Contralínea 684

Page 18

OPINIÓN ARTÍCULO

¿DE DÓNDE VIENE NUESTRA AMÉRICA? GUILLERMO CASTRO HERRERA, ENSAYISTA, INVESTIGADOR Y AMBIENTALISTA PANAMEÑO/ PRENSA LATINA

“Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.” José Martí, 1891 [1]

¿D

e dónde viene nuestra América? ¿Adónde va? Ha sido, será, constante la batalla de ideas en torno a estas preguntas, desde que José Martí publicara su ensayo Nuestra América, en México y Nueva York en enero de 1891. En él expresó, expresa, a un tiempo, la crítica al Estado Liberal Oligárquico en que había encontrado forma primera la independencia de nuestras repúblicas y la propuesta de una revolución liberal democrática que emanaba de esa crítica, sintetizada en la advertencia de que: “Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores. [...] La Colonia continuó viviendo en la República; y nuestra América se está salvando de sus grandes yerros –de la soberbia de las ciudades capitales, del triunfo ciego de los campesinos desdeñados, de la importación excesiva de las ideas y fórmulas ajenas, del desdén inicuo e impolítico de la raza aborigen– por la virtud superior, abonada con sangre necesaria, de la república que lucha contra la Colonia.” [2] No en balde se ha llamado a Nuestra América el acta de nacimiento de nuestra contemporaneidad, cuyo primer momento ocurrió con la transformación de la segunda fase de la guerra de independencia nacional de Cuba –librada entre 1895 y 1898– en una contienda de liberación nacional frustrada

18

9 de marzo de 2020

por la intervención militar y la ocupación de la Isla por Estados Unidos entre 1898 y 1902. A eso sucedió todo lo que fue de la Revolución Mexicana de 1910-1917 a la defensa de la Nicaragua ocupada por el ejército popular que encabezara Augusto César Sandino, hasta culminar en los regímenes de amplia base popular que, en México como en Argentina –con Lázaro Cárdenas y Juan Domingo Perón– culminaron el ciclo de nuestra primera juventud. Fue en el corazón de ese período convulso, también, que se dieron los pasos iniciales hacia la primera madurez de nuestras luchas por trascender nuestro marco liberal de origen, y avanzar hacia una revolución que fuera democrática por lo popular que llegara a ser. Y en esta etapa nueva correspondió un papel de primer orden al marxista peruano José Carlos Mariátegui, nacido 1 año antes de la muerte de Martí y que fallecería en 1930, en plena etapa ascendente de la revolución democrática en nuestra América. Mariátegui participó en el primer movimiento regional de apertura al marxismo y de paso a las formas iniciales de lucha por el socialismo en nuestra América, en el que coincidió con otros intelectuales como el argentino Aníbal Ponce (1898-1938) y el cubano Juan Marinello (1898-1977). Si Ponce desempeñó un papel de primer orden en la difusión del pensar marxista en nuestra América, a Mariátegui le correspondió hacer de ese pensar una herramienta para dar cuenta de la formación histórica de nuestras sociedades, y de su lugar, su función y su futuro en el marco del sistema mundial creado por el capitalismo entre los siglos XVI y XIX. Hoy, en efecto, podemos ver que Mariátegui –y sobre todo en su libro clásico 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, publicado en 1930– utilizó


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.