Jueves 17 de marzo de 2016
Gobernar más allá del escenario HELMER VELÁSQUEZ
La penosa estrategia de gobierno.
Esto de acudir a la caridad pública para resolver los problemas nacionales, deja una impresión bastante negativa de la capacidad gubernamental para encarar la administración pública y ofrecer soluciones de envergadura a nuestros añejos problemas. Queda claro que desde hace más de cincuenta años, no nos gobiernan estadistas, el señor Morales Cabrera no es la excepción. Al ritmo que vamos; pronto –y cuando se dé cuenta– que los campesinos en este país son pobres extremos, por no tener tierra para trabajar, acudirá al buen corazón de los propietarios de la tierra. Ese dos por ciento, que concentra más del sesenta por ciento de la tierra productiva de este
país, para que con el corazón contrito, cada uno de ellos done “una docena de cuerdas de a veinte brazadas” para otorgárselas –en singular sorteo– a quien no tiene y asunto arreglado. Bien haría el presidente Morales Cabrera, en dejar para la Secretaría de Obras Sociales de la Presidencia o cualquiera de las entidades asistenciales de este país, la gestión de caridad y donaciones: ya en pupitres, medicinas o alimentos; estas nobles entidades, cotidianamente y –sin mediación Presidencial– lo hacen muy bien y desde siempre en este querido país. Dedíquese usted don Jimmy Morales, a la función –principal– de la Presidencia: encarar los problemas nacionales, más allá de la conmiseración, es decir, presente a la sociedad su plan sustantivo para acometer las viejas dolencias del Sistema de Salud, qué en educación. Por ejemplo: cómo se incluirá al millón de jóvenes expulsados de la escuela, por “nuestro” excluyente sistema económico. Háganos saber su propuesta para el desarrollo rural, y una vez conocidas sus profundas ideas y aceptadas socialmente, deberá proponernos la forma de encarar la escasez de fondos públicos. Por ejemplo: ¿Sí la Presidencia, y su bisoña bancada parlamentaria, se apuntan a impulsar un proceso serio hacia un Pacto Fiscal? La Teletón, de la medicina, pupitres y tierra para quien la trabaja, no es solución y usted lo sabe. Así que no más entretener la nigua, que a nadie conviene. Esperamos de usted más que gestos lastimeros y dejar hacer-dejar pasar a los círculos del capital como ha hecho hasta ahora: trabajo, acción y soluciones. Y si –pese a todo– esta pena ajena “un Presidente que pepena” va a ser la tónica de su gobierno, me permito recomendarle se asesore de las Hermanas de la Caridad: respetables damas, efectivas y transparentes en esa tarea. Moraleja: Es hora de gobernar seriamente… Más allá del escenario.
FUENTE: Columna de opinión publicada en la página 18 del diario elPeriódico.