Autoregistro de una conducta

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TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA CUADERNO DE PRÁCTICAS

PRÁCTICAS 1 A 6

Curso académico 2004-2005


Técnicas de Intervención Psicológica. Cuaderno de prácticas Curso 2004-2005

A continuación van a presentarse un conjunto de actividades prácticas que tienen el objetivo de fomentar la práctica de las destrezas implicadas en el diseño y aplicación de las técnicas de intervención psicológica. Tales actividades están pensadas para que los estudiantes las lleven a cabo fuera de las horas de clase, habitualmente en situaciones cotidianas, aprovechando acontecimientos normales y frecuentes en sus vidas. La estructuración cada práctica es la misma para casi todos los casos. La práctica empieza con una introducción sobre la técnica o destreza a entrenar y el contexto en el que es utilizada. Posteriormente, se especifica de forma concreta el objetivo de la práctica para, a continuación, señalar en qué consiste la tarea. A ello le sigue el desarrollo pormenorizado de las actividades que hay que llevar a cabo para finalizar con el registro que deberá ser entregado al profesor en las fechas que se establezcan Este cuaderno de prácticas es para su realización de forma individual por cada estudiante. Sin embargo, la forma de trabajar en cada práctica será la siguiente. En parejas tal y como han sido organizados a principio de curso, primeramente habrá que tener leídas las lecturas correspondientes al aspecto que se está tratando. Posteriormente, habrá que leer la introducción de la práctica y entender bien el objetivo que se persigue. A continuación, la pareja establecerá cómo llevar a cabo las actividades aplicándolas a los ámbitos que le sean propios. En todos los casos, las destrezas deberán ser puestas en práctica de forma individual por cada uno de los miembros de la pareja. De la misma manera, los registros deberán entregarse por cada uno. Sin embargo, en algunos casos, los registros serán presentados por el miembro pasivo de la pareja, que actuará de observador de la conducta de su compañero. El material que se tiene que entregar en cada caso, salvo mención expresa en alguna de las prácticas, es el registro correspondiente acompañado de una página en la que brevemente se expresen observaciones a la actividad realizada, así como dificultades surgidas.

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PRÁCTICA Nº 1 Manejo de las situaciones de interacción con un desconocido.................................................................. 4 PRÁCTICA Nº 2 Elaboración del autorregistro de una conducta.................................................................................. 6 PRÁCTICA Nº 3 Identificación de antecedentes y consecuentes de una conducta.................................................10 PRÁCTICA Nº 4 La respiración como técnica de control de la activación...........................................................................14 PRÁCTICA Nº 5 La relajación como técnica de control de la activación...............................................................................17 PRÁCTICA Nº 6 Elaboración de una jerarquía de miedos.........19

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PRÁCTICA Nº 1 MANEJO DE LAS SITUACIONES DE INTERACCIÓN CON UN DESCONOCIDO Introducción La técnica de extracción de información por excelencia a lo largo de todo el proceso de evaluación-intervención y, particularmente, en el inicio del contacto con la persona que viene demandando ayuda es la entrevista. La entrevista es una situación de interacción cara a cara, habitualmente entre el psicólogo y la persona que demanda la intervención. Como tal situación de interacción, proporciona la gran ventaja de su flexibilidad: permite indagar sobre aspectos muy variados, a diferencia de lo que haría un test de inteligencia, que sólo aportaría información sobre esa dimensión. Con la entrevista se pueden explorar dimensiones de lo más variado en una misma sesión. Además, permite acomodarse a la información que se vaya obteniendo, dando lugar a la exploración de dimensiones que inicialmente podían no estar previstas pero que el curso de la entrevista viene a señalar como relevante. Otra de las ventajas de la entrevista, que se deriva de su carácter de situación de interacción, es que permite establecer un clima adecuado con la persona. Esto es, facilita crear una relación y fijar los papeles que deberán jugar cada uno. Ahora bien, eso mismo que es ventaja se puede convertir en desventaja si no se maneja adecuadamente los primeros momentos de la misma. En primer lugar, se debe tener en cuenta que, en un marco clínico, la persona que acude a consulta padece un determinado malestar. En caso contrario, no acudiría al psicólogo. En segundo lugar, no va buscando a un amigo o colega con el que establecer una relación simétrica; al contrario, esta relación es claramente asimétrica: uno cuenta sus cosas y el otro da consignas y corrige. En tercer lugar, no conoce de nada a quien demanda ayuda hasta ese momento y ello puede crear incomodidad y ansiedad añadida a la experimentada por el malestar que le impulsa a buscar ayuda. El objetivo de los primeros momentos del contacto inicial es crear un clima agradable que facilite la relación profesional que se debe establecer a partir de ahí. Para ello, el psicólogo debe hacer uso de los recursos que la interacción le proporciona para lograrlo. En concreto, el contacto ocular, la sonrisa y demás elementos de paralenguaje juegan un papel fundamental. 4


