willy ramos Un mundo luminoso
Mu seo d e la Ciudad, Valencia
Casal Solleric, Pal ma d e Mallorca
Casa d e Vacas, Madrid
Sala Caja Medit errĂĄneo, Al icant e
Palacio d el Al mudĂ, Murcia
willy ramos Un mundo luminoso
Es un auténtico privilegio como presidente de Caja Mediterráneo dar a conocer la edición de este catálogo sobre la magnífica obra de Willy Ramos, un hombre que forja su arraigo y raíces personales, culturales y expresivas a caballo entre su Colombia natal y las tierras mediterráneas; de sus gentes, su entorno, su filosofía, halló para nutrirse sus secretos y oportunidades. A partir de estos fundamentos, Willy Ramos ha sabido absorber y devolver en todos sus espacios de movimiento y actuación artística, su particular esencia. A través de este documento, que hemos realizado con motivo de la exposición Un mundo luminoso, el espectador tiene la oportunidad de sumergirse y contemplar sus auténticas dimensiones creativas, plenas de vigor y sugerencias, que sitúan al observador en la trayectoria artística y vital de este artista. Escenarios vibrantes de vida, detalles gigantes de color y brillantez, encuentros con una forma de entender y comprender el mundo, las personas y sentimientos que lo conforman y le dotan de su particular singularidad, todo ello bajo el prisma de un pintor que ha dedicado su prolífica carrera a desgajar su visión por innumerables galerías y museos de todo el mundo. Por nuestra parte, pretendemos reafirmar el compromiso de Caja Mediterráneo con el desarrollo de aquellas actividades y proyectos que fomenten los valores culturales, acercándolos a los ciudadanos. De esta manera, tenemos la oportunidad de que toda la sociedad se vea beneficiada de las acciones de nuestra Obra Social, que son posibles cabe recordarlo gracias a la confianza que día a día nos otorgan nuestros clientes. La edición de este catálogo de Willy Ramos, sin lugar a dudas es un ejemplo más que refuerza dicha voluntad de aproximación y promoción cultural a toda la sociedad.
Modesto Crespo Martínez Presidente de c a j a m e d i t e r r á n e o
EXPOSICIÓN
EXPOSICIÓN
PRODUCCIÓN Y ORGANIZACIÓN
PRODUCCIÓN Y ORGANIZACIÓN
Caja Mediterráneo
Caja Mediterráneo
COMISARIO
COMISARIO
Juan Manuel Bonet
Juan Manuel Bonet
COORDIN ACIÓN GENERAL
COORDIN ACIÓN GENERAL
Pepa Cano
Pepa Cano
MONTAJE Y COORDIN ACIÓN TÉCNICA
MONTAJE Y COORDIN ACIÓN TÉCNICA
Alicia Ventura y Pepa Cano
Alicia Vent ura y Pepa Cano
C AT Á L O G O
C AT Á L O G O
EDICIÓN
EDICIÓN
Caja Mediterráneo
Caja Mediterráneo
TEX TO
TEX TO
Juan Manuel Bonet
Juan Manuel Bonet
TIPÓGRAFO
TIPÓGRAFO
Alfonso Meléndez
Alfonso Meléndez
FOTÓGRAFO
FOTÓGRAFO
Juan Peiró
Juan Peiró
A SISTENTE
A SISTENTE
Javier Villa
Javier Villa
IMPRESIÓN Y ENCUADERN ACIÓN
IMPRESIÓN Y ENCUADERN ACIÓN
Gráficas Tal y Cual, S.A.
Gráficas Díaz, S.L.
AG R A D E C I M I E N TO S
AG R A D E C I M I E N TO S
El autor quiere expresar su agradecimiento tanto a
El autor quiere expresar su agradecimiento tanto a
la CAM y las entidades colaboradoras, como a
la CAM y las entidades colaboradoras, como a
todos los coleccionis tas que desinteresadamente
todos los coleccionis tas que desinteresadamente
han pres tado las obras y a todas aquellas personas
han pres tado las obras y a todas aquellas personas
que con su trabajo han hecho posible es ta exposi-
que con su trabajo han hecho posible es ta exposi-
ción.
ción.
© de los textos: los autore s © de las imágene s: el autor © de la pre sente edición: Caja Mediterráneo
ISBN: 978-84-7599-200-6 Depósito legal: AL-XXXXXX-2010
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMIN OSO Juan Manuel Bonet
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N OTA BIOGRÁFICA
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CATÁLOGO
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Juan Manuel Bonet
willy ramos o un mundo luminoso
En el exterior de la gran caja de documentación que desde Valencia me han enviado Pepa y Willy Ramos, para que tenga a mi disposición todo el material que necesito a la hora de abordar este proyecto expositivo cuyo catálogo tiene el lector entre sus manos, viene el sello con las señas y teléfono del pintor: el leve dibujo de una vela latina, sobre un mar reducido a cuatro trazos. Colocaré este mínimo dibujo, en el arranque de este texto que quiere ser una invitación a pasear por el mundo luminoso de Willy Ramos, un pintor al que a menudo le bastan unos trazos temblorosos, para decir la vida que pasa, y estoy pensando en ese mínimo pajarillo, que canta, y nos encanta, en el catálogo de su individual sevillana (Galería Tiffany) de 1990. Dicen muchos que la pintura ha muerto. Dicen que está mal que la pintura hable del mundo. Dicen que está mal que la pintura sea, para algunos, asunto de felicidad, de aquel lujo, aquella calma y aquella voluptuosidad que reivindicaba Charles Baudelaire, el padre de la poesía moderna. Levante, sin embargo, es tierra donde moran todavía algunos cultivadores de la pintura. De Levante, por ejemplo, nos llegó en 1976 aquella azoriniana o mironiana (por Gabriel Miró, que no por Joan) visión de una cúpula vidriada alicantina pintada por el bonnardiano Juan Antonio Aguirre, y que, contemplada en la desaparecida Galería Seiquer, nos conmovió profundamente, como había conmovido a Fefa, murciana de nacimiento, y con casa en Altea. En Levante construyó su casa de la vida el cántabro-alemán Juan Navarro Baldeweg, casa de la vida que pintó una y otra vez, con Henri Matisse en la memoria, como lo está de antiguo en la de Manolo Quejido, por ejemplo en su luminoso ciclo I love Mallorca. Y en Levante se afincó este colombiano de cerca de Cartagena de Indias, Willy Ramos, nacido como William Tobías Ramos Mestre, en 1954 en Pueblo Bello –qué nombre más apropiado para que en él naciera un pintor retiniano–, y al cual ahora pretendo acercarme monográficamente.
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Las primeras noticias de la obra de Willy Ramos me llegaron en el efervescente contexto de nuestros ochenta. Por doquier surgían, en una España que se reencontraba consigo misma en democracia, grupos e individualidades que reivindicaban, remedando al entonces muy leído Roland Barthes, el placer de la pintura. Años del entusiasmo, ese concepto que pronto detestarían nuestros neoconceptistas. De Willy Ramos nos habló entonces con entusiasmo Manolo García, uno de los críticos valencianos que estaban más pendientes de ese renacer, más comprometido con la labor de detectar y promover nuevos nombres para esa causa. Compañero y amigo que había sido, en San Carlos, de Victoria Civera y de Juan Uslé, Willy Ramos, incluido por el crítico, en 1983, en su colectiva Recién pintado, que se vio en el Ayuntamiento de Alfafar, en la valenciana Sala Parpalló, y en el Centro Municipal de Cultura de Castellón de la Plana, y en cuyo catálogo era presentado por Juan Vicente Aliaga, se nos aparecía como un neo-expresionista abstracto, como un recluta con talento de la causa de la pintura, un recluta que se había formado en Valencia para luego trasladarse a Murcia –su tierra de residencia entre 1980 y 1986–, y que navegaba por aguas más o menos abstractas y más o menos líricas, dentro de una línea que lo acercaba a un Miguel Ángel Campano, o al propio Uslé, con los cuales compartía el gusto por unas tonalidades sombrías de las cuales todos ellos están hoy, cada cual a su modo, muy lejos. Sobre la vida de Willy Ramos, hay que leer su biografía por Sofía de Andrés, incluida en el catálogo de su exposición La luz del Principio, celebrada en 2001 en la Galería CC 22, de Madrid; una biografía que tiene la virtud de la exhaustividad, de los detalles exactos, de las confesiones del pintor, inscrustadas en el texto. Ahí se nos explica que es el sexto de los nueve hijos de José Ramos y Teodosia Mestre. Se nos habla de «grandes macizos montañosos, lamidos de verde sofocante y lluvia del trópico, mezclados con juegos bulliciosos, la proximidad de perros, vacas, o caballos, y de ese olor a café en las mañanas». Y también: «La alegría del agua, las lluvias torrenciales, los baños en el río, la emoción que provocan las plantas de hojas jugosas, las piedras azules, el cielo infinito...». El nacimiento del niño Willy Ramos a la pintura, se produce cuando en 1962, con ocho años de edad tan sólo, marcha a vivir a casa de un misionero, un capuchino de origen murciano, de nombre José Gómez. Con doce, ya está copiando al óleo a Murillo, a Annibale Carracci, y estampas de toros. De la mano de ese misionero se produjo el acontecimiento más decisivo de su vida, su llegada a España, en 1968, al puerto de Alicante, una de las ciudades donde ahora se va a ver esta retrospectiva, en la sala de exposiciones de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), que es la entidad que la patrocina. De Alicante se traslada a Valencia, su actual lugar de residencia, donde visita la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, entonces instalada en lo que luego sería el hoy desaparecido Centro del Carmen del IVAM. «Queda impresionado –escribe Sofía de Andrés– y
