La literatura infantil definitivo

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LA LITERATURA INFANTIL EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX. EL APOYO DE LA REPÚBLICA A LOS MOVIMIENTOS VANGUARDISTAS . En el año en que se inaugura el Colegio 14 de abril, actualmente José Calvo Sotelo, se vive en España un momento esplendoroso en el terreno de la educación y de la literatura infantil. La República se esfuerza en construir escuelas públicas, en crear plazas de maestros y proporcionarles formación y sueldos dignos. Mientras, los intelectuales se dedican a llevar la cultura a todos los rincones, incluidas las escuelas más pequeñas y recónditas. En el terreno de la literatura infantil, siempre de la mano de la escuela, se estaba produciendo un importante movimiento de vanguardia que, lamentablemente quedó truncado con la guerra civil y que hoy ha quedado relegado casi al olvido. A esos libros, a sus autores, ilustradores y editores, artífices de aquella corriente renovadora y vanguardista que se desarrollaba en el momento en que nuestro colegio nacía, a los injustamente olvidados, quiero dedicar las siguientes páginas.


AÑOS 20-30 EN LA LITERATURA INFANTIL EN ESPAÑA. En el periodo que abarca el primer tercio del siglo XX, en concreto durante los años 20 y 30, la literatura infantil española pasaba por un gran momento. Un puñado de excelentes escritores e ilustradores desterraron de los libros el paternalismo y los sermones moralizantes del “Instruir deleitando” o “instruir moralizando” del costumbrismo decimonónico, sustituyéndolo por textos divertidos, disparatados y originales. La calidad de los escritos se completaba con la belleza de las ilustraciones o con divertidos juegos tipográficos. Algunos escritores crearon héroes infantiles que se hicieron populares como Zueco Rojo (S. Tena), Celia (E. Fortún), Pipo y Pipa o Pinocho (Bartolozzi), Rompetacones (Antoniorrobles)… Lamentablemente, todo aquel movimiento renovador, trasgresor en muchos casos, y, sobre todo, vanguardista y de calidad, quedó truncado con la guerra civil y desapareció prácticamente con la dictadura. Muchos de estos autores se vieron obligados a exiliarse. Buena parte de ellos fueron acogidos generosamente por México gracias a su presidente Lázaro Cárdenas. Salvador Bartolozzi reposa en allí, en el panteón de españoles ilustres. Aquí, en cambio, está prácticamente olvidado. Salvo a un grupo de especialistas, a casi nadie le dicen nada ya nombres de escritores o ilustradores tan valiosos como Salvador Bartolozzi, Antonio Robles (o Antoniorrobles, como firmaba), Magda Donato, Jesús Sánchez Tena, Manuel Abril, Francisco López Rubio, Josep Mª Folch i Torres, Mª Teresa León, Tomás Borrás, K-Hito, Tono, Barradas, Junceda, Vinyals, Llaverías, Apeles Mestres, Lola Anglada… Otros, sí han permanecido en el recuerdo, como Elena Fortún , Jardiel Poncela, Edgar Neville, Ramón Gómez de la Serna, Rafael de Penagos o el gran Saturnino Calleja, autor de algunos textos de su editorial, aunque no los firmase, y a quien se debería erigir un monumento por todo lo que hizo por la lectura, por las escuelas públicas o por los maestros, de los que fue mentor. Este año se cumplen los cien años de su muerte y no parece que nadie le vaya a dedicar ningún recuerdo.

LA VANGUARDIA Y LOS INTELECTUALES. El movimiento de renovación vanguardista de la literatura infantil vino de la mano de un grupo de intelectuales, literatos, dibujantes, pintores, figurinistas, humoristas, críticos de arte, periodistas e inclasificables como Antoniorrobles, K-Hito, Tono, López Rubio, Magna Donato, Mª Teresa León, Edgar Neville, Sánchez Tena, Barradas, Opisso, Esplandiú, Junceda, Obiols, Llaverías, D’Ívori… Unos escribían e ilustraban sus textos como Sánchez Tena, Bartolozzi o Barradas, y otros simplemente escribían o ilustraban. Todos eran magníficos.


