LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. 1 de diciembre de 1872 Estudio presentado por Eduardo Saavedra en esta publicación:
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ese sitio , que sabemos ahora pertenecerle, ya n U dola á Mojácar, ya dejándola en Molvizar ó en Po] S> " ó trayóndola á Berja ó hasta Almería; pero no °^° 6 (lucen á'eso solo las importantes consecuencias A*]] " e a llazgo. " Do tres maneras consta en los autores antiguo nombre do Murgis: en Ptolcmeo, como ciudad ni A terninca de los Túrdidos, hacia el N. de MálagaPlinio, como última población litoral de la Bética ^ en el Itinerario do Antouino, como mansión del cara' ^0 de Castillo á Malaca. ¿Cuál de estas tres es la delCa"* po do Dalias? Creo que las tres son una sola, cuy11as" ruinas acaban de ser determinadas. ' ^ Colocar en ellas la mansión del Itinerario no dificultad alguna: por allí pasan la carretera nu. el o!1 mino do ruedas do la costa, que después de Aune ría se continúan por el valle del rio de su nombre hacia
calco de la siguiente lápida, por él hallada en las men- rio á los mismos en igual dia, y ciento y un denarios anuales para la conservación de las mismas termas. Decionadas ruinas. jando á un lado cuantos comentarios puede sugerir I, • AEMILIVS • DAPHNVS • SBVIR • THERMAS esta interesante piedra por los diversos puntos de su SVA • OMNI • IMPENSA • MVNICIi'lBva • MVRO contexto acerca de las costumbres y leyes de los antiDEDIT • KT- QVO • DIE • EAS • DEDICAVIT • X SIN guos romanos, el presente artículo se íijará solamente y VLOS • CIVIÜVS • ET • INCOLIS • EPV1.VM • DEDIT en las consecuencias que se desprenden para ilustrar la et tj VAMDIV • V1XISSET • EODEM • DIE • DATVRVM antigua geografía. CSÍÍX SIXGVLOS • EISDEM • PROMISSIT • ET • IN La inscripción, cuyo carácter de letra corresponde á tttt ELAM • EARVNDEM • THERMARVM . QVAM la mitad del siglo n , no deja lugar á duda alguna; el DI V • I PS E . V I X I S S E T • A N XVO S . xcI pueblo, cuyos vestigios se hallan en el Campo de J)alías, POLLIC1TVS • EST es Mtin/in, y al mismo tiempo aprendemos que fue muBien sencilla es su interpretación: Lucio Emilio Dafuo nicipio, cosas ambas hasta hoy del todo ignoradas, y Sevir, donó unas termas hechas á su costa á los Mur- que lian hecho merecer al señor Suenz de Santa María gitanos, celebrando su inauguración con un banquete el premio que tiene ofrecido la Academia déla Historia popular y una distribución de un denario á cada ciuda- para esle caso. Cuantos han dirigido sus estudios á la dano ; y prometió para mientras viviese dar otro dena- romana ideografía han colocado dicha ciudad fuera de -mr-rar-aa—anr-fina—mnr m
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Plano que indica el límite oriental de la Bética.
