último rescoldo del paganismo derrotado o simple reacción de rebeldía contra el ayuno de Cuaresma, el Carnaval fue fiesta de muchísima importancia en la Navarra medieval, como en toda Europa. La modernidad, sin embargo, trajo su declive, combatido por la Iglesia, contumaz enemiga de una fiesta rica en excesos de toda laya, danzas, música, extrañas comparsas, disfraces (con su impunidad), inversión de papeles sociales y poco ortodoxos rituales de protección; y despreciado también por las élites sociales, siempre recelosas de una fiesta cuyo carácter subversivo las excluía. También en Navarra el carnaval dejó de celebrarse en gran número de localidades, incluso con intervención política directa tras la Guerra Civil, cuando las autoridades prohibieron los pocos que quedaban. El carnaval de Lanz, por ejemplo, uno de los más conocidos de Navarra, sobrevivió milagrosamente gracias a la intervención de los Baroja, que en 1963 convencieron a los lugareños de retomarlo y lo recogieron en un laureado documental.Tras varios años de desaparición, volvió a verse recorrer las calles de Lanz al estrafalario gigantón Miel Otxin, acompañado en su pasión por los txatxos y el monstruoso hombre-saco Ziripot, hasta que el martes de carnaval Miel Otxin se encuentra con el destino en la forma de su fusilamiento y posterior quema, actos que simbolizan sin duda la destrucción genérica del mal más que un hecho histórico concreto. Este valor de protección contra las fuerzas oscuras, contra esos espíritus malignos que veinte siglos de cristianismo no consiguieron arrancar del todo del alma popular, se percibe también claramente en otro de los grandes carnavales rurales de Navarra: el de IturenZubieta, donde la comitiva de los joaldunak («cencerrados») atruena la vega del Ezkurra con el fragor de enormes cencerros atados a sus cinturas, utilizando para ahuyentar el mal y los espíritus malignos otro de los remedios más acreditados para ello, el de dejarlos sordos.


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36 CONSTRUIR

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Aunque en Europa la modernidad arquitectónica surge en los años 20 y 30 del siglo pasado, en Navarra solo comienzan a sentirse sus efectos bastante más tarde. Todavía hace cincuenta años Navarra era, no un páramo arquitectónico, pero sí un reducto de la más estricta tradicionalidad, rota solo por los fogonazos modernistas del Primer Ensanche y plaza de San Nicolás, y los solitarios vuelos expresionistas de Víctor Eúsa, uno de los mejores arquitectos que ha dado Navarra. Fue en los años 60 del siglo xx cuando se dio el salto al futuro –a nuestro presente– en los nuevos barrios de Pamplona, coincidiendo con la fundación en 1964 de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra que fue –y es– quizás el elemento clave de la renovación. Esta modernidad, aunque tardía, prosperó, y continúa dando en Navarra excelentes arquitectos y arquitecturas que dejan rastro indeleble en la retina del visitante. La profusión de edificios notables y de buen urbanismo hace que toda selección sea forzosamente injusta: es sin embargo difícil no mencionar el campus de la Universidad Pública de Navarra y el Museo Jorge Oteiza, ambos obra de Francisco Javier Sáez de Oiza; o algunas obras de Rafael Moneo, como la plaza de los Fueros, la restauración/reconstrucción del palacio de los Virreyes, hoy archivo de Navarra, o las espectaculares bodegas Julián Chivite; y también los 63.000 metros cuadrados del Palacio de Congresos y Auditorio Baluarte, de Patxi Mangado. Entre los edificios y actuaciones más recientes, destacan el edificio del CENER (2004), el del CIMA (Centro de Investigación Médica Aplicada), también de 2004, la Nueva Biblioteca General y Filmoteca de Navarra o la admirable restauración del palacio renacentista del Condestable.


