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Coexistir Editorial independiente Monterrey, Nuevo León, México 2017 Escritura Latinoamericana facebook.com/escrituralatinoamericana Edición: Lizbeth Estrada mellamolizbeth@gmail.com Los textos presentados no fueron modificados, tal cual fueron entregados han sido presentados en la fanzine. Puedes compartir-copiar y distribuir libremente en cualquier medio o formato, siempre y cuando se cite la fuente de origen; sin que haya fines de lucro, ni se generen obras derivadas.


Bienvenidos a la primera edición de la fanzine. Generada por y para ustedes. Siendo un espacio para compartir escritos tanto de autores de México como de otros países de Latinoamérica. Sean libres de compartir este número que ha sido realizado con mucho cariño para todos ustedes. Lizbeth Estrada


Falta de ausencia Me duelen la sequías en la que me dejaste, me duelen los insomnios que dejaste bajo mis ojos, me duele ver como las palabras aún no se las lleva el viento, me duele esa mirada que se clava de un martillazo en mis esencias, me duele escuchar una despedida que no se me dio y que tanto merecía, me duele sentir que no avanzo en tu recuerdo cuando tú ya hace varios ayeres me dejaste kilómetros atrás, me duele el no haber tenido el valor para dejarte cuando tú ya me tenías acorralada en el piso, me duele haberte dado el cariño que tal vez no merecías tú, si no el que siguiera después, me duele saber que nunca sabrán como fuiste pero tu si puedes ir por las calles diciendo quien fui yo aunque todo sea tu falacia.

Aiglae, Nuevo León.


Ley de Hubble Diego Morquecho, Nuevo León.

A veces me preguntaba si ella miraba el cielo o el cielo la veía a ella, pero encallado en mi memoria tengo el recuerdo de su mirada y ahí señores, es donde inicia el universo. Magnificencia innata de un cielo estrellado, que en lo más recóndito estaba ella, volteando arriba, siempre arriba. En mis noches en vela caían pequeños mensajes, sellados al vacío en una botella, encerrando un suspiro y miles de mariposas que ella guardaba. Es un poema escrito de noche, una canción ligera, una ausencia de un amor en el espacio. Yo le dibujo historias entre polvos, entre la arena que cubre mis pies. Con mis dedos acaricio la distancia y le explico cómo son mis días; ella sabe que mi sol no calienta las colinas de aquel verde florecer, que las noches son largas de un cielo cerrado y que la luna se fue. Con sus manos dibuja galaxias, les inventaba historias, toma los cometas con sus manos y en un momento manda un sentimiento, con estela de color azul, con viaje directo a un planeta lejano, en aquel lugar en donde estaba yo. Un norte en la brújula de mi mano, un norte que a pesar de no verlo siempre me atrae, un silencio en mi distancia, una ausencia de su aliento, una caricia en las mañanas. Yo rasgaba en el espacio un «me muero por verte», pero se moría el tiempo por vernos. Ella el día de hoy duerme en su balcón, cobijada por el cielo de noche, con el arrullo de miles de estrellas y en alguna de ellas estaba yo, esperando su mirada a lo lejos, esperando un soplo de vida, su tal vez, y yo en silencio le recitaba un… Te quiero.



El espejo y el calendario Carretera a Soto La Marina, martes 21 de mayo del 2013. Todavía recuerdo aquellos días en los que solía visitar la casa de los abuelos, cuando jugaba al dominó con mi abuelo y mis primos en aquellas tardes de verano junto a la mesa de mezquite, pero más que nada, las historias que él nos narraba y uno que otro secretillo oculto en la casa o en el jardín, como cuando nos dijo: “cerca del almendro, a diez pasos hacia el norte, pónganse a escarbar y van a ver que encontrarán unas monedas de oro”. Ese día no encontramos lo que buscábamos, pero si unas monedas de plata muy antiguas y de a peso. Fue entonces que mi abuelo, al ver nuestro descubrimiento, nos las cambió por una moneda de cinco pesos a cada quien y con aire confidencial dijo: “Vayan y cómprense algo, que ahorita les voy a contar una buena historia”. Ya con las golosinas, nos sentamos en un tronco en el balcón de la casa, y mi abuelo, en su sillón favorito con su armónica, tocó una pequeña melodía dispuesto a contarnos una historia, que antaño había experimentado. Soto La Marina, viernes 21 de junio de 1991. …Una tarde mientras trabajaba en el taller de atrás con la trilladora, su abuela me llamó para que le ayudara a colocar un nuevo espejo que nos había llegado del extranjero. Era un espejo de pared, largo y ovalado donde uno se podía ver completamente, pero en el que no todo se reflejaba. Nos pareció muy extraño pero más aún porque en el empaque leímos una advertencia que decía: “Manténgase en un cuarto bien iluminado”. Ignoramos el aviso y lo colocamos justamente aquí al entrar a la sala. Al anochecer su abuela subió al cuarto de arriba para ver su novela y después dormirse, mientras que yo seguía muy ocupado con la trilladora; me quedé trabajando en ella hasta tarde. Cuando terminé, al pasar por la cocina, me encontré con unas pequeñas huellas dibujadas en el piso, la mesa y símbolos extraños en las paredes. De pronto hubo un bajón de luz, el foco de la cocina comenzó a titilar y en el techo de lámina del taller se podían escuchar unos golpecitos como si estuviera cayendo granizo.