En esa época era frecuente que los intelectuales se reunieran en tertulias. La más conocida fue la de Ramón Gómez de la Serna, en el café Pombo, que inmortalizó Gutiérrez Solana en su famoso cuadro de 1915. Cuatro de los que aparecen en él cultivaron la literatura infantil: Salvador Bartolozzi, G. de la Serna, Manuel Abril y Tomás Borrás. Comenzaron a escribir para niños colaborando en revistas y periódicos. Descubrieron las publicaciones periódicas infantiles como una forma válida de expresión, pero también como una estupenda fuente de ingresos. Buena parte de sus creaciones se publicaron en suplementos o revistas infantiles como Pinocho (Calleja), Gente Menuda (ABC), Crónica, Los lunes de El Imparcial o En Patufet. El hecho de que con frecuencia utilizaran pseudónimos unido a lo efímero del soporte, han dificultado mucho su conservación y ha contribuido al injusto olvido.

Antoniorrobles, R. Gómez de la Serna y S. Bartolozzi, disfrazados de Reyes Magos entregando libros a los niños de un colegio público en 1935. En el acto estuvo Niceto Alcalá Zamora.


El Escorial. Tertulia “El Gato Tuerto” de Antoniorrobles (en el centro de la mesa). El bodegón aún existe con el nombre de Bar Monasterio en la calle Grimaldi.

EDITORIALES Y EDITORES. Saturnino Calleja

La editorial Calleja , fundada en 1876 en Madrid por Saturnino Calleja, colaboró enormemente a mejorar la situación de la literatura infantil en España y a facilitar la formación de los alumnos con sus libros texto. Publicó gran cantidad de títulos, buena parte de ellos muy económicos, lo que contribuyó a que los cuentos llegasen a manos de muchos pequeños lectores. Saturnino fue un hombre muy comprometido con la educación y un gran defensor de los maestros. Gracias a sus constantes donaciones de libros a las escuelas públicas, muchos niños pudieron acceder a la lectura y a la formación. Naturalmente, no sólo editó los diminutos y asequibles cuentecillos de Calleja, también nos dejó textos de gran calidad literaria y artística como los publicados en las colecciones Perla o Cuentos de Plata. En su editorial colaboraron los mejores autores e ilustradores del momento. El mayor nivel de calidad artística se alcanzó cuando, a su muerte, en 1915, su hijo Rafael se


hace cargo de la editorial hasta 1928. Nombra director artístico a Salvador Bartolozzi y cuenta con los autores e ilustradores más significativos del momento, alcanzando máximas cotas de innovación, originalidad y buen gusto. En esta época se publican los cuarenta y ocho números de las aventuras del originalísimo Pinocho de Bartolozzi y el periódico infantil Pinocho. Cuando Rafael es sustituido por su hermano Saturnino, Bartolozzi y todos los colaboradores más valiosos pasan a trabajar para la competencia: la editorial Rivadeneyra, propiedad de Luis Montiel, de la que depende la revista Estampa, en la que nacerán los famosos personajes de Bartolozzi Pipo y Pipa, que serán publicados en 1928 en dieciséis tomitos que hoy son una verdadera rareza bibliográfica. En 1986 Jaime García Padrino los reedita en dos tomos en la Editorial Miñón. Están descatalogados. La editorial Juventud , creada en Barcelona en el año 1923 por José Zendrera, también jugó un papel muy importante. En ella vieron la luz gran cantidad de buenos libros de autores e ilustradores españoles en ediciones muy cuidadas, algunos con versiones de un mismo título en ediciones de bolsillo o de lujo, gracias a lo cual disponemos ahora de verdaderas joyitas como Titín Peluchín, de Sánchez Tena. Ilustradores tan importantes como Junceda o Lola Anglada colaboraron asiduamente. Muy destacable en esta editorial fue su labor de difusión en España de autores e ilustradores extranjeros de gran calidad. Una muestra de ello son los Cuentos de Ándersen o El libro de las hadas, maravillosamente ilustrados por el genial ArthurRackham. Gracias a Juventud, los niños españoles pudieron leer Emilio y los detectives, Heidi, La abeja Maya, Alicia en el país de las Maravillas, Peter Pan… CIAP (Compañía Ibero-Americana de Publicaciones), propiedad de Ignacio Bauer, fue creada en 1930 con la clara intención de divulgar la cultura favoreciendo la difusión de publicaciones dignas y económicas. A pesar del entusiasmo que emplearon su creador y colaboradores, económicamente no pudo sostenerse y desapareció en 1931. Gracias a CIAP autores como Antoniorrobles o Manuel Abril pudieran dar el salto de la prensa a los libros. Esta editorial estaba claramente comprometida con la República, igual que la Editorial Estrella que publicó a lo largo de toda la contienda y después desde Méjico. La editorial Aguilar , propiedad de Manuel Aguilar, tuvo la perspicacia de descubrir los valores literarios de Elena Fortín y se hizo con los derechos de publicación de toda su obra.

