“Mi hijo esta triste… ya no ríe como antes”. LA TRISTEZA (DEPRESIÓN) EN LOS NIÑOS
Describiendo a la depresión infantil. ¿Cómo detectar la depresión infantil? Atentos a la depresión “enmascarada”!
¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN INFANTIL?
La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza mayor en intensidad y duración que ocurre en un niño. Se habla de depresión mayor, cuando los síntomas son mayores de 2 semanas, y de trastorno distímico, cuando estos síntomas pasan de un mes. Los síntomas característicos y criterios de la depresión infantil aceptados por la mayoría de los expertos son: tristeza, irritabilidad, anhedonia (pérdida del placer), llanto fácil, falta del sentido del humor, sentimiento de no ser querido, baja autoestima, aislamiento social, cambios en el sueño, cambios de apetito y peso, hiperactividad, disforia e ideación suicida. Siendo los síntomas más habituales:
Irritabilidad Tristeza Disminución del interés por actividades Aislamiento social Autoestima baja
¿CÓMO DETECTAR LA DEPRESIÓN INFANTIL?
Es frecuente que los niños se sienten tristes, irritables o cansados. Por ello, es necesario diferenciar la tristeza normal de un niño del estado de ánimo triste como síntoma de depresión, así como saber diferenciar las pocas ganas de comer con la pérdida de apetito como síntoma depresivo. Para diferenciar lo "normal" del "síntoma" de depresión hay tres parámetros que nos ayudan a ello y que serían la frecuencia, intensidad y duración de estos comportamientos. Así, la tristeza "normal" se convierte en síntoma de depresión cuando dicha tristeza es tan intensa que le hace llorar, apareciendo con mucha frecuencia y durante mucho tiempo, por ejemplo, casi cada día durante al menos dos semanas. El grado de interferencia que producen los supuestos síntomas en la vida diaria del niño también nos ayuda a establecer la distinción entre los “síntomas” depresivos y los comportamientos más o menos “normales” y pasajeros. En la medida en que la tristeza, la irritabilidad o el desinterés interfieran con la actividad escolar o social del niño, es probable que nos encontremos ante un problema depresivo.
La valoración de los síntomas en relación a los niveles previos y al funcionamiento habitual del niño constituye otro elemento clave para la detección de la depresión infantil. Así, el no mostrar interés por jugar al fútbol con los compañeros de clase, no sería un síntoma de la depresión cuando el niño nunca ha mostraba interés por esta actividad. En la depresión infantil es importante tener en cuenta que: Los síntomas clave son la pérdida de interés en cosas que anteriormente el niño encontraba placenteras y la tristeza. La tristeza puede aparecer enmascarada y aparecer como sentimientos de irritabilidad o enfado en forma de explosiones de genio ante sucesos triviales, insultos, peleas, y el derrumbarse por nimiedades.
Los síntomas y su expresión varían con la edad.
A continuación os señaló las principales características de la depresión infantil según los grupos de edad (Méndez, 1998):
MENORES DE 6 AÑOS
Irritabilidad y tristeza Menos juego con amigos Problemas con las comidas, pérdida de apetito, no ganancia de peso, pérdida de peso, engullir Pesadillas, terrores nocturnos, resistencia a irse a la cama, insomnio intermedio Menos actividad física "Tonto", preocupación por el castigo, preocupación por el fracaso Autoagresiones en la cabeza, arañazos, tragarse objetos, mayor riesgo de lesiones
6-12 AÑOS
Tristeza Aburrimiento Hipomotilidad, agitación Baja autoestima, autodesprecio, autoagresividad, autocrítica, sentimientos de culpa Problemas atencionales Ideas, planes e intentos de suicidio
13-18 AÑOS
Tristeza, variabilidad, irritabilidad (malhumor, ira y rebeldía) Pasotismo Pérdida de apetito, ganancia lenta de peso, pérdida de peso, comer en exceso, obesidad Insomnio, hipersomnia Cansancio, fatiga , falta de energía Preocupación imagen corporal, baja autoestima, autodesprecio Menos pensamiento abstracto, indecisión Ideas, planes e intentos de suicidio y suicidios violentos
LA DEPRESION “ENMASCARADA” La depresión enmascarada el mismo tipo de trastorno en el fondo pero con síntomas diferentes. De esta manera los niños deprimidos muestran cambios en su modo de ser habitual. El niño sociable pasa a estar solo la mayor parte del tiempo mientras que el niño que disfrutaba jugando al escondite pierde el interés por dicho juego. Así mismo, es frecuente que los niños deprimidos verbalicen deseos de estar muertos o incluso pueden hacer referencia al suicidio. Muy a menudo sucede que nadie se percate de su bajo estado anímico debido a que no parecen estar tristes y a que su mal comportamiento en casa y en la escuela es asociado a actos de rebeldía acordes con la edad. Debido a las múltiples caras “enmascaradas” en las que puede manifestarse la depresión en los niños es importante que los padres así como los familiares y maestros relacionados con el niño conozcan esta sintomatología, pudiendo realizarse una detección e intervención precoz con las numerosas ventajas que ello conlleva.
