Historias que inspiran

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Presentación “Historias que inspiran” es una campaña que busca hacer visibles los esfuerzos y experiencias de hombres y mujeres de las distintas regiones de nuestra Patria, quienes se decidieron a ejercer la docencia, una noble y dedicada profesión. En el marco de la celebración por el Día del Maestro, el Ministerio de Educación pone a disposición esta serie de historias representativas que fueron recibidas a través de las redes sociales y que hoy se plasman en este libro digital. Este esfuerzo busca elevar la valoración social de la carrera y la autoestima de los docentes, contribuyendo así visibilizar el esfuerzo, compromiso y su vocación con la mejora de la calidad del servicio educativo público en el país. Estos testimonios son parte de una campaña iniciada en las dos últimas semanas de junio, que consistió en publicaciones en la que alentábamos a nuestros maestros y maestras a que nos cuenten cómo descubrieron su vocación docente. Este libro rescata esas historias.

Dedicado a todos los maestros y maestras del Perú.

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Labor cumplida Giuliana Carrizales Castillo Giuliana Carrizales Castillo se trasladó en 1987 a Chancay, en la ciudad de Lima, para realizar sus labores de maestra de educación inicial en un colegio ubicado en un asentamiento humano de condiciones precarias. Ahí empezó su reto particular, el de hacer gestiones para construir una adecuada infraestructura educativa que esté equipada con todos los enseres necesarios.

“Por eso ahora que cumplí mi labor, quedará para la historia”. 4


La felicidad de estar en el aula Mary Galarza

La vocación docente de Mary Galarza nació cuando, empíricamente, empezó a dictar clases y pudo sentir la alegría de los niños y niñas a quienes enseñaba. Y aunque a lo largo de su vida fue estudiando otras carreras, la docencia siempre fue su gran sueño, el cual logró cumplir luego de mucho esfuerzo y dedicación. Ahora ella es maestra y enseña en un colegio de nivel secundario donde es feliz con su labor, dando lo mejor de sí para que sus estudiantes puedan ser mejores ciudadanos.

“Qué felicidad es estar en el aula enseñando a mis alumnos y al mismo tiempo aprendiendo, día a día, algo nuevo de cada uno de ellos. Estas cosas fortalecen mi vocación”. 5


Una buena maestra es también una buena aprendiz Kethy Moreno Huaringa Desde muy pequeña a Kethy Moreno Huaringa le gustaba jugar a la escuelita con sus amigas. Casi siempre se reunía con ellas para hacer las tareas; en esas reuniones le gustaba explicar y ayudar a sus amigas a comprender lo que sus maestros les habían explicado en clases. En secundaria, meditando su futuro, decidió convertirse en docente siguiendo la premisa de siempre seguir aprendiendo en el aula y en la vida.

“Para ser una buena maestra primero hay que ser una buena aprendiz”. 6


Escuela imaginaria Carmen Clara Cueva Borja Carmen Cueva Borja recuerda que cuando vivía en el campo sus vacaciones eran aburridas porque sus amigas no vivían cerca y no podía jugar con ellas. Durante ese tiempo, apelando a su imaginación, montó una pequeña escuelita y sus alumnas imaginarias eran unas piedras que colocaba correctamente en fila para dar su clase de Matemáticas. Su papá miraba esta escena con gracia y un día le dijo: “Serás una gran maestra”. Esa frase de aliento marcó su vocación docente.

“Me entrego con dedicación a mi labor para construir un mundo nuevo lleno de paz y alegría”.

Honrar la memoria de sus profesores Silvia Noemí Chávez Huamán La inspiración que necesitó Silvia Chávez Huamán para convertirse en maestra se la debe a Carmen Santibáñez La Madrid, Georgina Farro, Amalia Quispe y Amalia Márquez, sus profesoras durante la etapa escolar. El don de persona y calidad de enseñanza de cada una de ellas despertaron en Silvia el deseo de enseñar a los demás, no solo conocimiento, sino también valores que hoy inculca diariamente a sus estudiantes.

“Todos podemos alcanzar nuestras metas y no rendirnos jamás, mi trabajo constante con los niños es mi manera de honrar su memoria. Gracias queridas maestras, nunca las defraudaré”. 7


Espíritu joven Jorge Cárdenas Para Jorge Cárdenas, profesor del colegio Romeo Luna Victoria (San Borja, Lima), la mejor terapia para conservar el espíritu joven es estar en un aula frente a un grupo de niños y niñas. El amor de sus estudiantes y la pasión que siente por su carrera, le ayudaron a sobrellevar el penoso deceso de su madre tras una larga enfermedad.