Luego de eso, su abuela me llamó gritando y lo primero que hice fue tomar el rifle e ir a verla cuanto antes. La encontré con la escoba diciendo: “¡Viejo, se salieron los duendes otra vez, te dije que les taparas bien el hoyo!”. Enseguida la luz de la casa y al parecer la de todo el pueblo, se extinguió por completo dejándonos en total oscuridad. Un silencio sepulcral nos invadió y lo único que se oía era el murmullo de los vecinos en la calle, diciendo que habían visto luces de colores en el cielo. Cuando bajamos, casi a ciegas, vimos esas luces, caleidoscópicas, girando a unos metros encima de la casa; todo el vecindario las vio y asustados corrieron a meterse a sus casas; nosotros no teníamos miedo, pero hubo algo que sí nos dejó estupefactos… ¿Recuerdan el espejo? Bueno, de este salió un haz de luz y enseguida, unas personitas, así como ustedes, pero envueltos en un manto luminoso; sin expresión alguna, pasaron junto a nosotros y de uno por uno fueron elevándose ante las extrañas luces que giraban encima de nuestras cabezas. Solo uno de ellos se quedó adentro, nos asomamos y fue ahí cuando vimos que estaba marcando algo en el calendario que está aquí al lado del espejo. Terminó y una vez que se unió a los demás, aquellas luces se elevaron y como un rayo desaparecieron sin dejar rastro. Aún recuerdo las imágenes de esa historia y más todavía porque ya me faltaba poco para llegar al pueblo y al caserón en donde mi abuelo nos había contado esa experiencia. Al llegar, la atmósfera solitaria del interior me propinó todos los recuerdos de una infancia inolvidable. Todo estaba en su lugar como lo había estado desde que fallecieron mis abuelos; sacudí el polvo y refresqué las memorias de la casa. Cuando ya disponía a irme, le eché una última mirada a la sala. .


El espejo seguía como tal y a su lado estaba el calendario, ajado por el tiempo, mostrando sus bellos paisajes de las cuatro estaciones además sus días bien marcados. Pensé en llevármelo pero al retirarlo de la pared, un pedazo de papel amarillento cayó a mis pies, que decía: Cada veintidós años pasaremos a recolectar un poco de la luz de la Tierra por medio del espejo, para llenar las cámaras de combustible de nuestros navíos estelares; no teman de nosotros y perdónenos por nuestras acciones. P.D.: La luz regresará en cuanto nos vayamos. Al terminar de leer, observé el año del calendario (1991), y me llevé la gran sorpresa de que los días de aquella época coincidían con la de ahora. Sin pensarlo, metí el espejo al auto y con el vivo recuerdo de aquella historia, regresé a Ciudad Victoria. . Gustavo Lara, Tamaulipas.


General Eban Y soy el último que queda, No miraba, me negaba a aceptarlo, Estático y frenético en cada prueba, Escéptico ignoraba tener que enfrentarlo. A mis amigos los tumbó el ego, Los derrumbó la corriente avaricia, Los atrapó la decadencia en su juego, Los lapidó infamemente la envidia. Reprocharon los cobijos de mi consuelo, Oyeron otras frases, discursos superfluos, Es por consecuencia de su cambio de suelo, El motivo de mis recurrentes desvelos.