Guadix, punto fijo y conocido de la vía antes renombrada, tocando en Abla, que corresponde, según el común sentir de los geógrafos, ala Alba antigua. También conviene al sitio la distancia que so señala desde Acci á Murijis, de este modo: Acci Alba xxxir m. p. Urgi XXXIIII Turan iana xvt Murgi xi r TOTAL
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Y lo que media entre (jiuadix y el sitio de las ruinas, es: De Guadix á Almería, por la carretera nueva 108 kilómetros. De Almería á las ruinas 31 TOTAL
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que corresponden exactamente á las 04 millas romanas. Puédese buscar, con este conocimiento, la situación precisa de Alba, Ifrr/i y Turuniana, que caen entre esos dos puntos lijos y conocidos, y por un camino tan obligado que no permite apenas desviaciones. Alba se reduce por todos los autores á Abla, que conserva antiguos vestigios en sus cercanías, a 4S kilómetros equivalentes á las 32 millas, del sitio de Ar.ci, en Guadix. Hacia las Ventas do Agua Dulce, orillas del mar, y al borde de un pequeño fondeadero, caen las 10 millas de Murgis, en sitio muy á propósito para una villa ó aldea que recibiera su nombro de la familia de los Turanios, avecindada en las costas meridionales al
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decir do Plinio. Y partiendo la distancia entre las ruinas de Alba y Agua Dulce en las dos porciones que el Itinerario marca, resulta l'rqi entro Huércal y Pechina, y arrimada al rio que baña el término de la capital. Kcclama Huércal por su nombre la sucesión (hila mansión urgitana, presenta Pechina títulos no menos atendibles por la gran antigüedad do su historia, ya que do ninguno de ambos pueblos se conozcan ahora lápidas ni otros restos romanos; y como la proximidad do los dos es grande, creo que la mansión podria estar en cualquiera de ellos, ó entro medio, pero inclinándome más á Pechina por cuadrarle mejor las demás circunstancias del asunto. Y aquí vuelve a salir cuestión do diversas Urgís nombradas por los autores do geografía, pues á más do la mansión ahora discutida, tenemos el Urci de Plinio y el OSpxíi de Ptolemoo, próxima al mar aquella, ésta en la misma orilla, y ambas al comienzo de la España citerior viniendo do la Bética. Opinóse algún tiempo que todas eran una misma y que debía buscarse hacia el distrito de Almería; después, y hasta hoy, estaba recibido que las ruinas do la ciudad limítrofe oran las que á la izquierda del Almanzora, y dominando la costa, llaman en el país Ciudad del Garbanzo, colocando aparte la del Itinerario, como hice yo mismo en mi mapa; y ahora me decido por el antiguo parecer, y creo que Urgi, Urci y Oí,;xn corresponden á ese punto que he marcado en Pechina ó junto á ella. Casualidad seria, y grande, que saliendo tan próximas Minyis y Urgi por el Itinerario, y hallándose igualmente vecinas por l'linio, hubiera un duplicado do las dos ciudades y en idéntica situación relativa entre sí y con respecto al mar. Lo natural es identificar las
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del mismo nombre, y solo cuando la demostración contraria fuera irrefutable se podrían admitir una Afurgis en el Campo de Dalias y otra en Mojácar; una Urgi en Pechina y otra en la Torro de Villaricos, donde se contemplan las grandes ruinas de la boca del Almanzora. Pero lejos do haber pruebas de esto, las hay de lo contrario, y las dificultades que de admitirlo resultan no son por cierto insuperables. El argumento capital lo suministra Plinio al dar con matemática precisión los límites do la Bética. Consigna esto minucioso escritor la longitud de esta provincia en tiempo de Agrippa, y las distancias que en el suyo se contaban desdo Cádiz y Cartoia á los términos de Castillo y do Murgis, límites de la provincia al Norte y al Oriento. ¿ Son los números do los códices exactos. ¿ Cómo se contaban las distancias ? Las que son conocidas nos enseñan, lo mismo que las indicaciones de naturalista latino, que se computaban por la medí a de los caminos y no en línea recta, y que eran tanto más exactas que las de Antoníno, dando la pauta par buscar el dudoso límite murgitano, cuyo asiento no era otro que el rio de Almería, ó alguna línea muy prox ma, desposeyendo á la antigua Bética del trozoL acomprendido entro esta corriente j la de Mojácar. ra ° mostración es importante, y conviene darla cong pormenores. ' Ya mi docto amigo don Aureliano Fernandez ra había reparado en la perfecta concordancia que ^ sulla entre lasen, millas do anchura de la D e t ^' a - r j¡ n . que consignan para el camino do Gades hasta los deros de Castillo los Vasos apolinares, / o n h r m ; l a por multitud de miliarios que en puntos diversos ( vía so conservan. Describió también , en trabajos
