Cuento viajero 2015

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CUENTO VIAJERO 2014-15


El “CUENTO VIAJERO” 2014-15 vuelve a cambiar de formato. Una vez más hemos dado libertad a nuestros alumnos a la hora de comenzar sus historias, empezando, como siempre, por 1º de Primaria y terminando en 6º de Primaria. Cada cuento está elaborado por los alumnos de cada una de las líneas A, B y C, y cada capítulo es escrito por un curso. La actividad no sólo supone un trabajo creativo, colaborativo y cooperativo, de análisis y de corrección, sino que supone un tiempo divertido tanto para los alumnos como para los profesores de Lengua. En un principio se intentó ilustrar con collages realizados por la clase, pero no tuvo mucho éxito por lo que se han ido incorporando imágenes sacadas de internet relacionadas con cada capítulo. Un año más esperamos que sea de vuestro agrado leer cómo terminaron los cuentos que en su día comenzasteis, continuasteis, o aquellos que ni siquiera habéis visto. Muchísimas gracias a todos los alumnos y profesores que habéis hecho posible esta actividad. Mercedes López Jefe del Departamento de Lengua de Primaria


Cuento A PATAPÓN Y EL HADA DEL FUEGO


PRIMER CAPÍTULO ¿Alguna vez te has imaginado viviendo dentro de un volcán? A nuestro protagonista, el dragón Patapón, nunca se le había ocurrido. Pero, iba a nacer su hermanita y su vida corría grave peligro. ¿Sabéis por qué? Porque los dragones cuando nacen no saben controlar el fuego que sale de su boca. Por ello, chamuscan todo lo que se encuentran por su camino. Sus padres, que le querían mucho, para protegerle, le mandaron a vivir al volcán más cercano. Allí el "Hada del Fuego" cuidaría de él hasta que su hermanita pudiera controlar sus ardientes estornudos. Por fin llegó el día de su décimo cumpleaños. Llevaba ya un año viviendo con el "Hada del Fuego" y eran muy buenos amigos. Patapón estaba deseando que llegara el regalo de sus padres. Por fin sucedió: oyó a lo lejos un sonido que casi hacía daño a sus oídos... ¡Brrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr! -

¡Una tortuga motorista! ¡Y traía un saco de paquetes! ¡Por fin había llegado su regalo!

La tortuga paró la moto y se bajó. Lentamente, pasito a pasito, le entregó su regalito. Un sobre muy grande de color tan azul como el cielo. Patapón lo abrió y encontró dentro una carta de sus padres que decía así:

Querido Patapón: Estamos deseando celebrar contigo tu décimo cumpleaños. Por eso te enviamos este billete directo al Polo Norte. Como sabes los estornudos de dragón se congelan con el frío polar y así nadie correrá peligro. ¡Corre, haz la maleta! Te esperamos justo al lado de la casa de Papá Noel, pasado mañana a las 5:30 de la mañana. ¡No olvides traer a nuestra amiga el Hada del Fuego! ¡Te queremos mucho! Papá y Mamá.


SEGUNDO CAPÍTULO Patapón se quedó muy sorprendido por la nota de sus padres. Estaba tan contento y emocionado que empezó a echar fuego a todas partes. Una vez más tranquilo, se guardó la carta y empezó por la maleta. Patapón no tenía muy claro qué debía llevar al Polo Norte. Empezó a coger pares de calcetines, chaquetas de lana gorditas y muy calentitas, abrigos de piel de león, varios pantalones de colores, tres pares de botas, gorros de lana que su madre le hizo de pequeño y unos guantes. Además de sus objetos personales: cepillo de dientes, cepillo del pelo, secador para que su pelo quedara bien liso, jabón, esponja y champú. Por supuesto no podía dejarse en el volcán a su peluche Fuego, un dragón que tenía desde que nació. Una vez terminada la maleta, fue corriendo a buscar al Hada del Fuego y le contó el regalo que sus padres le habían hecho. El Hada por su parte también tenía una sorpresa para su amigo el dragón. - ¡Mira lo que te he hecho para tu día! - dijo el Hada.- Es una tarta de chocolate, merengue y fresas. - ¡Ummmmmmmmmmmmmmmm!!! ¡Me encanta esta tarta!!!!! - añadió el dragón. - ¡Feliz cumpleaños, Patapón! Además el Hada del Fuego tenía otro regalo muy especial para Patapón y su viaje. Era una tabla de snowboard, para poder tirarse por las colinas nevadas del Polo Norte. La tabla era roja y azul con rayas plateadas y ponía en grande: “Patapón, el mejor dragón”. Patapón no podía creer que por fin tenía su propia tabla y podría ir a ver la nieve que deseaba desde hacía tanto tiempo. Además estaría de nuevo junto a su familia. -

¡Tienes que venir tú también! Lo pone en la nota que papá y

mamá me han enviado por mi cumpleaños - indicó Patapón al Hada. - Pues entonces prepararé rápidamente las maletas Fuego. Con su magia, el Hada las hizo en un plis, plas.

comentó el Hada del


Las horas pasaron volando hablando de cómo sería el viaje, cómo sería el Polo Norte y la nieve y, de cómo estaría la familia de Patapón. Por fin llegó el gran día de comenzar el viaje. Patapón estaba preparado con las maletas y su tabla nueva de snowboard. El Hada del Fuego también llevaba sus maletas e iba muy abrigada. A las 7.30 de la mañana llegó un buitre volador que los recogió para llevarles rumbo al Polo Norte.

