El Patrimonio de la Orden de San Juan en Consuegra. Nuevos datos, viejos edificios.

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El patrimonio de la Orden de San Juan en Consuegra: Nuevos datos, viejos edificios

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Antes de comenzar a desgranar el patrimonio monumental que poseyó la Orden de San Juan en Consuegra, deberíamos comenzar por describir a la propia orden. Fue a finales del siglo XI cuando de la mano del beato Gerardo y en un lejano hospital en Jerusalén junto al Santo Sepulcro, nació la Orden de San Juan con una finalidad muy clara, como era la ayuda al prójimo y a los pobres y peregrinos. Esta modesta orden muy pronto se convertiría en toda una potencia militar, que en su desarrollo por occidente vino a recalar a la península y a Castilla. Añadiremos que la Orden de San Juan de Jerusalén, también llamada de Rodas y de Malta, llegó a nuestro territorio en el año 1183 cuando recibió el castillo de Consuegra que le fue donado por Alfonso VIII. Desde ese momento y prácticamente hasta las desamortizaciones del siglo XIX, la orden ejerció en nuestro territorio tanto la jurisdicción civil como eclesiástica, amén de otras prerrogativas como por ejemplo el cobro de determinados derechos e impuestos, como por ejemplo el diezmo, uno de los más importantes a nivel recaudatorio para la administración sanjuanista.


Ciñéndonos a las propiedades de la orden en Consuegra, señalaremos que no fueron básicamente fortalezas ó enclaves de carácter militar. No podemos olvidar esta función, que junto a la hospitalaria ya iniciada en Jerusalén serían las principales objetivos del establecimiento del señorío sanjuanista en España, pero hay que tener en cuenta otras muy diferentes que desarrollaron los caballeros en los territorios donde se asentó la orden. En base a estos aspectos vamos a intentar dividir en cinco grupos los bienes sanjuanistas con los que contó la orden en nuestra ciudad: 1. 2. 3. 4. 5.

Naturaleza religiosa (iglesias, ermitas, monasterios) Naturaleza residencial (castillos, casas palacio) Naturaleza económica (paneras, lagares, molinos, tercias, pozos de nieve) Naturaleza asistencial (hospitales) Otras propiedades (sernas, dehesas, etc.)

1. BIENES NATURALEZA RELIGIOSA

Iglesia parroquial de San Juan Bautista junto al rio Amarguillo, que divide a Consuegra en dos barriadas

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Era responsabilidad de la orden el mantenimiento y las obras de reparación de los templos, algo que ocasionó múltiples problemas suscitados con los concejos y con los obispados. También les correspondía el mantenimiento del culto (libros, cálices y ornamentos) así como el mobiliario.


Restos del ábside mudéjar del lado del evangelio de la desaparecida iglesia de Santa María la Mayor

Podemos decir que las primeras iglesias sanjuanistas fueron románicas en cuanto a su disposición, con plantas de una ó tres naves y tres capillas semicirculares, pero mudéjares por los materiales empleados, con predominio de los muros de mampostería con esquinas y verdugadas de ladrillo; las puertas se colocaban a los lados y a los pies del templo. La piedra, fundamental en el periodo románico y gótico no era muy común en la zona y había que buscarla en los alrededores. Se da la nota común que algunos templos fueron levantados en lugares ya sagrados, con templos anteriores bien visigodos ó romanos ó incluso mezquitas musulmanas como parece ser que ocurrió con la principal parroquia de Consuegra, es decir Santa María la Mayor. Veamos a continuación las iglesias levantadas por la Orden en Consuegra.

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Cuando los sanjuanistas llegan a Consuegra a partir de agosto de 1183, se plantean la construcción de una parroquia pues debían de encargarse de las necesidades espirituales de sus vasallos. La primera iglesia levantada como parroquia en todo el Señorío fue Santa María la Mayor de Consuegra. No sabemos la fecha de construcción exacta de este templo ni tampoco si la orden utilizó un edificio ya existente, quizá un antiguo oratorio, pero fijaremos a finales del siglo XII y principios del XIII la denominación de

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a) SANTA MARÍA LA MAYOR


parroquia al templo que nos ocupa. En una Concordia con el Arzobispo de Toledo datada en 1228 ya se indica que la parroquia de Santa María y sus parroquianos sean del Hospital y no del arzobispo. Recordemos que anteriormente a esta iglesia existió otra en Consuegra con la denominación de San Pedro, cuya ubicación aún a día de hoy es un misterio.

Detalle de los arcos polilobulados del ábside de la antigua iglesia de Santa María la Mayor de Consuegra

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De la primitiva iglesia de Santa María la Mayor, solo nos queda por un lado el ábside poligonal de la nave del evangelio (es decir la de la izquierda como miramos al altar mayor), realizado en ladrillo y mampostería, presentando una serie de arquerías ciegas a base de arcos de herradura y de medio punto trasdosados por otros polilobulados, siguiendo el estilo del románico-mudéjar de la segunda mitad del siglo XII y por otro, lo que pareció ser una cripta bajo el subsuelo de la iglesia, bastante modificado pero con algunos interesantes sillares posiblemente romanos. Por cierto este ábside fue declarado Elemento de Interés Patrimonial por la Consejería de Educación, Cultura y Deportes el 17-112015.

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Por lo que respecta al nombre, los sanjuanistas diferenciaron su primera parroquia en el territorio con el nombre de Santa María la Mayor, a diferencia del resto de parroquias que adquirirían la denominación de Santa María de la Asunción, una de las advocaciones más utilizadas en las iglesias de nuestro entorno junto a la de San Juan Bautista. De hecho en las tres localidades del señorío con más de una parroquia (Madridejos, Alcázar de San Juan y Consuegra) aparece Santa María como titular de una de ellas. Como curiosidad el prior más antiguo de Santa María del que tenemos conocimiento (lo que hoy sería la figura de párroco) fue don Seresgo como así aparece en la Carta de Población de Turleque de 1248.


A mi juicio, este templo representa perfectamente el pasado olvidado de Consuegra, pues desgraciadamente muchos vecinos desconocen que durante casi siete siglos en esta parte de la ciudad existió un templo cristiano, el primero que levantó la orden en el señorío. Por ello y por lo complejo que ha sido ir atrás en el tiempo en la historia de esta manzana de propiedades sanjuanistas me van a permitir que me extienda un poco más en su descripción. Sabemos gracias a la documentación, que las reformas en esta iglesia fueron constantes y necesarias. Según los alarifes que van interviniendo en las reformas progresivas de la iglesia, nos informan de que fue hecha en diferentes periodos y si hacemos caso a algunos autores como el conocido Domingo de Aguirre en el siglo XVIII, se construyó sobre los restos de una mezquita musulmana y ésta a la vez, sobre algún templo romano a tenor de los elementos reutilizados y que en parte todavía podemos ver bajo la cripta que aún se conserva.

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De hecho, la casualidad ha hecho que analizando una antigua fotografía de los restos de Santa María de los años 60 del siglo XX, procedente del interesante archivo del siempre recordado Francisco Domínguez Tendero y gracias a un programa de retoque fotográfico, hemos encontrado uno más de esos restos romanos a los que hacía alusión Aguirre y que fueron añadidos en

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Una de las imágenes más antiguas conservadas de los restos de la iglesia de Santa María la Mayor; concretamente se trata del ábside mudéjar del lado del evangelio. Fotografía propiedad de la familia del Águila


la iglesia. Se trata de parte de un fuste acanalado muy probablemente romano, que se asemeja al que Aguirre dibujó en su obra.

Imagen del interior de la iglesia de Santa María la Mayor con los restos de los ábsides laterales, realizada durante la demolición de los últimos restos y muralla de la iglesia en los años 60 del siglo XX

Debido a la deficiente construcción del templo, fueron frecuentes las reparaciones de cubiertas, paredes, etc. Por ejemplo, en febrero de 1637

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Lámina incluida en la obra de Domingo de Aguirre “Descripción histórica del Gran Priorato de San Juan Bautista…”, 1769, donde aparecen los restos romanos que todavía en el siglo XVIII se podían encontrar en Consuegra. La pieza con el nº 8 es un resto de fuste acanalado similar al que hemos ubicado en la fotografía de los restos de Santa María, confirmando que en la citada iglesia se reutilizaron piezas y elementos de algún edificio romano que se ubicó en el mismo lugar. © Biblioteca Nacional. Signatura: Mss. 20551. Domingo de Aguirre, “Descripción histórica…”


ocurrió una terrible desgracia y es que toda la nave del septentrión o del norte se hundió casi en su totalidad. Fue tal la ruina de la iglesia que de urgencia hubo que avisar a maestros alarifes, presupuestar la reforma y evaluar el estado del edificio que según los técnicos amenazaba ruina. Se estimó la necesidad de reedificar prácticamente la totalidad del templo; además de la nave del norte que se había hundido, también había que intervenir en la fachada sur, las puertas, la torre, sacristía y cubiertas. Descubramos un poco más del interior de la iglesia, aunque la dificultad de no conservarse –que sepamos- ningún plano o alzado hace que nos falten muchos datos para configurar del todo su composición.

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Reconstrucción sobre plano, del palacio prioral de Consuegra (norte) y de la iglesia desaparecida de Santa María la Mayor (sur)

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1. Capilla de Nuestra Señora del Rosario 2. Capilla de San Francisco de Paula ó San Ildefonso 3. Altar de San Isidro 4. Altar de Nuestra Señora de los Dolores 5. Altar de Nuestra Señora del Carmen 6. Capilla de los Sambenitos 7. Capilla del Santísimo Sacramento 8. Capilla San Ildefonso

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Descubramos las capillas e imágenes que hubo en Santa María la Mayor gracias a una de las visitas priorales efectuada en 1655:


8 PĂĄgina Posible ubicaciĂłn de las capillas laterales y frontales de la antigua iglesia de Santa MarĂ­a la Mayor de Consuegra, con las puertas al exterior tanto en el norte, como en el sur y oeste.