Por el cruzar de sus palabras, Se asomó arremetiendo insana la ira, Que reveló sus verdaderas caras, Y cortó de raíz las conexiones de las mentiras. Y guardaré lo que comparto en forma de protesta, Ya no más consejos para las personas en turno, Que no escuchan y mucho menos son colegas, Los que aterrizan pero se largan nocturnos, Dejando huecas, vacías las bodegas. Ello cambió de gran forma mi enfoque, Recorrió de fechas mis alegrías, Planos necesarios de nuevos soportes, Caminos necesarios de nuevas vías.

Gerardo Chapa, Tamaulipas.


Co-Existe.en.Sí.ahhh Habitando disperso entre ideas

Invítame a esperarte en la zona

entendido donde este colocado

somos la repercusión resistente

evidenciado vidente interno

insistiré hasta que el sol colapse

temeroso ante la aurora.

divaguemos sin rumbo ni palabras.

Despierto contemplando novedades

Territorio controlado en la ilusión

caminando sobre plásticas cirugías

búsqueda de favores felices sin drama

deformado por enormes anuncios

raíces infinitos tentáculos invisibles

incorpóreo asfalta anclando.

prisionero de deseos irreconciliable.

Alma de vampiro electrodoméstico

Encontremos en el camino acordado

por ningún lado abismos sonoros

volemos las barreras virtuales likes

platícame tu vida mientras resisto

vamos a un lugar infinito con cuerpos

mírame de reojo buscando la salida.

sigamos asombrados de conocernos.

No Tengo Cuerpo. Puebla.


Numen

Tú, como el viento suave que levita a la hoja. Como la rama seca que frágil se corta. Como los surcos en el campo que parecen infinitos. Como lo más bello jamás conocido. Tú, ladrón de almas. Mi numen. Tú, como aquel anhelo que quisiera poseer.

Isis Mtz. Tamaulipas.


Hoy tomé TU taza Devany Saucedo, Nuevo León

Hoy tomé TU taza de café para hacer mi TÉ. Hay miles de tazas aquí, tal vez no miles, pero sí que hay para elegir. Hoy decidí tomar la tuya, porque hay días que no quiero seguir deprisa, contra lo demás, contra los demás. Porque tú y esa taza de café lo pueden todo, por eso decidí tomarla, junto con la tetera que llega a todo oído. Tome tu taza porque es la taza más fuerte que he visto. Ha resistido más de 6 cafés diarios, 42 a la semana y 180 al mes vaya taza. Esa taza y tú son iguales, lo resisten todo, aunque la vida les hierva. Quería tomar de tu taza para averiguar cómo es que lo haces, cómo es que te levantas, pones la tetera y dejas que la vida camine contigo, con un café en tú mano. Hoy quise ser tú para no parar, para preparar algo en esa taza y ser más valiente, así como TÚ.

Te espero los viernes como siempre para tomar café.


¿Estoy solo? ¿Por qué si yo soy una buena persona? ¿No merecería alguien bueno para mí? Quizás solo debo esperar pero, ¿qué tanto? No quiero que sea muy lejano, ¿Qué haré todo el tiempo que falte? ¿Qué tal si durante ese tiempo me convierto en lo peor? No quiero lastimar a esa persona, al menos ahora que soy bueno.

Si me vuelvo malo ya no me importará, estoy consciente de ello pero para eso falta mucho, ¿o no? Pensar hacerle daño a alguien es malo, ¿Puede ser que ya lo sea? ¿Quién será esa persona a la que habré de lastimar? ¿Cómo y dónde la conoceré? Quizás ya la conozco e incluso puede que ya la haya lastimado tanto hasta el punto de alejarla de mí. Qué bueno que se fue, es lo mejor para ella. Ahora sé por qué estoy solo.

Orlando Moreno, Nuevo León.


La Tía Dominga Joel Guzmán. Tamaulipas.

La casa siempre me pareció muy grande y llena de gente, aunque la mayoría venían solo de visita como la tía Dominga y otros familiares. Sin contar los fantasmas y aparecidos que se decía también la habitaban. Ahí era feliz, nunca faltaba algo en que entretenerme, además de hacer los mandados que se ofrecían, el tiempo se me pasaba volando. -Antonio, ya es hora, ve a recoger las vacas- la voz se oía al mismo tiempo que el ruido de un molino de mano; y el olor a café recién tostado que venían desde la cocina. -Te vas derechito para allá, cuidado te me entretengas y llegues tarde, no quiero reclamaciones, ni pagar por la espera. -Si mamá ya voy, nomás acabo acá- respondí con un grito mientras trataba de afinar el tiro, apuntando a la botella que había puesto sobre los adobes de la barda al fondo de los corrales.


