¡CRISTO HA RESUCITADO!
¡VÍVELO!
¡VÍVELO!: INSUMOS FORMATIVOS DE PASCUA PARA LOS JÓVENES. ¡VÍVELO!: NSUMOS FORMATIVOS DE PASCUA PARA LOS JÓ
¡Vívelo 1!
“… en medio de ellos y les dijo…”
Hoy en lo
PERSONAL ¿Cómo te sentías el sábado en la noche cuando en la Vigilia Pascual se proclamaba que Cristo había resucitado? ¿Qué sentimiento embargaba tu corazón? Sin duda alguna, la alegría era la emoción que teñía de luz aquella noche. Una alegría que brotaba de lo más profundo de nuestros corazones. Alegría genuina que no tenía comparación con ninguna otra. Este sentimiento es el primer signo de nuestra experiencia de resurrección. ¿Qué efectos produce? ¿Qué cambio genera en mi vida? Porque una de las cualidades de la alegría pascual es el compromiso por mi propia vida. Es el movimiento, es una alegría que no me deja quedarme impasible, sino que me lleva a poner en camino con renovadas fuerzas.
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Pero, lo primero que sintieron los discípulos no fue alegría, fue miedo al constatar que la tumba de Jesús estaba vacía. La alegría surge cuando Jesús se encuentra con sus discípulos y apóstoles que estaban a puertas cerradas. Es el encuentro con Jesús resucitado donde puedo experimentar la alegría. Si has experimentado la alegría, es porque te has encontrado con Jesús. No tengas la menor duda de esto.
Ahora bien, ¿cómo nos hemos encontrado con el Señor? Seguramente el Señor nos ha salido al encuentro de miles maneras, pero las formas, a veces, no son lo importante, sino con quien me encuentro. Por eso, en este II domingo de Pascua, quiero ofrecerte algunos signos o gestos con los cuales Jesús Resucitado nos sale a nuestro encuentro. En el evangelio de hoy, san Juan nos relata dos encuentros. El primero de Jesús con la comunidad de creyentes y el segundo con Tomás en la comunidad. En ambos, Jesús se nos acerca de diferentes formas, respondiendo a nuestras inquietudes más profundas.
Evangelio según san Juan (Jn 20, 19-31)
19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con vosotros.” 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21 Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.” 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” 24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor.”
25 Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.” 26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: “La paz con vosotros.” 27 Luego dice a Tomás: “Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.” 28 Tomás le contestó: “Señor mío y Dios mío.” 29 Dícele Jesús: “Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.” 30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. 31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
“Entró Jesús, se puso en medio” …
Cada quien ocupaba su lugar, pero el lugar del Maestro está vacío. Cuando Jesús se les aparece, toma el lugar que le corresponde dentro de la comunidad y en sus vidas. Se coloca en el centro, en medio para irradiar con su luz a todos y todo, para que nada ni nadie quedara excluido. Si Jesús ha tenido un lugar en tu corazón, allí volverá siempre para refrescar tu fe. Esta experiencia la hemos tenido todos. Cuando queremos revivir experiencias de Dios casi haciendo lo mismo que aquella vez con la esperanza de sentir de nuevo su cercanía. Es un esfuerzo válido, pero Dios siempre es novedad. Con este se puso en medio, debemos crecer en nuestra convicción de que es Dios quien nos encuentra, que es Él quien sale a buscarnos y que nos encuentra. Solo que nosotros debemos hacernos los encontradizos.
“La Paz con ustedes” …
El mensaje del Resucitado ya no es “Conviértanse y crean en el Evangelio”. Su mensaje es la Paz. Este mensaje se repetirá cada vez que se encuentre con sus discípulos. La Paz es un fruto de algo posterior. La paz proviene del encuentro con Cristo en el cual me siento amado, salvado, reconciliado con Dios. Ya no es necesario la angustia de la condenación eterna, sino la paz de la misericordia divina que nos ha perdonada.
“…les mostró las manos y el costado…”
Seguramente muchos de nosotros, realizamos distintivos o identificación para los diversos momentos con la finalidad de conocernos y poder identificarnos sin confusión. Esto nos facilita las cosas. O para aquellos que realizaron la experiencia de las misiones ad gentes, su cédula de identidad era indispensable para el viaje y para que todos supieran quien era. También, Jesús tenía su distintivo o cédula que lo identificara. Antes de la resurrección, todos reconocían a Jesús por sus milagros, curaciones, exorcismos, predicaciones, etc. “Y su fama se extendía por toda la región” se lee en el evangelio. Pero después de la resurrección, sus discípulos lo distinguen y reconocen por las heridas de sus pies, manos y costado.
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Seguramente, Jesús también nos mostró a nosotros sus heridas en los indigentes, indígenas, niños huérfanos, enfermos, ancianos, presos, drogadictos, etc. Es en ellos donde Jesús nos muestra sus heridas para que lo reconozcamos y creamos que Él está en ellos, así como está en nosotros para servirle. Si Jesús mostró sus heridas de manos, pies y costado para que lo reconocieran, ¿qué has mostrado tú para que los demás reconocieran a Cristo en ti?
“Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”
A veces corremos el riesgo de reducir la misericordia de Dios solo al perdón de los pecados. Como si fuera lo único que Dios ha hecho por nosotros. Este solo es una muestra de su infinito amor por nosotros, pero todo lo que ha hecho Dios por nosotros es misericordia.
Buscar la oveja perdida es misericordia. Esperar y recibir al hijo pródigo es misericordia. Buscar el talento perdido y, al encontrarla, hacer fiesta es misericordia. Sanar a los enfermos, expulsar a los demonios, dar libertad a los cautivos es misericordia. Predicar el Reino de Dios es misericordia. Dios es misericordia. Ahora bien, cuando Dios tiene misericordia conmigo, me perdona. Por eso, soy capaz de poner la otra mejilla, de perdonar a otros, de anunciar el Reino de Dios, de servir y amar sin condiciones, ser libre para amar a Dios.
“Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.”
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Puede ser que Tomás haya pasado a la historia como el apóstol incrédulo, pero su reclamo era razonable y justo. ¿Quién de nosotros no pediría lo mismo? Es como si me hubiera perdido el acontecimiento más importante de mi vida.
¿Cuántos amigos nuestros quieren vivir la experiencia que nosotros hemos hecho después que nos escuchan con paciencia relatar todo con detalles mínimos? Imagínense como se sentiría Tomás al escuchar a todos decir que el Señor había resucitado. Su expresión solo manifestaba el deseo de su corazón de tener la misma experiencia que tuvieron todos, encontrarse con su Señor.
“Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.” Todos nosotros debemos agradecerle a Tomás esta bienaventuranza que Jesús dice para nosotros. Ninguno de nosotros ha visto el Señor como lo hicieron sus discípulos, pero creemos en Él. Y por eso somos bienaventurados. Puede ser que las ocho bienaventuranzas de Mateo “Dichosos los pobres… Dichosos los limpios de corazón… Dichosos los mansos…” no las sintamos muy cercanas, pero esta última bienaventuranza nos debe llegar hasta lo más profundo de nuestro ser porque es la experiencia que todos nosotros tenemos: creemos sin haber visto. Así Juan nos relata los encuentros de Jesús con sus discípulos. Ya han pasado ocho días también desde que viviste tu experiencia de resucitar con Cristo. Ahora deberíamos, a luz del relato evangélico, narrar, como lo hace el evangelista, nuestro encuentro con Cristo Resucitado. Identificar gestos, signos, palabra o frases con las cuales Jesús me hizo vivir su resurrección, te invitamos a colocarlo en todos los espacios como redes sociales o a compartirlo entre tus seres más cercano
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Redacción Anyelo Pereira, SDB Dirección y Corrección Gabriel Díaz Yoselin Rodríguez
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Diagramación Yasury Romero
¡Vívelo 2! Hoy en lo
GRUPAL ¡Otra vez se aparece Jesús a sus discípulos!
Esta es la tercera vez en el Evangelio de Juan. Primero se le apareció a Tomás y a los otros, luego a María Magdalena y ahora a Pedro y a Juan. Este capítulo de Juan 21, 1 – 19 sirve de epílogo o cierre del Evangelio deja ver más de lo que aparenta. El evangelista, nos muestra no sólo la presencia del Resucitado, sugiere -de una manera más implícita incluso- claves para leerlo y saborearlo desde una perspectiva misionera.
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Este trozo del Evangelio de Juan trae a la memoria el episodio de “La Pesca Milagrosa” del Evangelio de Lucas (51-11) y vemos en ambos textos de hecho, la referencia a ciertos elementos que no se pueden pasar por alto y cuya intencionalidad es más que sugerente, como por ejemplo: Jesús a orillas del lago, la barca, los pescadores, la presencia de los discípulos; (sobre todo la de Pedro) las redes, entre otros elementos. Detalles estos que no son sólo contextuales (el desarrollo de la trama evangélica se da entre el mar y la orilla, con todos los elementos que caben esperar en un lugar como el que se nos presenta: una playa y unos pescadores haciendo su trabajo).
MISIÓN: ESTILO DE VIDA Podríamos decir entonces, que aquí comienza la tarea evangelizadora de la Iglesia (y por lo tanto misionera) y el papel de Pedro en la naciente institución. Ahora bien, reflexionemos desde una perspectiva misionera este pasaje evangélico.
Evangelio según san Juan (Jn 21, 1-19)
1 Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 3 Simón Pedro les dice: “Voy a pescar.” Le contestan ellos: “También nosotros vamos contigo.” Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. 4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5 Díceles Jesús: “Muchachos, ¿no tenéis pescado?” Le contestaron: “No” 6 El les dijo: “Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.” La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. 7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: “Es el Señor”, se puso el vestido pues estaba desnudo y se lanzó al mar. 8 Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. 9 Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan.
