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MOVIMIENTOS, PARTIDOS Y ESTADO
ALAIN BADIOU
LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN MÉXICO CARLOS ÍMAZ Y SAMUEL SALINAS
CRÍTICA DEL MULTICULTURALISMO CONSUELO SÁNCHEZ
LA REINVENCIÓN DE LOS TERRITORIOS WALTER GONÇALVES LA MINERÍA EN AMÉRICA LATINA !"JENNIFER ! JENNIFER MOORE Y GIAN CARLO DELGADO RAMOS EL IMPERIO Y LOS ROBOTS ! FIDEL CASTRO ¿CÓMO SERÁ LA DOCTRINA OBAMA? ! GREG GRANDIN RANKING DE LA FELICIDAD DE LOS PAÍSES ! DEL LUGAR DEL CONFLICTO: ALTERNATIVAS DESDE EL SUR ! MASSIMO MODONESI
LA NACIÓN
LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN MÉXICO Reexiones, diagnóstico y propuestas para una alternativa
IMAGEN ILSE GRADWOHL
CARLOS ÍMAZ GISPERT Y SAMUEL SALINAS ÁLVAREZ
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UN POCO DE HISTORIA
esde su fundación laica, con los liberales del siglo XIX, la educación pública mexicana es colocada en el centro de la disputa por la nación y se hace explícito su referente nacionalista y progresista. Para José María Luis Mora, creador en 1833 de la Dirección General de Instrucción Pública, se trataba de impulsar en los jóvenes un espíritu crítico para romper con “el hábito del dogmatismo” de la educación religiosa, en la que “se acostumbra a no dudar de nada y a tener por inefable cuanto se aprendió” y donde, además, “nada se habla de la patria, de los derechos civiles… no se les instruye en historia ni se hacen lecturas de la vida de nuestros grandes hombres”. Mora, orgulloso del naciente esfuerzo educador, concluía que “una parte muy considerable de las masas aprendía a leer mal y a escribir peor, pero aprendía” (Mora, 1949). Al derrotar al invasor francés y, con él, al alto clero católico y a los conservadores, los liberales de la Reforma volvieron a la carga con renovado entusiasmo. Su visión de país, en la cual la educación jugaba un papel central, los llevó a seguir la lógica de Mora y, a pesar de la falta de recursos económicos y humanos, en palabras de Altamirano, se lanzaron a “abrir escuelas por todas partes, con profusión, con impaciencia, casi con desesperación”. Convencidos por su experiencia e impulsados por su proyecto social, los liberales adoptaron desde entonces el principio de la educación primaria obligatoria. Lo hicieron cuando, incluso en lo que ellos llamaban los países “cultos”, todavía se debatía su pertinencia y por supuesto mucho antes que en la inmensa mayoría de los países con semejante desarrollo social. Habían llegado a una conclusión radical para su época y que además no se nutría de su propia tradición filosófica liberal: “Nosotros no concebimos un derecho que consista en elegir entre la educación y la ignorancia”. Nuestro país se articuló como nación independiente fundamentalmente con la educación pública. México, como el Estado nación que es, sería impensable sin la Secretaría de Educación Pública creada por Vasconcelos en 1921, quien tomó en serio el mandato de los liberales mexicanos del siglo XIX de asumir la rectoría estatal en educación y masificar el acceso a la educación primaria, empezando con conocimientos básicos transmitidos desde las Misiones Culturales y reconociendo a la Universidad como la punta del sistema educativo público; sin la educación socialista de Lázaro Cárdenas y los maestros rurales que hacían posible el reparto agrario y la difusión en todo el país de saberes básicos, de valores solidarios y de símbolos centrales en nuestra identidad nacional; sin el Instituto Politécnico Nacional y los técnicos y científicos mexicanos que hicieron posible la nacionalización petrolera y de los ferrocarriles con Cárdenas y más tarde, con López Mateos, la de la industria eléctrica; sin los libros de texto gratuitos; sin la UNAM y todas las universidades públicas, que han educado a cientos de miles de jóvenes, quienes hoy son profesores de educación secundaria, preparatoria, licenciatura y posgrado o investigadores o profesionistas que ejercen la medicina, la ingeniería, la arquitectura, el teatro, la música, la química, la física, la sociología, las matemáticas, la OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
computación, la administración pública, etcétera, con un nivel que nunca antes tuvieron estas mismas profesiones. Como antes hicieran los liberales, el nuevo Estado posrevolucionario colocó en el centro de sus estrategias de reconstrucción nacional a la educación pública. Toda esa energía, esa monumental obra educativa, sacrificio y satisfacción de generaciones enteras, tenía como fin a los habitantes de estas tierras, no al mercado. Ese gran esfuerzo educativo provenía de un Estado nacional que se asumió como educador y que reconocía las profundas diferencias sociales de sus habitantes. Se sabía, y así se estableció en nuestra Constitución, que la obligatoriedad de la educación básica (ahora incluye la secundaria) no era una responsabilidad individual o familiar, sino social y por lo tanto del Estado. De tal suerte, aún hoy, después de casi tres decenios de políticas y pretensiones privatizadoras, de los 33 millones de mexicanos que asisten a la escuela en todos sus niveles, más del 85 % lo hacen en escuelas públicas. SU IMPORTANCIA
La educación pública en México ha marcado nuestra historia nacional, al grado que podemos decir categóricamente que nuestra soberanía y nuestras fronteras se defienden y extienden por la fuerza de nuestra identidad nacional y no por la superioridad militar de nuestras fuerzas armadas. La educación pública mexicana ha sido y es un garante de la soberanía nacional. La educación también ha sido una herramienta de movilidad social y, por lo tanto, de redistribución del ingreso; ha sido una palanca para el incremento de la productividad económica y ha sido vital para el mejoramiento de la salud de la población y la disminución de los niveles de crecimiento demográfico. Tampoco debemos soslayar el hecho de que la educación superior y la investigación científica tienen actualmente una importancia estratégica, pues el conocimiento se ha convertido en una poderosas fuerza productiva y al que los países del llamado “primer mundo” destinan cuantiosos recursos para competir y ganar espacios en la famosa globalización regionalizada. Además, la educación pública representa un espacio civilizatorio y su acción es civilizatoria de nuestra sociedad. Muy a pesar de los autoritarismos existentes, el espacio educativo en México cuenta en todos sus niveles con nichos de reflexión e independencia, indispensables para la crítica del statu quo, el cuestionamiento del autoritarismo, las formas de ejercicio del poder y las políticas públicas. La educación pública es sin lugar a dudas civilizatoria, porque en más de un sentido ha sido un límite a la gobernabilidad autoritaria y ha protegido y difundido la cultura desde una perspectiva democrática y solidaria, pero su impacto civilizatorio mayor está en que, siendo la responsable de preservar y transmitir la herencia humana, es indispensable en la socialización de las nuevas generaciones con el mundo contemporáneo. Si lo humano es social por definición y la educación es socialización humana, entonces la educación debe ser concebida como un fin en sí misma y no como un medio para. Sin embargo, desde el inicio de los años ochenta, las fuerzas que dirigen el Estado mexicano forzaron la retirada de éste de sus responsabilidades sociales, aun sabiendo que las fuerzas del mer5
EL RUMBO NEOLIBERAL
En la nueva filosofía pública dominante, reconocida con el apelativo de neoliberal, la economía es concebida como una entidad autónoma, en donde se producen el destino y el significado de la sociedad. La economía no es ya un medio para mejorar la vida humana, que ahora se encuentra regida por las “leyes” y la “lógica del mercado”. La dirección que esta filosofía de lo público ha dado a la educación cumple una doble función. Por un lado, el servicio educativo es transformado en mercancía y, por el otro, los estudiantes son convertidos en mercancías potenciales, “valorizadas” por su capacidad de insertarse al mercado. Tal cambio requiere de la introducción de prácticas de mercado en la operación de las escuelas y el establecimiento de mercados educativos. El punto de llegada es la privatización de la educación, su conversión en servicio ofrecido por empresas y, en consecuencia, la desaparición de la escuela pública. El programa de acción que deviene de dicha reorientación va a contrapelo de nuestra experiencia social y además confronta los aires democratizadores que recorren vastos territorios de la vida nacional. Del eslogan del programa educativo de 1979, Educación para todos, se pasó, desde 1982, al discurso de la Excelencia educativa y, con el disfraz de una indefinida calidad educativa, se contuvo el crecimiento de la educación pública y se colocó a la competencia como la palanca de la aspiración declarada. Para que dicha competencia se diera “libremente” y “en igualdad de condiciones”, el Estado inició la retirada de sus responsabilidades sociales para con la educación pública y se dedicó a promover, en ella y apoyando a la educación privada, la mercantilización de lo que ellos llaman el “capital humano”. Esto trajo como consecuencia un abandono creciente del sentido público de la educación y, justo en sentido contrario a nuestra experiencia histórica, se promovió desde el Estado, “con profusión, impaciencia y casi desesperadamente”, ¡la educación privada y la ley del más fuerte! El reiterado empeño en lograr la tan sobada “excelencia” educativa es aterrizado, cuando más, en términos de procedi6
mientos para hacer más excluyente el ingreso y más rígidos y memorísticos los modelos de evaluación y nunca en términos de ampliar el acceso y la permanencia ni para desarrollar razonamiento crítico y socialización solidaria. En el discurso oficial actual, se reitera explícitamente la oferta de “igualdad de oportunidades”, pero no como la urgente y agresiva acción compensatoria del Estado frente a las desigualdades culturales, geográficas, económicas y sociales, sino como la desigual competencia de nuestros niños y jóvenes, como si sus condiciones de acceso y permanencia fueran iguales, como si arrancaran en igualdad de condiciones y desde el mismo punto de partida, su carrera en la vida. Desde hace ya más de 25 años, la política educativa oficial sostiene algo así como esto: se puso al maestro, la más de las veces con escuela, y, si los niños que tuvieron “la misma oportunidad” de estudiar no la aprovecharon, pues no tendrán educación primaria ni secundaria. Aunque no hay lugar para todos los que egresan de educación básica, a los que entran a bachillerato damos “la misma oportunidad” de terminarlo, pero, si no lo logran, no es problema nuestro. Como en el nivel superior hay muchos menos lugares, damos a los que aspiran a estudiar una licenciatura la “misma oportunidad” de pasar el examen de admisión, pero si no lo pasan es su responsabilidad, no del sistema educativo que los formó… y además, si tienen dinero, siempre pueden pagarse una escuela privada… ¡Esa es su oferta de “igualdad de oportunidades”! IMAGEN ILSE GRADWOHL
cado no podrían hacer el trabajo social necesario. Esto significó una renuncia a las facultades y obligaciones del Estado y condujo a la apertura de espacios a la privatización. En la educación, el resultado ha sido desastroso: la educación pública se volvió un territorio devastado y, como preveía Sigmund Freud, al dejar de trabajar por la educación y la cultura… la guerra apareció.
LOS DATOS
La tragedia es que, en los hechos, no se reconoce la magnitud del impacto directo de la pobreza económica y de los bajos niveles educativos de la mayoría de la población en la asistencia, permanencia y aprovechamiento escolar. Los indicadores de marginación social de los hogares mexicanos evidencian la magnitud de dicho problema. Por ejemplo, las viviendas con hacinamiento representan el 57 % del total y este indicador presenta una alta correlación estadística con bajo aprovechamiento escolar y deserción. De acuerdo con las cifras oficiales, dadas a conocer a finales de 2008 por Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en nuestro país había 44.7 millones de personas en condición de pobreza y lo más grave aún es que “la gran brecha de desigualdad que había hace 14 años se mantiene: donde el 10 % de los más pobres recibe el 1.6 % del ingreso nacional, mientras el 10 % más rico obtiene 40 %” (La Jornada, 31 de octubre de 2008). MEMORIA 238
Sin hablar de la miseria endémica, baste señalar que el salario mínimo registró una brutal pérdida de su poder adquisitivo, de 1976 a 1996, de más del 70 % y que se ha mantenido prácticamente igual hasta hoy, es decir, sin recuperación de su poder real de compra, con el agravante de que el desempleo ha crecido muy significativamente. El nivel de escolaridad de los adultos que rodean a nuestros niños es también muy bajo. Más del 35 % de los padres y hermanos mayores de quince años de los niños que hoy están o deberían estar en la escuela no tiene ni siquiera la primaria terminada (en diez estados de la república esta proporción es del 45 % o más y en la población indígena alcanza en promedio el 73 %) y, de este número de mexicanos (un poco más de 35 millones), el 80 % tiene tres años de escolaridad o menos y el 55 % tiene menos de 45 años de edad. De acuerdo con las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2007), de los 30 países que integran dicha organización, México es el último lugar en gasto público por alumno, gastando 70 % menos que el promedio de los países que integran la OCDE. EL ESTADO MEXICANO ESTÁ OBLIGADO, LEGAL Y ÉTICAMENTE, A GARANTIZAR EL ACCESO Y LA PERMANENCIA EN LA ESCUELA AL MAYOR NÚMERO POSIBLE DE NUESTROS NIÑOS Y JÓVENES
De acuerdo con los datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) dados a conocer por la Comisión de Educación y Servicios Educativos del Congreso de la Unión (2008), para el ciclo escolar 2007-2008, el número de niños y jóvenes excluidos del sistema educativo es muy alarmante: • Un millón cien mil niños, que deberían estar estudiando la educación básica, no están inscritos en ninguna escuela, lo que representa el 5 % del total de los 21.8 millones del grupo de edad de 6 a 15 años (sin embargo, el gobierno de México informa a la ONU que está cumpliendo con los objetivos del milenio en materia educativa. Desde 2005, reportó una escolarización de prácticamente el 100 %). • A nivel medio-superior (incluyendo todas sus modalidades), el número de adolescentes no inscritos en la escuela es de 2.5 millones, lo que representa el 40 % del total de los 6.3 millones del grupo de edad de 16 a 18 años. • A nivel superior (incluyendo todas sus modalidades), el número de jóvenes excluidos es 7.2 millones, lo que representa el 73 % del total de los 9.8 millones del grupo de edad de 19 a 23 años. • En total, 10.8 millones de niños, adolescentes y jóvenes mexicanos, de entre 6 y 23 años, están totalmente excluidos de la educación. Si aplicamos a los datos de matrícula escolar por nivel y modalidad educativa del ciclo escolar 2007-2008 los índices que se presentan de eficiencia terminal y de absorción por nivel educativo (es decir, cuántos no lo terminan y cuántos se inscriben al siguiente nivel), puede conocerse la perspectiva educativa que tienen los que sí están inscritos en el sistema educativo. El punto de partida, por lo tanto, será los 14.6 millones niños que están inscritos en educación primaria: • De ellos, 1.6 millones, es decir, el 11 %, no terminarán ese nivel. OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
• De los que la terminen, 770 mil no continuarán estudiando. • De los que se inscriban en educación secundaria, 2.6 millones no la terminarán, es decir que el 21 % de ellos no obtendrá el certificado respectivo. • La pérdida total de estudiantes, acumulada hasta este nivel educativo, suma los 5 millones de estudiantes, es decir, el 34 % de los inscritos en educación primaria no culminarán su educación básica. • De los que terminen ese nivel educativo, 330 mil no continuarán sus estudios. • De los que se inscriban a algún tipo de bachillerato (técnico medio o bachillerato general), el 42 % no lo terminará, es decir, otros 3.8 millones más que se quedarán fuera de la escuela. • Con ello, la suma de excluidos del espacio educativo llega a 9.2 millones, es decir, el 63 % de los niños que hoy están en educación primaria no obtendrán ningún tipo de certificado de bachillerato. • De los que terminen el bachillerato, 900 mil no continuarán sus estudios. • De los que se inscriban en algún tipo de licenciatura (técnica superior, universitaria, tecnológica y normal), el 44 % no lo terminará, es decir, otros 2 millones más de excluidos de sistema educativo. • La suma de excluidos hasta este nivel educativo, rebasa los 12 millones, es decir, el 83 % de los niños que hoy están en la escuela primaria no podrán acceder a ningún título de licenciatura. • A nivel de posgrado (especialidad, maestría o doctorado), llegará sólo el 0.6 %, lo cual, dicho en términos de la expectativa educativa, significa que el 99.4 % de los niños que hoy están en la primaria no podrán acceder a ningún tipo de posgrado. Sin embargo, el único rezago educativo que se reconoce por parte del gobierno federal es el de la falta de oportunidad de inscribirse por primera vez en la escuela, es decir que, para ellos, la deserción y la reprobación no son consideradas como parte del rezago educativo, a pesar de que tanto el no acceder como el abandonar la escuela son parte del mismo problema: la exclusión social que significa y que alimenta. El Estado mexicano está obligado legal y éticamente a garantizar el acceso y la permanencia en la escuela al mayor número posible de nuestros niños y jóvenes. Los avances más importantes en el terreno de la equidad, para ampliar el acceso y garantizar mejor la permanencia en el espacio educativo, fueron desarrollados, hasta el cardenismo, sobre la base de la abierta, directa y franca intervención estatal para compensar, al menos en parte, los efectos de la desigualdad social en la escuela. Así lo asumieron los gobiernos liberales del siglo XIX y los primeros gobiernos posrevolucionarios del XX. Las siguientes generaciones de mexicanos, en su mayoría, lo asumimos así, aunque no nuestros gobiernos. Eso se evidencia en las luchas de resistencia desarrolladas durante el resto del siglo XX y hasta hoy al enfrentar las políticas de desmantelamiento sistemático de la visión de los liberales y su materialización en el proyecto de educación nacional popular del cardenismo y, más recientemente, en la defensa del carácter público, laico, gratuito y de calidad de nuestra educación pública. Nuestra historia pasada 7
y reciente nos permite entender que se deben desarrollar políticas diferenciadas que promuevan la equidad, pues tratar a los desiguales como si fueran iguales sólo profundiza la desigualdad existente, propiciando y perpetuando el rezago y la injusticia. La inequidad y, por lo tanto, una mayor desigualdad son el resultado de la renuncia del grupo gobernante a mantener y desarrollar el carácter distributivo del Estado, en cuanto a las condiciones diferenciadas que éste debe ofrecer para ampliar y garantizar las oportunidades de desarrollo social de sus habitantes. La ausencia de una visión de Estado y de acciones que promuevan la equidad en el espacio educativo son más que evidentes. Veamos tres sencillos ejemplos: 1) el número de alumnos por maestro es mayor conforme se reduce el nivel económico de los padres; 2) las escuelas primarias “unitarias” (aquellas donde un maestro imparte varios grados a la vez) se encuentran en las comunidades campesinas e indígenas más pobres del país; 3) esas mismas comunidades construyen y dan mantenimiento a la escuela y proporcionan alojamiento y alimentación al profesor. Así, no sólo no se combate la enorme desigualdad existente, sino que se agudiza en el espacio educativo, pues los niños y comunidades que requieren un mayor apoyo para acceder y permanecer en la escuela son los que sufren las peores condiciones educativas y los que mayores recursos aportan. LAS DECLARACIONES DEL SECRETARIO DEL TRABAJO, JAVIER LOZANO, PIDIENDO A LOS PADRES QUE “NO DEJEN ESTUDIAR A SUS HIJOS LAS CARRERAS QUE LES GUSTEN, SINO LLEVARLOS HACIA PROFESIONES QUE TENGAN FUTURO EN EL MERCADO LABORAL PARA NO SER CÓMPLICES DE HISTORIAS DE FRACASOS” , HABLAN POR SÍ MISMAS
El discurso y las políticas “modernizadoras”, promovidas durante tres sexenios priístas y dos panistas (desde el de Miguel de la Madrid, pasando por los de Salinas, Zedillo, Fox y ahora Calderón), asumen y promueven el mito de que el sistema educativo es lo suficientemente grande y que por lo tanto lo que se debe impulsar es “la calidad”. Por ejemplo, en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 1995-2000, se afirmaba: “La cobertura de nuestro sistema educativo comprende a la mayoría de los mexicanos. Es tiempo de elevar la calidad en beneficio de todos”. En el PND 2007-2012, en el llamado “Eje 3, Igualdad de Oportunidades”, se dice exactamente lo mismo: “Se ha conseguido una cobertura cercana al 100 % en educación primaria y una tasa importante de expansión en secundaria, media superior y superior… Aún persisten rezagos de consideración en el sistema educativo nacional. Los más importantes son la falta de oportunidades de gran parte de la población para acceder a una educación de calidad y a los avances en materia de tecnología e información.” No sólo no se explica qué ha pasado con la tan cacareada “calidad”, al menos desde que fue convertida en el eje estratégico de la “moderna política educativa”, sino que, además, la calidad educativa sigue sin ser definida conceptualmente y se mantiene como una inasible entelequia. Sin embargo, lo que en términos 8
cuantitativos resulta más grave aún es que con ello se reitera la negativa a reconocer un problema de primer orden: todo el sistema educativo mexicano debe crecer y mucho. Como se ve, el discurso oficial continúa con las falacias de la “igualdad de oportunidades” y de la “calidad”, que utilizan de camuflaje para mantener la perspectiva mercantilista de la educación y la negativa a reconocer la magnitud cuantitativa del rezago educativo, el cual, como hemos visto, incluso en las maquilladas cifras oficiales, muestra su enorme y lacerante magnitud. Tan sólo en educación básica, donde suenan insistentes las fanfarrias oficiales del éxito cuantitativo, el rezago al día de hoy y en sus propias cifras es de más de 36 millones de mexicanos. Más grave aún constituye el rezago que está produciéndose entre los niños mayores de 6 y menores de 15 años, que asciende a 6 millones y representan un poco más del 35 % de ese grupo de edad; es de la misma proporción que la del rezago “histórico”, que asciende a 30 millones de personas mayores de 15 años y que representan también el 35 % del total de ese grupo de edad. Esto quiere decir que, incluso en las alegres y triunfales cifras oficiales, se mantiene la misma proporción de exclusión educativa en la educación básica. LA CALIDAD
Es evidente que existe un enorme rezago cualitativo en nuestra educación, por ejemplo, en cuanto a capacidad de reflexión, entendimiento de la incertidumbre, hábito de lectura, saberes universales, actitudes solidarias, convivencia con los otros, acceso y manejo a las distintas herramientas de trasmisión del conocimiento, etcétera. Elevar la calidad de nuestra enseñanza debe ser un esfuerzo permanente, por lo que no debemos suponer que existe un punto final al esfuerzo de mejorar. Desgraciadamente, la corta y excluyente visión educativa dominante, renunciando a la identificación de las diferencias y las desigualdades y a la comprensión de la diversidad y complejidad de los procesos de aprendizaje y sus posibles alternativas pedagógicas, asume la calidad educativa como la inserción exitosa al mercado laboral, es decir, como la posibilidad de conseguir empleo luego de egresar de la escuela, sin que importe si ese empleo niega las aptitudes y aspiraciones de las personas, es mal pagado y peligroso, implica riesgos a la salud y es precario en prestaciones y régimen contractual. El “empleo” se erige como un valor en sí mismo, desligándolo de su contenido. Las declaraciones del secretario del Trabajo, Javier Lozano, pidiendo a los padres que “no dejen estudiar a sus hijos las carreras que les gusten, sino llevarlos hacia profesiones que tengan futuro en el mercado laboral para no ser cómplices de historias de fracasos” (Milenio, 24 de marzo 2009), hablan por sí mismas y de paso nos describen claramente hacia dónde se inclina la balanza de la educación que ofrece el régimen a los pobres, con el agravante de que, en la actual situación de crisis y aumento acelerado del desempleo, la consecuencia lógica de ese razonamiento “para evitar historias de fracasos”, es que sería mejor no estudiar. La adopción del “enfoque de competencias” y su imposición a todos los niveles –desde preescolar hasta la educación media superior y tecnológica– se hace sin atender a la formación de los docentes, sin consultar a los protagonistas del proceso eduMEMORIA 238
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cativo, siguiendo lineamientos diseñados para otras realidades sociales, educativas y culturales; de ahí que, en los hechos, se proponga la versión más simplista del enfoque de desarrollo de competencias, como desempeños “medibles” y alineados al mercado laboral. Veamos. México ha participado desde el año 2000 en el sistema de exámenes PISA, del que, en principio, se dijo que era “para contar con una evaluación externa de nuestra educación”. En los tres exámenes aplicados (2000, 2003 y 2006), en las áreas de lenguaje, ciencia y matemáticas, nuestro país se ubicó en las últimas o penúltimas posiciones, respectivamente, pero lo que resultó aún más chocante es que no hubo ninguna mejoría en los puntajes. Sin embargo, esto no es ni de lejos lo peor: lo más grave es que se les metió en la cabeza que el problema, la nueva meta y el eje de los esfuerzos y recursos educativos es “la calificación de México” en dicho examen. Con ello, se ha generado una lógica perversa, agravada por el balbuceo que viene de Los Pinos, el “haiga sido, como haiga sido”, donde no importa cómo se logre el objetivo planteado, siempre y cuando éste se alcance. Esa es la visión y la pretensión no declarada de la llamada Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), gracias a la cual se han malgastado cientos de millones de pesos en esa y otras evaluaciones estandarizadas, por cierto bastante mal hechas, como la denominada Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (mejor conocida por sus siglas como la prueba ENLACE), y lo que es sumamente dañino para la educación mexicana: el entrenamiento para responder dichos exámenes estandarizados está convirtiéndose en el eje curricular que dirige y desvirtúa los esfuerzos educativos. Con ello, están imponiendo con nueva fuerza la caduca pretensión memorística, la memorización mecánica sin comprensión por sobre el pensamiento crítico, ya que lo único que importa es “la respuesta correcta” y no el razonamiento para llegar a una conclusión. Persiste el mismo “hábito del dogmatismo” que rechazó José María Luis Mora desde 1833, puesto que en él “se acostumbra a no dudar de nada y a tener por inefable cuanto se aprendió”. Además, dicha “respuesta correcta” sólo puede ser la que previeron los diseñadores de los reactivos, como si a una pregunta correspondiera solamente una interpretación de la misma y una OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
única respuesta (hace tiempo, ¿desde los griegos quizá?, supimos que a una pregunta corresponde siempre más de una respuesta posible y considerada correcta, según el contexto, la perspectiva, el momento histórico, etcétera). Ignorando los procesos de aprendizaje y su necesaria diversidad, reducen la enseñanza a las formas y contenidos de dichos exámenes y renuncian además a fortalecer al docente, a restituirle su categoría profesional y el valor de la información que proporciona sobre los aprendizajes de las personas con las que trabaja. Juzgar a los maestros, a los niños y a las escuelas, a partir de ese mecanismo “evaluador”, además de ser insultante e injusto para ellos, es garrafalmente insensato, pues con base en sus resultados pretenden “medir el rendimiento”. Ignoran que no se tienen instrumentos para medir en qué consiste “el rendimiento”. ¿Cómo medir el pensamiento crítico? ¿Cómo se mide la solidaridad? ¿Cómo se miden las actitudes regidas por valores como la verdad, la libertad, el amor, el respeto, la responsabilidad y la dignidad? Todo ello pervierte los procesos educativos, pues con la renuncia a las enseñanzas de la pedagogía se premia la simulación educativa y su tediosa y acrítica memorización de respuestas y se excluye el estímulo a la curiosidad, la imaginación y la reflexión, que promueven individuos críticos, creativos y solidarios. Con esa misma lógica y también como parte de la llamada ACE, se pretende definir el ingreso de los docentes con un examen estandarizado que, por decir lo menos, es arbitrario y descuidado, pues tiene muy poco que ver con la formación que se ofrece en las escuelas normales, con los procesos educativos reales y con las características que podrían identificar a un buen maestro. Ningún sistema educativo en el mundo decide si un aspirante a maestro lo será o no a partir de una “evaluación” de esas características. La multimillonariamente publicitada ACE pretende, además, que la promoción en Carrera Magisterial esté sujeta “al aprovechamiento escolar (medido a través de instrumentos estandarizados aprobados por el Sistema Nacional de Evaluación de la Educación)”, es decir que con la famosa prueba ENLACE pretenden, en sus propias palabras, “estimular el mérito individual de los maestros en función de los resultados de logro de sus alumnos”. Con ello, no sólo repiten el mismo esquema fracasado y perverso de los “estímulos” salariales “por productividad”, sino que además están provocando que muchas escuelas y sus maestros se reduzcan a entrenar a sus alumnos para obtener buenas calificaciones en evaluaciones que desconocen, pervierten y destruyen los procesos de aprendizaje, convirtiéndolos en memorización de repuestas para pasar un examen. El “pago por productividad” o “pago por mérito”, mejor conocido entre los docentes de la educación superior como “los estímulos”, fueron impuestos a finales de 1997 y son otra de las ocurrencias “modernizadoras” para promover “la competencia entre los docentes y así elevar la calidad”. Dicho sistema no sólo 9
ha ido destruyendo el concepto y el monto del salario base (que sobre todo impacta negativamente la jubilación), sino, lo que es más grave aún, también el tejido social y la cooperación entre los docentes, aniquilando la colegialidad. Muy diversos estudios han demostrado que ni siquiera las empresas (de donde fue copiada la idea) sostienen los sistemas de “pago por mérito”, salvo para los vendedores directos de su producto, pues sólo resultaron eficaces para quien realiza su trabajo por su lado, sin requerir de la colaboración de otros y a la mayor velocidad posible, pero para el resto resultaron contraproducentes. El proceso de trabajo docente y el proceso escolar en general se caracterizan por ser altamente interdependientes, cooperativos y colegiados, mientras que los pagos por competitividad promueven exactamente lo contrario, aíslan a los docentes, inhiben la cooperación y degradan el compromiso grupal. Por si todo ello no fuera suficiente, excluyen a los más jóvenes y castigan a los más viejos “por improductivos”. Si lo que se quiere es hacer pedazos nuestras escuelas, el “pago por productividad” y las evaluaciones estandarizadas son, sin duda, medidas probadamente eficientes. No es casual que la idea misma de estandarización vaya en contra de cualquier acuerdo tomado internacionalmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (conocida como la UNESCO por sus siglas en inglés). Sin embargo, esa misma tendencia como parte de la misma ACE, que es otra de las ocurrencias mercantilistas de quienes dirigen la educación, se pretende desarrollar por la vía de la llamada Reforma Integral a la Educación Media Superior (RIEMS), anunciada en mayo de 2007. Sin en el más mínimo sustento conceptual y enfrentando el activo rechazo de la comunidad filosófica nacional, el gobierno federal pretende eliminar las asignaturas filosóficas del denominado currículo “integral” del bachillerato. En su declarada pretensión de medir “competencias” para el mercado (y que, ¡oh, paradoja!, expresa una filosofía educativa), que se encarna en la intención de estandarizar a nuestros niños, jóvenes y maestros, la capacidad de reflexión no está incluida, pues no hay nada más antagónico a la estandarización de las personas que su capacidad de reflexión autónoma y crítica. En consecuencia, les parece lógico desaparecer las materias filosóficas, pues para qué sirve la filosofía sino para pensar, para reflexionar acerca de la condición humana, sus virtudes y sus miserias, sus dilemas y sus alternativas. Más recientemente, nos hemos enterado de que en los “nuevos” libros de primaria han sido mutilados periodos enteros de nuestra historia, periodos que nos definen como nación, y que en el área de Ciencias Naturales insisten en su pretensión memorista y con definiciones claramente erróneas. En su cara amable, la llamada ACE expresa muy bien el nivel de abandono de la escuela pública. Nos anuncian con fanfarrias que van a dar mantenimiento físico a las escuelas, pues muchas están cayéndose a pedazos, cuando eso no es otra cosa que una obligación estatal mínima para con la educación. Qué terrible que sea como moneda de cambio y para vestir un proyecto fundado en una profunda ignorancia y desprecio por la pedagogía. Con el llamado Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y Normal (pactado en 1992 por el SNTE y 10
el gobierno federal, firmado por Elba Esther Gordillo y Carlos Salinas) se impuso la llamada “descentralización educativa” por medio de la cual se descentralizaron obligaciones de la Federación a los estados, pero no las facultades ni los recursos necesarios para cumplir con ellas. Una consecuencia evidente de ello es el grave deterioro físico de la mayor parte de las escuelas del país. La llamada ACE se entiende mejor como el refrendo de un acuerdo político entre Gordillo (propietaria del “partido” Nueva Alianza y dirigente “vitalicia” del SNTE) con el PAN hecho gobierno federal, primero con Vicente Fox y ahora con Felipe Calderón. Con algunos nuevos nombres, se mantiene exactamente el mismo esquema de relación que con el viejo partido de Estado, donde las estructuras sindicales, con una bien pagada obediencia sumisa, funcionan como una extensión del partido en el poder. Para mantener ese cacicazgo sindical, sustentado en un aberrante corporativismo corrupto, el gobierno del PAN no sólo declara su total apoyo político a la cúpula sindical-partidista, sino que le otorga puestos públicos para el manejo integral del clientelismo corporativo y le transfiere crecientes cantidades de recursos. A cambio, la alta burocracia sindical-partidista obsequia al gobierno el sometimiento del SNTE a las políticas educativas (léase ocurrencias mercantilistas y antipedagógicas) y de contención salarial (léase pérdida del salario base real de los maestros) y, con la camiseta de partido (que no es otra cosa que la sometida estructura sindical en campaña), le opera importantes territorios de la llamada “ingeniería electoral” (léase alteración de actas electorales, introducción de votos falsos, extracción de votos legítimos, compra de votos, robo de urnas, etcétera). PRESUPUESTO
La enjundia fanática por hacer del mercado el ente regulador de la vida pública y de la educación muestra que sus personeros no son más que ignorantes hasta del mundo empresarial que tanto reivindican. Eso es visible, como ya señalamos, en, no reconocer siquiera que los métodos de “pago por méritos individuales” no podrían ser recomendados por ningún empresario responsable para con su empresa, si ella depende de la colaboración e interdependencia de sus empleados. De igual manera, estos malos copiadores de la cultura empresarial ya hubieran sido despedidos, por cualquier consejo de administración de los que tanto veneran, por construir una estructura del gasto educativo en el que el 97.2 % del mismo se va en gasto corriente y sólo un escuálido 2.8 % para gasto de inversión (en este caso, indispensable para programas que impulsen la equidad, la investigación educativa, la construcción de nuevas escuelas, etcétera). Ninguna empresa les hubiera aceptado ese adefesio en la estructura de su gasto. De acuerdo con las cifras oficiales, los recursos públicos que se destinaron a educación tuvieron, de 1985 a 2006, un crecimiento real acumulado de 165 % en términos reales, producto de un crecimiento promedio anual de un 6 %. La gran paradoja de estos datos es que, a pesar de este crecimiento, el presupuesto está lejos de atender el rezago educativo, además de que es fácil reconocer que dicho incremento real no se puede reconocer en el estado físico de las escuelas, en el presupuesto del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), en los insMEMORIA 238
titutos estatales para la Educación de los Adultos, en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), en las áreas de educación indígena, en investigación educativa e innovación pedagógica, en investigación científica y tecnológica, en el salario base, en becas masivas, en más bachilleratos ni en una mayor nivel educativo. Desde luego sí es posible reconocerlo en mucho mayores salarios y prestaciones a la alta burocracia, en “donaciones” millonarias al SNTE-partido, en el despilfarro bestial de los recursos destinados a Enciclomedia y ENLACE, etcétera. Es necesario realizar una fuerte inversión que permita expandir las posibilidades de atención y permanencia de nuestros NOS HEMOS ENTERADO DE QUE EN LOS “NUEVOS” LIBROS DE PRIMARIA HAN SIDO MUTILADOS PERIODOS ENTEROS DE NUESTRA HISTORIA, PERIODOS QUE NOS DEFINEN COMO NACIÓN, Y QUE EN EL ÁREA DE CIENCIAS NATURALES INSISTEN EN SU PRETENSIÓN MEMORISTA Y CON DEFINICIONES CLARAMENTE ERRÓNEAS
niños y jóvenes en el sistema educativo. Sabemos que el presupuesto educativo respecto a nuestro rezago no está ni siquiera en condiciones de atender las necesidades educativas básicas de la población mexicana y, por lo tanto, podría ser considerado como inconstitucional, pues no garantiza el derecho de los gobernados y la obligación de los órganos de Estado consagrados en la Carta Magna, al menos a la educación básica del 36 % de nuestros niños. México no es un país de reprobados, sino de excluidos. Culpar a la mayoría de nuestros niños y jóvenes o a sus familias de este terrible rezago sería no sólo perverso, sino suicida, en la apuesta por una nación digna y soberana. Sin embargo, no sólo se requieren más recursos para educación, sino que es urgente que el gasto de inversión crezca, pues, como hemos visto, el incremento registrado de 1985 a 2006 no se ha reflejado en las aulas, en los laboratorios, en las condiciones de estudio y de investigación, en la disminución del rezago cuantitativo ni rezago en la transmisión de saberes y sus pedagogías. Por el contrario, niegan el rezago cuantitativo y pretenden implantar, como nunca antes, la memorización automatizada, con el agravante económico de que en los dos últimos años (2007 y 2008), o sea, los dos primeros del sexenio de Calderón, la proporción del PIB destinada a educación decrece y el crecimiento presupuestal real se ha estancado y amenaza con disminuir en términos reales. Por el contrario, en educación pública se requiere gastar más y mejor. CONSTRUYENDO UNA PROPUESTA ALTERNATIVA
México necesita, urgentemente, un renacimiento de la educación pública que proporcione más y mejor educación a todos los mexicanos. Si no, la demagogia y el pragmatismo neoliberal continuarán destruyendo el espacio educativo público y con él a nuestra nación. El costo de la ignorancia es demasiado doloroso para pensar siquiera en pagarlo. Un proyecto educativo que pretenda promover la equidad y educar a todos los mexicanos para la libertad, la reflexión, la solidaridad, la justicia y la democracia requiere que las políticas públicas reconozcan y enfrenten de manera global todos los OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
rezagos, con alternativas que reconozcan, al menos, la desigualdad social y la marginación de enormes segmentos de nuestra población, las diferencias entre lo rural y urbano, las diversas tradiciones culturales, las distintas lenguas maternas, etcétera; en fin, que reconozca las distintas experiencias de vida y sus condiciones para que, desde ellas y no contra ellas, se diseñen políticas y pedagogías apropiadas a esos contextos y a los valores referidos. Por todo ello y con la idea de contribuir al necesario debate y construcción de un proyecto educativo alternativo, es que presentamos las siguientes propuestas: • Recuperar el espíritu educador de los liberales mexicanos, asumiendo que la educación de la mayoría de los mexicanos será pública o no será. Es necesario reconocer las enseñanzas de nuestra historia y de nuestro presente respecto a la responsabilidad estatal en el desarrollo educativo de los mexicanos. Esta perspectiva debe colocar a los mexicanos y a la educación pública como fin de sus estrategias. La educación privada, si bien puede colaborar educando a una parte de la sociedad, ha sido y es un espacio marginal, excluyente y privilegiado (y en muchos casos de bajísimo nivel) que no ha hecho ni hace mella al enorme rezago educativo que enfrenta nuestro país. • El gasto educativo público debe ser federal y francamente compensatorio. El Estado mexicano, a través del Poder Legislativo, debe profundizar el federalismo educativo acentuando su carácter redistributivo, para propiciar desarrollos solidarios con el medio ambiente, democráticos y equitativos de las entidades federativas, contrariamente a lo que algunas voces proponen de aplicar los fríos criterios recaudatorios de lo que actualmente obtienen los estados y municipios, pues ello sólo perpetuaría la miseria y la falta de oportunidades y desconocería lo que históricamente han aportado los distintos estados y regiones al conjunto de la nación, haciendo inútil el pacto federal. Como ejemplo de ello, baste señalar tan sólo una de las contribuciones de algunos de los estados de la república (que hoy tienen muy altos índices de marginalidad y rezago educativo), tanto al desarrollo nacional como al de otras regiones del país, hoy consideradas como más desarrolladas: la electricidad que ha generado y se genera en Chiapas, la plata extraída en Hidalgo, la madera talada en Guerrero, Michoacán y Chiapas, o el petróleo proporcionado por Veracruz, Campeche y Tabasco. El criterio básico inicial debe ser gastar más en los que menos tienen, propiciando un esquema de transparencia, eficiencia y descentralización en la aplicación de los recursos. • Establecer en el Artículo 3 de la Constitución de la República que “la inversión pública anual en educación representará, al menos, el 8 % del Producto Interno Bruto.” Con indexar el presupuesto educativo al Producto Interno Bruto, dándole rango constitucional, se impediría que el gasto público federal en educación esté sujeto a la voluntad política, compromisos y/o prioridades del gobierno en turno y se garantizaría un mínimo de recursos de acuerdo con la riqueza nacional generada. El “al menos” tiene la intención de no limitar la posibilidad de invertir aun más recursos. Es indispensable incrementar, urgentemente, el gasto en inversión hasta que 11
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éste represente, al menos, el 20 % del total de la inversión pública en educación. Modificar el Artículo 3 de la Constitución para restablecer como función obligatoria del Estado la impartición, el financiamiento y el desarrollo de todos los niveles educativos (eliminada en la reforma salinista de 1993, en la que se suprimió esa obligatoriedad para los niveles medio y superior). Es necesario que en la Constitución se haga explícito que la educación pública, en todos los niveles, es una función pública. Debe reconocerse nuestra historia, que prueba que fue la obligatoriedad estatal y la gratuidad de la educación primaria lo que hizo posible que ésta se extendiera masivamente, aunque no se haya logrado aún su universalización. Esta experiencia debe ser ampliada a los demás niveles educativos, para que una población empobrecida, como la mexicana, pueda acceder crecientemente a mayores niveles educativos. Reconocer el enorme rezago cuantitativo del sistema educativo mexicano; crecer disminuyendo la deserción e incrementando la oferta educativa y enfrentar la grave deserción estudiantil en el conjunto de la educación básica y, al menos, duplicar las matrículas estudiantiles desde el nivel bachillerato hasta el posgrado. Impulsar una vehemente y efectiva política en favor de la equidad, reconociendo la diversidad socioeconómica y cultural de los mexicanos. No todos tienen las mismas carencias ni las mismas oportunidades culturales y educativas. Será desde esa desigualdad y esas diferencias, no independientemente de ellas, como deben diseñarse pedagogías, contenidos temáticos y en las diversas lenguas nacionales, para que la calidad, en todo caso, sea medida reconociendo procesos diferentes en poblaciones diferentes, reconociendo talentos, saberes, capacidades y entrenamientos distintos. Se debe desarrollar un ambicioso y audaz plan de becas (no de créditos), en todos los niveles educativos, y hacer nacional la entrega gratuita de libros, útiles escolares e uniformes a todas las escuelas públicas de educación básica del país. Debe romperse con el círculo perverso según el cual quien menos tiene recibe menos, con el agravante de que no se consideran las condiciones de marginalidad en que vive. Aplicar con carácter de urgente un programa de recuperación del salario base de los maestros de todos los niveles educativos, empezando por incorporar los llamados “estímulos” al salario base y rechazar el intento de extenderlos a la educación básica. Además de ser éste un acto de elemental justicia que reconozca en la labor docente la importancia social de la educación, permitirá en el mediano plazo atraer y conservar personas cada vez más calificadas a la profesión. Dedicarse a la docencia, la investigación o difusión cultural no debe ser un sinónimo de martirologio vocacional. El programa consistiría en aumentar anualmente el salario base en términos reales (por encima de la inflación). Por ejemplo, si el programa se propone recuperar el nivel del salario base de 1981 en seis años, el incremento, por encima de la inflación, debería ser del 12 % anual. Desarrollar una auténtica planeación democrática, elaborando planes educativos nacionales, estatales y municipales que digan con sencillez ¿qué?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿con quiénes?, y que sean debatidos públicamente por los actores de los procesos educativos y sean decididos
con la participación de los mismos en sus distintos niveles y de acuerdo con las atribuciones de cada quien en la aplicación de los recursos. • Elevar el promedio de escolaridad de la población a doce años. Si la participación de el país en la famosa globalización no pretende ser un acto de entreguismo o rendición, éste es uno de los retos urgentes que tiene México. Si el sistema no crece y la pirámide educativa no se ensancha, la punta, “la crema y la nata” seguirá siendo delgada, frágil e insuficiente. • Enfrentar la grave deserción estudiantil en educación básica y, al menos, duplicar las matrículas estudiantiles desde el bachillerato hasta el posgrado. En estos niveles educativos, se requiere multiplicar la planta docente, utilizar a su máxima capacidad y ampliar la infraestructura instalada y mejorar creativamente los procesos de enseñanza. Para ello, las becas, los apoyos didácticos, las condiciones de estudio, la colegialidad, el entusiasmo, la colaboración y la investigación educativas son claves. De inmediato, habría que utilizar la infraestructura educativa instalada a toda su capacidad y crear nuevas instituciones educativas. PROPONEMOS QUE A TRAVÉS DEL IMPULSO A LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA SE RECOJA LA EXPERIENCIA DE LOS ACTORES DEL PROCESO EDUCATIVO, SE DETECTEN CON PRECISIÓN LOS PROBLEMAS Y SE DISEÑEN PROGRAMAS Y PROYECTOS ESPECÍFICOS, HACIENDO USO DE LAS INNOVACIONES PEDAGÓGICAS
• Enfrentar inmediatamente el cuello de botella en que, desde hace más de 25 años, se ha constituido el bachillerato. Insistimos en que de inmediato debe utilizarse a su máxima capacidad la infraestructura y recursos humanos existentes. Por ejemplo, en el caso de la UNAM, que podría atender al menos a 8 mil jóvenes más anualmente (desde 1992, se redujo el primer ingreso a bachillerato en esa cantidad) ampliando la cobertura de los demás bachilleratos universitarios y de la SEP y haciendo un esfuerzo nacional significativo para elevar sus niveles académicos. • Enfrentar de inmediato, sin prejuicios y con la dirección de los pueblos indios, el rezago en educación indígena. El rezago educativo indígena es comparable al que tenían los mexicanos en la época porfiriana. El presupuesto que hoy se destina a este rubro es menor al 0.1 %, cuando estos mexicanos representan cerca del 8 % de la población nacional. El presupuesto educativo para educación indígena debe ser elevado de inmediato, hasta representar en el gasto educativo, al menos, la proporción que representan en la población. La escuela tiene que venir acompañada de una serie de medidas de alimentación, atención a la salud, formación de docentes competentes para el trabajo en aulas multilingües y con salarios superiores a los que reciben el resto de los docentes, infraestructura, calendario, etcétera. Por supuesto, los pueblos indígenas, a través de las asociaciones de profesionistas indígenas, sus colegiados lingüísticos, sus propias autoridades tradicionales o quien ellos designen, son quienes deben dirigir los cambios y el resto de la sociedad debe apoyar (metodológica, presupuestalmente, etcétera). Es decir, se requiere que dirijan y no solamente que MEMORIA 238
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coherencia programática a los libros de los diferentes años escolares, agregando a los saberes y visiones científicas y/o consensuales las inevitables y necesarias polémicas en la interpretación de los datos y los sucesos; incorporar en los libros de texto la ciencia como parte de la cultura general. Los libros de Historia deben dejar la avergonzante ausencia de nuestro pasado reciente y asumirlo con el carácter polémico ya planteado. En esa perspectiva, hay que impedir la pretensión de eliminar la Filosofía y de suplantar los contenidos filosóficos del bachillerato, así como rehacer los libros de texto para la educación primaria. • Desarrollar una socialización de valores y conductas solidarias con las personas y el medio ambiente, participativas, interculturales, democráticas y de respeto a los derechos humanos, que no anulen la rebeldía y la curiosidad, sino que las canalicen creativamente. Una educación para la democracia tiene que asumir la responsabilidad de promover valores sociales que fortalezcan una ética de compromiso colectivo frente al individualismo posesivo y capacite a los futuros ciudadanos en su aplicación. No creemos en una democracia sin ciudadanos. Si bien estos valores no son punto de partida para la vida democrática, sí son condición para su consolidación cultural y política. Una cultura política democrática requiere ineludiblemente prácticas democráticas que deben iniciarse en el salón de clase, donde se aprenda a procesar acuerdos, desacuerdos y conflictos, en forma democrática y respetando los derechos individuales. • Entrenar en el uso y extender el acceso a las herramientas modernas de trasmisión del saber. Si la imprenta dividió al mundo entre alfabetizados y analfabetas, la computadora y el Internet serán la nueva herramienta que dividirá de nuevo a los seres humanos, marginando ahora a los nuevos “analfabetas cibernéticos”. Es condición para ello superar el analfabetismo original, respecto a la palabra impresa y propiciar simultáneamente el equipamiento de las escuelas y la capacitación docente en el uso de esa herramienta. • Entregar los libros de texto gratuitos a los niños mexicanos que están en Estados Unidos, así como extender el programa de educación para adultos. Ésta, además de ser una demanda de muchas comunidades mexicanas en Estados Unidos y de sus maestros, es una necesidad urgente, particularmente para los niños de los inmigrantes temporales. Habría que incorporar, a la educación que se impartiera a los adultos, los derechos laborales y humanos de las leyes mexicanas y norteamericanas. IMAGEN ILSE GRADWOHL
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participen. Si no son ellos quienes tomen las decisiones, no serán decisiones legítimas ni adecuadas las que se adopten desde las alturas centralistas y con una llamada posterior a la “participación”. Diagnosticar las magnitudes y los tipos de rezagos cualitativos del sistema educativo para enfrentarlos creativa e incluyentemente, en lugar de utilizarlos como pretexto de la exclusión y el dogma mercantilista y estandarizante. Hay suficientes indicadores de que los problemas que tenemos en este terreno son tanto o más graves que el rezago cuantitativo. Nos referimos al rezago que nuestra educación tiene en desarrollar hábitos de lectura y escritura, manejo de los idiomas y lenguajes, razonamiento abstracto, tanto verbal como numérico, razonamiento crítico, reconocimiento de la pluralidad paradigmática de los saberes y de la diversidad de juicios valorativos, manejo de herramientas modernas para la producción y transmisión del conocimiento, respeto a la diversidad, participación ciudadana, conductas solidarias, etcétera. Mejorar la calidad debe ser un esfuerzo permanente. Proponemos que a través del impulso a la investigación educativa se recoja la experiencia de los actores del proceso educativo, se detecten con precisión los problemas y se diseñen programas y proyectos específicos, haciendo uso de las innovaciones pedagógicas y el saber de nuestros investigadores y docentes, no como ha sido en los últimos decenios y que se repite ahora, un discurso mediocre de burocracias que claman histéricamente por una “excelencia” que sólo se define por la exclusión y la estandarización para el “empleo”. Atender inmediatamente la ausencia de hábitos de lectura para que nuestros niños puedan y deban leer textos adecuados y atractivos para su edad, incorporando la lectura como un placer y no como un castigo. Tener una biblioteca funcional en cada escuela. Toda escuela pública, de todos los niveles y modalidades educativas, debe tener una biblioteca funcional y con acceso a los clásicos de la literatura nacional y universal, publicados por el Estado, que dé servicio adecuado a los niños y jóvenes estudiantes y que, donde sea necesario, ofrezca también servicio a la comunidad. Rechazar categóricamente la pretensión de convertir la evaluación estandarizada en el eje rector de nuestra educación. Las evaluaciones estandarizadas pueden ser, cuando más, un indicador menor en el análisis de los procesos educativos; no debe aceptarse su inclusión en la llamada carrera magisterial ni su aplicación para decidir quién puede o no ser un maestro, tampoco como la fuente exclusiva para la evaluación educativa. Cancelar la privatización de la elaboración de los libros de texto para la secundaria, hacerlos gratuitos y darles una orientación plural y científica. Es necesario también darles
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AMÉRICA LATINA
ESTADOS UNIDOS
INTENSIFICA LOS PLANES DE GUERRA EN AMÉRICA LATINA RICK ROZOFF
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El 29 de junio, el presidente estadounidense Barack Obama recibió a su homólogo colombiano Álvaro Uribe en la Casa Blanca; semanas más tarde se anunció que el Pentágono planea desplegar tropas en cinco bases aéreas y navales en Colombia, el principal receptor en América Latina de la asistencia militar estadounidense y tercero mayor del mundo, ya que ha recibido más de 5 mmdd del Pentágono desde que hace nueve años se lanzó el Plan Colombia.
