Habitando en la bendición1

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Indice Introducción  ......................................................................... 5 La naturaleza de Dios  ..........................................................  9 Saliendo de la mentalidad del desierto  ...........................  17 El lugar donde Dios te bendice  ........................................  21 Mirando lo sobrenatural  ...................................................  24 Pasos para habitar en la bendición  ..................................  26 Entrar  ............................................................................. 27 Tomar posesión  .............................................................  27 Habitar  ........................................................................... 27 Canaán, la tierra prometida en la antigüedad, hoy en día las promesas de Dios en la tierra  .................................................  29 Creyendo la palabra dada a través de los profetas  .......  30 Corriendo hacia la meta con Sabiduría  ...........................  33 Enfócate en la Palabra  .......................................................  35 Prosperando como prospera tu alma  ..............................  38 Sé un expectante   ..............................................................  43 La tierra prometida, las promesas de Dios  ........................  45 Preparado para tomar lo que te corresponde  .........................  51 Poniendo los ojos en el propósito  ....................................  54 La fe de la mujer Sirofenicia  ..............................................  58



Introducción Habitando en la bendición, es una enseñanza basada en una palabra revelada por el Espíritu Santo para bendecir tu vida. En la antigüedad, Dios le dijo a su pueblo que les daría una tierra llamada Canaán y que era el lugar donde ellos iban a habitar. Fíjate en este texto: “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites.” Deuteronomio 26:1 Hoy en día vemos a Canaán como una figura de lo que iba suceder en la iglesia después de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, es decir, así como para ellos existió un lugar llamado Canaán, que era tierra de bendición donde Dios los haría morar, para nosotros ya no es un lugar físico, sino un lugar de fe donde tenemos los promesas de Dios. Las promesas de Dios son el lugar donde tú y yo vamos a habitar hoy, por medio de la fe. Algunos creyentes han entendido que viviremos en Canaán cuando lleguemos al cielo. De eso se trata este libro, una palabra revelada para tu vida con el fin de que conozcas la voluntad de Dios para ti y su deseo de que habites en su bendición. Malaquías es el último libro del antiguo testamento. Este contiene palabras específicas dadas por Dios donde dio la llave a 5


su pueblo para tener y mantener la bendición, instrucciones muy importantes para ayudarles a tener comunión con él. Estas fueron las palabras dadas en un período, luego del cual, Dios hizo un largo silencio, un silencio de 400 años. Durante 400 años no hubo palabra de Dios, no hubo predicador ni predicación, no hubo Profeta o Revelación del cielo, nada sucedería durante largo tiempo y para un pueblo cuya historia era un trato directo con Dios, era preciso prestar atención. “Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mi leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿en qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.” Malaquías 3:7 Dios le dice al pueblo: es tiempo de que regresen a mí, que se vuelvan a mí. Porque Dios sabía que iba a hacer silencio por 400 años. El pueblo le preguntó a Dios: “¿En qué nos vamos a volver?” La primera palabra del verso 8 es sumamente importante: ¿Robará el hombre a Dios? A lo que Dios respondió: “tienen que volverse a mí porque se han apartado de mis leyes”, y les dice: “¿Robará el hombre a Dios?” ¿Acaso puede robar el hombre a Dios? El pueblo se hizo esa pregunta y en todo esto lo que Dios quiso decirles, es que le habían robado la oportunidad de manifestar su naturaleza y su esencia.

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La naturaleza de Dios Quiero explicarte algo sobre Dios. La Biblia nos muestra que Él es un Dios dador, no viene a quitar, sino a bendecirte. Un Dios que prospera, que añade y que quiere que la vida de sus hijos sea una vida de incremento. “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.” Proverbios 4:18 Dios es un Dios que bendice, cuya voluntad es buena, agradable y perfecta, que desea lo mejor para sus hijos y por eso nos da más abundantemente de lo que podemos pedir, pensar o imaginar. “...y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros....”) Efesios 3:8 Él es el Dios de la sobreabundancia. La misma palabra dice: “derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobre y abunde”; quiere decir que Dios no está en los planes de quitar sino de añadir a tu vida. “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y 9


la habites…” Deuteronomio 26:1 El capítulo 26 del libro de Deuteronomio dice: que Jehová tu Dios te da, es decir que conforme a la Palabra, Dios es un Dios dador. El Dios de la Biblia, el Dios los cielos está en los negocios de añadir bendición. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” Santiago 1:17 Cuando la Biblia habla de dádiva está hablando de un regalo porque Dios en un Dios dador. Todo lo bueno viene de Dios y nosotros podemos recibir todo lo que es bueno estando con Él. Dios está en los negocios de darte, no de quitarte. Cuando Él crea al hombre y la mujer, y los pone en el huerto y les dice: les he dado todo animal que se mueve en el campo, en el mar, todo lo creado es para ustedes, llenen la tierra y multiplíquense, Él, de esa manera los bendijo ¿Cómo? Declarando lo que les daba a y hablando lo bueno sobre ellos; lo único que tenían que hacer era recibir y caminar en obediencia delante de Dios. “Y dijo: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les

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será para comer. Y fue así.” Génesis 1:29-30 Dios es un Dios dador y por esa razón Él tiene para ti la sanidad que necesitas, la paz que necesitas, el gozo que el enemigo te ha robado, la prosperidad financiera, la prosperidad de tu alma, la prosperidad en tu espíritu y en todo lo que hagas. Ese es el deseo de Dios. “Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” 3ra. De Juan 1:2 Dios dice: mi deseo, por cuanto te amo, es que tú seas prosperado en todas las cosas. Esto fue escrito por Juan para Gallo en ese tiempo y para la iglesia que había sido formada en aquel entonces, pero ahora, en este tiempo, es para nosotros. No fue Juan quien tuvo la idea, Juan escribió con su puño y letra pero la idea, la esencia, fue del Dios de los cielos. El Espíritu Santo llenó a Juan para dejarnos palabra viva, una palabra que cambia y que transforma para que tengamos el conocimiento de la voluntad de Dios y entonces creamos y actuemos. El Dios de los cielos, el dueño del oro y de la plata, el dueño del mar y de su plenitud, el creador, el Shaddai, el Todopoderoso, el más que suficiente, el que todo provee, el dueño de todo lo que en el mundo habita, el que hizo los cielos y la tierra nos dice: Mi deseo es que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud. Todas las cosas significa todo: En tu matrimonio, en la escuela, en el campo, en la ciudad, en tu entrada y tu salida, en todo lo que posees, en tu alma, en tu espíritu. ¿Será 11


la voluntad de Dios prosperarme? ¿Será la voluntad de Dios que yo tenga algo? Ya no debes estar en el nivel de estarte preguntando si Dios quiere y si tiene lo mejor para tu vida; ya debes estar en el nivel de saber que Dios desea cumplir su voluntad en ti. En el libro de Deuteronomio 28 podemos leer algunos resultados de las bendiciones de Dios para nosotros: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas las bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tus canastas y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti. Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en su caminos.” Deuteronomio 28:1-9

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Es tiempo de que sepas y creas lo que Dios dice de ti, que eres bendito en el campo y en la ciudad, que Él te pone por cabeza y no por cola, que prosperarás en tus negocios, en tu relación con tu esposo, con tu esposa, con tus hijos. Habrá prosperidad en tu relación con tus seres queridos, en tu desenvolvimiento en la vida. Te estoy hablando de un evangelio práctico, no solamente cuando vas a la iglesia, sino también cuando vas a tu casa, cuando sales a trabajar, cuando sales con tu familia, en tu entrada y tu salida, en cada momento. La voluntad del Señor es que tú seas prosperado en todo lo que hagas. Hace tiempo que empecé a leer el texto de 3ra. de Juan poniendo mi nombre donde dice “amado”. He entendido que soy su hijo y coheredero con Cristo. El hijo disfruta de lo que tiene el Padre y cuando leo “Amado”, entonces leo mi nombre. Es necesario que cuando leas este texto declares tu nombre porque Dios está hablando a tu vida, repítelo una y otra vez hasta identificarte con lo que Dios dice de ti. Otro texto importante para que conozcamos la personalidad de Dios en cuanto a su deseo de bendecirnos y prosperarnos: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Malaquías 3:10

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El pueblo le había robado a Dios en los diezmos y las ofrendas privándole de su voluntad de bendecirlos. Desde el verso 10 al 12 de Malaquías 3 encontramos 7 promesas de Dios para nosotros que podemos recibir si caminamos en la naturaleza dadora de nuestro Dios. Estas promesas son: 1. 2.