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JUAN MANUEL BONET
Detalles de esculturas en el estudio de Willy Ramos
con muchas ganas de enfrentarse al reto de dibujar, a la disciplina de un dibujo, de encajar y sombrear una de esas estatuas». Lo que iba a ser una estancia temporal, se convierte en definitiva; de hecho, tardaría siete años en volver a pisar su país natal. A lo largo de 1968, Willy Ramos comienza su formación como pintor en la academia de Vicente Barreira, donde en 1971 celebraría su primera individual. Sigue clases en San Carlos, como oyente. En 1969, logra ver realizado su sueño de matricularse como alumno oficial; años después, se convertiría en profesor titular de la Escuela, ya convertida en Facultad. De sus maestros allá, recuerda sobre todo a Víctor Gimeno Vaquero. Se presenta obra suya en galerías como Niké, Serrano, Estil, y Lucas, con el que pronto tendría contrato en exclusiva. El paso a las tres dimensiones –hoy mismo, en paralelo a su obra pictórica desarrolla un significativo trabajo escultórico– se produce mientras estudia cerámica en Artes y Oficios, con ese creador secreto y riguroso, entre la geometría y la metafísica, que es Enric Mestre, que por cierto el firmante de estas líneas conoció más o menos por aquella época. 1974 es para Willy Ramos el año del descubrimiento de la vecina Cataluña, y de su arte de todos los siglos: clases de muralismo en Sant Cugat del Vallès y de grabado en la Escola Massana, sesiones de dibujo en el Cercle Artístic de Sant Lluc, y visitas a los museos, quedando impresionado, como todos, por la austeridad del románico catalán, pero también por cosas menos graves, como la obra de Joaquim Mir o de Hermenegildo Anglada Camarasa, dos nombres del entre-dos-siglos en el Principado, en los cuales realmente, conociendo su trabajo, le pega bastante haberse fijado. 1976 es el año de sus Naturalezas quietas, expuestas en la Galería Zen, de Murcia; mucho más tarde, en 1998, encontraremos un cuadro así titulado, de una gravedad casi braquiana. También en 1976, expone en la Sala Gaudí de Barcelona, con catálogo curiosamente prologado por un histórico, el pintor, crítico y político (aprista) peruano Felipe Cossío del Pomar. En 1977, y con catálogo donde escribe otro histórico de la crítica, en este caso un español, Carlos Areán –de tanta querencia latinoamericana–, celebra otra individual en Madrid, en la Galería Kandinsky, cuyo director artístico era el pintor Luis Caruncho. Parte de aquel año lo pasa en Palma de Mallorca, otra tierra mediterránea, donde entre otros ha escrito sobre él el desaparecido poeta, crítico de arte y librero Rafael Jaume, y cuyo público tendrá ahora ocasión de conocer su trabajo, ya que la presente retrospectiva recalará en el bellísimo Casal Solleric, de la capital balear. Siempre atraído por las tierras del Sur, 1978 fue para el colombiano, el año del deslumbramiento ante Italia, donde en 1980 asistiría a un curso de grabado, en Urbino. Entre 1980 y 1986 Willy Ramos vive en Murcia, la tierra de Pepa, su mujer, con la que tendrá dos hijas, Carmen y Sonia. Pepa: una figura absolutamente clave
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMIN OSO
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en la vida del pintor, cuya devoción por ella aflora en muchos rincones de su obra; una figura clave también, a lo largo de estos últimos meses, para la génesis de la presente muestra. Una de las galerías que se han ocupado ahí de su trabajo, es la Galería Chys, de Trapería, «tal vez, bien mirado, la mejor calle de España». También Murcia será una de las escalas, en la presente gira. 1983 es un año importante, porque es el año de la individual de Willy Ramos en la Galería Val i 30, sala histórica de una Valencia a la que regresaría definitivamente en 1986, fecha en que lee su tesina de licenciatura, significativamente dedicada a Espacio, forma y color en los collages de Henri Matisse, y en que sin solución de continuidad se embarca en su tesis doctoral, que versaría sobre el dibujo en Ignacio Pinazo, el delicioso pintor ochocentista valenciano, tan atento, en sus tableautins, a las cosas vistas, al aire de la calle, a los fuegos de artificio, a la fugacidad del instante que pasa. Ingresa en el claustro de San Carlos, como profesor en el departamento de Dibujo. Destruye buena parte de su obra anterior. Realiza (1989) un encargo de escenografía para Extraños en un tren, de Patricia Highsmith, representado por el murciano Teatro del Laberinto. Cité antes, a propósito de un pajarillo, el catálogo de la individual sevillana de Willy Ramos, de 1990. Es un catálogo humilde, donde quedan documentados cuatro cuadros: Desnudo, Caracolas, Rojo, y Amarillo. En el último de los mencionados, vuelve a hacer acto de presencia otro pájaro, y junto a él un reloj, motivo este último que también comparece en el ciclo de 1989 El tiempo detenido [fig. p. 43]: un título que constituye todo un programa. Habitación roja [fig. pp. 56-57] –cuántas veces se repiten, en los títulos de esa
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Caracola, 1990 [Técnica
mixta sobre tela, 162 x 110 cm]
Desnudo, 1990 [Técnica mixta sobre tela, 100 x 75 cm]
Rojo, 1990 [Acrílico
sobre tela,
116 x 89 cm]
Amarillo, 1990 [Técnica mixta sobre tela, 146 x 114 cm]
JUAN MANUEL BONET
época, los colores, y especialmente el rojo– es un espléndido cuadro de 1990, de un metro y medio de alto por dos de ancho, y la mayor parte de cuya superficie está ocupada por una gran extensión de rojo. Al pintarlo, Willy Ramos remite al Matisse de la primera década del siglo xx: la demostración misma de que una pintura decorativa, bonita, puede ser gran pintura, es decir, que no están reñidas superficie, y hondura. El baño en Pueblo Bello (1989) –con su compartimentación a lo Pierre Alechinsky–, La selva de Colombia (1991) –una de las obras que representa a su autor en la colección de la Universidad Politécnica de Valencia– o Casa de Colombia y Casa de mis padres [fig. p. 58], los dos de 1992, son cuadros que nos hablan, por parte de Willy Ramos, de una actitud de Retorno al país natal, por decirlo con un título, emblemático donde los haya, del poeta martiniqués Aimé Césaire. Actitud, por seguir en poesía –en este caso, con Rafael Alberti– de Retornos de lo vivo lejano. Su padre, fallecido en Colombia en 1988, y cuya efigie, como muy bien supo verlo Josep-Lluís Seguí, comparece en algún cuadro –es, por ejemplo, ese rostro enmarcado que comparece sobre la pared, en por lo menos dos de los cuadros del citado ciclo El tiempo detenido–, ha sido para Willy Ramos, a lo largo de los años que median entre esa fecha, y la de realización de cuadros como estos, un motivo de meditación para él. Lo ha sido, en clave más general, esa atormenEl baño en Pueblo Bello, 1989 [Técnica mixta sobre tela, 114 x 146 cm]
La selva de Colombia, 1991 [Óleo sobre tela, 200 x 150 cm]
Un día, 1989 [Acrílico
sobre papel entelado, 146 x 114 cm]
Hojas y amarillo, 1989 [Acrílico sobre papel entelado, 180 x 114 cm]
Silla y verde, 1989 [Acrílico
sobre papel entelado, 146 x 114 cm]
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMIN OSO
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tada tierra natal dejada atrás, mas a la cual siente periódicamente la necesidad de volver. En 1989, Willy Ramos dedicaba a la memoria de su padre, su individual en la Casa de Cultura de Bellreguard: «A mi padre en su viaje a las estrellas». Aun siendo importantes los citados retornos, y otros de 1994 como Casa luna y estrella y La noche [figs. p. 60], el verdadero arranque de la segunda fase de la obra de Willy Ramos se sitúa en 1992, en que se lanza a pintar floreros y bodegones: motivos que ya no lo abandonarán nunca más. 1994 es un año importante, ocupado en gran medida por dibujos –enseguida habrá cuadros– de mujeres. De 1995 son una serie de papeles que nos hablan de austeros interiores con jarrones y tazas, de dominante azul. En 1998 surge un importante miniciclo de interiores, alguno de ellos abierto a un patio. Es entre esas dos fechas, 1992 y 1998, cuando se asienta el estilo de madurez del pintor. La primera vez que contemplé una serie de cuadros de ese Willy Ramos segunda manera, pensé enseguida en otros dos cultivadores de la joie de vivre en pintura, el francés Raoul Dufy, y nuestro Francisco Bores, incorporado en 1925 a la «École de Paris», partidario de la pintura-fruta, y tan afrancesado que llegó a firmar sus cuadros como «Borès», con acento grave. Dufy y Bores son pintores que como no podía ser de otro modo, han sido revisitados por quienes hoy, a contracorriente del gusto dominante, viven ideales similares. En esa misma perspectiva debe situarse el feliz revival de Pierre Bonnard, Édouard Vuillard, Francisco Iturrino o Hernando Viñes. El sentimiento del Midi (Provenza y su Costa Azul en ambos casos, más el Rosellón en el primero) es uno de los rasgos que comparten Dufy y Bores. También una escritura ágil, nerviosa, que encontramos también, de otro modo, en las tintas chinas de otro antiguo fauve como Albert Marquet, o en la pintura del ferrarés –y veneciano adoptivo– Filippo de Pisis. Una poética mediterránea, a la postre, es la de Willy Ramos, una poética de la luz, en la luz, un combate por expresarse con claridad, en medio del deslumbramiento ante el mundo, del disfrute sensual de los alimentos terrestres, Mantel de mar, 1997 [Óleo sobre tela, 114 x 146 cm]
