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Juan José Echeverría
Juan José Echeverría
Conde Duque: un nuevo capítulo
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Conde Duque: un nuevo capítulo
Conde Duque, reabre sus puertas a lo largo del 2011, luciendo una imagen totalmente renovada, tras una rehabilitación integral que ha permitido al Ayuntamiento poner a disposición de los madrileños 58.777 m2 enteramente dedicados a la cultura, después de 42 años desde la adquisición del edificio. Un nuevo capítulo se abre en su dilatada y azarosa historia y un prometedor futuro le aguarda. De todos depende que así sea.
Conde Duque y la red de la cultura
Su vocación es la de ser una de las piedras angulares, junto con Matadero Madrid y CentroCentro en Cibeles, sobre las que gravite la política cultural municipal, desde un sistema único y transversal, que propiciará la agrupación en red todos los centros culturales, municipales o no, así como la acción cultural en el espacio público y en el espacio virtual de Internet y de las redes sociales.
Nuestros tres grandes centros cabecera: Cibeles con CentroCentro, Conde Duque y Matadero Madrid, serán los motores y catalizadores de cada una de las líneas estratégicas: cultura y ciudad, cultura y memoria y cultura y creación que planteamos para los próximos años. Los centros funcionarán siempre en los tres niveles: metropolitano, proximidad y espacio virtual e intercambiarán con redes de centros asociados, públicos y privados, un flujo constante de información y programación a partir de la personalidad y carácter de cada uno de ellos. • Matadero Madrid, gran laboratorio de la creación actual, es el primer espacio íntegramente dedicado a los creadores y que da cabida a todas las formas de expresión artística, a través de un modelo de cooperación institucional sin precedentes en la ciudad. Tras cinco años de
andadura, cuenta con espacios e instituciones ya consolidados: Intermediae, las Naves del Español, Abierto x Obras y Central de Diseño. • Centro Centro, en el Palacio de Cibeles, será sede de un importante complejo de información y actividad cultural, un espacio para la reflexión colectiva sobre la vida y la cultura urbana contemporáneas, un foro abierto al mundo para el intercambio y el diálogo con otras grandes metrópolis nacionales e internacionales. • Conde Duque se convierte en el centro metropolitano vinculado a la memoria y se ocupará de: la difusión de la historia de Madrid, el intercambio de conocimientos históricos con la sociedad, la conservación de los valiosísimos fondos históricos y artísticos municipales y la producción y exhibición de manifestaciones artísticas relacionadas con el mundo de la escena y la música. Queremos crear la red de la cultura y propiciar la cultura en la red como el mejor medio de universalización del acceso al conocimiento en nuestra ciudad. Gracias al extraordinario esfuerzo de creación y renovación de instituciones y servicios culturales municipales realizados los últimos años y al nuevo sistema que proponemos, estaremos en disposición de llegar a más ciudadanos que nunca y con una mejor oferta.
Por eso vamos a invitar a todos los centros e instituciones cualquiera que sea su titularidad a sumarse a este proyecto, en particular, en Conde Duque, en especial a todas aquellas relacionadas con la historia, la investigación urbana y con la memoria, en general.
Conde Duque como tercer lugar
La nueva consideración de Conde Duque como uno de los grandes centros culturales de Madrid, supone la incorporación de un nuevo espacio para la cultura, como lo son el conjunto de museos, bibliotecas y centro culturales que han desempeñado un importante papel en la vida y la cultura de nuestra sociedad. Son espacios públicos de carácter cívico, que nos pertenecen a todos: forman parte de la red de instituciones que conforman la sociedad civil, contribuyen a generar su capital social y tienen una misión cultural vital para el bienestar colectivo.
En los últimos tiempos han surgido nuevas e interesantes ideas acerca de la función que pueden desempeñar estos lugares como Conde Duque, que no deben ser un mero depósito pasivo de libros, documentos, obras de arte y lugar del espectáculo, sino una parte activa y sensible de la comunidad, un agente de cambio, que impulse las relaciones entre los vecinos sin imposiciones de autoridad, reavive el compromiso cívico, promueva la participación ciudadana y fomente un mayor grado de intervención, en este caso, en la construcción de la cultura y por tanto de nuestra memoria colectiva.
Porque una forma de luchar contra el deterioro de la vida comunitaria es la promoción de espacios cívicos neutrales que enriquezcan la vida pública como una manera de fortalecer principios de convivencia, contrarrestando el aislamiento y la alienación social al que nos llevan las actuales pautas de vida y trabajo. La pérdida del contacto físico y visual entre las personas reduce su capacidad de respetar las diferencias o de mantener la empatía para el bien común.
Por ello es cada vez más importante el desarrollo de la cultura cívica. Ser cívico significa mantener el máximo grado de tolerancia y respeto a las creencias y señas de identidad de los demás. El espacio para la cultura, en este caso, Conde Duque puede ser un importante catalizador para la promoción de esa cultura cívica que representa el pluralismo de actitudes e ideas, al tiempo que fomente la conver-
gencia de puntos de vista, de modo que desde estos lugares para la cultura se pueden devolver cualidades cívicas a las ciudades.