Además de las imágenes de los altares anteriores, también sabemos que hubo una imagen de bulto de Nuestra Señora de la Encarnación y de la Victoria y otra de San Vicente Ferrer aunque no en qué capillas se encontraban.

Diseño del órgano de la iglesia de Santa María la Mayor de Consuegra en 1655, cuando se reformó bajo órdenes del Prior don Juan José de Austria

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Si hubo un momento en la historia del edificio en el que Santa María la Mayor lució con especial brillo fue durante la estancia en Consuegra del Gran Prior don Juan José de Austria, es decir desde julio de 1664 hasta finales de mayo de 1666. Nada más llegar a Consuegra, don Juan José comenzó una serie de obras y adaptaciones tanto del castillo como de lo que sería su residencia oficial, es decir el palacio prioral que trataremos en unos minutos. Apenas pasaron tres meses desde la llegada del prior en la villa cuando encargó a Francisco de Avilés y Sotomayor, Contador de Su Alteza, que reparase el órgano de Santa María que estaba muy deteriorado y sin funcionar. Hemos recuperado aquél expediente de reparos del órgano donde se incluyó un boceto a una sola tinta del órgano de la iglesia. La reparación costó 7.000 reales y la realizó el maestro organero mayor de la Catedral de Toledo Miguel Puche.


Alzado hipotético de las fachadas sur y este de la desaparecida iglesia de Santa María la Mayor

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Pero la intervención y reforma más novedosa que don Juan José realizó en Santa María fue la apertura de un balcón ó estrado denominado en los documentos “tribuna nueva”, para poder contemplar los oficios y misas de la iglesia desde sus aposentos que se ubicaban en el palacio prioral, siguiendo de alguna manera una tradición monárquica muy hispana de la unión iglesiaestado. No podemos olvidar las pretensiones al trono que siempre tuvo nuestro querido Prior don Juan José. Desde esta tribuna el prior presenciaría los oficios religiosos y escucharía el órgano que había reparado. El balcón fue construido por el consaburense y maestro albañil Esteban Román, quien se ocuparía de buena parte de las reformas encargadas por el prior durante aquella época. La parte de pintura de esta tribuna la realizó el vecino y pintor de Madridejos Felipe Arias quien ya había trabajado para él en Zafra y que seguiría a sus órdenes en obras posteriores.


Vista actual de la calle Manuel Figueroa, apreciándose los inmuebles que antiguamente formarían las fachadas sur y este de la iglesia de Santa María la Mayor

Si avanzamos en el tiempo, llegando al último cuarto del s. XVIII descubrimos que se emprendió un proceso muy necesario de reforma y consolidación del templo por parte del arquitecto oficial del priorato, el conocido Juan de Villanueva, proyecto que se enmarcaba dentro de una serie de reformas de todas las iglesias del priorato iniciado por el Prior don Gabriel de Borbón y del cual se aprovecharon las dos parroquias de Consuegra.

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Arrancando el siglo XIX y con la iglesia recién reformada y pintada, llegaron nuestros vecinos franceses provocando la Guerra de la Independencia. Este sería el fin de nuestro templo que fue pasto de las llamas en la noche del 21 de febrero de 1809. Dicen las crónicas que aquella noche por culpa del fuego e incendios que provocaron las tropas enemigas estuvo iluminada toda Consuegra como si fuera de día…


Reconstrucción en 3D de la planta de la iglesia de Santa María la Mayor y del palacio prioral. Se aprecia en primer plano la torre y campanario de la iglesia de Santa María. Al fondo la torre todavía hoy existente del palacio prioral

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Después de la invasión francesa y a modo de testigo quedaron algunos –muy pocos- restos de la iglesia, como la campana de la torre que pudo salvarse de entre los escombros. Se colocaría en la ermita del Cristo en 1817, hace ahora 200 años. También de la ermita del Cristo se repararon las vidrieras y ventanas. También se pudo recuperar la pila bautismal de mármol oscuro que apareció entre los restos y que por orden de 3-1-1815 se mandó trasladar a la ermita del Cristo, donde se construyó una pequeña pieza en la sacristía para ubicarla.

Pila bautismal procedente de la antigua iglesia de Santa María la Mayor, hoy conservada en la actual parroquia del mismo nombre


Durante varias décadas, el solar de lo que había sido iglesia de Santa María estuvo vallado y protegido con la intención de volver a levantar el templo. Según dice un documento “quedó todo hecho un montón de escombros a excepción de la pared maestra de la iglesia que mira al mediodía, que por ser bastante gruesa y de mampostería quedó bien”. En esta época el que hubiera sido guarda del castillo José Gómez Lobo fue encargado de vigilar los pocos restos del palacio e iglesia cobrando 2 reales diarios, así como 12 fanegas de trigo al año. El tiempo pasó y no se volvió a realizar ninguna intervención en el solar. Llegó la desamortización y todo el terreno de la iglesia salió a subasta pública junto al terreno del palacio prioral en 1861, siendo comprado por Rufino Palacios, pasando a manos privadas como veremos al hablar del palacio prioral.

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Sería en los años 60 del pasado siglo cuando el entonces propietario decidió segregar algunos metros de la finca original, vendiendo parte del inmueble. En una de esas fincas quedaría el ábside izquierdo y los restos de la torre de la iglesia. Lo poco que quedó del torreón fue demolido por no poderse aprovechar los restos y cuando se estaban realizando aquellas intervenciones

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Reconstrucción en 3D de la planta del palacio prioral e iglesia de Santa María la Mayor. Se pueden apreciar los dos patios (el de arriba y el de abajo) del palacio, con sus dos pozos


aparecieron decenas de huesos ya que toda la parte que rodeaba tanto interior como exteriormente la torre había sido el antiguo osario de la iglesia. Se encontraron además diversas lápidas antiguas con inscripciones sobre sus propietarios, siendo una de ellas la del tesorero del prior don Juan José de Austria. Afortunadamente, el nuevo propietario respetó en la medida de lo posible los restos que quedaban del ábside mudéjar hoy conservado, lo cual agradecemos aunque hayan pasado más de 50 años.

Vista de la parte más inferior del ábside mudéjar conservado en la actualidad, ubicado a más de 1,5 m. bajo el nivel del suelo actual

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Por terminar la descripción de la que fue la primera iglesia erigida por los sanjuanistas en todo el señorío, y en pro de la conservación del último resto que queda de ella, es decir el ábside mudéjar, llamamos la atención sobre la acelerada degradación que ha sufrido en los últimos 30 años, insistiendo en la necesidad de consolidar los restos que se conservan para protegerlos como lo que son, no solo un Elemento de Interés Patrimonial si no parte de nuestra historia.


En la imagen Francisco Domínguez Tendero, Cronista que fue de Consuegra, descubriendo algunos de los enterramientos que aparecieron en el derribo de los restos de la iglesia de Santa María la Mayor en los años 60 del siglo XX Imagen: Archivo Francisco Domínguez Tendero

b)

IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA

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Nos va a resultar más fácil hablar de la iglesia de San Juan Bautista ya que todos conocemos el templo y es más fácil entender aquello que se ve. Pero al mismo tiempo vamos a descubrir interesantes datos que quizá muchos desconozcan. El primero de ellos es que han existido tres diferentes edificios

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Iglesia parroquial de San Juan Bautista de Consuegra


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Antigua imagen del rio Amarguillo con la iglesia de San Juan Bautista al fondo

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de San Juan Bautista. La historia de esta iglesia comienza en 1567 en época del Prior don Fernando de Toledo. La orden estudió si era conveniente edificar una nueva iglesia en Consuegra debido al aumento de población y lo pequeña que resultaba la de Santa María para acoger a todos los fieles. El alcalde de Consuegra Francisco de Moya, certifica que la villa tenía unos 1.300 vecinos ó lo que es lo mismo, alrededor de 6.000 habitantes; la orden también sopesó si había rentas suficientes para pagar a dos priores siendo don Cristóbal Briceño de Valderrábano, alcayde de la fortaleza de Consuegra y caballero de San Juan, el que debía informar sobre la necesidad de construir el nuevo templo. Briceño contestó positivamente en su informe y se empezó el proyecto para su construcción. El mismo caballero, había elegido el sitio idóneo. Cerca de Barrionuevo, en el lugar que ocupan las casas de la mujer e hijos de Juan Rodríguez Crespo y de Antón Gálvez y de Pedro López de la Pataja y de Antón Turrillo, a los cuales se les compró el terreno.


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Se decide de una vez por todas que había que finalizar la obra pendiente de la nueva parroquia y desechar el templo provisional de tierra porque había sido una vez más arruinado por las aguas. Fíjense que frase más descriptiva aparece en el proyecto: “El rio no tiene ordinaria corriente y suele traer algunas avenidas…” Era una manera de decir que cíclicamente las subidas de agua del rio eran previsibles y la población lo sabía. Algo interesante que hicieron los vecinos en este primer tercio del XVII para proteger el edificio fue levantar albarradas ó muros de contención y terraplenes para que no entrase el agua a la iglesia. O lo que es lo mismo si pensábamos que los malecones del rio colocados a partir de 1892 fueron los primeros que nos protegieron de las aguas estábamos equivocados. Ya había malecones en Consuegra hace más de tres siglos.

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Es importante recordar que nuestro rio Amarguillo ha configurado de alguna manera el desarrollo y la historia de este templo. Si todos tenemos en mente la tristemente famosa riada de 1891, no podemos olvidar que otras anteriores riadas ya habían sacudido el edificio de la iglesia. Precisamente cuando se está levantando el templo en 1584 una subida de las aguas afectó a la cimentación y la obra se suspendió. En 1602 el Gran Prior y los vecinos firman cierta escritura para proseguir la obra, “por la necesidad que hay de que se acabe la iglesia que está comenzada por ser mucho el concurso de gente…” Sería en 1634 cuando se retoma el proyecto de levantar el templo. Debido a los problemas para su reconstrucción surgió el debate de cómo y quién debía continuar la construcción de la iglesia, si el Ayuntamiento ó la orden. Por parte de la administración sanjuanista se dice que en origen se había comenzado un edificio demasiado suntuoso de cantería y que los vecinos y parroquianos no podían proseguirlo por lo costoso del proyecto. Durante aquél periodo de casi 50 años de ruina del edificio original, sí que existió otra provisional iglesia de San Juan, ya que los vecinos construyeron y cito textualmente “un cuarto de paredes de tierra donde se puso el Santísimo, el cual a los pocos años se derribó a causa del rio”. Este cuarto medía 37 pies de ancho por 54 de largo y no cabía ni la cuarta parte de los 700 vecinos del barrio de San Juan. Cuando una vez más el agua se llevó aquél pequeño templo, se trasladó el Santísimo a la ermita de San Sebastián próxima a la iglesia y que sirvió de parroquia provisional durante un periodo de casi 4 años.