Bodegón africano, 1996 [Acuarela y acrílico sobre papel, 114 x 89 cm]
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JUAN MANUEL BONET
Flores para un corazón solitario, 1998 [Óleo sobre tela, 130 x 97 cm]
Flores para ver con el corazón, 1997 [Óleo sobre tela, 146 x 195 cm]
Flores para mi madre, 1998 [Óleo sobre tela, 130 x 97 cm]
Flores para ver en silencio, 1996 [Acuarela sobre papel, 100 x 70 cm]
Vista de Venecia, 2006 [Óleo sobre tela, 82 x 130 cm]
Pintura-fruta, decíamos que decía, a finales de la década del veinte, Bores. En la de Willy Ramos abundan, de 1997 –año de su individual valenciana en la Galería Rosalía Sender– en adelante, los bodegones con fruta: naranjas valencianas, limones murcianos, melocotones bonnardianos, manzanas cezannianas, peras, plátanos, mangos, papayas, piñas, granadas... Delicia multicolor para la vista. Suculentos trozos de pintura. Bodegones generalmente dispuestos sobre mesas a veces recubiertas por un paño de dibujo geométrico: Mantel de mar (1997). Bodegones que él mismo califica en más de una ocasión, al titularlos, de caribeños o tropicales, aunque también haya alguno africano. Esplende la piña tropical: el ananás, o, por decirlo con la maravillosa palabra brasileña que lo designa, el abacaxi. Willy Ramos, Alfonso Meléndez y yo, compartimos hace poco, en el Rubayat madrileño, caipirinhas de maraculhâ, pero si la mesa hubiera estado en Sâo Paulo, bajo A figueira, la caipirinha también podría haber sido de abacaxi. Brilla más secreta la granada, prieta fruta de poetas, empezando por Paul Valéry. Como una apoteosis del género, esplende, dentro de la producción más tardía, el Bodegón tropical (2001), de un metro cuarenta y seis de alto, por uno noventa y cinco de ancho. En 1990 encontrábamos ya unas Flores blancas, y en 1992 una constructiva Planta tropical, seguida de obras de 1993 como Plantas [fig. p. 55] o Planta naciendo [fig. p. 54]. Luego vendrían los floreros, una amplísima, interminable colección de floreros. Por ejemplo Flores tropicales, Pintura para un corazón solitario, Flores para mi Pueblo Bello y Flores para mi madre (los cuatro, de 1998), o Flores para mi corazón (1999), o Flores para soñar y Flores para el invierno (ambos, de 2000), o Flores para ver en silencio y Flores del Edén (ambos, de 2003). Anémonas, crisantemos, geranios, margaritas, pensamientos –una flor que le inspiró en su día un hermoso ciclo pictórico a Manolo Quejido–, rosas, tulipanes, orquídeas varias... La flor, y el aire que la rodea. Todo resuelto con una soltura –pintura muy líquida–, una ligereza y una gracia envidiables. Es una delicia dejar que la mirada se deslice por unas flores de Willy Ramos. Amarillos, verdes, rosas, naranjas, un fluir libre de la pintura, el lienzo convertido en territorio encantado, a menudo sobre fondo rojo, aunque otras veces dominen los blancos, deslumbrantes, como no podía ser de otro modo, cuando el pretexto del cuadro son unas margaritas. Delicia también, las flores en tinta china, a veces con toques de acuarela. Más atrás
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMIN OSO
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en la historia del arte, Flores para Tiépolo, se titula un florero de 1999, y ciertamente la alusión, la invocación al maestro de antaño es coherente, ya que de todas las Venecias –por decirlo con el título de Paul Morand–, la que más le cuadra al pintor de Pueblo Bello, es la setecentista, la desenfadamente final, la que esconde su irremediable decadencia tras una máscara de Carnaval... También a propósito de Italia y de un maestro italiano, del maestro que mejor encarnó, en el siglo xx, la esencia de lo italiano en pintura, me llama la atención que dos bodegones de 1997 sean explícitamente morandianos: Flores como Morandi. Especialmente quintaesenciados, y más atenuado su cromatismo de lo que suele ser habitual en el pintor colombiano-valenciano. Finalmente no estarán en la exposición, porque ambos se encuentran en paradero desconocido. Naturalezas vivas se titula, en 2002, el catálogo de la individual de Willy Ramos en la Casa de Cultura de Puçol, integrada principalmente por floreros y bodegones, y ese título hay que leerlo como una auténtica declaración de intenciones, en contraposición al usual, quiero decir, al término Naturalezas muertas. Flores, a veces, más desgarradamente expresionistas, y ahí hay que mencionar un cuadro profuso, complejo, y en verdad estupendo, impactante, Gran flor amarilla (2003) [fig. pp. 136-137], de dos metros de alto por tres de ancho, y donde Willy Ramos parece volver a las andadas, ponerse de nuevo a la escuela USA. Floreros y bodegones, y en un determinado momento, el deseo de realizar tramas vegetales un poco laberínticas y casi abstractas. Espectacular, en ese sentido, un cuadro de 2002 como Jardín, de dos metros de alto por tres de ancho, cuadro que debe ser puesto junto a otro anterior de mismo título, de 2000, y de dimensiones más modestas, o junto a Paisaje de agua [fig. pp. 104-105], de 2002-2008, y nuevamente de dos metros por tres, o junto a Paisaje después de la lluvia, de 2003 y del mismo formato, o junto a Visita al Jardín Botánico de Sarasota, de 2004, y que hace referencia a esa localidad de Florida. En todos estos cuadros, Willy Ramos está evidentemente acordándose de Claude Monet y sus Ninfeas, y sin dejar de referise a la realidad en torno, parece volver, en cierto modo, a sus antiguas querencias abstractas, que acabo de evocar a propósito de Gran flor amarilla. Los resultados suponen, en su obra, una auténtica cumbre. Nos acordamos de pintores neo-monetianos, nacidos en el Nuevo Mundo, pero que coincidieron en el París de la posguerra, como Sam Francis, como Joan Mitchell, y como el canadiense Jean-Paul Riopelle, durante un tiempo marido de la anterior: todos ellos abstract impressionists, habitantes por siempre del jardín encantado de Giverny. En Jardín y las demás obras de ese ciclo, a las que en 2008 se han sumado otro Jardín también de dos por tres, y un Otoño [fig. pp. 106-107] de uno cincuenta por dos cincuenta, Willy Ramos vuelve a ubicarse en cierto modo, sí, en el horizonte encendido que era el de su generación –la mía–, en torno a 1980, cuando nombres como los que acabo
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Flores como Morandi I, 1997 [Óleo sobre tela, 73 x 60 cm]
Flores como Morandi II, 1997 [Óleo sobre tela, 73 x 60 cm]
JUAN MANUEL BONET
Paisaje despues de la lluvia,
2003 [Óleo sobre tela, 200 x 300 cm]
Jardín, 2002 [Óleo
sobre tela,
200 x 300 cm]
Planta tropical, 2009 [Tinta
china y acuarela sobre papel, 114 x 195 cm]
Jardín, 2009 [Tinta
china y acuare la sobre pape l, 114 x 195 cm]
Recuerdo de Zhu-Da, 2004 [Tinta china y acuarela sobre papel, 76 x 55 cm]
Persistencia de flores en un jarrón chino, 2004 [Acuarela sobre papel, 76 x 55 cm]
