La célula gráfica. Artistas revolucionarios en México, 1919-1968.

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GRÁFICA ARTISTAS REVOLUCIONARIOS EN MÉXICO, 1919-1968 M U S E O N AC I O N A L D E L A E STA M PA 21 DE NOVIEMBRE 2019 AL 23 DE FEBRERO 2020



Al finalizar el episodio armado de la Revolución mexicana, los caudillos victoriosos se dieron a la tarea de construir una “nueva nación”. Pero no podían hacerlo solos, necesitaban el apoyo de los campesinos, los obreros y los artistas. Impulsados por el programa educativo del gobierno de Álvaro Obregón (1920-1924), encabezado por José Vasconcelos, los artistas asumieron pronto la responsabilidad de ilustrar y orientar en términos políticos al pueblo mexicano. Comprometidos con el principio de que el arte no debía ser monopolio de las élites, numerosos creadores formaron parte de las misiones culturales y pintaron murales en edificios gubernamentales con el fin de llegar a un público más amplio. Este principio coincidía con el ideal socialista —compartido por los mismos artistas— de que el arte debía tener una utilidad: educar y radicalizar a la clase trabajadora. Muy pronto, el grabado —gracias a su carácter de reproductibilidad y a su bajo costo— se uniría a los murales como medio para transmitir mensajes políticos como la denuncia de las condiciones de vida y trabajo de campesinos y obreros, el apoyo a ciertos grupos políticos y, a nivel internacional, la simpatía por las luchas antifascistas en Europa y con los regímenes de izquierda, como la República española. leopoldo méndez Sin título, fecha no registrada | Grabado en madera

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Identificados con la clase obrera, los artistas revolucionarios se unieron en sindicatos, grupos, ligas, frentes y todo tipo de colectivos para lograr la difusión de sus imágenes e ideas, como el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores (impulsado por Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros en 1922), la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (1934) y el Taller de Gráfica Popular (1937), entre otros. Esta tendencia por la asociación ha inspirado el nombre de la muestra, pues “célula” era el nombre que designaba un grupo con objetivos particulares al interior de organizaciones más grandes, como un partido político o, en este caso, un conjunto de grabadores al interior de la comunidad artística. Con la convicción de que es necesario estudiar el compromiso de los grabadores con las políticas de izquierda para comprender la importancia del arte gráfico mexicano en el siglo XX, el Museo Nacional de la Estampa presenta La célula gráfica. Artistas revolucionarios en México, 19191968, exposición que, mediante una revisión de la colección del MUNAE, pretende mostrar cómo la labor artística y el compromiso político de los grabadores —en especial, aquellos afiliados al Partido Comunista Mexicano, fundado en 1919— generaron una forma de representación de los obreros, los campesinos, las masas, los héroes, los enemigos y las amenazas del pueblo mexicano, y cómo esta forma de representación se mantuvo hasta la década de 1960. Agradecemos a Ernesto Arnoux y al Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, A. C., por las facilidades otorgadas para incluir obra de su acervo en esta muestra.

ANA CAROLINA ABAD

CURADORA

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isidoro ocAmpo Proletarios, uníos, 1930 Grabado en madera Líder obrero, 1930 Grabado en madera Colección Ernesto Arnoux


XAVIER GUERRERO El machete, 1924 | Grabado en madera

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EL MACHETE Y LA HOZ A principios del siglo XX, México era un país primordialmente campesino con una pequeña clase obrera. La situación social de estos dos grupos no había cambiado radicalmente tras la fase armada de la Revolución, pues ésta había sido más un movimiento político que social. Es por ello, que las luchas por la posesión de la tierra y por los derechos de los trabajadores continuaron durante las décadas siguientes. Fue inevitable que los artistas revolucionarios crearan una dicotomía de la sociedad mexicana a partir de dichos grupos. A decir del historiador John Lear, los campesinos y los indígenas fueron considerados símbolos de una identi-

