Nuevas Tecnologías y Periodismo

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NOVES COMPETÈNCIES PROFESSIONALS

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Nuevas tecnologías y periodismo: repercusiones (realistas) en la producción informativa Jaime Alonso Ruiz Universidad de Murcia The development of Internet has created news considerations about de progress in several areas. One of these is journalism. At the beginning, somebody thought that new technologies will change –in positive– the philosophy of the media, in differents ways. In this moments, we think it is necessary to reconsider some ideas about the positive and negative aspect that de current digital revolution have brought to us.

1. Introducción

H

ace unos años, cuando la implantación de las nuevas tecnologías era una realidad que se podía constatar, la situación mostraba que la premisa más relevante en torno al proceso era la que manifestaba que toda implantación tecnológica, por el hecho de ser tecnológica –y, por ende, nueva– debía ser necesariamente positiva. Esta premisa se aplicó a diferentes campos del entramado de nuestras sociedades, como es el caso del periodismo. Las grandes potencialidades de la denominada comunicación on line sentaban sus bases en tres parámetros fundamentales: hipertexto, interactividad y multimedialidad.1 Los discursos se orientaban a la explicación de cómo estos funcionaban o debían funcionar en el complicado engranaje de la producción informativa, al tiempo que se elaboraban discursos acerca de su descripción y evolución, de la misma manera que surgieron análisis de naturaleza más concreta sobre el empleo de estas herramientas en diarios digitales y en otros nuevos medios. La realidad nos ha dotado de perspectiva. Aunque puede aducirse que es pronto para hablar de premisas concluyentes, consideramos que es posible –y quizá necesario– reflexionar acerca de qué esta ocurriendo con la implantación de las tecnologías de la información en su interacción con la producción informativa. Se trata de mostrar unos apuntes de naturaleza teórica que surgen del contraste que emana del deber ser del periodismo, los cuales chocan con la situación creada tras la implantación y uso de las tecnologías de la información. Nos referiremos a dos aspectos, fundamentalmente:

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- en primer lugar, a la modificación de la producción periodística que ha traído consigo la adopción generalizada de actualizar las informaciones como rutina periodística habitual, - y en segundo lugar, la dificultad que supone la incorporación de algo tan complejo como son las tecnologías de la información a un sector profesional –el periodístico– que presenta altos índices de precariedad: inestabilidad laboral y profesional, escasa formación, etcétera. No se trata de elaborar discursos pesimistas que sirvan de contrapeso a los planteamientos eufóricos y excesivamente “integrados” propios del inicio de la revolución tecnológica que actualmente vivimos, sino de animar a una reflexión que consideramos prioritaria para comprender el desarrollo tecnológico en su contexto, midiéndolo con otras premisas y situaciones reales que deben ser tenidas en cuenta para un desarrollo equilibrado. Dentro del ámbito estrictamente periodístico, ese equilibrio busca ante todo que la tecnología se ubique en un plano de medio y no de fin; que no empleemos las potencialidades digitales que ahora se nos brindan simplemente porque sean potencialidades y porque éstas puedan desarrollarse. 2. La actualización de informaciones y el sentido periodístico La tecnología no debe marcar el camino –cómo debe hacerse el periodismo–, sino que, antes al contrario, es el criterio periodístico –de académicos y profesionales– el que debe adecuar y supeditar los avances tecnológicos al ejercicio del buen periodismo. Desde nuestra perspectiva, cabe preguntarse si la adopción de actualización de las informaciones como rutina habitual de trabajo de los diarios digitales supone, desde un punto totalizante y definitivo, un aspecto siempre positivo para la producción periodística o, por el contrario, se hace necesario poner en tela de juicio esta nueva posibilidad. La actualización de informaciones supone un cambio de gran envergadura en la manera en que trabajan los periodistas. Supone un novedoso sentido de la periodicidad, en cuanto que introduce una nueva dimensión de lo que podemos denominar como tiempo periodístico: se produce una reducción de la secuencia que transcurre entre que un hecho es conocido por un periodista y éste es publicado y comunicado a su audiencia. Una observación detenida al proceso de adaptación (últimos cinco años) de las cabeceras de la prensa española a Internet permite comprobar cómo la actualización es una rutina habitual de producción periodística que generalizadamente se advierte como un valor en alza: un medio es cualitativamente “mejor” que otro en el momento en que despliega rutinas de actualización, cuando cuenta lo que sucede en el momento en que ocurre. La consideración que aquí hacemos es si ese despliegue de actualización es en todo momento necesariamente positivo para la producción periodística. Si, tal y como pone de manifiesto el investigador Gomis (1991), el perio-