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Objetivo Adiestramiento en la utilización de los elementos del paralenguaje que fomentan que una persona se sienta bien en una situación de interacción. Tarea Interaccionar con una persona desconocida de forma que se logre entablar conversación con ella. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Desarrollo Identifíquese una situación de posible interacción con un desconocido. Por ejemplo, alguien en la parada del autobús. Iníciese la conversación con alguna mención trivial sobre algo (si hace mucho que lleva esperando, p.e.). Una vez iniciado el contacto, hágase uso de los elementos de la paralingüística para lograr que la persona continúe en la misma (sonrisas, contacto ocular, etc.). Váyase progresivamente trasladando el peso de la conversación de uno mismo hacia el otro. El compañero, actuando de observador, deberá anotar cuáles han sido los parámetros verbales y no verbales utilizados en la interacción Repítase en otras dos ocasiones (para cada uno de los miembros de la pareja) Entréguese el registro y una hoja de comentarios sobre la actividad y dificultades surgidas, en su caso Registro

SITUACIÓN DURACIÓN

ELEMENTOS PARALINGÜÍSTICOS

ELEMENTOS LINGÜÍSTICOS

RESULTADOS INTERACCIÓN

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3.

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PRÁCTICA Nº 2 ELABORACIÓN CONDUCTA

DEL

AUTORREGISTRO

DE

UNA

Introducción La autoobservación y su autorregistro es una de las técnicas por excelencia a la hora de realizar un análisis funcional. Ello es así porque, a diferencia de la entrevista, permite un registro en el momento en el que ocurre de la conducta y demás eventos que son objeto de evaluación. Asimismo, contra la dificultad de establecer frecuencias y tasas concretas que se da en la entrevista, una técnica observacional, como es el caso, permite obtener información precisa sobre tal objeto de evaluación. Imagínese la dificultad que tiene para la entrevista llegar a determinar con exactitud las veces que han aparecido dolores de cabeza en el último mes y cuáles de ellas han venido precedidas de discusiones con algún miembro de la familia o con niveles elevados de activación. En otras palabras, el dato que proporciona el autorregistro no tiene por qué estar sesgado por el recuerdo y la reconstrucción del pasado que se hiciese en el momento en el que se formula la pregunta. Para informaciones que requieren un elevado grado de precisión, como puede ser la tasa de una conducta (cuantos cigarrillos se fuma al día, cuántas veces se arranca pelos de la cabeza), la observación de tales eventos resulta imprescindible. Ahora bien, la observación por otros es una técnica muy costosa, en tiempo y esfuerzo, además de estar sujeta a limitaciones que tienen que ver con las posibilidades de producir cambios en la conducta de quienes estamos observando (lo que se conoce como reactividad de la observación). ¿Se mordería las uñas lo mismo una persona que se sabe observada en relación a esa conducta? ¿Podríamos observarla mientras está, pongamos, acostada en su habitación para irse a dormir? Una alternativa a la observación por otros que incrementa notablemente la eficiencia y reduce la reactividad que pueden provocar esos otros sobre la conducta del observado es la autoobservación y su autorregistro. La autoobservación y su autorregistro permite obtener información sobre una conducta cuando ésta acontece y puede ser recogida aunque remita a conductas íntimas o contextos privados. No obstante, la autoobservación y su autorregistro no están exentos de dificultades que deben ser tenidas en cuenta cuando se diseña su aplicación. Por una parte, como ocurría con la observación por otros, 6


