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Y ustedes, ¿saben planchar?

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semana Santa

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Por Leidy Farias

Cosa extraña que me recibe con la pregunta, ¿Quién plancha tu ropa? Y yo súper segura de mí, llena de orgullo y con un tono medio arrogante, luego de erguir el pecho, hacer un ademan con mis manos y mueca con todo mi rostro, le respondo: yo misma. Juré que iba a halagar mi perfecta forma de planchar, porque siempre me gusta ir bien planchada y no es un oficio ajeno para mí.

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Pero no, me dijo: “se nota”. Su sonrisa de lado, medio burlona empezó a desinflar mi pecho y a decirme que algo no andaba bien.

Obviamente que le pregunté el porqué de lo “obvio” y me dijo: “porque tu camisa tiene dos filos”.

Todavía siento la cacimba de agua fría cayendo sobre mi cuerpo. La vergüenza me llenó de pánico e hizo hacerme varias preguntas en milímetros de segundos. ¿Cuántas veces anduve con dos filos en mi camisa?, ¿nunca he sabido planchar?, ¿cómo no me di cuenta?, ¿por qué me pasa esto a mí que soy tan meticulosa? Y otras que ahora no recuerdo.

A veces en la vida, creemos estar haciendo las cosas bien, y hasta presumible nos mostramos. Sin embargo, llega alguien, que, de buena o mala voluntad, nos muestra lo equivocado que siempre estuvimos y nos señala el camino correcto. Hace siete años de esa historia “vergonzosa” y me siento con las mismas ganas de aprender a sacar un solo filo a mi ropa. Sin querer justificar la manera en que a prendí a planchar, puedo decir que a veces hay personas que están convencidas de que lo están haciendo o diciendo bien, y no necesariamente porque quieran hacerlo mal o porque no tengan la capacidad de hacerlo mejor. Pueden hacerlo excelente, solo necesitan un poco de luz. Que, así como Alex fue luz para mí, podamos ser luz para otros y que ellos puedan recordarlo como un triunfo, como yo anoche planchando mis camisas y hoy presumiéndoles un solo filo.

Y ustedes, ¿saben planchar?

Es un hecho confirmado que el índice de delincuencia de la mujer en Sánchez Ramírez es uno de los más bajos del país, pero eso no quiere decir que por distintos eventos la mujer cotuisana no sea acusada y hasta condenada, pero en casi 520 años de fundado este pueblo aún no tiene una cárcel para mujeres.

De ahí que cuando una dama es detenida tenga que permanecer más del tiempo que manda la prudencia en la cárcel del cuartel policial, pues de lo contrario tiene que ser enviada a cárceles de Nagua y San Francisco de Macorís o Samaná

Una fuente consultada asegura que “Las imputadas privadas provisionalmente de su libertad las mandan a Nagua, San Francisco y a Samaná porque aquí no hay donde tenerlas”

Añade que “Tampoco es tan fácil el proceso, pues para recibirlas en esas cárceles, es con la resolución completa y no con un dispositivo por lo que las resoluciones hay que trabajarlas con premura; lo mismo ocurre cuando se le varía la medida de coerción por una garantía o una presentación luego de que están ya en los centros”.

En definitiva, que cuando una mujer es apresada o por alguna razón terminada detenida, es más el drama de su estadía en la cárcel que el delito que pueda haber cometido. Hacemos esta publicación con el objetivo de que el viejo proyecto de una cárcel pública en Cotuí, para la cual hasta se llegó a comprar un terreno, contemple un pabellón para mujeres, a ver si en los próximos años acabamos con este viacrucis.

Horario de 8:00 AM a 9:00 PM de lunes a sábado Domingo y días feriados de 8:00 AM 7:00 PM

Visítanos en la Plaza Amalia o Plaza de Papi Hernández, carretera Cotuí-Presa de Hatillo, próximo al Dispensario Medico Llámanos 809-240-4869 • WS 809-994-8313

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