Para la obra definitiva se indica que para ahorrar costes se podía usar ladrillo que es material de esta tierra. Debía tener el templo torre, retablo mayor, bóveda y media naranja, capillas, y gradas en el altar mayor. Se evaluó el proyecto en 27.000 ducados quitando 1.000 que se podrían sacar vendiendo los despojos de la iglesia provisional. Es cierto que durante este proceso, don Alonso Rodríguez como lugarteniente de la orden en Consuegra se opuso a su construcción, alegando que Santa María la Mayor era suficiente para todos los vecinos e indica que fue el Concejo ó Ayuntamiento quien asumió el compromiso de su construcción. Lo que hoy definiríamos como tirar balones fuera, echando la culpa al Concejo de la obra de la iglesia.

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En el nuevo proyecto se desechó la idea de un templo de tres naves que parece que era la idea original, dejando la iglesia con una sola. Sería en 1641 cuando se presentó un proyecto de ejecución de obras que incluía 4 diseños del nuevo templo, acorde a los tiempos y a las necesidades de la población. Afortunadamente han llegado hasta nosotros los planos de aquél proyecto que desgraciadamente poco o nada tiene que ver con el templo que hoy conocemos, pues se acometieron posteriores obras que lo transformaron completamente. Los planos y proyecto están todos firmados por Juan Gómez de Mora importante arquitecto español de este siglo, además de maestro mayor de las obras del Alcázar de Madrid y arquitecto del propio Felipe II, quién nos ha dejado entre otras obras la Plaza Mayor de Madrid y la Casa de la Villa. La iglesia que proyectó Gomez de Mora tenía unos 55 ms de largo por 34 de ancho, medidas que finalmente se redujeron en el resultado final, quedando un templo de 35 m de largo por 25 de ancho.


Plano del siglo XVII referente a las obras de construcción de la iglesia de San Juan Bautista, realizado por el arquitecto Juan Gómez de Mora. Fachada norte de la iglesia. © Archivo Histórico Nacional de Madrid. Signatura: Consejos, 25022

Curiosamente el retablo que diseña Gómez de Mora es similar en su composición al que ideó para el monasterio de Guadalupe. Los maestros de obras Alonso Martín y Cristóbal García Gallego fijaron la obra con las siguientes condiciones:

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Cuando se va a comenzar la obra surgió un pleito, porque tanto el Gran Prior como el Arzobispado se negaban a invertir en el proyecto. Otro retraso más que hizo que durante varios años se paralizase la obra. Finalmente en una fecha que desconocemos en la segunda mitad del XVII la obre se terminó.

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-El yeso se traería de Tembleque ó de Herencia. -El edificio se continuaría en ladrillo con cajones de mampostería averdugada. -La torre sería de cal y piedra de seis hiladas. La piedra se sacaría del monte al pie del castillo ó se traería de Orgaz. -El enlosado sería de piedra y otras partes de pizarra ó ladrillo.


Pero aquél templo tampoco duró mucho. El 27 de agosto de 1704, el Amarguillo volvió a crecer y arruinó el templo de San Juan Bautista además de 230 casas, provocando la muerte de algunas personas que no pudieron huir. Del resultado de aquella riada y del estado en que quedó el rio y el cauce todavía encontramos muestras en la posterior y grave epidemia que asoló Consuegra en 1740. Nada más suceder la ruina de la iglesia de 1704, se ordenó que provisionalmente sirviera de parroquia de San Juan la iglesia del convento de monjas Bernardas, lo que hoy conocemos como edificio de los frailes franciscanos y actual residencia de mayores San Francisco de Asís. Se quejó el párroco durante aquellos años, de que la iglesia del convento de monjas Bernardas era pequeña para su feligresía y que como no había donde enterrar a los difuntos realizaban los funerales y enterramientos de cadáveres en la ermita de San Sebastián de la que hablaremos a continuación.

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Las imágenes de la Concepción y de San José se recuperaron de entre las ruinas de la riada y fueron depositadas en casa de doña María Moraleda, viuda de Pedro Aguilar Cencerrado. En 1712 el Prior de la Parroquia pedía que se demoliesen las partes del templo que habían quedado recogiendo sus materiales, así como los retablos que se habían de poner en un lugar donde no sufrieran daños. El retablo mayor “muy antiguo y quebrantado” se trasladó a la ermita de San Sebastián junto a otros más pequeños de Santa Ana y de las Ánimas.

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El rio Amarguillo rebosante de agua, escena poco común por otro lado. Al fondo majestuosa, la iglesia de San Juan Bautista


En 1715 consta que se está trabajando en la reconstrucción del templo el cual seguiría posiblemente las trazas que dibujó Juan Gómez de Mora aprovechándose las bases y arranque de los muros del templo antiguo. Finalmente el 21-11-1723, día de la Presentación de Nuestra Señora en el Templo, es decir 19 años después de la inundación se trasladaron las imágenes y se reabrió el templo al culto.

Cuadro con el bautismo de Cristo, ubicado en el altar mayor de San Juan Bautista, obra de Antonio Martínez

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En 1784, época del Infante don Gabriel, se realizan otras reformas en el templo y en el altar mayor, modificándose el tabernáculo bajo diseño de Juan de Villanueva, colocándose una nueva mesa de altar y la sillería de madera fina junto con cinco cuadros, que son precisamente los que hoy continúan. Se trata de un Bautismo de Cristo en el centro, obra de Antonio Martínez de 6 m de alto; a la izquierda San José con el niño y a la derecha San Joaquín, ambos de José Beratón. Bajo estos dos últimos también se conservan otros dos lienzos con alegorías de ángeles todos restaurados hace 10 años.

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A mediados del siglo XVIII, encontramos diversos reparos y reformas en el templo, como la ocurrida en 1770 cuando se desprendió parte de una cornisa de la torre campanario por culpa de un rayo. Como anécdota, en 1774 uno de los sacristanes robó la corona de plata de Nuestra Señora y la vendió a cierto platero local por lo que se le enjuicio y depuso del cargo. En 1755 se compró un órgano por 3.500 reales para la iglesia de San Juan Bautista. Era un órgano de segunda mano que procedía del Cristo del Valle de Tembleque y que había sido embargado a Manuel Tejadillas, ya que la ermita adeudaba cierta cantidad a la administración prioral. Se decidió que el órgano que había en San Juan (que era más pequeño que el del Cristo del Valle) se llevara a Turleque pues allí no había ninguno.


San José con el niño, obra de José Beratón, localizado a la izquierda del altar mayor de la iglesia de San Juan Bautista

San Joaquín, obra de José Beratón, localizado a la izquierda del altar mayor de la iglesia de San Juan Bautista

Por lo que respecta al interior de la iglesia, podemos afirmar que antes de la riada de 1704 contaba al menos con los siguientes retablos, aunque es cierto que nos falta información del resto de imágenes que había en el templo:

Desde el viernes 11 de septiembre de 1891 día de la inundación, hasta el 31 de diciembre de 1892 se cerró el templo al culto mientras se reparaban los

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También las cofradías del Nombre de Jesús, la de la Concepción y la de Ánimas tenían su sede en esta parroquia. Terminando con la descripción de San Juan, comentaremos que la posterior riada de 1891 afectó solo parcialmente al templo, aunque las aguas se elevaron en su interior en 3 m. y 26 cm. (con este dato descartamos la leyenda urbana de que el agua llegó a subir hasta la cruz de la cubierta…) Se perdieron así mismo algunos libros del archivo, los ornamentos y un cuadro de la Oración en el Huerto.

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-Retablo de San José -Retablo de Nuestra Señora de la Concepción -Retablo de las Ánimas -Retablo de Santa Ana


desperfectos. El 1 de enero de 1893 se volvió a abrir San Juan Bautista con una misa solemne trasladándose desde la ermita de la Vera Cruz que había servido de parroquia de San Juan provisional, las imágenes de San José, Nuestra Señora de la Concepción y la del Sagrado Corazón de Jesús, así como el Santísimo Sacramento. c) ERMITA DE SAN SEBASTIÁN

Plano del desaparecido cementerio de San Juan, ubicado entre las actuales calles Velázquez y Cánovas del Castillo. Plano procedente del Archivo del IGN.

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Indirectamente ya hemos hablado de esta pequeña ermita, pues como decíamos anteriormente sirvió de parroquia de San Juan en varias ocasiones. Esta ermita se encontraba entre las actuales calle de Velázquez (antigua calle del Egido) y calle Cánovas del Castillo (antigua calle del Santo). Desconocemos la fecha en la que se levantó esta ermita, pero posiblemente tengamos que buscar entre las diferentes epidemias de peste que asolaron nuestro país entre los siglos XIV y XV, momento en el cual se levantaron diversas ermitas dedicadas a San Sebastián como protector contra la peste. Pocos datos conservamos sobre el edificio y los elementos de culto que conservaba. Antes decíamos que recogió los elementos que pudieron salvarse de la inundación de 1704.


