Marta Pallarès Anna Grimal
Greta y la oreja despistada
M ·O · S ·Q · U · I ·T · O
La casa de Greta estaba tan cerca de la playa de Aguasalada que, a veces, las olas se deslizaban por debajo de la puerta de entrada. A Greta le gustaba zambullirse entre las olas hasta que la punta de la nariz tocaba el fondo del mar.
A partir de ese momento, no quedó ningún rincón del pueblo sin revisar. Turistas, habitantes y gente de paso lo registraron todo de arriba abajo buscando la oreja desaparecida. Incluso buscaron dentro de las redes de los pescadores. Pero todo fue en vano, la oreja de Greta no aparecía.
-Mar ¿dónde está mi oreja? -preguntó una tarde la niña en voz alta. -¿No has oído lo que te ha dicho? -le dijo un pescador-. Tu oreja sólo volverá cuando aprendas a escuchar. -¡Ya sé escuchar! -replicó Greta. -Pues demuéstralo -y el pescador se concentró de nuevo en la pesca.
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¿Sabías que las orejas se aburren y se van cuando tus padres te llaman y te haces el sordo? Greta no lo sabía, hasta que una mañana..
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Libros infantiles, o no...