de citar estaban en los altares, en los estudios españoles. Horizonte al que estos últimos años, curiosamente, también ha arribado, desde otro bagaje completamente distinto como es la tradición constructiva, el alemán Günther Förg, que reconoce él también –ver, este mismo año, su muestra en Frankfurt, con Bärbel Grässlin– su deuda monetiana. Lo dibujístico, en el arte del siglo xx. Una referencia ineludible al respecto, es el ya citado Alechinsky, de línea tan inspirada siempre, y al cual compruebo que menciono (a propósito de Baño en Pueblo Bello) en el primer texto que escribí sobre Willy Ramos, texto que releo ahora que estoy a punto de ponerle el punto final a este. Por un lado entre Jardín y textil –importancia de lo textil en Dufy y Sonia Delaunay, diseñadores ambos de telas, e importancia de lo textil en Vuillard y Matisse–, 2008 ha sido para Willy Ramos un año felicísimo, de gran cosecha, dentro de la cual brillan varias Anémonas blancas [fig. pp. 146-147], Nacimiento del maguey [fig. p. 161], Jardín de margaritas, Rosas [fig. p. 160], Geranios [fig. pp. 158-159] –donde sólo falta una firma chinesca o japonizante–, Planta tropical... Obras, las dos últimas, del mismo gran formato, un metro catorce de alto por uno noventa y cinco de ancho. De una inspiración similar es, dentro de la producción de 2009, un Jardín [fig. pp. 156-157] de un metro catorce por uno noventa y cinco. En 2003, una de estas visiones ostenta un título explícitamente valenciano: Jardín de Monforte. Willy Ramos es visitante de ese lugar recoleto, y también del Botánico: siempre va con su libreta en la mano, a tomar apuntes, y siempre –me añade– intenta visitar, allá donde va, los Botánicos. En 2004, hay un homenaje a un maestro chino del xvii: Recuerdo de Zhu-Da, y una melancólica acuarela desvaída titulada Persistencia de flores en un jarrón chino y otra también muy chinesca, Flores mirándose en el espejo. De 2008 es una tinta china, redundantemente titulada Flores chinas. Los cuerpos, en pintura. Willy Ramos está en constantemente renovada admiración del cuerpo femenino, de las «mujeres muy contentas de serlo» a las que ha aludido en una entrevista. En 2008 tituló su exposición en la Galería 9 de Valencia, El color o el calor del sexo, prueba de que le había gustado el título del texto que Vicente Verdú le había escrito el año anterior para el catálogo de sus individuales en Frankfurt (Galerie Am Schweizer Platz) y Andernach (Kunsthaus Schöne), y que se retomaba en el de la muestra valen-
W I LLY R AM OS O UN MUNDO LUMIN OSO
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ciana. El erotismo celebratorio, jubilatorio de Willy Ramos no es un erotismo negro, bataillesco, ni tampoco trae a nuestra memoria el angustiado mundo oscuro centroeuropeo de un Egon Schiele o de un Hans Bellmer. Ante sus mujeres, tanto las dibujadas (ver por ejemplo las incluidas en el catálogo de su individual de 1994 en la Casa de Cultura de Puçol), como las grabadas, como las pintadas, entre las cuales hay muchas calificadas en el título de caribeñas, pensamos más bien en el ya aludido Luxe, calme, volupté baudelairiano. Tiene razón, en ese sentido, el crítico francés Patrice Imbard, cuando en el texto que le dedica a Willy Ramos, evoca a Jeanne Duval, la amante del autor de Les fleurs du Mal y de Le peintre de la vie moderne. Ante las mujeres ofrecidas, impúdicas, florales, tropicales, ante las mujeres entre visillos de Willy Ramos –una de ellas, de 1996, a la acuarela, se titula Mujer desvaneciéndose [fig. p. 178], y de 2002 es Desnudo y mancha roja, y de 2004 Chica avergonzada, y de 2006 la que lleva por título Mirar, sentirse–, pensamos también en los dibujos y en las maravillosas acuarelas tan explícitamente sexuales del escultor Auguste Rodin, que nos hablan de una obsesión erótica casi a lo Victor Hugo. Y en Jules Pascin. Y en las odaliscas del Matisse de Niza. Y en los grabados shunga japoneses, a los que parece remitir la obra más fuerte del conjunto aquí seleccionado, el por lo demás delicadísimo dibujo de 1996 titulado Desnudo I [fig. p. 178]. Y en un erotómano oriental de nuestros días, el chino-norteamericano Walasse Ting, que tanto le gustaba a Antonio Saura, gran amateur de la representación del cuerpo femenino, Antonio Saura que conocía personalmente a Ting, vía Alechinsky –qué curioso que sea la tercera vez que sale en estas páginas el ruso-belga– y Asger Jorn. Proyecto, todavía no realizado, de un librito como para vender sous le manteau, en el que coexistirán versos eróticos del firmante de estas líneas, y aguafuertes del pintor, de la misma temática. Bodegón + cuerpo femenino: el reto de Bodegón con mujer caribeña (2003) [fig. pp. 168-169], cuadro de dos metros de alto por tres de ancho, y de una extraordinaria complejidad espacial y conceptual. He mencionado los grabados eróticos japoneses. Hay algo siempre de chino o de japonesista esencial en Willy Ramos, que por cierto encabeza el catálogo de la referida individual de 1994 en Puçol, con una cita del gran Hokusai sobre el arte del dibujo, a la que siguen luego otras, entre ellas de otro levantino, cartagenero de la Cartagena española, Alfonso E. Pérez Sánchez, hoy postrado. Excelente retratista, Willy Ramos. Por encargo: ver, aquí mismo, dos cuadros de 1995 como Pepe con una estrella, y Niña con oso [figs. pp. 62-63]. Por private joke: esa auto-ironía que lleva por título Pepa y Willy vestidos de fiesta (1994) [fig. p. 61], a contemplar junto a los hermosos retratos enamorados
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Desnudo y mancha roja, 2002 [Óleo sobre tela, 146 x 114 cm]
Chica avergonzada, 2004 [Óleo sobre tela, 46 x 38 cm]
JUAN MANUEL BONET
Puerto de Barcelona, 1999 [Óleo sobre tela, 60 x 73 cm]
de Pepa, de 2001 y 2003 [fig. p. 165]. Por su lado, por último, muy amigo de sus amigos, y ahí habría que citar toda una galería de efigies de algunos de estos, muy sueltas, muy agudas, muy bien traídas, y que no excluyen la cariñosa caricatura. Peregrino de tantas ciudades, Willy Ramos, como lo ha subrayado Antonio Morales y Marín en uno de los varios textos que le ha dedicado, se inscribe, en esta faceta de su trabajo, en la estela del mitteleuropeo y errante Oskar Kokoschka, autor de algunas de las mejores vistas urbanas del siglo xx europeo, entre las cuales hay una, por cierto, de Madrid, pintada en 1925. En el caso de Willy Ramos, hombre nacido en el campo, y que ama la naturaleza, esta peregrinación urbana con los ojos bien abiertos, fruto de una fascinación que él mismo no termina de explicarse del todo, lo ha llevado hasta algunas grandes ciudades. Barcelona, y su puerto, objeto de un cuadrito de 1999: una de las primeras ciudades españolas, recordémoslo, que lo acogió. París, donde en 1973, con el temblor y la emoción del neófito, vio por vez primera en directo la obra de los maestros del arte moderno, París que treinta años después le inspira París como pretexto (2003) [fig. pp. 98-99], cuadro de un metro cincuenta de alto por dos cincuenta de ancho. Venecia, o la pintura. Nueva York, ciudad que Philippe Sollers encuentra tan veneciana: su puerto, Central Park, el Guggenheim, Washington Square... Toronto. Y sobre todo Chicago, megalópolis esta última que descubrió en 1994, donde tiene galerista en Peter Bartlow –que lo ha expuesto en repetidas ocasiones–, y cuyo skyline, cuyo lago Michigan y cuya interminable Michigan Avenue ha asediado tan a menudo: «me imaginé Chicago con los colores más viejos y brillantes del Mediterráneo». Algunos de esos asedios, muy Dufy –aunque a veces también haya visiones con ecos hopperianos–, de Willy Ramos a la capital de Illinois y a su gran lago con regatas con Aire de mar, como se titula uno de los cuadros que le inspiró, de 1999, han sido enseñados aquí, por ejemplo, en 1998, en la muestra que tuvo por hermoso marco la Iglesia de San Esteban, de Murcia, y en cuyo catálogo apareció mi primer texto sobre el pintor. De Murcia, ciudad de ritmo lento y levítico (todavía un poco Otoño en la ciudad, aquella bonita novela thirties de José Ballester, un escritor local del grupo del que saldría Ramón Gaya), ciudad especialmente grata tanto para el pintor, como para este su crítico, que ahora coincidirá por vez primera con él, allá, donde se verá una obra chicaguense que por razones de fecha no pudo estar, obviamente, en San Esteban, como es el cuadro de mayores dimensiones de todos los seleccionados en la presente ocasión, la Gran vista de Chicago [fig. pp. 82-83 y 84-87] de 2003, de un metro noventa y cinco de alto,
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMIN OSO
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por ¡cinco metros ochenta y cuatro! de ancho, cuadro –en realidad, compuesto por la unión de cuatro bastidores– de empaque muralístico, y me llama la atención, por cierto, que a Willy Ramos le hayan confiado pocos muros, con lo que bien que se le da ese tipo de intervención. En 2000, algunas de las visiones urbanas de Willy Ramos se vieron en la colectiva Ciudades imaginadas, celebrada en la Fundación CEDAT de la Universidad Politécnica de Valencia, y en la que sus compañeros de sala eran Antonio Alcaraz –tan amigo de los pecios, de la arqueología industrial–, Miguel Guillem, y Santiago Polo. Nabusimake [fig. p. 117]: el cuadrito así titulado, con el nombre de uno de los pueblos de su infancia, cuadrito de 2002, y que anteriormente se tituló Ensoñación, es una deliciosa «casi nada», entre floral, y luminosamente abstracta, una de esas joyitas que le salen en los márgenes a Willy Ramos. Joyitas, también, el ciclo de mínimas tablitas de 2008, agrupadas bajo el título Vistas desde mi ventana, y de una frescura casi pinaziana, o de manchita a lo Cecilio Pla, o de cosa vista hugoliana.