Posteriormente y a mediados del mismo siglo XVIII, el culto en esta ermita debió de cesar ya que en 1786 cuando la Orden de San Juan estaba estudiando la ubicación de los nuevos cementerios de Consuegra (uno por parroquia) se eligió la ermita de San Sebastián como iglesia del cementerio para este barrio indicándose que estaba prácticamente arruinada y había de reedificarse. Debió de levantarse de nuevo porque se giraron diversas cartas desde la administración consaburense hacia Madrid indicando que los dos cementerios y las ermitas estaban listos y terminados. Desde este momento y hasta el siglo XIX cuando se construyó el nuevo (y actual) cementerio, San Sebastián fue la ermita y el camposanto para el barrio norte de Consuegra. Desconocemos si en estos momentos se conservaba alguna imagen ó cuadro del santo titular.

Vista actual de la antigua ubicación del cementerio de San Juan, entre las calles Velázquez y Cánovas del Castillo

La documentación nos dice que estaba a unas 1500 varas de las últimas casas de Consuegra en 1786, es decir a un kilómetro y casi 300 metros. Hasta nosotros ha llegado el topónimo de camino de San Antón que es donde se ubicó la ermita, pero desgraciadamente no hemos podido localizar el lugar exacto.

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ERMITA DE SAN ANTONIO ABAD Y LA CONCEPCIÓN

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d)


Ermita de San Antón tal y como la dibujó el Alférez Domingo de Aguirre en 1769 en su libro “Descripción del Gran Priorato…” © B.N.E. Signatura: Mss. 20551. Domingo de Aguirre, “Descripción del Gran Priorato…”

Sí que conservamos una imagen extraída de la obra del alférez Domingo de Aguirre en la que se aprecia la fachada de la ermita. El mismo Aguirre dice que en la pared había dos estatuas como las que estaban en el palacio, es decir como la estatua togada romana que aún se conserva. De aquí que se haya especulado si pudo haber en esta zona de la Concepción ó San Antón, alguna edificación romana, extremo que todavía no se puede confirmar, pero quién sabe si aún continúan esas estatuas escondidas y ocultas bajo algún pedazo de tierra en el camino de San Antón. Desgraciadamente desconocemos la fecha de construcción de la ermita y si fue levantada por la propia Orden de San Juan ó por alguna cofradía ó hermandad. Dependía jurisdiccionalmente de la parroquia de San Juan Bautista.

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Según visita prioral hecha en 1655 dentro de la ermita se guardaba una imagen de Nuestra Señora de la Concepción, un cuadro de Santa Águeda, otro de San Joaquín y Santa Ana y una pintura de San Antonio Abad. Aquí hago un inciso y es que posiblemente debamos a esta pintura el nombre que se le daba a la ermita pues se la denomina en los documentos como de la “Concepción y San Antonio Abad”, este último nombre aún conservado en Consuegra gracias al barrio de El Imparcial que continua y conserva todavía hoy la tradición y fiesta de San Antón. El tiempo hizo que el templo dejase de utilizarse modificando los votos y realizándolos en el interior de la villa. Poco a poco la ermita debió de deteriorarse hasta su total desaparición.


e) ERMITA DE SANTA MARÍA MAGDALENA La ermita de la Magdalena es otra más de las han desaparecido en Consuegra, conservando apenas algunas paredes hace unas décadas y no quedando ni un solo resto a fecha de hoy. En la visita prioral de 1655 se dice que había un altar de madera donde está la imagen de la Virgen de la Magdalena y a sus lados San Lázaro y Santa Marta.

Últimos restos ya desaparecidos en la actualidad, de la antigua ermita de la Magdalena, ubicada entre los caminos de Urda y Alcázar de San Juan.

Ubicación sobre plano de la desaparecida ermita de la Magdalena

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Se encontraba entre los caminos de Urda y Alcázar de San Juan, conocido con el nombre de carril del Velador. Esta ermita se encontraba en la misma dirección que tomaban los vecinos y visitantes hacia el convento de Santa María del Monte en la sierra de los Morrones. Consuegra tenía voto de realizar cada año el 8 de septiembre una procesión desde el pueblo a la ermita.


Durante el siglo XVIII se necesitaron realizar reformas en la ermita pues el visitador de la orden comprobó que no guardaba la decencia necesaria y hubo de revocar algunas paredes, reparar las puertas, etc. El mayordomo encargado de la llave y custodia de la ermita se comprometió a reformarla según las indicaciones del visitador. Como curiosidad histórica en 1708 se hizo preso al ermitaño y santero de la ermita, un consaburense llamado Juan Gómez Gorullo, por haberle pillado en casa de una mujer sospechosa por lo que el alcalde Alfonso Moraleda Crespo le mandó detener.

f)

CEMENTERIOS DE SANTA MARÍA Y DE SAN JUAN

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En la parte inferior de la imagen, plano del desaparecido cementerio de Santa María, en lo que hoy es calle del Portachuelo en el barrio de Santa Lucía.

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La Orden de San Juan también debía de administrar los cementerios o camposantos que en el caso de Consuegra fueron dos desde 1567. Lo habitual hasta el siglo XVIII era enterrar los cuerpos en el interior de los templos, guardando un periodo de tiempo prudente antes de hacer las mondas o reducciones de cadáveres. Santa María la Mayor tuvo desde tiempo inmemorial un cementerio en la parte del oeste de la iglesia, lo que hoy sería precisamente este edificio. También se cita en los documentos un pequeño cementerio frente a la puerta del sur de la iglesia frente a la actual calle Costanilla de la Blanca que finalmente fue vendido a un particular.


Pero sería a finales del siglo XVIII exactamente en 1784 cuando el rey Carlos III a través de una Real Cédula dispuso que los cadáveres no fueran inhumados en los templos obligando a la construcción de cementerios extramuros de las ciudades para mejor higiene y evitar así epidemias y otros inconvenientes. En el priorato se dispuso por orden del infante don Gabriel de Borbón, con fecha 15-5-1787 la construcción de nuevos camposantos en las parroquias del señorío. Se comenzaron a gestionar las compras de terrenos para los nuevos cementerios aunque en algunos lugares se habilitaron antiguas ermitas que se adaptaron como capillas para los camposantos. En nuestro caso, por lo que respecta al cementerio de Santa María la Mayor, sabemos que la parroquia compró en 1787 un terreno para albergar su cementerio. Este terreno se encontraba hacia la falta del cerro, en el barrio de Santa Lucía. De hecho esta ermita, cuya gestión corría a cargo de la cofradía del mismo nombre, se consideró apropiada para acoger los oficios de difuntos del próximo cementerio. En cuanto a San Juan Bautista, ya hemos aclarado anteriormente que sería la ermita de San Sebastián la que sirviera de iglesia para el cementerio, añadiendo a la misma un pedazo de tierra que compró la Orden para las sepulturas. El coste de los dos nuevos cementerios de Consuegra fue de 19.000 reales donde se incluían no solo la obra de acondicionamiento de ambos, si no la compra de los terrenos que fueron precisos. En la documentación generada para la gestión de los cementerios, extraemos una curiosa información, proporcionada por un funcionario de la orden y que leemos textualmente:

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“…En estos pueblos se observa por una costumbre inveterada que los cadáveres se colocan en una pieza de las casas donde fallecen y mientras están en ellas se entran a componerlos las gentes a su presencia, rezan el rosario y otras oraciones, sin dejarle de apartarse de ellos hasta que se conducen a las parroquias y me parece que a la salud pública será muy perjudicial”.


2. BIENES DE NATURALEZA RESIDENCIAL En el caso de Consuegra vamos a diferenciar dos espacios diferentes dentro de los edificios de carácter residencial: El castillo de Consuegra y la casa encomienda ó palacio prioral. a)

EL CASTILLO DE CONSUEGRA

Vista de Consuegra con los molinos y el castillo al fondo. Imagen: Archivo Francisco Domínguez Tendero

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Los castillos ó fortalezas que los sanjuanistas van a ir creando en los territorios de su jurisdicción, con el tiempo verán transformado su uso ya que la función defensiva poco a poco irá disminuyendo como ocurre en nuestro castillo de Consuegra. No vamos a realizar hoy una pormenorizada historia del castillo, ya que el tiempo nos obliga a pasar de puntillas por el dilatado pasado de nuestra fortaleza. Sobre su origen se ha discutido por varios autores entre los siglos XII y XIII aunque otros lo retrasan al siglo X pues de esta época es el albacar musulmán.


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Es conocida la donación que hizo del mismo Alfonso VII en 1150 a Rodrigo Rodríguez y sus sucesores. Poco después, en 1183, se cedería por parte de Alfonso VIII a la Orden de San Juan y a su prior, don Pedro Arias con objeto de implicar a la Orden en la defensa activa del reino de Toledo. Este mismo rey en su testamento otorgó para la fábrica del castillo de Consuegra “dos mil maravedises de las rentas de Toledo”. También Alfonso VIII otorgaría otra donación real de ciertas cantidades (30 cahíces de sal o aproximadamente 20.000 kilogramos) en el año 1200. En 1283 según rezaba en la lápida funeraria de Fernán Perez Morejo, Gran Prior de Castilla y León, fueron construidas la torre de la barbacana y el adarve ó paseo de ronda del castillo.

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Antigua fotografía del castillo de Consuegra y de un molino. Imagen: Archivo Francisco Domínguez Tendero


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Dibujo del castillo de Consuegra en 1769 según el Alférez Domingo de Aguirre. © B.N.E. Signatura: Mss. 20551. Domingo de Aguirre, “Descripción del Gran Priorato…”

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Desde la llegada de los caballeros de San Juan a la fortaleza de Consuegra en el año 1183, éstos realizarían diferentes actuaciones y reformas para adaptarlo a sus necesidades. Nuestro castillo tuvo tres funciones básicas: Residencia prioral, archivo sanjuanista y como centro religioso al ubicar en él una ermita, que siglos después ocuparía la imagen de Nuestra Señora de la Blanca, patrona de Consuegra. Sobre el nombre original del castillo, al que modernamente se le denomina Castillo de la Muela, pero que antiguamente no era conocido así, recordemos lo que Juan de Aguilar dice en 1633 “… no aviendo quedado de ella más de solamente el castillo que retuvo el nombre de Consuegra y le conservó…”.