REVISTAS, SEMANARIOS Y SUPLEMENTOS INFANTILES. Un papel fundamental en la difusión de la literatura para niños lo desempeñaron las revistas, semanarios y suplementos infantiles como Estampa, Crónica, Cosmópolis, El


perro, el ratón y el gato, Macaco, Los lunes de El Imparcial… Destacaremos por su calidad y longevidad tres publicaciones periódicas de la época en las que colaboraron asiduamente nuestros mejores autores e ilustradores: En Patufet (Barcelona 1904-1938), Semanario infantil Pinocho (Madrid, Calleja, 19251931) y Gente Menuda (Madrid, ABC, suplemento de Blanco y Negro 1905-1915 / 1928-1936)

Publicaciones infantiles de la época.

Selección de autores e ilustradores. ANTONIORROBLES (sic.(Robledo de Chavela 1895 – El Escorial 1983)


Es el autor más representativo de la época junto con Salvador Bartolozzi, Manuel Abril, Jesús Sánchez Tena y Elena Fortún (Encarnación Aragoneses). Escribió siete novelas para adultos, una comedia, diversos ensayos y varios libros de memorias, de los que aquí no nos vamos a ocupar, además de una infinidad cuentos infantiles. Sus primeras narraciones para niños aparecen en 1925, en el Semanario infantil Pinocho de la Editorial Calleja. Allí creó a Chonón, el niño que luego se transformaría en las revistas Crónica y Gente Menuda en su personaje más querido: Rompetacones, hermano de Azulita, que será el protagonista de la mayor parte de sus historias. Desde entonces simultaneará la publicación de libros con las colaboraciones en revistas y semanarios infantiles o humorísticos tales como Gutiérrez, Macaco, El perro, el ratón y el gato (de la que fue director), Cosmópolis… Antes de marchar al exilio publicó: 26 cuentos infantiles en orden alfabético (Madrid, CIAP, 1930 , tres vols.), 8 cuentos de niñas y muñecas (Madrid, CIAP,1930), Hermanos Monigotes (Barcelona, Juventud, 1935), con el que ganó en 1932 un accésit (1.000 pts.) al primer premio del Concurso Nacional de Libros Infantiles compartido con Flor de leyendas de Alejandro Casona (5.000 pts.); Mis 10 compañeros (Madrid, Magisterio Español, 1935), Botón Rompetacones o la doble vuelta al mundo (Madrid, Sáenz de Jubera, 1935), Rompetacones y Azulita: 8 cuentos de la A a la H (Madrid, Magisterio Español, 1936), además de una serie de adaptaciones en SGEL de películas de dibujos animados de W. Disney. También ilustró parte de su obra. Durante la guerra publicó, en la editorial Estrella, cuentos muy comprometidos con la causa republicana. Se agruparon en tres colecciones: “Cuentos estrella”, “Cuentos clásicos trasladados a nueva época” y “Don Nubarrón”. El papel, basto, era de muy mala calidad por la escasez del momento; esto, junto con la destrucción sistemática de este tipo de textos en la posguerra, hace que los ejemplares que se conservan sean muy escasos y, naturalmente, joyitas de bibliófilo.


