(La alegría)
Había una vez un pececito de rayas que se llamaba Agapito y quería ir a la playa. Vivía en una pecera muy pequeña donde no se podía ni jugar ni bucear ni nada de nada. Así que el pececito en círculos nadaba. -¡Me aburrooooooo! –gritaba Agapito. Pero nadie ayudaba al pobre animalito. Hasta que un día, un niño como vosotros se quedó mirando y vio que el pececito estaba llorando. -Sácame de esta pecera, por favor, y llévame al mar para vivir mejor –le pidió. El niño, que era muy bueno, metió a Agapito en un vaso de agua y se lo llevó a la playa. Cuando llegó, en el mar lo soltó y el pececito, por fin, a su casa volvió. Encontró a sus hermanitos nadando y jugando. Cuando lo vieron, un enorme abrazo le dieron. Y Agapito se puso a nadar rapidísimo por el inmenso mar. -¡Qué feliz soy en este mar tan bonito! –pensaba el pececito. Jugaba, nadaba y bailaba. Tan alegre estaba el pececito que no podía parar de reír el bueno de Agapito. ¿Alguna vez habéis visto reírse a un pez? Seguro que nunca, porque ésta fue la primera vez.
OBJETIVOS: En este cuento se habla de la alegría. Se trabaja esta emoción de la mano de un personaje que experimenta sensaciones agradables y positivas cuando logra su meta. -Enseñarles a identificar la alegría en sí mismo/a y en los demás. -Potenciar las emociones positivas que aumentan el bienestar personal. -Identificar situaciones que producen alegría. -Reconocer expresiones de alegría. -Aprovechar las emociones positivas para desarrollar la creatividad y potenciar la autoestima. -Desarrollar habilidades sociales que fomenten el dialogo, la sonrisa, el respeto, la diversión… -Enseñarles a ver el aspecto más favorable de los acontecimientos (si somos optimistas, nuestras acciones serán más eficaces). -Transmitirles pensamientos positivos: aprendemos más y mejor se estamos contentos, felices, alegres.