Temas de psicología social nro1

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Grupo editor Dirección: Asesores: Secretaría de redacción: Colaboradores: Deseño:

Temas de Psicología Social Edición Digital: Año 1 Nro. 1

Sumario 04

A propósito del tratamiento de la Injus cia. Somos en y a par r de los vínculos. Co-autores: I.R.D.E.S. – Escuela de Psicología Social “Dr. Enrique Pichon-Rivière” - Rosario. Primera Escuela de Psicología Social de Santa Fe “Dr. Enrique Pichon-Rivière”. Con la colaboración de Ana P. de Quiroga.

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Simposio sobre tragedias evitables. A 10 años de Cromañón. Beatriz Romero.

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Ana Quiroga: los efectos de la crisis en la subjetividad. Indignados, como sujetos sociales de poder. Entrevista de Rosa Marcone

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Estimado lector, Los integrantes del comité de redacción de la revista “Temas de Psicología social”, publicación de la Primera Escuela Privada de Psicología social, fundada por el Dr. E. Pichon Rivière retoman contacto contigo para informarte que, tras una larga trayectoria que se inicio en 1977, hemos decidido relanzar nuestra publicación con una nueva modalidad: una revista en soporte digital.

Nos interesa que, a través de “temas” lleguen a Uds. no solo problemáticas teóricas, sino la posibilidad de conocer las situaciones de inserción y practica que están enriqueciendo nuestro marco conceptual, a la vez que denen con más claridad, para la comunidad y para nosotros mismos, la riqueza del perl del psicólogo social. Entendemos, a la vez, que este nuevo formato, más ágil, permitirá un intercambio con nuestros lectores, a quienes invitamos acerquen sus trabajos, sus inquietudes para que estas tengan difusión y presencia en nuestra publicación. Esperando tu colaboración y tus aportes. Comité de Redacción de la Revista Temas de Psicología Social

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Entendemos que este nuevo formato, nos permitirá una aparición más frecuente, facilitando la comunicación con quienes siguen con interés los interrogantes que día a día nos plantea el campo de la Psicología Social, conmocionado por aconteceres que se suceden en un ritmo vertiginoso, y que nos reclaman análisis, reexión, preguntas y el intento de construcción de nuevos caminos de abordaje.


A propósito del tratamiento de la Injus cia

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A propósito del tratamiento de la Injusticia Somos en y a partir de los vínculos 1 Co-autores: I.R.D.E.S. – Escuela de Psicología Social “Dr. Enrique Pichon-Rivière” - Rosario Primera Escuela de Psicología Social de Santa Fe “Dr. Enrique Pichon-Rivière” Con la colaboración de Ana P. de Quiroga

Psic.Gladys Raviculé Directora (I.R.D.E.S.) Escuela de Psicología Social “Dr. E. Pichon-Rivière” de Rosario Psp María Angélica Marmet Directora Primera Escuela de Psicología Social de Santa Fe “Dr. E. Pichon-Rivière”

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El desajuste entre las expecta vas de sa sfacción de las necesidades y el desarrollo real de la experiencia en la que la co dianidad se desenvuelve, van configurando un creciente MALESTAR SOCIAL. “Lo que sucede” no es como “ debería ser”, “vivir así, trabajar así, no es como pensábamos, no es lo que necesitamos”… Sensaciones, emociones, sen mientos, escenas cuyos contenidos muestran la desar culación entre un MODO DE SER EN EL MUNDO y EL SER DEL MUNDO PARA NOSOTROS. Este sujeto social hoy, que nos incluye y nos abarca, requiere desde las Ciencias Sociales una comprensión mas profunda que permita entender y desde allí saber qué y cómo hacer. Es en el ámbito de los grupos (familiares, del trabajo, de los afectos cer1

canos, etc.), de las ins tuciones de la sociedad actual (el salario, la salud, las formas de diversión y el uso del empo libre, el amor, el consumo, el derecho, las obligaciones, la seguridad/inseguridad, la jus cia y la impunidad, etc.) donde aparecen situaciones y conductas que desa an nuestra comprensión, que nos conmueven. Hace años que desde esta disciplina venimos hablando de la creciente intolerancia a la diferencia, esa intolerancia que nos carga de ansiedad y nos hace suscep bles a cada momento. Que suele obturarnos la escucha mutua y genera no pocos conflictos a parr de malentendidos. En la vida social se complica atender e incluir aspectos de diferencia que otro nos plantea, sorprenden las múl ples formas en que se vienen rompiendo los vínculos cercanos y como, cada vez más rápidamente, el

Texto de producción colec va y en desarrollo, presentado en el Congreso Internacional de Gru-

pos Opera vos -San ago de Chile, 21/23 de Agosto/2014.

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A propósito del tratamiento de la Injus cia

Se fue complicando pensar con, porque para pensar con y a par r de otro, hay dos consideraciones imprescindibles: reconocer que ese otro/otra es semejante a mi y por lo tanto que puedo aprender con y de su experiencia. Y a la vez exige una disponibilidad interna para la apertura, para incluir otros argumentos, otros puntos de vista. Pensar con otros no es adoctrinar o pretender convencer, es abrir, es analizar, es relacionar, incluir, dudar, es preguntar y preguntarse e incluso rec ficarse. Así, en tanto se acentuaba lo que nos diferencia y se devaluaba lo que nos hace semejantes, se fueron debilitando los lazos solidarios; esos que biamente habían empezado a restañarse luego de las heridas producidas durante décadas. Y es que a los padecimientos sufridos durante la úl ma dictadura militar, habíamos sumado las heridas producidas en décadas de escasez, cuando el otro se conver a en enemigo porque muchos luchábamos por lo poco que había para repar r; porque otros pocos, cada vez más pocos, se habían apropiado de casi todo. La democracia y los procesos previos que permi eron recuperarla, fueron habilitando una posibilidad para volver a unir aquello tan fragmentado y tender lazos que permi eran empezar a reparar lo dañado. Pero el daño que había ocurrido no había afectado sólo a personas, a grupos, a vínculos. También se había desarrollado una organización para dañar. Nos referimos a las salvajes formas de

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la represión de la dictadura y a la posterior consolidación del modelo neoliberal, que hoy –en Argen na- se expresan por ejemplo en las organizaciones del narcotráfico. Organizaciones que combinan el desarrollo de la industria y por lo tanto de la oferta de drogas, legales e ilegales, con una cultura del consumo y un sujeto cuyos derechos vulnerados sistemá camente fueron habilitando una concepción de la vida y el trabajo, de las necesidades y la posibilidad de sa sfacerlas, que admiten por ejemplo considerar “trabajo” el accionar de los “soldaditos”. Grandes sectores de nuestra sociedad con núan viviendo en la mayor indignidad, generaciones fueron aprendiendo que exis r no dependía del trabajo y que el mundo era, para ellos, un lugar inseguro. A la vez, otros pocos, mostraban obscenamente lo que podían comprar porque el mundo era para ellos un objeto a ser consumido. La tensión entre consumo y exclusión fue creciendo. Y se fueron entrelazando la angus a, la ansiedad, la bronca, con las ofertas de salida a corto plazo. La necesaria asistencia que se brindaba desde el Estado no alcanzaba para promover el cambio de lo que se había aprehendido y ya era parte de la interacción social. Así, la violencia fue ganando la relación, se fue haciendo parte de los vínculos y entonces nos sorprendió el incremento de la crueldad. Los Psicólogos Sociales empezamos a registrar que los acontecimientos superaban nuestra comprensión de fenómenos tales como los linchamien-

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otro se convierte en un adversario para cada otro.

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tos o situaciones de “jus cia por mano propia”… Situaciones que muchos hablan de “entender y hasta jus ficar”. Hechos en los que detectamos ensañamiento, algo del orden de la furia desatada, de una ferocidad que atemoriza y que a algunos nos alerta sobre una disgregación grave. Esa ferocidad es para algunos incomprensible, para otros jus ficable y para otros inadmisible.