TERCER CAPÍTULO Patapón y el Hada dejaron sus maletas colocadas en la bodega y subieron por las alas del buitre hasta llegar al sitio que les correspondía. Patapón estaba deseando ver a sus padres y a su hermana. Una vez estuvieron sentados y con los cinturones de seguridad bien abrochados, el buitre se comunicó con sus pasajeros. Les avisó que una gran tormenta se aproximaba. Les dijo que estuvieran tranquilos porque tenía muchas horas de vuelo y estaba todo controlado. Les indicó que, por favor, permanecieran en sus asientos y con los cinturones puestos durante todo el viaje por si las turbulencias eran muy fuertes. En ese momento Patapón se puso un poco nervioso, pues era la primera vez que volaba en buitre. El Hada se dio cuenta y le cogió de la mano para que estuviera un poco más relajado. Al cabo de un rato Patapón se fue tranquilizando. Poco a poco se durmió en el hombro de su amiga. Cuando el hada vio que todo iba bien, decidió relajarse empezando a leer su nuevo libro de recetas. Parecía que todo transcurría con normalidad cuando de repente… se oyó un fuerte estruendo: ¡¡BRRRRRRRRRRNNN!!! Patapón pegó un salto en su asiento y se despertó de golpe. El Hada y él se miraron con miedo y al instante se cogieron de la mano. Algo estaba sucediendo. La tormenta estaba cerca.


¡¡¡¡BRRRRRRRRRRRRRRRNNNNNNNN!!!! Se volvió a escuchar otro ruido aún más fuerte. En ese momento, y antes de que pudieran reaccionar, el buitre volvió a comunicarse con sus pasajeros: - Estamos cruzando una tormenta muy fuerte y no consigo hacerme con los mandos.

Creo

que

debemos

realizar

un

aterrizaje

de

emergencia.

¡Agarraaaoooos biiiieeeen! El buitre empezó a caer en picado. Un rayo le había dañado una de sus alas y no podía controlarlo. Patapón y el Hada empezaron a gritar: - ¡¡¡Aaaaaaah!!! El buitre seguía cayendo cada vez más rápido. Patapón empezó a temblar y a recordar cuánto deseaba ver y abrazar a sus padres y a su hermana, conocer el Polo Norte, jugar con la nieve, estrenar su nueva tabla de snowboard,… De pronto todo se quedó en silencio.

CUARTO CAPÍTULO Patapón estaba quieto y algo aturdido. Se dio cuenta que estaba tumbado sobre algo frío, muy frío. No se oía nada. Todo estaba en calma, en silencio. De pronto le recorrió un gran escalofrío por todo el cuerpo. Decidió empezar a moverse para comprobar que todo iba bien. Se sentó y observó que estaba sobre un montón de nieve blanca y esponjosa. - Es por ello que sentía tanto frío- pensó. Miró a un lado y al otro y no vio nada, ni a nadie. Comenzó a cuestionarse: -¿Qué habrá pasado con el buitre? ¿Dónde estará mi amiga el Hada? ¿Qué ha sucedido al final del viaje? ¿Cómo he acabado aquí?,… Eran muchas preguntas y poca información para contestarlas.


Decidió entonces que debía ser valiente e intentar buscar ayuda. Tenía que darse prisa pues quedaban pocas horas de luz y la temperatura empezaría a descender rápidamente. Debía buscar un refugio para pasar la noche. Se puso en pie y empezó a moverse. Parecía que podía andar con facilidad así que decidió comenzar a caminar, pero… ¿hacia dónde? No tenía ni idea de dónde estaba y mucho menos hacia dónde dirigirse. De pronto recordó que su padre le enseñó a orientarse mirando la posición del sol y decidió probar suerte y seguir rumbo Norte. No llevaba mucho caminado, cuando sin querer se tropezó con algo en la nieve que le hizo caer. Miró con detenimiento y pudo comprobar que se trataba de algo rígido que estaba semienterrado. Comenzó a escarbar en la nieve y descubrió que era su tabla de snowboard. -¡¡¡BIEEEEEN!!!! ¡¡¡Qué suerte!!! - dijo Patapón. –Por lo menos tendré algo de ayuda con mi tabla. Patapón llevaba algunas horas deslizándose, cuando empezó a ver que se hacía de noche. Poco a poco la temperatura iba cayendo. Hacía mucho frío y no podía utilizar sus llamas porque se congelaban en el mismo instante en que salían de su boca. Estaba muy cansado y agotado. Iba a detenerse a descansar cuando a lo lejos descubrió un pequeño reflejo. -¿Qué será aquello que brilla tanto? ¿Será alguien que pueda ayudarme? ¿Sabrán algo del Hada? ¿De mis padres?... - pensó Patapón con rapidez. No lo tenía muy claro. Estaba demasiado exhausto, pero se dio cuenta que era su única oportunidad de encontrar respuestas. Eso le dio fuerzas para seguir avanzando y acercarse a pedir ayuda o refugiarse del frío de la noche. A medida que se acercaba, esa luz se hacía cada vez más grande y parecía desprender un cierto calor. Patapón aceleró el paso. Tenía ganas de descubrir quién estaba allí, poder descansar en un lugar calentito y confortable y así poder encontrar pistas para localizar a su amiga y volver junto a su familia. Cuando llegó allí se encontró con…