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eis meses antes del encuentro Obama-Uribe, el presidente saliente estadounidense George W. Bush concedió el mayor honor civil estadounidense, la Medalla de la Libertad, a Uribe, así como al ex primer ministro británico Tony Blair y al ex primer ministro australiano John Howard. Una nota de prensa de aquel momento expresaba tanto conmoción como indignación ante el hecho de que la Casa Blanca honrara a Uribe: “A pesar de los asesinatos extrajudiciales, de los paramilitares, de los sindicalistas asesinados, el presidente de Colombia ha obtenido el mayor honor estadounidense por derechos humanos”1. La misma fuente corroboraba su preocupación añadiendo: “Colombia es el país más peligroso del mundo para los sindicalistas. En 2006, la mitad de todos los asesinatos de sindicalistas del mundo tuvieron lugar allí. Desde que Uribe llegó al poder en 2002, han sido asesinados casi 500 [sindicalistas]. En respuesta a la preocupación por los asesinatos, Uribe descalificó a las víctimas a las que llamó ‘un panda de criminales vestidos de sindicalistas’. Están investigándose más de mil casos de asesinatos ilegales por parte de los militares. Existen decenas de casos de soldados que capturan a hombres inocentes, los asesinan y los visten como enemigos combatientes. Se cree que cientos de miembros de las fuerzas de seguridad ha participado en estas actividades”2. COLOMBIA: UNA GUERRA DE CUARENTA AÑOS
Durante más de cuarenta años, Colombia –el último de los clientes de Washington, “democracia de escuadrón de la muerte” que queda en el hemisferio sur– ha emprendido una implacable guerra de contrainsurgencia contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y una guerra igual de despiadada contra sindicalistas, campesinos, indígenas y otras organizaciones con su ejército adiestrado y equipado por Estados Unidos y con formaciones paramilitares aliadas. Se calcula que a consecuencia de los enfrentamientos han sido asesinadas 40 mil personas y que hay 2 millones de desplazados. EL DEPARTAMENTO DE ESTADO ESTADOUNIDENSE ANUNCIÓ RECIENTEMENTE UN PAQUETE DE AYUDA DE DOS AÑOS POR VALOR DE MIL 300 MILLONES DE DÓLARES PARA OPERACIONES CONTRA EL NARCOTRÁFICO EN COLOMBIA
En 1985, las FARC depusieron las armas y entraron en un proceso de paz con el gobierno de Belisario Betancur. Esto ayudó a fundar la Unión Patriótica para participar en procesos electorales y en otras actividades pacíficas, pero al cabo, de varios años, 5 mil altos cargos electos de la Unión Patriótica, candidatos, sindicalistas, dirigentes comunales y otros activistas fueron asesinados por las fuerzas de seguridad de Colombia y los escuadrones de la muerte de extrema derecha vinculados con el gobierno, especialmente las muy mal reputadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y su difunto líder Carlos Castaño. Ocho congresistas, setenta concejales, decenas de diputados y alcaldes y cientos de sindicalistas y dirigentes campesinos fueron asesinados y, en 1989-1990, dos de sus candidatos presidenciales fueron asesinados en el espacio de siete OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
meses. Enfrentadas con su total exterminio, las FARC se rearmaron y buscaron refugio en el sudeste del país. En 1998, el presidente colombiano Andrés Pastrana permitió a las FARC tener un refugio seguro de 16 mil millas cuadradas en el departamento de Caquetá. Entonces, EU puso la mira en una campaña intensiva de contrainsurgencia para destruir la infraestructura de las FARC en la región y, a la vez, destruir y arrancar la organización de raíz. En enero de 2000, Stratfor –una fuente que no es conocida por oponerse a la guerra– advertía: “El departamento de Estado estadounidense anunció recientemente un paquete de ayuda de dos años por valor de mil 300 millones de dólares para operaciones contra el narcotráfico en Colombia. El plan también está encaminado a ayudar al presidente Andrés Pastrana a negociar la paz con las FARC. Sin embargo el plan tendrá un efecto negativo. Acabará con las negociaciones de paz entre los rebeldes y el gobierno y reavivará la guerra. En última instancia, el plan no hace sino preparar el camino para una mayor implicación estadounidense”3. Continúa diciendo: “La mayor parte del dinero prometido para la campaña para contrarrestar el narcotráfico irá directamente a luchar contra los rebeldes[...] en detrimento del gobierno de Bogotá; esto inclinará la balanza de poder hacia los militares, que siempre se han opuesto a las negociaciones de paz. En última instancia, se abrirán las puertas de par en par a una mayor implicación estadounidense4. PLAN COLOMBIA: LA “FLECHA DEL PARTO” DE CLINTON*
Para el año 2000, Colombia ya era el mayor receptor de ayuda militar estadounidense en el hemisferio sur, pero la administración Clinton incrementó el papel del Pentágono en esa nación, con lo que llegó a ser el Plan Colombia. Tras asumir el poder en enero de 1993 bombardeando Iraq y después matando a cientos, si no miles, de somalíes ese mismo año, Clinton y su equipo de política exterior nunca abandonaron el uso de la agresión militar. En 1995, suministraron planificadores y asesores militares para la brutal y etnocida Operación Tormenta de Croacia y dirigieron los bombardeos de la OTAN de objetivos serbios bosnios, incluyendo a las tropas que se retiraban y las columnas de refugiados que las seguían, que dejaron lo que ahora es la República Bosnia Serbia repleta de uranio empobrecido y con una epidemia de casos de cáncer. Tres años después, Clinton emprendió ataques con misiles de crucero contra Afganistán y Sudán y el 16 de diciembre de 1998 empezó la Operación Zorro del Desierto, un ataque mortífero de cuatro días a Iraq con 250 ataques aéreos y más de 400 misiles de crucero Tomahawk, la víspera de las mociones de censura contra Clinton en el Congreso estadounidense. Al año siguiente, el uso de la agresión militar por parte de la administración Clinton llegó a su punto culminante con 78 días de ataques de la OTAN dirigida por EU contra Yugoslavia, el primer ataque militar contra una nación europea desde los de Hitler y Mussolini en 1939. La “flecha del parto” de la administración Clinton fue el Plan Colombia en 2000. El año anterior, el presidente de Colombia, Pastrana, había concebido un proyecto que la Casa Blanca rediseñó en su propio interés. 15
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El Plan Colombia estaba empapado en sangre antes incluso de que se formalizara. En enero de 2000, la secretaria de Estado Madeleine Albright visitó Colombia para promover la iniciativa y, en honor a su llegada, el ejército colombiano mató a 50 de sus ciudadanos en un ataque fuera de la capital, Bogotá. En junio, el Congreso y el Senado estadounidenses añadieron a la guerra más de mil millones de dólares, sesenta helicópteros de combate y más fuerzas especiales asesoras en contrainsurgencia. Aproximadamente el 70 % de los fondos de 2000 del Plan Colombia se asignaron a financiar, adiestrar y equipar a batallones antinarcóticos del ejército que operaban en el sudeste de Colombia, el antiguo refugio de las FARC. Progresistas nominales, el difunto Paul Wellstone del Senado y la congresista de Illinois Jan Schakowsky añadieron un condicionante de derechos humanos que ninguna persona seria esperaba que se respetara y, sólo dos meses después de que el Congreso autorizó el Plan Colombia, Clinton utilizó su derecho presidencial de no aplicación para anular las condiciones referentes a los derechos humanos por razones de “seguridad nacional”. Nueve años después, la farsa de la guerra contra la droga cede el paso a la pura contrainsurgencia, por supuesto bajo la antigua etiqueta. Nueve años después, Colombia sigue siendo el principal suministrador de cocaína y heroína a EU. En abril de 2000, se vio cuan seriamente se debería haber tomado esta farsa cuando el ex comandante de las operaciones contra la droga del ejército estadounidense en Colombia, el coronel James C. Hiett, se declaró culpable de no haber entregado las pruebas de que su esposa Laurie introducía de contrabando en EU cocaína y heroína. En enero, su esposa se declaró culpable de planear introducir de contrabando a EU, por correo, heroína por valor de 700 mil dólares. Indudablemente, el coronel Hiett cumplió con su deber propagando la historia de que las FARC eran responsables de la mayor parte del cultivo de coca y opio y del tráfico en el país y, al mismo tiempo, de que el ejército estadounidense era la mejor respuesta a estas supuestas actividades. Si se tenía alguna duda de la sinceridad de las afirmaciones estadounidenses de que estaban luchando contra el narcotráfico y
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Como escribió el ex embajador estadounidense en El Salvador, Robert White (al que la administración Reagan había echado como parte de los preparativos para soltar a sus escuadrones de la muerte y guerras de la “contra” en América Central), después de que el Congreso estadounidense aprobó en Plan Colombia en junio de 2000: “Si se lee el Plan Colombia original, no el que se escribió en Washington, sino el Plan Colombia original, no se mencionan ofensivas militares contra los rebeldes de las FARC. Bien al contrario. [El presidente Pastrana] afirma que las FARC son parte de la historia de Colombia y un fenómeno histórico y que deben ser tratados como colombianos”5. Un teletipo alternativo estadounidense informaba que “a principios de 1999 el gobierno de Pastrana inició las conversaciones de paz con las FARC, el mayor grupo rebelde". El presidente también hizo su primer viaje a Washington en busca de ayuda contra el tráfico de droga, pero cuando llegó allí "le cambiaron el libreto", según Marco Romero, de Iniciativa de Paz Colombia, una coalición creada en septiembre por 60 ONG locales que buscaban una alternativa al Plan Colombia. Las conversaciones de Pastrana con líderes del Congreso estadounidense y con el jefe de la oficina de política nacional contra las drogas de la Casa Blanca, Barry McCaffrey, dieron como fruto el Plan Colombia, afirmó Romero”6. McCaffrey es un general retirado del ejército que ganó sus galones en la República Dominicana en 1965, en Vietnam de 1966 a 1969 y en la operación Tormenta del Desierto en 1991. También fue jefe del Comando Sur del Pentágono entre 1994 y 1996 y vicerrepresentante de EU en la OTAN. “En apoyo a su petición de ayuda a Colombia, la secretaria de Estado estadounidense Madeleine Albright y el zar de la droga McCaffrey dijeron al Congreso estadounidense que los fondos se usarían para ‘restaurar el orden el sudeste de Colombia’”7. Con la aprobación del Plan Colombia, EU aumentó la ayuda militar a este país más de veinte veces en sólo dos años, 19982000, de 50 millones de dólares en 1998 a más de mil millones de dólares en 2000, lo que situó a Colombia inmediatamente después de Israel y Egipto en esta categoría. En los diez años a partir de 1998, la ayuda militar estadounidense se multiplicó por cien. A principios de 2000, una fuente estadounidense de los medios de comunicación dominantes afirmó que “los mil 600 millones de dólares propuestos por la administración Clinton como ayuda de emergencia a Colombia, es cuando menos, tanto un paquete contra la insurgencia como una medida antidroga” y mencionó que “un miembro del Congreso se opuso a los esfuerzos de la Casa Blanca por eludir el proceso normal de asignaciones”8. Unas semanas después, tuvo lugar en El Salado una de las peores masacres recientes de civiles colombianos perpetrada por paramilitares con la complicidad del ejército.
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el terrorismo, a las pocas semanas de aprobarse el Plan Colombia, Albright escoltó al jefe del llamado Ejército de Liberación de Kosovo, Hashim Thaci, ‒cuyos colegas y cárteles de la droga aliados controlan la mayoría del tráfico de marihuana, hachís y transporte respectivo de Europa a los lugares que ella solía frecuentar en el cuartel general de Naciones Unidas y en aquella época en el Departamento de Estado‒, preparándolo para convertirse en futuro jefe de Estado (desde el año pasado Hashim Thaci es de hecho el presidente de lo que el ex presidente serbio Vojislav Kostunica ha llamado acertadamente el primer Estado OTAN del mundo. También es el más reciente narcoestado). Tras los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en EU, la Casa Blanca elevó a las FARC a la cima de la lista de sus objetivos en la llamada "guerra contra el terrorismo" a pesar de que está más allá de la capacidad de cualquier persona sana para discernir o comprender qué papel pudo haber desempeñado las FARC en los ataques de Nueva York y Washington, DC. Para 2002, la administración Bush había desechado la mayoría de las razones de la guerra contra la droga y “el Congreso aprobó una ley para permitir que la ayuda militar estadounidense a Colombia se utilizara en una ‘campaña unificada’ contra las drogas y el terrorismo” y para 2008, “seis años y 5 mmdd después, el ejército colombiano es la fuerza de combate más calificada de América Latina”9. Las “operaciones especiales de adiestramiento estadounidenses proporcionaron muchas de las destrezas que mostraron ‘el camino para abrir la puerta de esas remotas localizaciones en la jungla que en el pasado eran inaccesibles al gobierno colombiano’. Se crearon unidades militares, incluyendo la Brigada Comando. Se establecieron ocho unidades de inteligencia regional con aviones de reconocimiento y punteras comunicaciones cielo-aire. Se creó tanto una Escuela de Inteligencia como un Centro de Contrainteligencia”10. Días antes de cesar en su cargo, George W. Bush concedió la Medalla de la Libertad al presidente colombiano Álvaro Uribe, al que los rumores habían vinculado con el antiguo cártel de Medellín y cuyo hermano Santiago está acusado de narcotráfico y de conexiones con los escuadrones de la muerte. Quizá anticipando este honor y en correspondencia con la persona más responsable del Plan Colombia y a las crecientes operaciones militares tanto en las fronteras de Colombia como dentro del país, Álvaro Uribe anunció que iba a conceder a Bill Clinton el premio Colombia es Pasión “en una sesión de gala… en Nueva York” por “creer en nuestro país y animar a otros a hacer lo mismo”. “Destacados demócratas de la lista de invitados incluyen a los ex estrategas de Clinton Dick Morris y Vernon Jordan, a los ex miembros del gobierno Clinton Lawrence Summers y Madeleine Albright y a varios congresistas demócratas”, la mayoría de los cuales tuvo la habilidad de supervivencia política de no asistir11. Poco antes, en ese mismo año, “la víspera de una visita del presidente estadounidense George W. Bush” y sin fingir ya una guerra contra la droga, “soldados estadounidenses y colombianos llegaron en helicóptero a la ciudad sureña de Cartagena del Chaira, una plaza fuerte de las FARC.”12 OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
Como se ha minimizado la cuestión de los narcóticos, el componente de los derechos humanos ha sido relegado al reino de la efímera manipulación de relaciones públicas. En febrero de 2007, el hermano de la ministra colombiana de Asuntos Exteriores María Consuelo Araujo, el senador Álvaro Araujo, fue arrestado por su relación con el grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Esto no afectó a Uribe y afirmó: “Cuando me preguntan por qué mantengo a la ministra de Exteriores, respondo: no está implicada en actividades criminales que estén siendo investigadas”13. CON LA APROBACIÓN DEL PLAN COLOMBIA, EU AUMENTÓ LA AYUDA MILITAR A ESTE PAÍS MÁS DE VEINTE VECES EN SÓLO DOS AÑOS, 1998-2000, DE 50 MILLONES DE DÓLARES EN 1998 A MÁS DE MIL MILLONES DE DÓLARES EN 2000, LO QUE SITUÓ A COLOMBIA INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE ISRAEL Y EGIPTO EN ESTA CATEGORÍA
El Plan Colombia ha entrado en su décimo año. En los años transcurridos, no han disminuido en lo más mínimo las masacres abiertas y encubiertas del gobierno y de los paramilitares (algunas demasiado espeluznantes para contarlas) y, si bien el cultivo y exportación de droga se ha visto parcialmente afectado, no se ha visto afectado sustancialmente por lo que, cuando conviene, se sigue denominando todavía "programa de erradicación de la droga". A pesar de afirmarse que era una guerra contra la droga, las actividades del Plan Colombia tanto dentro como fuera del país se llevaron a cabo con otros propósitos. COLOMBIA: LA BASE DEL PENTÁGONO EN LA REGIÓN ANDINA
Desde su inicio, el Plan Colombia tenía el objetivo de ser más que una intensificación de una guerra de contrainsurgencia de decenios de duración en Colombia y ser la primera salva de una campaña estadounidense para intensificar la militarización de la región andina. Los planes de la Casa Blanca y el Pentágono de utilizar a Colombia como fuerza militar regional y base operativa para vigilar América de Sur han ganado una nueva urgencia para Washington con las transformaciones políticas en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina y Paraguay que presagian el fin de la dominación política, económica y militar estadounidense del continente. En su primer año de existencia, 2001, un avión de la Fuerzas Aéreas Peruanas derribó un avión civil divisado por un avión estadounidense pilotado por contratistas de la CIA que llevaba a bordo a la misionera estadounidense Veronica Bowers y a su hija. Ambas murieron, además del piloto. Para 2006, EU había duplicado la cantidad de adiestradores y asesores militares estacionados en Colombia y, ese mismo año, aviones colombianos empezaron a violar el espacio aéreo del vecino Ecuador. En apariencia, estos aviones, a bordo de los cuales no habría sido raro que hubiera personal estadounidense, llevaban a cabo misiones de fumigación. El gobierno ecuatoriano denunció estas acciones como “poco amistosas y hostiles” y el “ministro de Defensa Marcelo Delgado 17
afirmó que aviones del ejército sobrevolarían sus fronteras para impedir que los aviones colombianos entraran en el espacio aéreo de Ecuador”.14 En diciembre de 2006, no sólo aviones colombianos cruzaron la frontera. A finales del mes, “unos 4 colombianos [...] huyeron hacia Ecuador atravesando la frontera después de haber sido atacados por soldados colombianos”, informó la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, por sus siglas en inglés) en Ecuador15. Doce meses antes, quince colombianos fueron asesinados y mil 500 desplazados en la provincia de Nariño, al sur del país, en la frontera con Ecuador. “Las autoridades permanecieron en silencio con relación a si esto era una operación militar contra luchadores de la guerrilla o una disputa entre grupos paramilitares”.16 A principios de 2007, el general de marines Peter Pace, entonces presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, viajó a Colombia y pasó dos días reunido con los dirigentes políticos y militares del país. Poco después, el ministro de Defensa colombiano Juan Manuel Santos (sobre el que se hablará más adelante) devolvió el favor y visitó el Pentágono donde se reunió con el secretario de Defensa estadounidense Robert Gates. Un informe de la visita del Departamento de Defensa citaba a altos cargos del Pentágono afirmando que “el apoyo militar estadounidense a Colombia, antes centrado en combatir la droga, se ha ampliado a ayudar al ejército colombiano a enfrentarse a la insurgencia rebelde del país” y que “soldados de las fuerzas especiales estadounidenses en Colombia proporcionan adiestramiento militar a las fuerzas de Colombia”.17 Cinco meses después, Colombia construyó una tercera base militar en su frontera de 2 mil 219 kilómetros con Venezuela e inicialmente estacionó a mil soldados en ella. Colombia se ha convertido en el puesto de avanzada de Washington para hacer frente y amenazar tanto las fronteras del sudoeste de Ecuador como la del noreste de Venezuela. También forma parte de una estrategia cuya naturaleza y alcance supera lo regional e incluso lo continental. AMÉRICA DEL SUR: EL SEXTO CONTINENTE DE LA OTAN
Desde la implantación del Plan Colombia en 2000, EU ha alistado a varios aliados de la OTAN para la guerra de contrainsurgencia y para propósitos más amplios en la región. Personal de los SAS británicos (Servicios Aéreos Especiales) ha sido destinado al ejército colombiano para funciones de adiestramiento y el ejército español también envió personal. La OTAN tiene miembros en Europa y América del Norte y socios en Asia (Afganistán, Japón, Kazajastán, Kurgistán, Mongolia, Paquistán, Singapur, Corea del Sur, Tazhikistán, Turkmenistán y Uzbekistán), África (Argelia, Egipto, Mauritania, Marruecos y Túnez) y Australia. América del Sur es el único continente habitado en el que todavía no ha penetrado. En enero de 2007, el jefe colombiano de Defensa Santos viajó a Washington, Londres y Bruselas “para mantener conversaciones con la Unión Europea” en esta última ciudad y, a continuación, a Munich, Alemania, “para una reunión con los ministros de defensa de la OTAN”18. Por supuesto, Santos hizo 18
esta gira para cosechar más ayuda militar de EU y sus aliados de la OTAN. Se ha informado que la Unión Europea ha concedido 154 millones anuales desde aquel año. En septiembre de 2005, el presidente venezolano Hugo Chávez advirtió que “por medio del trabajo de la inteligencia descubrimos un ejercicio militar de OTAN de una invasión de Venezuela y estamos preparándonos para esta invasión”. Detalló que el plan consistía en un “ejercicio militar [...] conocido como Plan Balboa que incluye hacer ensayos de ataques simultáneos por aire, mar y tierra en una base militar en España en los que participan soldados estadounidenses y de países de la OTAN”19. También participaban en la operación tropas estadounidenses desplegadas en el enclave alemán de Curazao, al noroeste de la costa de Venezuela. AFGANISTÁN Y COLOMBIA SON LAS PRINCIPALES ECONOMÍAS MUNDIALES PRODUCTORAS DE DROGA, LA CUAL ALIMENTA UNA FLORECIENTE ECONOMÍA CRIMINAL. ESTOS PAÍSES ESTÁN FUERTEMENTE MILITARIZADOS Y EN ELLOS EL TRÁFICO DE DROGA ESTÁ PROTEGIDO
En la primavera del año siguiente, se informó que “están llevándose a cabo maniobras militares en el Caribe por parte de EU, miembros de la OTAN y países del hemisferio, excluyendo a Cuba y Venezuela, que son objetivos potenciales de esta demostración de fuerza” y que inmediatamente después “en futuros ejercicios participarán aproximadamente 4 mil soldados de EU, Holanda, Bélgica, Canadá y Francia, que está programado que participen en una maniobra llamada León Conjunto del Caribe, que tendrá lugar entre el 23 de mayo y el 15 de junio en Curazao y Guadalupe”20. LA GUERRA DE CONTRAINSURGENCIA COLOMBIANA, UN MODELO PARA EL SUR DE ASIA Y CENTROAMÉRICA
Durante los últimos siete años, EU también ha reclutado y desplegado a fuerzas de seguridad y militares colombianas para la guerra de Afganistán, supuestamente para reproducir el componente de la guerra contra la droga del Plan Colombia en el sur de Asia. En abril de 2007, Washington trasladó a Afganistán a su embajador en Colombia, William Wood, para supervisar la aplicación del modelo colombiano de contrainsurgencia disfrazado de lucha contra el cultivo de droga. Dos años después, se calcula que Afganistán representa el 90 % de la producción ilegal de opio del mundo. Un analista de Bangladesh observó que “según cifras de 2003, el tráfico de droga constituye el tercer artículo a nivel mundial en términos de dinero tras el comercio de petróleo y de armas. Afganistán y Colombia son las principales economías mundiales productoras de droga, la cual alimenta una floreciente economía criminal. Estos países están fuertemente militarizados y en ellos el tráfico de droga está protegido. Está ampliamente documentado que la CIA ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo de los triángulos de la droga tanto de América Latina como de Asia. MEMORIA 238
LA OTAN, como entidad, se ha convertido en cómplice de una importante proliferación de narcóticos y de actividad criminal. Realmente no está reduciéndose el opio: de hecho, todas las cifras demuestran que está aumentando. Como han confirmado varios informes, esto está ocurriendo bajo los ojos de la OTAN”21. Las estaciones intermedias entre Afganistán y Colombia son Kosovo, no sin razón apodado la "Colombia de los Balcanes", y, cada vez más, Iraq. ES IMPOSIBLE IGNORAR ESTE MODELO
Irónicamente, dada la cita anterior, BBC News informó hace dos años que “EU espera que algunas de las lecciones aprendidas en Colombia puedan aplicarse a Afganistán”.22 El pasado enero, el actual jefe de la Junta de Jefes del Estado Mayor estadounidense, el almirante Michael Mullin, visitó Colombia y declaró: “Nuestra relación ejército a ejército es extraordinariamente fuerte. Necesitamos estar con ellos. Hemos logrado cosas que son extraordinarias”23. Este mes de marzo, Mullin viajó a Colombia, Brasil, Chile, Perú y México. Al volver, sus comentarios se resumían en la afirmación de que “el ejército estadounidense está dispuesto a ayudar a México en su mortífera lucha contra los cárteles de la droga con algunas de las tácticas de contrainsurgencia utilizadas contra redes militantes en Iraq y Afganistán”24 y que “el paquete de ayuda del Plan Colombia podía ser un modelo ‘englobante’ para Paquistán y Afganistán.”25 Un artículo sobre los planes para las guerras en Iraq, Afganistán y Paquistán, del jefe del comando central estadounidense David Petraeus, informaba que “los oficiales del ejército también están considerando las relaciones estadounidenses con Colombia como un posible modelo para Afganistán y Paquistán, afirmando algo como que la estrategia del Plan Colombia de Washington podría ayudar a ambos países contra los militantes”.26 El informe del que se ha extraído la cita anterior, “EU ve en Colombia lecciones para la guerra afgana”, incluye también lo siguiente: “La policía afgana ya se ha estado adiestrando con sus homólogos colombianos y Bogotá está estudiando enviar tropas a Afganistán para ayudar con la erradicación [de la droga] y a quitar las minas”.27 Lo que está exportándose a Afganistán se hizo asquerosamente evidente el pasado otoño cuando se anunció que Colombia había destituido a tres generales y 22 soldados de diferentes rangos por el asesinato, al parecer gratuito, de jóvenes habitantes de las barriadas de Bogotá: “Los jóvenes fueron llevados a Bogotá engañados con la promesa de trabajo; posteriormente sus cuerpos fueron encontrados en fosas comunes cerca de la frontera con Venezuela. Grupos de derechos humanos afirman que los soldados a veces matan a personas indefensas para poder inflar sus afirmaciones de éxito en la batalla y promocionar”28. Entre los tres generales a los que se pidió dimitir, estaba el general Mario Montoya Uribe, “el autor de la política de utilizar las cifras de muertos para medir el éxito contra la guerrilla”29 que “supuestamente fomentó promocionar a oficiales cuyas unidades habían matado a más rebeldes de izquierda”30. Un informe posterior proporcionaba detalles horripilantes: “Están investigándose más de mil casos de asesinatos ilegales OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
por parte de los militares. Hay decenas de casos de soldados que apresan a hombres inocentes, los asesinan y los visten como combatientes enemigos. Se cree que cientos de miembros de las fuerzas de seguridad han participado en estas actividades”31. En referencia a esto, recuerden que el informe anterior afirma que los asesinados fueron enterrados en fosas comunes cerca de la frontera venezolana. Con el ataque de este año del ejército de Sri Lanka contra las plazas fuertes de los Tigres Tamiles, ataque que supuestamente ha acabado con la guerra de 33 años, el gobierno colombiano y sus suministradores militares estadounidenses están emprendiendo la única guerra de contrainsurgencia del mundo de decenios de duración, una guerra que entra ahora en su quinto decenio. Ha sido y sigue siendo una guerra contra los pobres, los sin tierra, las personas privadas del derecho de representación, contra cualquiera que se oponga a los privilegios y abusos de los terratenientes, desde la élite de los negocios, al ejército adiestrado por EU y a las más altas esferas de las narcomafias. Hace nueve años, el Plan Colombia se diseñó para ser la fase terminal de esta guerra. El modelo de Colombia es ahora el prototipo que Washington ha identificado abiertamente para ser aplicado en Afganistán, Paquistán y México entre otros lugares. PLAN COLOMBIA: FRENAR A LA RENACIENTE AMÉRICA DEL SUR
El Plan Colombia se revela cada vez más como una estrategia militar para suprimir una creciente oleada de descontento ante las secuelas del neoliberalismo posterior a la Guerra Fría que está suscitándose por toda América del Sur y Centroamérica y el Caribe. EU y Occidente en su conjunto han utilizado al régimen colombiano y su formidable máquina militar para intimidar a sus vecinos Ecuador y Venezuela y a la región andina en general. Al hacer frontera con Panamá, Colombia también es una potencial plataforma de lanzamiento de ataques a naciones de América Central como Honduras, Nicaragua y El Salvador. Una breve cronología del pasado año y medio demostrará el destacado papel que sus patrocinadores en Washington han pensado para Colombia. En enero de 2008, el presidente venezolano Chávez afirmó que EU y su cliente colombiano “no quieren la paz en Colombia porque es la excusa perfecta para tener aquí a miles de soldados, a la CIA, bases militares, aviones espías y quién sabe qué otras operaciones contra Venezuela”. Añadió: “Acuso al gobierno de Colombia de conspirar, de actuar de títere del imperio estadounidense, de planear una provocación contra Venezuela”.32 El 1 de marzo de 2008, Colombia emprendió un ataque dentro de Ecuador y mató a 24 supuestos miembros de las FARC, incluyendo a la segunda persona al mando del grupo, Raúl Reyes. Un artículo titulado “Altos cargos colombianos afirman que la inteligencia estadounidense ayudó en el ataque contra los rebeldes” informaba que “las fuerzas aéreas de Ecuador descubrieron que Colombia utilizó bombas de 500 libras similares a las usadas por el ejército estadounidense en Iraq, que no pueden ser transportadas por aviones colombianos. Las autoridades 19
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ecuatorianas también indicaron que horas antes del bombardeo aéreo colombiano había despegado de la base estadounidense de Manta, al sureste de Ecuador, un avión militar HC-130”.33 Temiendo que la incursión armada dentro de Ecuador formara parte de una agresión más amplia, Venezuela desplegó a unos 9 mil soldados en su frontera con Colombia. El día del ataque, el presidente venezolano advirtió a su homólogo colombiano: “ni piense en hacer eso aquí porque sería muy grave, sería motivo de guerra”.34
Después del ataque, el presidente ecuatoriano Rafael Correa rompió las relaciones diplomáticas con Colombia y, cuando más tarde se descubrió que el bombardeo había matado a un ciudadano ecuatoriano, advirtió de mayores consecuencias. El 6 de marzo, Venezuela decretó un estado general de alerta y envió a diez batallones, aviones y tanques a la frontera con Colombia. El presidente estadounidense Bush declaró a los periodistas que “EU seguirá estando al lado de Colombia”.35 Tres semanas después, Ecuador anunció que “instalaría un equipo de vigilancia electrónica y aumentaría su presencia militar en su frontera con Colombia”; el presidente Correa advirtió que su país “nunca más” permitiría un ataque extranjero contra su territorio.36 20
EJÉRCITO ESTADOUNIDENSE: DESPUÉS DE IRAQ, AMÉRICA LATINA
También en abril de 2008 el director de operaciones de las Fuerzas Aéreas Estadounidenses del Sur, el coronel Jim Russell, defendió que las tropas que se estaban retirando de Iraq fueran redesplegadas en el Comando Sur del Pentágono que comprende América del Sur y Centroamérica y el Caribe. En aquel momento, declaró: “Creemos que mientras avancemos veremos un mayor giro en la atención a la zona. Estamos viendo problemas a la misma entrada de América Central. Esta es la puerta de entrada a nuestra frontera sur”.37 El 12 de julio de 2008, la marina estadounidense restableció a la IV Flota, que abarca América del Sur y Centroamérica y el Caribe, lo mismo que el Comando Sur del Pentágono, después de que se retiró en 1950 tras la Segunda Guerra Mundial. A principios de este año, el jefe del Comando Sur, el almirante James Stavridis, se convirtió en Comandante Supremo Aliado de la OTAN y jefe del Comando Europeo del Pentágono. Tres de los últimos cinco altos comandantes militares de la OTAN (Stavridis, su predecesor Bantz John Craddock y Wesley Clark) fueron trasladados a la jefatura del Comando Sur. Anticipando claramente lo que ha ocurrido esta semana, en mayo de 2008 Venezuela advirtió a Colombia que no permitiría una nueva base militar estadounidense en La Guajira, cerca de la frontera con el noroeste de Venezuela. Chávez afirmó: “No permitiremos que el gobierno colombiano dé La Guajira al imperio. Colombia está lanzando una amenaza de guerra contra nosotros”.38 Menos de una semana después, un avión de guerra estadounidense penetró en el espacio aéreo de Venezuela en un vuelo desde las Antillas holandesas. El gobierno venezolano acusó a EU de espiar en una base militar en la Isla de Orchilla y “afirmó que EU está probando la capacidad de Venezuela de detectar intrusos y que las fuerzas aéreas venezolanas estaban preparadas para interceptarlo de no haber vuelto el avión hacia la isla caribeña de CuraÇao”.39 El ministro venezolano de Defensa Gustavo Rangel afirmó que “éste es sólo el último paso de una serie de provocaciones en las que quieren implicar a nuestro país”.40 En septiembre, una sangrienta emboscada separatista mató a ocho personas en la provincia boliviana de Pando. El gobierno expulsó al embajador estadounidense Philip Goldberg, un veterano en apoyar violentos levantamientos separatistas anteriores en Bosnia y Kosovo. El jefe de las fuerzas armadas de la nación, el general Luis Trigo, advirtió que “la Fuerzas Armadas Bolivianas advirtieron el viernes que no tolerarán ninguna acción más de grupos radicales o interferencias extranjeras en los asuntos internos del país”.41 A finales de 2008, Bolivia expulsó a los agentes contra la droga estadounidense, la DEA, y más tarde anunció sus planes de comprar helicópteros rusos para operaciones antinarcóticos. El presidente boliviano Evo Morales declaró hoy (23 de julio): “Tengo información de primera mano de que el imperio, por medio del Comando Sur estadounidense, realizó el golpe de Estado de Honduras”.42 En octubre de 2008, Ecuador acusó a la CIA de infiltrarse en su ejército y reconoció el ataque colombiano a su territorio el mes de marzo anterior. El ministro de Defensa Javier Ponce MEMORIA 238
declaró en los periódicos: “La CIA conoce perfectamente lo que está pasando en Angostura”.43 Al mismo tiempo, el ministro colombiano de Defensa Santos amplió la belicosidad de su nación dirigiéndola contra Rusia. Actuando completamente como la criatura de Washington y de su ejército, Santos afirmó: “Con sus 16 mil bombas nucleares, Rusia tiene un enorme deseo de ser un actor clave en el mundo, pero su presencia en la región promoverá una vuelta a la Guerra Fría”44. Santos aludía en particular a los recientes ejercicios navales ruso-venezolanos en el Caribe y al hecho de que Rusia ha suministrado a Caracas armas avanzadas, aviones de guerra y submarinos, lo que refleja una tendencia general entre las naciones de América Latina (incluyendo Bolivia, Ecuador, Argentina y Nicaragua) a aumentar sus relaciones militares con Rusia como contrapeso a la tradicional dominación estadounidense de sus fuerzas armadas y para ser capaces de defenderse de ataques estadounidenses y por medio de intermediarios. Lo que Santos y sus patrocinadores estadounidenses temen es la desaparición real de casi doscientos años de Doctrina Monroe. El pasado mes de marzo, el presidente venezolano calificó al ministro colombiano de Defensa Santos de ser “una amenaza para la estabilidad regional” y “una amenaza para la estabilidad y soberanía de los países de la región” que “vuelve a demostrar su desprecio por el derecho internacional”, en referencia a la defensa que hizo Santos del ataque dentro de Ecuador del año pasado.45 Santos reiteró su intención de seguir atacando supuestos emplazamientos rebeldes en los países vecinos, lo que provocó esta respuesta de Chávez pocos días después: “En caso de una provocación de parte de las fuerzas armadas de Colombia o de violaciones de la soberanía de Venezuela, daré orden de atacar con el avión Sukhoi y tanques. No permitiré a nadie ofender a Venezuela y su soberanía”.46 En los últimos meses, el Pentágono ha estado adiestrando a las fuerzas armadas de Guyana, el vecino del Este de Venezuela, tanto dentro de ese país como en EU. Ya hemos examinado el uso de posesiones francesas y alemanas en el Caribe para propósitos militares. Con la elección de Ricardo Martinelli como presidente de Panamá el pasado mes de mayo, ‒lo que supone la vuelta de este país a las filas de EU‒, el lazo en torno a Venezuela está estrechándose. Ecuador rechazó renovar un acuerdo con EU para el uso de su base militar de Manta, con lo que este mes Washington pierde sus derechos a usar la base. Con el correspondiente anuncio, la semana pasada, del presidente Uribe de que entregaba cinco bases más al Pentágono (tres campos de aviación y dos bases navales), el presidente Chávez estaba en lo cierto al considerar este paso “una amenaza contra nosotros” y advirtió que “están rodeando Venezuela con bases militares”.47 Desde el derrocamiento del presiente hondureño Manuel Zelaya el 28 de junio, dirigido por comandantes militares adiestrados en la Escuela de las Américas, se han disparado las alarmas en América Latina y por todo el mundo de que el golpe, lejos de ser una aberración o un anacronismo, pueda establecer un precedente para más golpes en un futuro cercano. Exactamente igual que en los últimos meses de la presidencia de Bush y en los primeros siete meses del actual presidente, las OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
operaciones militares en Afganistán, a las que durante cinco años se dio una importancia secundaria en relación con Iraq, se han intensificado hasta convertirse en el principal frente de guerra del mundo, así que puede que se esté planeando reavivar los planes de una agresión directa estadounidense en América Latina, planes latentes desde la invasión de Panamá en 1989. * N. de la T.: La expresión “flecha del parto” (“the parthian shot”, en inglés) se refiere a una costumbre guerrera de los jinetes partos de la Antigüedad que simulaban huir a galope tendido y en un momento dado disparaban sus flechas hacia atrás y por encima del hombro, con lo que diezmaban a sus confiados perseguidores. La expresión se utiliza para describir ese metafórico disparo final –puede ser un gesto, una frase hiriente, una revelación penosa– que quiere lastimar irreparablemente en el momento de cerrarse una puerta que se supone definitiva. El autor es periodista residente en Chicago. Director de Stop NATO Internacional.