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Se va desdibujando el otro como semejante, convir éndose en un opuesto que puede ser eliminado. Esa violencia a la que nos sen amos ajenos y de la que venimos siendo víc mas, es precisamente lo que se ha extendido y empezamos a repe r. Demostrando sin ambages que somos producidos en las mismas leyes sociales los unos y los otros. Durante décadas en este país -y no sólo aquí- se fueron deteriorando las ins tuciones, debilitando su eficacia, tornándose cada vez más imper nentes y algunas quedaron impoten zadas para abordar sus tareas. Muchas por escasez de recursos, incapaces de responder a las crecientes demandas; otras por cambios profundos en la significación de su rol y par cularmente en la significación que sus propios miembros enen de la función que les compete. Lo principal de este proceso es que fueron siendo significadas como está cas, atrasadas, lejanas, ajenas al sujeto que las porta. Asis mos como sociedad al progresivo y notorio debilitamiento de las ins tuciones.

Cuando un padre le dice al docente que haga algo con su hijo porque él ya no puede hacer nada. O cuando un/ una docente le dice al profesional especializado que a enda a este chico “diferente” porque no puede aprender, o porque a él/ella no lo prepararon para este po de alumnos. Cuando un padre llama a la policía para que “corrija” a su hijo porque ya no le obedece y luego, este mismo padre se refiere a la policía como una fuerza corrompida, relacionada con la delincuencia de todo po. Cuando un club de fútbol no puede garan zar un par do con público (ni visitante ni propio)…, adver mos sólo algunos ejemplos del deterioro de ins tuciones sociales de primerísimo orden; ins tuciones que son normas, valores más o menos explícitos que se van construyendo socialmente y que los miembros de cada sociedad internalizamos, hacemos nuestras y desde allí nos comportamos. A la vez y como si no fueran cues ones directamente relacionadas, escuchamos teorizar desde múl ples disciplinas y decir casi hasta el hartazgo, que vivimos una época dominada por el individualismo, por la falta de solidaridad, por el “sálvese quien pueda”... C a b e preguntarse: ¿cuánto empo puede un sujeto –configurado a par r del vínculo con el otro desde el inicio de su vida, sostenerse en esta crisis o emergencia social? Poco, hoy vemos que apenas unas décadas, apenas un par de generaciones. Porque las ins tuciones de la sociedad debieran cumplir una función de sostén, de apoyo de la subje vidad y su deterioro implica necesariamente

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A propósito del tratamiento de la Injus cia

Cuando la tarea, la per nencia de cada ins tución pierde su lugar de organizador, el sujeto y el grupo corren riesgo de paralizarse, impoten zarse y emerge la queja como modalidad funcional a la permanencia de ese orden de cosas. La cultura de la queja puede operar promoviendo un po de “ilusión grupal”, ilusión de ser muchos que piensan y sienten lo mismo, pero ilusión al fin porque no despliega una respuesta social organizada. La organización y la protesta, en cambio, significan un proceso que no sólo pone en juego las vivencias comunes, sino fundamentalmente la reflexión colec va y el diseño de estrategias que apuntan a resolver tal situación. Los hechos de “jus cia por mano propia” que inclusive han llegado al crimen, cons tuyen un grave problema social. No son producto de una organización colec va que pretende resolver la situación. Cons tuyen un estallido de bronca que pone en acto el miedo aprehendido a lo largo de años. Hay ins tuciones de este orden social a quienes les compete atender la problemá ca, sin embargo no parece cons tuirse para ellas en su problema. Las leyes, las formas de organizar y atender la seguridad, las maneras en que se “administra” la jus cia, etc. parecen desconocer una

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situación que se transforma aceleradamente y que requiere un ajuste de sus concepciones, roles y tareas. Por otro lado, minimizar las dis ntas expresiones de violencia y adjudicarlos sólo a la influencia de los medios de comunicación, o a una estrategia polí ca, es tan grave como negar su incidencia y eficacia. Teorizar que estas conductas delic vas se producen porque los medios de comunicación de masas han sostenido una campaña que ha instalado y favorece dicha violencia, comporta la simplificación de un muy complejo problema y en tal sen do favorece su desconocimiento. Tanto como eludir que la forma de organizar la información, la reiteración de las no cias sobre los hechos mal llamados “de inseguridad” y los comentarios y ac tudes de periodistas, enen eficacia en las conductas colec vas. Los medios de comunicación, además de mostrar permanentemente estos hechos, ponen en evidencia -al mismo empo- que las ins tuciones que deben atender el problema no lo hacen. A par r de esto puede generarse miedo, es gma zar a un sector social al que además, se coloca en lugar de vic mario; a la vez que se puede promover mayor fragmentación y vivencias de desamparo en quienes son puestos como “las víc mas”. La estrategia cae en un terreno fér l: el de un sujeto dominantemente ganado para valorar lo individual por sobre lo colec vo y configurado en una “cultura de la inmediatez”, por lo que la intolerancia de sus propias ansiedades y la búsqueda inmediata de respuestas, aparecen como rasgo esencial en la organización de su conducta.

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daño, sufrimiento subje vo. Por eso estamos asis endo a conductas cada vez más centradas en la preocupación por lo propio, lo personal por encima de lo vincular-grupal-ins tucional, con escaso registro del otro, sus necesidades y posibilidades.

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Por eso, aunque estas situaciones de “Injus cia por mano propia” sean pocas, que estén durante un empo en los medios y luego desaparezcan de ellos, que sea irrelevante la can dad de gente que los apoya respecto de quienes los condenan, no quiere decir que no cons tuyan un problema social a ser atendido y par cularmente un problema en salud.

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Los sucesos mencionados vuelven a poner en tela de juicio los llamados “problemas de inseguridad” a la vez que muestran la creciente incomprensión de lo colec vo. Dos órdenes de fenómenos que merecen cada uno una atención específica. Somos y nos sen mos sujetos individuales, sujeto de derecho que se ha ido confundiendo con el sujeto de la demanda, sujeto beneficiario y merced al desarrollo e impacto de las nuevas tecnologías en un contexto de dominante a-cri cidad, sujetos de la inmediatez y predominantemente usuarios y espectadores. Pero el sujeto solo se puede cons tuir como individuo en el seno de los vínculos, de las relaciones sociales. Vale preguntarse entonces, ¿seguridad de quienes? ¿Inseguridad a par r de quienes? En tanto pertenecientes a un orden social organizado sobre la diferencia de clases, cada uno/una es sujeto de algunos derechos pero el sen do de lo colec vo en tanto cooperación y hacer con otros para diseñar las transformaciones necesarias, se está deteriorando. Esto afecta un aspecto esencial en la promoción de un sujeto ac vo, crí -

co, capaz de organizarse para provocar los cambios que se necesitan. La eficacia del orden social actual reside precisamente en diluir ese rasgo que es fundamento de su organización: que los bienes producidos colec vamente son apropiados individualmente. Y que hay sectores sociales que enen directa responsabilidad para que este orden de cosas se perpetúe. Este aspecto que genera desigualdad y por lo tanto lucha, queda silenciado. Aún así, en esos relatos y contradicciones que ocultan, va siendo posible para otros muchos, comprender, analizar y conocer, cons tuirse como sujetos ac vos y asumirse como Sujetos Sociales de Poder. A la par que se deterioran y se fragmentan aspectos de la vida social, que se va perdiendo compromiso social en el sen do de responsabilidad colec va, se oculta el rol de productor del sujeto en ciertas condiciones y por lo tanto la necesidad y posibilidad de ser sujeto transformador de las mismas. En este creciente menoscabo de un pensamiento y posicionamiento crí co, se consolida un signo par cularmente dañino: la apropiación individual de lo colec vo: si es de todos es mío. Condición funcional a la reproducción del sistema capitalista. Nuestros pueblos originarios, propietarios colec vos de la erra y sus productos, se comportaban –por eso mismo- desde el cuidado, la protección y el desarrollo de lo comunitario: si es de todos no es de mi propiedad, es de todos…

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A propósito del tratamiento de la Injus cia

Es a par r del registro de la actual dramá ca social y desde - la asunción de las responsabilidades y transformación de los recursos que a cada quien le competa en el ejercicio del rol –situación que preocupa hace empo; - la necesaria adecuación del desciframiento y la intervención; - la recuperación de la per nencia en los dis ntos niveles de la organización

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social, recreación y creación de sus ins tuciones; - la ar culación de múl ples lecturas y respuestas colec vas que permitan generar las condiciones de posibilidad de un cambio que necesariamente implicará propuestas grupales, con ejes en el aprender a aprender y aprender a pensar. Desde esta preocupación es nuestro interés y deseo que este encuentro internacional pueda contribuir al diagnós co e intervención como expresión de posibilidad de detección y abordaje de este emergente social.