Para hacernos una idea de la importancia de nuestro castillo, tomemos las palabras del desaparecido canónigo toledano don Pedro Guerrero Ventas quien dijo: “El castillo de Consuegra, es además de la sede de un prioratoseñorío, el centro de la actividad de una Orden Militar, la base más permanente de la vida en España de la Sagrada Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén… El castillo fue centro de un rico y dilatado alfoz, depósito de un clásico a influyente Fuero, santuario de piedad monacal y conventual, residencia de Grandes Priores y custodia de uno de los más importantes archivos del reino de Toledo”.

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Otra parte importante de la fortaleza fue la capilla, pues no olvidemos el aspecto religioso de la Orden. En 1230 ya debía haber capilla (aparece en lo documentos un clérigo citado como clérigo del castillo de Consuegra). Aguirre dice que se levanta la capilla de Nuestra Señora de la Blanca en el siglo XVII. Pero hay que tomar este dato con precaución ya que el retablo mayor estaba datado en 1584. Este retablo sabemos que fue encargado por Cristóbal Briceño, el mismo que tuvo que certificar la construcción de la nueva parroquia de San Juan Bautista y al mismo tiempo comendador de Almazán (Soria). De este altar conservamos un grabado del siglo XVIII. En el XVII, el altar mayor lo ocupaba la imagen de Nuestra Señora de Gracia que había sido donada por Juan José de Austria. Escultura de vara y media de alto con corona de metal y dorado y un Niño en el brazo izquierdo que en 1743 ocupaba el lugar lateral frontero a la entrada de la antigua sacristía. Ya en el XVIII el retablo cobijaba a Nuestra Señora de la Blanca que fue nombrada patrona de Consuegra en 1773. El trono de esta imagen se debía al toledano maestro retablero Francisco Olmo, a imitación del de la Virgen del Sagrario de la capital. También había una talla de San José y otra de Santa Prisca, en dos nichos en el evangelio y en la epístola respectivamente. Había un cuadro del Martirio de San Pedro y otro bordado en seda de Nuestra Señora del Castillo. En el camarín había dos pinturas de la Anunciación y de la Huida a Egipto, que

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Una de las piezas más interesantes a nivel histórico que poseyó nuestro castillo fue el archivo prioral donde se conservaron los más importantes privilegios, donaciones y bulas de la orden. En 1784 este archivo se trasladó a la parte baja de la ciudad, a la torre del palacio sanjuanista.


fueron dadas como limosna por José Giménez Donoso, maestro mayor de la Catedral de Toledo y su mujer en 1693. También citan los inventarios otras pinturas de San Jerónimo, Nuestra Señora del Pópulo, Crucificado y Nuestro Señor en el Sepulcro, sin indicar su ubicación.

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La importancia del castillo de Consuegra fue vital para el proyecto del señorío en este territorio, no solo como residencia de los Grandes Priores sino como centro de operaciones y religioso de la orden. A medida que avanzó el tiempo, habiendo perdido el uso militar y residencial del castillo, la fortaleza fue olvidándose poco a poco. De hecho, en el siglo XVIII cuando se bajó el archivo al palacio prioral, solamente se subía al castillo a la celebración de la misa en su capilla. La fortaleza era cuidada por un castillero y su mujer que se encargaban de mantener la ermita decente. En 1783, la orden se plantea incluso cerrar la capilla y para ello se consideró trasladar la imagen de la Virgen de la Blanca a la iglesia de Santa María, colocándola en su altar mayor como patrona que era. Aquello supuso un motín popular pues los vecinos

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Dibujo del retablo que existió en la ermita del castillo de Consuegra, con la imagen titular de Nuestra Señora de la Blanca, patrona de Consuegra desde 1773


consideraban que la verdadera morada y casa de la Virgen era el castillo, desde donde a modo de vigía, su patrona los protegía y cuidaba y donde desde hacía muchos años había siempre residido. Calmado el fervor popular, se consiguió depositar con toda gloria la imagen en su nuevo trono, en el centro del altar mayor de Santa María la Mayor. Desde ese momento el castillo prácticamente cerró sus puertas, hasta que en 1808 se volvería a usar con una función militar en el contexto bélico de la Guerra de la Independencia, donde fue bastante maltratado por los continuos ataques para tomarlo. Terminando el repaso por la historia de este edificio, emblema hoy de nuestra ciudad y de todo el señorío sanjuanista y de la propia Mancha, podemos sentirnos honrados de conservarlo tan magníficamente como hoy se mantiene.

b) El PALACIO PRIORAL

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Decíamos que otro de los espacios residenciales que poseyó Consuegra fue el palacio prioral también llamado palacio de los grandes priores ó palacio de la tercia, que solo en parte continúa aún presente entre los edificios importantes de Consuegra, pues a excepción de la torre y un par de estancias el resto del edificio ha desaparecido casi por completo.


Diseño del palacio prioral de Consuegra realizado por Alfonso de Bargas en 1752. © Palacio Real de Madrid. Fondo Infante don Gabriel. Signatura: Sección Secretaría, legajo 125.

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Sobre la fecha de construcción del palacio podemos hablar de finales del XV ó principios del XVI. Lo primero que debió de edificarse fue la torre como señal del poder del señor sobre sus vasallos e intentado trasladar esa imagen de poder y vasallaje desde el castillo a la población y a continuación se fueron añadiendo espacios y elementos necesarios para la administración de la orden. Al ser un edificio que va a levantarse en varias fases, no podemos desarrollar una cronología completa del mismo pues además nos falta

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En cuanto al nombre, vamos a dejar claro que no era lo mismo el palacio prioral que la casa de la Tercia aunque en la documentación moderna se unan ambos edificios haciéndolos uno solo. Cuando lleguemos a la descripción de esta casa entenderemos porqué. Prestamos especial atención a la torre del homenaje, ya que como sucede en otros lugares del señorío (véase Alcázar de San Juan), este tipo de torres herederas de las torres del homenaje de los castillos, representaban simbólicamente el poder del señor sobre sus vasallos en este tipo de edificios que eran la residencia principal de los funcionarios sanjuanistas en las localidades administradas por la orden. La estructura de estos palacios, era muy similar en los ejemplos que nos encontramos en España. No solo existían habitaciones para los citados funcionarios, sino que había también caballerizas, corrales, almacenes, etc.


documentación sobre las intervenciones y mejoras en el mismo. Otro de los problemas que planteaba el desarrollo del palacio es la diferencia de nivel del terreno. Es bastante considerable este desnivel que motivó la construcción de una escalera para salvarlo. Con el paso de los años, y cuando todo el espacio urbano de esta zona cambió, también hubo de construir nuestro Ayuntamiento en los años 60 una escalera que hemos conocido todos y que recientemente ha vuelto a reformarse para subir y bajar de una calle a otra cuando esta parte del palacio se había convertido en una vía pública.

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A la hora de buscar el sitio para el palacio prioral, los sanjuanistas tuvieron muy en cuenta varios aspectos. Por un lado, un lugar muy céntrico de la población, por otro, la cercanía al espacio religioso más importante de la orden, es decir la parroquia de Santa María la Mayor; nos encontramos pues, ante una perfecta simbiosis del poder religioso y civil que representaba el señorío en Consuegra. En el primer documento que nos habla del palacio (1578) se dice que tenía aposentos altos y bajos, caballerizas y una torre

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Torreón del palacio prioral ó de la tercia en la actualidad


fundada sobre la puerta de entrada principal. Dentro de ellas un jardín y parral con su fuente y un pozo con una noria con que se riega el dicho jardín y otro pozo en lo bajo de la dicha casa, la cual alinda con la iglesia de Santa María y con una placeta, donde también da la tercia de pan y vino. En la descripción de 1655 se añade al palacio otra construcción muy curiosa y hoy completamente desaparecida que leemos textualmente:

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Sección del torreón del palacio prioral de Consuegra en 1781, según diseño de José Palacios. © Palacio Real de Madrid. Fondo Infante don Gabriel. Signatura: Sección Secretaría, legajo 125.

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“Tiene la dicha Dignidad una escalera grande de piedra que está en medio de las casas de Palacio y tercia, asida y travada con las dichas dos fábricas para subir a la iglesia parroquial de Santa María”.


Gracias a las reformas y planos realizados en el siglo XVIII y conservados en el Archivo del Palacio Real de Madrid, podemos conocer el estado y distribución del mismo durante esta centuria ya que en más de un siglo apenas cambio su estructura.

Imagen actual del lugar donde se encontraba hasta el siglo XIX la escalera de palacio que comunicaba la parte baja del mismo, con la parte alta y cementerio de Santa María, lo que hoy son las llamadas Escuelas del Cristo

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Nos podemos hacer una idea del movimiento social, económico y cultural que supuso para nuestra ciudad la llegada de don Juan José y del personal a su servicio. Se contrataron artesanos locales para reformar el palacio, ya que el

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Es cierto que durante este siglo XVII sí que se realizaron diversas y costosas obras en el palacio, debidas a la llegada del Gran Prior don Juan José de Austria, hijo de Felipe IV a nuestra ciudad. Don Juan quiso adaptar las habitaciones del palacio a sus necesidades y gustos. Para ello no escatimó en gastos e invirtió una considerable cantidad en reformar habitaciones, decorar espacios, colocar rejas y un largo etcétera de obras. Para hacernos una ligera idea de cómo afectó a la propia villa de Consuegra la llegada del Prior en junio de 1664 tengamos en cuenta que en su séquito venían más de 130 personas acompañándole y desarrollando muy diferentes funciones.


prior necesitaba adaptar algunas estancias como su vivienda y la de su servicio. Posteriormente durante el siglo XVIII seguirían las constantes reformas motivadas por la mala fábrica de todo el conjunto que se solucionaban realizando parques de vez en cuando para facilitar la vida en él de los funcionarios sanjuanistas. Dentro de estas obras enmarcamos la realizada en 1784 para poder adaptar el torreón como archivo general de la orden y bajar a la villa los documentos del castillo, pues la administración del Gran Prior don Gabriel de Borbón no estimaba segura nuestra fortaleza para custodiar tan importante corpus documental. Desgraciadamente como ya se ha dicho este archivo sería pasto de las llamas en una buena parte cuando los franceses entraron en la ciudad el 22 de febrero de 1809. Solo algunos documentos fueron salvados y otros recogidos por los vecinos.