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la conducta a observar también es susceptible de reactividad. En este caso la reactividad viene provocada por el mismo individuo quien puede, pongamos, fumar menos de lo que fumaría por el hecho de que se está registrando el número de cigarrillos que consume. En ocasiones, la reactividad producida es en el sentido deseado (como correspondería con el ejemplo anterior). En otros, por el contrario, la reactividad puede inducir un incremento (o decremento) de la conducta en el sentido contrario al deseado, como puede pasar en un caso de rascado compulsivo. Por otra parte, para aprovechar la ventaja que la técnica proporciona, es conveniente que el registro de la conducta o conducta se realice en el momento de acontecer1. Ello, sin embargo, requiere que el diseño del registro no interfiera con la propia ejecución de la conducta o que se convierta en un engorro resultando en un inadecuado registro o, incluso, en su abandono. Objetivo Aprender a diseñar un autorregistro de forma que se maximice la información de cara al análisis funcional y se minimicen las dificultades que puedan darse. Tareas Diseñar el autorregistro de una conducta que facilite la realización del análisis funcional, así como su aplicación para determinar las dificultades del mismo. Desarrollo 1. Escójase una conducta. Debe ser una conducta que figure en el repertorio del compañero que forma parte la pareja y cuya frecuencia sea superior a una vez al día. Ejemplos posibles son algunos de los mencionados (fumar cigarrillos, morderse las uñas, rascarse, arrancarse pelos), si bien caben todo tipo de alternativas (interrupciones en el tiempo dedicado al estudio, discusiones con familiares, amigos o pareja, posturas corporales inadecuadas, etc.). 1

Se pueden hacer registros de huella en los que la emisión de la conducta y el momento de su registro no coinciden en el tiempo. Por ejemplo, se pueden contar las colillas que aparecen en el cenicero después de acabar la reunión de trabajo o se pueden guardar trocitos de papel en un bolsillo cada vez que se enciende un cigarrillo para posteriormente contarlos y registrarlos. Estas alternativas pueden ser útiles en los casos en los que el registro en el momento no sea posible, si bien no deja de ser una forma de perder información con respecto a la que proporcionaría la técnica registrando en el momento (¿qué pasa antes?, ¿qué pasa después?, ¿cuánto llego a fumar del cigarrillo?

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2. Defínase bien la conducta que se quiere registrar. Téngase en cuenta que hay conductas que quedan bien definidas con sólo su formulación (fumar, p.e., aunque incluso ésa podría dar pie a establecer diferencias dependiendo de si se fuma el cigarrillo completo o sólo parte de él). Por el contrario, otras exigen su operativización (en el caso del estudio, p.e., ¿debe ser registrado el tiempo o las veces que uno se pone a estudiar?, ¿debe distinguirse entre estar sentado delante de los libros y estar realmente estudiando?; en el caso de las interrupciones, ¿hay que computar el número o la duración?; ¿se debe registrar la asignatura concreta o el tiempo total de estudio?). 3. Establézcase que parámetro o parámetros de esa conducta se quiere registrar (Número de veces, duración, intensidad...), así como otras unidades de información que quieran ser registradas (¿qué pasó antes?, ¿cómo de bien le supo?...). 4. Confecciónese un modelo de registro. Éste debe tener un formato sencillo, que facilite el registro, a la par que exhaustivo, permitiendo obtener la máxima información de las conductas y demás eventos. 5. Establézcanse las instrucciones. En ellas deben hacerse constar aspectos tales como cuál es la conducta a registrar, qué otras unidades de información, cuál es el intervalo temporal, cómo se debe proceder para registrar y cómo debe hacerse disponible el registro. 6. Aplíquese. Suminístrese el autorregistro al compañero para que lo lleve a cabo durante una semana. 7. Analícense los problemas que hayan surgido en cualquiera de los aspectos contemplados hasta el momento (definición de las conductas, procedimiento de registro, formato del mismo, etc.). 8. Rehágase el registro atendiendo a estas consideraciones. 9. Entréguese el registro cumplimentado, el modificado y una hoja en la que se hagan constar observaciones y dificultades surgidas, en su caso Registro Acorde con la conducta a evaluar. Deberá constar, en cualquier caso, de lo siguiente: • Definición de la conducta a registrar • Parámetros de la conducta a registrar • Otras unidades de información funcionalmente relacinadas con la conducta a registrar

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• •

Modelo de registro Instrucciones

Ejemplo Conducta seleccionada: fumar cigarrillos Unidades de observación: ocurrencia del consumo de cigarrillos, momento, deseo de fumar, situación, pensamientos asociados Registro: Fecha: Lunes, 200 . Hora Deseo

Situación

Pensamientos

Instrucciones: Cada vez que te enciendas un cigarrillo, deberás anotar la hora del día, las ganas que tienes de fumártelo en una escala de 0 a 10 (0: ningunas; 10: muchísimas), la situación en la que te encuentras (estudiando, esperando el autobús, ...) y lo que pienses en ese momento. Para que no se te olvide, guarda el registro en la funda del paquete de tabaco. Utiliza un registro para cada día de la semana.

