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Original invento para tratar las heces de los perros

Un emprendimiento colombiano ofrece el servicio de depósito, recolección y conversión de las heces en abono orgánico para los suelos.

Los problemas de convivencia entre vecinos comienza muchas veces por la tenencia irresponsable de las mascotas, al menos así lo indican las estadísticas que motivaron la creación de Eco Poop, una empresa paisa que inventó una solución para esos malentendidos. Los datos que su fundadora reunió para estudiar la viabilidad del negocio son contundentes: en Colombia, el 80% de los hogares tiene un animal de compañía. Y según el trabajo de campo realizado en Medellín, en ocasiones, hay más mascotas que apartamentos en las unidades.

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Entonces, ella creó un servicio de depósito, recolección, recuperación y aprovechamiento de las deposiciones producidas por los perros. Solo un par de clientes se animaron al principio, pero la empresa no ha parado de crecer y ya atrajo a dos inversionistas pesados, según recoge en un reportaje El Colombiano. Generalmente, los espacios comunes son el punto de encuentro entre los propietarios con y sin perros. El problema nace cuando las deposiciones no son recogidas y contaminan el lugar. Pero más grave aún, es el peligro biológico que hay detrás de la mortal bacteria que se incuba en esos desechos, riesgo que la empresa busca minimizar.

Adriana Bedoya, la fundadora de Eco Poop, era originalmente diseñadora de modas y tenía una marca de ropa amigable con el medio ambiente. Siempre tuvo espíritu emprendedor y se estaba formando como negociadora internacional para comercializar sus productos de mejor manera. En 2016, su hija de cuatro años fue remitida a cuidados intensivos. Los médicos le diagnosticaron un microorganismo alojado en su vejiga, se trataba de la escherichia coli (E. Coli). A partir de ahí, Adriana entendió que recolectar y desechar correctamente esa materia no era un juego.

Un recipiente inteligente

Su hermano es odontólogo, salubrista público y mecánico, y fue él quien se ingenió el producto para el depósito y gestión del residuo animal. “Creamos un contenedor con una sombrillita para que no le entrara agua ni luz solar, que es lo que activa las bacterias. Ese contenedor tiene una tapita interna y le aplicamos una biotecnología para que cuando todo caiga, se produzca una aspersión y se capture el carbono de la materia”, explicó la fundadora.

“Así —añadió— empezamos a visitar unidades residenciales, nos fuimos a unas cuatro y les vendimos el contenedor y las palitas para recoger sin exponerse”.

Pero el negocio, tal como lo señaló, no solo se queda en el depósito, sino que se basa en un modelo de economía circular. Todo lo que llega a los contenedores después se recolecta y se aprovecha. “Es un servicio que se le presta a cada unidad residencial ocho veces al mes. Todo lo llevamos a un proceso de biotransformación. Nos llevamos todo esto a una máquina que nos tocó inventarnos para poder separar las excretas de las bolsitas plásticas, porque la gente sigue recogiendo en bolsas comunes aunque nosotros entregamos unas especiales”.

Tras ese proceso de separación, resulta un abono rico en nutrientes para los suelos y con el residuo de las bolsas plásticas se generan unas placas que se utilizan como enchape en algunos espacios.

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