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Seguramente lo antedicho explica en parte esta grave inversión de sen do y al mismo empo da una pista del camino a seguir para transformar lo real y poner el mundo al servicio de nuestras necesidades. Hablar de nuestras, de colec vo, no es por fuera de la relación de clases existente y por lo tanto indicará necesariamente lucha por la direccionalidad de tales cambios. La Psicología Social de fundamentación pichoniana se posiciona desde un criterio de salud que sustenta sus prác cas y conceptualizaciones y que a su vez se define sobre una concepción del sujeto. Salud es entonces, adaptación ac va a la realidad. Comprendiéndola como una relación de mutua transformación que implica conciencia crí ca, es decir, superación de ilusiones encubridoras respecto de la propia realidad, como sujeto, como grupo, como comunidad. Coherente con este criterio, su propuesta de trabajo en pos de la promoción de la salud implica operar sobre las causas que la promueven o que la dañan, por lo que develar estas “ilusiones encubridoras” se cons tuye en tarea de su per nencia.

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Simposio sobre tragedias evitables

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ASimposio propósito sobre del tratamiento de laevitables Injusticia tragedias Somos en y a partir de los vínculos 1 A 10 años de Cromañón

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Beatriz Romero En primer lugar agradecer en las personas de Nilda y Lila a todos los integrantes de la ONG Familias por la Vida el haber organizado este Simposio en el año que se cumplen 10 años de la masacre de Cromañón. Hecho que da cuenta de la persistencia en la lucha por la búsqueda de jus cia, por la salud, por desnudar los mecanismos que hacen posible que estos hechos sucedan, con el propósito que no se repitan. Sabiendo que, como sociedad nos enfrentamos a un enemigo muy poderoso a ba r como es la corrupción que está en el origen de la mayoría de las tragedias evitables, enredada en los diversos niveles de los Estados que haciendo caso omiso de las condiciones que posibilitan estos hechos permiten que sigan sucediendo. Me interesa señalar que estamos necesitados de volver a otorgar sen do a las palabras, tal como corrupción, que de tanto ser nombradas sin efectos correctores en los hechos quedan vacías de significado. Las palabras han perdido su significado. Agradecer la invitación al Equipo de Psicólogos Sociales de la Primera Escuela Privada de Psi-cología social fundada por el Dr. Enrique Pichon-Rivière en cuyo nombre estoy hoy aquí par cipando de este panel que toma el tema de la salud. Me gustaría hacer una aclaración en

relación a la palabra masacre que referí anteriormente y que decidimos mantenerlas en nuestros escritos y reflexiones. Desde los primeros momentos familiares y sobrevivientes la acuñaron para designar el evento, en oposición a los intentos de nominar el hecho como algo inevitable y porque ins tuye fundamentalmente la responsabilización de funcionarios estatales y empresarios. La nuestra, la de la gente de Cromañón y la del equipo de psicólogos sociales, fue una historia compar da en diversos escenarios en los que se desarrollaban las acciones de los familiares, sobrevivientes y amigos de la tragedia de Cromañón. Desde el primer momento: recorriendo hospitales, quisiera decir al respecto que Evangelina Himi an en su libro Francisco el papa de la gente escribe lo que en una entrevista le contó un papá de Cromañon le dice que, ese trágico día vio en el hospital a un hombre de negro, Bergoglio y a los psicólogos de la Pichon. Luego en el Santuario, lugar de enorme contenido simbólico, lugar necesitado que fue el centro de reunión, de encuentro, de conmemoración, lugar de sostén. Luego la par cipación en las asambleas que los primeros meses se desarrollaron en el edificio de la Escuela de psicología social de las que par cipaban todos los grupos de familiares y amigos que se fueron con-

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Simposio sobre tragedias evitables

La par cipación de las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, el acompañamiento a las en-trevistas con los dis ntos Ministros de Salud por dis ntas situaciones en cada instancia, desde el Dr. Alfredo Stern que ante el pedido de hacer una campaña de difusión masiva mostrando la necesidad de que los sobrevivientes se hicieran atender, con una visión muy par cular de la situación nos quiso convencer, el 14 de febrero de 2005, que la emergencia había pasado ya que quedaban internados sólo 3 personas, hasta el Dr. Donato Spacavento a quien le planteamos todas aquellas cosas que considerá-bamos imprescindibles se cumplimentaran en relación a la infraestructura sanitaria para cuando se cumpliera el 1er aniversario previendo lo dura que iba a ser esa instancia. Hasta la conformación de grupos terapéu cos para padres de jóvenes fallecidos uno, y el otro para sobrevivientes. Menciono estas instancias de acom-

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pañamiento, solidaridad y compromiso porque en ellas está implícita una modalidad de intervención implementada y conceptualizada por Pichon-Rivière en la urgencia psiquiátrica, pero a la que no se restringió, sino que la hizo extensiva a los dis ntos ámbitos posibles de intervención. Esta implica ir hacia donde está la necesidad y el conflicto lo que permite tener una mejor lectura de la situación y poder así, organizar disposi vos de intervención, que fueron diversos dependiendo del momento y la necesidad. Por ejemplo, en un primer momento: guardias telefónicas, atención en el Santuario (habíamos organizado equipos de dos psicólogos sociales que permanecían dos horas en turnos que iban desde las 16hs a las 20 hs. Todos los días); visitas a sobrevivientes en sus casas cuando eran requeridas por la familia así como entrevistas en el ámbito de la Escuela Psicología Social. Comunicaciones con el Ministerio de Educación de la Ciudad en febrero de 2005 ante la preo-cupación de los padres por la vuelta de los chicos a la escuela y encontrarse con bancos vacíos,

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s tuyendo, para luchar por jus cia para las víc mas de Cromañón, espacio que tomó el nombre de reuniones de ar culación.

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Simposio sobre tragedias evitables y por los exámenes de marzo que se avecinaban que los chicos sobrevivientes no estaban en condiciones de afrontar. Ante nuestro reclamo el Ministerio dictó una resolución contemplando esta situación.

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Par cipación en jornadas crea vas junto a sobrevivientes; jornadas de prevención con jóvenes mediante charlas en las escuelas primarias y secundarias que incluyó padres de chicos fallecidos, trabajadora social y abogada. Con el grupo terapéu co del que parcipaban los sobrevivientes se organizó el “Encuentro de Arte Post Cromañon: Integración y transformación” el objevo fue posibilitar un espacio en el que a través del arte pudiéramos pensarnos y pensar a los otros. Para ello se conformó una comisión organizadora integrada por profesoras de teatro y plás ca del IUNA, banda de rock, integrantes de la Comisión de Salud (el equipo de psicólogos sociales), el Centro de Estudiantes de la escuela de Psicología social.