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37 APRENDER

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El siglo pasado fue en Navarra, como en España, el del boom de la Educación. Por primera vez en la historia se consiguió que toda la población en edad escolar asistiera efectivamente a las escuelas y adquiriera una formación mucho más sólida que la precaria que proporcionaba la escolarización anterior, muchas veces esporádica. Esta universalidad educativa comenzó, naturalmente, por la enseñanza elemental, que ya en el siglo XIX destacaba en Navarra por su calidad, debido a que la autonomía fiscal de la Diputación Foral le permitía dedicarle recursos que otras provincias no tenían. De ahí, como mancha de aceite, se fue extendiendo, aunque con lentitud, hacia niveles más altos, primero a la enseñanza secundaria, que todavía en 1950 solo impartían en Navarra dos institutos de Pamplona (uno de chicas y uno de chicos). Y de ahí, a la Universidad. A principios de los años 60, la Universidad de Navarra, dependiente del Opus Dei, permitió por primera vez a los navarros acceder a los estudios superiores sin salir de su tierra. Y en 1987 vimos por fin cumplirse la aspiración largo tiempo acariciada de una universidad pública en el Reyno, al fundarse la Universidad Pública de Navarra, con un campus sobre el río Sadar diseñado por uno de los mejores arquitectos de Navarra y de España: Javier Saez de Oiza. Y quedó completado el círculo.


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38 ARTE

Como era de esperar en una sociedad todavía muy rural hasta hace poco, la modernidad artística, como tantas otras, ha sido de entrada tardía entre nosotros. Fuera de la imaginería tradicional, las artes figurativas no han dado frutos de demasiada consideración en Navarra hasta tiempos recientes. En la primera mitad del siglo XX, solo la figura solitaria de Fructuoso Orduna merece reseñarse. La irrupción de las vanguardias y la modernidad artística se produce con la celebración, de mano del empresario navarro Félix Huarte y su hijo Juan, de los famosos Encuentros de Pamplona el año 72, sorprendente estallido de turbulencia artística –y política– en el más bien plácido y convencional estanque del arte navarro. Desde entonces, la renovación y la actualización han sido profundas –como ha sucedido también en otros campos como la arquitectura–, y el arte contemporáneo ha tomado carta de naturaleza entre nosotros: en escultura Alfredo Sada, Faustino Aizkorbe o Clemente Ochoa, son exponentes de este conseguido afán rupturista y renovador. No podemos dejar de mencionar también, aunque solo fuera navarro de adopción, al finado Jorge Oteiza, que legó a Navarra su valioso patrimonio personal, recogido hoy en el Museo Jorge Oteiza. En pintura, las vanguardias abstractas llegaron de la mano de Julio Martín-Caro y Mariano Royo. Tras ellos, vino una generación de la que podrían entresacarse muchos nombres: Manterola, Eslava, Salaberri, Morrás, Baquedano, en las más diversas técnicas y estilos.

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39 INNOVAR

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La vida industrial y empresarial navarra es intensa: además de una tupida red de empresas locales de todo tipo y dimensión, unas ciento veinte empresas multinacionales están asentadas en suelo navarro, entre las que destaca Volkswagen, que produce en Navarra unos trescientos mil turismos al año, con enorme repercusión en industrias auxiliares, especialmente del metal. Navarra alberga también industrias alimentarias, textiles, químicas y de papel, artes gráficas, cemento, calzado, plásticos, electrodomésticos cerámica y materiales de construcción, en un panorama bastante diversificado. Todas estas industrias tienen en común un esfuerzo general de investigación e innovación que pone a Navarra en muchos campos en la vanguardia española. Además de esta investigación industrial, también es intensa en Navarra la investigación científica, realizada en sus dos universidades. De hecho una investigación alimenta a la otra: Por eso la UPNA tiene una Oficina de Transferencia de Resultados de la Investigación dedicada exclusivamente a difundirlos en el mundo empresarial Destaca en Navarra la investigación en biomedicina, centrada sobre todo en el CIMA, el Centro de Investigacion Médica Aplicada, vinculado directamente a la facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, que ha registrado gran número de patentes en los campos de la oncología, las terapias génicas, la hepatología, la neurología y la cardiología.


