Publicación el cuerpo en la ciudad dic2014

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EL CUERPO EN LA CIUDAD Discursos y representaciones de la experiencia espacial en el territorio

CFG el cuerpo en la ciudad. Facultad de arquitectura y urbanismo Universidad de chile


El Cuerpo en la Ciudad: Discursos y Representaciones de la Experiencia Espacial en el Territorio. Curso de Formación General Universidad de Chile Facultad de Arquitectura y Urbanismo

@2014 El Cuerpo en la Ciudad

Primera Edición, Diciembre 2014 Santiago, Chile Dirección Editorial y Contenidos Mónica Díaz V. Imagen de portada Ignacio Monroy P. Estudiantes Participantes Marcela Baesler Valentina Bravo Simón Cárdenas Ignacia Carramiñana Macarena E. Díaz Gabriel Fuenzalida Tamara Luengo Leda Muñoz Camila Olmedo Carolina Salgado Simonne Wall Alejandra Zapata Equipo Docente Profesora: Mónica Díaz V. Ayudante: Ignacio Monroy P.


Esta publicación fue realizada con mucho cariño y trabajo. Si vas a reproducirla o extraer algún contenido no olvides referenciar a sus autores.


índice Algunas Palabras Previas Acerca de la Utilidad de la Reflexión Ignacio Monroy Piñeira 07 Hablemos de cuerpo: Hacia la construcción de un discurso encorporado Mónica Díaz Vera 09 Parte 1. Cuerpo, Memoria E imaginarios La memoria de lo cotidiano: Historias de un cuerpo ausente. Ignacia Carramiñana 13 Memoria corporal-perceptual: La exageración del recuerdo. Alejandra Zapata 19 Arquitectura para la memoria: Hacia un enfoque háptico en la enseñanza del pasado. Gabriel Fuenzalida 27

Parte 2. Cuerpo en tránsito Experiencia corporal en a transición corporal urbano rural. Valentina Bravo 33

La espacialidad del descanso. Leda Muñoz 39


La cotidianidad del cuerpo: Técnicas y movimientos a través de la rutina diaria. Simón Cárdenas 45 La masa temporal: Prácticas y técnicas en torno a la agrupación de individuos. Simonne Wall 57 Parte 3. Cuerpo, sexo y espacio público Relaciones sensuales-sexuales en el espacio público. Macarena E. Díaz 65

Atmósferas Sexuales: Búsqueda de espacialidades propicias para la interacción sexual. Camila Olmedo 71 La seducción en el espacio público. Marcela Baesler 81 Parte 4. Cuerpo frágil El cuerpo comprimido: Experiencia espacial en el metro de Santiago. Tamara Luengo 89 La espacialidad del miedo Carolina Salgado 95

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algunas palabras previas


acerca de la utilidad de la reflexión Ignacio Monroy Piñeira Equipo Docente

Siendo la enseñanza de la arquitectura una preparación para una actividad eminentemente práctica, concreta, urgente, pareciera ser, para la opinión del general entre quienes nos dedicamos a ella, que el trabajo de ejercitar la habilidad de comprender su quehacer como una articulación de reflexiones acerca de la realidad física del mundo que nos rodea es academicismo improductivo, detención de la maquinaria del diseño, de la faena, de la obra. Sin embargo, atisbo que al poner diseño y teoría sobre la mesa podría realizarse una “asignación de pragmatismos” en la dirección contraria. Tiendo a creer que en la arquitectura la única práctica que se realiza es el pensamiento, más específicamente los procedimientos a través de los que generamos representaciones de la experiencia pues lo otro, la vieja práctica de edificar, le pertenece al hombre en su ser más íntimo, ahí donde la arquitectura todavía no se piensa. Al pensar en las vastas extensiones del territorio en donde la superficie del mundo se sigue habitando desde lo vernacular, en la corta historia que la moderna figura del arquitecto que diseña ha podido construirse, en la urgencia con que los seres humanos, todos y cada uno de nosotros, tratamos de darnos un lugar en el mundo, intuyo que la arquitectura, el verdade-

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ro centro de gravedad de aquella palabra, se trata más de un modo particular de emitir una opinión acerca de la realidad, un juicio intencionado, una manera tal o cual de llevarse a cabo un obrar que, en presencia o ausencia de la figura del arquitecto será ejecutado de todos modos y en donde la idea de saber proyectar se acerca más bien a la simple posibilidad de articular un lenguaje que organice un sistema de alteraciones de lo dado. Así, creo toda arquitectura es pensamiento profundo, reflexión acabada a través de la necesidad innata de edificar acerca de las posibilidades de ejercer una modificación en lo habitado, de acuñar un signo, de arrojarse al mundo. El ser más profundo del ser humano ya se encuentra realizado en la faz de la tierra en el mismo momento en que se vive a sí mismo a través del proceso de ordenar los objetos que le son dados. Sólo nos queda pensar. Acerca de las alternativas para llevar a cabo este ordenamiento es de lo que consiste el diseñar como lo hemos comprendido para presentar este cúmulo de reflexiones sobre la ciudad. Es desde esta perspectiva que hemos tratado de realizar las breves reflexiones que este documento reúne. Cada tema ha sido planteado como una opinión corporal del espacio de la ciudad desde la habilidad que ha demostrado cada estudiante tener para plantear reflexiones acabadas y originales acerca del espacio circundante, con la garantía de verdad que nos ha permitido el trabajo de observar desde la experiencia de nuestros cuerpos, desde lo cierto de los fenómenos percibidos con una agudeza de los sentidos que hemos comprendido como el principal aprendizaje que nos convoca, pero fundamentalmente desde el ejercicio de plantearnos como arquitectos que realizan el principio y el fin de su cometido en la pura y sincera observación del estar en el espacio del hombre.


Hablemos de cuerpo Hacia la construcción de un discurso encorporado Mónica Díaz Vera Profesora Invitada FAU

¿Cómo hablar de cuerpo a través de una disciplina que a menudo está mermada al estudio de objetos? ¿Cómo hablar de cuerpo a través de una disciplina donde con frecuencia la experiencia espacial se ve alterada por una hegemonía de simulación? ¿Cómo hablar de cuerpo a través de una disciplina condicionada el diseño y construcción de arquitecturas agasajadoras del pensamiento por sobre aquellas propicias del goce se los sentidos y acogedoras de las diversas prácticas espaciales que enmarcan el habitar cotidiano? La cátedra “El cuerpo en la ciudad” más allá de levantarse como un bastión de critica a la disciplina, es una trinchera de resistencia y producción. Resistencia a la visión objetivista de las decisiones arquitectónicas y urbanas que se toman respecto a nuestra ciudad, decisiones que quedan en evidencia y dibujan la distancia entre lo deseado por los habitantes y lo originado por la disciplina. Pero también es producción, construcción de conocimiento constante, que dan origen a los discursos bajo los cuales toma esta publicación. Continuando el camino trazado por la académica y doctora en urbanismo María Bertrand Suazo, se levanta este espacio de discusión y reflexión respecto a la experiencia del cuerpo

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en la ciudad, y cómo ésta repercute en los quehaceres que produce, y sobre los decires que la (re)significa y (re)produce. Se plantea entonces la posibilidad de teorizar respecto a discursos integradores de prácticas del cuerpo en la arquitectura, invitando a reflexionar sobre el alcance actual (y real) de las decisiones que se toman en el territorio y de las consecuencias de los proyectos que configuran y repercuten en las prácticas espaciales de quienes las habitan. Bajo la hipótesis de que en la ciudad existen una heterogeneidad de discursos sobre cuerpo y que es posible detectarlos y representarlos, se exponen a continuación una serie de discursos planteados por los estudiantes participantes del curso, donde se cuestiona el rol del cuerpo y su experiencia en el espacio arquitectónico, situando las problemáticas físicas, emotivas y políticas que enmarcan los encuentros e intercambios cuerpo/mundo, y cómo éstas pueden incorporarse en la planificación y generación de sus futuros estudios y proyectos. A lo largo de cuatro capítulos: cuerpo, memoria e imaginarios, cuerpo en tránsito, cuerpo, sexo y espacio público y cuerpo frágil, se recogen diversas reflexiones que giran en torno al recuerdo, a la movilidad de los cuerpos y a las relaciones sexuales tanto implícitas como explícitas que acoge nuestra urbe, así como el despliegue acerca de la vulnerabilidad del cuerpo frente a determinados tejidos que configuran la ciudad.


CUERPO, MEMORIA e imaginarios



La memoria de lo cotidiano: Historias de un cuerpo ausente. Ignacia Carramiñana

“Martirio y resurrección del documental oh que maravilla poder mirar lo que no se ve oh dulce milagro de nuestros ojos ciegos” Jean-Luc Godard

La casa describe un cuerpo ausente, a través de los objetos. Supongo un recorrido, supongo un cuerpo. Las distancias cortas entre los elementos: una pieza que es baño, dormitorio, cocina, tendedero. Los últimos objetos, el último calendario, la fecha de vencimiento de la crema de manos. Otros no tienen fecha: las placas. La naturaleza se tomó el espacio. La maleza llegaba hasta arriba, cubría los corredores, las bancas. “La imagen tiene la tarea de encender la mecha del explosivo que mora en lo que ha sido” (Benjamin). El recuerdo de lo que fue, un ejercicio de memoria se asoma a través del color, del lugar donde está la cosa. Un recorrido que trazó el cuerpo, que sólo se observa desde las huellas en la que los objetos se han convertido. Una imagen que quizás es más honesta en ese suspenso de útiles abandonados, casi esperando a volver a tener utilidad. Sin cuerpo no hay significado, sólo significante inútil.

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Qué conozco cuando observo el tiempo detenido en este lugar, sino más que la historia nostálgica y romántica que aparece por los recuerdos. La crema barata que vendían en el almacén de la esquina (veo las manos de la nana de mi abuela ocupando el paño de cocina para secar la mesa) lo veo y no lo veo. Se aparece un cuerpo ausente, comienzo a imaginar como sería estar ahí de nuevo, entre los objetos baratos, de poca calidad.