10 Díceles Jesús: “Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.” 11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. 12 Jesús les dice: “Venid y comed.” Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿Quién eres tú?”, sabiendo que era el Señor. 13 Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. 14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. 15 Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: “Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?” Le dice él: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero.” Le dice Jesús: “Apacienta mis corderos.” 16 Vuelve a decirle por segunda vez: “Simón de Juan, ¿me amas?” Le dice él: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero.” Le dice Jesús: “Apacienta mis ovejas.” 17 Le dice por tercera vez: “Simón de Juan, ¿me quieres?” Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: “¿Me quieres?” y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.” Le dice Jesús: “Apacienta mis ovejas. 18 “En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.” 19 Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: “Sígueme.” Para el discípulo actual de Jesús la palabra “misión” no se hace presente sólo en Semana Santa. Para el verdadero discípulo la “misión” pasa a ser una manera de existir, una forma de vivir y de expresarse; una manera de asumir la cotidianidad de la vida, el día a día. Pero atención, sólo podemos llegar a ver la vida toda (y lo que en ella acontece) desde un punto de vista misionero y hacer de esto un estilo de vida sí y sólo sí he CONOCIDO, CREÍDO, VIVIDO y ANUNCIADO (en ese orden), la Buena Noticia.
Pero, ¿cómo saber si poseo las características de un misionero? Pues, en este pasaje del Evangelio de Juan, se nos dan unas claves o “tips” que nos ayudan a ver qué actitudes debemos tener para ser “misioneros del día a día por el resto de los días”. En el pasaje que estamos reflexionando, nos damos cuenta que los discípulos estaban pescando; es decir, haciendo lo que antes solían hacer. Los discípulos estaban inmersos en su cotidianidad. Por lo tanto, vemos como un primer elemento que el misionero está inmerso en una realidad específica y allí pesca, “echa las redes”, misiona siendo partícipe de la realidad que vive aquél que recibe el mensaje, es uno de ellos. Además, el hecho de que los discípulos están pescando puede sugerir que ya no tenían miedo a los judíos; no estaban escondidos. Esto nos hace ver que el misionero no tiene miedo, sabe en quién confía.
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Nos damos cuenta además, que Jesús está en la orilla del mar. Esto significa que la palabra y el mensaje de salvación están orientados a ir más allá de Israel ya que debe difundirse y llegar a todos los lugares posibles. Los discípulos pasaron la noche pescando y no lograron conseguir nada. Al amanecer, Jesús se aparece y llama a los pescadores, se les acerca, interviene en su problema y su aflicción (no habían pescado nada) y les indica lo que deben hacer (echar las redes a la derecha). Los discípulos escuchan y actúan en consecuencia a lo mandado por Jesús y es allí cuando obtienen los peces. Vemos aquí cómo el evangelista nos enseña que las acciones del misionero no nacen de la iniciativa personal, sino más bien de la escucha y posterior obediencia a la Palabra del Señor, y que cualquier esfuerzo puramente humano termina siendo en vano si no hacemos lo que El Señor nos dice; resaltando además, que lo que da valor a las cosas que hacemos es la presencia de Dios en ellas. Luego en el versículo 7, el discípulo al que Jesús amaba (Juan), reconoció al Señor. Es decir, el primero en reconocer a Jesús es aquél que se sabe amado por Él ¿Por qué no fue Pedro el que reconoció primero al Señor? Juan, tenía en su corazón al Señor; lo tenía presente en todo momento. ¿Será que Pedro por el hecho de haber negado al Maestro consideró que éste no lo amaba ya? No obstante, Pedro al darse cuenta que el de la orilla es El Señor, se echó al agua y fue el primero en llegar al Maestro. Su amor por Jesús lo llevó a encontrarse con Él sin dudar. Vemos entonces que el misionero ha de estar siempre atento a reconocer a Jesús y una vez que lo reconoce, se lanza impetuosamente a su encuentro.
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En el versículo 9 los discípulos “…encontraron fuego encendido, brasas y pan”; es el Señor mismo quien les sirve y les provee de aquello que carecen. Vemos aquí cómo Jesús está atento a lo que su discípulo necesita. El
misionero ha de saber que Jesús le dará lo que precisa y que le recompensará por su trabajo. Luego, del versículo 15 en adelante, Jesús pregunta a Pedro tres veces ¿me amas? Resulta interesante ver que Pedro a la tercera interrogación se entristece, seguramente al recordar la negación que hizo a Jesús (Mt 26, 69-75). No obstante, Jesús le pregunta lo mismo tres veces es para que Pedro le confiese lo que antes había negado tres veces también “a fin de que la lengua no sirviera menos al amor de lo que sirvió al temor” (San Agustín). La respuesta última de Pedro, con toda la humildad del mundo: “Señor, tú lo sabes todo…” es el detonante para que Jesús le ordene apacentar a las ovejas. Vemos cómo Jesús da semejante responsabilidad a Pedro porque sabe lo que éste estará dispuesto a hacer con el fin de validar aquella confesión de amor: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”. Por lo tanto, el misionero acepta, obedece el mandato del Señor y se convierte en pastor; ayuda a Jesús en la tarea de anunciar y llevar la Buena Noticia y el misionero acepta las consecuencias (incluso los sacrificios y sufrimientos) que ha de sobrellevar a fin de responder a lo que Dios le pide. Vemos entonces que el discípulo-misionero de Jesús misiona desde lo cotidiano, desde la realidad del otro, no juzgando desde afuera.
