CUENTOS DE LAS ALUMNAS Y ALUMNOS DE 6º DE E. PRIMARIA.
COLEGIO “MELQUÍADES HIDALGO” CABEZÓN DE PISUERGA (VALLADOLID)
LOS JUGUETES FANTÁSTICOS.
Hace algunos años en un pueblo llamado Cabezón de Pisuerga, vivía una niña llamada Laura. Le encantaban los juguetes y tenía una habitación solamente para ellos. Al cumplir ocho años, sus padres le regalaron la última muñeca del mercado: la “Barbie pintora”.
Después de pasar toda la tarde jugando con ella, la dejó en su habitación de juguetes junto con todos los demás.
Mientras Laura dormía felizmente, porque aquel día había sido agotador, en la habitación de juguetes ocurrió un extraño fenómeno a través del cual sus juguetes cobraron vida. Todos los juguetes salieron de sus estanterías a dar la bienvenida a la nueva Barbie. - Hola, ¿cómo te llamas?- preguntó una bicicleta rosa muy alegre. - ¿Quieres ser mi amiga?- preguntó una muñeca bastante vieja. - ¿Te vas a quedar con nosotros?- dijo un suave osito de peluche. La Barbie miró a todos sorprendida y con cara de asco mientras pensaba: “todos estos juguetes están muy usados, sucios y rotos, no me mezclaré con ellos”. En una pequeña mesita, al lado de la bicicleta, se encontraban tres pelotas intentando jugar al parchís y le dijeron a la Barbie: - ¿Quieres jugar con nosotros? Y la nueva muñeca siguió ignorando a todos los juguetes. Un rayo de sol atravesó la ventana de la habitación y los juguetes se colocaron en las estanterías donde Laura los dejó antes de irse a dormir. Todos sabían que Laura pronto llegaría para jugar con ellos. Y así sucedió. Al instante, la niña entró en la habitación y corrió hacia sus juguetes de siempre.
La Barbie pintora se quedó en su estantería sola y desconsolada por ser desagradecida. A la noche siguiente Barbie pidió perdón. Todos los juguetes aceptaron sus disculpas y fueron amigos para siempre. La nueva muñeca había aprendido la lección.
Autora: Elena Lera.
EL PROFESOR ESPINILLA Y SUS ALUMNOS.
Había una vez en el colegio “Juan Carlos V” un profesor de Lengua del que todos sus alumnos se reían porque tenía una gran espinilla en la frente. Todos los alumnos se reían mucho de él todos los días y el profesor no aguantaba más. Un día intentó quitársela, pero en vez de quitársela le salieron dos más. Al día siguiente, en el colegio, los alumnos se reían más de él. Entonces, decidió irse unos días del colegio.
Los alumnos querían que el profesor volviera al colegio y les daba igual cuántas espinillas tuviera. El profesor volvió y los alumnos comprendieron que no había que reírse de una persona por los rasgos que tenga. Además, el profesor era muy bueno enseñando. Al final, las espinillas del profesor desaparecieron gracias a que sabía que los alumnos le querían de verdad.
Autoras: Mariana Ríos y Miriam Ozores.
RUFETE Y EL ACRÓBATA MANOLO.
Había una vez un payaso llamado Rufete. Tenía el pelo de colorines, la nariz verde y en vez de una pajarita, tenía un bastón de madera. El payaso Rufete trabajaba en un circo.
Un día, Rufete, en su espectáculo, se dedicó a hacer acrobacias. Su jefe le dijo: - Como eres tan bueno, desde ahora tú serás el acróbata y despediremos a Manolo, el actual acróbata. Y Rufete le contestó: - Vale, señor jefe.
Pero Manolo, el acróbata, se enteró y se lo quería impedir. Así que antes del espectáculo del acróbata Rufete, manolo cortó un poco la cuerda donde Rufete iba a actuar. Cuando Rufete comenzó su número, la cuerda en la que estaba haciendo acrobacias, se rompió y Rufete tuvo que ir al hospital durante un mes. Y como en el circo se quedaron sin acróbata, tuvo que sustituirle Manolo. Así Manolo hizo lo que él quería y su plan salió a la perfección. Pero al mes siguiente, Rufete volvió al circo y recuperó su trabajo. Manolo, que no se dio por vencido, esta vez decidió empujar él mismo a Rufete cuando estuviera realizando su actuación. El domador, que estaba allí cuando Manolo ideó su plan, lo oyó todo y le dijo a Rufete: - Cuando oigas un látigo, te apartas un poco de la cuerda. Rufete le preguntó: - ¿Por qué, señor domador? - Porque Manolo te quiere empujar para que te caigasle dijo el domador. - Vale- contestó Rufete. Y así fue. Cuando Manolo fue a empujarle para que se cayera, el domador dio un latigazo y Rufete se apartó, dio
una vuelta a la cuerda y empuj贸 a Manolo, el acr贸bata malvado. Manolo se cay贸 y tuvo que ir al hospital. A partir de ese momento, a Manolo le dio miedo acercarse alguna vez al acr贸bata Rufete. Y, por supuesto, a Rufete le fue muy bien en su nuevo trabajo.
Autores: Lidia Asenjo y Juan Miguel Aguado.