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dismo es fundamentalmente una labor de interpretación de la realidad que circunda un espacio social dado –selección de lo que es noticia, traducción a lenguaje inteligible de los hechos que se convertirán en informaciones, así como contextualización– todo parece indicar que el cambio en la dinámica temporal del trabajo periodístico motivado por la introducción de la tecnología digital ocasiona modificaciones en la manera en que los profesionales llevan a cabo sus tareas de interpretación. No es lo mismo interpretar contando con una periodicidad que con otra; es decir, no es lo mismo interpretar cuando se tiene una jornada diaria –prensa de papel– que cuando ese intervalo de tiempo se ha reducido considerablemente o incluso es casi inexistente –prensa digital. Los hechos son diferentes y no todos implican el mismo nivel de interpretación por parte de los periodistas. En un primer esbozo intelectual, consideramos que la actualización de informaciones no debe ser entendida como valor absoluto, sino que será un factor positivo de cara a la narración de unos hechos, pero negativo de cara a otros. Será positiva en aquellas circunstancias en las que la prioridad sea trasladar a la audiencia la urgencia de un hecho, pero negativo en aquellas situaciones en las que sea prioritaria una temporalidad más amplia necesaria para que el periodista lleve a cabo una adecuada labor de interpretación. Nos estamos refiriendo a aquellos acontecimientos en los que se hace necesario un despliegue de la espina dorsal del ejercicio del periodismo: contrastar hechos, consultar fuentes, etcétera. Dentro de la explicación de estos hechos que requieren un tratamiento más exhaustivo por parte de los periodistas, cabe pensar que algunos diarios digitales pueden llegar a reflejar informaciones inexactas –o incluso falsas– en el momento en que no se encuentran elaboradas en su totalidad, entendiendo ese “elaboradas” en su dimensión de información completa, explicada y cerrada. Podremos comprenderlo con el símil del puzzle: cada actualización de los hechos que realiza el diario digital sobre una información en concreto puede contemplarse como una pieza; la conjunción de varias de ellas puede no darnos la visión total –el puzzle completo– que se requiere para que la audiencia conozca el hecho al que nos referimos, en su dimensión completa. Decimos que el cambio de temporalidad es de carácter vertebral porque, como hemos explicado, supone una alteración en la tarea de interpretación del periodista. Cabe decir más: en el fondo, con la actualización, los diarios digitales se alejan del sistema interpretativo de la prensa de papel y se aproximan a las dinámicas propias de la radio y la televisión. El “estar ahí” –contar lo que ocurre cuando está sucediendo– sería una dimensión propia de estos dos medios y de la prensa digital, dejando a la prensa de papel su valor de medio más “interpretativo”. En sí mismo considerado, el nacimiento de lo que podíamos entender como un cuarto medio de comunicación, no supone un hecho negativo. El problema se encuentra en que, debido al carácter de derivación que posee la prensa digi-

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tal de la prensa de papel –la primera deviene de la segunda– la audiencia pueda interpretar que nos encontramos ante un medio de comunicación que reproduce las rutinas (modo de trabajo) de la prensa de papel, cuando realmente nos hallamos frente a un medio que posee rutinas diferentes, que aún hay que analizar y comprender. Y de la misma forma cabría extender la reflexión de la audiencia a los profesionales del nuevo medio: ¿son conscientes éstos del salto cualitativo que se produce de un medio a otro, de la prensa digital a la prensa de papel; esto es, de los cambios que en la producción periodística supone un medio respecto al otro? Sugerimos que estos cambios deberían introducir, por lo menos, algunas modificaciones en los hábitos de los periodistas que trabajan en el medio. Y de la misma manera que ocurre con la actualización de informaciones, consideramos que sería necesario elaborar un discurso crítico con el resto de potencialidades que traen consigo las tecnologías digitales, tal y como es el caso de la interactividad, el hipertexto y el multimedia. Las dimensiones que de ellas se habían predicado, ¿puede decirse que constituyen una realidad en la producción periodística del ahora? Una primera revisión de los diarios digitales permite constatar que si bien las tres potencialidades son observables en la producción periodística, no es menos cierto que su aplicación y desarrollo en los medios ha conllevado una complejidad superior a la que en principio podía pensarse. Respecto a la interactividad, cabe decir que ha sido una realidad sólo en aquellos diarios que han aceptado el desafío de las tecnologías de información. Se trata de medios –en el ámbito de España nos referimos a algunos de ámbito nacional, tales como elmundo.es y elpaís.es, además de otros– que han apostado por dos retos estrechamente relacionados: primero, nuevos formatos inéditos hasta la fecha en donde se han introducido aspectos referidos a la interactividad, y, segundo, la disposición de destinar un conjunto de profesionales encargados de esos nuevos formatos. Así, elmundo.es constituye un ejemplo representativo de creación de formatos referidos a la interactividad en su sección denominada “Encuentros”, en donde los personajes invitados responden a preguntas que han sido formuladas por los usuarios. Un seguimiento a esta sección permite comprobar cómo su dinámica requiere un amplio esfuerzo de planificación y ejecución, lo cual pone de manifiesto que las ventajas o rendimientos de la interactividad requieren una apuesta decidida. En el caso que nos ocupa –la sección de interactividad de elmundo.es, que, como decimos, desde nuestra óptica supone un ejemplo de interactividad–, esa apuesta firme se refiere a las diferentes tareas que deben realizarse para obtener los frutos de esa interactividad: una selección de las personas que son seleccionadas para las diferentes secciones, una recepción de preguntas por parte de los organizadores, una tarea de selección de las preguntas que se formularán, una moderación en el orden de las cuestiones, etcétera. Respecto al multimedia, cabe decir que se trata de una opción posible y real


