INFORME
INFORME SOBRE LA SITUACIÓN DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN MEDELLÍN Y TERRITORIOS DE ANTIOQUIA 2016
ENTRE SILENCIOS, CULPAS Y DESATENCIÓN: REFLEXIONES Y CIFRAS SOBRE LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES Y LAS RUTAS DE ATENCIÓN XV INFORME SOBRE LA SITUACIÓN DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES EN MEDELLÍN Y TERRITORIOS DE ANTIOQUIA 2016
Alianza Corporación Vamos Mujer y Corporación Para la Vida Mujeres que Crean
Investigadoras: Verónica Andrea Martínez Marulanda Claudia Patricia Marín Mira
Medellín 2017
ENTRE SILENCIOS, CULPAS Y NEGLIGENCIAS: REFLEXIONES Y CIFRAS SOBRE LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES Y LAS RUTAS DE ATENCIÓN XV informe sobre la situación de violación de derechos humanos de las mujeres en Medellín y territorios de Antioquia 2016 ISSN: 2389-7465 Una producción realizada por Corporación Vamos Mujer Carrera 50A No. 58-78, Tel: (4) 254 4872 vamosmujer@vamosmujer.org.co; www.vamosmujer.org.co
Corporación Para la Vida Mujeres que Crean Carrera 48 No. 63A-60, Tel: (4) 284 4079 cmqc@mujeresquecrean.org; www.mujeresquecrean.org Investigadoras Verónica Andrea Martínez Marulanda Claudia Patricia Marín Mira Colaboradoras
Katherine Urrea Velásquez Juliana Toro Jiménez Estefanía Rivera Guzmán
Revisión de texto Angélica María Naranjo Quiceno Silvia María García Ángel Patricia Luli Corrección de estilo Juliana Toro Jiménez Diseño de portada y diagramación Camilo Cárdenas Mesa Impresión Con el apoyo de:
TABLA DE CONTENIDO PRESENTACIÓN.....................................................................................................................7 INTRODUCCIÓN....................................................................................................................9 METODOLOGÍA...................................................................................................................10 CONTEXTOS TERRITORIALES.........................................................................................13 CAPÍTULO UNO: MUJERES, TERRITORIOS Y VIOLENCIAS.......................................29 1 HOMICIDIOS DE MUJERES Y FEMINICIDIOS: UNA DIFERENCIACIÓN NECESARIA.......................................................................30 1.1 Una aproximación a los homicidios de mujeres y los feminicidios en Colombia y Antioquia.........................................................................................35 1.2. Situación de los homicidios de mujeres y feminicidios en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueño .........................................................40 1.3 Situación de homicidios de mujeres y presuntos feminicidios en Medellín...........46 1.4 Situación de homicidios de mujeres y presuntos feminicidios en Caldas y Barbosa.....................................................................................................54 1.5 Hallazgos ................................................................................................................60 2 VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES......................................................66 2.1 Situación de la violencia sexual contra las mujeres en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueños.........................................................70 2.2 Situación de la violencia sexual contra las mujeres en Medellín............................77 2.3 Situación de la violencia sexual contra las mujeres en los municipios de Barbosa y Caldas ....................................................................................................86 2.4 Hallazgos ................................................................................................................95
3 VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON ÉNFASIS EN VIOLENCIA DE PAREJA....100 3.1 Situación de la violencia intrafamiliar con énfasis en la pareja en las subregiones Suroeste, Nordeste y Oriente.............................................................100 3.2. Situación de violencia intrafamiliar y de pareja contra las mujeres en Medellín........................................................................................................... 112 3.3. Situación de violencia intrafamiliar y de pareja contra las mujeres en Barbosa y Caldas.................................................................................................. 118 3.4 Hallazgos...............................................................................................................123 CAPÍTULO DOS: OBSTÁCULOS PARA LA ANTENCIÓN Y PROTECCIÓN DE LAS MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLENCIAS SEXUALES............129 1 VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES: ROMPER EL MIEDO, UNIR LAS RESISTENCIAS........................................................................................130 1.1 Emociones y violencias sexuales...........................................................................134 1.2 Formas de afrontamiento de las violencias sexuales.............................................148 2 TERRITORIOS Y VIOLENCIAS SEXUALES: REPRESENTACIONES SOCIALES, MANDATOS CULTURALES Y PRÁCTICAS PATRIARCALES QUE NATURALIZAN Y LEGITIMAN LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES......................................152 La cosificación del cuerpo de las mujeres...................................................................153 La apropiación del cuerpo de las mujeres...................................................................154 Representaciones y mandatos culturales desde la perspectiva de la familia tradicional patriarcal............................................................157 La obligación sexual....................................................................................................158 La maternidad abnegada..............................................................................................159 Mantener el statu quo..................................................................................................161 2.1 Violencia sexual y militarización...............................................................................163 2.2 La importancia de las redes de apoyo........................................................................166
3 OBSTÁCULOS INSTITUCIONALES........................................................................170 El continuum de violencias.........................................................................................170 3.1 Obstáculos para el acceso a las rutas de atención en Medellín..................................176 Obstáculos administrativos..........................................................................................176 Barreras de percepción, obstáculos en relación con las representaciones sociales de las y los servidores públicos sobre la problemática .................................181 Obstáculos y brechas interinstitucionales para la atención desde la ruta ...................185 3.2 Obstáculos para el acceso a las rutas de atención en el municipio de Urrao.............185 Obstáculos administrativos..........................................................................................186 Obstáculos a partir de las representaciones sociales ..................................................197 Obstáculos relacionados con el territorio ...................................................................202 3.3 Contraste entre los obstáculos hallados en las rutas de atención de Medellín y de Urrao...................................................................................................206 RECOMENDACIONES.......................................................................................................209 CONCLUSIONES................................................................................................................213 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.................................................................................215
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PRESENTACIÓN “Nunca hubo más leyes, nunca hubo más clases de derechos humanos para los cuerpos de seguridad, nunca hubo más literatura circulando sobre derechos de la mujer, nunca hubo más premios y reconocimientos por acciones en este campo, y sin embargo las mujeres continuamos muriendo, nuestra vulnerabilidad a la agresión letal y a la tortura hasta la muerte nunca existió de tal forma como hoy en las guerras informales contemporáneas”
Rita Laura Segato. La guerra contra las mujeres
La Corporación Vamos Mujer y la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean, como venimos haciendo desde hace 15 años, presentamos nuestro informe anual sobre la situación de violación de los Derechos Humanos de las mujeres de Antioquia 2016, con el incansable compromiso de denunciar y aportar a la conciencia sobre la grave situación de vulnerabilidad que vivimos las mujeres frente a las violencias. Presentamos nuevamente las cifras y el seguimiento comparativo temporal y por regiones del departamento de Antioquia, Medellín y municipios del Área Metropolitana, frente a tres expresiones de violencia: homicidios de mujeres y feminicidios,
delitos sexuales, y violencia intrafamiliar con énfasis en violencia de pareja, haciendo el análisis de distintas variables en cada una de las expresiones de las violencias, a saber: presunto agresor, rango de edad, motivo de la agresión, estado civil, circunstancias y escenarios donde se presentó la violencia. En el segundo capítulo, obstáculos para la atención y protección de las mujeres víctimas de violencias, las voces de las mujeres y, también, de funcionarias y funcionarios públicos nos permiten conectar las cifras con historias reales, donde se expresan vivencias de desesperación, resistencia y negligencias. El informe ubica a las violencias contra las
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mujeres como un flagelo que tiene conexión directa con los territorios. Las dinámicas económicas, políticas, sociales y culturales de cada una de las subregiones y municipios analizados, tienen su efecto directo sobre el continuum de violencias que viven las mujeres urbanas y rurales de Antioquia. Identificar, sensibilizar, analizar y denunciar son, conjuntamente con otras estrategias de
actuación que realizan las dos organizaciones feministas desde hace más de 25 años, el aporte a la erradicación de toda forma de violencia contra las mujeres. Cada vez que una mujer sea violentada nosotras juntas y organizadas nos seguiremos indignando, denunciando las desatenciones estatales y levantando la voz diciendo:
“Ni una menos, Vivas nos queremos”
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INTRODUCCIÓN El presente informe da cuenta de la situación de violación de los derechos humanos de las mujeres durante el año 2016, en la ciudad de Medellín, los municipios de Caldas y Barbosa, como espacios representativos del Valle de Aburrrá, en los cuales la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean ha desarrollado procesos con las mujeres, y tres subregiones del Departamento de Antioquia: Nordeste, Suroeste y Oriente, como escenarios de trabajo e incidencia de la Corporación Vamos Mujer.
analizados, y en los escenarios y contextos cotidianos de las mujeres donde tiene mayor incidencia la ocurrencia de estas violencias. Plantea además una mirada profunda a la situación de violencias sexuales y establece un comparativo en el marco de las rutas de atención, tanto en el orden urbano como en el rural, al confrontar escenarios, brechas, obstáculos, imaginarios y prejuicios sociales que existen en relación con la atención a las mujeres en situación de violencia.
En su versión número XV, el Informe continúa con la tendencia a la ampliación de los territorios de observación y análisis, tal y como lo propuso el año anterior, posibilitando la realización de un comparativo de las realidades, las necesidades, las condiciones y las posiciones de las mujeres en contextos urbanos y rurales del departamento de Antioquia.
En la investigación se incluyeron fuentes teóricas feministas, datos estadísticos gubernamentales, realidades y testimonios, para dar cuenta de lo que le sucede a las mujeres en su cotidianidad y recordar todo aquello que debe ser motor de trasformaciones sociales y humanas, que garantice el reconocimiento de la condición de mujeres desde la diversidad, la responsabilidad y la equidad.
El Informe conserva la línea de análisis de los feminicidios, la violencia sexual y la violencia doméstica o intrafamiliar en los municipios
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METODOLOGÍA El proceso metodológico del presente Informe se llevó a cabo en tres grandes momentos:
enfoques de derechos humanos y el territorial, ya abordados en anteriores Informes.
1. Diseño del Estudio
Los territorios definidos para esta décimo quinta versión hacen referencia a los contextos donde la Corporación Vamos Mujer y la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean llevan a cabo su trabajo: Nordeste, Oriente y Suroeste atioqueños; Caldas y Barbosa; y Medellín.
En este momento se definieron los objetivos, territorios, fuentes, variables, categorías y las preguntas iniciales que orientarían la investigación. Se coincidió como Alianza de Organizaciones Feministas que los sentidos políticos del Informe continúan siendo la sensibilización, visibilización y denuncia de la grave situación de violación de Derechos Humanos que viven las mujeres frente a tres tipos específicos de violencia: la sexual, la intrafamiliar y la feminicida. De igual manera, se reafirmó el compromiso de continuar realizando incidencia en pro de políticas públicas, programas, proyectos y acciones que propendan por la garantía de los derechos de las mujeres. En relación con lo anterior, el estudio parte de la perspectiva feminista como horizonte teórico, político, epistemológico y ético de la investigación, retomando los
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El nivel del estudio es exploratorio-descriptivo y el tipo de investigación asumida fue la mixta, predominando la perspectiva cualitativa donde se recurre complementariamente a estrategias y fuentes de información cuantitativa. Según lo anterior, se retomaron fuentes primarias y secundarias de la siguiente manera: Para la construcción del capítulo 1 se consultaron fuentes cuantitativas y cualitativas que permitieran dar cuenta del comportamiento y situación actual de los homicidios y feminicidios de mujeres, de la
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violencia sexual y de la violencia intrafamiliar con énfasis en las relaciones de pareja, en los distintos territorios definidos. Las variables priorizadas para describir y analizar cada violencia fueron: número de casos, tasas, agresores, rango de edad y escenarios del hecho. En algunos tipos específicos de violencias se incluyeron variables como factor de vulnerabilidad, mecanismo causal o arma utilizada, zona de ocurrencia del hecho, estado conyugal y factor desencadenante de la agresión. Todas las anteriores desagregadas por sexo y territorios. Se acudió a instituciones de carácter estatal que ofrecen información estadística sobre el tema, como el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF), organismo del orden nacional cuya función principal es presentar los registros de todas las formas de violencias que ocurren en el país, por medio del cual se abordaron los registros de las tres subregiones que abarca el Informe, a saber: Nordeste, Suroeste y Oriente de los años 2015 y 2016, como también de los dos municipios que hacen parte del Valle de Aburrá, seleccionados para este caso, es decir, Barbosa y Caldas.
Por su parte, en la ciudad de Medellín, se tomó como base el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (SISC), para la recopilación de la información concerniente a homicidios de mujeres y presuntos feminicidios, como fuente oficial de la ciudad que reúne la información del Centro de Atención e Investigación Integral a las Víctimas de Delitos Sexuales (CAIVAS) y los Centros de Atención e Investigación Integral contra la Violencia Intrafamiliar (CAVIF), y en el que la Secretaría de Seguridad interviene como observador técnico. Así mismo, se consultó la información suministrada por el Sistema THETA, de la Secretaría de Gobierno, en el informe estadístico de violencia intrafamiliar que también alimenta el SISC como espacio exclusivo para el tratamiento, análisis y clasificación de las violencias ocurridas contra las mujeres en la ciudad. Para la construcción del capítulo 2 las fuentes fueron; nueve mujeres víctimas de violencias sexuales (cuatro de Medellín y cinco del municipio de Urrao) y servidores y servidoras públicas de diferentes sectores, que tienen competencia directa en la implementación de la ruta de atención de violencias según la ley 1257 del 2008.
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2. Producción y trabajo de campo Una vez localizada la información cuantitativa, se organizó en tablas y gráficos para visibilizar el comportamiento de cada territorio. En el procesamiento de la información, fue necesario acudir a la información del DANE para proyectar las tasas por cada cien mil mujeres, en relación con los períodos correspondientes a 2015 y 2016. Para la generación de información cualitativa se realizaron entrevistas semi-estructuradas, con las que se identificaron los obstáculos en la atención y en la protección de las mujeres víctimas de violencias sexuales. Una vez obtenida la información, se organizó teniendo en cuenta las fuentes y las categorías emergentes: emociones, territorialidad e institucionalidad. 3. Análisis de la información Después de organizada la información, se dio inicio al proceso de análisis, que en el capítulo 1 requirió de la comparación de datos según variables, años y territorios. También se incluyeron algunos aportes de literatura feminista como fuentes secundarias e informes nacionales e internacionales para lograr una mirada más amplia de la problemática.
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Es necesario aclarar, que para el análisis de la información cuantitativa se encontraron limitaciones que no contribuyeron a develar las características singulares y el comportamiento integral de las violencias contra las mujeres. Algunas de ellas fueron: • No hubo coincidencia en las cifras suministradas por las diferentes instituciones, e incluso dentro de una misma instancia, como el INMLCF se reportaron diferentes cifras en los ámbitos regional y nacional. • La variable sin información continuó siendo prevalente, impidiendo la visibilización, en muchos casos, del comportamiento específico del hecho violento. • Las variables y análisis de datos oficiales, aún no incorporaran el feminicidio como un tipo de violencia específico, lo que limita visibilizar su comportamiento. • Algunos municipios no reportan la información y no aparecen en las cifras oficiales. • Aunque el INMLCF ya incluye en su informe anual de Forensis un apartado exclusivo para visibilizar y analizar el
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comportamiento nacional de las violencias de pareja, éstas solo dan cuenta de los casos de violencia física, excluyendo otras expresiones de esta modalidad de violencia.
servidoras públicas en sus relatos, entrelazados con aportes de mujeres feministas, informes de derechos humanos y conocimiento teórico, permitiendo la comprensión y profundización en el tema.
En el capítulo 2, el análisis consistió en dar cuenta de recurrencias, convergencias y singularidades que plantearon las mujeres víctimas de violencias sexuales, servidores y
CONTEXTOS TERRITORIALES Nordeste antioqueño El Nordeste antioqueño está ubicado sobre la margen oriental de la Cordillera Central, al Suroeste de la serranía de San Lucas y entre los ríos Porce, Nechí, Nus y Alicante. Limita con las subregiones del Bajo Cauca, Magdalena Medio, Norte, Oriente y con el Valle de Aburrá. Esta subregión se encuentra conformada por 10 municipios que son: Amalfi, Anorí, Cisneros, Remedios, San Roque, Santo Domingo, Segovia, Vegachí, Yalí y Yolombó y cuenta con una extensión de 8.544 km2, ubicándose como la segunda
subregión más grande en extensión territorial del departamento de Antioquia después de Urabá. Según Planeación Departamental, el Nordeste está compuesto por tres zonas: · La Meseta, donde se encuentran los municipios de Anorí, Amalfi, Yolombó, Yalí y Vegachí · La Minera, conformada por Segovia y Remedios · El Nus, a la que pertenecen los municipios de Cisneros, San Roque y
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Santo Domingo. Una mirada a los procesos de configuración territorial permite ofrecer otra zonificación basada en la interpretación correlacionada de las motivaciones para el poblamiento, los lugares de procedencia de sus pobladores, la cultura aportada por ellos a la región para la adaptación y la transformación, entre otros elementos nodales para comprender el tipo de relaciones diferenciales que se tejieron entre los pobladores y el territorio, relaciones manifiestas en cinco diferentes zonas de intervención que evidencian particularidades en sus formas de relación con el medio (INER, 2007: 32): · La de impacto minero (Segovia, Remedios y su extensión hacia el Bajo Cauca). · La de bosques y reservas forestales (partes orientales de los municipios de
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Remedios, Yalí, Vegachí y Yolombó). · La de producción agropecuaria (parte de Remedios, Vegachí, Yalí, Yolombó y Amalfi, con exclusión de las áreas de estos municipios que hacen parte de las dos zonas anteriores) atravesada por la troncal del Nordeste como eje de articulación. · La de cañones (la extensión total de Cisneros, Santo Domingo y San Roque, ubicados en el cañón del río Nus, y sectores lineales de los municipios de Yolombó, Amalfi y Anorí, apostados a lo largo de la cuenca del río Porce). · La del altiplano de Anorí. Según la proyección poblacional del DANE, para el año 2016 la subregión estaba constituida por 188.153 habitantes, de los cuales 96.679 se proyectaban como hombres (51,4%) y 91.474 como mujeres (48,6%). Aunque no son grandes en número, en la subregión también se encuentran asentadas familias y comunidades indígenas, con 542 habitantes, raizales, con 10 habitantes, y afrodescendientes, con 13.253, según el Censo poblacional de 2005. La población indígena hace parte de la comunidad Embera Chamí y se encuentran ubicados en los municipios de: Anorí (30 personas), en Segovia (472 personas) y en Vegachí (36 personas).
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En lo que respecta a la economía, esta subregión cuenta con grandes extensiones de bosques naturales en los que abundan minerales, como el oro y la plata, convirtiéndose en la segunda región productora de oro del departamento.1 Es así como la explotación artesanal del oro, principalmente, se ha caracterizado por ser la base económica de muchas familias. No obstante, éste también ha sido un producto generador de grandes conflictos que le ha costado la vida y el desplazamiento a un gran número de campesinos y campesinas de la subregión. “Estos conflictos tienen su razón de ser en la lucha por el dominio de la explotación de riquezas naturales por parte de agentes externos a la región
(las grandes trasnacionales del oro), cuyos métodos se basan en el deterioro natural y en la expropiación de tierras a campesinos y campesinas, pues las minas ubicadas en esta subregión producen el 74% del oro del país” (Cahucopana, 2013: parr.4). La llegada de multinacionales para la extracción de estos recursos genera nuevos procesos de conflicto social, debido al cierre de la fuente de empleo para los mineros artesanales y al cambio en las dinámicas económicas de la región, pues su localización geoestratégica despierta el interés de multinacionales, empresas privadas y del Estado para la implementación de megaproyectos de minería, petróleo, hidroeléctricas y maderas.
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En contraste con la riqueza de recursos, el Nordeste antioqueño tiene al 41,8% de su población en la pobreza y al 8,41% en situación de miseria. A esto se suma la sobrecarga y precarias condiciones económicas de las mujeres, principales responsables del 38,5% de los hogares de la subregión, quienes sufren el mayor índice de desempleo y de informalidad laboral (Observatorio de Asuntos de la Mujer y Género, 2016). La pobreza extrema se refleja en la precaria presencia del Estado en temas cruciales para la comunidad, como
Sin embargo, estas actividades no son las que le aportan mayores recursos económicos al departamento: según datos de la Gobernación de Antioquia del 2015, en primer lugar están las actividades desarrolladas por establecimientos financieros, seguros, actividades inmobiliarias y servicios a las empresas, con un aporte de 23.456 millones de pesos; seguidas por las actividades de servicios sociales, comunales y personales, con un aporte de 15.705 millones de pesos, y por las actividades de comercio, reparación, servicio de restaurantes y hoteles, con un aporte de 14.757 millones de pesos; luego están: la construcción, que aporta 13.105 millones de pesos y la industria manufacturera con 12.726 millones de pesos. En último lugar está la exploración de minas y canteras con un aporte de 2.477 millones de pesos. Por otro lado, la actividad que más aporta al PIB de la región es la industria manufacturera, en particular la relacionada con alimentos, bebidas y tabaco con el 11,6%.
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obras públicas, salud, educación, crédito agrario y pecuario, administración de justicia, notariado y registro, en decir, una ausencia institucional a la par de una militarización de la vida campesina. En cuanto a la participación de las mujeres en la minería, se encuentra que en Colombia el empleo de las mujeres en esta actividad solo representa el 5% del total de empleos directos que se generan. De acuerdo con el Censo Minero, el 72% de las que trabajan en esta actividad económica, lleva a cabo labores operativas, realizadas en pequeñas minas sin el correspondiente título minero, es decir que las opciones de trabajo para las mujeres en este sector se encuentran enmarcadas en la pequeña minería artesanal, que oficialmente es nombrada y tratada como ilegal (Güiza, 2013). Sumado a esto, la actividad de las grandes empresas mineras ha implicado para las mujeres el despojo de las tierras y de sus territorios; la contaminación de los suelos, los ríos, el aire y del entorno. Este proceso en su conjunto, ha puesto en riesgo la seguridad alimentaria de ellas y de sus familias, debilitando su economía, ocasionando mayor desvalorización de su trabajo en este nuevo escenario de dependencia de la actividad
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minera en sus territorios. Además de la situación económica nombrada, hay un recrudecimiento del conflicto armado en la subregión, asociado a la implementación de estrategias de control social por parte de grupos armados que logran romper el tejido social, amedrentando a las comunidades para desarticular cualquier iniciativa campesina de organización en pro de la defensa y exigencia del respeto de los recursos ambientales y los derechos humanos. Las amenazas, la extorsión y los asesinatos también han generado en la subregión un desplazamiento forzado silencioso e invisible, pero continuo y dramático. Las bandas criminales y actores armados ilegales se disputan el lucro de las rentas legales e ilegales y el control territorial en torno a la explotación minera y los cultivos de uso ilícito, lo que provoca una espiral de violencias que afecta de diversas maneras a las y los pobladores. Actualmente, esta dinámica de control territorial por parte de actores armados se viene reconfigurando, debido a la desmovilización de grupos de las FARC-EP y, según narraciones de pobladoras y pobladores, al aumento de la presencia paramilitar o de
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grupos delincuenciales (Bacrim) ligados al narcotráfico. Las y los pobladores reclaman la ausencia del Estado en estos territorios y hablan del atraso e incumplimiento del Gobierno en los acuerdos y responsabilidades establecidos en el proceso de paz. Sumado a esto, se han incrementado las violencias focalizadas en organizaciones sociales, en defensores y defensoras de derechos humanos y en organizaciones reclamantes de tierras, lo que va configurando un escenario de genocidio, entendido como el exterminio sistemático a un grupo poblacional. Estas nuevas configuraciones y dinámicas territoriales tienen afectaciones particulares en las mujeres, quienes en un contexto de posacuerdo siguen padeciendo las violencias en sus cuerpos y en sus vidas. Cuando la violencia implica el asesinato de sus compañeros, ellas son amenazadas para que vendan las tierras a las empresas mineras; las mujeres rurales que habitan en zonas de explotación minera, como lo ha expuesto el informe de Naciones Unidas para Colombia, sufren una triple discriminación: por ser rurales y por ser mujeres y, en medio del conflicto armado, por ser víctimas, y quedar como madres jefas de hogar (PNUD, 2011: 15).
Por otro lado, el incremento de la criminalización y la estigmatización de las organizaciones sociales y de la protesta cívica, se ha constituido en una forma eficiente de negar el derecho al acceso a la justicia, implantando las amenazas y el miedo para acallar las voces de resistencia y garantizar el silencio. Así mismo, se han producido diversas estrategias para la desarticulación de las organizaciones sociales de las mujeres y, de esta forma, se han limitado las posibilidades de desarrollar acciones colectivas que permitan la reivindicación de los derechos de las mujeres, que están siendo vulnerados de manera permanente. No obstante, en esta subregión se encuentra activa una expresión del Movimiento Social de Mujeres llamada Colectivo de Mujeres del Nordeste, la cual está conformada por grupos, comités veredales y organizaciones de mujeres de los municipios de Anorí, Amalfi, Yolombó, Santo Domingo, Gómez Plata y algunas mujeres del municipio de Santa Rosa de Osos, ubicadas sobre el cañón del río Porce. Este Colectivo subregional de mujeres ha resistido durante 17 años las diferentes formas de violencias que se presentan en el territorio y ha llevado a cabo acciones y propuestas
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para lograr la paz territorial, una vida libre de violencias para las mujeres y la producción agroecológica. En el actual contexto del proceso de paz en el país, el Nordeste antioqueño es una subregión muy importante, ya que en ella se encuentra una de las zonas veredales transitorias de normalización, en la vereda Carrizal en límites entre Remedios y Segovia; y en Anorí hay una zona campamentaria en La Plancha. Estas zonas de concentración no tienen un tiempo de vigencia establecido; se sabe que los desmovilizados de las FARC estarán allí por 6 meses mientras se capacitan, hacen el tránsito a la vida civil y entregan todas las armas. Suroeste antioqueño El Suroeste antioqueño se encuentra localizado geográficamente entre las coordenadas 75° de latitud al sur en el municipio de Caramanta y 5° de longitud norte al oeste del municipio de Urrao, entre las vertientes de las cordilleras central y occidental que conforman el cañón del río Cauca y la cuenca del río San Juan. Limita al norte con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, al Oriente con los municipios
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de El Retiro, La Ceja y Abejorral, al occidente con el Urabá antioqueño (municipio de Vigía del Fuerte) y con el departamento de Chocó, y al sur con los departamentos de Risaralda y Caldas. Tiene una extensión de 6.513 km2, de los cuales el 26,6% corresponden a las áreas urbanas municipales y corregimentales. En relación al departamento, el Suroeste representa el 10,44% de la extensión territorial. La región del Suroeste está conformada por 23 Municipios, distribuidos en 4 zonas: · Zona del río San Juan, donde se ubican los municipios de Andes, Betania, Ciudad Bolívar, Hispania y Jardín. · Zona del río Penderisco, conformada por los municipios de Betulia, Concordia, Salgar y Urrao. · Zona del río Sinifaná, donde se encuentran los municipios de Amagá, Angelópolis, Fredonia, Titiribí y Venecia; · Zona del río Cartama conformada por Caramanta, Jericó, La Pintada, Montebello, Pueblo Rico, Santa Bárbara, Támesis, Tarso y Valparaíso.
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Según las proyecciones del DANE para el año 2016, el Suroeste cuenta con una población aproximada de 377.236 habitantes, donde el 49% (184.680) corresponde a mujeres y el 51% (192.556) a hombres. Según grupos étnicos, la mayoría de su población es mestiza, aunque existen aproximadamente 4.123 indígenas de las comunidades Embera-Chamí y EmberaKatío, 16 de la comunidad Raizal y 1 Room. Dicha población se ubica en 11 resguardos indígenas distribuidos en los municipios de Andes (1), Ciudad Bolívar (1), Jardín (1), Pueblorrico (1), Támesis (2), Urrao (3) y Valparaíso (2) y un título colectivo adjudicado a comunidades negras en el municipio de Urrao (Anuario Estadístico Gobernación de Antioquia, 2015). En lo que respecta a la dimensión económica, el Suroeste se ubica como la cuarta economía de mayor tamaño del departamento, con una participación en la producción antioqueña del 6%. Se evidencian cambios significativos en la vocación económica de la subregión, en donde los servicios representan el 30% del PIB, siendo el turismo la actividad más representativa. Las actividades agropecuarias, representan un 17,3% del PIB de la subregión, donde el sector agrario ocupa el primer lugar
entre las nueve subregiones del departamento con un área de 83.642 hectáreas cosechadas. La gran mayoría del terreno cosechado corresponde a cultivos permanentes, siendo el café, con el 72%, el cultivo más extenso. Los otros cultivos permanentes son el plátano, la caña, la naranja valencia, el banano y el mango. El sector pecuario está representado en un área que es 3,2 veces más grande que las extensiones de tierra utilizadas para la producción agrícola, situación que hace evidente el carácter extensivo de la explotación bovina en la zona. La minería representa el 3% del departamento y está constituida por la explotación carbón, poco tecnificada, en la cuenca de la quebrada Sinifaná y la explotación del oro, la cual cuenta ya con 173 títulos mineros autorizados, con una fuerte presencia de empresas multinacionales (González, 2015). En la actualidad, se presentan en la subregión fuertes presiones para el establecimiento de procesos de privatización de bienes como el agua y la tierra (alentados por la legislación ambiental estatal), para destinarlos a megaproyectos de microcentrales hidroeléctricas y a la gran minería de veta (explotación de minas de
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oro, plata, y sulfuros asociados), generando situaciones de desterritorialización, destierro, empobrecimiento y agudización del conflicto social y político. En coherencia con ello, “casi el 90% del territorio del Suroeste ha sido solicitado para la exploración y explotación minera. Actualmente existen 602 títulos mineros sobre la subregión y más de 74.088 hectáreas solicitadas” (Gutiérrez, 2013: parr.12). Las comunidades locales no han contemplado la minería como una alternativa económica y muchos pobladores y pobladoras se afirman en su vocación agrícola y biodiversa, y en seguir siendo la despensa productora de agua, oxígeno y alimento desde una visión de desarrollo sostenible. En lo que respecta a las mujeres, la subregión se caracteriza como el territorio donde existen más mujeres desempleadas en el departamento, con una tasa de “14,9 mujeres desempleadas por cada 100 económicamente activas a diferencia de 4,6 hombres en la misma subregión”, lo que limita su autonomía económica (Observatorio de asuntos de la mujer y género, 2015: 128).
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La Corporación Vamos Mujer hace presencia en este territorio por medio del acompañamiento y alianza establecida con la Asociación Subregional de Mujeres del suroeste (ASUBMUS). Oriente antioqueño El Oriente es la tercera subregión más poblada del departamento de Antioquia, después del Valle de Aburrá y Urabá, contando con 586.659 habitantes, según las proyecciones del DANE para el año 2016, de los cuales el 49,7% corresponden a mujeres con una cifra de 291.559 y el 50,3% a hombres con 295.100. Cuenta con una extensión territorial de 7.021 km2, limitando con las subregiones antioqueñas del Valle de Aburrá y el Nordeste, por el norte; con la subregión del Magdalena Medio, por el oriente; con la del Suroeste, por el occidente, y con el departamento de Caldas, por el sur. Está conformada por un total de 23 municipios, los cuales se consolidan a partir de 4 zonas que son:
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
Oriente Antioqueño Zonas Municipios Características Páramo Valle de Carmen de Viboral, El Retiro, El Los municipios de esta zona, en especial los más cercanos San Nicolás o Santuario, Guarne, La Ceja, La a Medellín, presentan los mejores niveles de desarrollo Altiplano Unión, Marinilla, Rionegro, San económico y social, producto de actividades comerciales, Vicente industriales, de servicios y fincas de recreo. En la zona nacen buena parte de los ríos que abastecen los embalses para generación hidroeléctrica, posee alta densidad vial y gran potencial turístico. Embalses El Peñol, Guatapé, San Carlos, La actividad principal es el turismo. Algunos de sus San Rafael, Granada, Concepción municipios han sido epicentro del conflicto armado de la y Alejandría. subregión. Páramo (Oriente Sonsón, Abejorral, Argelia y Zona rica en recursos naturales, posee economía basada en lejano) Nariño la agricultura, población eminentemente rural y mínimos niveles de desarrollo vial y de infraestructura de servicios. Afectada también por el conflicto armado. Bosques San Luis, Cocorná y San Zona rica en recursos naturales, al igual que la anterior, Francisco donde se combinan las actividades campesinas y extractivas del bosque con el comercio informal alrededor del eje vial de la autopista Medellín-Bogotá. Con afectaciones por el conflicto armado y bajos índices de desarrollo económico y social. Fuente: Instituto de Estudios Regionales (INER), Universidad de Antioquia “Oriente, Desarrollo regional: una tarea común Universidad-Región”, 2003, p.36.
De acuerdo a la caracterización de cada una de las zonas que conforman el Oriente antioqueño, puede afirmarse que la economía de esta subregión es diversa y desigual, privilegiando la zona del Valle de San Nicolás, donde se concentra la mayor parte de la población (65%), teniendo como principales actividades
económicas la industria, el comercio y los servicios y con presencia de instituciones de educación superior (Universidad Católica de Oriente, Universidad de Antioquia, Universidad EAFIT).
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Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
Con relación al departamento de Antioquia, el Oriente ha jugado históricamente un papel importante en el crecimiento y desarrollo económico; “según el Anuario Estadístico de Antioquia, la Subregión del Oriente le aporta un valor agregado a Antioquia de 10,78%, siendo la segunda Subregión que más aporta después del Valle de Aburrá con el 58,46%” (Plan Estratégico Oriente Antioqueño, 2010: 208). Esta importancia del Oriente en el departamento se ve reflejada a partir de los desarrollos y aportes que se realizan en diferentes sectores como el sector primario, donde el Oriente es considerado como la despensa agrícola de Antioquia por la significativa producción de hortalizas, frutales, leguminosas, tubérculos y otras. Dentro de los cultivos agroindustriales se destaca el floricultivo, el cual contribuye para que el departamento tenga una participación del 19% en la producción nacional de flores. En el sector industrial tienen relevancia los textiles, los cuales contribuyen un 30% a la producción nacional y otras producciones como los alimentos y bebidas, papel, pintura, cemento, maderas para la construcción, metalmecánico, químicos, vidrio, entre otros que se ubican principalmente en el corredor vial
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de la autopista Medellín-Bogotá. Asimismo, la subregión cuenta con seis embalses y cinco centrales hidroeléctricas que generan el 29% de la energía del país. Adicional a los anteriores, se encuentra el turismo, principalmente el ecológico, que debido a sus riquezas naturales, biodiversidad, embalses y sitios históricos genera diversos ingresos en la subregión (Propuestas programáticas y perfil político de los mandatarios de Antioquia 2012-2015: 253-255). Debido a su ubicación geoestratégica, también ha sido un territorio de disputa de diversos actores entre los que se encuentran las guerrillas, paramilitares, Estado, empresa privada y multinacionales. En las décadas de los 80 y los 90 el Oriente fue epicentro del conflicto armado y el desplazamiento forzado en el departamento de Antioquia. Los pobladores y pobladoras del territorio tuvieron que vivenciar la guerra, al encontrarse en medio de tomas guerrilleras, masacres, minado de territorios, confinamientos, bloqueos de la Autopista, entre otros. Asimismo, la población ha tenido que experimentar el despojo y el desplazamiento, productos de la implementación de las
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
hidroeléctricas, obligando al cambio de estilos de vida y acentuando la histórica desigualdad social de los municipios de la periferia. Todas estas situaciones no han sido ajenas a las comunidades, que a través del tiempo han fortalecido su capacidad organizativa para resistir y hacer presencia con propuestas y acciones, prueba de ello son las diversas organizaciones, grupos, corporaciones y movimientos ambientalistas, pacifistas, rurales, de víctimas y de defensa del territorio que existen en la actualidad. Dentro de estas formas organizativas las mujeres han tenido un protagonismo relevante y, por medio de articulaciones subregionales como AMOR (Asociación Regional de Mujeres del Oriente), han sido referentes de construcción y acción colectiva. En la actualidad, la Corporación Vamos Mujer hace presencia en el territorio del Oriente antioqueño, con el acompañamiento a las organizaciones de mujeres de los municipios de Marinilla, la Ceja, Sonsón, Argelia y Nariño, enfocándose en propuestas que permitan el mejoramiento de las condiciones de vida de las mujeres, en aportar a una vida libre de violencias y en la participación plena de las mujeres para la incidencia territorial.
Medellín, Caldas, Barbosa Como novedad del XV Informe de la Situación de Violación de Derechos Humanos de las Mujeres 2016, se amplía el análisis de cifras a los municipios de Caldas y Barbosa, obedeciendo al propósito de extender la cobertura territorial del Informe a las localidades donde los procesos de las Corporaciones que conforman la alianza de producción del mismo, han instaurado conocimientos y acompañamiento para la capacitación y empoderamiento social y político de las mujeres en períodos recientes. Medellín, Caldas y Barbosa son tres de los diez municipios que conforman el Área Metropolitana del Valle de Aburrá2 que suma un total de 3’312.165 habitantes,3 siendo Medellín el primero de ellos, Caldas el quinto y Barbosa el décimo; los cuales dan cuenta de una distribución poblacional que aporta una visión general de la región en gran escala (Medellín), mediana escala (Caldas) y pequeña escala (Barbosa), en lo que respecta a la observación del comportamiento de las 2
de Aburrá
Página Oficial del Área Metropolitana del Valle
3
Censo Oficial DANE 2005. Perfiles Departamentos y municipios
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Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
violencias basadas en género y los contrastes que emergen en territorios y poblaciones aledañas, marcadas por diversas prácticas económicas, industriales y comerciales, e inmersas en sutiles diferencias culturales y sociales.
Según este mismo informe, el municipio del Área Metropolitana del Valle de Aburrá con mayor población rural es Barbosa, con el 54%, distribuida en 57 veredas y dos corregimientos, lo que promueve una vocación principalmente agroindustrial.
Según el informe del perfil socioeconómico de Medellín y el Valle de Aburrá del 2008, realizado por la Cámara de Comercio de Medellín,
Históricamente Barbosa ha estado relacionado con la producción de panela y la siembra de caña de azúcar; cuenta con una importante riqueza hídrica y se destaca por el asentamiento de la principales empresas productoras de papel del país. Posee una localización estratégica y privilegiada a nivel de infraestructura vial, que le permite enlazarse con gran parte del territorio Antioqueño.
el Valle de Aburrá tiene una extensión de 1.152 Km2, y de estos, 340 son suelo urbano y 812 son suelo rural. Según las proyecciones de población para 2015, el total de los diez municipios del Valle de Aburrá es de 3.597.988 habitantes. La población del Valle de Aburrá prácticamente duplicó su representatividad departamental en la última mitad del siglo XX al pasar del 32% a casi el 60%, lo que muestra el atractivo del Valle de Aburrá como sistema urbano metropolitano complejo. (AMVA, 2007)4
4
http://www.metropol.gov.co/Planeacion/ DocumentosAreaPlanificada/Plan_Metropoli_2008_2020.
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Barbosa cuenta actualmente con una población de 42.537 habitantes, siendo ésta la décima aglomeración urbana del área metropolitana del Valle de Aburrá. De acuerdo con las cifras presentadas por el DANE en el censo del 2005, se estima una densidad poblacional de aproximadamente 206 habitantes por kilómetro cuadrado. El 49,2 % de la población son hombres y el 50,8 % pdf, página 29.
