CANTOS DE ENTRADA Pueblo de reyes Lauda Ierusalem Vine a alabar a Dios Somos un pueblo que camina Juntos como hermanos Cristo joven Vienen con alegría Qué alegría Iglesia peregrina Soy peregrino
SANTO Santo I Santo II Santo III Santo IV Santo V
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Gloria a Dios en el cielo Gloria a Dios en las alturas Gloria (folclórico)
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CANTOS DE COMUNIÓN Más cerca oh Dios de ti Consolad Id y enseñad Mi Getsemaní Cantemos al Amor de los amores Yo soy el Camino Te adoramos, Hostia divina Adoro te devote Oh buen Jesús Alabado sea el Santísimo Pescador de hombres Si yo no tengo amor Himno del Congreso Eucarístico Salmo 17 Un nuevo sol Ángeles de Dios Bendigamos al Señor Escúchame Dios Cuerpo y Sangre de Jesús Dios de los corazones Ven hermano Como Cristo nos amó Alma misionera Mensajero de la paz El Señor de Galilea Oh santo altar Mar adentro Tan pobre y tan rico
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CANTOS DE OFRENDAS Entre tus manos Recibe la ofrenda Zamba del grano de trigo Toma, Señor Canción del grano de trigo Recibe oh Dios eterno Saber que vendrás Padre nuestro recibid Recibe oh Dios el pan Una espiga dorada por el sol Mira nuestra ofrenda Los frutos de la tierra Esto que soy, eso te doy Zamba del perdón
GLORIA
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Te cantamos Sacerdote de la Nueva Alianza. te alabamos, Tú eres nuestra paz por la sangre de la cruz. Te cantamos, Pastor que conduces al Reino, te alabamos Jesús manantial y dueño de la Gracia. Te cantamos primicia de aquellos que duermen. Te alabamos a ti el Viviente principio y fin. Te cantamos Imagen de Dios invisible, te alabamos, oh Rey de justicia y Rey de paz. Te cantamos Tú eres exaltado en la gloria, te alabamos a ti que vendrás a juzgar la tierra. 02. LAUDA IERUSALEM Lauda, Ierusalem, Dominum, lauda Deum tuum Sion. Hosanna, Hosanna, Hosanna Filio David. Quoniam confortavit seras portarum tuarum. Benedixit filiis tuis in te. Qui posuit fines tuos pacem. Et adipe frumenti satiat te.
ENTRADA
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01. PUEBLO DE REYES Pueblo de reyes, asamblea santa. Pueblo sacerdotal, Pueblo de Dios, bendice a tu Señor. Te cantamos Jesús Hijo amado del Padre. Te alabamos, eterna Palabra, salida de Dios. Te cantamos oh Hijo de la Virgen María, te alabamos oh Cristo nuestro hermano, nuestro Salvador. Te cantamos a ti, esplendor de la Gloria, te alabamos Estrella radiante que anuncias el día. Te cantamos oh Luz que iluminas nuestras sombras, te alabamos, Antorcha de la nueva Jerusalén. Te cantamos Mesías que anunciaron los Profetas, te alabamos, oh Hijo de Abraham e Hijo de David. Te cantamos, Mesías esperado por los pobres, te alabamos, oh Cristo nuestro Rey de humilde corazón. Te cantamos Mediador entre Dios y los hombres, te alabamos, oh ruta viviente, camino del cielo.
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03. VINE A ALABAR A DIOS Vine a alabar a Dios, Vine a alabar a Dios, Vine a alabar su Nombre. Vine a alabar a Dios. Él llegó a mi vida en un día muy especial, cambió mi corazón por un nuevo corazón y esa es la razón por la que digo que vine a alabar a Dios. 04. SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA Somos un pueblo que camina y juntos caminando, podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad. Somos un pueblo que camina, que marcha por el mundo, buscando otra ciudad; somos errantes peregrinos en busca de un destino, destino de unidad, siempre seremos caminantes, pues sólo caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Danos valor siempre constante, valor en las tristezas, valor en nuestro afán. Danos la luz de tu Palabra que guía nuestros pasos en este caminar. Marcha, Señor, junto a nosotros, pues sólo en tu presencia podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad. Dura se hace nuestra marcha, andando entre las sombras de tanta oscuridad, todos los cuerpos desgastados ya sienten el cansancio de tanto caminar. Pero tenemos la esperanza de que nuestras fatigas al fin alcanzarán, otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristeza, ciudad de eternidad. 05. JUNTOS COMO HERMANOS Juntos como hermanos miembros de la Iglesia vamos caminando al encuentro del Señor Un largo caminar por el desierto bajo el sol no podemos avanzar sin la ayuda del Señor.
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CANTOS POST‐COMUNIÓN Estate Mi Fortaleza El Alfarero Señor, aquí estoy Jesús amoroso Nada te turbe (Taize) Padre me pongo en tus manos Tu fidelidad Te agradezco, Señor Vuelve a casa Quiero ser santo Torrentes de vida Salve, oh Reina Déjame nacer Que mi vida entera cante
ORACIONES Oración de Santo Tomás de Aquino 34 Oración de San Buenaventura 34 Oración a Jesús crucificado 35 Invocaciones al Santísimo Redentor 35 Oración a Jesucristo 35 A la Santísima Virgen 35 Oración a San Miguel Arcángel 36 Oración del papa Clemente XI 36 Actos de fe, adoración y acción 37 de gracias Gracias Señor, por la Eucaristía... 37 Gracias, Jesús mío 38 Gracias, Amabilísimo Jesús 39 “Te adoro, te amo, auméntame la fe” (San Josemaría) 40 “Hemos de amar la Santa Misa” (San Josemaría) 41 “Un encuentro personal con Dios” (San Josemaría) 42 “Dar gracias a Dios” (San Josemaría) 42 “Amor para entender al Amor” 43 Fragmentos: Carta del Prelado del Opus Dei con motivo del Año de la Eucaristía (6 de octubre de 2004) 43 ÍNDICE ALFABÉTICO 45
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CANTOS DE SALIDA Feliz de ti María Junto a ti María Salve Regina Bendita sea tu pureza Bendita sea tu pureza (Km 11) María de la Alianza Madre Un día la veré El Ángelus En medio de los pueblos Los cielos, la tierra Oh Santísima Santa María del camino Magnificat (Taize) Oh, María Virgen morenita
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08. QUÉ ALEGRÍA Qué alegría cuando me dijeron: “vamos a la casa del Señor”. Ya están pisando nuestros pies, tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén, estás fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor. Según la costumbre de Israel a celebrar el nombre del Señor; en él están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén, vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, en tus palacios seguridad. Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: "la paz contigo", por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.
06. CRISTO JOVEN Ven hermano y cántale a Cristo a ese Cristo joven que un día nos redimió, haz de tu amor una plegaria, un simple canto alegre que el Señor escuchará. Ven aquí, canta ya, no te olvides tú de Cristo. Piensa que en la cruz por nosotros Él se dio. No te alejes del camino marcado, que Cristo ha señalado para acercarnos a Él, devuélvele con fe inquebrantable ese amor incuestionable que nos ha ofrecido Él. 07. VIENEN CON ALEGRÍA Vienen con alegría, Señor, cantando vienen con alegría, Señor, los que caminan por la vida, Señor, sembrando tu paz y amor. Vienen trayendo la esperanza a un mundo cargado de ansiedad, a un mundo que busca y que no alcanza caminos de amor y de amistad. Vienen trayendo entre sus manos esfuerzos de hermanos por la paz, deseos de un mundo más humano que nacen del bien y la verdad.
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12. GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Gloria Dios en las alturas y en la tierra tengan paz, aquellos que aman al Señor los de buena voluntad. Te alabamos, te bendecimos, te adoramos, glorificamos. Te damos gracias Señor, por la inmensa Gloria tuya. Señor Dios Rey de los cielos Padre Todopoderoso. Señor, Jesús Hijo único, Santo Cordero de Dios. Tú que quitas el pecado escucha nuestra oración. Tú que quitas el pecado, demuestra tu compasión. Tú que reinas junto al Padre, envíanos tu perdón. Porque Tú solo eres Santo, Tú solo Altísimo Dios. Con el Espíritu Santo, en la gloria del Señor, en la gloria del Señor. Amén. Amén.
GLORIA 11. GLORIA A DIOS EN EL CIELO Gloria Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre. Tú, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, Tú, que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica. Tú, que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque solo Tú eres Santo, solo Tú, Señor, solo Tú, Altísimo Jesucristo. Con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre. Amén, amén.
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13. GLORIA (FOLCLÓRICO)
09. IGLESIA PEREGRINA
¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres! Gloria a Vos, Padre nuestro, Poder y Amor que hiciste de la nada la Creación y por salvar al mundo de su pecado enviaste desde el cielo a tu Hijo amado. Gloria a Vos, Jesucristo, Dios hecho hombre, que llevaste en tu carne nuestros dolores, que venciste a la muerte crucificado y reinas junto al Padre resucitado. Gloria a vos Santo Espíritu, viento y fuego que hiciste de los pueblos un solo pueblo, que animas a la Iglesia con tu aliento para que anuncie al mundo el Evangelio.
Todos unidos formando un solo cuerpo, un pueblo que en la Pascua nació. Miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu que el Hijo desde el Padre envió. Él nos impulsa, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor. Paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrina de Dios. Rugen tormentas y a veces nuestra barca, parece que ha perdido el timón. Miras con miedo, no le tienes confianza, Iglesia peregrina de Dios. Una esperanza nos llena de alegría: presencia que el Señor prometió. Vamos cantando, Él viene con nosotros, Iglesia peregrina de Dios. Todos nacidos en un solo bautismo, unidos en la misma comunión. Todos viviendo en una misma casa Iglesia peregrina de Dios.
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10. SOY PEREGRINO Soy peregrino en esta tierra, marcho contento hacia Dios, soy ciudadano de su Reino, voy anunciando su amor. ¡Hay una estrella en mi camino; la luz divina de la fe, ella señala mi destino: llegar a ti Jerusalén! Soy peregrino y caminante, soy mensajero de la paz; traigo a los hombres el mensaje, que “con nosotros Dios está”. Soy luchador y peregrino, construir el mundo es mi misión, y completar así el designio de nuestro Padre Creador. Jerusalén, el mundo nuevo: ciudad de paz y libertad, que va surgiendo desde el seno de nuestra vida terrenal.