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PRÁCTICA Nº 3 IDENTIFICACIÓN DE ANTECEDENTES Y CONSECUENTES DE UNA CONDUCTA Introducción El análisis funcional es la tarea fundamental a partir de la cual va a establecerse sobre qué se va a actuar y con qué técnicas. En otras palabras, la bondad de una intervención viene definida, en buena medida, por la calidad del análisis funcional que se haya realizado sobre aquellos comportamientos que se desea modificar. El análisis funcional es lo que permite determinar cuáles son los antecedentes (aquellos elementos, ya sean externos o internos al propio individuo, que actúan como elicitadores de una respuesta) y los consecuentes (aquellos otros que mantienen la conducta). Llevar a cabo el análisis funcional entraña, en definitiva, establecer las cadenas funcionales en las que el comportamiento objeto de atención se encuentra enlazado por los dos extremos. Un ejemplo de una cadena funcional es el siguiente: un estudiante, con miedo a los exámenes, piensa que tiene que entrar en esos momentos para realizar uno; inmediatamente, comienza a sudar, tiene palpitaciones, sequedad en la boca y pensamientos negativos. Decide entonces que no se presenta y se marcha de la universidad. El comportamiento que se pretende modificar es el del miedo a los exámenes (léase sudoración, palpitaciones, pensamientos negativos, abandono, etc.). Ese comportamiento es disparado cuando piensa en el examen (antecedente interno) y se mantiene por reforzamiento negativo al llevar a cabo evitación del mismo (consecuente). Como se puede observar en el ejemplo comentado, dos son los elementos imprescindibles para la realización del análisis funcional. Por un lado, la relación temporal; por otro, la relación funcional. Para proceder a realizar un análisis funcional, lo primero que debemos ver es qué cosas han ocurrido inmediatamente antes e inmediatamente después (relación temporal). No cabe considerar antecedente de una respuesta un evento que acontece después de la emisión de dicha respuesta. Tampoco puede considerarse como antecedente un evento que ocurrió años antes a la emisión de la respuesta. La relación temporal es condición necesaria, pero no suficiente. Para que se pueda hablar de antecedente o consecuente de una respuesta tiene que existir también una relación funcional entre 10


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aquellos eventos y dicha respuesta. Si analizamos simplemente qué cosas pasan antes de que el estudiante comience a sudar, a tener palpitaciones, etc., como decíamos en el ejemplo, podemos encontrarnos que entre ellas está el que el autobús ha pasado por su parada, que un compañero se ha encendido un cigarrillo, que el viento ha cerrado de un portazo una ventana... De la misma forma, si observamos qué es lo que ocurre después de tales respuestas nos podríamos encontrar con que un profesor de otro curso pasa por la puerta del aula o que una mosca revolotea por el vestíbulo. Ninguno de esos eventos tiene que representar, por el mero hecho de acontecer simultáneamente en el tiempo, una relación funcional con la respuesta objeto de interés. Esto es, su manipulación no tiene por qué implicar un cambio en la probabilidad de aparición de la respuesta. El objetivo del análisis funcional es, por tanto, el identificar qué elementos son los desencadenantes de una conducta y cuáles otros hacen que ésta se mantenga. Para poder dar por bueno un análisis funcional (antes de pasar a la verificación de las hipótesis funcionales), éste debe de poder ser explicado dentro de un modelo sobre el comportamiento humano. ¿Sería el revoloteo de una mosca (por muy próximo a la emisión del comportamiento que se suceda) consecuente del comportamiento de miedo a los exámenes que el estudiante muestra? Como no hay modelo psicológico que nos permita relacionar tales eventos, no podríamos considerarlo como tal. ¿Sería el malestar por no haber superado un examen que se ha estudiado intensamente consecuente del comportamiento de miedo a los exámenes? Pues de la misma manera, no tenemos conocimiento psicológico alguno que nos permita poner en relación el incremento en la probabilidad de aparición de una conducta con un estímulo aversivo, luego aquél tampoco sería consecuente del comportamiento de miedo (sudoración, pensamientos negativos, evitación). Objetivo Aprender a pensar en términos funcionales de forma que se aprenda a realizar un análisis funcional. Tareas Identificar los antecedentes y consecuentes de una conducta previamente identificada estableciendo hipótesis funcionales sobre su elicitación y su mantenimiento.