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desde el punto de vista meramente tecnológico, que, sin embargo, no ha encontrado una aplicación real y efectiva dentro del discurso periodístico. Queremos decir que lo textual, lo sonoro y lo visual son opciones que se aplican en los diarios digitales, aunque su integración –verdadero motor o sentido que en principio se otorga a la multimedialidad– no es un hecho o una realidad palpable en la producción de los medios. Para hablar de integración de estos formatos en el discurso periodístico, consideramos que los tres deben contribuir a la construcción del sentido de la información, no considerándose como elementos aislados. Una revisión del planteamiento que hacen en la actualidad los diarios digitales2 respecto al multimedia permite comprobar que, al igual que en los casos anteriores, el despliegue de este tipo de potencialidades es una realidad sólo en algunos medios. Se caracteriza no sólo por la aleatoria inserción de texto, imagen y sonido en diferentes secciones del diario, sino que además podemos percibir un esfuerzo destacado en que los tres formatos –audio, vídeo y texto– se encuentren integrados con el fin de crear ese sentido informativo al que nos hemos referido anteriormente. 3. Tecnologías de la información y situación laboral del periodismo La incorporación y uso de las tecnologías de la información depende en gran medida del sector en que se ubican. La premisa de la que partimos es que es complicado extraer las potencialidades de las tecnologías de la información en un ámbito profesional que plantea un gran número de deficiencias. Deficiencias que se manifiestan en la inestabilidad laboral que presenta la profesión, que ha sido puesta de manifiesto por diferentes estudios, tanto académicos como profesionales. A título de ejemplo, el artículo publicado por la Cantalapiedra, Coca y Bezunartea (2000) esbozaba una radiografía de la situación de los periodistas locales en Vizcaya, que consideramos que puede extrapolarse sin demasiadas dificultades al resto de España. Del artículo destacamos lo siguiente: El 40% de los periodistas vascos desarrolla su trabajo en unas condiciones laborales precarias. Es esta una realidad que ha sido reiteradamente denunciada por la Asociación de Periodistas de Bizkaia y por la Federación de las Asociaciones de la Prensa de España en distintas asambleas y foros internacionales. El vacío legal que dejó la desaparición del Estatuto del periodista ha sido aprovechado por las empresas de la información para ahondar en la desregulación de la profesión periodística y fomentar el empleo precario en el mejor de los casos, cuando no el trabajo gratuito.

Consideramos que la situación puede extrapolarse a la globalidad de la situación periodística española. Tal y como se escribe Concha Mateos hablando de la presentación del “Anuario Anual de la Profesión 3 Periodística”, realizado por un equipo de investigación de la Universidad de Málaga:

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Tres encuestas, un informe sobre empleo y varios semblantes sobre aspectos concretos comprenden el cuadro analítico del estado en que se encuentra el ejercicio de la profesión periodística actualmente.