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/no le tengo miedo al surco, algún día he de brotar./ (bis) Barbecho de terrón fresco tu sangre yo he de mamar; /tierra que serás mi madre, un nuevo ser me has de dar./ (bis) Silencio y noche en mi tumba espigas germinarán; /ciento por uno y molienda mañana voy a ser pan./ (bis) La muerte aguarda en el surco, cálido abrazo nupcial; /muerte, sabrás un secreto: cuando matas, vida das./ (bis) Me enterraré en tus entrañas y el mundo me olvidará; /es doloroso tu abrazo, pero yo quiero ser pan./ (bis) 17. TOMA, SEÑOR Toma, que tu Cuerpo sea mi cuerpo, que tu Sangre sea mi sangre, que tu luz sea mi ciudad. Deja que penetre en tu misterio, que me hunda en tu palabra, tómame, Señor. Más tómame y fúndeme en ti, que olvide mi ayer, que vuelva a creer. Y así poder volver a gritar que vivo tu Amor, que voy hacia ti. (bis)
OFRENDAS 14. ENTRE TUS MANOS Entre tus manos está mi vida Señor, entre tus manos pongo mi existir. Hay que morir para vivir, entre tus manos yo confío mi ser. Si el grano de trigo no muere, si no muere sólo quedará, pero si muere en abundancia dará un fruto eterno que no morirá. Es mi anhelo, mi anhelo creciente, cual un surco, contigo morir; y bien fecunda será la simiente, Señor, tan revestida de un eterno vivir. 15. RECIBE LA OFRENDA Recibe la ofrenda del pueblo santo, para presentarla a Dios. Y conforma tu vida con el misterio de la Cruz del Señor. Subiré al altar de Dios, al Dios de mi alegría. Cantaré y tocaré para el Señor, para mi Salvador. ¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? Alzaré el cáliz de salvación e invocaré al Señor. 16. ZAMBA DEL GRANO DE TRIGO Zamba del grano de trigo mañana yo he de ser pan;
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21. PADRE NUESTRO RECIBID Padre nuestro, recibid el humilde don del pan, de ese pan que se convertirá en el Cuerpo de Jesús. Recibid también, Señor, los racimos de la vid, de la vid que se convertirá en la Sangre de Jesús. Con el vino y con el pan, ofrecemos nuestro don, nuestra pobre vida de dolor entregada con amor. Gloria al Padre y al Amor y a Jesús nuestro Señor; bendigamos el nombre de Dios siempre y en todo lugar. Amén. 22. RECIBE OH DIOS EL PAN Recibe, oh Dios, el pan que te ofrecemos. Luego será el Cuerpo de Jesús. También acepta nuestros sacrificios, nuestra oración y nuestro corazón. Recibe, oh Dios, el vino que ofrecemos. Luego será la Sangre de Jesús. También acepta nuestros sacrificios, nuestra oración y nuestro corazón. Recíbelos, Señor, por nuestras faltas, por los que están aquí, junto al altar, por los cristianos vivos y difuntos, por todo el mundo, por su salvación.
23. UNA ESPIGA DORADA POR EL SOL Una espiga dorada por el sol, el racimo que corta el viñador, /se convierten ahora en pan y vino de amor, en el Cuerpo y la Sangre del Señor./ (bis) Compartimos la misma comunión, somos trigo del mismo sembrador, /un molino, la vida, nos tritura con dolor; Dios nos hace eucaristía en el amor./ (bis) Como granos que han hecho el mismo pan, como notas que tejen un cantar, /como gotas de agua que se funden en el mar, los cristianos un cuerpo formarán./ (bis) 24. MIRA NUESTRA OFRENDA Mira nuestra ofrenda, mírala Señor, todo te ofrecemos para unirnos más. Porque tu Misa, es nuestra Misa, Porque tu Vida es nuestra vida. ¿Qué podemos darte, nuestro Creador? Sólo nuestra nada; tómala, Señor.
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25. LOS FRUTOS DE LA TIERRA Elegiste, Señor, para quedarte, frutos simples surgidos de la tierra: pan y vino sembrados por el hombre y que pueden estar en cualquier mesa.
Tú no desprecias nuestra vida humilde, se trata de poner todo en tus manos. Aquí van mis trabajos y mi fe, mi canto, mis bajones y mis sueños; y todas las personas que me diste desde mi corazón te las ofrezco. (Estribillo) Vi tanta gente un domingo de sol. Me conmovió el latir de tantas vidas... y adiviné tu brazo gigantesco y sé que sus historias recibías. Por eso tu altar luce vino y pan: son signo y homenaje de la vida. Misterio de ofrecerte y recibirnos, humanidad que Cristo diviniza. 27. ZAMBA DEL PERDÓN Perdón por aquel mendigo, por aquella lágrima que hice brillar. Perdón por aquellos ojos que al buscar los míos no quise mirar. Señor, ¿por qué soy así? Estoy como ciego, no sé comprender. Señor, tú eres mi esperanza, dame tu mirada, que te sepa ver. Señor, no le di la mano, Se encontraba solo y lo dejé partir. Perdón por no dar cariño, Por sólo buscarlo y tan lejos de ti.
¡Que sepamos, Señor, ser tu pan bueno, nacido de la espiga verdadera! Hoy trayendo espigas y racimos, nos llegamos, Señor, hasta tu mesa, para unir a la ofrenda de tu Hijo el gozo y el dolor de la cosecha.
¡Que sepamos, Señor, ser vino bueno, y apagar en el mundo la tristeza! 26. ESTO QUE SOY, ESO TE DOY A veces te pregunto "¿por qué yo?" y sólo me respondes "porque quiero". Es un misterio grande que nos llames así, tal como somos, a tu encuentro. Entonces redescubro una verdad: mi vida, nuestra vida es tu tesoro. Se trata entonces sólo de ofrecerte con todo nuestro amor, esto que somos. ¿Qué te daré?,¿Qué te daremos?, ¡si todo, todo, es tu regalo! Te ofreceré, te ofreceremos esto que somos... Esto que soy, ¡eso te doy! Esto que soy, esto es lo que te doy. Esto que somos es lo que te damos.
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18. CANCIÓN DEL GRANO DE TRIGO Sé como el grano de trigo que cae en tierra y desaparece. Y aunque te duela la muerte de hoy, mira la espiga que crece. Un trigal será mi Iglesia que guardará mis entregas, fecundadas por la Sangre de Aquél que dio su vida por ella. Ciudad nueva del amor, donde vivirá el pueblo que en los brazos de su dueño nació, sostenido de un madero. (Estribillo) Yo mi vida he de entregar, para aumentar la cosecha que el Sembrador al final buscará y dejará ser eterna. Y un día al Padre volveré, a descubrir el secreto de la pequeña semilla que fiel cobró su herencia en el cielo. 19. RECIBE OH DIOS ETERNO Recibe, oh Dios eterno, la hostia inmaculada, que luego a ti inmolada va a ser en este altar. Con ella te pedimos que aceptes nuestros dones: /son fieles corazones, que a ti sólo han de amar./ (bis)
Oh Dios que reformaste la humanidad caída, confunde nuestra vida con tu divinidad; lo mismo que se mezcla en esta ofrenda pura, /el agua que es figura de nuestra humanidad./ (bis) El vino de la uva y el trigo en blanco grano, son frutos de las manos, son hijos del dolor: esfuerzos y trabajos, que en Cristo se agigantan, /y por su medio alcanzan valor de redención./ (bis) 20. SABER QUE VENDRÁS En este mundo que Cristo nos da hacemos la ofrenda del pan, el pan de nuestro trabajo sin fin y el vino de nuestro cantar. Traigo ante ti nuestra justa inquietud, amar la justicia y la paz. Saber que vendrás, saber que estarás partiendo a los hombres tu pan. La sed de todos los hombres sin luz, las penas y el triste llorar, el odio de los que mueren sin fe cansados de tanto luchar. En la patena de nuestra oblación acepta la vida Señor.
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30. SANTO III Santo, santo, santo es el Señor. Dios del universo, llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. ¡Hosanna en el cielo! Bendito el que viene en nombre del Señor. ¡Hosanna en el cielo! 31. SANTO IV Santo, Santo, Santo, Santo es el Señor. Dios del universo, Santo es el Señor (bis). ¡Hosanna en el cielo! ¡Hosanna en las alturas! Bendito el que viene en nombre del Señor (bis). 32. SANTO V Santo, santo, santo es el Señor, Hosanna en las alturas. Bendito es el que viene, en nombre del Señor.
SANTO 28. SANTO I ¡Santo, Santo, Santo! Dios y Señor nuestro, canta tu grandeza la hermosa creación; junto con sus voces suba nuestro canto: HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA A NUESTRO DIOS. ¡Santo, Santo, Santo! Dios y Padre nuestro, hoy la Iglesia canta la obra de tu amor; canten con nosotros ángeles y santos: HOSANNA, HOSANNA, HOSANNA A NUESTRO DIOS. 29. SANTO II Santo, Santo, Santo es el Señor. Dios del Universo, llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. ¡Hosanna en el cielo! ¡Hosanna en las alturas! Bendito es el que viene en nombre del Señor. ¡Hosanna en el cielo! ¡Hosanna en las alturas! Bendito es el que viene en nombre del Señor.
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35. ID Y ENSEÑAD
Quiero hundir mas hondo mi raíz en ti y cimentar en solidez este mi afecto. Pues mi corazón que es inquieto y es frágil sólo acierta si se abraza a tu proyecto. Más allá de mis miedos más allá de mi inseguridad quiero darte mi respuesta. Aquí estoy para hacer tu voluntad para que mi amor sea decir que sí hasta el final. No es en las palabras ni es en las promesas, donde la historia tiene su motor secreto. Sólo es el amor en la cruz madurado el amor que mueve a todo el universo. Dame a comprender Señor tu amor tan puro, Amor que persevera en cruz Amor perfecto. Dame serte fiel cuando todo es oscuro, para que mi amor no sea un sentimiento. Estribillo Duerme su sopor y temen en el huerto, ni sus amigos acompañan al Maestro. Si es hora de cruz es de fidelidades pero el mundo nunca quiere aceptar esto. Pongo a mi pequeña vida hoy en tus manos, por sobre mis seguridades y mis miedos. Y para elegir tu querer y no el mío, hazte mi Getsemaní fiel y despierto.