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40 SOLIDARIDAD

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La emigración solidaria tiene en Navarra una larga tradición. Dejando aparte el fenómeno migratorio de raíz económica, que también ha sido intenso en determinadas épocas, ha sido la profunda religiosidad de esta tierra la que tradicionalmente ha llevado a miles de navarros y navarras por los caminos del mundo, para ayudar a los más necesitados en centros educativos, estructuras sanitarias, sociales y religiosas. Por eso Navarra cuenta con una amplísima diáspora religiosa, que explica que aún hoy sea fácil encontrar en cualquier remoto rincón del mundo a una misionera o misionero, voluntario o cooperante realizando su trabajo solidario. Raro es quien no tiene experiencia familiar directa de ello. Esta tradición solidaria tiene su continuación en la alta participación actual de navarros en organizaciones de solidaridad internacional, ONGs de ayuda al desarrollo y atención social, bien sea personalmente o con sus aportaciones económicas. Todavía hoy un alto porcentaje de ciudadanos navarros sigue mostrándose dispuesto a dejar unos años su tierra para ayudar a los demás. Pero la solidaridad opera también en sentido contrario, de fuera a dentro de Navarra: muchas familias acogen todos los años a niños extranjeros de circunstancias y comunidades desfavorecidas, especialmente niños de orfanatos rusos y niños saharauis de familias refugiadas en Argelia. Y es también llamativa, dentro de la propia Navarra, la alta respuesta social a acciones solidarias en beneficio de la comunidad, como por ejemplo la donación de sangre, en la que Navarra es la comunidad española con más donantes por cada mil habitantes (53), con una larga tradición que se remonta a 1957, cuando se fundó ADONA, la Asociación de Donantes de Sangre de Navarra.


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Navarra es, tal y como se muestra en estas páginas, hilvanadas por 40 palabras clave, una tierra variada, rica en contrastes, a la que da vida una comunidad de recia personalidad, acrisolada en una historia milenaria, forjada en cada época con trabajo tenaz y constante. Navarra es un pueblo arraigado a sus costumbres, pero abierto a las realidades cambiantes de cada momento. Su espíritu es decidido e innovador, y por ello emprende, avanza e investiga, y construye así, cada día, su futuro común.

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NAVARRA: DATOS BÁSICOS

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N

avarra es una de las 17 comunidades que conforman España a partir de la Constitución Española de 1978. Su nombre oficial es Comunidad Foral de Navarra.Situada en el extremo oriental del Pirineo, tiene una extensión de 10.421 kilómetros cuadrados, un 2,1 % de la superficie nacional, en los que habitan algo más de 640.000 habitantes. Esto arroja, en comparación con el resto de España, una densidad de población baja, que en la mayor parte de Navarra es todavía menor en términos efectivos ya que la mitad de la población se concentra en el área metropolitana de Pamplona. Limita con Francia (165 Km) y con tres comunidades autónomas españolas: País Vasco, la Rioja y Aragón. Geográficamente es una tierra de transición entre los dos grandes fenómenos de la cordillera pirenaica al norte y la depresión del Ebro al sur. Esta diversidad geográfica explica que ya desde la Antigüedad Navarra fuera un territorio de la mayor diversidad física, étnica y lingüística, siendo exclusivamente la historia lo que le da su unidad. Pese a ello, ha demostrado una notable coherencia y solidez a través de todas sus vicisitudes. La franja más septentrional de Navarra, la Montaña, vierte al Cantábrico y está constituida geográficamente por las últimas estribaciones del Pirineo que avanza para morir en la costa; de ahí que en este breve espacio se encuentren tanto la mayor altura de Navarra, la Mesa de los Tres Reyes (2.444 m) como la menor, en Endarlaza, cerca de la muga con Guipúzcoa (18 m). Sin embargo, la mayor parte de Navarra pertenece hidrográficamente al Mediterráneo, al que vierten sus aguas a través del Ebro sus tres grandes ríos: el Ega, el Arga y el Aragón. La variedad geográfica se corresponde también con una gran variación en el clima: atlántico al noroeste, alpino en las tierras pirenaicas del noreste, y mediterráneo.También la vegetación presenta una variación acorde, que va desde grandes bosques de frondosas en la Navarra atlántica y de coníferas en el Pirineo, hasta los romerales y tomillares de la desforestada Ribera del Ebro, pasando por los encinares y carrascales de la Zona Media. http://www.navarra.es/home_es/Navarra/Asi+es+Navarra/ POBLACIÓN: A fecha del 1 de enero de 2012 Navarra superaba escasamente los 640.000 habitantes. La población, tras la avalancha migratoria de principios del siglo XXI, tiende a estabilizarse e incluso a disminuir. Presenta un envejecimiento creciente y está distribuida con cierto desequilibrio en el territorio, ya que se halla muy concentrada en torno a la capital, Pamplona, en cuya área metropolitana vive la mitad de los navarros. El resto se reparte entre unos 900 núcleos, de los que el 70 % no alcanza los 100 habitantes, y solo 10 pasan de los 5.000. Fuera de unas pocas ciudades y poblaciones, gran parte del territorio de Navarra, singularmente la Zona Media, es tierra de aldeas, de exigua población. En Navarra se hablan dos lenguas propias: castellano y euskera, ambas oficiales, la primera en toda Navarra y la segunda en las zonas vascohablantes, con un estatus mixto en la zona media de Navarra. El idioma común, conocido y usado en general por la población es el castellano. http://www.cfnavarra.es/estadistica/redie.asp?qry=01