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
mujeres5 y hay una tasa de analfabetismo del 8,6% en la población mayor de 5 años de edad. De acuerdo con la misma fuente, el municipio de Caldas cuenta con una población de 67.372 habitantes, siendo ésta la quinta aglomeración urbana del área metropolitana del Valle de Aburrá, de los cuales el 48,5% de son hombres y el 51,5% son mujeres,6 es decir que su densidad poblacional es de aproximadamente 150 habitantes por kilómetro cuadrado. La tasa de analfabetismo del municipio es del 5,8% en la población mayor de 5 años, cuenta, además, con una vocación económica en transición, que según el Plan Educativo Institucional 2015-2024, se ha transformado en función de la configuración de la economía local, pasando de actividades agrícolas, pecuarias y artesanales a otras de tipo comercial y de servicios, lo que imprime nuevas dinámicas en su estructura social y cultural. En términos generales, el crecimiento del municipio está intrínsecamente relacionado con el proceso de expansión de la urbanización y del comercio, lo que ha generado fragmentación
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Información general del municipio de Barbosa Información general del municipio de Caldas
predial y descomposición de la economía rural, significando un cambio trascendental en la configuración espacial de la economía local, donde las actividades agrícolas, pecuarias y artesanales se ven subordinadas, en el perímetro urbano, por aquellas de tipo comercial, fundamentalmente por el sector servicios, y en menor medida por la industria. (Plan Educativo Municipal, 2015: 36)
Medellín es la capital de Antioquia; en la escala poblacional del Área Metropolitana y teniendo en cuenta las proyecciones del DANE 2005-2020,7 posee una población total de 2’486.723 habitantes, de los cuales 1’316.499 son mujeres y 1’170.224 hombres. Cuenta con 1,2% de población rural, lo que supone un contraste interesante especialmente en los contextos municipales de Barbosa y Caldas, en lo que respecta a las dinámicas asociadas con el objeto de análisis de este informe, desde la condición y posición de las mujeres en el espectro de las violencias contra ellas. 7
Consultado el 12 de junio de 2017
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La ciudad ha sido tradicionalmente reconocida por su vocación industrial y comercial, sin embargo, es frecuente reconocer una nueva tendencia en su desarrollo económico, orientada a la prestación de servicios y al turismo que se robustecen por su carácter de centralidad regional para buena parte del departamento, al atender población de otras regiones del país (AMVA, 2007: 31). Se estima que en el 2016 el turismo tuvo un aumento del 24% con respecto al 2015, según reportes de la Alcaldía de Medellín.8 Por otro lado, de acuerdo con el informe del perfil socioeconómico de Medellín y del Valle de Aburrá, realizado por la Cámara de Comercio en el 2008, el principal renglón de la economía de la ciudad es la industria con el 23%; le siguen el comercio, la actividad hotelera y de restaurantes con el 13%. Sin embargo, es importante destacar que la ciudad vive una tendencia a la tercerización de la economía y una tasa de desocupación del 11,2, frente a la nacional que se encuentra en 10,4 (AMVA, 2011).
8
http://medellinconventionbureau.com/noticias/ medellin-crecio-seis-veces-mas-que-el-mundo-en-llegadade-extranjeros/
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CAPÍTULO UNO M U J E R E S , T E R R I T O R I O S V I O L E N C I A S
Y
LA SITUACIÓN DE VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES EN LOS TERRITORIOS: HOMICIDIOS,
PRESUNTOS FEMINICIDIOS, VIOLENCIA SEXUAL Y INTRAFAMILIAR CON ÉNFASIS EN VIOLENCIA DE PAREJA
VIOLENCIA
Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
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HOMICIDIOS DE MUJERES Y FEMINICIDIOS: UNA DIFERENCIACIÓN NECESARIA
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El término feminicidio tiene sus desarrollos a partir del concepto femicide, el cual significa asesinato de una mujer y es utilizado por primera vez por Diana Russell en 1976, al testimoniar ante el Tribunal Internacional sobre Crímenes en contra de las Mujeres. Russell comprende el femicidio no solo como el asesinato de una mujer, sino que resalta su condición de género como principal motivación para que se presente este hecho. Dicho de otro modo, el femicidio son los asesinatos a mujeres cometidos por hombres solo por el hecho de ser mujeres. Según Russell este tipo de asesinatos tendrían como finalidad reforzar la dominación masculina y a modo de terrorismo, mantener a las mujeres sometidas y oprimidas (Russell, 2001; En: Sánchez, 2010).
mirada hacia la responsabilidad que tiene el Estado, en tanto no garantiza condiciones de seguridad para las mujeres y mantiene una estructura judicial misógina que normaliza y tolera la violencia contra ellas.
Marcela Lagarde, feminista latinoamericana desarrolla el concepto de feminicidio a partir del trabajo de Diana Russell, Jill Radford y el estudio de los asesinatos de mujeres en la Cuidad de Juárez, México, ampliando la
De acuerdo con lo anterior, el feminicidio es un crimen de Estado, que se presenta como eslabón final de un continuum de violencias contra las mujeres que van desde las simbólicas, verbales, psicológicas,
[…] hay condiciones para el feminicidio, esta puede ser cuando el Estado (o algunas de sus instituciones) no da las suficientes garantías a las niñas y a las mujeres y no crea condiciones de seguridad que garanticen sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento. Más aún cuando las autoridades no realizan con eficiencia sus funciones. (Lagarde, 2012: 217)
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
físicas, sexuales, económicas, hasta llegar al feminicidio. Aunque en la actualidad ambos términos continúan en construcción y debate, se puede decir que su uso contribuye a desarticular sistemas de creencias y a develar “el carácter político y social de las violencias contra las mujeres e interpretar dichos crímenes en contextos de opresión y subordinación entre varones y mujeres en el ámbito público y en el privado y determinar la responsabilidad del Estado” (Sánchez, 2010: 21). A partir del 2011, con la construcción de los informes: Los Feminicidios en Medellín un asunto público, Feminicidios: violencias, familia y género, y Feminicidios: No hay crímenes pasionales, hay crímenes de odio, las corporaciones Vamos Mujer y Mujeres que Crean se centraron en identificar y analizar las cargas simbólicas, culturales y políticas que hay detrás de los asesinatos de mujeres en Medellín. En estos informes se empezó a liderar el proceso de nombrar, visibilizar, enunciar y denunciar que los asesinatos de mujeres tienen que ser analizados,
investigados y judicializados desde un enfoque de género, revelando que hay asesinatos que ocurren en el marco de situaciones violentas donde la víctima es una mujer independiente de su vínculo o posición jerárquica con el agresor, pero también hay asesinatos que suceden por el hecho de ser mujeres, tipificados como feminicidios, producto de relaciones machistas y desiguales, donde las mujeres son asesinadas por incumplir con el rol biológico asignado culturalmente, por decidir una separación de pareja, por denunciar actos de violencia física o sexual, por resistirse a relaciones hegemónicas, por presunta infidelidad, y en general, por razones que obedecen a la estructura patriarcal que relega a las mujeres a obedecer los deseos de sus parejas sentimentales y al salirse de ese patrón, los victimarios se creen con el legítimo derecho de terminar con las vidas de las mujeres. (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la Vida Mujeres que Crean, 2016: 13)
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En la literatura feminista es posible encontrar diversas clasificaciones del feminicidio de acuerdo al agresor y a las circunstancias o motivaciones del hecho; algunas de ellas son: Feminicidio íntimo: hacen parte de esta categoría aquellos asesinatos cometidos por hombres con quien la víctima tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia, o afines a éstas. Feminicidio no íntimo: enmarca a los asesinatos cometidos por hombres con quien la víctima no tenía una relación íntima, familiar, de convivencia, o afines a éstas. Frecuentemente el feminicidio no íntimo involucra el ataque sexual a la víctima. Feminicidio por conexión: con esta categoría se hace referencia a las mujeres que fueron asesinadas en la línea de fuego de un hombre tratando de matar a otra mujer. Este es el caso de las mujeres parientes, niñas u otras mujeres que trataron de intervenir o que simplemente fueron atrapadas en la acción feminicida (Carcedo, 2001; En: Sánchez, 2010: 21).
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Así mismo, se podría clasificar como feminicidios por conexión a aquellos asesinatos de mujeres que realizan hombres a parientes cercanas de una mujer con la que tiene o tuvo alguna relación íntima y que el motivo de dicho asesinato fuere generar daño o venganza. Feminicidios por ocupaciones estigmatizadas: muerte violenta de mujeres a manos de un hombre por desempeñarse en ocupaciones que aumentan su vulnerabilidad (bailarinas, meseras, trabajadoras sexuales). Feminicidio sexual: asesinatos violentos de mujeres cometidos por hombres, asociados a la violencia sexual, homicidios precedidos de violación, incluidos los cometidos en el contexto del conflicto armado. Feminicidio de Estado: se presenta cuando éste no garantiza la vida y la seguridad de las mujeres. A lo que se le sumarían los secuestros, la desaparición forzada, la trata de mujeres y los abortos clandestinos, en los que se evidencia complicidad entre el patriarcado y el
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
Estado (Forensis, 2009; En: Corporación Vamos Mujer y Corporación para la Vida Mujeres que Crean, 2012: 65) En Colombia gracias, en gran medida, a la presión, denuncia y visibilización de esta problemática por parte del Movimiento Social de Mujeres, se logra tipificar el feminicidio como delito autónomo en el año 2015 a través de la Ley 1761, denominada Ley Rosa Elvira Cely, la cual según el artículo 2 define el feminicidio como el asesinato de una mujer, por su condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género, poniendo como marco la ocurrencia de las siguientes situaciones o circunstancias: a) Tener o haber tenido una relación familiar, íntima o de convivencia con la víctima, de amistad, de compañerismo o de trabajo y ser perpetrador de un ciclo de violencia física, sexual, psicológica o patrimonial que antecedió el crimen contra ella. b) Ejercer sobre el cuerpo y la vida de la mujer actos de instrumentalización de género o sexual o acciones de opresión y dominio sobre sus decisiones vitales y su sexualidad. c) Cometer
el delito en aprovechamiento de las relaciones de poder ejercidas sobre la mujer, expresado en la jerarquización personal, económica, sexual, militar, política o sociocultural. d) Cometer el delito para generar terror o humillación a quien se considere enemigo. e) Que existan antecedentes o indicios de cualquier tipo de violencia o amenaza en el ámbito doméstico, familiar, laboral o escolar por parte del sujeto activo en contra de la víctima o de violencia de género cometida por el autor contra la víctima, independientemente de que el hecho haya sido denunciado o no. f) Que la víctima haya sido incomunicada o privada de su libertad de locomoción, cualquiera que sea el tiempo previo a la muerte de aquella.
Además de lo anterior, esta ley pone como énfasis el principio de la debida diligencia del Estado para adelantar las investigaciones y juzgamiento del delito, y ordena a las entidades territoriales poner en efectivo funcionamiento los mecanismos de protección, atención y asistencia médico legal para las mujeres víctimas de violencia de género.
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Para avanzar en la prevención y protección, la Ley establece la obligatoriedad de incorporar en la malla curricular de las Instituciones Educativas la perspectiva de género y la formación a servidores y servidoras públicas para que adquieran competencias en el tema. Así mismo, establece la adopción de un sistema nacional de estadísticas sobre violencias basadas en género que permitan recopilar datos que contribuyan a la implementación de políticas públicas y reparación de las víctimas. A dos años de la promulgación de dicha Ley, se observan pocos avances. Prueba de ello es que aún no es posible obtener información estadística precisa de fuentes oficiales que permitan determinar la situación actual de los feminicidios en el país y que incluso, servidores y servidoras públicas no hayan incorporado el concepto a sus dinámicas laborales. Al acercarse a la información brindada por fuentes oficiales se deduce fácilmente que aún no es perceptible una intencionalidad política de nombrar y visibilizar los feminicidios en los diferentes sistemas de información y en las variables para analizar los datos.9 Las 9
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Vale destacar que la Comisión Primera del Consejo
instituciones encargadas del tema justifican sus incipientes avances señalando que no es un asunto de su competencia, a pesar de que la Ley es clara en señalar sus responsabilidades. Al respecto Medicina Legal afirma: La definición de homicidio aplicada por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses - INMLCF, desde el punto de vista médico legal es “El que matare a otro” (Artículo 103, Cap. II, Código Penal Colombiano - Ley 599 de 2000); de forma intencional o no intencional. Es importante anotar que cuando se clasifica un caso en este ítem no se trata de tipificar un delito, ni de hacer juicios de valor o de responsabilidad ya que esto es competencia de la autoridad. (Oficio No. 427 GCRNVSSF-2017)
Teniendo en cuenta lo anterior, en el presente estudio se hace referencia a la categoría de homicidios de mujeres debido a la carencia de información que no permite diferenciarlo de Seguridad Pública de las Mujeres en Medellín realiza un análisis permanente de los asesinatos de mujeres para identificar cuáles de ellos se tipifican como feminicidios.
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de manera confiable del feminicidio. No obstante, en algunos análisis según tipo de agresores, se visibilizan algunos de los casos de feminicidio.10 1.1 Una aproximación a los homicidios de mujeres y los feminicidios en Colombia y Antioquia A pesar de los avances legislativos de diversos países frente a las violencias contra las mujeres y, en algunos, de la tipificación del feminicidio, se puede plantear que el panorama aún es desalentador, debido a que “a nivel mundial, aproximadamente el 38% de los homicidios que ocurren en las mujeres son cometidos por sus parejas masculinas; en comparación, solo el 6% de los homicidios en los hombres son cometidos por sus parejas femeninas” (OMS; En: Forensis, 2015: 77). En comparación con el panorama nacional, según los informes de Medicina Legal de 2015 y 2016, Antioquia es el segundo departamento más violento del país, evidenciado en las 10
Aunque se tiene información acerca de los homicidios de mujeres según las circunstancias del hecho, dicha información no es concluyente para determinar los casos de feminicidios, debido a que la subcategoría más prevalente es la de sin información.
cifras que hablan de 1.666 y 1.611 homicidios cometidos en cada año respectivamente. Según la tasa por cien mil habitantes, Antioquia se ubica en los puestos 11 para el año 2015 y 10 para el 2016. En cuanto a los municipios que presentaron la mayor tasa de homicidios del país, Antioquia encabeza la lista en 2015 con Briceño (195,36) en primer lugar y Segovia en el quinto (144,37). Así mismo, debe tenerse en cuenta que en Colombia los homicidios son un fenómeno de concentración urbana, especialmente en las ciudades más importantes del país, donde Medellín se ubica en el tercer puesto con 497 y 545 homicidios en los años 2015 y 2016 respectivamente (Forensis, 2015; Forensis, 2016). Con relación a los homicidios de mujeres en el país, se identifica un aumento de 27 casos en el año 2016, pasando de 970 a 997 casos. Dicho aumento es consecuente, como puede verse en la Tabla No. 1, con la agudización de los feminicidios íntimos11 como expresión de odio y dominación hacia las mujeres. 11
Como se explicó anteriormente, los feminicidios íntimos hacen referencia a los asesinatos de mujeres cometidos por hombres con quienes la víctima tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia, o afines a éstas.
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Tabla 1. Homicidios de mujeres en Colombia según presunto agresor 2015-2016 Presunto Agresor Pareja / Expareja Familiar Amigo(a) Desconocido Conocido Miembros de fuerzas armadas, de policía, de policía judicial y servicios de inteligencia Delincuencia común Miembro de un grupo de la delincuencia común organizada Miembro de grupo alzados al margen de la ley Otro Total
No. homicidios de mujeres 2015 114 31 7 210 19
No. homicidios de mujeres 2016 128 32 7 205 38
28 12
14 15
1 4 1 427
8 4 0 451
Fuente: Forensis 2015 y forensis 2016
El comportamiento de los homicidios de mujeres en Antioquia, visibiliza que las tres subregiones donde se presentó el mayor número de casos son en su orden: el Valle de Aburrá, el Suroeste y el Oriente.12 No resulta una sorpresa que estos territorios se destaquen en el número de casos, debido, entre otros 12
Para determinar cuál es la subregión más afectada por este tipo de violencia es necesario ubicar las tasas de cada subregión.
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asuntos, a las características poblacionales, las cuales ubican al Valle de Aburrá como la subregión más poblada del departamento, al Oriente como la tercera y al Suroeste como la cuarta. Es decir, un análisis rápido podría indicar que a mayor población, mayor número de casos, sin embargo, de ser así, el comportamiento de la subregión del Urabá tendría que ser más representativo, debido al lugar que ocupa en Antioquia como segunda
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subregión más poblada. Lo anterior introduce otro análisis que tiene que ver con las dinámicas económicas, sociales y culturales de estos tres territorios, que se caracterizan por ser subregiones que aportan significativamente a la economía antioqueña, siendo referentes de desarrollo, innovación y turismo. De acuerdo con lo anterior, el fortalecimiento del sistema económico capitalista neoliberal en los territorios mencionados, ha significado mayor riesgo o vulnerabilidad para las mujeres frente a las violencias basadas en género. Al respecto, Rita Laura Segato (2017) explica cómo el proyecto histórico del capitalismo ha ido acabando con la compasión, la empatía, los vínculos, el arraigo local y comunitario, y todas las formas de sustentar entramados colectivos sólidos para imponer valores y prácticas individualistas, indiferentes e incluso tolerantes con las violencias.
humana y entrenar a las personas para que consigan ejecutar, tolerar y convivir con actos de crueldad cotidianos. (parr.10)
Sumado a lo anterior, “el crimen y la acumulación de capital por medios ilegales dejó de ser excepcional para transformarse en estructural y estructurante de la política y de la economía” (Segato, 2017: parr.8). De esta forma, la profundización de un sistema económico des-humanizado y deshumanizante que como rapiña hace uso de los territorios y de los cuerpos de las mujeres, se encuentra en la raíz de la explicación del comportamiento de los asesinatos de las mismas en los territorios de Antioquia.
En esta fase extrema y apocalíptica en la cual rapiñar, desplazar, desarraigar, esclavizar y explotar al máximo son el camino de la acumulación, esto es, la meta que orienta el proyecto histórico del capital, es crucialmente instrumental reducir la empatía
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Gráfico 1. Homicidios de mujeres, según años y subregiones de Antioquia
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SIRDEC, publicado en Foresis 2015 y Forensis 2016. Para el caso de las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente, se toma la información del Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, Fecha consulta: 15/Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer. Es necesario aclarar que el total de homicidios de mujeres en Antioquia para el año 2016 no coincide con el dato oficial presentado en el informe Forensis del mismo año, debido a que se existen inconsistencias en la fuente de Medicina Legal, pues en los datos suministrados por el Centro de Referencia Regional del Noroccidente los municipios del Peñol y La Unión aparecen con un caso cada uno, mientras que en la publicación oficial aparecen con cero. Para esclarecer la situación, se indagó en la Web y se encontró una nota de prensa de RCN Radio que da cuenta de un asesinato de una mujer en el municipio del Peñol en el 2016. Esta situación hace que se estimen los dos casos antes mencionados.
Si se analizan los homicidios de las mujeres según las tasas, se evidencia que la subregión donde las mujeres son más vulnerables a los homicidios en 2016 es el Suroeste, donde por
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cada cien mil mujeres asesinan a 8,12. Las subregiones que le siguen en afectación son Magdalena Medio y Occidente.
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Gráfico 2. Tasa de homicidios de mujeres en Antioquia 2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SIRDEC, Fecha consulta: 02/ Enero/2017. Para el caso de las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente, se toma la información del Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, Fecha consulta: 15/Febrero/2017. Notas: Tasas calculadas con base en las proyecciones de población del DANE para el año 2016. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Con el propósito de profundizar en el comportamiento de los homicidios de mujeres en los territorios donde la Corporaciones Vamos Mujer y la Corporación Para la Vida Mujeres que Crean desarrollan su trabajo e incidencia, a continuación, se realiza un
análisis comparativo teniendo como referencia los años 2015 y 2016 en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente, la ciudad de Medellín y los municipios de Barbosa y Caldas.
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Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
1.2. Situación de los homicidios de mujeres y feminicidios en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueño. Gráfico 3. Homicidios de mujeres según subregiones, casos y tasas
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIRDEC, fecha consulta: 15/Febrero/2017. Notas: Tasa calculadas con base en las proyecciones de población del DANE para el año 2016. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Durante los años 2015 y 2016 se cometieron 88 homicidios de mujeres en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueño. El comportamiento de este tipo de violencia presentó una variación en estos años, donde se evidencia que la subregión más afectada en el 2015 es el Nordeste con una tasa de 16,52, mientras que en el año 2016 fue el Suroeste con una tasa de 8,15; aunque esta última no fue la subregión más afectada en ambos años, sí aportó el mayor número de casos con un total de 39 de los 88 asesinatos de mujeres presentados en las tres subregiones. Dicho de otro modo, el 44% del total de los asesinatos
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de mujeres de las tres subregiones, ocurrieron en el Suroeste. Según el número de casos, se evidencia que hay un aumento de los homicidios de mujeres en las tres subregiones en el año 2015, siendo el Oriente antioqueño el más afectado con 8 casos más respecto al año anterior. Para el año 2016, se visibiliza una disminución de los casos en las tres subregiones, siendo el Nordeste la que presenta la disminución más significativa con una diferencia de 11 casos en relación al año anterior.
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
Tabla 2. Aumento y disminución de casos de homicidios de mujeres en Nordeste, Suroeste y Oriente de Antioquia 2015-2016 Subregión Nordeste
Aumento casos 2015 2
Disminución casos 2016 11
Suroeste
7
9
Oriente
8
4
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIRDEC, fecha consulta: 15/Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Según los municipios donde se presentaron los asesinatos, la subregión más insegura para las mujeres es el Suroeste, en donde en 16 de los 23 municipios que la conforman, hubo al menos un asesinato de una mujer entre los años 2015 y 2016. En Oriente los homicidios de mujeres se presentaron en 13 municipios de los 23 que lo conforman y en Nordeste en 5 de 10. Los municipios con mayor número de casos, según la suma de ambos años fueron en su orden Segovia (10), Rionegro (10), Salgar (6) y Urrao (5). Según el gráfico 4 (véase a continuación), continúa siendo difícil determinar quiénes son los responsables de los homicidios de mujeres
por la falta de información, lo que evidencia pocos avances en materia de investigación de este delito y una alta impunidad, a pesar de las exigencias de la Ley 1761 del 2015. No obstante, con la información obtenida se puede manifestar que los principales victimarios de los homicidios de mujeres en las tres subregiones durante los años 2015 y 2016 corresponden a desconocidos con un total de 18 casos. Las parejas o exparejas de las víctimas ocupan el segundo lugar como presuntos responsables con 12 casos, y en un tercer lugar se ubican las fuerzas militares y la categoría “otros” con 6 casos cada uno.
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Gráfico 4. Homicidios de mujeres según presunto agresor, año y subregión
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIRDEC, fecha consulta: 15/Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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Analizando la información de los victimarios se puede plantear que 14 asesinatos se enmarcaron en la categoría de feminicidios de tipo íntimo, donde los principales responsables fueron las parejas o exparejas de las víctimas. En los dos casos restantes los agresores fueron el padre y un amigo. Mientras que en 8 casos los responsables fueron actores armados, donde las fuerzas militares del Estado aparecieron como los principales victimarios con 6 casos (ocurridos todos en la subregión Nordeste). En este sentido, se puede afirmar que el
comportamiento de los homicidios de mujeres en el Nordeste ha variado fundamentalmente por la disminución de la actividad bélica del Estado, lo que podría estar relacionado, aunque es prematuro asegurarlo, con el cese bilateral al fuego, producto de los acuerdos de Paz entre el Gobierno y las FARC-EP, mientras que el comportamiento de las subregiones del Suroeste y el oriente, devela, según el presunto agresor, aumentos en las muertes de mujeres por causas machistas y misóginas.
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Tabla 3. Homicidios de mujeres según rangos de edad y subregiones 2015-2016 Rango de edades 0-9 10-17 años 18-25 26-35 36-45 46-55 56-65 Más de 65 Total
Nordeste 2015 2016
Suroeste 2015 2016
0 2 6 4 2 0 0 1
0 0 1 2 0 1 0 0
1 6 5 9 2 1 0 0
2 2 3 2 4 2 0 0
15
4
24
15
Oriente 2015 2016 0 1 3 1 4 6 6 2 0 1 1 1 2 0 1 1 17
13
Total 4 14 25 25 9 6 2 3 88
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIRDEC, fecha consulta: 15/Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
La cuota más alta de mujeres asesinadas en las tres subregiones, la representan las jóvenes en un rango de edad entre los 18 y los 35 años, sin embargo, se observa que en el Oriente y en el Suroeste durante los dos años se cometieron 4 homicidios a niñas entre los 0 y los 9 años
(primera infancia), así como en la región del Nordeste y el Oriente se presentaron 5 asesinatos de mujeres mayores de 56 años (adultas mayores), evidenciando que los homicidios de mujeres no excluyen ninguna edad o momento vital.
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Gráfico 5. Homicidios de mujeres según mecanismo causal en Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueños 2015-2016 estrangulamiento, ahogamiento, sofocación o confinamiento) con otros 7 casos. Con relación a los tres últimos, se devela que 36 asesinatos de mujeres tuvieron como características ser lentos y dolorosos. Llama la atención que en la subregión del Nordeste se presentaron 4 casos donde se utilizaron explosivos como mecanismos para asesinar a las mujeres, categoría que comprende minas antipersonales, granadas Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIRDEC, fecha consulta: 15/Febrero/2017. Procesó: Corporación u otro tipo de artefactos, que en Vamos Mujer. el caso Colombiano son armas El mecanismo más recurrente para el generalmente utilizadas en el marco de la asesinato de las mujeres fue el proyectil de violencia sociopolítica. arma de fuego, con 48 casos durante el 2015 Las mujeres más vulnerables a los asesinatos y el 2016, dejando ver que el porte y uso en las tres subregiones fueron las campesinas ilegal de armas en el país continúa sin una rurales, observándose de acuerdo a las efectiva vigilancia y control por parte del zonas donde se presentaron los hechos, 39 Estado. En segundo lugar se ubicaron los casos. Según lo anterior, los escenarios más homicidios causados por arma blanca con un inseguros para las mujeres en los años 2015 total de 22 casos y en tercer lugar, están los y 2016 fueron los espacios terrestres al aire contundentes con 7 casos y los generados por libre; el bosque, los potreros, la montaña, el mecanismo de la asfixia (ahorcamiento, la playa, etc., con 13 casos, seguidos de la vivienda con 12 casos.
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Tabla 4. Homicidios de mujeres según zona del hecho y subregiones 2015-2016 Zona del hecho
Nordeste
Suroeste
3
10
Oriente 10
Total 23
0 11 0 14
1 16 0 27
0 12 0 22
1 39 0 63
Cabecera municipal Centro poblado (corregimiento, inspección de policía y caserío) Parte rural (vereda y campo) Sin información Total
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SIRDEC, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Tabla 5. Homicidios de mujeres según escenario del hecho y subregiones 2105-2016 Escenario del hecho Calle (autopista, avenida, dentro de la ciudad) Carretera (fuera de la ciudad) Espacios acuáticos al aire libre (mar, río, arroyo, humedal, lago, etc.) Espacios terrestres al aire libre (bosque, potrero, montaña, playa, etc.) Establecimientos de expendio de comidas (restaurantes, asaderos, salsamentarias, etc.) Otros Vehículo servicio público Vivienda Zonas de actividades agropecuarias Sin información Total
Nordeste 2015-2016
Suroeste 2015-2016
Oriente 2015-2016
1 0
0 0
3 4
4 4
1
0
1
2
6
4
3
13
0 0 0 1 0 5 14
1 0 0 8 4 10 27
0 1 1 3 1 5 22
1 1 1 12 5 20 63
Total
Fuente: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres (SIRDEC), Fecha consulta: 02/ Enero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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1.3 Situación de homicidios de mujeres y presuntos feminicidios en Medellín Las variables analizadas para Medellín fueron: tasa y número de homicidios, sexo, presuntos agresores, tipos de armas o mecanismos causales, zonas de los hechos, escenarios y edades de las víctimas, teniendo en cuenta la información de 2015 y 2016. El cálculo de las tasas se hizo con base en el número de víctimas anuales por cada cien mil mujeres.
El SISC, fuente principal de los informes anuales de la situación de violación de derechos humanos de las mujeres en Medellín, obtiene, de los organismos de seguridad y de justicia, la información procesada y analizada y la clasifica por categorías, entre ellas, el sexo de las víctimas mortales. El reporte analizado refiere los casos oficiales recopilados dentro del periodo de tiempo comprendido entre el 1 de enero al 31 de diciembre de 2016.
Tabla 6. Número total de homicidios y tasa según sexo en Medellín 2015-2016
Mujeres
casos 46
2015 % 9,3
Tasa 3,49
Hombres Total
450 490
90,7 100%
38,45 41,94
casos 37
2016 % 6,9
Tasa 2,83
498 535
93,1 100%
42,9 45,73
Diferencia en tasa entre años (-) disminuye, (+) aumenta - 0,66 +4,45 +3,79
Fuente: Concertación INML, SIJIN, CTI, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín, Alcaldía de Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016.
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De acuerdo con la información presentada en la tabla anterior, en el 2016 se reportó una disminución en la tasa de homicidios a mujeres con respecto al año anterior, con una tasa de 2,83 mujeres asesinadas por cada cien mil, mientras que en el 2015 la tasa fue de 3,49. Por otro lado, en la tasa de homicidios
a hombres hay un aumento, pasando de 38,4 en 2015 a 42,9 en 2016, comportamiento relacionado con enfrentamientos entre bandas criminales en disputa por las rentas del microtráfico, la extorsión, y la delincuencia común que se evidenciaron en la ciudad (El Tiempo, 16 agosto de 2016).
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Tabla 7. Número de homicidios según presunto agresor y sexo de la víctima en Medellín 20152016 según proyecciones del INMLCF
Fuente: INMLCF, Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016), en contraste con la fuente: Concertación INML, SIJIN, CYI, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad de Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean. * Para esta tabla se toma como base la información suministrada por el INMLCF dado que la variable “presunto agresor” no está incluida dentro de las modalidades de análisis proporcionadas por el SISC. De igual manera el número de víctimas relacionado para 2016 por Medicina Legal en Medellín, 2016, es de 38 y discrepa de la presentada por el SISC para el mismo año con 37. ** De igual manera se encuentra una cifra diferente en cuanto al número de casos de violencia mortal contra las mujeres presentados por el INMLCF en 2015, con 44 casos, frente a 46 casos presentados por el SISC para el mismo año, lo mismo que para la cifra de casos masculinos en 2016, que Medicina Legal expone con 453, mientras el SISC presenta con 450 casos.
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Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
Teniendo en cuenta el tipo de agresores en los homicidios de mujeres, en Medellín predomina la variable sin información, con 19 casos en 2016 (50%), mientras que en 2015 se registraron 16 casos (36,3%), que pueden ser indicativo de algunas dificultades relacionadas con la recolección de información por parte de los organismos competentes. Sigue, en orden de prevalencia, la variable pareja o expareja con 7 casos en 2016, lo que representa una disminución de 3 casos con respecto al 2015 y, en la tercera posición, aparece la variable agresor desconocido con 8 casos en 2015 y 4 en 2016, lo que significa una disminución del 50%. De acuerdo con esta información y con la clasificación planteada por la Ley 1761, 13 de los 38 homicidios de mujeres reportados por Medicina Legal de 2016 se encuentran dentro de la categoría de feminicidio íntimo, es decir, que fue perpetrado por la pareja – expareja (7 casos), un familiar (2 casos) y un conocido (4 casos). En contraste, en 2015 se presentaron cifras más altas, así: pareja – expareja (10 casos), familiar (3 casos), conocido (3 casos) y Amigo (1 caso) con un total de 17 casos de feminicidio íntimo, equivalentes al 38,5%, de los 44 casos correspondientes a homicidios de mujeres. Por otra parte, en la modalidad de feminicidio no íntimo, se encontraron 8 casos
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en 2015 y 4 en 2016, dentro de la variable agresor desconocido, es decir que éstos no estuvieron mediados por una relación previa entre la víctima y el victimario. En cuanto a los homicidios de mujeres, que se enmarcan fuera de la modalidad de feminicidios, es decir que el móvil del hecho no estuvo relacionado con la discriminación por razones de género; se encontraron los siguientes agresores: delincuencia común (1 caso en 2015 y otro en 2016), delincuencia organizada (1 caso en 2015 y otro en 2016) y miembros de las fuerzas armadas, de policía, policía judicial y servicios de inteligencia (1 caso en 2015).
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
Tabla 8. Número de homicidios según modalidad y sexo de la víctima en Medellín 2015-2016
Fuente: Concertación INML, SIJIN, CYI, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín citado en: Medellín, Alcaldía de Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016.
De acuerdo con la información sobre las modalidades usadas para asesinar a las mujeres en 2016, sigue prevaleciendo la prolongación de la barbarie como una forma de sustentar el poder y la superioridad del patriarcado, a través de la tortura y la vejación de las víctimas, lo que se evidencia en que en la mayoría de
los homicidios el arma de fuego fue la más usada, con 14 casos que equivalen al 37,8%; seguida por el arma cortopunzante, con 10 casos (27%), lo que indica que se sostienen las circunstancias más usuales para ejercer la violencia. Se destaca también el incremento de registros de homicidios en las modalidades
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de ahorcamiento o estrangulamiento, pasando de 3 casos en 2015 a 6 casos en 2016 y asfixia mecánica, que tuvo 1 caso en 2015 y 3 en 2016. Al respecto, Jiménez (2012) propone un análisis del perfil criminológico en el ámbito del peritaje criminal y aborda el estrangulamiento como un “método típico de aquellos asesinos que quieren controlar y saborear como poco a poco van matando a sus víctimas, algunas veces, cuando están a punto de morir les deja respirar otra vez para que quede claro que él
tiene el poder sobre la vida y la muerte de su presa” (sp). El homicidio por ahorcamiento o estrangulamiento, como todas las formas de feminicidio, lleva consigo un mensaje de poder, una forma tácita de concretar el daño, dejando clara la imposición de la fuerza física en un acto de opresión del cuerpo y reducción del mismo. Se trata, por lo tanto, de una circunstancia que agrava la responsabilidad de quien comete el delito.
Tabla 9. Total de homicidios según sexo y zona, Medellín 2015-2016 Zona Centroccidental Centroriental Noroccidental Nororiental Suroccidental Suroriental Corregimientos Total
No. casos
2015
Porcentaje
No. casos
2016
Porcentaje
Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre 6 61 13% 13,6% 2 71 5,4% 14,3% 14 107 30,4% 23,8% 12 126 32,4% 25,3% 5 108 10,9% 24% 5 131 13,5% 26,3% 8 66 17,4% 14,7% 5 56 13,5% 11,2% 4 55 8,7% 12,2% 3 55 8,1% 11% 0 5 0% 1,1% 1 6 2,7% 1,2% 9 48 19,6% 10,7% 9 53 24,3% 10,6% 46 450 100% 100,1% 37 498 100% 100%
Fuente: Concertación INML, SIJIN, CYI, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín, Alcaldía de Medellín. Enero 1 a diciembre 31 de 2016.
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
Al mirar el comportamiento de los homicidios de mujeres en las diferentes zonas de la ciudad, encontramos que en 2015 y 2016, la zona más afectada es la Centro Oriental; que comprende las comunas 8, 9 y 10; reflejando las cifras más altas de violencia mortal contra las mujeres, de acuerdo a lo reportado por el SISC, con 6 casos en la comuna 10 en el 2016, 2 casos menos que en 2015; y 6 en la comuna 8, 3 en Buenos Aires y 3 en Villa Hermosa, cifra que se mantuvo con respecto al 2015, cuando se presentaron 2 casos en Buenos
Aires y 4 en Villa Hermosa. Por otro lado, se destaca el comportamiento de las cifras de los homicidios de mujeres en los corregimientos, pues, aunque se alcanza un número de casos similar para los 2 años, en 2016 el foco estuvo en San Antonio de Prado, donde se presentaron 4 casos. Mientras que, en 2015, se presentaron 3 casos en Santa Elena y 3 en Altavista. Es destacable que en los cinco corregimientos de Medellín se presentaron homicidios de mujeres en los dos últimos años.
Tabla 10. Homicidios de niños, niñas y adolescentes (0-17 años) en Medellín, según mecanismo causal y sexo de la víctima. Modalidad Ahorcamiento o estrangulamiento Arma de fuego Asfixia mecánica Contundente Cortopunzante Tóxico o agente químico Total
Variación % entre 2015 y No. casos Porcentaje No. casos Porcentaje 2016 Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre 2015
2016
0 1 1 1 1
2 17 1 0 6
0% 25% 25% 25% 25%
7,7% 65,5% 3,8% 0% 23,1%
2 0 0 1 2
0 33,3% 12 0% 0 0% 4 16,7% 8 33,35
0 4
0 26
0% 100%
0% 100%
1 6
1 16,7% 25 100%
0 0% 78 -100% 0 -100% 16 0% 32 100% 4 100
0% 50%
-100% -29,4% -100% 0% 33,3% 0% -3,8%
Fuente: Concertación INML, SIJIN, CYI, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín, De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación para la Vida Mujeres Que Crean.
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La tabla No. 10 destaca que 4 de los 6 homicidios de mujeres menores, de 0 a 17 años, ocurridos en 2016 se presentaron en 4 de los 5 corregimientos de Medellín, a saber: 1 en San Antonio de Prado; 1 en Santa Elena, 1 en San Cristóbal y 1 en AltaVista. Las cifras más bajas de homicidios fueron reportadas en
las zonas Suroriental y Centro Occidental, con 1 y 2 homicidios respectivamente en 2016. Adicional a ello, se mantienen las zonas de la ciudad en las que se presenta un mayor índice de violencia mortal contra las niñas: Centro Oriental y Noroccidental.
Tabla 11. Total homicidios según sexo y rango de edad en Medellín 2015-2016 Rango de edad 0-5 12-13 14-17 18-24 25-28 29-32 33-38 39-45 46-52 53-59 60-66 Mayor de 67 Total
2015 2016 No. casos Porcentaje No. casos Porcentaje Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre 1 0 2,2% 0% 2 3 5,4% 0,6% 1 1 2,2% 0,2% 1 0 2,7% 0% 2 25 4,3% 5,6% 3 22 8,1% 4,4% 6 117 13% 26% 6 151 16,2% 30,3% 7 84 15,2% 18,7% 4 78 10,8% 15,7% 3 43 6,5% 9,6% 3 57 8,1% 11,4% 10 69 21,7% 15,3% 4 68 10,8% 13,7% 4 48 8,7% 10,7% 4 53 10,8% 10,6% 4 18 8,7% 4% 3 31 8,1% 6,2% 3 25 6,5% 5,6% 0 14 0% 2,8% 2 15 4,3% 3,3% 3 15 8,1% 3% 3 5 6,5% 1,1% 4 6 10,8% 1,2% 46 450 100% 100% 37 498 99,9% 99,9%
Fuente: Concertación INML, SIJIN, CYI, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín; citado en: Medellín, Alcaldía de Medellín, Secretaría de Seguridad. De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación para la Vida Mujeres Que Crean.