Dios abrirá las ventanas de los cielos. Derramará sobre nosotros bendición hasta que sobreabunde. 3. Reprenderá por nosotros al devorador. 4. El fruto de nuestro trabajo no será destruido. 5. Nuestra vid no será estéril. 6. Las naciones nos llamarán bienaventurados. 7. Seremos llamados tierra deseable. “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.” Malaquías 3:10-12) Así sucedió con Abraham: “Pero Jehová había dicho a Abraham: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Y haré de ti una nación 14


grande, y te bendeciré y engrandeceré tu nombre y serás bendición.” Génesis 12:1 Cuando ves la vida de Abraham notas que Dios le dijo: “te voy a bendecir y serás bendición”. En la versión que tenemos de la palabra dice que era un hombre riquísimo en oro, plata, ganado y posesiones. ¿Sabes por qué? Porque Dios quería bendecirlo, porque está en su naturaleza el dar. “Y Abraham era riquísimo en ganado, en plata y en oro” Génesis 13:2 “Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham, el hombre de fe.” Gálatas.3:9 En su hijo Isaac se cumplieron las mismas promesas de bendición y de prosperidad, sembró en la tierra y recogió al ciento por uno, se engrandeció y se hizo muy poderoso, tuvo hato de vacas, hato de ovejas y los filisteos le tuvieron envidia por todo lo que Dios le había dado, esto se debía a que él como hijo de Abraham heredaba las mismas promesas. De igual forma, tú y yo heredamos por la fe estas mismas bendiciones. ¿Sabes en qué se basa la esencia de Dios? En que él dio lo mejor del cielo, plantó su mejor semilla. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que

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en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16 Jesús fue la semilla del Padre sembrada para esta humanidad con el fin de cosechar y reunir hijos para su gloria. Sembró al Sumo Sacerdote con el fin de levantar sacerdotes para su gloria, sembró al Rey de reyes con el fin de cosechar reyes para su gloria, porque su esencia es dar pero en su naturaleza de fe también está el recibir la cosecha de lo que ha sembrado. “Porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto” (2da. Corintios 9:10 Dios se ha manifestado para bendecirnos, en su corazón siempre ha estado ese deseo. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” Jeremías 29:11 En su esencia dadora, nos creó y nos hizo para bendecirnos. Entonces, volvamos a cuestionarnos: ¿Robará el hombre a Dios?, ¿Sabes en qué y cuándo el hombre roba a Dios?, ¿Sabes por qué la Biblia dice que el hombre roba a Dios? Todas estas interrogantes se resumen en que el hombre roba a Dios cuando le quita la oportunidad de manifestar su naturaleza, su esencia como Dios dador, lo que él es. A menos que tú y yo hagamos lo que Él dice que debemos de hacer, en obediencia a su palabra, le estamos robando a Dios el derecho de ser y

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ejercer lo que Él es sobre nuestras vidas. Estamos privando a Dios de su habilidad de dar.

Saliendo de la mentalidad del desierto “Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” Josué 1:2 Cuando se le dijo a Josué: ahora pues, levántate y pasa este Jordán, Dios le dice: es tiempo de cruzar al otro lado. Esa es la palabra que Dios nos da hoy a ti y a mí, pero no puedes cruzar al otro lado si no sales del desierto. Al otro lado del Jordán está la cosecha que Dios tiene para ti, para nosotros. Yo creo que si tú y yo le creemos al Dios de la Biblia vamos a habitar en la cosecha que Dios ya nos ha preparado, pero no puedes entrar sino decides dejar ese desierto. El desierto es ese espíritu de mediocridad que da un mal reporte, que dice: no puedo, es que somos pobres, somos escasos; es ese espíritu religioso y de manipulación que durante tanto tiempo ha estado infiltrado en la mentalidad de la iglesia diciéndole que tiene que ser pobre, que tiene que conformarse con cualquiera cosa, que no puede aspirar a nada más, pero la Biblia nos dice que es tiempo de cruzar y habitar en el lugar de la cosecha.

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No puedes entrar a la tierra de bendición si no has salido de la mentalidad del desierto. ¿Cómo me deshago de la mentalidad del desierto? Cambiando tu manera de pensar, siendo trasformado por medio de la renovación de tu entendimiento, para que sepas cuál es la voluntad de Dios, agradable y perfecta. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” Romanos 12:2 Esto, confrontando tus pensamientos con la palabra, sacando del disco duro toda la información contraria y llenándote de la palabra de fe, de la palabra de Dios que está ahí para que puedas alcanzar tu milagro, hablando las cosas que no son como si fuesen. La Biblia declara: “creí por lo cual hablé”, y así como creo entonces declaro, así hablo. “...Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: creí, por lo cual también creemos, por lo cual también hablamos...” 2da. Corintios 4:13 Cuarenta años antes de Josué, Moisés envió a 12 espías a inspeccionar la tierra. “Y Jehová hablo a Moisés diciendo: envía tú a tus hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe

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entre ellos” Números 13:1 Ellos regresaron diciendo: es buena tierra, fluye leche y miel, hay buenos frutos, es una tierra próspera, es el lugar donde siempre hemos anhelado estar, pero no podemos lograrlo porque también vimos gigantes, hijos de Anac y somos como insectos delante de ellos. Ya basta, estamos cansados de la mentalidad de pobreza, de estrechez; la mentalidad diabólica de miseria en medio del pueblo de Dios. Pero también estamos cansados de ver al corrupto pasear en los mejores carros mientras que el pueblo de Dios, siendo el pueblo del Dios todopoderoso, del dador, del Dios de la gracia, del dador de toda la bendición, está todavía pensando en que Dios le dé una carcacha. Es tiempo de que reflejemos que nuestro Dios es un dador, el dueño del oro y de la plata, el Dios que da más sobreabundantemente de lo que podemos pedir o creer. Que en Dios no hay estrechez. Pero todo está en la manera de pensar, en la forma de ver las cosas. De ahí surgió la confesión contraria a la palabra, el pensamiento mediocre, de estrechez, de imposibilidad, el pensamiento diabólico. Pero hubo dos que dijeron: Sí podemos. Si Dios dijo que podemos... Podemos. Si tu palabra lo dice, Señor, yo lo creo; yo soy lo que la Biblia dice que soy, tengo lo que la palabra de Dios dice que tengo. Yo no soy lo que el vecino dice, yo no soy lo que dice mi amigo, ni siquiera lo que dice de mi familia. Yo soy quien la Biblia dice que soy: un hijo de Dios, real sacerdocio, pueblo adquirido por Dios, nación santa.

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“Todo lo puedo en cristo que me fortalece”. Filipenses 4:13 En tiempos de Josué y Caleb el pueblo creyó y habló lo que hablaron los 10 espías que no tuvieron fe, creyeron y hablaron la mala confesión que salió del corazón de 10 incrédulos, que a pesar de ser del pueblo de Dios eran incrédulos. Nota que estos eran principales y líderes importantes del pueblo. Aquí vemos que aunque eran mayoría, no siempre la opinión de la mayoría es la correcta. No seas uno más de los que actúan en base a opiniones erróneas y distorsionadas del propósito de Dios, haz la diferencia y atrévete a creer lo que Dios dice a pesar de que no sea la voz más escuchada en medio de la multitud. Josué y Caleb se levantaron y dijeron: es tiempo de que salga el espíritu de mediocridad y pobreza, ese espíritu incrédulo, pesimista, que inclina su corazón a sus pensamientos propios antes que a los de Dios; es tiempo de que le creamos al Dios de los cielos. ¿Sabías que hay creyentes que son incrédulos? Dicen: yo soy creyente, voy a la iglesia, alabo a Dios, pero son los principales incrédulos, son los primeros que están privando a Dios de bendecirles, de darles lo que Dios quiere darles, atados a una mentalidad y a un sistema natural que les enseña a ser conformistas; andan simplemente mirando lo que ven sus ojos naturales y la Biblia dice que tú y yo andamos por fe y no por vista, que andamos por los ojos del espíritu, los ojos de la fe, con los ojos puestos en Jesús.

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“Porque por fe andamos, no por vista” 2da. Corintios 5:6 Caminamos por fe en lo sobrenatural, en lo que va más allá de lo que ven nuestros ojos naturales. Josué y Caleb hablaron lo correcto delante del Señor, la palabra de la fe, la palabra revelada, la voluntad del Dios de los cielos y a pesar de haber transcurrido 40 años estuvieron a la cabeza llevando una nueva generación a cruzar el Jordán. No sólo creyeron en la promesa, la hicieron cumplir. Es tiempo de salir del desierto de la enfermedad, de la mentalidad de miseria, y religiosa, y de toda mediocridad para habitar en la bendición de Dios. Es necesario que este mensaje entre a tu espíritu, más allá de tu mente y que tengas la revelación de Dios para este tiempo en esta generación. Así que declara conmigo: Hoy yo cruzo el Jordán y el Jordán se abre porque es tiempo de cosecha. Estoy en mi vía de salida del desierto y de entrada a mi lugar de bendición. Mi cosecha está al cruzar. Hoy me levanto, salgo del desierto.