“Gracias a mi trabajo y el cariño de mis niños pude recuperar la alegría de vivir y de seguir siendo su maestro”.

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Ejemplo para vencer las adversidades Martha García Muñante Desde pequeña, Martha García Muñante ayudaba a confeccionar los materiales de trabajo que su mamá llevaba al colegio para cada clase y que, como recuerda, eran preparados con “mucho cuidado y pulcritud”. Ese fue el impulso que necesitó Martha para convertirse en maestra; la actitud siempre laboriosa y comprometida de su madre también han sido el motor que la ha ayudado a vencer las secuelas de la poliomelitis y continuar su labor docente por 34 años.

“Es para mí un gran placer diario impartir las enseñanzas a mis niños y niñas, ese aprendizaje mutuo me apasiona. Si volviera a nacer sería docente nuevamente”.

Inspiración para ser docente Dina Torres Suxe Dina Torres Suxe decidió convertirse en docente, tras asistir a una clase de la profesora Elena Florián. Ella la había invitado para que la asista en una clase a sus estudiantes de 1.° de primaria y pudo ver la paciencia y dedicación que empleaba la profesora Florián para enseñar. Esa experiencia la inspiró a estudiar Educación Primaria y dedicarse plenamente a la enseñanza de niños y niñas hasta el día de hoy, con grandes satisfacciones.

“Es una labor fuerte y de mucho compromiso pero lo asumo con mucha responsabilidad y dedicación”.

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La pasión por enseñar Danny Ccente Altamirano Como todo niño, Danny Ccente Altamirano soñaba con ser futbolista, convertirse en Roberto “Chorri” Palacios o Nolberto “Ñol” Solano. Y estuvo a punto de lograrlo, pero el destino y una lesión quisieron que no fuera así. Tras un largo proceso de recuperación un profesor, amigo de su papá, conversó con él y le dijo que tenía el perfil para ser docente. Así, se animó a postular a la Universidad Enrique Guzmán y Valle, a la facultad de Pedagogía y Cultura Física, especialidad de Educación Física. En el séptimo ciclo tuvo una mala experiencia durante sus prácticas preprofesionales y decidió abandonar la carrera, pero uno de sus profesores le dio ánimos para seguir adelante y no dejarse vencer. Así, terminó sus estudios y trabaja desde hace cinco años como docente.

“Quiero un cambio para mi país, para las próximas generaciones. Un país más educado, sé que se puede lograr si todos los maestros nos unimos por un solo camino”.

Firme decisión Graciela Montalvo Ayala Cuando cursaba el 6.° de primaria, la profesora de Graciela Montalvo Ayala preguntó a cada uno de sus estudiantes: “¿Qué les gustaría ser en el futuro?”. Cuando le tocó el turno de responder, Graciela ya tenía bien decidido qué profesión quería para su futuro: ser profesora. Graciela reconoce que ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado; seguir su vocación le permite recibir el cariño de sus estudiantes por los años de dedicación a su profesión.

“De una u otra forma, mis alumnos siempre se comunican conmigo y me halagan con sus palabras de agradecimiento. Es hermoso haberles enseñado de pequeñitos y verlos ahora como personas adultas de bien”. 10


Educación intercultural Graciela Emilia Villacorta Vega Desde que cursaba la primaria, Graciela Villacorta Vega sintió la necesidad de enseñar, de ser docente para romper barreras y ayudar a otros chicos y chicas, quechuahablantes como ella, con la finalidad de superar sus miedos y mejorar sus aprendizajes. Se convirtió en maestra para hacer realidad uno de sus más grandes anhelos que era el de enseñar a leer y escribir a niños de primer grado, siempre con un enfoque intercultural bilingüe para lo cual se ha capacitado constantemente.

“Cada año he tratado de aplicar diversas estrategias y mejorar el aprendizaje de los niños”.

El valor del ejemplo Paula VM Paula VM decidió seguir la carrera docente luego de ver el compromiso y perseverancia que mostró su profesor, Alejandro Melgar Manrique, con sus alumnos a causa de una larga huelga. Ella recuerda que su maestro improvisó una pequeña aula en su casa para seguir enseñando a sus estudiantes y así estos no se vieran perjudicados. Pese a las limitaciones que tenía la escuela, Paula refiere que su profesor siempre se esforzó por enseñarles lo mejor, darles una formación con valores, respeto, dignidad y perseverancia para alcanzar sus metas; enseñanzas por las que estará eternamente agradecida a este gran maestro.

“Pido a Diosito que siempre lo proteja y lo bendiga por ser el mejor ejemplo de ser humano que conocí en mi vida”.

