El misterio del sinergismo, parte II Apóstol Sergio Enríquez O.
Sexto servicio – Santa Cena
Guatemala, 03 de abril del Año de la Abundancia
Es necesario que las verdades bíblicas sean entendidas por medio de la fe, pidiéndole al Espíritu Santo que descienda sobre nosotros un espíritu de revelación. Una de estas verdades es la ministración de la Santa Cena, en la que encontramos un sinergismo, que es una palabra que viene del griego sunergos y que se traduce colaborador o compañero, pero cuando comprendemos la plenitud de su significado nos lleva a considerar la unidad como meta, porque la Biblia dice que donde hay unidad, allí envía el Señor salvación y vida eterna (Sal 133:3). Es una potencialización entre dos fuerzas que por sí solas, aunque fuertes, no alcanzan su plenitud sin contar con la otra. Hemos visto varios ejemplos de sinergismo en la Escritura: En la humanidad (hombre y hembra), ya que Dios dijo: "no es bueno que el hombre este solo”, porque no le halló una ayuda idónea en la creación que fuera su complemento; sin embargo la humanidad se ha enfrascado en una lucha de géneros, que busca menospreciar al hombre. Esto es importante a la hora de formar un nuevo hogar, porque si se hace una mala elección puede ser que no se alcance el sinergismo en el matrimonio entre los cónyuges, causando división en el hogar, y que puede llegar a afectar a los hijos. También vemos un sinergismo en la ingesta de comida y bebida, porque son acciones que en lo natural van unidas para alcanzar todos los beneficios de ambos elementos. Otro ejemplo lo podemos ver en la guerra, porque uno hace huir a mil y dos a diez mil. También observamos el sinergismo en lo espiritual bueno, entre el pan y el vino que trae sobre nuestra vida lo celestial, aunque no lo comprendamos con nuestra mente, ambos elementos se potencializan entre sí. Uno de los ejemplos más asombrosos que encontramos en la Biblia fue el de Elías que, por la condición de depresión en la que estaba, deseaba morir (1Re 19:3-8). La depresión es sin duda una doncella de la muerte que nos quiere alcanzar, de tal forma que las amenazas contra nuestra vida o la de los nuestros, pueden hacernos dudar. Si hemos experimentado depresión, deseos de muerte, tristeza o miedo al futuro, es porque hemos sido atacados por una doncella de la muerte, pero cuando el Señor nos ve en ese estado nos envía el sinergismo de la ingesta de la vida, por medio del pan y el vino, para que a la manera de Elías, al ser alimentado dos veces por la comida del cielo, le fue dicho que le restaba mucho camino por recorrer, es decir que, sea cuál sea la circunstancia que estamos atravesando, no debemos tener miedo porque los planes de Dios para nosotros son de bienestar y debemos tener la seguridad de que nada nos puede suceder sin el permiso de Dios. Elías, al comer la comida del cielo, tomó fuerzas para soportar un ayuno de 40 días en los que corrió sin descansar. Elías no fue destruido porque cuando fue atacado por Jezabel, figura de la maldad, ésta no se encontraba haciendo sinergismo con la iniquidad. Sin embargo, cuando el espíritu jezabelico atacó a Juan el Bautista, sí fue derrotado porque lo atacaron las dos potestades, representadas en Herodías y Salomé. Esto nos habla de un sinergismo en lo espiritual malo, que lo encontramos en Pr 4:17 LBLA, entre el pan de maldad (resha) y el vino de violencia (chamac), de tal forma que si destruimos uno de estos dos, dejaremos a Jezabel sin poder para destruirnos. Debemos destruir este sinergismo negativo para que en nosotros pueda actuar el sinergismo que se encuentra escondido en la Santa Cena. Es por esta causa que el Señor dice en las Escrituras que debemos celebrar nuestra pascua sin la levadura de maldad (1Co 5:8). Es de suma importancia que discernamos este sinergismo negativo y sus componentes. En el pasaje de Gn 16:5 LBLA encontramos que Sarai se queja con Abraham porque su sierva le hacía un agravio (chamac) al despreciarla por no tener hijos. Puede ser que estemos haciendo violencia en nuestro hogar a nuestro cónyuge solo con despreciarlo o despreciarla. Todos hemos sido despreciados en alguna forma, ya sea de forma individual o grupal, pero para romper con este sinergismo debemos saber que en Cristo fuimos sustituidos en todo y fue despreciado y desechado (Is 53:3), para sustituirnos en ese tipo de violencia que nos quieren hacer. El Señor nos aprecia y dice de nosotros, Su amada, que somos imponentes como ejércitos en orden (Cnt 6:10), también dice: “toda tu eres hermosa, amada mía y no hay defecto en ti” (Cnt 4:7). Si otros nos han despreciado debemos saber que somos amados por Aquel del que la misma Biblia dice que es el más hermoso de los hijos de los hombres (Sal 45:2), y si otros nos han despreciado haciéndonos sentir que no servimos, debemos saber que para el Señor somos útiles y también amarnos a nosotros mismos, con la convicción de que en el Señor vienen buenos tiempos para nuestra vida.
Redactado por: Hna. Nancy de Ávila
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