-Que acabo ni que nada, ándele váyase de una vez, cuelele.- dijo mi madre enérgica. Ya ni hice el tiro. A esa voz, agarre la cuarta que colgaba en el poste del tejaban y salí rápidamente, corriendo cruce el patio, el zaguán y la puerta hacia la calle. Llegué hasta la orilla del pueblo y divisé a Laco que ya venía con el hato de vacas, entre una nube de polvo y sonidos de cencerro después de un día de pastoreo. -Estoy a tiempo- pensé. -Quiúbole Toño, ¿vienes asustado o qué?- Saludó Laco al verme todavía agitado. - Me vine corriendo, para que luego no andes de rajón con mi mamá, y me den una cueriza-. Dije en tono de reproche. Laco soltó la carcajada, y su cuerpo todo se movió sobre la silla, mientras se agarraba el sombrero, parecía que se iba a caer del caballo. -Les dices que ya no manden a la pinta, en cualquier rato pare, es mejor que la tengan cerca para que la vean - Agregó ya serio. Separé nuestras vacas y le hice una seña a Laco con el dedo de en medio, como despedida. -Salúdame a Don Manuel, le dices que luego paso a verlo y por unos quesos- el vaquero se quedó riendo. Regresé a la casa arriando las vacas por las calles empedradas, iban al vuelo porque sabían que podrían comer y tomar agua; y yo después de encerrarlas, saldría un rato a jugar a la calle hasta que obscureciera. Entonces, dormía en un cuarto junto con mi abuelo, siempre estábamos mirando al cielo por la ventana, oía su respiración en la madrugada, desde mi cama. Al tiempo entre la noche él preguntaba - Toño, ¿dónde está el lucero?-Todavía no llega a las ramas- le contestaba, después de mirar el huizache y la estrella. -¿Cuánto le falta?- me preguntó. -Dos dedos ya le medí-. -Duérmase mijo, es temprano. Mi abuelo Don Manuel como lo conocían, era un hombre muy estricto, hecho en el trabajo de la tierra, no fue a la escuela pero leía perfectamente, tenía sus libros y en ellos se entretenía gran parte del día. Me mandaba hablar para que le leyera algún libro, los periódicos atrasados, revistas y catálogos de casas comerciales que conseguía, y otras veces me pedía que repasáramos algunas partes de la Biblia que tenía siempre a la mano.


Eso lo hacía yo de pie, mientras que mi abuelo escuchaba atento, sentado en su silla acostumbrada, que era de madera burda con el asiento y respaldo de tule tejido. Notaba mi inquietud por irme a jugar con mis amigos al oír su algarabía en la calle, me hacía permanecer un rato más y al final decía,- ándele, ya váyase. Siempre fui bueno para tirar con la resortera, pero no sé porque no me gustaba matar pájaros, a los demás animales si les tiraba, ocupaba gran parte de mi tiempo agarrando puntería. Me gustaba también, estar en la cocina en las noches oyendo platicas, historias, que contaban de personajes de la familia y del pueblo - a Crucita tu prima-, le decía la tía Trini a mi mamá -se la llevo un viejo, dicen que la tiene allá por Guadalajara, pero no la deja ni a sol ni sombra, pobrecita, ella tan guapa siempre-; y yo me imaginaba a Crucita y al viejo y me daban ganas de tirarle con la resortera. De los parientes que visitaban la casa la que más me impresionaba era la tía Dominga, siempre vestida de negro y gris, hablaba poco, pero contaba historias que daban miedo de verdad, nunca se casó y siempre andaba sola, algunas veces no podía evitar el enojarse y maldecir por cualquier cosa, era un personaje sombrío, pero pariente al fin, era bienvenida. La gente decía que era bruja, que se convertía en lechuza a voluntad, y así se pasaba gran parte del tiempo, subida en una rama como dormida. Generalmente ella estaba en contra de todo y de todos, con su cara de pocos amigos.


La verdad le tenía miedo, me parecía una persona con maldad. Un vez la tuve a mi alcance, todo estaba muy quieto en la casa, al llegar al patio vi que sobre una rama del huizache estaba una gran lechuza dormida en pleno día, era una buena oportunidad, saqué la resortera y de mi bolsillo tomé dos de las mejores piedras que traía, cargué, apunté con todo cuidado, y cuando la tenía centradita lista para disparar, me entró la duda. ¿Qué tal si era la Tía Dominga? ¿Y si, le daba solamente en un ala?, luego iría a la casa con un brazo en cabestrillo, bien enojada a dar la queja, seguro me castigarían y ella esperaría vengarse. ¿Y si le daba y la mataba?, me imagino que la lechuza al caer muerta se convertiría en la Tía Dominga y me culparían a mí y hasta preso me llevarían. Con esos pensamientos, aventé la resortera y salí corriendo, mientras gritaba - ¡Mamá, mamá, abuelo! ¿Dónde están? La lechuza abrió los ojos y emitió unos sonidos que sonaron a carcajadas. Esa noche no dormí me sentía solo y temeroso, nomás miraba por la ventana, sabía que vendría por mí.


