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CONCIERTOSCOMUNIDADVALENCIANA Surforama
Sala: Repvblicca (Mislata) Fecha: 02/03.06.2023
Promotor: El Mico Entertainment
Volvía el Surforama, con otro cartel deslumbrante y un “sold out” colgado de las taquillas. Hace años que el festival, sin dejar de mirar a la playa, embarca en su tripulación propuestas más garageras, juntando tantas camisas hawaianas, como camisetas de los Cramps. La cola inicial para comprar tickets -la única de todo el fin de semana, la organización está, cada año, más afinada- estuvo amenizada por Branquias Johnson, one (big) man band loquísimo, testigo privilegiado de las primeras cervezas, los primeros chapuzones y los reencuentros, aún de día, de la familia surforamera. Primera ola, la banda neoyorkina Miranda & the Beat, nos visitaban en su gira europea. Guitarras crudas, teclas hipnóticas y una voz de gran dama, nada podía salir mal. Después de la primera sesión instrumental del fin de semana, a cargo de los estupendos Tiki Phantoms, llegaban las brujas californianas, sobrinas de Gun Club, L.A. Witch, antes de la primera ola grande del viernes. Los tejanos Ugly Beats, tiraron de repertorio propio y versiones escogidas para conquistar ese territorio, entre las melodías luminosas y la energía rockera. Luces fuera, ahí estaban, cinco años después de decirnos “a Link Wray” en este mismo festival, Wau y los Arrrghs!!! Veinte segundos después, toda la peña estaba, como loca, coreando Delincuente, se iba a liar a base de bien. En forma y engrasados, como si llevasen un mes de gira, echaron monedas a la gramola y mantuvieron la sala patas arriba en un concierto inolvidable de la que es, para muchos -entre los que me cuento- la mejor banda de garage del siglo XXI. La matinal del sábado, a la vora de la mar, además de la Gran Orquesta del Surforama, traía a La Pérgola dos bandas de la capital. De las cenizas de los añorados Baby Horror surgieron Generador, el hijo que Poison Ivy y Johnny Cash nunca tuvieron y que junto a The Five Cannons, otros veteranos, le pusieron un toque tupé y bailongo al aperitivo. Los Exotics Roosters daban la bienvenida en la terraza y abrían, en el escenario Nookie Edwards, Llobarros. Instrumentales de chilaba y espardeña, sin levantar el pie del acelerador, esa receta suya mediterránea e infalible y, por si fuese poco, el Espectáculo con mayúsculas, de una bailarina que debe ser, desde ya, la cuarta llobarra. Turno para los enmascarados, desde México, finísimo ejercicio instrumental a cargo de Dr. Tritón, seguidos de la pandilla de simios universitarios. The Kongsmen son la banda ideal para el baile de fin de curso más loco que te puedas imaginar, frat-rock, directo, bailongo y divetidísimo. Bolazo. Se acercaba la última ola, la grande, pero antes llegaban The Kaisers. Los escoceses bordan ese rollo Beatles-puestos-de-esteroides que le va tan bien a esta clase de carteles. Hora de las últimas visitas al tenderete de Sleazy Records, otros benditos clásicos del festival y el tiempo justo para apurar un cigarrillo fuera con esa sensación de que nos esperaba algo grande. Última ola. Desde sus tumbas en la soleada California -única actuación en Europa- volvían The Mummies. Han pasado treinta años desde que publicaron la obra maestra del lo-fi, el perturbador y genial Never been caught y esa colección de canciones sobre comida, guadañas y chicas continúa siendo infalible. Desde los primeros acordes de Come on up a los últimos de Jezabel le sacaron brillo a lo más oscuro del género con un público completamente entregado. Por cierto, igual patino, pero aseguraría que las únicas tres veces que estos tíos han tocado en España, lo han hecho en la Comunitat Valenciana, que tome nota la peña por ahí. Terminados los bolos, distinguidos maestros de la aguja y el plato mantuvieron la fiesta hasta la madrugada. El año que viene será la vigésima edición, número redondo, así que, chicas y chicos, id echando la carta a los Reyes. carlos del sol