Pieza número 5 Quizás la más habitada de las habitaciones, la más presente por la fecha del calendario sobre la pared: 1996. Era el espacio de un mujer de contextura gruesa, (huella del pié, ropa grande, zapatos gastados, cosas al alcance de su mano, acomodando la realidad a las condiciones de su cuerpo, ella acomodaba el mundo a sus limitaciones) con tendencia a la acumulación. Quizás una de las más risueñas y activas del hogar (por la evidencia de las fotos encontradas) a pesar de la silla ortopédica que se encuentra a un metro de la cama. Según el libro de actas su nombre era Patricia. Junto a la cama, sobre el velador, fotos nos dicen que estuvo casada y juntos viajaron a Francia. Luego la historia se interrumpe. Tres placas, platos y cubiertos acumulados, colonias baratas y Cristos en cada uno de los puntos visibles. Observando deducimos que es una mujer independiente, todo su mundo empieza con la puerta de la habitación. El libro de actas afirma: Hogar de ancianas autovalentes. Lo reconocemos, una independencia evidente desde el hacinamiento que hace aparecer una relación cruel entre libertad y deterioro. Sobre la cama, ropa doblada y en la silla de la mesa, un par de sandalias ordenadas esperando para ser ocupadas “me fui a volver”.


El cuerpo de Patricia sigue presente, impregnado en el olor de los objetos, se vuelve tridimensional su presencia/ausencia en el hogar que constituía su pieza. El rastro del cuerpo de Patricia se presenta como el espacio de la heterotopía. La visibilidad del tiempo pasa por los objetos diseminados en el espacio. Estoy en un mundo suspendido y eterno, soy testigo del cuerpo de esa mujer, en el que puedo encontrar una coherencia a partir de lo que veo, que permite que imagine, que reconstruya una historia de lo cotidiano, desde el sueño y la interpretación. Los restos me dejan ver el movimiento del cuerpo que ahí habitaba, como una ventana. Llego a mis propios recuerdos, al regalo, a mi lugar preferido de la pieza que ocupé por mucho tiempo, donde podía ver el árbol más alto. Estoy en una ventana que ocupa el trazado espacial de un otro para llegar al mío propio. Veo lo que no estoy mirando y al mismo tiempo escribo una historia cuestionable. No sé lo que ahí aconteció, pero sin embargo comienzo, como en un ejercicio de arquitectura, a determinar el uso de ese espacio desde mi nostalgia, desde una memoria sensible del cuerpo.

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Memoria corporal-perceptual: La exageración del recuerdo. Alejandra Zapata

“Desde el momento en que el antifaz nubla tu vista entras en otro mundo, en otra manera de percibir. Se alteran las relaciones y se modifican las intensidades entre los sentidos. No quieres asumir la ausencia de referencias, de que estás a la deriva y, de entrada, no aceptas el carácter aparentemente entrópico de la nueva situación. Pedro Zarraluki, Fragmento del artículo “La ciudad invisible” (2001)

El hombre no puede concebir el desarrollo experiencial de su cuerpo sin un espacio que lo contenga. Es a través de esta relación dual donde construimos los diferentes actos del habitar. Los hechos con mayor relevancia son recordados, permitiendo reconstruir un suceso que conmueve e incide en nuestra vida, provocando un registro en nuestra memoria que evocará a ese recuerdo formado bajo ciertos parámetros. Cada espacio nos permite hilar un guión de recuerdos, es decir, existe una intención de establecer una actividad determinada que será desarrollada por los habitantes que acceden a ese espacio. Existe una intención de vivir y entender la espacialidad de una manera cercana gracias a la percepción, que finalizará en una resultante que nos generan establecidas sensaciones que posteriormente van a ejecutar una reacción predicible. Las distintas cualidades espaciales que nos entregan algunos lugares, nos permiten rememorar una situación sensible de

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importancia para nuestra existencia. Siendo las intensidades de luz, texturas, colores o aromas las que ayudan dentro de este espacio ha añorar al recuerdo; agudizando notablemente el objetivo final de generar una verdadera fusión físicaemocional-espiritual del habitante dentro del espacio. Los sentidos nos permiten percibir el espacio arquitectónico, funcionando como una metodología de captura de los sucesos que se desarrollan de forma externa a nuestro cuerpo; logrando establecer una percepción del espacio que es almacenada en nuestra memoria, donde aquí se establece una deformación espacial. Tanto dimensiones como percepciones espaciales son exageradas en el recuerdo, pues se establece un registro inconscientemente donde las estructuras mentales nos ayudan desde la memoria a entender el espacio y su configuración.

Memoria conexión con los recuerdos La memoria se entiende como la facultad de evocar, conscientemente o inconscientemente las imágenes del pasado. El acto de dicha facultad es precisamente el recuerdo, esto es, el conocimiento por el cual surgen en nuestra conciencia afecciones pasadas reconocidas como propias; pero que son efectuadas con anterioridad. Dicho conocimiento es siempre de carácter sensible o sensorial, como el propio de los sentidos; se distingue, por tanto, del conocimiento intelectual entendido como el acto del espíritu de elaborar las ideas o nociones abstractas o de aplicarse a ellas. Aunque este acto puramente intelectual, propio del entendimiento, se acompañe a veces de la reminiscencia de las circunstancias concretas que concurrieron a su adquisición, éstas son, en tanto que imágenes del pasado, un conocimiento meramente sensible. La memoria es, pues, uno de los sentidos llamado internos, que se diferencian de los extremos en que su captación de las


cosas no es inmediata, sino mediata. Nuestro organismo recuerda una vivencia determinada a través de la memoria corporal, comportándose como una verdadera metodología que funciona con la ayuda de la percepción física. Una forma de comprender está situación es la integración de la experiencia en nuestro cuerpo, donde a partir de las cualidades espaciales propias de esa experiencia la vivencia es recordada con una connotación específica; siendo exagerados ciertos elementos presentes dentro de ese espacio que son incorporados en nuestra memoria corporal por su influencia y particularidad. Un ejemplo de lo expuesto es la casa de la infancia, que es recordada con ciertos colores, aromas y escala, donde nuestro cuerpo diminuto lo guarda en la memoria con ciertas cualidades totalmente exageradas a la realidad y que logran una transformación cuando es verificada en la adultez. Existe una transformación indudable del espacio percibido en la infancia, donde la percepción se involucra con el apego a los elementos que nos rodean. Donde el primer hábitat toma significancia y será rememorada con el pasar de los años, por resguardar signos-significados de relevancia en nuestra existencia. La configuración espacial que ordena nuestro primer hábitat nos permite volver al cobijo de origen, que nos entregó la mayor parte de lecciones y enseñanzas para el actuar diario.

Rompecabezas: Técnica que reúne fragmentos de memoria El ensamblaje es una forma creada de objetos que configuran con su unión, una manifestación que engendra una sola composición no importando la cantidad de piezas presentes; pues tal sólo existe una resultante de esta combinación que

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activa la memoria. Los objetos que se juntan pueden ser de diferentes génesis, todo califica para ser incluido en un ensamblaje que permite a partir de diversas cualidades del material distinguirlos cuando se reúnen a través de la unión. Generalmente se usan fragmentos para crear una composición, cada objeto se puede interpretar por separado, pero forman parte de un todo constituido por esta metodología. Se obtiene un todo gracias a la conexión de piezas menores, el recuerdo es la sumatoria de múltiples piezas que permite ser entendida sólo cuando se reúnen todas dentro de una integridad. Pero, las conexiones entre estas piezas no son aleatorias sino que poseen una determinada ubicación dentro del conjunto; que se componen de particularidades que deben conectarse unas con otras para lograr el recuerdo total. Las piezas que se utilizan poseen la cualidad de transformarse o de agruparse en un conjunto, con un único resultado que se comprende exclusivamente cuando se encuentran reunidas en la combinación correcta; cuando estos fragmentos están dispersos no existe una lectura correcta de la resultante que se desea obtener, pues cada una de estas piezas funcionan particularmente con sus determinadas cualidades que ilustran el objetivo final que debe conseguir el recuerdo, donde estos fragmentos se logran adherir. El rompecabezas son el conjunto de piezas que funcionan como una metodología de reconstrucción de experiencias espaciales, que nos permite entregar pistas de un recuerdo completo cuando se reúnen cada una de las piezas. Está configuración que solo se entiende cuando están enlazadas los términos de pista-material para elaborar un recuerdo determinado, cuando no existe esta conexión no hay recuerdo y por lo tanto el recuerdo perceptual no existe. Esos fragmentos nos permiten reunir sensaciones provocadas por


un espacio determinado, donde nuestra memoria las puede recordar cuando son dispuestas en el orden correcto que responde a la memoria perceptual-corporal.

Percepción espacial, pieza que establece el ensamblaje El empleo preciso y sensorial del material que hay dentro de la obra, ese empleo del material parece enraizado en el saber ancestral del hombre, al mismo tiempo, aquello que constituye propiamente la esencia de esos materiales, carente de cualquier significación culturalmente mediatizada.