NOTAS Fuente: Global Research. Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Russia Today, 18 enero de 2009. Id. 3 STRATFOR, 14 enero de 2000. 4 Id. 5 Ottawa Citizen, 6 de septiembre de 2000. 6 Inter Press Service, 21 de diciembre de 2000. 7 Id. 8 United Press International, 11 de abril de 2000. 9 Tampa Bay Times, 12 de julio de 2008. 10 Id. 11 Associated Press, 24 de mayo de 2007. 12 Associated Press, 10 de marzo de 2007. 13 Xinhua News Agency, 18 febrero de 2007. 14 Xinhua News Agency, 16 de diciembre de 2006. 15 Xinhua News Agency, 27 de diciembre de 2006. 16 Xinhua News Agency, 20 de enero de 2006. 17 US Department of Defense, 1 de febrero de 2007. 18 Reuters, 29 de enero de 2007. 19 Australian Associated Press, 4 de septiembre de 2005. 20 Prensa Latina, 10 abril de 2006. 21 The Daily Star, 24 de noviembre de 2007. 22 BBC News, 8 de julio de 2007. 23 Agence France-Presse, 17 de enero de 2008. 24 Reuters, 6 de marzo de 2009. 25 Reuters, 5 de marzo de 2009. 26 Reuters, 16 de octubre 2008. 27 Id. 28 Radio Netherlands, 30 de octubre de 2008. 29 Russia Today, 18 de enero de 2009. 30 Trend News Agency, 4 de noviembre de 2008. 31 Russia Today, 18 de enero de 2009. 32 Reuters, 25 de enero de 2008. 33 Focus News Agency, 24 de marzo de 2008. 34 Associated Press, 1 de marzo de 2008. 35 Reuters, 4 de marzo de 2008. 36 Associated Press, 22 de abril de 2008. 37 Stars and Stripes, 27 de abril de 2008. 38 Associated Press, 15 de mayo de 2008. 39 Bloomberg News, 21 de mayo 2008. 40 Reuters, 19 de mayo de 2008. 41 Xinhua News Agency, 13 de septiembre de 2008. 42 Agence France-Presse, 22 de julio de 2009. 43 Reuters, 30 de octubre de 2008. 44 Russian Information Agency Novosti, 4 de octubre de 2008. 45 Trend News Agency, 4 de marzo de 2009. 46 Russian Information Agency Novosti, 9 de marzo de 2009. 47 Associated Press, 21 de julio de 2009. 1 2
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AMÉRICA LATINA
MITOS Y REALIDADES DE LA MINERÍA TRANSNACIONAL
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JENNIFER MOORE
La minería de gran escala se ha convertido en una de las principales actividades económicas del mundo. En buena medida, se localiza en países en vías de desarrollo, cuya legislación es supremamente favorable para los intereses privados de las transnacionales de la exploración, explotación y exportación. En el presente artículo, se analizan –a la luz de algunos mitos que se tejen sobre la gran minería– los perjuicios causados y los abusos cometidos en la gran minería transnacional en América Latina. DESARROLLO
Mito 1: Empleo y crecimiento económico local. La gran minería genera oportunidades económicas y laborales para la población local. Los proyectos mineros a gran escala generan una demanda intensiva de trabajo en las fases iniciales, lo que crea la ilusión de trabajo permanente. Generalmente el peor trabajo queda para los vecinos del lugar y los puestos mejor pagados y más altos son para gente de afuera. Ejemplo: Durante la fase de construcción de la mina San Martín en Honduras en el año 2000, hubo más de mil puestos de trabajo. Ahora que la mina está en la última fase de operación (cierre), hay 76 personas trabajando1. 22
La minería metálica industrial emplea 2.75 millones de personas, lo cual representa 0.09 % de los puestos de trabajo a nivel mundial; la minería de pequeña escala emplea 13 millones. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre 1995 y 2000, la tercera parte de los trabajadores mineros en los 25 países de mayor producción de minerales perdió su trabajo. La razón principal fue la introducción de nueva tecnología que desplaza la mano de obra.2 Además, la rentabilidad de esta actividad económica es cíclica y depende principalmente de los precios de metales en el mercado internacional. Las poblaciones locales pierden el control de las principales variables de su economía, la cual pasa a responder a MEMORIA 238
intereses anónimos y especulativos. Según Derechos en Acción, la duración de una mina en promedio es de 10 a 15 años3. Adicionalmente, la minería impone primarización de la economía, lo que impide agregar valor y desarrollo económico. Earthworks ha observado: “Al inicio de la operación de una mina, la actividad económica local crece notablemente. Hay nuevas vías y nuevas viviendas construidas para los mineros; también se establecen pequeños negocios para atender la mina y sus trabajadores. Pero aquellas economías frecuentemente se debilitan por el fenómeno llamado company town, es decir, hay poca actividad económica independiente de la mina. Este nivel de dependencia no genera estabilidad económica a largo plazo.”4 Mito 2: La minería invierte enormes recursos necesarios para el desarrollo. Las empresas mineras hacen grandes inversiones en instalaciones necesarias para la extracción de metales, pero en carreteras y otras infraestructuras, que pueden beneficiar a la población, las empresas hacen los gastos mínimos y utilizan recursos del Estado para construir su infraestructura. Ejemplo: República Dominicana, donde Goldcorp y Barrick Gold proponen reabrir la mina de oro Pueblo Viejo. Entre 1979 y 1999, la mina funcionaba bajo la empresa estatal Rosario Dominicana S. A. Ahora, cien familias viven en extrema pobreza sin acceso al agua potable en sus alrededores. Por un acuerdo entre las empresas y el Estado dominicano, el gobierno es responsable de ubicar el agua necesaria para las nuevas operaciones, reubicar alrededor de mil pobladores, remediar los pasivos ambientales de la operación anterior y adquirir los derechos necesarios de tierras. El solo arreglo de los pasivos ambientales tiene un valor estimado de 100 millones de dólares5. Otro ejemplo ocurre en Argentina, donde Barrick Gold, que explota la mina Veladero, descuenta del pago de regalías a la provincia de San Juan todas sus acciones de “responsabilidad social empresaria” y diversos aportes de dinero a instituciones locales, es decir, el propio estado provincial paga la política de relaciones comunitarias de la empresa. Mito 3: Los beneficios de la minería se quedan en los países donde se extraen los minerales y las empresas contribuyen con impuestos para el desarrollo del país. Con mucha frecuencia, la minería deja a su paso descomposición social, desplazamiento, pobreza, contaminación y destrucción ambiental permanente. Los beneficios se van para el Norte, a las empresas y a sus inversionistas. Por eso, se habla de la “la maldición de los recursos naturales”. Ejemplo: En el caso de Chile, conocido como país minero, según César Padilla, del Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL), hay un marco legal que favorece a las transnacionales y 70 % de la producción de cobre está en manos extranjeras. En cuanto a la tributación, constata que sólo tres de 47 mineras extranjeras de cobre arrojan pequeñas utilidades y el resto, “a través de resquicios legales, manipula sus balances para presentar pérdidas”; por eso, no pagan impuestos6. MEDIO AMBIENTE
Mito 4: La minería puede ser limpia, no contamina el ambiente y puede hacerse sin riesgos ambientales. Hay una solución técnica para cada problema ambiental. OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
Las tecnologías que permiten la explotación de yacimientos son altamente contaminantes y destructivas. La minería demanda enormes cantidades de agua, que se contamina permanentemente con químicos como el cianuro. El drenaje ácido y otras formas de contaminación son efectos comprobados y a veces comienzan después de que se retira la empresa y se cierra la mina. En promedio, se extrae un 0.51 % de cobre de la roca (en Estados Unidos, a comienzos del siglo XX, era 2.5 %) y 0.0001 % en el caso del oro. Por cada onza de oro producida, se genera un promedio de 79 toneladas de desechos. El fenómeno del drenaje ácido puede durar cientos o miles de años y puede ser particularmente grave cuando la explotación minera está ubicada en zonas de nacimientos de agua o en cabeceras de cuencas. Adicionalmente, se estima que, en el caso del cobre, por ejemplo, se utilizan entre 10 mil y 30 mil litros de agua por día7. El drenaje ácido se produce cuando la roca se expone al aire y al agua con el resultado de la producción de ácidos. El drenaje ácido puede movilizar metales pesados como cobre, plomo, arsénico, zinc, selenio o mercurio hacia aguas superficiales o subterráneas. Muchos Estados otorgan el uso y/o control sobre el agua con las concesiones mineras sin costo para las empresas. Ejemplo: En El Salvador hay 29 proyectos de minería metálica radicados en la región montañosa del norte. Los ríos que abastecen el país vienen de aquí y sólo el Río Lempa, por ejemplo, sirve a más de 50 % de la población de la capital, San Salvador. En la provincia de Cabañas, en donde se encuentra el Proyecto El Dorado, una mina de oro y plata de una superficie de 144 kilómetros cuadrados en fase de exploración por Pacific Rim Mining Corp., muchos habitantes se preocupan porque la mina propone consumir 30 mil litros de agua diarios durante su existencia, a obtenerse de la misma fuente de agua que abastece a la población local sólo una vez cada semana. Actualmente, el proyecto está suspendido, debido a la oposición que ha generado, hasta que el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales presente un nuevo estudio sobre el proyecto, el cual analizará el Parlamento de El Salvador. Un estudio de Impacto Ambiental de dicho proyecto realizado por el ingeniero hidrológico Robert Moran, de EU, concluyó que ni la población ni el Parlamento tenían suficiente información sobre los posibles impactos sociales y ambientales del proyecto. Agregó que un gran porcentaje de proyectos similares ha generado pasivos ambientales negativos a través del mundo y muchas veces aparecen después que la mina se cierra. BOSQUES AMENAZADOS
Según Earthworks, 39 % de los bosques en peligro están amenazados por la minería de gran escala. Además, una cuarta parte de los sitios catalogados como Patrimonio Global por su valor natural está amenazada por proyectos mineros o de hidrocarburos futuros. Asimismo, más de un cuarto de las minas activas y los sitios de exploración se superpone con o está a 10 kilómetros de parques, reservas y otras áreas protegidas estrictamente, según el criterio de la UICN8. En cuanto al aire, la fundición de metales contribuye con el 13 % de las emisiones de dióxido de azufre a nivel mundial y consume entre el 7 y 10 % de la producción de energía, principalmente con base en carbón y petróleo. 23
DERECHOS COLECTIVOS
Mito 5: Las empresas de exploración vienen sólo a averiguar si hay metales. Si encuentran algo, es la comunidad local la que decide cómo proceder. Si una empresa de exploración (frecuentemente llamada “júnior”) encuentra algo, muchas veces se vende el proyecto a una empresa más grande, con mayores recursos y capacidad operativa, que pueda extraerlo. En 2006, tales empresas contribuyeron con más del 50 % de la exploración minera de minerales no ferrosos en el mundo, mostrando un crecimiento de 600 % en sus inversiones desde 20029, lo cual pertenece al periodo reciente de boom en el mercado de metales. Ejemplo: En Guatemala, la mina Marlin fue descubierta por Francisco Gold y desarrollada por Gladis Gold, ahora propiedad de Goldcorp Inc., a través de su subsidiaria Montana Exploradora de Guatemala. Los compromisos que las empresas de exploración hacen con las comunidades no son vinculantes, ni siquiera en los casos donde hay diálogo con las compañías grandes, las cuales también frecuentemente venden sus proyectos. Ejemplo: En Ecuador, hay más de veinte empresas juniors, algunas que ya tienen “alianzas estratégicas” con empresas grandes o que ya han vendido su proyecto a una empresa más grande. Ascendant Copper Corporation (ahora se llama Copper Mesa) tiene una alianza estratégica con Río Tinto que garantiza a la minera inglesa comprar hasta 70 % de interés en un proyecto de Ascendant. Río Tinto realizó exploraciones en algunos lugares de Ecuador en los años noventa, pero salió del país por razones también “estratégicas”. Esta empresa comparte información con las empresas júnior. Recientemente, Aurelian Resources, que descubrió uno de los mayores depósitos de oro mundiales en el sur de la Amazonía ecuatoriana, vendió su proyecto (llamado Fruta del Norte) a Kinross Gold. La gran minería está compuesta por carteles y consorcios que se encubren unos a otros y hay monopolio y concentración entre los más grandes. En octubre de 2007, Latin American Newsletter destacó “una pirámide divina de la minería”, refiriéndose precisamente a este fenómeno de las juniors y las empresas mineras más grandes, basado en una entrevista con el director de Ascendant Copper Corporation (ahora Copper Mesa Corporation, la cual ha sido suspendida debido a la oposición en contra de su proyecto cuprífero en la zona de Intag, al noroeste de Ecuador), Steve Vaughn, quien lleva muchos años en la industria minera y explica que hay cuatro o cinco compañías mineras en la cumbre de la pirámide, luego hay unas medianas y después cientos de pequeñas. Estas últimas “están encargadas de manejar los procesos antes de entrar en operación, o sea, de limpiar el camino antes de que lleguen las grandes”. El autor, Luís Ángel Saavedra, concluye que las pequeñas protegen a las más grandes de la posibilidad de llevarlas a juicio10. Mito 6: Ningún proyecto minero se hace sin consentimiento previo de las comunidades. Hay innumerables estrategias de engaño, cooptación y coerción social; son estrategias acumuladas por una larga historia 24
de explotación. A pesar de existir recomendaciones durante los últimos años por las que se pide que se reconozca el consentimiento de las comunidades para resolver tales conflictos, no existen prácticas ni reglamentos establecidos. Cuando las comunidades intentan realizar sus propias consultas populares, enfrentan mucha presión. Además, existen estándares internacionales sobre la reubicación forzada, que muchas veces dejan sin alternativa a las comunidades. LAS EMPRESAS MINERAS HACEN GRANDES INVERSIONES EN INSTALACIONES NECESARIAS PARA LA EXTRACCIÓN DE METALES, PERO EN CARRETERAS Y OTRAS INFRAESTRUCTURAS, QUE PUEDEN BENEFICIAR A LA POBLACIÓN, LAS EMPRESAS HACEN LOS GASTOS MÍNIMOS Y UTILIZAN RECURSOS DEL ESTADO PARA CONSTRUIR SU INFRAESTRUCTURA
Ejemplo: En tres municipalidades de la parte altoandina de Piura, Perú, a través de una consulta popular en septiembre de 2007, el 94 % de los pobladores dijo “no” a la actividad minera. Antes del evento, el gobierno central hizo todo lo posible para evitar la consulta y el ejercicio democrático. Dos semanas después, el gobierno declaró 20 proyectos mineros como prioridad nacional, dentro de los cuales estaba el proyecto minero de Río Blanco Copper (antes Minera Majaz, de la inglesa Monterrico Metals, hoy en manos de un consorcio chino), al que se refería la consulta. Ahora hay más de 300 moradores de la zona que han participado en el frente contra la minería y quienes están enjuiciados. El gobierno peruano ha decretado una nueva legislación para implantar el Tratado de Libre Comercio con EU, legislación que puede negar el derecho a consultar a las comunidades campesinas y pueblos indígenas en particular. Ejemplo: En la ciudad patagónica de Esquel, Argentina, más del 80 % de la población rechazó el proyecto de explotación de oro Cordón Esquel, que proponía la empresa canadiense Meridian Gold (absorbida este año por Yamana Gold), en una consulta popular realizada el 23 de marzo de 2003. Luego de esto, la empresa declaró el proyecto “en pausa” y aseguró públicamente que no avanzaría hasta “responder a todas las dudas de la comunidad”. Meses después, la Asamblea Local de Vecinos local difundió las grabaciones de una reunión secreta, realizada en un lujoso hotel de Buenos Aires, donde la empresa –con el apoyo de una consultora en comunicación y la organización Business For Social Responsability (BSR) de Estados Unidos– desarrollaba estrategias para “dar vuelta a la comunidad” y desarticular la oposición social al proyecto. Seis vecinos de Esquel y dos periodistas fueron llevados a juicio por la empresa después de la difusión de esas grabaciones. Mito 7: La minería fortalece el tejido social y reduce la migración y descomposición de las comunidades indígenas. Es todo lo contrario. Al no respetar los derechos para decidir sobre el uso de su territorio y su derecho a la autodeterminación, en muchas circunstancias las empresas aplican otras estrategias para ingresar en los territorios ancestrales, los cuales actualmente se ven muy afectados por la expansión MEMORIA 238
TRANSPARENCIA
Mito 8: Las empresas transnacionales garantizan transparencia. El financiamiento de las empresas mineras, especialmente de muchas juniors, utiliza prácticas no transparentes que muchas veces son monitoreadas muy débilmente en cuanto a los impactos ambientales y sociales de sus proyectos. Además, estas empresas tienen estructuras empresariales muy complicadas, diseñadas para evitar el riesgo judicial. LOS COMPROMISOS QUE LAS EMPRESAS DE EXPLORACIÓN HACEN CON LAS COMUNIDADES NO SON VINCULANTES, NI SIQUIERA EN LOS CASOS DONDE HAY DIÁLOGO CON LAS COMPAÑÍAS GRANDES, LAS CUALES TAMBIÉN FRECUENTEMENTE VENDEN SUS PROYECTOS
Ejemplo: La Bolsa de Valores de Toronto ha emergido como fuente importante de fondos para la exploración minera. Alrededor del 57 % de las empresas mineras cotizan sus acciones en la Bolsa de Valores de Toronto y, según sus propios informes, en los primeros seis meses de 2007 facilitó 48 % de los financiamientos mineros mundiales, más que cualquier otra bolsa de valores en el mundo13. Está especializada en financiar proyectos en lugares riesgosos, o sea, en donde hay conflicto o mucha oposición. Dicha Bolsa de Valores procura la mayoría de fondos mediante “colocaciones privadas”: “ofertas de valores a un número limitado de inversionistas grandes, principalmente los que se llaman ‘inversionistas institucionales’ –bancos, fondos mutuos y fondos de pensiones–, que se caracterizan por un menor grado de transparencia, lo cual a su vez implica: 1) Una amplia distribución de las acciones mineras en la población canadiense (se estima que 49 % de los canadienses tiene acciones en la minería) y 2) Resulta difícil trazar los orígenes de los fondos que se destinan a la actividad minera.”14 La Corporación de Desarrollo de Exportaciones de Canadá también es poco transparente. Es “una institución financiera para los exportadores e inversionistas canadienses en el extranjero, que en 2006 dio 66 billones (miles de millones) en ayuda a empresas canadienses, de los cuales 30 billones se invirtieron en el sector de recursos naturales. Hasta 2007, no ha estado sujeta a la legislación de acceso a la información”.15 Respecto a las estructuras de estas empresas, las empresas juniors –que han aumentado mucho su participación en la exploración minera– pueden brindar seguridad a las empresas más grandes que van a desarrollar las minas. Incluso, por su propia constitución, estas empresas pueden evitar el riesgo judicial. IMAGEN ILSE GRADWOHL
minera. Contratos directos y dádivas u ofertas a comunidades particulares pueden desestabilizar las organizaciones indígenas por interferir en sus procesos de comunicación, planificación y manejo de recursos naturales. Estas actividades afectan fuertemente a las comunidades étnicas, las dividen y promueven el conflicto social para tener acceso a los minerales. Se estima que alrededor de la mitad del oro explotado entre 1995 y 2015 va a extraerse de territorios de los pueblos indígenas11. Ejemplo: La mina de oro más grande en América Central de la empresa canadiense Goldcorp, llamada Marlin, se encuentra en Guatemala en las municipalidades de San Miguel Ixtahuacán y Sipakapa en el oeste del país. Se ha convertido en un problema nacional por no consultar con los pueblos. En el municipio
de Sipakapa, se ha iniciado una serie de consultas populares convocadas por los pueblos mismos, las cuales han resultado en un fuerte rechazo de la actividad minera. Sin embargo, los resultados de las consultas no han sido aceptados y los pueblos sufren amenazas permanentes y otras afectaciones por la explotación de la mina. Actualmente han apelado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Interamericana por una decisión sobre las consultas. En los pocos casos, según Derechos en Acción, en que pueblos indígenas en Canadá han negociado acuerdos sobre los impactos y beneficios con empresas mineras, el éxito ha sido “limitado”. Las negociaciones son duras y, mientras algunos grupos indígenas han ganado algo de empleo, capacitación y dinero, todavía tales acuerdos ofrecen mínima protección ambiental y “es improbable que vayan a contribuir a economías sustentables después de que la mina cierre.” Las comunidades afectadas por la minería reportan mayor uso de drogas y alcohol, carencia de viviendas y más violencia contra la mujer12. OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
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Ejemplo: Ascendant Copper Corporation (ahora Copper Mesa) ha enfrentado una fuerte oposición comunitaria a su proyecto en el noroeste de Ecuador, en la zona de Intag. Ha sido implicada en violaciones de los derechos humanos y denunciada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en 2007 por el intento de un grupo de más de 50 guardias fuertemente armados y principalmente ex militares que trataron de ingresar por la fuerza a las concesiones mineras de Ascendant en Intag. En su sitio web, la compañía reconoce que por su estructura empresarial se hace muy difícil llevar a juicio a los miembros de su directiva: “Todos los directores de Ascendant y prácticamente todas sus acciones y las de la corporación están radicados fuera de Canadá. Puede ser imposible que quienes compran seguridades [...] puedan notificar sobre directores que viven fuera del país en un juicio en Canadá”. Mientras la empresa se incorpora en la provincia de British Columbia, Canadá, su sede está en Colorado, EU. También Ascendant Copper Corporation tiene subsidiarias radicadas y/o que cotizan en las bolsas de valores del Caribe con sus operaciones principales en Ecuador. Mito 9: Cada país es autónomo y soberano en sus relaciones con empresas mineras transnacionales. Las empresas mineras transnacionales respetan el marco legal de los países donde operan. Muy frecuentemente no existen mecanismos, voluntad ni recursos para aplicar los mandatos legales. Además, muchas veces las mismas empresas mineras y/o sus promotores imponen un marco legal a través de gobiernos amigos. Ejemplo: En el caso de Ecuador, donde hasta ahora no ha empezado a producir el proyecto de la minería metálica, en el año 2000 se hicieron reformas profundas a la ley minera después de un proyecto financiado por el Banco Mundial y con el apoyo de las embajadas de Inglaterra y Suecia. Las reformas derogaron las regalías de producción debidas al Estado, aumentaron el plazo de duración de las concesiones mineras a treinta años renovables y negaron al Estado la opción de revocar concesiones mineras por afectaciones ambientales o sociales. Ahora que el país nuevamente está reformando su ley minera para reinstituir la función del Estado en el control y manejo del sector, las empresas canadienses que dominan la inversión en Ecuador han participado extensivamente en el desarrollo del nuevo texto. Las empresas también gozan de gran protección por medio de los tratados internacionales que protegen las inversiones, los cuales se han usado para imponer proyectos mineros cuando se ha presentado una gran resistencia. Las empresas pueden tener una ventaja grande frente a los gobiernos de países en desarrollo cuando van a los tribunales de arbitraje internacional como el Centro Internacional de Arreglo de Disputas de Inversiones (CIADI) por el costo de los procesos y por el hecho de que no hay mecanismo para que las comunidades afectadas puedan participar. Ejemplo: Goldcorp, a través de su subsidiaria Glamis Imperial Corporation, está utilizando el NAFTA para derogar una ley de California que apoya los reclamos de la tribu quechan, de la reserva de Fort Yuma, que se opone a la incursión del Proyecto Minero Imperial en sus tierras sagradas16. Mito 10: Las empresas transnacionales se comportan con responsabilidad social. 26
Si el marco legal es desfavorable o hay una fuerte oposición a un proyecto minero, la corrupción, la violencia, la criminalización y la desestabilización de organizaciones pueden imponerse. Las empresas mineras son las transnacionales con mayor experiencia en el testaferrato. Ejemplo: Según un informe de la Defensoría del Pueblo de Perú sobre el Proyecto Río Blanco en el noreste del departamento de Piura, la presencia de la minera en las tierras de las comunidades campesinas se considera ilegal en razón de que no ha sido aprobada por dos tercios de las asambleas de las comunidades campesinas en donde la empresa tiene sus concesiones mineras. Además, las comunidades se expresaron fuertemente en contra del proyecto minero durante una consulta popular en septiembre de 2007. Sin embargo, con el apoyo del gobierno del presidente Alan García la compañía suscribió un acuerdo de estabilidad jurídica y está buscando por cualquier manera abrir su mina, la cual pueda ser el inicio de un gran distrito minero por los dos lados de la frontera entre Perú y Ecuador. Un informe del Observatorio de Conflictos Mineros en Perú, de agosto de 2008, observa que hay alrededor de 300 personas criminalizadas en Piura por su posición en contra de la minería. En un caso muy notable, 35 están enfrentando acusaciones de terrorismo. Las acusaciones fueron presentadas ante la fiscalía por un grupo sobre el cual existen sospechas de ser montado o apoyado por la compañía. Un informe elaborado por un grupo de abogados de EU e Inglaterra ha concluido que aquel caso no podría ser presentado en una corte de estos dos países desarrollados aun si el Estado sigue con el caso en el que viola los derechos humanos de las personas involucradas. NECESIDAD
Mito 11: El desarrollo minero es progreso y la producción campesina es retraso. Sin minas, no hay futuro, no hay machetes ni bicicletas. La cuestión minera es de gran importancia pública por la destrucción que implica y por las diferencias fundamentales en las visiones sobre el desarrollo. Las comunidades deberían tener su derecho de autodeterminación, de participación en decisiones que afecten su medio ambiente, la salud, la autonomía alimentaria, etcétera, aspectos todos que puedan ser impactados por la minería. El mercado de los metales en gran parte es impulsado por usos desvinculados de la vida de las comunidades. En el caso del oro, se utilizó en un 85 % para joyería. El níquel, cobalto y tungsteno son considerados minerales estratégicos porque son utilizados por la industria militar. “La actividad minera de gran escala es posible sólo porque está legitimada y premiada por un marco legal colonial, el cual establece una serie de beneficios e incentivos tributarios para las empresas mineras que discrimina contra las actividades económicas productivas y sostenibles, que son las que verdaderamente dirigen nuestras economías regionales”17 (Tercer Encuentro de Comunidades Afectadas por la Minería en Argentina, 14 de agosto de 2005, “Vienen por oro, vienen por todo”).18 El desarrollo minero literalmente transforma de manera radical el manejo del territorio, la biodiversidad, el agua, la MEMORIA 238
generación de energía y la sociedad. Asimismo, fomenta la dependencia debido a las relaciones clientelistas que la minería de gran escala mantiene y/o sostiene, a las cuales en muchos casos utiliza para inhibir el potencial de construir organizaciones, procesos locales y formas de desarrollo autodeterminadas. De hecho, según algunos investigadores, se observa que un resultado de los procesos de lucha contra la minería ha sido el surgimiento de organizaciones locales, redes de apoyo y otras formas de sostenimiento que están más cercanas a la realidad de la localidad y la gente19. SI EL MARCO LEGAL ES DESFAVORABLE O HAY UNA FUERTE OPOSICIÓN A UN PROYECTO MINERO, LA CORRUPCIÓN, LA VIOLENCIA, LA CRIMINALIZACIÓN Y LA DESESTABILIZACIÓN DE ORGANIZACIONES PUEDEN IMPONERSE. LAS EMPRESAS MINERAS SON LAS TRANSNACIONALES CON MAYOR EXPERIENCIA EN EL TESTAFERRATO
Cuando tengan que imponer la minería, ¿podría constituir desarrollo? Los investigadores Anthony Bebbington, de Inglaterra, y María Luisa Burneo, de Perú, al definir “desarrollo” se orientan por el economista ganador del Premio Nobel, Amartya Sen, diciendo que “el desarrollo no se define por el crecimiento económico, sino por la expansión de libertades y de capacidades humanas. Sen diría, entonces, que si en un proceso de cambio social no hay mejora en la expresión de la ciudadanía, no se puede hablar de un avance en el desarrollo […]. Un crecimiento económico sin desarrollo […] puede, más bien, generar conflictos sociales”20. César Padilla concluye que la resistencia de las comunidades afectadas a lo largo de América Latina es parte de un proceso transformado por sí mismo, el cual busca otro modelo de desarrollo “que limite la minería, así como la mayoría de las industrias extractivas”.21 RESISTENCIA
Las empresas mineras y las ONG se van después de que se cierra la mina. Los que sufren las consecuencias son las comunidades que quedan viviendo cerca de una mina abandonada. Debido a que los principales afectados por la minería transnacional son comunidades locales, la estrategia de resistencia debe enfocarse hacia ellas. Hay una riqueza de experiencias de resistencia, que deben evaluarse, articularse y acumularse. Generalmente, las comunidades y los movimientos sociales no tienen información suficiente y apropiada para actuar en consecuencia. Hay una desarticulación entre quienes tienen conocimientos sobre la minería y quienes viven en comunidades concesionadas o afectadas. La minería es uno de los mejores ejemplos para poner en evidencia los efectos negativos del modelo económico, así como la ocupación y despojo de los territorios y sus impactos, por lo cual sirve para movilizar en resistencia a la población general (norte, sur, ambientalistas, sindicatos, académicos, estudiantes, inversionistas). ESTRATEGIAS POSIBLES PARA LA RESISTENCIA
• Encuentro, intercambio y articulación entre comunidades afectadas, involucradas y en resistencia. OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
• Apoyo y acompañamiento de intelectuales y analistas comprometidos con la resistencia y con el conocimiento del sector y profundizar el desarrollo de saberes que respalden la movilización y la resistencia. • Estrategias de comunicación, concientización y movilización (por ejemplo, la formación de un banco de materiales informativos sobre la minería). • Montar una estrategia de denuncias sobre la acumulación de capital y los abusos efectuados por las empresas mineras. • Establecer un equipo técnico-operativo de toda la estrategia y una estructura político-organizativa que funcione coordinada pero autónomamente. Establecer un consejo asesor que tenga un equilibrio entre procesos comunitarios y analistas comprometidos. La autora es periodista canadiense de prensa y radio radicada en Ecuador. Sus documentales radiales se han difundido por la radio pública de Canadá, la CBC y The Green Planet Monitor, además de varias producciones de la Asociación Nacional de Radios Comunitarias y Universitarias de Canadá. Fuente: Deslinde
NOTAS Goldcorp Inc, “Annual information form for the financial year ended December 31, 2007”, 25 de marzo de 2008, www.sec.com. 2 Earthworks & Oxfam America, “Dirty Metals Report: Mining, Communities and the Environment”, 2007, p. 25. 3 Rights Action, “Investing in Conflict Public Money, Private Gain: Goldcorp in the Americas”, abril de 2008, p. 6. 4 Earthworks & Oxfam America, o. c., p. 18. 5 Rights Action, o. c., p. 19. 6 César Padilla Ormeño-Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, 2007, “Minería en Chile: Conflictos Ambientales Emergentes, El Camino de la Recuperación de Derechos”, pp. 5-6. 7 DECOIN, “Ecuador, ¿país Minero? Por un país libre de minería metálica a gran escala”, Intag, Ecuador, 2007, www.decoin.org. 8 Earthworks & Oxfam America, “Dirty Metals Report: Mining, Communities and the Environment”, 2004, p. 18. 9 Jason Goulden, “Corporate Exploration Strategies. World Exploration Trends: A Special Report from Metals Economics Group for the PDAC International Convestion 2007”, www.metalseconomics.com. 10 Luis Ángel Saavedra, “Mining territory in dispute. Ecuador”, 4 de octubre de 2007, http://www.latinamericapress.org. 11 Earthworks & Oxfam America, ib., p. 21. 12 Rights Action, o. c., pp. 6-7. 13 TSX Group, TSX Mining Presentation: TSX Stock Exchange and TSX Venture Exchange, “A Global Resource for Capital”, www.tsx.com. 14 Timothy David Clark, “La Minería Canadiense en el Mundo” (presentación durante el foro “Comunidades, Minería y Desarrollo”), Quito, noviembre de 2007. 15 Id. 16 Rights Action, o. c., p. 2. 17 “Declaration of Andalgalá” (presentación en el III Meeting of Communities Affected by Mining in Argentina”, 2008), www.minesandcommunities.org/ Action/press714.htm. 18 Javier Rodríguez Pardo (Movimiento Antinuclear del Chubut, Red Nacional de Acción Ecologista de Argentina, Unión de Asambleas Ciudadanas), “Las invasiones mineras quinientos años después”, en la conferencia “Comunidades, Minería, Desarrollo”, Quito, noviembre de 2007. 19 Anthony Bebbington, “Los conflictos mineros, su dinámica, actores y participación de las comunidades”, en la conferencia “Comunidades, Minería y Desarrollo”, Quito, noviembre de 2007. 20 Rights Action, o. c., p. 3. 21 César Padilla Ormeño, “¿Agua o minería? El dilema ante las extractivas”, en América en Movimiento, No. 427, pp. 18-23. 1
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AMÉRICA LATINA
AMÉRICA LATINA COMO RESERVA MINERA
Dependencia y deuda ecológica de EU
IMAGEN ILSE GRADWOHL
GIAN CARLO DELGADO RAMOS
La extracción de recursos naturales de la periferia a favor de países metropolitanos no se limita a los últimos tiempos. Desde inicios de la expansión del sistema capitalista de producción, se identifica como la existencia de flujos crecientes de transferencia de recursos por la vía de esquemas coloniales de explotación o, más recientemente, del funcionamiento de lo que se ha calificado como “economías de enclave” (aquellas que transfieren recursos a favor de los acreedores sin generar encadenamientos endógenos relevantes).