Son la semilla que ha de crecer, son la estrella que ha de brillar, son levadura, son grano de sal, antorcha que debe alumbrar. Son la mañana que vuelve a nacer, son la espiga, que empieza a granar, son aguijón y caricia a la vez, testigos que voy a enviar. Vayan, amigos, por el mundo, anunciando el amor, mensajeros de la vida, de la paz y el perdón. Sean, amigos, los testigos de mi resurrección, vayan llevando mi presencia, con ustedes estoy. Son una llama que ha de encender resplandores de fe y caridad, son los pastores que han de guiar al mundo por sendas de paz. Son los amigos que quise escoger, son palabra que intento gritar, son reino nuevo que empieza a engendrar justicia, amor y verdad. 36. MI GETSEMANÍ Para que mi amor no sea un sentimiento, tan sólo un deslumbramiento pasajero. Para no gastar mis palabras mas mías ni vaciar de contenido mi "te quiero".
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37. CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor. ¡Dios está aquí, venid adoradores, adoremos a Cristo Redentor! ¡Gloria a Cristo Jesús! cielos y tierra bendecid al Señor. ¡Honor y gloria a ti, Rey de la Gloria: amor por siempre a ti, Dios del amor! Unamos nuestra voz a los cantares del coro celestial. ¡Dios está aquí! Al Dios de los altares adoremos con gozo angelical. Cantemos al Amor de los amores, cantemos sin cesar: ¡Dios está aquí! Venid adoradores, adoremos a Cristo en el altar. 38. YO SOY EL CAMINO Yo soy la Luz del mundo, no hay tinieblas junto a Mí. Tendrán la luz de la vida por la palabra que les di. Yo soy el Camino firme, yo soy la Vida y la Verdad, y al Santo Espíritu tendrán. por Mí llegarán al Padre Yo soy el Pan de Vida y con ustedes me quedé. Me entrego como alimento, soy el misterio de la fe.
Yo soy el Buen Pastor, y por amor mi vida doy; yo quiero un solo rebaño, soy para todos Salvador. Yo soy la vid verdadera, mi Padre Dios, el viñador; produzcan fruto abundante permaneciendo en mi Amor. 39. TE ADORAMOS, HOSTIA DIVINA Te adoramos, Hostia divina. Te adoramos, Hostia de amor. Tú del ángel eres delicia, Tú del hombre eres honor. Te adoramos, Hostia divina. Te adoramos, Hostia de amor. Te adoramos, Hostia divina. Te adoramos, Hostia de amor. Tú del fuerte eres dulzura, Tú del débil eres vigor. Te adoramos, Hostia divina. Te adoramos, Hostia de amor. Te adoramos, Hostia divina. Te adoramos, Hostia de amor. En la vida eres consuelo, en la muerte dulce solaz. Te adoramos, Hostia divina. Te adoramos, Hostia de amor.
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34. CONSOLAD Consolad a mi pueblo dice el Señor, hablad al corazón del hombre; gritad que mi amor ha vencido; preparad el camino que viene tu Redentor. Yo te he elegido para amar: te doy mi fuerza y luz para guiar. Yo soy consuelo en tu mirar. ¡Gloria a Dios! Consolad a mi pueblo, dice el Señor, sacad de la ceguera a mi pueblo. Yo he sellado contigo una Alianza perpetua. Yo soy el único Dios. Consolad a mi pueblo, dice el Señor, mostradles el camino de la libertad. Yo os daré fuertes alas; transformaré sus pisadas en sendas de eternidad.
COMUNIÓN 33. MÁS CERCA OH DIOS DE TI Más cerca oh Dios de ti, más cerca sí aunque sea una cruz que me lleve a ti. Si tiende al sol la flor, si el agua busca el mar a ti mi sólo bien yo he de buscar. Mi pobre corazón inquieto está hasta que en ti, Señor, encuentre la paz. Abráseme tu amor, oh luz de eternidad. Cerca de ti, Señor, yo quiero morar. Yo creo en ti, Señor, yo creo en ti, Dios vivo en el altar presente en mí. Si ciegos al mirar, mis ojos no te ven; yo creo en ti Señor, aumenta mi fe. Pasos inciertos doy, el sol se va; mas si contigo estoy, no temo ya. Himnos de gratitud, alegre cantaré, y fiel a ti, Señor, siempre seré. Refugio es el Señor, no temeré mi fuerza en el dolor, confío en Él. Si brama y gime el mar, las olas al romper, conmigo Dios está, no temeré. La senda sigo yo, que al cielo va, por gozo o por dolor quiero ir allí; un ángel venga a mí, para llevarme a ti. Más cerca, oh Dios de ti, más cerca sí.
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40. ADORO TE DEVOTE Adoro te devóte, latens Déitas quae sub his figuris vere látitas; tibi se cor meum totum súbicit, quia te contémplans totum déficit. Visus, tactus, gustus in te fállitur sed audítu solo tuto créditur. Credo quidquid dixit Dei Fílius; nihil hoc verbo veritátis vérius. In cruce latébat sola Déitas; at hic latet simul et humánitas. Ambo tamen credens atque cónfitens peto quod petívit latro póenitens. Plagas, sicut Thomas, non intúeor; Deum tamen meum te confiteor. Fac me tibi semper magis crédere, in te spem habére, te dilígere. O memoriále mortis Dómini, Panis vivus vitam praestans hómini, presta meae menti de te vívere, et te illi semper dulce sápere. Pie pellicáne, Iesu Dómine, me immúndum munda tuo sánguine, cuius una stilla salvum fácere totum mundum quit ab omni scélere. Iesu, quem velatum nunc aspicio, oro fiat illud quod tam sítio: ut te reveláta cernens fácie, visu sim beátus tuae glóriae. Amen.
41. OH BUEN JESÚS Oh buen Jesús, yo creo firmemente que por mi bien estás en el altar, que das tu Cuerpo y Sangre juntamente /al alma fiel en celestial manjar./ (bis) Dulce maná y celestial comida, gozo y salud de quien te come bien. Ven sin tardar, mi Dios, mi luz, mi vida; /desciende a mi, hasta mi pecho ven./ (bis) Indigno soy, confieso avergonzado, de recibir la santa Comunión. Jesús, que ves mi nada y mi pecado, /prepara Tú mi pobre corazón./ (bis) Pequé, Señor: ingrato te he vendido; infiel te fui, confieso mi maldad; contrito ya, perdón, Señor, te pido, /eres mi Dios, apelo a tu bondad./ (bis) Espero en ti, piadoso Jesús mío; oigo tu voz, que dice: "Ven a Mi". Porque eres fiel, por eso en ti confío; /todo, Señor, espérolo de ti./ (bis)
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45. HIMNO DEL CONGRESO EUCARÍSTICO Jesucristo, Señor de la historia, que estuviste, estás y estarás; sos presencia, esperanza y memoria, sos el Dios de la vida, hecho pan. Sos el mismo Jesús que estuviste junto al lago de Genesaret, y ante el hambre del pueblo exigiste: “¡Denles ustedes, por Dios, de comer!” ¡Quédate con nosotros, Jesús, que da miedo tanta oscuridad, no es posible morirse de hambre en la patria bendita del pan! ¡Quédate con nosotros, Señor, que hace falta un nuevo Emaús; la propuesta será compartir como vos y en tu nombre, Jesús! Primitivo ritual de pastores, que fue luego banquete pascual; homenaje de nuestros mayores al Dios vivo de su libertad. Cena santa, signo y profecía, memorial de Jesús servidor; nueva alianza de la Eucaristía, que es misterio de fe y comunión. Estribillo
46. SALMO 17 Yo te amo, Señor, mi fortaleza, mi roca, mi baluarte, mi liberador. Eres la peña en que me amparo, mi escudo y mi fuerza, mi Salvador. En el templo se escuchó mi voz, clamé por Ti en mi angustia. Extendiste tu mano y no caí, tu Poder del enemigo me libró. Las olas de la muerte me envolvían, me aguardaba la ruina, pero el Señor venció. Tú eres la luz que me ilumina, quien abre mis caminos, Tú eres mi Dios. Cuando yo invoqué tu Nombre, con mano poderosa me salvó tu Amor. Son perfectos tus caminos; tus manos me sostienen, Tú eres mi Rey.
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47. UN NUEVO SOL Una tierra que no tiene frontera sino manos que juntas formarán una cadena más fuerte que la guerra y que la muerte. Lo sabemos, el camino es el amor.
48. ÁNGELES DE DIOS Si sentís un murmullo muy cerca de ti, un ángel llegando para recibir todas tus oraciones y llevarlas al Cielo. Así, abre el corazón y comienza a alabar el gozo del cielo todo sobre el altar, hay un ángel llegando y bendición en sus manos. Hay ángeles volando en este lugar, en medio del pueblo y junto al altar, subiendo y bajando en todas las direcciones. No sé si la Iglesia subió o si el cielo bajó, si sé que está lleno de ángeles de Dios, porque el mismo Dios está aquí. Cuando los ángeles pasan la Iglesia se alegra, ella canta, ella llora, ella ríe y congrega, enfrenta al infierno, disipa el mal. Siente la brisa del vuelo de tu ángel ahora, confía hermano pues esta es tu hora, la bendición llegó y te la vas a llevar.
Una patria más justa y más fraterna donde todos construyamos la unidad, donde nadie es desplazado porque todos son llamados. Lo sabemos, el camino es el amor. Un nuevo sol se levanta sobre la nueva civilización que nace hoy. Una cadena más fuerte que el odio y que la muerte. Lo sabemos, el camino es el amor. La justicia es la fuerza de la paz, el amor, quien hace perdonar. La verdad es la fuerza que nos da liberación. Lo sabemos, el camino es el amor. El que cree contagia con su vida y el dolor se cubre con amor, porque el hombre se siente solidario con el mundo. Lo sabemos, el camino es el amor.