El lugar donde Dios te bendice Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm, corrió la voz de que estaba en casa. Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra. Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico. Como no podían acercar21


lo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: —Hijo, tus pecados quedan perdonados. Estaban sentados allí algunos *maestros de la ley, que pensaban: “¿Por qué habla éste así? ¡Está *blasfemando! ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?” En ese mismo instante supo Jesús en su espíritu que esto era lo que estaban pensando. —¿Por qué razonan así? —les dijo—. ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Él se levantó, tomó su camilla en seguida y salió caminando a la vista de todos. Ellos se quedaron asombrados y comenzaron a alabar a Dios. —Jamás habíamos visto cosa igual —decían Marcos 2:1-12 Cuando Jesús está en la casa, cuando Jesús está en el hogar, cuando Jesús está en el templo (tú eres ese templo), cuando Jesús está en un sitio donde se está glorificando y exaltando su nombre, es el sitio y es el lugar de tu bendición, es allí donde las cosas suceden.

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Es importante estar en el lugar exacto, el lugar específico, estar en el sitio que debo estar, estar haciendo lo que debo estar haciendo. La casa en sí misma no era la que tenía la gloria, la gloria la portaba quien estaba en aquella casa, el Señor Jesucristo. La Biblia enseña que él estaba ministrando la palabra, la palabra que cambia, la palabra de Dios que transforma, la palabra que creó los cielos y la tierra, la palabra que produce milagros porque es predicada con fe. Cristo es la palabra viva y él predicaba la palabra, el aliento del cielo, el aliento de vida para traer dirección, para cambiar, para transformar y para libertar. La gente se agrupaba y se amontonaba aún a las afueras de la casa en la que estaba el Señor Jesucristo porque ellos sabían que algo estaba sucediendo allí, que en aquel lugar estaba lo que necesitaban, reconocían que ahí estaba su bendición. El lugar de un encuentro con Cristo, el lugar donde le conoces a Él, el lugar donde su poder y su gracia están presentes, donde hay gloria, donde hay unción, el sitio donde Él se está manifestando, específicamente ese lugar se convierte en la hora del gran evento de tu vida, donde te encuentras con Él y en él te encuentras a ti. Te estoy hablando del evento en el que un paralítico es levantado, un hombre que nunca pudo caminar, un hombre que no podía manejar su cuerpo por sí mismo, que tenía que ser llevado por otros, ese hombre en esa misma hora, y momento, en ese lugar de bendición, fue levantado. Y yo creo que así, como ese paralítico hay gente que en esta hora está siendo levantada del fracaso, de la deuda, levantado del pecado, levantado de la muerte, levantado de la enfermedad, levantado 23


de la miseria, de la incredulidad. Este puede ser el evento de tu vida y conforme a la fe que tengas vas a recibir tu milagro. “E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.” Marcos 2:2 En los versos siguientes, vemos que los cuatro iban con el paralítico y llegaron a la puerta de la casa pero no podían entrar a causa de la multitud. A lo mejor les dijeron: no cabe ni siquiera uno, imagínense cuatro. Pero según lo que la palabra de Dios explica ellos no se dieron por vencidos, llegaron a un punto, llegaron a una estación en la que tenían que atravesar una barrera que tenían por delante, esta barrera no sólo significaba una condición física o natural. Al momento en que subieron al techo de aquella casa, haciendo una abertura por la cual hicieron descender al paralítico hasta donde estaba Jesús, desafiaron y enfrentaron la incredulidad, el conformismo, la falta de fe, la derrota. Esta es la clase de fe y de personas en las que Dios se complace en bendecir y en exaltar, gente que está dispuesta a darlo todo por llegar hasta él, porque eso fue justo lo que hicieron, lo llevaron hasta Jesús. Es esa fe la que desata el milagro.

Mirando lo sobrenatural El Jordán es tipo, hoy día, del problema, la situación difícil o los obstáculos que están frente a ti; pero el estar delante de 24


un Jordán significa simplemente que estás delante de tu cosecha, así que no te asustes por tener un Jordán delante. Este libro es para los que remueven montañas, para los cruzadores de Jordanes, para los que declaran las cosas que no son como si fuesen, los que miran más allá de lo que sus ojos naturales les permite apreciar. Para el momento en que Israel debía dejar el desierto el Jordán estaba crecido, no tenían botes ni puentes y el Señor les ordenó cruzar. El Jordán había crecido porque era tiempo de cosecha. Mientras más grande y difícil de cruzar sea tu Jordán así será tu cosecha. Observa que la cosecha estaba lista. En la agenda de Dios él ha estado trabajando y preparando tu cosecha para este tiempo específico. Ahora, cuando ese Jordán ha crecido entonces es el tiempo de cruzarlo. Hay un tiempo exacto para tu cosecha y es cuando el Jordán está crecido, esa es tu señal. Levántate y cruza ese Jordán. Mira tu cosecha al otro lado. La Biblia dice que las cosas que no se ven son permanentes o eternas y que no hablamos las cosas que son; sino las que no son, quiere decir que debemos hablar las cosas que no vemos, hablar lo eterno. En lo sobrenatural hay una cosecha. Es lo que estás considerando en el espíritu de acuerdo a la palabra, porque vivimos una vida sobrenatural, de acuerdo a la fe, una vida de acuerdo a la palabra. Mi oración por ti es que Dios abra tus ojos para que empieces a ver lo que no se ve, tu cosecha, y que empieces a vivir la realidad de lo sobrenatural de Dios para tu vida. Si estás enfermo, empieza a mirar lo que no se ve: la sanidad de Dios; empieza a mirar tu cuenta bancaria como Dios la ve. 25


Todo acontecerá de acuerdo a lo que te enfoques y cómo te enfoques. Yo me enfoco delante de ese monte para ordenarle que se quite y se eche al mar, me enfoco delante del Jordán para decirle que yo estoy mirando las cosas que no se ven, que estoy mirando y declarando la palabra de Dios; me enfoco y digo a mi cuerpo: Cuerpo, en el nombre de Jesús tú estás sano, funciona correctamente y el buen reporte de la palabra es que Él es Jehová mi sanador, que por las llagas de Jesucristo soy curado y Él llevó mis dolencias en la cruz del calvario. “Es, pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreo 11: 1 Tienes que hacerlo con fe y para fe porque sin fe es imposible agradar a Dios y el justo por su fe vivirá.

Pasos para habitar en la bendición Existen tres pasos importantes para habitar en la bendición de Dios: 1. 2. 3.

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Entrar (escuchar la palabra revelada) Tomar posesión (esto es andar por la palabra revelada) Habitar en la bendición.


Entrar El primer paso es entrar, esto es pasar de un lado a otro. Significa salir del desierto y pasar al lugar de bendición. Entrar es escuchar la palabra revelada y tomar la decisión de salir del desierto. Darte cuenta de que del otro lado de ese Jordán hay una cosecha. Tú tienes la palabra, sólo deja que sea revelada a tu corazón, manifiesta a tu espíritu y empieza a caminar y a actuar conforme a esa palabra revelada por el Espíritu Santo. “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites…” Deuteronomio 26: 1

Tomar posesión Este es un término de guerra y de conquista. Es despojar al diablo de lo que te ha robado, quitarle lo que no le pertenece y de lo que se ha apropiado ilegalmente. Esto es accionar en esa palabra revelada que tienes.