“El sentido que se trata de fundar en el material reside más allá de las reglas de composición, e incluso de la tangibilidad, el olor y la expresión acústica de los materiales, todos ellos elementos del lenguaje en el que nosotros mismos tenemos que hablar. El sentido surge cuando se logra suscitar en el propio objeto arquitectónico significados de determinados materiales constructivos que únicamente son perceptibles en este objeto de esta manera.” (Peter Zumthor, Pensar la Arquitectura, GG, 2010) La cita muestra la relevancia de la materialidad dentro de un espacio como activador de la memoria, donde los materiales utilizados poseen determinadas cualidades que se reúnen únicamente cuando se ensamblan en el recuerdo. Su importancia incide en los recuerdos por lograr activar a través de ciertas sensaciones que son netamente perceptuales aquellos recuerdos preservados en la memoria que son retornados al presente, obteniendo una conexión espacio-cuerpo a través de la memoria perceptual-corporal que conecta los fragmentos materiales-sensoriales (intensidades de luz, aromas, sonidos, colores, texturas, entre otros) y situaciones de

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carácter emotivas (sensaciones); las cuales se sistematizan y se transforman en piezas del ensamblaje. Piezas o fragmentos que en un conjunto armado constituyen el rompecabezas, que no es más que la representación de la configuración espacial de un suceso anterior recordada por su relevancia. La exageración del recuerdo radica en las deformidades propias de la representación que conjuga la conexión material-sensibilidad con el espacio, donde influye la etapa del desarrollo humano en el cual se establece el recuerdo; debido que será diferente el recuerdo ejecutado por un niño al de un adulto. Por un la lado en la infancia los objetos que nos rodean parecen inalcanzables por la baja estatura que se tiene en esta etapa, sumado a esto las restricciones que poseemos por ser menores de edad son mayores; en cambio el adulto verá desde otra perspectiva el mundo y los elementos que lo rodean lo afectaran de otra manera.

Ensamblaje metodología de unión del recuerdo

“Es instructivo ver el modo directo y aparentemente natural con que se ensamblan estos objetos artísticos. En estas obras no hay ninguna perturbación de la sensación de conjunto por efecto de partes pequeñas que no tengan nada que ver con el enunciado de la obra. No hay particularidades accidentales que induzcan a error en la percepción del todo. Cada tacto, cada unión cada ensamblaje está allí para servir a la idea del todo y fortalecer la serena presencia de la obra.” (Peter Zumthor, Pensar la Arquitectura, GG, 2010) La metodología de unión permite que se diferencien dentro de un todo las piezas que son responsables de elaborar el recuerdo, se distinguen notablemente las partes que configu-

MEMORIA CORPORA

CUERPO+ESPACIO


ran el todo. Donde son las cualidades de cada materialidad, espacio, percepciones y sensaciones, las que otorgan una reunión efectiva de las piezas (recuerdos) que permitirán realizar el ensamblaje (activación de la memoria) que reacciona gracias a la percepción corporal.

AL-PERCEPTUAL: EXAGERACIÓN DEL RECUERDO

Actos al habitar/Se mantienen reservados en nuestro cuerpo aquellos que son relevantes Actos se transforman/Existe una modificación del acto a un recuerdo por la incidencia del tiempo Recuerdo/La percepción corporal en el espacio permiten generar el recuerdo

1.FRAGMENTOS DE RECUERDO/Piezas que al reunirse permiten hilar un recuerdo Cualidades espaciales/El contacto cuerpo-espacio permite recordar memoria perceptual-corporal Fragmentos materiales-sensoriales/Son piezas generadas por nuestros sentidos para recordar un acto establecido con anterioridad Recolección de fragmentos/La reunión de la piezas estimuladas por las cualidades espaciales permiten llegar al recuerdo 2.RECUERDO ACTIVA LA MEMORIA/La unión de los fragmentos inciden en la memoria Esquema síntesis del discurso. Realizado por la autora.

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Esquema sĂ­ntesis del discurso. Realizado por el autor.


Arquitectura para la memoria: Hacia un enfoque háptico en la enseñanza del pasado. Gabriel Fuenzalida

La memoria es un elemento fundamental en nuestras vidas, que nos permite recrear el sentimiento del pasado en nuestro cuerpo presente. Este es un proceso no solamente de información, sino que involucra el sentir del cuerpo: los estímulos y atmósferas que percibimos en ese momento. Es por esto que determinadas situaciones nos impulsan más que otras a volver a encarnarnos en este sentimiento, como lo que ocurre en los ex centros de tortura, actuales museos, donde se busca que la gente reviva este proceso y encarne la memoria de los hechos pasados. La memoria, este fuego, experiencia encorporada del recuerdo, se configurará entonces como la exaltación de la información suelta mediante los elementos atmosféricos que la acompañen; considerando la arquitectura como el soporte que rodea y genera la experiencia, no habrá memoria sin arquitectura. ... Camino por un pasillo estrecho que en realidad no lo es; siento como lentamente las paredes se cierran sobre mí, a medi-

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da que escucho relatos de atrocidades pasadas. Hace frío, y lamentablemente no traje abrigo. Quizás, de algún modo, sea mejor. La mujer que se encuentra frente a mí se detiene frente a una puerta abierta, aunque el paso se encuentra bloqueado por un cordel de terciopelo rojo. No puedo evitar reír mentalmente por la ironía del material. Comienza a hablar. Habla con una voz fría, sin sentimientos. Intento mirar al interior de la habitación, entre las cabezas del público. Mi primera impresión es sobre su tamaño, inhumanamente pequeño. Dentro de mi desconcentración, oigo a la guía hablar sobre la habitación: en aquel pequeño espacio, de 1,5x1,5 metros dormían entre 6 a 10 personas en condiciones normales. Mi estómago se retuerce. El relato continúa, y yo aumento mis dudas, aunque nada sale de la teoría. Nombres de militares, víctimas, métodos de tortura y datos estadísticos duros. Siento una ligera incomodidad, porque nos hablan mientras caminamos. Entramos a una habitación nueva, o, más bien, a una explanada. Y, como si nada, tomo consciencia de mi estómago, que lleva retorciéndose un buen rato. Ahora los relatos se tornan personales, y nos leen en voz alta un par de testimonios. Mis ojos se abren de golpe cuando veo como nuestra guía le entrega una hoja de papel a una de las personas del grupo. Comienza a leer un nuevo relato. Y me doy cuenta de que siento las piernas débiles. Extrañamente, esto no se atenúa cuando mi compañera de recorrido termina de leer, sino que se acrecienta. A la persona junto a ella le entregan otro documento, y comienza a leer en voz alta. Pasan cuatro personas y mi nerviosismo aumenta. La guía se acerca a mí y me entrega un folio. Aclaro mi garganta y leo, casi mecánicamente:


“En la caballeriza habían unas argollas adosadas a la misma, de donde prácticamente me colgaron con las manos juntas quedando en puntillas. Estando en esta posición comenzaron a pegarme con las culatas de los fusiles. Me preguntaban por otros compañeros y como decía no saber lo que preguntaban, seguían golpeando. La verdad, no sé calcular el tiempo empleado en esta golpiza. Apareció el teniente [...] preguntando con groserías si había hablado. El cabo [...] responde que no he dicho nada. El teniente ordena traer excremento de las caballerizas y agua en un botella. Luego me pregunta sobre lo mismo y como respondo igual, me doblan hacia atrás el cuello y golpean mi estómago e introducen excremento en mi boca. Luego echan agua para que me trague todo el contenido [...]. Así sucedió una, dos, tres, diez veces, no sé. Después me dejaron ahí, escuchando los gritos y lamentos de los otros detenidos.”

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Mi voz se quebró a la mitad del relato, pero continué leyendo. Sentí un fuego crecer en mi estómago, una mezcla entre asco, tanto por la tortura como por los militares, y rabia. Una rabia contundente, pero controlada. Ahogando las ganas de llorar, terminé la lectura. Tras leer los dos compañeros que faltan me doy cuenta de una cosa: tengo un nudo gigante en mi garganta, que duele agudamente. Siento la tráquea atiborrada de aire, y mi enojo crece hasta que se refleja en mi rostro. De pronto me doy cuenta de que aquel torturado cuyo testimonio leí era yo mismo, encarnado en un cuerpo purificado. Con el mismo odio recordé lo testificado, y con la misma rabia me encarné en el cuerpo torturado. El recuerdo que tuve en mis manos ya no era solo un recuerdo, sino que era memoria, carne viva hecha yo.


CUERPO en trรกnsito



Experiencia corporal en la transición urbano-rural: Desde Longaví a Santiago, Desde Santiago a Longaví Valentina Bravo

Cuando hablamos de espacio urbano o espacio rural nos referimos a cosas casi completamente opuestas; hay grandes cambios de ritmo, flujos, velocidades, bombardeos de estímulos o percepciones más sutiles. El cuerpo situado en ambos contextos desarrolla ciertas memorias espaciales y perceptuales de acuerdo a sus experiencias y luego las aplica inconscientemente a la cotidianidad. Sin embargo existe un lapsus, un tramo variable de tiempo en que el cuerpo (como medio entre el ser y el entorno) se acomoda al cambio de espacio, de ritmo, escala, etc. A veces se confunde, no se quita la pereza de caminar por el pueblo o se mantiene en estado de alerta como si estuviera en una ciudad acelerada, todo esto, repito, inconscientemente. Para medir o analizar ese lapsus se tomará como base justamente el caminar (recorrer) y el permanecer, los factores que condicionan estas acciones y les dan características espaciales particulares y tan distintas entre un ambiente y otro, pero la pregunta de fondo es qué condiciona el que se produzca esa confusión del cuerpo al cambiar de zona o de ambiente, cómo la arquitectura determina la actitud del cuerpo.