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42. ALABADO SEA EL SANTÍSIMO
Tú necesitas mis manos, mi cansancio que a otros descanse, amor que quiera seguir amando. Tú pescador de otros lagos, ansia eterna de almas que esperan, amigo bueno, que así me llamas. 44. SI YO NO TENGO AMOR Si yo no tengo amor, yo nada soy, Señor. El amor es compasivo, el amor es servicial, el amor no tiene envidia, el amor no busca el mal. El amor nunca se irrita, el amor no es descortés, el amor no es egoísta, el amor nunca es doblez. El amor disculpa todo, el amor es caridad, no se alegra de lo injusto, sólo goza en la verdad. El amor soporta todo, el amor todo lo cree, el amor todo lo espera, el amor es siempre fiel. Nuestra fe, nuestra esperanza, frente a Dios terminarán, el amor es algo eterno, nunca, nunca pasará.
Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar, /y la Virgen concebida sin pecado original./ (bis) El manjar más regalado de este suelo terrenal, /es Jesús Sacramentado, Dios eterno e inmortal./ (bis) Celebremos con fe viva este pan angelical, /y la Virgen concebida sin pecado original./ (bis) Es el Dios que da la vida y nació en un portal, /de la Virgen concebida sin pecado original./ (bis) 43. PESCADOR DE HOMBRES Tú has venido a la orilla, no has buscado ni a sabios ni a ricos, tan sólo quieres que yo te siga. Señor, me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca, junto a ti buscaré otro mar. Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espadas, tan sólo redes y mi trabajo.
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49. BENDIGAMOS AL SEÑOR
Escúchame, Dios; escúchame, Dios, quiero llegar, quiero llegar al horizonte donde haya paz. Quiero servir, quiero servir hasta morir, hasta morir, a los hermanos que veo en Ti. Tu corazón llora el pecado del hombre, e invoco tu Nombre por mi redención. Y con el sol, las tinieblas se alejan y arrepentido yo vuelvo a Vos. 51. CUERPO Y SANGRE DE JESUS Cuerpo y Sangre de Jesús, Pan de Vida; Cáliz del Señor, en la Eucaristía. Redimidos por su amor, bautizados en su muerte, renovemos las promesas antes de comer su Cuerpo y su Sangre. El Espíritu de Dios confirmó nuestro bautismo y hoy imprime en nuestras almas el sello de unión en la Eucaristía. Por la Carne de Jesús Dios nos hace de su raza, y en el pueblo de elegidos somos parte fiel de su sacerdocio. Como granos de la vid, como granos de la espiga, un cuerpo todos formamos, en la gran unión del amor cristiano.
Bendigamos al Señor, que nos une en caridad, y nos nutre con su amor, en el Pan de la unidad ¡Oh Padre Nuestro! Conservemos la unidad, que el Maestro nos mandó, donde hay guerra que haya paz, donde hay odio, que haya amor ¡Oh Padre Nuestro! El Señor nos ordenó devolver el bien por mal, ser testigos de su Amor, perdonando de verdad ¡Oh Padre Nuestro! Al que vive en el dolor y al que sufre soledad, entreguemos nuestro amor, y consuelo fraternal ¡Oh Padre Nuestro! El Señor que nos llamó a vivir en unidad, nos congregue con su amor en feliz eternidad ¡Oh Padre Nuestro! 50. ESCÚCHAME DIOS Señor, son tus ojos dolor y ternura, tus manos llagadas sembrando amor. Y tu Palabra es la fuente de vida, que alumbra las almas que van a Vos.
54. COMO CRISTO NOS AMO Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás. Él no guía como estrella por la inmensa oscuridad. Al partir con Él el pan, alimenta nuestro amor, es el pan de la amistad, el pan de Dios. Es mi Cuerpo: vengan a comer; es mi Sangre: vengan a beber; porque soy la Vida, yo soy el Amor. ¡A tu Amor eterno llévanos, Señor! Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás. En su pueblo es un obrero como todos los demás; con sus manos gana el pan, trabajando con amor. Él conoce la pobreza y el dolor. Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás. Al morir en una Cruz nos dio su paz y libertad, pero al fin resucitó por la fuerza de su Amor y salió de su sepulcro vencedor. Como Cristo nos amó nadie pudo amar jamás. Él nos une como hermanos en su reino de bondad. Para siempre junto a Él viviremos sin temor. ¡Nada puede separarnos de su amor!
55. ALMA MISIONERA Señor, toma mi vida nueva antes de que la espera desgaste años en mí. Estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea, Tú llámame a servir. Llévame donde los hombres necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir, donde falte la esperanza, donde todo sea triste, simplemente por no saber de ti. Te doy mi corazón sincero, para gritar sin miedo lo hermoso que es tu amor, Señor, tengo alma misionera, condúceme a la tierra que tenga sed de Vos. Y así, en marcha iré cantando, por pueblos predicando tu grandeza, Señor. Tendré tus brazos sin cansancio, tu historia entre mis labios, tu fuerza en la oración.
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56. MENSAJERO DE LA PAZ El Señor eligió a sus discípulos los mandó de dos en dos. Es hermoso ver bajar de la montaña los pies del mensajero de la paz. Los mandó a las ciudades y lugares donde iba a ir Él. La cosecha es abundante les dijo el Señor al partir. Pídanle al dueño del campo que envíe más obreros a la mies. Al entrar en una casa saluden anunciando la paz. El Reino de Dios está cerca, a todos lo anunciarán, Los que a ustedes los reciban me habrán recibido a Mí. Quien recibe mi Palabra recibe al que me envió. 57. EL SEÑOR DE GALILEA Pon tus manos en las manos del Señor de Galilea. Pon tus manos en las manos del Señor que calma el mar. Es Jesús el que te va a cuidar noche y día sin cesar. Pon tus manos en las manos del Señor que calma el mar. Pon tus pies en las huellas
del Señor de Galilea. Pon tus pies en las huellas del Señor que calma el mar. Es Jesús el que te va a guiar noche y día sin cesar. Pon tus pies en las huellas del Señor que calma el mar. En tus labios la Palabra del Señor de Galilea. En tus labios la palabra del Señor que calma el mar. Es Jesús el que te va a cuidar noche y día sin cesar. En tus labios la palabra del Señor que calma el mar. 58. OH SANTO ALTAR Oh santo altar, por ángeles guardado. Yo vengo al fin con júbilo a tus pies. Aquí mi Dios, de mí tan deseado, se ofrece a mí por la primera vez. Hora feliz en que el Señor del cielo, se ofrece a mí por la primera vez. Dios de bondad en quien espera el alma, mi solo Amor, mi suspirado Bien. A darme luz y fortaleza y calma venid a mí por la primera vez. ¡Oh santa paz! ¡Oh célica alegría! ya templo soy del soberano Rey, hoy quiere Dios quien la inocencia guía unirse a mí por la primera vez. Plácido sol de día tan propicio. Bendito Tú mil veces cantaré. El mismo Dios se inmola en sacrificio, y es mi manjar por la primera vez.
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52. DIOS DE LOS CORAZONES
53. VEN HERMANO Toma mi mano, hermano, Cristo resucitó. Ven conmigo a la mesa que nos ofrece Dios. Toma mi mano, hermano, Cristo resucitó. Ven hermano, ven, toma mi mano y ven, ven a la mesa de nuestro Redentor, unidos en la Iglesia, por la fe y el amor. Al ver nuestra tristeza, Cristo al mundo llegó y en la cruz de sus brazos la vida derramó. Toma mi mano, hermano, Cristo en la cruz murió. El vino de su Sangre nuestro dolor borró y en pan de harina y vida, nueva vida nos dio. Toma mi mano, hermano, Cristo nos redimió. Hoy comemos su Cuerpo, trigo de redención; bebemos de su Sangre, vino de cruz y amor. Toma mi mano, hermano, alabemos a Dios.
Dios de los corazones, sublime Redentor, domina a las naciones y enséñales tu Amor. (bis) Señor Jesucristo que en la última Pascua tu Sangre divina diste antes de darla; tu Cuerpo y tu Sangre deseamos con ansias ¡En donde está el cuerpo se juntan las águilas! Conoce tu nombre la urbe y el río la línea que es pampa y el germen que es trigo, y cálidas notas de timbre argentino saludan tu hechura de Dios escondido. Pasearon el Corpus por nuestros solares los hombres que luego fundaban ciudades y abrían los surcos para los trigales... Espigas dan hostias, y los leños altares. Antes que el arado rompiera la costra de la tierra virgen, se elevó la Forma... ¡Bandera tu cuerpo fue en la azul atmósfera! ¡y el cáliz dorado fue el sol de la gran gloria!
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59. MAR ADENTRO
No te importan mis obras, no te alejas si yo estoy lejos, me amas aunque no te ame, no impones precio. Quisiera darte todo, pero es tan poco lo que tengo: un pobre y tibio amor que busca dueño. Pero a pesar de todo, Tú lo aceptas con gran afecto y haces del tibio amor un amor nuevo. Soy tan pobre y tan rico pues tu amor me hace valioso, pongo ante Ti mi nada y reluce como el oro. Y al ver cuanto me amas, quiero regalarme todo, Señor hazme generoso como Tú. Al repetir tu nombre, se me llena de gozo el alma y me brota este canto y un mar de calma. Quiero gritarle al mundo que el amor ha vencido al odio y quiero amar al hombre como Tú lo amas. Si acaso Tú quisieras ser el dueño de esta alma inquieta, no dudes en tomarla ella es tu sierva.
67. PADRE ME PONGO EN TUS MANOS Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy gracias, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí.
70. VUELVE A CASA Señor quiero contarte algo que me está pasando. En medio de este silencio, una voz me está llamando. Es una voz que me dice que les diga a mis hermanos con gozo y con alegría poniendo mi canto en alto. Vuelve a casa hermano mío vuelve a casa, que el Señor con amor se alegrará y te abrazará; ya no pienses en aquello que una vez te hizo alejar. Pues saber arrepentirse es querer hacer la paz. Si yo sé que vos hermano no estás cerca de Jesús, te invito a tomar mi mano y marchemos tras su luz. Canta conmigo esta letra, carga en tu espalda la Cruz, que el dolor de tus heridas es el camino a Jesús. Y ahora que todos unidos nos ponemos a rezar me doy cuenta de lo mucho que tenemos que luchar. Pregonando al mundo entero convirtiendo más y más regalando estas palabras por aquí y por allá.
