Microcuentos del Concurso: “Conviértete en Molinero”
El amor, ¿saben lo que es el amor? El amor es una institución, el órgano del poder soberano de mi corazón, un cascabel que me despierta en la mañana, una sextilla azucaradesfogues, una cometa que deja volar mi alma surcando libremente los cielos del globo terráqueo, por eso hay que creer en el amor, porque ya lo dice el refrán, el amor es el espejo del alma. Segundo Valmorisco
La bola del mundo está repleta de layaechaderos, que viven como cometa al viento y más de una vez han soñado con ser saxofonistas. Sueños que se van apagando cuando la familia, la escuela o cualquier institución les marcan el camino "correcto" porque ¿Para qué ser saxofonista cuando podrías ser abogado o economista? Suelta ese cacharro, les dice la voz de la conciencia mientras que una débil fantasía les empuja a un precipicio en el que más vale tarde que fuerza. Moraleja: ¿Quieres ser saxofonista? ¡Persigue tus sueños! Estefanía Vera
Hay seres de vida alegre, perezosos, jaricaflauteros que no tienen nunca en cuenta eso de «los últimos serán pecadores». A ellos no les supone un conflicto dejar el experimento de tinción, la recolección del pomelo o la edición crítica de una sextina. Les da igual su profesión, les da igual que esa prueba, ese zumo o ese texto puedan salvarnos. Serían capaces de pasar toda su vida procrastinando, felices, como una cometa que surcara todo el globo en un bucle infinito. Y así nos va. Diego Román Martínez
La sexagenaria anacoreta descendió desde su gruta hacia la orilla para otear el horizonte, como hacía cada mañana desde que esperaba el final de esta humanidad egoísta y despiadada, el apocalipsis. El sol despuntaba el alba. Nada había extraño, salvo una sucia botella en la arena que reclamó su atención. El mensaje contenido era rotundo y esclarecedor: “Ministerio Oficial para la Limitación de Infundios Nagualizasurgidores y Otoñamadreselvas (M.O.L.I.N.O.) Esta institución ratifica la nulidad de la teoría maya. Ningún cometa impactará contra el globo terráqueo en los próximos 27.000 años; esta cultura antigua se limitó a pronosticar el solsticio de invierno mediante mediciones astronómicas y representarlo en su calendario. Finaliza el estado de excepción. La población debe retomar la actividad habitual sin objeciones.” La eremita, abocada a habitar un mundo hostil y mezquino, enrolló la ajada cuartilla y, devolviéndola a las olas, musitó: “piensa mal y déjala correr”. Ensalada de Palabras
"Fue valiente la saxofonista señores: despegó su música cual cometa del suelo, y arrastrada por el viento, chocó contra la gris institución rebosante de papayunteros. Se habían aferrado a un viejo globo terráqueo pensando que con ello controlarían el mundo pero ella vino a interpretar justicia. Como REía con el SOL MI intrépida /intérprete/ que caSI interrumpió LA melodía cuanDO el FAmoso edificio se derrumbó. ...ya saben que si a buen entendedor... (ríase la gente por babor, no por estribor)." Jacinto Solanas
Solía sentarme en una vieja y pesada silla de madera a mirar la calle y vigilar mis plantas. Una valla separaba mi jardín del patio del vecino desde el que se colaba un olor intenso,al que ni mis flores lavanda, rosa y saxífrga no podían frenar. Seguro la alberca del vecino estaba totalmente podrida, como siempre. Mis riñones ya acusaban la edad de mi cuerpo, pero no podía dejar de pensar en mi vecino, alto, de aspecto reservado, era una institución en el barrio. Muy circunspecto, pero en el fondo, un obispaperedas como cualquier otro burócrata. Seguro aplicaba eso de que "el que no llora justifica los medios" para ocultar sus fechorías con impacto en todo el globo terráqueo. Esa paranoia me entretuvo toda la tarde, justo antes de que me sobresaltara el ruido de unos niños sobre el otro lado de la calle volando un papagayo. Mariangela Petrizzo