Fuera de las ciudades, el libro de bibliofilia El Siroco de la Tarde (2007), con versos de Robert C. Morgan, al que puse un epílogo, que titulé «Celebración del mundo», y donde lo califico de «libro de la plenitud y de la gracia». Un volumen apaisado, panorámico, en rama, donde el pintor por su lado, y el poeta neoyorquino –que como crítico ha escrito cosas tan atinadas sobre su obra–, por la suya, exaltan, cada cual con sus propios medios, la costa mediterránea, la luz y la vida levantinas. El primero lo hace con litografías a doble página, especialmente inspiradas y frescas, en las cuales, por decirlo con sus propias palabras, «el color lo inunda todo». El segundo, con versos escuetos
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El Siroco de la Tarde, 2007 [Vandermaal Edicione s, Bogotá]
Dibujo para Carmen, 2008 [Tinta china y acuarela sobre papel, 76 x 56 cm]
La costa, 2007 [Aguafuerte; plancha: 9,5 x 15 cm]
JUAN MANUEL BONET
Playa donde se baña Muzcacecha, 2006 [Técnica mixta sobre papel, 23 x 25 cm]
Paisaje de Arauca, 2006 [Técnica mixta sobre papel, 19 x 26 cm]
Fruta de la Guajira, 2006 [Técnica mixta sobre papel, 14 x 21 cm]
Caribeña, 2006 [Técnica mixta sobre papel, 26 x 28 cm]
Selva del Pacífico, 2006 [Técnica mixta sobre papel, 26 x 21 cm]
–algunos, retomados caligráficamente por el pintor–, que retienen algo de la fugacidad del tiempo que pasa, del tiempo pasado por ambos en la localidad alicantina de Calpe, donde Willy Ramos tiene una casa abierta al mar con palmeras que el siroco agita y desordena, casa de la cual nos hablan una acuarela tan simpática como Dibujo para Carmen (2008), o las mencionadas vistas desde la ventana, entre las cuales destacan Amanecer en Calpe, El mar de Calpe, Mar y pino gigante, El peñón de Ifach [figs. pp. 162-163]... El libro está muy bien resuelto, empezando por la acertadísima caja serigrafiada que lo contiene. En él el color, inundándolo todo, sí, juega un papel fundamental. El pintor demuestra sobradamente su maestría en el terreno de la gráfica. Como lo indiqué en el citado epílogo, además de sus referencias habituales –Oriente incluido–, surgen otras: Miró, un cierto Fernand Léger –el dibujo por un lado, el color por otro–, Manuel H. Mompó, incluso Robert Motherwell y sus negras elegías republicanas españolas, con algo de taurino y lorquiano, «a las cinco en punto de la tarde». Delicias gráficas de Willy Ramos –litografías, la caja serigrafiada, y la inesperada propina de un aguafuerte–, y buen hacer del Taller Arte Dos Gráfico, de Bogotá, y de Vandermaal Ediciones, es decir, de Mauricio Cortez, colombiano de Madrid, muy aficionado al universo del libro de bibliofilia, y traductor al castellano de los poemas. La entonces embajadora de Colombia en España, Noemí Sanín, tras escuchar mis palabras el día de la presentación en esa sede diplomática, presentación que tuvo lugar el 26 de abril de 2007, me reprochó cariñosamente el haber hablado mucho de Levante, del Mediterráneo, y de pintura europea, y haberme referido poco, en cambio, a las raíces colombianas del artista. Sin duda tenía razón la diplomática, y así lo reconocí en el acto. En el presente texto, he mencionado cuadros de finales de los años ochenta y comienzo de los noventa que nos hablan de la importancia que el pintor les concede a sus raíces, y he mencionado sus Bodegones tropicales, y algunos cuerpos caribeños. Habría que hacer referencia también a una exposición de 2006, Los colores de Muisca, celebrada en la Galería 9, de Valencia, y en cuyo catálogo Ricard Bellveser nos proporciona las claves de la colombianidad del pintor, patente en cuadros y collages ahí mostrados (algunos títulos: Taganga [fig. pp. 94-95], Caribeña, Playa donde se baña Muzcacecha, Paisaje de Arauca, Fruta de la Guajira, Azul Magdalena, Niña de Valledupar,
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMIN OSO
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Selva del Pacífico), de una poética muy próxima, precisamente, a la que sustenta El Siroco de la Tarde. Mucho antes, ya José Martínez Calvo escribía, en el catálogo de la individual de 1991 en Arte Xerea, de Valencia, y en un texto significativamente titulado «El color de la memoria»: «Indudablemente, Colombia tiene mucho que ver en la educación cromática de Willy Ramos». Por mi parte, como lo comenté en aquel acto de la embajada, aunque he leído mucho a Colombia, a la hora de pensar en Willy Ramos en relación con ese paisaje de fondo me faltaba entonces, y me sigue faltando –confesaré que por mi culpa–, la experiencia directa de su tierra: el saludar, por ejemplo, en Cartagena de Indias, los zapatos viejos de mi muy admirado Luis Carlos López. Pero a la postre, el arte es ir y venir entre continentes: Luis Carlos López, que imprimió su primer libro en la madrileña Tipografía de Archivos, necesitó a Jules Laforgue y a los laforguianos españoles para llegar a ser el poeta de su rincón caribeño, y Willy Ramos, para construir su universo plástico, ha necesitado revisitar sus raíces, desde sus vivencias del Mediterráneo español, y de la pintura española, francesa, norteamericana... El actual estudio de Willy Ramos, un amplio y luminoso ático en la quinta planta de un edificio de la Plaza de Cánovas, en el corazón mismo del ensanche valenciano, es un lugar cargado de energía –lo ha fotografiado muy bien, una y otra vez, Juan Peiró, el mejor retratista de su morador–, en el cual me va enseñando los muchos cuadros y papeles suyos que por suerte ha logrado conservar para sí mismo y su familia, parte de los cuales se incorporarán a la presente itinerante. Estudio de un combatiente en la diaria batalla de la pintura, y que se ha autorretratado en él, en un cuadrito de 2001 sencillamente titulado así, El estudio. Estudio en ordenado desorden: lugar de trabajo de un pintor amigo de reflexionar sobre el arte del pasado, y también curioso de la realidad de otras artes, especialmente las de la palabra. Estudio apto también para la celebración y la fiesta, como la que hasta altas horas de la noche tuvo lugar tras la presentación valenciana, en el MUViM, de El Siroco de la Tarde, presentación que fue la penúltima, pues todavía habría otra, esta en Murcia, en el Museo Ramón Gaya. No he estado nunca en la aludida casa de Pepa y Willy Ramos en Calpe, pero Monika y yo hemos coincidido con él cerca de ahí, en Denia, convocados por nuestra común amiga Alicia Ventura, que en 1998 lo expuso en su desaparecida galería barcelonesa Al Rec, y que ha sido el motor de la presente muestra. Felicidad a flor de piel, en ese clima mediterráneo, de Willy Ramos. Gozo de la vista. Conversaciones lentas frente al mar inmaculadamente azul hasta el tópico, ante unos frutos de mar y un arroz y unas botellas de un vino blanco del país –diría de qué bodega, pero no lo digo, por temor a que parezca una cuña publicitaria–, y todo esto me lleva a pensar
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Toros en Valencia, 2010 [Tinta china y ac rílico sobre papel, 65 x 50 cm]
JUAN MANUEL BONET
Estudio, cm]
2001 [Óleo sobre tela, 60 x 73
que tal vez para terminar de redactar el presente texto, no hubiera estado de más volver una vez más, en su compañía, a esa tierra, pues el texto podría haberse contagiado de ese estado de felicidad a flor de piel que ahí vive inevitablemente el pintor, como de esa felicidad se contagió Robert C. Morgan, a la hora de componer los poemas que integran El Siroco de la Tarde... Mi último encuentro hasta la fecha con Willy Ramos –qué alegría siempre toparte con él, siempre con esa cara de alegría, de niño grande, de fauno picassiano–, fue en Valencia, a comienzos de marzo del presente año, en una inauguración en el MUViM. De nuevo una imagen menor, que extrajo de uno de sus bolsillos, pero que yo ya había detectado al paso, en el escaparate de una tienda, y en su gran formato real: el cartel de la feria taurina de Valencia. La reproduzco en un margen: no soy nada taurino, mas me parece que en este cartel polícromo y feliz, está muy bien dicha la fiesta, por este valenciano de adopción que, recordémoslo, en su Colombia natal, con apenas doce años, ya copiaba al óleo estampas taurinas. Este valenciano de adopción que también es murciano consorte, y a este último respecto hay que recordar que el año pasado, suyo fue también, allá, el cartel de las Fiestas de Primavera, un rutilante florero sobre uno de sus característicos fondos rojos. El color de los días tituló Willy Ramos, en 2000, su individual en la Galería La Ribera, de Murcia, precisamente. No creo que él sea tan ingenuo para querer sugerirnos, con ese título, que necesariamente los días, la vida, son siempre color de rosa; no lo son siempre, no, el mundo, pese al verso de Jorge Guillén, no siempre está bien hecho, y para percatarse de ello basta con leer el dramático colofón del catálogo de la citada muestra de dibujos en la Casa de Cultura de Puçol. Lo que Willy Ramos, excelso poeta de la pintura, viene a decirnos, es que quiere retener en sus cuadros, en sus papeles, en su obra gráfica, algo del color de los días fugitivos, de esa vida por él vivida con intensidad. Por eso en el primero de mis textos sobre él cité a Paul-Jean Toulet, el poeta de las Contrerimes, y aquello que, en traducción mía, tanto le gustaba al siempre recordado Joan Perucho: «no tiene gracia morir cuando se ama tantas cosas».
carpe diem...