EL MISIONERO...
... reconoce que su obrar y que el resultado de su anuncio no viene dado por su cualificación personal sino porque obedece al Señor. Por lo tanto, el misionero escucha y obedece. ... reconoce a Jesús, como Juan. ... va al encuentro del Señor, como Pedro. ... confía en que el Señor le da lo que necesita y recompensa su trabajo.
... confiesa su amor por Jesús y responde a su llamado. Vemos en este pasaje evangélico estas características del misionero y nos preguntamos: ¿Soy un misionero miedoso?, ¿Anuncio algo que no vivo? ¿Anuncio a Jesús o busco promocionar mi persona?, ¿Reconozco a Jesús?, ¿Estoy atento a las señales que Dios me da?, ¿Soy como Pedro, que corre al encuentro del Señor?, ¿Confío verdaderamente en el Señor?, ¿Confieso como Pedro mi amor por Jesús o me lo reservo?, ¿Mis actos hablan del amor que le tengo a Jesús? ¿Respondo al llamado del Señor o me estoy haciendo el loco? Todas estas son preguntas que aplican (unas más y otras menos, dependiendo de cada persona) en nuestro misionar-vivir. El verdadero discípulo vive estas dos palabras como un binomio inseparable, porque la misión se hace desde la vida (el día a día) y desde la vida (testimonio) se misiona. Hagamos el camino de CONOCER el Evangelio para después CREÉRNOSLO y así VIVIRLO para luego ANUNCIARLO. Ahora tienes el compromiso de que en tu colegio, universidad o trabajo, háblale a alguien de Jesús y comparte el Evangelio del Domingo. Además, piensa en un valor del Evangelio e intente vivirlos al 100% durante la Pascua.
De todas las fotografías publicadas durante la Jornada Misionera 2016 escoge UNA, junto a tu grupo misionero, en la que veas la acción de Dios reflejada. COMPÁRTELA EN EL FACEBOOK DEL MJS-VENEZUELA
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Redacción Ronald Rivero, SDB. Dirección y Corrección Gabriel Díaz Yoselin Rodríguez
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Diagramación Yasury Romero
¡Vívelo 3! Hoy en el
SERVICIO A LA COMUNIDAD La Comida Pascual es una especie de preparación de la Misa que enfoca nuestra atención en el corazón del misterio pascual, el Cordero que fue sacrificado y nos redimió de la esclavitud con su sangre. Y precisamente durante este rito ocurre la traición, ya anunciada, por parte de Judas, Jn. 13:27- “Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto”. Reflexionemos a la luz del texto evangélico la invitación que Dios nos hace en nuestra propia realidad, en ese contexto que vivencia la presencia del Señor pero que no está exenta de tribulaciones y mucho menos está libre de tentaciones, como las que se le presentaron a Judas como discípulo cercano a Jesús.
Contemplación
Evangelio según San Juan
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27 “Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: “Lo que vas a hacer, hazlo pronto.” 28 Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía.
29 Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: “Compra lo que nos hace falta para la fiesta”, o que diera algo a los pobres. 30 En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche”. Jesús promueve el amor, pero Satanás promueve el odio. Judas no era un robot programado para entregar a Jesús, sino que voluntariamente colaboraba con Satanás. No era un conscripto sino un voluntario. Por eso, Jesús dijo, “A la verdad el Hijo del Hombre va a ser entregado, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido” (Mat. 26:24). El poder de Satanás (Al igual que el poder del Espíritu Santo) sobre alguna persona depende de la voluntad de la persona; es decir, Satanás entra y mora en la gente mundana, como el Espíritu Santo entra y mora en el cristiano. El morar Satanás en el hombre quiere decir que tiene control sobre ese hombre (Apoc. 2:13; Rom. 7:17), el morar el Espíritu Santo en el cristiano significa que tiene control sobre esa vida. ¿Cómo se puede saber cuál de los dos mora en el hombre? Véase Gál. 5:19-23, “Las obras de la carne... el fruto del Espíritu”.
Jesús no hizo nada en contra de Judas para provocarle ser su enemigo, ni tampoco le favoreció para tratar de evitarlo. Ahora, sabiendo que Judas estaba resuelto a entregarlo, le dice simplemente, “hazlo pronto”; es decir, sé decisivo y hazlo sin titubear. Otro día no sería aceptable. El plan de Dios había indicado quién lo haría, qué y cuándo se haría.
Dice Juan que después del bocado, Satanás entró en él, pero esto no quiere decir que antes de esto Satanás no tenía poder sobre él (12:6; Mat. 26:14-16). Ahora Satanás entró en él para que de una vez llevara a cabo la traición que había propuesto. Aun hasta este momento Judas pudo haber aceptado el amor de Jesús, pero lo rechazó y abrió su corazón a Satanás. Debería haber dicho a Satanás lo mismo que Jesús (Mat. 4:111, “Escrito está”; y 16:23, “¡Quítate de delante de mí, Satanás!”) Dice Santiago (4:7), “Resistid al diablo y él huirá de vosotros”.