¿Esta diversidad de acciones es pernente al accionar de los psicólogos sociales o a los profe-sionales de la salud? Entendemos que sí, que son instancias que colaboran a la salud, desde la disminución y elaboración de ansiedades, la posibilidad de generar ámbitos de sostén y protagonismo, y hasta tener una instancia de alegría y distención dicho por los propios par cipantes de la Peña organizada a casi un año de Cromañón el 10 de Diciembre fecha elegida porque es la que recuerda el Día de los Derechos Humanos que tuvo como propósito - excusa juntar fondos para el árbol de Navidad del Santuario Lo que la experiencia nos muestra es que ante situaciones de catástrofe la ayuda que reciben los damnificados por parte del Estado ene fecha de vencimiento a corto plazo, y es muy insuficiente para las necesidades de las víc mas: padres de chicos fallecidos y sobrevivientes. Por eso lo valorable de la lucha de la ONG Familias por la Vida por lograr la atención de la salud por parte

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Simposio sobre tragedias evitables

Esta situación la confirma un hecho que debo decir me causó una profunda emoción, y que fue cuando en ocasión que dejaron libres a los integrantes de Callejeros este año, veo y escucho a Nilda Gómez decir en un programa televisivo: “dicen que padecemos de estrés post-traumá co, yo padezco de AUSENCIA. Esa palabra AUSENCIA es de una dimensión esclarecedora, hace referencia a la pérdida. La situación de pérdida, el sen miento de pérdida es un hecho y una condición que requiere de abordaje terapéu co y sin duda alguna en hechos de esta naturaleza traumá ca, porque condiciona la salud o la enfermedad. Al padecimiento que genera el hecho se suman otros que lo agravan: reveses en la jus cia, el sen miento de indiferencia de una parte de la sociedad cuando no la es gma zación, la enfermedad y muerte de padres de chicos fallecidos, la falta de respuesta del Estado ante la situación de los sobrevivientes. Aspectos estos que remiten a un sen miento de ABANDONO que se hace necesario enfrentar con acciones que reviertan estas faltas y que nos llevan a pensar en el papel de las ins tucio-nes en nuestra sociedad y por supuesto del Estado. Y

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es lo que la “familia Cromañon”, como ellos mismos se designaron, hizo.

Estas instancias que implican un po de acción inapelable sin embargo contribuye a sostenerlos – las ins tuciones ofician de sostén pero también en el enfrentamiento con las ins tuciones se genera instancias de sostén para las personas- , pero no es suficiente. El grado de sufrimiento es tanto que requiere que se puedan conectar con el propio dolor para poder elaborar el duelo. La ac tud militante es valorable pero no alcanza para elaborar el sufrimiento y sus consecuencias. Por eso surge la demanda de parte de un conjunto de padres de chicos fallecidos integrantes de la ONG Familias Por la Vida que hoy nos convoca a este Simposio, de trabajar con nosotros en un grupo de caracterís ca terapéu cas. Para ello conformamos un equipo integrado por 3 personas una de ellas psicóloga clínica y psicóloga social y 2 psicólogas sociales. La misma estructura tuvo el equipo que trabajó con jóvenes sobrevivientes. Contamos con el sostén y la supervisión de Ana Quiroga, Directora de la Escuela, en la labor terapéu-

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del Estado.

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ca y en el seguimiento de las dis ntas ac vidades. En esta instancia nuestra tarea se desarrolló alrededor de lo que considerábamos la contradicción principal: el deseo y las ganas de vivir y las de morir. La lucha por la salud era en este caso la lucha por ir ganándolos para el deseo de vivir. Que puedan reforzar aspectos de la iden dad que les permitan construir otra co dianidad, generar otros proyectos ya que nada volverá a ser igual. Que puedan enfrentar y rever r el daño al proyecto de vida, teniendo presente que el proyectar es una ac vidad esencialmente humana y la lesión a esta capacidad genera vulnerabilidad y padecimiento. Puede sorprender que la demanda se produjera después de la des tución de Ibarra. Hoy lamen-tablemente tenemos que padecer su postulación a Jefe de Gobierno con el lema “Uno para todos”, lo que evidencia el no hacerse cargo de su responsabilidad en la tragedia con más muertos que padeció la Ciudad

de Buenos Aires. Estoy convencida, sin embargo, que sigue vigente la sentencia de Mariana Márquez, mamá de Liz de Olivera cuando señalándolo en la Legislatura le dijo: “sos un cadáver polí co”. La des tución se produjo el 8-3-2006 y nosotros comenzamos a trabajar en esta tarea a media-dos de ese año. Reitero, puede sorprender el momento de la convocatoria o no, la des tución no trajo el alivio esperado, necesitado. Lo que expresaban era el desánimo en el que habían caído y la necesidad de hablar de lo que sienten. La opción por nosotros, según nos dijeron, fue porque nos conocían y nosotros a ellos. Habíamos construido en este proceso un vínculo habilitante, un vínculo de confiabilidad. Nos conocían y sabían que contrariamente a la voz “cien fica” que habían escuchado muchas veces que los alejaba de la lucha para poder transitar el duelo, sabían que desde nuestro posiciona-miento que planteáramos en una declaración que hicimos el 3 de enero

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Esto está en consonancia con la concepción de salud como construcción colec va que sus-tentamos. Dice Ana Quiroga: “La salud mental está en obra, en el sen do de construcción y desarrollo, por con nencia, memoria, rescate y afirmación de la iden dad, sostén recíproco, elaboración, reparación y simbolización, o en deterioro y daño por violencia, abandono, desmen da de la percepción, impunidad, aislamiento, fragmentación y abuso, en las dis ntas prác cas sociales, que enen por escenario la vida familiar, el trabajo, la polí ca, la jus cia, la distribución de bienes, el hábitat, las formas de la sexualidad, la crianza, la significación del otro.” Concepción de wwsalud que “implica una lectura de la realidad en sus dimensiones obje vas y subje vas que se dé con capacidad de evaluación y propuesta de cambio”. Esta concepción ha norteado la intervención y desde este marco referencial es que nuestra par cipación implica una mul plicidad de acciones sobre todo atendiendo a favorecer espacios de encuentro, reflexión y elaboración de ansiedades entendiendo al grupo como el ámbito privilegiado que permite generar vínculos y conformar una estructura de sostén. Me gustaría terminar mi par cipación

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leyendo un párrafo de “La memoria arrasada” un escrito de un querido maestro José Töpf: “El llanto o la maldición compar dos fortalece la convicción de que somos quienes somos porque tenemos un mismo dolor, una misma furia y un mismo consuelo que nos hermana. O sea, porque volvemos a pertenecer a nuestra familia, a nuestro vecindario a nuestra comunidad. Nuestra existencia vuelve a apoyarse en la existencia de los otros. De allí saldrá la fuerza para recuperarse. Por ello la importancia del recordar y del recordar con otros. Nos devuelve lo esencial de nuestra condición humana y de nuestra salud mental, que es la posibilidad de dolerse, la posibilidad de la ira, del llanto –dijimos-, y entonces, luego, también, la posibilidad de alivio y de imaginar un futuro, de seguir viviendo. Escuetamente, la posibilidad de seguir amando y trabajando”.

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de 2005 entendíamos que “la experiencia histórica y social de nuestro país evidencia que las posibilidades de elaboración y de salud frente a experiencias traumá cas de estas caracterís cas transitan necesariamente por el camino del esclarecimiento y la búsqueda de juscia que cas gue a los verdaderos responsables”.


16 Ana Quiroga: los efectos de la crisis en la subje vidad Entrev ista de Rosa M arcone

Ana Quiroga: los efectos de la crisis en la subjetividad

Indignados, como sujetos sociales de poder Entrevista de Rosa Marcone

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Ana Pampliega de Quiroga, directora de la Primera Escuela de Psicología Social fundada por el Dr. Enrique Pichon-Rivière, analiza los cambios en la subjetividad producidos en el contexto de la actual crisis mundial y de las protestas globales contra el sistema capitalista. –En 1997, en La Marea N° 8 te referías a la sobreadaptación y al “terror de inexistencia” como las patologías y formas de padecimiento que afectaban a la subje vidad. En tus intervenciones recientes –como en el seminario “Pichon Rivière como autor la noamericano”– hiciste referencia a trasformaciones producidas en la subje vidad a par r de cambios en las condiciones obje vas de esta primera década del siglo XXI. ¿Cuáles serían las esas modificaciones? –Este es un momento muy convocante, diría más, apasionante para analizar lo que sucede y para desarrollar ciertas líneas de reflexión. En mi caso, esa reflexión se da también con una intensa carga emocional, desde un sen miento de asombro, que en endo experimenta mi generación al asis r a un movimiento social, a una efervescencia y la gestación de formas de pensamiento y lucha que no creíamos volver a visualizar como escenario de la vida co diana. También surge la alegría de ver que ciertas lectu-

ras que hicimos años atrás no están desajustadas a la realidad y que hoy vuelven a plantearse aquellas inquietudes y análisis en nuevas condiciones. Esas lecturas apuntaban al cues onamiento global de un sistema. Hoy ene intenso sen do analizar los procesos de crisis y transformación de la vida social. La crisis que experimentamos no es solo global por la diversidad de ins tuciones y relaciones que abarca, sino porque los pueblos están implicados ac vamente en ella de dis ntas maneras. Este movimiento de desestructuración, de cambio acelerado se da en el plano de lo económico, social, polí co e ideológico, desnuda y permite conocer realidades cuya existencia y caracterís cas permanecían ocultas no solo por el velo de la legitimación ideológica, la naturalización, sino también porque desde posicionamientos supuestamente epistemológicos se plantea que es imposible conocer la realidad. Toda crisis es una contradicción que ayuda a tomar conciencia ya que posibili-

