LA TRIBUNA DE TOLEDO. 7-4-2013. Sección: OPINIÓN. Jesús Fuentes Lázaro.
LA VICTORIA DE TEMBLEQUE No se incluirá la reciente “victoria de Tembleque” entre las batallas famosas. No la contarán los libros de Historia, aunque debiera hacerlo como ejemplo de comportamiento cívico. Claro, que esto a la derecha le parece egoísmo de alcaldes por unos cuantos votos que dificultan soluciones más amplias de la sanidad pública. Ya saben, en su argot, recortar es progresar, suprimir es avanzar. La victoria de Tembleque y de otros pueblos de la Región es la constancia de que aún es posible creer en el valor de la ciudadanía. Contra todas las previsiones se enfrentaron a la tecnocracia y la discriminación con la convicción de que son más protegibles los derechos de las personas que las pretendidas medidas técnicas. De su parte tuvieron, esta vez, a los jueces que han fundamentado jurídicamente la misma convicción. El Consejero de Sanidad, que tenemos la desgracia de padecer, hizo su penúltima demostración de prepotencia cuando opinó que los jueces no podían suplantar las decisiones de los técnicos. Los jueces, en cambio, entendieron que la vida de las personas y su derecho a preservarla es algo que sí les afecta a ellos, y un valor superior a las medidas técnicas, sobre todo cuando vienen contaminadas por visiones ideológicas, como es el caso. De ahí la importancia de la victoria de Tembleque y la derrota del Consejero de Sanidad y del Gobierno de Castilla-la Mancha. Para que vuelvan a por uvas, Echániz. Ese Gobierno derrotado ha manifestado que mantendrá las urgencias en los Centros de Salud de los pueblos pequeños, pero inmediatamente después ha anunciado un Plan de sanidad rural. Peligro, peligro. ¿Es una declaración de orgullo herido o será un nuevo intento de acabar con las urgencias de los lugares pequeños? Si fuera lo último, se pondría de relieve la obsesión obscena de sus objetivos: desmontar la sanidad pública, contra toda lógica colectiva, para convertirla en actividad de unos pocos (recientemente, Lamela). Hay que temer, pues, otras agresiones. Aunque si utilizaran la razón deberían dejar las cosas como están. No obstante, lo más probable es que no lo hagan. Y es que la razón y los ciudadanos ocupan un escalón muy por debajo de los impulsos de otros intereses. Lo ocurrido en Tembleque y en varios pueblos de la Región es una muestra de que hay Gobiernos que amenazan directamente el pacto esencial de la democracia: yo te elijo, tú defiendes mis derechos y mi bienestar. Y cuando los dirigentes y los representantes políticos renuncian a buscar el bien de los ciudadanos que les han elegido, estos no tienen otra obligación que organizar su propia defensa. Como en Tembleque.