Es hora de partir mar adentro y no voy a esperar. Él vendrá para ir mar adentro y lo voy a esperar. Él ya está junto a mí y sus ojos derraman ternura. Él espera mi sí y yo no quiero hacerlo esperar. Quiero sentir tu amor y volver a nacer. Quiero decirte: ¡ven, mi barca es tuya! Es tan inmenso el mar pero yo voy con Vos no temo navegar si está mi Dios. Quiero ser como Vos y ser Pan que se deja comer. Quiero que los demás vean en mí tu sonrisa, Señor. Quiero ser manantial que da vida dondequiera que vaya. Quiero llevar tu luz a ese mundo que no habla de Dios. 60. TAN POBRE Y TAN RICO Oye, Señor, mi amigo cuando veo tu amor eterno siento encogerse mi alma, soy tan pequeño.
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No deseo nada mas, te confío mi alma, te la doy con todo el amor del que soy capaz. Porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos, porque eres mi Padre. 68. TU FIDELIDAD Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparable es Nadie como tu, bendito Dios grande es tu fidelidad 69. TE AGRADEZCO SEÑOR Te agradezco Señor, tu palabra, te agradezco tu verbo de Amor, meditar en silencio tus cosas, aprender lo que es el amor. Te agradezco tu vivo silencio, ese instante de luz interior, encarnarme en tu sabiduría, y vivir tu Palabra, Señor. /Gracias, gracias, gracias, Señor./ (bis)
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71. QUIERO SER SANTO Quiero ser santo Señor, me cuesta tanto seguirte. Quiero ser santo Señor, porque vos me lo pediste. Y aunque me cueste, aunque no pueda, aunque reviente aunque me muera… Solo lanzado a la aventura de tu amor, mi vida tiene sentido. 72. TORRENTES DE VIDA Torrentes de vida, has brotar en mi, mi tierra sedienta suspira por ti. Nada puedo Señor sin tu gracia, todo lo puedo en Cristo mi Rey. Mueve mi corazón para que te reciba siempre, abre mis ojos para que pueda verte, mis oídos que puedan escucharte. Mi vida, sea palabra, que hable de ti. Con los pies en la tierra, pero los ojos en el cielo, necesito tu mano, porque sólo no puedo. 73. SALVE, OH REINA Salve, oh Reina, dulce Madre nuestra, toda bondad, toda clemencia, amor, a ti gimiendo el alma se confía: ¡Sola esperanza al humano dolor!
Vuelve a nosotros tus divinos ojos, llenos de amor y de serena luz, y muéstranos, después de este destierro, la casta flor de tu seno, Jesús. 74. DÉJAME NACER Tu conoces la dureza que hay en mi, y la terquedad que hay en mi corazón. Son las cosas que me alejaron de ti Señor, dame vida nueva con tu amor. Déjame nacer de nuevo, déjame nacer de nuevo, déjame nacer de nuevo, oh Señor. No importa la edad que tenga, Tú no la tienes en cuenta, déjame nacer de nuevo, oh Señor. Tú conoces el pecado que hay en mi, y el dolor que causa en mi corazón. Por la muerte que ha causado vuelvo a ti Señor, dame vida nueva con tu amor. 75. QUE MI VIDA ENTERA CANTE Que mi vida entera sea una canción de amor, para ti, que mi vida entera, cante para ti. Que las cosas que digo y las cosas que pienso sean incienso, para ti. Que mi vida entera, cante para ti.
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63. EL ALFARERO Yo quiero ser, Señor amado, como barro del Alfarero. Rompe mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo. 64. SEÑOR, AQUÍ ESTOY Señor, aquí estoy otra vez postrado a tus pies para entregarte toda mi vida lo que tengo lo que soy. Me pongo en tus manos porque no hay lugar mejor para mí. 65. JESÚS AMOROSO Jesús amoroso, el más fino amante, quiero en todo instante sólo en ti pensar. Tú eres mi tesoro, Tú eres mi alegría. /Tú eres vida mía, yo te quiero amar./ (bis) Oh, Corazón Dulce, de amor abrasado, quiero yo a tu lado por siempre vivir. Y en tu llaga santa viviendo escondido /de amores heridos en ella vivir./ (bis) 66. NADA TE TURBE (Taize) Nada te turbe, nada te espante quien a Dios tiene nada le falta. Nada te turbe, nada te espante, sólo Dios basta.
POST‐COMUNIÓN 61. ESTATE Estate Señor conmigo, siempre y sin jamás partirte. Y cuando decidas irte, llévame Señor contigo. Porque pensar que te irás, me causa un terrible miedo, cuando yo sin ti me quedo, cuando Tú sin mí te vas. Llévame en tu compañía, donde Tú vayas Jesús. Porque bien sé que eres Tú, la vida del alma mía. Si tu Vida no me das, sé que alcanzarla no puedo, cuando yo sin ti me quedo, cuando Tú sin mí te vas. Por eso más que a la muerte, temo Señor tu partida. Y quiero perder la vida, mil veces más que perderte. Pues la inmortal que Tú me das, sé que alcanzarla no puedo, cuando yo sin Ti me quedo, cuando Tú sin mí te vas. 62. MI FORTALEZA El Señor es mi fortaleza y en Él me alegraré, sólo sus ojos miraré, /en Él confío no he de temer./ (bis)
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/MADRE, MADRE, MADRE, MADRE./ (bis) Gracias, Madre mía por llevarnos a Jesús, haznos más humildes, tan sencillos como Tú. Gracias, Madre mía, por abrir tu corazón, porque nos congregas y nos das tu amor. 78. SALVE REGINA Salve Regina, Mater Misericordiae; vita, dulcedo, et spes nostra, salve! Ad te clamámus, éxsules filii Evae, Ad te suspirámus, gémentes et flentes In hac lacrimárum vale. Eia ergo, Advocáta nostra, illos tuos misericórdes óculos ad nos convérte. Et Iesum, benedíctum fructum ventris tui nobis post hoc exsilium osténde. O clemens, o pía, o dulcis Virgo María! 79. BENDITA SEA TU PUREZA Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A ti celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre Mía.
SALIDA 76. FELIZ DE TI MARÍA Feliz de ti María, hija santa de Israel, toda la Antigua Alianza revive con tu fe. Queremos hoy honrarte como el mismo Dios te honró, y queremos amarte como Jesús te amó. Feliz de ti, María, Madre santa y virginal, Dios mismo se ha prendado de tu fidelidad. Feliz de ti, María, que creíste al Señor, se cumplirá en tu vida la voluntad de Dios. Feliz de ti, María, que engendraste al Salvador, eres aún más dichosa por tu obediencia a Dios. 77. JUNTO A TI MARÍA Junto a ti, María, como un niño quiero estar, tómame en tus brazos, guíame en mi caminar. Quiero que me eduques, que me enseñes a rezar, hazme transparente, lléname de paz.
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83. UN DÍA LA VERÉ Un día al cielo iré y la contemplaré. Un día yo iré al cielo patria mía allí veré a María oh sí, yo la veré. Un día la veré con célica armonía las glorias de María dichoso cantaré. Un día la veré es el cantar del alma que mi tormento calma y aliento da a mi fe. Un día la veré en la radiante gloria con himnos de victoria su nombre ensalzaré. Un día la veré la Santa Eucaristía revela al alma mía que el cielo alcanzaré. 84. EL ÁNGELUS El Ángel vino de los cielos y a María le anunció el gran misterio de Dios hombre que a los cielos admiró.
Virgen, Madre, Señora nuestra recordando la Encarnación, te cantamos tus hijos todos, como estrella de salvación. Yo soy la esclava del Señor, mi Dios, la Virgen dijo al contestar que se haga en mí según has dicho; se cumpla en mí tu voluntad. Y el Verbo para redimirnos tomó su carne virginal vivió hecho hombre entre los hombres librándonos de eterno mal. 85. EN MEDIO DE LOS PUEBLOS En medio de los pueblos, columna de verdad la Santa Iglesia se alza cual mística ciudad. ¡Oh Cristo, sálvanos! ¡Señor, defiéndenos! ¡devuelve a la humanidad tu paz y la unidad! Su jefe y rey es Cristo, su ley la unidad, su código divino la mutua caridad. La Iglesia es el misterio viviente de Jesús, en ella recibimos su vida, fuerza y luz.
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86. LOS CIELOS, LA TIERRA Los cielos, la tierra y el mismo Jehová aclaman, Señora, tu gloria inmortal. ¡Ave, ave, ave María! ¡Ave, ave, ave María! Llena eres de gracia, de dicha sin par, y Dios es contigo, contigo su paz. ¡Oh Santa María, oh nuncio de paz! de Dios eres Madre, al mundo salvad. 87. OH SANTISIMA Oh Santísima, oh Purísima. dulce Virgen María. Madre amada, Inmaculada, ora, ora por nosotros. Salve límpida, Rosa Mística, dulce Madre del Redentor, llena de gracia, nuestra esperanza. Ora, ora por nosotros. Los arcángeles, y los ángeles "Dios te salve" te cantan; también los hombres, cantan tu nombre. Ora, ora por nosotros.
88. SANTA MARIA DEL CAMINO Mientras recorres la vida, tú nunca sólo estás, contigo por el camino, Santa María va. Ven con nosotros a caminar, Santa María ven. Ven con nosotros a caminar, Santa María ven. Aunque te digan algunos que nada puedes cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad. Si por el mundo los hombres sin conocerse van, no niegues nunca tu mano al que contigo está. Aunque parezcan tus pasos inútil caminar, tú vas haciendo camino, otros lo seguirán. 89. MAGNIFICAT (Taize) Magnificat, magníficat, magníficat anima mea, Dominum. Magnificat, magníficat, magníficat anima mea!
80. BENDITA SEA TU PUREZA (Km 11) Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea pues todo un Dios ser recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María, yo te ofrezco en este día alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes madre mía, morir sin tu bendición sería mi perdición. Por eso yo a ti te canto mi niña, mi niña linda; por eso yo a ti te canto con todo mi corazón. Todito mi ser lo pongo a tus pies, por Ti llegaré a Jesús contemplar. Oh, Virgen Santa, te vengo a pedir que nunca me olvides. (bis) 81. MARÍA DE LA ALIANZA Que silencio más delicado amor del amor más escondido. Eres Mujer, Puerta del Cielo tres colores adornan tu manto. Bajan las cascadas de los árboles que caen hasta el suelo y llegan al Santuario.