Habitar Es establecerse en el lugar de posibilidades, en el sitio de fe, en el nivel espiritual y de carácter formado por la palabra; es ese lugar donde las circunstancias no te estorban, es reinar junto con Cristo en los lugares celestiales, es tomar tu lugar. “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, 27


también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” Deuteronomio 28:1 Si pones por obra la palabra de Dios, las bendiciones que están escritas en ella saltarán sobre ti. No tendrás que preocupar te por perseguir las bendiciones, las bendiciones te van a seguir a ti. Sigue al Dios de la Biblia, sigue su Palabra, habita en su Palabra y las bendiciones te seguirán. Si crees en esta palabra revelada que te estoy dando, algo va a suceder en tu vida. Sólo tienes que caminar y actuar de acuerdo a como has creído. A través de ella Dios está aumentando tu fe para que obres. Si crees, la Biblia dice que a todo aquel que cree le seguirán las señales, las señales te van a seguir La unción de Dios es la que próspera, la que enriquece y que no añade tristeza con ella. Esto es para aquellos que tienen revelación por la Palabra, gente de fe, que sabe que tiene la unción y que es tiempo de establecerse en la bendición de Dios. Y buscarás a tus enemigos y no los encontrarás porque el gigante ya fue desalojado “Ninguna arma formada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá dijo Jehová” (Isaías 54:17

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Canaán, la tierra prometida en la antigüedad, hoy en día las promesas de Dios en la tierra En el Antiguo Testamento había una tierra que Dios le había prometido a su pueblo, Israel. Era el lugar donde ellos iban a habitar. Aquel lugar se llamaba Canaán. Hoy en día vemos a Canaán como una figura de lo que iba a suceder en la iglesia después de la manifestación de nuestro Señor Jesucristo para traer salvación y visitar a la humanidad. “Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te da como herencia, y tomes posesión de ella y te establezcas allí...” Deuteronomio 26:1 Cuando Dios le habla a su pueblo de entrar en la tierra prometida es lo que Dios nos habla hoy, no para habitar en un lugar físico sino para habitar en un lugar de fe. Por esta razón, lo que era en la antigüedad la tierra de Canaán para ellos es ahora las promesas de Dios para nosotros. Las promesas de Dios son el sitio espiritual donde vamos a habitar, un lugar que Dios ya preparó para nosotros, tierra que fluye leche y miel. Algunos cristianos piensan que vivirán en Canaán cuando vayan al cielo, pero déjame decirte que en Canaán, el pueblo de Israel tenía que pelear contra enemigos, sin embargo, en el cielo no vas a tener que conquistar, ni echar fuera a gigantes como ellos tuvieron que hacerlo, no tendrás que derribar los 29


muros de Jericó o echar fuera a los hijos de Anac. Ellos tuvieron que pelear contra los gigantes que ocupaban la tierra, ¿Sabes quiénes eran? Enemigos de la fe, eran algunos que se habían apoderado de lo que no les pertenecía. Los enemigos habían tomado posición en el sitio que no les correspondía y se habían apropiado de lo que les había sido dado a Israel como promesa de Dios. Si hoy en día el diablo te ha robado, es tiempo de que le digas que se quite del medio y tus actos de fe te den la cosecha que Dios tiene para ti en esta tierra. Dios les había entregado a Abraham y a su descendencia ese territorio geográfico junto con todos los beneficios incluidos en él. Llegaba el día, el lugar y la hora precisa en la que su descendencia, por medio de la fe, debía levantarse para tomar lo que le correspondía.

Creyendo la palabra dada a través de los profetas En el capítulo 3 del libro de Josué verso 15, Josué y toda la generación que se había levantado en el desierto estaban listos para cruzar al otro lado. Era tiempo de cosecha, Dios les había dicho que les había dado esa tierra por herencia y que era tierra buena, donde fluía leche y miel, tierra donde iban a comer de villas que ellos no edificaron ni plantaron.

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“Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tu no edificaste, y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies…” Deuteronomio 6:10-11 Josué creyó la Palabra dada por Dios (por medio del profeta Moisés) pero dice que el Jordán había crecido porque era tiempo de cosecha. Cuando Dios trae una Palabra, una instrucción a tu vida, es para que esta palabra penetre y entre a tu espíritu y actúes en ella, porque por medio de ella obtendrás una cosecha poderosa, una bendición donde vivirás en otro nivel. No importa que las circunstancias digan lo contrario, si Dios lo dice aún ellas tendrán que encausarse a su propósito. Cuando te enfocas en la palabra profética que Dios te ha dado, para tu casa, para tu iglesia o para tu ciudad a través de sus profetas, predicadores, pastores, maestros bajo la unción, por la palabra de Dios vas a ser prosperado. Fíjate en estos versos del libro de Apocalipsis: “Escribe al ángel de la iglesia en Esmirna” Apocalipsis 2:8 “Escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo” Apocalipsis 2:12 31


“Escribe al ángel de la iglesia en Tiatira” Apocalipsis 2:18 “Escribe al ángel de la iglesia en Sardis” Apocalipsis 3:1 “Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia” Apocalipsis 3:7 “Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea” Apocalipsis 3:14 Todos dicen al ángel de la iglesia. ¿A quién se refiere la palabra de Dios cuando dice al ángel de la iglesia? Aquí no está hablando únicamente de un ángel espiritual sino que habla del que está presidiendo, del mensajero, el que va a decir lo que Dios ha hablado, el que va a ser vocero de Dios en un momento determinado, así que cuando Dios habla para tu iglesia está hablando a través del pastor quien ha recibido una palabra profética para que tú seas prosperado y puedas progresar y subir a otro nivel en la fe. “Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas y seréis prosperados.” 2da. De Crónicas 20:20 La ignorancia es enemigo del éxito. Cuando Dios trae una palabra a una iglesia es de acuerdo a la gente que asiste, de acuerdo a su contexto, esto para que cada persona tenga lo que Dios dice que debe de tener, para que los ojos les sean abiertos y se enfoquen en su palabra y su mente sea cambiada. 32


“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.” Óseas 4:6 “Sin profecía el pueblo se desenfrena; más el que guarda la ley es bienaventurado.” Proverbios 29:18.

Corriendo hacia la meta con Sabiduría “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, la cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2 Hay una carrera por delante, hay una meta a la cual debes llegar y tienes que poner tus ojos en ella, así como el corredor pone sus ojos en la meta cuando está en una carrera, la meta donde debemos poner nuestros ojos es la palabra de Dios, la palabra revelada, la palabra redentora. “Puestos los ojos en Jesús el autor y consumador de la fe...” Yo pongo los ojos en la meta, en Jesús, en la palabra revelada. Jesús es la Palabra viva. En el principio era el verbo. Jesús es la palabra de Dios revelada a nuestras vidas porque en Jesús está toda la esencia de la voluntad de Dios el Padre para ti y para mí. 33


La Palabra de Dios declara que Él llevó nuestras dolencias, toda aflicción, el acta que nos era contraria, venció sobre el pecado, sobre toda obra de la carne, sobre toda depresión, sobre todo lo que era contrario a nosotros. El venció la muerte, el pecado y toda atadura, así que recibe sabiduría y despójate de todo peso porque ¿Quién puede correr una carrera con peso en su cuerpo? Mientras menos peso tienes mejor puedes correr, eso es sabiduría. La sabiduría es saber cómo hacer las cosas. La sabiduría viene cuando tienes tus ojos puestos en la Palabra, no es asunto de haber ido o no a la universidad. Dios no depende de tu educación para traer una idea a tu vida que transforme todo tu destino, él usa tu preparación pero él no depende de eso para darte dirección por medio de su palabra, y dándote esa idea te muestra cómo obtener la bendición que él ha puesto delante de ti. Él te da la idea, la habilidad y el poder para hacer las riquezas ¿Sabes cómo va a venir? Cuando pases tiempo escudriñando la palabra y cuando recibas la enseñanza con un espíritu enseñable. Luego, lo único que tienes que hacer es actuar en su Palabra. La Biblia dice que cuando el filo del hierro se embota entonces hay que añadir más fuerza. Si dedicas tiempo a sacarle filo al hierro entonces cuando muevas el hacha y golpees, solamente la tendrás que dejar caer, no tendrás que golpear con fuerza porque el mismo peso del hacha, al tomar el mango, traerá la intensidad al golpe. Pero es necesario que ese filo este bien amolado para que cuando venga con el peso del hacha enton34


ces corte la madera. Cuando pasas tiempo en la Palabra estás afilando el hierro para que cuando golpees no lo hagas con tus propias fuerzas sino que el hacha caiga con su peso sobre la madera que estás cortando, sobre las circunstancias, sobre las situaciones difíciles, sobre lo que se te presenta, sobre lo que tienes delante. Sabiduría es saber qué hacer con el conocimiento, saber cómo conducirme luego de que tengo el conocimiento de lo que tengo que hacer. La sabiduría es de aquellos que tienen el conocimiento porque tienen un corazón enseñable y han recibido una palabra redentora de Dios. Han sacado el tiempo para oír la Palabra buscando la sabiduría del cielo y no la terrenal.

