CRISIS EN EL DESIERTO Por: Andrés Revol Lo que viene sucediendo en la República de Mali desde el año 2012 suena muy lejano para los países latinoamericanos y por ello la situación en este país es casi desconocida para muchos por estas latitudes. Sin embargo lo que allí sucedió y lo actualmente sucede reviste particular importancia para la seguridad internacional. En estas pocas páginas intentaré describir de la manera más sencilla posible cual es el problema que atraviesa la República de Mali. Dado que mi objetivo es que el lector se lleve una idea general de lo que allí acontece, evitaré abundar en fechas y nombres poco conocidos que a veces no hacen más que confundir al lector y trataré de que mi redacción sea simple y lo suficientemente resumida a fin de que el lector entienda a través de esta breve reseña la situación en Mali y alguna de las consecuencias que tarea aparejada la misma. Breve introducción En el año 2012, Mali estuvo a punto de desintegrarse a causa de una rebelión tuareg en el norte del país. Mali, el país del Africa Occidental que alguna vez fue señalado como un ejemplo de la democracia en esa región del mundo sorprendió a la comunidad internacional con un golpe de estado a raíz de la secesión de la etnia tuareg que habita el norte del país. La floreciente democracia implosionó afectando la seguridad internacional en esa región del globo, amenazando seriamente la seguridad en Europa e indirectamente, coadyuvando a generar más inestabilidad en el Magreb islámico. Mali, generalidades de un país lejano. El nombre oficial de Mali es República de Mali (République du Mali). Abarca una superficie de 1.240.192 km2, que aproximadamente equivale a cuatro veces la Provincia de Buenos Aires. Su capital es Bamako con 1.994.604 habitantes. Otras ciudades importantes son Sikasso (221.327 hab.), Kayes (153.163 hab.), Mopti (106.260 hab.), Ségou (104.881 hab.), Gao (65.000 hab.), Timbuktu (38.000 hab.) (US State Department, 2012). El idioma oficial es el Francés, también se hablan lenguas locales como el bambara (80%), tamasheq, fulfuldé y songhai.
La población es de 13,96 millones de habitantes (estimación 2013) y está conformada por numerosos grupos étnicos entre los que se destacan los Mandé 50% (Bambara, Malinke, Soninke), Peul 17%, Songhai 6%, Tuareg 8%, otros 12% (US State Department, 2012). Mali se rige por un sistema presidencial de gobierno. El poder ejecutivo es liderado por el presidente quien es el Jefe de Estado siendo popularmente elegido cada 5 años por un máximo de 2 mandatos. El Primer Ministro, es la cabeza del gobierno siendo designado por el presidente (Adeyemi, 2015). La distribución espacial de la economía y demografía de Mali muestran marcadas diferencias entre el norte y el sur. El sur tiene una densidad poblacional mayor alojando las ciudades más grandes del país y concentrando la mayoría de los recursos naturales (principalmente metales preciosos) y la actividad económica (producción agrícola). La región posee fronteras porosas y por esa razón, durante mucho tiempo albergó a grupos criminales transnacionales y se volvió vulnerable a la infiltración de movimientos jihadistas y organizaciones afines como LA Qaeda en el Magreb Islámico (Adeyemi, 2015). La crisis de Mali se centra principalmente en la Región del Sahel. El Sahel occidental es un territorio donde los estados no logran ejercer plenamente su soberanía (Adeyemi, 2015) y se extiende desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo y desde la denominada “llanura del Sudán” hasta el sur del Desierto del Sahara. La dificultad de ejercer su sobranía plenamente de los países que atraviesan esta región se debe, principalmente a su debilidad económica, estructural, política y militar, todo ello potenciado por la corrupción endémica. Esta región es el territorio fallido más extenso del mundo lo que lo convierte en uno de los lugares más peligrosos a escala global y en un foco de inestabilidad regional (Ballesteros Martín, 2013). Dentro del Sahel se encuentra la región del Azawad. Esta región es la habitada por los tamashek o tuaregs, etnia nómade. Esta región es el epicentro de los movimientos secesionistas de los tuaregs convirtiéndose en la región objeto de estudio de este trabajo. Se encuentra localizada al Norte de Mali, Azawad es rico en uranio y ocupa alrededor del 60% de la superficie de Mali. Limita al sur con Burkina Faso, Mauritania