Serie “Don Nubarrón” (8 títulos). Cuentos antifascistas. Año 1938. Ilustrado por Pitti Bartolozzi (Hija de Salvador Bartolozzi).

En 1939 se exilia en Méjico. Allí continuó publicando y reeditando sus historias de Rompetacones, que vuelve a ser el dechado de virtudes que siempre fue tras el paréntesis de niño antifascista que emplea armas. Sobrevivió impartiendo cursos, dando conferencias y como profesor de literatura infantil en la escuela de Magisterio, plaza que creó para él expresamente el Ministerio de Instrucción Pública. De uno de esos cursos salió el ensayo ¿Se comió el lobo a Caperucita? , que le hizo célebre por su firme postura de rechazo ante cualquier tipo de violencia en los cuentos; si bien, durante la contienda, como ya se ha dicho, publicó, en la Editorial Estrella, textos muy comprometidos “con odios y con muertes”, como él mismo dice disculpándose en la nota introductoria de Palomitas de “Botón” de paz y de guerra son (julio de1937) ilustrado por el autor. Estos cuentos de guerra están protagonizados por dos niños: Sidrín, que lleva una pluma en el sombrero de pavo real republicano y cuyo antagonista es don Nubarrón, y Rompetacones, que llega a perder una mano en circunstancias parecidas a como perdió la suya Rosario la dinamitera, inmortalizada por el poema de Miguel Hernández; “la Manquilla” le decían en Vallecas a la estanquera de la calle Peña Prieta sin imaginar que era Rosario, la dinamitera.


Su último libro infantil fue Las tareas del ángel Gurriato (como llaman en El Escorial a los gorriones), publicado en 1974, ya en España tras su regreso en 1972. En 1981 cierra su bibliografía con Los escalones de una vida, (autobiografía), ambas publicadas por el autor. Muere en su querido Escorial en 1983.

ALVADOR BARTOLOZZI (Madrid 1882-Méjico 1950). Con Pipo y Pipa.

Bartolozzi fue, un hombre polifacético, gran ilustrador, escritor ingenioso y cartelista. Desde 1917 hasta 1928 Fue director artístico de la Editorial Calleja, en la que publicó gran parte de su producción, hasta que Rafael Calleja deja la dirección. La editorial ya no volvería a ser la misma. En 1914 conoce a Magda Donato (Carmen Eva Nelken), que sería su compañera en la vida e inseparable colaboradora en revistas infantiles, creaciones, adaptaciones y montajes teatrales. Buena parte de los decorados de sus obras de teatro corrieron a cargo de Pitti (Francis) Bartolozzi, su hija, también ilustradora. La aportación más conocida de S. Bartolozzi a la literatura infantil fue su versión “castiza” y genial de Pinocho en las series Pinocho y Pinocho contra Chapete, ambas en la colección “Cuentos de colores” de la editorial Calleja; las colaboraciones en la revista Pinocho, también de Calleja, y Aventuras maravillosas de Pipo y Pipa en la editorial Estampa. Pipo y Pipa fueron llevados al teatro, en colaboración con M. Donato, en 1935 (protagonizada por Isabel Garcés) y publicada en “La Farsa” en 1936, bajo el título Pipo, Pipa y el lobo Tragalotodo. La guerra civil le sorprende preparando en Barcelona una adaptación al cine de Pipo y Pipa que no verá la luz por razones obvias. En 1939 se exilia a Francia. En 1941 la invasión alemana le obliga a marchar a Méjico, donde muere en 1950 de cáncer. En el exilio continúa ilustrando y escribiendo. En el Teatro de Bellas Artes de la capital de Méjico dirige un “Teatro Infantil” donde representa La fantástica aventura de Cucuruchito y El retablo de maese Pedro. En 1942 consigue llevar al cine, siempre en Méjico, Aventuras de Cucuruchito y Pinocho, que se estrenará en Madrid en ¿1945? en el cine Actualidades


Serie de “Pinocho” (14 títulos) y “Pinocho contra Chapete” (34 títulos), 1917-1929 editados por Calleja, y “Aventuras maravillosas de Pipo y Pipa”, 1935-1936 (16 títulos), editados por Estampa (Rivadeneyra). Textos e ilustración de Salvador Bartolozzi.

