No nos queda duda que servimos a un Dios sin límites, Jesús ha transferido todo a nosotros, con el Señor siempre podemos renunciar a la mediocridad, al no poder, con Dios siempre podemos de nuevo, atrévete y cree, rompe todos los límites. Decidimos poner todo en mano de Dios porque si no tenemos, o tenemos poco, las manos de Dios se multiplican.