¿POR QUÉ SE PRODUCE LA DEPRESIÓN INFANTIL? Se ha debatido mucho sobre las posibles causas de la depresión. Respecto a ello mencionar brevemente que en la actualidad se admite una compleja interacción de distintos factores tanto de carácter biológico como social que suelen interactuar constituyendo el origen del desarrollo de los estados depresivos en los niños. Es necesario que se dé una cierta vulnerabilidad personal, familiar y ambiental que combinadas dan lugar a la aparición de una conducta desajustada.
EVALUACIÓN Al conformar la depresión infantil un trastorno complejo que incluye alteraciones cognitivas, psicofisiológicas y motoras la evaluación adquiere un papel central en el tratamiento psicoterapéutico. Para una óptima selección de los instrumentos de evaluación tenemos en cuenta el nivel de desarrollo del niño, su grado de madurez intelectual y su labilidad emocional entre otros factores. A destacar la entrevista con los padres como un instrumento esencial de recolección de datos, tanto del niño deprimido como de la familia. Para la recogida de información se emplearan pruebas de papel y lápiz, inventarios, escalas así como entrevistas semiestructuradas o estructuradas. Los autoregistros son también parte fundamental de la evaluación y se utilizan ampliamente en casos de depresión infantil. TRATAMIENTO El tratamiento de la depresión infantil es individualizado, adaptado a cada caso en
particular y a la fase del desarrollo que se encuentra el niño teniendo en cuenta su funcionamiento cognitivo, su maduración social y su capacidad de mantener la atención. El tratamiento cognitivo-conductual es eficaz tanto en poblaciones escolares con síntomas depresivos, como en adolescentes con depresión clínica y en la prevención de recaídas. Por ello, en tratamiento psicológico de la depresión infantil se emplea un amplio abanico de técnicas y
programas que incluyen componentes conductuales (planificación de actividades agradables o habilidades sociales) y también cognitivos (reestructuración cognitiva o técnicas de solución de problemas).
La técnica conductual de relajación es una pieza clave en el éxito del tratamiento de la depresión infantil y por ello ponemos especial énfasis en su empleo, sobre todo en la técnica de relajación progresiva de Jacobson cuyo objetivo es enseñar la relación entre estrés, tensión muscular y depresión. Así mismo, para el buen desarrollo del proceso psicoterapéutico en la depresión infantil la colaboración de la familia es esencial.
Miriam Navais Psicóloga Clínica
MENORES DE 6 AÑOS
6 -12 AÑOS
Irritabilidad y tristeza
Tristeza
Menos juego con amigos Problemas con las comidas, pérdida de apetito, no ganancia de peso, pérdida de peso, engullir Pesadillas, terrores nocturnos, resistencia a irse a la cama, insomnio intermedio Menos actividad física
Aburrimiento
13-18 AÑOS Tristeza, variabilidad, irritabilidad (malhumor, ira y rebeldía) Pasotismo Pérdida de apetito, ganancia lenta de peso, pérdida de peso, comer en exceso, obesidad Insomnio, hipersomnia
Hipomotilidad, agitación Cansancio, fatiga , falta de energía
"Tonto", preocupación por el castigo, preocupación por el fracaso
Autoagresiones en la cabeza, arañazos, tragarse objetos, mayor riesgo de lesiones
Baja autoestima, autodesprecio, autoagresividad, autocrítica, sentimientos de culpa
Preocupación imagen corporal, baja autoestima, autodesprecio
Problemas atencionales
Menos pensamiento abstracto, indecisión
Ideas, planes e intentos de suicidio
Ideas, planes e intentos de suicidio y suicidios violentos