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ese orden se instala en la subje vidad hay muy poca posibilidad de ar culación con los otros. Quizás ahora resignifiquemos esas manifestaciones masivas que se dieron, por ejemplo, contra la guerra de Irak como formas de reconocimiento de derechos y de resistencia a su violación por los estados. Esas luchas podrían ser antecedentes de esta nueva oleada que alcanza otra dimensión. Y como decíamos no es puntual, apunta a un sistema. La precarización de la vida, la falta de proyecto, de sen do, la falacia de las promesas, desata hoy la indignación, se registra que es absurdo pensar en salvarse solo, y este registro favorece la posibilidad de establecer lazos solidarios de reconocer en el otro un semejante, un prójimo. La forma de establecimiento de esos lazos cuenta con una nueva herramienta que es la posibilidad de convocarse a través de las redes sociales, redes que han tenido un rol protagónico en este llamamiento a la resistencia, a este proceso iden ficatorio masivo. –¿Creés que existe alguna conexión entre estos manifestantes que se autodenominan “indignados” con la idea de dignidad que trabajaste con Paulo Freire en su momento? –La misma palabra nos lo plantea. Los indignados son aquellos que asumen y ponen en juego su ira, su intolerancia al sufrimiento, y recuperan su mérito, esa dignidad frente al ataque llevado a cabo persistentemente por un sistema que no reconoce los derechos ni la dignidad humana. Pero me parece que lo que está más intensamente presente es el cues onamiento al poder. Cuando

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ta replanteos profundos sobre nuestras formas de vida, sobre las ideas y pensamientos. Por eso en endo que es un momento para el hacer y para el análisis compar do. Por ejemplo, el 15 de octubre más de novecientas ciudades del mundo fueron escenario de movilizaciones en las que los jóvenes, pero también personas mayores y de mediana edad, se manifestaron en una crí ca ac va respecto al sistema capitalista. Cuando se iniciaron estas movilizaciones parecía –según los medios– que solo eran protestas contra los privilegios de los bancos, del capital financiero. Pero hoy se muestra mucho más que eso. La ocupación de Wall Street por los manifestantes ene una carga simbólica importan sima, porque es un lugar reconocido como corazón del sistema capitalista. Asis mos al crecimiento y persistencia de una crí ca que trasciende un aspecto del sistema ya que lo cues ona en su esencia. Dos frases elaboradas en las movilizaciones españolas grafican este cues onamiento: “No soy an -sistema, el sistema es an -yo”. Es decir, el que habla, que se reconoce como víc ma del sistema, define a ese sistema como su antagonista. La otra frase difundida en las movilizaciones en Cataluña, comunidad con una larga historia de luchas, dice: “Es hora de pasar de la indignación a la acción”. La convocatorias a estas movilizaciones, la permanencia en las plazas y las respuestas masivas que obenen representan un paso importante en la salida del individualismo que conduce a la fragmentación, en el que cada sujeto está aislado y es un mundo en sí mismo, con un alto grado de clausura, indiferencia, escep cismo, a la vez de vulnerabilidad y fragilización. Cuando


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Ana Quiroga: los efectos de la crisis en la subje vidad a fines de los 90 veíamos en la Argenna los efectos subje vos del despojo y el some miento que esto generaba, vimos crecer también un fenómeno inverso que consis ó en asumirse como potencial protagonista de la vida social y no solo como víc ma de un orden social inhumano. Entonces en ese protagonismo, en esa prác ca social compar da que generaba aquellas luchas, aparecía la condición de sujeto social de poder. No basta con sen rse sujeto de derecho, porque ese derecho puede ser desconocido o violado por sectores dominantes. Es necesario reconocerse como sujeto de poder, lo que no es un proceso aislado sino compar do, y que implica cambios en la subje vidad pero también acción y organización en la vida social y polí ca. En los años 90, la hegemonía y exaltación del modelo neoliberal y sus discursos lograron inicialmente un consenso importante en sectores medios, pero también entre las clases trabajadoras y en sectores populares menos favorecidos. Ese consenso, al comienzo ligado a la promesa y a la seducción, se fundamentó luego en el miedo a quedar defini vamente expulsado, atrapado en un abismo. Hablábamos entonces del terror de inexistencia, de la seducción y de la amenaza, porque parte de ese consenso respondía a la amenaza, pero otra parte a la seducción sostenida por el mecanismo de iden ficación con el agresor. Este es un momento de iden ficaciones diferentes, iden ficaciones horizontales que hacen a las masas y los grandes grupos, y una iden ficación del agresor como tal, un descubrimiento contundente de su condición de tal, a la vez que

la posibilidad de discriminarse respecto del grupo de poder. Hoy es posible romper el engaño de que el ciudadano de a pie forma parte de ese grupo todopoderoso, romper el engaño de la seducción, ese engaño que a veces resulta tan penoso escuchar en los discursos de las víc mas, atrapadas en el prejuicio y el desprecio de sus semejantes sin saber que otro habla por ellos. A lo que voy es que cuando se iden fica al agresor, cuando se reconoce que es “mi” agresor, nuestro agresor como pueblo, como clase, como sector social, hay un cambio, no es lo mismo que iden ficarse con el agresor y fundirse con él. En este momento se está produciendo a nivel mundial el fenómeno que vimos en nuestro país a fines de los 90 y comienzos de este siglo. Aquel proceso en el que los sujetos se reconocen como sujetos sociales de poder. El sujeto social de poder es el que asume y registra el poder social que posee y puede ejercer. Muy dis nto a lo que desde algunos ámbitos de las ciencias sociales llaman “empoderamiento”. Discuto este término porque encubre una idea paternalista; implica la idea de que alguien otorga el poder y que no son los sujetos sociales los que asumen el poder. Es un término equívoco que ciertas líneas de la llamada psicología comunitaria u lizan con el supuesto fin de que la gente pueda “empoderarse”. Por el contrario, la gente se reconoce como sujeto de necesidades y de poder en una prác ca social que no ene mentores, que es protagónica y surge de y conduce a una toma de conciencia. En el proceso social de lucha y posicionamientos compar dos los sujetos descubren ese rasgo de iden -

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19 dad con otros: el compar r un poder como actores autónomos de un proceso. No les es otorgado desde afuera ni son guiados al empoderamiento. –Muchos plantean que estas manifestaciones espontáneas y horizontales, que van armando una organización para sostenerse en la lucha (con tareas de mantenimiento, comida, limpieza), demuestran que se desplazó la tradición organiza va de la clase obrera como sujeto social o protagonista fundamental de las luchas del siglo pasado. –No creo que sus tuya a la clase obrera, en todo caso ubica a otros sectores sociales en una lucha contra una clase dominante que sigue exis endo. La horizontalidad en las manifestaciones la vimos también en Argen na, y muestra cómo el sistema amplia y acentúa su poder sobre aquellos sectores medios que también son golpeados por el sistema. De alguna manera los carteles que circulan por Wall Street lo grafican cuando dicen: “Somos el 99%”, frente al 1% que ene el poder, lo cual, para derrotar a ese 1%, requiere de la unidad de dis ntas clases y sectores. En algunos países como Grecia e Italia estas manifestaciones se ar culan con huelgas generales... –En los 90, los jóvenes recibían la amenaza de que si no se capacitaban quedaban desocupados. Ahora en España los jóvenes dicen: “hoy estudiamos, mañana nos recibimos, pasado somos desocupados”. –Aquel discurso del “nuevo orden” promovía una ilusión y exhortaba a lograr