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Desarrollo Escójase una conducta. Puede ser tanto una conducta que figure en el repertorio del compañero integrante de la pareja o de otro al que se tiene accesibilidad y disponibilidad de observación (un familiar, p.e.). Conviene que la frecuencia de aparición de la conducta sea alta para facilitar la realización del análisis funcional (las rabietas de un niño pequeño, p.e.). Defínase bien la conducta que se quiere registrar. Téngase en cuenta que hay conductas que quedan bien definidas con sólo su formulación (fumar, p.e., aunque incluso ésa podría dar pie a establecer diferencias dependiendo de si se fuma el cigarrillo completo o sólo parte de él). Por el contrario, otras exigen su operativización (en el caso del estudio, p.e., ¿debe ser registrado el tiempo o las veces que uno se pone a estudiar?, ¿debe distinguirse entre estar sentado delante de los libros y estar realmente estudiando?; en el caso de las interrupciones, ¿hay que computar el número o la duración?; ¿se debe registrar la asignatura concreta o el tiempo total de estudio?). Analícense los acontecimientos que se dan inmediatamente antes de que la conducta ocurra. En el caso de que la conducta la manifieste otra persona, ello requiere llevar a cabo la observación de la misma procurando no interferir en su manifestación. Anótense en un registro como el que se propone al final. Analícense los acontecimientos que se dan inmediatamente después de que la conducta ocurra. Anótense en el registro. Propónganse hipótesis funcionales al respecto del comportamiento objeto de análisis. Por ejemplo, se puede plantear que la conducta de emberrenchinarse de un niño está elicitada por la presencia de la madre cuando ésta no le presta atención y que se ve mantenida por el hecho de que la madre responde a esos berrinches dirigiendo la atención para decirle que como siga llorando lo va a castigar. Compruébese la hipótesis funcional. Para ello es necesario poder actuar ya sobre los antecedentes, ya sobre los contingentes, ya sobre ambos. Por ejemplo, llévese al niño durante unas horas y regístrese el número de berrinches que emite. En el caso de que estos aparezcan, omítase cualquier gesto o manifestación dirigida a él o ella. Entréguese el registro y una hoja con comentarios y dificultades surgidas, en su caso.

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Registro ANTECEDENTES

CONDUCTA

CONSECUENTES

Ejemplo Conducta seleccionada: berrinches y conductas inadecuadas de un niño de 3 años ANTECEDENTES CONDUCTA CONSECUENTES Atención por la madre al hermano pequeño La madre comienza a dar de comer al hermano pequeño

Lanzar contra la pared un juguete Se tira al suelo llorando diciendo que la comida ésa no le gusta

Regañina de la madre que acude inmediatamente Su madre lo coge del suelo y le dice que si se lo come todo le da de postre un chocolate

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PRÁCTICA Nº 4 LA RESPIRACIÓN COMO TÉCNICA DE CONTROL DE LA ACTIVACIÓN Introducción Cuando el organismo se encuentra en una situación de reposo, como ocurre cuando duerme la siesta, se produce un decremento generalizado de muchas de las funciones fisiológicas que lo rigen. Por ejemplo, disminuye su latido cardíaco, se reduce el número de actos respiratorios, se reduce el tono muscular... Esta claro que en esas condiciones sería francamente difícil afrontar una tarea como la de resolver un problema de matemáticas o hacer una exposición oral. Para esas y para otras muchas demandas de nuestra vida cotidiana es necesario que el organismo se encuentre con un determinado nivel de activación, mayor o menor dependiendo de las exigencias de la tarea. Pero, en ocasiones, el organismo se ve sometido a una situación que puede representar un peligro para su integridad. Ante tales situaciones, el organismo reacciona con una respuesta de alarma que desencadena una cascada de sucesos en los sistemas nervioso y endocrino dando lugar al aumento de la frecuencia e intensidad del latido cardíaco para facilitar el bombeo de sangre que distribuya más rápidamente oxígeno por todo el cuerpo, la liberación de glóbulos rojos por el bazo para transportar ese oxígeno, la síntesis y liberación de azúcar por el hígado para su utilización por los músculos, el aumento de la capacidad respiratoria y dilatación bronquial para captar más aire, el incremento de la coagulabilidad de la sangre y de la circulación de los linfocitos que participan en la reparación de un posible daño en los tejidos, etc. Todo ello para acabar huyendo o atacando a la fuente de la amenaza. Nos encontramos ante el polo de activación opuesto al mencionado al inicio, como podría ocurrirle a una persona que se ha visto, pongamos, atacada por un perro. Sin embargo, los seres humanos, ante determinadas situaciones que no entrañan un daño para su integridad emiten respuestas de sobreactivación que tienen como consecuencias, entre otras, una ejecución inadecuada ante la demanda a la que se tiene que enfrentar. Es el caso de aquella persona que tiene miedo a volar y que lo pasa muy mal cuando se da la circunstancia de tener que realizar un viaje haciendo uso de ese medio de transporte. Si la situación a la que se enfrentase fuera el ataque de un perro rabioso, esas respuestas que se mencionaban serían muy adaptativas. En el caso de volar en avión, tal 14