QUINTO CAPÍTULO Patapón llegó al foco de luz. Este resultó ser el Hada que, mediante un hechizo, se había iluminado y se había hecho más grande. Parecía una hoguera situada en la entrada de una cueva. Todo esto lo hacía con la esperanza de que el dragón la viese desde la distancia y se aproximase. Como así ocurrió. Al reencontrarse los dos saltaron de alegría. Se abrazaron y lloraron de emoción. Pero mientras se preguntaban qué es lo que había pasado, se oyó un fuerte disparo. El hada se apagó y corriendo se metieron en la cueva. Sonó otro disparo más cercano y un grito que decía: -¡No huyas dragón cobarde! ¡No podrás escapar de mí! ¡Contigo me haré rico! -¡Es un cazador de dragones! - dijo el hada. – Más vale que nos escondamos hasta que se marche. Si no, estarás perdido. Nunca volverás a ver a tu familia. Rápidamente se internaron más en la oscuridad de la cueva y se escondieron detrás de una gran roca. Desde su escondite escucharon unos pasos y una voz que decía: -¡Sé que estás ahí! Puedo oler tu aroma de azufre. No te escondas ni te resistas. ¡Te cazaré! El cazador había entrado en la cueva. Patapón y su protectora decidieron alejarse un poco más de su perseguidor. Con la espalda apoyada en la roca, sigilosamente empezaron a moverse. Cuando de repente… ¡ZAS! Cayeron por un enorme agujero. Rodaron

por el hueco

hasta que acabaron en unas frías aguas. Era un pequeño lago. Nadaron hasta la orilla y se sentaron a descansar y a recuperarse del susto. Desde la linde del lago vieron una pequeña aldea. Sin hacer ruido se acercaron para observar más de cerca. Al llegar vieron que la aldea no estaba lejos como parecía en un principio. Simplemente era que las casas eran diminutas. No eran más altas de veinte centímetros. El ruido de sus pasos hizo que de las casa saliesen decenas de pelusas diminutas.


-¡Qué sitio más sucio! ¡Está lleno de pelusas de polvo!- dijo el hada. Tras estas palabras, una pelusa con gorro empezó a saltar y a gritar. -¡Eh! ¡Grandullones! ¡Un respeto! ¡No somos pelusas, somos la tribu de los “Pelotillas”! -Perdonen nuestra intromisión y confusión - contestó el hada –. Nos hemos perdido al caer por un agujero. ¿Podrían ustedes ayudarnos? La pelusa con gorro los miró y se fue a hablar con otras pelusas…

SEXTO CAPÍTULO Tras un rato pensando y comentando, decidieron ayudarles. Las pelusas que eran muy creativas cogieron el arma del cazador, mientras este dormía, y con todas sus piezas fabricaron un propulsor para poder escapar de la cueva. Las pelusas entregaron el propulsor al dragón para que pudiera incorporarlo a la tabla de snowboard. Una vez terminado el invento, las pelusillas activaron el propulsor que acababan de crear y Patapón, el Hada y algunas pelusillas se montaron en el propulsor. Se deslizaron hasta el agujero pero al querer salir se toparon con el cazador

que

se despertó al escuchar el tremendo ruido.

Nuestros

protagonistas tuvieron una idea para librarse del cazador. Utilizando la enorme fuerza del dragón desengancharon el propulsor de la tabla y le pidieron al cazador que se lo sujetase. El cazador que no tenía la fuerza del dragón, salió disparado hacia el espacio exterior y no le volvieron a ver. Una vez el cazador quedó fuera de combate, las pelusillas les explicaron a nuestros intrépidos aventureros cómo llegar a la guarida de Papá Noel, aunque les advirtieron que el camino sería duro y peligroso. Nuestros amigos se pusieron en marcha de inmediato, sin desanimarse, y llegaron a un gran bosque en el cual se adentraron.


Iban tranquilamente cuando escucharon un gran estruendo constante, y se iba acercando a ellos cada vez más. Corrieron rápidamente a esconderse detrás de los árboles y entre la maleza vieron aparecer al temible…

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡OSO HORMIGUERO DE LAS NIEVES!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Paralizados por el miedo, se dieron cuenta de que dicho ser era muy parecido a una aspiradora, por eso las pelusillas corrieron despavoridas, pero no pudieron evitar que el oso hormiguero se las comiera. Patapón y el

hada pudieron

ponerse a salvo, ya que el oso hormiguero solo perseguía a las pelusillas. ¿¿¿Sabéis por qué??? Porque estas pelusillas eran cómplices de los reyes magos y querían robar todos los regalos. Este oso hormiguero era el guardián de la fábrica de Papa Noel. El hada de fuego guió a Patapón fuera del bosque, y juntos acabaron en un desierto ártico. Como el hielo estaba tan resbaladizo nuestros amigos se deslizaron por él hasta que se toparon con un pequeño iglú. Se metieron dentro en busca de un lugar donde refugiarse, y se encontraron una gran estantería repleta de libros. Patapón que era muy curioso intentó coger un libro que le había llamado mucho la atención, ya que trataba sobre Papa Noel y de repente:

¡¡¡¡¡¡¡BRRRRRRuuuMMMMMM!!!!!!!!!!!!!! La estantería giró sobre si misma tragándose a nuestros protagonistas. Detrás de la pared encontraron dos caminos y al inicio de ellos una vagoneta. Ambos se subieron en ella. Tenían que sortear una enorme barrera que les impedía el paso y estaba vigilada por un gnomo verde que les dijo:


- “Si queréis pasar, el acertijo debéis adivinar”: “Tiene corona pero no es rey Tiene escamas pero no es un pez”

Nuestros protagonistas probaron con la palabra “PALMERA”, pero su respuesta fue incorrecta. Luego probaron con la palabra “COBRA”, pero tampoco era la respuesta correcta. - Solo tenéis una oportunidad más- dijo el gnomo con voz tenebrosa. - No puedo pensar con el estómago vacío- dijo Patapón.

Entonces el hada de fuego para ayudar creó una piña para que Patapón pudiese pensar. - ¡¡¡UMMMM!!! Una piña mi alimento favorito- exclamó Patapón. Entonces el gnomo con tremenda ira, dijo que esa era la respuesta correcta “PIÑA”.