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l saqueo colonial entre 1503 y 1660 se calcula, sólo para América Latina (AL), en una extracción de metales preciosos del orden de unos 185 mil kilos de oro y unos 16 millones de kilos de plata.1 Los impactos ecosociales de tal explotación minera, si bien fueron devastadores, ciertamente no podían alcanzar las dimensiones insostenibles que se registran hoy en día y que son resultado tanto de las dimensiones que ha alcanzado la actividad minera mundial, como del empleo de tecnologías y técnicas altamente rentables pero mucho más agresivas.
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Tal mecanismo de transferencia de la riqueza natural se ha venido consolidando, por un lado, a partir del pago de intereses de las deudas externas que tienen los países en cuestión y, por el otro lado, desde un sostenido comercio ecológicamente desigual que se caracteriza tanto por una fuerte divergencia del tiempo –natural– necesario para producir los bienes exportados (un tiempo mucho más largo que aquel que requieren los bienes –industriales– y servicios de los países metropolitanos), como por la falta de incorporación de los “costos ambientales” y sociales en el valor de las exportaciones de los países periféricos extractivos; es algo en sí verdaderamente complejo. MEMORIA 238
Como respuesta a tal fenómeno, una serie de especialistas en la materia ha venido hablando –ya desde 1992 con el Instituto de Ecología Política de Chile, IEP2– de una “deuda ecológica” que tienen los países metropolitanos con la periferia (o del “Norte” con los del “Sur”). Ello se debe a que los últimos, como se puntualizó, tienen que aumentar su productividad y sobreexplotar sus recursos naturales y, como se suele decir en la jerga de la economía ecológica, dado que los tipos de interés son usualmente altos y el peso de la deuda es grande, se infravalora el futuro y se relegan las cuestiones ambientales a favor del presente.3 No sorprenden entonces los datos proporcionados en 1999 por Schatan cuando indicaba que “el volumen de exportaciones de AL ha aumentado desde 1980 hasta 1995 en un 245 por ciento. Entre 1985 y 1996, se habían extraído y enviado al exterior 2 mil 706 millones de toneladas de productos básicos, la mayoría de ellos no renovables. El 88 % corresponde a minerales y petróleo. En contraste, vale señalar que, entre 1982 y hasta 1996 (catorce años), AL había pagado 739 mil 900 millones de dólares por concepto de deuda externa, es decir, más del doble de lo que debía en 1982 –unos 300 mil millones de dólares– y sin embargo seguía debiendo 607 mil 230 millones de dólares”.4 La tendencia se mantiene hasta ahora. De 1985 al cierre de 2004, la deuda de AL pasó de 672 mil millones a mil 459 mil millones de dólares.5 Incluso, si se considera la transferencia financiera neta anual (diferencia entre el pago del servicio de la deuda y la repatriación de beneficios por las multinacionales extranjeras, con respecto a los ingresos exógenos brutos como donaciones, préstamos e inversiones). La transferencia neta ha sido negativa para AL prácticamente desde todo el decenio de 1980 y lo que va del presente milenio.6 Ahora bien, el impacto socioambiental del esquema descrito, como puede deducirse, es de orden mayor. Es un panorama que se recrudece si se contemplan las diversas infraestructuras que se han emplazado y se tienen proyectadas como parte de proyectos de ‘desarrollo” de tipo extractivo e industrial-maquilador (autopistas, ferrocarriles de alta velocidad, hidroeléctricas, hidrovías, etcétera). Ello es así porque, por un lado, tal infraestructura impacta directamente en los ecosistemas, muchas veces de modo irreversible, y porque, por otro lado, justamente esa infraestructura es la que permite intensificar la explotación de la población y los ecosistemas para facilitar la transferencia de riqueza a favor de los acreedores, particularmente de EU, una potencia que históricamente ha mantenido una vasta proyección –incluyendo la militar– sobre la región.7 En el caso de los minerales, en particular aquellos preciosos o estratégicos, son de gran interés. EL CAPITAL MINERO
Las mineras más grandes del mundo son originarias de Australia, Canadá, EU, Reino Unido, Sudáfrica y Brasil. De notarse es que muchas veces, en AL, tal capital minero internacional opera en asociación a capital local y/o regional (situación que lleva en múltiples ocasiones a la adquisición total del proyecto por parte dichos capitales foráneos). Por ejemplo, Industrias Peñoles, que destina 75 % de su producción al mercado mundial (sólo EU representó en 2006 el 61 % de las ventas totales de la empresa), OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
tiene un acuerdo para la producción de plomo y zinc con Sowa Mining y Sumitomo Corporation, que es la que adquiere y envía el zinc a Japón (aunque también compra plata). En este contexto, es notorio cómo el capital minero internacional maniobra con un formidable apoyo de parte de los gobiernos latinoamericanos que incentivan el saqueo de la riqueza mineral por la vía de otorgar facilidades y estímulos económicos al capital extranjero (por ejemplo, pago minúsculo por derechos de extracción, importación libre de aranceles de maquinaria y equipo, escasa regulación ambiental y laboral, etcétera). Es un esquema que es típico de todo el sector extractivo que opera en América Latina, cuyo arraigo y dimensiones resultan bien ilustrados al revisar las 500 mayores empresas de AL. Datos de 20088 precisan que 82 están directamente relacionadas con procesos extractivos (33 en petróleo/gas, dieciséis de capital foráneo; 33 en minerales, diecinueve de capital mayoritariamente foráneo; diez en celulosa/madera, seis en cemento) y 97 indirectamente (45 en el negocio de generación de electricidad, catorce abiertamente de capital extranjero; 12 petroquímicas, dos de capital extranjero; y 40 siderúrgicas). Esto significa que poco más de la tercera parte de las mayores empresas que operan en AL está vinculada de algún modo al sector extractivo, ello sin incluir aquellas empresas avocadas al sector agroindustrial; al del rastreo de biodiversidad y su conocimiento asociado con potencial comercial en aplicaciones farmacéuticas, químicas, cosméticos, etcétera; o al del embotellamiento de agua para su exportación. Aún más, muchos de los procesos extractivos vinculados al sector minero y siderúrgico emplean una cantidad gigantesca de energía que es aportada a bajo costo con recursos naturales de tal o cual país, ello además del costo ambiental que implican tales procesos extractivos y de generación de energía y que también terminan internalizándose. Por ejemplo, llaman sobre todo la atención los casos de Vale (Brasil) con un consumo mensual promedio de 1,368 MW; Votorantim (Brasil) con 1,232 MW; Alumar (Brasil, propiedad de BHP Billiton, Alcoa y Rio Tinto-Alcan) con 812 MW; Albras (Brasil, propiedad del Banco Japonés de Cooperación Internacional, Vale y Nippon Amazon Aluminium) con 800 MW; Companhia Brasileira de Alumínio (Brasil) con 754 MW, Grupo Gerdau (Brasil) con 575 MW; entre otros.9 Se suma el uso masivo de agua que requiere dicho sector y que muchas de las veces genera conflictos por el acceso, uso y usufructo del recurso que, al final del proceso, es desechado con altos índices de contaminantes como lo son metales pesados, arsénico, cloratos, cianuro, entre otros. El costo socioambiental de largo plazo en ningún momento ha sido tomado en cuenta en el valor de los minerales extraídos; de ahí que la denominada “huella hídrica”10 de la minería sea considerable. Se trata, pues, de una actividad que además, lejos de reducirse en términos de tonelaje de minerales extraídos, se ha incrementado año tras año. De 1980 a 2000, se estima que la extracción de materiales en AL se incrementó considerablemente debido a la productividad de Chile y Perú. Al esquema se suma, para ese mismo periodo, una mayor explotación de biomasa y petróleo en Ecuador, así como de materiales de construcción en México.11 La misma tendencia se corrobora para el periodo que va de 1995 a 2006 cuando Chile, Perú y Brasil registraron los índices extractivos 29
de minerales más altos de AL. Aun así, si se mide en términos absolutos, la actividad minera se intensificó prácticamente en toda la región como resultado de los altos precios de esos materiales (sobre todo a partir de 2004). Bolivia por ejemplo vio incrementar su extracción minera en 39 % durante 2008.12 Resultados de Russi y coautores13 muestran que los niveles de extracción en Chile se han más que triplicado de 1980 a 2000 y consecuentemente lo han hecho las afectaciones socioambientales. Lo indicado toma mayor grado explicativo si se toma nota de que la exportación de minerales de Chile en 2000 representó el 52 % del peso de las exportaciones. Un 37 % de las exportaciones fue biomasa, mientras que un 70 % de las importaciones en términos de peso correspondió a petróleo.14 Ello revela el carácter extractivo de la economía chilena, así como de su fuerte dependencia energética. En el mismo sentido, llama la atención que, en el caso mexicano, 58 % de las exportaciones en términos de peso fue, en 2000, petróleo crudo, mientras que 16 % fueron minerales no metálicos, incluyendo materiales de construcción, y 10 % biomasa.15 Con tendencia similar, 60 % de las exportaciones en términos de peso de Ecuador corresponden a combustibles fósiles, mientras que 24 % a productos agrícolas y pesqueros.16 Tales esquemas de extracción masiva de combustibles fósiles, fundamentalmente petróleo, constituyen la principal transferencia de riqueza hacia el exterior de ambos países, todo sobre la base del recurso estratégico más relevante para el sistema de producción actual y que, de refinarse, puede generar ingresos de hasta 20 veces su valor en crudo (negocio que queda en manos de países desarrollados y sus empresas). Lo irrisorio, por tanto, es que, por ejemplo, México importe poco más del 40 % de la gasolina que consume.17 PROCESOS PRODUCTIVOS, DEPENDENCIA Y RESERVAS ESTRATÉGICAS DE RECURSOS
El avance científico-tecnológico, tanto en lo civil como lo militar, continuamente modifica el carácter estratégico de las fuentes de energía y de los distintos materiales clave. En dicho sentido, es observable una transición de la madera al carbón y de éste al petróleo y el gas; a esta situación se suma el ascenso del uranio como mineral estratégico a partir del advenimiento de la tecnología nuclear civil de carácter comercial en el decenio de 1950. Algo similar ocurre con otros recursos mineros no energéticos. Por ejemplo, no es hasta la invención de la energía eléctrica y su popularización, cuando el consumo de cobre se intensifica como nunca en la historia humana. Más aún, con el avance de la ingeniería de nuevos materiales y la nanotecnología, el uso extensivo de todo tipo de materiales se ha agudizado, pues se han logrado aleaciones o arreglos de materiales altamente novedosos.18 A lo señalado, entonces, deben sumarse en paralelo los patrones de consumo contemporáneos, puesto que han puesto ya en duda la capacidad de abastecimiento creciente y seguro. Se trata de un hecho que desde la Segunda Guerra Mundial ya era reconocido por William Clayton, entonces subsecretario de Estado de EU cuando indicó que “debido al serio desgaste de nuestros recursos naturales durante la guerra, debemos ahora importar muchos minerales y metales […]. Ciertamente hoy 30
somos importadores netos de casi todos los metales y minerales importantes, excepto dos, el carbón y el petróleo. Quién sabe por cuánto tiempo podremos seguir adelante sin importar petróleo”.19 A principios del siglo XXI, lo anterior se coloca como una cuestión de preocupación mayor, más cuando se registra un aumento considerable del consumo de dichos materiales por parte de países como China (véase más adelante), ya que las necesidades de países metropolitanos son cada vez más abrumadoras. Por ejemplo, se estima que cada año se requieren alrededor de 11.3 toneladas métricas de minerales no energéticos para satisfacer las necesidades voraces de cada estadounidense.20 No extraña, entonces, que la dependencia de EU sea en efecto ascendente. En 1980, EU dependía al cien por ciento de cuatro minerales y de 16 más en el orden de un 30 y un 99 %. En 1992, la dependencia era de 8 y 22 minerales respectivamente y, para 2008, de 18 y 30 respectivamente. DEPENDENCIA EN TÉRMINOS DE DIMENSIÓN DE USO
En términos generales, los minerales no preciosos que destacan por su dimensión de uso y dependencia (combinados) son la bauxita/ alumina (aluminio), el zinc, el cromo, el níquel y el cobre. Datos de 200821 muestran que la dependencia estadounidense de bauxita/ alumina fue del cien por ciento al registrar importaciones de 11 millones 600 mil toneladas métricas de bauxita y 2 millones 600 mil toneladas métricas de alumina. Las importaciones de bauxita para 2008 provinieron en un 31 % de Jamaica, 22 % de Guinea, 19 % de Brasil, 12 % de Guyana y el resto de otros países. En lo que se refiere a alumina, un 45 % provino de Australia, 23 % de Suriname, 12 % de Jamaica, 7 % de Brasil y el resto de diversos países. Dicho de otro modo, el continente americano, excepto EU, cubrió casi el 50 % de la bauxita y alumina importada por ese país y alrededor de dos terceras partes del aluminio (Canadá aportó el 55 % de las importaciones estadounidenses del mineral, Brasil 4 % y México 2 por ciento).22 Las cifras anteriores toman las dimensiones geoeconómicas y geopolíticas adecuadas cuando se tiene en consideración que el 46 % de las reservas mundiales de bauxita (estimadas entre 55 y 75 mil millones de toneladas métricas) se localizan en Sudamérica (24 %) y el Caribe (22 %). En el caso del cobre, la dependencia estadounidense en 2008 fue de un 33 % en términos del consumo nacional de ese país. Las importaciones de cobre sin manufacturar fueron cubiertas por Chile en 40 % (lo hacía en 2004 en el orden del 26 %); Canadá en un 33 %, Perú en 13 % y México en un 6 %. Entre las reservas más importantes de cobre en el hemisferio y que históricamente han sido transferidas a pesar de los altos costos ambientales hacia EU u otros países como Japón y China que ahora se colocan a nivel mundial como importadores netos de cobre por encima de EU, están las chilenas con cerca de 360 millones de toneladas métricas o el 35-40 % de las reservas de base en el mundo. Otras son las peruanas con 120 millones, las mexicanas con unos 40 millones y las canadienses con 20 millones de toneladas métricas.23 El zinc otorga propiedades anticorrosivas al acero galvanizado y es utilizado para este fin en un 50 % a nivel mundial y en un 55 % en EU (para otro tipo de aleaciones se usa en 21 % y en la producción de latón y bronce en un 16 %).24 La dependencia de EU en importaciones es del 73 % del consumo doméstico MEMORIA 238
de ese mineral refinado, porcentaje relativamente estable desde principios de siglo. Los principales países de origen del mineral en bruto y en concentrados son Perú con el 69 % de las importaciones en esa modalidad, Irlanda con el 14 %, México con el 12 % y Australia con el 4 %. En forma de metal refinado, el origen es Canadá con 66 % de las importaciones, México con el 16 %, República de Corea con el 4 % y Australia con el 3 %. Sumando la chatarra procesada, Canadá, Perú y México aportan el 82 % del mineral.25 Esto toma su correcta dimensión al notar que 168 millones de toneladas métricas, de las 480 millones de toneladas métricas de reservas mundiales base, corresponden al continente americano, esto es el 35 % de las reservas base mundiales.26 El 10 % del cromo a nivel mundial es consumido por EU y se utiliza fundamentalmente en la producción de acero inoxidable (aleación con un contenido mayor al 12 % de cromo), en cromados, pinturas cromadas, cintas magnéticas, como catalizador, etcétera. La dependencia estadounidense alcanzó en 2008 el 54 % del consumo doméstico (500 mil toneladas), aunque en 2004 rondaba el 64 %. Los principales países de origen de tales importaciones fueron Sudáfrica con 35 %, Kazajstán con 19 %, Rusia con 6 % y Zimbabwe con 5 %; los dos primeros países concentran alrededor del 95 % de las reservas mundiales del mineral. EN ESTE CONTEXTO, ES NOTORIO CÓMO EL CAPITAL MINERO INTERNACIONAL MANIOBRA CON UN FORMIDABLE APOYO DE PARTE DE LOS GOBIERNOS LATINOAMERICANOS QUE INCENTIVAN EL SAQUEO DE LA RIQUEZA MINERAL POR LA VÍA DE OTORGAR FACILIDADES Y ESTÍMULOS ECONÓMICOS AL CAPITAL EXTRANJERO
El caso del níquel es relevante, pues a nivel mundial es empleado en dos terceras partes para la producción de acero inoxidable (en EU es utilizado en la producción de acero inoxidable en un 52 % y en aleaciones y superaleaciones no ferrosas en 34 %).27 En 2008, la dependencia de EU fue del 33 % del consumo nacional de ese país, sin embargo es de notarse que en 2004 ésa era del 49 %.28 Dicha reducción parece explicarse en una caída mínima del consumo de ese mineral y en un incremento de la compra de chatarra, misma que representó el 38 % de la producción secundaria estadounidense de níquel (de 77,300 toneladas). Aun así, la dependencia estadounidense de níquel se reflejó en importaciones procedentes de Canadá en un 43 %, de Rusia en un 15 %, de Noruega 10 % y de Australia en 8 %, entre otros países.29 Las mayores reservas base en el continente están en Cuba con unas 23 millones de toneladas métricas. Le sigue Canadá con 15 millones de toneladas, Brasil con 8.3 millones, Colombia con 2.7 millones, República Dominicana con un millón y Venezuela con 630 mil toneladas métricas. Vale señalar que EU es también dependiente de otros minerales. No se han mencionado anteriormente, dado que ésos o bien son menos importantes en términos de su rol en los procesos productivos o porque, a pesar de ser en extremo relevantes, registran un consumo mucho menor (en cuanto a su cantidad). Tal es el caso, en un 100 % de dependencia, del arsénico, cesio, fluorospato, indio, manganeso, niobio, tierras raras, rubidio, estroncio, tantalio, entre otros. Por lo indicado, es evidente que, para OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
poder tener una visión más fina de lo que esto último significa, resulta necesario indagar con más detalle la naturaleza, los usos y la disponibilidad de estos minerales, en particular de aquellos que son considerados como críticos y/o estratégicos. DEPENDENCIA DE MINERALES CRÍTICOS Y ESTRATÉGICOS
Si la importancia de los minerales se indaga desde el punto de vista de su “criticidad” y ya no en términos del grado de su consumo, el listado es diferente y muy peculiar, ya que un mineral crítico es aquel que resulta esencial en un importante número de procesos productivos, pero que, al mismo tiempo, su grado de sustitución es bajo o nulo y su oferta es limitada (sea por la existencia de reservas escasas, la baja capacidad de su reciclaje o debido a cuestiones políticas, económicas, sociales y/o ambiéntales que limitan su extracción). Desde la perspectiva estadounidense, los minerales considerados críticos a principios del siglo XXI son esencialmente: indio, manganeso, niobio, el grupo de metales de platino (platino, paladio, rodio, iridio, osmio y rutenio) y las tierras raras (lantano, nerio, praseodimio, neodimio, prometio, samarium, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio).30 Es importante, sin embargo, apuntar que además de los minerales indicados en el apartado anterior (cobre y bauxita en especial), el hierro y los agregados para la construcción son materiales considerados esenciales para la economía estadounidense, aunque no críticos. Ello se debe a que figuran como fundamento material de la industria de la construcción y, puesto que su transportación es muy cara dados los volúmenes empleados, se precisa de una disponibilidad geográficamente corta; de ahí que desde los intereses de EU ya se asuma a México, Canadá o el Caribe como eventuales abastecedores de esos “materiales esenciales”.31 El grupo de metales de platino y las tierras raras destacan de entre los materiales críticos por su variedad de usos. Por ejemplo, se emplean, sin sustituto alguno, en la construcción y funcionamiento de convertidores catalíticos de automóviles, una de las industrias más rentables a nivel mundial. También tienen un uso relevante en la fabricación de circuitos integrados, electrónicos, capacitadores o monitores de cristal líquido. Las tierras raras y el indio son componentes esenciales de los interruptores cerámicos magnéticos que se usan en los celulares, mientras que el indio y el tantalio (éste bajo la forma del compuesto bario–zinc–óxido de tantalio) son componentes clave de las estaciones de las redes telefónicas de celulares. El indio (compuesto indio–galio–arsénico) se usa para fabricar displays de cristal líquido o pantallas planas; el galio en LEDs, circuitos integrados y, junto con el cadmio, selenio, telurio e indio, en la industria de las celdas fotovoltaicas; el germanio en fibra óptica, radares y electrónicos dadas sus propiedades semiconductoras de electricidad; etcétera.32 El titanio (el grueso, extraído de Australia) es clave en la construcción de los marcos estructurales y sistemas de propulsión de los aviones y el dióxido de titanio de alta pureza es básico para el corazón dieléctrico de los teléfonos. Lo que tenemos es una dependencia por los minerales críticos ya antes mencionados, así como de aquellos considerados por el Pentágono como estratégicos y que a principios del siglo XXI son fundamentalmente las tierras raras, renio, cobalto, berilio 31
ENTRE LAS RESERVAS MÁS IMPORTANTES DE COBRE EN EL HEMISFERIO Y QUE HISTÓRICAMENTE HAN SIDO TRANSFERIDAS A PESAR DE LOS ALTOS COSTOS AMBIENTALES HACIA EU U OTROS PAÍSES COMO JAPÓN Y CHINA QUE AHORA SE COLOCAN A NIVEL MUNDIAL COMO IMPORTADORES NETOS DE COBRE POR ENCIMA DE EU, ESTÁN LAS CHILENAS CON CERCA DE 360 MILLONES DE TONELADAS MÉTRICAS O EL 35–40 % DE LAS RESERVAS DE BASE EN EL MUNDO. OTRAS SON LAS PERUANAS CON 120 MILLONES, LAS MEXICANAS CON UNOS 40 MILLONES Y LAS CANADIENSES CON 20 MILLONES DE TONELADAS MÉTRICAS
Las reservas almacenadas de EU son escasas (aunque no así sus reservas de minerales base34), el reciclaje bajo (calculado en un 10 % del consumo nacional) y su producción atrofiada, dado que Brush Wellman, el único productor en ese país, cerró parte de sus actividades en 2000 debido a cuestiones económicas y problemas socio-ambientales, aunque, en 2008, el Departamento de la Defensa le solicitó construir una nueva instalación (emplazada en Utah, Ohio, y operativa a partir de 2011 aproximadamente).35 EU consumió en 2008 unas 140 toneladas, de las cuales casi la mitad se utilizaron en la industria de computadoras y telecomunicaciones, mientras que el restante se destinó a la aeroespacial y a aplicaciones de defensa, entre otras.36 Importa el mineral en un 58 % de Kazajstán, en 10 % del Reino Unido, 9 % de Irlanda y el 7 % de Japón. El principal problema es que el berilio de Kazajstán –principal proveedor– es de baja pureza y la transferencia de la tecnología para obtener berilio puro es estratégica y comprometedora en términos militar-estratégicos; de ahí, parte de la naturaleza “estratégica” de este mineral.37 Como consecuencia, EU mantiene un mínimo de 45 toneladas de talco de berilio comprimido en su stock nacional de reservas.38 Considerando lo anterior, para el Pentágono es clara la necesidad de una estrategia nacional de almacenamiento, “diseñada a asegurar la disponibilidad de materiales críticos y estratégicos para que satisfaga las necesidades de un modelo dinámico de defensa”.39 El esquema debe considerar entre otras cuestiones, ‒puntualiza‒, vulnerabilidades en la cadena productiva de tal suerte que se pue32
IMAGEN ILSE GRADWOHL
y, en segundo orden, germanio, cromo y diamantes, ya que, por ejemplo, del grupo de las tierras raras, el neodimio se utiliza en la fabricación de magnetos superfuertes o como dopante de láseres; el samario en magnetos de samario-cobalto; el itrio en barras de láser y superaleaciones y el escandio en aleaciones de aluminio y cerámicas refractarias.33 El berilio es tal vez de los materiales más emblemáticos de entre los considerados como estratégicos, dadas sus características mecánicas (punto de fusión más alto entre los metales, un tercio más elástico que el acero, conductor térmico, no-magnético, etcétera) y sus propiedades nucleares (permeable a los rayos X, al radio y al polonio; libera neutrones cuando es bombardeado por partículas alfa). Se obtiene de diversos minerales (los más importantes, el berilo y la bertrandita) y se emplea en un abanico de aplicaciones como la fabricación de computadoras, sensores, aviones, misiles, satélites y hasta en cabezas nucleares.
dan introducir medidas efectivas para evitar la interrupción del flujo de minerales; ello incluye opciones como asociaciones con la industria privada (nacional), la contratación de intermediarios (outsourcing) y de productores extranjeros (offshoring).40 Esto implica que EU debe “mejorar y asegurar los sistemas de recolección de datos e información sobre la disponibilidad de materiales para necesidades de defensa, tanto a nivel nacional como en el extranjero”.41 AL en este contexto es, pues, clara reserva estratégica de EU en vísperas de ser crecientemente expoliada. Ello ha sido explícitamente reconocido por EU desde su Ley de Almacenamiento de 1979, que por primera vez consideraba que “además de los proveedores estadounidenses, sólo proveedores canadienses y mexicanos podrían ser considerados como fiables.42 Lo anterior es todo un antecedente en la política exterior de EU, pues devela explícitamente la fuerte dependencia de materiales críticos y estratégicos, al resolver que los recursos canadienses y mexicanos se tornan a partir de entonces cuestión de seguridad nacional estadounidense. He aquí presente, pues, la “securitización” de los recursos vecinos plasmados en la propia legislación de EU, la cual en 1991 es geográficamente ampliada al considerar también como fuentes fiables a los países de la cuenca del Caribe.43 Desde entonces, Centroamérica y el Cono Sur (en la medida de lo posible) han sido igualmente funcionarizados en la geopolítica estadounidense por la vía del Comando Sur y otros esquemas como el Plan Colombia. Canadá y México ya lo están por medio del Comando Norte, la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) y, ciertamente, para el caso de México, también a través de la Iniciativa Mérida. CONCLUSIÓN: MINERÍA, MEDIO AMBIENTE Y PUEBLOS
La profundización de los esquemas de transferencia de riqueza de la periferia hacia los países metropolitanos, así como la agudización de la devastación ambiental que éste y otros procesos MEMORIA 238
generan, nos lleva a reflexionar sobre los impactos ambientales y sociales, pero también de sus costos en términos de vidas, no solamente humanas. El debate sobre esta cuestión, con toda la amplitud de aspectos que vincula, se perfila como un asunto de trascendencia que se mantendrá en la agenda latinoamericana, tanto de parte de las élites de poder extranjeras y sus socios regionales (dígase oligarquía), como de los pueblos. Desde el punto de vista de los movimientos sociales, el debate podría ser reducido por algunos actores a un asunto acerca del derecho universal a un medio ambiente sano que es vital para la vida, pero –de fondo– lo que está en juego no es sólo eso, sino sobre todo la definición de cómo los pueblos latinoamericanos (y del mundo) han de relacionarse con la naturaleza y cómo han de gestionar su autonomía. Es que, con las características socioeconómicas de Latinoamérica, los límites sociales de tolerancia ante esquemas de creciente saqueo son cada vez menores, lo que ha tornado la lucha ambiental en una lucha de clase de diversos actores y con diversos lenguajes y expresiones. Por ejemplo, hay conflictos mineros que han resultado en la construcción de redes y frentes de discusión, debate y acción pacífica y/o legal a nivel local, nacional y regional tales como la Red Mexicana de Afectados por la Minería; la Red de Comunidades Afectadas por la Minería en Argentina; el Frente de Defensa de Tambogrande y las organizaciones en lucha de la comarca andino-patagónica, ambos contra la minería; la organización de lucha de los habitantes de la cordillera de los Andes Chucutenses contra la minería a cielo abierto; el trabajo en red de Acción Ecológica en Ecuador; etcétera. Por lo indicado, se observa necesario hablar de “seguridad ecológica”, concepto que se propone para diferenciarlo del de “seguridad ambiental”, cuya noción central es la securitización de los recursos y por tanto de la ausencia de justicia social. En sentido inverso, la seguridad ecológica es entendida como la seguridad (ecológica) de los pueblos y de la diversidad de formas de vidas con las que compartimos el planeta, esto es que la biósfera, como primer y último referente de la vida, se torna entonces elemento nodal en la lucha social, puesto que obligadamente precisa la satisfacción de las necesidades básicas de los pueblos (lo que incluye su propia identidad y diversidad cultural e histórica) no sólo en el corto o mediano plazo, sino sobre todo en el largo plazo. Así, pues, abrir la posibilidad de revertir aquellos proyectos ecológica y socialmente negativos depende de qué tan sólido se construye el muro social con el que se toparán los diversos proyectos en cuestión y que sólo son posibles gracias al papel activo de una élite latinoamericana que los avala y, por si fuera poco, que los promueve y ejecuta principalmente a favor de la cúpula de poder de los países metropolitanos. La guerra de clase que la oligarquía latinoamericana mantiene contra sus pueblos es fundamental para sostener la creciente transferencia de excedentes, pero al mismo tiempo también fortalece la lucha por la conciencia social como fundamento para la construcción de una alternativa económica, social y ecológicamente armónica.
NOTAS
Integrante del SNI. Blog: www.giandelgado.net
ODG, “Otras deudas no financieras españolas: la deuda histórica”, Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG), Sin fecha, disponible en www. observatoriodeuda.org 2 Tomado de Joan Martínez-Alier y A. Oliveras, ¿Quién debe a quién? Deuda ecológica y deuda externa, ed. Icaria, España, 2003, p. 9. Para información sobre el IEP, véase www.iepe.org 3 Id. 4 Jacobo Schatan, Deuda externa y neoliberalismo: el saqueo de América Latina, Fundación CENDA (Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo), Santiago de Chile, 1999. Datos empleados también por Acción Ecológica, ¡No más saqueo, nos deben la deuda ecológica!, Ecuador, 1999. Consúltese www.accionecologica.org 5 Eric Toussaint, Banco Mundial. El Golpe de Estado Permanente, El Viejo Topo, España, 2006, p. 163. 6 Id. 7 Véase mapa y léase texto al respecto en Gian Carlo Delgado, “Geopolítica Imperial y Recursos Naturales”, Memoria, No. 171, México, mayo de 2003. 8 Según los listados de América Economía. Véase: www.americaeconomia.com. 9 Sin autor, “Enchufados”, America Economía, 9 de julio de 2007, p. 54. 10 La huella hídrica es un indicador del uso del agua que toma en cuenta el uso directo e indirecto del agua. Es, en el caso de la minería, el volumen de agua empleada en la extracción y procesamiento del mineral y el desecho de la misma (ya contaminada). Por tanto, la huella hídrica considera tres componentes: el consumo de agua de lluvia, el consumo de agua extraída de fuentes superficiales y subterráneas y la contaminación del agua. 11 Daniel Russi y otros: “Material Flows in Latin America.” Journal of Industrial Ecology, Vol. 12, No. 5/6, EU, 2008, p. 704. 12 “Bolivia: exportaciones mineras subieron en 2008”, América Economía, 17-02-09. 13 Russi, o. c. en nota 12, p. 709. 14 Ib., p. 712. 15 Id. 16 Id. 17 Susana Paz, “Importaciones, futuro de México en gasolinas”, Energía Hoy, Año 4, No. 50, México, mayo de 2008, p. 67. 18 Para una revisión sobre el caso de la nanotecnología y sus implicaciones, léase Gian Carlo Delgado Ramos, Guerra por lo Invisible. Negocio, implicaciones y riesgos de la nanotecnología, CEIICH, UNAM, México, 2008. 19 Gabriel Kolko, The limits of Power, Basic Books, EU, 1972, p. 13. 20 Committe on Critical Mineral Impacts of the US Economy / Committe on Earth Resources / National Research Council, Minerals, critical minerals and the U. S. Economy, The National Academies, EU, 2008, p. 1. 21 USGD. Mineral Commodity Summaries 2009. Unitd States Government Printing Office, Washington, 2009, pp. 28-29. 22 Ib., pp. 17-18 y 28-29. 23 Ib., p. 51. 24 Ib., p. 186. 25 Id. 26 EU cuenta con 90 millones, Canadá con 30 millones, México con 25 millones y Perú con 23 millones (ibídem). Esto significa que la dependencia de EU es en el corto plazo relativa, pues se supone que cuenta con casi la quinta parte de reservas base a nivel mundial. 27 Ib., p. 110. 28 Id. 29 Id. 30 Committe on Critical Mineral Impacts of the US Economy y otros, 2008, p. 10. Es de precisarse que las tierras raras se encuentran fundamentalmente en minerales como bastaesnita, didimio, monacita, cerita, gadolinita, xenotima y loparita. 31 Ib., p. 47. 32 Ib., pp. 8, 63. 33 Ib., p. 48. 34 EU estima que cuenta con alrededor del 65 % de las reservas mundiales de berilio (unas 80 mil toneladas) en forma de depósitos no-pegmatitos, localizados en la península de Seward en Alaska y en la zona montañosa de Utah, Ohio. En cambio, no cuenta con reservas económicamente explotables de depósitos pegmatitos de berilio. 35 Departamento de la Defensa, Report of Meeting, Strategic Materials Protection Board, EU, 12 de diciembre de 2008, p. 5. 36 O. c. en nota 22, p. 30. 37 O. c. en nota 31, p. 42. 38 O. c. en nota 22, p. 30. 39 Committee on Assessing the Need for a Defense Stockpile, Managing Materials for a Twenty-first Centrury Military, National Research Council, EU, 2008, p. 5. 40 Ib., pp. 5-6. 41 Ib., p. 7. 42 Ib., p. 28. 43 Ib., p. 29.
OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
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El autor es investigador del programa “El Mundo en el Siglo XXI” del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.
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aldea global EL PETRÓLEO VENEZOLANO Y LA CODICIA IMPERIAL DEIVIS RODRÍGUEZ
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n 2008, Venezuela punteaba las reservas con 99 mil 400 millones de barriles (mdb). El país concentra el 80.6 % de las reservas de crudo de Sudamérica. La región acumula 123 mil 200 mdb. Este año se certificaron en el país 73 mil mdb más para sumar 172 mil millones. Ésta es, sin duda, una de las razones que animan al imperio a rodear de bases militares a Venezuela. Venezuela es el país que tiene la mayor cantidad de reservas probadas de hidrocarburos en la región, al concentrar el 80.6 % (99 mil 400 mdb para 2008) de los 123 mil 200 mdb que alcanzó Sudamérica el año pasado, según el último informe de la compañía británica Bristish Petroleum (BP), una de las más prestigiosas del mundo. Sin embargo, si se toman en cuenta los 73 mil mdb de crudo adicionales que ya se certificaron durante este año –según el último informe de PDVSA–, que permiten a la nación contar con 172 mil mdb, la nación superaría, en un 39.6 %, el total de las reservas probadas en Sudamérica para 2008. Además, es tanta la cantidad de crudo que hay en el país que Venezuela sola sobrepasa, en un 28.6 %, la cantidad de reservas que tiene América del Norte, integrada por EU, Canadá y México, pues a pesar de su extenso territorio, en la zona sólo existen 70 mil 900 mdb de crudo. “Pronto Venezuela llegará a los 316 mil millones en reservas probadas de crudo al culminar la certificación en la Faja; a esto se suman los recientes descubrimientos petrolíferos en Brasil, que permitirán en 2015 que la nación llegue a más de 20 mil mdb en reservas”, afirmó Alejandro Mata, experto en hidrocarburos. De acuerdo con el informe, el segundo lugar en reservas lo ocupa –por lejos– Brasil, con un total de 12 mil 600 mdb (10.2 % de crudo acumulado), luego Ecuador con 3 mil 800 mdb y Argentina (2 mil 600 mdb). La región, en general ‒revela el balance de la BP‒, ha incrementado sus reservas en un 22.4 % en 10 años, al pasar de 95 mil 600 mdb en 1998 a 123 mil 200 mdb en 2008. Ante las cifras que acumula América Latina, Carlos Scolat, experto petrolero de Argentina, alabó el potencial petrolífero de la región: “Tenemos crudo para rato y las perspectivas siguen 34
creciendo con el paso de los años. Los precios del petróleo a más de 60 dólares garantizan a los países latinoamericanos mayores inversiones para la búsqueda de nuevos yacimientos”. Similar opinión ofreció el analista energético brasileño, Luiz de La Coste: “Para 2010, Brasil y Venezuela se perfilarán como las líderes petroleros del continente y capaces de satisfacer la demanda energética de todo el planeta por 150 años”. Para los próximos tres decenios, se estima que el crudo continuará siendo la principal fuente de energía del mundo y su demanda mundial aumentará a más de 150 mdb diarios. Ya el continente sudamericano se encuentra preparado y proyecta con nuevas inversiones aumentar las reservas de 123 mil mdb a más de 380 mil mdb. El autor es periodista venezolano.
EL IMPERIO Y LOS ROBOTS FIDEL CASTRO RUZ
H
ace poco abordé los planes de Estados Unidos para imponer la superioridad absoluta de sus fuerzas aéreas como instrumento de dominio sobre el resto del mundo. Mencioné el proyecto de contar en 2020 con más de mil bombarderos y cazas F-22 y F-35 de última generación en su flota de 2 mil 500 aviones militares. En 20 años más, la totalidad de sus aviones de guerra serán operados por autómatas. Los presupuestos militares cuentan siempre con el apoyo de la inmensa mayoría de los legisladores norteamericanos. Apenas hay Estados de la Unión donde el empleo no dependa en parte de la industria de la defensa. A nivel mundial y valor constante, los gastos militares se han duplicado en los últimos diez años como si no existiera peligro alguno de crisis. En estos momentos, es la industria más próspera del planeta. En 2008, alrededor de 1.5 millones de millones de dólares se invertían ya en los presupuestos dedicados a la defensa. El 42 % de los gastos mundiales en esa esfera, 607 mil millones, correspondían a Estados Unidos, sin incluir los gastos de guerra, mientras el número de hambrientos en el mundo alcanza la cifra de mil millones de personas. Un despacho noticioso occidental informó hace dos días que, a mediados de agosto, el ejército de Estados Unidos exhibió un helicóptero teledirigido, así como robots capaces de realizar MEMORIA 238
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n 2008, Venezuela punteaba las reservas con 99 mil 400 millones de barriles (mdb). El país concentra el 80.6 % de las reservas de crudo de Sudamérica. La región acumula 123 mil 200 mdb. Este año se certificaron en el país 73 mil mdb más para sumar 172 mil millones. Ésta es, sin duda, una de las razones que animan al imperio a rodear de bases militares a Venezuela. Venezuela es el país que tiene la mayor cantidad de reservas probadas de hidrocarburos en la región, al concentrar el 80.6 % (99 mil 400 mdb para 2008) de los 123 mil 200 mdb que alcanzó Sudamérica el año pasado, según el último informe de la compañía británica Bristish Petroleum (BP), una de las más prestigiosas del mundo. Sin embargo, si se toman en cuenta los 73 mil mdb de crudo adicionales que ya se certificaron durante este año –según el último informe de PDVSA–, que permiten a la nación contar con 172 mil mdb, la nación superaría, en un 39.6 %, el total de las reservas probadas en Sudamérica para 2008. Además, es tanta la cantidad de crudo que hay en el país que Venezuela sola sobrepasa, en un 28.6 %, la cantidad de reservas que tiene América del Norte, integrada por EU, Canadá y México, pues a pesar de su extenso territorio, en la zona sólo existen 70 mil 900 mdb de crudo. “Pronto Venezuela llegará a los 316 mil millones en reservas probadas de crudo al culminar la certificación en la Faja; a esto se suman los recientes descubrimientos petrolíferos en Brasil, que permitirán en 2015 que la nación llegue a más de 20 mil mdb en reservas”, afirmó Alejandro Mata, experto en hidrocarburos. De acuerdo con el informe, el segundo lugar en reservas lo ocupa –por lejos– Brasil, con un total de 12 mil 600 mdb (10.2 % de crudo acumulado), luego Ecuador con 3 mil 800 mdb y Argentina (2 mil 600 mdb). La región, en general ‒revela el balance de la BP‒, ha incrementado sus reservas en un 22.4 % en 10 años, al pasar de 95 mil 600 mdb en 1998 a 123 mil 200 mdb en 2008. Ante las cifras que acumula América Latina, Carlos Scolat, experto petrolero de Argentina, alabó el potencial petrolífero de la región: “Tenemos crudo para rato y las perspectivas siguen 34
creciendo con el paso de los años. Los precios del petróleo a más de 60 dólares garantizan a los países latinoamericanos mayores inversiones para la búsqueda de nuevos yacimientos”. Similar opinión ofreció el analista energético brasileño, Luiz de La Coste: “Para 2010, Brasil y Venezuela se perfilarán como las líderes petroleros del continente y capaces de satisfacer la demanda energética de todo el planeta por 150 años”. Para los próximos tres decenios, se estima que el crudo continuará siendo la principal fuente de energía del mundo y su demanda mundial aumentará a más de 150 mdb diarios. Ya el continente sudamericano se encuentra preparado y proyecta con nuevas inversiones aumentar las reservas de 123 mil mdb a más de 380 mil mdb. El autor es periodista venezolano.
