Los sindicatos autónomos en la Argentina de los años ’70: El caso de los Astilleros ASTARSA
La política económica de José Martínez de Hoz
El establishment económico reaccionó positivamente ante el golpe que había contribuido a gestar, particularmente ante la designación de un civil, José A. Martínez de Hoz como ministro de economía. Perteneciente ideológica y familiarmente a los sectores económicamente más poderosos de la Argentina, Martínez de Hoz se propuso inicialmente disminuir la inflación y modificar el perfil de la estructura económica argentina, de manera de crear las condiciones para un sistema liberal, abierto a la economía mundial y orientado por el sector privado. El equipo económico explicaba en sus primeras declaraciones que lo que buscaba era terminar con el “estatismo” y el “populismo” en la economía para arribar a un sistema “moderno” y “eficiente”. En esto, así como en la lucha contra la inflación, fracasaría estrepitosamente. Pero tendría éxito en construir un modelo económico que garantizó la rentabilidad de los sectores más poderosos de la economía local y del mercado financiero internacional, y que fue capaz de resistir –represión mediante- los obstáculos que la organización de los trabajadores y los derechos sociales adquiridos por éstos representaban para la acumulación económica privada. El modelo a seguir para los grandes empresarios argentinos, y para muchos militares “liberales”, eran las políticas liberales ortodoxas implementadas desde 1973 por la dictadura militar de Chile. Pero a poco de asumir el nuevo equipo económico, se vio que los intereses creados en torno al Estado durante décadas eran demasiado poderosos como para ser borrados de un plumazo por una doctrina privatizadora y liberalizadora. Las concepciones económicas desarrollistas y nacionalistas de algunos sectores de las Fuerzas Armadas y la política de modernización armamentista (que exigía un fuerte gasto estatal) obstaculizaban ese camino. Estas contradicciones hicieron que desde los primeros días de la dictadura la política económica fuese el único terreno de debate dentro de las Fuerzas Armadas. Estas divisiones, a su vez, habilitaron al empresariado y a los medios de comunicación adictos al régimen a opinar e incidir respecto del rumbo económico. En abril de 1976, Martínez de Hoz logró aquietar el caos económico mediante dos medidas: congeló los salarios, que perdieron en tres meses un 40% de su poder adquisitivo, y comenzó una apertura del comercio exterior. Esta combinación de medidas heterodoxas y ortodoxas muestran que lo que guiaba a Martínez de Hoz no era tanto una doctrina económica, sino el objetivo de reafirmar el poder de las grandes empresas locales y del sistema financiero en la economía argentina. Esto implicaba la desindustrialización y el endeudamiento del país y el desplazamiento del movimiento obrero del centro de la escena. Las cifras presentadas a continuación son algunos indicadores de esa política:
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Los sindicatos autónomos en la Argentina de los años ’70: El caso de los Astilleros ASTARSA
-entre 1975 y 1981 la producción industrial argentina cayó un 17% y en 1982, con la “crisis de la deuda” originada por el mismo gobierno, un 10% más. -en ese lapso, cerca de 400 mil trabajadores industriales perdieron su empleo y debieron buscar otras fuentes de ingreso, en su mayoría como trabajadores por cuenta propia. -Entre 1975 y 1983 la participación de los asalariados en la distribución del ingreso cayó de alrededor del 50% a poco más del 30%.
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