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
En cuanto a las edades de las mujeres víctimas de homicidio en 2016, se puede inferir que la mayoría eran mujeres jóvenes, tal y como se muestra en los datos, con 6 casos entre los 18 a 24 años y 4 casos en los rangos de edad entre 25 a 28 años, 33 a 38 años, 39 a 45 años y mayores de 67. En esta lectura se destaca la disminución de casos en los grupos de edad de 33 a 38 años, que tuvo una disminución de 6 casos con respecto al año anterior, y de 25 a 28 años, que tuvo una disminución de 3 casos. Mediante el análisis de rangos de edad es posible encontrar elementos que aportan a la comprensión de las causas de los asesinatos de las mujeres desde un punto de vista asociado a su condición de género. En este sentido, estudios recientes de Medicina Legal permiten deducir que el feminicidio íntimo tiene un mayor impacto en los grupos de edad de 15 a 29 años y el feminicidio íntimo de pareja expareja se extiende hasta la edad de 42 a 56 años (INMLCF, Alcaldía de Medellín, ONU Mujeres, 2016: 85). Teniendo en cuenta esta información, se advierte que es urgente añadir elementos de análisis importantes para una clasificación más acertada, de acuerdo con los fundamentos
de las muertes violentas de las mujeres, desde la perspectiva de género. Transcurridos dos años de la sanción presidencial de la Ley 1761 Rosa Elvira Cely, aprobada en julio de 2015, se percibe que los mecanismos para su cumplimiento en los ámbitos local y departamental son insuficientes y siguen sin instaurarse instrumentos categoriales de registro y clasificación de casos acordes con las modalidades expresas en la Ley, pese al esfuerzo realizado desde la institucionalidad pública de la ciudad por consolidar un sistema oficial único de información sobre seguridad y convivencia, vulneraciones de la vida, la integridad física y sexual de la ciudadanía. De modo que los homicidios de mujeres, según la información presentada por el SISC, son parte de un conjunto general de muertes violentas perpetradas en la ciudad. Sin embargo, en este informe se considera ineludible insistir en la clasificación de homicidios según sexo, entendiendo que dicho fenómeno no tiene un carácter de neutralidad frente a la condición de hombres y mujeres (Sanz, 2016), pues “las diferencias entre el homicidio femenino y masculino
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están influenciadas por las relaciones de poder que se establecen, al interior del sistema sexo género tanto en la vida pública como en la privada. Estas diferencias son relevantes en cuanto a los móviles y modalidades” (INMLCF, Alcaldía de Medellín y ONU Mujeres, 2016: 61). Desde esta perspectiva, resulta apremiante trabajar en la pertinencia e importancia de clasificar los homicidios de mujeres en el marco jurídico del feminicidio, como delito autónomo, para garantizar la real investigación y sanción de la violencia contra las mujeres, por razones de género, y la aplicación de las penas para quienes cometan este delito. No obstante, la información encontrada en los reportes; que contiene categorías como tipos de agresores, mecanismos causales, antecedentes de violencia; puede considerarse como un contexto que permite demostrar los móviles de los feminicidios. Otro aspecto importante para tener en cuenta sobre la información de los feminicidios, tiene que ver con los subregistros en las cifras oficiales, los cuales se deben a la falta de consolidación del cruce de grandes bases de datos con miras a abarcar todos los peldaños de
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la cadena de valor de seguridad y convivencia; así como a la poca articulación con otros estamentos del Estado, la sociedad civil, los medios de comunicación y la academia como proveedores de información relevante para el proceso (Alcaldía de Medellín, sf). Como podrá constatarse en otras modalidades de violencia incluidas en este informe, la naturalización de acciones de intolerancia, discriminación y odio contra las mujeres, es en realidad la cuna de las violencias de género, y lo que convierte a los feminicidios en la punta del iceberg de un fenómeno avasallador que irriga todo el sistema de valores y creencias. 1.4 Situación de homicidios de mujeres y presuntos feminicidios en Caldas y Barbosa Para este análisis se tomó como fuente de información al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, con el propósito de consolidar una fuente transversal que permitiera un tratamiento equivalente entre los municipios del Valle de Aburrá y los municipios de las tres subregiones de Antioquia.
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
De acuerdo con la información sobre homicidios de mujeres y presuntos feminicidios en Barbosa y Caldas, se encuentra que para el año 2016, se registraron 4 casos, 2 por cada municipio. En la tabla 12 (véase a continuación) se presenta la información relativa a las tasas de homicidios de mujeres en los dos municipios anunciados; se muestra que Barbosa presentó una tasa de homicidios
de mujeres de 7,82 en 2016, lo que representa un aumento con respecto al 2015, donde la tasa fue de 3,97, mientras que en Caldas esta cifra se sostuvo con una tasa de 5,03 en los dos años –diferente al comportamiento de las cifras en los homicidios de hombres en este último municipio, donde la tasa en 2016 presentó una disminución con respecto a 2015, pasando de 57 a 38,4.
Tabla 12. Homicidios en Barbosa y Caldas según sexo de la víctima 2015-2016 Año 2015 Municipio Casos Mujer Barbosa Caldas
Casos Tasa Hombre mujer 1 2
36 22
3,97 5,03
Año 2016 Tasa Casos hombre Mujer 142,3 57
2 2
Casos Tasa Hombre mujer 7 15
7,82 5,03
Tasa hombre 27,6 38,4
Fuente: INMLCF Base: Sistema de Información de Clínica y Odontología Forense – SICLICO 2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
En 2016, teniendo en cuenta la información sobre el presunto agresor (véase la tabla 13), se registraron 4 homicidios de mujeres – presuntos feminicidios–, de los cuales 2 fueron ocasionados por un agresor desconocido, y otros 2 no cuentan con información. En ambos casos se evidencia la falta de evidencias que permitan desarrollar el correspondiente
proceso de judicialización para los homicidios o feminicidios. En contraste, en el 2015, en Barbosa y Caldas se presentaron 3 homicidios de mujeres, de los cuales uno fue ocasionado por un agresor desconocido, uno por un familiar y uno se quedó en la categoría sin información. En síntesis, la cifra de homicidios o presuntos feminicidios en los municipios de
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Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
Tabla 13. Homicidios en Barbosa y Caldas, según presunto agresor, municipio del hecho y sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: INMLCF Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
Barbosa y Caldas en 2015 y 2016 demuestra que, de 7 casos registrados, 6 se encuentran clasificados en variables que no contribuyen a identificar a los presuntos agresores y que
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la captura de información es ineficaz para dar respuesta a las denuncias y llevar a cabo el oportuno proceso de judicialización y asignación de condenas a los culpables.
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
Tabla 14. Homicidios en Barbosa y Caldas, según mecanismo causal, municipio del hecho y sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: INMLCF, Base: SICLICO 2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
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Los mecanismos causales aluden a las formas de agresión mortal de las que fueron víctimas las mujeres. En 2016, de los 4 casos de homicidios de mujeres ocurridos en los dos municipios, la mitad –uno en Barbosa y otro en Caldas– sucedieron por el uso de proyectil de arma de fuego; otro más se perpetró por medio de asfixia, en Barbosa, y otro con arma corto contundente, en Caldas. Por su parte, las modalidades usadas en 2015 fueron: generadores de asfixia con un caso reportado en el municipio de Caldas; arma cortante,
también con un caso en Caldas y proyectil de arma de fuego, con un caso en Barbosa. Según datos de Medicina Legal, los mecanismos causales con mayor notabilidad para efectuar la violencia mortal contra las mujeres en los municipios de Barbosa y Caldas, coinciden con los más utilizados en todo el territorio nacional y son clasificados como medios brutales que afectan de manera desproporcionada por proveer mayor sufrimiento a las víctimas.
Tabla 15. Homicidios en Barbosa y Caldas, según grupos de edad, municipio del hecho y sexo de la víctima 2015-2016
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Fuente: INMLCF Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017, fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
La información de estos dos municipios da cuenta de la permanencia en la tendencia de vulnerabilidad de las mujeres en el rango de edad de 30 a 39 años, ya que 3 casos se encuentran dentro de este. Por su parte, en 2015, las edades de las víctimas corresponden a una mujer menor de edad y a su abuela, en el fatídico caso ocurrido en marzo de ese año, en el municipio de Caldas cuyas evidencias fueron concluyentes para ser clasificado como feminicidio íntimo (Q’hubo Medellín, sábado 28 de marzo de 2015: 4). Otras variables que incluye el registro
efectuado por el INMLCF aluden a las circunstancias del hecho, que indican que en Caldas y Barbosa no existe información que permita establecer los fundamentos de los hechos de violencia. Así, para 2015 y 2016, las variables sin información y otras causas, son las que agrupan el registro de las cifras. A su vez, falta información que contribuya a esclarecer cuáles fueron las circunstancias atribuibles a los hechos violentos contra las mujeres, asociadas a las violencias económica, intrafamiliar, intrapersonal, sexual, sociopolítica u otras, dado que 6 de
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los 7 casos registrados para los 2 municipios en 2015 y 2016, se clasifican dentro de la variable sin información. De forma similar, la categoría escenario del hecho, cuya riqueza en la estimación de variables enunciadas por el INMLCF se encuentra en que podría arrojar información valiosa para determinar acciones e intervenciones favorables a la prevención de riesgos, encaminadas a la protección y seguridad de las mujeres; sigue apuntando a que los mayores espacios de vulneración de la vida y los derechos de las mujeres continúan siendo en el ámbito doméstico, en igual medida que en los espacios al aire libre. 1.5 Hallazgos Con respecto a las cifras Las cifras de homicidios en el país dan cuenta de la concentración urbana que tiene este tipo de violencia. Ciudades como Bogotá, Cali y Medellín suelen registrar el mayor número de casos, pero también concentran la mayoría de acciones de contención y atención de esta problemática. Por eso, la referencia de homicidios de mujeres en tasas por cada cien
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mil habitantes, permite señalar la presencia del problema en todo el territorio nacional, reflejando mayores índices de inequidad en los municipios intermedios y rurales, en tanto la atención y prestación de servicios no es la más sobresaliente. El hecho de que las grandes ciudades capitales del país tengan los más altos índices de violencia mortal es un elemento significativo para el análisis, porque permite develar la inter-relación de los homicidios con las dinámicas poblacionales, socioeconómicas y culturales, es decir, a mayor cantidad de población, mayor incidencia de fenómenos violentos y vulnerabilidad en razón de los contextos socioeconómicos. Esta situación se refleja con claridad en diversas subregiones de Antioquia en los años 2015 y 2016, donde el Valle de Aburrá, el Suroeste y el Oriente presentaron las cifras más significativas de homicidios de mujeres, evidenciando la existencia de una relación inversa entre el sistema económico que privilegia el desarrollo industrial, comercial y turístico, y la calidad de vida, desarrollo de capacidades y seguridad para las mujeres.
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Ejemplo de lo anterior es el caso del Suroeste antioqueño que en 2016 presentó un incremento en la actividad económica por el turismo, pero también tuvo un aumento de homicidios de mujeres que lo llevó a obtener la tasa más alta de las 9 subregiones, poniendo de manifiesto que la categoría poblacional no es el elemento de mayor incidencia. Por otro lado, en las cifras oficiales se observa la influencia del proceso de paz en la disminución de muertes generadas por violencia sociopolítica, aunque las muertes de mujeres relacionadas con razones de género (feminicidios) permanecen y aumentan. Aunque el número de casos y tasas de homicidios de mujeres ayudan a dilucidar la magnitud del problema en cifras, al compararlas con las de los hombres, pareciera que la mínima proporción de unas contra las exacerbadas tasas de otros, contribuyera a ocultar la realidad de las mujeres y de ese modo, invisibilizar la gravedad de la situación, en tanto las mujeres son asesinadas por su condición de género. Lo anterior invita a reflexionar acerca de la naturalización y legitimidad que tienen los
feminicidios en el contexto colombiano, donde a pesar de su tipificación por medio de la Ley 1761 del 2015, la transformación de esta problemática continúa siendo incipiente. Es momento de que gobiernos locales y departamentales, la academia y la sociedad civil, avancen en la comprensión de la relación existente entre violencias contra las mujeres, las dinámicas territoriales socioeconómicas y culturales, así mismo como poner en marcha acciones, proyectos y programas que permitan poner en orden la normatividad vigente en torno a las violencias contra las mujeres. La edad en los homicidios de las mujeres como síntoma del arraigo del patriarcado En los municipios y subregiones analizadas, tanto en 2015 como en 2016, se encuentra una prevalencia en la distribución de homicidios de mujeres por rangos de edad, donde la mayor parte de las víctimas se ubican entre los 18 y los 35 años. Por otro lado, se percibe un comportamiento particular en la distribución en los rangos de edad de las víctimas en 2016, evidenciando que los homicidios de las mujeres no son
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exclusivos a una condición etaria o a un momento específico de la vida de las mujeres. De esta manera, es posible entrever el riesgo para los grupos de mujeres entre los 0 y 17 años y para las mayores de 67, pues también pueden ser agredidas, tal y como ocurrió en Medellín, donde se presentaron 6 para el rango de 0 a 17 años y 4 casos entre las mujeres mayores de 67 años. Este riesgo se observa también en el comportamiento de las edades de homicidios de mujeres en las subregiones de Oriente y Suroeste, que durante los años 2015 y 2016 registraron 4 homicidios a niñas entre los 0 y los 9 años, así como en la región del Nordeste y el Oriente donde se presentaron 5 asesinatos de mujeres mayores de 56 años. Mujeres Rurales y Urbanas Otro de los aspectos que cobra relevancia dentro del análisis de las cifras presentadas en la categoría de homicidios y presuntos feminicidios, es el lugar en el que se cometieron los actos de barbarie contra las mujeres víctimas en 2016. El incremento de casos en 4 de los 5 corregimientos de Medellín imprime un punto de especial inflexión en la tendencia que
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mostraban las cifras en los años anteriores y una pregunta por la transformación de la vocación rural de los corregimientos que poco a poco son absorbidos por las dinámicas de urbanización, industrialización y comercialización de la ciudad, así como la mayor afluencia de extraños y aparición de fenómenos delincuenciales que incrementan la vulnerabilidad de las mujeres rurales. En el contexto urbano se mantienen las tendencias a mayor violencia mortal contra las mujeres en las zonas centro oriental y noroccidental de Medellín, las cuales presentan los índices más altos en los homicidios de mujeres, mientras que en los municipios intermedios, se destacan las cabeceras municipales como principales escenarios de estos hechos. Por su parte, las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueño develan que son las mujeres rurales las más vulnerables a los asesinatos, siendo los espacios terrestres, al aire libre como los bosques, potreros, montañas los más inseguros, seguidos de la vivienda. Con respecto a lo anterior, Rita Laura Segato
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(2017) plantea que “en nuestros días, como demuestran una serie de casos en todo el continente, el crimen íntimo pasa a tener características de crimen bélico: la desova de la víctima al aire libre, en las zanjas, basurales y alcantarillas, la espectacularidad de los asesinatos, que han pasado a perpetrarse también en lugares públicos” (parr.13). La disminución de los asesinatos a causa del conflicto armado, permite visibilizar los feminicidios Aunque en el panorama nacional se evidencia un aumento de los casos de homicidios de mujeres y feminicidios en 2016, en Antioquia las cifras disminuyen, pasando de 138, en 2015, a 126 casos en 2016. Dicha disminución se ve reflejada en 7 de las 9 subregiones del departamento, siendo el Nordeste la que presentó la disminución más significativa, la cual está relacionada con el cese bilateral de fuego, producto de las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC-EP. Con esta disminución se intuye que las mujeres también se han visto beneficiadas con la implementación de los Acuerdos de Paz llevados a cabo en el país en los últimos
años. Al respecto, el informe de Forensis 2016 afirma que: En el reciente análisis sobre la violencia política y social en Colombia, se observa como las muertes por conflicto armado han disminuido de manera contundente y significativa desde el inicio de los procesos con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) primero (2002-2006), y luego con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FarcEp) (2011-2016), indicando que, más allá de ideologías, se transita por el camino correcto. De 2.713 homicidios en 2002, se pasó a tan solo 210 en 2016. Esto significa 776,91 % menos de muertes por conflicto armado y violencia social en Colombia. (Forensis, 2016: 7) La disminución de las muertes a causa del conflicto armado pone de manifiesto otras tipologías de asesinatos de mujeres,
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lo que indica, según la cifra nacional, una exacerbación o visibilización de los feminicidios, éstos al tener la característica de ser selectivos y al no contar con el adecuado manejo y categorización de la información, fueron, y siguen siendo, ocultados durante mucho tiempo en el país. Hoy a partir de la promulgación de la ley 1761 de 2015 y de los análisis de los agresores, al menos es posible nombrar algunos y visibilizarlos. Precisamente, gracias a la variable de agresores, puede manifestarse que el comportamiento de los asesinatos de mujeres en los territorios analizados en el presente informe, se caracterizaron de manera diferente; mientras la ciudad se destacó por la ocurrencia de los feminicidios íntimos con un total de 30 casos, en las 3 subregiones las cifras más significativas se presentaron en el marco de agresores desconocidos con un total de 18 casos para los años 2015 y 2016. Si bien este comportamiento podría tener relación con características territoriales específicas, es necesario precisar que aún los registros de los casos según los agresores y según circunstancias del hecho, presentan las cifras más significativas en la variable sin
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información, lo que supone un obstáculo para determinar los feminicidios según victimarios y las motivaciones del hecho. El tipo de armas; un elemento que devela las intenciones de los asesinatos contra las mujeres El análisis de las armas o del mecanismo utilizado para el asesinato de las mujeres en todos los territorios, permite deducir que la intención de los victimarios de provocar la muerte era manifiesta, debido a la prevalencia de la utilización del proyectil de arma de fuego en los hechos; un total de 83 asesinatos de mujeres fueron perpetrados por arma de fuego en las subregiones del Nordeste, Suroeste, Oriente, Medellín y los municipios de Caldas y Barbosa en los años 2015 y 2016, exceptuando los casos donde la muerte fuera producto de balas “perdidas”. Así mismo, de acuerdo al mecanismo o arma utilizada, 90 asesinatos de mujeres en dichos territorios y años, tuvieron como característica común ser lentos y dolorosos; al respecto, 53 asesinatos se produjeron con arma blanca, 22 por mecanismos generadores de asfixia, 13 por objetos contundentes y 2 por agentes tóxicos
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o químicos. Este tipo de armas evidencia que los asesinatos de las mujeres tenían, aparte de la intencionalidad de causar la muerte, la necesidad de evidenciar el dominio de los agresores, a través del uso desmedido de la fuerza y de las marcas en el cuerpo. Esta conducta del agresor, según los aportes del XII informe de la alianza de las corporaciones Vamos Mujer y Mujeres que Crean, devela el exceso de crueldad y la presencia del odio: Del exceso de crueldad se puede deducir la presencia del odio; de este modo es posible proponer que en las violencias contra las mujeres en las cuales haya sevicia y un desmedido uso de la fuerza [...] el odio [es] uno de los elementos presentes, afecto que se puede diferenciar de la hostilidad. La hostilidad tiene lugar en las dinámicas del vínculo mediante actos que pueden pasar inadvertidos por su sutileza, aunque provoquen efectos radicales. El odio, por el contrario, se expresa en actos extremos que pueden afectar la materialidad del cuerpo, su integridad. (2013: 137)
De igual manera, el exceso de crueldad permite develar características presentes en diversas personas de la actualidad, las cuales permeadas y moldeadas por el sistema económico se caracterizan por la extrema deshumanización El perfil psicopático, su ineptitud para transformar el derrame hormonal en emoción y afecto, su necesidad de ampliar constantemente el estímulo para alcanzar su efecto, su estructura definitivamente no-vincular, su piel insensible al dolor propio y, consecuentemente y más aún, al dolor ajeno, su enajenación, encapsulamiento, desarraigo de paisajes propios y lazos colectivos, la relación instrumental y cosificada con los otros… parece lo indispensable para funcionar adecuadamente en una economía pautada al extremo por la deshumanización y la ausencia de límites para el abordaje de rapiña sobre cuerpos y territorios, dejando solo restos. Es así que una pedagogía de la crueldad se presenta como el criadero de personalidades psicopáticas apreciadas por el
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Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
espíritu de la época y funcionales a esta fase apocalíptica del capital. (Segato, 2017: parr.14)
También por tipo de arma, puede observarse que 4 mujeres fueron víctimas de explosivos en la subregión del Nordeste antioqueño en el año 2015; según las indagaciones realizadas,
este tipo de muerte podría estar relacionado con la violencia sociopolítica, específicamente por el uso de las minas antipersonales. Frente a estas armas puede manifestarse, que más allá de tener una intención de homicidio, su finalidad es la del control territorial, en este sentido, cualquier persona podría ser una víctima de este artefacto.
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VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES
Para abordar la violencia sexual hacia las mujeres se tomaron en cuenta dos fuentes de información: el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) y el Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (SISC) de la Secretaría de Seguridad de la Alcaldía de Medellín, para el periodo comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2016. La violencia sexual, en palabras de Segato (2013), es aquella en la que el uso y el abuso del cuerpo de una mujer se hace sin que ella
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participe con intención o voluntad compatibles, dado que la violación se dirige al aniquilamiento de la voluntad de la víctima, lo que significa una pérdida del control sobre el comportamiento de su cuerpo en manos del agresor. Así la víctima es expropiada del control sobre su espacio cuerpo. (p.38)
Esta violencia tiene diferentes expresiones, que pueden ir desde el acoso verbal, la manipulación de genitales u otras partes del cuerpo, hasta la penetración. Para lograr su fin, el agresor, dependiendo de la condición
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Informe sobre la situación de violación de los derechos de las mujeres 2016
de la víctima, toma ventaja de su posición de superioridad (diferencia de edades, roles de género, jerarquía familiar o laboral, discapacidad física o mental), suministra algún tipo de sustancia que altera la conciencia, utiliza la coacción verbal o la fuerza física, es decir que puede utilizar uno o varios métodos para llevar a cabo su cometido […]. En este sentido, los grupos más vulnerables por sus condiciones de edad, y de posición en la familia y en la sociedad, son los niños, las niñas, los y las adolescentes y las mujeres (Forensis, 2016: 353). Por otro lado, este es uno de los tipos de violencia que presentan mayor impunidad, pues son muchas las causas que impiden que las mujeres, en diferentes contextos y regiones, logren acceder de manera integral a la denuncia de estos hechos y a su posterior judicialización. En el entramado de obstáculos que se evidencian para garantizar el acceso de las mujeres a los organismos de justicia, se encuentran, entre otros: la naturalización del maltrato y de la violencia en la vida de las mujeres; los obstáculos íntimos como el miedo y la vergüenza a denunciar lo que sucede con el cuerpo; las barreras institucionales que impiden el acceso efectivo a la justicia; los
prejuicios de las y los servidores públicos; y el desconocimiento en asuntos de género y equidad para la atención de las mujeres, entre otros aspectos. Las violencias sexuales afectan a las niñas desde la primera infancia, la adolescencia, la juventud, la adultez y hasta la tercera edad. Es una de las formas de violencia que ocurre en el marco de ámbitos familiares, sociales, armados, políticos, educativos, laborales, es decir en todos, y sucede independiente de acuerdos, pactos, treguas, negociaciones o terminación de conflictos. (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la Vida Mujeres Que Crean, 2016: 39)
Según los informes de Medicina Legal de 2015 y 2016, Antioquia es el segundo lugar del país donde más exámenes sexológicos por presuntos delitos sexuales se realizaron con un total de 2.710 y 2.163 casos respectivamente. El comportamiento de este tipo de violencias hacia las mujeres, según las subregiones de
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Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
Antioquia, muestra que se destacan por el número de casos, tanto en 2015 como en 2016: el Valle de Aburrá con un total para ambos años de 2.630, Oriente con 453 y Urabá con 264. Según la tasa del 2016, el territorio con
mayor ocurrencia es el Valle de Aburrá con 63,34 mujeres víctimas de violencia sexual por cada cien mil habitantes, seguido de Oriente con una tasa de 62,42 y Magdalena Medio con 61,08.
Gráfico 6. Presuntos delitos sexuales contra las mujeres según subregiones de Antioquia 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Publicado en: Forensis 2015 y Forensis 2016. Para el caso de las subregiones del Nordeste, Suroeste y oriente, se toma la información del Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias por estar más actualizada en el caso del año 2015, Sistema de Información para el Análisis de la Violencia y la Accidentalidad en Colombia (SIAVAC), y SICLICO. Fecha de consulta: 23/Febrero/2017. Notas: en la información de Forensis 2015 no se encontraron los municipios de Heliconia, Concepción, Caracolí y Carolina del Príncipe. Para el año 2016 no se encuentran los municipios de Zaragoza, Vigía del Fuerte, Yalí, Vegachí, Tarazá, Carolina del Príncipe, Guadalupe, Betulia, Caramanta, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Concepción, Argelia. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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Gráfico 7. Tasa de violencias sexuales contra las mujeres según subregiones de Antioquia 2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Para el caso de las subregiones del Nordeste, Suroeste y oriente, se toma la información del Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias por estar más actualizada en el caso del año 2015, SIAVAC y SICLICO. Fecha consulta: 23/Febrero/2017. Notas: en la información suministrada por el Centro de Referencia Nacional no se encontraron de los municipios de Heliconia (Suroeste); Concepción (oriente); Belmira, Don Matías, San José de la Montaña y Carolina del Príncipe (norte); Arboletes y Necoclí (Urabá). Tasas calculadas con base en las proyecciones de población del DANE para el año 2016. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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2.1 Situación de la violencia sexual contra las mujeres en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueños Gráfico 8. Violencia sexual en las subregiones Nordeste, Suroeste y Oriente, según sexo, casos y tasas 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIAVAC, SICLICO, fecha consulta: 23/Febrero/2017. Notas: Tasas calculadas con base en las proyecciones de población del DANE para el año 2016. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Durante los años 2015 y 2016 Medicina Legal realizó un total de 920 exámenes sexológicos en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente de Antioquia, entreviendo que las
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mujeres son las principales víctimas de este tipo de violencias con un total de 774 casos, correspondientes al 84%.
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Tabla 16. Violencia sexual contra las mujeres según rango de edad y subregiones 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIAVAC, SICLICO, fecha consulta: 23/Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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La cuota más alta de este porcentaje está conformada por niñas y adolescentes, quienes suman 629 casos, es decir que ellas representan el 81% de las mujeres víctimas de violencias sexuales en los años 2015 y 2016, característica que se refleja en los datos nacionales y en los diferentes informes presentados años atrás por las Corporaciones Vamos Mujer y Mujeres que Crean, donde se afirma la sistematicidad de este tipo de violencias contra las mujeres y la grave situación de vulneración de niñas y jóvenes.
La pervivencia de las violencias sexuales contra niñas y mujeres jóvenes denota que no se trata de violencias excepcionales, pero, además, dicha persistencia demuestra la existencia de relaciones verticales de poder impregnadas de intimidación, engaño, uso de la fuerza, amenazas y/o imposición. Sin esta condición, al parecer estructural, sería impensable la violencia sexual. (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la vida Mujeres que crean, 2010: 5)
Tabla 17. Violencia sexual contra las mujeres según circunstancia del hecho y subregiones 2015-2016
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Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/ Enero/2017. Notas: en la información suministrada no se encuentran los municipios de Remedios y Yolombó (Nordeste) en los años 2015 y 2016. Del Suroeste no se cuenta con información de Hispania, Jardín, La Pintada, Salgar y Caramanta para el año 2015, y para el año 2016 no hay información de Betulia, Montebello, Pueblorrico, Tititribí y Caramanta. Finalmente, del Oriente no aparecen los municipios de San Francisco en el año 2015, mientras que en el 2016 no hay daros de Concepción, Nariño, Argelia y San Francisco. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
En relación a lo anterior, Medicina Legal caracteriza el abuso sexual como principal expresión de las violencias sexuales en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente entre los años 2015 y 2016, con un total de 340 casos, seguido del asalto sexual con 40 casos. Llama la atención que para las categorías de acceso carnal violento, presunta explotación sexual de niños, niñas o adolescentes, pornografía, contacto engañoso vía internet, entre otros, no se presente ninguna cifra, ante lo cual vale preguntarse si son problemáticas que no están presentes en los territorios en mención, si suceden pero aún se mantienen ocultas, o si se encuentran sin caracterizar en los datos que hacen parte de la categoría sin información.
También resulta importante aclarar que, aunque en los datos de las circunstancias de los hechos no se caracterizó ningún caso de violencia sexual que se relacionara con la violencia sociopolítica, se puede deducir, según los tipos de agresores, que en las tres subregiones hubo miembros de grupos armados legales e ilegales que fueron responsables de 6 hechos de violencia sexual, pero no se puede develar con claridad si los móviles estuvieron enmarcados en estrategias de guerra o en representaciones sociales machistas y misóginas.
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Tabla 18. Violencia sexual contra las mujeres según agresores y subregiones 2015-2016
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Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIAVAC, SICLICO, fecha consulta: 23/ Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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En lo que tiene que ver con los agresores de las violencias sexuales, se observa que en las tres subregiones las personas cercanas o con algún tipo de vínculo con las víctimas, son las principales responsables de estos hechos, siendo los conocidos quienes presentan mayor prevalencia con el 34% (265 casos), seguido de los familiares con el 31% (237 casos). Dentro de la categoría familiares, quienes presentaron las cifras más significativas fueron el padre (63), el padrastro (55) y el tío (38), evidenciando que las mujeres en diversas familias son socializadas en relaciones incestuosas. En todos los casos anteriores se evidenció que los victimarios aprovecharon su cercanía con la víctima o su rol socialmente jerárquico para violentar sexualmente a las mujeres.
De acuerdo con el análisis territorial de los datos, la subregión donde las mujeres padecieron en mayor proporción la violencia sexual en el año 2015, fue Suroeste con una tasa de 95,86, mientras que en 2016 la tasa más alta correspondió a Oriente con 58,3. La subregión que presentó el mayor número de casos de mujeres víctimas fue el Oriente (con 441), donde se podría afirmar que, en promedio, cada día mínimamente una mujer sufrió una violencia sexual. Los municipios con mayor número de casos entre ambos años fueron Rionegro, con un total de 82 casos, para 2015 y 2016, La Ceja con 64 casos y Abejorral con 44.
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Tabla 19. Violencia sexual contra las mujeres según escenario del hecho y subregiones 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Notas: en la información suministrada no se encuentran los municipios de Remedios y Yolombó del Nordeste para el año 2015; del año 2016,
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no se encuentran Vegachí y Yalí. Respecto al Suroeste, no se registran los municipios de Caramanta, Hispania, Jardín, La Pintada, Salgar para el año 2015; en 2016 los municipios ausentes son Caramanta, Betulia, Montebello, Támesis, Titiribí. Finalmente, en la subregión del Oriente no se encuentran registros en el año 2015 La ceja, San Rafael y San francisco. Del año 2016 no aparecen San Vicente, Concepción, Nariño, Argelia, San francisco. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Según el escenario del hecho, la vivienda fue el lugar donde más se presentaron violencias sexuales, con 259 casos, seguido de la calle, con 34 casos y los espacios terrestres al aire libre; bosque, potrero, montaña, playa, etc.,
con 22 casos. Sin embargo, puede observarse que cualquier escenario (público o privado) es susceptible a la violencia sexual contra las mujeres.
2.2 Situación de la violencia sexual contra las mujeres en Medellín Tabla 20. Número de casos y tasas de presuntos delitos sexuales en Medellín según sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: CAIVAS, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín. Alcaldía de Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016.
Aunque se observa un comportamiento similar de las cifras en los dos años, se encuentra que los delitos sexuales disminuyeron en proporción general de 2015 a 2016. Pese a ello, el porcentaje de presuntos delitos sexuales se mantiene más o menos simétrico en relación con el total de la población.
En 2016, se registraron en total 1.537 casos de violencias sexuales. De ellos, 1.362 fueron de mujeres, correspondientes al 88,6%, frente a 174 casos de hombres, que representan el 11,3%. Mientras que en el 2015, los presuntos delitos sexuales se estimaron en 87,5% para el grupo de las mujeres y 12,2% para el de los hombres.
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Con respecto a las tasas, el 2016 volvió a mostrar un comportamiento completamente asimétrico que indica que, por cada cien mil mujeres habitantes de Medellín, 103 fueron víctimas de alguna tipología de violencia
sexual, en contraste con 14,9 hombres. En contraste, para el año 2015, 111,9 mujeres y 17,6 hombres padecieron alguna tipología de violencia por cada cien mil residentes de Medellín.
Tabla 21. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales, en CAIVAS Medellín por sexo de la víctima según rango de edad 2015-2016
Fuente: CAIVAS, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín. Alcaldía de Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016.
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La tabla No. 21 presenta los rangos de edades en los que se encuentra mayor vulneración de los derechos de las mujeres en la ocurrencia de presuntos delitos sexuales. Las cifras indican que, de los 1.362 casos de mujeres registrados en 2016, la mayor vulnerabilidad se rastreó para el rango de edad de 6 a 17 años, con un consolidado de 843 casos, que representan el 54,8% del total de las mujeres afectadas por violencia sexual en la ciudad. En este sentido, se evidencia un comportamiento similar al del 2015, que en la misma franja etaria presentó 879 casos, es decir un 63%. También se destaca la franja de 12 a 13 años, cuya sumatoria alcanza los 285 casos, equivalentes al 18,5%, que frente al mismo rango de edad para el 2015 tuvo un amento, pues se presentaron 263 casos, con un porcentaje del 15,7%.
Así mismo, se registró un incremento en la violencia sexual hacia las mujeres entre los 33 y los 38 años en 2016, con 47 casos que representan el 3% del total de víctimas de delitos sexuales, frente a un 1,9% señalado para esa misma franja etaria en 2015, que alcanzó los 33 casos. Cobra especial atención la reflexión de que un 10% de los casos registrados en los dos periodos abordados con este informe, corresponde a víctimas cuyas edades oscilan entre los 0 y los 5 años de edad, también conocida como primera infancia, que es el momento vital donde los factores de vulnerabilidad son mayores, teniendo en cuenta la total dependencia del adulto para la mínima satisfacción de las funciones vitales.
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Tabla 22. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales en Medellín, según delito y sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: CAIVAS, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín. Alcaldía de Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016.
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La vulnerabilidad de las mujeres en las edades relacionadas con la niñez y la adolescencia se complementa con el análisis de la Tabla No. 22, pues tanto en 2015 como en 2016, se percibió un mayor registro de casos en la franja etaria comprendida entre los 6 y los 17 años de edad, a saber: acto sexual con menor de 14 años con 509 registros correspondientes al 33,1%, frente a 559 en 2015 (33,5%); acceso carnal abusivo con menor de 14 años, con 207 casos y un porcentaje del 13,5% en 2016, con el mismo número de casos en 2015 y un porcentaje de 12,4% del total de víctimas de violencias sexuales para ese año; acceso carnal violento con 181 casos, presentando un sutil incremento, pues en 2015 fueron 174 casos correspondientes al 10,4%.
Las cifras indican un aumento sustancial en las variables pornografía con menores de 18 años, que pasó de 20 casos (0,1%) en 2015 a 38 casos (2,5%) en 2016, y Proxenetismo con menor de edad, que reportó 6 casos (0,3%) en 2015 y 13 casos (0,9%) en 2016. Se observan, además, ligeras fluctuaciones en las variables trata de personas y acto sexual violento. En la primera, pasó de 8 casos correspondientes al 0,5% en 2015, a 10 casos (0,6%) en 2016; y en la segunda variable, cambió de 65 casos, es decir, 3,9% en 2015, a 68 casos atribuidos al 4,5% en 2016.
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Tabla 23. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales en Medellín según sexo de la víctima y posible agresor 2015-2016
Fuente: CAIVAS, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín. Alcaldía de Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016.
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Continúa siendo significativa la frecuencia que marca la variable sin dato dentro de la categoría que busca esclarecer al posible agresor de los actos de violencia sexual. Resulta alarmante que un 68,6% (es decir 1.058), de los 1.460 casos reportados por las mujeres (y también por los hombres), no dé cuenta de manera directa sobre quién, o quiénes, recae la responsabilidad de los actos de violencia sexual. En esta falta de información inciden aspectos como el temor que sienten las mujeres al juicio social, la dependencia económica e incluso emocional y el miedo a las represalias que pueda tomar el agresor, que conlleven a la pérdida de sus medios de vida y al sostenimiento familiar, situaciones que exceden el malestar de las víctimas frente al padecimiento mismo de las violencias sexuales.
Pese a lo anterior, los presuntos agresores que predominan, tanto en 2015 como en 2016, son el padrastro con 95 casos (6,2%) y el padre con 80 casos, reportados por el SISC en el 2016. Estas mismas categorías reportaron 111 casos (6,6%) y 120 casos (7,2%), respectivamente, en el 2015. Sumado a lo anterior, la diferencia de casos de delitos sexuales entre hombres y mujeres continúa siendo abismal, lo que significa que la violencia sexual es un delito enmarcado en la condición de género. Y se ratifica que son los integrantes del grupo familiar en primero, segundo y tercer grado de consanguinidad y afinidad, los principales perpetradores de las violencias sexuales, ratificando a la casa como el espacio de mayor vulneración de los derechos de las mujeres.
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Tabla 24. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales en Medellín, según sexo de la víctima y según comuna 2015-2016
Fuente: CAIVAS, Secretaría de Seguridad como observador técnico. Construcción: SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín, citado en: Medellín. Alcaldía de Medellín. De enero 1 a diciembre 31 de 2016.
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Se observa con especial atención el incremento de casos de violencia sexual reportados por la fuente oficial en 2016, en cuatro de los cinco corregimientos que hacen parte de Medellín. Dicha característica en el registro de las cifras expone una tendencia que puede aludir al incremento de la denuncia en los corregimientos o también estar asociada con el registro oficial de casos por parte de los sectores justicia y salud. Al respecto se encontró que: San Cristóbal reportó 20 casos en 2015 y 26 en 2016; San Antonio de Prado reportó 15 casos en 2015 y 20 en 2016; Altavista pasó de 8 casos en 2015 a 11 en 2016; y Santa Elena mostró 2 casos en 2015 y 6 casos en 2016. Por su parte, el comportamiento de las cifras en las 16 comunas de Medellín, muestra a Villa Hermosa perteneciente a la comuna 9, como la de mayor índice en esta tipología de violencia, con 82 casos, mientras que en 2015 estuvo
en el segundo lugar con 83 casos. También hubo un incremento de esta violencia en la Comuna 12, La América, con 23 casos, 9 más que los reportados en 2015 (14), así mismo, se evidencia un incremento en la comuna 11, Laureles-El Estadio, que pasó de 18 casos en 2015 a 29 en 2016. El resto de las comunas presentan una tendencia a la baja en las cifras reportadas por el SISC, inclusive en la comuna 3, Manrique, que en 2015 mostró las cifras más altas de la ciudad con 87 casos, en 2016 indica una notoria disminución con 64 casos, año que coincide con la presencia del Estado local a través de la Secretaría de las Mujeres, con la implementación de una prueba piloto para la prevención y atención de las violencias basadas en género, debido a los altos índices de violencia sexual contra las mujeres y el acoso callejero.
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2.3 Situación de la violencia sexual contra las mujeres en los municipios de
Barbosa y Caldas
Las cifras de presuntos delitos sexuales que aquí se exponen, correspondientes a Barbosa y Caldas, recogen un análisis general de los dos municipios en atención al proceso que la Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean, que inició con el Proyecto de Desarrollo Local con Equidad de Género para las Mujeres: Una
Propuesta por la Inclusión en los Municipios de Barbosa y Caldas en 2015 y 2016. La fuente de información para el análisis de la violencia sexual de estos municipios es la entregada por el INMLCF, por ello, este Informe establece una revisión puntual de las variables sugeridas por Medicinal Legal.
Tabla 25. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas según sexo de la víctima, número de casos y tasas 2015-2016
Fuente: INMLCF Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
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La tabla No. 25 registra 21 casos de presuntos delitos sexuales para el municipio de Barbosa en 2015, correspondientes a una tasa de 82 mujeres afectadas por cada cien mil. En Caldas, para el mismo año, se presentaron 23 casos y una tasa de 57,8 mujeres afectadas por esta modalidad de violencia. Las cifras indican un incremento según el registro del 2015, año en el que se presentaron 10 casos en Barbosa y 19 en Caldas. El reporte también muestra, igual que en Medellín, una tendencia a triplicar y a cuadruplicar la proporción del registro entre
hombres y mujeres en una relación de 3, 7 y hasta 10 veces superior en el caso de las denuncias femeninas frente a las masculinas. Es importante tener en cuenta que el comportamiento de las cifras en municipios de Antioquia puede ser aún incipiente debido a la inexistencia de una cultura de la denuncia. Esto, sumado a que la violencia sexual es quizá la tipología de violencia en la que se presentan más subregistros, lo que abona la impresión de que dichos reportes constituyen la punta del iceberg de la problemática real.
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Tabla 26. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según grupo de edad y sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: INMLCF, Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
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De acuerdo con la tabla que expone los rangos de edad de las víctimas de delitos sexuales, la prevalencia se encuentra, como en Medellín, entre los 5 y los 17 años de edad. En el año 2015, en Barbosa, sobresale el rango de edad de 10 a 24 años con 5 casos y se encontraron también 2 casos de niñas entre los 0 y los 4 años; y en Caldas registraron 9 casos entre los 0 y los 9 años y 7 casos en el rango de 10 a 14 años. En el año 2016 se presenta una tendencia similar en los dos municipios. En Barbosa se evidencia un mayor índice en la franja de 0 a 29 años, que agrupa casi la totalidad de los casos ocurridos en el año, pero con mayor énfasis en el grupo etario comprendido entre los 10 y los 14 años con 6 casos, y otros 5 casos para la franja de
5 a 9 años. Por su parte, Caldas muestra un mayor índice con 22 casos entre los 0 y los 24 años, con mayor énfasis en la franja de 10 a 14 años en la que se registraron 9 casos y el resto distribuidos de manera similar a lo enunciado para Barbosa. Es decir que en ambos municipios los reportes datan de un mayor registro en la vulneración de derechos de las mujeres menores de edad y las niñas. Lo anterior no excluye que las violencias sexuales afecten a mujeres con otras condiciones etarias a las identificadas para estos dos municipios, en el entendido de que puede haber lugar a un alto número de subregistros y omisión de denuncias, dado que el miedo es una de las razones que cobra más relevancia en el marco de la impunidad.
