CÉLULA DORMIDA - Ariel Rothstein

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CÉLULA DORMIDA Por: Ariel Rothstein 1

Los Juegos Olímpicos de Río están a la vuelta de la esquina. No sé ustedes pero a mí me da la sensación que no hay, hasta el momento, aroma a "Olimpismo". Son varios los factores que generan cierta desconfianza y mucha migraña al Comité Olímpico Internacional. Quizás, hoy por hoy, es un momento incómodo para realizar un evento que reúne en una ciudad a miles de atletas y a más de dos millones de aficionados provenientes de diversas parte del planeta. ¿Por qué? Podríamos resumir el cuadro de situación de la siguiente manera: 1.-Las amenazas latentes de actos terroristas. La facilidad con que se agrede y efectividad para generar muerte y desolación en cualquier zona geográfica. 2.-Situación política y descontento social en el país anfitrión. La olla de presión en la que está metida Dilma Roussef, Presidente de Brasil, con los diferentes escándalos que la rodean, hace pensar que a la hora de los XXXI Juegos Olímpicos la situación de gobernabilidad se encuentre sostenida por hilos muy finos. 3.-Inseguridad. Río de Janeiro, ciudad sede, aporta belleza y colorido. Pero también un alto grado de desigualdad lo que genera delincuencia y narcomenudeo. No es novedad, pero el poco o mucho esfuerzo por parte de las autoridades es criticado y carente de resultados positivos. 4.-Sanidad. Dicha desigualdad lleva a una gran parte de la población a la pobreza extrema que como un castillo de naipes en medio de un huracán fomentan una buena cantidad de inconvenientes en materia de salud (entre otras temas, claro está). Existen casi mil "Favelas" (Barrios pobres denominados como asentamientos irregulares) en el que están habitados por medio millón de seres humanos.

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Periodista de Investigación y Deportes.-


Inicio por el final "Los terroristas intentan modificar nuestro comportamiento provocando miedo, incertidumbre y división en la sociedad". Patrick J Kennedy (Miembro del Partido Demócrata de los Estados Unidos)

Miedo El terrorista menos pensado está entre nosotros, y es el culpable de una buena parte de nuestros temores. A 23 kilómetros de Kampala, la capital de Uganda, se encuentra un apacible bosque. Allí los árboles son frondosos y de un verde brillante. Dicen que el armónico sonido de la naturaleza es único. También cuentan que en la espesura del bosque conviven 62 especies de polillas y unas 40 de mosquitos. Esto hace del Zika un bosque ideal para la investigación científica. Es por ello que pertenece al Instituto de Investigación de Virus de Uganda. Allá por 1947, se descubrió en simios un virus transmitido por una especie de mosquito llamado Aedes Aegypti. Tal virus fue bautizado como aquel espacio de biodiversidad. Setenta años más tarde su nombre retumba en los medios de comunicación al instalarse en Sudamérica. Es una incógnita como el mentado virus arribó allí. Se afirma que habitantes de Micronesia, una isla ubicada en medio del Océano Pacífico, sitio donde se dieron casos de Zika en 2007, lo habrían diseminado de forma involuntaria al concurrir a la Copa del Mundo del 2014. Precisamente en Brasil, hoy sede de los Juegos Olímpicos. No hay mejor efecto para esparcir el miedo que una buena imagen. Como vinculamos a Osama Bin Laden con las Torres Gemelas derritiéndose en New York. También lo hacemos con el Zika y los documentos gráficos de niños recién nacidos sufriendo microcefalia. Una enfermedad que afecta el desarrollo del cerebro y provoca desorden neurológico. Se aduce que este virus es el promotor de la microcefalia. Dichas imágenes nos causan angustia y la sensación terrorífica de que con un poco de calor y un pequeño espejo de agua bastan para la reproducción de nuestro peor enemigo de patas negras y líneas blancas.


