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“Comienza a emprender tu futuro...”
Reconoce a un EMPRENDEDOR
Creatividad, curiosidad, ambición, entusiasmo, valentía, capacidad de asumir riesgos… ¿Reconoces estas habilidades? Son solo algunos de los atributos propios de las personas con carácter emprendedor. Es que cuando pensamos en un emprendedor, lo primero que nos viene a la mente es un líder, capaz de asumir riesgos, de tomar la iniciativa y resolver problemas de manera diferente, con una actitud positiva y con unos nervios de acero. Los estudios han demostrado que el cerebro de los emprendedores funciona de manera diferente, pues utilizan el cerebro de forma más global. Entonces, el emprendedor ¿nace o se hace?
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Esta es una pregunta que la ciencia todavía no puede responder, pues aunque existen especialistas que apuntan que esta capacidad para utilizar las dos partes del cerebro a la vez es innata, la gran mayoría considera que, con entrenamiento, estas capacidades neurocognitivas pueden desarrollarse. Lo que está claro es que los emprendedores se diferencian del resto por ser personas mentalmente muy flexibles que trabajan en pro de la novedad, capaces de concentrarse y de pensar de manera creativa para dar nuevas soluciones. Pero ¿quién dijo que es fácil emprender?
Pero reconocer a un emprendedor, es más sencillo de lo que se cree. Son persuasivos y con habilidades de liderazgo. Estas características pueden ser naturales o aprendidas. Lo importante es que conocer las estrategias de persuasión es vital para conseguir acuerdos y cerrar negocios con los clientes. Esta capacidad va acompañada con una alta autoestima y confianza en lo que se sabe y lo que se ofrece. Son honestos y consistentes con lo que piensan, dicen y hacen. Los emprendedores no tienen dobles discursos y mantienen sus opiniones. Gracias a su capacidad de persuadir, puede mantener debates sobre temas variados, mantener su posición e incluso influir en las decisiones de otros. Tienen una actitud positiva ante las circunstancias, especialmente con su negocio, sin dejar de ser realistas. Esto es fundamental porque emprender es complejo y tiene un camino lleno de altibajos, donde hay que transitar con cuidado, pero con confianza en el proyecto y en sí mismos.