Ser perfecto No es un hombre, no es una mujer Es un solo ser acercándose a la eternidad Perfeccionándose en la intimidad A base de besos, caricias, calor, placer Es el cuerpo utópico, el yin yang activo Instante de paraíso en éxtasis El compromiso vital, generoso, adictivo Génesis de la vida en catarsis Fin del dharma en silencio de luz ansiosa Una metáfora hecha piel de sonidos Pensamientos lucidos de ojos ciegos Lenguaje de temperatura en destreza concisa Imagen surrealista, arista de unidad Genes, sangre, huesos, carne, polvo Molde de castidad castrada por moralidad Simple llámalo hacer el amor, echar un POLVO.

Guillermo Gonzaga. México.


Free soul Te cuelas dentro de mi contexto de algún modo que no entiendo, Y que necesito. Te vuelves mi día a día, me recoges exhausta y marchita como si hubieses esperado el momento correcto. Me abres las piernas de tu casa, me revives con descargas eléctricas que para nada apuntan a mi pecho, lames mis heridas con el humo que sale de tu boca, y tus palabras acarician mis cicatrices y las vuelve lisas cómo el vientre tuyo en dónde me quedo dormida. Hasta que es hora de tomar tus cosas y partir en silencio, sin mirar atrás, porque desde el inicio quedó establecido que la libertad no acostumbra a dormir mucho tiempo en el mismo lugar. Carla Villarez, Tamaulipas.


Anonimus Gift Erick López,

Nuevo León.

Era un día nublado y había llovido, una partitura es encontrada en el suelo, el fragmento de una canción que no pudo ser terminada, ¿se le habrá perdido a alguien? tal vez para su dueño fue basura al ver que no tenía caso terminarla. ... Cuando empiezo a tocarla hace que cualquier piano tenga un sonido único que sin explicación llena mi ser, mi pulso se acelera por completo ante la curiosidad, la necesidad de saber a qué puedo llegar a ser capaz con mis manos, ¿será que al fin he llegado a conectar mis sueños con la realidad?, ¿yo?, ¿con este simple instrumento monocromo? Cada que empiezo a tocar la partitura es como si me adentrara a un mundo de algoritmos infinitos, podría empezar tal y como me lo indica y terminar de miles y millones de maneras diferentes, quizá simplemente no podría terminar y tocar hasta morir, porque mi conciencia ya no está en este mundo, solo mi ser, manipulando una realidad alterna y sonora. ... Es como si hubiera despertado de un coma, no sé cómo ni por qué llegué aquí, estoy en una casa, en una fiesta elegante, sentado solo en una mesa mientras todos platicaban, un hombre de edad un poco avanzada me hablo con un léxico muy amable y educado -todos se preguntan cómo había desarrollado semejante habilidad en el piano con solo una hoja que había sido encontrada en el piso, ¿piensa usted que el dueño haya sido un tonto al dejar ir esa partitura?Al parecer esta fiesta era parte de un recital y yo era el invitado especial, el invitado de honor, la razón del por qué esta gente tan elegante estaba reunida aquí, me di cuenta que a mucha gente le gustó lo que hacía...


Le respondí -no puedo decir que es un tonto, no sé si realmente haya tirado esa partitura apropósito, tal vez la perdió, tal vez estaba en un bloqueo mental y vio pocas esperanzas, sea quien haya sido, es todo menos un tonto, lo que para unos es el fin para otros es el comienzo, el destino me dio este fragmento, quizá un fragmento de cielo, porque a partir de ahí cada nota que toco se vuelve una canción, el deseo anhelado de muchas personas de conectar los sueños con la realidad.El hombre me invito al banquete y cuando termino de comer, veo un piano, como si hubiera sido hecho especialmente para mí. Empiezo a tocarlo como si conociera sus sonidos ocultos y cuanto más toco empiezo a escuchar más instrumentos hasta a escuchar un recital asistido por una orquesta completa, estoy seguro que esto solo lo puedo escuchar yo, no sé qué hayan escuchado los invitados, pero para mí es como una posesión que purifica mi alma y revela absolutamente todo mi ser, sin miedos, sin preocupaciones. ... ¿Qué significa ese sueño? Ahora lo único que quiero es vivir es esa euforia en la vida real. ¿Fue una profecía? Tal vez llegue a tocar el piano tan bien como lo imagino ¿pero llegaré a tal punto soñado? O quizás, dicha euforia llegue de otra forma... no lo sé, pero es una experiencia que me gustaría volver a vivir.



