La Restauración De La Relación Entre Hermanos Apóstol Sergio G. Enríquez O. Guatemala, 25 de abril del Año De La Abundancia
Empezaremos recordando que en noviembre de 1978, hace aproximadamente 38 años, hubo una noticia que sacudió el mundo; acontecía que Jim Jones, un pastor norteamericano que se graduó en una de las universidades de los Estados Unidos de América; adoctrinó incorrectamente a sus seguidores, empezó con herejías y convenció por lo menos a 1000 personas a que se fueran a la Guyana Francesa para establecer un supuesto reino de Dios en la Tierra; el control total sobre aquel grupo lo ejerció aquel lugar. El argumento que utilizó para convencerlos de partir y abandonar a su familia, fue decirles que sobre el mundo se sobrevenía una destrucción y para evitar que esta los alcanzara, debían salir del país; incluso debían rechazar a sus familiares que pensaran distinto a ellos. Con esto vemos que una de las argucias que utilizó el enemigo para que esa herejía fructificara, fue desprender a cada uno de sus seguidores, de sus familias biológicas. Debido a éste fenómeno, se inició el estudio de los cultos celebrados por las sectas, encontrándose que uno de los factores que las caracteriza es que trabajan en desasociar a las familias; no obstante la Biblia dice de la Iglesia verdadera trata de fortalecer los lazos familiares; y sirve como ejemplo de la relación a futuro entre Dios y Su creación. Empecemos entonces viendo la primera cita que nos servirá como base para el desarrollo del estudio familiar de esta oportunidad: Efesios 5:31-32 (LBA) POR ESTO EL HOMBRE DEJARÁ A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE 32 UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. El apóstol Pablo se expresó como dice el versículo anterior, para darnos a entender por medio de la figura matrimonial de la Tierra, una de las relaciones que podemos tener con Dios. La relación con nuestros padres, hermanos, esposa e hijos, antes de la venida del Señor, tiene que estar resuelta de cualquier situación que se encuentre pendiente, es decir, no podemos estar varados en un conflicto familiar porque esto será muy determinante en nuestro protagonismo en las bodas del Cordero. No podemos decir que tenemos una buena relación con Dios, si no hacemos un esfuerzo de mantener una buena relación con nuestro cónyuge. Si hacemos una línea de tiempo, diríamos que en un extremo está la venida del Señor, y un poco antes está la restauración de los cónyuges, pero antes de esto se dará una restauración de los hijos hacia los padres, y previo, se tiene que dar una restauración de padres hacia los hijos, y enseguida de estas tres restauraciones se tiene que manifestar una restauración de hermanos, por eso es que la Biblia en el capítulo 4 del libro del Cantar de los Cantares, se refiere a la amada como “hermana mía, esposa mía”. Con esto podemos pensar entonces que uno de los amores más difíciles que existe es el amor entre hermanos, el siguiente es el amor entre hijos a padres, luego el de padre a hijos, enseguida el de cónyuges; de tal forma que si arreglamos la relación con nuestros hermanos, todo lo demás será posible de resolver.
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La Restauración De La Relación Entre Hermanos Apóstol Sergio G. Enríquez O. Guatemala, 25 de abril del Año De La Abundancia
En el primero de los capítulos del libro de Job, vemos la relación que él tiene con sus hijos, porque todos los días ofrecía sacrificios para el Señor por si alguno de ellos pecaba, sin embargo, los hijos no tenían buena relación con él. Por otra parte, vemos que Job y la esposa tuvieron una buena relación, hasta que él perdió toda su fortuna, y aunque en el transcurso de la narrativa no menciona a sus hermanos, en el capítulo 42 dice que Job se reúne con sus hermanos y sus hermanas, es decir, una vez que atravesó la tribulación, le fueron devueltos sus hermanos. Eso nos enseña a que Dios nos llama a resolver los asuntos que tenemos pendientes en la vida, y dice la Palabra que: “en lo que dependa de nosotros, estemos en paz con todos” (Romanos 12:18). Con todo esto se nos da a entender que la restauración entre hermanos, de padres a hijos, de hijos a padres y de los cónyuge; está anunciando la pronta aparición del Señor. Veamos algunos de los casos que la Biblia muestra de conflicto entre hermanos: Caín y Abel: Veamos a estos hermanos como una figura del final de los tiempos, debido a que todos los principios se parecen a los finales y los finales a los principios, de tal forma que el primer homicidio cometido en la historia de la humanidad fue el que sucedió entre hermanos, por esto mismo entendemos que el último acontecimiento será un homicidio entre hermanos. La Palabra dice que luego de cometido el homicidio, el Señor le preguntó a Caín por su hermano y en respuesta fue que él no era guarda de su hermano. No obstante la respuesta rebelde de Caín, como hermanos en Cristo sí es necesario que nos constituyamos guardianes de nuestros hermanos y provoquemos que se congreguen y continúen perseverando en la búsqueda de Dios; esto es en el ámbito espiritual, pero también es necesario que velemos por nuestros hermanos biológicos, evangelizarlos para que acepten al Señor Jesucristo como su salvador, a fin de encaminarlos rumbo al cielo. Génesis 33:1-3 (LBA) Y alzando Jacob los ojos miró, y he aquí, Esaú venía y cuatrocientos 2 hombres con él. Entonces dividió a los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas. Y puso a las siervas con sus hijos delante, y a Lea con sus hijos después, y a Raquel con José en último lugar; 3 y él se les adelantó, y se inclinó hasta el suelo siete veces hasta que llegó cerca de su hermano. Jacob y Esaú: Es otro ejemplo del conflicto entre hermanos. Seguramente si vemos que nuestro hermano gemelo tiene hambre, le daremos de comer, porque incluso a nuestro enemigo Dios nos instruye a darle de comer y beber. Esaú estaba molesto por la progenitura y la bendición que Jacob le había arrebatado, y por otra parte, Jacob necesitaba alejarse de su familia política porque estaba enojado con Labán por el engaño del que fue víctima; de esta manera el reencuentro con su hermano se acercaba, y fue esta la oportunidad de reconciliarse con él. Para propiciar un buen ambiente, Jacob inició el proceso enviándole tres regalos continuos, y esto seguramente ablandó el corazón de Esaú, además, cuando se encontraron con su hermano, Jacob se inclinó 7 veces mostrándole humildad; con todo esto el Seños nos está dando a entender que cuando estamos buscando la Este estudio puede imprimirse y reproducirse por cualquier medio siempre y cuando se cite la fuente de donde se obtuvo.
