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Lavados por Su palabra Apóstol Sergio Enríquez O.

Estudio de Pastores

Guatemala, 07 de abril del Año de la Abundancia

En algún momento dado a todos nosotros nos va a tocar presentarnos delante del Señor y es nuestro deber procurar con diligencia, presentarnos a Dios aprobados, como obreros que no tienen de qué avergonzarse y que manejan con precisión la palabra de verdad, 2Ti 2:15 LBA. Por eso, tenemos que examinarnos constantemente y cuidarnos de estar ejerciendo nuestro ministerio como Dios nos ordenó, pues no podemos edificar la iglesia a nuestro gusto o según lo que nosotros consideremos que sea necesario, sino que tenemos que preguntarle a Dios qué es lo que Él desea que nosotros hagamos. Conforme a esto, lo primero que nosotros debemos hacer es despojarnos de nosotros mismos; es decir, despojarnos de lo que nosotros queremos o creemos para que así podamos ejercer nuestro llamado conforme a la voluntad de Dios y no la voluntad propia. Para poder manejar la palabra de verdad es necesario que seamos siervos veraces, que no solo decimos la verdad sino que la aplicamos porque hemos comprobado su autenticidad. En otras palabras, no se trata de solo predicar cosas que son genuinas, sino que debemos ser siervos genuinos que constantemente buscan intimidad con el Rey para así obtener una llenura plena de la verdad. Un punto muy delicado a mencionar, es que una palabra de verdad no puede ser dada por una persona mentirosa, por eso la importancia de ser siervos veraces, para que así podamos transmitir palabras verdaderas y no mentiras que lleven al pueblo a la perdición. Ahora bien, debido a que Dios nos hizo nacer por la Palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas, tal como leemos en Stg 1:18 LBA, entonces es menester que nosotros sepamos con claridad qué es lo que Dios quiere que ejerzamos en la iglesia. Notemos que este versículo dice “nos hizo nacer”, lo cual quiere decir que una de las cosas que nosotros tenemos que hacer -como ministros escogidos por Dios-, es reengendrar a la iglesia a través de la palabra de verdad que el Señor nos revelará por medio de las Escrituras. También es importante el que no demos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; antes bien, recomendémonos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y siniestra, conforme a lo escrito en 2Co 6:3-7 LBA. Esto es algo muy importante pues de nada nos sirve tener una congregación llena a capacidad pero que todos los miembros estén llenos de costumbres paganas; más bien, debemos buscar que ellos, a través de esta palabra de verdad, puedan aceptar a Cristo, nacer de nuevo, sean ministrados y, consecuentemente, nos reconozcan como padres espirituales. Cuando nosotros hacemos esto, estamos equipándolos para que sean parte de la iglesia novia de Cristo. Pero, cabe mencionar que es el Señor quien va a traer a Sus ovejas de vuelta al redil. Nosotros no podemos pactar con hijos de extranjeros; es decir, no podemos robar ovejas de otras congregaciones pues esto viene a ser una costumbre filistea, según leemos en Is 2:6 NRVP 1602. Esto hace que la infraestructura ministerial se perjudique pues no puede haber un pueblo integro si primeramente los ministros no lo son. El actuar de esta manera no nos hace hombres genuinos que practican la verdad. En relación al engendramiento de hijos fieles, la Biblia también nos muestra en Ef 1:12 BSA que tras haber oído la palabra de la verdad, la buena nueva de nuestra salvación; después de haber creído, fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa. Esto nos muestra que la palabra de la verdad es la que nos da la salvación, pero si no hay verdad, no tenemos engendramiento de hijos fieles, y esto nos lleva a tener una iglesia pusilánime. No obstante, si predicamos la verdad y somos ministros genuinos podremos bendecir al pueblo y Jehová enviará salvación y vida eterna por medio de Su Espíritu. Un punto interesante a desarrollar, es que en Jn 6:68 TKI, Pedro le preguntó al Señor a quien iba a ir si solo Él tenía palabras de vida eterna, y no es lo mismo tener palabras de vida, la cual vemos descrita en Fil 2:16 LBA, a tener palabras de vida eterna; como tampoco es lo mismo decir “palabras de vida eterna” que decir “palabras de vida eterna permanente”, pues cada cual viene a ser tres estadios distintos: vida, vida eterna y vida eterna permanente. Entonces, aquí notamos que hay diferentes tipos de palabras. Está la palabra de verdad, la palabra de vida y la palabra de vida eterna. Por otro lado, en Hch 13:26 LBA se nos muestra que también existe la palabra de salvación, mientras que en Ro 10:8 LBA está la palabra de fe, en 1Co 1:18 LBA vemos la palabra de la cruz, en 2Co 5:19 LBA la palabra de la reconciliación, en Gal 3:18 RNV la palabra de la promesa, en Ef 5:26 LBA se puede purificar por el lavamiento del agua con la palabra, en He 1:3 LBA se nos muestra la palabra de Su poder, en He 4:2 BTX vemos la palabra de la predicación, en He 5:13 LBA está la palabra de justicia, mientras que en He 12:5 BLA está la palabra de consuelo; palabra de exhortación en He 13:22 LBA, la palabra de orden en 2Jn 1:6 ECR, la palabra de la perseverancia en Ap 3:10 LBA; la palabra de su testimonio descrita en Ap 12:11 LBA, la palabra de sabiduría y conocimiento de la cual se nos habla en 1Co 12:8 LBA; mientras que en Hch 14:3 LBA y Hch 20:32 LBA vemos que también se habla de la palabra de Su gracia, que es poderosa para edificarnos y darnos la herencia entre todos los santificados. Interesantemente, en estos versículos el Apóstol Pablo se estaba despidiendo de la región en la que se encontraba. Él les dice que ya no lo iban a volver a ver pero él seguiría siendo su autoridad y cobertura. Ellos fueron humildes para reconocer a Pablo como su cobertura, aun sabiendo que él no estaría allí presente con ellos. Esto nos muestra que una persona que no se quiere someter a una cubertura espiritual, es porque tiene dureza de corazón y altivez. En resumen, cada ministerio tiene que ser especialistas en alguna de estas cinco facetas de la cual se desprenden las demás. Conforme nosotros nos vamos llenando de cada una de las palabras, podremos transmitirlas a las ovejas y reengendrarlos conforme a la voluntad de Dios. Redactado por: Hna. Valerie Ortiz

1 Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.

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