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una formación que pudiera adaptarse a varias revoluciones tecnológicas. Lo de la formación es correcto; lo engañoso era que se pudiese ser parte ac va del proceso social ins tuido, que ese sujeto que se había capacitado fuese a ser albergado por las ins tuciones de trabajo. Hoy los indignados comprueban que aquello era un engaño, porque la sobrecalificación excluye a los jóvenes del sistema produc vo y los condena a la dependencia, obstaculiza el logro de la autonomía porque no alcanzan a tener trabajo ni una vivienda propia y digna. Ese engaño nos remite nuevamente al discurso encubridor que distorsionaba, que ocultaba las reales consecuencias de la reorganización de la producción, que expulsó a millones del sistema produc vo. Se encubría las crisis del capitalismo que estallaba en dis ntos lugares del mundo, en Rusia, en los países asiá cos, en Brasil, Argen na, y también las maniobras dentro del capitalismo para salir de ellas. Nosotros estuvimos en el ojo de esa tormenta, y ahora lo están las juventudes del mundo. En ese sen do, los argen nos y los países la noamericanos fuimos aprendiendo algunas cosas: en principio la necesidad de salir de la dispersión que instaló una hegemonía económica mundial en los 90. Dispersión que en los países de nuestro con nente fue siempre parte de una polí ca de dominación durante dos siglos, con muy pocos momentos de excepción. La fuerza de los levantamientos populares en los países de La noamérica permite que estos países –por ejemplo con organizaciones como UNASUR–, busquen polí cas de unidad para enfrentar los problemas regionales.

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Ana Quiroga: los efectos de la crisis en la subje vidad Aunque no sea aún un bloque poderoso, es sin embargo una fuerza en construcción que ha mostrado eficacia polí ca y económica. Estos son aprendizajes de la propia historia que nos fortalecen. A la vez hay que evitar una ilusión que sobredimensione y nos de una lectura y estrategia equivocadas acerca de las posibilidades de esos movimientos. Me refiero tanto a las movilizaciones contra el sistema como a los acuerdos regionales para enfrentar las polí cas que imponen los centros de poder, que aunque estén en crisis, de modo alguno están derrotados. Estos movimientos que expresen un nivel profundo de rechazo y descontento habrá que ver en qué medida pueden crecer en organización en su lucha contra el sistema capitalista. No dudemos que en cada país las clases dominantes, que están organizadas, desarrollarán estrategias para contener y reducir el conflicto, Entonces esos movimientos de rechazo, de protesta tendrán que pasar a nuevas acciones y nuevas formas de organización para sostener sus reclamos. –Esas formas recuperan las viejas tradiciones de lucha... –Desde luego, siempre está presente en la memoria social un registro de los aconteceres histórico-sociales vividos por la actual generación o por las anteriores. No hablamos de un ser humano ahistórico. A la vez, en todo momento histórico los seres humanos no pueden desarrollar un proyecto sin ar cularse con los otros. En estos úl mos movimientos de protesta ha emergido una necesidad más que intensa, donde se han producido no solo fenómenos de iden ficación (“a mí me pasa lo mismo

que a vos”), sino que se plantean “¿qué hacemos frente a esto?”. De ahí surge la organización .Esto es tan an guo y fundante que dio lugar a los procesos de hominizació, a la génesis de lo humano. En los grandes movimientos que se están produciendo en el mundo, lo importante es el nivel de masividad que adquirieron. Estamos viviendo un proceso de una calidad diferente, por la diversidad de quienes lo protagonizan, porque sus actores enen conciencia de que por el camino que este sistema les propone no enen ni cabida, ni salida; en enden que el problema es estructural y esto es lo que conduce a nuevas posibilidades de organización y desde luego a recurrir a los referentes históricos aunque no estén nombrados. Un claro emergente de estas manifestaciones es la insistente forma de protesta. Durante varios años hablé acerca de que la queja era una ac tud de resignación, de impotencia para pensar otra alterna va, y que era necesario entender el camino de la protesta en términos de salud mental. A diferencia de la queja, la protesta ene que ver con la indignación, con el posicionarse: “esto es intolerable”. Pero también con el paso siguiente que es el cues onamiento ac vo a través de determinadas estrategias. En principio, como dijimos, iden ficar al opresor, a aquel que coarta cualquier proyecto de vida. Por ejemplo, lo que les ocurre a los jóvenes griegos, pero también a los jubilados a quienes les quitan la jubilación y les dejan un proyecto de deterioro o de muerte. Entonces la protesta ene una lógica profunda que hace a un rasgo que adquirimos tempranamente en nuestro desarrollo como seres humanos: la ca-

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–¿Qué otros signos de diferencias percibís con respecto a la subje vidad? –Hay otras señales que indican que los empos son otros. En el plano intelectual, por ejemplo, el libro Es posible conocerla realidad, de Rosa Nassif, ha tenido una gran repercusión entre los estudiantes y algunos docentes en disntos ámbitos académicos, aun cuando presenta una perspec va que fue muy cues onada y descartada en los 90. En aquella década los jóvenes y también los de mediana edad, formados en teorías que alcanzaron hegemonía –el construc vismo, el escep cismo gnoseológico– fascinados por lo que se presentaba como lo radicalmente innovador y liberador del pensamiento humano, no tenían permeabilidad a otras teorías. Estas eran consideradas perimidos y desechables en tanto relatos de las sociedades disciplinares, relatos de modernidad, y en los llamados nuevos paradigmas naufragaban las ideas de sujeto, de verdad, y en consecuencia de la potencialidad humana de conocer la realidad y poder transformarla, y más aún de transformarla revolucionariamente. Si bien el pensamiento posmoderno y las teorías del conocimiento que lo sustentan siguen siendo hegemónicos en la enseñanza universitaria, hay en los estudiantes otra escucha. Tal vez a par r de las condiciones concretas que llevan

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a la indignación a generaciones enteras, los jóvenes descubren que enen que abrir su pensamiento a otras propuestas que podrían dar más respuesta a su inquietud. El pensamiento que logró hegemonía a fines del 80 y en los noventa, y que permanece como dominante hasta hoy, sos ene que cada uno ene su verdad. Desde ese subje vismo radical descarta la cues ón de la verdad, de la causalidad y del conocimiento de la realidad obje va. Desde este posicionamiento la polémica, la inves gación acerca de la realidad pierde sen do, y el polemizar remite a un pensamiento vetusto, esquemá co, binario. ¿Cómo se dio esto? Si bien estas ideas no son nuevas, se presentan como “nuevos paradigmas”. Podemos pensar en algunas de las condiciones de producción en el período que mencionamos. Todo cambio en la vida social está acompañado de un discurso. El discurso posmoderno surge precisamente cuando las experiencias socialistas fueron derrotadas –aunque se mantengan los aspectos formales de su estructura–, a la vez que se instala en esos países un rechazo a los cambios. Por ejemplo, en el Par do Comunista Francés, hubo un fuerte rechazo a ese gran movimiento de cambio que convocó a tantos sectores de la sociedad en mayo de 1968. Esa posición retrógrada la sostuvieron muchos par dos comunistas del mundo y expresaba un pensamiento autoritario, empobrecido, en el que lo revolucionario había sido dejado atrás. movilizó a muchos intelectuales al escep cismo o a una crí ca radical a la modernidad, a las sociedades disciplinares homogeinizantes que no consideraron la contradicción ex-

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pacidad para la rebeldía . Junto a otro rasgo, también temprano, que es la capacidad para condolerse, para sufrir por otro, son el fundamento de la é ca de una autonomía que convive con la interdependencia.