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Toledanos que refieren á Paschena, como cosa corriente pone. En efecto, sabiendo que este municipio no esaquella sede episcopal. Allí fueron sin vacilación algu- taba en el mar, sin noticias de cuanto se retiraba adenna los emisarios del abad de San Juan de la Peña para tro, y con su distancia á Sexi, tomó el rumbo del cabo buscar el cuerpo de San Indalecio, porque sabían que Sacratif que también debieron darle, y midiendo las cada uno de los siete prelados apostólicos, según el nillas de la costa, pero totalmente al contrario, cayó oficio muzárabe, tenia sepultura en la capital de su 'on el compás en dicho punto M, el cual quedó atriobispado, y hallaron, en efecto, la del santo con la inido á los Túrdulos por ser de ese distrito las dúdainscripción : « //'/<• requicscit Jn.Ialetius, pritims pontifex. les circunvecinas. Urcé'taitae cicitati.*. v Suponer como Florez, que el Para apurar la cuestión falta hacer algo de las ruicuerpo del mártir fuese llevado por los cristianos desde las que se atribuían hasta ahora á Urri, situadas, las orillas del Almanzora para esconderlo, huyendo de como queda dicho, en Yillaricos, á la izquierda maruna persecución mahometana, fuera bueno si no diera gen del Almanzora y orilla del mar. Vista su gran exantiguos. |,inos la casualidad de ser casi desierto el sitio de Yillaricos, tensión, pudieran corresponder á la urbs Massiena que 57 kilómetros. y nada menos que la capital sarracena el refugio ele- Avieno coloca en el golfo de Yera; pudiera ser tam1 Vv¡nii°nte á lluelva gido: mejor pareciera haber huido de I'echina á las bién la Moli/btlana que Estéfano Bizantino sacó de los (flüi.lva á Sevilla '•• 1 montañas ó Inicia tierra de cristianos por el mar. 1 Ovilla á Alcalá de Guadaira. . K'. escritos de llecateo, porque su nombre griego hace re•.Alcalá á Osuna <'>0 MI principal obstáculo de estas reducciones , y más ferencia al plomo , cuya abundancia en la vecina Sierra 112 ,„ Osuna a ¡Málaga firme apoyo del 1'. Flore/., y cuantos le siguen, es Pto- Almagrera es notoria. Aparecen por todas aquellas 20.') v)Iálaga á Almería. . . lemeo, que entre Abdera y Urci coloca el Promontorio fragosidades antiquísimas minas, como la vieja ciu17'.» ¡(Almería á Cartagena. Charidemo: pero todo nace de afirmar que dicha punta dad, ruinosas y abandonadas: en nuestros dias, al procorresponde al Cabo de Gata, cuando puede colocarse ducir las modernas labores rios de plata, ha vuelto el TOTAL. en el de las Entinas, que aunque menos montuoso, indicado sitio á poblarse de fábricas y habitaciones. SirVeamos, pues que ya sabemos comprobar todas es- avanza más al Sur y se halla entre Adra y Almería. van estas premisas de aviso para que un buscador pedidas comunicadas por Plinio, donde concluyen Si Ptolemeo hubiera sido viajero, no hubiera dejado de afortunado interrogue con fruto aquellos montones de 'icci/xxv millas que dá entre Gades y Murgis, equi- notar las eminencias de aquel promontorio ; pero geó- escombros, y nos dé la solución del problema. Los inpes á -113 kilómetros próximamente: grafo especulativo, no es extraño que atendiendo solo genieros de minas son los llamados á llevarse allí la á la figura proyectada en el mapa, prefiriera la salida palma que en el territorio de Almería han sabido conCádiz á Málaga 250 kilómetros. más meridional para mejor consignar las dimensiones quistar dos ingenieros de caminos. Málaga al Campo de Dalias. . . 