ELENA FORTÚN (1886-1952)

(Encarnación

Aragoneses)

Elena Fortún es uno de los pseudónimo que utilizó E. Aragoneses (otros fueron Dª Quimera, Luisa o E. F.). Comenzó a escribir en Blanco y Negro, Suplemento cultural de ABC. Su famosa Celia nace en 1929 en Gente Menuda, el suplemento infantil de B y N, concretamente en la Sección “Celia dice…” con el pseudónimo de Doña Quimera. Además de ésta tendrá otras secciones fijas como “El hermano de Celia” (Cuchifritín), “Historias naturales de Roenueces” (ilustradas por Francisco López Rubio) o “Página de la madrina”. En ésta última sección se ocupaba de trabajos manuales que, más tarde, serían recopilados y publicados por Aguilar en 1940 con el título El bazar de Todas las cosas. Fue habitual en las demás publicaciones periódicas del momento, especialmente en Cónica desde 1931 a 1937. Se interesó por el folklore infantil y publicó el libro Canciones infantiles en colaboración con María Rodrigo, asesoradas ambas por el músico Eduardo Torner y


por Carmen Baroja de Caro. También se dedicó al teatro en su volumen titulado Teatro para niños, Madrid, Aguilar, 1944. Su primer libro de Celia lo publica en Aguilar: Celia: lo que dice, una recopilación de lo que había publicado hasta entonces en Gente Menuda. Le seguirán, hasta 1939 trece títulos más tanto de Celia como de Cuchifritin, Matonkikí, Mila… El último antes de exiliarse fue Celia madrecita. En Buenos Aires continúa publicando. Desde allí, en 1944, Aguilar retoma la publicación de los cuentos con Celia, institutriz en América. Verán la luz un total de nueve libros más. El último, en vida, se publicó en 1952: Patita y Mila. En 1987 se publica póstumamente un manuscrito que fue encontrado de forma casual. El borrador es de 1943 y se tituló Celia en la revolución. Las delicadas ilustraciones en blanco y negro corrieron a cargo de la elegante ilustradora Asun Balzola. En total veintisiete libros más las numerosísimas colaboraciones en publicaciones periódicas. Se exilió en Argentina en 1939. Su marido, Eusebio de Gorbea, era escritor (Elena Fortún era el nombre de un personaje de una de sus novelas) y militar republicano, por lo que tuvo que salir de España para evitar represalias. Tras el suicidio de su marido se traslada a Norteamérica con su hijo, donde escribe El cuaderno de Celia. En 1950 regresa a Madrid.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA (Madrid 1888-B. Aires 1963)

Edición facsímile. Madrid. Clan 2004. Ilustra Barradas


Editó una preciosa colección de historias ingeniosas en Espasa Calpe (1924) titulada Cuentos para niños (“En el bazar más suntuoso del mundo”, “El marquesito en el circo” y “Por los tejados”), ilustrados por el genial pintor uruguayo Barradas. También se ocupó del teatro con la obra titulada Cuento de Calleja, (Drama para niños), piececita escrita con la intención estética de oponerse al tipo de teatro que venía haciendo Jacinto Benavente para los niños. En Calleja publicó, entre otros, El cofrecillo encantado (1909), El alba (1918), Greguerías selectas (1919) y El alba y otras cosas (1923), además de las colaboraciones firmadas con pseudónimos como el de Tristán. Naturalmente, también escribió en las publicaciones periódicas citadas anteriormente donde aparecieron cuentos como El saltamontes rojo y otros de difícil localización por el uso de pseudónimo. En 1936 se exilia a Argentina donde morirá en 1963.