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ECONOMÍA: Navarra tiene un producto interior bruto de 20.000 millones de euros. Su PIB

per cápita (30.500 euros en 2011) se sitúa en el 130 % de la media europea (UE-27) y está notablemente por encima del PIB per cápita medio español (22.284 euros). Puede clasificarse como región industrial ya que el 28,5 % del VAB procede de ese sector (cf. un 18 % de la media española). Un 37 % de los navarros que trabajan lo hace en el sector secundario y el gran aumento del sector de servicios en las dos últimas décadas no ha cambiado el carácter fuertemente industrial de la región. Además de una tupida red de empresas locales de toda clase y dimensión, unas 120 empresas multinacionales están asentadas en suelo navarro, entre las que destaca Volkswagen, que produce en Navarra unos trescientas mil automóviles de turismo al año, con enorme repercusión en industrias auxiliares, especialmente del metal. Navarra alberga también industrias alimentarias, textiles, químicas y de papel, artes gráficas, cemento, calzado, plásticos, electrodomésticos, cerámica y materiales de construcción, en un panorama bastante diversificado. Las exportaciones de Navarra en el periodo acumulado anual hasta junio de 2012 alcanzan un valor de 3.613,9 millones de euros. El saldo comercial, diferencia entre exportaciones e importaciones, en Navarra registra un resultado positivo de 1.234,3 millones de euros. La gran mayoría de nuestras importaciones y exportaciones tienen origen y destino en la UE. http://www.cfnavarra.es/estadistica/indicadores/icen_ien.pdf http://www.cfnavarra.es/estadistica/redie.asp?qry=0704 http://www.cfnavarra.es/estadistica/redie.asp?qry=05090101 COMUNICACIONES: Navarra posee más de 3.600 Km de carreteras, de ellas 300 Km de autovías y autopistas, 434 nacionales, 558 regionales y 2.474 comarcales y locales, con una estructura de tela de araña. La autopista de Navarra (Irurtzun-Castejón) enlaza Pamplona con Zaragoza y dos autovías la unen con San Sebastián y Vitoria. Los túneles de Belate facilitan la salida a Francia por Irún. 175 kilómetros de ferrocarril discurren por Navarra en la línea Alsasua-Zaragoza. Está proyectada la realización de un corredor navarro de Alta Velocidad que enlazará, por el sur, con la línea Madrid-Barcelona y, por el norte, con la red europea. El aeropuerto de Noáin-Pamplona tiene varios vuelos diarios a Madrid y Barcelona, además de otros destinos. http://www.navarra.es/home_es/Navarra/Asi+es+Navarra/Economia+y+ servicios/comunicaciones+y+sanidad.htm