María de la Alianza palabra hecha flor. He cambiado todo mi canto tan solo para soñar tu risa y no ser más que polvo en el camino aunque no soy polvo de tu olvido. Quiero ser un puente hacia el Cielo hecho de barro y fuego que nace en el Santuario. 82. MADRE Madre, quiero hablarte una vez más y estar cerca de tu corazón, junto a vos. Y quiero contarte que ya estoy en la ruta diaria por lograr la santidad. Quiero que tú me vayas guiando por este camino que elegí: ser como el Padre; pero tengo miedo de caer y en la oscuridad no ver, pero Madre, tú estarás allí. El mal va dejando huellas tras de sí, pero el joven quiere construir un mundo nuevo donde el hombre tenga que luchar para que Cristo pueda Reinar junto al Padre. Ser respuesta para el mundo es la misión, y yo, Madre, me consagro a vos por entero. Sé la Reina de mi corazón, Madre humilde, esclava del Señor, hazme fuerte en la Alianza de amor.
Quieres dar la mano y yo pedir la tuya. No puedo estar sin ti sin tu mirada pura, tu voz me llena el alma
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90. VIRGEN MORENITA Virgen morenita, Virgen milagrosa, Virgen morenita, te elevo mi cantar. Son todos en el valle devotos de tus ruegos son todos peregrinos, Señora del lugar (bis). Virgen morenita, india fue tu cuna, porque india Tú naciste por la gracia de Dios,así somos esclavos de tu bondad divina así somos esclavos de tu infinito amor (bis). Así será Virgen mía, mereces el respeto y la veneración. Por eso yo te canto, te elevo mis plegarlas y pido que escuches mi ruego, por favor (bis). Virgen morenita, santa inmaculada, Virgen morenita, Señora del lugar, Tú gozas del respeto y cariño de tus hijos y así los peregrinos te rezan en tu altar (bis). Virgen morenita, india fue tu cuna, porque india Tú naciste por la gracia de Dios;
así somos esclavos de tu bondad divina así somos esclavos de tu infinito amor (bis). 91. OH, MARIA Oh, María, madre mía, oh consuelo del mortal, /amparadme y guiadme a la patria celestial./ (bis) Con el ángel de María las grandezas celebrad, /transportados de alegría sus finezas publicad./ (bis) Quien a ti ferviente clama halla alivio en el pesar, /pues tu nombre luz derrama, gozo y bálsamo sin par./ (bis) Pues te llamo con fe viva, muestra, oh Madre, tu bondad, /a mí vuelve compasiva esos ojos de piedad./ (bis)
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Oración a Jesús crucificado Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado a los pies de tu divina presencia. Te ruego y suplico con grande fervor de mi alma, te dignes grabar en mi corazón sentimientos vivísimos de fe, esperanza y caridad, arrepentimiento sincero de mis pecados y propósito firme de nunca más ofenderte. Mientras yo, con todo el amor y dolor de que soy capaz, considero y medito tus cinco llagas, teniendo en cuenta aquello que dijo de ti, oh mi Dios, el santo profeta David: «han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos». Invocaciones al Santísimo Redentor Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del Costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh buen Jesús!, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti, para que con tus Santos te alabe, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración a Jesucristo Dulcísimo Señor Jesucristo, te ruego que tu Pasión sea virtud que me fortalezca, proteja y defienda; que tus llagas sean comida y bebida que me alimente, calme mi sed y me conforte; que la aspersión de tu Sangre lave todos mis delitos; que tu muerte me dé la vida eterna y tu Cruz sea mi gloria sempiterna. Que en esto encuentre el alimento, la alegría, la salud y la dulzura de mi corazón. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. A la Santísima Virgen Oh María, Virgen y Madre Santísima, he recibido a tu Hijo amadísimo, que concebiste en tus inmaculadas entrañas, criándolo y alimentándolo con tu pecho, y lo abrazaste amorosamente en tus brazos. Al mismo que te alegraba contemplar y te llenaba de gozo, con amor y humildad te lo presento y te lo ofrezco, para que lo abraces, lo
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ames con tu corazón y lo ofrezcas a la Santísima Trinidad en culto supremo de adoración, por tu honor y por tu gloria, y por mis necesidades y por las de todo el mundo. Te ruego, piadosísima Madre, que me alcances el perdón de mis pecados y gracia abundante para servirte, desde ahora, con mayor fidelidad; y por último, la gracia de la perseverancia final, para que pueda alabarle contigo por los siglos de los siglos. Amén. Oración a San Miguel Arcángel Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la maldad y las acechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el poder divino, a Satanás y a los otros espíritus malvados que andan por el mundo tratando de perder a las almas. Amén. Oración del papa Clemente XI Creo en ti, Señor, pero ayúdame a creer con más firmeza; espero en ti, pero ayúdame a esperar con más confianza; te amo, Señor, pero ayúdame a amarte más ardientemente; estoy arrepentido, pero ayúdame a tener mayor dolor. Te adoro, Señor, porque eres mi creador y te anhelo porque eres mi último fin; te alabo porque no te cansas de hacerme el bien y me refugio en ti, porque eres mi protector. Que tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder me defienda. Te ofrezco, Señor mis pensamientos, para que se dirijan a ti; te ofrezco mis palabras, para que hablen de ti; te ofrezco mis obras, para que todo lo haga por ti; te ofrezco mis penas, para que las sufra por ti. Todo aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, quiero como lo quieras Tú y durante todo el tiempo que lo quieras Tú. Te pido, Señor, que ilumines mi entendimiento, que inflames mi voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi alma. Ayúdame a apartarme de mis pasadas iniquidades, a rechazar las tentaciones futuras, a vencer mis inclinaciones al mal y a cultivar las virtudes necesarias. Concédeme, Dios de bondad, amor a ti, odio a mí, celo por el prójimo, y desprecio a lo mundano. Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores, ser comprensivo con mis inferiores, saber aconsejar a mis amigos y perdonar a mis enemigos. Que venza la sensualidad con la mortificación, con generosidad la avaricia, con bondad la ira; con fervor la tibieza.
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ORACIONES PARA LA ACCIÓN DE GRACIAS Oración de Santo Tomás de Aquino Gracias te doy, Señor Santo, Padre Todopoderoso, Dios eterno, porque a mí, pecador, indigno siervo tuyo, sin merito alguno de mi parte, sino por pura concesión de tu misericordia, te has dignado alimentarme con el precioso Cuerpo y Sangre de tu unigénito Hijo mi Señor Jesucristo. Te suplico, que esta Sagrada Comunión no me sea ocasión de castigo, sino intercesión saludable para el perdón; sea armadura de mi fe, escudo de mi buena voluntad, muerte de todos mis vicios, exterminio de todos mis carnales apetitos; aumento de caridad, paciencia y verdadera humildad, y de todas las virtudes: sea perfecto sosiego de mi cuerpo y de mi espíritu, firme defensa contra todos mis enemigos visibles e invisibles, perpetua unión contigo, único y verdadero Dios, y sello de mi muerte dichosa. Te ruego, que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable, donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos Luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén. Oración de San Buenaventura Traspasa, dulcísimo Jesús y Señor mío, la médula de mi alma con el suavísimo y saludabilísimo dardo de tu amor; con la verdadera, pura y santísima caridad apostólica, a fin de que mi alma desfallezca y se derrita siempre sólo en amarte y en deseo de poseerte: que por ti suspire, y desfallezca por hallarse en los atrios de tu Casa; anhele ser desligada del cuerpo para unirse contigo. Haz que mi alma tenga hambre de ti, Pan de los Ángeles, alimento de las almas santas, Pan nuestro de cada día, lleno de fuerza, de toda dulzura y sabor, y de todo suave deleite. Oh Jesús, en quien desean mirar los Ángeles; tenga siempre mi corazón hambre de ti, y el interior de mi alma rebose con la dulzura de tu sabor; tenga siempre sed de ti, fuente de vida, manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias, abundancia de la Casa de Dios: que te desee, te busque, te halle; que a ti vaya y a ti llegue; en ti piense, de ti hable, y todas mis acciones encamine a honra y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin; para que Tú solo seas siempre mi esperanza, toda mi confianza, mi riqueza mi deleite, mi contento, mi gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi perfume, mi dulzura, mi comida, mi alimento, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría, mi herencia, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija y firme e inconmoviblemente arraigada mi alma y mi corazón. Amén.
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Que sepa yo tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor frente a los peligros, paciencia en las dificultades, humildad en la prosperidad Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos. Ayúdame a conservar la pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar en mis conversaciones y a llevar una vida ordenada. Concédeme tu ayuda para dominar mis instintos, para fomentar en mí tu vida de gracia, para cumplir tus mandamientos y obtener la salvación. Enséñame, Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo divino, la brevedad de esta vida y la eternidad de la futura. Concédeme, Señor, una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno y alcanzar el Paraíso. Por Cristo nuestro Señor. Amén. Actos de fe, adoración y acción de gracias ¡Señor mío Jesucristo!, creo que verdaderamente estás dentro de mí con tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, y lo creo más firmemente que si lo viese con mis propios ojos. ¡Oh Jesús mío!, te adoro presente dentro de mí, y me uno a María Santísima, a los Ángeles y a los Santos para adorarte como mereces. Te doy gracias, Jesús mío, de todo corazón, porque has venido a mi alma. Virgen Santísima, Ángel de mi guarda, Ángeles y Santos del Cielo, dad por mí gracias a Dios. Gracias Señor, por la Eucaristía... Gracias Señor, porque en la Última Cena partiste tu Pan y Vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed... Gracias Señor, porque en el Pan y el Vino nos entregas tu Vida y nos llenas de tu presencia. Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: morir por otro, dar la vida por otro. Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor. Gracias Señor, porque en la Eucaristía nos haces uno contigo, nos unes a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra... Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación para celebrar y compartir la Eucaristía... Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino de transformación en ti...