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Desde ese momento Judas tomó los pasos que efectuarían no solamente a la muerte de Jesús, sino también la suya. El plan de Dios era que esa misma noche Judas lo entregara; por eso, Jesús le instó a que actuara de una vez. También Judas, por su parte, quería actuar con prisa, porque se dio cuenta que Jesús sabía su plan (Mat. 26:25); por lo tanto, actuaría con prisa para evitar que Jesús hiciera algo para evitar que se llevara a cabo. Desde luego, no sabía que lo que él (Judas) pensaba hacer era precisamente lo que Jesús quería que hiciera.
Por última vez salió. Dejó a Jesús, dejó a Dios y dejó la esperanza de participar en el apostolado más importante del mundo. ¡Cuántos hombres y mujeres han salido de la presencia del Señor para destruirse a sí mismos! Muchos padres, madres e hijos salen del hogar porque no quieren ser responsables. Muchos salen de la iglesia “amando este mundo”. Los que no se arrepienten saldrán a “las tinieblas de afuera”. “Y era ya de noche” no solamente en sentido físico sino también en sentido espiritual. Por salir y no seguir andando en la luz Judas tropezó en las tinieblas.
Acción
En este insumo queremos hacer especial énfasis en el servicio a la comunidad. Puede entenderse que el servicio apostólico que cotidianamente realizas es más que suficiente como aporte significativo al entorno que te rodea, pero son muchas las realidades que ameritan de respuestas concretas y tú, desde tu juventud, dones y motivaciones, es mucho lo que puedes seguir haciendo.
Como discípulos y misioneros estamos llamados a una continua revisión personal que nos lleve a tener una mirada mucho más crítica del contexto social donde nos desenvolvemos; esto nos llevará a identificar y detectar dónde mora el Espíritu Santo y dónde mora Satanás, no sólo para señalar sino para ponernos en acción, una acción contundente que deje ver el anuncio de la Buena Nueva.
seleccionar un espacio de tu comunidad donde
Por esto, te invitamos a
consideres haga falta una voz renovada, la presencia de Dios que todo lo puede. Dicho espacio puede ser físico o intangible, por ejemplo: un parque abandonado o un espacio de organización comunitaria. Infórmate, averigua como
coloca de manifiesto tu inquietud por involucrarte. Difunde por redes sociales lo
se desarrollan las actividades y
que has visto y promueve la necesidad de dar mayor cabida a Dios en el espacio seleccionado entre tus compañeros de grupo.
Lugar que escogí: ___________________________________ Necesidad que observé: ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ Cómo ayudaré a dar respuesta: ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________________________________ ___________
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Redacción Gilmer Leal Dirección y Corrección Gabriel Díaz Yoselin Rodríguez
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Diagramación Yasury Romero
¡Vívelo 4! Hoy en la
vocación y vida
Con ese gesto Jesús no lo delata, sino que le demuestra que a pesar de lo que estaba maquinando y haciendo, él lo amaba, y lo amaba hasta el fin. Como si le dijera: “No quieres amarme, pero yo te quiero igual”. Judas rechaza este gesto de Jesús, se cierra, consuma la traición con un beso y después muere.
“La señal por la que conocerán todos que son discípulos míos Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35) será que se aman unos a otros”. Durante la Última Cena, Jesús lavó los pies a sus apóstoles. Este gesto los había conmovido aunque no entendían completamente el significado. Ellos se habían preparado para la fiesta y se habían purificado. La intimidad de la cena fue interrumpida por una revelación inesperada y terrible de Jesús: “Uno de ustedes me traicionará”. Todos pensaron: “¡Imposible!”. Y comienzan a preguntarse quién será. Para nosotros, el hecho que Jesús declare que era a quien él daba el primer bocado, aparece como una acusación pero para los apóstoles y Jesús fue la última prueba de amor que Jesús dio a Judas.
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En aquel tiempo, el que presidía un banquete lo iniciaba dando un bocado de pan mojado en la salsa o con comida a un comensal. Con eso le demostraba que lo prefería y lo quería distinguir entre los demás.
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.» En el evangelio dice que Judas recibió el bocado, pero no lo comió. Salió enseguida aprovechando la coartada que le ofrecía Jesús de ir pronto a hacer lo que debía. Sólo ellos dos sabían de qué hablaban. El amor es impotente frente a la insensibilidad, pero la persona insensible es impotente frente a la ruina que lo devora. Judas quería acallar su conciencia pero no pudo y terminó suicidándose.
Jesús, no pudo romper el muro del corazón de Judas. En ese momento el Señor nos dejó su testamento: El único mandamiento es el amor, con el cual se medirá nuestra fe y con el que él quiere entrar en nuestro corazón por la puerta ancha y abierta sin tener que perforar una muralla. Y es que el Reino de Dios no admite medias tintas. Si en cuestiones de salud, cuando está en juego la vida obedecemos al doctor en todo lo que nos diga, cuánto más en lo referente a nuestra salvación eterna, que es cuestión de vida o muerte, jugarse el todo por el todo, tal como hizo Jesús. Porque si Dios es amor, y nos creó para el amor eterno y pleno con él y con los prójimos, no se puede eludir. El Señor no quiere dejarnos empantanados en nuestras incoherencias y desidia. Si derramó hasta la última gota de vida en la cruz fue porque, decididamente, nos quiere a su lado, todos juntos, desde ahora y para siempre.