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HISTORIA: El territorio de la actual Navarra nace para la historia con la llegada a principios del siglo II de las legiones romanas al valle del Ebro, donde Graco fundó la ciudad de Gracurris (actual Alfaro, Rioja) en tierras vasconas en el 179 a. C. Las relaciones de los vascones, habitantes originarios del territorio, con los nuevos conquistadores parece que fueron de buena amistad, como muestra el hecho de que Pompeyo el Grande, se refugiara entre los vascones para pasar


el invierno del 75-74 a. C., en su guerra contra Sertorio. Estableció su campamento junto a un poblado vascón preexistente y allí fundó una ciudad que llamó Pompaelo, actual Pamplona. En la segunda mitad del siglo III comenzaron a aparecer las primeras comunidades cristianas. La tradición dice que san Saturnino, obispo de Toulouse, predicó el evangelio entre los vascones y que san Fermín, primer obispo de Pamplona murió mártir en las Galias. Hacia finales del siglo III, el cristianismo ya debía de estar bastante extendido en Navarra, sobre todo en el sur, aunque las antiguas creencias indígenas tardaron siglos en desaparecer. El germen del futuro reino de Navarra se formó en el siglo IX en torno a dos linajes de nobles navarros, unos cristianos y los otros musulmanes: la familia Íñiga, en Pamplona, con reyes (más bien caudillos) más o menos legendarios como Íñigo Íñiguez, apodado Arista; y la familia musulmana de los Banu Qasi, en el sur; ambos linajes, unidos por fuertes lazos familiares, se ayudaban en la lucha por su independencia de los francos, por el norte, y de los musulmanes cordobeses, por el sur. Solo a comienzos del siglo x Sancho Garcés I comenzó a tener éxitos militares expansivos sobre el Islam. Hasta el siglo XII, sin embargo, estos reyes se titulaban reyes de Pamplona, y solo en 1162 aparece por escrito el nombre de Navarra para referirse al reino. Desde el siglo XIII hasta el final de su historia independiente, Navarra fue gobernada por dinastías francesas. Incluso durante 44 años la casa de los Capetos, reyes de Francia, reinó también en Navarra. En el siglo XV una honda crisis dividió a la nobleza navarra en dos bandos: agramontés y beaumontés, enfrentados en un sangrienta guerra civil. Comenzó entonces una larga agonía que culminó en la conquista de Navarra por las tropas de Fernando el Católico en 1512.Tras varios intentos fallidos de recuperar militarmente el reino, los reyes de Navarra mantuvieron bajo su cetro los territorios norpirenaicos del reino, actual Baja Navarra, integrada en Francia. Pese a la pérdida de la independencia, Navarra mantuvo sus instituciones y su carácter de «reino de por sí» hasta 1841, cuando, después de las guerras carlistas, firmó con el Estado una profunda modificación del sistema foral: la Ley Paccionada de 1841. Esta igualó en muchas cosas a Navarra con el resto de España, pero sin embargo la Diputación Foral conservó algunas funciones de gobierno y siguió ejerciendo bastantes competencias (hacienda, carreteras, administración local, montes, etc.). El régimen foral se mantuvo, con algunos intentos de abolirlo e infringirlo por parte del gobierno central, hasta 1982, cuando se promulgó la Ley de Amejoramiento del Fuero, fruto de un nuevo pacto entre Navarra y el Estado, ley que adapta el Fuero a la nueva realidad autonómica y democrática de España tras la dictadura franquista. De este modo Navarra, con la denominación exclusiva de Comunidad Foral mantiene de forma ininterrumpida su autogobierno, procedente del antiguo reino medieval y que se ha adaptado a la realidad en cada momento, ejercido desde hace cinco siglos en el marco de la nación española. http://www.educacion.navarra.es/portal/Informacion+de+Interes/ Publicaciones/Buscar?palabras=reino&modo=y&buscar=Buscar