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Tabla 27. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según presunto agresor y sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: INMLCF, Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean
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En lo referente a presuntos agresores de las víctimas de delitos sexuales en Barbosa y Caldas se encontró un mayor nivel de efectividad en el registro de agresores, en comparación con Medellín, donde predomina la variable sin dato equivalente a sin información de acuerdo con el registro de Medicina Legal. En 2016, en el municipio de Barbosa, las agresiones sexuales fueron perpetradas por familiar (10 casos), desconocido (4 casos), pareja-expareja, no identificado y sin información, 2 casos por cada variable, y amigo (1 caso). En caldas, la distribución fue
la siguiente: familiar (9 casos), conocido (5 casos), amigo (3 casos), sin información (2 casos) y las variables encargado del cuidado, no identificado, otro, y pareja-expareja con 1 caso cada uno. Las cifras señalan a familiares y seres cercanos como los de mayor incidencia en los registros de delitos sexuales, lo que podría indicar que la escasa denuncia en los municipios y el subregistro debido con la no declaración del presunto agresor en más del 68% de los casos en Medellín, se relacione con la existencia de vínculos entre la víctima y el victimario.
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Tabla 28. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según circunstancias del hecho y sexo de la víctima 2015-2016
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Fuente: INMLCF, Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
En cuanto a las circunstancias que rodearon el hecho o el delito sexual contra las mujeres, se encontró que el mayor criterio de agrupación es abuso sexual en el que se hayan registrados 18 de los 21 casos ocurridos en Barbosa y 20 de los 23 ocurridos en Caldas, en 2016.
asalto sexual y retención ilegal, se presentó un caso en cada una, mientras que en Caldas se registraron 2 asaltos sexuales y un caso sin información.
En este mismo periodo se reseñó en Barbosa, para las modalidades acceso carnal violento/ acto sexual violento con persona protegida,
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Tabla 29. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según escenario del hecho y sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: INMLCF, Base: SICLICO2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) De enero 1 a diciembre 31 de 2016. Procesó: Corporación Para la Vida Mujeres Que Crean.
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En relación con los escenarios del hecho, se destaca la vivienda como el lugar donde ocurrió el mayor número de casos, tanto en 2015 como en 2016, como se evidencia en los datos: Barbosa presentó 7 casos en el 2015 y 15 en el 2016 y Caldas reportó 15 casos en cada periodo. Además se encontraron otros escenarios como la calle con 3 casos en Barbosa y 5 en Caldas para ambos periodos;
la carretera con 2 casos en Barbosa y 1 en Caldas para los 2 periodos. Otros escenarios reportados entre 2015 y 2016 fueron: centro educativo, espacios terrestres al aire libre, establecimiento comercial, lugares de hospedaje, parqueaderos, estacionamientos, terreno baldío y vehículo de servicio particular, con 1 caso cada uno.
2.4 Hallazgos Dentro del análisis de la situación de violencias sexuales cometidas contra las mujeres en las tres subregiones de Antioquia estudiadas (Nordeste, Suroeste y Oriente) y en los municipios del Valle de Aburrá; Barbosa, Caldas y Medellín, entre los años 2015 y 2016, se destacan los siguientes hallazgos: La condición de género y la edad como elementos de mayor incidencia Las mujeres continúan siendo las principales víctimas de las violencias sexuales y entre ellas, fueron las niñas y las adolescentes las que presentaron los índices más altos, asunto que se refleja en el ámbito nacional en proporción
similar a los ámbitos regional y local, y que ha sido expuesto en informes anteriores de las Corporaciones Vamos Mujer y Mujeres que Crean, lo que ratifica la sistematicidad de este fenómeno. Hay que destacar que entre los 0 y 5 años de edad aumentan los factores de vulnerabilidad, teniendo en cuenta la total dependencia al adulto para la mínima satisfacción de las funciones vitales, por ello es evidente un mayor riesgo de maltrato físico en niñas y niños, y de abuso sexual en adolescentes. El desbordado número de más de veinte mil casos reportados por el INMLCF y por
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el SISC en el 2016, evidencia el drama y la incertidumbre en que se encuentran las mujeres colombianas de cara al Estado como garante de su bienestar y de su seguridad. En este sentido, no es atrevido hablar de abandono, pues las cifras aluden a un fenómeno que lejos de retroceder, toma fuerza a la luz de la evidencia de profundas desigualdades por razones de género. El ámbito familiar persiste como escenario principal de los hechos victimizantes Según Sonia Vaccaro (2016), psicóloga clínica, perito forense y experta en victimología y violencia basada en género: El abuso sexual intrafamiliar está considerado como uno de los delitos más traumáticos para las víctimas, puesto que a la violencia del hecho en sí, se agrega el carácter sorpresivo e inesperado de los acontecimientos, la ruptura de vínculos hasta ese momento de afecto y la destrucción de la percepción de lo familiar como un sitio de resguardo. (párr. 2)
En lo referente a los agresores, persiste la
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tendencia que señala a familiares, personas cercanas o con algún tipo de vínculo con las víctimas, como los principales responsables de estos hechos victimizantes, y a la vivienda o residencia como el espacio donde se da la mayor vulneración. El predominio de las figuras familiares del padre, padrastro, tío y abuelo que utilizan la cercanía a la víctima y su rol familiar para agredir sexualmente a las niñas, adolescentes y mujeres, siguen siendo evidencia de que se debe apuntar a desenmascarar relaciones incestuosas que tienen un alto subregistro dadas las implicaciones sociales, económicas y emocionales que acarrean para las mujeres víctimas. Las modalidades de denuncia más frecuentes en Medellín son: acto sexual con menor de 14 años, acceso carnal abusivo con menor de 14 años y acceso carnal violento. También se destaca el incremento sustancial de la pornografía con menores de 18 años y el proxenetismo con menor de edad en 2016, que está estrechamente ligado al turismo sexual como modalidad laboral, según lo citado en el estudio exploratorio realizado por la oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el
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delito de la Alcaldía de Medellín en 2015. En el caso de las subregiones, los datos prevalecen para las modalidades del abuso sexual y el asalto sexual en ambos años. Llama la atención la nula denuncia de expresiones de violencia sexual como acceso carnal violento, presunta explotación sexual de niños, niñas o adolescentes, pornografía y contacto engañoso vía internet. El subregistro y la imprecisión de las cifras como evidencia de la magnitud de la problemática Diferentes informes de carácter nacional e internacional señalan el subregistro existente en las diferentes modalidades de violencias sexuales contra niños, niñas y mujeres. Al respecto, Medicina Legal describe las posibles tentativas de la no denuncia como tendencia, así: Es una constante en la revisión de la casuística en diferentes latitudes el hecho de no tener cifras precisas sino estimadas acerca de los delitos sexuales. Esta carencia de cifras exactas obedece a múltiples razones
que van desde países donde culturalmente el vulnerar los derechos sexuales a niños, niñas, adolescentes y mujeres hace parte de tradiciones ancestrales y, por tanto, no es considerado un crimen, hasta países donde los conflictos armados han generado verdaderas tragedias humanitarias con miles de víctimas de este tipo de delitos, muchos de los cuales en época de postconflicto no serán atendidos integralmente por decisiones tomadas para terminar el conflicto, sin dejar a un lado la no denuncia por múltiples razones. (Forensis, 2016: 354)
Según Vaccaro (2016) la falta de denuncia es una característica central de los abusos de carácter incestuoso, los motivos son múltiples, y entre ellos se puede mencionar: - La familia es un sitio con características de endogamia que favorece el secreto y la privacidad. - La víctima de un delito sexual intrafamiliar teme no ser creída porque, además, carece casi siempre de testigos.
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- La víctima se avergüenza de lo sucedido y se autoinculpa creyendo que hubiese podido hacer “algo más” para evitarlo. – En el 90% de las veces el abuso sexual intrafamiliar carece de lesiones y/o marcas, ya que el agresor se acerca de modo “amoroso” y “afable” (factores que aumentan la confusión de la víctima). -En la mayoría de los casos, el entorno familiar tiende a no creer o a minimizar los hechos. -La presión del entorno familiar es muy fuerte para evitar la denuncia y la judicialización. -El perjuicio contra el agresor a veces pasa a ser un “tema de familia” en el cual todos se sienten “mancillados” y comprometidos en el nombre y apellido familiar, motivo por el cual, se evita dar a conocer el delito. -La ruptura de vínculos y la reorganización familiar resultante, hacen que a veces se considere que será peor denunciar que “pasar página”. A pesar del subregistro de las violencias sexuales, se identifica que Antioquia es el
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departamento que ocupa el segundo lugar del país donde se presentó el mayor índice con 2.710 casos en 2015 y 2.163 casos en 2016, mientras que Medellín se destaca como la segunda ciudad capital con mayor número de casos en ambos años con 1.195 para 2015 y 1.934 para 2016. Si bien las cifras anteriores evidencian en Antioquia una mayor cultura de denuncia frente a otros departamentos, también dichas cifras develan la magnitud de la problemática en los territorios, donde las mujeres las mujeres son las principales víctimas. Como asunto a destacar, el 2016 muestra un incremento en la tendencia a la denuncia en los corregimientos de Medellín, lo que alude a dos motivos probables: un real incremento en la denuncia de las víctimas dado por tentativos programas y proyectos favorables para propiciar la acción de evidenciar y poner en conocimiento de las autoridades locales, o por el registro de casos por parte de los sectores involucrados, que son justicia y salud. En ambas posibilidades, al indagar por los programas y acciones estatales comprometidas con el mejoramiento del registro de la información para este tipo de
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problemática, fue posible evidenciar como probable consecuencia o novedad destacable, por parte de la administración municipal en los corregimientos, el Proyecto “Recuperación por violencia política en San Antonio de Prado”, donde 70 mujeres fueron formadas y sensibilizadas en prevención de violencias políticas.
mujeres de modo igual en tiempos de paz que en tiempos de guerra, y lo convierte en el común denominador de la subordinación y la discriminación de las que ellas son víctimas.
La violencia sexual contra las mujeres al margen de los acuerdos de paz Con el XV Informe de la Situación de violación de los Derechos Humanos de las Mujeres se pone en evidencia que la problemática de violencias sexuales se mantiene al margen de los procesos de paz adelantados por el Gobierno Nacional. Así se ratifica que en Colombia la violencia sexual contra las mujeres ha sido y es, sin duda, una constante con o sin conflicto armado, y mantiene patrones y prácticas en diferentes territorios del ámbito nacional y local. La violencia sexual en Colombia y Antioquia es un patrón de ataque directo a las mujeres más allá de la condición de la guerra (aunque en éstas se exacerban), lo que da pie al continuum de violencias que afectan a las
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VIOLENCIA INTRAFAMILIAR CON ÉNFASIS EN VIOLENCIA DE PAREJA
La familia, que no siempre estuvo presente en la historia de evolución de la humanidad, ha sido una institución social que desde su configuración ha pervivido y se ha ido transformando con las condiciones sociales, culturales y económicas de cada contexto. En la actualidad, la idea de familia reconoce diversas tipologías como las extensas, monoparentales/ monomarentales, homoparentales (o parejas del mismo sexo), entre otras. No obstante, la violencia al interior de esta institución continúa siendo una problemática permanente.
En Colombia la violencia intrafamiliar ha afectado principalmente a mujeres, niñas, niños, adolescentes, adultos y adultas mayores, evidenciando como características fundamentales de este tipo de violencia, el abuso de poder y la necesidad de ejercer dominio, superioridad y control sobre la otra persona.
3.1 Situación de la violencia intrafamiliar
con énfasis en la pareja en las subregiones Suroeste, Nordeste y Oriente13
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Es necesario precisar que los datos que se presentan a continuación solo dan cuenta de la violencia física, específicamente las lesiones por violencia de pareja, que son conocidas por el INMLCF de forma directa o indirecta. Lo anterior, supone un número indeterminado de subregistros de otros tipos de violencia que se presentan en las relaciones erótico-afectivas.
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Gráfico 9. Violencia intrafamiliar según sexo, subregiones, casos y tasas 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIAVAC, SICLICO, fecha consulta: 23/Febrero/2017. Notas: Tasa calculadas con base en las proyecciones de población del DANE para el año 2016. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Las cifras de las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente de Antioquia, develan lo anteriormente planteado, pues de los 2.494 casos presentados entre los años 2015 y 2016, el 77% de las víctimas fueron mujeres, con un total de 1.928 casos, mientras los hombres
representaron el 23% con 566 casos. Del 77% representado por las mujeres, las más afectadas fueron las jóvenes dentro del rango de edad de los 18 a los 25 años, mientras que, en los casos de los hombres las cifras más destacadas estaban entre los 0 y los 17 años.
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Gráfico 10. Violencia intrafamiliar en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente de Antioquia, según rangos de edades 2015-2106
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIAVAC, SICLICO, fecha consulta: 23/Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Las cifras anteriores ponen de manifiesto la diferencia entre la violencia intrafamiliar ejercida contra las mujeres y la violencia ejercida contra los hombres, evidenciando que las mujeres desde la niñez experimentan violencias por razones de género y que a lo largo de su ciclo vital las padecen sistemáticamente, situación que se refleja en un continuum de violencias que incluso pueden llegar hasta la muerte.
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El predominio de las violencias contras las mujeres entre los 18 y los 25 años tiene que ver, según los roles que ocupa la mujer en la familia, con los procesos de consolidación de la subjetividad y la autonomía, donde se presentan cuestionamientos a los roles establecidos y el abuso de poder de figuras de autoridad, cuando se es hija. Y, por otro lado, las percepciones del amor romántico, la dependencia económica y la apropiación del cuerpo de las mujeres como objeto, cuando se es pareja.
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Tabla 30. Número de casos de violencia intrafamiliar hacia las mujeres en las subregiones Nordeste, Suroeste y Oriente según presunto agresor 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Regional Noroccidente sobre Violencias, SIAVAC, SICLICO, fecha consulta: 23/Febrero/2017. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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Precisamente en este último rol, el de pareja, es donde se visibilizan las cifras más altas de violencia contra las mujeres en el ámbito familiar, en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente en los años 2015 y 2016. Según la Tabla 30 los agresores más frecuentes son las parejas o exparejas de las mujeres, con el 66%. En el caso de los familiares se destacan por ejercer la violencia; los hermanos o hermanas con 119 casos, seguido por los hijos o hijas con 96 casos, evidenciando que en las dinámicas familiares se desdibujan las figuras de autoridad y se exacerban los abusos de poder, independientemente de los roles que ocupe cada miembro. La subregión que se destaca en el 2015 por la violencia intrafamiliar es el Suroeste, con una tasa de 252,39 casos por cada cien mil habitantes, mientras que en 2016 el territorio que padece más frecuentemente esta violencia es Oriente, con una tasa de 150,11. Con relación al número de casos, el territorio más afectado en 2015 y 2016 fue el Oriente antioqueño, con un total de 1.489 casos, de los cuales 1.129 fueron mujeres. Teniendo en cuenta la prevalencia de la violencia contra las mujeres en las relaciones
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de pareja y con el propósito de profundizar en este tipo de violencias, a continuación, se presentan los datos para el periodo 2015-2016 en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente de Antioquia. La violencia de pareja puede ser entendida como cualquier comportamiento que cause daño entre las personas que tienen o han tenido una relación íntima, sentimental o afectiva, sea ella noviazgo, matrimonio o cohabitación. Puede expresarse a través de diversas formas como la violencia física, psicológica, sexual, económica y patrimonial; siendo comprendida, más que un tipo de violencia específica, como un ámbito donde se ejerce la violencia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la violencia de pareja se ha caracterizado por ser una violencia que afecta principalmente a las mujeres, donde “una de cada tres mujeres en el mundo afirma haber sido víctima de violencia física o sexual a manos de su pareja” (Forensis, 2015: 293). Esta característica permanece en Antioquia, donde en los años 2015 y 2016 se presentaron un total de 9.910 casos, siendo las mujeres las más afectadas con el 84% de los casos (8.354), frente al 23% de los hombres (1.556).
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Tabla 31. Violencia de pareja en Antioquia según sexo 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Notas: Se excluyen los datos de los siguientes municipios, los cuales no se encontraban en la información suministrada: Cáceres, El Bagre, Nechí, Caracolí, Puerto Triunfo, Vegachí, Belmira, Carolina del Príncipe, Entrerríos, Guadalupe, San José de la Montaña, San Andrés de Cuerquia, Abriaquí, Anzá, Cañasgordas, Frontino, Liborina, Olaya, Alejandría, Argelia, San Francisco, Betulia, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Urrao, Valparaíso, Venecia, Arboletes, Murindó, Vigía del Fuerte. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Gráfico 11. Violencia de pareja contra las mujeres según subregiones de Antioquia 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, publicado en Forensis 2015 y Forensis 2016. Notas: Se excluyen los datos de los siguientes municipios, los cuales no se encontraban en la información suministrada: Cáceres, El Bagre, Nechí, Caracolí, Vegachí, Belmira, Carolina del Príncipe, Entrerríos, Guadalupe, San José de la Montaña, San Andrés de Cuerquia, Abriaquí, Anzá, Cañasgordas, Frontino, Olaya, Liborina, Alejandría, Argelia, San Francisco, Betulia, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Urrao, Valparaíso, Venecia, Arboletes, Murindó, Vigía del Fuerte, además de los anteriores en el año 2015: Puerto Triunfo y Tarso. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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Gráfico 12. Tasa de violencia de pareja contra las mujeres según subregiones de Antioquia 2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, publicado en Forensis 2015 y Forensis 2016. Notas: Se excluyen los datos de los siguientes municipios, los cuales no se encontraban en la información suministrada: Cáceres, El Bagre, Nechí, Caracolí, Vegachí, Belmira, Carolina del Príncipe, Entrerríos, Guadalupe, San José de la Montaña, San Andrés de Cuerquia, Abriaquí, Anzá, Cañasgordas, Frontino, Olaya, Liborina, Alejandría, Argelia, San Francisco, Betulia, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Urrao, Valparaíso, Venecia, Arboletes, Murindó, Vigía del Fuerte. Tasas calculadas con base en las proyecciones de población del DANE para el año 2016. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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El comportamiento de este tipo de violencia, según las subregiones, evidencia que el territorio más afectado, teniendo en cuenta el número total de casos para los años 2015 y 2016, es el Valle de Aburrá con 6.966 casos, seguido de Oriente con 475 y Urabá con 362. Según el análisis de tasas, se observa que el Valle de Aburrá continúa siendo prevalente con una tasa de 174,99, le sigue la subregión de Magdalena Medio con 116,93 y el tercer
lugar lo ocupa Oriente con una tasa de 98,09. Profundizando en los datos de las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente, se observa un total de 681 casos de mujeres víctimas de este tipo de violencia para los años 2015 y 2016, siendo el Oriente la subregión con mayor número de casos en ambos años y la que tiene la tasa más alta en 2016.
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Tabla 32. Violencia de pareja contra las mujeres en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente según rango de edades de las víctimas 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Notas: Se excluyen los datos de los municipios de Segovia, Vegachí, Cisneros, San Roque, Betania, Betulia, Concordia, Fredonia, Hispania, La Pintada, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Urrao, Valparaíso, Venecia, Santuario, El Retiro, Alejandría, Concepción, Peñol, Granada, San Rafael, Argelia, San Francisco, de los cuales no se suministró información en el año 2015. Del año 2016 los municipios que no aparecieron fueron: Vegachí, Yalí, Caramanta, Hispania, Jardín, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Urrao, Valparaiso, Venecia, San Vicente, Alejandría, Peñol, Nariño, Argelia, Cocorná, San francisco. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
El análisis de los datos según el ciclo vital de las mujeres, evidencia que en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente, comienza a incrementarse la violencia de pareja a partir de los 15 años hasta los 49, teniendo su pico más alto entre los 25 y los 29 años; y presenta una disminución después de los 55 años. Este comportamiento muestra que una vez las mujeres inician sus vidas erótico-afectivas, se vuelven vulnerables a las violencias de pareja hasta su edad madura. Dicho de otro modo, “el amor entraña una suerte de riesgo para las mujeres al exponerlas al maltrato del hombre que se supone las ama” (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la vida Mujeres que Crean, 2013:118).
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Dicho riesgo se exacerba, según el estado civil de la víctima, en las mujeres en unión libre y en las solteras, quienes aparecen como las más vulnerables. Esta situación da cuenta de que ante la inseguridad del vínculo, los varones acuden a las violencias como estrategias de control, intimidación y subordinación de las mujeres. Al respecto, se retoman los aportes del Informe XII, agresores entre la impotencia y el odio, en el cual se plantea que: Se encuentran, de este modo, varios motivos tras la actuación agresiva: de un lado, doblegar la voluntad del otro mediante la violencia, pero además la agresión se instituye como una manera de proceder ante la percepción según la cual es amenazado el poder que ostenta el varón. (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la vida Mujeres que Crean, 2013: 93)
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Tabla 33. Violencia de pareja contra las mujeres en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente según estado civil de las víctimas 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Notas: Se excluyen los datos de los municipios de Segovia, Vegachí, Cisneros, San Roque, Betania, Betulia, Concordia, Fredonia, Hispania, La Pintada, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Urrao, Valparaíso, Venecia, Santuario, El Retiro, Alejandría, Concepción, Peñol, Granada, San Rafael, Argelia, San Francisco, de los cuales no se suministró información en el año 2015. Del año 2016 los municipios que no aparecieron fueron: Vegachí, Yalí, Caramanta, Hispania, Jardín, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Urrao, Valparaiso, Venecia, San Vicente, Alejandría, Peñol, Nariño, Argelia, Cocorná, San francisco. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Se agrega además que las estrategias para lastimar la autoestimación, el control y la exigencia de la obediencia, al parecer se encuentran enmarcadas en el interés de sostener la virilidad. La virilidad se ha construido en torno a la idea según la cual las características inherentes a la masculinidad son la valoración y el prestigio y éstas son sostenidas por la mujer instituida como pareja. (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la vida Mujeres que Crean, 2013: 115)
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Según este informe, el matrimonio sería un instrumento que permitiría menguar la inseguridad de los hombres, debido a su pretensión social y cultural de regular la sexualidad femenina. Gráfico 13. Violencia de pareja contra las mujeres según mecanismo causal de la lesión, subregiones Nordeste, Suroestes y Oriente de Antioquia 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Notas: Se excluyen los datos de los municipios de Segovia, Vegachí, Cisneros, San Roque, Betania, Betulia, Concordia, Fredonia, Hispania, La pintada, Támesis, Tarso, Retiro, Santuario, Alejandría, Concepción, Peñol, Granada, San Rafael, Argelia, San Francisco, de los cuales no se suministró información en el año 2015. Del año 2016 los municipios que no aparecieron fueron: Yalí, Vegachí, Caramanta, Betulia, Hispania, Jardín, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Urrao, Valparaiso, Venecia, San Vicente, Alejandría, Nariño, Argelia, Cocorná, San Francisco. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
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Con relación a los mecanismos utilizados para ejercer dicha dominación se puede observar, en el gráfico 13, que son múltiples; yendo desde los golpes, estrujones, generadores de asfixia hasta la utilización de armas blancas, tóxicas y químicas. Esta situación conlleva a afirmar
que las pretensiones de las violencias contra las mujeres en el marco de sus relaciones amorosas tienen además de sevicia y crueldad, intenciones de dejar marcas permanentes en el cuerpo de las mujeres, e incluso llegar a su aniquilamiento.
Gráfico 14. Violencia de pareja contra las mujeres según factor desencadenante de la agresión, subregiones Nordeste, Suroeste y Oriente 2015
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Fuente: INMLCF, Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencias, SICLICO, Fecha consulta: 02/Enero/2017. Notas: Se excluyen los datos de los municipios de Segovia, Cisneros, Vegachí, San Roque, Betania, Betulia, Concordia, Fredonia, Hispania, La Pintada, Montebello, Pueblorrico, Támesis, Tarso, Titiribí, Titiribí, Urrao, Valparaíso, Venecia, Santuario, Retiro, Alejandría, Concepción, Peñol, Granada, San Rafael, Argelia, San Francisco de los cuales no se suministró información. Para el año 2016, según Medicina Legal no se encuentra recategorizada. Procesó: Corporación Vamos Mujer.
Los escenarios privilegiados para la expresión de este tipo de violencia, muestran que aunque la vivienda es el lugar de mayor ocurrencia de los hechos, con 511 casos para las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente, entre 2015 y 2016, existe un número muy significativo de violencias que ocurrieron en la calle y en lugares públicos, lo que demuestra que las mujeres se encuentran inseguras en todos los escenarios y que la sociedad es un testigo indiferente de la violencia que se ejerce contra ellas.
mujeres. Esto se vería reflejado también en la gráfica 14 donde se ubican la intolerancia, el machismo y los celos como los principales desencadenantes de las agresiones hacia las mujeres, no solo en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueños sino en todo el país.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, puede plantearse que la violencia de pareja es expresión de un sistema socio-sexual patriarcal, que tiene sus raíces más profundas en la intención de mantener, re-crear y reproducir la opresión y subordinación de las
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3.2. Situación de violencia intrafamiliar y de pareja
contra las mujeres en Medellín
Se encuentra que la pareja es una de las relaciones interpersonales en las que ocurre mayor victimización femenina que, como se ha nombrado, puede desencadenar en la muerte. En Medellín, se presentó una Tabla 34. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según sexo de las víctimas, casos y tasas 2015-2016 disminución de 921 casos de violencia intrafamiliar en 2016, con respecto al año anterior (en 2015 hubo 5.960 casos y en 2016 hubo 5.039), según Fuente: Sistema THETA. SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín. Informe estadístico de violencia intrafamiliar. 1 de enero a 31 de diciembre de 2015 y 1 de enero a 31 de diciembre SISC; sin embargo, de 2016. se mantiene el Es probable que el subregistro sea más alto porcentaje de mujeres y hombres víctimas. Las y que por la falta de garantías y acciones tasas indican que por cada cien mil mujeres, concretas, las víctimas no inicien un proceso 67 de ellas fueron víctimas de violencia de atención. La violencia intrafamiliar sigue intrafamiliar. A pesar de la disminución, los siendo el foco de análisis de la violencia 5.039 casos registrados en 2016 constituyen dentro del sistema patriarcal, dado que la una cifra alarmante sobre la situación de familia es cuna de estereotipos asociados al violencia que padecen las mujeres en la género. ciudad.
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Tabla 35. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según rango de edad 20152016
Fuente: Sistema THETA. SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín. Informe estadístico de violencia intrafamiliar. 1 de enero a 31 de diciembre de 2015 y 1 de enero a 31 de diciembre de 2016.
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Es importante reflexionar acerca del comportamiento de las denuncias por violencia intrafamiliar (VIF). En este sentido, llama la atención que entre los 14 y los 17 años, el reporte de casos adquiere una connotación dramática que triplica el número de mujeres agredidas, con respecto al número de hombres. Además, en general, la cifra de violencia intrafamiliar contra las mujeres en 2016, como en 2015, supera por más de cinco veces los casos presentados contra los hombres. Esta se constituye en una razón determinante para comprender este tipo de violencia como un hecho de género, permitiendo inferir que la violencia se agudiza en relación con oficios, tareas, roles asignados al género. Además, es posible asociarla con las formas
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de relacionamiento mediante ejercicios de opresión, comprensiones erróneas del amor romántico, así como los vínculos económicos y patrimoniales que marcan aspectos determinantes en las relaciones familiares y en los vínculos afectivos. El rango de edad que se destaca por el número de casos en el que las mujeres fueron víctimas de VIF en 2016, es el de 18 a 24 años con 737 casos reportados. Esta es la franja etaria en la que se cometen mayores actos de violencia intrafamiliar tanto en 2015 como en 2016. Es importante resaltar las franjas de 33 a 38 años (658 casos) y 39 a 45 años (529 casos). La tabla no es concluyente para estimar razones que ocasionaron la violencia.
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Tabla 36. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según nivel académico 2015-2016
Fuente: Sistema THETA. SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín. Informe estadístico de violencia intrafamiliar. 1 de enero a 31 de diciembre de 2015 y 1 de enero a 31 de diciembre de 2016.
Esta tabla muestra la relación existente entre nivel académico y la incidencia de la violencia intrafamiliar. La tendencia indica que existe una asociación del nivel de formación o nivel académico con el uso de la violencia en la resolución de conflictos, es decir que a mayor formación, disminuye la posibilidad utilizar la violencia. Sin embargo, son destacables los 26 casos registrados en 2016 en el nivel académico de especialización, porque indican que la escala
de VIF se mantiene de manera estandarizada en todos los niveles de educación, al observar que se ajusta durante los dos últimos años a un mismo modelo de comportamiento y de denuncia. Esta tabla permite reconocer que los patrones de VIF aún no se modifican ni mucho menos disminuyen, sino que repiten un círculo violento, relacionado con estereotipos e imaginarios culturales.
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Tabla 37. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según estado civil 20152016
Fuente: Sistema THETA. SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín. Informe estadístico de violencia intrafamiliar. 1 de enero a 31 de diciembre de 2015 y 1 de enero a 31 de diciembre de 2016.
De acuerdo con la información sobre el estado civil de las víctimas de VIF, se pone de manifiesto que la mayor incidencia de este tipo de violencia en el 2016 se presentó en mujeres solteras, jóvenes, con un total de 1.656 casos, equivalentes al 33%. Algunos de estos casos pueden interpretarse alrededor de una comprensión errónea del amor romántico, de la dependencia emocional y de la dominación
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de las mujeres. Adicionalmente, es necesario reconocer que, en ese mismo sentido, la dependencia económica y patrimonial pueden ser características de la VIF en las mujeres casadas y en unión marital de hecho, situaciones en las que se reportaron 1.069 casos (21%) y 1.204 casos (24%), respectivamente.
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Tabla 38. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según Modalidad 2015-2016
Fuente: Sistema THETA. SISC, Secretaría de Seguridad, Alcaldía de Medellín. Informe estadístico de violencia intrafamiliar. 1 de enero a 31 de diciembre de 2015 y 1 de enero a 31 de diciembre de 2016.
En las modalidades para ejercer la VIF se destacaron, tanto en 2015 como en 2016, la violencia física y la violencia verbal, teniendo los registros más altos en denuncias. La violencia física tuvo un aumento porcentual, pasando del 29% (1.746 casos) en 2015, al 32% (1.636 casos) en 2016. Esto indica que a pesar de que se presentó una disminución en el número de casos reportados, se encuentra un aumento en esta modalidad de violencia intrafamiliar manifiesta durante la denuncia. Por su parte, la violencia verbal fue la segunda categoría de la tabla No. 38 en registrar un alto número de denuncias, correspondientes a 1.079 casos en 2016 y 1.190 en 2015.
Otras variables (agravio, psicológica, ofensa) indicaron, más que la ausencia de denuncias, la necesidad de continuar ofreciendo a las mujeres formación y capacitación en temas de género y derechos humanos con el propósito de sumar herramientas que motiven la denuncia, activen su conciencia a favor de sí mismas y promuevan la utilización de los mecanismos existentes para salvaguardar sus derechos. Sigue siendo inquietante la cifra dada en la variable sin dato que en 2016, reportó 293 casos en los que se desconoce la modalidad del hecho violento.
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3.3. Situación de violencia intrafamiliar y de pareja contra las mujeres en
Barbosa y Caldas
Tabla 39. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas según presunto agresor y sexo de la víctima 2015-2016*
Fuente: INMLCF Grupo: Centro de Referencia Nacional Sobre la Violencia (GCRNV). Base: Sistema de Inf 2016*: Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016) Fuente: INMLCF Grupo: GCRNV. Base: SICLICO.
Las categorías compañero permanente, excompañero permanente, pareja o expareja, novio y exnovio, agrupan la totalidad de las denuncias hechas por las mujeres en Barbosa y Caldas. En 2015 los reportes se centraron en la variable
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pareja-expareja con 15 y 55 registros en Barbosa y Caldas respectivamente, mientras que 2016 mostró una tendencia más elevada hacia las modalidades compañero permanente con 13 casos en Barbosa y 21 en Caldas, y Compañero-excompañero permanente con 6 y 15 casos respectivamente.
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Tabla 40. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas, según sexo de la víctima y tasas 2015-2016
Fuente: INMLCF Grupo: GCRNV. Base: SICLICO. * Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016).
El comportamiento de los casos en los municipios de Barbosa y Caldas es similar al observado en el contexto de la ciudad y la relación de denuncia excede por más del doble o hasta el triple los casos de mujeres frente a los de los hombres. Las tasas municipales dan
cuenta de que, por cada cien mil habitantes de Barbosa, 97,8 mujeres fueron víctimas de violencia de pareja. Así mismo, en Caldas se registró una tasa 98,1 mujeres víctimas en 2016.
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Tabla 41. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas, según grupos de edad y sexo de la víctima 2015-2016
Fuente: INMLCF, Grupo: GCRNV. Base: SICLICO. * Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016).
Los grupos de edades en los que se presentó mayor registro de vulneración de derechos por violencia de pareja, coincide en los dos municipios con las franjas que van desde los 20 hasta los 39 años.
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Tabla 42. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas según estado civil y sexo de la víctima 2015-2016*
Fuente: INMLCF, Grupo: GCRNV. Base: SICLICO. * Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016).
En torno al estado civil de las víctimas de violencia de pareja, la mayoría de los registros se ubicaron en las categorías unión libre y soltera, observando un comportamiento similar para los municipios de Barbosa y Caldas.
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Tabla 43. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas según mecanismo causal y sexo de la víctima 2015-2016*
Fuente: INMLCF, Grupo: GCRNV. Base: SICLICO. * Información preliminar sujeta a cambios por actualización (Consulta base: 5 de enero de 2017 - fecha de corte: 31 de diciembre de 2016).
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En relación con los mecanismos causales de las agresiones, en los dos municipios predominaron los golpes con objetos contundentes y mecanismos múltiples poniendo en evidencia el riesgo de las mujeres a sufrir violencias. 3.4 Hallazgos El continuum de violencias hacia las mujeres en Colombia; expresión de la vigencia y profundización del patriarcado Los datos oficiales sobre violencias han puesto de manifiesto la preocupante situación que viven las mujeres en los contextos de sus relaciones íntimas, donde resultan ser agredidas a lo largo de su vida por parte de sus familiares y su pareja. Al respecto, la OMS (2016) afirma que “en todo el mundo, casi un tercio (30%) de las mujeres que han tenido una relación de pareja refieren haber sufrido alguna forma de violencia física y/o sexual por parte de su pareja en algún momento de su vida” (párr.2). Colombia no es la excepción a esta situación. El aumento del 7% en las cifras de violencia de pareja en el país evidencian la magnitud
y la exacerbación de esta problemática en el año 2016, donde por cada cien mil personas 126,30 fueron víctimas de esta violencia. “De los 50.707 casos de violencia de pareja registrados en el año 2016, el 86% fue por violencia contra la mujer, con una tasa de 213,48 por cien mil habitantes, evidenciando claramente cómo esta violencia, aunque se presenta en ambos sexos, continúa siendo la mujer la más afectada” (Forensis 2016: 310). De acuerdo con las anteriores cifras, las mujeres en Colombia experimentan la violencia íntima como un continuum en sus vidas, permitiendo develar cómo la violencia contra las mujeres, lejos de ser un hecho
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aislado de rabia o pérdida de control de los varones, es una práctica social, política, sistemática y generalizada. Se habla de una práctica social y política en tanto su finalidad es mantener y reproducir una relación de poder desigual entre hombres y mujeres, donde los primeros tienen el control y dominio, y las segundas son oprimidas y subordinadas. Son violencias sistemáticas, porque afectan a las mujeres por su condición de género y tienen como fin último mantener el sistema sociosexual patriarcal. Y son generalizadas, porque son comunes y corrientes, es decir, afectan a las mujeres de todo el mundo, sin exclusión de clases sociales, ni edades. Los enfoques feministas avanzan en una visión de las violencias desde la experiencia de las mujeres y las niñas y superan la visión fragmentada de las categorías legales que no dan cuenta de un hilo conductor que da sentido político a las violencias contra ellas. La noción de continuum posibilita identificar y analizar la diversidad de las violencias que viven las mujeres en el sistema socio-sexual patriarcal y facilita además interpretarlas como dispositivos de poder para
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mantener dicho sistema y para que las mujeres se adscriban a sus mandatos. Desde esta perspectiva el factor de riesgo es la diferencia sexual. (Sánchez, 2010:17)
¿La no legalización del vínculo exacerba la violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja? Las cifras oficiales a nivel nacional visibilizan que, en el año 2016, el mayor número de mujeres víctimas de la violencia de pareja se encontraba en unión libre, con el 47,85%, o eran solteras, con el 30,3%, mientras que solo el 12,6% eran casadas. Estas cifras ponen de manifiesto preguntas como ¿Las mujeres casadas sufren realmente menos violencias en sus relaciones de pareja? O, por el contrario ¿La legalización del vínculo es un obstáculo para la denuncia, debido a la naturalización de las violencias contra las mujeres? Teniendo en cuenta esta última hipótesis, cabe considerar que socialmente la legalización del vínculo ha sido construida a partir de un sentido de propiedad y de poder sobre la vida de las mujeres, lo que crea una atmósfera de aceptación y de silencio frente a las violencias de género, causando
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un subregistro en los datos oficiales (que se obtienen gracias a las denuncias). Por otro lado, los altos niveles de violencias hacia las mujeres solteras y en unión libre, pueden relacionarse con la inseguridad que causa en los varones perder, desde un rol “dominante”, el poder y prestigio, razón por la cual acuden a la violencia como estrategia de control, intimidación y subordinación de las mujeres para asegurar ante la sociedad su virilidad, fuerza y dominio. Los celos dan cuenta de un examen y vigilancia de la vida sexual de la mujer a la que se ha colocado en la posición de pareja. La sospecha y los celos parecen ser un testimonio de un temor permanente en el hombre, según el cual él no puede responder suficientemente a las expectativas amorosas y sexuales de la mujer. (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la vida Mujeres que Crean, 2013: 124)
Según las cifras oficiales, los principales factores que desencadenan las conductas agresivas en el marco de las relaciones de pareja son la intolerancia, el machismo,
los celos, la desconfianza y la infidelidad; emociones y actitudes promovidas por ideas erróneas del amor romántico, en el marco del sistema cultural patriarcal. La afectación de la violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja según territorios Antioquia se caracterizó como el segundo departamento de más ocurrencia de la violencia de pareja durante los años 2015 y 2016, con 4.809 y 5.101 casos respectivamente. De igual manera, Medellín fue la segunda ciudad más afectada en ambos años con un total de 3.151 en 2015 y 3.223 en 2016. Los municipios con el mayor número de casos de violencia contra las mujeres en el ámbito de la pareja en Antioquia fueron: en el año 2015, Medellín con 2.665, Bello con 277, Itagüí con 240 y Turbo con 114 casos. Y en el año 2016, Medellín con 2.659, Bello con 320, Itagüí con 251 y Turbo con 128 casos. Según tasas, los municipios que se destacaron por la violencia contra las mujeres fueron: en 2015, La Ceja 333,10 (74 casos), Andes 301,34 (55 casos) y Medellín con 229,73. En 2016, Cisneros con 318,89 (12 casos), Giraldo con 317,86 (5 casos) y La Ceja 300,52 (67 casos).
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Del total de casos con información en 2016 (50.549), el 92,30% ocurrió en la cabecera municipal, mientras que el 7,70% en la parte rural (Forensis 2016: 315). Debe tenerse en cuenta que las mujeres rurales también padecen esta problemática en condiciones de mayor vulnerabilidad, debido entre otros, a la ausencia del Estado, las condiciones económicas de dependencia de sus compañeros, la ubicación territorial alejada de las cabeceras municipales y de las redes de apoyo que puedan brindarles ayuda, y los pocos recursos económicos destinados a programas que prevengan y atiendan adecuadamente la problemática. Por lo anterior, se hace necesario que el Estado, no solo continúe con la implementación de políticas y programas que prevengan y atiendan esta problemática con mayor eficiencia, sino que además descentralice sus programas y proyectos para que las mujeres rurales tengan un acceso a la protección, la atención y la justicia.