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reconciliación, no le tenemos que atribuir la culpa a nadie, sino humillarnos y agradar para que el clima del perdón se dé entre los hermanos. Vemos que es fácil podernos humillar ante el que consideramos más grande, pero cuando nos encontramos en el mismo nivel, como sucede en la relación de hermanos, decirles “mi señor” como lo hizo Jacob, es muy difícil, pero solo así se logró la reconciliación. Lo primero que tenemos que arreglar en nuestra familia es la relación entre los que consideramos menores o igual a nosotros. Si nuestros padres necesitan que los ayudemos, hagámoslo, pero lo mismo tenemos que hacer con nuestros hermanos. Raquel y Lea: Otro conflicto que vemos en la Biblia, es el de Raquel y Lea, quienes peleaban por el afecto de Jacob. José y sus hermanos: Nos encontramos con el problema que existía entre José y sus hermanos. En medio de este conflicto, vemos unidad fraternal porque había 10 hermanos que estaban unidos para ir en contra de José y confabular en contra de él. Es lamentable que hoy, en pleno siglo XXI aun siga viéndose lo mismo y a veces peores cosas entre hermanos; no solamente biológicos, sino también en Cristo. Por eso hoy es necesario que haya reconciliación entre hermanos. Al final, la Palabra nos muestra que José se reconcilió con su hermano, pero antes de eso tuvo que pasar por varias pruebas y cuando parecía que todo había terminado y José estaba en eminencia; sobrevino una gran dificultad en todo el mundo debido a que existía una gran hambruna, y aunque José hizo sufrir a sus hermanos, también los perdonó, y su padre pudo morir tranquilo. Algunos amamos a nuestros padres, pero no así a nuestros hermanos biológicos, una situación que no debe ser así en el hogar de nuestros padres, pues cuando partan de este mundo, deben ir tranquilos que no dejan problemas pendientes de resolver. Si recuperamos la buena relación con nuestros hermanos, estaremos apresurando la venida del Hijo de Dios porque es una de las señales que habrían de manifestarse. Moisés y sus hermanos: Tanto Arón y María actuaron mal en contra de Moisés, y si Moisés hubiera obrado mal también, María nunca habría sido sanada de la lepra, es más, Moisés intercedió por ellos ante el Señor para que ella sanara, pese a que María habló mal de él. David y sus hermanos: El problema no lo tenía David con sus padres, sino con hermanos que lo menospreciaban, porque lo trataban como un pastor de ovejas y no como alguien de la familia debido a que no lo amaban. La reconciliación se dio cuando David era perseguido por Saúl, porque sus hermanos lo siguieron hasta la cueva de Adulam donde se reunieron, pero esto sucedió en medio de un problema; aunque el elemento básico aquí fue la humildad de David, como hoy la debe haber en nuestro corazón para poder perdonar a los hermanos que nos hayan hecho algún daño.
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Es necesario que analicemos primero cómo está la relación con nuestro cónyuge, luego como está la relación con nuestros hijos, después de los hijos vienen los padres, y para concluir; necesitamos analizar cómo está la relación con nuestros hermanos, tanto biológicos como espirituales, porque ninguna de éstas relaciones deben dejar de ser atendidas. Bendigamos a nuestros hermanos, pero empecemos por los biológicos, por los que tenemos cerca más constantemente que los hermanos en Cristo, y aunque sepamos que hacen el mal, no nos hagamos a ellos, sino que provoquemos que ellos se hagan a nosotros hasta que lleguen a los pies del Señor, de tal manera que nos constituyamos una antorcha en medio de la oscuridad para nuestros hermanos biológicos. En nuestra familia debe existir unidad, y que la obra del Señor se cumpla en nosotros en el nombre de Jesús.
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