Mi abuela no oye bien y además tiene un principio de sinestesia, así que en vez de usar algún aparato para su problema, le basta con dibujarlos, por lo que yo la llamo "mi querida garabateaudioprótesis". Hoy le pregunté si quería venir a volar cometas conmigo, que se dejase de tanto observar la bola del mundo, que no iba a descubrir ningún país nuevo. Es un poco gruñona, así que me respondió que si estuviera bien, en vez de acompañarme lo que haría sería usar su florete contra todo miembro de la institución de gobierno en una zona de sus cuerpos demasiado obscena para pronunciarla delante de mí, lo que les causaría sin ninguna duda sacrocoxalgia. Vio mi cara de decepción ante su negativa y utilizó uno de sus famosos refranes, “Nunca llueve a gusto de pulgas”. Sí, así es como me llama, pulga. Pablo Grande
Don Pedro era toda una institución en el hospital. Desde hacía años, su presencia estrafalaria formaba parte de cada rincón del centro. A la hora del bocadillo, se le veía volando una cometa que hacía sonreír a los niños ingresados en la planta cuarta. Adyacente a su despacho se encontraba la consulta de sexología, la cual era motivo de sus más variadas chanzas. A veces se apostaba en el quicio de la puerta, con aires de gran conocedor del mundo y lanzaba sentencias incoherentes que dejaban perplejos a los pacientes de la sexóloga: “De tal palo tal tiña”. Otras veces, les soltaba un improperio figurado, que provocaba gran culpa y vergüenza, mayor cuanto más incomprensible era: ¡repagañaques! Después reía como un niño. Por eso, el día que la sexóloga trabajó tranquila toda la mañana, un aire lúgubre inundó el Hospital y los niños lloraron de ver el cielo sin colores. Mª Gema Solanas
¿Cómo hacer una SEXTINA si yo no tengo ninguna creatividad? Leo y releo la definición... pero nada. Miro el GLOBO TERRÁQUEO intentado inspirarme... pero nada. Mi madre habla de salud, de un dolor de un tal "HIPÓFISIS"... ¡Menuda INSTITUCIÓN! Como para pedirle ayuda... me llamaría CACHUNCADEXTRANES y me haría estudiar otra vez la definición, pero así no haría mis deberes... pero nada. ¿Pues sabes qué te digo? Que "A CABALLO REGALADO, AMANECE MÁS TEMPRANO". Mañana lo intento después de desayunar, que sólo es viernes y los deberes siempre se hacen en el último momento. Me podía haber ido con mi hermano a volar la COMETA... Total, toda la tarde delante del cuaderno en blanco... para nada. Katia Pedreira
Mi familia era como una institución de gatos. Cuando queríamos ir a la nieve, siempre había alguno que decía ¿y si nos helamos de frío? Nunca quería decirles nada, solo respiraba tranquila y a regañadientes decía ¡quenchacheapófisis! ¿Por qué siempre se quejan? Un día salimos a la calle y había una gran actuación en la plaza del pueblo. El murmullo del gentío nos hizo acercar a un escenario pequeño donde había música de magia. Era un auténtico vate, recitaba poemas a la vez que adivinaba los murmullos mentales de cada niño. El mago muy atrevido dijo que quien dijese un número séxtupla de 9 ganaría un viaje en cometa por todos los sitios de nieve de una bola del mundo mágica. Y como "el que calla no mama" mi cabeza se precipitó a pensar. Muerta de miedo sabría que la mirada del vate se posaría en mí, al menos mis clases de matemáticas habrían hecho efecto al pensar en el 54. Nos escogió, a mi familia y a mí y espolvoreó sobre nosotros arena con purpurina de colores. Cohetes salieron de allí y de repente estábamos en una cometa volando por las colinas de nieve. Jamás lo olvidaré. Cristina Aguilar
