A la sombre de las flores- Poemario

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Flores para ti, Violeta hermosa, Diosa de mi jardĂ­n.





Analogía Poética


A LA SOMBRA DE LAS FLORES ANTOLOGÍA Melanny Torres Pallares ISBN: 958-8151-18-7 Casa Editorial Alfaguara Juvenil Printed in Colombia Impreso y hecho en Colombia Prohibida la reproducción, venta y/o distribución sin autorización del autor y/o la editorial.


Indice

Prólogo..........................................................................................10 Como la rosa: nunca......................................................................12 Cuanto sabe a flor, sabe ser blanca................................................13 El alma de las flores.......................................................................14 A una rosa......................................................................................15 Las gracias de la que lo adore........................................................16 Orquídeas.......................................................................................17 A las flores.....................................................................................18 Te necesito.....................................................................................19 Las flores del cedro........................................................................21 Las flores duermen.........................................................................22 De cirios y lirios.............................................................................23 Entonces se enviaban suspiros en las rosas...................................24 Tengo una pequeña flor..................................................................25 La rosa zul.....................................................................................26 Desde que tu te has ido..................................................................27 Amos en silencio...........................................................................28 Te quiero........................................................................................29 Rosa roja........................................................................................30 Jardín.............................................................................................31



Prólogo “ No es poesía, es una hermosa locura con método”

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Como la rosa: nunca Como la rosa: nunca te empañe un pensamiento. No es para ti la vida que te nace de dentro. Hermosura que tenga su ayer en su momento. Que en sólo tu apariencia se guarde tu secreto. Pasados no te brinden su inquietante misterio. Recuerdos no te nublen el cristal de tus sueños. Cómo puede ser bella flor que tiene recuerdos. José Hierro

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Cuanto sabe la flor, Sabe ser blanca ¡Cuánto sabe la flor! Sabe ser blanca cuando es jazmín, morada cuando es lirio. Sabe abrir el capullo sin reservar dulzuras para ella, a la mirada o a la abeja. Permite sonriendo que con su alma se haga miel. ¡Cuánto sabe la flor! Sabe dejarse coger por ti, para que tú la lleves, ascendida, en tu pecho alguna noche. Sabe fingir, cuando al siguiente día la separas de ti, que no es la pena por tu abandono lo que la marchita. ¡Cuánto sabe la flor! Sabe el silencio; y teniendo unos labios tan hermosos sabe callar el "¡ay!" y el "no", e ignora la negativa y el sollozo. ¡Cuánto sabe la flor! Sabe entregarse, dar, dar todo lo suyo al que la quiere, sin pedir más que eso: que la quiera. Sabe, sencillamente sabe, amor. Pedro Salinas


El alma de las rosas Periclita la rosa virginal factura y en polvo se convierte su cuerpo delicado su fragancia persiste, es alma sin pecado que se va al infinito, buscando las alturas. AsĂ­ todas las flores que pueblan la llanura despuĂŠs de engalanar su mundo enamorado mueren de pesadumbre y en su corto reinado llenan todo de gracia y sin par de hermosura. La efĂ­mera existencia de las flores parece ser igual al destino de vidas misteriosas, que a su entorno dan visos de campo que florece. Mas, su vida se apaga como la de las rosas y este mundo parcial nadita les ofrece sino el vitando acervo de luchas fatigosas.

Guillermo Solano Figueroa

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A una rosa ¡Con qué artificio tan divino sales de esa camisa de esmeralda fina, oh rosa celestial alejandrina, coronada de granos orientales! Ya en rubíes te enciendes, ya en corales, ya tu color a púrpura se inclina sentada en esa basa peregrina que forman cinco puntas desiguales. Bien haya tu divino autor, pues mueves a su contemplación el pensamiento, o aun a pensar en nuestros años breves. Así la verde edad se esparce al viento, y así las esperanzas son aleves que tienen en la tierra el fundamento...