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En este tipo de edificios era normal incluir emblemas heráldicos personales en las fachadas de estos edificios, aunque en nuestro caso no se ha conservado ninguno. Sería muy lógico que en algún momento la torre como parte más visible del palacio tuviera algún escudo de algún Gran Prior. Sí que tenemos constancia de que en una de las reformas del s. XVIII se tenía

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Sección del plano de 1752 de Alfonso de Bargas donde se pueden apreciar las entradas a las habitaciones mejor decoradas del palacio, que ocupó en su día el prior don Juan José de Austria


proyectado colocar un escudo con las armas del prior, el cual dudamos si llegó a colocarse. Y cuando llegó la fatídica Guerra de la Independencia llegó también el fin del palacio, pues las mismas llamas que arrasaron la parroquia de Santa María se llevaron también la mayor parte del palacio prioral quedando el solar, el sótano indicado, la torre y algunas estancias del mismo. Sería en 1861 cuando la finca del palacio se enajenó públicamente siendo el comprador Rufino Palacios. La extensión de la finca que compró Palacios al estado era de 4.900 metros cuadrados. En 1864 el propio Palacios cedió el derecho de compra de la finca a otro consaburense, Isidro Merchán Santacruz, el cual lo vendió en 1882 a Antonio del Águila Mendoza, cuya propiedad ha ido transmitiéndose a sus descendientes hasta la actualidad. En 1907 a la hora de describir la finca del palacio en diferentes escrituras se dice que había un porche para resguardo de carruajes de labor, y atravesando el torreón el acceso al antiguo patio donde había un pozo con brocal antiguo (es decir el pozo del palacio que había llegado hasta esa fecha) y también había pila abrevadero. A mano izquierda entrando, un pozo para orujos, cocina, almacén para aceite, una cuadra pequeña, local para el aparato de destilación de vinos y frente al arco del torreón, una hermosa cuadra de dos naves con fuertes muros de piedra y ladrillos, sobre la cual estaba edificado el pajar con capacidad para cien carros de paja construido en 1892. A continuación una cueva y una zahúrda (pocilga) y más arriba un solar con materiales de la derruida iglesia de Santa María la Mayor. Ya desde finales del siglo XIX lo que había quedado del antiguo palacio prioral se utilizaría durante décadas como almacén y casa de labor de la familia propietaria.

El inmueble que hoy ubicamos en la calle del Cristo número 11, que efectivamente podemos llamar casa tercia es el que señalamos en el plano y que correspondía a una propiedad de unos 350 m2 independiente del palacio y de la tercia de pan y vino pero habitualmente confundido con el palacio de la tercia por el motivo que veremos enseguida. Su nombre se debía a que por un lado fue una casa de morada independiente (lado oeste hacia la calle del Cristo) pero por la parte de atrás de la casa se comunicaba (lado este) con la

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CASA TERCIA

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C)


tercia de pan y vino. De ahí que cuando ambos edificios se unieron a partir del siglo XIX para su venta en el proceso desamortizador, la denominación que se le dio fue de casa-tercia.

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Sirvió esta casa como residencia de algunos de los funcionarios de la orden posiblemente cuando no había espacio en el propio palacio o por más comodidad al ser una casa independiente, más moderna y de dos plantas. No podemos precisar desde cuando este inmueble era propiedad de la orden pues en los inventarios de los siglos XV y XVI no aparece. Posiblemente lo adquirió la administración durante el siglo XVII. Hablamos pues de un edificio con un uso eminentemente residencial pero conjugando también las funciones de almacén o tercia. Sabemos que después de la ruina del palacio prioral, la casa tercia la ocupó el administrador don Sinforiano Vélez y Medrano con su familia, siendo usada en aquellos años también como bodega y lagar de vino, ante la necesidad de espacio para almacenar los productos recaudados por la orden. La casa se componía según una escritura del XIX en

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Estado actual de la casa tercia de Consuegra, situada justo detrás de una de las tercias que la Orden de San Juan poseyó en la ciudad


su planta alta de 4 habitaciones y dos graneros; en la baja cinco habitaciones más, además de dos sótanos, un patio, una bodega y dos cuevas y cuadras.

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Llegada la desamortización del siglo XIX, esta casa como el resto de propiedades sanjuanistas fueron sacadas a subasta. La compraría al estado el consaburense Valentín Rubio Nieto en 1867. En la escritura de venta figura el coste de 33.500 reales ó 8.375 pesetas a pagar en 20 plazos. Posteriormente, en 1874, Valentín Rubio cedió la casa en pago de una deuda a Antonio del Águila Mendoza (el mismo que adquirió el solar del palacio). Llegado este punto deberíamos hacer una recapitulación para entender cómo quedará conformada toda la manzana que antaño ocupó la casa tercia, el palacio y Santa María. Teníamos en primer lugar el solar del palacio e iglesia de Santa María, adquirido por la familia del Águila como hemos visto en 1882. Además en 1872, Antonio del Águila compró mediante subasta al Ayuntamiento el callejón llamado del Hospital que llegaba hasta la que había sido escalera del palacio y hoy sería prolongación de la misma calle del Hospital. Y en 1874 adquiriría el mismo Antonio del Águila la que había sido casa-tercia gracias a la donación que le hiciera Valentín Rubio. Por tanto, en 10 años, esta familia había adquirido las tres principales propiedades que la orden tuvo en el centro de Consuegra. Cuando adquirieron el callejón del Hospital, lo que hizo la familia del Águila fue cerrar el mismo, a la altura de la línea de la fachada del antiguo palacio y por tanto cercar todo el perímetro de sus propiedades que pasaron a ser una única finca. Hablamos de una finca de aproximadamente 3.500 metros cuadrados. Después de Antonio del Águila Mendoza, la propietaria del inmueble fue su mujer, María Concepción Sola y Garrido, continuando su hijo Manuel del Águila y después su nieto Gonzalo del Águila y Ojeda.


Reconstrucción sobre plano de los principales edificios e inmuebles sanjuanistas situados alrededor del palacio prioral, como fueron la iglesia de Santa María, la escalera de palacio, la tercia de pan y vino, la tercia del trinquete, la casa tercia y el cementerio de Santa María.

Llegados los años 70 del siglo XX, la finca se fracciona segregándose de la misma dos partes que se convirtieron en fincas independientes, así como una tercera en la que se abrió una calle con sus correspondientes escaleras, lo que hoy es calle de la Tercia que precisamente en estos momentos se está reformando.

3.

EDIFICIOS DE NATURALEZA RECAUDATORIA Ó ECONÓMICA

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Como fuentes principales de ingreso de la orden de San Juan, estaban los impuestos que cobraba a sus vasallos. Impuestos que gravaban los rendimientos y productos que generaba el pueblo. Dentro del total, la mayor cantidad de ingresos los generaba el cultivo del cereal. De los diezmos de granos, la orden recaudaba las dos terceras partes, quedando la otra tercera

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a) TERCIA VIEJA DE MORALES ó TERCIAS DE ABAJO


para el Arzobispo. Por lo que respecta a los diezmos del ganado y del vino fue muy común arrendarlos en pública subasta.

Imagen actual del inmueble ubicado en la calle del Ciprés, donde se situó hasta el siglo XVIII la primera tercia que la Orden de San Juan tuvo en Consuegra, la tercia llamada de Morales. El edificio igual que en la actualidad, hacía esquina con la calle de la Cárcel, hoy Gumersindo Díaz-Cordovés

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Dentro del apartado de almacenes ó paneras, debemos destacar uno de los edificios sanjuanistas que aparecen en las fuentes documentales: Unas casas de morada situadas en la calle de la Cárcel, actual Gumersindo Díaz Cordobés. Debieron ser las primeras casas que edificaron los caballeros en la villa y que al edificarse el palacio de la tercia pasaron a ser las conocidas como “tercias viejas de Morales”. Sabemos que en la tercia de Morales se instaló de manera provisional el Oficial Mayor de la Contaduría General de Intervención ya que no había en la localidad apenas casas para alquilar. En 1765 la tercia vieja de

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Para guardar y conservar los productos cobrados por el señor, se levantaron por parte de la orden, en todas las villas que administraba, lo que conocemos como tercias ó casas tercia, recordando el nombre a los tercios en que se dividía el producto decimal. La estructura de estas casas tercia, era muy similar y con unas características definidas. Lo más importante es que tuviesen amplias cámaras para guardar el grano y como en el caso de nuestra tercia de pan y vino que ahora veremos, también un lugar habilitado como bodega. Existió un cargo que la orden tenía para controlar estos almacenes; fueron los mayordomos de tercias, cuyo trabajo consistía en administrar y cobrar los granos que correspondían al señor.


Morales se vendió por 20.000 reales de vellón ya que solamente se podían usar dos cámaras para el grano debido al mal estado del inmueble. b)

LA TERCIA DEL TRINQUETE

Terminó su estancia en Consuegra el prior don Juan José y con el tiempo los administradores de la orden consideraron darle un uso práctico a esta casa,

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El origen del nombre de esta tercia ó almacén es muy curioso. El edificio fue comprado por don Juan José de Austria a su llegada a Consuegra en 1664, pero no precisamente como almacén ó tercia, si no que el uso que se le iba a dar era eminentemente lúdico, es decir la intención del prior era usarlo como frontón para el juego de pelota, tan de moda entonces entre nobles e infantes. Aquél juego llamado también trinquete (del francés trinquet), sería el culpable de que al callejón y a la calle donde desembocaba las bautizaran como calle y callejón del Trinquete. Al poco de su llegada a Consuegra, el hijo de Felipe IV amén de las reformas que realiza en el castillo y en el palacio, compró un terreno de 436 varas (unos 120 m) frente al palacio prioral, en lo que entonces era un estrecho callejón de 6 metros que subía desde la actual calle Plus Ultra a Manuel Figueroa hoy absorbido por otras fincas colindantes.