Una vez acertaron, la barrera se levantó y la vagoneta se puso en marcha tomando el camino de la derecha. Después de un rato de viaje llegaron a la grandiosa fábrica de Papa Noel, donde les esperaban impacientes sus padres, Papá Noel y el resto de duendecillos. Patapón fue emocionado a abrazar a su familia. Los padres del dragón le contaron que su hermana pequeña ya sabía controlar el fuego que escupía y que podían regresar a casa. Entonces le pidieron a Papá Noel que les devolviese a su casa en su trineo, y una vez hubieron llegado tomaron todos una taza de chocolate caliente, mientras Patapón

y el hada les contaban todas las

aventuras que habían vivido. Y entonces todos vivieron felices y comieron…………………..¡¡¡¡¡Piñas!!!!!


Cuento B CARLA Y CARLOS


CAPíTULO 1

Carla y Carlos Había una vez dos hermanos gemelos que se llamaban Carla y Carlos. Resulta que a los dos les gustaba mucho la lectura, más concretamente los cuentos y tebeos. También les ocurría algo singular: a veces se daban cuenta de que pensaban lo mismo. Parecía que sus mentes estaban conectadas, y lo que pensaba o sentía el uno, se lo transmitía al otro. Todas las noches se metían en la cama y antes de dormir leían unas cuantas páginas para que les entrara el sueño. Aquella noche Carla y Carlos se pusieron el pijama y se lavaron los dientes como hacían siempre, pero esta vez se fueron a dormir pensando en los cuentos que les solía leer su abuelo Federico cuando dormían en su casa del pueblo: "Caperucita Roja, La Cenicienta, Los tres cerditos, La Bella Durmiente..." A los pocos minutos de meterse en la cama los dos niños se quedaron completamente dormidos. Carla empezó a soñar con La Cenicienta y Carlos con las aventuras de Spiderman, pero... por arte de magia algo misterioso ocurrió de repente: La Cenicienta, al oír las doce campanadas del reloj, salió corriendo y perdió su zapatito de cristal. Subió a su carroza y se fue hacia la casa de su madrastra. De repente Spiderman que observaba la escena desde lo alto de una torre cercana, lanzó una telaraña a un árbol y bajó colgándose y saltando de árbol en árbol. Cogió el zapato y se propuso devolvérselo a Cenicienta. La carroza corría velozmente pero Spiderman era rápido como el rayo, iba enlazando telarañas de tal forma que parecía que volaba. A la mañana siguiente los dos se despertaron sobresaltados. Ambos habían tenido un sueño extraño e increíblemente real... - ¿Sabes lo que he soñado? - dijo Carla. - Pues no tengo ni idea, pero yo sí que he soñado algo increíble - contestó Carlos. - Vale, te cuento el mío y luego me cuenta tú el tuyo - dijo Carla. - ¡De acuerdo! Después de haberse contado los sueños que habían tenido la noche anterior, los dos estaban estupefactos. Era asombroso y no sabían cómo explicarse el hecho de que hubieran mezclado los sueños. ¿Sería algo de magia? ¿Quizás algún truco de su abuelito Federico? Lo que sí tenían claro era que estaban deseando que llegara la hora de dormir para ver si volvían a soñar lo mismo. Puede que sus sueños se vuelvan a mezclar...


CAPÍTULO 2

Otra noche más Por fin llegó la noche. Era una noche de luna llena y cielo estrellado. Carla y Carlos se pusieron el pijama rápidamente, se lavaron los dientes dejando a sus padres sorprendidos porque no remolonearon ni medio segundo. -

¡Carla, Carlos! ¿Pasa algo?

Carla contestó: -

No mamá, ¿por qué lo preguntas? Porque os habéis preparado para ir a la cama sin decir ni mu. Mamá, estamos muertos de sueño y queremos irnos a dormir.

Les dieron un beso de buenas noches a sus padres y apagaron la luz para dormirse. Tardaron un buen rato, hasta que consiguieron dormirse. Y lo sorprendente es que se volvieron a mezclar los sueños. Carlos volvió a soñar con Spiderman pero Carla, no consiguió que apareciera Cenicienta pero sí, Hansel y Gretel. Así que esto fue lo que pasó: Tras encontrarse Spiderman con Hansel y Gretel y no con la Cenicienta apareció por arte de magia el Hada Madrina. Vestida de azul y con su varita plateada de purpurina. El hada lanzó un hechizo para que desaparecieran Hansel y Gretel y volviese Cenicienta. Y… Cual fue la sorpresa: Hansel y Gretel encerrados en una jaula en una casa de chuches y una bruja preparando un guiso, pero apunto de salvarles estaba LukeSkywalke que sacó su espada láser dejando un agujero grandísimo para que saliesen los niños. Los dos hermanos, Carla y Carlos, se despertaron muy sorprendidos y sobresaltados. Se volvieron a contar los sueños y de nuevo comprobaron que los habían mezclado, soñando los dos lo mismo. Le estuvieron dando vueltas durante toda la mañana, estaban muy pensativos y sin poder concentrarse en nada más que en los pensamientos de los sueños. Una vez que volvieron del colegio, Carlos y Carla decidieron que no volverían a dormirse hasta que no descubriesen lo que les estaba sucediendo con los sueños. Esa noche, a la hora de irse a la cama, sí que hicieron un poco el remolón como todas las noches de su vida. Una vez que ya estuvieron en la cama y sus padres se habían dormido, Carla se levantó de la cama y se dirigió a la habitación de su hermano Carlos. De repente un gran terremoto les tiró de la cama. No veían nada ya que había mucho polvo. Poco a poco se fue esa niebla provocada por el polvo. Cuando ya podían ver algo se dieron


cuenta que no estaban en la habitación de Carlos y que no estaban solos. Estaban en un mundo lleno de colores y con Hansel y Gretel, Cenicienta, El Hada, Spiderman, LukeSkywalker, Los Vengadores, Caperucita Roja y muchos más.