Enfócate en la Palabra Cuando tengas el entendimiento de que la voluntad de Dios es sanarte, que camines en integridad, que él ha provisto santidad, que él ha provisto santidad y le digas: Señor, enséñame cómo voy a caminar en santidad y entonces Dios te enseñe, te dé la idea, la sabiduría y te diga: andando en el espíritu, andando bajo la revelación de la Palabra; entonces te enfocarás en la palabra y pondrás tus ojos en la cosecha, en Jesús, en la victoria, en el triunfo, en el éxito. Jesús es éxito para tu vida, salvación y vida eterna, justificación, sanidad, gozo, justificación, liberación. Dios ha dicho: vas a entrar en la tierra prometida, ¿Dónde vas a poner tus ojos?¿En los gigantes? No, tus ojos estarán puestos 35


en Jesús, en que hay victoria y triunfo, sólo debes entrar, no te desenfoques. El pecado te estanca, te desvía del propósito divino, trae un peso sobre ti y no te deja correr la carrera como debes correr. “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” Hebreos 12:1 Pon tus ojos en la palabra así como se le dijo a Josué: No se aparte de tu boca, medita en ella de día y de noche y todo te saldrá bien, ¿Sabes por qué a algunos no les va bien y no tienen éxito y victoria? Porque no están enfocados en la Palabra. La Palabra nunca ha sido derrota. Enfócate en la bendición de Dios, despójate de toda carga, eso es tener sabiduría. Lo que hizo que el pueblo de Dios estuviera durante 40 años en el desierto fue su incredulidad, hubo falta de sabiduría, no hubo fe aunque tenían el conocimiento, por eso usted ve cristianos que no progresan en la vida, en vez de ir hacia delante para preservación del alma, están retrocediendo aunque la Biblia dice que no somos de los que retroceden para perdición. Por eso es necesario que tengas el conocimiento y un espíritu enseñable para que tengas sabiduría y entonces recibas fe y actúes en la sabiduría de la Palabra y puedas obtener la victoria y el éxito y triunfo que Dios quiere para ti. Nadie me diga que el éxito no está en la Palabra si la Biblia dice que la fe es la victoria que ha vencido al mundo.

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Pon tus ojos en la cosecha, en la meta, en la victoria, no en los cálculos. Enfócate en la Palabra de Dios, quita esa miopía espiritual, esa nube que tienes en los ojos, abre tus ojos y mira la cosecha. No mires si el río esta crecido porque si esta crecido y lo ves como un obstáculo es porque al otro lado hay una gran cosecha. Si tu río ha crecido y no hay ni puentes ni botes para cruzar pero Dios te dice cruza, entonces tienes que hacerle caso a Dios. Yo no estoy viendo el río, yo voy a mojar mis pies, lo voy a cruzar viendo la cosecha, y ese río me abrirá camino para que cruce en seco. El problema es que hay quienes tienen sus ojos puestos en el problema, en los obstáculos, en vez de ponerlos en la solución: en Jesús. La Palabra es éxito, victoria, triunfo, te da las ideas porque es una Palabra práctica. Colosenses 3.1 dice: “Poned la mira...” ¿En qué pasas el tiempo pensando, en qué medita y piensa tu corazón? La Biblia habla de la batalla que se libra en el alma, entiéndase que esta batalla es: deseo de pecar, estar en un sistema conformista, vivir en el sistema de este mundo. Cuando el sistema de este mundo te dice que no puedes ser sanado porque no hay cura para tu enfermedad, el sistema de Dios te dice que por sus llagas tú ya has sido curado, él te sana porque él llevó tu enfermedad en la cruz del calvario; cuando el sistema te dice que no podrás tener prosperidad financiera en tu vida, porque tienes muchas deudas, la Biblia te dice que 37


Dios se hizo pobre para que en su pobreza tú fueras enriquecido; el sistema de este mundo te dice guarda y acumula porque vas a tener más, la palabra te enseña que cuando das es cuando vas a recibir y que es mejor dar que recibir; el sistema te hace aceptar y ver como normal los afanes y el estrés, mas Jesús dijo “mi paz os dejo mi paz os doy, yo nos os la doy como el mundo la da”; el sistema te enseña a tener miedo, pánico y temor por las circunstancias pero la Palabra te dice que no temas, porque Dios no te ha dado espíritu de temor sino de amor, poder y dominio propio.

Prosperando como prospera tu alma Es necesario que prosperemos en nuestra mente, en nuestras emociones, en el intelecto y en la voluntad porque así como prosperan nuestras emociones y prospera nuestro conocimiento en el Señor así vamos a prosperar en todas las demás áreas. La Biblia dice que somos espíritu, alma y cuerpo (tú y yo somos un espíritu, tenemos un alma y vivimos en un cuerpo) por esta razón, es en nuestro espíritu donde nos comunicamos con Dios... La palabra de Dios es revelada a nuestro espíritu el cual se comunica con nuestro entendimiento. Cuando la Palabra de Dios viene al espíritu, el entendimiento empieza a ser cambiado y transformado por el conocimiento de la Palabra, por el oír; no con el entendimiento sino con el espíritu, porque se discierne por el espíritu. 38


La palabra de Dios tiene que estar en el corazón y no sólo en la mente. Muchos han leído la Palabra con la mente pero cuando la Palabra es leída con el espíritu, el Espíritu de Dios añade lo espiritual y coloca cada cosa en su lugar en tu vida, de allí esa palabra va a tu alma, (asiento de las emociones, intelecto y la voluntad) dirige tu intelecto y voluntad y vas así vas a tomar las decisiones conforme a como debe ser, y vas a conocer cuál es la voluntad de Dios en un momento determinado. Vas a caminar en línea con la Palabra, eso se llama fe y vas a obtener la bendición. Cuando tu conocimiento es transformado por la Palabra de Dios caminarás con sabiduría y con la mentalidad de Dios. Tu vida va a ser próspera cuando tus emociones, tu intelecto y tu mente sean alineados a la Palabra de Dios. ¿Dónde tienes enfocada tu mente y tus pensamientos? ¿En la cosecha? Algunos están tan enfocados en el pecado que los tiene atados; pero necesitan enfocarse en la Palabra para que puedan vencer el pecado (odio, fornicación, mentira, robo, amargura, vicios, incredulidad, etc.) Mira a Dios, mira la victoria, mira el triunfo, mira la palabra porque la palabra limpiará todo su ser. “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” Juan 15:3 La palabra limpia tu vida. Jesús dijo: ustedes están limpios por la palabra que os he enseñado. Tú dirás: es que tengo pecado. Pero querido hermano, querida hermana para enfocarte en la meta tienes que leer la palabra día tras día, tener los ojos en la 39


meta. Para enfocarte en la palabra no solamente debes leerla un domingo, tienes que amolar tu hacha para que cuando tengas que golpear sea un golpe técnico y un golpe certero y no tengas que añadir más fuerza y desgastarte ¿Sabes por qué algunos están tan desgastados, cansados espiritualmente y nada les aprovecha? Porque aunque dan uno, dos, tres, cuatro golpes, pero están golpeando con un hierro embotado ¿Quieres ver resultados? Pasa tiempo en la palabra, afila bien el hierro, recibe las ideas y la sabiduría de Dios, recibe revelación, deja que él te muestre su Palabra revelada, no una palabra aprendida sino una palabra vivida. El problema es que tienes tus pensamientos en lo que el diablo está diciendo sobre tu destino, estás diciendo que la situación está peor, que no habrá solución, viendo lo que está sucediendo aquí y allá, el colapso financiero, que es probable que estemos al borde de una guerra, que hay armas nucleares, no te digo que seas ignorantes, te estoy diciendo que vivas en esta tierra, que sepas lo que sucede pero que pongas tu mira en las cosas de arriba no en las de la tierra, que vivas por fe y no por vista. “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales…” 2 Corintios 10:4 Tenemos que llevar cautivo todo pensamiento y argumento a la obediencia a Cristo, Jesús. Un argumento se basa en lo que se ha dicho y pensado y para llevarlo cautivo hay que refutarlo con un argumento mayor.