MANUEL ABRIL (1884- Méjico 1946) Intelectual perteneciente a la tertulia literaria del Café Pombo, como Gómez de la Serna. Fue crítico de arte y literatura, poeta, dramaturgo y uno de los autores más renovadores y vanguardistas de la literatura infantil. Sus cuentos, originales y con un divertido componente absurdo, son de gran calidad literaria. Algunos de los cuentos que publicó en CIAP son especialmente curiosos por los juegos tipográficos. Buena parte de su producción vio la luz en publicaciones periódicas infantiles, lo que las hace difíciles de reunir. Las ediciones de sus libros fueron de pocos ejemplares, por lo que son muy buscados por los bibliófilos. Es una lástima que este autor esté tan injustamente olvidado. En el año 39 se exilió en Méjico como tantos otros. Algunos de sus libros infantiles son: La princesa que se chupaba el dedo (Cuento burlesco en tres actos). Madrid. Renacimiento. 1918. Estrenada en el teatro Eslava el 14 de diciembre de 1917. El gorro de Andrés. Madrid. Calpe. 1924 ilustrado por el gran


Barradas. Es especialmente destacable la colección de dieciocho cuadernillos que publicó en la Editorial CIAP por su calidad literaria y originalidad tipográfica. Estos últimos fueron reeditados pero ya están descatalogados.

Madrid. Calpe. 1924. Ilustra Barradas. Madrid. CIAP. 1931. 18 títulos. Varios ilustradores.

JESÚS SÁNCHEZ Conchita Navarrete).

TENA

(1898-1931)

(Y

CHITA:


Cuentos clásicos. Años 30

Este gran ilustrador murió con solo 33 años de tuberculosis. A pesar de ello nos legó una obra abundante. Si hubiera vivido más, habría llegado a alcanzar altas cotas de calidad a juzgar por las maravillas que nos dejó tan joven. Parece ser que su mujer, Chita (Concepción Navarrete), colaboraba muy activamente con él. Formaban lo que se podría decir “un equipo”. Hay datos que apuntan a que ella es autora de alguna de las obras firmadas por su marido. Al morir Jesús se publican póstumamente algunas adaptaciones de clásicos y Titín Peluchín. Chita no quiso continuar la labor, entre otras cosas porque las relaciones con el editor de Juventud se deterioraron mucho. Fue asiduo colaborador en editoriales tan importantes como Calleja, Sopena o Juventud. Destacaremos sólo una parte de su abultada producción. En la Editorial Calleja publicó en la colección de lujo “Cuentos de Plata”: El castillo de alto roble y Los terribles gigantes barbudos. En la memorable colección “Perla”, Zueco Rojo y El viaje de Zueco Rojo al país extraordinario.


En la Editorial Juventud adaptó traducciones (que él mismo hizo) de ediciones francesas e inglesas de Ándersen y de los hermanos Grimm (Cuentos Clásicos Juventud). Se editaron, con preciosas ilustraciones, veinticuatro libritos de los cuarenta y uno proyectados, los nueve últimos póstumamente. También en Juventud vio la luz Titín Peluchín, una de sus obras más bellamente ilustrada en su versión de lujo. En Sopena aparecieron ocho cuadernillos que forman la colección de “Las aventuras de Machucho y Pilongo”, dos muchachos típicos de los años 20 y con claros rasgos futuristas (deportes, máquinas…). Antonio González Lejárraga conserva muchos dibujos originales y algunos textos e ilustraciones inéditos.