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Ana Quiroga: los efectos de la crisis en la subje vidad istente entre sujeto y sociedad, a lo que se llamó “socialismo real” pero que representaba a un capitalismo restaurado, par cularmente en la URSS. Había sido derrotado un pensamiento que tenía en cuenta la iden dad del sujeto pero que se trastoca en un proyecto social homogeinizante. Me refiero a las posiciones del PC francés, porque al alejarse de la realidad del pueblo que se movilizaba, obreros, estudiantes y otros sectores, tenía que generar una reacción entre los intelectuales. De ahí que la génesis del pensamiento posmoderno tenga cierta legi midad. Sin embargo algunos intelectuales con posibilidad de apertura de pensamiento y de ac tud, como Sartre, mantuvieron sus convicciones hasta el fin siguiendo el movimiento social desde una mirada revolucionaria y no escép ca ni ilusoria. Pero el discurso posmoderno fue enamorándose de sí mismo, construyendo también un relato. Los relatos comienzan a ocupar el lugar de la realidad y del conocimiento de la misma. La ilusión de la libertad absoluta del individuo se sostenía en que en los 80 asis amos al surgimiento de una sociedad de cumplimiento de deseos: una invención, algo irreal. El fin de los grandes relatos era una hipótesis paradójica desde el punto de vista lógico, ya que contradecía su propio relato sobre el mundo que se gestaba, mundo que se presentaba como un paraíso en la erra. Así fue como el gran relato de la libertad de elección, la libertad omnímoda, absoluta de los individuos terminó cons tuyéndose e imponiéndose como un pensamiento único. Por otra parte ¿a quiénes llegaba esa nueva situación, qué sujetos alcanzaban ese estatus de supuesta libertad absoluta? El

pensamiento posmoderno que surge de esa nueva hegemonía mundial no veía ni cues onaba los grados de sumisión, determinación y opresión de los sectores populares. A la vez, la exaltación del individualismo legi ma una sociedad de dispersión y de insignificancia del otro, de autocentramiento en la propia realidad. Esta concepción fue funcional a otro gran discurso, el del “nuevo orden mundial”. Converge con él, ya que éste promete la felicidad absoluta con la seducción del “fin de la historia” como culminación de la evolución ideológica, social e histórica de la humanidad y el aplanamiento de los conflictos. Hoy, si los resultados no nos produjeran llanto, podríamos reírnos de esas ideas de aplanamiento de los conflictos haciendo un recuento de lo que pasó después, desde la Guerra del Golfo hasta las crueldades de la Guerra de Irak, pasando por Kosovo, Afganistán, y lo que está sucediendo hoy con la llamada Primavera Árabe. Si bien los conflictos actuales son producto de lo que es el corazón de estos movimientos, como es la recuperación de sí mismos en sujetos de poder, tenderán a ser manipulados por las grandes potencias. La ideología de ese poder mundial, que afirmaba ser “el mejor mundo posible” e impuso condiciones de explotación tremendas para millones de personas con los cambios en la producción y el deterioro de las condiciones de vida social, hoy intenta apoderarse de esos movimientos que lo enfrentan. Podremos cri car y mucho la figura de Gadaffi, pero no podemos aceptar la manipulación y los bombardeos de las grandes potencias y de la OTAN, que actúan en

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–Decíamos que uno de los aspectos subje vos de cambio es la emergencia de un sujeto social de poder, un sujeto que iden fica al agresor y la alienación que le genera. Esto implica desalienación. A la vez, decía que hay una posible escucha de otras teorías, diferentes a la del fin de los grandes relatos, por ejemplo, la escucha de los debates planteados por el marxismo acerca del discurso posmoderno, del construc vismo, del materialismo mecanicista, del estructuralismo, debates que en aquellos años no tuvieron espacio. La actual posibilidad de escucha de estas otras teorías no niega la existencia hegemónica de la concepción idealista-rela vista del posmodernismo. Estas teorías se presentaron como algo profundamente innovador, que aparecía como su rasgo caracterís co y con un valor absoluto. La escena estaba ocupada por la presentación de lo novedoso de esa concepción, ocultando sus herencias conceptuales. Por ser innovador, ya era bueno. Este era un aspecto más del mecanismo de seducción. Se descalificaba todo otro pensamiento por obsoleto. La polémica con estos paradigmas está muy bien desarrollada en el libro de Rosa Nassif. En esos años, aquellas ideas que aparecían como innovadoras capturaron a la mayoría de la intelectualidad, se ubicaron en un lugar hegemónico en las universidades y en todos los niveles educa vos. Muy pocas voces se levantaban contra esto. Esa hegemonía quedó invisibilizada ya que penetró profundamente en las dis ntas formas de pensamiento y marcos conceptuales. Los que trabaja-

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mos en universidades o en ins tutos de nivel terciario encontramos entre nuestros alumnos o en gente ya formada ese pensamiento posmoderno, rela vista, agnós co, radicalmente subje vista e irracionalista. En él se ve, entre otras, la hegemonía del pensamiento de Cornelius Castoriadis, hegemonía que se percibe en el lenguaje co diano, por ejemplo, en la u lización del término “imaginario social”. Aun con desconocimiento o tergiversación del significado que le asignó Castoriadis, muestra cuánto se propagó, hasta estar presente en el lenguaje co diano. Esto habla de la impregnación cultural. Cada vez que planteo mi posición al respecto aparecen frases como esta: “la crisis de lo obje vo en las ciencias”, o bien la pregunta: “¿en el contexto de crisis del marxismo polí co, Pichon-Rivière, que fue un innovador permanente, seguiría sosteniendo su planteo teórico o se plegaría a formulaciones post como las de Foucault, Deleuze o Castoriadis, que plantean la crisis de lo obje vo en las ciencias?”. Es decir, se considera que un innovador no ene más remedio que plegarse a lo dominante, ¿cómo vas a seguir sosteniendo un pensamiento que te dicen que es obsoleto? Esta fue una gran presión en el ámbito intelectual, y para la psicología social fue un debate que tuvo efectos posi vos porque nos permi ó estudiar y revisar muy concienzudamente y con hones dad nuestros planteos. ¿Por qué la necesidad de esa profundización y análisis? Porque lo que se presentaba como innovador dejaba sin objeto a la psicología elaborada por Pichon-Rivière, a la que pretendemos darle con nuidad y desarrollo.

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función de sus intereses económicos, ignorando la resistencia del pueblo libio.


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Ana Quiroga: los efectos de la crisis en la subje vidad Sin campo de indagación, con la caída de la idea de obje vidad, cues onada la concepción de sujeto y de salud mental, ¿qué queda de la psicología? ¿No es acaso un tema central de la psicología la relación entre lo subje vo y lo obje vo? Nosotros, a par r del concepto de adaptación ac va a la realidad junto al de conciencia crí ca –que definen la salud mental, según Pichon-Rivière– fuimos repensando, profundizando y dando las polémicas necesarias. También rec ficamos ideas, no es que no nos movimos un milímetro de nuestro pensamiento anterior. Sobre la base de la profundización encontramos caminos nuevos y una conciencia de la trayectoria de las ideas, las propias y aquellas con las que polemizábamos. Tuvimos mayor precisión sobre formulaciones, a la vez que logramos mayor conciencia acerca de las condiciones polí cas, sociales, económicas a las que pertenecían, de los procesos sociales de producción y económicos de los que surgían. Ahora, en otras condiciones económicas, polí cas y sociales se abren espacios para el replanteo de estas concepciones, que no serán iguales a las de hace cien años porque expresarán las condiciones obje vas del presente.

do hegemónico pero se ha abierto la polémica. Las condiciones sociales y el daño que se registra, el padecimiento y la progresiva toma de conciencia que hacemos de sus causas, se expresan en nuevos movimientos y organizaciones sociales y abren esperanzas. Este es un momento de crisis y esperanza.