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Si estás pensando solamente en la derrota y no en lo que está delante de ti, que es una cosecha dicha en la palabra, entonces habrá estancamiento ¿Sabes cuál es el problema de muchos creyentes? Viven una vida religiosa. El religioso tiene su propia agenda, su propia manera y no usa la manera de Dios. Cuando me refiero a religioso me refiero a una serie de costumbres y rituales impuestos por los hombres y no por Dios. Una serie de tradiciones que aparentemente sirven a Dios pero que no le sirven nada. La religiosidad es uno de los más grandes obstáculos para que camines en la bendición de la Palabra revelada por Dios. Tienes que ver qué es lo que estás mirando y tienes que ver dónde tienes tu mente. “Antes sé transformado por medio de la renovación de tu entendimiento” Romanos 12.2 Pon tu mente en la palabra. Cambia tus propios pensamientos por los pensamientos de Dios. Algunos me dirán: Oh, pastor, usted es de los que le lavan el cerebro y la mente a la gente, y yo les digo: claro que sí, eso es parte de mi trabajo lavarte la mente de toda la basura que el mundo te ha metido, de toda la basura del sistema de este mundo para que tengas la verdad de Dios y tengas una mente sana. Así que nadie quiera ocultar esa revelación, ¿Te están lavando el cerebro? Sí, claro, me están sacando toda la basura que he adquirido a través de los años producto de una mala orientación, por un desenfoque, pero ahora voy a poner los ojos en las cosas de arriba, en mi victoria. Es necesario sacar la basura del disco duro y empezar a reprogramar tu vida una vez más, pero ahora por la palabra de Dios.

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Romanos 12 dice: “No te conformes…Sé transformado.” Transformación, en el original griego, significa metamorfosis. Ir de un estado a otro estado hasta tener un producto final, y lo que Dios está diciendo es que haya un proceso en ti y que pases de un nivel a otro hasta llegar al producto final; y que no te conformes, sino que seas transformado por medio de la renovación de tu entendimiento. La palabra renovación significa reprogramación, es decir, reprogramación de tus pensamientos, de tu enfoque, y quiero decirte que eso no se hace una sola vez y para siempre, sino que es un proceso contínuo porque hay desenfoques, hay obstáculos, el diablo también tiene su diseño y su plan, por eso no podemos quitar los ojos de la meta ni del propósito. La Biblia declara en 1ra. Corintios 2:16 que tenemos la mente de Cristo y esa mente se adquiere por el conocimiento de la Palabra, teniendo un espíritu enseñable. Hay un lugar donde vas a habitar, tu cosecha prometida está ahí. No quites tus ojos del propósito, del plan divino, no pongas los ojos en el problema, anda y sé guiado por el espíritu. Hay algunas distracciones en el camino ¿Sabías tú que aún el cansancio puede hacer que te detengas en el camino? No solo el cansancio físico, también un cansancio espiritual hacen que te detengas en el camino. Cuando estés cansando físicamente, descansa. Elías, después de degollar a los profetas de Baal, dice la Biblia que llegó a un lugar donde un ángel le dio a comer y durmió y comió y volvió a dormir, esto habla de que también hay un momento de refrigerio y de descanso, no para acomodarnos, sino para renovar las fuerzas en el Señor.

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La versión amplificada dice en el texto que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, de temor, flaqueza y cuando dice de poder, amor y dominio propio, por dominio propio dice: una mente balanceada, abriendo un paréntesis dice que es de buen balance en los pensamientos. ¿Hay algo que no te está permitiendo correr la carrera y enfocarte? Pídele a Dios que te ayude y Él te va a dar el valor, la autoridad y la fortaleza pero tienes que enfocarte. Filipenses 1:20 dice que en nada serás avergonzado. Cuando el diagnóstico médico te diga que no hay solución; cuando se te diga que no habrá prosperidad ni oportunidades; cuando veas que las cuentas no están arrojando los números que tú considerabas; cuando estés tratando de alcanzar un propósito en Dios y no veas que lo estés logrando, tienes que seguir creyendo en que tienes un propósito y que no serás avergonzado ni desilusionado.

Sé un expectante Cuando hablamos de esperanza estamos hablando de un estado de ánimo constante basado en una expectativa de obtener resultados favorables relacionados a eventos o circunstancias. No es solamente mirar, es también esperar confiados, visualizando lo que estás esperando recibir, eso que está por delante, estar muy concentrado en eso que anticipas su llegada. La Esperanza es la antesala de la fe. Para que haya fe es necesario que haya esperanza y esta esperanza no avergüenza. Esta esperanza significa una expectación sobrenatural en Dios, en 43


su palabra. Y cuando el libro de Filipenses 1:20 habla de la esperanza, la Versión Amplificada habla conforme a una sincera expectación. En la fe no basta con ser un espectador, el espectador solo está mirando las cosas sin involucrarse ni participar de ellas, es necesario ser un expectante. El expectante es aquel que está mirando atentamente, el que no quita los ojos pero además, es uno que está esperando recibir algo y es un actor en el escenario. La expectación es una espera curiosa y tensa porque vas a recibir algo. Quiere decir que a diferencia de ser un espectador, el expectante pone en acción su fe y se involucra. La persona que expecta es un visionario de lo que viene, puede anticipar las cosas en su espíritu y visualizarlas con facilidad, en el espíritu tiene anticipada la bendición, la da por hecho. ¿Has llegado a pensar que la Biblia es la historia de nuestra vida, la historia de nuestro destino? En ella está el propósito y la voluntad de Dios para nosotros. ¿Te has llegado a dar cuenta que tú y yo somos participantes y protagonistas en todo esto? Y porque somos protagonistas y tenemos el conocimiento de Dios, un espíritu enseñable y sabiduría no nos quedamos solamente mirando sino que actuamos en la Palabra. La Biblia no es un libro de historia o una película que sólo estamos mirando, es la voluntad de Dios escrita, nuestro futuro, nuestro destino y nosotros somos los protagonistas. Es tiempo de que la veamos no solamente como espectadores sino que seamos expectantes, que nos hagamos parte de ella, que nos metamos en el libro y actuemos y caminemos conforme a lo que está escrito en él. Lo que hables es lo vas a hacer y lo que hagas es lo que serás. Serás lo que quieras ser por la palabra. ¿Acaso no fue eso lo que pasó con la mujer sirofenicia? 44


Dios le dijo: Hágase contigo como quieres. Esa mujer tenía la fe de Dios. Cuando actúas como esa mujer y entras en la dimensión de Dios se hará contigo como quieres, eso es fe. Cuando vienes poniendo tus ojos expectantemente en el Rey de Gloria, en Jesús, el autor y consumador de la fe, viendo su palabra profetizada de salud, prosperidad, gozo, salvación, y empiezas a mirar su palabra esperando recibir algo, entonces la gloria de Dios desciende.

La tierra prometida, las promesas de Dios “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites...” Deuteronomio 26.1 Habitar es morar en un lugar especial, un lugar que ha sido diseñado para ti. Me refiero a un lugar que ha sido provisto especialmente para ti y ha sido puesto en la agenda de Dios, ha sido señalado en el propósito divino. Ese lugar tiene tu nombre y apellido porque en la presciencia de Dios, en su infinito conocimiento, él sabía que tú ibas a recibirle como Señor. Dios tiene un plan ya elaborado donde ha preparado una serie de bendiciones desde antes de la fundación del mundo. El mismo Jesucristo fue manifestado como el cordero de Dios desde antes de la fundación del mundo, quiere decir que ya Dios planificó todo, preparó tu redención, porque él sabía que 45


tu ibas a ser uno de los que iba a decir: Señor te recibo, Señor te acepto, te busco, quiero estar contigo. Cuando te hablo de habitar hablo en un sentido figurado, porque es lo mismo que fue ilustrado en el antiguo testamento cuando el pueblo estaba a punto de entrar a la tierra prometida. Aquello fue una ilustración, un cuadro, una sombra, pero hoy lo vemos cara a cara, a la luz del evangelio; hoy, aquella figura se hizo una realidad en nuestras vidas, ya no es la tierra prometida sino las promesas de Dios, aquí, en esta tierra, para que camines en esa bendición donde quiera que habites o que donde quiera que estés puedas vivir las promesas de Dios cumplidas en ti, todas sus promesas que son en el sí y en el amén. “Porque todas las promesas de Dios son en el Sí, y en el Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios” 2da. Corintios 1:20 “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Juan 15:7 Cuando habitamos en las promesas y en la palabra y la palabra vive en nosotros todo lo que pidamos será hecho, todo lo que pidamos de acuerdo a la palabra y a la voluntad de Dios. “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Juan 14: 13 46


Lo que te estoy enseñando es que la tierra prometida es un lugar, una posición específica de oportunidades donde tus ojos son abiertos por la palabra de Dios y la manifestación del Espíritu Santo. “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cual es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos...” Efesios 1: 17-18 Y cuando tus ojos son abiertos entonces eres un imán para las bendiciones de Dios porque tienes la revelación de habitar en el lugar de bendición. Es habitar en un lugar espiritual que está en tu corazón y en tus pensamientos, en tu manera de ver las cosas. Si piensas bien creerás bien, si piensas mal vas a creer mal. Tus pensamientos son importantes, por esto la palabra de Dios nos enseña cómo y en qué pensar. Los pensamientos producen imágenes, confesiones y acciones que traerán resultados. Hoy eres el resultado o consecuencia de lo que pensaste y creíste en el pasado. Mañana serás el resultado de lo hoy piensas, digas y hagas. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2