Lope de Vega


Las gracias de la que adora Ese color de rosa y de azucena y ese mirar sabroso, dulce, honesto, y ese hermoso cuello, blanco, inhiesto, y boca de rubíes y perlas llena; la mano alabastrina que encadena al que más contra Amor está dispuesto, y el más libre y tirano presupuesto destierra de las almas y enajena. Era rica y hermosa primavera, cuyas flores de gracias y hermosura ofendellas no puede el tiempo airado; son ocasión que viva yo y que muera, y son de mi descanso y mi ventura principio y fin, y alivio del cuidado.

Francisco de Quevedo

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Orquídeas Se inclinan sobre el sendero, bocas de serpiente, balanceándose cerca de tu rostro, creciendo, suaves y engañosas, flexibles y húmedas, delicadas como lengua de un pájaro joven; sus labios vellosos palpitantes se mueven con lentitud, aspirando el aire cálido. Y de noche, cuando la luna desfallece entre enjalbegados vidrios, y el calor desciende, entonces el almizclado perfume se hace más intenso, goteando desde sus musgosas cunas. ¡Tantos voraces recién nacidos! muelles dedos luminiscentes, labios ni muertos ni vivos, sueltas bocas espectrales que respiran.

Theodore Roethke


A las flores Éstas que fueron pompa y alegría despertando al albor de la mañana, a la tarde serán lástima vana durmiendo en brazos de la noche fría. Este matiz que al cielo desafía, Iris listado de oro, nieve y grana, será escarmiento de la vida humana: ¡tanto se emprende en término de un día! A florecer las rosas madrugaron, y para envejecerse florecieron: cuna y sepulcro en un botón hallaron. Tales los hombres sus fortunas vieron: en un día nacieron y espiraron; que pasados los siglos, horas fueron.

Pedro Calderón de la Barca

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Te necesito Te necesito. Te necesito aquí conmigo, a mi lado o frente a mi. Te necesito con tus caricias y tus gritos. Te necesito con tus manos tatuadas o sin ellas. Te necesito con tu cabello suelto y desordenado. Te necesito con tus conocimientos desenfrenados y tus temores. Te necesito esta noche aquí conmigo. con mi rídicula pena. Te necesito mas que sólo para sexo; te necesito para amarte, te necesito para que confíes en mi. Te necesito aquí, connigo, los dos, solos. Te necesito para amarte, es todo lo que te puedo dar. Te necesito para una vida. Te necesito.

Lian Polo

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Las flores del cedro Ha soltado sus flores el cedro de enfrente. Son flores muy duras y oscuras Como la suerte de mi país. Y no tienen aroma. Como si prefirieran reservar su fragancia Para tiempos mejores. Unas caen en los patios de las casas; Otras, en los tejados, en los aleros. La mayor parte se pierde en la calle. Los niños pobres de los suburbios Recogen las que pueden cuando pasan a la escuela Y mientras suben la empinada cuesta Van arrancando pétalos... Uno...dos...tres...cuatro...cinco... Luego le dan un puntapié a lo que queda. Yo me quedo muy triste Al ver los pétalos regados Pensando en lo que harán cuando le arranquen El último a mi país. Rafael Mendoza


L as flores duermen Fatigada del baile, encendido el color, breve el aliento, apoyada en mi brazo del salón se detuvo en un extremo. Entre la leve gasa que levantaba el palpitante seno, una flor se mecía en compasado y dulce movimiento. Como en cuna de nácar que empuja el mar y que acaricia el céfiro, tal vez allí dormía al soplo de sus labios entreabiertos. ¡Oh! ¡quién así, pensaba, dejar pudiera deslizarse el tiempo! ¡Oh! si las flores duermen, ¡qué dulcísimo sueño

Gustavo Adólfo Bécquer

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De cirios y lirios El lirio azul el lirio fucsia el lirio de color colorado el lirio triste con pétalos de cera se reviste y va a la fiesta convertido en cirio En cirio gris en cirio negro en cirio de las aguas sin luz en cirio triste que al llegar de la fiesta se desviste y vuelve a ser en el jardín un lirio O este espejo se está poniendo viejo o lo que estoy mirando es un delirio dice la flor hablándole al espejo Adentro del azogue brota un cirio y al tiempo que se enciende su reflejo al fondo del jardín se apaga un lirio