171 de la Iberia. Adúcense contra esto las graduaciones d EDUARDO SAAVEDRA. sus Tablas, como si pudieran ser útiles aplicándolas TOTAL. como están escritas y sin la conveniente corrección. En So puede ser más claro , visto lo pequeño de la di- la costa de Andalucía, los 3grados des longitud del geóvalen los /s de l° verdaderos, y los eacia, que la Muryis de Plinio estaba donde la Mur- grafo alejandrino 3 LO POSITIVO Y LO IDEAL. del Itinerario, y que cerca de ella se ha de buscar de latitud los /i. Construyendo así la cuadrícula, en x límite de la Bétiea. Y como encontramos á poco tre- el mapa adjunto se puede ver cómo las ciudades maríDIARIO DE UNT ARTISTA. la Uryi con que el mismo autor empieza la des- rimas desde el Estrecho hasta Abdera, convienen con (CONTINUACIÓN.) pcion de la Tarraconense, nadie podrá quitar del rio aceptable exactitud con la indicación de dichas Tablas; 20 (le Diciembre. Almería la línea divisoria que se quería reconocer, y dando este hecho como demostración suficiente, por en el rio de Mojácar, ya en el Almanzora. Si Ir ser demasiado largo entrar en otro género de consideLa he escrito una carta vehemente, apasionada, deiry¡> pliniana fuese el antedicho Mojácar, habría raciones, se ve que las graduaciones del Charidemo y de lirante: hé aquí lo que me ha contestado : Urce vienen mejor á las Entinas y á Pechina que á Gata aumentar la longitud en estas cantidades. «No, amigo mió; no es posible; no puedo faltar á y á Yillaricos. Las razones de etimología que se han Del Campo de Dalias á Almería. . 31 kilómetros. aducido para hacer venir Gata de Charidemo, traídas mis deberes filiales; no puedo seguirte. — Mi madre se del griego por Cortés, y del fenicio por Bochart, no moriría de dolor y de vergüenza si yo la abandonara, y De Almería á Mojácar 74 valen gran cosa, siendo evidente por la lectura del este remordimiento fuera bastante á destruir toda nuesTOTAL 105 Edrisí, que los árabes llamaron á este cabo ik.1 J tra felicidad. — Lo sabes : te amo y te amaré mientras nal daria un error de 25 p"/0 en distancias que tan (Kábita), derivación del latino capite, y verdadera raíz exista ; pero no me pidas nada que sea contrario á mi itadas, se han encontrado fuera de este caso, y en del Cata, suavizada la consonante gutural. decoro : no pretendas que por tí asesine á la que debo «caso mismo si se admite la opinión que propongo, ¿ Qué se hace entonces de Baria concedido á Yera? el ser. Compadéceme y no aumentes mi amargura con al fin la más sencilla y natural. ¿Qué de Portas maynus no disputado á Almería? FijeLos autores de geografía descriptiva que tan dete- mos ante todo la pronunciación del primero, para lo proposiciones y proyectos irrealizables é indignos de lamente dejaron enumeradas las ciudades todas de cual nos sirve Ptolemeo, que escribe Bswíía con sí dip- los dos. Resignémonos con nuestra suerte, y esperemos rosta, no podían razonablemente saltar desde Ab- tongo, manifestando ser larga la segunda sílaba. No en la Divina Providencia. » ra hasta Mojácar sin nombrar nuestras Murgis y cabe, evidentemente, haberse corrompido en Vera, que i No te parecen, Carlos , una profanación las últimas ji, cuya gran importancia es manifiesta. Las rui- los árabes escribieron ¿ ^ (Béira), sino en Baria ó palabras que esa mujer ha escrito? ¿No es un escán2 por siglos han guardado la lápida de Emilio dalo que hable ella de la Providencia Divina ? ¿ Qué pofao, y que en el país llaman Ciudad vieja, alcanzan Berta, y antepuesto el articulo pudo muy bien hacerse demos esperar cuando la cruel rehusa la única tabla de perímetro de diez kilómetros, ó sea un ancho medio Almería, como de Beca se hizo Meca, lo mismo en te; de ellas salen restos de estatuas y de colum- Oriente que en Trafalgar. La situación de la ciudad salvación que teníamos?—¡Bien lo veo, bien lo conozi¡ sabemos que hubo allí unas termas, y que goza- sobre el rio de Urgi conviene á la ambigüedad con qu co : no me ama!— ¡ Huyamos ! Esta mañana entró mi madre en mi cuarto más abaros habitantes del fuero municipal. Y ¿qué hay en hablan de ella Ptolemeo , que la coloca dentro del lijicar? Un nombre tan solo, pretendida corrupción mite de la Hética,y Plinio, que la deja fuera, pero ads- tida, más pensativa que nunca, y poniendo sus pálidos 'gis sacra, pero sin pruebas de su filiación lin- crita á la misma provincia. Los más antiguos autores labios sobre mi frente, me dijo con una sonrisa que stica. Fácil es, sin embargo, encontrar la verdade- árabes favorecen estas suposiciones, porque dan el quiso ser alegre, y fue lúgubre: procediendo en sentido ascendente, pues vemos — He tenido carta de nuestro Carlos, despidiéndose nombre con la forma j i Lsy° (Mochaquer) en Ibn- nombre de Almería«in el artículo Llss-í ¿o y> (Moría de mí