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INSTITUCIONES: El Amejoramiento establece que las instituciones de Navarra son el Parlamento de Navarra, el Gobierno de Navarra y el Presidente del Gobierno de Navarra. El Parlamento de Navarra lo forman actualmente 50 parlamentarios, elegidos por sufragio universal cada cuatro años. Ejerce la potestad legislativa, aprueba los presupuestos y cuentas e impulsa y controla la acción del gobierno. http://www.parlamentodenavarra.es/ La Cámara de Comptos, un tribunal de cuentas, es órgano asesor del parlamento y examina y censura las cuentas y la gestión económica del sector público. El Gobierno de Navarra es un órgano colegiado compuesto por el Presidente y los consejeros. Le corresponde la función ejecutiva, y la de fijar y dirigir la política general y la administración de la Comunidad foral . El presidente del Gobierno de Navarra es el más alto representante de la Comunidad y también ejerce la representación ordinaria del Estado en Navarra. http://www.navarra.es/home_es/Gobierno+de+Navarra/ ARTE: la parte más interesante del patrimonio artístico de Navarra es probablemente la de origen medieval. Navarra cuenta con un patrimonio rico y variado de estilo románico, arte que penetra en Navarra a través del Camino de Santiago y se concentra en torno a su trazado. Las muestras más antiguas en Navarra son del siglo XI: monasterio de San Salvador de Leyre, santuario de San Miguel de Aralar, puente románico sobre el Arga de Puente la Reina. Del siglo XII son Santa María la Real de Sangüesa, con su riquísima portada historiada, San Pedro de la Rúa y San Miguel en Estella, y las curiosas iglesias octogonales de Eunate y Torres del Río, supuestamente de origen templario. Aparte de estos grandes monumentos, dispersas por Navarra se encuentran numerosas muestras de románico rural, ermitas e iglesias de encantadora sencillez; de ellas destaca tal vez la iglesia de San Martín de Artaiz, muy cerca de Pamplona. A partir del siglo XIII, la entronización en Navarra de dinastías francesas trae consigo el esplendor del gótico, estilo francés por excelencia, del que también hay en Navarra extraordinarias muestras, como los monasterios de Fitero, la Oliva o Iranzu (protogótico), o las ampliaciones y remodelaciones góticas de San Pedro de la Rúa y San Miguel en Estella, de Santa María de Sangüesa y San Nicolás de Pamplona; y templos de factura totalmente gótica como la espléndida Colegiata de Roncesvalles, el Santo Sepulcro de Estella o San Cernin de Pamplona, así como el magnífico claustro gótico de la catedral de Pamplona y el ya mencionado conjunto monumental de Olite, con su conocido castillo, sede de la fastuosa corte de Carlos III el Noble. http://www.turismo.navarra.es/esp/propuestas/cultura-naturaleza/ NATURALEZA: Navarra se distingue por una gran diversidad biológica, acorde con los fuertes

92 contrastes geográficos de un territorio que abarca desde la cadena pirenaica a la depresión del

Ebro, en la confluencia de tres regiones biogeográficas: la alpina, la atlántica y la mediterránea. A la riqueza y buena conservación de este patrimonio contribuye sin duda un tipo de pobla-


miento en el que predominan los pueblos pequeños en detrimento de pueblos grandes y ciudades. Es llamativa la extensión y buena conservación de sus bosques (el 64% del territorio de Navarra es arbolado). De aquí surge una sorprendente variedad de paisajes: valles cantábricos verdes y lluviosos, valles pirenaicos fríos y ásperos, en los que destacan el valle de Roncal, de gran sabor alpino, con el inmenso karst de Larra, y los valles de Salazar y Aezkoa, con el segundo hayedo-abetal más extenso de Europa: la selva de Irati. Al sur, en el otro extremo geográfico y biológico, encontramos el desierto de Las Bardenas Reales, Reserva Mundial de la Biosfera y uno de los rincones pasajísticamente más interesantes de España. Entre estos dos extremos se extiende la Navarra Media, zona de transición, de clima mediterráneo y valles más suaves y temperados. Esta riqueza natural está estrictamente regulada y protegida: Navarra tiene tres parques naturales: el Señorío de Bértiz, en la Navarra atlántica, la sierra de Urbasa-Andía, y las ya mencionadas Bardenas Reales. Además cuenta con tres reservas integrales, zonas de menor extensión pero de gran interés ecológico, donde está prohibida toda explotacion; y con treinta y ocho reservas naturales, compuestas por bosques, balsas, foces, sotos, barrancos, etc., donde la actividad económica está permitida pero limitada, para reducir su impacto sobre la naturaleza. http://turismo.navarra.com/fcin.html FIESTAS Y TRADICIONES: La vida diaria en Navarra está pautada por una tupida red de tra-