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Orgullo de ser docente Victoria Georgina Jiménez Una mañana, Victoria Jiménez Hualpa llevó a su hija de tres años al Pronoei que estaba cerca de su casa, pero justo una de las animadoras se retiraba y necesitaban a una persona que haya terminado sus estudios y que pudiese ser un reemplazo temporal. Así empezó sus labores en el Pronoei las cuales se prolongaron por una década. Posteriormente, una de las coordinadoras la animó a postular al pedagógico Manuel Gonzalez Prada de Villa El Salvador (Lima) y así continúo desarrollando su carrera docente de forma profesional.

“Me siento orgullosa de ser docente y me encanta mi labor”.

Profesora desde pequeña Ingrid Leo La historia de Ingrid Leo empezó como la de muchos docentes en el Perú: desde pequeña descubrió que quería ser maestra. Pese a la resistencia inicial de su familia decidió seguir la carrera docente; su mamá fue su principal aliada quien la apoyó en su determinación de enseñar. Su esfuerzo fue premiado con el orgullo que ahora siente su familia por la persona en la que se ha convertido y el cariño que recibe, tanto de sus estudiantes como de los que ha enseñado.

“Esta carrera me ha dado muchas alegrías, la de conocer personas que han marcado mi vida de una u otra forma; también el saber que he logrado cambios en mis niños y sus familias”.

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Venciendo las barreras del idioma Jaime Abel Artica Cano Jaime Artica Cano recuerda que cuando estaba en secundaria tenía que enfrentar nuevos retos académicos como el inglés, idioma que era muy difícil para él porque no sacaba buenas calificaciones y eso le generaba frustraciones. Entonces, decidió convertirse en docente con el objetivo principal de brindar la oportunidad a otros estudiantes de tener un aprendizaje efectivo de este idioma. Jaime relata que con la ayuda de su mamá ingresó en un instituto de idiomas para aprender inglés; luego, siguió estudiando en un centro especializado para convertirse en profesor de Inglés. Y refiere que uno de sus mayores logros fue ingresar a trabajar en el Colegio Mayor Secundario Presidente de la República en el año 2010.

“Lo que me gusta hacer como docente de Inglés es enseñar, guiar, buscar las formas de hacer que lo difícil se haga manejable para mis estudiantes”.

Enseñar para descubrir Víctor Amador Páucar Yalle Para Víctor Páucar Yalle su vocación docente nació cuando pudo darse cuenta de que mucha de la gente de su pueblito en Lliscay no sabía ni leer ni escribir, entre ellos su mamá quien tenía que pedir a otras personas que le lean las cartas que le enviaba mientras estudiaba en Chincha. Ahí decidió dedicar su vida a la enseñanza; ahora tiene 30 años en el magisterio.

“En mi pueblo teníamos muchas limitaciones, esa situación me motivó a querer enseñar a otras personas a leer”.

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La mayor alegría Milagros Morales Carrillo Milagros Morales Carrillo descubrió desde niña que le apasionaba la enseñanza. Ella jugaba con sus primos menores y les enseñaba aquello que no habían aprendido bien en el colegio. Jugando a ser la maestra de sus primos es que decidió convertirse en docente y ya tiene 20 años de labor como profesora de educación inicial.

“Con los pequeños soy feliz, mi trabajo es mi mayor alegría”.

Amor por enseñar Claudette Rodríguez Criada por su abuela y tías, Claudette Rodríguez recuerda que colocaba a sus muñecas en fila, como si estuvieran en clase y dictaba una lección imaginaria en una pequeña pizarra que tenía. Estudió Inglés y al cumplir 18 años, luego de visitar a una amiga, se encontró con una religiosa que la conocía y la invitó a trabajar como profesora de Inglés. Gracias a la recomendación de esa religiosa, Claudette consiguió su primer trabajo y está enseñando desde hace 25 años.

“Amo mi trabajo y doy lo mejor que puedo por mis alumnos; pero aparte de trasmitirles mis conocimientos los aconsejo, los estimulo a alcanzar sus metas”.

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Agradecimiento a sus profesores Edith Mercedes Edith Mercedes debe su vocación docente a tres personas en particular. El primero de ellos es su tío, quien le enseñó a leer y a escribir. La segunda es Magda Huerta de Alba, quien con su ternura le inculcó el amor por la lectura. Y el tercero es Ricardo Dolorier Urbano, su profesor de Lengua I en la Universidad Enrique Guzmán y Valle. Estas tres personas fueron determinantes para que Edith aprendiera a valorar y fortalecer su vocación de maestra, a pesar de todas las dificultades.

