PARQUES NACIONALES LAGUNA BLANCA Y LANÍN

En plena estepa Patagonia, azotado por vientos violentos, en un clima árido y duro, se despliega como un milagro la Laguna Blanca, una superficie de agua dulce poco profunda en la que reina el cisne de cuello negro. Esos humedales son punto de cita de gran cantidad de aves viajeras, que descansan en la zona antes de continuar su migración.

Si uno levanta la vista, tiene la sensación de que se encuentra en un paisaje antiguo, y es bien cierto: las pinturas rupestres que allí se custodian indican claramente que hace millones de año el Homo Sapiens quiso pasar a la posteridad a través del arte.

En cambio, el Parque Nacional Lanín, en la misma provincia de Neuquén, es vertical, puesto que el volcán del mismo nombres, siempre coronado de nieves perpetuas, es la referencia y el reclamo más característico.

El pudú, una especie de ciervo hoy en peligro de extinción, y el huillín, la nutria que vive en los ríos de la zona, son los animales más característicos.