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cascada de acontecimientos se convierte en algo tremendamente disfuncional. Las técnicas de control de la activación pretenden actuar sobre estas respuestas en aquellos casos en los que las mismas son desproporcionadas para la amenaza que la situación representa, dando oportunidad a ejecutar comportamientos adecuados a las demandas de las mismas. La respiración es, de ellas, la más sencilla de aprender. Objetivo Conocer los efectos sobre la activación de la respiración y aprender una técnica sencilla de respiración para su control Tareas Aplicación de una técnica de control de la respiración tras haber incrementado el nivel de activación a partir de una situación de ansiedad 1.

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Desarrollo Escójase una situación ansiógena. Basta para ello en pensar en alguna que resulta desagradable, como puede ser hacer una exposición en clase de una asignatura particularmente exigente, o enfrentarse a algo con lo que uno se sienta particularmente mal. A medida que se va pensando en la situación, váyase tomando el pulso. Para ello, tomése un reloj y localícese la arteria carótida en el cuello. En ella se podrán sentir a cada lado en la parte frontal del cuello, debajo del ángulo de la quijada, los golpes rítmicos. Utilícense los dedos índice y corazón (nunca el pulgar). Una vez localizado el pulso, cúentense el número de “golpes” durante un intervalo de un minuto (o de medio y multiplíquese por dos). Esta medición puede también realizarse por el compañero de la pareja. A continuación y de forma inmediata, una vez sentado de forma cómoda, iníciese una respiración pausada. El objetivo debe ser lograr no superar el número de 12 actos respiratorios por minuto. Debe realizarse concentrándose en la respiración, haciéndola de forma pausada y rítmica, sin hacer fuertes inspiraciones ni contener el aliento en ningún momento. El compañero puede contribuir a marcar el ritmo de la respiración Al cabo de 3 minutos, se debe tomar el pulso de nuevo. Obsérvese el número de pulsaciones en relación a las obtenidas antes de ejercitar la respiración. De nuevo, el compañero puede ser quien realice la medición. Recuérdese la ley de los Valores Iniciales por 15


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la que se establece una relación inversa entre los niveles previos a la presentación de un estímulo y los niveles con los que se responde a él. De tal manera que si la respuesta ante la situación ansiógena no es muy elevada, hay que esperar que en situación de reposo las diferencias con la primera medición sean menores que en el caso de que la respuesta ante la situación ansiógena sea muy intensa. 5. Repítase el ejercicio en tres ocasiones claramente distanciadas unas de otras. Una por la mañana y otra por la tarde, una un día y otra al siguiente, de forma que actúe en la menor medida posible la habituación. Para evitar esa habituación, también se puede pensar en situaciones distintas en cada ocasión. 6. Entréguese el registro y una hoja con comentarios sobre la actividad y dificultades surgidas, en su caso. Registro HORA INICIO

ppm PRE

FRECUENCIA RESPIRATORIOS

ppm POST

HORA FINAL

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PRÁCTICA Nº 5 LA RELAJACIÓN COMO TÉCNICA DE CONTROL DE LA ACTIVACIÓN Introducción La relajación muscular es el componente más frecuentemente utilizado en las intervenciones conductuales orientadas a problemas tales como la ansiedad, el estrés o el dolor. Tanto es así que ha llegado a ser considerada como la aspirina de la Psicología: sirve para casi todo. Su efectividad ha sido puesta de manifiesto en un buen número de estudios, si bien habitualmente como complemento de otro tipo de técnicas. Además, se señala el beneficio que sobre otras áreas puede tener el uso del entrenamiento en relajación. La relajación muscular actúa a través del sistema parasimpático disminuyendo la actividad del sistema simpático. Los efectos que se logran con ella son la disminución del tono muscular, la inducción de una respiración más lenta y profunda, el enlentecimiento y regularización del ritmo cardíaco, el incremento de la respuesta psicogalvánica (aumento de la resistencia epitelial galvánica), la disminución del número de respuestas espontáneas no específicas, el aumento de la coherencia interhemisférica cerebral con mayor difusión y persistencia del ritmo alfa y la disminución del consumo de oxígeno y de la eliminación del dióxido de carbono. En general, está acompañada de un incremento en el bienestar general percibido por la persona. La relajación muscular es parte integrante de técnicas como la Desensibilización Sistemática (DS), aunque algunos estudios hayan señalado su prescindibilidad. En términos generales, la DS viene a utilizar la relajación como una respuesta incompatible con la ansiedad (no se puede estar ansioso y relajado al mismo tiempo). El adiestramiento en relajación como una respuesta antagónica a la de la ansiedad es, precisamente, la base de la DS en su formulación original. Para que en éste o en cualquier otro caso en el que se vaya a utilizar la relajación resulte útil, es imprescindible un adiestramiento que permita alcanzar un grado de relajación muscular profunda de forma natural y rápida. Es más, se va a requerir que se ponga en práctica de forma diferencial, es decir, que partes del cuerpo mantengan tono muscular mientras que las que no son imprescindibles para la ejecución se encuentren relajadas Un ejemplo sería el del 17