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La multiplicidad de expresiones de la violencia contra las mujeres La violencia contra las mujeres es una práctica histórica que se ha presentado en todas las clases sociales, culturas, etnias y edades, teniendo como características la naturalización, justificación e impunidad. Este tipo de violencia se ha presentado en el ámbito familiar, laboral, social, comunitario y en las relaciones íntimas, a partir de diversas expresiones como son la violencia simbólica, verbal, psicológica, física, patrimonial, económica, sexual y feminicida. En la actualidad, no existe en Colombia un sistema de información unificado, que permita dar cuenta del estado de las violencias contra las mujeres en sus múltiples expresiones, pero las cifras de diferentes instituciones ponen de manifiesto que la situación que vive este género es crítica. Según las cifras oficiales las víctimas mujeres prevalecen en porcentajes frente a los hombres en violencias como la intrafamiliar, la sexual y la de pareja, además las mujeres son asesinadas por condiciones de género y viven las agresiones en todos los escenarios
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(públicos y privados). Se visibiliza que las expresiones de las violencias contra las mujeres van desde la amenaza, el agravio, la violencia psicológica y verbal, hasta la física y sexual. Las violencias físicas en la pareja presentaron un dato alarmante de 43.717 casos, reportados en Medicina Legal para el año 2016, dentro de las cuales, las estrategias y mecanismos causales son múltiples: golpes, estrujones, generadores de asfixia, armas blancas, todo tipo de objetos cortantes, cortopunzantes, armas de fuego, químicos y tóxicos. La sevicia, la crueldad, el uso desmedido de la fuerza, la pretensión de dejar marcas en el cuerpo y la diversidad de conductas aberrantes, son reflejo del odio que esta sociedad siente hacia las mujeres. Por lo anterior, visibilizar la situación que viven las mujeres en el marco de las violencias sexuales, intrafamiliar, de pareja, homicidios y feminicidios, solo es un paso para la transformación de esta problemática.
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CAPÍTULO DOS
O B S T Á C U L O S P A R A L A A T E N C I Ó N Y P R O T E C C I Ó N D E L A S M U J E R E S V Í C T I M A S D E V I O L E N C I A S S E X U A L E S
Entre silencios, culpas y desatención: Reflexiones y cifras sobre las violencias contra las mujeres y rutas de atención
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VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LAS MUJERES: ROMPER EL MIEDO, UNIR LAS RESISTENCIAS
El capítulo anterior hizo un barrido por diferentes categorías sobre la situación de violación de derechos humanos de las mujeres desde las tipologías de violencias mortales como son homicidios de mujeres y presuntos feminicidios, violencia intrafamiliar con énfasis en violencia de pareja y violencias sexuales en tres de las nueve subregiones de Antioquia: Nordeste, Suroeste y Oriente; también de Medellín con sus características particulares como capital del departamento y epicentro de múltiples acciones estatales que favorecen o complejizan la situación de las mujeres; y por último, de Caldas y Barbosa, que hacen parte de los diez municipios del Valle de Aburrá. El presente capítulo hace énfasis en las violencias sexuales contra las mujeres en el marco de las rutas de atención que se instauran a partir de la Ley 1257 de 2008, que agrupa las múltiples complejidades que afrontan las mujeres. Para esto se plantean tres áreas de análisis: La primera de ellas agrupa la subjetividad
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de las mujeres en cuanto a sus percepciones frente a las vivencias de violencias sexuales, en un extenso abanico de crueldad contra la condición humana en razón de la condición de género, y frente a las secuelas que se presentan en el ámbito íntimo y emocional, afectando no solo a las víctimas sino también a otros y otras. La segunda es territorial; se relaciona con los contextos de las víctimas y con el afuera. Evoca el reconocimiento social que se da a su condición de vulneración, en relación con su fragilidad como sujetos de derechos desde un ámbito social, que pasa por la familia como nicho primario de relaciones y por la comunidad como un espacio de interacción donde cohabitan diversos actores legales e ilegales que influyen en las vidas de las mujeres. La tercera analiza la relación de las mujeres con el ente institucional que promueve la ruta de atención en violencias sexuales y la forma como las mujeres logran o no acceder a la justicia. Este bloque alude de manera directa al
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papel que cumplen las instituciones del Estado adscritas a la ruta de atención en violencias sexuales y evoca las voces y reflexiones de algunos servidores y servidoras públicas en torno al acompañamiento y activación de dicha ruta, poniendo en evidencia el continuum de violencias que se refleja en la impunidad del delito por un insuficiente acompañamiento del Estado, pese a la existencia de esfuerzos concretos para mitigar los impactos negativos que generan estas violencias. Medellín y Urrao: un análisis comparativo Para el análisis de este capítulo se realizó un comparativo entre Medellín y Urrao. La primera, como ciudad capital, caracterizada por el desarrollo industrial y comercial, la mayor asignación de recursos económicos, la alta densidad poblacional, la distribución y consumo de bienes y servicios, y las características diversas frente al modo de vida y las concepciones culturales de sus habitantes, da un panorama amplio del comportamiento de las violencias y de las rutas de atención en un contexto urbano que vale la pena contrastar. Por su parte, el municipio de Urrao, ubicado en la subregión del Suroeste, caracterizado como
el segundo municipio más grande en extensión territorial del departamento de Antioquia, el cual cuenta con el 60% de población rural, donde tienen presencia tres resguardos indígenas y un título colectivo adjudicado a una comunidad afrodescendiente; basa su economía principalmente en la producción agropecuaria y sus características aluden a un municipio de tercera categoría dentro del marco de referencia municipal que rige la Ley 136,14 por tener menor población y una infraestructura mínima de recursos y básica en servicios y atención estatal; hace referencia a un contexto rural. La información y comparación de estos dos contextos territoriales, en función de las rutas de atención de violencias sexuales, está transversalizada por testimonios inéditos de 9 mujeres adultas; 5 en Urrao y 4 en Medellín, que fueron víctimas de esta tipología de violencia y que de manera voluntaria decidieron contar los hechos, en muchos casos, rompiendo un silencio petrificado por el paso del tiempo. 14
LEY 136 DE 1994 (Junio 02) reglamentada parcialmente por el Decreto Nacional 863 de 2009, por la cual se dictan normas tendientes a modernizar la organización y el funcionamiento de los municipios.
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Las voces de las mujeres son el hilo conductor de este capítulo; sus testimonios contienen una verdad que se retoma en estas páginas con el máximo respeto y solidaridad, porque, a pesar de que esa verdad ha marcado sus rutas de vida, es también evidencia de la resistencia para sobreponerse y seguir luchando. El capítulo también agrupa las voces de servidores y servidoras públicas de dichos municipios, cuyos cargos se hallan en relación directa con la garantía del acceso a las rutas de atención a violencias sexuales. Definición de violencias sexuales Para comprender la problemática de las violencias sexuales es importante reconocer que existe un universo muy amplio de tesis que la define y que la realidad en este sentido es muy compleja y desbordante. Sin embargo, tal y como lo expresa el documento comparativo de los últimos 10 años de realización del Informe de la Situación de Violación de los Derechos Humanos de las Mujeres […] se demuestra que el panorama de las múltiples violencias sexuales está sobre diagnosticado y que hace más de 10 años que
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las organizaciones sociales de Medellín, adelantan estrategias para la articulación de acciones para la prevención, la atención, la judicialización, y no se reduce ni el número ni los efectos de las vulneraciones de derechos contra las mujeres en Medellín. (Corporación Vamos Mujer y Corporación Para la Vida Mujeres que Crean, 2016: 40)
Se toma como base lo planteado por la OMS, que la define como todo acto sexual con una persona sin su consentimiento, la tentativa de consumar, los comentarios o insinuaciones íntimas no deseadas, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante el uso de la fuerza o chantaje, independientemente de la relación del agresor con la víctima, pero aprovechando su posición de jerarquía en cualquier ámbito, incluyendo el hogar, la escuela, el lugar de trabajo, entre otros. De acuerdo con esta definición y trasladándola al contexto del XV Informe, las violencias sexuales afectan a las mujeres en el amplio abanico de su condición etaria: niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y tercera edad,
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así como en ámbitos familiares, sociales, armados, políticos, educativos y laborales. Esto indica que, en términos generales, no hay espacio público o privado que esté exento de violencias sexuales. Por su parte, una amplia gama de modalidades reconoce la victimización en función del género: acceso carnal violento, que es uno de los delitos que mayores estadísticas alcanza a nivel nacional año tras año, a la par de los abusos sexuales, tocamientos, exhibicionismo, acoso, explotación sexual comercial, y otras formas basadas en el uso de redes sociales y asociadas a la intimidación, el chantaje y la humillación de las mujeres. Actualmente existen leyes como la 1146 de 2007 para la prevención y atención integral de niñas y adolescentes abusadas sexualmente; la 1257 de 2008 de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres; la 1336 de 2009 con la que se ratifica la lucha contra la explotación, la pornografía y el turismo sexual con niños, niñas y adolescentes; la 1719 de 2014 que adopta medidas para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia sexual, en especial la que se presenta en el
conflicto armado; y la Sentencia C-355 de 2006 de despenalización del aborto, que en uno de los tres casos permitidos habla de la violencia sexual: […] c) cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentida, o de incesto, por mencionar unas cuantas en la materia. Incluso hay acuerdos locales creados para trasversalizar programas y acciones en el Plan de Desarrollo Municipal. Además las violencias sexuales se reconocen dentro del Derecho Internacional Humanitario (DIH) como delitos contra la libertad, la integridad, la autonomía y la formación sexual y en casos inscritos en el marco del conflicto armado, es vista como un arma de guerra y tortura. Sin embargo, la aplicación efectiva de estas leyes queda en entredicho frente a las cifras reales de violencias sexuales en el territorio, dando prueba de la inoperancia de las leyes en Colombia. Intenciones de las violencias sexuales Las violencias sexuales, en su conjunto, existen como mecanismos para demostrar la
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superioridad del agresor frente a la víctima. Sin embargo, los propósitos de los ataques sexuales, directos e indirectos, son múltiples y se presentan contra las víctimas, sus familias o las comunidades a las que pertenecen, con el fin de llevar a cabo la dominación y de disponer del cuerpo de la otra persona a su voluntad. Más allá de la dominación, el ejercicio del poder o la satisfacción de un deseo sexual, algunas de esas intenciones directas de los agresores contra las víctimas están asociadas con una intención de callar y amedrentar para que se abstengan de denunciar. En otros casos, se dan para castigar a una persona, o al grupo o comunidad a la que pertenecen.
1.1 Emociones y violencias sexuales Una mirada reciente sobre las emociones humanas, deja vislumbrar una paulatina transformación de los enfoques teóricos tradicionales, que las asocian con características fisiológicas primarias, como reacciones involuntarias y automáticas o experiencias subjetivas basadas en el conocimiento de las personas.
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Martha Nussbaum, filósofa norteamericana, es, en la actualidad, la exponente más destacada de las teorías sobre las emociones humanas. Su planteamiento apunta a que las emociones surgen de las maneras de entender aquello que nos rodea en relación con el entorno cultural de cada individuo y sus relaciones sociales y por eso no son universales sino que dependen de cada cultura y pueden llegar a ser desaprendidas. La diversidad de emociones como son la ira, el miedo, la simpatía, el asco, la envidia o la culpa juegan una función determinada en la medida en que muchas de ellas establecen de alguna forma el modo de relación que tienen los individuos entre sí. Las emociones que son negativas frenan el impulso que lleva a la consecución de buenos fines en la misma medida en que los sentimientos de amor, empatía y solidaridad que se pueden dar entre los integrantes de una comunidad favorece el establecimiento de la armonía que puede reinar entre ellos. Algunas de estas emociones tienen un impacto profundo en el
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modo de relación o sentidos de pertenencia que pueden tener los individuos con una nación, una sección geográfica y en general en el grado de implicación. (Rodríguez, 2016: 147-149)
Nussbaum también establece una interesante relación entre política y emociones. En su libro Emociones políticas. ¿Por qué el amor es importante para la justicia? La autora se refiere a las emociones políticas como aquellas que “exigen un sacrificio personal y un altruismo no selectivo por parte de los integrantes de una comunidad” (Rodríguez, 2016: 148). En este sentido, la filósofa hace un llamado de atención a los sentimientos de compasión, la indignación frente a las injusticias, las limitaciones que contienen la envidia y el asco a un sector social. Todo ello en pro de lograr una simpatía incluyente, que permita crear un ambiente mucho más favorable para distintos sectores de la sociedad. A continuación, se presentan algunas de las emociones identificadas en las narraciones de las mujeres víctimas de violencias sexuales que aportaron sus testimonios para la producción de este Informe y que se traducen en obstáculos para la denuncia y oportuna activación de las
rutas de atención y protección de las mujeres ante los organismos locales y nacionales. Las emociones a las cuales las mujeres hicieron mención en el marco de la violencia sexual, estriban también, en las construcciones sociales, estructurales que son asignadas según el sexo, el género, la pertenencia étnica, la edad, etc. El miedo El miedo es una emoción muy frecuente que habita a las mujeres víctimas de violencias, en tanto es el resultado de una estrategia del agresor para el sometimiento de las mujeres. En este sentido, el miedo no es comprendido como una simple reacción automática, sino que tiene su soporte en una serie de actos violentos, amenazas e intimidaciones, que realizan los agresores para la creación de un contexto que favorezca el ejercicio abusivo del poder, a partir de la doblegación de la voluntad de la mujer. Al respecto, en el análisis del informe XIII de agresores se plantea que “las estrategias implementadas para crear un contexto que permite la agresión, apuntan a invalidar al otro, exacerbar una sensación de menoscabo y desvalimiento” (Corporación
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Vamos Mujer y Corporación para la vida Mujeres que crean, 2013: 113). De otro lado, Rosana Reguillo argumenta que “el miedo es una experiencia individualmente experimentada, socialmente construida y culturalmente compartida” (2000: 189), y conduce a la reflexión que agrupa diversos contextos: individualmente, porque se manifiesta en conductas inhibitorias y paralizantes para transitar los territorios; socialmente, porque los territorios están marcados por prácticas que buscan el control de unos actores sobre otros; y culturalmente compartido, porque esas inhibiciones individuales y sociales se transmiten de manera “espontánea” como una forma de protección. Pensar la complejidad de esta realidad, permite ubicar esta emoción como una subcategoría emergente en los relatos de las mujeres entrevistadas, tanto en Medellín como en Urrao, y en general, en las experiencias de violencia sexual vividas por las mujeres, que tienen una traza permanente de miedo. Tanto en un plano individual como en uno colectivo, el miedo es la emoción más
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constante expresada por las mujeres y se evidencia durante y después del hecho de violencia sexual, en relación con el desasosiego frente a la tentativa de perder la vida, por las retaliaciones del victimario, si se denuncia la violencia sexual, o la posibilidad de que la violencia persista. Al respecto, una mujer entrevistada en Medellín se refiere a la secuela del delirio de persecución, asociada al miedo por volver a ser violentada por sus agresores: […] yo salía a la calle y me quería morir del susto, porque para mí todos los hombres que yo veía con cachucha y con chaqueta, yo sentía que eran ellos, yo salía corriendo y me iba para la casa y me quería morir, estuve como con delirio de persecución como seis meses, yo no soportaba encontrarme un hombre con cachucha y chaqueta porque ya sentía que me iban a matar, fue horrible […] (AP)
La generación de miedo se convierte en una estrategia del victimario para mantenerse anónimo y continuar perpetuando violencias. Por esto, el miedo es la emoción que más limita la posibilidad de denunciar o contar lo
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sucedido: […] no denuncié por desconocimiento y por temor, porque cuando fui violada, ellos me dijeron que si yo algún día hablaba y contaba lo que me había pasado, ellos me podían matar […] (AP)
Ante la ocurrencia de un hecho violento, la emoción del miedo emerge como soporte o refuerzo, como un instinto de protección y supervivencia. En este plano, las conductas adaptativas ante el victimario, como recurso de sobrevivencia frente a la dominación, se transforman en estrategias para la supervivencia. […] Me sentí con muchas ganas de contarle a mi mamá y a mi papá (que nos violaron a mi hermana y a mí) pero yo le decía (a mi hermana) no, no les cuente que de pronto se dan cuenta que contamos y entonces nos matan. Y ella me decía, no, a mí no me da miedo contar y yo le dije no se ponga de sapa que acuérdese que por acá por ponerse de sapas un poco de peladas resultaron
en la cañada muertas, se les veía las calaveras y huesos por ahí, nosotros pasábamos y brincábamos por encima de ellas y no las dejaron recoger de allá que porque mataban (a quiénes las recogieran) […]. (YL)
Del mismo modo, las emociones que afloran en mujeres víctimas de violencias sexuales, refieren las estrategias de dominación y subordinación que tienen los victimarios como fin cuando se ejerce la violencia contra las mujeres, específicamente en la violencia sexual, que elimina la autonomía sobre el propio cuerpo, la soberanía sobre sí misma e, incluso, la posibilidad de decisión sobre su materialidad, porque esta violencia es la apropiación del cuerpo “violable”, “accesible”, “cuerpo sin poder de decisión”, “cuerpo expropiado históricamente” (Segato, 2014: 50). El testimonio de una mujer de Medellín, permite una reflexión en torno a la naturalización del miedo si se recibe de parte de una figura familiar y cercana, en este caso el padre, y un “darse cuenta” tardío de la degradación de la que era objeto.
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[…] yo no me dejaba (manosear) de mi papá, entonces me pegaba, cuando llegábamos a la casa me daba con una macheta, entonces decía que me iba a sacar de la casa que me iba a llevar para un basurero, que eso era lo que yo valía, que yo era una basura. Que la basura no valía nada entonces que me iba a tirar para allá. Siempre metiéndole a uno películas de terror, ahora es que me doy cuenta. Entonces el miedo y todo eso todo, me llevó a seguir aún callada con mi familia, porque es que yo sé, por ejemplo, que si mis hijos se dan cuenta que aún siguen abusos con esta gente del barrio y son capaz de ir a acabar con el rancho del vecino, así no me quieran o no me acepten como soy […]. (LM)
Dado lo anterior, las mujeres entrevistadas también narraron hechos que permiten entender su fastidio por la ocurrencia de actos de violencia sexual. Sin embargo, ser presas del miedo y, en muchos casos, carecer de autonomía económica, las lleva a soportar el dolor de la violencia.
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[…]Yo la cuidada [a mi hija] hasta del papá. El papá no me daba confianza, él la cogía, yo estaba pendiente de que no la fuera a manosear, sin embargo, hubo una ocasión donde le estaba tocando los senos porque a él le gustaba manosear a las mujeres. Él tenía malas mañanas y un día lo vi que estaba tocándole los senos y ese día me dolió demasiado y no fui capaz de decírselo a él porque yo le tenía como miedo […] (AP)
Los testimonios narrados por las mujeres, tienen un componente común en aquellos sucesos presentados en contextos de violencia sexual, cuyos agresores fueron esposos, compañeros sexuales o conocidos, y es la obligatoriedad de participación en el acto sexual, con base en unos principios morales o religiosos impuestos por la cultura y el sistema patriarcal. En palabras de Guillaumin: Existe hoy un amplio acuerdo sobre el hecho de que la obligación sexual bajo la forma de la violación, de la provocación, del ligue, del agotamiento, etcétera, es, primero que todo, uno de los medios de coerción empleado
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por la clase de los hombres para someter y atemorizar a la clase de las mujeres, al mismo tiempo que la expresión de su derecho de propiedad sobre esta misma clase, (1978: 49)
lo que esboza la estrecha relación de la opresión de las mujeres como propiedad de otro, u otros: […] mi esposo abusaba de mi dos o tres veces a la semana, me amenazaba con matar a mis papás. Él me desgració la vida como se dice. (LM)
Algunas de las estrategias implementadas para provocar el miedo a las mujeres en el marco de las violencias, son las amenazas que realizan los agresores de quitarles la vida, lastimar a algún familiar o incluso suicidarse. Así lo devela el testimonio de una mujer que ha experimentado durante siete años la violencia sexual por parte de su pareja, quien ante cualquier comportamiento de resistencia de la víctima acudía a amenazas, manipulación e incluso agresiones de sí mismo, para mantenerla sometida.
A mí me da mucho miedo porque es que él muchas veces ha atentado contra él y me ha amenazado que me mata los niños, me mata a mí y se mata él, ese ha sido el miedo mío siempre. (M1)
En este caso, con amenaza y manipulación se pretende activar en la mujer la culpa para que siga tolerando la violencia y responsabilizarla de cualquier acto de barbarie que el agresor pueda cometer. El miedo de las mujeres también se fundamenta en una serie de hechos violentos o comportamientos agresivos que ha tenido el victimario, ya sea con la víctima o con otras personas. Aparece ante la posibilidad de que se repitan los hechos y pueda hacer daños más severos que lleguen incluso hasta la muerte. Dos testimonios de mujeres víctimas de violencia sexual; una por parte de un vecino y otra por un actor armado, permiten observar esta situación. Él es vecino y me da miedo […] que sea agresivo con el hijo mío, yo le tengo miedo porque él es de los que le tira la moto a las personas cuando tiene rabia con
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ellas, porque él a la esposa trató de matarla varias veces, entonces con el niño mío me da miedo. (M4) Yo no quería denunciar porque de pronto me mataban con todos los hijos. Si. Porque ya uno le ha tocado vivir esa guerra tan cruel. (M3)
La noción de continuum de violencias15 permite identificar el miedo como una emoción relacionada con la sistematicidad, naturalización e impunidad de las violencias que han vivido las mujeres en diversos contextos: familiares, laborales, sociales y políticos, a partir de diversas modalidades como son la violencia simbólica, verbal, psicológica, física, patrimonial, económica, sexual y la feminicida. Al respecto, las 9 mujeres entrevistadas afirmaron haber experimentado uno o varios hechos victimizantes en su vida. Con el primero ocurrieron varias veces ¿Eso ocurría frecuentemente?
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Esta noción hace referencia a la sistematicidad, generalización y permanencia de las violencias en la vida de las mujeres como estrategia del sistema socio-sexual patriarcal para mantenerlas sometidas.
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Cada ocho días, más o menos por dos años ¿Y en la segunda ocasión? Fue una sola vez y fue un rato, fue una cosa donde todavía no tengo el conocimiento exacto de todo lo que pasó. (M4; Mujer víctima de violencia sexual en dos ocasiones; la primera en la modalidad de explotación sexual infantil y la segunda por acceso carnal violento) Cuando mataron a mi hermano, que nos hicieron desplazar de acá; eso fue en el 96. De afán nos fuimos pa’ Salgar; y de Salgar nos hicieron venir también desplazaos pa’ acá. Y hace seis años, que me violaron. (M3; Mujer que ha vivido diferentes tipos de violencia en el marco del conflicto armado colombiano) La violencia mía fue primero verbal y luego física, en la que la persona me trataba de que “usted es muy fea”, “usted no sirve”, “usted no es mujer” y el día que yo decidí ya alejarme de esa persona empezaron los abusos físicos, una vez me cogió de la
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nuca, otra vez me mordió, y ya la última fue la más grave que fue que me apuñaló, entonces fueron dos violencias que en la primera usted no la reconoce porque le gritan y la tratan mal, usted en ese tiempo no sabía, pero ya después de que usted se da cuenta es demasiado tarde. (M2; Mujer que experimentó la violencia por parte de su pareja en diversas modalidades hasta la tentativa de feminicidio)
En los testimonios aquí recogidos, puede apreciarse cómo la violencia contra las mujeres en el marco de las relaciones íntimas, se caracteriza por el escalamiento de las agresiones que van desde la violencia verbal hasta el intento de feminicidio. Esto permite concluir que, en el contexto de la violencia sexual, el miedo no se basa en ideas ingenuas. Por el contrario, es el producto de una serie de experiencias subjetivas en las que las mujeres son sometidas por medio de diferentes modalidades y mecanismos de opresión. La bibliografía consultada coincide en afirmar que los victimarios y sus motivos son diversos y de distinta índole, y por eso es pertinente resaltar que los mecanismos de opresión son
diferentes. Por ejemplo, no es lo mismo la opresión que ejercida por padres o parejas, a la opresión como ejercicio de la fuerza de actores armados o de combos delincuenciales. En el ámbito familiar, la opresión se soporta en creencias del deber ser o en el desconocimiento de derechos. Mientras que en la violencia sexual infligida por integrantes de combos, hay un ejercicio de control y poder, por tanto la mujer tiene más claridad de lo que ocurre, no por creencia sino por imposición; igual que en el marco del conflicto armado, donde se utiliza la pedagogía del terror como escarmiento; la víctima del conflicto armado siente que además de ser violentada sexual y emocionalmente, también es afectado su entorno cercano, situación que se agrava si hay un embarazo después de la violación, porque queda el símbolo de la “guerra” sembrado en ella como la semilla del enemigo. La Culpa Como parte de la “fenomenología de los sentimientos” planteada por Bustamante (2017), y que según la autora emergen en una triada de indignación, resentimiento y vergüenza que conforma el espectro humano y la vivencia moral, la culpa es comprendida como una emoción central. Strawson señala
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que la culpa se relaciona con esas otras emociones reactivas en la medida en “que una persona sienta vergüenza, pida perdón por una acción injusta, se indigne o se resienta, se debe a que se reconoce como un participante responsable de una comunidad que tiene unas normas que se consideran justificadas” (Martínez, 2009: 3; En: Bustamante, 2017) Sin embargo, para el feminismo, la culpa es un sentimiento incubado por creencias religiosas que ha marcado profundas huellas en la vida de las mujeres. En este sentido, es distinta la forma en que las mujeres asumen el sentimiento de la culpa ante los hechos de violencia sexual, al que se plantea como una forma de regulación social, porque, en el caso de la violencia sexual contra las mujeres, es por medio del cuerpo que se ejerce control, es decir, que alude a un asunto estructural asociado con la dominación de uno sobre otra incluso a costa de su propia dignidad. Esa búsqueda del control y dominio del cuerpo de las mujeres es la que fundamenta el espíritu de la des-responsabilización del agresor, es decir, todos aquellos pensamientos y acciones que ubican los cuerpos dominados de las mujeres por debajo de los patrones
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patriarcales, entonces el “desvío” de ese patrón hace a la mujer responsable directa de violencias sexuales. Al centrarse en la fuerza y en el ejercicio del poder como elementos del poder patriarcal, el agresor encuentra una condición que avala su práctica, mientras la víctima, bajo ese mismo esquema, debe ceder, callar, permitir y perpetuar el ciclo de la agresión, trasladando toda responsabilidad en ella. De este modo, y en un marco general, los imaginarios sociales alrededor de las violencias contra las mujeres, y la culpabilización de las víctimas, han dado lugar a que se naturalice en ellas el sentimiento. La sociedad, en la búsqueda de justificación para la violencia vivida, en diferentes escenarios y temporalidades, ha desviado la responsabilidad y ha consentido la estigmatización. Es frecuente que, ante casos de violencia sexual, haya una tendencia a señalar un posible compromiso por parte de las víctimas, más allá del hecho violento en sí mismo, y sus reales agresores y que, en casos con familiares y personas de confianza, sea frecuente la reincidencia.
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Por ejemplo yo, cuando a mí me pasó la violencia, yo sí estuve 25 años pensando que yo me sentía culpable de lo que había sucedido, yo decía: ¿Yo por qué fui a ese lugar? Y después de que empecé a tratar con la psicóloga, ella me decía: ¡Usted podía estar a cualquier hora de la noche, pero nadie tenía que haberle hecho eso! Ella me hizo entender que uno puede estar en cualquier parte de la calle y ningún hombre tiene por qué ir a desnudarlo y a hacerle daño, ellos no tienen derecho sobre el cuerpo de uno. Sino que son hombres sin escrúpulos y drogados, con una educación mediocre, me imagino, yo pienso que son tantas cosas que los hace llegar a esa crueldad, eso es una crueldad lo que hacen ellos. (AP)
En la búsqueda de la comprensión de las violencias vividas, las mujeres víctimas se culpan a sí mismas. A pesar de transitar un largo camino de reflexión en torno a la situación de violencia y llegar a depurarla para sobreponerse, entendiendo que el hecho en sí mismo representa una imposición del poder,
se percibe también una tendencia a buscar respuestas que justifiquen la acción violenta de los victimarios, justificaciones que pueden desvirtuar el abuso de poder que se ejerce en la violencia sexual. Las personas dicen: ¡Esta es una boba! ¿Cómo así que se dejó violar? Porque además uno queda con la culpa y uno escucha: Que la cogen tres o cuatro ¿Pero que la coja uno? ¡No creo! Y otra cosa es que yo no había tenido relaciones con alguien, y que yo quedara en embarazo, tampoco creo. Además, que él mismo me lo dijo que eso no pasaría, cuando ya después se dio cuenta que yo había quedado en embarazo, no creía. (DR)
Por tanto, la culpa se muestra como una emoción de autoseñalamiento y, a la vez, de incriminación social, usualmente soterrada pero también frecuentemente directa. Al respecto, una mujer del municipio de Urrao comparte su experiencia de confusión y autoincriminación ante una situación de violencia sexual que fue provocada por parte de su vecino.
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[…] Porque la señora de él es vecina, es amiga, porque no tengo bien claras las cosas de porque yo lo dejé entrar a la casa, hasta ahí pensaba yo que era culpa mía porque lo dejé entrar. (M4)
La sensación de culpa tiene además una estrecha relación con la pérdida de la identidad y con el desconocimiento de sí misma. […] en una violación, que uno se siente totalmente sucio, que uno se siente culpable, que uno siente que nadie le va a creer a uno, es más, ni siquiera la familia […]. (DR)
En las víctimas de violencia sexual la culpa se asemeja a una mancha que traspasa la inocencia y socava la percepción que se tiene de la realidad habitada. Además, parece desdibujar la noción que la víctima tiene de sí misma, obligándola a reconfigurar una nueva realidad de su entorno, con fragmentos erróneos. En ese sentido, los relatos de dos mujeres de Medellín, que quedaron embarazadas a causa de violaciones, permiten reconocer ese juicio interno, sumado a la obligatoriedad moral de asumir una nueva condición sin ninguna clase
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de recursos distintos a los de la culpa y el temor. Yo le dije a mi hermana: oíste, es que imagínate que a una amiga le pasó esto y si de pronto ella queda en embarazo ¿Ella cómo se da cuenta? Porque además yo pensaba que a uno ahí mismito se le veía la barriga y eso no se me veía por ningún lado, entonces ella me dijo: que le dijera que se exprimiera un seno, y que si le salía una agüita es que estaba en embarazo. Ella no termina de decir eso cuando yo ya estoy allá en el baño haciéndome a ver si me salía el agüita y dije: ¡Aquí me van a matar! (DR) Yo me casé muy joven, yo nunca había tenido una relación así, yo me casé y no estaba enamorada, me casé porque en la empresa donde yo trabajaba, trabajaba el esposo de una tía mía, entonces un viernes nosotros salimos a tomar unos aguardientes, entonces salimos y parece que el esposo de mi tía le echó algo al trago y yo amanecí al otro día vuelta nada, ensangrada por
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todos lados y quedé embarazada. Entonces mi mamá me dice que él me llevó a la casa como a las 8 de la mañana, que yo estaba era privada, dormida y al mes me di cuenta que estaba en embarazo porque el periodo no me venía. Entonces yo decía que me tenía que casar con el primer hijueputa que me diga que nos casemos, porque mi papá decía que una mujer le llegaba en embarazo y la sacaba a punto de plano y yo sabía que lo hacía. Yo sabía que lo hacía porque yo sabía él como era de violento. (LM)
La mayoría de las mujeres entrevistadas en Medellín debieron afrontar embarazos como consecuencia de las violencias sexuales. Este hecho se agrava cuando la víctima ha recibido una incipiente educación sexual. […] viví en un tiempo de muchos tabúes, entonces ese tabú del periodo, que no se podía decir, que además eso era pecado, era sucio, era lo peor, entonces cuando me vino el periodo a mí, la profesora fue la que me dijo, porque yo me estaba buscando una cortada
con el amiguito, porque tenía el uniforme todo manchado y el amiguito y yo buscándonos la cortada por todas partes, cuando salió la profesora, la directora, que no se me olvida se llamaba Fabiola, y nos dice: que qué nos pasaba y le cuento, y la profesora me lleva a la dirección, me dice: venga ¿A usted nunca le hablaron de esto? (DR)
Por otro lado, como producto de las violaciones, esa culpa, esa impotencia ante la violencia vivida, se traslada, en algunos casos, a las vidas de los hijos y las hijas fruto de las violaciones y entonces el miedo, la vergüenza y los imaginarios sobre la violencia sexual, desestiman cualquier posibilidad de culpar al victimario. Es así como el proceso de culpa se tramita con ellas mismas o con las personas allegadas. […] cuando nace ella fue una cosa muy tremenda, porque la culpa yo se la echaba a ella (su hija recién nacida), entonces no solamente al embarazo, sino también un bebé que vos estás “aceptando” (producto de la violación sexual), yo no la aceptaba a ella y era un
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reproche total, de hecho, ella y yo podemos decir que somos mamá e hija solamente hace 4 años. Imagínese, después de treinta y punta de años, porque no nos veíamos como la mamá y la hija, ella veía en mi la violenta, la brusca. Solamente hasta cuándo me caso y tengo las dos niñas más pequeñas pudimos hablar cosas y le conté, porque yo también había hecho un proceso con una amiga que es psicóloga. (DR) Pues, toda mi familia se dio cuenta, que eso fue delante de mi mamá y de mis dos hijas. Él me violó delante de mi mamá; que eso fue lo peor. Es que yo hubiera preferido haberme muerto, porque mi mamá al otro día le dio un infarto cerebral y ya se empezó a enfermar, a enfermar y duró muy poquito; ella se murió… sí, casi ahí mismo se murió. (M3)
El abordaje de la culpa permite avizorar un camino largo para la reflexión y el entendimiento acerca de cómo apoyar a las mujeres en la búsqueda de soluciones emocionales a los conflictos ocasionados por las violencias sexuales ¿Cómo acompañarlas
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y ayudarles a transformar el sentimiento que las culpabiliza y mortifica en ese tortuoso contexto de las rutas de atención a violencias sexuales, si el peso de la violencia sexual se constituye en una carga multicausal, que integra la mirada y la responsabilidad colectiva? En este sentido, la revictimización es un complejo resultado cuya trasformación es indispensable. La Vergüenza La emoción de la vergüenza fue señalada en repetidas ocasiones por las mujeres entrevistadas. Vergüenza de sí mismas, por haber sido víctimas de violencia sexual, lo que de cierto modo se cruza con el constructo de la culpa. Estas emociones están estrechamente asociadas con el imaginario social de un evento que transforma la vida sexual de las mujeres, de modo que suprime el deseo y refuerza una posterior incapacidad de tener una vivencia plena y satisfactoria de su vida sexual. Esto sumando a la carga negativa que existe alrededor de las mujeres víctimas, asociada con el menosprecio, como se evidencia en el testimonio de una mujer de Medellín: […] también una situación que me dejó esto (la violencia
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sexual), es que me daba pena mi cuerpo, yo sentía vergüenza, entonces las relaciones tenían que ser debajo de la sábana, con las luces apagadas y todo el misterio del mundo. Para mí era algo vergonzoso, que me vieran desnuda. (DR)
La presión social por parte del grupo o comunidad del que hace parte la víctima, el temor a perder credibilidad, status, reconocimiento en el grupo o a ser juzgada por haber permitido la violencia y por guardar silencio, son otras de las razones que adujeron las mujeres entrevistadas en los municipios de Medellín y Urrao como justificación de un sentimiento o una emoción asociada a la vergüenza. Me daba pena de que ellas como que me vean mal porque me pasó eso y ¿Por qué no hizo nada? que digan que como tan débil. Y ahora con el conocimiento que tenemos de que diario hablamos y acompañemos a otras personas, vamos a denunciar, no a callar porque no es culpa suya. Pero como quien dice: predica pero no aplica. (M4)
Dado lo anterior, la vergüenza fue, en la mayoría de los casos, una de las emociones a través de las cuales se evidenció una afectación definitiva frente a la decisión de la NO denuncia. En palabras de SEGATO (2014): Nosotras escuchamos y sufrimos desprecio y negación, pero estos no son sino la apariencia externa de una relación social. El desprecio y el asco ante la reivindicación de su cuerpo por parte de las mujeres no son sino resultados derivados de la posesión de ese cuerpo por parte de los hombres. En cuanto a la negación, negadas no somos exactamente. Por lo demás, nadie se encarnizaría tanto con nosotras si no existiéramos materialmente. Es como sujetos que no existimos. Materialmente existimos, demasiado materialmente: somos propiedades. Todo esto es un trivial asunto de delimitación. Es porque “pertenecemos” que somos menospreciadas por nuestros propietarios, es porque somos apropiadas en tanto que clase entera que estamos “desposeídas” de nosotras mismas. (2014: 34)
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Las emociones asociadas con la violencia sexual contra las mujeres, en todos los casos estudiados, elevan el peso de las vivencias y afectan de manera directa e indiscutible la capacidad de incidencia y transformación de sus realidades. En esto, como se verá en los apartados siguientes, es necesario identificar las maneras en que ellas mismas se rearman y enfrentan, así como también se reconoce la pertinencia de revisar la oferta de la ruta para subsanar carencias emocionales que se generan en las víctimas, más allá de la atención en crisis y el acompañamiento terapéutico.