CAPÍTULO 3

¿Fantasía o realidad? Tardaron un buen rato en darse cuenta de dónde estaban. No sabían si estaban soñando aun o era realidad y estaban completamente despiertos. Anduvieron un poco y de repente encontraron algo alucinante…. Los Vengadores y Caperucita habían declarado la guerra a los demás personajes de los cuentos. Se

escondieron en una cueva que encontraron y no daban crédito a lo que estaban viendo: Hansel y Gretel lanzaban semillas de árbol de chuches a Caperucita; La Cenicienta apareció con doscientos pares de zapatos de cristal que lanzaba sin parar a Spiderman ya que este estaba hechizado por las flechas de amor de Cupido… y ella estaba cansadísima; Caperucita y el lobo estaban boxeando; los tres cerditos construyeron una cárcel donde encerraron a LukeSkywalker… En fin… una verdadera locura.

Carlos y Carla se armaron de valor y salieron de la cueva, todavía flipando con lo que estaban viendo, con la esperanza de parar esa guerra absurda. Al llegar al campo de batalla gritaron con todas sus fuerzas: - ¡Paraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaad!

Todos se quedaron boquiabiertos porque nunca habían visto a unos niños de verdad. Les preguntaron extrañados cómo habían llegado hasta allí y, lo mejor de todo, es que habían dejado de pelearse. Después de dialogar con todos ellos y de hacerles ver que la guerra era una tontería y que las cosas se solucionan hablando, les pidieron que, por favor, les ayudasen a volver a su casa. Después de hablar mucho, llegaron a la única solución que existía. Luck se dispuso a contarlo… - Chicos, la única persona que existe en nuestro mundo de fantasía y que posee una máquina que tele transporta a otros mundos es el Capitán Calzoncillos pero, el problema es que la máquina la lleva puesta ya que son sus calzoncillos. Todos juntos preguntaron: - ¿Cómo llegamos hasta el colegio en el que trabaja el Capitán Calzoncillos?


- Debéis atravesar el volcán de chicle, que tiene un puente vigilado por un ogro y un troll.

CAPÍTULO 4

El puente y el volcán de chicle Carla y Carlos sorprendidos, nerviosos y algo tensos preguntaron a los personajes si alguno sabía cómo distraer al ogro y al troll. Los tres cerditos respondieron rápidamente: - ¡¡¡¡Nosotros sabemos qué es lo que más les gusta!!!! El ogro no puede resistirse a un buen cerdo asado en su salsa con un poquito de wasabi. Y al troll le encantan los donuts variados de Donking Donuts con un rico chocolate caliente. -¡Estupendo! Pero… ¿dónde podemos encontrar todo eso?- respondieron los dos niños. Doraemon, sacando de su bolsillo mágico algo, les dijo: -Tranquilos. Tengo un mantel “único” que al desplegarlo aparece lo que desees. Al instante, los tres cerditos algo preocupados, preguntaron: - ¿Y de dónde sale exactamente el cerdo? - Mejor que no lo sepáis - dijo Doraemon. Y todos quedaron en silencio durante unos minutos mientras los cerditos, sudorosos, echaban a suertes quien acabaría chamuscado en su salsa. -¡Piedra, papel o tijera! ¡Piedra, papel o tijera! ¡Piedra, papel o tijera! Tras lo sucedido, Carla y Carlos decidieron seguir su camino en busca del Capitán Calzoncillos pero antes les pidieron un último favor. -¿Podríais alguno de vosotros, utilizando vuestros poderes, llevarnos hasta el puente? Catwoman, Hulk y Dora la exploradora se ofrecieron voluntarios para acompañarles en su gran aventura. Y así comenzaron su viaje. Catwoman decidió llevar a Carla y Hulk, a Carlos. Mientras, Dora seguía sus pasos corriendo tras ellos con Botas; su mono. Pasadas unas horas pararon a descansar a la sombra de unos altos y frondosos pinos. De repente, escucharon un sonido repetitivo y extraño. - ¡¡JJJJuuuuuuuooouuuuuu!! ¡¡Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz!! ,¡¡JJJJuuuuuuuooouuuuuu!! ¡¡Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz!!, ¡¡JJJJuuuuuuuooouuuuuu!! ¡¡Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz!!


- ¿Serán los ronquidos del troll? ¿Serán los ronquidos del ogro?- se preguntaron nuestros amigos. - ¿Dónde está el puente? ¡No lo veo!- dijo Dora. ¡Click! ¡Let´s go! ¡Vámonos! Catwoman y Hulk se despidieron y marcharon porque ya habían cumplido con su deber. - ¡Hasta la próxima! ¡Y mucha suerte, amigos! ¡Que la imaginación os acompañe! Nuestros cuatro amigos intentaron atravesar el puente sin despertar a sus enemigos. Pero al poner tres pies y una pata sobre el puente… un crujido inmenso despertó a los temidos guardianes. - ¡¡Dónde está el mantel mágico!!-gritaron Carla y Carlos. - ¡¡¡Móchila, móchila!!! -dijo Dora rápida como un rayo. Al desplegar el mantel y desear el menú que apasionaba a los guardianes, el ogro y el troll se sentaron y degustaron los manjares sin prestar la más mínima atención a los pequeños visitantes. Carlos, Carla, Dora y Botas aprovecharon y cruzaron el puente rápidamente. Un majestuoso volcán de chicle en erupción, apareció ante ellos. Por todas partes caían trozos de chicle de diversos colores y sabores. Sin poder resistir la tentación cogieron uno cada uno y comenzaron a masticar. Un sabor irresistible; ácido, suave, agradable, fuerte, dulce,… mágico, les invadió el cuerpo y cayeron dormidos en un profundo sueño. Al despertar, asombrados, contemplaron que lejos del volcán, cada uno estaba dentro de una gigante pompa de chicle dirigiéndose a… no sabían dónde.


