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El misterio de Su voluntad Apóstol Sergio Enríquez O.

Guatemala, 01 de abril del Año de la Abundancia

El Apóstol Pablo nos deja ver en sus epístolas que él fue escogido desde antes de la fundación del mundo para edificar el cuerpo místico de Cristo, y que fue por la voluntad de Dios y no así por la de los hombres, conforme leemos en Ef 1:1-5 LBLA. El perito arquitecto de la Iglesia también nos habla en sus epístolas de cosas celestiales y las vincula con cosas espirituales, porque dice que el Señor nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Además enfatiza que el Señor nos escogió desde antes de la fundación del mundo; lo que nos confirma que no somos producto de un error, sino que ya existía un plan eterno para que nosotros fuéramos sin mancha delante de Él. Dios nos escogió para que seamos santos y sin mancha, y si aún no hemos logrado llegar a la estatura del varón perfecto, seguramente algo hará con nosotros para llevarnos a la purificación plena; aunque esto signifique que tengamos que soportar el calor del horno de fuego siete veces calentado, pues el que inició la buena obra en nosotros, de cierto la terminará. La Biblia también nos hacer ver en Ef 1:6-11 LBLA que somos receptores de la abundancia, de la bendición, la sabiduría y el discernimiento de Dios; todo esto porque es Su voluntad el que así sea. Entonces, a través de estos pasajes vemos que la voluntad de Dios es un misterio; el cual incluye el que seamos santificados y que nos aparemos de fornicación. La Biblia describe claramente que existen cosas que le son ocultas a la mayoría de la gente, sin embargo, a nosotros nos fueron reveladas por Su misericordia, y esto es parte de la abundancia que Él derrama sobre nuestra vida. Es necesario resaltar que el Señor enseño a Sus discípulos a orar pidiendo que se hiciera la voluntad de Dios, conforme leemos en Mt 6:9-13 LBLA. Lamentablemente, hoy día se ha tomado esta oración como una penitencia, castigo o sentencia, establecida por algunas religiones; pero esta oración no cualquiera la puede hacer, porque para iniciar, la expresión sólo puede venir de un hijo, debido a que inicia diciendo “Padre”, y eso solo se lo decimos a nuestro Padre. Es importante que oremos solicitando del Señor su ayuda para conocer y entender cuál es Su perfecta voluntad y caminar en pos de ella, lo cual forma parte de la muerte a nuestro “yo’. El ejemplo máximo para ello lo dio el mismo Jesús, cuando en oración le pide al Padre que aparte de Él la copa, sin embargo, se sometió a lo que Dios Padre ya había determinado para Él, tal como vemos en Lc 22:42 LBLA. Esto es un misterio, porque puede ser que aunque andemos en los caminos de la voluntad de Dios, dudemos de ello cuando empiece a venir la escasez y la prueba a nuestra vida. Mas debemos tener presente siempre que los planes del Señor son de hacernos el bien y sobre nosotros está Su promesa, por tanto, en los momentos críticos de nuestra vida, no perdamos la fe y confiemos plenamente en el Señor; permitamos que Su voluntad sea la que gobierne en nosotros para que así obtengamos la victoria sobre toda situación adversa. La voluntad de Dios implica el que presentemos nuestro cuerpo como un sacrificio vivo y santo delante de Dios; que no dejemos de congregarnos como muchos tienen por costumbre (Rom 12:1-2) sino que seamos definidos y firmes en nuestro caminar. Igualmente, es necesario que nos guardemos para no ser contaminados con el estilo de vida que este mundo ofrece, y que renovemos nuestra mente día a día; esto con el propósito de que verifiquemos cuál es Su voluntad para nuestra vida. Analicemos si nuestro comportamiento está siendo regido por Su voluntad, aunque Su voluntad sea un misterio que debamos buscar. El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre, y esto nos convertirá en Sus hijos, 1Jn 2:17 LBLA. Expresa el verso de Mt 12:50 LBLA que el que hace la voluntad del Padre es el que permanece para siempre, y estos son los hijos, hermanos y madre de Cristo. Y en Mt 7:21 LBLA expone que no todos los que dicen “Señor, Señor”, entrarán en el reino, sino los que hacen la voluntad del Padre. Entonces conocer Su voluntad es un misterio y una vez que lo logremos conocer habremos encontrado como ser santos delante de Él. Debemos conocer la voluntad de Dios para nuestra vida y aplicarla, sin embargo, cuando conocemos la voluntad individual de Dios es complicado, pero la debemos asumir sin titubear porque se trata de un llamado que Él ha hecho para alcanzar la santidad y esto a su vez será de bendición para otros. Pidámosle a Dios el conocimiento de Su voluntad para nuestra vida y vayamos en pos de eso rindiendo nuestra propia voluntad por medio de la motivación del Espíritu de Dios. Dejémonos llevar para que Él obre en nosotros. Redactado por: Hna. María Eugenia Torres

1 Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.

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