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Considero este tema interesante para mí porque es algo que experimento constantemente y de lo que no conozco razones o análisis; Por lo mismo, el territorio a estudiar tiene que ver con mis propios recorridos o movimientos en y entre ambas zonas: Santiago centro, trayectos diarios, y Longaví, de no más de 10 por 10 cuadras y un par de poblaciones. Es el cuerpo entonces (mi propio cuerpo) el ente que se sitúa en distintos contextos y adquiere de ellos experiencias, aprendizajes, nuevas costumbres. Es filtro de las situaciones espaciales en las que se involucra y, de acuerdo a ellas, él (el cuerpo como ente vivo) toma ciertas decisiones que a veces parecieran no tomarme en cuenta (a mí, como ser que piensa, situado en el presente). Es aquí cuando el cuerpo, en su actitud de independencia, actúa, hace, se mueve, aprende y aprehende por pura intuición. Entonces esto que el cuerpo intuye, sucede, como es obvio, por pura intuición, y de forma independiente al pensar (o por lo menos así lo entiendo para este caso en particular). Cobra aquí especial importancia la propiocepción: este cuerpo que es independiente e intuitivo, intuye y aprende a través de su movimiento y lo que percibe al moverse. Es de esperarse entonces que al moverse tanto entre dos lugares distintos, se confunda; crea que es correcto caminar de tal o cual manera sólo porque hace un tiempo lo hacía así, y note su error al cruzarse, fugazmente, esta línea de intuición con el pensamiento. El pensamiento, entonces, rectifica. En mi caso, mi experiencia corporal, mi cuerpo tiene 18 años de aprendizaje en una zona semi rural, un pueblo, y tan sólo 2 en una ciudad con todo lo que Santiago implica. Cabría esperar que la tendencia se inclinara a la técnica corporal de pueblo, que explicaré a continuación, pero parto aclarando que esto no es así; mi cuerpo tiende a comportarse como Santiago se lo exige, esté donde esté. Otro factor determinante


en este caso es que en absolutamente todos los viajes que hago entre Santiago y Longaví, duermo durante las 4 horas de viaje. Esto, aventuro, no le da una oportunidad a mi cuerpo de aclimatarse, de procesar la variación. Podría, hipotéticamente, producirse durante el viaje si ambas partes (cuerpo y pensamiento) estuvieran conscientes, pero no lo sé. El desarrollo del fenómeno es, tal vez, más notorio en la dirección Santiago – Longaví, por lo antes mencionado, así que lo relataré de esa forma. ... Salgo a caminar en Santiago centro. No tengo tiempo de decidir a dónde voy y ya debo caminar en una dirección, con un ritmo marcado; esto lo determina el resto, se acentúa la relación entre mi cuerpo y el cuerpo de los demás. Aquí mi cuerpo simplemente intuye la imitación, porque no hay espacio para una cierta libertad. Se da una condición de flujo, varios cuerpos como uno circulando de forma monótona. La escala enmarca y apoya esta condición de flujo. Hay algo preestablecido, inviolable que el cuerpo, en su intuición, no se atreve a desafiar. Camino, entonces, al ritmo de los demás (en general rápido), con la vista fija en un punto (porque no hay tiempo de mirar), siempre con un destino claro, sin detenciones más que las preestablecidas por una calle. Y la relación entre los cuerpos es alta, pero inconsciente. No tomo conocimiento de quien está junto a mí, o detrás, o adelante. Y esto es, en parte, por la cantidad de cuerpos, de personas, de estímulos. Es tanto lo que se mueve, lo que suena, rechina, que no puedo tomar conciencia de todo, sin embargo, estoy en un constante estado de alerta. Llega el momento de viajar, subo al bus, tren, auto, me duermo y despierto treinta minutos antes de llegar. Sucede lo que

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expliqué antes y mi cuerpo no tiene tiempo de razonar y liberarse de todo lo que Santiago le dejó: estado de alerta, tensión, el caminar de un lugar a otro casi huyendo, a un punto fijo, a una velocidad dada, impresa. Está confundido. Y no es hasta que toma conciencia de otros moviéndose con las técnicas propias de un pueblo, con otras libertades y ritmos, que cambia su propia técnica a otra más pausada pero por sobre todo libre, con tendencia al paseo, a la detención. Los otros ya no influyen tanto en el caminar diario porque, por la escala, no hay una relación tan fuerte con ellos, aunque ahora puedo observarlos. Pero el recuerdo corporal de Santiago no se va en varios días. Puedo, por ejemplo, caminar más lento, de forma libre, pero hay un cierto grado de tensión que no desaparece. Si el viaje es corto, por ejemplo de un par de días, mi cuerpo no alcanza a experimentar y asimilar ese relajo. Y sigue igual hasta el próximo regreso. Hay una marcada horizontalidad, prima el vacío, todo el espacio pareciera apoyar la libertad corporal y la independencia en el movimiento.


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Esquema sĂ­ntesis del discurso. Realizado por el autora.


Esquema sĂ­ntesis del discurso. Realizado por el autor.a


la espacialidad del descanso: Apropiación de un espacio específico a través el cuerpo. Leda Muñoz

El siguiente trabajo se centra en la relación directa o indirecta que puede tener el descanso con la apropiación fragmentada y temporal de un lugar, en este caso el espacio público, en la cual el cuerpo toma un papel principal al ser el ejecutor de dicha acción, y que tiene diferentes tipos y grados de apropiación definidas por la postura. A partir de esto, se plantea una aproximación a la definición y cuantificación de la superficie que ocupa cada postura de descanso como una manera de dimensionar el espacio del cual se está apropiando, como una manera de ser consciente no sólo de las dimensiones de nuestro cuerpo sino que también de la cantidad de espacio del que nos apropiamos inconscientemente a través de nuestras prácticas y movimientos.

Conceptos claves Descanso: Es la quietud, el cese, en este caso del cuerpo, es el descanso de nuestro peso, la ruptura de la verticalidad rigurosa que nos heredó la evolución y la cual nuestro cuerpo no puede mantener de manera tan estoica.

Apoyar: Hacer que un cuerpo descanse sobre otro. A nivel corporal, el apoyo y sostén del cuerpo es el esqueleto, compuesto de tejido óseo que le aporta estructura, los dos principales puntos de apoyo

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corporal son los pies, que sostienen nuestro cuerpo erguido de manera vertical, recibiendo todo el peso de este y descargándolo en la superficie.

Fragmento: Toda aquella parte que compone un elemento superior y que fue voluntaria o involuntariamente separada del resto por determinada razón.

Algunas nociones sobre el cuerpo en descanso El descanso es algo tan cotidiano como imperceptible. Puede ser algo tan normal como cambiar el peso de tu cuerpo de una a otra pierna o tumbarte completamente. En cuanto a su rol en la ciudad, el cuerpo y el descanso están directamente relacionados, ya que el descanso es en resumidas cuentas el apoyo y sostén de un cuerpo sobre otro, nuestro cuerpo de ubica sobre la superficie del suelo, siendo atraído por la fuerza de gravedad, lo que quiere decir que el cuerpo está constantemente posado sobre una superficie, el suelo, la ciudad, compuesta por instancias movimiento y quietud. El cuerpo descansa sobre la ciudad. Teniendo claro que descansar es la ocupación de un espacio en específico, haciendo de un espacio mínimo e íntimo, que puede ser definido como un fragmento de ciudad del cual nuestro cuerpo se apropia de manera temporal y esporádica, el espacio que utiliza nuestro propio cuerpo en contacto directo con la superficie. Por lo tanto la espacialidad del descanso no es nada más que esta superficie en la cual nuestro cuerpo está en contacto directo con otro, el roce entre texturas. Contextualizando de manera un poco más especifica el tema a la ciudad, la programación de las ciudades está cada vez más controlada, el descanso en el espacio público pasa a ser un proceso de apropiación temporal de un fragmento de la ciudad que pone en manifiesto la presencia ciudadana.


El descansar en un parque, en el pasto, en una cuneta a la orilla de una calle o en alguna escalera a conversar o comer, ignorando los sistemas de disposición, que son los principales generadores y organizadores de prácticas y conductas, elementos delimitadores que nos dan cuenta de que el espacio público no es nada más que un libertad controlada y condicionada. La apropiación ocurre justamente cuando el cuerpo se adapta y supera estas condiciones impuestas.

Las técnicas de descanso Se relacionan directamente con la topografía del lugar en el que nos encontremos. En el caso del espacio público, que muchas veces tiene a su disposición equipamiento necesario para el descanso o las condiciones necesarias, las posturas o técnicas de descanso pueden agruparse en relación a la cantidad de superficie ocupada y a los tipos de apoyo. 1. Desplazamiento del centro de gravedad (o el descanso en el propio cuerpo): En el cuerpo humano, el centro de gravedad se localiza en la pelvis, anterior al sacro. Podemos definir con el nombre de línea de gravedad a aquélla proyección que atraviesa verticalmente el centro de gravedad y que depende de la posición de este último. A grandes rasgos, es correcto decir que si la postura es adecuada, esta línea atraviesa las vértebras cervicales medias y lumbares, está alineada con la columna vertebral. Como superficie de apoyo solo tenemos la planta de nuestros pies.

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2. Apoyo Externo (o el apoyo como a arquitectura y la arquitectura como apoyo): El cuerpo se encuentra descansando sobre un elemento externo, una estructura o construcci贸n que le permita descansar su peso sobre esta, este tipo de descanso tiene puntos de apoyo, una muy limitada extensi贸n de superficie del cuerpo en contacto.

3. Sentarse (o el primer acercamiento a la horizontalidad): El movimiento de bajar el cuerpo desde una postura de pie, regida por la verticalidad, y transferir el peso del cuerpo al asiento o suelo. Acci贸n que es una de nuestras primeras habilidades motoras La primera vez que el ser humano mantiene una verticalidad parcial que da el pie de inicio a una postura totalmente erguida, el caminar. La mayor铆a de las acciones desarrolladas de manera cotidiana como sociabilizar y trabajar, tienen como soporte el sentarse, que pasa a fomentar estas relaciones, comer, estudiar, trabajar, conversar, etc.


4. Recostarse o tumbarse (o la extensión y expansión del cuerpo): Ambas posturas son la expansión horizontal del cuerpo, recostarse es la inclinación de la parte superior de nuestro cuerpo y tumbarse es tenderse o acostarse por completo; estas posturas se diferencian del resto por la gran extensión de superficie que usan y de la cual se apropian, en la cual se usa la mayoría del cuerpo y un contacto mucho más íntimo con el espacio.

Conclusiones En cuanto a las condiciones en las que se da el descanso, como patrón general se observa que la mayoría del tiempo este solo necesita una superficie sólida, suelo, pared, cuneta o baranda, no importa la extensión o tamaño que estos tengan, ya que el área de descanso mínima es igual a la superficie de la planta de nuestros pies, en cuanto a condiciones, la mayoría de las veces es la búsqueda de comodidad, esta depende de agente externos como el clima, el ambiente, la cantidad de personas y muchos otros múltiples factores, sin embargo como condición primaria podríamos destacar la sombra.