Choque de emociones Donaldo Cardona. Nuevo León.

Los choques de emociones, continuamente se presentan en la vida diaria de una persona, más sin embargo muchos lo pasan por desapercibido, ¿cómo tomar en cuenta este sentimiento o emoción qué pasa de largo? En mi vida aprendí que nunca debes dejar pasar una oportunidad por aprender algo nuevo de una persona distinta, o de cualquier tipo de situación en la que te encuentres, a no ignorar el problema, por más fuerte que sea sostenerlo y acabar con el, afrontarlo y demostrarte a ti mismo que eres más de lo que puedes aparentar, que la verdadera fuerza no se representa en el músculo, si no en el conocimiento, los valores y la sabiduría de una persona. ¿Qué tiene que ver esto con el tema? Muy simple todo mundo necesita ser más observador con cualquier cosa que suceda en su vida, porque muchas veces las mismas situaciones traen dentro de ellas las soluciones; por ejemplo: al momento en que un joven tiene una pelea con sus padres, muchos toman como agresión lo que ellos les están marcando como falta, y en muchos casos de tanto insistir el joven grita con su emoción reaccionando de una manera en que sigue haciendo el error ya marcado. ¿Por qué sucederá esto? Es muy simple, muchas veces es culpa de la manera en que se le marca el error, ya sea de una manera agresiva o humillante el joven responderá igual y se sentirá con gozo al volverlo a hacer porque sabrá que de alguna manera está devolviendo el daño que le ocasionaron y es ahí donde se encuentra el choque, el choque de sensibilidad que debe tener una persona, por más que moleste, las cosas no se resuelven de quien grita mas quien es más. También se puede encontrar el choque de emociones, cuando una persona trata de mostrar su mejor cara pero por dentro la persona se está derritiendo y simplemente no quiere mostrar lo que es en verdad, chocan dos emociones la felicidad simulada y la tristeza guardada, la felicidad simulada puede ser un arma de dos filos, porque una persona se acostumbra inapropiadamente a solamente exponer ese lado y lo que ocasiona que se esté carcomiendo por dentro.



Gus y la Bruja Heráclita Efesa. Argentina.

Su mirada petrificó mi alma. Aquella señora de ojos negros brillantes, hizo que la luz del día, se vuelva oscuridad. Hola me llamo Gus, no tengo madre, se murió cuando yo era muy chico. Mi papá nunca me explicó cómo fue su muerte. Yo tampoco indague. Solo tengo un recuerdo vago de ella. Pero eso me abastece para seguir recordándola, como si la tuviera conmigo. Cumplo mis 11 años en el mes de Abril, vivo en el Norte del país Argentino. Lugar donde alberga un sin fin de anécdotas sobre leyendas urbanas. En las que se encuentran, las historias del lobizón, el pomberito y la luz mala. Siempre los anotaba en mi libreta para investigarlos. Luego del colegio. Me dedicaba a jugar al detective. Junto con mi amigo lucke, el único ser que me acompaña en todas mis aventuras. En una ocasión le había mencionado la historia que escuche de muy chico, sobre las brujas, que viven en el monte, pero no se la narre. Yo estaba fascinado con todo eso. A lucke se le ocurrió en forma de desafío salir a verificar esa leyenda. En un principio me asuste por la proposición, pero ni hombría estaba en juego, así que acepte. El me lanzó una mirada desafiante, a lo que atinó a decir luego fue: - Bien, luego de almorzar hoy día viernes 13. Salimos en la búsqueda de aquella bruja que tanto nombras últimamente. A lo que yo conteste. Claro que sí. Luego de la comida, ¡vamos! Ambos nos despedimos para dirigirnos a nuestras casas. Una vez en la mía, intente preguntarle a mi papá sobre mi mamá, mientras colocaba los cubiertos en la mesa para poder comer algo, en el horario del mediodía. Mi padre, no contestó. Yo lo mire fijamente. Y el esquivo mi mirada. Nos sentamos en el medio del silencio. Yo tome el tenedor y el cuchillo, y me serví un trozo de milanesa. Mi papá estalló en llanto. Yo solo lo observé sollozando, me explicaba que no quería hablar del tema de mi mamá y como murió. Solo me dijo. También perdí a un hijo. No le entendí del todo lo que quiso decir. Pensé que se refería a que con su actitud distante y de no explicarme nada, también me había perdido. Yo solo lo abrace. Y le dije entre murmuros. Voy a salir para el monte. Cuídate mucho, y ve con Lucke, o si no, no tienes permiso. Me dijo. En ese preciso momento, me llegó un mensaje en el celular de Lucke, diciéndome que estaba listo. Yo se lo mostré a mi papá, el asentó con su cabeza. Le dije entonces. -Me iré a la habitación. Enseguida regreso. El quedo apoyado en la mesa, sin decir nada. Yo subí, y agarre mi mochila. Empaque mi cámara de video, mis lentes, mi libreta, una botella de agua, un sándwich, una linterna y por supuesto, el gorro que mi mamá me regalo de muy pequeño y que increíblemente aún me quedaba. Salí a buscar a Lucke. Mi papá seguía en la misma posición en la que lo dejé. Me despedí sin aliento. Cuídate. Es lo que escuche. Y cerré la puerta despacio. Al salir de la casa, lagrimee me sentía algo triste.


