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Crisis En Familia Ayuda de Anciano Ariel Rivera Guatemala, 11 de abril del Año De La Abundancia

En temas anteriores hemos escrudiñado sobre la maldad y que ésta trata de hacer residencia en nuestros hogares, según el versículo de Salmos 84:10 RV95. La maldad es una entidad que busca todo lo malo. En algunos momentos es posible que podamos dejar entrar a esta entidad en nuestros hogares por la falta de conocimiento y discernimiento de las situaciones que se están moviendo a nuestro alrededor. Ahora bien, dice la Palabra que somos los porteros de nuestra casa, el mismo versículo en la versión DHH C2002, lo dice ‘prefiero ser portero en el templo de mi Dios’. Un portero es el encargado de abrir y cierra las puertas de un lugar, en la casa lo somos por delegación, es decir, de acuerdo a nuestro papel en la familia, los varones siendo los sacerdotes de la casa, tenemos la autoridad para permitir que entren o no entren. Podemos ver en 1 Corintios 3:16-17 LBLA que todos somos templo del Espíritu de Dios, por lo cual la maldad también quiere entrar en este templo y habitar en él. Debemos preguntarnos entonces quién habita en la intimidad de nuestra casa, si es el Espíritu de Dios o si es la maldad que está tratando de habitar en ella. Para no ser destruidos debemos permanecer en el Señor y Él permanecerá en nosotros, por ello necesitamos tener cuidado de no dejar entrar en nuestros hogares a quien quiera enseñarnos doctrinas diferentes a las que hemos aprendido, según 2 Juan 1:10 CAS. Depende de nosotros dejar entrar a nuestra casa costumbres que nos pueden llevar a una doctrina diferente, ya que la doctrina es una forma de vida. Recordemos que nadie se salva por doctrina, pero si puede llegar a perderse por una mala doctrina. El pasaje de Salmos 84:10 TNM habla de la iniquidad como una entidad engañosa que se manifiesta, como lo dice Juan 10:10 LBLA, para matar, robar y destruir. De tal manera que nuestra tarea es poder identificar cuando el enemigo quiere robar porque es precisamente una manifestación de la maldad. Cuando quiere matar, pues lo hace la muerte; y cuando quiere destruir, que lo hace la iniquidad. Consideremos entonces que cuando pecamos, somos separados del Señor, lo cual nos provoca la muerte, ahora bien, se llega a la destrucción por la práctica constante del pecado, es decir, la iniquidad. ¿Cómo podríamos dejar entrar esta entidad a nuestra casa?, según Zacarías 5:11 TLA, es construyendo un templo y edificando un altar para la maldad, esto es cuando dejamos entrar lo malo a nuestro hogar, esta entidad busca la intimidad y trata de establecerse dentro de ella, imitando la forma en que alabamos al Señor. Esta entidad pretende establecer su trono en nuestro hogar, según lo dice Salmos 94:20 OSO. Aún sabiendo que somos templo del Espíritu Santo, le podemos dar permiso a cosas malas; cuando no alabamos a Dios, no lo exaltamos, ni lo adoramos, esto atrae el trono de la iniquidad porque de alguna forma podemos decir que si no estamos en lo bueno, estamos en lo malo, no podemos ser neutrales. Ahora bien, ¿cómo podemos alabar a una entidad de maldad?, la alabanza empieza con un elogio a una persona o un edificio; para evitar esto, debemos levantar un trono al Señor según Salmos 22:3 PDT con nuestra alabanza, esto significa que nuestras actitudes contrarias a lo que Dios quiere, son alabanza a la maldad. Esta entidad puede entrar a una casa por medio de una Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.

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persona, cuando es manipulada por un demonio. De igual manera con nosotros como siervos de Dios, al entrar a una casa podemos hacer cambiar los ambientes, si estamos bajo autoridad, declaramos paz en esa casa y la paz quedará ahí. Ahora bien, cuando la maldad y la iniquidad cayeron, les fue retirada su esencia, pero no su divinidad, por lo cual se deleitan en la alabanza y la adoración y buscan incansablemente que se practique el pecado, para poder llegar a destruir. Una crisis, según la enciclopedia Encarta, es un cambio brusco en el curso de una enfermedad, un momento decisivo, un juicio que se hace de algo, escasez, carestía, o una situación complicada. En el pasaje de 2 Corintios 5:10 BPD se nos explica que hay una decisión que se toma en un tribunal, de acuerdo a nuestras acciones en esta tierra, habrá condenación si nuestras acciones han sido malas, según lo dice Juan 3:19 NT AF. La causa o decisión de la condenación es que habiendo venido la luz sobre nosotros, no la aprovechamos, pero mientras más luz tengamos, no habrá condenación para nosotros. En el pasaje de Proverbios 1:27 -28 LBLA, nos dice la Palabra que habrá un período de tribulación sobre la tierra donde no podremos encontrar al Señor, pero, para aquellos que tengan la luz de Cristo, encontramos la gracia del Señor y seremos llevados con Él para no pasar por la tribulación. Un ejemplo de crisis en familia fue la de Josué, según Josué 24:15-16 BLS, Josué le dijo al pueblo que eligieran a quién iban a dedicar su vida, él y su familia eligieron servir al Señor. En nuestra vida diaria debemos estar constantemente huyendo del pecado, porque heredamos la vana manera de vivir de nuestros padres (1 Pedro 1:18 LBLA), sin embargo, el servicio es como un vallado o un muro de contención para protección de la familia, pues nos define y dejamos de servirle a otros dioses. Para evitar esto, debemos exponernos a la luz (Juan 3:20-21 LBLA), y se manifestará la verdad. Tampoco debemos dar paso a la seducción de los pecadores (Proverbios 1:10 LBLA), porque buscan descarriarnos y sacarnos de la casa del Señor. En Proverbios 1:1316 LBLA la Palabra nos indica que debemos decirle no a la maldad en nuestras casas. El llamado de Dios es que nos volvamos al Él y practiquemos la verdad, según Proverbios 1:23 LBLA. Él ofrece derramar Su Espíritu sobre nosotros y nuestra casa, y a través de Él podremos discernir para no dejar que la maldad entre en nuestros hogares. Debemos estar confiados en el Señor y debemos hacer un juicio propio para tomar la decisión, de qué dejamos entrar a nuestras casas (1 Pedro 4:17 LBLA); sin retroceder (Hebreos 10:39 LBLA), debemos dejar entrar la gloria de Dios, Su luz, para poder mostrarla a los demás. Seremos de los que deciden “yo y mi casa serviremos al Señor”. Hay un fundamento firme, y el Señor conoce a los que son suyos, según 2 Timoteo 2:19 LBLA y todo aquel que menciona ser hijo de Dios, la maldad y la iniquidad se apartarán de él porque vive esforzando buscando la santidad de Dios.

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