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En el plano, en color morado el espacio que ocupó hasta principios del siglo XIX la llamada tercia del trinquete, con fachada a la actual calle Plus Ultra y al desaparecido callejón del Trinquete.


estableciendo en ella un almacén ó tercia, como aparece en la documentación. En diversa documentación se relaciona continuamente este almacén ya que en él guardaban diversas maderas que eran utilizadas frecuentemente en las obras y reformas, pues había muchas vigas y tirantes que eran usados como andamios en las obras de todo el priorato. Hubo otro importante almacén de maderas de la orden en Alcázar de San Juan.

En color amarillo, el espacio que ocupó durante siglos el callejón llamado del Trinquete, que desapareció en 1875 cuando lo adquirió el vecino Eladio Pérez-Olivares quien lo unió a otras fincas de su propiedad. Este callejón comunicaba la calle Manuel Figueroa con la calle Plus Ultra y fue una de las principales maneras de acceso y subida a la parroquia de Santa María.

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Así seguirá desempeñando la tercia del Trinquete su función de almacén hasta la época de la invasión francesa cuando en la documentación se nos dice que aún podía utilizarse como tercia ya que había en la segunda planta una cámara destinada a la custodia del candeal de primera y segunda suerte, cuyas medidas eran 93 pies por 28 de lado, con cubierta de madera. Este edificio se salvó de las llamas, pero desgraciadamente en la época de la desamortización ya se indica que era un solar, posiblemente por la dejadez de la administración en su cuidado o por el mal estado del mismo. El solar ya mediando el citado siglo XIX, figura en el inventario de propiedades sanjuanistas que van a salir a pública subasta en base a la ley desamortizadora de 1 de mayo de 1855.


Llegamos a 1873 para encontrar la escritura de compra de la antigua tercia del Trinquete en ese momento solamente un solar de 296 m2. Será comprado por Juan Ramón Sánchez-Tembleque Román, por 2.200 reales, el cual poseía una casa junto al solar con el que lindaba y que tenía entrada por la calle del Carmen número 10, la casa que hoy hace esquina con Plus Ultra. Seguidamente en 1873, vendería la finca completa al consaburense Eladio Pérez Olivares. Eladio volvería a aumentar el volumen de la finca ya que en 1875 compró al Ayuntamiento de Consuegra el terreno del callejón del Trinquete, el cual en esos momentos imaginamos no era muy utilizado por los vecinos ya que la principal función de conexión con la iglesia de Santa María había desaparecido y el Ayuntamiento estimó que era más procedente enajenarlo. El precio fue de 204 pesetas, siendo la extensión del callejón de 408 m2. Sería esta transacción la que modificaría completamente toda la manzana y espacio donde antiguamente estuvo la puerta del norte de la iglesia de Santa María, el callejón del trinquete y la tercia del mismo nombre. Pasados los años esta finca se dividiría en 3 más, conservándose hoy en día parte de la forma antigua del callejón del Trinquete en la finca particular que se encuentra en la calle Manuel Figueroa 8 actual.

c) LAS TERCIAS PRINCIPALES Ó TERCIAS DE PAN Y VINO

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Se ha especulado si en el origen del edificio tuvo algo que ver el prior Gonzalo de Quiroga pues posiblemente el escudo que hay sobre una de las puertas de la tercia pudo pertenecer a este prior, aunque tampoco sabemos si pudo haberse traído de algún otro edificio que patrocinara Quiroga, del que hablaremos en su momento, ya que también fundó el hospital de la Caridad de Consuegra. Dejando en duda la autoría de Quiroga sobre la construcción de esta tercia, lo cierto es que posiblemente sea obra del siglo XV cuando la

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Estas tercias situadas frente a la entrada al palacio, aparecen citadas en la primera mitad del XVI. Se dice que tenían bodega y lagar en la planta baja y en la alta se almacenaban la cebada y el centeno. Fue ampliada por un solar lindero con ella que siempre se usó como la misma tercia de vino y que tenía la entrada por la calle del Cristo, mientras que la tercia solo la tenía por la placeta del palacio.


orden estimase necesario construir un almacén con bastante capacidad para albergar el vino, la cebada y el centeno que recolectaba de sus vasallos. El edificio, al encontrarse justo enfrente del propio palacio, tenía la facilidad de un cómodo acceso por parte de los funcionarios sanjuanistas. Por los inventarios que se conservan sobre todo del siglo XVIII, podemos hacernos una idea de la capacidad y contenido de este almacén o tercia. Por ejemplo en el realizado en 1760 se dice que en la tercia del vino había 52 tinajas de diferentes cabidas, 15 de ellas empotradas en la primera caña de la bóveda y las 36 restantes en las demás cañas. Había también algunas tinajas para aceite y otras para vinagre. El cuarto de abajo servía de bodega y el alto para panera de cebada. Avanzando en el tiempo y una vez llegados al siglo XIX, habiendo pasado el periodo de la invasión francesa y cuando las aguas vuelven lentamente a su cauce, el administrador de tercias de Consuegra don Sinforiano Vélez y Medrano hace saber en 1813 que las bodegas de S.A., están llenas de broza corrupta; que las tinajas que había empotradas para el aceite están en su sitio y de las de vino solo quedan ocho. La viga y el pilón están caídos de su sitio y la puerta principal y ventanas lodadas por haberlas quemado el enemigo. Solicita se repare toda la bodega ante la inminente vendimia que se aproximaba. La tercia de pan y vino se siguió utilizando posteriormente a la Guerra de la Independencia, pues aunque se maltrataron muchas tinajas y enseres, el edificio aguantó perfectamente salvándose del incendio que asoló el resto de edificios próximos en 1809. Finalmente, como ya hemos indicado al hablar de la casa tercia, el inmueble se desamortizó para pasar a manos privadas y se incluyó en la extensa finca de la familia del Águila, conservando en la actualidad una buena parte de su estructura original.

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Muy cerca del lugar que ocupó la iglesia de Santa María la Mayor y el palacio prioral tenemos la calle del Pozo de la Nieve. Es sabido que en esta calle y exactamente en la primera casa bajando desde la calle Manuel Figueroa se encontraba uno de los dos pozos de nieve que hubo en Consuegra. Decimos dos pozos porque en alguna ocasión se ha confundido uno con otro cuando se

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d) POZO DE NIEVE PLAZUELA DE SANTA MARÍA


trataba de 2 diferentes. Nos ocupamos en principio de este pozo cercano a la iglesia de Santa María.

El punto amarillo señala la ubicación del pozo de la nieve que se encontraba frente a la parroquia de Santa María

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No hemos encontrado ningún dato de cuando se vendió el pozo ni la finca que lo albergaba, pero seguramente lo debamos incluir en el proceso desamortizador de mediados del XIX. Sabemos que en 1825 el pozo lo vende el vecino Francisco Gutiérrez Páramo a Cosme Sánchez del Álamo el cual lo limpió, reparó y fabricó una casa en dicho lugar. Lo siguió usando como pozo de nieve pues consta que lo cebó de hielo, vendiendo la nieve a botilleros de

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El comercio de la nieve no es una cosa nueva ni exclusiva en esta zona, ya que se tienen documentados decenas de pozos de nieve y hielo en nuestra comunidad, en los que era corriente el acopio de este producto natural para luego proceder a su venta o canjeo con otros productos. El pozo de nieve de la calle Manuel Figueroa, durante la casi totalidad de su existencia perteneció al Gran Prior de de la Orden de San Juan. La mayoría de los pozos que nos encontramos tanto en la zona centro como en la mayoría de la península, son obras del siglo XVII y reestructuradas en los siglos XVIII y XIX hasta su total desaparición por los procesos industriales para obtener hielo abundante y barato prescindiendo de las nevadas y heladas naturales que a su vez eran cada vez menos abundantes debido al cambio climático. Ya en 1663 este pozo pertenecía a la administración prioral, posiblemente por compra a un anterior propietario.


Consuegra y forasteros durante el verano de 1826. A partir de ese momento no hay datos sobre el uso del pozo. A fecha de hoy, parte de ese antiguo pozo de nieve continúa bajo algunas propiedades particulares y parte de la plazuela que se forma en la calle Manuel Figueroa.

e)

POZO DE NIEVE CAMINO DE ALMADÉN

Sobre el plano de Consuegra podemos ver el comienzo del Camino de Almadén, donde se encontraba el pozo de nieve que poseyó la Orden de San Juan, hoy desaparecido

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“el citado pozo de nieve tiene profundidad de 36 pies y de diámetro 18 pies de obra permanente y segura por ser su construcción de piedra tosca, con su cercado de tapias sobre el mismo pozo con suelo de vigas sexmas y bovedillas sirve de pajar para el mismo pozo, y otro de contramina para el desagüe de la misma nieve juntamente con otro para el recogido del hielo y la nieve cercado todo con cimientos y otras fortalezas correspondientes de forma que fue considerada cada cosa por

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Por lo que respecta al segundo pozo, es decir el que se ubicó fuera del perímetro de las murallas medievales de Consuegra, señalaremos que fue adquirido por el infante don Gabriel el 27 de enero de 1774 por compra junto a unas colmenas en el paraje de Valdespino a Alfonso Aguilar y a su hermano, a los cuales se les había expropiado por cierta deuda con la orden. En una descripción del pozo se dice que:


menor ascendía todo su valor intrínseco a la cantidad de 8360 reales de vellón”... Este pozo de nieve siempre tuvo un administrador dependiente de S.A. el Gran Prior, y su trabajo consistía en ocuparse de todas las labores referentes al encierro y conservación de la nieve, reparaciones del pozo, contratar a los peones para la recogida de la nieve o hielo y de las ventas de la misma nieve. Su salario dependiendo de los ingresos del pozo, podía ser nulo como vemos algunos años y otras veces del 10 % de las cuentas presentadas. Otro cargo que tenía el encargado del pozo era custodiar la llave del mismo, para solamente abrirlo cuando se iniciaba la temporada de la venta de nieve. Y otro cargo también importante era llevar el producto a la casa del tesorero. También repartía la nieve correspondiente que consumían de regalía, es decir gratuitamente, los conventos de religiosas y religiosos de Consuegra, y algunas poblaciones de alrededor. Los últimos datos del pozo de nieve del camino de Almadén, los tenemos en 1823 cuando un vecino de Consuegra pide comprar el pozo a Su Alteza, pero desde la administración en Madrid deniegan la venta por el poco precio que este pide. A partir de aquí, imaginamos que ante la no utilización del mismo, se debió vender el terreno en una fecha que desconocemos, por lo que a fecha de hoy no podemos saber exactamente su ubicación pues el único dato conocido es que se encontraba en el camino de Almadén.

