Color of emotions

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Color of Emotions M贸nica S谩nchez-Robles


Paisajes decodificados

de ensayo en el laboratorio. Cual doctor Frankenstein ha ido construyendo un paisaje inventado, aprovechando y desechando partes que previamente lo fueron de una realidad constatable. Hasta ahora ha sido también la consecuencia de un proceso mental casi científico, mecánico, desprovisto de una dosis emocional contundente.

Aparentemente es semejante la acción del artista cuando encuadra el paisaje con el visor de una cámara fotográfica a la del agrimensor. Ambos acotan las distancias, las miden, las codifican, eliminan aquellos territorios que no son de su atención e interés y hacen que el paisaje se limite a un segmento determinado. La diferencia entre ambos radica en que, mientras el segundo adopta ante el mismo una actitud científica, fría, desprovista de toda carga que no fuera el fin último de conocer los metros cuadrados exactos de un territorio previamente determinado, el primero elige caprichosamente el trozo de paisaje, eliminando las zonas que estética o conceptualmente no le interesan, con independencia de si son parte o no de un todo. Hay pues en esta voluntad un posicionamiento subjetivo y consciente de inventar un paisaje seleccionando del todo, aquella parte con la que crea un sentimiento de atracción, de gusto, de misterio o incluso de contrariedad. Ese sentimiento primero del artista al seleccionar una porción del paisaje no sólo viene determinado por la forma, por la orografía, sino también por la luz y el color. El proceso de Mónica Sánchez Robles hasta este punto es sin duda verdaderamente común entre los fotógrafos de paisaje, no muy alejado de la mirada de Struth, Eliasson o Hütte. Pero ella interviene en él, de una forma más drástica y manipuladora. No se limita a seleccionar un fragmento del paisaje determinado por su original y particular mirada. En un laboratorio informático, con un software sumamente especializado, desnuda al paisaje de su color original, estandarizándolos a todos por igual a un blanco y negro desprovisto de sentimientos y efectos, en el que la forma adquiere un protagonismo sobresaliente. Usando herramientas informáticas al igual que el cuchillo del carnicero que separa, con suma precisión, la carne de la grasa, la artista elimina del original partes que son nocivas para su idea, áreas que despistan la atención central de una intención conceptual o estética, o de ambas a la vez.

Partiendo del blanco y negro, MSR construye su singular visión del paisaje que lejos de ser amable y dócil genera cierta prevención en la mirada culta. Su propuesta conmueve no por la obvia calidad estética de las imágenes conseguidas sino por la efectividad de un discurso intelectual realmente sólido que invita y requiere de la reflexión del espectador, para alcanzar el significado completo. Con las mismas herramientas que le sirvieron para inventar desde una realidad por ella vivida, crea un escenario donde dejar las huellas de los sentimientos, de los colores, más contradictorios y opuestos. Son lugares que ella los vivió en primera persona, paseándolos, estudiándolos, padeciéndolos y disfrutándolos, con una presencia en absoluto virtual. Cada uno de ellos han pasado ya a ser fragmentos de su pasado emocional y muchos de ellos también han quedado perpetuados en dibujos-diario de estadios de emoción inconfesables y cargados de una energía siempre positiva que les confiere una simbología de esperanza, serenidad y de paz. MSR baña de color puro, sin matices, sin tonalidad alguna, zonas concretas o el todo de esos paisajes previamente seleccionados, diseccionados, mutilados y construidos. El blanco y negro ha dado paso, en algunas de estas obras, a un color uniforme, que barniza la imagen que ahora pasa a un segundo nivel de importancia. En otras, el color sólo invade una zona concreta, en este caso si que su selección se parece a la del agrimensor, convirtiéndola en el paisaje de un paisaje, en el protagonista de una acción maniquea. Y es ahí cuando los sentimientos que esos colores pueden generar en el espectador, luchan y dialogan con la iconografía de un paisaje que un día formó parte de una experiencia exploratoria vital del artista pero que ahora tiene una función de señuelo para cautivar miradas ajenas y suscitar emociones y sentimientos individuales e inexplicables.