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jugador de fútbol que tiene que lanzar un penalti: habrá que lograr que mantenga tensión suficiente en aquellos grupos musculares necesarios para lanzar la pena y hacerlo con fuerza, pero relajación en aquellos otros que no intervienen en esa acción y que podrían interferir con el resultado perseguido, como son los músculos de la nuca y el cuello, de la cara, de los brazos. Objetivo Dominar una técnica de relajación muscular basada en la propuesta de relajación muscular progresiva de Jacobson Tareas Tras la lectura de los materiales correspondientes a la técnica que figuran en el programa, aplicación del programa de relajación que se puede encontrar en Rubio, Cabezuelo y Castellanos (1996), realizando cada día las actividades señaladas en la sesión correspondiente, registrando el momento en el que se han llevado a cabo y el contexto (lugar y personas presentes), así como cumplimentando el autorregistro de relajación que se adjunta en la documentación. 1. 2.

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Desarrollo Léase todo el ejercicio para familiarizarse con los métodos y los grupos musculares. Escójase una habitación tranquila que disponga de cama, sillón o sofá cómodo que proporcione apoyo suficiente para la espalda y la nuca, así como espacio suficiente para extender las piernas en línea recta. Lleve a cabo los ejercicios correspondientes al Día 1. Para ello, puede ser facilitador recurrir al compañero que pudiera ir leyendo las instrucciones de cada grupo muscular. Deberá hacerlo manteniendo la cadencia correspondiente (5’’ de tensión, 1’ de relajación). Después de esa primera sesión ya no se va a necesitar a nadie de ayuda. Otra alternativa, en el caso de que no se pueda contar con nadie, es grabarse uno mismo las instrucciones de cada grupo muscular, respetando, igualmente las cadencias establecidas Anótese el día del mes, hora de comienzo, hora de finalización, lugar y personas presentes cuando se ha llevado a cabo el ejercicio. Cumpliméntese igualmente el registro de relajación. Al día siguiente, procédase con el ejercicio del Día 2 Cumpliméntense los autorregistros. Continúese cada día con los ejercicios correspondientes. A su finalización, cumpliméntese el autorregistro. 18


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8. Entréguese el registro y una hoja con comentarios y dificultades surgidas, en su caso. Registro HOJA DE AUTORREGISTRO DE RELAJACIÓN DE FINALIZACIÓN HORA FINALIZACIÓN

SITUACIÓN

INTERFERENCIAS

GRADO RELAJ. ALCANZAD0 (0-10)

ZONA DEL CUERPO MENOS RELAJADA

ZONA DEL CUERPO MÁS RELAJADA

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PRÁCTICA Nº 6 ELABORACIÓN DE UNA JERARQUÍA DE MIEDOS Introducción Las técnicas de exposición han mostrado ser altamente eficaces para combatir las fobias. Las fobias describen esas situaciones que no suponen una amenaza real para el individuo. En tales situaciones, el miedo pierde el carácter adaptativo para convertirse en un conjunto de reacciones indeseables que interfieren seriamente con las demandas de la vida cotidiana. Se entiende que esto ocurre cuando la respuesta es desproporcionada con respecto a las exigencias de la situación, no puede ser explicada o razonada por parte del individuo, está más allá del control voluntario, lleva a la evitación de la situación temida y persiste a lo largo del tiempo. Las técnicas de exposición han desarrollado diferentes variantes, de acuerdo con el énfasis en unos principios u otros, si bien todas tienen en común la exposición al estímulo fóbico. El primer desarrollo sistemático de estas técnicas se debe a Joseph Wolpe quien, a partir de sus observaciones trabajando con gatos, vino a establecer que operaba un mecanismos de inhibición condicionada o contracondicionamiento por el cual una respuesta condicionada (RC) de ansiedad podía ser eliminada mediante la asociación al estímulo condicionado (EC) generador de la ansiedad una respuesta antagónica a aquella. Tras diversas pruebas, Wolpe estableció la relajación como la respuesta antagónica idónea. A partir de aquí nació la Desensibilización Sistemática (DS). El procedimiento de DS entraña, en primer lugar, establecer una jerarquía de miedos, de forma que la técnica inicie con aquel elemento de la lista que menor ansiedad genera para ir, progresivamente, escalando en la jerarquía. Es de esperar que, si el procedimiento es adecuadamente aplicado, los estímulos que inicialmente tenían valores elevados de ansiedad, a medida que se va instaurando por condicionamiento clásico una asociación entre los EC y las respuestas antagónicas a la ansiedad (la relajación), esos valores de ansiedad vayan disminuyendo hasta desaparecer, habiéndose sustituido la RC de ansiedad por una RC de relajación. Para esta técnica, por tanto, el