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La cotidianidad del cuerpo: Técnicas y movimientos a través de la rutina diaria. Simón Cárdenas

La sociedad y la ciudad si nos impone ciertas normas y códigos, como por ejemplo el habitar, trabajar, tiempo de ocio y transportarse, señaladas por Le Corbusier, pero a pesar de que esta dinámica se da de forma casi automática y repetitiva en teoría, en la practica el cuerpo no realiza las acciones de la misma forma siempre a pesar de la rutina repetitiva. El cuerpo, funciona como un instrumento capaz de flexibilizarse y adaptarse a las diversas situaciones que nos plantea la cotidianeidad. La ciudad es el lugar donde el cuerpo se debe desenvolver y adaptar a las reglas impuestas por la sociedad, pero siempre guiadas por un objetivo final, que no está impuesto necesariamente por la sociedad, sino que, corresponde a un objetivo de carácter más personal Esto hace una clara analogía al juego “Monopolio”, símbolo lúdico del capitalismo, la modernidad y un claro reflejo de nuestra sociedad actual, donde somos simples piezas que a primera vista son guiadas por objetivos impuestos, pero que en realidad necesitan un estímulo para poder moverse y ganar el juego. En este trabajo se trata de dar a entender que estas “piezas” del monopolio, no son estáticas y sin valor, sino que son las que le dan un sentido al juego.

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UN DÍA ENTRE PINGÜINOS Estudio sobre el comportamiento del cuerpo-masa Simonne Wall

En el funcionamiento y movilidad de la ciudad se reconocen diversos grupos aglutinados, reunidos y/o empoderados de un lugar, que le dan carácter de forma momentánea. Cinco días a la semana se presenta en la ciudad una masa reconocible y categorizable por sobre las demás agrupaciones: la masa de los escolares. Deambulan por sectores que son ícono de la juventud, de la pubertad y de la locura de este individuo que vive a su ritmo, rompiendo reglas bajo el amparo de una ‘clandestinidad’ que se refugia en el espacio público. Puedo enumerar sus acciones y catalogarlas de acuerdo a horas, lugares y posiciones corporales, porque al igual que todos, pertenecí a una de ellas y me moví dentro de ella. Conviví y aprehendí el espacio y la ciudad a través de los ojos de este cuerpo que corresponde a la unificación de elementos vestidos igual, del mismo rango etario y contexturas físicas dispares que se desprenden de sus características al leerse como conjunto. El siguiente trabajo recoge la experiencia espacial de un día cualquiera de esta masa bicolor de jumper y camisa en la ciudad: “las pingüinas” del Liceo Carmela Carvajal de Prat.

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La masa Carmeliana Reconocimiento de la formación de la masa. Técnica: Reconstrucción experiencial de hechos clave Haber pertenecido al emblemático, y muchas veces, estigmatizado, Liceo Carmela Carvajal de Prat, me posiciona en un lugar privilegiado dentro de la sociedad para hablar del tema que trato en este discurso. Sin desmerecer ni desconocer a las agrupaciones escolares que otros establecimientos puedan postular a este concurso de masas, mi elección se basó, más que en la experiencia, en las particularidades y en la versatilidad de un grupo de mujeres de temprana edad en el espacio público. Imposibilitada de hacer ingreso a algún establecimiento para relatar cómo esta masa se arma durante el día y muta hasta salir por la reja, tras el sonido del timbre que indica el fin de la jornada de clases, puedo contar desde mi experiencia y de manera introductoria cómo esta agrupación se forma, se organiza, se mueve y salen a experimentar la ciudad y a modificar espacios urbanos con sus ocupaciones masivas de terrenos públicos y el desplazamiento y corporalidad tanto individual como del elemento MASA.

Comportamiento de la masa y espacialidades • RECREOS Cada una hora y media se reúnen en el patio estos grupos de tres o más individuos que se desplazan por el colegio o se mantienen detenidos en posición de descanso en la cancha, graderías y pasillos. Posiciones identificadas: - En movimiento (Fig. 1) - Descanso. Relajo total durante el recreo. Sentadas en el suelo o en escalones dentro del patio. (Fig. 2)


• DE VUELTA A CLASES Se aglutinan todas los pequeños grupos en un gran cuerpomasa que sube escaleras de manera automática, y de dispersa de a poco a medida que llegan a un piso, doblen por un pasillo e ingresan, nuevamente en grupos a las respectivas salas. Posiciones identificadas: - Subiendo la escalera. Identificada cada una de las partes de una masa, tarea compleja, se define la posición autómata del subir. Pie en escalón, impulso, pie en escalón, impulso, pie en escalón impulso. (Fig.3) - Relajo del cuerpo-individual y del cuerpo-masa en esa mínima pausa que se produce entre piso y piso, donde se dispersan camino a las salas. (Fig.4)

Fig. 1

Fig. 2

Fig. 3

Fig. 4

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• LA SALIDA Caos total donde todos y cada uno de los cuerpos se unen para traspasar la reja al mismo tiempo (Fig.5). En este momento comienza la real acción de este “cuerpo-masa en la ciudad” que se traslada de un lugar a otro, modificando el espacio con su corporalidad grandiosa en tamaño y el sonido unificado de las voces. Nuevamente la gran masa carmeliana se divide, de acuerdo a intereses, y diferentes cuerpos deambulan por el sector hacia sus destinos, descritos gráficamente en el plano. (Fig.6)

Fig. 5

Fig. 6


Posiciones identificadas (observación a dos grupos de estudio): Grupo 1 - Cuerpo-individual Sale del establecimiento con decisión y hace el siguiente recorrido: Puerta del colegio ( reja ) - Marín - Seminario - Santa Victoria - Bustamante - Metro Santa Isabel. Grupo 2 - Cuerpo-masa (cuerpos A-B-C-D-E-F) Sale del establecimiento, se detiene y sus individuos conformantes se enfrascan en una conversación. Deciden y caminan en dirección Parque Bustamante. Su recorrido es: Salida - pausa (mueven brazos en el aire y hay manos indicando en distintos sentidos, el cuerpo 2 se relaja y avanza ) - Marín - Seminario - General Jofré - General Bustamante. Ocurre otra división del cuerpo-masa, y el cuerpo A permanece y se distiende en el primer resquicio de pasto que encuentra; el cuerpo B avanza hasta Bilbao y decide dirigir sus pasos al metro Parque Bustamante, llega a la escalera y se hace parte del cuerpo ajeno que baja la escalera hacia la boletería, se hace parte del cuerpo que baja al andén, se divide en cuerpos pequeños que entran a los vagones y se pierde. Este movimiento es similar al descrito cuando se acaba el recreo y deben los cuerpos volver a sus salas. El cuerpo C avanza un poco más y se distiende en otra extensión de pasto más al norte del parque ( pasado Bilbao, frente al lugar del patinaje); cuerpo D, avanza un poco más y baja al pasto; cuerpo E, con cuerpos del cuerpo de menor rango etario avanzan hacia los juegos y las máquinas de ejercicio; Cuerpo F no conforme con la amplitud que el Parque Bustamante les ofrece, inicia su marcha hacia el Parque San Borja: “ya no se ‘estila’ tanto este parque entre la masa carmeliana”.

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Ahora me centro en los cuerpos que detuvieron su marcha y, al igual que en un recreo dentro del colegio, descansan, esta vez en el pasto y en territorio público. Relajando su humanidad en la urbanidad. Cada uno de estos cuerpos se mueve de una manera en particular dependiendo de sus acciones, intereses y de qué tipo de ‘distensión’ se trate la que los convoca:

1. Situación relajo: El Cuerpo mantiene una postura tranquila, de movimientos lentos. Su estadía es corta y el Cuerpo se dedica a conversar 2. Situación relajo psicotrópico: El Cuerpo conversa y se relaja. Hace uso de alucinógenos de origen natural, mientras corporalmente trata de no ponerse en evidencia ante los ojos atentos del guarda parque que mantiene la distancia. Se destacan movimientos bajos del Cuerpo, sigilosos. 3. Situación relajo bebestible: El Cuerpo se divide entre guardar el lugar de pasto e ir a comprar y/o tomar prestado del supermercado que se encuentra cerca (Rancagua con Seminario, hay un LIDER). Los bebestibles adquiridos suelen ser con ciertos grados alcohólicos para ayudar al Cuerpo a olvidar el día nefasto que tuvo en el establecimiento que lo educa. 4. Situación amorosa: El Cuerpo se divide en cuerpos duales, que pueden ser del mismo establecimiento o de establecimientos educacionales vecinos que se unen al Cuerpo en el momento SALIDA. 5. Situación hora de irse: El Cuerpo es echado por fuerzas especiales ( seguridad ciudadana, carabineros) o decide irse por su cuenta. Es estado del cuerpo y sus movimientos unificados dependerá de la situación de la que fue parte.