al Oeste y noroeste, Argelia al norte, Níger al este y sudeste y Mali al sudoeste. (Adeyemi, 2015). Contexto Político La República de Mali fue colonia francesa habiendo obtenido su independencia en la década del sesenta. Desde esos años los tuareg han clamado por autonomía en la región del Azawad tanto por medios pacíficos y políticos como así también a través de movimientos armados. Inmediatamente después de la independencia se produjo el primer movimiento armado que buscaba su autonomía siendo brutalmente reprimido por el gobierno central. Posteriormente de una forma más o menos organizada se produjeron otras tres rebeliones siendo todas brutalmente reprimidas excepto la última, la de 2012. Luego de las tres primeras sublevaciones, se firmaron acuerdos de paz entre el Gobierno central y los rebeldes en donde se prometió mayor autonomía para la región y un mayor desarrollo socioeconómico de forma tal que se disminuya la brecha existente entre el norte y el sur. Asimismo se pactó el retiro de las tropas del ejército de la región y el enrolamiento de los rebeldes a las filas de las fuerzas armadas y de seguridad. De igual manera, el ingreso de los locales a la administración pública nacional en la región norte del país constituidas básicamente por las regiones de Gao, Kidal y Timbuctu. Estos acuerdos son conocidos como el “Pacto Nacional” y los “Tratados de Tamanrasset”. Desgraciadamente, estos pactos nunca se concretaron y no hicieron más que acrecentar el resentimiento tuareg hacia el sur del país. La cuarta rebelión tuvo un tinte totalmente diferente por ello la estudiaremos en forma separada. La Cuarta Rebelión tuareg Con la irrupción de la primavera árabe en Libia y la posterior intervención de la OTAN que provocó la caída del dictador Muhammad Gadafi, se desencadenaron una serie de acontecimientos que desestabilizaron aún más la región y uno de esos sucesos está directamente relacionado con Mali. En la década del 80 el dictador libio propició la creación de unidades en el ejército compuesta exclusivamente por tuaregs provenientes de los países de la región siendo la mayoría originarios de Mali. Estas tropas fueron empleadas en la guerra contra el Chad adquiriendo de esta manera una rica experiencia en combate. Con la caída de
Gadafi, estas tropas tuvieron acceso a todos los arsenales del ejército libio apropiándose de ellos y regresando al norte de Mali, a la región del Azawad. Por otro lado, desde la caída de las torres gemelas y aprovechando la debilidad institucional, fronteras permeables y la corrupción inherente que en esos tiempos flagelaba al gobierno de Mali, se había detectado la presencia de grupos terroristas operando en la región. Estos grupos jihadistas estaban constituidos básicamente por tres organizaciones que financiaban sus operaciones a través del secuestro de europeos y posterior pedido de rescate a sus gobiernos y mediante el tráfico de drogas proveniente de Sudamérica la que transportaban a lo largo del desierto del Sahara hasta las costas africanas para luego ser introducidas en Europa a través del Mar Mediterráneo. Estos jihadistas conformaban básicamente tres organizaciones Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM por sus siglas en inglés), Ansar Dine (que significa defensores de la fe) y MUJAO (cuya traducción sería Movimiento por la Unicidad y la Jihad en Africa Occidental) y operaban principalmente en las ciudades de Gao, Kidal y Timbuctu al Norte de Mali. Estos dos factores, tuaregs provenientes de Libia sumados a los locales y jihadistas, forjaron una alianza, provocando la debacle de Mali. Los tuaregs provenientes de Libia contaban con experiencia en combate y con sofisticado armamento tomado de los arsenales del Ejercito de Libia. Por otro lado los jihadistas, estaban conformados en su mayoría por guerreros con experiencia en Iraq y Afganistán con un detallado conocimiento del terreno y un respetable arsenal. Debido al estado de sus medios, falta de apoyo desde el sur, falta de logística, pobre moral y deserciones en masa el Ejercito de Mali no fue un oponente capaz de enfrentarlos. Como consecuencia, fue expulsado en poco tiempo de las tres principales provincias del norte; Gao, Kidal y Timbuctu y muchos de sus soldados masacrados. Esta situación provocó que un joven Capitán del Ejército de Mali, Amadou Sanogo, generara un golpe de estado interrumpiendo más de 20 años de gobiernos democráticos. El objetivo del golpe fue tratar de revertir la situación en el norte mediante la ayuda a las tropas desplegadas que se encontraban en retirada hacia el sur. El golpe de estado motivó que toda la ayuda internacional que Mali estaba recibiendo (principalmente de Estados Unidas y Francia) fuera interrumpida de inmediato. De igual manera organizaciones regionales como la Unión Africana y la Comunidad Económica de Estados del Africa Occidental
