Texto: Luciana Schwarzman ero n i a M a s i l e M Ilustraciones:
Facultad de Bellas Artes Universidad Nacional de La Plata CĂĄtedra de Lenguaje Visual 3 lenguajevisual3.blogspot.com lenguaje visual3@gmail.com El presente libro forma parte de un Proyecto de Aprendizaje Servicio del aĂąo 2013 Alumna: Melisa Mainero mey.mainero@gmail.com Docente: Ezequiel Iloro
Texto: Luciana Schwarzman Ilustraciones: Melisa Mainero
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Por la tarde se prob贸 un sombrero, viento se l e o lo r per eg al贸 a la con mo帽o y
a n e r a . o d o t
Entonces, trajo una capelina y se la anud贸 al cuello.
pero el viento se elev贸 en remolino y se la sac贸 por la cabeza atada en doble nudo.
Mordiendo fuerte, pensaba. MordĂa,
pensaba,
chillaba.
De pronto se vio con los ojos fijos en una caja de galletas que estaba apoyada sobre el techo de la alacena.
Arrim贸 una silla hacia la mesada.
Estir贸 una pierna todo lo que pudo hasta apoyar entero su pie. Con el otro hizo equilibrio en punta de pie.
Cont贸 hasta tres y tom贸 un envi贸n para subirse completa y llegar a agarrar esa caja.
Las yemas de sus dedos cortitos arrastraron una punta de cart贸n que le roz贸 los pelos del flequillo.
Un
qu o z i h s 谩 m esfuerzo
e
. a m i c n e a r se le caye Con las dos manos se agach贸 sobre la mesada y la dej贸 quietita.
Se acomodó su peinado, se estiró el vestido, y así como subió, bajó.
La caja estaba por la mitad de galletas de vainilla. Así que las sacó en una bolsa y las guardó en la alacena, pero esta vez la que estaba bajo la pileta de la cocina. Con una tijera le rozó dos líneas a la altura de la nariz y la boca. Con un lápiz de punta recién sacada, aprovechó a hundirle los huecos.
Ya estaba lista.
Entonces, pis贸 la arena con el peinado protegido por completo. Se sent贸 en medio de la playa y provoc贸 al viento.
Y esta vez, 茅l no apareci贸.
Catalina quieta, con las piernas cruzadas y una mueca oculta de satisfacci贸n que inflaba sus cachetes dentro de la caja, se perdi贸 de ver el atardecer. Sin el viento en la cara, se perdi贸 la ida de los berberechos por los agujeros en la orilla.
Con el peinado intacto, Catalina no vio la gaviota rozar las olas del mar.
Tampoco sinti贸 el olor verde del agua.
Ni pudo tocar la espuma del sol.