1.2 Formas de afrontamiento de las violencias sexuales Otras respuestas a las violencias sexuales, emergentes en las mujeres víctimas de este tipo de violencia, que fueron comunes en los relatos de Urrao y Medellín, son las resistencias, el silencio y la desconfianza, formas de acción que, aunque no corresponden al plano de las emociones, permiten ser conjugadas como ejercicios que corresponden a este plano. Por lo tanto, estas tres respuestas a las que se hace referencia a continuación, constituyen un espectro de transversalidad que también
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se asocia con el deseo de salir de la situación violenta o aferrarse a la vida. Las formas de resistencia son construcciones que en el caso de las violencias sexuales son personales y constituyen dinámicas de sobrevivencia ante las adversidades. Algunas generan efectos positivos y otros negativos, pero todas son una respuesta ante los derechos vulnerados. La resistencia Algunas narraciones de las mujeres hablan de una decisión férrea de sujetarse a la vida, una necesidad de sentirse con vida, a pesar de haber vivido la violencia sexual. Es paradójico y por ello destacable que, en los relatos de las mujeres entrevistadas, especialmente en Medellín, sean frecuentes las voces de resistencia frente a los actos de violencias sexuales, como expresión del deseo de vivir. A pesar de la barbarie, incluso en intensos momentos de degradación humana las mujeres dijeron oponerse a la muerte. […] la idea era que nos iban a matar a los dos (a ella y su novio) y yo les supliqué, yo en ese
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momento yo le pedí a Diosito y dije: ‘’Diosito no vaya a permitir que nos maten’’, yo no sé por qué me aferré tanto a la vida en ese momento, yo a veces me pongo a pensar en momento de tristeza, yo digo: ¡Ah! ¿Uno por qué se aferra a la vida después de que vive eso? (violencia sexual) Antes debería ser al contrario, pues, pero no, yo me aferré a la vida y decía: “no me vayan a matar, no nos vayan a matar”. (AP)
Las esperanzas de continuar viviendo refuerzan la posibilidad de poder reconstruir otras formas de vida, otras formas de habitar el mundo, de nombrar las violencias y de resignificar el cuerpo y la vida. Sea como sea, una es mujer y es capaz de salir adelante, entonces si me trató mal o no soy lo que él esperaba, yo soy lo que soy, soy una mujer capaz, tengo mis hijos y saldré adelante sola, no necesito de un hombre ahí, … pero si yo como mujer me valoro y sé que valgo mucho, a mí no me va a volver a pasar un caso de estos, o yo escucho estos casos y
sé que tengo que valerme o sé que mi pareja o mi novio me estrujó, me está haciendo esto, denuncio, nunca se queden calladas porque lo que más mata es el silencio, esa es la muerte más silenciosa que hay en la agresión a una mujer, el silencio, la muerte y la cárcel. (M2)
A pesar de los infortunios, la mujer que cuenta el siguiente fragmento del relato, víctima de múltiples violencias sexuales y de todo tipo, busca espacios para acompañar a otras mujeres en situación de calle para que puedan superar sus problemas y con sus testimonios realiza una labor social como líder en una comuna de Medellín: Para mí el mejor regalo es ayudarle al que lo necesita, por ejemplo, en estos días a una conocida habitante de calle, que me pidió que le ayudara a salir de ahí, la llevé a Inclusión Social y hoy se está rehabilitando. (LM)
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El Silencio El silencio hace que la estructura psíquica de las víctimas de violencia se cargue de múltiples fracturas, pero al mismo tiempo puede ser una forma de abordar la memoria y reincidir en recuerdos u olvidos del hecho violento. El silencio es una herramienta con la que las víctimas tramitan las emociones. Por ello, aunque es el resultado de muchos sentimientos, puede contribuir al sostenimiento del patriarcado que perpetúa las violencias y sostiene su poder. Siempre, o muchas veces, nosotras como mujeres, como lo decía ahora, callamos y excusamos: ah, es que me estrujó, pero es que estaba bravo-; -ah, es que me trató mal, no pero es que le saqué la rabia-; me trata mal y tiene sexo conmigo cuando él diga y no cuando los dos queramos-; - O me golpeó, me maltrato, pero yo que hago si no sé trabajar eso. (M2)
Desde esa perspectiva, en la acción del silencio reposa la base de la no denuncia, lo que
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conduce a la negación individual y colectiva y facilita la propensión a dar la espalda a la magnitud del problema. Al respecto, hay dos testimonios de mujeres, la primera de Urrao, la segunda de Medellín, que coinciden en haber usado el silencio como estrategia para evocar el olvido, lo que las condujo a generar un daño mayor: Yo bregué como a olvidar, a tirar al olvido, lo que fue peor, no he contado más nada. Yo a mis hijas, ni a nadie. Yo a gente por ahí no, ni al papá del niño. (M5) Yo como que decidí no hablar, yo en ese momento pensé: “no pasó nada y ya”, yo sabía que había pasado algo muy duro, pero yo no lo recordaba porque yo sentía que si lo recordaba me dolía mucho, entonces yo mejor prefería no hablar. Me quedé callada, ese silencio duró más de veinte años. (AP)
Otra clase de silencio es aquel en el que se pone en conocimiento el hecho violento, pero no se logra una elaboración y un acompañamiento que contribuya a trascender y llegar a evolucionar y trasformar la acción
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violenta. […] no volvimos a hablar de eso, incluso yo tenía muchas decaídas, yo lloraba mucho, y más cuando nació mi hija, yo sentía que me iba a morir cuando nació porque yo le pedía tanto a Diosito que fuera un hombre. (AP)
Sin embargo, a pesar que el silencio es una constante con respecto a las violencias sexuales, las mujeres reconocen la importancia de romper con él, expresar las violencias y los hechos de las cuales han sido víctimas y así afianzar el camino hacia la denuncia, la justicia y la paz consigo mismas y con las demás mujeres. […] de verdad, ¿Cómo me negaba yo a esta entrevista? Si esto es lo que estamos viviendo a diario y que uno dice que era por el tiempo de nosotros que era lleno de tabúes y que no sé qué y no, ahorita la gente al menos tiene la oportunidad, no como nosotras que nos teníamos que quedar calladas, porque no se podía hablar, porque además era pecado. (DR)
Romper el silencio es otro símbolo de resistencia, de poder sobre sí mismas y sobre las posibilidades de construir desde la expresión, la palabra, como un acto de creación y de sanación. Es la fuerza del acto político de pronunciar, y evidenciar la magnitud de la violencia sexual: […] lo que ustedes dicen de hacer un diagnóstico o de hacer un seguimiento o un observatorio, pues yo lo hago por mi cuadra, en una cuadra, en una cuadra donde uno encuentra una cantidad de historias de mujeres violadas, precisamente por sus papás, por sus hermanos, por sus primos, por sus tíos y que uno diga que no pasa nada, además porque no lo ponen, eso trato de hacer, que se pueda decir. (DR)
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TERRITORIOS
Y
VIOLENCIAS
SEXUALES:
REPRESENTACIONES SOCIALES, MANDATOS CULTURALES Y PRÁCTICAS PATRIARCALES QUE NATURALIZAN Y LEGITIMAN LAS VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES En diferentes informes realizados por las corporaciones Vamos Mujer y Mujeres que Crean (2013), se ha desarrollado a profundidad el concepto de representación social, entendiéndolo como las ideas, conceptos u opiniones que se generan acerca de un fenómeno o hecho social. Las representaciones “suponen un sistema de interpretación de la realidad que influye en las prácticas y relaciones de las personas con los otros y con el entorno” (p.50), son transmitidas en los procesos de socialización y suponen la naturalización de la vida social. Este concepto ha sido de vital importancia para dar cuenta de los soportes simbólicos, de interpretación y sentido que tienen las violencias contra las mujeres en la actual sociedad, los cuales fundamentan y autorizan la violencia, bajo la creencia de la inferioridad femenina.
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Estamos en un mundo demasiado machista en el que todavía creen que porque yo tengo un hijo contigo o vivo contigo soy su esclava, soy su esposa y es cuando él quiere y como él quiere, esta sociedad simplemente se basa en los hombres, que el hombre es, el hombre será y el hombre seguirá siendo; hay una sociedad que no avanza y ve que las mujeres también somos capaz. (M2)
En los testimonios de las mujeres víctimas se puede evidenciar la vigencia de representaciones sociales y prácticas culturales que naturalizan y legitiman las violencias sexuales contra las mujeres, soportadas entre otras, por: · La cosificación del cuerpo de las mujeres · La apropiación del cuerpo de las mujeres
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· La obligación sexual · La maternidad abnegada · Mantener el statu quo Todas las razones anteriores, inciden de manera directa o indirecta en la decisión de las mujeres de no activar la ruta de atención, debido a que operan, como ya se dijo, como legitimadores de las violencias que las inhabilita en su percepción como sujetas de derecho y fortalecen visiones enmarcadas en tener que “soportar” las violencias. La mujer tenía que ser sumisa, tenía que agachar la cabeza y aguantarse todo por el hecho de ser mujer, entonces yo digo que desde ahí es que viene todo, y por la falta de conocimiento. (M3)
La cosificación del cuerpo de las mujeres Diferentes análisis feministas de medios masivos de comunicación permiten develar que el cuerpo de las mujeres en la actualidad es representado como una “cosa”, un objeto que puede utilizarse, consumirse, dañarse y desecharse.
La “cosificación” presente en las representaciones acerca de las mujeres y de lo femenino, probablemente se encuentra íntimamente relacionada con expresiones cada vez más extremas de violencias hacia ellas, las cuales, en ocasiones, se dirigen a la materialidad del cuerpo, a su destrucción y devastación. (Corporación Vamos Mujer y Corporación para la vida Mujeres que Crean, 2015: 149) Cuando llegamos a ese lugar me dijeron a mí que me quitara toda la ropa, me hicieron desnudar toda, a él lo amarraron a un árbol y lo pusieron atrás y lo amarraron atrás y creyeron que iba a escuchar todo lo que iba a pasar conmigo, y ya, totalmente desnuda, empezaron a violarme, todos me violaron, me hicieron todo lo que quisieron, me metieron el pene a la boca, me hicieron tragar el semen, me hicieron por el ano. Hicieron todo, hicieron una fiesta conmigo, yo fui el postre de la noche, mejor dicho. Duró como dos horas esa situación. (AP)
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“Esta representación de las mujeres como «cosas», influye de manera decisiva en la concepción colectiva que se tiene del ser mujer y lo femenino, pero, además de esta representación se deriva un obstáculo férreo para la constitución y admisión de las mujeres como sujetos de derechos” (p.149). En este sentido, muchas mujeres víctimas de violencias guardan silencio porque asumen que las violencias contra ellas es un hecho “natural”.
La apropiación del cuerpo de las mujeres La apropiación de cuerpo de las mujeres ha sido una estrategia análoga a la colonización de los territorios, las naciones y las tierras. En las guerras convencionales del pasado el cuerpo se anexó, se inseminó masivamente, se incorporó como parte del territorio conquistado, distribuyendo su posesión entre los hombres y las familias, como cuerpo esclavo o servil, y como cuerpo concubino (Segato, 2014). En la actualidad, las diversas modalidades de violencia sexual evidencian la apropiación del cuerpo de las mujeres en tanto significa toda posibilidad de dominación de la
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autonomía, el poder de decisión y la capacidad de elegir libremente. Yo tenía 12 años, estaba en mi casa con mi hermana que es mayor. Mi mamá y mi papá estaban en un cuarto dormidos, llegaron dos guerrilleros se metieron debajo de la cama y enseguida por la noche salieron y nos colocaron un arma por la nuca y nos intimidaron y pusieron las armas ahí y nos dijeron que nos quedáramos calladitas, que si contábamos nos mataban y entonces primero cogió a mi hermanita y le decía que estuviera callada y después a mí, entonces nos hicieron sexo y a la fuerza, nosotras no queríamos. Nos dijeron que si hacíamos bulla nos mataban, teníamos 12 años. (YL)
Un elemento imprescindible para la apropiación del cuerpo de las mujeres es su reducción al estado de objeto material o “cosa” que puede utilizarse, desecharse y venderse. En este sentido, la apropiación del cuerpo de las mujeres, a través de la violencia sexual, también asegura la apropiación de su fuerza de trabajo para garantizar el incremento
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de bienes económicos, materiales e incluso libertad y prestigio del grupo dominante, con intención de hacer su sobrevivencia en mejores condiciones que las que conseguiría reducido a sí mismo (Guillaumin, 2005). […] cuando yo era más pequeña mi mamá me mandaba a otra parte y yo tenía que ir a la casa del señor o donde el señor vivía y él allá hacía conmigo lo que él quería y me daba el mercado […] La primera vez no acepté las cosas y me fui, entonces mi mamá me pegó y me volvió y me mandó hasta que yo tenía que llevar el mercado, así yo me volara tenía que volver porque si no llevaba las cosas a la casa me golpeaban. ¿A tu hermana le pasaba lo mismo que a ti? Sí, a ella le pasaba lo mismo, pero ella y yo hasta el sol de hoy nunca lo hemos hablado ¿Con el mismo tipo o con otro? Con otro. ¿El mercado era de ambas partes? Pero a mí me tocaba el mercado de tienda y a ella el de la legumbrería. (M4) […] los otros dos hijos sí son de
él, pero nunca lo quise porque él me violentaba, él me pegaba; él me vendía por un bazuco, porque él era drogadicto, la plata que yo ganaba en la empresa me la quitaba para el vicio. Me lo aguanté cuatro años hasta que dije: ya no más… él no tenía para el vicio, le decía a los jíbaros que manejaban la droga que yo me acostaba con ellos. Y mire esta es una de las consecuencias la cicatriz con un palo. Esto me lo hizo mi marido con una violación entre 6 y yo gritaba y gritaba y ahí me quedó la cicatriz. (LM) […] la he tenido desde mi padre, desde mi papá porque mi papá no me quiere por eso, porque mamá nos mandaba a llevarle la comida cuando teníamos 8 y mi hermana 10 años y mi papá nos quería manosear y yo no me dejaba, en cambio mi hermana sí se dejaba manosear los senos y él la ponía a que le pegara por allá y ella lo hacía, entonces las preferencias eran para ella. (LM)
En algunos testimonios de las mujeres víctimas de violencia sexual, puede entreverse
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que los actos cometidos tenían como propósito dejar marcas en la piel y demostrar el poder masculino a través de la crueldad y el uso desmedido de la fuerza, dicho en otras palabras, los actos violentos eran una estrategia para que las mujeres no se sublevaran y se adscribieran a los mandatos patriarcales. Según Segato (2014), las prácticas violentas, expresadas en el cuerpo de las mujeres, que en ocasiones culminan con sus muertes, se convierten en una “pedagogía de la crueldad” como estrategia de reproducción del sistema. Es comunicación y pedagogía para mantener el orden establecido basado en la inferioridad “biológica” de las mujeres, usada como fuente de sanción, dominación y poder. Cuando yo vi la persona que se nos arrimó, vi que era él, y me dio; sentí que fueron como tres golpes en el estómago y yo dije: “pero usted por qué me pega”, y él me contestó: “esto es lo que te mantenés haciendo, perriando y putiando”. Cuando yo ya sentí el calor en el abdomen y le vi la navaja en la mano, yo dije: “me mató”, mi amiga y el novio corrieron a llamar a la policía y me dejaron ahí sola entonces él empezó a bregarme a cortarme
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la nuca, yo le metía la mano, le metía la mano para que no me hiciera daño y ahí fue donde me hizo las lesiones de la mano, llegó el momento que yo le quité la navaja y él me dio un golpe y me noqueó […] a los días en Santafé de Antioquia, en la remisión el médico le cuenta a mi mamá que yo llevaba la vagina rasgada, que podía ser abuso sexual o que había utilizado la navaja para perforarme la vagina; eso fue un abuso demasiado grande, para uno como mujer sí, lo hace sentir menos pero uno no debe mirar el pasado. (M2) […] la última me la hicieron en noviembre, que me pidieron una vacuna y yo no tenía con qué darla. Entonces yo iba a coger el bus y ellos me subieron para arriba y por allá hicieron conmigo lo que les dio la gana, y ellos siguen y siguen y yo no me atrevo a denunciar por lo que ya te digo, que siempre van es en contra de mis hijos y como ellos han querido que mis hijos formen parte de esa banda, entonces yo a ellos nunca les he permitido y
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ahora que ellos tienen sus hijos y todo, ya no, pues, considero que no. (ML)
La apropiación del cuerpo de las mujeres se ha manifestado no solo en el uso físico, como fuerza de trabajo o explotación sexual, sino que también se visibiliza en el control que se ejerce sobre la maternidad y la reproducción femeninas. […] mi esposo no me dejaba operar, hasta que cuando tuve al bebé le pedí el favor a un campesino que firmara por mi esposo, que es que él no había llegado de Bogotá para que me pudieran operar, entonces yo le di el nombre y el número de documento y ya entré donde el médico y le mostré que tenía la autorización para operarme. Afortunadamente me operó y hoy es la hora que ese señor no sabe que yo soy operada. (LM)
Representaciones y mandatos culturales desde la perspectiva de la familia tradicional patriarcal Como se ha explicado hasta el momento, es necesario develar las representaciones sociales que fundamentan, autorizan y naturalizan las violencias contra las mujeres, y que hacen que éstas asuman, entre otros, el silencio como uno de los modos de afrontamiento de dicha situación. Existen representaciones culturales que se enmarcan en una visión tradicional de la familia y definen características de los roles que deben asumir las mujeres, ya sea como esposas, hijas o madres. En este sentido, los testimonios de las mujeres víctimas de violencias sexuales, visibilizan cómo las ideas asignadas culturalmente a estos roles aprisionan a las mujeres y hacen que se sometan a situaciones de violencia para proteger a sus familiares, no solo de posibles retaliaciones que pongan en riesgo sus vidas, sino además para conservar el orden patriarcal establecido soportado en el poder y la virilidad masculina.
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Para analizar dichas representaciones, se parte de la idea de que la familia es uno de los referentes de las dimensiones afectivas y emocionales más profundas de los seres humanos. “La trayectoria de vida de cualquier persona se encuentra entrelazada con la experiencia de la vida familiar, lo que hace y produce gran variedad de discursos que contienen su referencia como realidad objetiva y subjetiva” (Palacio, 2004: 94).
La obligación sexual Es posible plantear que uno de los elementos presentes en las violencias sexuales en el contexto de las relaciones de pareja, tiene que ver con la percepción de que las mujeres son “cosas”, propiedad de sus esposos, los cuales tienen legitimidad del uso de la violencia, si ellas no cumplen su responsabilidad u obligación sexual. Por ejemplo, una que yo sí he dicho siempre es como el abuso sexual, porque él sí me obliga sin yo querer, él es una persona que yo me pregunto si todos los hombres son así, o sea él es todos los días, si yo no quiero el me coge de acá ¿Si me entiende? Y al yo
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verlo tan enojado y todo pues sí, y él me coge, me forcejea, me quita la sudadera, la pijama, lo que tenga. Yo siempre le he dicho a él: “usted me viola” y él me dice: “es que usted es mi mujer”, pero yo siempre, en ese sentido, siempre he dicho que eso es maltrato, porque uno más o menos por la televisión ve y todo eso. (M1)
Al respecto Guillaumin (2005) afirma que uno de los elementos que configura el matrimonio es el uso físico del cuerpo de las mujeres para, entre otros fines, el sexual. Este uso es obligatorio en el contrato del matrimonio y, por lo demás, su no ejercicio es causa perentoria de anulación (no de “divorcio” sino efectivamente de “anulación” del matrimonio), queriendo con esto representar, no solo la obligación sexual que tienen las mujeres dentro del matrimonio, sino además fundar la idea de que “una mujer no debe olvidarse que es apropiada, y que, en tanto que propiedad de su esposo, no puede evidentemente disponer de su propio cuerpo” (p.31). En la casa, es que digamos cuando él está en la casa no me gusta quedarme sola con él en la casa y que el niño salga para
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donde la abuela o para donde mis hermanas porque él ahí mismo empieza: “es que vea, es que usted no me da nada” y así. (M1)
La representación de la mujer como objeto que pertenece a su esposo y la institucionalización de la obligación sexual femenina bajo el contrato del matrimonio, son dos soportes culturales que naturalizan las violencias sexuales contra las mujeres y las inhabilitan para exigir sus derechos. […] pues lo que Andrea16 me ha dicho sí es mucho, porque con ella sí tengo confianza y yo le cuento lo que me pasa y todo, entonces ella me dice que eso es maltrato, pero nada más lo que ella me ha dicho, lo que ella me explica, pero en sí uno no sabe nada. (M1)
La maternidad abnegada La representación de la mujer como objeto de dominio dentro de las relaciones de pareja no solo está caracterizada por la obligación sexual, sino también por la sobrevaloración del 16 El nombre fue cambiado para preservar el anonimato de las personas entrevistadas
rol de la maternidad, el cual es comprendido como un rol esencial, único y universal, inherente a la existencia femenina. Desde una visión tradicional, este rol es el que le confiere a la mujer su valor propio y la necesidad de volcarse al cuidado de los demás, incluso por encima de sí misma. La maternidad y el amor maternal son construcciones históricas que se asumen de forma diferencial en las subjetividades femeninas. Esta situación devela la intencionalidad política del patriarcado, de controlar a la mujer a través de otorgarle la responsabilidad de la formación emocional de la prole y de valorarse a sí misma, pero a través del cuidado y la atención hacia los demás, de manera especial al hombre como esposo, padre o hijo. (Palacio, 2004: 101) Mis hijos son los amores míos, así sea que me griten o sea que me regañen, pero por mis hijos yo brego a salir adelante, que todo lo que yo hago es pa’ mis hijos, yo nunca digo: esto es para mí. (M5) […] me dicen: ¡Es que las mujeres que se dejan violar es porque les
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gusta¡ Y yo digo: No es que nos guste, muchas veces nos toca, porque tenemos la familia. Para mí lo más sagrado son mis hijos, es mi mamá, es mi papá y mis hijos. Para mí es lo más sagrado que yo tengo. (LM)
La asignación de la responsabilidad de ser soporte emocional en la familia, el cuidado de la unidad familiar y de los “otros” a costa de su propio sacrificio, pareciera ser la representación dominante en algunos casos de violencias sexuales, donde las mujeres permiten los abusos por el miedo a que sus familiares sufran algún daño o retaliación por parte de los agresores. Yo me dejaba [violar] por el miedo, a mí el miedo, como dicen, no tiene calzones, pero para mí sí los tiene y muy fuertes. Yo digo que a mí me hagan lo que me hagan ya no me importa, ya no me interesa. Pero que no se metan con mi familia, porque ahí sí yo doy lo que sea. Así ellos no me acepten, yo sí doy la vida por ellos. (LM) […] Me mandan ácido valpróico,
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fluoxetina y otra para yo dormir, porque yo no puedo dormir. Ellos me dañaron la salud [los violadores]. Y yo permití eso por no denunciar porque me da miedo, que a mí me digan que me mataron a un hijo o a mi mamá o a mi papá por denunciarlos. (LM)
En los anteriores testimonios, el miedo aparece trenzado con la culpa ante la posibilidad de no cumplir el rol de protección y cuidado que les ha sido asignado culturalmente a las mujeres, lo que se constituye, como ya fue trabajado en el apartado de emociones, en obstáculos para acceder a la ruta de protección y atención institucional. Algunas mujeres refieren que la denuncia podría constituirse en una acción con daño para ellas mismas, en tanto son expuestas públicamente y juzgadas desde lógicas conservadoras [Que se entere la familia] […] eso traería que a mí me golpeen, que me sigan insultando y despreciando y eso es lo que yo no quiero, o al menos, que yo diga que me respeten, que sea como sea yo soy su mamá y su papá. Yo he sido el centro de ellos. Aunque ellos no lo quieran reconocer. (LM)
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[…] haciendo lo que es la demanda contra el Estado, no tiene que saber la familia ni nada porque para mí sería un arma del doble filo, porque si mis hijos se dan cuenta por todo lo que he pasado, va a ser más el odio de mis hijos contra mí. Porque mira que, desde pequeños, para ellos yo soy una puta… [desde la Personería] que hagan lo que sea, pero que no afecte a mi familia, que no tengan que entrevistarlos a ellos, ni nada, porque ellos delante de ti son diferentes y cuando están conmigo sacan el “negrito” que tienen adentro. (LM)
Puede entreverse que denunciar cuestiona la representación de la mujer tradicional, en tanto “mujer madre hacendosa, cuidadosa, amorosa, entregada y abnegada hacia los otros que son su marido e hijos, con cualidades que hacen de ella la reina del hogar y le otorgan otro estatuto histórico que la diferencia de las putas y las brujas” (Zapata, 2004:102). En algunos relatos de las mujeres, la representación protectora y cuidadora también opera como posibilidad de desnaturalizar las violencias y contemplar la posibilidad de la
denuncia, en tanto afecta a otros y otras. […] le dije a mi suegra: yo necesito que me ayude conversando con él, porque me está irrespetando la niña [tocándole los senos], porque yo no voy a permitir eso. Y ella habló con él y él se ofendió mucho conmigo, pero demalas; y afortunadamente, pudimos parar esa situación. Yo dije: doña, yo no voy a permitir que él le haga daño a mi hija, a mí ya me lo hicieron y yo no voy a permitir eso. (AP) La denuncia a él, sí lo haría por Isabella, la hija de él, un cien por ciento por esa niña. ¿Cuántos años tiene la niña? Dos, y a mí no me gustaría que la niña pasara por lo que uno ha pasado, ella no debería pasar por nada de eso. (M4)
Mantener el statu quo Las implicaciones que pudiera tener el conocimiento de la violencia sexual en los ámbitos sociales, comunitario, barrial; adquiere relevancia cuando el poder no lo ostenta la víctima, por tanto, hay un esfuerzo
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por no desestructurar o mover los roles asignados cultural y tradicionalmente. […] contarle a mi mamá… no, nunca le he dicho, no le he dicho porque yo pienso que hay unas cosas que ella nunca quiso encarar en mi casa que realmente pasaron […] Es que ella quiere mostrar una familia muy bonita, con un papá muy querido ¿Cierto? Y yo a ella la confronto: ¿Papá querido? ¡Por Dios, ubícate! Porque es lo que menos tuvimos, yo me acuerdo de una mamá que trabajaba, yo me acuerdo de un tipo que venía a violentar, pero ella no reconoce y si no reconoce esa historia que se vivió allá, qué va a reconocer esta historia que a mí me habita […]. (DR)
Se establecen, de esta manera, estrategias que no impliquen confrontar al victimario, entre las que se encuentran; el silencio o el aislamiento de la víctima del contexto familiar y social, para mantener el statu quo, esto es, mantener estables las relaciones de poder, amor, fraternidad, credibilidad y respeto, construidas y/o destruidas al interior y fuera de la familia.
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¿Tus hijas no saben? No, porque la niña me puede entender, pero no quiero que sepa, que le cojan como bronca a mi tío. (M5) […] me daba miedo decirle a mi papá y él de pronto me echó de ver [estaba embarazada] y él estaba muy triste ¡Pobre papá mío! Pues no me atrevía a decirle como a mi familia, [el papá le dice:] no mejor mija que se valla pal pueblo, yo me vine para acá pal pueblo y acá estoy viviendo. (M5) […] sino que se ha vuelto una guerra en la casa y es una guerra del poder y de quién manda, entonces en esa guerra de poder y de quién manda, hay un orden jerárquico que es papá y mamá y entonces si mamá cree que esto no pasa, entonces ella se hace la sorda, la ciega, la muda y no pasa nada y él sigue [violándolas], y muchas veces testimonios como éste, que hemos encontrado, permiten que las mismas hijas vayan a prostituirse a otros países antes que dejar a sus
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maridos, yo le he preguntado a alguien: ¿Cómo permitís esto si tú lo sabes, cómo permitís que se vaya ella de tu casa y no él? Y me decía: Es que no, preferiblemente que se vaya ella, es que ella me lo quiere quitar. (DR)
Puede verse cómo en algunas ocasiones, el honor familiar realmente es el honor del patriarca o del agresor.
2.1 Violencia sexual y militarización
En las entrevistas llevadas a cabo para el desarrollo del actual informe, se identifica que 4 de las 9 mujeres fueron víctimas de violencia sexual por parte de actores armados, siendo diversas las finalidades y afectaciones del hecho. Esta situación pone en evidencia que el cuerpo de las mujeres es vulnerable en territorios urbanos y rurales, y que dicho riesgo es mayor en condiciones de militarización del territorio por parte de diversos actores armados, legales o ilegales. […] Porque yo lo conocí fue por las botas, porque que si fuera un soldado tendría botas de material y si fuera un guerrillero tendría
botas de plástico, porque a mí me enseñaron y yo los distingo. Como esa zona es tan guerrillera de San Andrés de Cuerquia, yo distingo cuáles son. (YL)
Con relación a las finalidades del hecho, puede manifestarse que en diferentes guerras, a través de la historia, el cuerpo de las mujeres ha sido instrumentalizado y utilizado como botín de guerra o arma para humillar, dominar o vengarse del enemigo. En Colombia esta práctica no ha sido ajena a las estrategias militares llevadas a cabo por los diversos actores armados que habitan en los territorios urbanos y rurales, como son las guerrillas, paramilitares, “combos”, bandas criminales y las diferentes fuerzas militares del Estado. Al respecto, en el informe sobre la situación de violación de los derechos humanos de las mujeres de Medellín, con énfasis en violencias sexuales (2010) se plantea: En el conflicto interno las mujeres, niñas y jóvenes han sido consideradas como botín de guerra, estrategia implementada por diversos actores armados con el propósito de cohesionar, exterminar (ejemplo: mujeres
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indígenas violadas por los paramilitares para exterminar su cultura), recompensar a los militares, obtener información, castigar, expropiar (tierras y propiedades), dominar o regular. La violencia sexual sirve, sin duda alguna, de arma de guerra con una o varias de estas finalidades anteriormente citadas. (p. 14)
En los estudios recientes de Segato (2014), se develan otras finalidades de la violencia sexual en el contexto de “las nuevas formas de la guerra”, en donde la violencia contra las mujeres deja de ser un efecto colateral y se transforma en objetivo estratégico del escenario bélico. Los agredidos son cuerpos frágiles, no son cuerpos guerreros. Por eso manifiestan tan bien, con su sufrimiento, la expresividad misma de la amenaza truculenta lanzada a toda la colectividad. Un mensaje de ilimitada capacidad violenta y de bajos umbrales de sensibilidad humana. (p. 5)
En la ciudad de Medellín, la militarización se evidencia en el poder de grupos armados, combos, mafias, grupos paramilitares,
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quienes tienen presencia en los territorios y que además, ejercen el control económico, político y social. Desde ese punto de vista, las violencias contra las mujeres son estrategias para marcar el territorio y apropiarse del cuerpo de las mujeres, que a la vez les permite apropiarse de las dinámicas territoriales. […] tenía miedo a que abusaran de mí y aún lo hacen, porque cuando no tengo dinero me toca así. Sino, ellos dicen que: ¡Mando a matar a esos pirobos, voy y le tiro una bomba a su casa¡ Esas son las amenazas constantes que hay y yo sé que lo hacen porque, es más, conmigo viene la violencia sexual por una demanda que hizo mi hermano en 1992 y por eso a él lo mataron, porque él salió a denunciar lo que ellos estaban haciendo conmigo. (LM)
Las modalidades de violencias sexuales, entre ellas las colectivas, parecieran perpetuar un ritual de poder con el cual se demuestra y legitima el dominio que tienen sobre el territorio, sobre los cuerpos y sobre la vida. […] el grupo que me violó, fue un grupo de siete hombres […]. (AP)
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Yo no sé […] ellos de qué están hechos. Yo creo que esa gente, pa’ mí, no son seres humanos, porque él después salió persiguiendo a mis dos hijas; y ellas corrieron y se metieron a un galpón de pollos; y […] él no pudo entrar allá; y ya él se vino, era furioso con esa arma en la mano diciendo: “¡Es que yo me desquito…!” “¡Estas perras…!” Yo no sé cuántas; con las palabras más feas y más vulgares. (M3)
El exceso de crueldad es la única garantía del control sobre los cuerpos y los territorios, por eso “la necesidad de demostrar esa ausencia de límites en la ejecución de acciones crueles, ya que no se dispone de otros documentos o insignias que designen quién detenta la autoridad jurisdiccional” (Segato, 2014: 5). No, no hice nada, porque, es que, a uno el susto, la sorpresa […] Uno ver un tipo armado. No, eso es una cosa muy […] No, es que no hay palabras ¿Le contaste a alguien? Pues, toda mi familia se dio cuenta, que eso fue delante de mi mamá y de mis dos hijas. (M3)
En los relatos de las mujeres entrevistadas se logra entrever las diversas estrategias empleadas por los actores armados para afirmar el control sobre el territorio y sobre los cuerpos, no solo de las mujeres, sino en general de pobladores y pobladoras. Tengo 5 hijos, uno me lo mataron en estas situaciones de violencia que hemos tenido que vivir, me lo matan, hay veces se me olvida cuántos años, entonces muy charro porque me pierdo como a ratos, hay veces como que se me va, a él me lo matan de 16 años, precisamente por pasar lo que estamos hablando, las zonas fronterizas. También me doy cuenta de quién es, pero igualmente no podemos hacer nada, no podemos denunciar porque son los chicos que mandan, entonces eso es muy complejo, uno prefiere tener uno que ya no esté, a que toda una familia tenga que desplazarse. (DR) […] hay días que ellos [“el combo”] me dicen qué día puedo ir a mi casa, a qué horas y a qué horas tengo que salir. Ellos me llaman y me dicen: Ya puedes ir
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a la casa, o, hoy no puede ir a su casa, y si yo no les hago caso yo sé que… por ejemplo, en semana santa me revelé y me quedé toda la semana santa donde mi mamá porque estaba muy enferma, y le iban a quitar la moto [al hijo], lo aporrearon cuando iba para el trabajo, como tres días en la semana los estuvieron atacando y me llamaban y me decían: ¿Si vio? ¿Usted cree que es que nosotros estamos jugando? Entonces sigue la cosa, sigue la pendejada…y no por los mismos actores que lo hacían años atrás, sino por las nuevas generaciones que dejan ellos en su lugar. (LM)
De igual forma, se visibiliza que sus estrategias tienen los fines esperados, al lograr la intimidación y el silencio frente a los actos violentos. ¿Denunciaste el hecho? No ¿Por qué no? Por miedo… ¿Miedo a qué? Miedo que esa gente tomara represalias. Porque como ellos siempre le dice a uno: “Es que
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yo soy el jefe.” O yo soy esto… Y aquí esto está lleno de cuatro, cinco... No sé cuántos. Y como uno sí sabe, que uno conoce mucho de esa gente. Que esa gente son los mejores investigadores que tiene el mundo. (M3) […] no sé si es que ellos me hacen un seguimiento o qué, pero por la noche ellos me dicen que: “¿Qué estaba haciendo allá piroba hijueputa? Entonces yo les digo que como ellos saben que yo estudio con los hombres y las mujeres en derechos humanos me toca compartir estos espacios con ellos. Y ya me dicen: “¡Más le vale piroba, póngase a delatarnos y ya sabe lo que le pasa!”. Siguen las amenazas entonces ¿La no repetición dónde está? (LM)
2.2 La importancia de las redes de apoyo
En algunos testimonios de las mujeres víctimas de violencias sexuales, puede observarse cómo las redes de apoyo familiar y social son un factor que posibilita la desnaturalización de las violencias, la denuncia y mayores recursos
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para afrontar la situación y salir de ella. En apartados anteriores se ha explicado cómo algunos familiares ejercen un rol de relevancia para que las mujeres naturalicen o legitimen las conductas de los agresores. También se ha nombrado que, en muchos casos, son los mismos integrantes de la familia quienes ejercen la violencia sexual contra las mujeres (padres, padrastros y parejas) o utilizan sus cuerpos para beneficiarse económicamente de ellos como si fueran “cosas”. Así mismo, se ha explicado que, en ocasiones, las mujeres aceptan la violencia como una manera de proteger la vida de sus seres queridos. En todas estas situaciones, la familia es un factor de riesgo y vulneración de derechos de las mujeres.
sobrellevar, a sonreírle a la vida, a perdonar, a no odiar porque uno nunca debe odiar, debe perdonar un pasado que fue duro, pero también debe entender que usted tener un hijo y una familia con apoyo es la mejor luz que hay. (M2)
Además de la familia, otras redes de apoyo de las mujeres son las amigas y los amigos, y personas cercanas, quienes aportan significativamente para que las mujeres víctimas reconozcan su situación, desnaturalicen la violencia y contemplen la posibilidad de la denuncia. Ya conversando con Andrea17 yo empecé a contarle las cosas y ella me dijo: “no, vea demandemos”, entonces cuando ya empezó y entró al grupo, entonces le mostré el caso y ella lo escribió y lo mostró a ustedes, no sé, y, aunque yo con el miedo y todo, era lo mejor para mí y los niños […] Yo creo que la ayuda de Andrea ha sido muy importante para que yo me decidiera poner la demanda,
No obstante, en algunos casos la familia también puede ser una red de apoyo sólida que posibilita que las mujeres puedan afrontar y sobreponerse de las situaciones de violencia. Mi familia siempre ha sido mi bordón […] a uno le quedan muchas cosas, le quedan experiencias, esa experiencia dura y marcada, pero también le queda a uno aprender a
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El nombre fue cambiado para conservar el anonimato de las personas entrevistadas.
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porque si ella no me ayuda yo no hubiera hecho nada, al menos con ella he podido sacarme todo eso que me he guardado tantos años, me siento como más tranquila aunque con miedo por la demanda. (M1) Yo al otro día subí donde él, porque era mi amigo; pues, él es mi amigo. Era no, es. Fui y le conté; y aparte de que él es psicólogo también. Y, pues él me ayudó mucho [...] Y, ya fui y le conté, y entonces ya él me dio muchos consejos, me puso en un tratamiento con una psicóloga […]. (M3)
Las redes cercanas, como las amigas y los amigos, se valen de diversas estrategias para contribuir a la concientización de la mujer víctima y lograr que ella acuda a buscar ayuda en el Estado, por medio de la denuncia. Una de dichas estrategias es hacer alusión a las otras personas que se están viendo perjudicadas por la situación. Pues ella fue la que me animó más que todo a demandarlo, vea que ella me decía que mirara
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yo como estaba de estresada, el cabello cayéndoseme, que yo me sentía mal y se me notaba esa cosa, entonces ella me decía que lo hiciera por los niños, que vea que los niños también están sufriendo. (M1)
Otra de las redes de apoyo de las mujeres víctimas de violencias son los grupos, asociaciones y corporaciones de mujeres, que les permiten ir visibilizando las violencias que han vivido a lo largo de sus vidas, entendiendo que no son las únicas que viven estas situaciones y que no están solas, así mismo, estas redes de apoyo sociales les otorgan información de las rutas de protección y atención, e incluso, en algunas, se prestan servicios de acompañamiento jurídico y psicosocial. […] entonces cuando entramos a la Corporación y estamos hablando de estos temas y me doy cuenta que casi todas hemos sufrido estas violaciones y entonces uno le pregunta: ¿quién te violó? Y responden: ¡Ah, mi papá! ¡A mí quiso violarme mi padrastro! ¡Pero a mí quien me violó fue otro tipo en la calle!
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[…]. (DR) La asociación para mí fue como un segundo hogar en el que yo encontré apoyo, en el que me tendieron la mano y vi que yo no era la única, que éramos muchas,[…] que no era la única víctima, que éramos muchas víctimas y que todas necesitamos apoyo, y que gracias a mujeres como éstas uno no se siente tan solo, ellas me apoyaron mucho, estuvieron ahí pendientes desde el principio hasta el final, y hoy en día, después de tres año,s no me han dejado sola. (M2) Por ejemplo aquí, aparte de ASOMUR, no hay nadie que nos colabore, nos acompañe, nos enseñe, no, aquí solo se cuenta con ASOMUR que es como una herramienta que tenemos para poder saber a dónde vamos a denunciar, saber uno a dónde va a hacer las cosas y saber pedir los derechos y las cosas de nosotras. (M3)
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OBSTÁCULOS INSTITUCIONALES
El continuum de violencias En el capítulo 1 del presente informe se precisó, mediante la revisión de cifras en el país, la preocupante situación que viven las mujeres en relación a las violencias que se ejercen contra ellas en diferentes contextos (íntimo, familiar, comunitario, laboral y social) y a partir de diversas modalidades: violencia simbólica, verbal, psicológica, física, patrimonial, económica, sexual y feminicida. Esta realidad permitió revelar el significado real del continuum de las violencias en la vida de las mujeres, entendiendo que, las violencias basadas en género, más que prácticas inconexas, son prácticas sociales, políticas, sistemáticas y generalizadas, que tienen como fin último mantener el sistema socio-sexual patriarcal. En el caso de las nueve mujeres entrevistadas, se visibiliza claramente que han experimentado otras violencias en el transcurso de sus vidas, donde la violencia sexual ha sido la máxima expresión de poder y dominación sobre su cuerpo y autonomía.