EL IMPERIO Y LOS ROBOTS FIDEL CASTRO RUZ
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ace poco abordé los planes de Estados Unidos para imponer la superioridad absoluta de sus fuerzas aéreas como instrumento de dominio sobre el resto del mundo. Mencioné el proyecto de contar en 2020 con más de mil bombarderos y cazas F-22 y F-35 de última generación en su flota de 2 mil 500 aviones militares. En 20 años más, la totalidad de sus aviones de guerra serán operados por autómatas. Los presupuestos militares cuentan siempre con el apoyo de la inmensa mayoría de los legisladores norteamericanos. Apenas hay Estados de la Unión donde el empleo no dependa en parte de la industria de la defensa. A nivel mundial y valor constante, los gastos militares se han duplicado en los últimos diez años como si no existiera peligro alguno de crisis. En estos momentos, es la industria más próspera del planeta. En 2008, alrededor de 1.5 millones de millones de dólares se invertían ya en los presupuestos dedicados a la defensa. El 42 % de los gastos mundiales en esa esfera, 607 mil millones, correspondían a Estados Unidos, sin incluir los gastos de guerra, mientras el número de hambrientos en el mundo alcanza la cifra de mil millones de personas. Un despacho noticioso occidental informó hace dos días que, a mediados de agosto, el ejército de Estados Unidos exhibió un helicóptero teledirigido, así como robots capaces de realizar MEMORIA 238
ALDE A GLOBAL trabajos de zapadores, 2 mil 500 de los cuales han sido enviados a las zonas de combate. Una firma comercializadora de robots sostuvo que las nuevas tecnologías revolucionarían la forma de comandar la guerra. Se ha publicado que, en 2003, Estados Unidos apenas poseía robots en su arsenal y “hoy cuenta –según la AFP– con 10 mil vehículos terrestres, así como 7 mil dispositivos aéreos, desde el pequeño Raven, que puede ser lanzado con la mano, hasta el gigante Global Hawk, un avión espía de 13 metros de largo y 35 de envergadura capaz de volar a gran altitud durante 35 horas”. Se enumeran en ese despacho otras armas. Mientras esos gastos colosales en tecnologías para matar se producen en Estados Unidos, el presidente de ese país suda la gota gorda para llevar los servicios de salud a 50 millones de norteamericanos que carecen de ellos. Tal es la confusión que el nuevo presidente declaró: “Estaba más cerca que nunca de lograr la reforma del sistema de salud, pero la lucha está volviéndose feroz.” “La historia es clara –añadió– cada vez que tenemos la reforma sanitaria en el horizonte, los intereses especiales luchan con todo lo que tienen a mano, usan sus influencias, lanzan sus campañas publicitarias y utilizan a sus aliados políticos para asustar al pueblo estadounidense”. El hecho real es que, en Los Ángeles, 8 mil personas –la mayoría desempleada, según la prensa– se reunieron en un estadio para recibir la atención de una clínica gratuita itinerante que presta servicios en el Tercer Mundo. La multitud había pernoctado allí. Algunos se trasladaron desde cientos de kilómetros de distancia. “¿A mí qué me importa si es socialista o no? Somos el único país en el mundo donde los más vulnerables no tenemos nada”, dijo una mujer de un barrio negro y con educación superior. Se informa que “un examen de sangre puede costar 500 dólares y un tratamiento dental de rutina más de mil.” ¿QUÉ ESPERANZA PUEDE OFRECER ESA SOCIEDAD AL MUNDO?
Los lobbistas en el Congreso hacen su agosto trabajando contra una simple ley que pretende ofrecer asistencia médica a decenas de millones de personas pobres, negros y latinos en su inmensa mayoría, que carecen de ella. Hasta un país bloqueado como Cuba ha podido hacerlo e incluso cooperar con decenas de países del Tercer Mundo. Si los robots en manos de las transnacionales pueden reemplazar a los soldados imperiales en las guerras de conquista, ¿quién detendrá a las transnacionales en la búsqueda de mercado para sus artefactos? Así como han inundado el mundo con automóviles que hoy compiten con el hombre por el consumo de energía no renovable e incluso por los alimentos convertidos en combustible, pueden también inundarlo de robots que desplacen a millones de trabajadores de sus puestos de trabajo. Mejor todavía, los científicos podrían igualmente diseñar robots capaces de gobernar; así le ahorrarían ese horrible, contradictorio y confuso trabajo al gobierno y al Congreso de Estados Unidos. Sin duda que lo harían mejor y más barato. Fuente: Cubadebate Agosto de 2009
OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
NUESTRO IDIOMA ES MEJOR PORQUE SE ENTIENDE JORGE MAJFUD
E
n Francia, continúa y se profundiza la discusión y el rechazo al uso de la nicáb en las mujeres musulmanas. Quienes proponen legislar para prohibir el uso de este atuendo exótico y de poco valor estético para nosotros van desde los tradicionales políticos de la extrema derecha europea hasta la nueva izquierda, como es el caso del alcalde comunista de Lyon. Los argumentos no son muy diversos. Casi siempre insisten sobre los derechos de las mujeres y, sobre todo, la “defensa de nuestros valores” occidentales. El mismo presidente francés, Nicolás Sarkozy, dijo que “la burka no es bienvenida al territorio de la República Francesa”. Consecuente, el Estado francés negó la ciudadanía a una mujer marrueca por usar velo. Faiza Silmi es una inmigrante casada con un ciudadano francés y madre de dos niños franceses. Para el ombligo del mundo, las mujeres medio vestidas de Occidente son más libres que las mujeres demasiado vestidas de Medio Oriente y más libres que las mujeres demasiado desnudas de África. No se aplica el axioma matemático de transitividad. Si la mujer es blanca y toma sol desnuda en el Sena es una mujer liberada. Si es negra y hace lo mismo en un arroyo sin nombre, es una mujer oprimida. Es el anacrónico axioma de que “nuestra lengua es mejor porque se entiende”, lo que en materia de vestidos equivale a decir que las robóticas modelos que desfilan en las pasarelas son el súmmum de la liberación y el buen gusto. Probablemente los países africanos, como suele ocurrir, sigan el ejemplo de la Europa vanguardista y comiencen a legislar más estrictamente sobre las costumbres ajenas en sus países. Así, las francesas y las americanas que ejerzan su derecho humano de residir en cualquier parte del mundo deberán despojarse de sus sutiens y de cualquier atuendo que impida ver sus pechos, tal como es la costumbre y son los valores de muchas tribus africanas con las que he convivido. Todas las sociedades tienen leyes que regulan el pudor según sus propias costumbres. El problema radica en el grado de imposición, más si, en nombre de la libertad de una sociedad abierta, se impone la uniformidad negando una verdadera diferencia, quitando a unos el derecho que gozan otros. Si vamos a prohibir el velo en una mujer, que además es parte de su propia cultura, ¿por qué no prohibir los kimonos japoneses, los sombreros tejanos, los labios pintados, los piercing, los tatuajes con cruces y calaveras de todo tipo? ¿Por qué no prohibir los atuendos que usan las monjas católicas y que bien pueden ser considerados un símbolo de la opresión femenina? Ninguna monja puede salir de su estado de obediencia para convertirse en sacerdote, obispo o Papa, lo cual para la ley de un Estado secular es una abierta discriminación sexual. La iglesia católica, como cualquier otra secta o religión, tiene derecho a organizar su ins35
ALDE A GLOBAL trabajos de zapadores, 2 mil 500 de los cuales han sido enviados a las zonas de combate. Una firma comercializadora de robots sostuvo que las nuevas tecnologías revolucionarían la forma de comandar la guerra. Se ha publicado que, en 2003, Estados Unidos apenas poseía robots en su arsenal y “hoy cuenta –según la AFP– con 10 mil vehículos terrestres, así como 7 mil dispositivos aéreos, desde el pequeño Raven, que puede ser lanzado con la mano, hasta el gigante Global Hawk, un avión espía de 13 metros de largo y 35 de envergadura capaz de volar a gran altitud durante 35 horas”. Se enumeran en ese despacho otras armas. Mientras esos gastos colosales en tecnologías para matar se producen en Estados Unidos, el presidente de ese país suda la gota gorda para llevar los servicios de salud a 50 millones de norteamericanos que carecen de ellos. Tal es la confusión que el nuevo presidente declaró: “Estaba más cerca que nunca de lograr la reforma del sistema de salud, pero la lucha está volviéndose feroz.” “La historia es clara –añadió– cada vez que tenemos la reforma sanitaria en el horizonte, los intereses especiales luchan con todo lo que tienen a mano, usan sus influencias, lanzan sus campañas publicitarias y utilizan a sus aliados políticos para asustar al pueblo estadounidense”. El hecho real es que, en Los Ángeles, 8 mil personas –la mayoría desempleada, según la prensa– se reunieron en un estadio para recibir la atención de una clínica gratuita itinerante que presta servicios en el Tercer Mundo. La multitud había pernoctado allí. Algunos se trasladaron desde cientos de kilómetros de distancia. “¿A mí qué me importa si es socialista o no? Somos el único país en el mundo donde los más vulnerables no tenemos nada”, dijo una mujer de un barrio negro y con educación superior. Se informa que “un examen de sangre puede costar 500 dólares y un tratamiento dental de rutina más de mil.” ¿QUÉ ESPERANZA PUEDE OFRECER ESA SOCIEDAD AL MUNDO?
Los lobbistas en el Congreso hacen su agosto trabajando contra una simple ley que pretende ofrecer asistencia médica a decenas de millones de personas pobres, negros y latinos en su inmensa mayoría, que carecen de ella. Hasta un país bloqueado como Cuba ha podido hacerlo e incluso cooperar con decenas de países del Tercer Mundo. Si los robots en manos de las transnacionales pueden reemplazar a los soldados imperiales en las guerras de conquista, ¿quién detendrá a las transnacionales en la búsqueda de mercado para sus artefactos? Así como han inundado el mundo con automóviles que hoy compiten con el hombre por el consumo de energía no renovable e incluso por los alimentos convertidos en combustible, pueden también inundarlo de robots que desplacen a millones de trabajadores de sus puestos de trabajo. Mejor todavía, los científicos podrían igualmente diseñar robots capaces de gobernar; así le ahorrarían ese horrible, contradictorio y confuso trabajo al gobierno y al Congreso de Estados Unidos. Sin duda que lo harían mejor y más barato. Fuente: Cubadebate Agosto de 2009
OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
NUESTRO IDIOMA ES MEJOR PORQUE SE ENTIENDE JORGE MAJFUD
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n Francia, continúa y se profundiza la discusión y el rechazo al uso de la nicáb en las mujeres musulmanas. Quienes proponen legislar para prohibir el uso de este atuendo exótico y de poco valor estético para nosotros van desde los tradicionales políticos de la extrema derecha europea hasta la nueva izquierda, como es el caso del alcalde comunista de Lyon. Los argumentos no son muy diversos. Casi siempre insisten sobre los derechos de las mujeres y, sobre todo, la “defensa de nuestros valores” occidentales. El mismo presidente francés, Nicolás Sarkozy, dijo que “la burka no es bienvenida al territorio de la República Francesa”. Consecuente, el Estado francés negó la ciudadanía a una mujer marrueca por usar velo. Faiza Silmi es una inmigrante casada con un ciudadano francés y madre de dos niños franceses. Para el ombligo del mundo, las mujeres medio vestidas de Occidente son más libres que las mujeres demasiado vestidas de Medio Oriente y más libres que las mujeres demasiado desnudas de África. No se aplica el axioma matemático de transitividad. Si la mujer es blanca y toma sol desnuda en el Sena es una mujer liberada. Si es negra y hace lo mismo en un arroyo sin nombre, es una mujer oprimida. Es el anacrónico axioma de que “nuestra lengua es mejor porque se entiende”, lo que en materia de vestidos equivale a decir que las robóticas modelos que desfilan en las pasarelas son el súmmum de la liberación y el buen gusto. Probablemente los países africanos, como suele ocurrir, sigan el ejemplo de la Europa vanguardista y comiencen a legislar más estrictamente sobre las costumbres ajenas en sus países. Así, las francesas y las americanas que ejerzan su derecho humano de residir en cualquier parte del mundo deberán despojarse de sus sutiens y de cualquier atuendo que impida ver sus pechos, tal como es la costumbre y son los valores de muchas tribus africanas con las que he convivido. Todas las sociedades tienen leyes que regulan el pudor según sus propias costumbres. El problema radica en el grado de imposición, más si, en nombre de la libertad de una sociedad abierta, se impone la uniformidad negando una verdadera diferencia, quitando a unos el derecho que gozan otros. Si vamos a prohibir el velo en una mujer, que además es parte de su propia cultura, ¿por qué no prohibir los kimonos japoneses, los sombreros tejanos, los labios pintados, los piercing, los tatuajes con cruces y calaveras de todo tipo? ¿Por qué no prohibir los atuendos que usan las monjas católicas y que bien pueden ser considerados un símbolo de la opresión femenina? Ninguna monja puede salir de su estado de obediencia para convertirse en sacerdote, obispo o Papa, lo cual para la ley de un Estado secular es una abierta discriminación sexual. La iglesia católica, como cualquier otra secta o religión, tiene derecho a organizar su ins35
IMAGEN VIOLETA COVARRUBIAS ACOSTA
titución como mejor le parezca, pero como nuestras sociedades no son teocracias, ninguna religión puede imponer sus reglas al resto de la sociedad ni tener privilegios sobre alguna otra, razón por la cual no podemos prohibir a ninguna monja el uso de sus hábitos, aunque nos recuerden al chador persa. Al señor Sarkozy no se le ocurre pensar que imponer a una mujer quitarse el velo en público puede equivaler a la misma violencia moral que sufriría su propia esposa siendo obligada a quitarse los sutiens para recibir al presidente de Mozambique. En algunas regiones de algunos países islámicos –no en la mayoría, donde las mujeres extranjeras se pasean con sus pantalones cortos más seguras que por un barrio de Filadelfia o de San Pablo–, la nicáb es obligatoria como para nosotros usar pantalones. Como individuo puedo decir que me parece una de las peores vestimentas y como humanista puedo rechazarla cuando se trata de una imposición contra la voluntad explícita de quien lo usa, pero no puedo legislar contra un derecho ajeno en nombre de mis propias costumbres. ¿En qué suprime mis derechos y mi libertad que mi vecina se haya casado con otra mujer o que salga a la calle ataviada de pies a cabeza o que se tiña el pelo de verde? Si en nombre de la moral, de los valores de la libertad y del derecho voy a promover leyes que obliguen a mi vecina a vestirse como mi esposa o le voy a negar derechos civiles que gozo yo, el enfermo soy yo, no ella. Esta intolerancia es común en nuestras sociedades que han promovido los derechos humanos, pero también han inventado los más crueles instrumentos de tortura contra brujas, científicos o disidentes; que han producido campos de exterminio y que no han tenido límites en su obsesión proselitista y colonialista, siempre en nombre de la buena moral y de la salvación de la civilización. Las paradojas son una constante natural en la historia. La antigua tradición islámica de relativa tolerancia hacia el trabajo intelectual, la diversidad cultural y religiosa, con el paso de los 36
siglos se convirtió, en muchos países, en una cultura cerrada, machista y relativamente intolerante. Estados Unidos, que nace como una revolución laica, iluminista y progresista, con el paso del tiempo se convirtió en un imperio conservador y enfermo de una ideología mesiánica. Francia, la cuna del Iluminismo, de las revoluciones políticas y sociales, en los últimos tiempos comienza a mostrar todos los rasgos de sociedades cerradas e intolerantes. El miedo al otro hace que nos parezcamos al otro que nos teme. Las sociedades españolas o castellanas lucharon durante siglos contra los otros españoles, moros y judíos. En el último milenio y antes de las olas migratorias del siglo XX, no había en Europa una sociedad más islamizada y con un sentimiento más antiislámico que en España. En casi todos los casos, estos cambios han resultado de la interacción de un supuesto enemigo político, ideológico o religioso, un enemigo muchas veces conveniente. En nuestro tiempo, es la inmigración de los pueblos negros, una especie de modesta devolución cultural a los abrasivos imperios blancos del pasado. Ahora resulta que una parte importante de esta sociedad, como en Estados Unidos y en otros países llamados "desarrollados", nos dice y nos practica que “nuestros valores” radican en suprimir los principios de igualdad, libertad, diversidad y tolerancia para mantener una apariencia occidental en la forma de vestir de las mujeres. Con esto, sólo estamos demostrándonos que cada vez nos parecemos más a las sociedades cerradas que criticamos en algunos países islámicos. Justo cuando se ponen a prueba nuestros valores sobre la real tolerancia a la diversidad, se concluye que esos valores son una amenaza para nuestros valores. El dilema, si hay uno, no es Oriente contra Occidente, sino el humanismo progresista contra el sectarismo conservador, la sociedad abierta contra la sociedad cerrada. Los valores de Occidente como los de Oriente son admirables y despreciables. Es parte de una mentalidad medieval trazar una línea divisoria –“o están con nosotros o están contra nosotros”– y olvidar que cada civilización y cada cultura son el resultado de cientos y miles de años de mutua colaboración. Consideremos cualquier disciplina, como las matemáticas, la filosofía, la medicina o la religión, para comprender que cada uno de nosotros somos el resultado de esa infinita diversidad que no inventaron los posmodernos. Nada bueno puede nacer de la esquizofrenia de una sociedad cerrada. La principal amenaza a “nuestros valores” somos nosotros mismos. Si criticamos algunas costumbres, algunas sociedades porque son cerradas, no tiene ningún sentido defender la apertura con una cerradura, defender nuestros valores con sus valores, pretender conservar “nuestra forma de ser” copiando lo peor de ellos. Ahora, si vamos a prohibir malas costumbres, ¿por qué mejor no comenzamos prohibiendo las guerras y las invasiones que sólo en el último siglo han sido una especialidad de “nuestros gobiernos” en defensa de “nuestros valores” y que han dejado países destruidos, pueblos y culturas destrozadas y millones y millones y millones de oprimidos y masacrados? El autor es un reconocido escritor uruguayo. Es doctor en Literatura Hispánica por la Universidad de Georgia. En la actualidad, se dedica íntegramente a la literatura y a sus artículos en diferentes medios de comunicación. Ha ganado la Mención Premio Casa de las Américas, La Habana, Cuba, 2001, por la novela La Reina de América.
MEMORIA 238
IDENTIDADES
MULTICULTURALISMO
IMAGEN ILSE GRADWOHL
¿El zapatismo es multiculturalista?
Para poder evaluar las políticas multiculturalistas es preciso tener en claro qué es el multiculturalismo y cuáles son sus objetivos. Se ha dicho que hay que distinguir lo multicultural del multiculturalismo. El término multicultural es descriptivo y sugiere la existencia de una multiplicidad de culturas; de ahí que sirva para indicar que una sociedad (o un país) es multicultural en este sentido. CONSUELO SÁNCHEZ
E
n América Latina, solíamos usar los términos pluriétnico, pluricultural o plurinacional, para referirnos a la pluralidad de grupos étnicos, culturas o nacionalidades existentes en nuestros países y a la idea de construir sistemas sociopolíticos basados en la igualdad entre los diversos grupos socioculturales, pero a raíz de la gran difusión que ha tenido en los últimos años el multiculturalismo, en especial en los medios académicos y en algunos movimientos feministas, de pueblos indígenas, afrodescendientes, se ha tendido a adoptar los términos multicultural, multiétnico o multinacional, según el caso. Pero el multiculturalismo es otra cosa. El multiculturalismo deriva de la preocupación de ciertos liberales de la necesidad de hacerse de una “orientación clara sobre cómo responder” a las demandas de “minorías” étnicas, nacionales o culturales, porque éstas plantean, según Will Kymlicka, “la mayor amenaza a la estabilidad política” de las democracias liberales.1 En otras palabras, el objetivo de la tendencia más difundida del multiculturalismo no es atender los auténticos reclamos de las colectividades y de los individuos colocados en una situación de desigualdad y de dominación, sino cómo hacer para que dichos reclamos dejen OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
de ser una amenaza para la concepción liberal de la sociedad, al tiempo que se busca que ésta adquiera la forma de universalidad entre las diversas culturas y grupos identitarios, los cuales a la vez son concebidos como expresión de lo particular. Su objetivo, pues, es convertir al liberalismo en la ideología hegemónica global, en concordancia con la mundialización de la economía capitalista. Ciertamente, como dice Žižek: “Para funcionar, la ideología dominante tiene que incorporar una serie de rasgos en los cuales la mayoría explotada pueda reconocer sus auténticos anhelos. En otras palabras, cada universalidad hegemónica tiene que incorporar por lo menos dos contenidos particulares: el contenido popular auténtico y la distorsión creada por las relaciones de dominación y explotación”.2 Siguiendo esta formulación, podemos ver cómo el multiculturalismo ha tratado de convertirse en la ideología dominante en el ámbito de la diversidad cultural. Primero incorpora las aspiraciones y exigencias fundamentales de los pueblos indígenas, de los negros, de los inmigrantes y de otros grupos étnico-culturales (el reconocimiento de la identidad de los grupos y de los individuos a quienes se les ha negado, igual respeto a todas las culturas, etcétera) y las rearticula de tal forma 37
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mente en la negación de los derechos de los pueblos indígenas. Así, el caso de las mujeres indígenas funcionó para afirmar la idea liberal de que el individuo debe tener precedencia sobre lo colectivo y los derechos individuales sobre los derechos colectivos o sobre cualquier meta colectiva. En verdad, más que interesarse seriamente en garantizar los derechos de las indígenas, el objetivo de los liberales era (y sigue siendo) defender una forma de sociedad correspondiente a un modelo liberal. Se trata de un modelo de sociedad comprometida exclusivamente con un tipo de derechos individuales, con “los llamados derechos negativos o de no interferencia (derecho a que otros no me dañen, en un sentido amplio del término, por ejemplo, golpeándome o invadiendo mi propiedad)”5, y se limita a asegurar que las personas se traten imparcialmente y, como consecuencia de esto, con un Estado que aplica uniformemente las reglas que definen esos derechos, sin exclusión, y que es “neutral” con cualquier clase de metas colectivas (culturales, religiosas, etcétera) que sobrepasen la libertad personal y la seguridad física de sus ciudadanos.6 Por ello, la política que defienden insistentemente es la de la igualación de derechos y su aplicación uniforme.
IMAGEN ILSE GRADWOHL
que sean compatibles con las relaciones existentes de dominación y de explotación. En este proceso, los motivos y los deseos contenidos en las reivindicaciones de dichas colectividades son distorsionados con el objeto de legitimar la continuación de las relaciones de dominación.3 Si bien el multiculturalismo es una concepción liberal, no todos los liberales son multiculturalistas. En México, hay liberales-multiculturalistas y liberales no-multiculturalistas. Ambas posturas se expresaron tras el levantamiento neozapatista. En los momentos más álgidos del debate público y político sobre las exigencias autonómicas del EZLN y del resto de los pueblos indígenas del país, los liberales no-multiculturalistas se convirtieron en los principales oponentes al reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas y desplegaron una gran ofensiva en todos los medios, tratando con insistencia el tema de las mujeres indígenas. No había texto que éstos escribieran que no se iniciara presentando el caso de la mujer indígena maltratada, oprimida y vejada como representación de todo lo mal que andaban las cosas en las comunidades indígenas. Desde luego, no mostraban el menor interés en entender seriamente los motivos y las aspiraciones de estos pueblos ni informarse de las luchas que las propias mujeres indígenas llevaban a cabo dentro de sus comunidades y organizaciones (por cierto, sin el consejo de los liberales) ni mucho menos preocuparse de las otras formas de violencia que ellas sufren, como la violencia ejercida en contra de sus comunidades y pueblos por parte del Estado o su exclusión de las políticas públicas gubernamentales, entre otros. Lo que proyectaban era transformar a las víctimas de la dominación y explotación (los pueblos indígenas) en los verdugos o victimarios de la opresión de una parte de sus miembros (las mujeres). Todo ello tuvo como efecto desviar el cuestionamiento a las relaciones de dominación existentes en el país para centrar la discusión en las relaciones de dominación en el interior de los pueblos indígenas. Una vez colocado en este terreno, el debate sobre la situación de los pueblos indígenas y el carácter de sus reclamos se distorsionó. Para estos liberales, el reconocimiento de derechos de los pueblos indígenas implicaba un privilegio y bastaba con hacer efectivos los derechos individuales asignados por igual a todos los ciudadanos para resolver los problemas a los que se enfrentaban los pueblos indígenas. En este sentido, Fernando Escalante opinó que el reconocimiento de derechos fundados en las “identidades étnicas socava el proyecto liberal mexicano y amenaza, de hecho, nuestro proceso de civilización”; además, sentenció, su aceptación conduciría al establecimiento de “privilegios”, “fueros” o “corporaciones”, totalmente opuestas a la “noción cívica, liberal”.4 Pero este argumento no obtuvo la adhesión esperada, porque muchos consideraron que los reclamos de los pueblos indígenas eran justos y que atenderlos no significaba un privilegio. En realidad, el discurso liberal tuvo eficacia cuando introdujo la victimización de la mujer indígena, esto es, cuando los liberales tacharon la aceptación de los derechos de los pueblos indígenas como un signo de aprobación a la violación de los derechos de sus mujeres. Esta estrategia contenía su propio mensaje: el reforzamiento del individualismo. Fue entonces cuando el liberalismo adquirió “existencia concreta” en México, apoyándose precisa-
Esta perspectiva liberal –que no es exclusiva de gran parte de los liberales mexicanos– ha sido cuestionada dentro y fuera de México por los defensores de la diversidad. Los críticos han señalado que la mayoría de los Estados nación liberales (como es el caso del mexicano) no son, ni pretenden ser, neutrales en relación con la cultura y la identidad nacional. El Estado mexicano, por ejemplo, ha apoyado fuertemente la creación de una nación liberal y de una cultura nacional, buscando la disolución de los pueblos indígenas en ellas. Esto supone la integración de las colectividades indígenas (y de otros sectores de la sociedad) en los principios, valores e instituciones liberales; en suma, en la cultura liberal. Asimismo, los críticos han advertido que la experiencia histórica muestra que la igualación formal de derechos y su aplicación uniforme sólo profundizan las desigualdades. El filósofo canadiense Charles Taylor sintetiza la acusación que hacen los sostenedores de la “política de la diferencia” a MEMORIA 238
aquella postura liberal de “negar la identidad cuando constriñen a las personas para introducirlas en un molde homogéneo que no les pertenece de suyo”, y advierten que el “conjunto de principios ciegos a la diferencia –supuestamente neutral– de la política de la dignidad igualitaria es, en realidad, el reflejo de una cultura hegemónica. Así, según resulta, sólo las culturas minoritarias [...] son constreñidas a asumir una forma que les es ajena”. Agrega Taylor que “las formas más radicales de la política de la diferencia” insisten en que “los propios liberalismos ‘ciegos’ son el reflejo de las culturas particulares” y dice que lo que preocupa al pensamiento es la posibilidad “de que la idea misma de semejante liberalismo sea una especie de contradicción pragmática, un particularismo que se disfraza de universalidad”.7 Finalmente, Taylor (siendo él mismo un liberal) admite que “el liberalismo no puede ni debe atribuirse una completa neutralidad cultural. El liberalismo es también un credo combatiente”.8 Algunos liberales, dentro y fuera de México, han tomado en cuenta las acusaciones de los partidarios de la diversidad y han tratado de poner a salvo al liberalismo, proponiendo otras formas de liberalismo “más tolerantes con la diferencia”.9 Este tipo de liberalismo, según Taylor, correspondería a otro modelo de sociedad liberal.10 Éste sería el modelo de sociedad defendido por los liberales partidarios de la política contemporánea del multiculturalismo, en el que también se inscriben los liberalesmulticulturalistas en México. Aunque pueden existir distintas modalidades de multiculturalismo, dentro y fuera del país, todas ellas comparten ciertos rasgos, que describimos abreviadamente: a) reconocen el derecho de las culturas a la diferencia, que se entiende como el derecho a la supervivencia y el florecimiento de las culturas (pueblo indígena, nacionalidades o minorías nacionales). Pero tal reconocimiento no es incondicional, por lo que b) establecen límites al derecho de la diferencia. Estos límites son los que impone el liberalismo, los cuales consisten básicamente en que las comunidades culturales que se beneficien de ese derecho deben respetar las libertades individuales de sus miembros (esto es, “la protección liberal de la libertad individual”) y preserven la dignidad personal.11 En consecuencia, c) aprueban que en una sociedad multicultural el Estado se comprometa con la supervivencia y desarrollo de una o de un conjunto de colectividades culturales, siempre que los derechos individuales (“liberales”) de las personas estén protegidos. Ciertamente, algunos multiculturalistas hacen unas excepciones al considerar que ciertas restricciones a las libertades individuales pueden ser sopesadas en favor de la importancia de la supervivencia cultural.12 Pero, en cualquier caso, las excepciones permitidas son las justificadas por las diversas modalidades de liberalismo y las que de hecho practican las sociedades liberales occidentales. Además, los conceptos de individuo, dignidad, derechos individuales, agente moral, etcétera, en los que se basan los multiculturalistas para limitar y condicionar el derecho a la supervivencia de las culturas, pertenecen a la tradición liberal o al pensamiento occidental (Kant, Herder, etcétera). Algunos multiculturalistas tienen claro, como León Olivé –destacado filósofo mexicano–, que otras comunidades culturales suelen tener “maneras muy diferentes de concebir la relación entre el individuo y la sociedad, así como las obligaciones políticas de una OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
persona con la comunidad. Más aún, [que] pueden entender lo que es la dignidad humana de un modo muy distinto del nuestro y, por consiguiente, también diferir en lo que es una afrenta moral y lo que son los derechos humanos básicos. [Y que] Es posible que haya también diferencias, e incluso incompatibilidad, en la forma de concebir el universo y al hombre dentro de él, y, finalmente, [que] puede haber diferencias no sólo en cuanto a qué creer acerca del mundo, sino incluso en cuanto a cómo investigar sobre él”.13 Sin embargo, de ello no deducen que el derecho a la diferencia deba comprender el derecho a sostener concepciones diferentes en aspectos como los señalados. De ahí que el derecho a la diferencia para los multiculturalistas acabe siendo el derecho a la supervivencia de las culturas siempre que éstas adopten las nociones de dignidad, de la relación individuo-sociedad, de los derechos humanos, de la afrenta moral, etcétera, del modo como lo entiende occidente y específicamente el liberalismo. Por ello, puede decirse con razón que la “política de reconocimiento” del multiculturalismo es, a la vez, desconocimiento de la supervivencia cultural existente. Una de las cuestiones que distingue a los liberales-multiculturalistas de los liberales-no multiculturalistas es que aquellos plantean que se debe incorporar la pertenencia cultural a los principios y derechos liberales.14 Ciertamente, las formulaciones de los multiculturalistas pueden variar en la exposición de los fundamentos para sostener el derecho a la supervivencia cultural en tanto meta legítima; pero todos ellos se basan en los principios básicos del liberalismo. En general, los multiculturalistas fundamentan el derecho a la diferencia (de nacionalidades, pueblos indígenas, etcétera) por el papel de la cultura en la constitución de la identidad, la autenticidad y la autonomía de las personas; como “condición de posibilidad para el ejercicio de la autonomía (individual) y la autenticidad de sus miembros”15; como contexto de elección significativo de las personas, debido a que “el valor liberal de la libertad de elección” está profundamente vinculado con la pertenencia al propio grupo nacional.16 Como sea, el punto es que el derecho a la diferencia acaba siendo definido y condicionado por los liberales-multiculturalistas. Como consecuencia de ello, toda cultura es evaluada y juzgada con base en los principios normativos y morales del liberalismo y las culturas que tienen metas colectivas diferentes a las culturas liberales son presionadas a liberalizarse, como condición para ser respetadas y reconocidas. Ésta es, en suma, una manera sofisticada de promover la transformación de las culturas no-liberales en culturas liberales.17 Los liberales-multiculturalistas en México, como se dijo, comparten estas ideas, aunque algunos de ellos introducen consideraciones importantes, pero no logran trascender el marco restrictivo del liberalismo. Olivé, por ejemplo, agrega al derecho de las culturas a la diferencia “‘el derecho a la participación’, es decir, el derecho a participar activamente en la construcción de la nación y en la vida del Estado a los que pertenece cada cultura”.18 Esto coincide de cierto modo con el planteamiento de Villoro sobre las condiciones de una “asociación política libremente consentida”.19 Ambos concuerdan en lo fundamental en los planteamientos sobre el modelo de una sociedad multicultural y de un Estado multicultural, que proponen para países como México. 39
Olivé plantea, en términos generales, que un Estado multicultural debe satisfacer varias condiciones que requieren del acuerdo o del esfuerzo de las partes, esto es, del Estado y de los representantes de las colectividades culturales (de los pueblos indígenas). Tales condiciones son: a) el reconocimiento de las culturas como entidades colectivas con ciertos derechos de grupo y la responsabilidad del Estado de promover el desarrollo de todas las culturas; b) el compromiso del Estado y de las diversas culturas de garantizar los derechos fundamentales de los individuos en calidad de derechos inquebrantables; y c) los miembros de todas las culturas deben promover los cambios que sean necesarios para convivir con las demás culturas y para respetar los derechos humanos fundamentales.20 Sin embargo, hay un mayor énfasis en la exigencia de cambios en los sistemas culturales de los pueblos indígenas. Para Villoro, un Estado multicultural sería “el resultado de un convenio tácito entre pueblos distintos”. De este convenio, se espera que surja un Estado comprometido con los derechos de ciudadanía común de todos sus miembros y con el derecho a la diferencia de las culturas “que lo componen”. En el convenio, la definición de los derechos iguales a todo ciudadano –o de la ciudadanía común– “no puede incluir ningún derecho que pudiera no ser reconocido por alguna de las culturas” y las “culturas minoritarias” deben comprometerse “a considerar dentro de los derechos comunes a todo ciudadano los derechos individuales de la tradición occidental”.21 ESTADO NACIÓN MULTICULTURALISTA
Creo más adecuado denominar Estado nación multiculturalista, que Estado multicultural, a uno que adopta la política del multiculturalismo. Este tipo de Estado puede reconocer que la sociedad es multicultural y convenir con los grupos socioculturales interesados en la admisión de determinados derechos siempre condicionados, esto es, no se compromete con cualquier tipo de derechos y exigencias de los grupos socioculturales, sino sólo con aquellos que el liberalismo puede aceptar. En consecuencia, un Estado liberal-multiculturalista trata de acomodar la diversidad cultural en el molde legal, normativo e institucional liberal y no concede que las otras culturas puedan organizarse de acuerdo con normas e instituciones sustancialmente diferentes. En nuestro país, la política multiculturalista aparece entrelazada con la política económica neoliberal, específicamente a partir del gobierno de Carlos Salinas. De modo que puede decirse que la neoliberalización del Estado mexicano corre pareja con la adopción de la política del multiculturalismo. Desde luego, los nexos entre ambos proyectos (del multiculturalismo y del neoliberalismo) trascienden el escenario mexicano. El multiculturalismo incorpora los nexos entre homogeneización y fragmentación, universalismo y particularismo. Estos nexos tienen sus raíces en las “determinaciones generales del espacio vital capitalista (universalidad y fragmentación)”.22 “El espacio capitalista, dice Mármora, es un único espacio universal, atravesado, dividido y fragmentado por numerosas fronteras nacionales”. El Estado nacional cumple la función articuladora de esas contradicciones a través de la homogeneización dentro de sus fronteras y la fragmentación hacia afuera.23 40
Sin embargo, la doble tendencia del espacio moderno (universalización geográfica del capitalismo y su fragmentación en Estados nacionales) ha sufrido mutaciones en los últimos lustros, produciendo lo que Jameson llama el nuevo espacio del posmodernismo, que es el espacio, aún más global y totalizador, “del nuevo ‘sistema mundial’ del capitalismo avanzado o multinacional”. Este espacio de nuevo cuño se apoya en dos fenómenos interrelacionados: 1) en una “tercera gran expansión planetaria del capitalismo (una expansión que sucede a las etapas anteriores de los mercados nacionales y del antiguo sistema imperialista, que tuvieron cada una de ellas su propia especificidad cultural y que produjeron nuevos tipos de espacios adaptados a sus dinámicas)”; y 2) en “una prodigiosa expansión de la cultura” en lo social y en lo económico y, a la inversa, un “movimiento de la economía política a la cultura”.24 Estos dos fenómenos han intensificado y extendido de un modo particular la doble tendencia de la matriz espacial en el capitalismo: universalización-homogeneización/particularización-fragmentación. Bajo estas nuevas condiciones, el Estado nacional multiculturalista tiene la función de universalizar las nuevas formas de expansión y de acumulación capitalista en el interior de sus fronteras, por medio de la individualización de la vida social y la fragmentación cultural (de las personas y de las colectividades). Con la individualización y la fragmentación, el Estado logra la homogeneización de la sociedad que precisa la universalización capitalista. Sin embargo, la individualización de la sociedad multicultural requiere de una política de reconocimiento de las particularidades culturales en el interior del Estado. Tal reconocimiento tiene que ser condicionado, de modo que las comunidades particulares permitan la individualización de sus miembros. Sólo particularizando e individualizando, por medio de la “política de la identidad” (que es la política del multiculturalismo), el Estado logra homogeneizar y uniformar la sociedad multicultural en el sentido que requiere y reproduce la universalización del capitalismo. El Estado multiculturalista alcanza, entonces, su cometido, articulando el liberalismo con el particularismo cultural, la igualdad ciudadana (o ciudadanía común) con el reconocimiento de la diferencia. En México, los nexos de la política multiculturalista con la política neoliberal (o, en otras palabras, universalización-homogeneización/particularización-fragmentación) pueden probarse en acciones políticas y legislativas concretas, particularmente desde principios del decenio de 1990. Al respecto, el gobierno de Salinas promovió –casi de manera simultánea– la aprobación de dos cambios constitucionales relacionados con los pueblos indígenas: en uno, que puede calificarse de multiculturalista, introducía un párrafo al Artículo 4 constitucional (modificado posteriormente en la reforma de 2001) en el que se reconocía la composición “pluricultural” de la nación mexicana y ciertos derechos de los pueblos indígenas, básicamente de carácter cultural25; y, en el otro, considerado como parte del proyecto neoliberal, reformaba el Artículo 27 constitucional, en el que se cancelaban los fundamentos básicos del pacto agrario surgido de la Revolución Mexicana. En general, la nueva legislación agraria, como dice Díaz-Polanco, liberalizó los controles de las comuMEMORIA 238
nidades indígenas sobre sus recursos, en especial de las tierras, “y creó los mecanismos jurídicos para que, bajo determinadas condiciones, los ejidatarios (y eventualmente los comuneros) pudieran ceder los derechos de usufructo sobre sus recursos –en conjunto o individualmente–, parcelar sus tierras, ponerlas en manos de terceros para su explotación e incluso enajenarlas”.26 Estos cambios legales y otras medidas –como la desaparición de las entidades estatales de apoyo al campo, suspensión de los precios de garantía, eliminación de subsidios, la apertura del mercado nacional al “libre” flujo de productos agropecuarios extranjeros, etcétera– han tenido efectos devastadores en los pueblos indígenas. No obstante, “Los autores y promotores de estos cambios los siguen presentando como la concesión de la ‘libertad’ a los miembros de los núcleos campesinos”.27 Esto último difícilmente puede disociarse del enfático interés del multiculturalismo en las libertades individuales de los miembros de los pueblos indígenas. El proyecto neoliberal fue repudiado con el levantamiento del EZLN, pero el gobierno de Salinas recurrió nuevamente a la política multiculturalista en el diálogo de la Catedral (1994) con el EZLN; el gobierno de Zedillo mantuvo el mismo enfoque en el diálogo de San Andrés (1995-1996). Semejante postura influyó en los legisladores de los diferentes partidos políticos que elaboraron y aprobaron la reforma constitucional sobre derechos indígenas (2001). Curiosamente, algunas personas consideran que los Acuerdos de San Andrés, firmados en 1996 entre el EZLN y el gobierno
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mexicano, son “el contexto de la discusión del multiculturalismo en México”.28 Sin embargo, para la mayoría de los indígenas el diálogo y los acuerdos de San Andrés debían ser el contexto de la discusión del proyecto autonómico, no el del multiculturalismo. Lo cierto es que el gobierno mexicano empujó la discusión en San Andrés hacia el multiculturalismo y todo indica que sólo se decidió por aceptar unos acuerdos bajo esa orientación. De igual manera, la reforma constitucional sobre derechos y cultura de los pueblos indígenas puede calificarse de multiculturalista: reconoce algunos derechos a los pueblos indígenas, la mayoría de ellos acotados y limitados; no modifica las relaciones de opresión del Estado mexicano hacia esos pueblos; protege y refuerza la reforma neoliberal en materia agraria, etcétera. EL ZAPATISMO NO ES MULTICULTURALISTA
A partir de 1990, muchos Estados latinoamericanos comenzaron a adoptar el multiculturalismo en sus políticas. Este cambio en el enfoque coincide, como se dijo, con la llamada globalización capitalista y, como parte de éste, con las reformas neoliberales. El multiculturalismo es acogido por los gobiernos neoliberales de América Latina como un antídoto frente a la oposición levantada por los pueblos indígenas. En términos generales, el multiculturalismo busca transformar el conflicto sociopolítico en una lucha por el reconocimiento de la identidad cultural y de ciertos derechos acotados. De esta manera, pretende que la impugnación de los pueblos indígenas a las viejas y renovadas estructuras de dominación y explotación sea sustituida por reclamos de dere-
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chos. Se trata, en suma, de que la identidad cultural opere como sustituta del reclamo general. En esta estrategia multiculturalista se considera la necesidad de llegar a acuerdos entre las partes en conflicto (por ejemplo, entre el Estado y los pueblos indígenas), para comprometer a los disconformes con una forma de sociedad y de derechos enmarcados en el liberalismo. El EZLN no inició su lucha reclamando el reconocimiento de la diferencia cultural, sino impugnando la estructura de dominación política, la neoliberalización del país y su integración al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Inicialmente, los zapatistas declararon que su lucha era por la libertad, la justicia y la democracia nacional; asimismo, lanzaron diversas iniciativas en las que invitaban a la sociedad mexicana a luchar por la desarticulación del sistema político autoritario y por la construcción de un nuevo sistema democrático en el país. Al poco tiempo, asumieron las reivindicaciones autonomistas de las organizaciones indígenas, colocaron la problemática de los pueblos indígenas en su imbricada dimensión nacional y le dieron proyección política a los reclamos de autonomía. En este contexto, las organizaciones indígenas del país comenzaron a construir los consensos entre los propios pueblos en torno al proyecto de autonomía. El régimen de autonomía que preconizaban suponía, como decían en un documento numerosas organizaciones indígenas, “transformar el actual régimen de Estado (centralizado, excluyente, autoritario, homogeneizador y negador de la pluralidad) por un Estado de las autonomías que haga posible el respeto a la pluralidad y abra las puertas a la participación de los pueblos indios en la definición de un país para todos”. En suma, el EZLN y las organizaciones indígenas de todo el país colocaron sus reivindicaciones en un marco de transformaciones de la nación y del Estado, así como de las relaciones socioeconómicas en general. El gobierno mexicano desarrolló su propia estrategia para tratar en lo posible de mantener el estado de cosas. A grandes rasgos, esta estrategia consistió primero en cercar militarmente al EZLN e iniciar –también por presiones de la sociedad–, un proceso de diálogo con los zapatistas para llegar a un “acuerdo” que contuviera el conflicto. En el proceso de diálogo, trató de desvincular las exigencias zapatistas de la cuestión nacional, con el fin de sustraer el carácter político de las mismas; centrar el diálogo y el acuerdo en unos derechos limitados, que no implicaran modificaciones sustanciales del orden legal y constitucional existente ni la renuncia al proyecto neoliberal. De ese diálogo, resultaron los Acuerdos de San Andrés sobre Derechos y Cultura Indígena, firmados por el EZLN y el gobierno mexicano en febrero de 1996. Antes del inicio de este proceso de diálogo, las partes habían convenido en discutir un conjunto de problemáticas en distintas mesas en fases sucesivas. Sin embargo, después de que el gobierno federal obtuvo los primeros acuerdos firmados se negó a continuar el diálogo sobre los otros temas. Por su parte, el EZLN decidió centrar sus exigencias en el cumplimento de los Acuerdos de San Andrés y construir el Frente Zapatista de Liberación Nacional. En la medida en que los zapatistas reorientaron sus exigencias en el cumplimiento de los acuerdos por parte del poder ejecutivo y legislativo estatal, el gobierno lograba varios objetivos:
neutralizar la lucha y las exigencias políticas radicales de los zapatistas y desvincular la problemática de los pueblos indígenas de la cuestión nacional y estatal, así como disociar sus derechos de la estructura política y económica nacional. La estrategia del gobierno federal culminó con la reforma constitucional en materia de derechos indígenas en 2001. Pero es preciso decir que en esta estrategia de achicamiento y despolitización de las reivindicaciones originales del EZLN, no sólo participó el gobierno federal, sino los tres poderes estatales que finalmente avalaron el procedimiento con la aprobación de dicha reforma. Las organizaciones indígenas y el propio EZLN rechazaron tajantemente la reforma de marras, calificándola de burla y traición porque no se ajustaba a lo pactado en los acuerdos de San Andrés. Los indígenas fueron víctimas de la lógica del mismo poder que querían cambiar. Así pues, la estrategia multiculturalista del Estado tuvo efectos nefastos en el impulso del movimiento sociopolítico nacional encabezado por el EZLN. Después de la reforma constitucional, el EZLN decidió retirarse del escenario político nacional y resolvió dar cumplimiento unilateral a los Acuerdos de San Andrés, a través de la construcción de los municipios autónomos rebeldes zapatistas (los MAREZ), y más tarde hizo pública su decisión de “hacer de la resistencia su principal forma de lucha” (Comunicado del CCRI-CG del EZLN, 19 de julio de 2003), al tiempo que anunciaba el inicio de una nueva fase de organización de los zapatistas con el nacimiento de sendas Juntas de Buen Gobierno en cinco regiones. A cada JBG se le asignó una sede, estas sedes son los llamados Caracoles. De esta manera, el EZLN construía unilateralmente sus autonomías. Casi dos años después, en junio de 2005, el EZLN dio a conocer la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en la que advertía sobre la inutilidad del diálogo y la negociación “con los malos gobiernos de México” y fijó una nueva estrategia de lucha: “Hemos llegado a un punto en que no podemos ir más allá y, además, es posible que perdamos todo lo que tenemos si nos quedamos como estamos y no hacemos nada para avanzar. O sea que llegó la hora de arriesgarse otra vez y dar un paso peligroso pero que vale la pena”. En este “nuevo paso adelante en la lucha indígena”, los MEMORIA 238
zapatistas consideraron que ésta “sólo es posible si se juntan los obreros, campesinos, estudiantes, maestros, empleados… o sea los trabajadores de la ciudad y del campo”. Para articular las luchas y resistencias dispersas de todos estos sectores, el EZLN propuso “hacer un acuerdo con personas y organizaciones de izquierda, porque –decían– en la izquierda política está la idea de resistir contra la globalización neoliberal” y “sólo de la izquierda puede salir un plan de lucha para que nuestra patria, que es México, no se muera”. Por ello, agregaron, “vamos a ir construyendo junto con esa gente un Programa Nacional de Lucha, que sea claramente de izquierda, o sea anticapitalista, o sea antineoliberal, o sea por la justicia, la democracia y la libertad”. Este nuevo posicionamiento del EZLN era de gran importancia. Sin embargo, las estrategias desplegadas por el EZLN, hasta ahora, no han alcanzado varios de los propósitos señalados en la “Sexta”. Por su parte, las organizaciones indígenas abandonaron también el escenario político nacional y se concentraron en sus regiones y comunidades tratando de construir y fortalecer alianzas para apuntalar diversas iniciativas y reivindicaciones locales y regionales. La centralidad política del movimiento indígena en México, con el EZLN, y en otros países de América Latina, tuvo (y ha tenido) que ver en gran medida con la capacidad de articular lo universal con lo particular de un modo diferente al liberalismo y a su versión multiculturalista; de conectar la problemática de los pueblos indígenas con la cuestión nacional, es decir, en articular las demandas específicas de los pueblos indígenas con los reclamos comunes de las mayorías populares de sus respectivos países. Los movimientos indígenas se aíslan políticamente cuando el discurso, el programa y la acción política se desvinculan de lo nacional, enfocándose casi exclusivamente en la problemática de sus pueblos. En otras palabras, cuando el movimiento indígena adopta exclusivamente “la política de la identidad” como bandera de lucha, el resultado es la división y, consecuentemente, el aislamiento político. Con ello, el movimiento indígena queda atrapado en la política multiculturalista del Estado neoliberal, que consiste en reconocer unos restringidos derechos a los pueblos indígenas, sin modificar las relaciones de dominación y explotación y, más aún, sin interrumpir las políticas de privatización y mercantilización de todos los bienes públicos, sociales, colectivos y nacionales. La autora es profesora-investigadora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Obra reciente: Ciudad de pueblos. La macrocomunidad de Milpa Alta en la Ciudad de México (Premio de Ensayo Ciudad de México, 2006), GDF, México, 2007.
