El puerto de Nueva York es uno de los que tiene más tráfico de pasajeros y de contenedores de Estados Unidos. Está situado en la desembocadura del río Hudson, en el Upper New York. Su entrada desde el océano está presidida por la Estatua de la Libertad, que da la bienvenida a la ciudad. La anécdota: la Estatua de la Libertad fue un regalo de Francia al pueblo de Nueva York para celebrar los 100 años de independencia de los Estados Unidos.
San Petersburgo es la ciudad de los zares: fue la capital del imperio ruso. Sus canales, palacios, edificios y templos deslumbran a los visitantes. ¡Qué ciudad más elegante! El gran puerto se sitúa sobre el río Nevá, que permite la entrada de los barcos desde el mar Báltico. La anécdota: el nombre de esta ciudad ha cambiado tres veces en menos de un siglo: primero fue San Petersburgo; después la bautizaron como Petrogrado y luego la llamaron Leningrado. Hoy en día tiene su nombre original.
En la costa de Hawái hay docenas de pequeños embarcaderos turísticos que acogen a los locos del surf. Junto a un paisaje volcánico, estas playas infestadas de tiburones producen, según dicen, unas olas perfectas para surfear. La curiosidad: Hawái es uno de los estados que forman los Estados Unidos, pero es un conjunto de islas situada en pleno Océano Pacífico.