Ya en este punto el paisaje ha dejado de ser la representación de un territorio natural real, quizá sí identificable, pero en absoluto se puede ya encontrar en ninguna parte. El paisaje ahora es consecuencia de una idea y de los procesos

Fernando Francés


El color es una materia fundamental en el pensamiento de Mónica SánchezRobles. De ese profundo interés por el color

brotan

las

intuiciones

que

conducen a Color of Emotions, y brotan tras un largo proceso de transformación personal, de meditación, de aprendizaje, de estudio, de originales propuestas didácticas, de un gran trabajo intelectual acerca del color como fenómeno físico y psicológico, y tras la observación atenta también, durante años, de los propios estados de ánimo: los cambios de humor, la evolución en el tiempo, que Mónica va asociando a diferentes colores, componiendo en su mente un mundo singular de sinestesias que finalmente plasma de forma gráfica en las imágenes de Color of Emotions.

Busqué paisajes desnudos tratando de encontrar el silencio, la nada, la ausencia de todo, y esa búsqueda me llevó finalmente al color

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Color of Emotions Color of Emotions reúne el trabajo reciente de Mónica Sánchez-Robles en relación con las emociones y el color: fotografías, cajas de luces, letreros luminosos y la proyección de un test, ideado y diseñado por ella, que vincula colores con emociones. La naturaleza y las nuevas tecnologías se entrelazan en esta muestra, invitándonos a reflexionar sobre el color de nuestras emociones. El recorrido por la exposición debe iniciarse con la realización del test, que nada tiene que ver con el arte, pero es la base, sin embargo, para el desarrollo de todo el proyecto plástico de Color of Emotions. Mónica lo creó para establecer conclusiones estadísticas, empíricas, acerca de la relación entre los colores y las emociones. El test nos muestra cómo la asociación de color y emoción varía en función de la edad y el sexo. No hay azar, tendencia o moda en la elección del color, sino algo mucho más profundo, escrito en nuestro ser por la naturaleza o la cultura. La paleta cromática del test se fijó en 16 colores, incluyendo el negro y el transparente: más colores que los del arco iris, con el fin de que cualquier persona, incluso aquellas con más dificultades para definir un color preciso, pudieran apreciar bien las variaciones cálidas y frías, y los tonos oscuros y claros. En coloremotions.com se pueden ver los resultados estadísticos de los test realizados hasta el momento por miles de personas en diferentes países.


Fotografías Las fotografías de la exposición nos llevan a lugares áridos y volcánicos, cubiertos de lava o erosionados por el viento, sin presencia humana, sin rastro de vida, lugares de un universo ajeno al nuestro, en el que se nos invita a penetrar con una mirada silenciosa. El color a veces ocupa el primer plano en estos paisajes, como si cayera sobre el terreno para hacernos perder las referencias del espacio, removiendo nuestros recuerdos con extrañas emociones. Otras veces, por el contrario, el color natural identifica el terreno, nos permite interpretar correctamente lo que vemos, al igual que nos permitiría distinguir una esmeralda de un zafiro.

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Ante estos paisajes, la irresistible atracción por las simetrías, la luz y el color


驴C贸mo se relacionan el color y las emociones?

De esta pregunta surgi贸 Color of Emotions

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En la oscuridad se esconde el color


Color donde todo es neutro

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Letreros luminosos Los letreros luminosos recogen en palabras de diferentes idiomas las emociones básicas comúnmente aceptadas en la civilización occidental: amor, tristeza, ira, alegría, asco, miedo, vergüenza y sorpresa. Estas emociones las asociamos con colores, colores que cambian según la edad y el sexo. Las gamas son más reducidas y más determinantes en la infancia porque los niños tienen menos interferencias culturales. Al acercarnos a la vejez, se reduce la gama cromática como consecuencia de la pérdida de sensibilidad del ojo hacia la luz. La aportación cultural y climatológica también es fuente de distintas apreciaciones: en China, el rojo indica alegría. En Occidente puede denotar peligro.

“le puso verde” “la vie en rose”

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