EL CAPITÁN BARBILLA CARMESÍ. (LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES)
Érase una vez un gran superhéroe llamado Barbilla Carmesí, que tenía un amigo llamado Bat Rinson, que era un zorro volador. Un día, los dos amigos estaban jugando en un cementerio y Bat Rinson se tropezó con una piedra, cayó encima de una lápida y la rompió. Entonces, los dos amigos se asustaron e intentaron salir corriendo. Pero vieron a unos señores que salían de las tumbas y fueron a por Barbilla Carmesí y Bat. Ellos corrieron en busca de un refugio mientras los muertos vivientes los perseguían. Había llegado la hora de la acción: los dos amigos se convirtieron en superhéroes.
Había casi 100 muertos pero no se asustaron. Fueron a por ellos. Barbilla Carmesí atacó con su barbilla infernal con la que mataba a los muertos de dos en dos. Bat Rinson era más débil, pero sus alas eran más potentes. A Barbilla Carmesí sólo le hicieron algunos rasguños, mientras que Bat Rinson estaba muy débil porque casi le cortan sus preciosas alas. Al final, los dos amigos ganaron y se propusieron que nunca jamás volverían a jugar en un cementerio. CONTINUARÁ…… NO SE PIERDAN LA PRÓXIMA AVENTURA DEL CAPITÁN BARBILLA CARMESÍ.
Autores: Óscar Díez y Arturo Muriel.
LA AVENTURA DE LOS DOS AMIGOS PLANTA.
Érase una vez una planta llamada Plantita que tenía un amigo planta llamado Plantón. Un día de paseo por el jardín de su ama, se encontraron un mapa del tesoro y como los dos eran muy aventureros, fueron en busca del tesoro. El mapa marcaba tres cosas: la primera era una piedra en forma de corazón; la segunda, dos árboles en forma de arco y la tercera, una rosa morada. Cuando empezaron a andar, se encontraron con la señora Regadera. Los dos amigos le preguntaron que si había visto una piedra en forma de corazón. Ella dijo que sí, pero les advirtió que había un caracol de color azul y que si les tocaba, se secarían. Por si acaso, le pidieron a la señora Regadera que si les regaba un poco y así lo hizo.
Cuando llegaron, estaba el caracol alrededor de la piedra, pero como eran muy rápidos, no les pilló. Siguieron su camino y se encontraron con la señora Pala. Plantita y Plantón le preguntaron que si había visto dos árboles en forma de arco y ella les dijo que 100 metros al norte de donde estaban. Cuando llegaron, se encontraron con el señor planta y le preguntaron que si había visto un rosa morada y él dijo que no, pero que el señor rana les podría ayudar. Cuando llegaron a casa del señor Rana, se pusieron a mirar por su telescopio y el señor Rana la vio. Fueron allí y la rosa les dijo que si querían el tesoro, deberían resolver una adivinanza que era: “ Oro parece, plata no es. El que no lo adivine, tonto es”.
Ellos, despuĂŠs de pensar y pensar, la resolvieron y la rosa les dio el tesoro. Cuando llegaron a casa, abrieron el tesoro y lo que habĂa dentro era un libro. Los dos amigos plantas se pusieron a leerlo y como estaban muy cansados del viaje, se quedaron dormidos.
Autor : David Carrillo
EL CAMBIO DE TRABAJOS
Érase una vez un niño llamado Raúl que era muy listo y muy tímido. Siempre que les mandaban deberes para casa, Raúl les hacía bien, pero otro niño que se llamaba Javier, que era el matón de la clase, siempre le cambiaba los trabajos a escondidas para tenerlos bien. Aunque el profesor dudaba de que los trabajos fueran suyos, se lo daba por bueno porque no estaba muy seguro. Un día, Raúl se dio cuenta de que le cambiaban los trabajos y decidió darle un escarmiento. Les mandaron un trabajo para casa. Raúl hizo el trabajo mal a propósito para que cuando se lo cambiase a Javier, él tenerlo bien y Javier mal. Intencionadamente Raúl hizo un trabajo bien y otro mal. Así cuando Javier cambió el trabajo de Raúl, no se dio cuenta de que se llevaba un trabajo mal hecho.
Cuando llegó la hora de entregarlo, Raúl entregó el trabajo bueno y Javier el malo. El profesor, al ver el cambio de notas, les hizo una prueba oral y así se dio cuenta de lo que Javier había hecho durante todo el año.
Como castigo, le hizo repetir todos los trabajos.
Autores: David Yáñez y Sonia Abón
EL TRABAJO
Había un vez un niño llamado Pablo. Tenía los ojos marrones, el pelo negro; era alto y delgado. Era amable y tenía sentido del humor. Un día la profesora le dijo a la clase que había que hacer un trabajo en equipos y todos estuvieron de acuerdo. En el equipo de Pablo estaban Gonzalo, Juan, Marcos y su peor enemigo, Santiago. Santiago era un niño con ojos azules, el pelo rubio, alto y delgado. Era un niño al que no le gustaba nada: ni ser amable, ni jugar al fútbol, ni jugar al baloncesto… Decidieron reunirse en la casa de Gonzalo a las cinco y media para hacer el trabajo, pero a Santiago no le importaba. Solamente se presentó porque si no, le pondrían un cero.
Cuando llegó la hora, todos estaban en casa de Gonzalo. Santiago había planeado estropear el trabajo y echarle la culpa a Pablo. Cuando le tocó escribir a Santiago, escribió otra cosa con un rotulador que no se podía borrar. Entonces lo pensaron un poco y a Pablo se le ocurrió la idea de hacerlo de nuevo y a Santiago no le dejaron escribir. En el colegio sacaron un diez. Entonces Santiago vio que no sirve de nada ser malo porque siempre sales perdiendo. Santiago decidió ser bueno y ser amigo de Pablo.
Autor: Octavian Bran