4. EDIFICIOS DE NATURALEZA ASISTENCIAL

Marcado de amarillo, el espacio que ocupó el antiguo hospital de San Juan ó de la Caridad, entre las calles del Hospital y del Cristo, que tuvo una extensión de 820 m2

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a) HOSPITAL DE SAN JUAN Ó DE LA CARIDAD


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Es conocida y ha sido ampliamente estudiada, la función hospitalaria de la Orden de San Juan, la cual en cierta forma se sigue realizando en la actualidad. Ya en el año 1160 el hospital de Jerusalén acogía según las crónicas a 2000 enfermos. En el caso de España, contaba la orden con innumerables centros hospitalarios como el de Induráin en Navarra, Castro en Cantabria, Villapañada en Asturias, Órbigo en León y Benavente en Zamora, por poner algunos ejemplos. Centrándonos en el Priorato de Castilla y León, y concretamente en 1453, ya que los hospitales en nuestro territorio fueron más tardíos que en el resto de territorios sanjuanistas, nos encontramos con la fundación en Consuegra del Hospital de San Juan Bautista. Paralelamente a la creación del hospital, también se creó una cofradía, que sirvió para el buen funcionamiento y mantenimiento del hospital. Hay un personaje, el entonces prior Gonzalo de Quiroga al cual debemos esta fundación. Además, aportó personalmente 1000 maravedíes, una fanega de trigo y una dotación anual. El edificio del hospital se situó enfrente del palacio prioral y de la tercia de pan y vino (en el lugar que señalamos en el mapa) ocupando una extensión de poco más de 800 m2. Debemos señalar que erróneamente se ha localizado el hospital en determinados documentos justo en la acera contraria donde se ubicó, pero insistimos que se trata de un error, ya que el edificio estuvo entre las calles actuales del Hospital y Cristo, como se marca en la imagen, en la acera de los pares no de los impares.


Según rezaban las constituciones, el hospital debía tener permanentemente un mínimo de 8 camas destinadas a los pobres, sobre un soporte de madera, con un almadraque (colchón), un par de sábanas y dos mantas. La cofradía asumía los gastos de enterramiento. El hospital tuvo además de cementerio para los fallecidos en él, una capilla, que contenía un altar con la imagen de Nuestra Señora de la Antigua y una imagen de San Juan Bautista en su retablo. El fin del hospital llegó con en el mismo momento que desapareció la iglesia de Santa María la Mayor y el palacio prioral. De nuevo el fuego devastador consumió esta institución asistencial que había cubierto las necesidades médicas de Consuegra durante siglos. Sería en 1828 cuando encontramos los últimos datos del hospital, que ya hecho solar fue comprado en parte por Benigno y Jesús Román, los cuales adquirieron unas 900 varas de la finca original (600 m2). El resto de terreno de 220 m2 finalmente también fue enajenado a otro vecino.

5. OTRAS PROPIEDADES

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a) LA DEHESA DE VALDESPINO Y HUERTA Y SITIO DEL ESTANQUE


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Otro proyecto emprendido por el mismo prior en esta década de los 80 del siglo XVIII, fue el de implantar la cría y posterior comercio de la seda en el priorato, con la intención de favorecer la economía del señorío, en lugares como Argamasilla de Alba, Cervera o aquí en Consuegra. Con esta intención llegaron a nuestra villa en 1782 dos técnicos irlandeses para desarrollar fábricas de tejidos de lana con su supervisión y el estilo de trabajo inglés. Ya desde mediados de este siglo XVIII se había establecido una comunidad de irlandeses alrededor de la Real Fábrica de Paños de San Fernando de Henares. Estos artesanos habían venido con sus familias desde Irlanda ó Inglaterra, donde muchos trabajaron en la industria del algodón en Manchester. Uno de ellos llamado Santiago O’Flin examinó en Consuegra los lugares convenientes para establecer las fábricas de tejidos que pretendía el Gran Prior. Este proyecto comercial, también llegaría al convento de monjas Bernardas de Santa Ana de Consuegra, ya que se fabricaron cuatro tornos con destino al convento durante este periodo. Curiosamente se conserva en el Archivo de Simancas una serie de 16 muestras de telas que acompañaban una carta que envió O’Flin en la que solicitaba hacer las pruebas para trabajar como lustrador y tintorero en la Real Fábrica de San Fernando de Henares. Quedó aquél proyecto de fábrica de tejidos frustrado por el fallecimiento de uno de los artesanos irlandeses.

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Esta finca de Valdespino conocida por todos los consaburenses y relativamente cercana al núcleo urbano de Consuegra, ya aparece citada por Domingo de Aguirre como propiedad del alcayde de la fortaleza de Consuegra, cedida por parte de la dignidad prioral, y se indica que era abundante en pasto, madera y caza. No obstante también hay documentos en los que se reconoce esta finca como propiedad de la orden desde principios del XVII. En 1782 bajo mandato del prior el infante don Gabriel, hubo varios proyectos para realizar nuevos plantíos de árboles en todo el priorato para aprovechar y obtener rentas de muchas fincas que no se estaban explotando. En nuestro caso la finca de Valdespino también fue objeto de un lavado de cara y plantación de algunos árboles y frutales, ya que se sabía que era un buen terreno productivo. En una de aquellas reformas intervino el arquitecto de la orden Juan de Villanueva procediendo al reparo de los tejados de la casa, un pocillo, una chimenea y tejados, enluciéndose además las paredes de la casa del guarda de la fuente del Almendro.


Por otro lado, el paraje lindero a Valdespino que aparece en los documentos como huerta y sitio del Estanque, era un lugar donde se ubicaban no solo una serie de huertas, si también un estanque para pesca en “donde dicen las albercas”, con una casa en la que vive el estanquero. Esta zona de los estanques se identifica modernamente como un importante enclave romano por los restos que aún allí se conservan y que tiene aún mucho que aportar a nivel arqueológico a la historia de Consuegra. Este paraje de los Estanques dentro del proceso de modernización y explotación que realizó el infante don Gabriel y que se extendió a lo largo de más de una década, fue objeto de una serie de modificaciones al comprar y permutar la orden determinadas tierras para conseguir una finca de mayor extensión.

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En 1798 el administrador de tercias planteó la posibilidad de aprovechar las aguas de ese lugar para mover un molino harinero que propone construir. Juan de Villanueva contestó que ya en 1781 viviendo el infante don Gabriel se le había encargado dar uso a estas aguas para lo cual levantó un plano de los terrenos e hizo un expediente que trasladó a S.A. En ese informe Villanueva demuestró la minuciosidad que le caracterizaba e indica que el paraje del Estanque se encontraba a 4.482 varas de la población, al sur de Consuegra en una loma que partiendo del monte contiguo se une con la sierra de Valdespino en donde aflofran unos manantiales de una profundidad de tres o cuatro pies. Las aguas corrían entonces por una mal conservada zanja entre espesos álamos cuyos renuevos, zarzas, juncos y arbustos embarazarían el curso del agua, conteniéndolas en un pantano o lago pestilente y por una extensión de 274 varas se dirigen hasta entrar en la huerta propiedad de la orden cercada por unas tapias de mala mampostería. Sigue describiendo el

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Finca conocida como los Estanques, propiedad de la Orden de San Juan durante varios siglos


lugar Villanueva, añadiendo como a continuación del vivero de álamos existe otra pared que divide en dos partes la fuente quedando en medio un paseo de siete varas de ancho que la atraviesa, desde la casa del guarda hasta la otra parte de la cerca, al este. Ahí es donde se encontraba el estanque que da nombre a la huerta, donde en su día hubo pesca, pero en ese momento solo basura y malezas. En las calles formadas por la plantación de álamos se conservan algunos frutales. Villanueva más que para algún molino, estima que era mejor utilizar las aguas para el uso de la población e indica que el acueducto que se observa a la salida de la ciudad hecho por sabios romanos tenía esa finalidad. Propuso Villanueva la compra de varios terrenos junto al manantial, abrir una zanja y limpiar los manantiales. Algunas de estas propuestas fueron acometidas, conociéndose que poco después visitó el estanque y huerta, el jardinero mayor de Aranjuez Esteban Bouteló para realizar algunas plantaciones, quien también en Tembleque participó en algunas intervenciones. Por ese año de 1798, Villanueva envía a Consuegra un plano que había sido diseñado por el alarife de Daimiel Juan Ruíz de la Sierra donde se recogían la mayoría de sus indicaciones y reformas. Ante el estado de abandono y dejadez del paraje, Villanueva estimó que no era posible continuar su proyecto y que toda inversión en el mismo era innecesaria.

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José García Cano Conferencia pronunciada en Consuegra el 14 de julio de2017, II Jornadas de Patrimonio Consaburense

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Pasada la época de invasión francesa, los documentos nos dicen que toda la finca en 1817 estaba destrozada por la dominación enemiga, dando al traste con el proyecto repoblador que había iniciado el Gran Prior 30 años atrás. Se añade que esta posesión del Estanque donde se había gastado una importante cantidad el infante don Gabriel en su saneado, limpieza de zarzas y malezas y donde había plantado moreras frutales y álamos, había quedado arruinada porque durante la guerra la casa fue asolada y los árboles cortados para leña por las tropas enemigas y algunos paisanos. Finalmente, en el mismo siglo XIX tanto Valdespino como los Estanques fueron sacados a subasta y vendidos a vecinos de Consuegra que los explotaron como ha venido sucediendo hasta la actualidad.


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