Pero me concentre más en mi objetivo. En el camino me encontró Lucke, quien me agarró por el cuello, haciéndome una llave con sus brazos. Al verme con lágrimas, me pregunto que si estaba bien. Yo le respondí con una sonrisa. -si El no hizo más preguntas. Yo lo observé lentamente con vista panorámica. Estaba todo sudado por el calor. Le ofrecí mi gorra. Él me contestó que no. No lo necesitaba. Y salió a correr, diciéndome a lo lejos. Que lo alcance. Yo rápidamente lo seguí. Una vez que corrimos un tramo. Nos detuvimos y yo tome entre mis manos, la botella de agua que había empacado. Lucke hizo lo mismo con lo que trajo. Me dijo: -Porque no nos sentamos en alguna sombra. Yo conteste:- Claro que sí. Y ahí te cuento las historias que estuve leyendo estos días. El acepto, y luego de eso estuvimos mirando en que árbol íbamos a comer nuestros sándwiches. Ya habíamos llegado al monte sin querer. Curiosamente. Los dos, trajimos el mismo sabor de sándwich. Lucke con su visión de águila. Encontró un lugar para acomodarnos. Lo señalo y nos fuimos hacia el. Decidimos Hacer unas sillas rústicas con las ramas caídas del suelo. El se sentó primero y empezó a comer. Yo me senté también y empecé con el agua. Estaba deshidratado. Entonces, inicie la conversación.Has escuchado la leyenda de bruja que habita en este bosque?- No. Me dijo él -Bueno, yo te cuento le dije... El me miró y con su gesto habitual, me dio a entender a que proceda. Había una vez, una bruja que vivía en el medio del monte. Nadie sabía que lo era. Tal vez el miedo y la bronca de sus cosechas, hicieron que en la irracionalidad de los habitantes. Culpen a cualquiera. Ella tenía un hijo, que amaba con todo su corazón. Pero un día, el niño decidió explorar el monte ya que había llegado hace apenas y no tuvo tiempo de pasear por el lugar. Un cazador de yaguaretés, que caminaba por ahí, lo llamó, y se alejaron los dos en el medio de la nada. Nunca más se supo que pasó con el niño. Horas después se encontró su cuerpo desmabrado, muy cerca de donde vivía la bruja. Cuando dieron con el acusado. El solo atinó a responder que fue venganza sobre la mala cosecha que obtuvo desde el primer día en que la bruja se instaló a vivir en el monte. Ella era la culpable de que su familia tenga hambre. Entonces al escuchar todo el pueblo sus excusas, y dándose cuenta que les pasaba lo mismo en sus viviendas, en lugar de defender a la señora, fueron a quemar su casa. Cuando llegaron al lugar. A lo lejos, en ella se escuchaba un cántico que decía, más o menos así.-El curioso es curioso, pero por ser curioso, falleció. Hay mi niño que ando buscando, todo el día bajo la luz. Corre en este mismo instante, te doy distancia. Que luego de unos minutos, tu muerte, junto a las otras serán mis nuevos acompañantes. Todos los humanos que estaban ahí, los tomaron como amenaza. La bruja los esperaba posada en la ventana de la casa con una sonrisa de oreja a oreja. Ella sabía con que propósito venían. Pero no dio lucha. Hasta que escuchó.Bruja! Deja de arruinar lo que cosechamos. O vas a encontrar tu muerte.-