Los periodistas encuestados manifiestan los problemas de carácter laboral con más intensidad que los de naturaleza ética, política o de organización profesional. Este dato puede sorprender y preocupar en un tiempo en que la credibilidad de los medios va a la baja, pero resulta un dato coherente si se contrasta con los resultados estadísticos del informe laboral: en torno al 40 por ciento de la redacción trabaja en situación de precariedad laboral leve o aguda. Este panorama complicado –del que únicamente hemos destacado un par de ejemplos– no ha venido sino a complicarse en el caso de los periodistas que trabajan más “próximos” a la tecnología: los periodistas digitales. Como se afirma en el Informe sobre la situació laboral i professional dels periodistas digitales a Catalunya,4 de noviembre de 2003, la situación de éstos no difiere mucho –¿puede decirse incluso que empeora?– del resto de la profesión periodística. Resaltamos algunas ideas del resumen que se esboza en el estudio: La precarietat laboral i professional dels periodistes digitals és un fet segons els resultats d’aquest informe […] Tot i que realitza diverses tasques a la feina, entre les quals destaquen la producció de contiguts originals i la direcció de projectes, no té contracte estable ni està ben remunerat. El 40% dels periodistes que treballa per a mitjans exclusivament digitals no té contracte laboral. Treballi pel tipus de mitjà que treballi, el 38% té un sou que no arriba als 900 Euros bruts mensuals.

La empresa no proporciona formació continuada en un 66% dels casos [...] La situació empitjora per al 32% dels periodistas digitals que teletreballen o fan la feina desde da casa. D’aquests, el 61% no té cap tipus de contracte i al 86% l’empresa no li paga ni les despeses de connexió a Internet, ni el llum, ni l’equipament necessari per fer el seu treball. Quan als periodistes digitals se’ls pregunta sobre els problemes principals que detecten en el treball i en l’exercici de la seva professió contesten que tenen poc sou, pitjors contactes, treballen més hores i estan menys valorats professionalment que altres companys periodistas, dissenyadors o informàtics. Puede considerarse que la situación laboral de los periodistas no supone el mejor caldo de cultivo para el desarrollo de las tecnologías de la información. Parece complicado pensar que un sector que posee deficiencias en su esencia –precaridad en la situación laboral y profesional– pueda afrontar con éxito el reto que supone una adaptación a un campo tan complejo como las nuevas tecnologías. El reto de adaptación a las nuevas tecnologí-


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as tiene que ver con dos dimensiones: por un lado, la formación continuada, y, por otro, a la adaptación a nuevos discursos periodísticos. Formación continuada Aunque pueda considerarse una obviedad y hasta un tópico, es preciso volver a afirmar que un campo como este requiere un esfuerzo de formación continuada. Esta formación continuada debe desarrollarse en dos vertientes, fundamentalmente: una tecnológica y otra de comunicación. En cuanto a la primera, los profesionales de los diarios digitales deben conocer las herramientas que se emplean para la elaboración de una edición digital, que dista mucho de los escasos conocimientos técnicos que se exigían con anterioridad. No se trata ahora de marcar una diferencia entre personal técnico y profesionales periodistas, esquema propio de la prensa en papel. Se trata de que estos últimos conozcan más de cerca las posibilidades que brinda la tecnología –en todas sus dimensiones–, de tal forma que se tome conciencia de las posibilidades de una tecnología que tiene la capacidad de transformar la construcción del mensaje periodístico. Pero en donde mejor se aprecia esa necesidad de formación es en materia de comunicación. La formación continuada del periodista digital implica el conocimiento –y seguimiento– de una emergente realidad comunicacional que es una realidad en la red de redes. El nacimiento de los denominados nuevos medios –entre los cuales podríamos incluir, además de los propios diarios digitales, los buscadores y directorios, las comunidades virtuales, las bitácoras o weblogs, las redes ciudadanas y portales– implica la comprensión de dinámicas que no son ajenas al periodismo digital, sino que en ocasiones le afecta directamente. Queremos decir que la acción de estos nuevos medios supone situaciones que, en forma de nuevos planteamientos comunicacionales, afectan al hoy y al mañana de los diarios digitales, por lo cual consideramos que debería ser conocido por los propios profesionales del periodismo en la red. Así, por ejemplo, la presencia de contenidos informativos en algunos de estos nuevos medios –los portales se han convertido en proveedores de información de actualidad al uso– debe ser conocido por los periodistas, en el momento en que reconfiguran el panorama mediático/informativo: nuevos medios que introducen nuevos parámetros mediante los cuales se recaba, produce y gestiona la información. Es significativo el caso del buscador Google que, con su servicio de noticias –accesible desde la página de inicio del buscador– permite consultar noticias procedentes de setecientas fuentes, la mayoría de ellas de medios de comunicación. Las bitácoras también sirven de ejemplo, en el momento en que la dinámica del medio –formato en donde un sujeto escribe siguiendo un criterio cronológico– supuso desde el principio un nuevo sentido del carácter de la información, en la medida en que abría la posibilidad de que los sujetos individuales –siguiendo su criterio exclusivo– se