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMIN OSO
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catรกlogo
Sueño azul • 1979 30
•
Ac rílico sobre tela, 210 x 160 cm
32
Tótem I • 1979
•
Ac rílico sobre tela, 192 x 80 cm
Tótem II • 1979
•
Ac rílico sobre tela, 192 x 80 cm
Azul y negro • 1979
34
•
Ac rílico sobre tela, 250 x 200 cm
Joaquín • 1984
36
•
Ac rílico sobre tela, 146 x 130 cm
Pepa en azul • 1985
•
Técnica mixta sobre tela, 180 x 146 cm
37
En el Principio • 1980
•
Ac rílico sobre tela, 200 x 400 cm
39
Hombre subiendo una escalera • 1985
•
Óleo sobre tela, 150 x 216 cm
41
El tiempo detenido • 1985
42
•
Acrílico y papel kraf sobre tela, 146 x 114 cm
Mesa con limón y cuchillo • 1989
44
•
Acrílico sobre tela, 150 x 200 cm
46
A • 1989
•
Acrílico sobre tela, 242 x 155 cm
Columna • 1989
48
•
Ac rílico sobre papel y tabla, 109 x 82 cm
Mujer escuchando los latidos de la tierra • 1990
•
Técnica mixta sobre tela, 78 x 100 cm
49
50
Autorretrato • 1990
•
Óleo sobre tela, 200 x 150 cm
Otoño • 1990
52
•
Óleo sobre tela, 150 x 200 cm
Pintura tropical • 1992
Planta naciendo • 1993 54
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
•
Óleo sobre tela, 73 x 60 cm
Plantas • 1993
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
55
Habitación roja • 1990
•
Óleo sobre tela, 150 x 200 cm
57
Casa de mis padres • 1992
58
•
Ac rlico sobre papel entelado, 78 x 100 cm
Casa de mis padres • 1993
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
Casa de mis padres • 1993
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
La noche • 1994
Casa luna y estrella • 1994
60
•
Acuarela sobre tela, 41 x 27 cm
•
Óleo sobre tela, 41 x 27 cm
Pepa y Willy vestidos de fiesta • 1994
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
61
Niña con oso • 1995
62
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
Pepe con una estrella • 1995
•
Óleo sobre tela, 130 x 97 cm
63
Naturaleza quieta • 1992
64
•
Ac rílico sobre papel y tabla, 100 x 70 cm
Tres jarrones • 1995
•
Acuarela y ac rílico sobre papel, 110 x 82 cm
65
Taza con fondo azul • 1995
66
•
Acuarela y ac rílico sobre papel, 110 x 82 cm
Taza azul • 1995
•
Acuarela y ac rílico sobre papel, 110 x 82 cm
67
68
Ventana • 1990
•
Óleo sobre tela, 200 x 150 cm
Ventana • 1990
70
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
Ventana roja • 1990
•
Óleo sobre tela, 200 x 150 cm
Chicago (lago azul) • 1998
72
•
Óleo sobre tela, 146 x 195 cm
Veleros • 2004
•
Óleo sobre tela, 195 x 81 cm
Paseo por Chicago • 1999
74
•
Óleo sobre tela, 55 x 46 cm
Paseo por el río, Chicago • 1999
•
Óleo sobre tela, 146 x 97 cm
75
76
Chicago visto de noche • 2003
•
Óleo sobre tela, 200 x 114 cm
Puente rojo • 2003
78
•
Óleo sobre tela, 114 x 195 cm
Sheraton • 2001
80
•
Óleo sobre tela, 46 x 38 cm
Chicago en rojo • 2003
•
Óleo sobre tela, 114 x 146 cm
81
Gran vista de Chicago • 2003
•
Óleo sobre tela, 195 x 584 cm
83
84
Gran vista de Chicago • 2003
•
Detalle
86
Gran vista de Chicago • 2003
•
Detalle
88
Chicago • 2008
•
Óleo sobre tela, 200 x 300 cm
New York, atardecer • 1999
90
•
Óleo sobre tela, 46 x 55 cm
Manhattan • 1999
•
Óleo sobre tela, 97 x 130 cm
91
New York • 2000
•
Óleo sobre tela, 150 x 250 cm
93
Taganga • 2006
•
Óleo sobre tela, 145 x 195 cm
95
Downtown, Toronto • 2006
•
Óleo sobre tela, 130 x 146 cm
97
París como pretexto • 2002
•
Óleo sobre tela, 150 x 250 cm
99
París, atardecer • 2008
•
Óleo sobre tela, 146 x 195 cm
101
Jardín botánico • 2000
•
Óleo sobre tela, 81 x 130 cm
103
Paisaje de agua • 2003-2008
•
Óleo sobre tela, 200 x 300 cm
105
ยก
Otoño • 2008
•
Óleo sobre tela, 150 x 250 cm
107
Mancha negra • 2000
108
•
Óleo sobre tela, 46 x 55 cm
Jardín de Sarasota • 2000
•
Óleo sobre tela, 60 x 73 cm
109
Paisaje nocturno • 2002
110
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
Memoria del mar • 2002
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
111
Paisaje rojo • 2002
112
•
Óleo sobre tela, 97 x 130 cm
Azul • 2004
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
Paisaje amarillo • 2003
•
Óleo sobre tela, 33 x 41 cm
113
Jardín blanco • 2002
•
Óleo sobre tela, 114 x 146 cm
115
Rojo y flores • 2002
116
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
Nabusimake • 2002
•
Óleo sobre tela, 60 x 73 cm
117
Bodegón blanco • 1996-1998
118
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
Estudio de frutas • 1997
•
Óleo sobre tela, 114 x 146 cm
119
Bodegón con jarra y berenjena • 1998
120
•
Óleo sobre tela, 60 x 73 cm
Mesa con frutas • 1998
•
Óleo sobre tela, 114 x 146 cm
121
Flores sobre fondo rojo • 1997
•
Óleo sobre tela, 81 x 146 cm
123
Tulipanes • 1997
124
•
Óleo sobre tela, 146 x 114 cm
Rosas blancas • 1999
•
Óleo sobre tela, 130 x 97 cm
125
Rosas blancas • 2004
126
•
Óleo sobre tela, 130 x 97 cm
Flors per el meu amic • 2000
•
Óleo sobre tela, 146 x 114 cm
127
Pequeño bodegón • 2003
128
•
Óleo sobre tela, 33 x 41 cm
Frutas dibujadas • 2002
•
Óleo sobre tela, 73 x 100 cm
129
Flor y hojas • 2002
•
Óleo sobre tela, 81 x 130 cm
131
Estudio de naturaleza • 2005
132
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
Bodegón con manchas • 2005
•
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm
Flor y hoja • 2005
•
Óleo so bre tela, 55 x 46 cm
133
Anémonas • 2003
134
•
Óleo sobre tela, 55 x 46 cm
Flores de Nabusimake • 2003-2009
•
Óleo sobre tela, 300 x 200 cm
Gran flor amarilla • 2003
•
Óleo sobre tela, 200 x 300 cm
137
Flores y amarillo • 2007
138
•
Tinta china y ac rílico sobre papel, 76 x 112 cm
Flores con rojo y amarillo • 2008
•
Tinta china y acuarela sobre papel, 112 x 76 cm
139
Homenaje a Zhu-Da • 2009
•
Tinta china sobre papel, 195 x 140 cm
141
142
Crisantemos • 2008
•
Tinta china sobre papel, 245 x 162 cm
Flores y hojas • 2009
•
Tinta china sobre papel, 195 x 152 cm
145
Anémonas blancas • 2008
•
Tinta china y acuarela sobre papel, 160 x 230 cm
147
Pintura de flores • 2008
•
Óleo sobre tela, 200 x 300 cm
149
Anémonas • 2008
•
Tinta china y acuarela sobre papel, 160 x 194 cm
151
152
Jardín • 2008
•
Óleo sobre tela, 200 x 300 cm
Flores de las dunas • 2009
•
Tinta china y acuarela sobre papel, 140 x 218 cm
155
Jardín • 2009
•
Tinta china y acuarela sobre papel, 114 x 195 cm
157
Geranios • 2008
•
Tinta china sobre papel, 114 x 194 cm
159
Rosas • 2008
160
•
Tinta china sobre papel, 56 x 76 cm
Nacimiento del maguey • 2008
•
Tinta china y acuarela sobre papel, 56 x 76 cm
161
162
Mar y pino gigante • 2008
•
Ac rílico sobre tabla, 12,5 x 15 cm
Amanecer en Calpe • 2008
•
Ac rílico sobre tabla, 15 x 15 cm
El Peñón de Ifach • 2008
•
El mar de Calpe • 2008
Ac rílico sobre tabla, 10 x 13 cm
•
Ac rílico sobre tabla, 15 x 15 cm
163
Sonia • 2001
164
•
Carbón y óleo sobre tela, 46 x 38 cm
Carmen • 2001
•
Óleo sobre tela, 46 x 38 cm
Pepa • 2003
•
Óleo sobre tela, 55 x 46 cm
165
Carlos • 2000
166
•
Óleo sobre tela, 55 x 46 cm
Javier • 2000
•
Jabb • 2000
Óleo sobre tela, 55 x 46 cm
•
Óleo sobre tela, 55 x 46 cm
168
Bodegón con mujer caribeña • 2003
•
Óleo sobre tela, 200 x 300 cm
Mulata con fondo blanco • 2002
170
•
Óleo sobre tela, 130 x 97 cm
Mulata con fondo azul • 2002
•
Óleo sobre tela, 130 x 97 cm
171
Caribeña • 2002
•
Óleo sobre tela, 130 x 97 cm
173
Desnudo y trazo naranja • 2001
174
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
Gran desnudo • 2003
•
Óleo sobre tela, 146 x 114 cm
175
Desnudo con mancha verde • 2002
176
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
Desnudo • 2002
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
177
Mujer desvaneciéndose • 1996 Desnudo • 1996
•
•
Acuarela, grafito sobre papel, 70 x 100 cm
Acuarela, grafito sobre papel, 65 x 90 cm
Desnudo I • 1996
•
Acuarela, grafito sobre papel, 50 x 65 cm
Mujer acostada • 1996
•
G rafito sobre papel, 50 x 70 cm
179
Chica guapa • 2004
180
•
Acuarela, grafito sobre papel, 65 x 50 cm
Desnudo • 2005
•
Tinta china sobre papel, 76 x 56 cm
181
Joven con los brazos cruzados • 2006
182
•
Sanguina sobre papel, 65 x 50 cm
Caribeña • 2007
•
Óleo sobre tela, 73 x 60 cm
183
Muchacha de amarillo • 2006
•
Óleo sobre tela, 146 x 114 cm
185
Cristina • 2007
186
•
Tinta china sobre papel, 65 x 50 cm
Cristina • 2006
•
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm
187
Muchacha en mecedora • 2008
188
•
Grafito sobre papel, 70 x 50 cm
Chica con vestido de flores • 2008
•
Grafito sobre papel, 100 x 70 cm
189
Chica sentada • 2008
190
•
Grafito sobre papel, 100 x 70 cm
Chica de espaldas • 2008
•
Grafito sobre papel, 100 x 70 cm
191
willy ramos Nace en Pueblo Bello, Colombia, el sexto de los nueve hijos de José y Teodosia.