diciones y festividades, en su mayor parte de carácter religioso, al menos en su origen. A los belenes, cenas y villancicos de Navidad se suma en Navarra el Olentzero, tradición originaria de la cuenca del Bidasoa, carbonero tripudo y bebedor que baja del monte en Nochebuena y, al menos en su reciente adaptación urbana, reparte regalos a los niños. El cinco de enero, como en toda España, se celebran en Navarra innumerables cabalgatas de Reyes. Los carnavales se celebran sobre todo en el norte de Navarra. El más conocido es el de Lanz (ver viñeta 35).También son famosos los de Ituren y Zubieta, por la fuerza iconográfica de la comitiva de los joaldunak (ver la misma viñeta). En marzo miles de peregrinos de toda Navarra se concentran en el castillo de Javier. Es la Javierada, multitudinaria muestra de devoción popular a San Francisco de Javier, patrono de Navarra y misionero universal. El Viernes Santo, austeros cortejos procesionales recorren las calles de ciudades y villas. En la mañana del Sábado Santo, en Tudela, el Volatín gira sin cesar en la plaza de los Fueros hasta que sus ropajes caen destrozados entre la multitud de niños y mayores. Al día siguiente, la Pascua se festeja en Tudela con la Bajada del Ángel, en la que un niño colgado de un cable desciende por el aire para retirar el velo de luto que cubre el rostro de María; el mismo día, en Valcarlos, en la otra punta de Navarra, los bolantak bailan a la pascua florida y hacen cuestación por barrios y caseríos. En primavera, antes de que se multipliquen las romerías a ermitas y santuarios, el Ángel de Aralar visita los pueblos y ciudades de Navarra (ver viñeta 20). En las plazas de los pueblos los "mayos" anuncian el esplendor de la primavera. Las fiestas de verano comienzan con las hogueras de San Juan, en la noche más corta del año, que anuncia la llegada del verano y la profusión de fiestas patronales, entre las que destacan los universales Sanfermines.

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La fiesta de la Comunidad, el Día de Navarra, se celebra el 3 de diciembre, día de San Francisco Javier. http://www.turismo.navarra.es/esp/porque-navarra/razones/tierra+ tradiciones.htm MESA: Los cocineros navarros destacan por su habilidad y capacidad de innovación, pero el prestigio de la mesa navarra tiene su razón inicial en la tradicional calidad de sus productos. El variado paisaje navarro y el esfuerzo de hortelanos y ganaderos producen exquisitas materias primas que se promocionan conjuntamente bajo el nombre Navarra Reyno Gourmet. Destacan las delicias de la huerta: los espárragos, especialmente los frescos en primavera, las alcachofas, el pimientos del piquillo, la magistral conjunción de la menestra de verduras o las pochas, alubia de finísimo sabor. Pero son también merecidamente conocidos la Ternera y el Cordero de Navarra, la chistorra, exclusiva de esta tierra, y platos característicos como el ajoarriero, guiso de bacalao desmigado o las migas de pastor. También de gran calidad son los quesos –con denominaciones de origen Roncal e Idiazabal– el aceite, la cuajada y el pacharán. Una referencia destacada merecen sus vinos, tintos, rosados y blancos, considerados entre los mejores de España, pertenecientes a las denominaciones de origen Navarra y Rioja. Fuera de los restaurantes, también es digna de conocerse esa exquisita cocina en miniatura que son los pinchos. La mayoría de los bares, especialmente en la capital, cuenta con una variada muestra para todos los gustos. En torno a marzo y abril se celebra en varias localidades de Navarra la Semana del Pincho. http://www.turismo.navarra.es/esp/porque-navarra/razones/reyno-buena-mesa.htm

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ISBN: 978-84-235-3333-6


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