“Aprendí a valorar a mis alumnos, a humanizarme y sensibilizarme. Me siento orgullosa de tener muchos alumnos que hoy están en la universidad o que han hecho su propia empresa”.

La mejor experiencia Rosa Lilia García Mori Rosa García Mori reforzó su vocación docente luego de recibir a un niño invidente en su aula de primer grado de primaria. Al principio tuvo mucho miedo pues temía no encontrar la forma adecuada de enseñarle, pero el deseo de superación de su estudiante y su compromiso con su aprendizaje fueron más poderosos que el miedo. La alegría en el rostro de su alumno fue la mayor motivación de Rosa para preparse y dar lo mejor de sí en cada clase.

“Esta, sin duda, es la mejor experiencia de mi vida y la comparto con ustedes pues estoy convencida de que no existen límites cuando alguien nos necesita”.

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Siempre una sonrisa amiga Joel Carranza Gracias al profesor Carlos Barboza Cubas, de la IE N.° 11011 Señor de los Milagros (JLO-Chiclayo), y a su entrega y dedicación para con sus estudiantes, es que Joel Carranza decidió convertirse en docente. Pese a las vicisitudes de la vida, Joel recuerda que su profesor siempre tenía una sonrisa amiga, algo que él ahora aplica con sus estudiantes en el colegio Alfredo Tejada de Moyobamba.

“En la mirada de cada uno de mis estudiantes veo el reflejo de cómo era mi admiración por mi profesor Carlos”.

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Liderar mentes Norka Montedoro Mendoza Norka Montedoro Mendoza descubrió su vocación cuando su madre, también maestra, le sugirió postular a una escuela normal. Durante 32 años de servicio docente, Norka ha seguido el ejemplo de su madre y nos cuenta que enseñar y promover la investigación en sus estudiantes son las razones de sentirse y ser maestra.

“Liderar mentes, transmitir no solo conocimientos, sino pasión por hacer lo que te gusta, liderar actitudes positivas, desarrollar la curiosidad, imaginación, creatividad y amor por la investigación, son mis razones para ser profesora”.

Enseñar con esmero y dedicación Jacqueline Llajaruna Castillo La vocación docente de Jacqueline Llajaruna Castillo surgió cuando veía a su padre, Oscar, ejercer su carrera con esmero y dedicación, con el único objetivo de dar lo mejor para sus estudiantes. Natural de Cajabamba, recuerda que su padre era tan dedicado que llevaba a sus alumnos a casa para enseñarles aquello que no habían comprendido en clase.

“Mi padre enseñaba a sus pequeños a vencer el miedo, tratándolos con mucho amor y empatía. Hoy, casi todos son profesionales y reconocen la trascendencia que tuvo en sus vidas”.

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Inspiración paternal Gabriela Román Ramírez Una tarde, Gabriela Román Ramírez vio cómo su padre consolaba a un niño. Se acercó y le preguntó quién era. Su padre le respondió que era un alumno suyo que tenía problemas en casa. Él era más que un maestro, era un amigo, compañero y guía para sus estudiantes. Ver cada día a su padre ir a la escuela con mucha alegría, inspiró en Gabriela la vocación de maestra.

“Mi padre fue mi inspiración para ser más que maestra, ser amiga de mis alumnos”.

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Educar es un reto máximo Marcos M. Coronado Marcos Coronado nació en el norte del Perú, en un contexto difícil. Comenta que estudiaba en una escuela con una inadecuada infraestructura educativa. En medio de ese panorama, su profesora irradiaba sabiduría para enseñar a sus estudiantes. El cariño y amor que mostró su maestra por la enseñanza fue la semilla para decidir convertirse en maestro.

“Cuando me gradué en Educación dejé la ciudad y regresé por cuatro años a la zona rural donde hace falta la educación, solo cumpliendo ello regresé a la ciudad. Educar es un reto máximo”.

Amor por sus estudiantes Gressia Valenzuela Gressia Valenzuela aprendió a leer gracias a su madre, maestra de vocación a quien, asegura, no le importaba caminar dos horas diarias para llegar a enseñar a su colegio y ser la alegría y esperanza de muchos niños con ganas de aprender y triunfar. Con el ejemplo de su madre, Gressia decidió convertirse en docente. Ahora enseña en un colegio de Huaraz y tiene 23 años ejerciendo la docencia.

“Al ver a mi madre planificar cada clase, revisar exámenes y pasar noches en vela buscando la manera de ser mejor para sus niños, descubrí el amor que el maestro le tiene a sus estudiantes”.