En aquella bahía, no muy lejos de la posada, se reunía el grupo que denominaban algunas lenguas LOS INTUITIVOS. El porqué de dicho calificativo, nadie lo sabía. Algunas lenguas, las malas, decían siempre, al hablar de este grupo, aquella frase sentenciosa, a saber: ‘los ojos son el espejo de qué careces’ y toda persona que la escuchaba se quedaba con mayor misterio sobre aquel grupo. ¡Remostecenitrificaciones!, decía Wansifeo, el más ilustre de a comunidad. A la par, una cometa violeta y azul surcaba el cielo. Siempre sucedía así. Doble misterio. Marcela - la socorredora, la llamaban en tono de burla- me había citado para hablar del misterio. Una antigua bola del mundo presidía su mesa de trabajo. Decían de ella también que la dominaba una cierta concupiscencia. Yo estaba, lo comprenderéis, que me invadía un oscuro desasosiego. Isa R
Las taquilleras de cine son una institución. No se te ocurre llamar maturrangueamaderadas a esas trabajadoras, que hacen lo que todo el mundo espera que hagan, por mucho que te cabree el precio de las entradas. Después de la tempestad manzanas traigo: ese era el título de la peli que te apetecía ver a pesar de que no te gustaban las de autosuperación. Promocionaban la historia como una de esas infraheroicidades del cambio de siglo, mas el título daba pie a tu particular mayéutica para colegirla de risa. Era tu sexta intentona de echar a volar la cometa del humor un rato aunque, dado tu carácter, habría de ser a oscuras y a propósito de una ficción. Marta Graupera Sanz
La tarde era ventosa, pero el sol se adivinaba tras varias cortinas de nubes grises. Un hombre volaba su cometa en la playa. El viento salado le golpeaba el costado mientas jugueteaba con el hilo que se alzaba furioso a algún lugar entre el cielo y la tierra. Los pensamientos, rimados en sextinas, iban y venían al ritmo de las ráfagas de aire. "¿Por dónde queda Peseta?" Oyó la pregunta desdibujada por el viento. Al girarse vio a un niño de no más de seis años. "Todos los caminos conducen a Peseta", respondió sin pensar. "Voy allí a tomar posesión de mi cátedra de ontología". "¡Ya no hay institución que expida esa cátedra, atortujalienzas!". "Sí, sólo en Peseta". El hombre entornó los ojos antes de alzarlos al sol. Cuando bajó la vista al suelo el niño había desaparecido, rápido, como desapareció Peseta, su hogar, años atrás, tras la explosión nuclear. Paco Gascón
"La quería. Pero él no la había visto nunca. Estaba encerrado en esa institución psiquiátrica, en esa celda. Pensó en enviarle una sextina en código morse a través del tabique. Temía por los sofrecotillos de los celadores pero ¡caramba! ¡Un día es una vez! Así que cogió el globo terráqueo de la mesita y escogió el idioma de uno de los países al azar, girándolo alocadamente. Al fin y al cabo no sabía la identidad ni la procedencia de su vecina. Escribió sus puntitos y rayitas en la tela de la cometa y con sus nudillos golpeó la pared. La respuesta criticó la falta de acierto en la rima y le propuso terminar el tercer verso con punto punto raya. Él, muy egocéntrico, le hizo cruz y raya". David Ventura M.
¡Por fin iba a verlo en persona! Aquel saxofonista era toda una institución. Había viajado por todo el globo terráqueo dando conciertos sin que existiera entre ellos duplicidad alguna. ¡No había dos iguales! Me dije: "no dejes para mañana lo que vieres". Escogí asiento y me dispuse a deleitarme con aquellas melodías exquisitas que estaban a punto de brotar de aquel portentoso instrumentista. - Bienvenidos, damas y caballeros, licenciados y tizabróculis de poca monta, casados y solteros - se presentó. Esta vez escucharéis un concierto aéreo. Y dicho esto, descubrió una gran cometa a la cual estaba sujeto por unos arneses, la lanzó al aire y... ¡comenzó a elevarse majestuosamente! Escuchamos los primeros compases, que poco a poco fueron fundiéndose en el espacio, hasta desaparecer completamente. Fue el concierto más increíble de mi vida, aunque también el más corto. Nunca más supimos qué fue de él. Enrique Viñé