1954
Llega por barco a Alicante. Recuerda el frío de Madrid y «esos inmensos cuadros negros» del Prado. Recorre España y se afinca en Valencia, donde Vicente Barreira le invita a sus clases de pintura y dibujo en su academia. Conoce a Faustino Andrés, en cuya casa aprenderá a leer, escribir y pensar.
Profesor titular del Departamento de Dibujo de la Facultad de Bellas Artes de San Carlos (Universidad Politécnica de Valencia).
1986
1968
Estudios de Bellas Artes en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, de Valencia, y en la Escuela de Pintura Mural Contemporánea de Sant Cugat del Vallés, Barcelona. Primeros viajes por Europa.
Lee su tesis doctoral «Ignacio Pinazo Camarlench, las claves de su obra gráfica». Doctor Cum Laude en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia.
1993
Pasa una temporada en Chicago. Premio Internacional de Dibujo en Tuzla, Bosnia.
1995
1969-1974
Estudios de cerámica en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia y de grabado y serigrafía en la Escola Massana de Barcelona.
Desde este año viaja frecuentemente a Estados Unidos y Canadá, países que le ayudan a renovar su iconografía.
1996
Viaja con toda su familia por Estados Unidos.
2002
1974-1976
Curso de grabado y litografía en el Instituto Statale d’Arte de Urbino, Italia.
1980
Estudios de cerámica en el taller de Juan Martínez Lax, Murcia.
Los padre s del artista, Teodosia Me stre y José Ramos, en s u casa de Valledupar (Colombia) hacia 1986
1984-1986
Pasa todo el verano en Colombia preparando el libro El Siroco de la Tarde. Para una casa en Inazares, Murcia, realiza un gran mural cerámico, que nos habla de la naturaleza en su estado primigenio, y una valla en acero corten calado.
2007
Trabaja en Colombia en la serie de pinturas que lleva por título El río.
2008
Vive en Valencia con su familia, pintando, dibujando, haciendo esculturas y dando clases.
2009-2010
EXPOSICIONES INDIVIDUALES
Pinturas y dibujos, Sala de Exposiciones, Centro de Estudios Barreira, Valencia.
1971
Pinturas y dibujos, Galería Serrano, Valencia.
1973
195
Pinturas, Sala Cite del Ministerio de Información y Turismo, Valencia.
1974
Pinturas y dibujos, Casa de Cultura de la Eliana, Valencia. Pinturas, Galería Lucas, Gandia.
1975
Pinturas, Galería Garduño Arte, Sevilla. La huella simbólica, Galería Arte Xerea, Valencia.
1991
Paraíso lejano. Pinturas, Galería Chys, Murcia.
1992
Pinturas, Galería Zen, Molina del Segura, Murcia; Sala Gaudi, Barcelona.
1976
Pinturas, Galería Kandinsky, Madrid. Pinturas y dibujos, Galería Zen, Molina del Segura, Murcia.
Pinturas, Galería Calder, Barcelona.
1993
1977
Pinturas, Galería Giannini, La Coruña; Galería Studium, Valladolid.
Dibujos eróticos, Galería Arte Xerea, Valencia. Líneas y manchas, dibujos eróticos, Casa de Cultura Puçol.
1994
1978
Manuscritos, huellas, Galería Lucas, Gandía. Pinturas y dibujos, Casa de Cultura de Valledupar, Colombia.
1979
Reencuentros, Galería Latina, Palma de Mallorca.
Flores y naturalezas, Peter Bartlow Gallery, Chicago. Pinturas, Galería Chys, Murcia. Azul y púrpura, Casa de Cultura Ceutí, Murcia. Living for color and painting, Alexander’s Fine Art Gallery, Tampa.
1995
1980
Pinturas y dibujos, Sala Lloc D’Art, Elche. 1983 Pinturas de otoño, Galería Lucas, Gandía. Los espacios de color, Galería Val i 30, Valencia.
Paintings, Peter Bartlow Gallery, Chicago.
1996
1981
La catedral robada, Galería Chys, Murcia. Pinturas y dibujos, Galería Sarah Bernhardt, Jumilla.
1985
Pinturas, Galería Chys, Murcia; Spai Lucas, Valencia; Galería Lucas, Gandía. El tiempo detenido, Casa de Cultura Bellreguard. Entre la realidad y el recuerdo, Casa de Cultura Castellón.
1989
Pinturas, Galería Eduma, Linares. Una iguana dentro de una botella, Galería Tiffany, Sevilla.
1990
196
Pinturas sin tiempo, Galería Rosalía Sender, Valencia. Suit Chicago, Peter Bartlow Gallery, Chicago. Ocho pinturas, Embajada de España, Dublín. Pinturas, Alexander’s Metro Art Gallery, Tampa.
1997
Pinturas para vivir, Galería CC22, Madrid. Flores, bodegones y paisajes de Chicago, Iglesia de San Esteban, Murcia; Centro Cultural de la CAM, Alicante; Centro Cultural del Ayuntamiento, Castellón.
1998
Pinturas y acuarelas, Galería Art al Rec, Barcelona. El color de los días, La Ribera, Galería de Arte, Murcia. Sobre papel, Peter Bartlow Gallery, Chicago.
2000
A la orilla del tiempo, Galería Rosalía Sendero Valencia. Pinturas, Galería CC22, Madrid. Acuarelas y dibujos, Karagato, Jávea. Chicago’s Memory, Peter Bartlow Gallery, Chicago.
1999
La luz del principio, Galería CC22, Madrid.
2001
La memoria del color. 14 serigrafías, Fundación Caja Murcia, Madrid; Galería Bisel, Cartagena; Casa de Cultura San Pedro del Pinatar, Murcia. Naturalezas vivas, Casa de Cultura Puçol, Valencia.
2002
EXPOSICIONES COLECTIVAS
Bypsa. Certamen Nacional de Pintura, Galería Nike, Valencia. Promoción de alumnos de la Escuela de San Carlos, Galería Estil, Valencia.
1973
Bienal de Arte, Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos, Valencia. I Certamen Internacional de Pintura, Caja de Ahorros y Monte de Piedad de las Baleares, Palma de Mallorca. El Color, Galería Serrano, Valencia. Certamen Nacional de Pintura, Casa de Cultura, Villa de Canals.
1974
La atracción del amante, Galería CC22, Madrid. Huellas, Muekles, San Pedro del Pinatar, Murcia. The colour of the silence, Peter Bartlow Gallery, Chicago.
2003
Nabusimake, Museo de la Ciudad, Valencia. Pinturas, Vandermaal Gallery, Feria de Milán.
2004
Mediterranean splendour, Odon Wagner Gallery, Toronto.
2005
Painting as Offering, Peter Bartlow Gallery, Chicago. Los colores de Muisca, Galería 9, Valencia. Malerie als Opfergabe, Galería Zangbieri, Basilea.
2006
Bilder, Zeichnungen, Skulturen, Galerie Am Schweizer Platz, Frankfurt am Main. Bilder, Zeichnungen, Skulturen, Kunsthaus Schöne, Andernach, Alemania.
2007
El río, Quinta Galería, Bogotá. El color en la memoria, Galería Chys, Murcia. El color o el calor del sexo, Galería 9, Valencia.
2008
Pura vida, Galería Set Espai d’Art, Jávea. El color de los días, Espacio Grupo Forja, Valencia.
2009
Salón Nacional de Pintura, Salas del Ayuntamiento, Paterna. Certamen Nacional de Pintura, Diputación Provincial, Segovia. II Salón de Primavera, Caja de Ahorros de Valencia, Valencia. Certamen de Pintura Asprona, Galería del Colegio de Arquitectos, Valencia.
1975
Salón Nacional de Pintura, Sala del Ayuntamiento, Paterna. Pintores valencianos, Galería Nike, Valencia.
1976
Pintores del Sur, Galería Zen, Molina del Segura.
1978
57 artistas y un país, Diputación de Valencia, Valencia. Pequeño formato, Galería 11, Alicante.