Ella solo seguía con su sonrisa y ojos brillantes con la mirada hacia la multitud. Entonces uno de ellos. Tomó una piedra que yacía en la tierra y se la lanzó dándole con su puntería en el medio de la frente. Entonces ella se enojó al ver la sangre recorrer por su rostro...- Voy a vengarme por lo que le hicieron a mi hijo. Exterminare a cada habitante de este pueblo cada viernes 13. En ese instante, Misteriosamente el mismo hombre que arrojó la piedra se elevó por el aire. Dándose luego de una revueltas contra el suelo con una fuerza inigualable. Entonces cada uno escuchó los crujidos de sus huesos y como se iban rompiendo lentamente. Como si alguien se los apretara. Alguien que no estaba ahí. Todo bajo la mirada y los giros de cabeza que hacia la mujer. Luego de eso, los habitantes se asustaron tanto que solo huyeron despavoridos. Hasta el momento que quedaron inmóviles. Y escucharon a lo lejos el llanto de un bebé. La mujer, hizo que en donde habitaba la luz, se volviera todo oscuro. Quería su venganza, por el hijo muerto. Las personas que presenciaron todo, no podían creer lo que pasaba. Iniciaron una vez más la corrida, lo más rápido que pudieron. Hasta llegar al pueblo. Se habían olvidado de la mujer. Aunque uno de ellos no lo hizo. El mismo tipo que asesinó a su hijo. De manera traicionera. Se adelantó y mientras nadie miraba entró a la casa. Agarró por sorpresa a la mujer desde atrás. Y de un escopetazo voló su cabeza. Nunca más hubo una muerte. Y las cosechas luego de ese año. Fueron en abundancia. Pero si aún, cualquiera al acercarse de este lado del bosque donde habita esta bruja. Por cada quién escucha su canción. Saben que se acerca... y ya nada pueden hacer. Eso es todo. Termine...Con el bebé ¿Qué pasó? Me preguntó Lucke...Yo le conteste...- Nadie sabe...Vi la mirada de lucke que estaba con un poco de miedo. Entonces le dije.-Mejor dejo de seguir contando esta leyenda. El no me dijo nada. Yo lo tomé por la pierna. Y le hice cosquillas. Él largó una carcajada. Y Yo también hice lo mismo. Pero en ese instante se escuchó la misma canción que minutos atrás conté...-El curioso es curioso, pero por ser curioso, falleció. Hay mi niño que ando buscando, todo el día bajo la luz. Corre en este mismo instante, te doy distancia. Que luego de unos minutos, tu muerte, junto a las otras serán mis nuevos acompañantes. Lucke salió despavorido. Yo no pude moverme. Su mirada petrificó mi alma. Aquella señora de ojos negros brillantes, hizo que la luz del día, se vuelva oscuridad. Fue ahí cuando caí desmayado. Luego recuerdo que su mirada. Parecía de una persona fría. Su cabeza parecía reconstruida. Como si le faltaran trocitos de su cara. No sentí miedo. Sus huesudos dedos tocaron mi piel. Su barbilla con arrugas apoyó sobre mi cara. No podía hacer otra cosa más que olerme con su nariz puntiaguda. Sus pies no tocaban el suelo. Parecía que flotaba en él. Su cabello recorría su cuerpo añejo. El vestido blanco que poseía, le daba un aspecto tétrico. Me pidió que la acompañara. Juro que creí que era mi madre. Me recordaba a ella. Y mucho. Yo solo la seguí. Sin preguntar porque..-No mires atrás, me dijo. Te llevare con tu mamá. Ahí fue que lo entendí. Me llevaba con la mujer que nunca conocí... Así que la seguí. A lo lejos noté. Que mi papá estaba arrodillado al lado de mi cuerpo llorando sin parar, y diciendo ferozmente. Perdóname por robarte... sabía que esto en algún momento pasaría. Junto a él, estaba Lucke. Hablé despacito. Para que la bruja no me regañe. Me despedí... con un “Los quiero a ambos...”Shhhh me dijo la bruja. Qué te pueden escuchar...Y me fui, no se a dónde...





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