¿Acaso habría algo mejor? Aterrizamos la Palabra en nuestra realidad:
Para dar un contenido concreto a nuestro amor a los demás es necesario analizar la realidad, detectar las opresiones concretas que deshumanizan a la persona actual y estudiar las diversas estrategias que se pueden seguir para lograr niveles más altos de justicia, fraternidad y humanidad. Te proponemos tres historias para profundizar el tema de reflexión:
1. Paseaba a toda velocidad sin ninguna
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precaución, en su nuevo auto deportivo. De repente, sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y, al bajarse, vio que un ladrillo había estropeado su lujoso auto. Vio a un muchacho y lo agarro por los brazos y empujándolo hacia su auto le gritó: Es un auto nuevo y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro. ¿Por qué hiciste
eso? Lo siento mucho señor. “Le lance el ladrillo porque nadie se detenía”. “Es mi hermano, se volteó su silla de ruedas, se cayó al suelo y no puedo levantarlo”. ¿Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Está golpeado y pesa mucho para mi sólito. El ejecutivo se tragó el grueso nudo que se le formó en su garganta. Emocionado por lo que acababa de pasar, levantó al joven del suelo, lo sentó nuevamente en su silla y sacó su costoso pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras del hermano de aquel muchacho tan especial. Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo, y este le dio las gracias con una gran sonrisa indescriptible. “Dios lo bendiga señor, y muchas gracias”, le dijo. El hombre vio cómo se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano. El ejecutivo no reparo la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo, para recordarle que no debe ir por la vida tan distraído y tan deprisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.
2. Un gran incendio se desató en un bosque de
bambú. Las llamas alcanzaban grandes alturas. Un pequeño Colibrí fue al río, mojó sus alas y regresó sobre el gran incendio, agitándolas con la intención de apagar el fuego. Incesantemente iba y venía con sus alas cargadas de agua. Los otros animales observaban sorprendidos la actitud de la pequeña ave y le preguntaron: Oye, ¿por qué estás haciendo eso? ¿Cómo es posible? ¿Cómo crees que con esas gotitas de agua puedes apagar un incendio de tales dimensiones? ¡Jamás lo podrás lograr! El Colibrí con una gran ternura respondió: El bosque me ha dado todo, tengo un inmenso amor por él. Yo nací en este bosque que me ha enseñado el valor que tiene la naturaleza. Este bosque me ha dado todo lo que soy y tengo. Este bosque es mi origen y mi hogar, por eso y aunque no lo pueda apagar, si es necesario voy a dejar mi vida lanzando gotitas de agua, llenas de amor. Los otros animales entendieron el mensaje del Colibrí y entre todos le ayudaron a apagar el incendio. Cada gotita de agua puede apaciguar un incendio.
Terminada la sopa, el hombre se levanta, se acerca a la barra y vuelve después con un abundante plato de espaguetis y .... dos tenedores. Comen los dos del mismo plato, en silencio, turnándose. Cada acción que con amor y entusiasmo emprendemos, se reflejará en un mañana mejor. “No subestimes las gotas, porque millones de ellas forman un océano. Todo acto que con amor realizamos, regresa a nosotros multiplicado”.
3. Una señora toma un plato y le pide al ca-
marero que se lo llene de sopa. A continuación se sienta en una de las muchas mesas del local. Pero apenas sentada se da cuenta de que ha olvidado el pan. Entonces se levanta, se dirige a recoger un pedazo de pan para comerlo y vuelve a su sitio. ¡Sorpresa! Delante del plato de sopa se encuentra sin inmutarse un hombre mayor que está comiendo tranquilamente. ¡Esto es el colmo! - piensa la señora - ¡pero no me dejaré robar! Dicho y hecho. Se sienta al lado del viejo y parte el pan en pedazos. Los mete en el plato que está delante del viejo y coloca la cuchara en el recipiente. El viejo, complaciente, sonríe. Toman una cucharada cada uno hasta terminar la sopa. Todo en silencio.
Al final se va el viejo: ¡Hasta la vista!, se despide, reflejando una sonrisa en sus ojos. Parece satisfecho por haber realizado una buena acción. Se aleja. La mujer le sigue con la mirada. Una vez vencido su estupor, busca con la mano el bolso que había colgado en el respaldo de la silla. Pero el bolso ha desaparecido. Entonces.... Aquel viejo..... Iba a gritar ¡al ladrón! cuando, ojeando a su alrededor, ve su bolso colgado de una silla dos mesas más atrás de donde estaba ella, y sobre la mesa, una bandeja con un plato de sopa ya frío.
Para compartir con mi grupo:
• ¿Qué situaciones de nuestra realidad reflejan la falta de amor, fraternidad y solidaridad? • ¿Quiénes necesitan urgentemente de mi amor y mi ayuda? • ¿Cómo discípulos misioneros que hemos vivido un encuentro con Jesús, que podemos hacer para dar una mano en estas situaciones?