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Técnicas de Intervención Psicológica. Cuaderno de prácticas Curso 2004-2005

establecimiento de una correcta gradualidad se convierte en elemento crucial2 Objetivo Aprender a realizar una correcta jerarquía de miedos. Tareas Realizar la jerarquización de miedos a utilizando los estímulos a los que uno mismo puede presentar algún tipo de fobia, si bien ella no represente un problema. Desarrollo 1. Utilícese al compañero de la pareja o, en su defecto, a una persona cercana que se pueda prestar a colaborar. Una vez escogida, indáguense situaciones que le producen miedo, aunque éste no sea muy intenso ni mucho menos represente un problema (valdría, a estos efectos, el desagrado ante determinados insectos, el malestar hacia los perros...) 2. Una vez identificadas las situaciones, es imprescindible operativizarlas máximamente. De una correcta especificación de los estímulos va a depender que la jerarquía que se pueda extraer sea fiable. Si los estímulos fóbicos están definidos de forma vaga, es posible que en cada una de las presentaciones la recreación de tales estímulos sea distinta, produciendo fluctuaciones en la escala de miedos. Una jerarquía adecuada debe oscilar entre los ocho y los 15 estímulos3, si bien es posible comenzar con un conjunto mayor para, tras la realización del paso siguiente, dejarla reducida a esas cifras. 3. A continuación, procédase a realizar la jerarquía de miedos. Para ello se puede utilizar el siguiente procedimiento. Escríbanse en diferentes trozos de papel cada uno de los estímulos mencionados. Pídale a la persona que escoja de todos ellos aquél que le genera mayor ansiedad. Posteriormente, debe escoger aquel otro que le 2

Los principios teóricos propuestos por Wolpe han sido cuestionados para enfatizar el papel de mecanismos operantes, en concreto, de la habituación para explicar la efectividad de las técnicas de exposición. En la misma línea, se ha puesto en duda que sea imprescindible la gradualidad. De hecho, algunos estudios han revelado cómo es factible la desensibilizacón con una escala descendente o sin escala alguna. Parece, de hecho, que la frecuencia y duración de las presentaciones es una variable de más peso que el orden de los estímulos. Con todo, la gradualidad juega un papel en la medida en que facilita la aceptación del tratamiento por parte de la persona fóbica 3 Cuando las situaciones fóbicas son muy dispares (por ejemplo, fobias a animales y fobias situacionales como puede ser a conducir), conviene establecer jerarquías distintas que se desensibilizarán independientemente

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produce menor ansiedad. Con esos dos elementos, ya se está en condiciones de generar la escala. Solicítese que se atribuya un valor de 0 a 100 a cada uno de esos dos estímulos. A partir de ahí váyase pidiendo que valore el resto de los elementos. 4. Una vez que todos los estímulos han sido valorados, repásese en forma de escala todos los estímulos. El objetivo aquí debe ser establecer una jerarquía que no tenga saltos importantes ni deje ninguno de los niveles de ansiedad sin estímulos. En el caso de que esto ocurra, búsquense nuevos estímulos que puedan completarla y procédase como en el paso anterior. 5. Repásese de nuevo la escala para comprobar que han quedado todos los niveles adecuadamente representados. Asimismo, si existiese algún nivel sobrerrepresentado, selecciónese algunos de los estímulos que contribuyen a ese nivel. 6. Entréguese la jerarquía y una hoja con comentarios sobre la actividad y dificultades surgidas, en su caso. Jerarquía Orden

Estímulo

Nivel de ansiedad (0100)

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

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