Entonces, no todo cambió, no se dejaron atrás muchos pensamientos. Aunque hay más debate, sigue siendo hegemónico el pensamiento que se instaló a fines del siglo XX. Por ejemplo, esta idea de la caída de la noción de lo obje vo en la ciencia, la idea de que no se puede conocer la realidad, se ar cula con que tampoco existe obje vamente la causalidad, la verdad de los fenómenos que se estudian. Este pensamiento sigue sien-

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ÁREA DE ESTUDIOS DE GÉNERO El área de la mujer y estudios de género es el resultado de experiencias de un grupo de psicólogas sociales que abordamos la problemática de violencia contra la mujer desde una perspectiva de género y desde un esquema conceptual que incluye, un concepto de sujeto, un concepto de salud y un concepto de aprendizaje .

Las actividades que el grupo viene desplegando hasta el presente: (I) Seminarios de prevención de violencia dirigida a alumnos, egresados e interesados en la temática. (II) coordinación de grupos de mujeres en situación de violencia. (III) Talleres, seminarios y foros que sirvan para comprender, desocultar y desnaturalizar el rol subordinado de la mujer y la violencia cotidiana. (III) Supervisiones: institucionales, equipos comunitarios, etc. (IV) Talleres de género “Aprender desde la igualdad”. (V) Talleres de reexión sobre las problemáticas actuales en las familias. (VI) Talleres sobre noviazgos violentos. (VII) Foros anuales sobre género violencia, trata de mujeres y sobre diferentes temáticas que hacen a las relaciones de género. (VII) Grupos de reexión de mujeres para pensarse en la vida cotidiana. (VIII) Orientación a familiares, amigos, vecinos y testigos de hechos de violencia. (IX) Jornada anual en la comunidad para trabajar con los vecinos de la asociación vecinal de la plaza Mariano Boedo, la conmemoración del 25 de noviembre día internacional de la no violencia contra las mujeres.

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Desde el año 2003 y a lo largo de 10 años trabajamos con grupos de mujeres de distintos barrios de Capital y Gran Buenos Aires formando agentes de prevención para abordar las diferentes situaciones de violencia en su comunidad. Los objetivos que nos proponemos son hacer visible esta problemática que emerge en la interioridad de la familia como espacio privado y silenciado.


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ÁREA COMUNITARIA El Area comunitaria de la escuela ha estado siempre activa desde su Fundación. A partir del 2001 tiene una continuidad que nos permitió crecer como profesionales y aportar en los distintos ámbitos de inclusión. Los barrios de la zona Sur del gran Buenos Aires, hasta el propio barrio de la Escuela fueron eje de nuestra intervención junto a la Iglesia santa Cruz. Olla popular, formación de agentes de salud, la relación con los chicos, comedores comunitarios, tercera edad etc. Hoy estamos incluidos desde el año 2011 en el Comedor Candida de la Villa 21, con un equipo de egresados y alumnos , coordinando un grupo de tercera edad .

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Planicando junto a ellos las tareas que les resultan atractivas y asi poder expresar su creatividad como fortalecer la identidad en su barrio y en su grupo familiar. Tambien estamos desde el año pasado asistiendo los sábados a dos comedores comunitarios en la Villa 31 y 31 Bis, nuestra tarea esta incluida en lo que denominamos espacio de prevención y promoción en salud para niños y adolescentes, mediante el apoyo escolar , el juego, normas de convivencia , nos acercamos a los niños y conformamos un vínculo que nos permita un proceso en crecimiento. Nuestra escuela esta insertada en el barrio , pertenece a la Comision Todos por la Plaza, es parte de la misma, junto a otras instituciones, como la Parroquia Santa Cruz, instituciones educativas, organizaciones sociales. Nuestro tema especico en ese colectivo es la violencia familiar y cada 25 de Noviembre nuestra actividad en la Plaza es hacer visible es dia de la NO VIOLENCIA contra la Mujer. Algunas otras actividades se generan entre la demanda y la oferta.

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PRIMERA ESCUELA PRIVADA D E P S I C O LO G Í A S O C I A L fundada por el Dr. ENRIQUE PICHON RIVIERE formando en Psicología Social desde 1967 Formación, Prevención, Inves gación e Intervención en Psicología Social

¿Por qué estudiar Psicología Social?

¿Cómo estudiarla?

Porque es un saber necesitado ante los interrogantes que la sociedad actual nos plantea. Porque aporta conocimientos sobre las personas, sus formas de comunicación, sus relaciones co dianas. Porque inves ga la experiencia de los sujetos en los grupos, las ins tuciones y la organización social. Porque instrumenta para comprender esos ámbitos y operar en ellos.

En una modalidad de aprendizaje en la que el sujeto es protagonista. El trabajo grupal y diversas tareas de indagación-acción en espacios ins tucionales y comunitarios hacen a la necesaria unidad de teoría y prác ca.

En la Escuela que fundó Pichon Rivière en 1967 y que dirige Ana P. de Quiroga. ¿Por qué esta Escuela? Porque suma a su reconocida trayectoria de más de casi 50 años, importantes desarrollos teóricos y técnicos de esta disciplina. Es la que asesora a varias Escuelas y Centros de formación en el país y en el exterior. ¿Con quiénes? Con especialistas en Psicología Social discípulos directos de Pichon Rivière. Como con nuadores de su tarea ellos mul plican los espacios de inves gación y elaboran nuevos desarrollos teórico-técnicos.

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Técnico Superior en Psicología Social con orientación en grupos, ins tuciones y comunidad. Presencial: Turno noche y Turno sábados. Duración: 4 años Carrera terciaria, Títulos oficiales Seminarios. Talleres. Prác cas profesionalizantes desde primer año. A Distancia: Encuentros presenciales mensuales, en la Sede Central: Capital Federal y Centros regionales en disntas localidades y provincias del país. Tutorías Campus virtual

Charlas informa vas a par r de noviembre de cada año

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¿Dónde estudiarla?

HOY LA ESCUELA OFRECE DISTINTOS TURNOS Y MODALIDADES DE CURSADA


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Alcances del tulo: Desempeñarse en forma independiente o en relación de dependencia en organismos oficiales y/o privados en campos de interacción entre sujetos con conflic vas diversas, en función de la promoción de la salud. Entre ellas: - En situaciones de crisis y conflictos en grupos, ins tuciones y sectores de la comunidad. - Operando en el área de la prevención, en relación a áreas tales como: Salud, Educación, Tiempo libre, Trabajo, Pro

portes, Medio Ambiente, Desarrollo del Tercer Sector y del Sector Empresario Produc vo y de Servicios, operando en las tareas específicas del perfil del Técnico Superior en Psicología Social con orientación en grupos, ins tuciones y comunidad con orientación en grupos, ins tuciones y comunidad. Podrá insertarse en programas existentes municipales, provinciales y/o nacionales, diseñando y ejecutando proyectos sociales referidos al desarrollo del bienestar común en organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.

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Formación en Psicología Social - Cinco cuatrimestres Modalidad No Formal Para comprender los fenómenos en los que estamos inmersos y que hacen a nuestra vida co diana, su impacto en nuestras conductas y nuestros vínculos. Indagación de los problemas más relevantes que hacen a la realidad actual desde una perspec va psicológica. Formación teórico-prác ca en función de la prevención y promoción en el campo de la salud mental y sus problemá cas actuales. Trabajo grupal- talleres- charlas- ac vidades

Áreas de la Escuela •Comunitaria. •Adicciones: Prevención y asistencia de personas con consumos problemá co de sustancias psicoac vas. Cursos, Grupos de reflexión con familiares de adictos. •Género y estudios de la mujer: Foros, Cursos, Grupos de reflexión. •Educación: Cursos, Supervisiones, Intervenciones en la Ins tución educa va.

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Cursos Mediación - Duración: marzo a noviembre Introducción a los métodos alterna vos de resolución de conflictos (Método RAD) Orientación: Mediación comunitaria Entrenamiento en: negociación, facilitación y mediación Conflicto y Comunicación. Teoría y técnicas de aplicación Prevención en adicciones Psicología Social y deporte Sexualidad. Un abordaje desde la Psicología Social Escuelas, grupos y conflictos Problemá cas de género. Violencia en la familia La intervención en diferentes contextos ins tucionales. Estrategias de abordaje Construyendo una mirada ins tucional- Taller Teatro y Educación popular

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Trabajo en la comunidad – Charlas – Paneles – Talleres


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