CUERPO, sexo y espacio público



RELACIONES SEXUALES-SENSUALES EN EL ESPACIO PÚBLICO Macarena E. Díaz

“Se evita entrar en esos pormenores que algunos como Sánchez o Tamburini creyeron mucho tiempo indispensables para que la confesión fuera completa: posición respectiva de los amantes, actitudes, gestos, caricias, momento exacto del placer: todo un puntilloso recorrido del acto sexual en su operación misma. La discreción es recomendada con más y más insistencia”. Michel Foucault, La Historia de la Sexualidad

Es común que en nuestro vertiginoso andar nos encontremos con demostraciones de afecto, de pasión, escenas ‘subidas de tono’ para algunos, de parejas en los parques, en el metro, en las bancas de las plazas. Lo cierto es que tal vez muchos en algún momento nos sentimos avergonzados de mirar, incómodos, incluso sentimos ganas (y a veces lo hacemos) de burlarnos de lo que vemos. La mayor parte de las veces pensamos que es ‘normal’ sentirnos así, que rechazar actos sexuales en el espacio público es parte de nuestra vida, y pensamos ¿cómo puede ser que dos personas se besen apasionadamente frente a los demás?, porque es y debe ser privado, personal, sólo entre dos. La duda es por qué, qué es lo que nos hace comportarnos, pensar y sentir de esta forma. Pudiera creerse que es obvio, que es intrínseco del ser humano rechazar las demostraciones sexuales públicas, pero ¿es realmente así? ¿ha sido así siempre? Todo acto humano, todo pensamiento, toda técnica que este pudiese realizar, está condicionada por la sociedad con la que

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se relaciona, el espacio en el que habita, la familia en la que crece. Chile particularmente, y como varios países, tiene una herencia religiosa cristiana-católica. Aún hoy vivimos en un país, que si bien está separado de la iglesia, sigue normado por reglamentaciones de épocas en que esta era la religión oficial y se unía al estado. Reglamentaciones de tipo formal e informal, unas escritas otras tácitas. Vivimos bajo construcciones morales interiorizadas como propias, pero en ningún caso intrínsecas. Marcel Mauss habla sobre la ‘elección social de los principios de los movimientos’ y de cómo la técnica del cuerpo en diferentes ámbitos pasa a estandarizarse bajo reglamentaciones sociales. Podría decirse que los movimientos corporales sincronizados entre dos personas que se besan también están bajo un condicionamiento social aceptado, en el que mientras menos mejor. Menos movimiento, menos erotismo, menos ruido, menos piel a la vista, menos personas involucradas, y así hasta desaparecer. Es un juego en el que participa el cuerpo, un espacio del ser humano en el que ocurren situaciones y que se expresa con el ambiente exterior o sistema exterior, compuesto por otros espacios humanos u orgánicos y otros no orgánicos, a través de técnicas determinadas por su condición biológica, psicológica y social, las que a su vez son determinadas o condicionadas por las técnicas corporales de los individuos que componen dicho sistema o sociedad. Este cuerpo, componente esencial de la humanidad, puede expresarse sexual-sensualmente, es decir que puede comportarse erótica, sensualmente en el espacio público, llevando y desarrollando su sexualidad hasta puntos más extremos. Sexualidad fuera de norma. Sexualidad prohibida y condicionada. Es una situación en la que los cuerpos en juego y los que presencian, intercambian roles de observador y observado.


El observador, pudiera pensarse, es quien observa la técnica sexual-sensual. Pero lo cierto es que el observador, tanto como el observado, se determinan el uno al otro en el instante de percibirse, por lo tanto ambos son observador y observado al mismo tiempo, ya que el observador modifica su paso, genera una reacción ante la situación, y así mismo quien es observado y percibe los ojos, la presencia de un cuerpo cerca o lejos, modifica su comportamiento en ese instante. He aquí el motivo (no de fondo, pero no menor) por el que nos comportamos de distinta forma sexual-sensualmente en público y privado. Y es que en un ámbito hay gente presente y en el otro no. Entonces, los espacios público y privado, no tan solo están determinados por las paredes y puertas que los encierran, sino que también por los cuerpos que los habitan, la luminosidad, el mobiliario con que cuentan. Ejemplo de esto son espacios oscuros, estrechos pero abiertos, callejones, esquinas, arbustos, faldas de árboles, estacionamientos, paraderos, baños públicos, lugares en los que durante la noche suceden muchas más situaciones sexuales-sensuales de las que en el día podrían darse. Ámbitos nocturnos en los que las reglamentaciones, las aprehensiones y puniciones quedan suspendidas por no haber público, un sujeto que note, un cuerpo que presencie. ¿Qué le sucede a una persona cuando se encuentra con una situación de ámbito privado, en un ámbito público? Esa es la base de todo este cuestionamiento. Observarlo ciertamente es difícil, es un desafío para un sociólogo, un psicólogo o un antropólogo. Podrían investigar a fondo y probablemente llegar al mismo lugar, a la misma conclusión, a

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saber: a la gente le molesta, y por tales y cuales motivos. Pero, ya que esto lo sabemos, podemos intervenir, podemos manipular la observación, podemos obtener lo que queremos. Y es que las reacciones muchas veces sirven sólo para generar un dolor de cabeza. Sin embargo estas también son generadoras de cuestionamientos, son un punta pie para desencadenar una serie de pensamientos relacionados con el tema específico. Podemos llevar al extremo a las personas, llevar al extremo sus reacciones, poniéndolas ante situaciones que generan conflictos internos. Porque no es lo mismo encuestar a alguien suponiéndole una situación, porque ante supuestos la gente en ocasiones se muestra mucho más tolerante, porque no le ha pasado, porque no sabe lo que se siente. Así como a mi me molestó ver a una pareja en el metro besándose cerca, escuchar el sonido de sus fluidos salivales, y me cuestioné ese disgusto, alguien más podría llegar a hacerlo, de pronto podrían haber más personas pensando en que vivimos encerrados en un cuerpo que se comporta como alguien más quiso y normó en una época determinada, y en que mucho de lo que nos provoca rechazo e incluso miedo, que tiene que ver con el cuerpo y sus técnicas en el espacio público, no tiene relación ni hace sentido con nuestra actualidad y más importante, con nuestros derechos como seres humanos.


Esquema sĂ­ntesis del discurso. Realizado por el autora.

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Atmósferas Sexuales: Búsqueda de espacialidades propicias para la interacción sexual Camila Olmedo

A pesar de que a diario nuestros sentidos se encuentran totalmente adormecidos por (des)sensibilización a causa de la sobreexposición a estímulos que envuelven a nuestros cuerpos como el exceso de publicidad, de ruido, de personas, de olores. Existe algo que nos parece ineludible y es la búsqueda de la proximidad corporal con nuestras parejas, amantes, amigos, desconocidos, etc. que se conjuga en demostraciones sexuales y afectivas, que si bien sabemos que existen, tendemos a ocultar por la moralidad imperante en nuestro contexto social actual. Dentro de la ciudad existen variados lugares que acogen estas prácticas siendo mayormente elegidos los parques. Pero ¿Qué ocurre cuando se requiere aún más privacidad por la naturaleza de la relación interpersonal (relación de pareja homosexual, amantes, gran diferencia etaria, etc.) o bien porque la afectividad comienza a mutar hacia lo sexual? Ya no basta la oscuridad como un pretexto para el acto sexual. Los cuerpos también tienen sus dimensiones, su rango de movimientos que requieren ciertas características espaciales para poder expresarse, sumado además por preferencias personales. Entonces me surge otra pregunta ¿El cuerpo adapta

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la técnica del sexo al espacio o el cuerpo busca el espacio más adecuado para alojar el acto? Resulta de vital interés dentro de mi estudio, independiente de la raíz de la elección de los lugares, las características espaciales de estos lugares, sus dimensiones, la presencia o no de mobiliario, sus condiciones de temperatura, de ruido, para lograr generar un panorama atmosférico general que caracterice estas elecciones más que lograr enunciar los lugares más escogidos para la practica sexual. ¿Cómo se comporta o acomoda el cuerpo en estos espacios residuales de la ciudad o de un edificio? ¿Cómo lograr el confort ante un hecho fortuito y temporal, en espacios diseñados sin temporalidad? Mis inquietudes en el tema, como antes mencioné son espaciales. El cuerpo una masa, un lleno adaptado a un vacío delimitado por otros llenos, que crean espacios con diferentes tipos de formas. Para llevar a cabo mi estudio, he acotado el área de observación a un solo lugar, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, en la que día a día ocurren este tipo de prácticas, concentrándose mayoritariamente los días viernes por la noche y en lugares específicos, que si bien no me detendré a nombrar ni enumerar, describiré ciertas características que lo componen para llegar a una atmósfera espacial en cada uno de ellos. Para ordenar mi discurso, lo separaré principalmente en 2 aspectos: MASA y VACÍO. En la masa residirá el cuerpo, la posición, la técnica, el movimiento, lo que es modificado con el vacío. En el vacío, el escenario, lo sensorial, el reactivo del cuerpo, lo estático que produce el movimiento. La masa estará dictada a su vez por aspectos descriptivos más evidentes y formales.


El vacío se representa a través de características difícilmente medibles en algo tan patente como una hoja de papel, por lo que el discurso se apoyará más adelante con una instalación expositiva de objetos y texturas. MASA -> DESCRIPCIÓN VACÍO -> REPRESENTACIÓN

Esquema síntesis del discurso. Realizado por el autora.

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Para referirme al lugar, si bien no existe un vacío absoluto una de las cosas fundamentales en la interacción sexual es la presencia de 2 fuerzas contrarias. Una de estas se da por uno de los individuos que presiona al otro cuerpo y la otra fuerza está dada por alguna superficie que se oponga a esta, vale decir: soportes arquitectónicos, como muros, mobiliario, suelo, entre otros. Los espacios que van dejando estos soportes son de diferentes formas: existen rectángulos de diferentes proporciones, triángulos, paralelepípedos, figuras escalonadas, etc. El cuerpo siendo la parte móvil de esta fusión de componentes es el que se adapta a estos espacios que ejemplifico:

ESPACIO A: Las condiciones de este espacio son de oscuridad y silencio. La materialidad de los muros que configuran este espacio le otorgan una temperatura más fría. Las superficies que lo componen son más ásperas por la presencia de polvo y tierra. El cuerpo se adapta a el de las siguientes maneras:

Posiciones Espacio A


Posiciones Espacio A

ESPACIO B: Este espacio posee un limitante vertical más predominante que otros, ya que se encuentra a una altura en la que no se puede transitar. Este límite vertical posee una textura dura y fría dada por la materialidad del fierro. Al estar este límite más cerca, provoca el choque de los cuerpos en el por lo que también produce un ruido propio. Las texturas son bastante duras y planas. Por lo que el cuerpo se adapta:

Posición Espacio B


Posiciones Espacio B

ESPACIO C: Este espacio al ser de dimensiones más reducidas es menos utilizado, además de ser de una característica muy estática. Como puntos a favor, dada la densidad de sus limites superiores otorga más oscuridad y menor visión hacia el interior dado que se encuentra a una altura mucho más inferior que la del ojo humano, al igual que en el espacio anterior. Su materialidad sigue siendo fría y dura. Los límites inferiores son ásperos.