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Ser maestra es lo mejor Juana Elena Chiroque Ruiz Para enseñarle las tareas, la madre de Juana Chiroque Ruiz jugaba con ella y sus hermanos a la escuela. Ella interpretaba el papel de maestra y todas las noches les hacía dictado de palabras, caligrafía, contar los productos de la tienda que tenían en casa, y en ocasiones, les enseñaba a resolver problemas matemáticos simulando ser una cliente que iba a comprar a la tienda. Gracias a su madre, Juana descubrió que quería ser docente.

“Ser maestra es lo mejor que me ha pasado en la vida. Amo mi carrera y le doy gracias a Dios por permitirme ayudar a muchas personas”.

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Maestra por herencia y vocación Hilda Delicia Cabrejos Rodas Hilda Cabrejos Rodas es maestra por herencia, vocación y convicción. Desde su bisabuela hasta su madre y hermana son docentes. Su vocación nació siendo muy pequeña, cuando ayudaba a sus vecinos y primos a comprender las tareas que les dejaban en el colegio. Hilda asegura que siempre tuvo la certeza de que la docencia sería su verdadera vocación.

“Mi reto es que mis estudiantes logren aprender para desenvolverse con éxito en la vida. Ser maestra es mi don y por ello agradezco a Dios”.

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Educar con amor Liliana Beatriz Ortiz Ortiz Cuando le trajeron a su primer niño con necesidades educativas especiales, Liliana Ortiz recordó cuán difícil había sido para ella la escuela debido a su tartamudez, que no la dejaba expresar a los demás lo que pensaba. Por eso cuando más niños llegaron a su aula, le dieron una mirada diferente a su labor y fortalecieron su vocación docente. Ella los ayudó a insertarse en la escuela estableciendo un clima de respeto y amor mutuo para que se sientan uno más en clase; tal como su profesora de primaria lo hizo con ella cuando era estudiante.

“Encontré una nueva forma de renovar mi vocación docente viendo la inclusión como una oportunidad para aprender a responder a las diversas necesidades de mis niños cada día”. 22


Paciencia para enseñar Maritza Miranda Cárdenas Maritza Miranda Cárdenas recuerda que cuando ingresó a primaria lloraba mucho; había sido un choque muy fuerte para ella pues no había hecho previamente inicial. Sin embargo, relata que su maestra Enriqueta Marticorena de Muñoz tuvo tanta paciencia que permitió que su mamá se quedará con ella en el aula hasta que pudiera adaptarse. La paciencia de su maestra la animó a convertirse en docente y demostrar con sus estudiantes la misma dedicación.

“Cada año puedo plasmar toda la paciencia que tuvieron conmigo en cada angelito para que se adapte a la escuela bajo el lema: ‘Todo por amor, nada por la fuerza’”.

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Vencer los temores Dora Luz Vilela Loayza La experiencia que cambió la vida de Dora Luz Vilela Loayza, se dio cuando le propusieron ser maestra de un niño con habilidades diferentes. Durante muchos años pensó que la inclusión no era para los colegios de Educación Básica Regular. Sin embargo, el amor y cariño por su profesión vencieron sus temores iniciales y logró que su estudiante fortaleciera sus aprendizajes. Gracias a esta experiencia, ahora ha ayudado a más niños y niñas con habilidades diferentes a superar las dificultades y alcanzar sus metas; el trabajo con ellos ha fortalecido su vocación docente.

“La comunidad educativa ha cambiado y acepta la inclusión como un derecho que todo niño tiene, porque todos somos iguales. Mi experiencia simplemente la resumo en que viví un reto de amor”. 24


El buen ejemplo Ana Cerna Merino Ana Cerna Merino sintió su vocación desde los cinco años, cuando jugaba a ser maestra con sus amigas. El ejemplo de su madre, maestra jubilada, le sirvió de inspiración para ingresar al Pedagógico de Chimbote en la especialidad de Educación Inicial. Ahora se siente orgullosa de su decisión y se esmera cada día en las actividades que realiza con sus niños.

“Todos los días me saludan con abrazos y besos, palabras tiernas y mucho amor. Me encanta cuando participan con espontaneidad, preguntando y exponiendo sus inquietudes, necesidades e intereses”.

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Agradecimientos Agradecemos a todos los docentes que se sumaron a la campaĂąa escribiendo su historia y/o alentando a otros colegas o familiares a contar la suya. Recibimos cientos de historias llenas de dedicaciĂłn y compromiso con la carrera docente, que nos llenan de optimismo.

Gracias maestros y maestras por su colaboraciĂłn.

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