Las sociedades vertebradas, como señala Oldemburg, necesitan terceros lugares, escenarios neutrales ajenos al trabajo y al hogar, donde sus miembros puedan relacionarse y donde personas de distinta condición puedan reunirse y conocerse y construir relaciones de manera informal sin que nadie tenga que hacer el papel de anfitrión, y donde todos se sienten cómodos, donde se generan afinidades que enriquezcan el tejido social que contribuya a crear comunidades más fuertes.
Conde Duque, debe ser uno de esos terceros lugares y encarnar la educación, la cultura y otros importantes valores seculares y manifestaciones del bien común, apoyando y estimulando la formación permanente, y un acceso igualitario a la información, al conocimiento, en definitiva a la cultura.
Conde Duque puede ser un ámbito privilegiado para ello. Se configura como un gran espacio en el que tendrán cabida todas las actividades culturales que el ciudadano pueda demandar, desde la investigación, a la lectura, sin olvidar el disfrute estético a través de la música, el arte y la escena.
Por otra parte, las instituciones de patrimonio cultural como Conde Duque promueven el sentimiento de identidad que se ha dado en llamar la comunidad imaginada, que en Madrid reviste especial importancia, tanto por su debilidad interna, como por la gran diversidad cultural que produce la inmigración interior y exterior. De este modo, los espacios para la cultura se convierten en un espacio público donde los extraños pueden conocerse con tranquilidad, como ciudadanos que comparten un sentimiento de comunidad e identidad y la van construyendo.
Vista parcial de las actuales instalaciones de la Hemeroteca Municipal de Madrid. 2011
conde duque y la memoria de la ciudad
En torno a Conde Duque gravitará el concepto de cultura y memoria. No podía ser de otra manera por tratarse ya del mayor contenedor de bienes culturales ligados a la memoria de Madrid y por la propia memoria acumulada desde las cualidades intrínsecas del edificio y su relación con la conformación de la ciudad.
Conde Duque es el contenedor de un conjunto singular de instituciones culturales con importantes y únicas colecciones de patrimonio documental relativas a la ciudad de Madrid: El Archivo de Villa, la Hemeroteca, la Biblioteca Histórica y la antigua Biblioteca Musical, ahora Víctor Espinós, que junto al Museo de Arte Contemporáneo y otros espacios que acogen exposiciones, un Auditorio y un Teatro, se fijarán como objetivo la conservación, documentación y difusión de la memoria de la ciudad de Madrid.
Para materializar ese objetivo se ha creado una nueva institución denominada Memoria de Madrid que contará con tres instrumentos para alcanzarlo: La Biblioteca Digital, la web memoriademadrid.es y el espacio Memoria de Madrid.
Con Memoria de Madrid se pretende que el legado cultural que atesora nuestra ciudad sea más accesible y cercano a la ciudadanía y por esta razón se quieren incorporar nuevas fórmulas que lo popicien, porque entendemos que el patrimonio histórico, material e inmaterial, es el mejor testimonio de la creatividad de la ciudad; la urdimbre donde se teje su identidad.
En Conde Duque, el visitante, en general, y el madrileño, en particular, podrá acceder a su pasado, conocerlo y utilizarlo como instrumento de reflexión, de comprensión, de la propia realidad en la que vive. Porque aquí se atesora el auténtico background de la ciudad, luz imprescindible para afrontar el presente y el futuro.
Conde Duque y su entorno urbano
En este nuevo capítulo, si Conde Duque es clave en el ámbito del tejido y la red de la cultura madrileña, debe ser también ejemplar en su relación con la ciudad y debe ayudar a regenerar y conformar un nuevo lugar urbano en torno a la arquitectura, la historia y la cultura, ahora que, además se presenta a la ciudad con un nuevo traje y una nueva imagen que pretende ser menos hermética, más abierta y capaz de dialogar con los espacios e instituciones culturales circundantes, generando sinergias positivas con su entorno.
La evolución histórica en la conformación del lugar propició que el crecimiento urbano de Madrid fuera englobando paulatinamente el cuartel y los predios colindantes en la trama urbana, con la peculiaridad de conformar, junto con el actual Palacio de Liria y las dependencias de la Escuela del Ejercito de Tierra, una gran manzana sin permeabilidad interior, delimitada por las actuales calles de Santa Cruz de Marcenado, Conde Duque, Princesa y Mártires de Alcalá, muy por encima de la escala del tejido urbano colindante y que ha impedido una relación fluida entre dos áreas importantes en torno a la calle Alberto Aguilera y la calle Princesa.
Consecuencia de esa mala inserción en el desarrollo urbano posterior, Conde Duque presenta una situación urbana poco destacada y constreñida por el caserío circundante que evita su visión perspectiva lejana, por lo que sufre de cierta invisibilidad para el ciudadano madrileño, acrecentada por el hermetismo inmanente de su arquitectura.
Es necesario, ahora, trabajar para mejorar su implantación urbana. No es fácil remediar ahora esta situación sin tener que acudir a drásticas operaciones de cirugía urbana, nada aconsejables ni justificables en el momento actual.
Para ello no sólo es necesario peatonalizar la calle Conde Duque, sino que debemos extender la reflexión a su entorno próximo, a la plaza Guardias de Corps, a los jardines de Santa Cruz de Marcenado y a la necesaria permeabilidad entre los bulevares y la calle Princesa a través del callejón de las Negras y del cambio de carácter que el patio central, ahora liberado de su condición de aparcamiento, aportará como nueva plaza urbana.
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