cuanto posea en bienes espirituales y materiales os lo ofrezco gozoso y sin reserva alguna. Debo marcharme ahora, oh mi amado Jesús. Dejo vuestro sagrario porque me llamáis a otra parte. ¡Adiós, Jesús! ¡Hasta mañana! Volveré con un corazón más sediento de amor a Vos. Y vos, Señor, me daréis otra vez aquella paz inefable, preludio de la eterna bienaventuranza del cielo. Una palabra todavía, Amado de mi alma. Por el amor inmenso que os hace prisionero de mi alma, concededme la gracia que la comunión de mañana sea más fervorosa que la de hoy. Dadme esta gracia cada día de nuevo. Así seré más santo cada día, más perfecto y os amaré con más ardor. Abrid vuestros tesoros y adornad mi alma con la hermosura de la vuestra. ¡Gracias, oh buen Jesús! Alabanzas y adoración, amor y gratitud sean dadas, en todo momento y en todos los Tabernáculos del mundo, al Sagrado Corazón de Jesús, hasta la consumación de los siglos. Así sea. ¡Bendito sea el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús! ¡Corazón de Jesús, en Vos confío! Jesús, manso y humilde de Corazón, haced mi corazón semejante al vuestro. Gracias, amabilísimo Jesús (San Antonio María Claret) Gracias, amabilísimo Jesús, gracias infinitas os sean dadas por el inapreciable beneficio que acabáis de hacerme viniendo a mí y dignándoos entrar en la pobre morada de mi corazón... ¿Y de dónde a mí tanta dicha? Os contemplo en los brazos de mi alma cual el anciano Simeón, y entusiasmado por tan divino Tesoro, exclamaré con él: «moriré gustoso, porque he logrado la mayor dicha que en este mundo puede lograrse». ¿Qué gracias, pues, podré daros por esta gracia, que no sólo contiene todas las gracias, sino que también al Autor de ellas? ¡Oh Ángeles santos! Alabad todos al Señor y dadle por mí las gracias... ¡Oh Santos del cielo y justos de la tierra! Ayudadme a dar a Dios las gracias por tan señalada merced. ¡Oh Virgen Santísima!... Vos, que con tanta perfección supisteis corresponder a los singulares beneficios que os dispensó Dios, haced que yo sepa también corresponder y darle las debidas gracias; pero ya que esto me es imposible, dádselas por mí. Quisiera, Dios mío, que cuantas criaturas hay en el cielo y en la tierra os dieran por mí las gracias; pero estoy bien convencido de que ni aún así correspondería digna y debidamente; por esto, pues, me ofrezco a Vos mismo con todo mi cuerpo y alma, potencias y sentidos, de suerte que en adelante diré siempre con el Apóstol San Pablo: «vivo yo, pero no yo, sino que vive Cristo en mí». ¡Oh, Dios mío! De hoy en más seré siempre vuestro; adornadme, por tanto, como a cosa vuestra, con cuantas virtudes sabéis que necesito para amaros y serviros: con toda perfección. Al veros hospedado en mi alma, me lleno de admiración y asombro, y entusiasmado, cual la Magdalena, no sé desistir de contemplar vuestras misericordias infinitas. ¿Qué visteis, Señor, en mí para que vinierais? ¿Virtudes?... ¿Pero cómo, si estoy desnudo
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de ellas? ¿Méritos?... ¡Ay! Yo soy un miserable pecador. ¿Quién, pues Bien mío, os movió? ¡Ay! Ya lo sé: las miserias que me oprimen y las necesidades bajo las que me veis gemir. ¡Cuán bueno sois, oh mi buen Dios!... Permitidme, pues, Señor, que abrace vuestros pies santísimos y los riegue con lágrimas de ternura y amor. No, yo no me levantaré de vuestras plantas hasta que, cual a la Magdalena, me concedáis una indulgencia plenaria de todos mis pecados; ni os dejaré ir hasta que me hayáis echado vuestra santa bendición. ¡Oh, y cuánto os amo, Dios mío! ¡Qué lástima que no os haya amado siempre! Al acordarme que tuve valor para ofenderos, se me cubre de rubor el rostro y un vivo dolor parte mi corazón. Sí; con la sangre de mis venas quisiera borrar mis culpas. Quisiera que los días en que os ofendí y no os amé no se computaran en el número de los años que he vivido. Pero, en adelante... ‐cielos y tierra, sed testigos de mi resolución‐, en adelante no os ofenderé más, y os amaré, con vuestra gracia, con todo el afecto de mi corazón. Y no sólo eso, Señor, sino que procuraré que todo el mundo os ame, y que nadie os ofenda; y ya que os contemplo sentado en mi corazón como en un trono de misericordia preparado para concederme gracias, y no sólo instándome a que os las pida, sino quejándoos de que hasta aquí no os las haya pedido, enmendando mi negligencia os pido: 1º Que convirtáis a todos los pobres pecadores. ¿No veis, Señor, cómo se precipitan de abismo en abismo? 2º Que concedáis a los justos la perseverancia final en vuestro santo servicio. ¿De qué les serviría tener buen principio si fuera desgraciado su fin? 3º Que, librando de las penas del purgatorio a las benditas ánimas, las llevéis a vuestra Gloria. ¡Bien sabéis cuánto os aman y anhelan por Vos! 4º Que a mis padres, amigos y bienhechores les concedáis cuantas gracias necesiten. 5º Que triunfe en todas partes la Iglesia y prospere nuestra nación. 6º Que bendigáis a cuantos son acreedores a mis oraciones. Concedednos a todos vuestra divina gracia, vuestro santo Amor y temor, y, por último, la Gloria, en que vivís y reináis con el Padre y con el Espíritu Santo. Amén. “Te adoro, te amo, auméntame la fe” (San Josemaría Escrivá de Balaguer) Cuando le recibas, dile: Señor, espero en ti; te adoro, te amo, auméntame la fe. Sé el apoyo de mi debilidad, Tú, que te has quedado en la Eucaristía, inerme, para remediar la flaqueza de las criaturas (Forja, 832). Asistiendo a la Santa Misa, aprenderéis a tratar a cada una de las Personas divinas: al Padre, que engendra al Hijo; al Hijo, que es engendrado por el Padre; al Espíritu
Gracias, Jesús mío Gracias, ¡Jesús mío! Oh Jesús, acabo de recibiros en esta santa Comunión. Bien es verdad que no puedo veros con mis ojos, pero creo firmemente en vuestra divina presencia. Soy vuestro Tabernáculo. Ya no aparecéis bajo la forma de pan, os habéis ocultado en mi cuerpo. Habéis dejado la lamparilla del sagrario para buscar las llamas de amor de mi corazón. Abandonasteis el silencio del copón, para escuchar las dulces palabras de mi alma extasiada de amor a Vos. Oh Jesús, decidme, ¿no os sentís un tanto desilusionado? En lugar de un corazón ardiente de amor, ¡halláis tan solo una muy débil llamita de afecto! Lo único que puedo deciros, oh Jesús, es: gracias, mil gracias os doy, ¡oh amado Jesús mío! Qué bueno eres, ¡oh mi Jesús! Si tuviese que tratar con hombres tendría que usar palabras para expresarles mis sentimientos y afectos porque ellos no entienden el lenguaje del corazón. Mas, Vos oh Jesús mío, conocéis mi corazón mucho mejor que yo. Veis muy bien cuán feliz me siento de haberos recibido. Sabéis que me faltan palabras para expresaros mi gratitud. Recoged, oh Jesús mío, todos mis sentimientos y encerradlos todos en la llaga de vuestro dulcísimo Corazón. ¡Os doy gracias, oh buen Jesús! ¡Soy tan feliz en este momento! Mirad, si halláis algo de bueno o hermoso en mi alma, es para Vos. Si acaso encontráis un poquito de buena voluntad, deseos de santificación, una virtud, algún sacrificio, una oculta lágrima de arrepentimiento, mirad, todo es vuestro, aceptadlo en prueba de gratitud. Os doy gracias, ¡oh buen Jesús! Toda mi gratitud se encierra en estas palabras. Antes creía que tenía tanto que deciros y ahora no acierto pronunciar palabra. Pero Vos, oh Jesús, no esperáis de mí hermosas palabras y profundos pensamientos. Sólo queréis que os ofrezca como digno regalo todas las facultades de mi alma, todos los afectos de mi corazón. ¡Os doy gracias, oh Señor, y os amo, oh mi buen Jesús! ¡Gracias, oh Jesús! ¡Cuán feliz me siento! Ayer he cometido muchas faltas. Cómo me oprimían el corazón. Me parecía que estabais triste, ¡oh buen Jesús! No pude hallar completa paz Pero esta mañana, desde que habéis entrado en mi alma, todo ha cambiado como por encanto. Una dulce paz ha entrado en mi alma. Cuánto os agradezco, ¡oh dulcísimo Corazón de Jesús! ¡Oh dulce Huésped de mi alma! Os habéis dado todo entero a mí, he aquí que yo me entrego todo entero y sin reserva a Vos. Me habéis dado vuestra Alma santísima, y yo os doy la mía, aunque pobre y llena de defectos. Puede que aún me queden varios años de vida. Si os place acortar el tiempo de mi destierro, lo acepto gustoso de vuestra mano paternal. Aún gozo de buena salud, disponed de ella según vuestro divino beneplácito y para vuestra mayor gloria. Es verdad, soy pobre; pero Vos, divino Rey de amor, aceptáis gustoso nuestros pobres presentes, siempre que vengan de un corazón humilde y agradecido. Pues bien, lo poco de bueno que yo tenga; todo
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Santo que de los dos procede. Tratando a cualquiera de las tres Personas, tratamos a un solo Dios; y tratando a las tres, a la Trinidad, tratamos igualmente a un solo Dios único y verdadero. Amad la Misa, hijos míos, amad la Misa. Y comulgad con hambre, aunque estéis helados, aunque la emotividad no responda: comulgad con fe, con esperanza, con encendida caridad. No ama a Cristo quien no ama la Santa Misa, quien no se esfuerza en vivirla con serenidad y sosiego, con devoción, con cariño. El amor hace a los enamorados finos, delicados; les descubre, para que los cuiden, detalles a veces mínimos, pero que son siempre expresión de un corazón apasionado. De este modo hemos de asistir a la Santa Misa. Por eso he sospechado siempre que, los que quieren oír una Misa corta y atropellada, demuestran con esa actitud poco elegante también, que no han alcanzado a darse cuenta de lo que significa el Sacrificio del altar. El amor a Cristo, que se ofrece por nosotros, nos impulsa a saber encontrar, acabada la Misa, unos minutos para una acción de gracias personal, íntima, que prolongue en el silencio del corazón esa otra acción de gracias que es la Eucaristía (Es Cristo que pasa, nn. 91‐92). “Hemos de amar la Santa Misa” (San Josemaría Escrivá de Balaguer) Lucha para conseguir que el Santo Sacrificio del Altar sea el centro y la raíz de tu vida interior, de modo que toda la jornada se convierta en un acto de culto –prolongación de la Misa que has oído y preparación para la siguiente–, que se va desbordando en jaculatorias, en visitas al Santísimo, en ofrecimiento de tu trabajo profesional y de tu vida familiar... (Forja, 69). No comprendo cómo se puede vivir cristianamente sin sentir la necesidad de una amistad constante con Jesús en la Palabra y en el Pan, en la oración y en la Eucaristía. Y entiendo muy bien que, a lo largo de los siglos, las sucesivas generaciones de fieles hayan ido concretando esa piedad eucarística. Unas veces, con prácticas multitudinarias, profesando públicamente su fe; otras, con gestos silenciosos y callados, en la sacra paz del templo o en la intimidad del corazón. Ante todo, hemos de amar la Santa Misa que debe ser el centro de nuestro día. Si vivimos bien la Misa, ¿cómo no continuar luego el resto de la jornada con el pensamiento en el Señor, con la comezón de no apartarnos de su presencia, para trabajar como El trabajaba y amar como El amaba? Aprendemos entonces a agradecer al Señor esa otra delicadeza suya: que no haya querido limitar su presencia al momento del Sacrificio del Altar, sino que haya decidido permanecer en la Hostia Santa que se reserva en el Tabernáculo, en el Sagrario (Es Cristo que pasa, nn. 153‐ 154).