NOTAS Véase Will Kymlicka, “Nacionalismo minoritario dentro de las democracias liberales”, en Soledad García y Steven Lukes (comp.), Ciudadanía: justicia social, identidad y participación, Siglo XXI de España Editores, Madrid, 1999, p. 128. 2 Slavoj Žižek, “Multiculturalismo o la lógica cultural del capitalismo multinacional”, en Fredric Jameson y Slavoj Žižek (introducción de Eduardo Grüner), Estudios culturales. Reflexiones sobre el multiculturalismo, Paidós, Buenos Aires, pp. 139-140. 3 Ib, p. 140. 4 Fernando Escalante Gonzalbo, “Larráinzar: un acuerdo político correcto”, en Vuelta, No. 232, marzo de 1996, pp. 52 y 54. 1
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Al tiempo que la gran mayoría de liberales desconoce “los derechos positivos (derecho a que me asistan en algunas necesidades básicas), por ejemplo, a una vivienda digna, a una alimentación adecuada, cualquiera que haya sido la suerte o desgracia que nos haya acompañado al nacer.” Roberto Gargarrella y Félix Ovejero, “Introducción: El socialismo, todavía”, en R. Gargarella y F. Ovejero (compiladores), Razones para el socialismo, Paidós, Barcelona, 2001, p. 38. 6 Michael Walzer, “Comentario”, en Ensayo de Charles Taylor, El multiculturalismo y “la política del reconocimiento”, comentarios de Amy Gutmann, Steven C. Rockefeller, Michael Walzer y Susan Wolf, Ensayo de Charles Taylor, Fondo de Cultura Económica, México, 1993, p. 139. 7 Charles Taylor, “La política del reconocimiento”, en Ensayo de Charles Taylor, El multiculturalismo y “la política del reconocimiento”, o. c., pp. 67-68. 8 Ib., p. 93. 9 Taylor advierte que las rigideces del liberalismo intolerante con las diferencias culturales “pronto podrían resultar impracticables en el mundo de mañana”. Ibíd., p. 91. 10 Para Taylor, estos rasgos corresponden a un modelo de sociedad liberal que da cabida a las metas colectivas, reconociendo la supervivencia cultural como meta legítima, siempre que éstas también sean capaces “de respetar la diversidad, especialmente al tratar a aquellos que no comparten sus metas comunes y siempre que pueda ofrecer salvaguardias adecuadas para los derechos fundamentales”. 11 Kymlicka, por ejemplo, aconseja a los liberales rechazar las “restricciones internas que limitan el derecho de los miembros de un grupo a cuestionar y a revisar las autoridades y las prácticas tradicionales”. Will Kymlicka, Ciudadanía multicultural. Una teoría liberal de los derechos de las minorías, Barcelona, Paidós, 1996, p. 60 y el capítulo 8 “La tolerancia y sus límites”. 12 Charles Taylor, o. c., pp. 88-91. 13 León Olivé, Multiculturalismo y pluralismo, Paidós/FFyL/UNAM, México, 1999, p. 38. 14 W. Kymlicka, Ciudadanía multicultural, o. c., p. 112. 15 León Olivé, o. c., p. 89 y el capítulo “Identidad, autenticidad y autonomía”. 16 Luis Villoro, Estado plural, pluralidad de culturas, Paidós/FFyL/UNAM, México, 1998, pp. 88-94. 17 De ahí que Kymlicka admita sin rubor que “El objetivo de los liberales no debería ser disolver estas naciones no liberales, sino más bien tratar de liberalizarlas (es decir, convertirlas en liberales) aun cuando no sea posible en todos los casos. Pero merece la pena recordar que todas las naciones liberales existentes tuvieron pasados iliberales y que su liberalización exigió prolongado proceso de reforma institucional”. O. c., p. 134. 18 Olivé, o. c., p. 61. 19 Villoro, o. c., p. 81. 20 Olivé, o. c., p. 218. Olivé insiste en que “los principios morales y el significado de los conceptos éticos fundamentales (dignidad, necesidad básica, etc.) varían de una cultura a otra y de una época a otra, sin que haya criterios trascendentes para decidir en favor de unos u otros, todas las culturas involucradas deben participar en la redefiniciones de estos conceptos cada vez que sea necesario. En particular, deben establecerse los derechos humanos sin supuestos absolutistas”. O. c., p. 219. 21 Villoro, o. c., pp. 103-104. Olivé y Villoro retoman la propuesta de Garzón Valdés sobre los dos principios de “homogeneización y dinamización” que normarían la relación entre distintas culturas, con ciertas salvedades. Olivé, o. c., pp. 220-233; Villoro, o. c., pp. 151-154. 22 Leopoldo Mármora, El concepto socialista de nación, Ediciones Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, México, 1986, p. 103. 23 Ib., pp. 103-104. 24 Fredric Jameson, El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado, Paidós, Barcelona, 1a. reimpresión, 1995, pp. 108-111; también, del mismo autor, “Globalización y estrategia política”, en New Left Review, No. 5, noviembre/ diciembre de 2000, pp. 8-12. 25 El párrafo adicionado al Artículo 4 fue el siguiente: “La nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originariamente en sus pueblos indígenas. La Ley protegerá y promoverá el desarrollo de su lengua, culturas, usos, costumbres, recursos y formas específicas de organización social, y garantizará a sus integrantes el efectivo acceso a la jurisdicción del Estado. En los juicios y procedimientos agrarios en que aquéllos sean parte, se tomarán en cuenta sus prácticas y costumbres jurídicas en los términos que establezca la ley”. Véase Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2a. reimpresión, Trillas, México, 1993. 26 Héctor Díaz-Polanco, La rebelión zapatista y la autonomía, Siglo XXI Editores, México, 1997, p. 131. 27 Id. 28 Olivé, o. c., p. 65. 5
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IDENTIDADES
DEL DESARROLLO A LA AUTONOMÍA: LA REINVENCIÓN DE LOS TERRITORIOS WALTER GONÇALVES
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El desarrollo como noción colonial La idea de desarrollo se mantiene como un referente fuerte, incluso entre los críticos del capitalismo. Esa idea-fuerza se presenta como si fuese natural y, por tanto, como si no tuviese una génesis histórica y un lugar de origen muy específico.
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l desarrollo ganó el mundo en el contexto de la posguerra, cuando Harry Truman, entonces presidente de EU, y el naciente Banco Mundial de Reconstrucción y Desarrollo, comenzaron a definirnos como subdesarrollados por tener una renta per cápita por debajo de 100 dólares y estar sin capital, sin escolaridad, sin conocimiento, sin tecnología, sin urbanización, es decir, cuando pasamos a ser analizados no por lo que éramos, sino por no ser iguales a los que nos caracterizaban como tales, quienes disponían del capital, del conocimiento, de la tecnología, del ideal urbano al que habríamos de convertirnos. En fin, el desarrollo es una idea colonial en el sentido más preciso de la palabra. Hasta los años cincuenta, nadie quería desarrollar a nadie y los países europeos hablaban abiertamente de colonizar África y Asia, donde estaban sus colonias. Incluso los primeros documentos que propusieron la creación del Banco Mundial decían explícitamente que se trataba de un banco de reconstrucción y no de desarrollo (Pereira, 2009). Hasta mediados de los años cincuenta, la cartera de inversiones del Banco Mundial fue básicamente destinada a la reconstrucción de Europa y poco o nada a las “áreas subdesarrolladas” (Truman). Fue la ola descolonizadora desencadenada por los pueblos africanos y asiáticos en la posguerra la que proporcionó las condiciones para que los países que perdían sus colonias reinventaran esa noción colonial, que pasó a dividir el mundo entre los que eran desarrollados y los subdesarrollados, estableciendo que éstos deberían seguir el modelo de aquellos. A partir de entonces, las agencias (poco) multilaterales se encargaron de contratar científicos y técnicos para medir cuanto faltaba a los “sub” para que se vuelvan “desarrollados” y, para eso, diversas misiones y sus misioneros fueron enviados al llamado Tercer Mundo. Así como la primera colonialidad, bajo hegemonía ibérica, se afirmó en nombre de la fe cristiana y la segunda colonialidad, bajo hegemonía de Europa norteoccidental, se afirmó en nombre de la fe en la ciencia –olvidando que la fe en la ciencia no es ciencia, es fe–; la tercera colonialidad, bajo hegemonía estadounidense, sobre todo en la posguerra, se afirmó en nombre de la idea del desarrollo. Así como un día los europeos colocaron la idea de catequizar y colonizar el mundo, ahora quieren desarrollarlo, esto es, conducir a todo el mundo hacia su idea de desarrollo. La idea es rigurosamente colonial, como se ve. ¡EN ABYA YALA/AMÉRICA SOMOS MODERNOS HACE 500 AÑOS!
Es en ese contexto de descolonización de los pueblos africanos y asiáticos, sobre todo, donde se propone la revolución verde como una revolución técnica, donde el verde de esa revolución busca vaciar la revolución roja que había ganado gran expresión con la Gran Marcha (campesina) en China. El desarrollo tecnológico emergía como una bendición a la que todos tendrían derecho, teniendo a la ciencia occidental como su fuente de inspiración. Así, con un sesgo universalista, aunque con un origen muy provinciano, [el occidental], se presentaba OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
a la ciencia occidental como una panacea, independiente de los contextos socio-geográficos específicos donde fuera a insertarse. Incluso se nos contó una historia de las técnicas con énfasis en la Revolución Industrial del siglo XVIII europeo que debía iluminar el mundo (sic), como si estuviésemos en la edad de las tinieblas. Olvidaron no sólo las innovaciones tecnológicas presentes cuando la conquista colonial de Abya Yala/América, inclusive el hecho de que este continente no exportaba materias primas, como se enseña en los libros, puesto que tanto el oro como la plata, que salían del Anáhuac y del Tawantinsuyu, al igual que el azúcar, que salía de Cuba, Haití y de Brasil, eran productos manufacturados. No sólo el oro y la plata1 eran objeto de un tratamiento manufacturero con un sofisticado conocimiento de esas metalurgias ya previamente existentes, sino también el azúcar procesado en los ingenios para ser exportado. A la época, el azúcar era el mayor commodity en circulación en el mundo y era producido aquí en Abya Yala/América con procesos manufactureros que no encontraban paralelo en el continente europeo. Por lo tanto, si quisiéramos contar la historia del desarrollo tecnológico moderno deberíamos comenzar por todo lo que abarcó la conquista y la colonización de Abya Yala/ América. ¡Somos modernos hace 500 años! LA MODERNIDAD DESDE SU PRIMER MOMENTO FUE COLONIAL. HACER MONOCULTIVOS EXTENSIVOS, ESTO ES, EN LATIFUNDIOS, FUE UNA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA QUE TUVO SU LUGAR EN EL MUNDO COLONIAL Y, PARA ESO, FUE NECESARIO EL TRABAJO ESCLAVO, PUESTO QUE NADIE ESPONTÁNEAMENTE HACE MONOCULTIVO
Somos modernos sí, pero el lado olvidado de la modernidad, esto es, el lado colonial que, todavía, le es constitutivo. Europa, hasta la conquista de Abya Yala/América en 1492, no tenía la centralidad que pasó a tener después de incorporar este continente. A la época, “orientar” indicaba el camino acertado a seguir, esto es, el Oriente. La conquista de Abya Yala/ América proporcionó a Europa las condiciones de posibilidad para que se convirtiera en el centro geopolítico, geocultural y geoeconómico del mundo. De hecho, no se comprende la centralidad de Europa sin su lado colonial que, así, cumple un papel protagónico en la constitución del sistema mundo moderno-colonial que nos habita hasta hoy. La modernidad desde su primer momento fue colonial. Hacer monocultivos extensivos, esto es, en latifundios, fue una innovación tecnológica que tuvo su lugar en el mundo colonial y, para eso, fue necesario el trabajo esclavo, puesto que nadie espontáneamente hace monocultivo. El monocultivo es una técnica que sólo tiene sentido cuando se produce no para sí mismo, sino para otro; aún más, cuando se hace en grandes extensiones territoriales. La técnica se muestra, así, parte de las relaciones sociales y de poder. Los ingenios de azúcar molían la caña proveniente de los latifundios de monocultivo bajo la mano santa del látigo en la espalda de los esclavos, tal como hoy los latifundios empresariales de monocultivos de soya o de caña operan bajo la 45
tecnología de Monsanto. Cuando decimos "la mano santa del látigo de los señores en la espalda de los esclavos" no lo hacemos como si fuera una figura de retórica simplemente, puesto que la Iglesia, a la vez que cuidaba del alma de los indígenas, aunque con ambigüedad, bendecía la esclavitud. LA REINVENCIÓN DE LOS TERRITORIOS
El “desenvolvimento”, entre los muchos significados que encierra, contiene uno muy especial que se refiere a su no “envolvimento” (envoltura) con los lugares y las regiones en sus singularidades. Hubo un autor, Walter Rostow, que llegó a caracterizar el momento exacto en que un país o una región se desarrollaban como take off, o sea, una metáfora de la aviación para señalar el momento del despegue. Desarrollar es despegar y, así, el “desenvolvimento” es también “des-envolvimento” en el sentido preciso de romper el “envolvimento” (environment, del inglés), de privar a quienes son de lo local, a quienes son de una determinada región o de un determinado territorio, el poder de definir su propio destino, de concebir su propio ambiente. En ese sentido, “des-envolver” es desterritorializar. Sus raíces pertenecen a la tradición liberal que, por ello, da tanta importancia al derecho de ir y venir y no da ninguna atención al derecho de quedarse, al derecho de permanecer que, en el fondo, es el derecho de territorializarse por sí mismo, en su differentia specifica. Por ello, es importante constatar que la crisis del desarrollo viene junto con el debate acerca del territorio y de las territorialidades (Oporto-Gonçalves, 2001). Es un debate por el ambiente, por el “envolvimento”, por la reapropiación social de la naturaleza (Leff, 2006). Ya no se trata de un debate de cada cual en defensa de su propio territorio (Díaz-Polanco, 2004), puesto que el “desenvolvimento”2 al “des-envolver”-se (despegar) de cada contexto sociogeográfico específico, comprometió a cada uno con el destino de todos, al poner en peligro la propia supervivencia del planeta y de las especies. No en vano, la actual crisis por la que pasa la humanidad es la crisis del éxito de su revolución que, tal como Prometeo, se hizo por el control del fuego, por la revolución energética fósil, la Revolución (en las relaciones sociales y de poder) Industrial. La generalización del uso de la energía fósil (carbón y petróleo) permitió no sólo que la energía (en física, capacidad de realizar trabajo) transformara la materia (en física, trabajo) y, así, hizo posible que la materia transformada en cualquier lugar del mundo con el uso de máquinas a vapor pudiese ser transportada a cualquier lugar del mundo y, así, que proporcione una transformación de la materia en proporciones jamás vistas en toda la historia del planeta, “des-envolvendo”-se (despegándose) de cualquier lugar a la vez que “envolvía” a todos en su “desenvolvimento” (desarrollo). Con eso, el “desenvolvimento des-envolveuse” (despegó) y se olvidó de las leyes de la termodinámica, del principio de entropía. El calentamiento global es la expresión del éxito de un desarrollo que perdió el sentido de su “envolvimento”. Hubo un tiempo en que se llegó a saludar la llegada del desarrollo con sus locomotoras, llamadas en Brasil cariñosamente como “María Humareda”. 46
He ahí la razón de ser de las luchas por la reapropiación social de la naturaleza (Leff ), de las luchas por territorios, por sentidos de estar en la tierra, en fin, por territorialidades. Los pueblos indígenas y los diferentes campesinos tienen un papel estratégico al protagonizar luchas en defensa del agua, del aire, de la tierra y de la vida. Así como los últimos 30,40 años fueron los 30,40 años más devastadores de la historia humana, cuando hubo la mayor ola de expropiación indígena-campesina que desruralizó y suburbanizó por todas partes, fue también en estos 30,40 años cuando la humanidad tomó conocimiento de su carácter planetario y que emergieron por todas partes movimientos que luchan por territorios en su diversidad (territorialidades) y, así, ponen en el orden del día el derecho a la igualdad en la diferencia (Oporto-Gonçalves, 2001). Por encima del “desenvolvimento”, autonomía. Autonomía significa, en griego, darse las propias normas, en fin, tener el control del propio destino. Autonomía es, entonces, recuperar el control sobre nuestros destinos y, de este modo, es, rigurosamente, lo otro de “des-envolvimento”. No olvidemos, tal y como todo ser vivo, que toda autonomía tiene que tener poros, aperturas para relacionarse con el otro en condiciones de igualdad sin que la autonomía se pierda (Traducción: ALAI). BIBLIOGRAFÍA H. Díaz-Polanco, El Canon Snorri. Diversidad cultural y tolerancia, UACM, México, 2004. A. Escobar, La invención del Tercer Mundo: construcción y desconstrucción del desarrollo, Grupo Editorial Norma, España, 1996. G. Esteva, “Desenvolvimento”, en W. Sachs, Dicionário do Desenvolvimento: Guia para o Conhecimento como Poder, Vozes, Brasil, 2000. E. Leff, Racionalidade ambiental: a reapropriação social da naturaza, Civilização Brasileira, Brasil, 2006. J. M. M. Pereira, O Banco Mundial como ator político, intelectual e financeiro (1944-2008), Tese de Doutorado, Universidade Federal Fluminense, Brasil, 2009. C.W. Porto-Gonçalves, “Da Geografia às geo-grafias: um mundo em busca de novas territorialidades”, En A.E. Ceceña y E. Sader, (comps), La Guerra Infinita: hegemonía y terror mundial, Clacso, Argentina, 2001. C.W. Porto-Gonçalves, Geo-grafias: movimientos sociales, nuevas territorialidades e sustentabilidad, Siglo XXI, México, 2001. C.W. Porto-Gonçalves, Abya Yala o des-cobrimento da América, en http:// otrosbicentenarios.blogspot. com/2009/01/abya-yala-o-descobrimento-daamerica-cw.html. W. Sachs, Dicionário do Desenvolvimento: Guia para o Conhecimento como Poder, Vozes, Brasil, 2000. Carlos Walter Porto-Gonçalves es geógrafo brasileño y docente en la Universidad Federal Fluminense (Brasil). Colabora con diversos movimientos sociales, como el MST y la Comisión Pastoral de la Tierra. Fuente: América Latina en Movimiento. Traducción: ALAI.
NOTAS A fin de cuentas, ¿por qué una revolución técnica debería tener un color? El rojo era ideológico, mientras el verde, técnico. Obviamente, no fueron los colores como tal que se colorearon con estos valores. N. del traductor. 2 En portugués, “desenvolvimento” significa desarrollo, mientras que “envolvimiento” significa envoltura, involucramiento o enredo. Por la connotación que da el autor a los términos, mantenemos ambas palabras en dicho idioma. N. Trad. 1
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REFLEXIONES
DOS CONFERENCIAS SOBRE MOVIMIENTOS, PARTIDOS Y ESTADO Buenos Aires, Argentina, abril de 2000
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ALAIN BADIOU
PRIMERA CONFERENCIA
La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿Qué es la política? El siglo XX fue un gran siglo para la política. El escritor francés André Malraux decía que en nuestro siglo la política fue lo que reemplazó al destino. Entonces el destino del siglo es la política y la tragedia del siglo es la política, pero se acabó el siglo y ahora ya no sabemos lo que es la política. Somos ignorantes y estamos ciegos. Como somos ignorantes y ciegos, nos vemos librados a las fuerzas materiales más poderosas; así, hoy somos todos esclavos, esclavos del mercado y de la Bolsa. Porque el poder actualmente es el poder de las finanzas y el poder del mercado. Como no sabemos lo que es la política, somos esclavos del poder. Inclusive los propios gobiernos son esclavos de la Bolsa y del mercado. Así, cuando votamos sabemos que estamos reemplazando a un esclavo del capital por otro esclavo del capital. OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
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más que utopía y la utopía es criminal. Eso es lo que nos están enseñando actualmente. La palabra utopía es una palabra importante. Hoy se dice que la política de emancipación es una política utópica; que el comunismo –por ejemplo– es una utopía; que la igualdad es una utopía. ¿Qué quiere decir que lo posible es imposible? Lo único que existe es la necesidad, la necesidad de la economía capitalista y las necesidades de la democracia electoral. Hace ciento cincuenta años, Marx dijo que, si la igualdad es posible y si la utopía es posible, lo son en contra de la economía, en contra de la democracia. El gran libro de Marx, El Capital, tiene como subtítulo “Crítica de la economía política”. Su proyecto político se llamaba “dictadura del proletariado”: crítica de la economía y crítica de la democracia. Para él, esas son las condiciones de la igualdad y del comunismo. Actualmente se nos explica que es imposible criticar la economía: la economía es la realidad y nadie puede criticar la realidad. Se nos explica que es criminal criticar la democracia electoral puesto que es la moral en sí misma y nadie puede criticar la moral. No se puede criticar la economía porque no se puede criticar la realidad y no se puede criticar la política de la representación porque no se puede criticar el bien y el derecho del hombre. Por lo tanto, la igualdad es utópica e imposible. Lo único que existe son los negocios, el dinero, el trabajo y la familia. La política es imposible. Esto es lo que los esclavos del gobierno les dicen a los esclavos de la sociedad: "nosotros, que gobernamos sabemos que la política de libertad y de igualdad es imposible y, ya que es imposible, vótennos". Por eso todos somos esclavos. Nuestra labor es poder decir “no”. Tenemos que poder decir que la política es posible, que existe y existirá. Es débil y poco frecuente, pero puede fortalecerse, puede ser algo que abunde, puede haber tiempo político y lugares políticos, lo cual quiere decir que se puede y se debe criticar la economía, se puede y se debe criticar la política de la representación.