(ECOWAS por sus siglas en inglés) se pronunciaron diplomáticamente imponiendo sanciones a Mali. Mientras tanto los tuareg y jihadistas impusieron la sharia en esos territorios lo que provocó el rechazo de los habitantes y al mismo tiempo declaraban la escisión de la Republica de Mali creando el Estado de Azawad. Si bien los tuareg son musulmanes sunnitas no adhieren al salafismo como las organizaciones terroristas nombradas anteriormente, lo que provocó serias discrepancias que terminaron en enfrentamientos armados entre los tuareg y los terroristas (muchos de ellos tuareg también) donde los tuareg fueron expulsados de los territorios conquistados quedando la región en manos de los jihadistas. Mientras tanto el Ejército de Mali era incapaz de reconquistar los territorios perdidos. Esta situación motivó el avance de los jihadistas hacia el sur rumbo a la capital. En Bamako la presión internacional obligó a Sanogo a delegar el poder a Dioncouda Traoeré quien pidió la intervención de Francia en el país para expulsar a los jihadistas. En las Naciones Unidas se había aprobado una misión de 3000 hombres de ECOWAS para pero esta fuerza no estaba en condiciones de desplegar a Mali e iniciar las operaciones para expulsar a los jihadistas. Francia bajo mandato de las Naciones Unidas intervino militarmente en Mali con 4000 hombres en la llamada “Operación Serval” siendo apoyada logísticamente por los Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y España entre otros países. En aproximadamente 20 días las tropas francesas junto con fuerzas del Chad expulsaron a los terroristas de las ciudades de Gao, Kidal y Timbuctu. Breve reseña acerca de la situación actual Actualmente la Organización de las Naciones Unidas ha desplegado la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Mali (MINUSMA por sus siglas en francés). Esta es una de las misiones más numerosas desplegada por las Naciones Unidas y una de las más peligrosas donde ya murieron más de 80 cascos azules. Por su parte Francia finalizó la “Operación Serval” y lanzó la “Operación Barkhane” a mediados de 2014 con base desde Chad interdictando el Norte del país a los jihadistas lo que motivó que hayan desplazado sus operaciones en todo el país mediante ataques terroristas a las tropas de las Naciones Unidas y centros urbanos .
La Unión Europea desplegó una misión para adiestrar al Ejercito Mali y colaborar en su reconstrucción. Las conversaciones de paz entre los tuareg y el Gobierno Central progresan con un ritmo demasiado lento y con más reveses que triunfos lo que brinda un manto de dudas sobre el futuro de Mali.
Consideraciones finales. Se pueden tejer muchas conjeturas e hipótesis de lo habría producido la caída de Mali, sin embargo, podría decirse que la crisis en Mali fue una premonición de lo que posteriormente sucedería en Siria e Irak. Con la caída de Gao, Kidal y Timbuctu los rebeldes y terroristas declararon la creación del Estado de Azawad dominando en forma efectiva un porción del territorio de Mali. En 2014 en Siria e Iraq una organización separada de Al Qaeda en Irak conquistó parte de Siria e Irak creando el Estado Islámico de Irak y el Levante La ayuda militar estadounidense demostró ser un fracaso en la forma en que se otorgaba puesto que el Ejército de Mali fue humillado en todos los frentes en el norte del país. Un año más tarde el Ejército de Irak se desintegraba ante la ofensiva jihadista del Estado Islámico. Las disputas internas y la incapacidad de formar un gobierno fuerte que represente a todos los sectores de la sociedad mostrando una presencia efectiva para enfrentar las amenazas exitosamente convierte a la situación en Mali e una historia con final abierto. De igual manera, en Irak el Gobierno aún no puede controlar efectivamente su territorio. En Siria el Gobierno no sólo no controla su territorio sino que ha sido incapaz de sentarse a dialogar con los sectores moderados que exigen un cambio en el país. La estabilidad de Mali es de suma importancia para la región. De haber caído Mali, países como Níger, Burkina Faso, Mauritania o Argelia podrían haber sido desestabilizados ante el terrorismo islámico y motivado la atracción de numerosos jihadistas provenientes de otras regiones del mundo. También podría haber fortalecido a
Boko Haram al norte de Nigeria y lograr alianzas entre diferentes grupos terroristas que operan a nivel regional. La caída de Mali también podría haber facilitado y aumentado el tráfico de estupefacientes provenientes de Sudamérica con las consecuencias que ello acarrea. El caso de Mali es paradigmático por las características que lo distinguen, sin embargo hay que rescatar que la comunidad internacional reaccionó a tiempo y concurrió en su ayuda. Por su parte el Gobierno local pone todos sus esfuerzos en lograr una reconciliación, la que tarda en llegar, pero una vez alcanzada les otorgaría a todos los habitantes de Mali la paz que tanto buscan y el desarrollo que tanto anhelan.