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su perdón!; te ha dado dones sin cuento, algunos extraordinarios... ‐Dime, hijo: ¿cómo has correspondido?, ¿cómo correspondes? (Forja, 11). ¡Has fracasado! ‐Nosotros no fracasamos nunca. ‐Pusiste del todo tu confianza en Dios. ‐No perdonaste, luego, ningún medio humano. Convéncete de esta verdad: el éxito tuyo ‐ahora y en esto‐ era fracasar. ‐Da gracias al Señor y ¡a comenzar de nuevo! (Camino, 404) Amor para entender al Amor Si en el amor radica la razón de ser de este sacramento, sólo con amor podremos entender su grandeza. Cabe aplicar a la gran realidad eucarística lo que San Pablo afirmaba de la gloria futura: "Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por corazón de hombre, las cosas que preparó Dios para los que le aman". La Eucaristía (...) brota de un amor que no conoce límites y sólo desde ese amor puede comprenderse y compartirse. Si aspiramos a profundizar en el conocimiento de su verdad y a vivir de tan infinito tesoro, el único camino es pedir a Dios que nos aumente la capacidad de querer para que se abran nuestros ojos, ya que "amor oculus est et amare videre est", escribió Ricardo de San Víctor: el amor es el ojo y amar es ver. (...) Mons. Javier Echevarría, Itinerarios de vida cristiana. Ed. Planeta. Madrid, 2002. Carta del Prelado del Opus Dei con motivo del Año de la Eucaristía (6 de octubre de 2004) Ante la entrega de Jesucristo en la Eucaristía, cuántas veces repetía nuestro Padre: «se quedó para ti»; «se humilló hasta esos extremos por amor a ti». Al contemplar tanto amor, el corazón creyente queda como fulminado, lleno de admiración, y desea corresponder a su vez dándose del todo al Señor. «Yo me pasmo ante este misterio de Amor». Cultivemos este sentimiento, esta disposición de la inteligencia y de la voluntad, para no acostumbrarnos y para mantener siempre el ánimo sencillo del niño que se maravilla ante los regalos que su padre le prepara. Expresemos también con hondo agradecimiento: «Gracias, Jesús, gracias por haberte rebajado tanto, hasta saciar todas las necesidades de nuestro pobre corazón». Y, como consecuencia lógica, rompamos a cantar, alabando a nuestro Padre Dios, que ha querido alimentar a sus hijos con el Cuerpo y la Sangre de su Hijo; perseverando en esa alabanza porque siempre resultará corta. (…) Ser de verdad almas de Eucaristía no se reduce a la fiel observancia de unas ceremonias, que resultan desde luego indispensables; se extiende a la entrega completa del corazón y de la vida, por amor a Quien nos consignó y nos sigue consignando la suya con absoluta generosidad. Aprendamos de la Virgen la humildad y la disponibilidad sin condiciones para amar, acoger y servir a Jesucristo. Meditemos
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frecuentemente, como nos proponía nuestro queridísimo Padre, que Ella «fue concebida inmaculada para albergar en su seno a Cristo». Y afrontemos la pregunta con que concluía esa invitación: «si la acción de gracias ha de ser proporcional a la diferencia entre don y méritos, ¿no deberíamos convertir todo nuestro día en una Eucaristía continua?».
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“Un encuentro personal con Dios” (San Josemaría Escrivá de Balaguer) Cuando le recibas, dile: Señor, espero en ti; te adoro, te amo, auméntame la fe. Sé el apoyo de mi debilidad, Tú, que te has quedado en la Eucaristía, inerme, para remediar la flaqueza de las criaturas (Forja, 832). No descubro nada nuevo si digo que algunos cristianos tienen una visión muy pobre de la Santa Misa, que para otros es un mero rito exterior, cuando no un convencionalismo social. Y es que nuestros corazones, mezquinos, son capaces de vivir rutinariamente la mayor donación de Dios a los hombres. En la Misa, en esta Misa que ahora celebramos, interviene de modo especial, repito, la Trinidad Santísima. Corresponder a tanto amor exige de nosotros una total entrega, del cuerpo y del alma: oímos a Dios, le hablamos, lo vemos, lo gustamos. Y cuando las palabras no son suficientes, cantamos, animando a nuestra lengua ‐Pange, lingua!‐ a que proclame, en presencia de toda la humanidad, las grandezas del Señor. Vivir la Santa Misa es permanecer en oración continua; convencernos de que, para cada uno de nosotros, es éste un encuentro personal con Dios: adoramos, alabamos, pedimos, damos gracias, reparamos por nuestros pecados, nos purificamos, nos sentimos una sola cosa en Cristo con todos los cristianos (Es Cristo que pasa, nn. 87‐ 88). Dar gracias a Dios (San Josemaría Escrivá de Balaguer) "Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. ‐ Porque te da esto y lo otro...". Textos de san Josemaría sobre los dones de Dios. Acostúmbrate a elevar tu corazón a Dios, en acción de gracias, muchas veces al día. ‐ Porque te da esto y lo otro. ‐Porque te han despreciado. ‐Porque no tienes lo que necesitas o porque lo tienes. Porque hizo tan hermosa a su Madre, que es también Madre tuya. ‐Porque creó el Sol y la Luna y aquel animal y aquella otra planta. ‐Porque hizo a aquel hombre elocuente y a ti te hizo premioso... Dale gracias por todo, porque todo es bueno (Camino, 268). Da gracias a Dios, que te ayudó, y gózate en tu victoria. ‐¡Qué alegría más honda, esa que siente tu alma, después de haber correspondido! (Camino, 992). ¡Qué deuda la tuya con tu Padre‐Dios! ‐Te ha dado el ser, la inteligencia, la voluntad...; te ha dado la gracia: el Espíritu Santo; Jesús, en la Hostia; la filiación divina; la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra; te ha dado la posibilidad de participar en la Santa Misa y te concede el perdón de tus pecados, ¡tantas veces
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66. Nada te turbe (Taize) 41. Oh buen Jesús 87. Oh Santísima 58. Oh santo altar 90. Oh, María 67. Padre me pongo en tus manos 21. Padre nuestro recibid 43. Pescador de hombres 01. Pueblo de reyes 08. Qué alegría 75. Que mi vida entera cante 71. Quiero ser santo 15. Recibe la ofrenda 22. Recibe oh Dios el pan 19. Recibe oh Dios eterno 20. Saber que vendrás 46. Salmo 17 73. Salve, oh Reina 78. Salve Regina 88. Santa María del camino 28. Santo I 29. Santo II 30. Santo III 31. Santo IV 32. Santo V 64. Señor, aquí estoy 44. Si yo no tengo amor 04. Somos un pueblo que camina 10. Soy peregrino 60. Tan pobre y tan rico 39. Te adoramos, Hostia divina 69. Te agradezco, Señor 17. Toma, Señor 72. Torrentes de vida 68. Tu fidelidad 83. Un día la veré 47. Un nuevo sol 23. Una espiga dorada por el sol 53. Ven hermano 07. Vienen con alegría 03. Vine a alabar a Dios 91. Virgen morenita 70. Vuelve a casa 38. Yo soy el Camino 16. Zamba del grano de trigo 27. Zamba del perdón
ÍNDICE ALFABÉTICO PÁG. 40. Adoro te devote 42. Alabado sea el Santísimo 55. Alma misionera 48. Ángeles de Dios 49. Bendigamos al Señor 80. Bendita sea tu pureza (Km 11) 79. Bendita sea tu pureza 18. Canción del grano de trigo 37. Cantemos al Amor de los amores 54. Como Cristo nos amó 34. Consolad 06. Cristo joven 51. Cuerpo y Sangre de Jesús 74. Déjame nacer 52. Dios de los corazones 63. El Alfarero 84. El Ángelus 57. El Señor de Galilea 85. En medio de los pueblos 14. Entre tus manos 50. Escúchame Dios 61. Estate 26. Esto que soy, eso te doy 76. Feliz de ti María 13. Gloria (folclórico) 11. Gloria a Dios en el cielo 12. Gloria a Dios en las alturas 45. Himno del Congreso Eucarístico 35. Id y enseñad 09. Iglesia peregrina 65. Jesús amoroso 77. Junto a ti María 05. Juntos como hermanos 02. Lauda Ierusalem 86. Los cielos, la tierra 25. Los frutos de la tierra 82. Madre 89. Magnificat (Taize) 59. Mar adentro 81. María de la Alianza 33. Más cerca oh Dios de ti 56. Mensajero de la paz 62. Mi Fortaleza 36. Mi Getsemaní 24. Mira nuestra ofrenda
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