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ace ya ciento cincuenta años, en 1848, Marx se preguntaba si los gobiernos eran los apoderados del capital. Esto es cierto actualmente. A veces se dice que Marx se equivocó, pero en esto les aseguro que no. Aquí, en Argentina, hubo gente que propuso que estuviéramos a 501 km del lugar de voto1. Era una idea buena, muy buena, simbólica, pero aún si todos nos quedamos a 501 km del lugar de voto, seguiríamos reemplazando a un esclavo del capital por otro esclavo del capital ya que el voto en sí mismo no es una verdadera opción, no es una verdadera decisión. Así pues, ¿cuál es una verdadera opción y qué es una verdadera decisión? Es un acto libre en su forma y en su contenido. Libre en su forma, en primer lugar, porque son ustedes los que deciden cuándo y dónde van a pensar y van a actuar. Ustedes deciden, por ejemplo, hacer una manifestación en tal lugar, tal día y a tal hora, como lo hacían, por ejemplo, las Madres de Plaza de Mayo. El voto, en su forma, no es libre –incluso aquí, en Argentina, es obligatorio–. Es el Estado el que dice que se debe votar tal día y en tal lugar. Tampoco es libre en cuanto a su contenido: todos sabemos que las cosas van a seguir siendo lo que son. No hay un solo ejemplo en todo el mundo de verdadero cambio político producido por el voto y siempre se reemplaza a un esclavo del capital con otro esclavo del capital. Hoy, el esclavo de la izquierda está algo triste y el de derecha está contento; esa es la gran diferencia. El voto, pues, no es un acto político. Es un acto importante, pero es un acto estatal y hay que diferenciar entonces al acto político del acto estatal. Un acto estatal no es un verdadero momento de libertad sino una especie de comprobación. En las elecciones, lo que se hace es comprobar que las cosas siguen su curso y nosotros participamos en esta comprobación. De tal suerte, hoy y mañana lo que vamos a hacer es preguntarnos qué es un acto político. Lo que ya sabemos es que es un acto que tiene que ser libre en su forma y en su contenido, algo que crea tiempo y espacio. Crea tiempo porque dice “voy a hacer esto o lo otro, según un tiempo que yo estoy construyendo y no según el tiempo que domina”, que es el tiempo del capital y de las elecciones. Pero también crea espacio porque dice “voy a transformar a este lugar en un lugar político”, es decir, “voy a transformar una calle, una fábrica, una universidad, y yo lo voy a convertir en un lugar político”. Así, un acto político crea tiempo y lugares, pero el problema es saber si actualmente nosotros queremos y si sabemos crear tiempo y espacios políticos. ¿Es posible no seguir siendo esclavos del capital y del mercado? Ésta es una definición posible de la política. Es decir, la posibilidad de no ser esclavos. Si la política existe verdaderamente, entonces la política es la posibilidad de no ser esclavos. Hay que saber si la práctica de lo posible, de esto que llamamos política, es posible. En el fondo, en este fin de siglo, la pregunta es la siguiente: ¿Es posible lo posible? Porque la ley del capital y del mercado dice que lo posible político es imposible; lo único que existe es el mercado y el voto, el resto no es
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Sin embargo, no se lo puede hacer como lo hacía Marx hace ciento cincuenta años. Tenemos que inventar la política, debemos pensar sobre las nuevas condiciones de la política. La cuestión en este fin de siglo es qué es la política, después de Marx, después de Lenin, después de Mao, y también después de Saint Just, Robespierre, Bakunin, Trotski, Castro, el Mayo del 68 en Francia, las Madres de Plaza de Mayo en Argentina o el Subcomandante Marcos en Chiapas. Para examinar este tema les propongo que tomemos como base tres términos. Las masas populares y sus movimientos; el poder del Estado; y, en tercer lugar, los partidos políticos. Quisiera definir de una manera bastante concreta y clara estos tres términos. NO SE PUEDE CRITICAR LA ECONOMÍA PORQUE NO SE PUEDE CRITICAR LA REALIDAD Y NO SE PUEDE CRITICAR LA POLÍTICA DE LA REPRESENTACIÓN PORQUE NO SE PUEDE CRITICAR EL BIEN Y EL DERECHO DEL HOMBRE. POR LO TANTO, LA IGUALDAD ES UTÓPICA E IMPOSIBLE. LO ÚNICO QUE EXISTE SON LOS NEGOCIOS, EL DINERO, EL TRABAJO Y LA FAMILIA. LA POLÍTICA ES IMPOSIBLE
En primer lugar, ¿qué es un movimiento? Un movimiento considerado como condición para toda política puesto que, si no hay movimiento, lo único que existe es el orden, y toda política exige que haya movimiento. Así pues, yo voy a llamar “movimiento” a una acción colectiva que obedece a dos condiciones. En primer lugar, no está prevista ni regulada por la potencia o el poder dominante y sus leyes, de modo que tiene algo de imprevisible y rompe con la repetición. De ese modo, vamos a llamar “movimiento” a algo que rompe la repetición colectiva o social. Es la primera condición. La segunda condición para un movimiento es que proponga dar un paso más hacia delante con respecto a la igualdad. Es decir que, si lo decimos en otras palabras, la consigna de un movimiento –lo que dice, lo que está proponiendo– va generalmente en el sentido de una mayor igualdad. Para que exista un movimiento, así pues, es necesario que se reúnan estas dos condiciones. No vamos a llamar “movimiento” a aquello que es una simple defensa egoísta de un interés. Para que haya movimiento tiene que haber una idea que nuclee a todos y esta idea, forzosamente, es algo que va hacia la igualdad, así que un movimiento, grande o pequeño, es algo que interrumpe el curso común de las cosas y propone que vayamos hacia la igualdad, al menos en un punto determinado. Eso es lo que yo voy a llamar “movimiento”. En segundo lugar, el poder del Estado. Voy a poner dentro de lo que llamo “poder del Estado” todos los mecanismos de poder y de dominación e incluiré ahí a la propia economía. Para mí el Estado, el estado de la situación, no es solamente el gobierno, la justicia, la policía y los aparatos represivos. También es el poder dominante, el poder de dominación de la economía. Por eso es que lo importante del Estado es su poder y este poder es poder omnipresente. No es un poder que esté solamente en el gobierno o solamente en el aparato represivo. Todos nosotros sufrimos este poder. Es eso el Estado; lo que hay que entender es al Estado como el estado de las cosas o el estado de la situación. OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
Ahora, hablando de los partidos, yo llamo “partido” a una organización que el Estado reconoce en el sentido siguiente: esta organización tiene derecho de ocupar ciertas funciones dentro del Estado, representa algo para el Estado y dentro del Estado. La función, por supuesto, puede ser una función gubernamental, como sucede con las elecciones, pero pueden ser otras funciones también –de representación, de negociación, de discusión o de consulta–. Desde ese punto de vista, el propio sindicalismo está vinculado con la idea de partido en el sentido preciso que yo le doy a la palabra. Es decir, posibilidad reconocida de ocupar funciones estatales. Así pues, vamos a plantear el tema de la política a partir de estos tres términos: el movimiento, el poder del Estado y los partidos. La idea general de este siglo fue la que aquí expondré. El partido es el intermediario entre el movimiento y el Estado. Puede representar al movimiento en dirección al Estado o dirigir al movimiento para apoderarse del Estado. En el primer caso, el partido es representativo. En la segunda versión, el partido es revolucionario. Sin embargo, en ambos casos el partido ocupa o funciona como mediación entre el movimiento y el Estado. Esta fue una idea muy fuerte y dominó la política durante el siglo XX. En el fondo, es una teoría del sujeto político. La idea es que el movimiento en sí mismo no puede ser un sujeto político. El movimiento es el punto de partida de una política, pero es necesario construir un sujeto político particular que represente el poder del movimiento y a eso se le llamó “partido”. De tal modo, mi hipótesis es la que sigue: la crisis de la política en este fin de siglo es, antes que nada, la crisis de la idea de partido. Así, preguntarnos qué es la política hoy es preguntarnos forzosamente qué fue esta crisis de la idea del partido. A partir de esto, dividiré mi exposición en dos partes. Primero, quisiera demostrar que el siglo XX fue el siglo de los partidos. Es decir, el siglo en el que la política y los partidos caminaban juntos, y mostrar que esta idea se terminó. Hay que comprender a la política de emancipación de una manera distinta que como una política de partidos. Ése es el verdadero balance del siglo. La segunda parte es plantear lo siguiente: si entre nuestros tres términos, movimiento, Estado y partido, el partido no aparece más, entonces ¿en qué se transforma la política? ¿Se puede imaginar una política que implique una relación directa del movimiento con el Estado? ¿No es ésta una posición pura y simplemente anarquista (lo cual no es una injuria)? ¿Es esto una posibilidad o hay un tercer término, una mediación, pero que no tiene la forma de un partido? En ese caso, ¿cuál es ese tercer término? Pienso que éstos son los puntos centrales de la política actualmente y creo que no es en absoluto la oposición de la democracia con el totalitarismo. En esto quiero insistir: se trata de plantear otra cuestión, distinta de la que nos están imponiendo. Cuando se nos dice actualmente que la política es imposible, lo que nos están diciendo, en realidad, es que toda política es totalitaria y que tenemos que aceptar la gestión del Estado. Es decir, aceptar por un lado la economía y, por el otro, la democracia representativa. Todo esto se apoya en esta oposición “democracia-totalitarismo” como si esta oposición fuera el balance del siglo XX. 49
Si queremos ser ofensivos, tenemos que rechazar esta cuestión y reemplazarla por otra. El siglo no fue conflicto entre democracia y totalitarismo. El siglo fue el siglo de la política de los partidos. Si ésta es la crisis, tenemos que saber qué es la política de emancipación en la actualidad. Por eso proponemos un cambio en las preguntas o en los temas que se plantean y la idea es la siguiente: pensar la política no a partir del Estado (Estado representativo por un lado y Estado totalitario por el otro), sino pensar y concebir la política a partir del sujeto político, siendo que la cuestión del sujeto político en el siglo XX fue la cuestión del partido. Hay que volver entonces a la pregunta fundamental: ¿Cuáles son las relaciones entre movimiento y organización, teniendo en cuenta el poder del Estado? Voy a empezar con algunas ideas sobre el partido. En primer lugar, la idea de partido es una idea del siglo XX. Es una idea compartida por todos los políticos. Están los partidos del parlamentarismo o de la democracia representativa; está la idea de Lenin sobre lo que es un partido, expuesta en 1912 en ¿Qué hacer?, es decir, muy al comienzo del siglo. Está la forma de partido estalinista; el partido fascista italiano; el partido nazi de Hitler. En ese entonces, todas las políticas fueron políticas de partidos. Las tres grandes políticas del siglo –la parlamentaria, la fascista y la comunista– fueron, en cada circunstancia, políticas de partido y definieron modelos de partido. Podemos sostener, así, que todos esos partidos subordinaron la política al Estado, directamente en el caso del partido-Estado estalinista, también en el caso del partido fascista; pero incluso los partidos parlamentarios subordinan la política al Estado, porque el objetivo de un partido parlamentario es instalarse en el Estado y está definido por este objetivo, por esta finalidad. Podemos decir en primer lugar que, en el siglo XX, la política está representada por los partidos, cualquiera que sea la política de la que hablemos. En segundo lugar, que el partido está subordinando la política al Estado. Es importante observar que esta situación es una situación del siglo XX. No es, por ejemplo, lo que sucede en el siglo XIX, en que la política se presenta como insurrección o como revolución, por lo menos hasta la comuna de París de 1871. La política obrera en el siglo XIX es una política de insurrección y, cuando hay grupos o partidos, están subordinados a la perspectiva de la revolución y no se subordina la política al Estado. En este aspecto, hay una diferencia entre el siglo XIX y el XX. De una manera general, el siglo XIX propone una política revolucionaria obrera, dirigida directamente contra el Estado, mientras que el siglo XX está proponiendo una política de partidos cuyo objetivo es el Estado, subordinando el movimiento al Estado. Pienso que es esta subordinación la que originó la crisis de la política. Lo que está en crisis es la idea de una subordinación de la política al Estado por medio de los partidos y, por tanto, la crisis es la de la idea de que un movimiento puede y debe estar representado sentado al lado del Estado. En este punto, la crisis de la política está generalizada ya que, como se los digo, todas las políticas han sido y siguen siendo políticas de partido. La crisis del partido-Estado estalinista es evidente porque cayó la URSS. Sin embargo, existe también la crisis de los par50
tidos parlamentarios. La subjetividad política parlamentaria está en crisis y la prueba de ello es que la política está cada vez más estrictamente subordinada a la economía. Es una política que ya no presenta más posibilidades verdaderas de modo que el partido, los partidos, son organizaciones evidentemente estatales y no organizaciones políticas. Se sirven de los movimientos para el Estado y no para la política o para la igualdad. Así pues, tenemos que considerar dos cosas. En primer lugar, no es la idea de revolución lo que está en crisis actualmente, ya que en realidad era una idea del siglo XIX. Lo que está en crisis es la idea de partido. No hay que equivocarse de crisis. El enemigo nos dice que la revolución está en crisis, porque es lo que a él le viene bien. Lo que le interesa y lo que le viene bien es decirnos que “no hay ninguna otra política posible” y quiere hacernos creer que la política de emancipación y de igualdad no es posible. CUANDO SE NOS DICE ACTUALMENTE QUE LA POLÍTICA ES IMPOSIBLE, LO QUE NOS ESTÁN DICIENDO, EN REALIDAD, ES QUE TODA POLÍTICA ES TOTALITARIA Y QUE TENEMOS QUE ACEPTAR LA GESTIÓN DEL ESTADO. ES DECIR, ACEPTAR POR UN LADO LA ECONOMÍA Y, POR EL OTRO, LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
Sin embargo, nosotros podemos y debemos pensar de otro modo. Podemos decir que el siglo XX fue una secuencia política en particular: no fue el siglo de la revolución, sino el siglo de los partidos, incluidos los partidos revolucionarios, aunque fueran partidos revolucionarios que subordinaban la revolución al partido. Así pues, lo que está en crisis no es la política y no es la idea de una política de emancipación lo que es falso. Lo que es falso es la idea de que puede realizarse en la forma de un partido. La crisis general es la crisis de la idea misma de partido. Ese es nuestro balance del siglo XX. Si esta hipótesis es correcta, tenemos que entender de otra manera a la política de emancipación. No podemos concebirla como se hacía en el siglo XIX, es decir, directamente bajo la forma de la insurrección obrera, pues eso también se acabó. Fue una idea enorme que dio lugar a las grandes insurrecciones de junio de 1948, de la Comuna de París, y algunos aspectos de la Revolución Rusa, pero es una idea que ya está saturada. No podemos concebir a la política sobre el modelo revolucionario del siglo XIX, pero tampoco podernos concebirla con el modelo del siglo XX, es decir con la idea del Partido Comunista centralizado o bajo el modelo del partido-Estado. Esa también fue una gran idea, permitió una gran resistencia popular y obrera, movilizó el entusiasmo de millones de personas, dio triunfos revolucionarios, grandes luchas de liberación nacional y no vamos a dejar que todo esto vaya a parar a la tumba, como quieren hacerlo nuestros enemigos. Sin embargo, reconocemos que se terminó y que no podemos concebir actualmente a la política de emancipación bajo la forma de política de partido. Se trata de saber qué es una política sin partidos. No quiere decir política sin organización. La política siempre es una actividad colectiva y siempre es, en algún sentido, una acción organizada –incluso los anarquistas están organizados–. MEMORIA 238
Al respecto, recuerdo que, en 1978, había una manifestación contra una central atómica. Era una manifestación violenta, hubo un muerto, gente herida. Había anarquistas alemanes y les puedo decir que estaban mucho mejor organizados que los marxistas-leninistas franceses. Así está organizada la política. Sobre todo cuando hay que luchar, es preferible estar organizado, pero hay que diferenciar la organización del partido. Como pueden entenderlo, “partido” es la idea de una subordinación de la política a la representación dentro del Estado. La pregunta es, por lo tanto, ¿qué es una organización política? Una organización política que no subordina el movimiento al poder y al Estado. Una organización política que no tiene al poder como objetivo, pero que es una organización de la voluntad política de la gente. Nuestra idea es forzosamente distinta. Tenemos que tener otra idea de lo que es la fuerza, de lo que es una fuerza política. No podemos medir más esta fuerza con respecto al Estado y sólo con respecto al Estado ya que esto nos lleva forzosamente al partido y, en última instancia, al partido-Estado. La cuestión es cómo hacemos para que dure una posición de debilidad; cómo hacemos para aceptar que la política pueda ser más débil que el Estado durante un largo período. Cómo evitamos la tentación del poder –que es una muy grande tentación–. La idea del partido era: ¿Vamos a darle a la política la fuerza del Estado? Vamos a darle a la política de la igualdad, a la política comunista, la fuerza del Estado. Pero cuando se le da la fuerza del Estado, la política desaparece, así que hay que darle otra clase de fuerza, una fuerza subjetiva que esté distante del Estado, y la clave de esto es el movimiento. Es la idea de otra relación entre movimiento y política. En la vieja concepción, el movimiento era social y el partido era político, y el partido político representaba en la política al movimiento social, ya que el partido estaba del lado del Estado. Finalmente, se decía que el partido era político porque subordinaba la política al Estado. El movimiento era social porque estaba del lado de la vida de la gente y no del lado del Estado directamente. Tenemos que cambiar, así pues, la relación entre movimiento y política. Tenemos que hablar directamente de la capacidad política de la gente y de cómo se organiza esta capacidad, con una lógica distinta de la lógica del poder. Son los problemas de la política sin partido, como política de la organización de la capacidad política de la gente. Un punto esencial es la construcción del tiempo. El partido político en el siglo fue una idea impaciente. “Tomemos el poder tan rápido como sea posible tomarlo, estemos cerca del poder lo más posible”. Como ustedes lo saben bien, hasta un partido de oposición está cerca del poder. Es una característica de la política parlamentaria que la oposición sea parte del poder. Así que tampoco queremos una política de oposición. Lo que pretendemos es que la política pueda pensarse por sí misma, que se pueda debatir, discutir y ser puesta en práctica por sí misma; que no tenga como objetivo el Estado. Esto, obviamente, implica un tiempo distinto que el tiempo del Estado. Supone que tiene que haber una paciencia distinta. Hay que reemplazar la política impaciente de los partidos por la política paciente de los movimientos, pero, para eso, hay que OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
construir un tiempo y un espacio que no son ni el tiempo de la economía ni el espacio de la representación. Un tiempo distinto al de la economía, que es el tiempo de la circulación, incluida la circulación de la información, y lugares distintos de los oficiales. No estar en el tiempo dominante implica no estar tampoco en el tiempo de la información periodística. El partido era propagandista porque pensaba que lo importante era que se hablara de él. Esa es una idea típica de la representación. “La fuerza que ustedes tienen se mide por lo que se dice de ustedes. Si no se habla de ustedes, ustedes no existen”. Hay que aprender a existir incluso en el silencio, porque el tiempo de la información no es el tiempo de la política libre. Lo sabemos, lo sabemos perfectamente. El tiempo de la información es en sí mismo un tiempo comercial. La política de emancipación no puede estar dentro del tiempo comercial. Ni puede estar tampoco en los lugares oficiales esta política de emancipación. Tiene que elegir lugares políticos que le son propios. Esta construcción colectiva del tiempo es una determinación esencial del sujeto político en la actualidad. Termino entonces con dos consejos: primero, seamos pacientes. Hablo de paciencia constructiva, la paciencia que inventa un tiempo. Un poco como lo hacen los artistas, capaces de inventar el tiempo para su obra incluso en la más grande soledad. En ese sentido, quizá tengamos que pensar un poco menos que la política es una ciencia y un poco más que es un arte. El partido pensó alguna vez que la política era una ciencia, pero en nuestra paciencia nosotros somos más artistas. El segundo consejo es que vayamos a otro lugar distinto del lugar en donde estamos. Inventemos caminos. Eso es algo muy importante también. En la experiencia de Mayo del 68 francés, quizá el punto más importante de todos fue que la gente inventó trayectos y caminos que no existían. Por ejemplo, el camino que iba de la universidad a la fábrica o el trayecto que iba del departamento burgués al mercado popular. LO QUE ESTÁ EN CRISIS ES LA IDEA DE PARTIDO. NO HAY QUE EQUIVOCARSE DE CRISIS. EL ENEMIGO NOS DICE QUE LA REVOLUCIÓN ESTÁ EN CRISIS, PORQUE ES LO QUE A ÉL LE VIENE BIEN. LO QUE LE INTERESA Y LO QUE LE VIENE BIEN ES DECIRNOS QUE “NO HAY NINGUNA OTRA POLÍTICA POSIBLE” Y QUIERE HACERNOS CREER QUE LA POLÍTICA DE EMANCIPACIÓN Y DE IGUALDAD NO ES POSIBLE
Creo que tenemos que recuperar esta idea y amplificarla, tenemos que inventar trayectorias que no sean las del mundo en el que estamos. Toda decisión colectiva de invención de un trayecto tenemos que confiar en que participa de la invención política. Va a ser larga y difícil esta invención y eso lo sabemos todos, pero si somos pacientes y viajeros, vamos a poder hacerlo. SEGUNDA CONFERENCIA
Decía ayer que nuestra pregunta es la siguiente: ¿Qué es la política? Actualmente, la pregunta sobre lo que es la política es parte de ella, de la política misma, pero no siempre ha sido así. Hay periodos en los que se sabe qué es la política y se intenta hacer la mejor política posible. 51
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¿Qué es la política, entonces? Es una cuestión que tiene que ver con la lucha contra la barbarie, contra esta nueva barbarie de un mundo que está completamente sometido a la dictadura de la economía. No hay otro remedio para tal barbarie que las ideas nuevas que nosotros podemos aportar colectivamente. Tenemos que abrir una nueva época y estamos a cargo de la
IMAGEN ILSE GRADWOHL
Actualmente la situación es más complicada porque, al mismo tiempo que intentamos hacer política, nos vemos obligados a preguntarnos qué es la política y a inventar algo nuevo sobre la política. Cuando nos preguntamos por lo que es, de alguna manera ya estamos haciendo política en las condiciones de hoy, que son ciertamente las condiciones de una crisis de ideas políticas. En la historia hubo muchas definiciones de lo que es la política y podemos ver que todas esas definiciones actualmente están en crisis. Quisiera recordar algunas de esas definiciones. Desde hace mucho, se define a la política como la búsqueda del buen gobierno o de una constitución adecuada. Es la definición que da Platón, por ejemplo. Sin embargo, nosotros sabemos que esa definición es insuficiente puesto que, para que haya política, no basta con que haya un buen Estado o una buena constitución: necesitamos tener también un sujeto político actuante. Se ha definido a la política como la lucha por la conquista y la conservación del poder. Es, obviamente, la definición de Maquiavelo, pero sabemos que esto no es suficiente y que muchas cuestiones políticas no son cuestiones de poder, que hay otra cosa en la actividad política distinta de la lucha por el poder. También se ha dicho que la política es la lucha de clases dirigida por un partido y llevada hasta el comunismo. Sabemos también que, actualmente, esa definición ya no basta. Ciertamente hay una lucha de clases en la sociedad, pero la lucha de clases no produce mecánicamente una política y, en ese contexto de la lucha de clases, tenemos que inventar ideas políticas e ideas de organización política que no provienen directamente de las clases y de su lucha. De tal manera, actualmente nos preguntamos qué es la política de emancipación y éste es el signo de que se acaba una época de la política para dar pie a otra distinta. Como lo decía ayer, el enemigo dice que las ideas políticas se acabaron, que podemos conformarnos con la gestión de los negocios, que quienes hacen buenos negocios, qué bueno, y que quienes los hacen mal, qué mal. Para mí, eso es reducir la humanidad a un grupo de animales que tienen intereses, que se pelean por estos intereses y entre los cuales ganará el más fuerte. Es la lucha de las especies. Es la política, pero en el sentido de Darwin, lo que nos propone actualmente el mundo, un mundo de animales competitivos. Si no inventamos otra política, vamos a estar en la barbarie animal y estamos hartos de esto.
humanidad entera. Cuando discutimos esto con total libertad tenemos que saber, sin embargo, que se trata de cuestiones graves, de las cuales depende un porvenir muy amplio. En el fondo, la cuestión de la política no es una cuestión táctica –aun cuando haya muchos problemas cotidianos que son tácticos, por supuesto–. La cuestión o la pregunta de la política, es en qué se va a transformar la humanidad. ¿Tenemos alguna idea al respecto o no sabemos nada de eso? ¿Pensamos que solamente existe el poder o pensamos que el pensamiento mismo puede modificar el curso de las cosas? Esa es la cuestión central de la política en la actualidad: política o barbarie. Había propuesto analizar la cuestión de la política a partir de tres términos: en primer lugar, los movimientos –los movimientos populares, los movimientos de masas, los movimientos de protesta, de rebelión–. En segundo lugar, la cuestión del poder del Estado. En tercer lugar, la cuestión de las organizaciones y de los partidos. Había tratado de demostrar que, en el siglo XX, la idea central había sido la idea de partido; que, a partir de la obra de Lenin, a comienzos del siglo, hubo una tentativa de reorganización de la política de emancipación en torno a y a partir de la MEMORIA 238
idea de partido; y que ésta fue una idea muy fuerte del siglo XX. También dije que había sido la idea de políticas democráticas comunes, ordinarias, que también representan a la política dentro de los partidos, y que el siglo XX, nuestro siglo, fue el siglo de la idea de partido. Propuse decir que lo que está en crisis es esta idea, que ya no podernos seguir identificando política y partido. Hay que tomar como punto de partida otros dos términos y eso es lo que voy a hacer hoy. Por un lado, el movimiento; por el otro, el poder del Estado. Decíamos ayer que hay movimiento, en primer lugar, cuando hay una acción de ruptura, es decir, un acción que está fuera de cualquier repetición, una acción nueva, inventada, que crea tiempo y espacio. Esa es la primera característica. La segunda es cuando ese movimiento porta una idea igualitaria, cuando el movimiento propone un paso más hacia la igualdad. No hay movimiento si sólo se trata de una reivindicación particular o interesada. El movimiento existe si puede implicar a todos, a todo el mundo, porque representa un avance, un progreso en la idea igualitaria. Cada quien puede encontrar ejemplos de movimiento en este sentido. Lo que yo quiero decir es que, en este momento, un movimiento concebido de este modo aparece como un acontecimiento, como algo que sucede. Por supuesto, pudo haber estado preparado. Pudo haber sido en parte organizado. Pero todos los militantes saben que cuando hay un verdadero movimiento hay algo que no pudo ser previsto, algo que no fue organizado, que es más que lo que se previó o se organizó y, en muchos casos, incluso algo absolutamente inesperado. Ese elemento es el que yo voy a llamar acontecimiento. Algo que no está dentro de la lógica de la situación, algo que está de más o más allá, algo que incluye un elemento de sorpresa. Un verdadero movimiento es un acontecimiento en este sentido. Eso es lo que le permite orientarse hacia la igualdad, porque un movimiento previsto, organizado, calculado, es forzosamente un movimiento que refleja la situación, que refleja las relaciones entre grupos sociales, que dice sus reivindicaciones; pero un verdadero movimiento es más que eso: es algo que inventa una idea igualitaria sobre un punto en particular, cualquiera que éste sea. Por eso puede tratarse de un movimiento obrero, un movimiento de trabajadores, un movimiento de jóvenes, de mujeres, de trabajadores extranjeros. En todos los casos, existe este elemento suplementario, que hace que algo vaya más allá del grupo involucrado y que ese algo se dirija a todos. Por eso hay más en un movimiento que en una reivindicación. Siempre hay reivindicaciones en un movimiento, hay pedidos, pero el acontecimiento político es más que esos pedidos, que esas demandas. Entonces vamos a decir que no hay política sin acontecimiento. No hay política sin este elemento suplementario que la situación no nos permite prever. Una parte de la política consistirá en saber qué hacemos con este acontecimiento, cómo se piensa a partir de este acontecimiento, cómo se actúa a partir de él, cómo se transforma la situación a partir de él. La política no es pensar partiendo de la situación solamente. Es, en primer lugar y antes que todo, pensar a partir de lo que está más allá de la situación y que ha ocurrido como un acontecimiento. Por eso voy a definir a la OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
política como la fidelidad a un acontecimiento, fidelidad que exige, con frecuencia, organización y disciplina, pero que trabaja dentro de la situación a partir de algo que está más allá de la situación. Así, la política es la fidelidad a lo nuevo. Del otro lado tenemos el poder del Estado. Llamo “Estado” a mucho más que sencillamente el gobierno, la policía o la justicia. El Estado es lo que controla a los partidos, es todo lo que da poder dentro de la sociedad. En nuestro mundo, por ejemplo, la economía es parte del Estado porque es la organización principal del poder. De tal suerte, el Estado es la sociedad concebida como poder sobre cada uno. Es aquello que siempre dice dónde y cuáles son los lugares, lo que indica a la gente y a los grupos cuáles son sus lugares y que indica también cómo podemos movernos, cuál es el camino. Si les parece, el Estado es un poder de disposición de las cosas y es, al mismo tiempo, aquello que pone a cada quien en su lugar y que indica cuál es el camino obligado para pasar de un lugar a otro. Es lo que impide o prohibe trastornar los lugares y también lo que prohibe inventar trayectos. Hay algo muy importante que señalar y es que el poder del Estado, de manera general, no es mensurable. Es un poder que conocemos todos nosotros, pero no sabemos exactamente cuál es su medida. Es un poder indeterminado. Eso es el gran poder. Aquí, un ejemplo muy sencillo. Todo el mundo nos dice actualmente que hay leyes de la economía y que no se puede escapar a esas leyes: el universo económico es un universo que obliga. Éste es un argumento esencial de todas las políticas gubernamentales actuales: “Nos vemos obligados a hacer lo que hacemos porque la economía es lo que es”. Se puede ver claramente que la economía es un poder en el sentido en que nos obliga a hacer o esto o aquello, pero ¿cuál es exactamente este poder? Si me animo a decirlo así, ¿cuál es el poder de este poder? Tenemos que obedecer, pero ¿por qué? En cierto sentido nadie lo sabe. Nos las estamos viendo con un poder móvil e indeterminado y estamos tanto más obligados a obedecer cuanto que no conocemos la naturaleza de ese poder. Ésta es una característica fundamental del Estado. Es un poder, pero nadie puede determinarlo y por eso estamos sometidos, porque no conocemos el poder al cual estamos sometidos. Es vago y absoluto. Lo que hace un movimiento es decir, en un punto determinado, cuál es el poder del Estado. A mi modo de ver, esto es central en lo que tiene que ver con la cuestión de la política. Cuando hay un verdadero acontecimiento político, hay un final del carácter indeterminado del poder del Estado. La gente se levanta y dice: “Éste es el poder del Estado frente a nosotros y es como nosotros decimos que es”. Dicho de otro modo, un movimiento es lo que fija una medida del poder del Estado y lo obliga a mostrar realmente cuál es su poder. Por esa misma razón, hay algo de la sumisión que se detiene, porque si no, seguimos sometidos a lo que está indeterminado. Podemos decir entonces que un acontecimiento político es lo que da una medida fija al poder del Estado, es lo que hace que no puedan seguir diciéndonos que tenemos que someternos a un poder indeterminado, desconocido, exactamente igual a 53
cuando se tiene una huelga en una fábrica: ahí se mide cuál es la fuerza real patronal, mientras que, en el funcionamiento cotidiano de la fábrica, este poder existe constantemente. Sin embargo, está indeterminado y sólo el elemento “huelga” va a permitirnos una medida real de este poder. Éste es un punto absolutamente esencial. Un acontecimiento político es algo que permite a cada quien mantenerse a distancia del Estado, porque el acontecimiento ha determinado, ha fijado el poder del Estado. En realidad, en la vida cotidiana estamos sometidos al estado de las cosas. El acontecimiento político es algo que va a fijar este poder y nos va a permitir mantenernos a distancia de este poder. Yo diría con ganas que esta distancia es la política misma. En esta distancia podemos construir un tiempo y lugares políticos. CUANDO HAY UN VERDADERO ACONTECIMIENTO POLÍTICO, HAY UN FINAL DEL CARÁCTER INDETERMINADO DEL PODER DEL ESTADO. LA GENTE SE LEVANTA Y DICE: “ÉSTE ES EL PODER DEL ESTADO FRENTE A NOSOTROS Y ES COMO NOSOTROS DECIMOS QUE ES”. DICHO DE OTRO MODO, UN MOVIMIENTO ES LO QUE FIJA UNA MEDIDA DEL PODER DEL ESTADO Y LO OBLIGA A MOSTRAR REALMENTE CUÁL ES SU PODER
Para decirlo en términos psicológicos, en esta distancia dejamos de tener miedo –porque la política es ampliamente eso, el final del miedo–, pero es el final del miedo por razones muy precisas: ya no tenemos miedo de algo que es indeterminado. Podemos tener que vérnoslas con un poder muy grande, pero nos hemos decidido a medirlo y podemos en ese momento vérnoslas con las consecuencias. Vamos a llamar “política” a una acción que trabaja por la igualdad a partir de determinado valor fijo del poder del Estado, valor que ha sido fijado por un acontecimiento. Algo sucede, algo imprevisible y colectivo. La posibilidad misma de este surgimiento hace que se pueda medir o fijar el poder del Estado y, por tanto, es posible mantenerse a distancia del Estado y es posible dejar de tener miedo. En esta distancia, ustedes pueden crear o inventar un lugar nuevo, un tiempo nuevo. Quiero darles tres ejemplos muy diferentes, pero justamente para aclarar este tema. Cuando, en 1917, Lenin organiza la insurrección en Rusia, lo hace en condiciones de un Estado debilitado por la guerra y de un pueblo que ha creado los soviets. Así, tienen un acontecimiento creador, la aparición de los soviets, y tienen una medida del poder del Estado, la idea de que el Estado es débil. La convergencia de ambos elementos va a provocar una decisión de insurrección, pero insurrección como una decisión, como una invención. Ven que se están situando en la doble dimensión de un acontecimiento creador, la implantación colectiva de los soviets, y una cierta distancia con respecto al Estado que se rija al juzgarlo como débil. En el fondo, insurrección y posibilidad de insurrección es el resumen político de esas dos cosas. Mi segundo ejemplo es en cierto modo contrario. Cuando Mao Tsé Tung dice que hay que llevar a cabo lo que llama una “guerra prolongada”, hay que disponer las fuerzas en el campo, 54
lejos de los grandes centros urbanos y con la paciencia de una guerra larga, tienen ahí dos elementos. En primer lugar, la existencia de un movimiento campesino que es un acontecimiento, que es una invención popular y que hace posible instalarse en los campos (de otro modo, instalarse en el campo era imposible). Por otro lado, tienen el juicio de que el Estado es fuerte. Una medida ha sido fijada, la fuerza del Estado, no como en el caso de Lenin, del Estado débil. En el caso chino, el Estado es todavía bastante fuerte. Por eso esta vez el resumen político no va a ser la idea de una insurrección brutal, sino la idea de una guerra que se prolonga. Ven ahí otra manera de inventar tiempo y espacio. En el primer caso, se trata de los soviets obreros en las grandes ciudades y una insurrección centralizada. En el segundo caso, el instalarse lejos de las ciudades, en pleno campo, y una guerra prolongada. Se puede ver, así, el esquema general de la política, que es que siempre existe un acontecimiento popular, el surgimiento de los soviets obreros o el movimiento campesino; hay una determinación del poder del Estado –es fuerte o es débil– y existe la construcción de un espacio y de un tiempo. Pueden ser los soviets en las ciudades y una insurrección rápida o, por el contrario, la instalación en el campo y hacer una guerra larga. El tercer ejemplo podría ser la insurrección del Subcomandante Marcos en Chiapas, que seguramente ustedes conocen mejor que yo. Claramente, en este caso también existen los elementos que acabo de dar. Hay un movimiento interno, en primer lugar, del conjunto de las comunidades rurales campesinas en la región; en segundo lugar, hay un juicio establecido sobre la relación con el Estado. Este juicio es que el Estado es semifuerte. No es cuestión de vencerlo, pero podemos impedir que nos aplaste. Es decir, es un juicio que da un valor exacto, una medida exacta del poder. Eso da lugar a la construcción de un tiempo y un lugar, una presencia localizada territorial y la perspectiva, también, de un tiempo prolongado; no una guerra prolongada, pero sí una negociación armada prolongada. Una negociación armada prolongada es una invención política, del mismo modo que la guerra prolongada de Mao o la insurrección de Lenin. Podemos decir entonces lo que es la política de manera concreta y volver a concebirla actualmente. Es, bajo la condición de un acontecimiento, una construcción de lugar y de tiempo que impone determinada distancia con el Estado. Finalmente, nuestro problema en la actualidad, el problema principal, es saber cómo intentamos determinar el poder del Estado. Eso es sin duda, para nosotros, la tarea más difícil ya que, en este momento, este poder se presenta al mismo tiempo como algo considerable y muy especialmente indeterminado. Combina dos aspectos. Es una especie de fuerza única e irresistible, bajo el nombre de economía, y es indeterminada porque no es inmediatamente represiva. No está en una medida esencialmente policial o militar. La dificultad, en cierto modo, es que estamos en democracia y esto, en realidad, quiere decir un carácter muy especialmente indeterminado del estado de las cosas. No podemos tener una representación clara de lo que es el poder del Estado. No es como cuando Lenin decía MEMORIA 238
vés del tabicamiento de los grupos sociales, algo que propone una articulación distinta de la sociedad, que provoca que nos movamos distinto en la superficie social, que pone en práctica, en acto, nuevas formas de igualdad. Es necesario que la mayor cantidad posible de personas esté en otro lugar diferente del lugar en el que debería estar. Es necesario poder ir al lugar al que no deberíamos estar, cualquiera que sea la dificultad de esta trayectoria. Éste es un ejemplo de trayecto desinteresado. Es fundamental afirmar que la política es desinteresada, porque la lógica del mundo es la lógica del interés; que la política es tan desinteresada como el arte; que hacemos política por la política misma, de la misma manera que un artista hace una obra por la obra en sí; que la política no es un medio, sino una afirmación, la afirmación de que otro mundo es posible y que se puede afirmar que otro mundo es posible en un punto muy pequeño. No necesitamos cambiar el mundo para afirmar que otro mundo es posible. Necesitamos cambiar algo y hacerlo porque nos interesa hacerlo, porque queremos hacerlo. Hay necesidad de grupo y de organización política colectiva como tercer término, pero no se trata de grupos representativos; no pretenden representar intereses o grupos sociales en particular. Lo que están haciendo es organizar la afirmación política, organizar nuevos trayectos, hacer circular ideas que no son dominantes. Desde ese punto de vista, están participando de la invención de la política. Si estamos realmente convencidos de que la política puede ser, en este sentido, una creación, digamos entonces que la organización política es un grupo creador. No es un instrumento, no es un aparato. Es un grupo de creación. Ese grupo no corresponde a ninguno de todos los grupos que el Estado ha definido. Esa es, me parece, la pista que podemos seguir en este comienzo de siglo para reinventar la política, el arte de la política y la alegría colectiva de la política, en este mundo tan triste. IMAGEN ILSE GRADWOHL
“El Estado zarista es débil”. No es tampoco como cuando Mao decía “Chiang-Kai Shek es bastante fuerte”. Es otra relación puesto que lo esencial del poder, en este momento, no es el gobierno –los gobiernos incluso pueden ser relativamente ridículos–. El poder está en otra parte y no está representado por los Estados en sentido estricto. Así pues, tenemos que preguntarnos qué acontecimientos pueden mostrar el poder del Estado actual y qué medida puede darse de este poder. Para eso, creo que debemos –en primer lugar y antes que nada– organizar trayectos nuevos. Ésta es la cuestión política central, a mi modo de ver. ¿Somos capaces de imponerle al
Estado trayectos sociales y subjetivos completamente nuevos? ¿Podemos crear vínculos ahí donde, en principio, los vínculos son imposibles? Creo en el carácter absolutamente central de la cuestión de los vínculos entre trabajadores e intelectuales. Como trayecto, como vínculo, como figura política. No en el viejo sentido en el que el intelectual aporta conciencia al obrero, sino más bien en el sentido de una especie de conexión imprevisible. En la experiencia francesa, en los años setenta, hubo trayectos de este tipo y perdimos estos vínculos. Fueron desacreditados, muchos intelectuales se cansaron de ellos. Como les he dicho, el principal enemigo de la política es el cansancio, pero tenemos que volver a intentar todo esto. No repetirlo, sino reinventarlo. En ese sentido yo creo realmente que existen tres términos: los movimientos, el poder del Estado y la organización paciente, constante, de nuevos trayectos subjetivos, algo que pasa a traOCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
El autor es filósofo, dramaturgo y novelista francés.
Fuente: www.grupoacontecimiento.com.ar. NOTAS Con vistas a las elecciones de octubre de 2001, se promovió en Argentina el movimiento de los “501 Km” basado en la ley que exime de sanción a quien no vote encontrándose a más de 500 Km del propio domicilio. Memoria. 1
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IMPERIO
¿CÓMO SERÁ LA DOCTRINA OBAMA?
IMAGEN VIOLETA COVARRUBIAS ACOSTA
GREG GRANDIN
A
mérica Latina, en los hechos, ha sido indispensable para la evolución de la diplomacia de Estados Unidos. Se refieren a menudo a la región como “patio trasero” de EU, pero una metáfora mejor sería “reserva estratégica” de Washington, el sitio donde coaliciones ascendentes de política exterior se reagrupan y alteran los contornos del poder estadounidense después de momentos de crisis global. Cuando la Gran Depresión tuvo a EU al borde del abismo, por ejemplo, los diplomáticos del Nuevo Trato elaboraron en América Latina los fundamentos del multilateralismo liberal, un marco 56
Escribe en el buscador de Google “desatención,”“Washington” y “América Latina” y serás llevado a miles de llamados desgarradores de políticos y expertos para que Washington “preste más atención” a la región. Es verdad que Richard Nixon dijo una vez que “a la gente le importa un carajo el lugar” y que su consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, dijo sarcásticamente que América Latina era un “puñal que apunta al corazón de la Antártica”. Kissinger hizo el mismo chiste sobre Chile, Argentina y Nueva Zelanda y, de los tres países, sólo el último no sufrió asesinatos políticos generalizados como resultado de sus políticas, un alto precio que pagar por un lugar supuestamente tan insignificante.
diplomático que Washington llegaría a introducir con mucho éxito en otros sitios después de la Segunda Guerra Mundial. En los años ochenta, la primera generación de neoconservadores se dirigió a América Latina para materializar sus fantasías de “retroceso”, no sólo contra el comunismo, sino contra una política exterior multilateralista tambaleante. Fue, en gran parte, en una Centroamérica agitada por insurgencias izquierdistas donde la nueva derecha desarrolló por primera vez los principios fundacionales de lo que, después del 11-S, llegó a ser conocido como la “Doctrina Bush”: el derecho a librar la guerra unilateralmente en términos altamente moralistas. MEMORIA 238
Una vez más nos encontramos ante encrucijadas históricas. Un poder menguante –esta vez causado, en parte, por una sobrextensión militar– enfrenta a una América Latina movilizada; y, ante un cambio de régimen en EU, con la coalición neoconservadora de George W. Bush en ruinas después de ocho años de gobierno desastroso, los pretendientes a responsables políticos vuelven a mirar hacia el Sur. ADIÓS A TODO ESO
“La era de EU como influencia dominante en América Latina ha pasado,” dice el Consejo de Relaciones Exteriores estadounidense (CFR por sus siglas en inglés), en un nuevo informe repleto de sobrias sugerencias políticas sobre la manera en que EU puede recobrar su influencia decreciente en una región que desde hace tiempo pretende que es suya. América Latina es gobernada actualmente, en su mayor parte, por gobiernos de izquierda o de centro-izquierda que difieren en política y estilo, desde el populismo de Hugo Chávez en Venezuela, al reformismo de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y Michelle Bachelet en Chile. Sin embargo, todos comparten un objetivo común: más autonomía frente a EU. Los latinoamericanos atraen ahora inversiones de China, abren mercados en Europa, discrepan con la Guerra Antiterrorista de Bush, estancan el Tratado de Libre Comercio de las Américas y marginan al FMI que, durante los últimos decenios, ha servido de estratagema a Wall Street y al Departamento del Tesoro. Además, eligen a presidentes como Rafael Correa, en Ecuador, quien recientemente anunció que su gobierno no renovará el acuerdo para la Base Aérea Manta, la base militar estadounidense más destacada en Sudamérica. Correa había sugerido anteriormente que, si Ecuador podía establecer su propia base en Florida, consideraría la extensión del acuerdo. Cuando Washington respingó, Correa ofreció Manta para una concesión china, sugiriendo que la pista aérea podría ser convertida en “la puerta hacia América Latina desde China.” En el pasado, una desfachatez semejante habría sido considerada como una clara violación de la Doctrina Monroe, proclamada en 1823 por el presidente James Monroe, quien declaró que Washington no permitiría que Europa volviera a colonizar ninguna parte de las Américas. En 1904, Theodore Roosevelt actualizó la doctrina para justificar una serie de invasiones y ocupaciones en el Caribe, y los presidentes Eisenhower y Reagan la invocaron para validar golpes y otras operaciones clandestinas de la CIA durante la Guerra Fría. Las cosas, sin embargo, han cambiado. “Washington no puede perder a América Latina –dice el informe del CFR– ni Washington tiene que salvarla.” La Doctrina Monroe, declara, es obsoleta. Buenas noticias para América Latina, se podría pensar, pero la última vez que alguien del CFR –el cual, desde su fundación en 1921, ha representado la opinión dominante en política extranjera– declaró difunta la Doctrina Monroe, el resultado fue un genocidio. LLEGADA DE LOS CÍRCULOS LIBERALES DOMINANTES
Tuvo que ser Sol Linowitz quien dijera, en 1975, como presidente de la Comisión de Relaciones entre EU y América Latina, OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
que la Doctrina Monroe era “inapropiada e irrelevante ante las transformadas realidades y las tendencias del futuro”. La poco recordada Comisión Linowitz estaba compuesta por respetados académicos y empresarios de lo que era llamado en aquel entonces el “establishment liberal.” Sólo fue parte de un intento más amplio de la élite de la política exterior estadounidense por responder a las crisis sucesivas de los años setenta: la derrota en Vietnam, el creciente nacionalismo en el Tercer Mundo, la competencia asiática y europea, los precios de la energía en rápido aumento, la caída del dólar, el escándalo Watergate y el disenso en el interior. Enfrentado a un abrupto colapso de la legitimidad global de EU, el CFR –junto con otros think-tanks de la línea dominante como la Brookings Institution y la recién formada Comisión Trilateral– presentó una serie de propuestas que podrían contribuir a que EU estabilizara su autoridad, mientras permitía “una evolución sin problemas y pacífica del sistema global”. Existía un consenso generalizado entre los intelectuales y los dirigentes corporativos afiliados a esas instituciones de que el tipo de fervor anticomunista que había llevado a EU al desastre en Vietnam debía ser controlado y que había que elaborar “nuevas formas de gestión común” entre Washington, Europa y Japón. Propugnadores de un orden mundial más tranquilo venían del mismo bloque corporativo que respaldaba al Partido Demócrata y al ala Rockefeller del Partido Republicano. Esperaban que una normalización de la política global detuviera, si no invirtiera, la erosión de la posición económica de EU. La desescalada militar liberaría ingresos públicos para inversiones productivas, mientras hacía frente a presiones inflacionarias (que asustaban a los gerentes de valores de los bancos multinacionales). Relaciones mejoradas con el bloque comunista abrirían la URSS, Europa Oriental y China al comercio y a la inversión. Existía también un acuerdo general respecto a que Washington debería dejar de ver al socialismo del Tercer Mundo a través del prisma del conflicto de la Guerra Fría con la Unión Soviética. En ese momento, a través de toda América Latina, los izquierdistas y los nacionalistas exigían, como lo hacen ahora, una distribución más equitativa de la riqueza global. A fin de que no se extendiera la radicalización, el director ejecutivo de la Comisión Trilateral, Zbignew Brzezinski, quien pronto sería consejero de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter, argumentó que sería “sabio que EU hiciera un acto explícito de abandono de la Doctrina Monroe”. La Comisión Linowitz estuvo de acuerdo y presentó una serie de recomendaciones con ese fin –incluyendo la devolución del Canal de Panamá a Panamá y una disminución de la ayuda militar de EU a la región– que definirían en gran parte la política latinoamericana de Carter. MUTIS DEL ESTABLISHMENT LIBERAL
Por cierto, no fue el liberalismo corporativo, sino más bien un militarismo resurgente y revanchista de la derecha lo que finalmente ofreció la solución más coherente y, durante un cierto tiempo, exitosa a las crisis de los años setenta. Reuniendo una coalición creciente de anticomunistas de la vieja escuela, partidarios del orden público, neoconservadores de la primera generación y evangélicos recientemente fortalecidos, la nueva derecha organizó un conjunto de comités en permanen57
te metástasis: fundaciones, institutos y revistas, concentrados en temas específicos –las negociaciones de desarme nuclear SALT II, el Tratado del Canal de Panamá y el propuesto sistema de misiles MX, así como la política de EU en Cuba, Sudáfrica, Rodesia, Israel, Taiwán, Afganistán y Centroamérica–. Todos estaban ampliamente comprometidos con el desquite por la derrota en Vietnam y la “puñalada por la espalda” de los medios liberales y del público en el interior. También se proponían restaurar un propósito ético a la diplomacia estadounidense. Como lo habían hecho los liberales corporativos, ahora los intelectuales conservadores miraron hacia América Latina para poner a punto sus ideas. La embajadora del presidente Ronald Reagan ante la ONU, Jeane Kirkpatrick, por ejemplo, se concentró sobre todo en América Latina al presentar los principios fundacionales del pensamiento neoconservador moderno. Fue particularmente dura con Linowitz, quien, dijo, representaba el “espíritu internacionalista desinteresado” del “apaciguamiento” –una palabra que vuelve a sonar entre nosotros–. Su informe, insistió, significaba “abandonar la perspectiva estratégica que había conformado la política de EU desde la Doctrina Monroe hasta antes del gobierno de Carter, al centro de la cual había una concepción del interés nacional y una creencia en la legitimidad moral de la defensa”. Al principio, Brookings, el CFR y la Comisión Trilateral, así como la Mesa Redonda Empresarial fundada en 1972 por la flor y nata de los directores ejecutivos, se opusieron al impulso de remilitarizar la sociedad estadounidense, pero, a fines de los años setenta, se hizo evidente que la “normalización” no había logrado resolver la crisis económica global. Europa y Japón no se preocupaban por estabilizar el dólar y las economías de Europa Oriental, la URSS y China eran demasiado anémicas para absorber suficientes cantidades de capital estadounidense o servir a socios comerciales lucrativos. Durante todos los años setenta, firmas financieras como el Chase Manhattan Bank de los Rockefeller se vieron inundadas de petrodólares depositados por Arabia Saudita, Irán, Venezuela y otras naciones exportadoras de petróleo. Tenían que hacer algo con todo ese dinero, pero la economía de EU seguía lenta y gran parte del Tercer Mundo era zona prohibida. Por lo tanto, después de la victoria presidencial de Ronald Reagan en 1980, los responsables políticos e intelectuales de la línea dominante –muchos de ellos auto-descritos como liberales– llegaron a respaldar cada vez más la agenda interior y exterior de la revolución de Reagan: vaciar el Estado de bienestar, aumentar los gastos de defensa, abrir el Tercer Mundo al capital de EU y acelerar la Guerra Fría. Una década después que la Comisión Linowitz proclamara que la Doctrina Monroe ya no era viable, Reagan la invocó para justificar el patrocinio de su gobierno para asesinos anticomunistas en Nicaragua, Guatemala y El Salvador. Unos pocos años después que Jimmy Carter anunciara que EU se había “liberado de ese desmedido temor del comunismo,” Reagan citó a John F. Kennedy diciendo que “la dominación comunista en este hemisferio no será jamás negociada”. Reagan patrocinó ilegalmente a los Contras –los asesinos a los que saludó como “el equivalente moral de los padres fundadores de EU”– y los envió a desestabilizar el gobierno sandinista de Nicaragua. Su gobierno financió escuadrones 58
de la muerte en El Salvador y Guatemala, y unió, por primera vez, a los dos electorados principales de la nueva derecha. Los neoconservadores dieron justificación legal e intelectual a la resurrección por Reagan de la presidencia imperial, mientras la derecha religiosa respaldaba el nuevo militarismo con energía proveniente de la base. Esta asociación fue erigida primero –tal como ha hecho más recientemente en Iraq– sobre una montaña de cadáveres mutilados: 40 mil nicaragüenses y 70 mil salvadoreños asesinados por aliados de EU; 200 mil guatemaltecos, muchos de ellos campesinos mayas, sacrificados en una campaña de tierras arrasadas que la ONU decretó como genocida. EL FIN DE LAS "VACACIONES DE LA HISTORIA" DE LOS NEOCONSERVADORES
El reciente informe del CFR sobre América Latina, que llega precisamente en otro momento de decadencia imperial, parece indicar una vez más un nuevo consenso emergente, similar en tono al de los años setenta, después de Vietnam. El editor de Newsweek, Fareed Zacharia, argumenta en su nuevo libro, The Post-American World, que en cada dimensión aparte de la militar, “la distribución del poder está cambiando, alejándose de la dominación estadounidense” (qué importa que, hace sólo cinco años, en la víspera de la invasión a Iraq, haya insistido en exactamente lo contrario: que vivimos en un “mundo unipolar” en el que la posición de EU es y seguiría siendo “sin precedente”). Para usar una frase de su propio léxico, las “vacaciones de la historia” de los neoconservadores han terminado. El fiasco en Iraq, la caída del valor del dólar, el ascenso de India y China como nuevas potencias industriales y comerciales, y de Rusia como superpotencia energética, el fracaso en el intento de afianzar el Oriente Próximo, precios del petróleo y del gas en vertiginoso aumento –así como precios que se disparan para otras materias primas esenciales y alimentos básicos– y la consolidación de una Europa próspera, han llevado a que se derrumben sus sueños de supremacía global. Barack Obama es obviamente el candidato mejor colocado para alejar a EU del borde de la irrelevancia. Aunque nadie que espere un puesto en la Casa Blanca lo diría en términos tan derrotistas, la tarea histórica del próximo presidente no será ganar la Guerra Global contra el Terrorismo del actual presidente, sino negociar el reingreso de EU a la comunidad de naciones. Parag Khanna, un asesor de Obama, argumentó recientemente que, al maximizar su ventaja cultural y tecnológica, EU puede, con un poco de suerte, asegurarse tal vez una posición como tercer socio en un nuevo orden tripartita global en el que Europa y Asia tendrían acciones por partes iguales, un eco diferente de la posición trilateralista de los años setenta. Hay que olvidar esas analogías con Munich; si el electorado de EU fuera más culto en lo histórico, los republicanos sacarían más provecho al calificar a Obama no ya de Neville Chamberlain, sino de Fernando VII de España o Clement Richard Attlee de Gran Bretaña, cada uno de los cuales presidió sobre la decadencia imperial de su país. De tal modo, hay que preguntarnos: si Obama gana en noviembre1 y trata de implementar un despliegue más racional, menos incandescente en lo ideológico, del poder estadounidense –utilizando tal vez a América Latina como la escena para una MEMORIA 238
DIPLOMACIA QUE RECURRE A “COMILLAS QUE ASUSTAN”
Sólo el hecho de que sea poco probable que la derecha despliegue de nuevo su bandera sobre América Latina no significa que la diplomacia hemisférica de EU vaya a ser desmilitarizada. Después de todo, fue Bill Clinton y no George W. Bush quien, a pedido de Lockheed Martin, revocó una prohibición del gobierno de Carter (basada en recomendaciones del informe de Linowitz) sobre la venta de armamentos de alta tecnología a América Latina. Eso, por su parte, provocó una carrera armamentista imprudente y despilfarradora en el Cono Sur. También fue ClinOCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
ton y no Bush quien aumentó dramáticamente la ayuda militar al asesino gobierno colombiano y a mercenarias corporativas como Blackwater y Dyncorp, escalando aún más la descaminada “guerra contra la droga” de EU en América Latina. De hecho, una rápida comparación entre el informe de Linowitz y el nuevo estudio del CFR sobre América Latina suministra un modo aleccionador para medir hasta qué punto el “establishment liberal” ha pasado a la derecha durante las últimas tres décadas. El CFR aconseja admirablemente a Washington que normalice relaciones con Cuba y colabore con Venezuela, mientras minimiza la posibilidad de que “terroristas islámicos” utilicen el área como escala –una antigua fantasía de los neoconservadores–. (Douglas Feith, ex subsecretario del Pentágono, sugirió que, después del 11-S, EU postergara la invasión de Afganistán y en su lugar bombardeara Paraguay, que tiene una gran comunidad chiíta, sólo para “sorprender” a la suní Al-Qaeda). El informe Linowitz provocó la ira de algunos como Jeane Kirkpatrick, quien escribió que EU no debería tratar de “definir los límites de diversidad ideológica para otras naciones” y que los latinoamericanos “son capaces de evaluar, y lo harán, los méritos y desventajas del enfoque cubano”. El CFR está mucho menos dispuesto a aceptar nuevas ideas. Insiste en presentar a Venezuela como un problema que EU debe encarar a pesar de que el gobierno en Caracas es reconocido como legítimo por todos y es considerado como aliado, incluso estrecho, por la mayoría de los países latinoamericanos. Los latinoamericanos podrán “saber lo que es mejor para ellos mismos”, como concede el nuevo informe, pero Washington sigue sabiéndolo mejor y por lo tanto debería respaldar temas de “justicia social” como un medio para hacer que los venezolanos y otros latinoamericanos se aparten de Chávez. El hecho de que el informe del CFR ponga regularmente la “justicia social” entre aterradoras comillas sugiere que utiliza la expresión sobre todo como un truco de mercadeo –algo así como “la Nueva Coca-Cola”– para indicar que los bancos y las corporaciones estadounidenses están dispuestos a hacer concesiones sustanciales a los nacionalistas latinoamericanos. Hace siete decenios, Franklin Roosevelt apoyó el derecho de los países latinoamericanos a nacionalizar intereses de EU, incluyendo propiedades de Standard Oil en Bolivia y México, diciendo que era hora de que otros en el hemisferio obtuvieran “su justa parte”. Hace tres decenios, la Comisión Linowitz recomendó el establecimiento IMAGEN VIOLETA COVARRUBIAS ACOSTA
nueva política–, ¿provocaría de nuevo el tipo de reacción nacionalista que purgó al rockefellerismo del Partido Republicano, barrió a Jimmy Carter de la Casa Blanca y armó los escuadrones de la muerte en Centroamérica? Ciertamente, ya hay muchos febriles think-tanks conservadores, desde el Hudson Institute a la Heritage Foundation, que doblarían las cruzadas de Bush como un camino para salir del actual lío. Sin embargo, en los años setenta, la Nueva Derecha estaba en ascenso y hoy en día se descompone visiblemente. Luego, podría cargar la responsabilidad al establishment por la profunda y prolongada crisis que afectó a EU, mientras ofrece soluciones –más acumulación de armas, un nuevo empuje hacia el Tercer Mundo y fundamentalismo de libre mercado– que condujeran a gran parte de ese establishment a su órbita. En la actualidad, la derecha reconoce totalmente la crisis junto con su causa más inmediata: la Guerra de Iraq. Incluso si John McCain lograra vencer por un pelo en noviembre, sería el equivalente funcional no de Reagan, que encarnó un movimiento en marcha, sino de Jimmy Carter, tratando desesperadamente de mantener unida una coalición desgastada. El sitio en el que es más evidente la decadencia de la derecha como fuerza intelectual es en los arrebatos de cólera que sufre frente a los progresos de la izquierda –o de China– en América Latina. La vitalidad segura de sí misma con la que Jeane Kirkpatrick utilizó a América Latina para inmovilizar al gobierno de Carter ha sido reemplazada por los chillidos desesperados, de oropel, de la desesperanza. “¿Quién perdió América Latina?”, pregunta Frank Gaffney del Centro para la Política de Seguridad a casi cada persona que encuentra. La región, dice, es ahora “un magneto para terroristas islámicos y un caldo de cultivo para movimientos políticos hostiles. El líder crucial es Chávez, el multimillonario dictador de Venezuela que ha declarado una yihad latina en contra de EU”.