1979
Perspectiva 80. La darrera generació de la pintura valenciana, Museo de San Pío V, Valencia. Pequeño formato, Galería Cánem, Castellón. Grabados y litografías, Museo del Instituto Nacional d’Arte, Urbino. Colectiva de pintura y escultura, Galería Nike, Valencia.
1980
El color, Galería Latina, Palma de Mallorca.
1982
Artistas de la Galería, Galería Lucas, Gandía. XII Salón de Otoño de Pintura, Caja de Ahorros, Sagunto. Sobre papel, Galería Chys, Murcia. Hecho en Murcia, Arco, Feria Internacional de Arte, Galería Chys (Murcia), Madrid. Recién pintado, Ayuntamiento de Alfafar, Valencia; Sala Parpalló, Valencia; Centro Municipal de Cultura, Castellón.
1983
Tendencias, Caja Murcia, Murcia. Pintores murcianos, Casa de Cultura, Yecla. XX Salón Nacional de Pintura, CAM, Fundación Cultural, Murcia.
1984
Arte Regional, Biblioteca Pública, Alcantarilla, Murcia. I Bienal de Pintura, Iglesia de Verónicas, Murcia.
1985
Plástica valenciana contemporánea, La Lonja, Valencia. Plástica valenciana contemporánea, Sala de Exposiciones, Tinglado n.o 4-1, Muelle de Levante, Alicante.
1986
Plástica valenciana contemporánea, Centro Municipal de Cultura, Alcoy. II Bienal de Pintura, Iglesia de Verónicas, Murcia.
1987
PremioL’Oreal,Casa Velázquez,Madrid. R que R. 13 propuestas de galerías valencianas, Sala Parpalló, Valencia. Profesores de la Facultad de Bellas Artes, Casa de Cultura, Castellón. Citac. Cimal, Taller Internacional de Artistas, Casa de Cultura, Bellreguart; Sala Parpalló, Valencia. Pequeño formato, Galería D’Avila, Valencia. Supermercat d’Art, American Prints, Valencia. Finisecular, Casa de Cultura de Mislata, Valencia.
1989
197
Supermercat d’Art, American Prints, Valencia.
1990
Selección de Fondos para el Museo de la Solidaridad Salvador Allende, Sala del Ateneo, Valencia. Arco, Feria Internacional de Arte, Arte Xerea, Madrid. Tres décadas de arte valenciano, Galería Serrano 141, Madrid. Invierta en Obras de Amor, Casa del Reloj, Puerto Autónomo, Valencia.
1991
Pintores en Murcia, Factoria Nacional, Sala de Arte del Colegio de Arquitectos, Murcia. Arco, Feria Internacional de Arte, Arte Xerea, Madrid.
1992
Villa-Art, Casa de Cultura, Villar del Arzobispo, Valencia. Encuentros en el Zócalo. Obra gráfica de artistas valencianos, Escuela Nacional de Artes Plásticas, UNAM, México; Universidad Politécnica, Valencia. De Mar a Mar, Southampton Institute of High Education, Southampton; Universidad Politécnica, Valencia.
1993
Pintores del Caribe, Museo Municipal, Valledupar. Fondos de la Universidad Politécnica de Valencia, Museo del IVAM Centro del Carmen, Valencia.
1994
Feria Internacional de Toulouse, Francia, Arte Xerea Feria Nacional de Arte, Galería Chys, Torrepacheco. Artistas de la Galería, Alexander’s Fine Arts Gallery, Tampa. Bienal Internacional de Dibujo y Gráfica, Tuzla, Bosnia.
1995
Feria Internacional de Arte de Bolonia, Peter Bartlow Gallery, Italia. Feria Internacional de Arte de Strasbourg, Peter Bartlow Gallery, Francia Feria Internacional de Arte de Milán, Peter Bartlow Gallery, Italia.
De Picasso a nuestros días, Palacio de la Cultura, Aman. El Taller de Pepe Jiménez, Sala Verónicas, Murcia. Interarte, Feria Internacional de Valencia, Galería Chys.
Interarte. Feria Internacional de Arte, Galería Rosalía Sender, Valencia Estampa. Feria Internacional de Grabado, Taller de Pepe Jiménez, Madrid.
1999
Feria Arcale, Galería CC 22, Salamanca Feria Internacional de Marbella, Galería CC 22, Marbella Feria Internacional de Santander, Galería CC 22, Santander.
2000
Taller de Pepe Jiménez, Espai d’Art La Llotgeta, Valencia. Feria Internacional de Arte de Bolonia, Peter Bartlow Gallery (Chicago), Italia. Feria Internacional de Arte de Strasbourg, Peter Bartlow Gallery (Chicago), Francia Feria Internacional de Milán, Peter Bartlow Gallery (Chicago), Italia. Feria Internacional de Arte en Gante, Peter Bartlow Gallery (Chicago), Bélgica. Taller de Pepe Jiménez, Casa de Cultura Cartagena. 6 Artistas Españoles, Peter Bartlow Gallery, Chicago. Taller de Pepe Jiménez, Museo de Arte Contemporáneo, Madrid. Interarte. Feria Internacional de Arte, Galería Rosalía Sender, Valencia.
1997
La dona, Galería Rosalía Sender, Valencia. Interarte. Feria Internacional de Arte, Galería Rosalía Sender, Valencia.
1998
Feria Internacional de Marbella, Galería CC 22, Marbella. Feria de Arte Santander, Galería CC 22, Santander. Feria Arcale, Galería CC 22, Salamanca
2001
Feria Internacional de Marbella, Galería CC 22, Marbella.
2002
Feria Internacional de Arte, Vandermaal Fine Art, Parma.
2003
Feria Internacional de Arte, Vandermaal Fine Art, Milan. Cruce de miradas.Set Spai d’art, Javea. Papeles del viaje compartido, Galería Argenta, Valencia.
2004
Encuentros, Boulder Museum of Art Contemporary, Colorado; Sala Josep Renau, Facultad de Bellas Artes, Valencia; Galería Luis Nishisawa, Escuela Nacional de Artes Plásticas, Xochimilco, México. Tiaf. Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Odon Wagner Gallery, Toronto. Miami International Art Fair, Odon Wagner Gallery, Miami. Cabanilles, Jardín Botánico, Valencia.
2005
1996
198
Tiaf. Feria Internacional de Arte Contemporáneo, Odon Wagner Gallery, Toronto. Art Madrid. Feria Internacional de Arte, La Aurora, Madrid.
2006
Artbo. Feria Internacional de Arte, Quinta Galería, Bogotá,
LIBROS ILUSTRADOS Y OTROS TRABAJOS
OBRA EN MUSEOS E INSTITUCIONES
Artbo. Feria Internacional de Arte, Quinta Galería, Bogotá. Art Madrid. Feria Internacional de Arte, Quinta Galería, Madrid.
1978
La guerra comenza ara, Josep Rausell, Eliseo Climent Editor, Oliva. 1994 Escenografía, pinturas e imagen gráfica para la obra de teatro Extraños en un tren, basada en la novela homónima de Patricia Highsmith, para la Compañía de Teatro del Laberinto, Murcia. 1995 Clara, de Natalie Araujo, Factoría Nacional Ediciones, Murcia. 1996 Viaje a Itaca, Rosaura Muñoz, Elisa Motas, M.a Ángeles Hernández, M.a Carmen Rincón, Luís Galán Editor, Murcia. 1999 Imagen gráfica para la Orquesta Sinfónica de Chicago. 2002 La memoria del color, caja de madera con catorce serigrafías. 2007 El Siroco de la Tarde, Vandermaal Ediciones.
Museo de Arte Contemporáneo de Elche Museo Salvador Allende, Santiago de Chile Contemporáneo de Villafames, Museo de Valledupar, Colombia Caja Rural, Murcia Diputación Provincial de Alicante Caja Murcia, Murcia Museo de Arte Moderno de Pedralba Banco de la República, Bogotá Fundación Cultural CAM, Murcia Casa de Cultura de Pego Casa de Cultura de Belrreguart Ayuntamiento de la Vilia de Canals Fundación de Arte L’Oreal, Madrid Casa de Cultura de Sagunto Casa de Cultura de Puçol Fundación Bancaja, Valencia Universidad Politécnica de Valencia Universidad Nacional Autónoma, México d.f. Museo del Grabado Español Contemporáneo, Marbella Ministerio de Economía y Hacienda Fundación Cubiertas y MZOv Museo de Bellas Artes, Murcia
2007
Art Madrid. Feria Internacional de Arte, Madrid, Galería Lazar Vujic (Lujblina, Eslovenia). 2009 Art Madrid. Feria Internacional de Arte, Quinta Galería, Bogotá. Marte. Proyecto 2009 de Escultura Contemporánea en el Marítimo, Valencia. 6 Visiones. Arte Contemporáneo Colombiano, Espai Cultural, Biblioteca La Petxina, Valencia. Art Valencia Feria de Arte, Galería 9, Valencia. 2008
Encuentros Cuba-España, Sala Retiro, Madrid. Art Madrid. Feria Internacional de Arte, Galería Vanrell, Palma de Mallorca.
2010
199
200
JUAN MANUEL BONET
WILLY RAMOS O UN MUNDO LUMINOSO
201
se terminó de imprimir este catálogo de
willy ramos Un mundo luminoso el día 30 de abril de 2010, víspera de la festividad de san josé artesano, en gráficas díaz, alicante
willy ramos
Un mundo luminoso