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[…] con mi compañero no he sufrido violencia física, pero psicológicamente todas las veces. Después de que le tocó conmigo lo que yo viví [la violación por parte de siete hombres], muchas veces yo no quería tener sexo con él y me obligaba a estar con él […]. (AP) […] por ejemplo, en mi caso, uno de mis hijos me pegaba hasta hace cuatro meses. (LM)
También se dan a conocer testimonios de la violencia psicológica, la cual es naturalizada en sus vidas y vivenciada permanentemente en su cotidianidad. Esta violencia, que pareciera tener menor importancia, es la que deja daños y secuelas más difíciles de superar. […] no solo es la violencia física y sexual, sino la psicológica, que la psicológica es una muy fuerte y la que más se está usando hoy en día, que como hay hombres que golpean a mujeres, que
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abusan de ellas, pero hoy en día, y pongámonos a mirar, es más el abuso que hay entre una familia, “es que yo no le pego”, pero el solo hecho de tratarla mal, de hacerla sentir menos que cualquier cosa es un abuso muy grande, es un daño psicológico muy grande para uno como persona, entonces uno tiene que ir aprendiendo y saber. (M2)
Algunas de las mujeres relatan cómo tuvieron que experimentar desde niñas diversas modalidades de violencia sexual, como el abuso y la explotación sexual infantil. En otros testimonios se observa que el acceso carnal violento es la modalidad predominante vivida en reiteradas ocasiones y por varios años. En todos los casos, la violencia sexual se experimentó de manera sistemática en sus vidas y con agresores diversos. […] eso fue en el 2014, que en una semana me violaron dos veces, una con mi esposo que él los llevo allá y la otra, cuando venía por la iglesia y me cogieron por allá, él los mandó también. Todo ese tiempo que yo duré con él, esos cuatro años que yo estuve con él
fue violación tras violación, no hubo un día que yo no tuviera relaciones con él, a él no le importaba si yo tenía el período, si acababa de tener un hijo por cesárea, porque todos mis hijos fueron por cesárea, yo llegaba a la casa y él me cogía, me ponía una almohada en la cara y yo lo tenía que hacer porque si no me maltrataba. (LM)
Entre los hechos victimizantes que han tenido que vivir las mujeres se observan los desplazamientos forzados, los asesinatos a familiares, el control del territorio y las amenazas e intimidaciones de diferentes actores armados, tanto en la zona urbana como en la rural. […] ya uno le ha tocado vivir esa guerra tan cruel. Vea, mi hermano, por ejemplo, lo mataron, lo sacaron del trabajo y lo trajeron, pero nosotros no sabíamos; y cuando ya bajamos a buscar a mi hermano, que lo tiraron al río, había otros tres primos muertos también; los mataron a todos cuatro. (M3)
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La no garantía del trabajo digno para las mujeres y el poco reconocimiento del trabajo doméstico y reproductivo es un obstáculo para que ellas tengan otras posibilidades que les permitan ponerle fin a las violencias. En este sentido, la violencia económica profundiza la situación de vulnerabilidad de las mujeres y crea condiciones para que se den otras violencias. […] a nosotras nos ha desfavorecido totalmente este modelo, entonces esa violencia social con esa violencia económica, es mortal. […] fue una situación muy difícil, yo me voy a vivir a la casa de una amiga pagándole con mi trabajo, yo levantada desde las tres de la mañana a hacer todo para estar ahí y vivir ahí mientras nacía la bebé…y trabajaba mucho, solo por tener donde dormir y comer. (DR) […] me provoca salir de ahí, pero siento las puertas como cerradas para mí, porque no más jornaleo y me gano pues pal bocadito, yo quisiera tener mi casita con mis
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hijos, sentirme como en otra parte, como otro mundo, pero siento como que no he podido, […] sigo trabajando y trabaje y siento como que nunca voy a dejar el trabajo. (M5)
Además de experimentar las violencias a lo largo de sus vidas, algunas de las mujeres entrevistadas develan en sus testimonios la ineficacia de las instituciones encargadas de la ruta de protección y atención a violencias, establecida por la Ley 1257 del 2008, lo que pone en riesgo su vida y la de sus seres queridos cercanos. Al respecto, Lagarde (2012) plantea que “las autoridades omisas, negligentes o coludidas con agresores, ejercen sobre las mujeres violencia institucional al obstaculizar su acceso a la justicia y con ello contribuyen a la impunidad” (p. 235). Después de que me tomaron la denuncia, hubo que esperar, porque la fiscal de aquí decía que tenía que haber quedado con la cara torcida o una mano dañada para poder meterlo a la cárcel, porque ella no podía hacer nada. El trámite se demoró porque todo lo mío, todo lo de Medicina Legal fue en Santafé de Antioquia, aquí
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[en Urrao] no se pudo hacer nada, aquí no se pudo hacer un dictamen, ni nada, simplemente esperar […] Aun llegando el dictamen, no lo metieron a la cárcel, entonces era una zozobra constante: va a llegar, va a venir, va a volver a lo mismo […] Era un asunto en el que él estaba libre y yo estaba viva y vivíamos en el mismo barrio, entonces era el miedo de que va a llegar y me va a atacar a mí, va a atacar a mi familia, va a atacar a mi hija. (M2)
Con el testimonio anterior puede observarse la lentitud con la que actúa la justicia, poniendo en riesgo la vida de las mujeres y de sus familias. En el siguiente testimonio se evidencia también negligencia, con lo que puede afirmarse que “las mujeres no son sujetas de derecho ni son consideradas ni tratadas como ciudadanas, por ello, las autoridades que deben procurar justicia actúan en muchos casos, como cómplices de los agresores, al atentar contra la seguridad, la dignidad y los intereses de las mujeres” (Lagarde, 2012: 234). […] recuerdo que sentimos una
moto y yo medio desperté y él me dijo: “si grita la vuelvo a chuzar”, resulta que la moto era la policía, pero no habían alumbrado ni habían mirado que porque él pensó [el policía] que era una pareja. Yo me pregunto si les dijeron: “¡Hay un hombre atacando a una mujer!” ¿Por qué no hicieron la tarea de mirar? No, simplemente pasaron y no miraron. (M2)
Hechos como el anterior, profundizan la desconfianza de las mujeres en el sistema de justicia, el cual, según sus testimonios, no garantiza los derechos al resguardo de la identidad, a la no repetición, a la justicia punitiva y, en general, a la protección y atención en condiciones dignas. […] que la justicia de verdad demuestre que hay justicia, pero es que en Colombia no hay justicia […] porque es que uno ve que hay tanta gente que comete tantos delitos ¡Tantísimos! Y los ve uno por ahí en la calle. Dizque que pagando casa por cárcel y ellos haciendo de las suyas en la calle. En este país no hay justicia,
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por eso es que uno no puede denunciar, con el dolor y todo, y el susto, se muere, o lo matan, o le matan los hijos. (M3) Algo que ha pasado mucho aquí es el chisme, uno va y pone una denuncia o habla en el hospital, tantas cosas pasan, entonces que no, que se reserve la identidad de uno, tras de que lo violan y le va mal a uno, todo el mundo se da cuenta, y tampoco, que la gente sepa porque uno contó es muy diferente a que ellos sepan porque escuchó el chisme, entonces más discreción del hospital. (M4) La administración en eso no se mete, la administración que tenemos ahora no es como sensible a ese tema, si uno no va y está encima entonces ellos no. Por ejemplo, en la Comisaría, que no lo cojan a uno como “es que esto ya no es de la Comisaría, tiene que ir al hospital”, ya en el hospital, “no, como eso pasó hace cinco años, eso ya no es del hospital, entonces eso va a la Sijin”, entonces de la Sijin van a decir: “no, como eso fue
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hace tanto y usted apenas está poniendo la denuncia, yo ahí tengo otro caso más importante, venga la semana que viene” o sea que no lo cojan a uno como pan caliente de aquí para allá. (M4)
Algunas de las recomendaciones que hacen las mujeres a las instituciones encargadas de la protección y la atención de las violencias son: Que actúen rápido, a él le van a hacer una investigación, pero que lo detengan o si le van a hacer una restricción de que se aleje de mí o algo, pero que pase rápido. Yo creo que ya quedaría más tranquila si a él lo alejan de mí. (M1) A los jurídicos es que cada caso no es un número más, ellos ven cada caso como si fuera un número más, una encuesta más y no, no somos un número, somos personas que sentimos, nos dolió y sufrimos en eso, entonces ellos también deben tener en cuenta que tienen una mujer en la casa, que tienen una hija y que deben luchar por nosotras, no luchar por
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lo que ellos creen o piensan, la ley hoy en día nos apoya mucho pero ellos no, el fiscal no lo apoya a uno ¿Qué es lo que necesitamos? El apoyo de ellos, la ley nos apoya en muchas cosas y de muchas maneras, lo que pasa es que muchas veces nosotras como mujeres no estamos informadas y llega uno a una Fiscalía a poner una demanda y a usted le salen con un cuento que usted no sabe por dónde meterse y si hubiera más apoyo de parte de ellos, más comunicación, creo que muchos casos no hubieran pasado por la atención inmediata, entonces sí, es lo que yo le digo en estos momentos a la fiscal y a todos, siempre estén pendientes, no traten a una persona como un número más, sino que cada caso con su conciencia. (M2) Que cuando uno vaya a poner la denuncia haya gente que no se burle de uno, porque uno llega donde funcionarios y desde que usted entró ellos son riéndose, como quien dice: ¿A esta qué le pasó? Por ejemplo, aquí había un muchacho de la Sijin y decía que:
“por mostronas les pasa lo que les pasa”, entonces uno yendo a contar un caso de éstos, el mío que no estoy tan clara, lo que van a decir es que usted se lo buscó, por qué lo metió allá, entonces no, gente más bien que sea exequible, que lo entienda a uno, que vea lo mismo que uno siente, que no fue mi culpa, que no son cosas de uno si no que son cosas de él. (M4) Que se llegue a hechos, no sé cómo lo haría la ley en ese caso, pero sí fuera bueno que no le volviera a pasar a ninguna. (M4)
Los anteriores relatos subrayan la necesidad de que las normas y leyes sean llevadas a cabo con presupuestos específicos y bajo principios ético-políticos que propendan efectivamente por la garantía de derechos de las mujeres, la justicia, la no repetición, la comunicación efectiva, la protección, la atención oportuna, la confidencialidad, la discreción del personal y la atención libre de prejuicios.
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3.1 Obstáculos para el acceso a las rutas de atención en Medellín Los obstáculos encontrados en el acercamiento a representantes de diferentes instancias institucionales del Estado en Medellín, encargadas del tema, en particular Secretarías de las Mujeres (o de género), Salud, Educación, Justicia y Ministerio Público, entre otras, se agrupan en dos escenarios de análisis, para el propósito que plantea este segundo capítulo: el administrativo, que hace alusión a los recursos, el personal, asuntos logísticos, características físicas, tiempo y formación en el tema; y el de las representaciones e ideas que tienen los servidores y las servidoras públicas frente a las violencias, responsabilización y revictimización de las mujeres. Obstáculos administrativos Pese a que la ruta de atención a la violencia sexual se debe implementar de acuerdo a la normatividad y especificaciones de la resolución 0459 del 2012, se evidencia la diversidad de interpretaciones para la aplicación de la ruta, razón que justifica la exposición de contraste entre los dos espacios observados en el marco de este Informe:
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Medellín y Urrao. Por ejemplo, desde una mirada contextual en Medellín, los obstáculos evidenciados en este escenario de análisis se refieren a: una disminución de presupuestos y recursos financieros, que se reflejan en la crisis presupuestal que atraviesa la Secretaría de las Mujeres en los últimos años y que, de acuerdo con la percepción de las servidoras públicas entrevistadas, tiene consecuencias directas y significativas en el desempeño y posicionamiento político de las necesidades de mujeres en la ciudad: […] El problema presupuestal ha sido determinante para la operación de los programas y proyectos […] En la medida en que hemos disminuido el número de acciones o actividades que desarrollamos, los proyectos, o sea, todo se ha disminuido a partir de la asignación presupuestal inferior a la de otros momentos. Muchos de los procesos que venían debieron ser suspendidos, archivados, porque ya no se tienen los recursos suficientes para desarrollarlos, y eso trasciende obviamente todos
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los niveles, es decir, si yo voy a contratar, yo no puedo, en una lógica por ejemplo progresiva a lo que está obligado el Estado en esta materia, pensar en ampliar la cobertura de los servicios porque no tengo cómo, desconociendo mandatos internacionales en materia de violencias contra las mujeres y la intervención progresiva del Estado en estos temas. Eso es claro y tenemos absoluta conciencia, pero el Plan de Desarrollo a nosotras nos dejó totalmente limitadas. (Servidora pública de Mujeres en Medellín)
Administrativamente, para la Secretaría de las Mujeres de Medellín el obstáculo de la disminución presupuestal se refleja en la suspensión de servicios que garantizan derechos fundamentales. Línea 123 mujer; hogares de acogida y atención psico jurídica, que generan un impacto negativo, porque, sea por la razón que sea, si se suspende se perdió el trabajo que se había venido haciendo y es como arrancar de cero periódicamente. (Servidora pública de Mujeres en Medellín)
Dentro de esa misma Secretaría se advierten barreras históricas relacionadas con la lógica administrativa que conduce a la remoción del personal, lo que implica un permanente esfuerzo por sensibilizar y orientar desde el enfoque misional. Pienso que la misión y el sentido político del trabajo se pierde de vista por asuntos administrativos, operativos y de cualquier otra índole que son los que utilizan para desvirtuar, entretener, y obviamente dejarnos a nosotras, las mismas de siempre, dando tumbos. […] Se tendrían que hacer cambios, adecuaciones en procedimientos de selección de personal para una dependencia como ésta. Es que el mismo sistema institucional y su lógica administrativa, implican que periódicamente se esté removiendo el personal con el que trabajamos y al que sensibilizamos, capacitamos, formamos […]. (Servidora pública de Mujeres en Medellín)
Otro asunto de significativa importancia
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dentro de los obstáculos identificados en la escala administrativa, son los relacionados con el recurso humano que acompaña los procesos que se atienden desde la ruta estimada para violencias sexuales. En este sentido, se destacan aspectos como dificultades para hacer atención diferencial. Cada periodo de gobierno también cambian a todo el mundo y eso es complejo, porque entonces tú vienes de un proceso, te toca volverte a adaptar al otro, volverle a enseñar “x o y” y hay que mover mucha cosa. Un punto a favor es que en la ciudad tenemos el Comité de Violencia Sexual de la ciudad de Medellín, que está por acuerdo. Y está basado incluso dentro de la Ley 1146 del 2007, que establece en su artículo quinto, que todas las localidades deben de tener su comité directivo y decisorio, desde el nivel técnico estamos nosotros y desde el otro nivel se reúnen específicamente los secretarios. (Servidora pública de Mujeres en Medellín)
Por otro lado, la referencia a cuestiones alusivas a que en las horas de la noche
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y fines de semana se presenta un mayor número de demandas para la atención a víctimas de violencia sexual y que ahí se identifican barreras para la atención basadas en el género, no solo de las víctimas sino de los profesionales que están al servicio de la ruta, puede complejizar algunas acciones de cercanía y empatía con las víctimas, que requieren una atención sensible, sumado a la necesidad de capacitar al personal de salud: […] Normalmente los turnos nocturnos no los hacen las mujeres, porque las médicas de urgencias reparten el turno nocturno con sus compañeros porque deben hacerse cargo de sus hijos, entonces para poner un ejemplo real, ellas intercambian con los médicos colegas esos turnos de noche, para ayudarle a su colega que tiene una situación de género asociada a la maternidad, entonces vos vas a un servicio de urgencias y la atención nocturna son puros médicos. (Servidora pública de Salud de Medellín)
De otro lado, igualmente asociado con obstáculos administrativos es la no
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disponibilidad de personal de tiempo completo, en especial los fines de semana en el tema de atención por especialistas: Una paciente víctima de violencia sexual debe ser remitida a psiquiatría y psicología, por lo menos si es acoso; si es abuso, visto por la trabajadora social o psicólogo; en casos de explotación sexual o en caso de violación, la debe ver un psiquiatra, por el riesgo inminente que pueden tener cualquier factor que requiera internación y más si el triaje se clasifica en grado uno (máximo riesgo), entonces a esas pacientes se les recomienda que las dejen hospitalizadas hasta el día hábil en que el psicólogo o el psiquiatra tenga disponibilidad y se encuentre en turno. Algunas instituciones lo han implementado, pero por temas de costos y todo el problema que tiene el sector salud… lo que hacen es que las remiten a una interconsulta por psiquiatría y esto es un riesgo para que abandonen el proceso. (Servidora pública de Salud de Medellín)
A lo anterior se suma la sobrecarga laboral de los profesionales que no posibilita cubrir la demanda: El personal es a veces insuficiente. Es una persona para atención al público, para atender requerimientos por infecciones, para una cosa, para la otra, entonces es un tema que es muy desbordado. Hay instituciones donde el comité lo forman dos personas, cuando deben de ser más. (Servidora pública Secretaría de Salud de Medellín)
Otras de las barreras que afloran en el desempeño de la ruta desde el sector salud, están asociadas con la interconsulta, es decir, la consulta que implica la remisión a varias instituciones prestadoras del servicio de salud, dado que las activaciones de rutas se incrementan precisamente por la implementación en todos los servicios hospitalarios de consulta externa en la ciudad: Las EPS ponen barreras en nuestra ruta, entonces, por ejemplo, en las de salud mental […] que al mes le toca la de psicología y se la dan para dos
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meses, y a la de los dos meses le cambian el psicólogo, entonces la mujer pierde adherencia y al perder adherencia es más complejo que se adapte a un proceso. (Servidora pública Secretaría de Salud)
Por su parte, el sector justicia cuenta con una política de priorización y atención diferencial que permite reconocer un esfuerzo, aunque afirma que las cifras contrastadas son el punto débil. Cuando uno va y mira las cifras de respuesta efectiva, no hay un cambio o un impacto significativo, es decir, los casos de condenas por los tantos miles de denuncias que hay por violencia intrafamiliar, son pocas en relación con la cantidad de denuncias […] o las imputaciones, acusaciones, es un asunto que pasa también por la naturalización social de la violencia, y por la naturalización institucional. En este sentido, el tema particular de la violencia intrafamiliar es alarmante. (Servidora Pública Comisarías de Familia de Medellín)
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Así lo advierte la funcionaria aunque señala también que si las medidas de fortalecimiento de unidades como CAIVAS y URI fueran realmente para el fortalecimiento de las unidades y mejoramiento de la atención a las mujeres, esas medidas tendrían que pasar por la ampliación de la planta de personal. (Servidora Pública Comisarías de Familia de Medellín)
Un factor común de los obstáculos administrativos son las múltiples limitaciones relacionadas con el talento humano. Las servidoras y servidores públicos de las dependencias consultadas adujeron, en la totalidad de los casos, que es insuficiente el personal para atender todos los requerimientos que aparecen en torno a las violencias contra las mujeres. Tenemos múltiples limitaciones y digamos el talento humano es una de ellas. Tenemos un equipo limitado, un número insuficiente de personas destinadas a este tema específicamente, que es el acompañamiento de seguridad
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pública, y lo propio pasa por las personas contratadas por los operadores. Sabemos, y por ejemplo, en este momento tenemos servicios limitados, lo sabemos, o sea, la demanda nos supera e históricamente siempre ha sido así. (Servidora pública de Mujeres de Medellín)
En el mismo sentido, se identifica como un escenario de trabajo que requiere disposición y condiciones personales especiales para las mujeres que acceden a la ruta. Se advierte la necesidad de que los profesionales adscritos a la atención de la ruta dispongan de actitudes favorables y respetuosas con las mujeres víctimas, por ejemplo, este testimonio alusivo al tiempo de atención: No le puedo decir a una mujer por ejemplo, a la que estoy acompañando a las 6 de la tarde, que como ya se acabó mi horario entonces hasta ahí la acompañé y suerte. (Servidora Pública de Salud de Medellín)
Barreras de percepción, obstáculos en relación con las representaciones sociales de las y los servidores públicos sobre la problemática Se identifica un obstáculo inminente en relación con las expectativas que se construyen desde el sistema con respecto a las mujeres como sujetos de decisión para el acceso a las rutas. Esto se refiere al empoderamiento de sí mismas desde las posibilidades reales que tienen para acceder a muchas otras cosas, en esa medida, la servidora pública entrevistada advierte: Una de las principales limitaciones que encontramos es lograr que la mujer identifique el riesgo y actúe y se pueda movilizar, que se apropie de esa percepción y entienda por qué, […] esto sigue siendo responsabilidad del sistema, porque estamos hablando de mujeres impactadas sistemáticamente, porque en la violencia de género, los efectos también son esos: la imposibilidad de reaccionar, la imposibilidad de resistirse, la imposibilidad de actuar, la imposibilidad de decidir algo distinto a lo históricamente
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vivido. (Servidora pública de Salud de Medellín)
Obstáculos subjetivos de las y los servidores públicos En esta categoría, se apunta a dificultades morales, éticas o ideológicas. Aquí se identificaron tres muy importantes: la primera, la revictimización por parte de funcionarias y funcionarios públicos: Desafortunadamente somos muy curiosos, somos muy chismositos, todo lo queremos saber, nos da mucho pesar entonces voy y la visito […] entonces las víctimas observan ese trato diferencial, curioso y dicen: “ay ya se dieron cuenta que a mí me violaron”. Es un asunto que en muchas ocasiones no se hace de manera intencional por parte del funcionario, sin darse cuenta que están re victimizando. (Servidora pública de Salud de Medellín)
La segunda, el arraigo de la cultura patriarcal y machista que es aún una sombra bastante grande en la medida que desconoce el derecho a la diversidad y alude a la culpabilización y enjuiciamiento de la víctima:
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Ah, que vaya denuncie […] pero que ah que ¿Cómo estaba vestida? Ah es que es trabajadora sexual, Ah es que ¿Pa’ qué la dejó sola? ¿Usted qué hacía a esa hora en la calle? Ese tipo de estigmas que tienen muchas mujeres y niños: ¿Pa’ qué dejó el niño solo? ¿Pa’ qué lo dejó allá? Evidente la señalización y responsabilidad de culpabilizar a las mujeres. (Servidora pública de Mujeres de Medellín)
La tercera, el criterio ético de los profesionales que hacen parte del servicio de atención en la ruta. Desafortunadamente no a todo el mundo le duele esto como le duele a uno, entonces hay gente que está simplemente porque le salió un contrato y tiene que cumplir unas actividades. (Servidora pública de Salud de Medellín)
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La barrera de la voluntad política Las entrevistas realizadas también señalan este aspecto como un punto muy frágil para el cumplimiento adecuado de la ruta, y es el reconocimiento de que dicha implementación está supeditada a las interpretaciones políticas y partidistas que se hacen de la atención, pese al fuerte marco jurídico que la ampara. Es muy desalentador saber que esto está supeditado a la voluntad política, aunque hay mandatos, aunque hay un marco jurídico suficiente, amplio, vasto, no les da la gana […] no les da la gana, lo cumplen como quieren, lo cumplen parcialmente, todavía parece que estuviéramos pidiendo limosnas, que no fuera un asunto de derechos. (Servidora pública Secretaría de las Mujeres de Medellín)
Por su parte, el tema de acceso a la justicia lleva consigo un abismo que es infinito y se evidencian escasos avances para la garantía de derechos, lo que ha generado una percepción negativa para otros sectores de la ruta de atención. Así lo evidencia el testimonio de
la servidora pública de la Secretaría de Salud en referencia a la relación con estamentos del sector justicia asociados a la ruta: […] Creo que eso socialmente ha generado que haya un imaginario instalado de que al acceder a la ruta no pasa nada, o sea, el número de denuncias anuales por cada tipo de violencia y el contraste con el número, por ejemplo, de sentencias condenatorias, son desalentadores […]. (Servidora pública de Salud de Medellín)
• La barrera de prejuicios morales
los
Este tipo de barrera se observa entre servidores públicos para temas como la anticoncepción de emergencia, la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y la atención en las denuncias. Con respecto al tema de la interrupción voluntaria del embarazo, entonces nosotros como Secretaría también hemos trabajado mucho, de forma tal de hacer cumplir la sentencia, y en instituciones que son incluso de
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orden confesional, o con la URI que exige que sea la víctima la que asista y ponga la denuncia, cuando el protocolo contempla que son ellos quienes tienen que ir a la institución de salud y levantar la noticia criminal por lo menos […] ¿Una mujer va ir después a Fiscalía? No va a ir. Por eso hemos sido muy insistentes. (Servidora pública Medellín) Manipular la decisión, le tengo que dar las opciones […] pero ahí hay un juego que es bastante complejo, en especial cuando hay muchas semanas de gestación, que toca los corazones de cualquiera […]. (Servidora pública Medellín)
En relación con la justicia, llama la atención la percepción de una de las servidoras públicas entrevistadas, que reconoce una falla en las políticas de seguridad para las mujeres que se implementan en el país, dado que […] no focaliza las violencias contra las mujeres, más allá de que se ha intentado visibilizar, aquí particularmente con los
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ejercicios de política pública que se hizo en el cuatrienio anterior. La violencia intrafamiliar o las violencias basadas en género son priorizadas como una de las problemáticas a intervenir en el marco del Plan Integral de Seguridad y Convivencia y hasta ahí. Pero luego, cuando nos vamos a los contextos de decisión donde se toman las medidas duras de seguridad, cuando se quiere nombrar la violencia intrafamiliar, se encuentra la negativa, o sea: ¿Qué? ¿Cómo se les ocurre? No señor, el foco es homicidios […] hurto a celulares, hurto a vehículos, cualquier cosa […] narcotráfico, micro tráfico, extorsión, cualquier otra cosa, no mujeres. (Servidora Pública Secretaría de las Mujeres)
Lo anterior pone en evidencia el enfoque basado en la naturalización de las violencias contra las mujeres, que pasa permanentemente por el filtro de violencias basadas en género hasta llegar al feminicidio, entonces las cifras son vistas como insignificantes de cara a otras que se registran en la ciudad.
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Parece que las cifras en el tema de mujeres no dicen nada […] dejen la bulla que es que mire, son 100, 200, 500, 1000 hombres […] y 10 mujeres. Ay por favor […] y así sucesivamente. (Servidora Pública Secretaría de las Mujeres)
Obstáculos y brechas interinstitucionales para la atención desde la ruta Desde el punto de vista de las relaciones que se establecen en el marco de la atención a violencias sexuales, entre instituciones de Medellín, se percibe como obstáculo la heterogeneidad de criterios para recopilar la información que, en cierto sentido, se percibe como una lectura errónea de los datos. Para manejar los datos de violencia sexual, es necesario tener claro desde qué punto de vista se está analizando la cifra. En ocasiones solo leen los datos que les da el Sistema para Convivencia [...] que solamente son denuncias. Los datos de la Secretaría de Salud se refieren a atenciones. Entonces se supone
que yo podría juntarlos porque toda atención [...] el que lo atendieron debería informar para que le haga una denuncia ¿Qué encontramos el año pasado? Encontramos diferencias en las dos fuentes: 1200/1300 casos y 1800 en salud. Nuestros registros [los de salud] son más altos porque, como te digo, la URI (Unidad de Reacción Inmediata) no responde los fines de semana y los casos son los fines de semana. Entonces la persona que pasó, se quedó sin denuncia [...] ¿Culpa de salud? No, porque salud informó ¿Quién no fue? Fiscalía, entonces no hay noticia criminal. (Servidora Pública Secretaría de las Mujeres)
3.2 Obstáculos para el acceso a las rutas de atención en el municipio de Urrao Para obtener esta información se realizaron siete entrevistas a profundidad a servidoras y servidores públicos, que tienen competencia directa en la ruta de atención de violencias contra las mujeres del municipio de Urrao,
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Antioquia, en cada uno de los sectores: salud, justicia, protección y Ministerio Público. Los obstáculos encontrados se clasificaron en tres categorías: los obstáculos administrativos, relacionados con toda la estructura institucional; los obstáculos en torno a las representaciones sociales, que se relacionan con aspectos subjetivos; y los obstáculos vinculados con el territorio. Obstáculos administrativos Los principales obstáculos administrativos encontrados en las instituciones consideradas en esta investigación, giran en torno a la falta de recursos y a la falta de personal, en contraste con la gran cantidad de casos que deben resolverse, a esto se suman la gran extensión territorial y la densidad poblacional del municipio que se traduce en un número elevado de problemáticas, que no solo están relacionadas con las violencias hacia las mujeres, pues las entidades no están encargadas únicamente de este tema, sino de todos los conflictos que se presenten en la región. Los recursos de municipios, en este caso Urrao, que es un municipio de sexta categoría,
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son muy limitados, […] primero; segundo, los profesionales son muy pocos para una población de 52 mil habitantes, […] 2.556 Km2 […], 102 veredas y 28 barrios. Somos el segundo municipio más grande de Antioquia en extensión territorial, […] vemos que la gran mayoría de esos 52 mil habitantes son mujeres, entonces el material humano o el trabajo de los profesionales se ve corto para lo que tienen que atender, esa es una de las dificultades a nivel logístico y eso lleva a que no haya una operatividad a nivel administrativo […] que lleve a que a la mujer no se le restablezcan este tipo de derechos. (Sector Ministerio Público, Urrao, 2017)
Esta falta de recursos está dada porque el municipio no cuenta con ingresos propios y depende del aporte presupuestal de la nación, situación que debilita la ruta de atención, pues todo lo que se recibe debe ser distribuido en los diferentes programas sociales, donde la asignación para las cuestiones de las mujeres es muy poca. El 53% del presupuesto general es de forzosa inversión en educación, usted no puede
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trasladar de educación para ningún otro programa, hay otro porcentaje alto que va para salud, hay otro porcentaje que va para saneamiento básico y agua potable, hay otro porcentaje más pequeño que va para deporte y cultura, y queda una parte muy pequeña de la torta que es para otros sectores de inversión, y en ese sector están todos los programas; está el tema de prevención y atención de desastres, está caminos, está vivienda, está áreas terciarias, cárcel municipal, población desplazada, bomberos, está absolutamente todo. (Sector Protección, Urrao, 2017)
Al no contar con los recursos económicos suficientes, no hay cómo obtener un buen talento humano, interdisciplinar, con el que se alcancen a atender todos los casos, para que la aplicación de la ruta se cumpla de la mejor manera. Lo anterior influye en la no activación de la ruta o denuncia, pues dadas estas condiciones, hay una gran desmotivación en las comunidades que creen que nada se va a solucionar. A esto se suma que falta divulgación de la Ley, para que las mujeres sepan que pueden y deben denunciar.
Esta misma falta de personal, lleva a que los trámites de denuncia, recolección de pruebas, toma de medidas de protección y judicialización, sean muy lentos, lo cual pone en riesgo a las mujeres que deciden denunciar, pues las situaciones graves no son tratadas a tiempo. La Fiscalía no cuenta con un suficiente recurso humano para atender esta problemática, en la medida de que yo soy fiscal local en este municipio, no cuento con una asistencia, un colaborador, una secretaria que coadyuve al impulso de las investigaciones. Yo aquí tengo que realizar labores propias de mi cargo […] y también tengo que asumir labores secretariales, porque no tengo asistente, entonces de por sí las investigaciones se tornan un poquito paquidérmicas frente a lo que necesita y al clamor de las víctimas frente a su pronta solución de su caso. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
Por ejemplo, no en todos los municipios hay fiscal local, esto hace que haya un fiscal
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seccional encargado de lo que sucede en varios municipios, por lo que los casos que debe atender son múltiples, superando su capacidad de operación y limitando su efectividad en la atención a las violencias sexuales contra las mujeres. Yo me siento sinceramente incapaz; no por incapacidad personal, sino por el hecho de atender a una sola persona la cantidad de asuntos que nos llegan. Porque al lado de los 60, 70 asuntos que puedo tener de delitos sexuales, hay otros 500 de todas las demás afectaciones de bienes jurídicos, la vida, la integridad personal, el patrimonio económico, la seguridad pública, la salud pública, entonces es imposible. Esa es una queja normal, y todos te la van a responder de la misma forma ¡No hay personal! (Sector Justicia, Urrao, 2017)
Tampoco existen entidades especializadas en la atención de violencias contra las mujeres, por lo que no se cuenta con un número adecuado de servidores y servidoras que tengan los conocimientos técnicos, jurídicos y
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psicosociales específicos para la atención de los casos relacionados con estas violencias. Muchas veces pasa que […] no todos los funcionarios tienen la formación […] para atender los casos, para dar las orientaciones acordes […], entonces las comunidades caen en desmotivación, “yo para qué voy a ir a denunciar, para qué voy a ir a hacer un esfuerzo si allá no pasa nada”. (Sector Protección, Urrao, 2017)
No se encuentran medidas efectivas para la protección de las mujeres que denuncian; Por un lado, no hay personal de la policía suficiente para atender los casos de quienes tienen órdenes de protección y no pueden estar todo el tiempo acompañando a las mujeres, y, por el otro, los agresores suelen continuar en libertad después de la denuncia, ya que para que haya detención preventiva el delito debe tener una pena mínima de 4 años y para determinar esto, hay que comprobarlo, lo cual, como ya se dijo, es un trámite que toma bastante tiempo, teniendo en cuenta el estado de vulnerabilidad de las mujeres denunciantes.
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A partir de la denuncia esa recolección de pruebas puede demorar dos o tres meses […]. Para que proceda la detención preventiva es necesario que el delito comporte una pena mínima de 4 años. (Sector Justicia, Urrao, 2017) Urrao, un municipio de 2500 kilómetros de extensión, de más de 50 mil habitantes […] si tiene 18, no tiene 20 agentes ¿Podrá esa institución brindar un servicio de protección a una mujer cuando lo requiere? (Sector Justicia, Urrao, 2017)
De acuerdo con las opciones que se ofrecen en la ruta para la protección de las mujeres, el riesgo de las denunciantes es difícil de sortear, pues se identificó resistencia por parte de los servidores de la Fiscalía hacia tomar medidas de aseguramiento contra los victimarios, por no violar el principio de la libertad de las personas hasta no demostrar su culpabilidad, es decir que la denuncia no es válida si no se tienen pruebas, además, no cuentan centros de acogida que puedan resguardar a las mujeres mientras se resuelven sus casos.
No hay un centro de acopio donde se pueda albergar una mujer que está siendo víctima de esta situación […]. Hay una orden [para que el] victimario no se acerque y el desalojo, pero de todas maneras […] no se tiene un mecanismo de protección efectiva, porque ese es un mecanismo que siempre opera en el papel y no más, es decir, como un mecanismo […] disuasivo […] de insinuarle al victimario que se abstenga de acudir a ciertos lugares donde se encuentra la víctima. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
La gravedad de esta situación reside en que las violencias contra las mujeres se agudizan cuando ellas deciden salir del círculo de violencia, alejándose de los victimarios o tomando medidas legales como la denuncia. Entonces, cuando los procesos de investigación y posterior judicialización, de acuerdo con la Ley 1257, toman bastante tiempo y, sumado a ello, no hay herramientas para brindar la protección ya mencionada, pueden presentarse hechos de revictimización o incluso feminicidios. Como reitero, el último y el más
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severo de los controles del Estado es mandar a un ciudadano a una cárcel, que no es la mejor solución, pero, en parte, en aras de proteger a la víctima pues bienvenida la cárcel, porque de todas maneras, casos se han visto que no tratados a tiempo conlleva a la muerte de la víctima, como en varios casos sucedió aquí, en especial con una señora que había colocado la denuncia penal por violencia intrafamiliar para el mes de marzo del 2015 y en el mes de octubre del mismo año, fue asesinada por su pareja. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
La otra opción con la que se cuenta para hacer efectiva la protección de las mujeres es el desalojo del victimario, que también tiene falencias en su aplicación por falta de personal para efectuarlo y, aunado a esto, falta de tiempo. Es decir, que no hay una respuesta oportuna frente al peligro que corren las mujeres denunciantes. Si hay que hacer un desalojo la policía siempre está dispuesta a hacer el acompañamiento, pero
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entonces es la parte donde te digo: no disponemos del tiempo completo, o sea, si tú me das la denuncia y yo solicito el desalojo, pero no puedo hacer el desalojo hoy, entonces tenemos que dejar fija una fecha donde posiblemente podemos estar llegando. (Sector Protección, Urrao, 2017)
Aunque se encuentra que el personal tiene competencias en sus campos específicos, desde lo legal, lo psicosocial, lo gubernamental y lo médico; en general, no hay un conocimiento integral de la Ley 1257 y hay ausencia total o parcial de programas de capacitación para servidores y servidoras asociados con la ruta de atención, pues este tipo de acciones se encuentran centradas en la ciudad, no en los municipios, entonces hay personas que nunca han recibido capacitación sobre el tema de violencias contra las mujeres y quienes tenían un mayor conocimiento sobre el tema, era porque se habían formado individualmente por una motivación personal. En la Fiscalía […] las capacitaciones son más bien escasas, sobre todo para
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nosotros que no estamos en la ciudad; en la ciudad creo que los hay, específicamente en Medellín hay centros de atención especializados: CAVIF, CAIVAS […] Debo ser franco, yo llevo 22 años en la Fiscalía, y si he recibido una, no he recibido dos. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
Por otro lado, la presencia de la institucionalidad es limitada: la Comisaría de Familia, uno de los entes de mayor incidencia y efectividad en casos de violencias contra las mujeres, ha dejado de funcionar durante algunos periodos y hasta hace poco contaba solo con un funcionario: En Comisaría de Familia hemos tenido muchas falencias, porque creo que en un año completo no hubo: 6 meses estuvo incapacitada y luego renunció, ahí hemos tenido como problemas. (Sector Salud, Urrao, 2017). La Comisaría apenas este año cuenta con un equipo interdisciplinario, siempre ha habido solo una persona, entonces pues ha sido muy complicado
para atender, hacer prevención y garantía. (Sector Protección, Urrao, 2017).
Aun así, el personal sigue siendo insuficiente, pues de acuerdo con la Ley 1098, Decreto 48 de 2007, las comisarías de familia en los municipios deben contar con secretaria/o, médica/o, trabajador/a social y psicólogo, pero en esta Comisaría solo se cuenta con psicólogo y trabajador social. Acá en Urrao tenemos el acompañamiento completo por parte del Hospital y la Dirección Local de Salud, donde también hay demasiados profesionales, yo directamente cuento con los médicos, las nutricionistas para todo este tema de valoraciones, por ejemplo, la Comisaría de verdad se queda corta en el tema de recibir las denuncias y atender las denuncias oportunamente, ya sea por violencias o por restablecimiento de derechos de menores […], tenemos semanas en que podemos recibir 15, 20 denuncias, como semanas en que no llega nada, pero entonces se hace un cúmulo de trabajo […];
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la extensión territorial es muy grande para tres personas, es un poco precario. (Sector Protección, Urrao, 2017)
Por otro lado, siguiendo con la falencia de lugares de atención, tampoco hay sede de Medicina Legal, por lo cual los exámenes médico legales deben ser realizados por los médicos rurales y los médicos del Hospital del área urbana, quienes a pesar de tener un protocolo de atención para violencias sexuales, no se sienten completamente capacitados para esta labor. A nosotros [en el Hospital], o a los médicos rurales, nos toca hacer las veces de médico legista legalmente, entonces cuando ya hay una orden de una autoridad, ya al médico le toca responder a esa orden, dependiendo de su criterio […] y se llena la ficha de vigilancia epidemiológica que va a dirección local de salud y a salud pública, donde hacen también un seguimiento. (Sector Salud, Urrao, 2017)
El problema de esta articulación es que en el Hospital también se atienden otros casos,
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además de las violencias sexuales, que requieren de gran cuidado, como graves estados de salud, por lo cual el sistema de atención puede terminar saturado o colapsado. Lo que pasa es que nosotros tenemos una programación que se hace a las 6 de la mañana siempre, entonces todo lo que usted me solicite hasta las 6 de la mañana, yo le digo sí. Después de las 6 de la mañana empiezo con los dolores de cabeza: ¿Quién lo va a atender? Urgencias está colapsado ¿Cómo hacemos? Pero la disposición de atenderlo y de entendernos entre organizaciones, está, lo que pasa es que alterar ya la programación de una organización que tiene tan poco personal, que tiene tantas situaciones que atender, es difícil. (Sector Salud, Urrao, 2017)
En el Hospital tienen un protocolo para atender las violencias sexuales, que se basa en el formato utilizado por Medicina Legal, pero este no cuenta con un enfoque diferencial, es decir que no está diferenciado por edad, sexo, condición social y étnica de la víctima y no considera las particularidades
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de cada caso, dejando al personal médico con pocas herramientas para la resolución de las diversas situaciones que se presentan con las denunciantes, lo que se traduce en una falencia en el sistema, pues si esto no se tiene en cuenta se puede incurrir en una revictimización o en una afectación psicosocial, obstaculizando el correcto desarrollo del proceso de denuncia. Ese protocolo que tenemos es una adaptación del de Medicina Legal nacional, es muy técnico realmente: ¿Le tocó los senos? ¿Le tocó la vagina? Son preguntas muy así, que a los pacientes –uno ve– les da dificultad responder. (Sector Salud, Urrao, 2017)
Estos hechos evidencian la ausencia de estrategias de comunicación y atención integral de las víctimas, lo que tiene relación directa con la falta de personal especializado en otras áreas, como la psicosocial, y la falta de capacitación de las personas encargadas, en este caso las médicas y los médicos, para atender estas situaciones. No todos estamos preparados para abordar pacientes víctimas en esas condiciones, entonces uno
es como: ¿Será que le pregunto o no le pregunto? ¿Será que si le digo se pone a llorar? ¿Será que si no le pregunto me queda faltando? ¿Será que sí esté el acompañante que está ahí o mejor me la llevo sola? A mí me parece que es difícil enfrentarse a ese tipo de pacientes […] y que no estamos muy preparados para eso, porque uno como médico, la formación es médica, entonces me parece difícil. A veces, muchas veces buscamos la ayuda de [la trabajadora social] y ella encuentra cosas que uno nunca encontró, pero otros por el tiempo y por todo lo que eso implica se limitan a hacer la consulta como médicos y ya. (Sector Salud, Urrao, 2017)
Al poco conocimiento que se tiene sobre el tratamiento de estos casos, sobre la ruta de atención y la ley, se suma la rotación constante de personal, que hace que no queden capacidades instaladas en las pocas capacitaciones recibidas, a menos que las personas quieran cualificarse por motivación personal.