Posiciones Espacio C

ESPACIO D: Espacio de mayor verticalidad si la presencia de límites tan duros que lo encierren. Posee formas más orgánicas por lo que la espalda se puede adaptar mejor al estar de pie. El hecho de que esté menos delimitado lo hace menos privado y más susceptible a ser expuesto el acto.

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La textura principal que es presentada por la única fuerza opositora es áspera y con grietas. Su entorno también es oscuro. De mayor temperatura y con la presencia de olores húmedos, a tierra y a elementos naturales. Las posturas que puede adoptar el cuerpo son mayormente verticales, aprovechando la condición de la fuerza opositora.

Posiciones Espacio D

Para concluir mi propuesta cabe destacar que ante la gran estaticidad del campo de acción del cuerpo, (la ciudad, áreas verdes, edificios, etc) éste tiene que adaptarse a un medio tan hostil para el cumplimiento de sus deseos, a través de la búsqueda de lugares propicios, que según lo observado cuyo


mayor requisito es el aislamiento lumínico y de personas. Esto mediado por las exigencias sociales reinantes en nuestro contexto. A pesar de entender como un hecho inmoral un acto de sexo en público, estos se siguen practicando por una necesidad del cuerpo cuyo cumplimiento se da acabo bajo el soporte residual de la arquitectura o de la naturaleza. El hecho de que un lugar sea más aislado que otro, tampoco lo hace más privado, solo otorga comodidad a los involucrados en el acto, ya que se sigue corriendo el ‘’riesgo’’ de ser descubiertos por este ojo cristiano predominante en nuestra sociedad.

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Sensualidad y Seducción en el Espacio público: Marcela Baesler

Producto de observaciones en terreno, el siguiente trabajo tiene como fin una aproximación al estudio de la sensualidad en los espacios públicos, el cómo ésta se desarrolla a nivel corporal y de actos que llevan a cabo los individuos al momento de la seducción. Conceptos relevantes: Sensualidad, es una cualidad que permite estimular la atracción o la reacción emocional hacia otras personas o a sí misma, bien sea por deseo sexual, excitación, etc. La sensualidad que se irradia proviene de dos fuentes diferentes; una se encuentra en el interior y la segunda en el exterior. El poder sensual interior (facultad para emocionar o erotizar) proviene de los pensamientos, de la energía sexual, de los sentimientos y del magnetismo personal, es decir, de la personalidad. La exterior habla sobre el comportamiento y movimientos en base a la excitación y “el verse deseado”.

Seducción es el acto de seducir, de inducir y persuadir a alguien con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar

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un determinado comportamiento según la voluntad del que seduce. Generalmente asociado a intentos de conseguir interacciones de tipo sexual, refiriéndose a intentos de atraer, físicamente o a una opinión. Entendiendo lo anterior la sensualidad y seducción se pueden percibir de diferentes aristas, las cuales no son todas evidentes, lo interior y lo exterior determinando un comportamiento clave dentro de las personas, a pesar de existir cosas totalmente íntimas siempre pueden verse reflejadas de alguna forma. Podemos observar unos minutos en la calle y encontrar los rastros más fuertes de la seducción entre dos personas, miradas penetrantes que intentan imaginar o develar lo oculto tras las vestimentas lo que resulta interesante ya que la ropa juega un rol importante dentro de la sensualidad, el verse bien, mostrar, proyectar, la primera impresión exterior como foco de atención o pie hacia la seducción y atracción. La vestimenta acompaña un movimiento, el movimiento exterior y corporal del individuo que refleja el cómo se siente, física y emocionalmente. A la salida del metro Quinta normal, entre la sombra de las estructuras de las estaciones se ubica un lugar interesante de observación, una gran plataforma de espera, donde comienzan a aparecer las señales de los personajes a analizar, un escenario con buen campo visual y una gran pasarela de gente circulando, un punto de encuentro. Hombres erguidos ensanchando sus dorsales, apretando sus brazos y pectorales con tal de componer una figura de protección, buen físico, esbeltez, relacionado directamente con lo viril de la sexualidad en forma de seducción, esperando a


sus novias o bien llamando la atención como el animal que corteja a su pareja. (Fig.1)

Figura 1

Mujeres de ropa ajustada mostrando todos sus atributos dejando poco para la imaginación, llamando la atención superficial inmediata de aquellos “mirones” que aprovechan hasta el último centímetro de piel para buscar algún estímulo, movimientos sinuosos, delicados. (Fig. 2)

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Importancia del pelo como factor de seducción sin dejar de lado los perfumes y olores representativos también para encontrar los indicadores necesarios de seducción y sensualidad en todos los sentidos.

Figura 2

Figura 3

Conformando así CÓDIGOS de seducción y sensualidad, que vemos repetidos en las conductas de los individuos que interactúan en estos espacios públicos, siendo interesante ver hasta qué punto en lo público comienza o termina la seducción y el límite donde está el contacto, lo íntimo, lo privado. Muchas veces encontramos la seducción y lo excitante en lo más vulgar o carnal siendo “las tetas, el culo y el paquete”


símbolos de atención y herramientas para la sensualidad, mostrando así la sexualidad como cotidianidad natural de la sensualidad o imagen de una persona, por el contrario hay quienes se ocultan en el misterio adornando sus cuerpos con una serie de accesorios (joyas, colores, texturas, etc.) los cuales convierten o complementan la figura simple del individuo llamando la atención por distintos motivos dependiendo de la intención del usuario de estos accesorios. Dentro de estos códigos encontramos también los estereotipos. Ejemplificando sus conductas con lo entendido encontramos una “niña de liceo” (Fig.3) falda o jumper cortísimo, camisa apretada con 3 o 4 botones desabrochados, pelo teñido aros etc. La observamos unos minutos a la salida del metro frente al paradero fumándose un cigarro con las amigas , la vemos recogiendo algo del suelo un tanto incómoda, ya que la falda no le ayuda mucho se agacha piernas estiradas, un movimiento rápido, consciente de que no quiere que se le vea nada, sabe que la están mirando por lo que sabe que se le ve todo, coqueta recoge el objeto y se sienta riéndose con las compañeras, no muchos metros más allá un grupo de niños llegando al metro observo la situación se comportan como monos que recién han visto comida en días, echan miradas, carcajadas y siguen su camino hacia el metro. Resulta entretenido ver como los códigos de seducción se reflejan en conductas diferentes en cada persona y sobretodo códigos que no conocemos o que nos parecen extraños ya que cada uno con sus gustos encontramos cosas como formas de llamar la atención, de ser florerito, que te toquen el poto, que te presten el poto (metro auspicia), y un sin fin de códigos hasta el “¿qué hora es?” para la interacción y comienzo de la seducción.

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Bien acompañado de todo lo anterior viene el autoestima, si los códigos no son los mismos, no es recíproca la seducción o no te encuentras sensual, comienzan conductas reprimidas y pudorosas, el no mostrar tanto, el no importa como camine si nadie me mira, es como el da lo mismo que me mueva si a nadie le importa, ya que no esperan relacionarse con nadie en su camino por los espacios de la ciudad. Caminan cabizbajos, desarmados, desanimados, apurados, solos individuales sin pensar que alguien los puede topar. Al parecer el “juego” de la seducción sucede en espacios visibles, tentadores para la observación, donde el atractivo visual es señal del primer contacto entre dos o más personas, el demostrar, aparentar, ser. Siendo así los espacios más privados, oscuros, poco frecuente donde se dan situaciones más íntimas de contacto directo carnal, sin dejar de lado a los precursores del sexo en público y otras demostraciones de afecto al aire libre.


CUERPO frรกgil



el cuerpo comprimido: La experiencia espacial en el metro de Santiago. Tamara Luengo

Como seres humanos, una de nuestras necesidad es el de transportarnos desde un lugar a otro. A medida que fuimos evolucionando, el requerimiento de movernos a mayor velocidad hizo que mejorara la tecnología del transporte. Pasando de movernos en base a nuestro propio cuerpo, a la utilización de vehículos motorizados. La necesidad de recorrer mayores distancias en menor tiempo era mayor, sin embargo no todos podían acceder a su propio vehículo, por lo que el transporte público se volvió parte de la vida cotidiana. En Chile, específicamente Santiago, el porcentaje de personas que viaja en metro supera crecientemente a cualquier transporte público (sea micro o colectivo). La razón por la cual existe esta preferencia es no solo por la economía, sino por la velocidad y por la cantidad de trenes que hay, que genera un constante flujo. Sin embargo, la relación vagones - horario - usuario generan distintos tipos de habitabilidad de acuerdo a las diversas condiciones de horario, usos y tipo de personas. Estas relaciones las dividiré en dos:

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1_Horario Valle: Reconocido como aquel momento en el que las personas poseen mayor movilidad. Estas condiciones se dan en los horarios al rededor del medio día y de la noche. Quienes lo utilizan están más relajados y pueden esperar si lo requieren. Pueden haber grupos de personas o usuarios con objetos que requieran más espacio. 2_Horario Punta: Aquel momento donde nos sentimos apretados, en horarios de mañana y tarde, donde las personas transitan hacia o desde el trabajo o lugar de estudio. Las personas lo utilizan y se adaptan a estas condiciones a causa de la necesidad de llegar a un punto final en cierto momento. No existe apuro, se busca lograr que entre la mayor cantidad de gente en el espacio. No se considera el hecho de esperar a un siguiente tren a menos que ya no exista espacio. Generalmente son personas solas con algún bolso o mochila que puedan utilizar apegadas al cuerpo.