Oscar Hahn


Entonces se enviaban suspiros en las rosas Entonces se enviaban suspiros en las rosas, besos-palomas de balcón a balcón. Pero la sucia noche revolvía alfileres, sábanas, rezos, cruces, luto de amor. Caras agrias, en sombra, el deseo encendió. (Cuántos hijos tirados en paredes, pañuelos, muslos, manos, por Dios!) muro de agua, la angustia, se levantó. Humo rojo en mis venas. Transfigurado cielo. De polvo a polvo soy.

Jaime Sabines

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Tengo una pequeña flor Tengo una pequeña flor nacida sin darme cuenta en medio del corazón. En la tierra de la sangre se abonó su resplandor.

¡Es todo lo que yo tengo! No sé cómo sucedió. Me creció, sin darme cuenta, En medio del corazón.

Es delicada y se muere sin cuidados y sin mimos. Requiere mucha atención contra el calor del verano, contra el frío del invierno, contra el cruel desengaño que le causa tanto daño con el paso de los años. Florece en la primavera, se marchita en el verano y en el invierno se muere, si no la cuida mi mano. ¡Se mantiene de ilusión! Con el agua del amor Echa flores de pasión y se alegra en le ventana, cuando la acaricia el sol.

Carlos Etxeba


La rosa azul ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! Se me torna celeste la mano, me contagio de otra poesía Y las rosas de olor, que pongo como ella las ponía, exaltan su color; y los bellos cojínes, que pongo como ella los ponía,florecen sus jardines; Y si pongo mi mano -como ella la ponía- en el negro piano, surge como en un piano muy lejano, mas honda la diaria melodía. ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! me inclino a los cristales del balcón, con un gesto de ella y parece que el pobre corazón no está solo. Miro al jardín de la tarde, como ella, y el suspiro y la estrella se funden en romántica armonía. ¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía! Dolorido y con flores, voy, como un héroe de poesía mía. Por los desiertos corredores que despertaba ella con su blanco paso, y mis pies son de raso -¡oh! Ausencia hueca y fría!y mis pisadas dejan resplandores. Juan Ramón Jimenez

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Desde que tu te has ido Desde que tu te has ido Ya no espero estaciones. ÂżQuĂŠ me importa la lluvia o las flores cambiantes, si ya no tengo tiempos? Te has comido mis horas.

Carmen CastejĂłn Cabeceira


Amor en silencio Decirte que te amo, asĂ­ de simple, es darte un ramo de flores, corazĂłn que cumple llorando por querer tenerte, de poeta serĂĄ mi suerte versarte y cantarte ...en silencio amarte.

Miguel Visurraga Sosa

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Te quiero Te quiero con flores te quiero con palabras te quiero sin sentido te quiero sin promesas te quiero al despertar te quiero al despedirte te quiero para quererte te quiero para darte te quiero y te quiero no me preguntes por qu茅.

An贸nimo


Rosa roja Con una rosa roja Te invito a hacer un mundo mejor Con libertad,igualdad,fraternidad Con la azucena escribo versos de luz Con la amapola canto una canciĂłn de amor Con el lirio te traigo la paz Con todas las flores te hago un bouquet Con las flores silvestres Oigo los trinos del ruiseĂąor Con las flores azules, rojas y blancas te doy la solidaridad Con mis versos de flores te ofrezco mi amor y amistad

Marie ClĂŠmentine

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Jardín Se a creado un hermoso jardín ya fucionado, verde valle, entre rosas, orquídeas y claveles. La dulzura de su aroma a mi alma estremece, alegrándome los días avivando bella prosa en poesía. ¡Amigos cultivemos el jardín! ¡No dejemoslo marchitarse!

Anónimo




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