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de un “código de conducta” que definiera las responsabilidades de compañías extranjeras en la región y que reconociera el derecho de los gobiernos a nacionalizar industrias y recursos. El CFR, por el contrario, desprecia los esfuerzos mucho más limitados de Chávez de crear compañías conjuntas con las multinacionales petroleras y no ofrece nada a cambio excepto papilla para bebés. Su recomendación central está orientada a cultivar a Brasil como una posible ancla para un orden hemisférico post-Bush y post-Chávez, e insta a abolir subsidios y aranceles que protegen la agroindustria estadounidense a fin de promover una “Asociación de Biocombustible” con el colosal sector agrícola de Brasil. Se trataría de un desastre medioambiental que llevaría grandes plantaciones mecanizadas cada vez más hacia dentro de la cuenca del Amazonas y no contribuiría en nada a generar puestos de trabajo decentes o a distribuir la riqueza de un modo más justo. Dominado por representantes del sector financiero de la economía de EU, el Consejo recomienda poco que vaya más allá de continuar con las fracasadas políticas corporativas de “libre comercio” de los últimos veinte años y, en este caso, las “comillas que asustan” son justificadas porque lo que están propugnando es tan libre como sólo puede ser la “justicia social” corporativa. ¿UNA DOCTRINA OBAMA?
Hasta ahora, Barack Obama promete poco que sea mejor. Hace unas pocas semanas, viajó a Miami para pronunciar un importante discurso sobre América Latina ante la “Fundación Nacional Cubano-americana”. No se puede decir que haya sido un sitio de reunión auspicioso para un discurso que prometía “involucrar a la gente de la región con el respeto debido a un socio”. Seguramente sus prioridades para la participación humana habrían sido diferentes si se hubiera dirigido no a los acaudalados exiliados derechistas cubanos, sino a un público digamos del tipo de los inmigrantes latinos en Los Angeles que han revitalizado el movimiento trabajador de EU o de familias centroamericanas en Postville, Iowa, donde autoridades de inmigración y del Departamento de Justicia realizaron recientemente una masiva redada en una planta embaladora de carne, arrestando a unos 700 trabajadores indocumentados. Obama pidió una reforma exhaustiva de la inmigración y prometió cumplir con la agenda de las Cuatro Libertades de hace 68 años, de Franklin Roosevelt, incluyendo la socialdemocrática “libertad de la necesidad”. Sin embargo, pasó gran parte de su discurso satisfaciendo a su público cubano. Ignorando el consejo no exactamente radical del CFR, el candidato prometió mantener el embargo contra Cuba. Luego fue más lejos. Sonando un poco como Frank Gaffney, casi acusó al gobierno de Bush de “perder a América Latina” y de permitir que China, Europa y “demagogos como Hugo Chávez” llenen ese “vacío.” Incluso sacó a relucir el espectro de la influencia iraní en la región al señalar que “recién el otro día Teherán y Caracas lanzaron un banco conjunto con sus beneficios inesperados del petróleo”. Sea cual sea la opinión que personalmente se tenga de Hugo Chávez, cualquier diplomacia que afirma que toma en serio la opinión latinoamericana tiene que reconocer una cosa: la mayor parte de los dirigentes de la región no sólo no lo ven como un “problema”, sino que se le han unido en importantes iniciativas económicas y políticas como el Banco del Sur –una alternativa al 60
FMI– y la Unión de Naciones Sudamericanas, modelada según la Unión Europea, establecida hace sólo dos semanas. Cualquier presidente estadounidense que sea sincero en su deseo de ayudar a los latinoamericanos a librarse de la “necesidad” tendrá que trabajar con la izquierda latinoamericana en todas sus variedades. De aún más mal agüero que la pose de Obama sobre Venezuela es su opinión sobre Colombia. Los críticos han señalado hace tiempo que los miles de millones de dólares suministrados a las fuerzas de seguridad colombianas para derrotar la insurgencia de las FARC y restringir la producción de cocaína, cortarían las alas a un fin negociado de la guerra civil en ese país y provocarían potencialmente su escalada a países andinos vecinos. Es exactamente lo que sucedió en marzo pasado, cuando el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ordenó el bombardeo de un campamento rebelde situado en Ecuador (posiblemente con apoyo logístico de EU suministrado desde la Base de la Fuerza Aérea en Manta, lo que da una idea del motivo por el cual Correa quiere transferirla a China). Para justificar el ataque, Uribe invocó explícitamente el derecho de acción preventiva, unilateral, de la Doctrina Bush. Como reacción, Ecuador y Venezuela comenzaron a movilizar tropas a lo largo de sus fronteras con Colombia, llevando a la región al borde de la guerra. Es muy interesante que, en ese conflicto, una abrumadora mayoría de países latinoamericanos y caribeños se haya puesto de parte de Venezuela y Ecuador, condenando categóricamente el ataque colombiano y reafirmando la soberanía de las naciones individuales reconocida por Franklin Roosevelt hace mucho tiempo. No por Obama, sin embargo. Esencialmente apoyó la campaña del gobierno de Bush para transformar las relaciones de Colombia con sus vecinos andinos en algo como las que Israel tiene con la mayor parte de Oriente Próximo. En su discurso de Miami, juró que “apoyará el derecho de Colombia a atacar a terroristas que busquen refugio al otro lado de sus fronteras”. Es igualmente inquietante la aprobación de Obama a la controvertida Iniciativa Mérida, la cual grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional han condenado como una aplicación de la “solución colombiana” a México y Centroamérica, suministrando a sus militares y policías una masiva infusión de dinero para combatir la droga y las pandillas. El crimen es ciertamente un problema serio en esos países y merece una atención considerada. Es escalofriante, sin embargo, que se ponga a Colombia –donde los escuadrones de la muerte han infiltrado todos los niveles del gobierno y donde activistas sindicales y políticos son asesinados regularmente– como modelo para otras partes de América Latina. Obama, sin embargo, no sólo apoya la iniciativa, sino que quiere expandirla más allá de México y Centroamérica. “Debemos presionar también más hacia el sur,” dijo en Miami. Parece que, una vez más, como en los años setenta, los informes sobre la muerte de la Doctrina Monroe son muy exagerados. El autor es profesor de Historia en la Universidad Nueva York. Escribió libros como Empire’s Workshop: Latin America, the United States and the Rise of the New Imperialism y The Last Colonial Massacre: Latin America in the Cold War.
NOTA El presente texto fue escrito antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2008.
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VISLUMBRES
QUERERSE A COSTA DEL OTRO
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Gilad Atzmon
“Como el hombre del sueño que no logra alcanzar al que persigue, el primero no puede escaparse ni el otro adelantar” Homero, Ilíada, XXII.
RETORNO A GRECIA En su estimable libro Looking Awry (Mirando al Sesgo), Slavoj Žižek ofrece una interpretación lacaniana de la paradoja de Aquiles y la tortuga, atribuida a Zenón de Elea1. “La economía de la libido en el caso de Aquiles y la tortuga se hace evidente aquí: la paradoja pone en escena la relación del sujeto con el objeto, causa de su deseo, que nunca puede alcanzarse. Siempre se escapa el objeto deseado”. Nuestro objeto de deseo es siempre esquivo a pesar de nuestros esfuerzos. Aquiles nunca alcanza la tortuga, sólo se le acerca. PESADILLA Hace unos días, en el transcurso de una reunión celebrada en Londres entre personas
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que pasan gran parte de su tiempo trabajando en apoyo a Palestina, una activista destacada, mujer adorable que lleva desde los años sesenta apoyando a este país, nos contó una pesadilla que tuvo en los años ochenta. En su sueño, fue secuestrada y tomada como rehén por los paramilitares libaneses de AMAL2. Mientras los combatientes de AMAL se preparaban para ejecutarla, la activista intentaba desesperadamente persuadirlos de que estaba de su lado, que se encontraba en el sur de Líbano para apoyar a su pueblo y a los refugiados palestinos. En su sueño, para su consternación, sus secuestradores hacían caso omiso de su súplica. La mataban3. La interpretación de la activista de su terrible sueño fue bastante elegante, coherente y válida. Se percató de que sus captores imaginarios le estaban haciendo personalmente responsable de todos los crímenes cometidos por el “hombre blanco”. A los ojos de ella, había
una razón para castigarle. Hasta cierto punto, su razonamiento es similar a la interpretación de Robert Fisk de su propia experiencia en Pakistán en 2001. Después de haber sido agredido por una multitud (real), dijo “Yo, en su lugar, también me habría matado”4. En mis sueños, también fui rehén e, igual que en el sueño de la activista, presto a declarar mi apoyo a los movimientos de liberación y resistencia. En mi alucinación, también fui ignorado o rechazado. Mientras me preparaba para encontrarme con mi creador, me despertaba sudando y descubría que me encontraba todavía entre los vivos. Mis investigaciones sobre este tema me revelaron que el “sueño del activista rehén” es en realidad muy común entre las personas que apoyan los movimientos de liberación islámicos, árabes y palestinos, y aún más extendido entre humanistas y activistas. Tendemos a entender por qué se nos odia tanto. En ocasiones, estamos de acuerdo con ellos porque nosotros mismos estamos molestos con lo que nos asocian. Sin embargo, después de darle vueltas al tema un par de días, se me ocurrió preguntarme por qué razón tienen lugar este tipo de pesadillas. ¿Qué es lo que pone nuestra mente en un estado creativo tan frenético hasta el punto de especular con nuestra propia destrucción a manos del mismo objeto de nuestra solidaridad? Según Lacan, podemos hasta preguntarnos por qué nuestra mente especula con la posibilidad de morir a manos de nuestros objetos de deseo políticos. INTERPRETACIÓN El sueño, como lo entendemos, se halla dentro del mundo de lo inexpresable. Es dentro de nuestros sueños donde se transforman los pensamientos; deseos y temores se transforman involuntariamente en sensaciones, ideas y emociones. Es en el sueño donde el simbolismo, los significados y la identificación explotan en una metralla de dudas y ansiedad.
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Mientras estamos despiertos, decimos muchas cosas, en las que la mayoría de las veces creemos, pero otras veces fingimos y hasta mentimos. Mientras estamos despiertos, exponemos nuestras ideas, reconocemos poseer un sistema de valores morales, también apoyamos ideologías que apenas entendemos. Afirmamos que aceptamos culturas que nos son más bien remotas. Muchos de nosotros apoyamos la lucha afgana, iraquí y palestina de liberación. Algunos de nosotros apoyamos la resistencia islámica, otros los logotipos detrás de la Yihad armada. Sin embargo, mientras dormimos, nuestra mente se libera, a la deriva hacia la integridad, como una polilla que se eleva hacia la luz. En ocasiones, la mente nos insinúa que puede haber alguna verdad que somos reacios a reconocer o afrontar. Mientras dormimos, nuestra mente está dispuesta a confesar (o al menos confesarse) que por mucho que queramos apoyar, aprobar y constatar, el objeto de nuestra solidaridad –es decir los oprimidos– nos es escurridizo. Los oprimidos son extranjeros y por razones obvias: su lengua, sus especias y sus sonidos. Su sistema de valores parece lejano. A veces, es la creencia religiosa lo que se opone a nuestro precepto modernista, racional, laico y “humanista”. En otras ocasiones, es la conciencia de que nuestro objeto de deseo político no es tan amable con las mujeres como nosotros decimos que somos y, como si esto no fuera suficiente, los camaradas de nuestros sueños no parecen “valorar la vida” tanto como nosotros. De alguna manera, experimentamos una total disonancia cognitiva cuando nos obligan a admitir que nuestro objeto de deseo político posee suficiente chutzpah (audacia) para rechazar los logros intelectuales occidentales. Nuestra camaradería no logra ver la luz en nuestro individualismo iluminado tan elogiado. Ni siquiera aprueban nuestros logros tecnológicos. Por lo menos, en el sueño estamos dispuestos a confesar que el objeto de solidaridad no se deja impresionar por nosotros, ni siquiera con nuestra solidaridad. De hecho, por mucho que queramos dar, hay muy poco que él o ella quiera aceptar. DESAFIAR EL AMOR A UNO MISMO Para Lacan5, hacer el amor se puede interpretar como “quererse a través del otro”. En textos anteriores, he escrito que el activismo solidario es “quererse a costa del otro”. Básica-
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mente, nos estamos queriendo a costa de los palestinos y los iraquíes. De la misma manera, el sueño del rehén puede interpretarse como un estallido inconsciente de “autoaborrecimiento a través del otro”. “La inconsciencia es el discurso del otro”, según Lacan, y de hecho es en el sueño del rehén donde estamos dispuestos a reconocer que nuestro objeto de deseo político (el otro) logra adivinar lo que de verdad pensamos. El sueño desafía nuestro “orden simbólico”6 al amenazar nuestra existencia física. La inconsciencia, en ese sentido, funciona aquí como el deseo de reconocer que el otro pueda conocer nuestros secretos más profundos y ocultos. Conoce lo que nos esforzamos en ocultar, hasta de nosotros mismos. El otro, que amenaza con asesinarnos, es un reflejo de nuestra culpa y, sin embargo, debemos recordar que el “otro asesino” es imaginario. Él o ella es un producto de nuestra mente. En el sueño, es nuestra propia mente (inconsciencia) la que intenta desesperadamente combatir nuestras discrepancias políticas, intelectuales y éticas; lo hacemos todo a través de nuestro objeto de deseo político. El sueño del rehén resalta una dualidad devastadora dentro de la psicosis de la izquierda. Confronta el discurso simbólico, que es abrumadoramente consciente, con el miedo inocente de que nuestro proyecto político vital es en vano. En el sueño, yuxtaponemos nuestra racionalidad digital de solipsismo con el otro desconcertante y misterioso, aunque análogo. Mientras estamos despiertos, nos saturamos de simbolismo: insignias, pancartas, pañuelos, banderas, textos, pensadores y declaraciones, pero cuando cerramos los ojos, nuestro propio sentido de la ética y la verdad nos envía un mensaje devastador a través del otro imaginario: cuanto más simbólicos somos, menos auténticos somos. Cuanto más identificamos, menos sentimos. El sueño del rehén es la reacción a nuestra incapacidad continua de conseguir un verdadero vínculo con el sujeto de nuestra solidaridad. Como Aquiles, que se acerca a la tortuga pero nunca la alcanza, el activista solidario, al menos en el sueño, se enfrenta a su incapacidad predestinada de conseguir este vínculo con su objeto de deseo político. Cuantos más lazos de empatía establecemos, cuanto más sacrificamos y damos, más grande es el abismo que amenaza con tragarnos mientras dormimos. El sueño del rehén debe interpretarse como una auténtica llama a la integridad. Es un momen-
to de despertar moral. Es la mente la que exige que sustituyamos nuestro simbolismo vacío con la consciencia ética. El sueño del rehén es un rayo de luz; está allí con el fin de sugerirnos que quizá nunca entendamos nada. Esto probablemente sea el auténtico significado de la verdadera solidaridad, la aceptación del otro como un misterio. El autor es escritor y músico de jazz, residente en Londres. Su último CD se titula In Loving Memory of America. Fuente: Rebelión, 2009. Traducción: Christine Lewis Carroll. NOTAS
Se considera a Zenón de Elea (circa 450 a.c.) autor de varias paradojas, siendo la más famosa la de “Aquiles y la tortuga”. La tortuga retó a Aquiles a una carrera, alegando que ganaría siempre que Aquiles le concediera una pequeña ventaja. Aquiles se rió, ya que era un poderoso guerrero y muy veloz, mientras la tortuga era pesada y lenta. -“¿Cuánta ventaja necesitas?”- le preguntó con una sonrisa. -“Diez metros” Aquiles se rió más que nunca. -“En ese caso, perderás seguro, amigo mío, pero corramos si es tu deseo”. -“Al contrario.”- dijo la tortuga. “Ganaré y te lo demostraré con un simple argumento. Supón que me das una ventaja de 10 metros. ¿Dirías que esos 10 metros los correrías con mucha rapidez?” -“Muy rápidamente,” afirmó Aquiles. -“Y en ese tiempo, ¿cuánta distancia crees que habré recorrido yo?” -“Quizá un metro,no más”- dijo Aquiles después de reflexionar. - “Muy bien, así que ahora hay un metro entre nosotros. ¿Y recuperarías esa distancia muy rápido?” -“¡Rapidísimamente!” - “Sin embargo, en ese tiempo, yo habré recorrido más distancia, de manera que también tendrías que recuperar la misma, ¿verdad?” -“Sí”- dijo Aquiles pensativo. -“Y mientras lo haces, yo habré recorrido más distancia, de modo que tendrás más distancia que recuperar”continuó la tortuga con serenidad. Aquiles no dijo nada. -“Como ves, cada vez que recorres la distancia entre nosotros, yo añado una nueva distancia, por muy pequeña que sea, que tú tienes que recuperar”. -“En efecto”- dijo Aquiles con cansancio, “así es.” -“De forma que nunca me alcanzarás,” concluyó la tortuga con simpatía. “Tienes razón, como siempre”- dijo Aquiles tristemente, y le adjudicó la carrera. 2 Organización política islámica chiíta del Líbano. 3 Sería conveniente en este punto distinguir entre el “sueño del rehén activista” y el “sueño del rehén común”. Mientras que en el primero, el rehén es tomado por el objeto de su solidaridad (el objeto de deseo político), en el segundo, es el llamado “terrorista” quien toma el rehén, lo que suscita sensaciones de ser víctima. 4 Véase http://news.bbc.co.uk/2/hi/south_asia/1699708. stm 5 Jacques Lacan (http://www.lacan.org). 6 Según Lacan, se trata del mundo social de comunicación lingüística, relaciones entre sujetos, conocimiento de convenciones ideológicas y aceptación de la ley. 1
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DEL LUGAR DEL CONFLICTO: ALTERNATIVAS DESDE EL SUR BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS Massimo Modonesi
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ste libro, publicado en México por Siglo XXI y CLACSO, reúne una serie de ensayos de Boaventura de Sousa Santos, sociólogo portugués muy conocido en América Latina por su activismo intelectual vinculado al movimiento altermundista y, en particular, al Foro Social Mundial. Las ideas de De Sousa circularon en la región bajo la forma de ensayos sobre temas variados como la globalización, el multiculturalismo, los derechos humanos, la ciudadanía, la democracia participativa y la universidad. A pesar de la densidad de su obra, no se conocen sus trabajos más teóricos y epistemológicos como tampoco sus investigaciones y reflexiones en sociología jurídica –el campo de especialización y de reconocimiento académico de este autor–. Para colmar esta laguna, la presente compilación –editada oportunamente por José Gandarilla Salgado– presenta un conjunto bien articulado de ensayos epistemológicos de De Sousa Santos, mismo que ofrece una panorámica significativa de una serie de aportaciones al pensamiento crítico que habían pasado relativamente desapercibidas en nuestros países. A modo de invitación a la lectura, sin la pretensión de resumir el pensamiento –elaborado y refinado– de un autor que merece ser leído y pensado, señalaré algunos aspectos particular-
OCTUBRE - NOVIEMBRE 2009
mente significativos y relevantes que aparecen a lo largo de los ensayos que conforman este libro y, para terminar, esbozaré una consideración problematizadora y tendencialmente crítica con la finalidad de enriquecer el necesario debate sobre la perspectiva epistemológica avanzada por De Sousa Santos. En la medida en que da nombre al libro en su conjunto, hay que destacar que De Sousa plantea una perspectiva o un ángulo epistemológico, el Sur, el cual define como lugar de construcción de conocimiento: un Sur que no se reduce a la geografía física sino que remite a un cruce entre cartografía espacial y sociopolítica. Para el sociólogo portugués, el Sur es “una metáfora del sufrimiento humano sistemáticamente causado por el colonialismo y el capitalismo” que incluye el Sur del Norte y excluye el Norte del Sur, es decir incluye los subalternos del primer mundo y excluye los dominantes y sus “prácticas locales de complicidad”. Aún insertándose en la corriente posmoderna, De Souza promueve explícitamente un “posmodernismo de oposición”. Esta variante del posmodernismo está fincada en la idea de superación de la dialéctica moderna entre regulación y emancipación, caracterizada por la expansión de las expectativas de futuro, las cuales exceden y avasallan
LIBROS las experiencias del presente. Por el contrario, una inversión de sentido que contrajera el futuro y expandiera del presente permitiría, según el autor, la realización plena de las experiencias como fundamento de lo social y una relación equilibrada con las expectativas. Su oposición al posmodernismo dominante –que el autor llama “celebratorio”– se asienta en la defensa de la permanencia de proyectos colectivos de emancipación, promoviendo su pluralidad y su articulación no jerárquica; de la persistencia de utopías “realistas”; de la valoración de la ética frente al relativismo y de la política frente al conformismo. De Sousa considera vigentes las aspiraciones modernas de libertad, igualdad, solidaridad y dignidad y, por lo tanto, sostiene la pertinencia del análisis de las relaciones de poder y de las estructuras de dominación frente al reduccionismo discursivista posmoderno. El acercamiento posmoderno de oposición propuesto por De Sousa se vierte en la propuesta de una “sociología de las ausencias” que, recuperando la idea de “aún no” de Ernst Bloch, asuma el desafío de explicar las razones de la aparente no-existencia de fenómenos, sujetos y saberes negados por las estructuras de poder y de dominación y, al mismo tiempo, evidenciar las potencialidades de su afirmación posible en función de su visibilización y fortalecimiento interno. La alternativa a la “ceguera” de la ausencia es la “visión” de la emergencia –real y posible– de “ecologías de saberes” subalternos por medio de una “sociología de las emergencias”. Si las
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ausencias remiten a las experiencias existentes, las emergencias proyectan las experiencias posibles y las expectativas. Como corolario operativo de este doble acercamiento cognoscitivo, De Sousa propone un trabajo sistemático de “traducción” entre proyectos parciales de emancipación que permita una “inteligibilidad recíproca” sin pretensiones hegemónicas de uno sobre otro y que dé cuenta de un patrimonio mundial: el sentido común emancipatorio del “cosmopolitismo subalterno”. En términos epistemológicos, frente a la “razón indolente” de la modernidad, De Sousa avanza la idea de “razón cosmopolita”. Asumiendo la inevitable parcialidad de los proyectos, el autor invita a la elaboración de manifiestos que expliciten la visión de una serie de “subjetividades desestabilizadoras”, orienten su “acción rebelde” y promuevan sus “saberes solidarios”. Por medio de la traducción, el sociólogo portugués asume que puede elaborarse una “teoría de la imposibilidad de una teoría general” que alimente las resistencias y oriente las alternativas. El posicionamiento epistemológico sureño se nutre, a decir de De Sousa, de un “poscolonialismo de oposición”. Por una parte, recupera de la corriente poscolonial la perspectiva de las relaciones de poder asimétricas y sus reverberaciones y persistencia hasta la actualidad. Por la otra, cuestiona un aspecto central del poscolonialismo dominante: el desdibujamiento de la visibilidad del capitalismo como eje de organización societal a escala local y mundial. El pensamiento de De Sousa es sin duda sólido y sugerente y tiene la virtud de nutrirse de las reflexiones surgidas en el seno de los movimientos altermundistas y, viceversa, esbozar
elaboraciones sistemáticas de sus intuiciones. Al mismo tiempo, las teorizaciones elaboradas en el libro que reseñamos son formuladas con rigor y con una originalidad fuera de lo común. Por último, se posicionan claramente del lado de la crítica y de la búsqueda de alternativas radicales. Sin embargo, al margen de su valoración de conjunto, varios aspectos de su propuesta teórica merecen ser discutidos y cuestionados en aras de alimentar el debate sobre las alternativas que ronda el pensamiento crítico de nuestro tiempo. Por obvias razones de espacio, me limitaré a señalar una sola cuestión que salta a la vista a la hora de terminar el recorrido teórico y epistemológico sugerido por De Sousa. Si bien De Sousa se posiciona claramente en el Sur, con los subalternos, y señala a las relaciones de poder y el capitalismo como dispositivos fundamental de organización de la dominación, en el fondo elude el problema del conflicto. No sólo no lo coloca en el centro del análisis sino que lo diluye discursivamente, asumiendo la emancipación como resultado, saldo y producto más que como proceso de lucha. Prueba de ello es que las “alternativas” que aparecen sugeridas aquí y allá en los ensayos que componen el libro aparecen como emergencias milagrosas de la potencia experiencial de las subjetividades sureñas y no aparecen supeditadas a una modificación substancial de la correlación de fuerzas que no puede no derivarse de un enfrentamiento que comporta cierto grado de violencia. En este sentido, a la referencia al capitalismo de De Sousa no corresponde una reflexión ni una alusión al anticapitalismo, sino directamente la mención de una serie de experiencias eventualmente poscapitalistas
(democracia participativa, sistemas alternativos de producción, justicias y ciudadanías multiculturales, biodiversidad-saberes rivales y derechos de propiedad, nuevo internacionalismo laboral). No es casual que el marxismo –y más aún los marxismos– sea liquidado por el autor en su versión simplificada, quedando de Marx sólo el espíritu crítico. Como contraparte de esta liquidación, las subjetividades a las que se refiere De Sousa aparecen sólo nominalmente rebeldes y subversivas en tanto no aparecen surgidas de procesos de luchas que no se contemplan como escenarios fundamentales de construcción de experiencias y saberes. Se desdibujan las mediaciones y los procesos de tránsito entre el adentro de la dominación y el afuera de las alternativas. Corrobora esta hipótesis el hecho que la noción de “subalterno” –muletilla de la corriente poscolonial– es asumida sin problematización conceptual y pretende abarcar y significar tanto a la subordinación en el orden capitalista poscolonial como la autonomía de las resistencias y las alternativas. Entre medio, entre la subalternidad y la autonomía, entre el capitalismo y su superación, entre subordinación y emancipación, desparece el antagonismo, la experiencia de la insubordinación. Sin embargo, como lo demuestran los movimientos de la última década, en el Sur la lucha no deja de ser un lugar estratégico, epistemológica y políticamente. Boaventura de Sousa Santos, Una epistemología del Sur, CLACSO-Siglo XXI, México, 2009. El autor es profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Leyendas del mapa: Felices, sanos y sostenibles: colores verdes y amarillos, en naranja los intermedios y en rojo los peores y más infelices.
RANKING DE FELICIDAD DE LOS PAÍSES ¿Qué pasaría si, en vez de usar el PIB, la inflación o la tasa del paro como índices para comparar países, usáramos la salud, la felicidad y la huella ecológica de la gente que vive en los mismos? Posiblemente los resultados nos darían una visión distinta a la que tenemos y los países del G8 también serían distintos. La New Economics Foundation ha confeccionado el Happy Planet Index o, lo que es lo mismo, el ranking de felicidad de los países. Con el resultado obtenido ha confeccionado este espectacular mapa. Para elaborarlo se ha usado, además de la felicidad, el nivel de satisfacción personal, el aumento de la expectativa de vida y su relación con el medio ambiente.
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Fuente: Destellos de Inspiración, 15 de julio de 2009.
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ausencias remiten a las experiencias existentes, las emergencias proyectan las experiencias posibles y las expectativas. Como corolario operativo de este doble acercamiento cognoscitivo, De Sousa propone un trabajo sistemático de “traducción” entre proyectos parciales de emancipación que permita una “inteligibilidad recíproca” sin pretensiones hegemónicas de uno sobre otro y que dé cuenta de un patrimonio mundial: el sentido común emancipatorio del “cosmopolitismo subalterno”. En términos epistemológicos, frente a la “razón indolente” de la modernidad, De Sousa avanza la idea de “razón cosmopolita”. Asumiendo la inevitable parcialidad de los proyectos, el autor invita a la elaboración de manifiestos que expliciten la visión de una serie de “subjetividades desestabilizadoras”, orienten su “acción rebelde” y promuevan sus “saberes solidarios”. Por medio de la traducción, el sociólogo portugués asume que puede elaborarse una “teoría de la imposibilidad de una teoría general” que alimente las resistencias y oriente las alternativas. El posicionamiento epistemológico sureño se nutre, a decir de De Sousa, de un “poscolonialismo de oposición”. Por una parte, recupera de la corriente poscolonial la perspectiva de las relaciones de poder asimétricas y sus reverberaciones y persistencia hasta la actualidad. Por la otra, cuestiona un aspecto central del poscolonialismo dominante: el desdibujamiento de la visibilidad del capitalismo como eje de organización societal a escala local y mundial. El pensamiento de De Sousa es sin duda sólido y sugerente y tiene la virtud de nutrirse de las reflexiones surgidas en el seno de los movimientos altermundistas y, viceversa, esbozar
elaboraciones sistemáticas de sus intuiciones. Al mismo tiempo, las teorizaciones elaboradas en el libro que reseñamos son formuladas con rigor y con una originalidad fuera de lo común. Por último, se posicionan claramente del lado de la crítica y de la búsqueda de alternativas radicales. Sin embargo, al margen de su valoración de conjunto, varios aspectos de su propuesta teórica merecen ser discutidos y cuestionados en aras de alimentar el debate sobre las alternativas que ronda el pensamiento crítico de nuestro tiempo. Por obvias razones de espacio, me limitaré a señalar una sola cuestión que salta a la vista a la hora de terminar el recorrido teórico y epistemológico sugerido por De Sousa. Si bien De Sousa se posiciona claramente en el Sur, con los subalternos, y señala a las relaciones de poder y el capitalismo como dispositivos fundamental de organización de la dominación, en el fondo elude el problema del conflicto. No sólo no lo coloca en el centro del análisis sino que lo diluye discursivamente, asumiendo la emancipación como resultado, saldo y producto más que como proceso de lucha. Prueba de ello es que las “alternativas” que aparecen sugeridas aquí y allá en los ensayos que componen el libro aparecen como emergencias milagrosas de la potencia experiencial de las subjetividades sureñas y no aparecen supeditadas a una modificación substancial de la correlación de fuerzas que no puede no derivarse de un enfrentamiento que comporta cierto grado de violencia. En este sentido, a la referencia al capitalismo de De Sousa no corresponde una reflexión ni una alusión al anticapitalismo, sino directamente la mención de una serie de experiencias eventualmente poscapitalistas
(democracia participativa, sistemas alternativos de producción, justicias y ciudadanías multiculturales, biodiversidad-saberes rivales y derechos de propiedad, nuevo internacionalismo laboral). No es casual que el marxismo –y más aún los marxismos– sea liquidado por el autor en su versión simplificada, quedando de Marx sólo el espíritu crítico. Como contraparte de esta liquidación, las subjetividades a las que se refiere De Sousa aparecen sólo nominalmente rebeldes y subversivas en tanto no aparecen surgidas de procesos de luchas que no se contemplan como escenarios fundamentales de construcción de experiencias y saberes. Se desdibujan las mediaciones y los procesos de tránsito entre el adentro de la dominación y el afuera de las alternativas. Corrobora esta hipótesis el hecho que la noción de “subalterno” –muletilla de la corriente poscolonial– es asumida sin problematización conceptual y pretende abarcar y significar tanto a la subordinación en el orden capitalista poscolonial como la autonomía de las resistencias y las alternativas. Entre medio, entre la subalternidad y la autonomía, entre el capitalismo y su superación, entre subordinación y emancipación, desparece el antagonismo, la experiencia de la insubordinación. Sin embargo, como lo demuestran los movimientos de la última década, en el Sur la lucha no deja de ser un lugar estratégico, epistemológica y políticamente. Boaventura de Sousa Santos, Una epistemología del Sur, CLACSO-Siglo XXI, México, 2009. El autor es profesor de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Leyendas del mapa: Felices, sanos y sostenibles: colores verdes y amarillos, en naranja los intermedios y en rojo los peores y más infelices.
RANKING DE FELICIDAD DE LOS PAÍSES ¿Qué pasaría si, en vez de usar el PIB, la inflación o la tasa del paro como índices para comparar países, usáramos la salud, la felicidad y la huella ecológica de la gente que vive en los mismos? Posiblemente los resultados nos darían una visión distinta a la que tenemos y los países del G8 también serían distintos. La New Economics Foundation ha confeccionado el Happy Planet Index o, lo que es lo mismo, el ranking de felicidad de los países. Con el resultado obtenido ha confeccionado este espectacular mapa. Para elaborarlo se ha usado, además de la felicidad, el nivel de satisfacción personal, el aumento de la expectativa de vida y su relación con el medio ambiente.
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Fuente: Destellos de Inspiración, 15 de julio de 2009.
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