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“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente...” Efesios 4:22-23 ¿Cómo estás visualizándote? ¿Cómo estás mirando la palabra? ¿Qué estás haciendo con tu vida? “Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra”. Isaías 1:19 “Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís.” Marcos 4:24 Si verdaderamente estás creyendo lo que Dios dice que eres, si en verdad estás haciendo lo que Dios dice que debes hacer, si estás teniendo y recibiendo lo que Dios dice que tienes, estás en el lugar de la bendición y es un estado de fe. “Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites...” La Biblia dice: “y la habites”, es decir que te vas a establecer, vas a permanecer en un lugar ¿En cuál lugar? En ese lugar de oportunidades donde tu mente ha cambiado y tus pensamientos no son tus pensamientos sino los pensamientos de Dios, la fe de Dios. “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra 48


todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre’ todas las naciones de la tierra.” Deuteronomio 28:1 Aquí podemos ver tres puntos importantes: 1. 2. 3.

Prestar atención a la Palabra . No olvidarla. Obedecer y actuar.

La Biblia dice que si obedeces la palabra de Dios las bendiciones de Dios brincarán sobre ti ¿Cómo estás caminando? ¿Cómo te estás mirando? ¿Estás caminando por vista natural? Fuimos llamados a caminar por fe y no por vista natural. “Porque por fe andamos, no por vista” 2da. Corintios 5:7 No fuiste llamado a ser un golpeado por el diablo, fuiste llamado a echar fuera a ese diablo, a perseguirlo y a habitar en el lugar de las bendiciones, ¿Acaso no fue ese el proceso del pueblo de Israel? Entren, atrévanse a cruzar el Jordán, quiten la incredulidad de sus corazones porque al otro lado estará la cosecha. Cuando te atrevas a cruzar el Jordán vendrá tu cosecha pero tienes que hacer algo. Dios les dijo: yo iré delante de ustedes pero hay algo que ustedes tienen que hacer, yo voy a pelear por ustedes y luego de esto van a habitar, se van a establecer van a permanecer en la bendición. “He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del 49


Jordán.” Josué 3:11 Establecerse es dejar algo puesto en un lugar para que permanezca. Tus propios pensamientos pueden ser los que te saquen del lugar de bendición, tu propio punto de vista, los pensamientos de derrota, de inseguridad, los errores del pasado y todo tipo de pensamientos negativos, ni siquiera el diablo, pero si tus pensamientos perseveran en las promesas de Dios hallarás paz, bendición y victoria “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.” Isaías 26:2-4 Es tiempo de habitar en la bendición de Dios. La bendición de Dios es el lugar donde tus pensamientos y tu fe están de acuerdo a los pensamientos y la fe del cielo. Lo único que puede hacerte salir de este lugar es cuando tú te desenfocas y dejas de mirar la visión celestial. Te estoy enseñando que la tierra prometida son las promesas de Dios aquí en esta tierra, así que no mires la tierra prometida como un lugar lejano y abstracto porque esta es la revelación de Dios hoy, y por medio de la fe esas promesas son hechas una realidad en tu vida. Ese lugar es la palabra o la visión que Dios te ha dado para ti y tu generación, promesas de salvación, de sanidad y salud, prosperidad, liberación, gozo, justificación y muchas más.

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Preparado para tomar lo que te corresponde “Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos te echarán. Pero David tomó la fortaleza de Sión, la cual es la ciudad de David.” “Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde Milo hacia adentro. Y David iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él.” 2 Samuel 5: 6,7-9 David era un guerrero de Dios, un hombre ungido y señalado por Dios con un propósito, con un fin determinado. Era un hombre ordinario como tú y como yo, pero con una unción extraordinaria, una unción que no proviene del hombre sino de Dios. Él es el que unge, y cuando Dios unge, lo que deposita es extraordinario porque Dios es extraordinario. Nosotros somos hombres ordinarios que le servimos a un Dios extraordinario y como le servimos a un Dios extraordinario vamos a ver a Dios haciendo cosas extraordinarias en nuestras vidas para que alcancemos el propósito divino. David fue escogido por Dios y sobre el cual reposaba una unción especial y nosotros no somos la excepción, los que hemos sido lavados por la sangre de Cristo también tenemos la unción del Santo y podemos conocer el propósito de Dios 51


para nuestras vidas. Así que el Dios extraordinario hará algo extraordinario a través de esta gente ordinaria, su gloria está sobre nosotros porque así a él le ha placido. Dios está con nosotros, a nuestro favor, de nuestro lado. Hay una palabra profética que Dios te ha dado, Dios ha indicado algo para tu vida en esta generación y se va a cumplir en el nombre de Jesús. Así que levántate, cree y pelea la batalla de la fe. La palabra de Dios declara que por la palabra profética que se nos ha dado, peleemos la buena milicia. “Timoteo, hijo mío, te doy este encargo porque tengo en cuenta las profecías que antes se hicieron acerca de ti. Deseo que, apoyado en ellas, pelees la buena batalla” 1 Timoteo 1:18 Siempre que recibimos una bendición antes de llegar, se presentarán gigantes que se interpondrán a la bendición; así que en ese momento debes recordar que Dios no te ha sacado de donde estabas para que mueras en el desierto o para que no alcances la promesa, debes creer que el está contigo, que te ha capacitado y equipado con herramientas poderosas para vencer todo gigante que se interponga en el camino. Lo que tienes en la mano es suficiente para matar al gigante; David con una piedra lo hizo. Con lo que tienes en la mano lo harás, porque lo que Dios te ha dado es suficiente para matar a los gigantes de tu vida, solamente tienes que descubrir el poder que hay en la unción que Dios te ha dado, no es la unción de otro sino la que Dios te ha dado. David le dijo a Saúl que no podía tomar su armadura, él sabía lo que tenía, había 52


sido procesado por Dios, ya había matado al oso y al león, él sabía lo que podía hacer con la piedra, ya esa piedra tenía un nombre y era la cabeza del gigante. Así que en este momento debes declarar que estás listo para tomar lo que es tuyo, que estás preparado, porque dice la Biblia que tenemos la unción del Santo y somos llamados a conocer todas las cosas. “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.” 1 Juan 2:20 Dios tiene un plan y un propósito para tu vida, así que no eres la excepción, Dios quiere que conquistes todo lo que él ha asignado y ha señalado para ti, no es cuando partamos a la morada eterna, es ¡ahora! por esa razón te puso en los lugares celestiales juntamente con Cristo, para que pueda atar y desatar, para que puedas indicar, decir, para que puedas predicar, para que puedas profetizar. Por esa razón te dio las armas y la unción, ¡Sólo úsalas! Tienes que conocer y aprender a pelear espiritualmente.

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Poniendo los ojos en el propósito “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2 Para mantenerte en las promesas de Dios y permanecer en la bendición tienes que estar bien enfocado, enfocar tus ojos espirituales, que nada te distraiga. Uno de los planes que usa Satanás es la distracción, desviando tu mirada de la palabra que Dios te ha dado. No importa que el diablo te diga lo que te diga, en el nombre de Jesucristo la promesa de Dios se cumple cuando hay fe, así que éste es el tiempo de poner nuestros ojos en el autor y consumador de la fe, el Señor Jesucristo, la Palabra viva; no te desenfoques, enfócate. No digas que los años han pasado y que has perdido el tiempo, déjale eso al diablo, declara que Dios te va a restituir lo que se comió el saltón el revoltón, la oruga y la langosta... “Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejercito que envié contra vosotros.” Joel 2:25 La Palabra nos exhorta a poner los ojos en el propósito, en la voluntad de Dios para que estemos bien. Siempre nos dice que pongamos nuestros ojos, es decir, nuestros pensamien-