CAPÍTULO 5

El Lago de Chocolate Iban volando cada uno en su pompa. El viento les dirigía a su antojo. De repente, las pompas empezaron a descender. Al pasar por un pinar la burbuja de Carla chocó con un pino y explotó. Cayó en un pequeño claro del bosque. Rápidamente se puso de pie, cogió una piedra y la lanzó hacia su hermano. ¡PLAS! Reventó la esfera de chicle de Carlos y este chocó contra el suelo rebotando como una pelota. Intentaron salvar también a Dora y Botas. Pero el viento se los llevó antes de que pudieran hacerlo. - ¡No podemos salvarlos!- dijo Carlos –. Tendremos que seguir sin ellos. - Pero, si no sabemos la dirección a seguir- contestó Carla.- ¿Cómo encontraremos entonces al Capitán Calzoncillos? - Buscaremos un camino y cuando nos encontremos con alguien preguntaremos por el Capitán- resolvió Carlos. Empezaron a caminar. Pasado un buen rato hallaron un sendero y lo siguieron. Un par de kilómetros después se encontraron frente a un lago de chocolate. ¡El olor era fabuloso! Por ello, decidieron pegar un par de tragos. El agua de chocolate estaba riquísima. Pero nada más terminar de beber aparecieron dos sirenas muy enfadadas por haber bebido de su chocolate. - ¿Cómo osáis beber de nuestro manantial? ¡Este chocolate es nuestro! – gritaron al unísono las dos figuras mitológicas. -Tendréis que pagar por vuestra insolencia. - Lo sentimos mucho. No sabíamos que estaba prohibido. Estábamos desfallecidos contestaron los hermanos muy alterados - ¿Cómo podemos compensar nuestro error? - Por esta vez os perdonamos. Vemos que no sabíais que este lago nos pertenece contestaron las chicas –Pero la próxima vez, pagaréis por ello. ¿Qué hacen dos criaturitas como vosotros por estos parajes? - Estamos buscando al Capitán Calzoncillos. ¿Sabéis vosotras dónde podemos encontrarle? -Sí. Pero os tenemos que avisar: dependiendo del camino que toméis, lo encontraréis o moriréis en el intento.


Los hermanos, un poco intimidados por la respuesta, miraron a su alrededor. ¡Solo había dos caminos posibles! ¿Cuál elegir? Era mucho lo que se jugaban en una sola decisión. Fueron a preguntar a las sirenas, pero estas habían desaparecido sin despedirse siquiera.

CAPÍTULO 6

De vuelta a casa… Tras un largo rato pensando qué camino elegir los dos arriesgaron y se decantaron por el camino de la derecha. Era un camino pedregoso, con pinos y otros árboles a los lados. El suelo estaba lleno de confeti de fiesta de vivos colores. De vez en cuando encontraban un trozo de tarta y sin poder resistirse se lo comían y así recuperaban fuerzas para seguir adelante. Carlos y Carla decidieron guardar algún trozo de tarta por si la necesitaban. Vieron varios animalillos que corrieron asustados al verles, excepto un valiente conejo blanco que corría mirando el reloj diciendo: -¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde a la hora del té! -exclamó nervioso y angustiado. Carlos y Carla interesados al ver a un conejo tan peculiar, le siguieron hasta su madriguera, pero no cabían porque había una puerta hecha a medida para el conejo. Los dos hermanos tenían hambre y sacaron los trozos de tarta de los bolsillos. Empezaron a comer cuando Carla veía que su hermano encogía y añadió: -¡Carlos estás empequeñeciendo! ¡Menguando! -¿Seguro que no son nuestras vistas? ¡Yo también te veo a ti pequeña! -contestó Carlos asombrado. Pero no eran sus vistas, era cierto que los dos habían encogido. Se miraron mutuamente y sin pensárselo dos veces, abrieron la puertecita y saltaron al interior de la madriguera. Una vez dentro, se quedaron boquiabiertos al ver un mundo subterráneo tan bello y fantástico como el cuento de Alicia en el país de las maravillas. Con curiosidad siguieron un camino que les condujo hasta un gran banquete donde todos los personajes del cuento celebraban la hora del té. -¿Sabéis dónde podemos encontrar al Capitán Calzoncillos?- preguntó Carla impaciente. - ¿Por qué le buscáis? ¿Quiénes sois?- preguntó interesado el Sombrerero Loco.


- Somos Carlos y Carla y queremos encontrarle para que nos ayude a llegar a nuestro mundo. - Está bien, yo os ayudaré en vuestra misión. ¡Pero antes un poco de té, por favor, que es la tradición y no os vendrá nada mal! – respondió el Sombrerero Loco. Carlos y Carla se sentaron a la mesa. Cuando el Sombrerero Loco cogió la tetera para servirles un poco de té… -¡¡¡¡TAAAAAAAAATATACHÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁN!!!! - dijo el Capitán Calzoncillos saliendo del azucarero que estaba en la mesa. - Hola, soy el Capitán Calzoncillos, el Capi Calzon para los amigos. Me ha contado un pajarito que acaba de tomar el té, que me necesitáis. - Hola llevamos mucho tiempo buscándote para volver a nuestra casa y ver a nuestra familia -dijo Carlos. - ¿En qué os puedo ayudar? - Necesitamos tu máquina teletransportadora para regresar a nuestro hogar –dijo Carla con emoción. - ¡Ahhhhh! Buscáis mis calzoncillos pequeños pillines. Claro que puedo ayudaros. El Capitán Calzoncillos accedió pero al encender la máquina algo falló y en vez de teletransportarles de vuelta a casa, se quedaron atrapados en el relato que narraba las aventuras que habían vivido. Mientras ellos vivían esta aventura, en el mundo real se estaba vendiendo la historia introducida en un libro de cuentos de aventuras. Los padres preocupados pensaron que sus hijos podrían estar en la biblioteca que a ellos tanto les gustaba. Pero al buscarles en la sección infantil, les atrajo un libro que en la portada contenía una imagen de sus dos hijos. Decidieron echar un vistazo al libro y vieron que Carlos y Carla cobraban vida dentro de aquel maravilloso cuento. Sin pensarlo, se dirigieron a comisaría. Allí contaron lo ocurrido a los policías pero ellos no lograban ver lo que los padres intentaban explicar. Fue en ese mismo instante cuando, los padres de Carlos y Carla, se dieron cuenta de que eran los únicos que les veían y oían y que de esa forma mantendrían el contacto con sus hijos. De ahora en adelante, se comunicarían a través del cuento. FIN