Incertidumbre Fátima Teresa Gonçalves Dos Santos es una mujer de negocios en la ajetreada Río de Janeiro. Con cuarenta y siete años Fátima debe moverse por diferentes zonas para desempeñar sus labores. Barra de Tijuca es una localidad contigua a Río y al parque Olímpico. Hasta Barra fue a trabajar Fátima y allí fue donde contrajo la enfermedad del Zika. Para ella, y para el resto de los humanos, el virus genera, a menos que se encuentre en periodo de embarazo, un profundo dolor, irritación, algunos signos de fiebre y, últimamente, se afirma que ataca al sistema nervioso provocando parálisis. Cabe destacar que día a día se obtiene más conocimiento y consecuencias de este mal que sufren más de cuatro mil habitantes del Brasil. Claro está la noticia no cayó nada bien para los organizadores. Seamos claros. Los Juegos Olímpicos son un evento sin comparación. Presenciar cómo el ser humano logra superarse. Verlo volar cada vez más alto, correr más rápido, ser el más fuerte entre los fuertes, el más preciso, el más resistente, nos enorgullece e inspira. Pero también unos Juegos Olímpicos son un gran negocio. Es imposible determinar cuántos millones de dólares se mueven en tan sólo quince días. Las marcas de empresas multinacionales están dispuestas a mostrarse a todo color y en HD cuando se rompe un récord. Y por ello pagan lo que sea necesario. Repito, aquel momento, enorgullece e inspira, cosa que toda marca desea para sus productos. Quienes también abonan sumas siderales son los dueños de los derechos de transmisión. Otros millones son invertidos por cada empresa que logra el privilegio de mostrarle a una nación el gran acontecimiento deportivo. Además de beneficiarse con publicidad local y abonados en caso de ser Pay-Per-View. Y luego la gente, con la enorme afluencia de público que no solo paga tickets carísimos por ver a sus ídolos, sí no también por vivir la fiesta olímpica. Todo es una gran rueda recaudadora.


División Me permito dudar de la organización local por experiencias vividas durante la Copa del Mundo de fútbol en el año 2014. El objetivo del gobierno local es contener el impresionante caudal de tráfico que une el Parque Olímpico con la lejana Río* y así ser quince días de carnaval y no de embotellamientos. Pero qué sucedería si un mosquito de nombre y apellido en latín provocara la suspensión de los Juegos. ¿Lo ven probable? La realidad es que eso no va a ocurrir. Estados Unidos, poderoso entre poderosos, emitió un comunicado donde permiten a sus atletas clasificados abstenerse a participar. "El que tema, que no vaya" Hope Solo, portera de la selección femenil de los Estados Unidos, fue una de las primeras en poner en duda su presencia. El Presidente del Comité Olímpico de Kenia, Kip Keino fue mucho más duro y hasta hoy es difícil saber si se presentarán a los juegos. Keino, con cierto sentido común, dijo: "La salud de nuestra juventud es más importante que los Juegos". Ante una oleada de posible deserciones, Mario Andrada, vocero del Comité organizador de Río, salió al cruce afirmando que no habrá peligro del Zika en los juegos ni para los atletas y ni para el resto de la gente que llegue a la zona del evento. Aunque sí solicitó que todos empleen medidas de prevención. En específico, el uso de repelentes de mosquito, nada de perfumes, mangas largas y pantalones largos a la hora de vestir. "Zika no afectará a nuestros juegos" exclamo Mario Andrada. Quien se unió a estos discursos de político en campaña fue la directora de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan con su enérgico "Brasil ganará" en referencia a su batalla contra el Zika. Finalmente el presidente del COI, Thomas Bach, con un tono menos inflamado afirmó que aún no hay ninguna federación nacional que amague con boicotear y rehuir a participar. Raro que no haya escuchado a Keino Kip.


El factor invierno en Río de Janeiro y aledaños no es gran aliado para la no gestación de un mosquito. El clima se mantiene entre los 18 y los 26 grados**, con altos índices de humedad. Además las Favelas, con sus carencias, son caldo de cultivo para el Aedes Aegypti. Este insecto además puede transmitir Dengue, Fiebre amarilla y el mal de Chikungunya. El terrorista menos pensado está allí, latente, al acecho, casi como una célula dormida. La cuenta regresiva obliga y exige al Gobierno Nacional y Local del país y ciudad anfitrión a emplearse a fondo para garantizar ciertas condiciones de sanidad. Y no hacernos creer que con un simple repelente de mosquitos los Juegos Olímpicos de Río están a salvo pero por sobre todas las cosas que él Zika, luego de agosto, no se convierta en una pandemia. *De Barra, zona del Parque Olímpico al Estadio Maracaná, estadio de la inauguración y clausura, se hace en auto una hora con tráfico liviano, distante a 37 kilómetros. En 2014 hice tres horas de Ipanema a Barra a las 18 horas. **Datos de promedio histórico en la zona de Rio de Janeiro por Weather.com

Referencias: USA Today, Washington Post, El País España.


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