para el largo viaje que va á emprender con AndeBachena); y aunque según ellos significa espejo, 'stib, forma que conduce á pensar en alguno de los 'ios Montes sagrados que lian denominado á Mon- y los modernos orientalistas le dan el sentido de ata- gelita. Calló mi madre, y yo no proferí una palabra. Desto, Montejaque y Montcjicar; y suposición que laya , es lo cierto que sin alguna violencia no salen ta«fina plenamente el Edrisí, :tl llamar al mismo si- les voces de los diccionarios. Portas viagnus estaba en- pués de un silencio do algunos momentos, la pobre *í¿,ii(Okba xacar) ó Cerro Xacar, traducción tre Abdera y el promontorio Charidemo, ó sea entre anciana tornó á hablar. ''M y á medias del latino Mons Sacer. No hay, Adra y el cabo de las Entinas. Debe ser, por tanto, el —¡ Preciosa expedición, dijo, la que van á hacer! fondeadero de Balerma ó Malcrva, que el Edrisí llama •>conexion entre Muryis y Mojácar. Y al cabo de una nueva pausa, añadió con un supre'importancia de Uryi se infiere de la que gozó i yjJ] ¿w j¿ (Mersa Annefira) ó sea Puerto preeminen- mo esfuerzo: '•na en la primera mitad de la Edad Media. Des- te; y aun cuando hay variedad en las lecciones de los —Hijo mió, ¿por qué no los acompañas? ala los autores árabes, con el nombre de h \x- códices, nótese que esta es la del m. s. déla Biblioteca e Levanté la cabeza y la miré; su semblante, de ex]i«ia), como capital del distrito de su nombre, co- de París, copiado en Almería durante el siglo xiv, y traordinaria belleza á pesar de las enfermedades y de que las de los otros no dan sentido ni correspondencia tilo también al rio que humedece su feracísimo los años, resplandecía con una aureola divina: la del P ' °> caída ya de su antiguo esplendor, entonces lie- conocidos. Queda por averiguar qué era esa Murgis que coloca sacrificio.—Sí: ¡mi madre tío vacilaba en inmolarse con "' por la vecina Almería, donde se había domiciinayor número de sus pobladores. No obstante Ptolemeo tierra adentro entre los Túrdulos, y cuya si- tal de salvar á su hijo! "Rancia de la costa, es nombrada Pechina como el tuación correspondería al punto mercado M en el ma- ¿Y tú? la pregunté yo. lc 'Pal departamento marítimo de los Umeyas, y el pa. Pudiera sin inconveniente ser una nueva ciudad del —Yo,— me respondió con una inflexión de voz dul?jUayangos, en sus notas al Maccari, cree que mismo nombre, como el de otras repetido en parajes císima,— yo te esperaré. cs distintos; pero no me parece probable, porque veo al tar unida á Almería por una calle de caseríos )s Hablando así, me abrió los brazos y me precipité <'dilic¡os. llni-al-.Iatib dá noticia de antiguos mismo tiempo suprimido el Murgis cercano al mar ; y r considerando la puntualidad con que aquel matemático en ellos. Los dos lloramos largo tiempo, y en aquel oiuanos cu sus inmediaciones, todo lo cual seria, todas las poblaciones litorales, no creo que pa- instante de expansión la confié todas mis penas, todas Vístanle liara considerarla, IJrqi del Itinerario anotó sara ésta en silencio sino por equivocar su situación, 111 ciudad extrema de la España citerior, cabeza lteeuérdcse que la mayor parte de sus puntos están mis angustias. Ella derramó un bálsamo suave sobre mi r ¡_ ,°SÍon y de la primitiva diócesis urcitana ; pero calculados por las relaciones de los viandantes y no corazón: el del consuelo.—Ella me habló con elocuencia, (1 reforzar con la opinión dominante en el si- por observaciones astronómicas, y nótese que le bastó con sentimiento, con verdad. Ella, en fin, me conven'¡ consignada por el monje Ebrctmo, y los Anales cambiar la dirección para colocar a Murgis donde lo ció de que solo la ausencia, la vista de objetos diferen-
., la vía militar de las colonias, cuyo término era '¿a, y omitida en el Itinerario de Antonino, por la 'ue miden con igual precisión las (XXXXIIII millas í!..dich° punto y el indicado límite de la Tarraco»".e ell Castillo. Idéntica exactitud se encuentra para '.(•cci.xxv millas (713 kilómetros) de longitud de «ética de Agrippa, que comprendía desde las bocas Unas hasta Cartílago nova, pues resulta la siguiente -íiicia itineraria, deducida por los datos del Estado lyor del Ejército y de la Dirección general de Obras f,j¡e;is, aproximándose siempre á la dirección de los
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