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convirtieran en suministradores de informaciones, en clara oposición al trabajo de los diarios digitales. Desde nuestra óptica, parece complicado contar con un sentido de la formación que abarque las dos dimensiones mencionadas: la profesional y la comunicacional. No sólo por el hecho de la constatada ausencia de programas de formación en los medios, sino también debido a la dificultad intrínseca que conlleva una formación de estas características: innovación de la materia, necesidad de actualización continua, etcétera. Adaptación a nuevos discursos periodísticos Por nuevos discursos periodísticos nos referimos a la modificación de la producción mediática provocada por la irrupción de los elementos constitutivos de la comunicación digital: hipertexto, multimedia/hipermedia e interactividad. Aunque en páginas anteriores ya se perfilaron algunos aspectos sobre estas potencialidades, cabe decir algo más, en la medida en que constituyen aspectos que podemos entender como nuevos relatos informativos. La interactividad abre un nuevo discurso periodístico en la medida en que introduce un factor inédito: el usuario que participa del mensaje producido. La interactividad puede ser mayor o menor, dependiendo del grado de implicación que muestre el sujeto en el mensaje –informativo, de entretenimiento, etcétera–. Sin ánimo de establecer ahora una taxonomía, sino con una pretensión de mostrar ejemplos, cabe decir que un valor escaso o menor de interactividad es el que presenta la posibilidad que tienen los lectores de ponerse en contacto con los periodistas mediante el correo electrónico (aunque ciertamente cabe decir que todo dependerá de la manera y forma en que el medio responda –más o menos eficazmente– a las demandas de este servicio). Un valor alto de interactividad lo muestra el ejemplo que hemos planteado anteriormente al referirnos a la sección de entrevistas, en donde son los usuarios –tutelados por profesionales del medio– quienes formulan las preguntas a los entrevistados. Un sentido más alto aún de interactividad lo encontramos a día de hoy en casos que podemos tildar de experimentales, como el del diario gratuito Qué!, del grupo Recoletos. Como se lee en la noticia que recoge su lanzamiento, éste supone un reto considerable, en el momento en que se persigue que sean los propios usuarios quienes elaboren los contenidos del medio:5 La versión en papel no llegará hasta la próxima semana, pero sus responsables han querido que los internautas tengan antes un primer contacto con la cabecera y comiencen a darle forma. Y es que en la Red se les ofrece la oportunidad de intervenir en las noticias que publicará el periódico. Qué! digital se vende a sí mismo como “el primer diario español elaborado por sus propios lectores”. Y para lograr esa interactividad recurre a varios elementos. El principal, la opción que ofrece a los navegantes de crear, de forma gratuita, sus propios blogs, en los que pueden comentar las noticias que ocurren en su barrio o su


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ciudad. El periódico en Internet de cada una de las doce localidades en que se distribuirá “Qué!” recogerá en portada los mejores artículos de los lectores y la versión en papel se hará eco de los comentarios más interesantes.

El multimedia, por su parte, abre un discurso en los diarios digitales que ya no se ciñe, necesariamente, al estrictamente periodístico. Como oportunamente ha explicado Castells (1996): ...quizás el rasgo más importante del multimedia sea que captura dentro de sus dominios la mayor parte de las expresiones culturales en toda su diversidad. Su advenimiento equivale al fin de la separación, e incluso de la distinción, entre los medios audiovisuales e impresos, cultura popular y erudita, entretenimiento e información, educación y persuasión.

Una observación al desarrollo de los diarios digitales permite constatar que la evolución hacia contenidos que no son estrictamente periodísticos ha aumentado mucho y aún lo seguirá haciendo. Puede hacerse una amplia tipología de los mismos: contenidos de servicios (comerciales, de entretenimiento, de índole genérica), contenidos de información o intermediación (aquellos que sirven para encontrar otros), etcétera.

Notas 1. Existe un consenso más o menos generalizado en cuanto a que éstas son las tres potencialidades de la denominada “comunicación digital”. Elvira García de Torres y María José Pou Amérigo establecen en la obra Manual de redacción ciberperiodística (2003) un discurso completo sobre cada una de ellas. 2. La observación de los diarios digitales a la que hacemos mención se refiere a la llevada cabo en la tesis doctoral del autor, defendida en diciembre de 2005 en la Universidad Pontificia de Salamanca, que se encuentra pendiente de publicación. Dentro de la categoría “diarios digitales” se analizaron cinco medios: elmundo.es, elpais.es, elperiodico.com, lavanguardia.es y abc.es. 3. [http://www.ull.es/publicaciones/latina/2004informe.pdf]. 4. [http://www.sindicat.org/spc/informeperiodistes.pdf]. 5.[http://www.elmundo.es/Edmundo/2005/ 01/10/comunicación/1105364696.html], (Consulta: 24/01/2005). Autora: Raquel Quílez.

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