Como peatones y usuarios hemos debido y sabido adaptarnos a estas condiciones de habitabilidad que se dan únicamente en el metro. Para una mayor comprensión del estudio, reconoceremos los siguientes conceptos claves: Velocidad: Se considerará en relación al caminar de las personas. Se considerará de menos a más veloz: pie - micro - metro - auto. Transporte público: micro y metro.


Apretado: Situación ocurrida en la hora peak. Hasta 7 personas por metro cuadrado. Las personas se comprimen entre ellas, sin tener una relación de intimidad entre ellos, no hay relación emocional entre las personas. No hay contacto visual, pero sí un contacto físico. Las manos se encuentran apegadas al cuerpo. La temperatura del ambiente aumenta a causa de la temperatura corporal, el ambiente se humedece. Comodidad: Aquella sensación de tener espacio propio, poseer un metro cuadrado personal. Cuando la cercanía implica intimidad con las personas, alguna relación emocional. Incomodidad: Cuando las condiciones obligan a estar en contacto con alguna persona desconocida. Cuando el cuerpo está presionado con el de otro. Inestabilidad. Cuesta respirar y es imposible moverse. Masa: Se entenderá como masa al grupo de personas que convivirán durante el trayecto. Este grupo conforman una masa la cual tiene su propio lenguaje. Esta masa se mueve en conjunto. Cuando una persona deja la masa esta se acomoda para acoger a un nuevo usuario. Cuando un usuario necesita dejar la masa, toda ella debe de permitir su abandono. Un ser que forma parte de esta masa puede mantener la estabilidad gracias a esta.

Recorrido: Estación Universidad Católica, Baquedano, Irarrázaval Cuando debemos transitar en metro, cambian todas nuestras percepciones de los espacios. Pasamos de un contexto externalizado y abierto, a un ambiente subterráneo, donde prima lo cerrado y la velocidad, y donde las relaciones con el espacio y con las personas que nos rodean, adquieren un carácter único al momento de subir al vagón del metro. Se provoca un brusco cambio, donde los límites pasan de ser muros, rejas o simplemente no ser percibidos, a ser nuestra piel en contacto con la de los otros, y donde la capacidad de movimiento se reduce a la compresión de nuestro mismo cuerpo. Pasamos a tener una relación casi íntima, pues todos los ángulos y pliegues de nuestro cuerpo están en contacto con el cuerpo de los otros, y ahora los límites entre confian-

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Condiciones de la Masa. Esquemas realizados por el autor.


za y desconfianza, intimidad y no intimidad con las personas está dada por el contacto visual. Las personas pasan a ser siluetas, una gran mancha que comprime nuestros cuerpos y donde uno, a su vez, se vuelve una más de estas siluetas. Nuestros cuerpos se rigidizan, nuestras manos se mantienen sobre la cadera tratando de comprimirnos lo máximo posible. Ya no es necesario buscar un punto de agarre para tener equilibrio, pues esta gran masa se mueve en conjunto. Somos parte de un ser superior, a pesar de que no queramos serlo, y debemos adecuarnos a él o simplemente él se adecuará a nosotros. Entramos a una masa, que se moldea a nuestros cuerpos y que está en constante movimiento. Hay momentos en el que esta masa se desarma, y se generan múltiples vacíos entre los cuerpos. Una sensación de alivio, un respiro que perdura un trayecto, donde debemos volver a formar parte de este espacio, moldeándonos a nuevos cuerpos. Y para poder salir de esta masa, ésta en conjunto con nosotros debe de lograr expulsarnos. Debemos lograr pasar de un punto a otro lo más rápido posible, casi desprendiéndonos de las distintas partes de nuestro cuerpo, para finalmente salir, dejar la masa, y volver a ser un ente independiente, donde nuevamente el cuerpo es parte íntima, donde ya no hay contacto físico alguno con las personas, y donde los límites vuelven a ser los mismos de antes.

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CUERPO

Se desenvuelve

CIUDAD

EXPUESTO ESPACIOS

ATMOSFERAS

PRESENCIA/AUSENCIA PERSONAS COND. LUMINICAS En malas condiciones SENSACION DE PELIGRO

MIEDO ESPACIOS INSEGUROS

Esquema síntesis del discurso. Realizado por el autora.


La espacialidad del miedo: Miedo y seguridad dentro de la ciudad Carolina Salgado

Al transitar por la ciudad nos vemos expuestos ante estímulos que provocan en nosotros diferentes emociones y condicionan nuestra forma de relacionarnos con los otros y con el espacio. El miedo, como emoción, es uno de estos factores que afecta no solamente a nuestra dimensión psicológica, sino que también a la física y perceptual. Entendiendo el miedo como todas aquellas sensaciones que provienen de la percepción de un peligro y que nos hacen sentir vulnerables, este va a definir dos tipos de espacios dentro de la ciudad: seguros e inseguros. Donde los espacios inseguros van a ser aquellos en que por alguna razón, ya sea espacial o social, nos vamos a sentir amenazados y con la necesidad de cierto tipo de protección. Estos espacios son aquellos que generalmente evitamos, pero ¿qué pasa cuando éstos nos atrapan por sorpresa? Esta característica del miedo urbano es la que le agrega complejidad al tema, ya que salir a buscar el miedo condiciona la predisposición que voy a tener ante este y le quita realidad a las reacciones vividas, u observadas. Por lo que me basaré en un recuerdo de una experiencia previa para realizar las observaciones siguientes.

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Era jueves cerca de las doce del día, me encontraba recorriendo el parque Quinta Normal junto a dos amigas. El lugar era casi desconocido mí, la última vez que lo visité era muy pequeña y casi no lo recordaba, por lo que caminaba lento y relajada observando con interés todo lo que aparecía a mí alrededor. Recuerdo un largo camino de tierra que llevaba hasta el fondo del parque, rodeado de unos grandes árboles que delimitaban nuestro andar. Estábamos nosotras y un par de señoras que se dirigían a la salida. Cuando llegamos casi al final del parque, encontramos a nuestra derecha una pequeña salida no muy transitada por donde salieron las señoras, y un poco más a la izquierda unos juegos de niños. El ambiente era bastante distinto a lo que hasta el momento habíamos recorrido, las grandes rejas del parque ahora se transformaron en muros ciegos que delimitaban y chocaban a edificaciones de mayor altura que se interponían en la llegada del sol al lugar, los árboles ya no estaban tan ordenados sino que se encontraban repartidos por el espacio, el pasto crecía sin restricciones y las hojas de los árboles tapaban gran parte del suelo. Me emocioné al ver los juegos, y olvidando todo lo demás caminé decidida hacia ellos, quizás un poco más rápido por la emoción. Pero cuando me acerqué un poco, noté que no éramos las únicas ahí, un grupo de jóvenes se encontraba tomando cervezas detrás de los juegos. Eran seis u ocho, todos hombres, hablaban y se reían muy fuerte y estaban repartidos por el espacio. Cuando notaron nuestra presencia miraron en nuestra dirección y nosotras nos detuvimos. Perdimos la emoción anterior


y la ligereza con la que caminábamos, para transformarla en miedo, en precaución. Los observamos detenidamente mientras nos manteníamos quietas en nuestros lugares realizando movimientos lentos como tratando de pasar desapercibidas, sin siquiera hablar entre nosotras. Mi cuerpo estaba tenso, un tanto contenido pero listo para reaccionar. Retrocedimos lentamente, sin dejar de mirar las acciones del grupo de jóvenes. Y justo apareció a nuestro lado un caballero barriendo las hojas del suelo, que al vernos nos dijo:

“Chiquillas no anden solas por acá, váyanse pa´l otro lao’ del parque, donde hay más gente”. En ese momento los jóvenes comenzaron a moverse y decidimos alejarnos lo suficiente para comenzar a caminar más rápido hacia las partes más “pobladas” del parque.

Aproximación a la espacialidad del miedo Dentro del relato la sensación de inseguridad está condicionada por los aspectos espaciales y de atmósfera que se crean en el lugar visitado. Las condiciones lumínicas en el fondo del parque son mucho más bajas que en otras áreas donde el espacio se encuentra más abierto y permite la entrada de luz solar. La cantidad de árboles, de objetos que se interponen en el espacio, aumenta en este sector haciendo más difícil el entendimiento del espacio en sí.

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Diferencias perceptuales al ser espacios habitados por un cuerpo o mรกs de ellos.


Las hojas, el pasto largo, los juegos envejecidos, dan una atmósfera de abandono al lugar, aumentando la percepción de este como espacio inseguro. Y la poca cantidad de gente, casi nula, también hace de este espacio un lugar “poco controlado”. La ausencia de personas, de observadores exteriores permite que se den actividades y actitudes que pueden llegar a ser peligrosas para un tercero que visita el lugar. Esto debido también a la lejanía con los accesos principales que concentran un tránsito más permanente de personas variadas hacia y fuera del parque. Nuestro ser físico, aquello que nos conecta con lo espacial, que nos permite desarrollarnos dentro de un lugar determinado, también se ve afectado por los agentes externos con los que nos encontramos en la ciudad. En el relato, la reacción del cuerpo es también un aviso de peligro. La incapacidad de dejar de observar el peligro, de mantener en todo momento el control visual sobre el objeto que nos pareció amenazador es la primera reacción. El cuerpo en estado de sigilo. De movimientos lentos, cuidadosos, manteniendo siempre de frente el objeto de peligro. Dar la espalda sería perder el control, no saber qué está pasando, aumentando la sensación de miedo. Aunque esto es algo que cambia al alejarnos del peligro donde ya somos capaces de volver a nuestra situación normal. Las manos funcionan como nuestra primera relación con lo exterior se mantienen levemente elevadas, como esperando algo, protegiéndonos de aquello que podría dañarnos.

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CFG EL CUERPO EN LA CIUDAD DICIEMBRE, 2014


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