Hace mucho, mucho tiempo en África vivían dos amigas muy curiosas. Una era una jirafa muy alta que se llamaba Julia y la otra era una tortuga que se llamaba Carla. La jirafa y la tortuga no podían ser más diferentes. Cuando la jirafa quería correr y jugar, a la tortuga le apetecía echarse una siesta y bostezar así: ¡uaaaaaaahhhhhh! -Mira qué nubes más bonitas hay en el cielo –decía la jirafa. -Pues mira qué flores más chulas hay en el suelo –contestaba la tortuga. Cuando Julia quería bañarse en el rio, Carla prefería quedarse en casa y ver los dibujos. Alguna vez Julia y Carla se enfadaban. -Pues vale, pues me voy sola –decía Julia. - Pues bueno,pues yo me quedo qaquí – contestaba Carla.
Pero cuando Julia estaba sola, le daba un poco de miedo todo y pensaba: “si estuviera aquí Carla me diría: no pasa nada, mujer se es el viento”. Y la tortuga, sola en casa veía la televisión y se moría de aburrimiento. Pensaba: “vaya rollazo, si estuviera aquí Julia jugaríamos a algo divertido”. Un día, la jirafa, de pronto, se paró, se rascó la cabeza y dijo: -Yo me voy a ver los dibujos con mi amiga. Al mismo tiempo, en casa, Carla se puso el bañador y dijo: -Yo me voy al río a bañarme con mi amiga. De tanta prisa que tenían por encontrarse… ¡caacroc!, en la puerta de su casa se chocaron las dos. Ahora Julia tiene un chichón y Carla un buen arañazo. -¡Jajajajaj! –se reían las dos amigas sentadas en el suelo-. ¡Que tontas hemos sido al enfadarnos por pensar de forma diferente! Las dos amigas se dieron un enorme abrazo.