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¿Qué nos dice el Papa Francisco de este tema? La “Palabra del Señor” de este domingo nos llama a amarnos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos, no siempre estamos de acuerdo entre nosotros... pero es precisamente allí donde se ve el amor cristiano. Un amor que también se manifiesta si existen diferencias de opinión o de carácter, ¡pero el amor es más grande que estas diferencias! Éste es el amor que nos ha enseñado Jesús. Es un amor nuevo porque ha sido renovado por Jesús y por su Espíritu. Es un amor redimido, liberado del egoísmo. Un amor que da la alegría a nuestro corazón”.
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Ahora realicen un pequeño árbol como grupo donde puedan colocar nombres de aquellas personas de la comunidad, de mi familia, de mí mismo grupo que son reflejo de ese amor y fraternidad. Analicen con que actos en su vida ellos dan testimonio de Jesús.
Redacción Sor. María Henar Alcalde, FMA. Dirección y Corrección Gabriel Díaz Yoselin Rodríguez
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Diagramación Yasury Romero
¡Vívelo 5! Familia, lugar de Dios. Estamos celebrando el sexto domingo de Pascua, tiempo de alegría en el Señor. Jesús se despide de sus discípulos pero les promete un Consolador, alguien que les guiara en el camino de ser testigos de la Resurrección. Miremos esta despedida llena de una promesa y permitamos que nuestro corazón entre en sintonía con la paz de Cristo
En silencio y con calma, lee con actitud de oración la Palabra de Dios: Palabra del Señor Jn 14, 23-29 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a Él y haremos morada en Él.
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El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amaráis, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.» A Jesús les queda poco tiempo para estar con sus discípulos, ellos lo saben y están tristes. Si a ti te quedara poco tiempo para estar con los que amas, ¿Qué harías? ¿Qué le dirías?
¿Cómo actuarías ante tu familia y seres queridos?
Si tuvieses que despedirte de tu familia como Jesús lo hizo con sus discípulos, ¿Cómo lo harías? ¿Cómo usarías esta Palabra de Dios para orar en familia?
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La palabra de Dios no viene a llenarnos de pesimismo ni tristeza, al contrario, son palabras cargadas de optimismo, de paz y vida eterna. Nos exige como condición seguir creyendo para ser testimonio del gran amor que Dios nos tiene.
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Las palabras y el actuar de Jesús reflejan el gran amor que nos tiene: son palabras llenas de vida, de amor eterno, nos pide ser testimonio del amor de Dios entre los hombres y nos hace la promesa de enviarnos un Defensor que guiará nuestras palabras y obras. ¿Cómo dejó que actué el Espíritu Santo en mi vida? ¿Permito que Él guíe el trato con mi familia? ¿Busco la guía del Espíritu para lograr la santificación de mi hogar?
Pide la gracia del Espíritu Santo para que esta semana puedas dedicar un rato a la oración en familia, un breve momento donde mediten la Palabra de Dios y permitan que Jesús haga morada en sus corazones. Ese es el reto personal para esta semana de Pascua. “Oh Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, inspíranos siempre lo que debemos hacer para procurar la Gloria de Dios, el bien de las almas y nuestra propia santificación”.
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Redacción Milagros Briceño y Antonio Bracho SSCC Dirección y Corrección Gabriel Díaz Yoselin Rodríguez
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Diagramación Yasury Romero
¡Vívelo 6! Asunción del Señor A medida que avanza nuestro año litúrgico va variando la llama o la intensidad con la que vivimos lo momentos. ¿No te ha pasado que sales de Semana Santa motivado a seguir a Cristo, y luego a lo largo de las semanas vas sintiendo el cansancio? Esto no significa que nuestro amor hacia Él vaya decayendo sino que somos jóvenes inmersos en una sociedad y debemos responder a diferentes realidades. ¿Cómo hacer entonces para seguir? El día de hoy Jesús nos recuerda la misión a la que somos llamado: IR. No somos misioneros de un momento o de una semana, somos misioneros para siempre. A sus discípulos les podía angustiar lo que vendría ahora, sabían que el Mesías había resucitado, fueron testigos de ello y ahora debían ir a anunciarlo, ¿Cómo hacerlo? Pero aquí hace el anuncio Jesucristo del gran regalo que nos dará el Padre… Pero para ello los discípulos debían esperarlo, ¿tú cómo te preparas?
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Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (Lc 24, 46-53) Y les dijo: Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se anunciaría a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de estas cosas. Por mi parte, les voy a enviar el don prometido de mi Padre. Ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de lo alto. Después los llevo fuera de la ciudad hasta un lugar cercano a Betania y, alzando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante él, regresaron a Jerusalén con gran alegría. Y estaban continuamente en el templo bendiciendo a Dios. Palabra del Señor,
Llama la atención la frase del Evangelio que dice “Ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de lo alto”, Jesús no manda a sus discípulos a un claustro o una montaña alejado de todos, sino que sigan en donde deben estar: en la ciudad, con los demás. Pero aun cuando compartan el mismo lugar que otros ellos han visto morir y resucitar al hijo de Dios: son del mundo sin ser del mundo. ¿No somos nosotros igual?