Cuento C LOS TRES MAGOS Y UN VIAJE MUY DIFÍCIL


CAPÍTULO 1

Érase una vez tres magos que vivían en una ciudad encantada llamada Triángulo del Terror. Un día llegó un gigante de una ciudad lejana pidiéndoles ayuda ya que unos zombies estaban atacando su ciudad y a su paso estaban convirtiendo a todos los habitantes en zombis. Todos excepto a la Princesa Ogro, la princesa de su ciudad. Aterrorizados decidieron inventar un líquido antizombis para convertirlos a todos en humanos utilizando: huevos de dragón, ojos de araña, corazón de humano, vitaminas y flores. Una vez terminada la poción se montaron en sus cerdos y emprendieron el viaje. Por el camino se encontraron con un puente levadizo custodiado por Doña Tortuga, que les dijo: - Para poder pasar por este puente tenéis que resolver tres acertijos.

Tras una pequeña pausa continuó diciendo: - El 1º acertijo es el siguiente:

“Cuando me veis estoy muerto. Cuando no me veis estoy vivo.” Después de mucho pensar, el mago Tutti Frutti respondió: - ¡Te has pensado que soy un chivato y que no sé que la respuesta es… UN SECRETO!

Doña Tortuga se quedó patidifusa y continuó con el 2º acertijo: “Pasta tiene, pero no es un italiano. Hojas tiene, pero no es un árbol.” Al mago Tronkito le salía humo por las orejas de tanto pensar. Se le encendió la bombilla y dijo: - Doña Tortuga, usted se piensa que soy un analfabeto, pero suelo leer la respuesta al acertijo,

es decir, leo millones de LIBROS.


Por último Doña Tortuga continuó con el último acertijo: “Vivimos en la misma casa. Somos tres hermanos. Si quieres ver al del medio, solo verás al pequeño”. Tres horas pasaron hasta que el 3º mago llamado Manolito Gafotas dio con la respuesta al enigma: - Buen intento Tortuga, pero la respuesta la sabía en el PASADO, la sé en el PRESENTE y la

sabré en el FUTURO. Totalmente deprimida porque sus acertijos no eran tan buenos como ella había pensado, bajó el puente levadizo y les dejo pasar, no sin antes advertirles que en su largo viaje se encontrarían con grandes peligros. Continuaron su camino durante días interminables hasta que sus cerdos no podían más. Pasaron a una cueva que encontraron y, su sorpresa fue inmensa cuando se encontraron con un ogro dormido junto a una hoguera. De repente, el mago Tutti Frutti piso un palo, y, al escucharlo, el ogro despertó de su sueño. Al ver a los tres magos, gritó: - ¡Por favor, no me hagáis daño! Soy la princesa ogro y necesito que me ayudéis a salvar a mi

pueblo del ataque de los zombis. Al oír su súplica, el mago Tronkito se acercó y, acariciándole su bonita cabellera rubia le dijo: - No temas princesa, a eso hemos venido. Haremos todo lo posible para

eliminar a esos zombis. La princesa, agradecida, propuso acompañarles para mostrarles el camino más corto para llegar a su ciudad. Antes de proseguir su viaje la princesa les habló sobre los peligros que se escondían en el camino que iban a emprender.


CAPÍTULO 2 Rumbo a la ciudad se encontraron un laberinto y entraron. Estaba lleno de paredes aplastantes. Comenzaron a correr tan rápidamente que llegaron al centro en un santiamén. Se encontraron a La Gran Bruja. Como era malvada convirtió a sus cerdos en ranas. Escaparon de La Gran Bruja y buscaron un camino de vuelta pero, como no encontraron salida, decidieron dividirse. Por un camino de la derecha fue Tutti Frutti, por el camino de el medio fue Manolito Gafotas y por el de la izquierda fueron Tronkito y la princesa. La Bruja persiguió a Tutti Frutti por el camino de las paredes aplastantes por el que la Bruja se tropezó. Las paredes se terminaron de cerrar y el mago escapó pero la Bruja quedó aplastada en él. En el camino del medio Manolito Gafotas se encontró unas plantas carnívoras y una le atrapó. No logró escapar. En el último camino Tronkito y la princesa se encontraron un cartel en el que ponía: "Camino de los desastres".Tronkito pensaba que era una broma y se empezó a reír. Entonces comenzó a temblar el suelo, se abrieron grietas a sus pies y se cayeron por una. Abajo había una cueva donde encontraron un hada que le concedió tres deseos. Empezaron a decirlos: -Deseo salir de las grietas y encontrarnos con nuestros amigos - dijo Tronkito. -Deseamos tener alas para poder volar -dijo La Princesa. -Deseo un millón de deseos - dijeron los dos.