Maese Gato. Ed. Juventud. Años 30

Ed. Juventud. 1932. Edic. en rústica


Machucho y Pilongo. Ed. Sopena. Años 20-

Inédito. Años 30

Titín Peluchín. Juventud. 1932. Edic. lujo

MAGDA DONATO (Carmen Eva Nelken) (Madrid 1902Méjico 1966). Colaboradora y compañera de Bartolozzi. Se exilia con él en Méjico. Ambos trabajaron de modo muy estrecho, especialmente en la creación y montaje de obras de teatro como Pipo y Pipa y el lobo Tragalotodo. Algunos de sus cuentos son: Buby encuentra un tesoro, Madrid, Rivadeneyra, 1925, con ilustraciones de Max Ramos y portada de Karikato; Buby liberta a una princesa, Barcelona, Juventud (El cuento Rosa nº 6), ¿1927?, ilustrado por Farell. También realizaba adaptaciones, elogiadísimas por la crítica, como los Cuentos de La Fontaine, Madrid, Calleja (Colección Perla) 1936; naturalmente ilustrados por S. Bartolozzi…


Gran parte de su producción es difícil de localizar al encontrarse en publicaciones periódicas; además, tanto Bartolozzi como ella se escondían bajo pseudónimos que podrían corresponder a cualquiera de los dos como: El Abuelo, El Sr. Pickwick, Pinocho, Pim-Pam-Pum, El Gato con Botas…

MARÍA 1988).

TERESA

LEÓN (LOGROÑO 1903 – MADRID

Fue la mujer de Rafael Alberti, pero ella siempre brilló con luz propia. Persona valiente, culta, de fuerte carácter y muy independiente, nunca estuvo a la sombra de su marido. Mantuvo en la República y durante la guerra una actitud muy comprometida políticamente, lo que motivó que se tuviera que exiliar, al igual que Rafael. Primero fueron a Francia, donde Picasso les consiguió trabajo de locutores en la radio y Neruda les acogió en su casa; luego, en 1940, se trasladan a Argentina huyendo de los alemanes (aquí les ayudó el editor Losada); y, por último, en 1963, marchan a Italia acosados por la presión de los militares argentinos. Regresa a Madrid en 1977 con alzhéimer. La cultura y el compromiso político estuvieron muy ligados a lo largo de su vida. Fue actriz, guionista de televisión y de cine, realizó programas de radio, funda con Alberti las revistas El mono azul y Octubre, viaja a París y a América en 1934 con el fin de recaudar fondos para los mineros de la revolución asturiana, en 1936, junto con José Bergamín, se encarga de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, fue vicesecretaria (con Machado) del Consejo Nacional de Teatro, dirigió la compañía de actores “Guerrillas de Teatro” que representaban en los frentes de batalla, fue traductora de francés, conferenciante… Especialmente destacable fue la labor que realizó por encargo de la Junta Central de Salvamento Artístico de la República para evacuar al


extranjero, en camiones, las obras más importantes del Museo del Prado que, increíblemente, estaba siendo bombardeado. Sus obras dirigidas a adultos fueron muchas: Cuentos de la España actual, Contra viento y marea, Don Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, Morirás lejos, Marinero de abril, Fábulas del tiempo amargo, Juego limpio, Memoria de la melancolía…, pero también se dedicó a la literatura infantil, que es lo que nos ocupa. En 1928 publica su primer libro: Cuentos para soñar, en la Editorial Santiago Rodríguez, ilustrado por su amiga Rosario de Velasco. Era muy joven y es claramente una obra inmadura llena de fantasía poética. La introducción corre a cargo de su tía María Goyri de Menéndez Pidal. En 1934 aparece en Espasa Calpe un segundo título ilustrado por Rafael Alberti: Rosa Fría patinadora de la luna, libro muy buscado por su rareza. Toma el título de un poema del libro de Rafael Marinero en tierra, que comienza: “Ha nevado en la luna, Rosa-Fría”. Este pequeño libro, con nueve cuentos, es muy curioso y de difícil comprensión para los pequeños lectores. Se inscribe en la corriente surrealista y consigue transmitir bellas imágenes poéticas donde el animismo está muy presente. “El día 21 apareció el sol con aros de colores y damas en calesas girando. Carrusel del primer amor. Las aguas, asombradas, se quedaron inmóviles, cayendo de rodillas”

Ambos están reeditados; el primero por el Ayuntamiento de Burgos en 2003, y el segundo por Ediciones de la Torre, colección Alba y Mayo, 1990.

Pilar Sánchez Miguel. Maestra jubilada del CEIP José Calvo Sotelo.


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