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Dios a cada uno nos hace un llamado, de mil maneras y constantemente. A veces nos queremos hacer los sordos, otras lo oímos claro pero aun así no entendemos y así miles de formas, ¿no te has preguntado porque te ha llamado a ti? A ti joven con su propia realidad y en un lugar específico de la sociedad. La respuesta nos la dice en el Evangelio de hoy: Ustedes son testigos de estas cosas. No solo hemos sentido el inmenso amor de Dios y creemos en El sino que también vemos como se manifiesta en nuestro día a día, ¿Quién mejor para evangelizar?
La sociedad está llena de matices, de reglas, de conductas y diferencias. Si hemos estudiado un poco de la historia universal veremos como las sociedad han ido cambiando a lo largo del tiempo, se habla hasta un “decadentismo” social pero algo de relevancia es que a pesar de todo esto ha habido ejemplos de santidad en cada época, personas como tú y yo que han apostado no solo a Dios sino a la salvación del mundo. ¿No crees que podrías tú ser uno de ellos? Seguro puedes pensar que es una misión muy grande, o tal vez no la que tú quieres para tu vida… pero piénsalo, no estás solo. Y eso es lo que nos promete hoy Jesús: Por mi parte, les voy a enviar el don prometido de mi Padre. Tal vez como jóvenes de una sociedad tan modernizada, que cree en actos que pueda valorizar necesitamos ver ese don que Él nos envió, pero ¿no son las mejores cosas las que no podemos colocar como tangibles? ¿Una sonrisa, un beso, una alegría? Así es el don que el Padre nos enviara: algo intangible pero tan fuerte como para mover al mundo… Solo necesita de ti. Y mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo. Muchos podrán ya ir realizando su “granito” en este cambio que la sociedad necesita, y pensaran cuan cansado es a veces ir contra corriente – como nos invita el Papa Francisco -, ¿Cuántas veces no nos caemos y dejamos que la sociedad nos lleve? ¿Cuántas veces no “negociamos” con la sociedad? “Bueno, no debo fumar pero nadie de la Iglesia aquí me ve”, “¿Para qué ayudar a los otros si siempre te traicionan?”, “Después de una semana metido en la Iglesia me quiero es ir a tomar y volver nada”… y así como estas frases miles que podemos pensar, no está mal… somos jóvenes, vivimos en una realidad que
queramos o no nos puede permear, pero allí viene el STOP que Dios nos hace: hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de lo alto. Solos obviamente no podemos, pero tenemos esa fuerza que viene de Dios. Él se va pero queda con nosotros su Espíritu. Con esa fuerza que tenemos para salir una semana y dejar nuestras comodidades, con esa fuerza con la que estamos todo un fin de semana desde la mañana hasta la noche planificando, evaluando, etc. Con esa fuerza con la que Dios nos hace ir cada domingo a verlo, a sentirlo… con esa misma fuerza podemos –y debemos- dar frente a la sociedad.
de tanto desanimo, de tantas despedidas, de tantas decepciones y angustias hay un gran número de personas que creen y quieren un mejor país. Eso no viene de algún partido político, viene de ti y de mí. Es por eso que te invito a que Ellos, después de postrarse ante él, regresaron a en esta semana de pascua te comprometas a Jerusalén con gran alegría. Y estaban continua- dos cosas: mente en el templo bendiciendo a Dios. Esta es la invitación, a salir con alegría en cada momento a bendecir a Dios. Don Bosco nos enseñó su espiriSomos expertos en criticar, debemos admitualidad de lo cotidiano: hacer que cada obra sea tirlo. Así que te invito a que en esta semana no una alabanza para El. Mostremos esto en cada critiques, puedes pensarlo pero no lo manifiesmomento, ¿Cuántas veces no te han dicho “eres tes, simplemente cuando una oportunidad este diferente”? y es que cuando tienes a Dios en tu para criticarse (ya sea un trabajo, las colas, el vida eso se nota, podrás ser un joven y estudiar, gobierno, el hermano que ha errado, etc.) resmolestarte, tener tatuajes, piercings, bailar, copira y sonríe. mer, etc. como cualquier otro joven, pero hay un sello en tu rostro que te distingue y es el de Dios.
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Actualmente la sociedad Venezolana demanda Toma una foto de algún paisaje o algún de jóvenes que sean capaces de hacer un cam- valor positivo que hace valer a nuestro país. bio. No somos el futuro de nuestro país, somos Mostremos los colores que tiene nuestra socieel presente. Podrás haber notada cuanta indife- dad y coloca el hashtag #MJSColoreandoVzla rencia y desarraigo hay en la juventud, escuchamos a diario más voces que no quieren seguir en este país, que sueñan con la oportunidad de que les den un boleto de viaje para irse o que aun amando con su fuerza deben irse por un futuro. Cualquier posición es válida, pero está en nosotros el hacer notar que aun en medio
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Redacción Yoselin Rodriguez Dirección y Corrección Gabriel Díaz Yoselin Rodríguez
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