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Aquí hay cinco médicos que siempre están y nueve que rotan todo el tiempo. Entonces, se han hecho capacitaciones, pero obviamente al irse esos nueve, siguen faltando nueve por capacitación; entonces la frecuencia de capacitaciones no nos da para que todos estén sintonizados. Sin embargo, tenemos la guía y en cualquier momento podemos acceder a ella, pero más por motivación personal. (Sector Salud, Urrao, 2017)
Por otro lado, el Hospital no cuenta con especialidades, lo que hace que en ciertos casos, donde se requieren otro tipo de servicios como psiquiatría, el proceso sea más lento y menos efectivo, o que deban remitir a las personas a las EPS, a las que pocos tienen acceso. Continuando con el panorama general, especialmente en lo que concierne al sistema judicial, hay un mayor énfasis en la violencia intrafamiliar; no se hablaba de violencia de género por fuera de la familia, sino que se entendía que una mujer o una niña eran violentadas en el hogar por el padre, el
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compañero sentimental o la expareja, lo que refleja una falta de conocimiento integral sobre el tema y deja dudas sobre el procedimiento en la atención en los casos en que los hechos se presentan en el exterior. En las y los funcionarios se evidencia la preocupación por la falta de medidas pedagógicas, es decir, que reconocen la importancia de la prevención, más allá de las soluciones del orden de lo punitivo. El reto es poder cubrir todos estos territorios y poder tener la comunicación y el diálogo adecuado para poder hacer entender a las diferentes comunidades que hay en el municipio la problemática de violencias sexuales y poder prevenir que estas no se realicen, no sucedan en el municipio. (Sector Protección, Urrao, 2017)
La imagen que se tiene en general del Estado frente a su papel en la resolución de la problemática de violencias contra las mujeres, es poco favorable porque estipula la Ley y la ruta de atención en el papel, pero no provee las herramientas necesarias para su cumplimiento,
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que tiene que ver principalmente con talento humano y recursos económicos. Estamos entonces frente a un problema estructural, pues, aunque existe la ruta no se puede aplicar efectivamente. Yo considero que el Estado cumple su papel en el momento de establecerla, pero en el momento de implementarla no, simplemente deja la situación establecida, cómo se debe actuar, pero de tratar de garantizar o de buscar que se cumpla exactamente todas las etapas del procedimiento, no, se queda corto. (Sector Protección, Urrao, 2017)
Entre las instituciones que hacen parte de la ruta, aún falta articulación y comunicación, dando cuenta de algunas dificultades que hacen que los trámites sean más lentos y poco efectivos. En cuanto a los casos de violencia sexual de infancia y adolescencia, hay un mayor avance, pues se cuenta con un grupo especial de la policía judicial, llamado GINAD, que es el que da inicio a la ruta. El grupo GINAD de aquí, personalmente, me parece
que trabaja muy bien; hay un subintendente […] que ya lleva muchos años aquí, entonces conoce muy bien el municipio, conoce muy bien el trabajo y lo ejecuta muy bien. Cuando a mí me llega un informe de él, es un informe que llega muy completo; llega con denuncia, con informe sexológico, con entrevista, con evaluación psicológica; prácticamente llega para la actuación judicial. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
Individualmente, se nombró que hay servidores y servidoras a quienes les falta compromiso, son poco ágiles y desconocen los procesos; cuando esto sucede pueden presentarse inconsistencias en las denuncias, lo que retrasa el avance de la ruta, porque lo que se hace en los primeros pasos debe ser revisado. En el caso de la policía judicial, existe cierta autonomía que les permite agilizar procesos, que de no ser así, dependerían de la disponibilidad de los fiscales. Una vez que se conoce la noticia criminal, denuncia, queja o querella, la policía judicial tiene un margen de actuación oficiosa, en donde ya si, depende de la
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experiencia, del compromiso, del conocimiento del funcionario. Habrá quien recibe la denuncia y: “vea fiscal”; y al fiscal le está llegando al día siguiente, o a los 2 días; y mientras me apersono del caso, porque llegan cantidades […] Entonces eso depende del grado de compromiso del funcionario y de su estado de ánimo, como seres humanos que somos […]. Sí llegó la denuncia a secas [hay que] ordenar todo; si llega muy completo, como en el caso de GINAD, si habrá que ordenar algo serán 2 o 3 cositas no más; es más, muchas veces ni hay que ordenar; de pronto recibir unas entrevistas, verificar algunos hechos, fortalecer la versión de la menor, estructurar la base del hecho de la afectada. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
También sucede que, aunque el proceso de denuncia esté bien, se puede estancar en la judicialización por el desgaste de servidores y servidoras, debido a la carga que tienen y a que los usuarios van dejando el procedimiento. Sumado a esto, algunas instituciones pocas veces buscan alternativas, sino que se reducen
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a cumplir con lo que les toca y, entes como la Policía Judicial, que es la encargada de compilar el material probatorio, no tienen una especialidad en violencia de género. Existe además un gran obstáculo referente a los casos que no se denuncian a tiempo, lo cual representa graves problemas para su solución, porque hay material probatorio, como el examen sexológico, que ya no aplica; en este caso la investigación es más compleja y demorada. Si el hecho sucede muy recientemente y se conoce la noticia judicial, lo ideal, lo aconsejable, es que el examen se haga inmediatamente porque así hay forma de recolectar elementos materiales probatorios que, de no hacerlo allí, se perderían; las vestimentas, los fluidos, las muestras de violencia, se perderían con el transcurso del tiempo. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
Finalmente, se enuncian situaciones como la falta de políticas públicas y de medidas preventivas, más cercanas a la pedagogía con la sociedad civil, pues aunque se han creado
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mecanismos para ahondar en la problemática de las violencias contra las mujeres, estos no funcionan de la manera adecuada. Está el comité de violencias contra las mujeres que lo integran funcionarios de varias de las institucionalidades acá a nivel local, [pero] lo que llevamos de este año no se han reunido. (Sector Protección, Urrao, 2017)
Obstáculos a partir de las representaciones sociales El principal obstáculo identificado por las personas entrevistadas, que impiden que se denuncien los casos de violencia sexual o que llevan al retiro de éstas, se relaciona con la falta de autonomía económica de las mujeres. Ellas tienen miedo de perder al proveedor de la familia y de quedarse sin sustento, teniendo en cuenta que la mayoría no tienen ingresos propios. Esta situación tiende a ser leída como una falta de voluntad de las mujeres y por ende terminan siendo responsabilizadas de su temor para denunciar o para continuar con el proceso.
Para mí el estancamiento no lo generan las instituciones, para mí el estancamiento lo generan las mismas mujeres, que por temor de volver a ser revictimizadas, porque se volvieron […] víctimas de que “mi marido ya no me vuelva a dar para tal cosa”, de que “mi marido me va quitar el apoyo” o que “mi marido me va dejar sola con los niños”, “¿Yo qué voy hacer? No sé trabajar, no sé hacer nada, él es el encargado de llevar todo a la casa”, entonces estamos en esa cultura de que el marido […] es el que lleva todo, entonces las mujeres se vuelven unas mujeres dependientes de ellos […] se volvieron dependientes de un mercado, se volvieron dependientes de un salario, entonces ¿Qué es lo que conlleva esto? A que “si lo denuncio me deja”, a que “si lo denuncio se consigue otra”, a que “si lo denuncio me vuelve a pegar” y entonces tienen todas las comodidades entre comillas en la casa, entonces ellas por tratar de no perder todas estas cosas es que dejan que ellos sigan haciendo lo que vienen
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haciendo constantemente. (Sector Ministerio Público, Urrao, 2017)
Puede observarse, en el anterior testimonio, que existe una representación de la mujer como “dependiente” y no como un sujeto que aporta a la economía desde las labores del cuidado y el trabajo doméstico. Entonces, a pesar de que se identifica el agresor, a las mujeres se les juzga y responsabiliza de no ser capaces de salir del círculo de violencia y de crear la supuesta “dependencia”. El desconocimiento estructural de la situación de discriminación y de violencias contra las mujeres, sostenida bajo el sistema patriarcal, y las mismas concepciones machistas de algunos servidores y servidoras públicas, hace que se reproduzcan concepciones de culpabilización hacia las mujeres por no denunciar, por abandonar el proceso o por no proporcionar las herramientas para la judicialización. Es decir que, según las personas entrevistadas, sobre ellas recae gran parte de la responsabilidad del no acceso a la justicia, lo cual impide que se encuentren soluciones reales a la problemática, pues no se identifican las verdaderas falencias.
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Falta compromiso por parte de las mismas mujeres, porque muchas veces hay mujeres que colocan en conocimiento de las autoridades competentes un respectivo caso y no están pendientes en suministrar información, en suministrar pruebas, en estar en constante acompañamiento a los diferentes grupos interdisciplinarios, entonces que un psicólogo necesite trasladarse o necesite una entrevista a la mujer o que la mujer se convoque a una entidad y la mujer no venga o la mujer demuestre total desinterés, entonces eso es uno de los obstáculos también grandes que puede tener esa Comisaría o la institución encargada de restablecer los derechos. (Sector Ministerio Público, Urrao, 2017)
Se continúa pensando que la violencia de género se relaciona con intolerancia y con falta de comunicación, mas no con un orden de dominación de un género sobre otro, basado en concepciones sociales y culturales machistas, que son las que propician esa violencia. En este sentido, se ofrecen soluciones que confrontan a la víctima con el victimario, en
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aras de recuperar la armonía familiar o de pareja, buscando la conciliación, poniendo en un mayor riesgo a las mujeres. Siempre se los digo a los usuarios, por medio del diálogo se puede resolver muchos conflictos y de hecho esa es mi función; si yo como autoridad, yo no tomo decisiones sobre nadie, yo los invito a que conversemos en mi despacho y que conversando es que tratamos de llegar a un arreglo. (Sector Protección, Urrao, 2017)
En esta misma línea, la falta de formación integral de servidoras y servidores públicos frente a las problemáticas de las mujeres, lleva a que algunas y algunos de ellos no entiendan la importancia de las leyes que protegen los derechos de las mujeres. No veo por qué deba haber un trato legislativo diferente, no lo veo. Porque precisamente lo que somos es iguales; entonces si somos iguales, no veo por qué deba haber un trato diferencial […] No entiendo, por ejemplo, el feminicidio; el feminicidio
ya estaba establecido, no sé por qué lo crearon como un delito autónomo, en realidad los homicidios son más frecuentes en los varones que en las mujeres. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
Así mismo, y relacionada con esa falta de información sobre el tema, no se entiende la situación en la que llegan las mujeres a denunciar: con miedo, inseguridad, se sienten amenazadas, hasta culpabilizadas; lo que impide que tengan una atención integral y oportuna, sin riesgo de revictimización (por ejemplo, las mujeres víctimas de violencia sexual prefieren ser atendidas, en su mayoría, por otras mujeres sensibles y con formación en el tema, lo cual debería tenerse en cuenta en los procedimientos de la ruta). Lo anterior, se encuentra relacionado con la subjetividad de las y los servidores públicos, dada también por sus valores y principios sociales y culturales, que influye en el correcto avance de los procesos o en la demora de los mismos, determinando la gravedad y urgencia de cada caso y, por lo tanto, la atención que se le dé al mismo.
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Uno tiende a tomar estos temas muy desde lo personal, desde las vivencias personales, entonces yo digo: ese abuso fue ya hace dos años, ya qué le voy a hacer, ya no hago nada; pero no sabemos en esos dos años qué ha pasado con la persona, cómo ha venido, qué traumas tiene ahora a raíz de eso. (Sector Salud, Urrao, 2017)
Dentro de las posiciones personales identificadas, se evidenció la prevalencia de la imagen o el anhelo heredado por la cultura, de la familia nuclear: padre, madre, hijos-hijas; lo que conduce a que haya cuestiones morales que propenden por encontrar soluciones desde la conciliación, porque no quieren desestabilizar el grupo familiar. Llevar a la cárcel a un individuo que comete esta clase de delito, no considero yo si es un beneficio o agravar el problema desde el punto de vista familiar, pues estamos separando a un individuo de su núcleo familiar, de sus hijos, entonces ese es el grave problema que veo yo. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
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Otro problema de las mujeres para denunciar, según lo indagado, es que tienden a ser amenazadas por el agresor, lo que también incide en sentimientos de temor y se convierte en un obstáculo difícil de resolver desde la institucionalidad, teniendo en cuenta, como se mostró anteriormente, que no tiene las condiciones necesarias para brindarles una adecuada protección a las mujeres denunciantes. Está ese temor “que si usted va a la Comisaría yo la voy a cascar”, “que si usted va a la Comisaría yo la voy a sacar de la casa”, “que si usted va a la policía yo le voy a quitar los hijos y me voy a ir”, son es ese tipo de situaciones. Entonces es ese temor infundado que se presenta […] el que hace que ellas no quieran acudir y no quieran asesorarse. (Sector Protección, Urrao, 2017)
El anterior testimonio evidencia que los servidores y servidoras públicas no dimensionan la situación de riesgo real que viven las mujeres, al considerar el miedo como un sentimiento infundado y no como una
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estrategia de dominación para el sometimiento de las mujeres, el cual se exacerba por las pocas condiciones de protección del Estado. El desconocimiento de la ley y las rutas de atención en violencias también se nombró como un obstáculo, pues algunas de las mujeres no saben a dónde acudir y cuáles derechos pueden exigir. Esto se relaciona con una naturalización de las violencias, que impide su identificación, ya que se asumen como el orden natural en los relacionamientos de mujeres y hombres, principalmente dentro de las relaciones de pareja. Hay otro asunto y tiene que ver con la cultura, relacionado con la educación de las mujeres, porque muchas mujeres pueden ver esa situación como que es natural o como que yo fui quien provoqué mi agresión […] entonces muchas veces las mujeres se empiezan a culpar de esas violencias, de ese tipo de cosas, también como producto de la educación del hogar las mujeres tienden a ser muy sumisas, o tienden a decir que tienen muy buenos esposos porque están entrando el mercado a la casa. (Sector Protección,
Urrao, 2017)
Aunado a esa falta de identificación de las violencias y a esa naturalización, las mujeres temen que se haga público lo que les pasó; tienen vergüenza, en cierta medida, por un sentimiento de culpa que ha creado la sociedad patriarcal a su alrededor. Finalmente, persiste la duda sobre las denuncias que establecen las mujeres, y los y las niñas; hay una desconfianza hacia sus testimonios porque, según ellos, se han encontrado casos donde se dicen mentiras y es muy peligroso culpabilizar a personas que son inocentes. Si usted llega y le pregunta a una niña quién la ha tocado y habrá una que aparezca con un caso real; después de ese caso real aparecerán cinco o seis irreales, porque hay ese fenómeno de la emulación, de la preeminencia, en donde si a ti te hicieron caso a mí también me van a hacer caso […] Me daría pesar que alguien estuviera sometido a una pena mínima de nueve años, porque la niña diga que le tocó la falda, y eso es dizque un delito sexual, para mí eso no es un delito sexual. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
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Obstáculos relacionados con el territorio En Urrao hay zona urbana y zona rural. Las instituciones responsables de aplicar la ruta se encuentran en la zona urbana, por lo tanto, el acceso de las mujeres rurales a estas medidas se ve limitado por cuestiones logísticas y económicas, como son los largos desplazamientos para poner una denuncia, la imposibilidad de abandonar sus labores de cuidado en sus comunidades, la falta de dinero para trasladarse y no poder hacerlo en el anonimato, sin que el agresor, que suele estar en su propia casa, se dé cuenta. La otra dificultad; geográfica. Urrao es un municipio de 2.500 kilómetros, donde el 70 u 80% es baldío; es de nadie, es selva. Hay sitos que quedan a dos o tres días de la cabecera municipal, en donde no llega ni la radio, ni la televisión, ni la tecnología ¡Nada! absolutamente nada. Entonces mira que dificultad tan grande, con relación a la atención a todo ¡Muy difícil! Económica, pues ni se diga; aquí hay comunidades que tienen que turnarse la subida al municipio, al área urbana y lo hacen cada 15, cada 20 días,
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cada mes; entonces aquí puede haber personas que en un año no tocan el área urbana. (Sector Justicia, Urrao, 2017) Para el caso de la zona rural, pues imagínese una mujer para desplazarse, en qué se va a desplazar; cuatro o cinco días de camino; o se ausenta para denunciar, entonces ¿Con quién va a dejar los hijos? ¿Con qué excusa le va a decir al marido que se va a venir para el pueblo? (Sector Protección, Urrao, 2017)
Además, estas zonas alejadas y de difícil acceso presentan mayores situaciones de violencia, que quedan en el anonimato y no llegan al conocimiento de la comunidad ni de las autoridades en la zona urbana. Acá tenemos comunidades […] a dos días de camino, entonces allá la violencia en contra de las mujeres es mucha, me he dado cuenta porque me lo han contado pobladores de esas zonas, pero como no tienen la facilidad de acercarse al municipio, por su lejanía con el mismo, entonces
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no colocan eso en conocimiento de las autoridades. (Sector Ministerio Público, Urrao, 2017)
Esto da cuenta de que no hay presencia del Estado en todo el territorio; las mujeres de la zona rural no tienen condiciones para denunciar y seguir todo el proceso de la ruta, pues ni siquiera pueden contar con las medidas de protección, porque los policías requieren autorización para trasladarse a muchos de estos lugares. Los miembros de policía tienen su área de influencia y ellos no se pueden desplazar a ciertos territorios si no es con consentimiento de un nivel superior alto, para que pueda operar un desplazamiento, entonces mientras opera ese consenso del desplazamiento, a ciertas zonas donde está la víctima, pues quién sabe qué más haya pasado, entonces esa medida de protección considero que es si es precario. (Sector Justicia, Urrao, 2017)
Debido a esta ausencia estatal, las personas de las áreas rurales terminan acudiendo a
profesores, líderes comunitarios y personas de la misma vereda para que los acompañen, antes que ir a la institucionalidad. Yo pienso que las mujeres vienen acá como en un tercer paso de su atención a violencia; ellas primero buscan a un amigo, o al profesor o al referente de su comunidad; después van a la autoridad y de último vienen acá a hacer el trámite. (Sector Salud, Urrao, 2017)
Estas condiciones en las áreas alejadas, influyen en que las mujeres tengan menos opciones para juntarse y organizarse entre ellas mismas por causas comunes, por las condiciones sociales como tener que ocuparse de las labores del hogar o trabajar la tierra, o porque sus casas son muy alejadas; entonces su influencia y participación en la exigencia de derechos como ciudadanas se ve limitada. Sí hay mujeres que desarrollan acciones favorables a las mujeres entre ellas mismas, pero en las cabeceras municipales no es el caso porque no hay tiempo, porque no hay dinero y porque cada mujer está tan ocupada en
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las labores de la casa que a qué hora va a salir a reunirse, además en las veredas la población es muy dispersa, muy distinto a la zona urbana donde hay mayor concentración, entonces yo pienso que si se hace algo en zonas urbanas pero en zona rural creo que es muy poco, es muy poco y lo otro es que también no se enteran de qué les sucede a otras mujeres, a familias vecinas o a veces por pena o por temor la gente no cuenta, entonces de puertas para adentro solo saben qué pasa los que habitan ese hogar y más en la zona rural que es dispersa es muy difícil saber qué está pasando en una casa o en la otra, generalmente no es fácil que eso pase. (Sector Protección, Urrao, 2017)
En la zona urbana hay mayor personal, mejores medios y condiciones para la atención, el acceso a las acciones educativas para el conocimiento de la ruta, para la sensibilización y la prevención, dejando por fuera a la ruralidad. Se realizan brigadas, campañas preventivas a través de la emisora,
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obviamente la emisora no tiene un alcance en todas las veredas, se hace fundamentalmente a través del programa de salud pública, en las campañas que realizan con el hospital, y a través de la zona urbana sí hay más facilidad, con personas de la Comisaría de Familia, con la policía comunitaria y también con el programa de salud pública, para hacer las campañas de sensibilización y educación en la zona urbana. (Sector Protección, Urrao, 2017)
La diversidad cultural, que tiene que ver con concepciones acerca de la violencia y de los roles asumidos por las mujeres, hacen que haya situaciones que no se cataloguen como susceptibles de denuncia, aunque incurran en abuso sexual, o que las víctimas decidan hacer uso de la justicia de su comunidad, como pasa en los resguardos indígenas. Esto limita el alcance de la institucionalidad en algunos casos, pero también la capacidad de autonomía de las mujeres para denunciar sin temor de ser castigadas, juzgadas o revictimizadas. Urrao es multiétnico […] cuenta con tres resguardos indígenas […]
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y a su vez cuenta con dos consejos afrodescendientes, entonces en el tema de los indígenas es un tema muy delicado, porque no son juzgados por la justicia ordinaria, sino que son juzgados por su propia justicia, que es la jurisdicción indígena, primero, y segundo, que allá los castigos en contra de los que hacen ese tipo de violencias contra las mujeres es diferente. (Sector Ministerio Público, Urrao, 2017)
La percepción frente al papel de la sociedad civil en la solución de la problemática es desfavorable, se dice que no se compromete, que no aporta, que no le interesa y que hay una doble moral. Acá, en el municipio de Urrao, no se ve ese acompañamiento de la sociedad como tal. Acá […] se ve que hay una dificultad y entonces la gente dice: ¡Es de esa persona! y trata como de no meterse en lo de esa persona, entonces no hay como el suficiente acompañamiento por parte de la comunidad en este tema. (Sector Ministerio Público, Urrao, 2017)
También se evidencia que la violencia contra las mujeres se sigue considerando como un tema de la vida privada, en la que no hay necesidad de intervenir, además está presente el temor de las personas a ser involucradas en la agresión. Cuando el vecino ve que el esposo agrede a la esposa, cierra la puerta, pero también hay que entenderlo que a veces se mete y el que termina agredido es él; como dice el viejo adagio: “En pelea de esposos, no te metas” que después apareces tú como el metido, y ellos rehaciendo su relación. (Sector Justicia, Urrao)
A pesar de que se señala la indiferencia de la sociedad frente al tema, algunos servidores y servidoras públicas reconocen haber participado en acciones conjuntas con la Asociación de Mujeres de Urrao, que estaban dirigidas a la exigencia y protección de derechos de las mujeres. Se ha trabajado, desde que yo estoy, […] con ASOMUR en todos los eventos a los cuales ellos me invitan, yo saco el espacio y
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voy y he dictado varias conferencias. (Sector Ministerio Público, Urrao, 2017)
3.3 Contraste entre los obstáculos hallados en las rutas de atención de Medellín y de Urrao En lo referente a obstáculos administrativos, se encuentran semejanzas y diferencias entre los dos contextos analizados. Por ejemplo, tanto en Urrao como en Medellín se presentan restricciones presupuestales para la implementación de programas, proyectos y acciones que favorezcan a las mujeres, especialmente en el tema de prevención y atención de violencias contra las mujeres. En Urrao la destinación de recursos municipales debe atender toda clase de prioridades por tratarse de un municipio de sexta categoría, dejando para los últimos renglones, las necesidades y problemáticas de las mujeres y otros grupos poblacionales. En contraste, Medellín, aunque cuenta con recursos y destinación presupuestal, muestra dificultad por la disminución sistemática de los mismos, asociado con la disminución de la voluntad política para impulsar unas mejores condiciones para las mujeres, y garantizar la atención y cobertura.
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Este fenómeno presupuestal evidenciado en ambos contextos, se expone en escalas diferentes, como el desencadenante de conflictos que agudizan la crisis en la atención de la ruta, entre ellos, la insuficiencia de recursos humanos, la sobrecarga laboral, y el desgaste en el cumplimiento y atención de la ruta. También, como derivación de lo anterior, se reconoce una frecuente fluctuación del recurso humano, una fuga constante de la experiencia y capacitación, lo que redunda en un retroceso formativo y en la débil apropiación de criterios asociados con una atención de calidad. Sin embargo, el país avanza progresivamente en asignación de competencias legales con un amplio abanico de instrumentos gubernamentales para la atención y adopción del marco jurídico que protege a las mujeres y niñas, pero esto no concuerda con un aumento real de los recursos económicos y presupuestales para concretar las acciones.
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Las barreras en el sistema de salud son evidentes en ambos contextos. En Urrao se presentan grandes obstáculos por la inoperancia de las remisiones para la atención de casos graves. En Medellín, aunque se reconocen esfuerzos desde este componente en función de la ruta, se reconocen obstáculos de gran complejidad en relación con su implementación, porque los procedimientos administrativos desencajan con los lineamientos planteados por las entidades que acompañan y prestan los servicios. Pese a los puntos de intersección entre Urrao y Medellín, es evidente que la oferta para la prevención de las violencias sexuales y atención de las mismas en los dos municipios es abismal. Medellín ostenta un abanico de programas de prevención y atención, entre los que se cuentan la línea 123 mujer, los centros de acogida, la atención psicojurídica que brindan las duplas, y, pese al recorte presupuestal, existen acciones para el acompañamiento. Urrao, por su parte, no cuenta con algún programa específico para prevenir violencias contra las mujeres; en un contexto de realidad no puede ofrecer garantías para aplicar las medidas de protección en casos de violencias sexuales y, en términos generales, las mujeres
se encuentran desprotegidas ante las diversas situaciones de violencia que experimentan. En lo que concierne a los obstáculos de tipo subjetivo, las entrevistas realizadas a servidoras y servidores públicos de los municipios de Medellín y Urrao develan la vigencia de representaciones sociales y posiciones soportadas en el sistema sociosexual patriarcal que sostienen que las mujeres son las principales responsables de las violencias que experimentan en sus vidas, por ello se les culpabiliza de no ser capaces de salir del círculo de violencia, produciendo una revictimización de las mismas y minimizando la responsabilidad de los agresores. Entre los argumentos sostenidos para el enjuiciamiento de las mujeres se encuentran la dependencia y “comodidad” económica; no llevar a cabo oportunamente la denuncia o no continuar con ella una vez es interpuesta. También hay argumentos que aluden a la justificación del hecho por estigmatizaciones sociales debido a los trabajos que ejercen, sus formas de vestir, sus conductas y/o prácticas. En otros casos se alude a la desconfianza en los testimonios de las mujeres víctimas, debido a situaciones en las que se han culpabilizado
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personas inocentes por mentiras de las mismas. En el caso del municipio de Urrao se visibiliza en algunos servidores públicos una visión que liga las violencias basadas en género en el contexto familiar con un problema de lo privado, relacionado con la intolerancia y falta de comunicación. En este sentido, la solución propuesta es el diálogo, la conciliación u otras estrategias que no signifiquen desestabilizar la representación tradicional de la familia. En general, las representaciones sociales y posiciones subjetivas de las y los funcionarios evidencian el desconocimiento y la falta de comprensión de posturas feministas sobre la situación de discriminación y violencia contra las mujeres, y el arraigo de la cultura patriarcal. Otro elemento que se evidencia en los obstáculos subjetivos de ambos territorios es la falta de compromiso de algunas servidoras y servidores públicos, que se muestran negligentes antes sus funciones, atrasan los procesos y en general no brindan la atención o protección pertinente a las mujeres víctimas.
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Finalmente, en lo que tiene que ver con lo territorial, se identifican una serie de obstáculos en el municipio de Urrao, que ponen en mayor vulnerabilidad a las mujeres rurales, debido entre otros asuntos a las características geográficas y económicas que dificultan el acceso de éstas a lo urbano y a sus servicios; la poca presencia del Estado en la ruralidad; y una sociedad civil que se muestra indiferente o con una doble moral ante las violencias basadas en género.
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RECOMENDACIONES De acuerdo a los hallazgos del presente estudio, de la normatividad vigente en relación con las violencias contra las mujeres a nivel nacional e internacional, en especial, a los deberes del Estado colombiano para garantizar el acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violencia, se realizan las siguientes recomendaciones:18 Frente a los obstáculos subjetivos Crear y fortalecer programas de capacitación para los servidores y servidoras públicas que participan en los diferentes sectores de la ruta de atención en violencias contra las mujeres (justicia, salud, educación, protección y Ministerio Público) con el fin de que profundicen sus conocimientos sobre las normas nacionales e internacionales para atender y judicializar estos delitos de forma adecuada. 18
Estas recomendaciones conversan con las realizadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el año 2007 sobre el Acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas. Secretaría General Organización de los Estados Americanos. Washington D.C.
De igual manera, es necesaria la formación de servidores y servidoras públicas para que amplíen sus marcos de comprensión frente a la discriminación y las violencias contra las mujeres, permitiendo erradicar prejuicios, representaciones sociales e ideas que obstaculizan su quehacer de manera objetiva y bajo principios que respeten la integridad y la dignidad de las víctimas y sus familiares. En este punto, se requiere que los procesos formativos posibiliten el acercamiento a teorías feministas y psicosociales que permitan entender las emociones, el continuum de violencias que experimentan las mujeres en sus vidas y los contextos que favorecen el silencio, el miedo y la desconfianza. Frente a la atención Es urgente que el Estado asigne el suficiente presupuesto para llevar a cabo la implementación efectiva de la ruta de atención en violencias contra las mujeres, tanto en los territorios urbanos como rurales, avanzando
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en la disminución de la brecha existente entre normatividad y real acceso a la atención, protección y administración de justicia para las mujeres víctimas de violencias. Se requiere fortalecer la capacidad institucional de los diferentes sectores que hacen parte de la ruta (justicia, protección, ministerio público y salud), en términos de recursos financieros, humanos y materiales, que permitan la garantía de derechos de las mujeres en condiciones dignas y con eficacia. Específicamente en el sector justicia se requiere fortalecer los equipos y procesos de investigación y seguimiento judicial, los servicios de medicina forense, el número de fiscales, jueces, abogados de oficio y profesionales administrativos, con el fin de combatir la impunidad y aportar a una adecuada sanción y reparación de las mujeres víctimas. De igual manera, continuar con la asignación de instancias especializadas en derechos de las mujeres dentro de los Ministerios Públicos, la policía y los tribunales (tanto en las ciudades como municipios), con conocimientos especializados y con adecuados recursos para
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garantizar una perspectiva de género al abordar casos de mujeres que procuran interponer un recurso efectivo ante actos de violencia. Para las mujeres rurales es necesario implementar políticas públicas que lleguen a estos territorios con el fin de prevenir, proteger y atender las diversas situaciones que ellas enfrentan en términos de violencias. En el caso de la sociedad civil, fortalecer acciones de control y seguimiento a la implementación de programas para la seguridad pública de las mujeres. Frente a las medidas de protección cautelar y otras existentes Poner en marcha programas de capacitación para los diferentes servidores y servidoras públicas involucrados en el establecimiento, seguimiento y supervisión de las medidas de protección (jueces, comisarios y comisarías de familia, policía, etc.) para asegurar el oportuno cumplimiento. Adoptar medidas de sanción para quienes no realicen su debida diligencia.
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Diseñar e implementar recursos judiciales de naturaleza cautelar, sencillos, rápidos y accesibles, que funcionen efectivamente, para prevenir situaciones de violencia contra las mujeres y su revictimización. Adoptar medidas eficaces de protección para denunciantes, sobrevivientes y testigos y medidas para preservar su privacidad, dignidad e integridad durante la denuncia y el proceso penal. Crear instancias y recursos judiciales idóneos y efectivos en zonas rurales, marginadas y en desventaja económica, con el objeto de garantizar que todas las mujeres tengan un acceso a la protección y a la justicia ante actos de violencia. Frente a la prevención de violencias Llevar a cabo campañas púbicas a través de diferentes medios (comunicativos, artísticos, culturales) y en diversos espacios (casas, barrios, instituciones educativas, calle, redes sociales, entre otros) que promuevan el respeto por los derechos de las mujeres y divulguen las rutas de atención y servicios que pueden utilizar.
En el caso de las áreas rurales, se requiere una focalización de dichas acciones donde participen las y los profesores, y las y los líderes comunitarios y personas significativas de las veredas para subsanar el desconocimiento y ampliar redes de apoyo para las mujeres víctimas de violencias. Frente a los sistemas de información Mejorar sistemas de registros de información estadística y cualitativa que permitan evidenciar la situación de la violencia basada en género (en especial los feminicidios) en los diferentes territorios del país. Diseñar mecanismos para lograr la uniformidad, certeza y transparencia entre los sistemas de información de actos de violencia contra las mujeres a nivel nacional (mantener estadísticas confiables y actualizadas). Impulsar el diseño de un formulario único para recopilar información de la violencia y discriminación contra las mujeres, que pueda ser utilizado por todos los sectores –gobierno, administración de la justicia, salud, organismos internacionales, el sector
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académico y la sociedad civil, entre otros– y promover experiencias piloto para evaluar la efectividad del mismo. Implementar esfuerzos e iniciativas para difundir la información disponible al público general en un formato sensible a las necesidades de una diversidad de audiencias y poblaciones de distintos niveles económicos y educacionales y de diferentes culturas y lenguajes. La seguridad y la privacidad de las víctimas deben constituir una prioridad en este proceso de difusión.
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CONCLUSIONES · A pesar de que en la actualidad no existe en Colombia un sistema de información unificado que permita dar cuenta del estado real e integral de las violencias contra las mujeres, las cifras oficiales evidencian la grave situación de violación de los derechos humanos que ellas experimentan en lo referente a modalidades como los feminicidios íntimos, la violencia sexual, la violencia intrafamiliar y violencia de pareja, donde se caracterizan por ser las principales víctimas. · Tras el cese bilateral de fuego y la firma de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC-EP, se observa que las violencias contra las mujeres continúan siendo una práctica sistemática y generalizada, que no solo se expresa en contextos de guerra, sino que tiene lugar en diversos contextos y bajo múltiples modalidades. Esta situación permite acercar la comprensión de las
violencias contra las mujeres como un elemento estructurante del sistema socio-sexual patriarcal. · En subregiones como el Valle de Aburrá, Oriente y Suroeste, el fortalecimiento del sistema económico capitalista y las relaciones económicas neoliberales, han significado mayor riesgo o vulnerabilidad para las mujeres frente a las violencias basadas en género, debido entre otros, a la des-humanización producto de una mercantilización de los territorios y cuerpos de las mujeres, los cuales promueven su uso ilimitado y violento. · El amplio conjunto de normatividad sobre derechos de las mujeres en el país no ha logrado un avance significativo frente a la garantía del derecho a una vida libre de violencias para las mismas.
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· Persisten diversos obstáculos para el acceso de las mujeres a las rutas de atención de violencias sexuales como son: el miedo, la culpa y la vergüenza como emociones que inhabilitan a las mujeres en la activación de la ruta o continuación con el proceso legal; las representaciones sociales, la militarización, la falta de redes de apoyo y el continuum de violencias como elementos de los territorios que naturalizan y legitiman las violencias, perpetúan su silencio, impunidad y profundizan en las mujeres la desconfianza en la institucionalidad. Finalmente, los obstáculos administrativos, subjetivos, geográficos y territoriales, relativos a los diversos sectores o sistemas que tienen una competencia en la ruta (justicia, salud, protección, Ministerio Público), no garantizan el goce de derechos de las mujeres, su integridad y dignidad.
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Índice de gráficos Gráfico 1. Homicidios de mujeres, según años y subregiones de Antioquia Gráfico 2. Tasa de homicidios de mujeres en Antioquia 2016 Gráfico 3. Homicidios de mujeres según subregiones, casos y tasas Gráfico 4. Homicidios de mujeres según presunto agresor, año y subregión Gráfico 5. Homicidios de mujeres según arma o mecanismo causal en Nordeste, Suroeste y Oriente antioqueños 2015-2016 Gráfico 6. Presuntos delitos sexuales contra las mujeres según subregiones de Antioquia 20152016 Gráfico 7. Tasa de violencias sexuales contra las mujeres según subregiones de Antioquia 2016 Gráfico 8. Violencia sexual subregiones Nordeste, Suroeste y Oriente, según sexo, casos y tasas 2015-2016 Gráfico 9. Violencia intrafamiliar según sexo, subregiones, casos y tasas 2015-2016 Gráfico 10. Violencia intrafamiliar en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente de Antioquia, según rangos de edades 2015-2106 Gráfico 11. Violencia de pareja contra las mujeres según subregiones de Antioquia 2015-2016
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Gráfico 12. Tasa de violencia de pareja contra las mujeres según subregiones de Antioquia 2016 Gráfico 13. Violencia de pareja contra las mujeres según mecanismo causal de la lesión, subregiones Nordeste, Suroestes y Oriente de Antioquia 2015-2016 Gráfico 14. Violencia de pareja contra las mujeres según factor desencadenante de la agresión, subregiones Nordeste, Suroeste y Oriente 2015 Índice de tablas Tabla 1. Homicidios de mujeres en Colombia según presunto agresor 2015-2016 Tabla 2. Aumento y disminución de casos de homicidios de mujeres en Nordeste, Suroeste y Oriente de Antioquia en los años 2015-2016 Tabla 3. Homicidios de mujeres según rangos de edad y subregiones 2015-2016 Tabla 4. Homicidios de mujeres según zona del hecho y subregiones 2015-2016 Tabla 5. Homicidios de mujeres según escenario del hecho y subregiones 2105-2016 Tabla 6. Número total de homicidios y tasa según sexo en Medellín 2015-2016 Tabla 7. Número de homicidios según presunto agresor y sexo de la víctima en Medellín 20152016 según proyecciones del INMLCF Tabla 8. Número de homicidios según modalidad y sexo de la víctima en Medellín 2015-2016
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Tabla 9. Total de homicidios según sexo y zona, Medellín 2015-2016 Tabla 10. Total homicidios según sexo y zona, de niños, niñas y adolescentes (0-17 años) Tabla 11. Total homicidios según sexo y rango de edad en Medellín 2015-2016 Tabla 12. Homicidios en Barbosa y Caldas según sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 13. Homicidios en municipios de Antioquia, según presunto agresor, municipio del hecho y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 14. Homicidios en Barbosa y Caldas, según mecanismo causal, municipio del hecho y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 15. Homicidios en municipios de Antioquia, según grupos de edad, municipio del hecho y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 16. Violencia sexual contra las mujeres según rango de edad y subregiones 2015-2016 Tabla 17. Violencia sexual contra las mujeres según circunstancia del hecho y subregiones 20152016 Tabla 18. Violencia sexual contra las mujeres según agresores y subregiones 2015-2016 Tabla 19. Violencia sexual contra las mujeres según escenario del hecho y subregiones 2015-2016 Tabla 20. Número de casos y tasas de presuntos delitos sexuales en Medellín según sexo de la víctima 2015-2016
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Tabla 21. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales, en CAIVAS Medellín por sexo de la víctima según rango de edad 2015-2016 Tabla 22. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales en Medellín, según delito y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 23. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales en Medellín según sexo de la víctima y posible agresor 2015-2016 Tabla 24. Número de víctimas de presuntos delitos sexuales en Medellín, según sexo de la víctima y según comuna 2015-2016 Tabla 25. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas según sexo de la víctima, número de casos y tasas 2015-2016 Tabla 26. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según grupo de edad y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 27. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según presunto agresor y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 28. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según circunstancias del hecho y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 29. Presuntos delitos sexuales en Barbosa y Caldas, según escenario del hecho y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 30. Número de casos de violencia intrafamiliar hacia las mujeres en las subregiones Nordeste, Suroeste y Oriente según presunto agresor 2015-2016
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Tabla 31. Violencia de pareja en Antioquia según sexo 2015-2016 Tabla 32. Violencia de pareja contra las mujeres en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente según rango de edades de las víctimas 2015-2016 Tabla 33. Violencia de pareja contra las mujeres en las subregiones del Nordeste, Suroeste y Oriente según estado civil de las víctimas 2015-2016 Tabla 34. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según sexo de las víctimas, casos y tasas 2015-2016 Tabla 35. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según rango de edad 20152016 Tabla 36. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según nivel académico 2015-2016 Tabla 37. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según estado civil 20152016 Tabla 38. Número de víctimas de violencia intrafamiliar en Medellín, según Modalidad 2015-2016 Tabla 39. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas según presunto agresor y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 40. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas, según sexo de la víctima y tasas 2015-2016 Tabla 41. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas, según grupos de edad y
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sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 42. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas según estado civil y sexo de la víctima 2015-2016 Tabla 43. Número de casos de violencia de pareja en Barbosa y Caldas según mecanismo causal y sexo de la víctima 2015-2016
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