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tos, que edifiquemos nuestra vida en el plan divino y es ahí donde tenemos bendición. “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” Colosenses 3:2 Hay que mirar el reporte de Dios y no el reporte de diablo. ¿Sabes por qué no entró el pueblo de Israel en la tierra prometida? Porque estuvieron mirando el reporte de las circunstancias, lo que el diablo les había dicho, hacia lo que había desviado su mirada y lo que los incrédulos dijeron por lo que habían visto con sus ojos naturales; pero se levantaron hombres como Josué y Caleb que a pesar de las circunstancias dijeron: sí podemos porque Jehová nos ha dado ese lugar y pudieron ver las bendiciones de Dios en medio de las circunstancias. Y no digas: No pastor, es que usted no conoce mi historia, usted no conoce mis circunstancias... declara: Nueva criatura en Cristo soy, las cosas viejas pasaron, he aquí todas con hechas nuevas. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todos son hechas nuevas.” 2da. Corintios 5: 17 Si Dios te dio una palabra un día, empieza a actuar en ella. El Espíritu Santo te habló pero dices que ha pasado el tiempo y nada ha sucedido, pero dice la palabra de Dios en Habacuc 2:3 “Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque 55


tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.” Habacuc 2:3 Si Dios te ha dado una palabra, si Dios te ha dicho que te va a bendecir, si Dios te ha hablado que tendrás un futuro de éxito, no te desenfoques, no dudes, pon tus ojos atentamente en la palabra y milita por ella la buena batalla. Muévete y actúa para que se cumpla, activa la palabra y pon en acción tu fe. “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos...” 1 Timoteo 1: 18-19 “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba...” Colosenses 3:1 Otra versión dice: “pon tu mente, tus pensamientos en las cosas de arriba.” Tenemos que hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué está ocupando mis pensamientos? En lo que el diablo está haciendo, en la situación en la que se encuentra la humanidad ¿Cómo estoy enfocando mi vida? ¿Qué estoy hablando? ¿Qué estoy diciendo? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. Pon tu mente en la palabra de Dios. La batalla está en 56


tu mente, en tus pensamientos, en lo que estás mirando. Mira las promesas. Tienes que derribar esos pensamientos que llegan a tu corazón y a tu mente, enfocándote en todo lo bueno, todos lo puro, toda buena dádiva que viene de lo alto. El diablo usa pensamientos contrarios a la Palabra y éstos llegan a tu mente y luego a tu corazón, por eso debes estar lleno del argumento por excelencia, la palabra, la verdad que desenmascara toda mentira, esa luz que pone en vergüenza las tinieblas. No puedes impedir que los pensamientos que no son de Dios lleguen a tu corazón, pero si puedes impedir que hagan un lugar allí, no les des lugar, no los cobijes. Así que puedes examinar esos pensamientos que vienen e identificar lo que no viene de Dios y declarar: escrito está por la palabra, así como lo hizo Jesús cuando fue tentado en el desierto. Echa fuera esos pensamientos y llévalos cautivo a la obediencia a Cristo Jesús. “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo...” 2da. Corintios 10:4 “Nos os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2 No te conformes al sistema de este siglo, es tiempo de vivir el propósito. 57


La fe de la mujer Sirofenicia “Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postro a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Si, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llego ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.” Marcos 7:24-30 Conforme a este texto, parece que Jesús quería descansar, y no quería que nadie supiera que él estaba allí, pero dice la Biblia que no pudo esconderse. El Señor Jesucristo estaba allí calladito pero no se le escapó a esta mujer, ¿Sabes por qué? Porque no hay acontecimiento que interese o importe que un expectante se pierda. A un expectante no se le pasa la bendición. Esta mujer no sólo estaba observando, sino que dijo: esta bendición es para mí y no voy a dejar que pase. Voy a recibir todo lo que Dios tiene para mí.

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Aunque la bendición esté oculta, si eres un expectante la vas a descubrir. La bendición no podrá esconderse de ti. Si eres un expectante la vas a alcanzar porque un expectante ya tiene un anticipo en su corazón, está mirando la solución, está viendo el resultado final y está actuando en fe. ¿Qué hizo esta mujer? Actuó en fe. Otra versión nos enseña que ser un expectante es tener el cuello bien erguido. Así era la mujer sirofenicia. Esta mujer no dejo pasar su oportunidad ¿Sabes por qué? Porque no se durmió. No te duermas, no digas: Dios lo sabe todo, Dios lo hará. Si estás esperando en Dios tienes que ser un expectante y poner acción a tu fe. Hay oportunidades que vienen una sola vez y habrá momentos de oportunidades que vienen a tu vida pero si eres uno que sólo está mirando, no sucederá nada. “¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?” Santiago 2:20 Tienes que habitar en lo que Dios te ha dicho, si Dios te ha dicho lo que tienes que hacer, lo que eres, entonces créele y sé un expectante de esa palabra. Vendrá el momento, se presentará la oportunidad, allí estarás, la bendición será tuya. Hay oportunidades en la vida que Dios las trae una sola vez y para volver a ver una vez más algo similar tendrás que esperar muchos años. Pon en acción tu fe, visualiza. No dejes pasar la oportunidad, solo los violentos arrebatan la bendición. No digas que no sabes dónde está la bendición de Dios, sé un expectante y la vas a ver. No digas que Dios le da oportunidades a otros y no a ti, sé un expectante y tus ojos serán abiertos 59


para que veas. Pasa tiempo en su Palabra, meditando, hablando (tal como se le dijo a Josué) medita, habla la Palabra, habla la visión, ¿Acaso no sucedió lo mismo con Abraham cuando Dios le prometió tener un hijo? Se había perdido todo tipo de esperanza humana pero llegó la esperanza de gloria. “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria...” Colosenses 1 :27 Tienes que saber qué es lo que quieres y no esperar a ver lo que trae el día, esa es una actitud incorrecta e irresponsable para un cristiano. La actitud del cristiano debe ser provocar que las circunstancias cambien, ver la mano de Dios intervenir, ser un visionario, uno que esta atentamente mirando la perfecta ley, la de la libertad. Uno que hace la diferencia. Pero hay quienes viven mas confiados en las situaciones que en la misma palabra de Dios, no, ese no es el cristiano de la Palabra. Esa no fue la actitud de ésta mujer. Esta mujer era griega y Jesús vino primero a los judíos. Teológicamente Jesús no podía ministrarle primero a esa mujer porque el vino primero a los judíos. Ella se encontraba fuera del contexto de la teología e inclusive de lo que Dios había dicho a Jesucristo. Pero mira lo que sucedió. En este contexto, en el Verso. 27 Jesús le dijo: perrilla, tú no eres hija, tú no tienes derecho, primero que se sacien los que tienen derecho, vine al pueblo de Israel, al pueblo judío primero, pero lo que Jesús estaba haciendo era probando su fe. Aquella mujer pudo haber dicho: me dijo perra, mira como me habló, pero ella estaba mirando más allá, veía con los ojos de la fe. 60


Ella no se hirió, no se molestó por lo que él le dijo, ella estaba bien enfocada. Cuando tú estás bien enfocado no importa el obstáculo, tu fe te hará alcanzar la meta. Cuando Jesús le dijo perrilla ¿De qué lado la puso, del lado de los hijos o del lado de los perrillos? Pero ella le respondió, ¿Sabes por qué pudo darle una respuesta? Porque estaba bien enfocada. Jesús entendió el lenguaje de fe de aquella mujer y la mujer entendió lo que Jesús le estaba diciendo. Así que Jesús le dijo: “mujer, por esta palabra”, es decir, por lo que ella dijo. Con su actitud ella le dijo yo soy expectante de mi milagro y nada me hará desistir. ¿Quieres habitar en la bendición de Dios? Conviértete en un expectante, mira la solución, la palabra que Dios te ha dado sin desenfocarte, no te distraigas. Tengo buenas noticias. Tú y yo somos hijos. Si esta mujer sin ser hija pudo obtener su milagro por tener una actitud expectante, por estar bien enfocada, ¿Cuánto más nosotros que somos hijos y tenemos la revelación de ser hijos? No quites tus ojos de la promesa de Dios, no quites tu mente de la Palabra de Dios, renuévate cada día, habla la bendición celestial, habla sobre tus hijos, sobre los hijos de tus hijos, declara la bendición. ¿Dónde vas a habitar? Enfócate en la promesa. Eres hijo, eres hija y si hijo, eres heredero. “Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” Gálatas 4:7 Solamente expecta, ten esperanza pon acción a la fe.

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Haz esta oración de fe Señor Jesús, yo declaro, por la palabra, que soy un expectante de las promesas de Dios, que estoy en la expectación sobrenatural de sus promesas, en el anticipo de mi bendición. Pongo acción a mi fe, tengo lo que la biblia dice que tengo, soy lo que la biblia dice que soy. Soy un creyente bendecido y prosperado. Declaro sobre mi destino, profetizo que yo habito en la sobreabundancia de Dios. Habito en su bendición. En el nombre de Jesús. Amén.

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