- ¡¡¡NOOOOO!!! ¡Cómo osas decir eso!- dijo el hada enfadada. Entonces escaparon volando rápidamente y se encontraron con Tutti Frutti en la salida del laberinto y le pregunto Tronkito:

- ¿Dónde esta Manolito Gafotas? - No lo sé, todavía no lo he visto. Entonces con las alas subieron al cielo para ver donde estaba Manolito. Después de buscar un rato se encontraron unas gafas tiradas al lado de una planta carnívora y vieron que esta muy gorda, entonces supieron que la planta se lo había tragado.

- Deseo que Manolito reviva -dijo la princesa ogro.


De pronto apareció Manolito de la nada y todos se sorprendieron al verlo de nuevo.

- ¡Manolito!-gritaron todos emocionados. - ¿Qué ha pasado? - Es una larga historia -dijeron.- Ya te lo contaremos otro día. Continuaron el camino rumbo a la ciudad. Pararon a descansar en una taberna en la que sólo estaban ellos de huéspedes. Utilizaron un nuevo deseo para poder disfrutar de un banquete y un gran descanso.

- Deseamos poder disfrutar una buena comida y unas cómodas e inmensas camas -dijo Tronkito. Dicho y hecho. Ante sus ojos aparecieron los exquisitos manjares y unas cómodas camas. Manolito Gafotas y Tutti Frutti pasmados les preguntaron: - ¿Cómo lo habéis hecho?- dijeron al unísono.

- Es que un hada nos ha concedido tres deseos y en uno de ellos hemos pedido un millón de deseos - dijo la princesa. Tras una buena cena y un merecido descanso pensaron como podrían llegar a la ciudad para salvar a los ciudadanos ogros de los zombis.

- ¡Ojalá todos tuviéramos alas! - mencionó Tronkito. Aparecieron alas en sus espaldas. -¡Hala, qué flipe! -gritó Tutti Frutti. -Venga, no tenemos mucho tiempo. ¡Hay que parar el Apocalipsis zombi!


CAPÍTULO 3

Nuestros aventureros emprendieron el viaje rumbo a un lugar lejano. En su camino encontraron un cartel que decía: “Ogro para volar”. “Ogro para Volar” era una biblioteca que se encontraba en el subsuelo. Al bajar encontraron una gran cantidad de libros. De repente oyeron una voz tenebrosa: -Si no ordenáis todos estos libros jamás saldréis vivos de aquí- y retumbó por todas partes. Todos se asustaron mucho…

- Esto me sabe mal - dijo Tutti Frutti. - Yo esto no lo veo bien – añadió Manolito Gafotas. - No pasa nada Troncos, no preocuparos – dijo Tronkito Al terminar de ordenar los libros en una estantería, de repente….PUFFFFFFFF…… una puerta se abrió y una dimensión apareció al otro lado. Con una tremenda curiosidad entraron por aquella misteriosa puerta y aparecieron en un lugar extraño que estaba lleno de los fantasmas de antiguos poetas. Una de aquellas fantasmagóricas figuras se les acercó y les dijo:

- A partir de ahora, tendréis que hablar rimando o vuestra vida se irá acabando. Para poder salir de este lugar, a mis amigos poetas debéis identificar.

Empezaron con el misterioso reconocimiento. Era una tarea bastante complicada.

- Tú eres Antonio Machado y te leí en el pasado.

- Usted es Gabriel Celaya


y tu bisnieta es Alaia.

- Tú eres Jiménez Don Juan Ramón y tus poesías molan mogollón.

- A Bécquer te pareces y tu sufrimiento no lo mereces.

- Tú eres Federico García Lorca y a tu esposa vi en Mallorca.

- Tú eres el último, Alberti y no conociste el twenti.

¡¡¡¡¡¡Perfecto!!!!!! Estoy impresionado, esta prueba habéis superado. Tened cuidado al salir, mucha poesía debéis escribir.

Los tres salieron a toda velocidad, después de un rato caminando se dieron cuenta de que tenían alas, y que caminando estaban perdiendo mucho tiempo. Emprendieron el vuelo y de repente se toparon con un bosque. -Este bosque lo conozco- dijo Tronkito- aquí vive mi madre. Desde lo alto divisaron la casa de la madre de Tronkito y descendieron para entrar en la casa. Al abrir la puerta se llevaron una gran sorpresa al comprobar que habían convertido a su madre en un horrible zombie. Utilizando la extraño pócima que habían creado al principio de la aventura rociaron a la madre pero comprobaron que no estaba completamente acabada, porque solo había cambiado solo la mitad del cuerpo. Al ver que no funcionaba completamente se pusieron tan tristes que Tronkito decidió querer a su madre tal y como era y corrió a darle un abrazo. Las lágrimas brotaron de los ojos del pequeño y una de esas lágrimas cayó sobre ella. Entonces, entre una gran humareda, la mitad del cuerpo de la madre se convirtió en el cuerpo de una persona normal. -Lo hemos conseguido, hemos hallado el antídoto contra los zombies- gritaron al unísono.


- Recogeremos las lágrimas y las añadiremos a la poción y así salvaremos a los habitantes de mi reino - dijo la princesa ogro. Se encaminaron a la ciudad y de camino se encontraron un río que abastecía de agua al reino de la princesa. Entonces se les ocurrió una magnífica idea. Usarían uno de sus deseos para que la pócima que habían recogido se multiplicara y fluyese por el río. Su deseo se cumplió y así rápidamente el agua transportó la poción hasta todos los hogares de los habitantes del pueblo. Pasado los días todos los habitantes del pueblo habían recuperado su aspecto anterior. Para celebrarlo hicieron un gran banquete en agradecimiento de los héroes que habían salvado el reino de la princesa Ogro. Nuestros amigos fueron nombrados Ministros del país. Aquí acabó el difícil viaje y fueron recordados como los tres valientes magos.



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