josé chÁVEZ MORADO El choque, 1945 | Grabado en madera

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dad nacional tradicional, mientras que los obreros urbanos representaron la modernidad que México compartía con otros países del mundo. En este sentido, los primeros murales, realizados a inicios de la década de 1920, dan un lugar privilegiado a la imagen del campesino, generalmente asociado a la figura de Emiliano Zapata y sus seguidores. En la gráfica, el campesino, vestido con calzón de manta y sombrero, es representado luchando por la posesión de las tierras que trabaja o por la autonomía de sus comunidades. Por otro lado, la mujer, con rebozo y falda larga, pocas veces aparece combatiendo, pero con frecuencia es protagonista de escenas que retratan las condiciones de vida en el campo o que lamentan la muerte de los hombres que se rebelaron contra el status quo. El machete y la hoz, herramientas de trabajo rural, se convirtieron en símbolo de la lucha campesina. En 1924, un periódico fundado por un colectivo de artistas —que incluía a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Xavier Guerrero— tomó el nombre del primero: El Machete. En sus inicios, esta publicación incluyó grabados en madera y dibujos que aludían a las demandas obreras y campesinas y, al año siguiente, se convirtió en el órgano del Partido Comunista Mexicano. En el segundo número, se incluyó el grabado de Xavier Guerrero en el que se lee “Después de 12 años de lucha, la tierra debe ser de quienes la trabajan con sus manos”, leyenda que rodea a un grupo de campesinos acechados por sus principales enemigos: el terrateniente y la burguesía.

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ÁNgel BRACHO Sin título, fecha no registrada | Grabado en linóleo

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FRANCISCO DOSAMANTES Tierra y libertad, fecha no registrada | Grabado en linรณleo

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RAÚL ANGUIANO Zapatistas, 1953 | Litografía (11/50)

ADOLFO MEXIAC Trabajo pacífico, fecha no registrada | Grabado en linóleo

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FRANCISCO MORENO CAPDEVILA Huelga, 1958 | Punta seca y buril (17/50)

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¡proleTARIOS DEL MUNDO, UNÍOS! En oposición a la imagen del campesino, los artistas representaron al obrero íntimamente relacionado con un entorno urbano y con la construcción del México moderno. El overol de mezclilla se convirtió en el principal atributo de este grupo, un uniforme que no sólo ligaba al trabajador urbano con sus compañeros nacionales, sino que lo identificaba como un miembro de un grupo más amplio: los proletarios del mundo. Los artistas revolucionarios se identificaron con los obreros: se asumieron a sí mismos como “trabajadores intelectuales”, vistieron de overol y formaron colectivos para colaborar con otros gremios de trabajadores y difundir su obra y sus causas políticas. Así, en 1922, el grupo de artistas que participó en la realización de los murales de la Escuela Nacional Preparatoria y la Secretaría de Educación Pública —encabezado por Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros— creó el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores (SOTPE). Su objetivo era defender los derechos de los trabajadores que participaban en la decoración de edificios públicos y luchar contra el arte burgués. Pintores y grabadores representaron de múltiples formas a sus camaradas proletarios: haciendo su labor cotidiana, en momentos de descanso y ocio, pero también cumpliendo con su compromiso político, ya como una milésima parte de una masa de personas que protestan al unísono, ya como un individuo que destaca entre la multitud, la liderea o dirige un mitin. Asimismo, el obrero es retratado como víctima de los enemigos del pueblo: el pa12


trón, la burguesía, el capitalismo, la policía, el régimen…, pero también como un coloso que simboliza tanto el progreso nacional como la victoria de la lucha proletaria.

pABLO O'HIGGINS Trabajadores desayunando, 1948 | Litografía (19/20)

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josé CLEMENTE OROZCO Las masas, 1935 | Litografía (43/120). Colección Ernesto Arnoux

josé CLEMENTE OROZCO Manifestación, 1935 | Litografía. Colección Ernesto Arnoux

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EVERARDO RAMÍREZ Sin título, fecha no registrada | Grabado en madera. Colección Ernesto Arnoux

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guillermo monroy Artículos, fecha no registrada | Colección Ernesto Arnoux

ALFREDO ZALCE Y LEOPOLDO MÉNDEZ Los braceros, 1945-1947 | Grabado en madera

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LUIS ARENAL La guerra, 1944 | Litografía (2/15)

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el monstruo de múltiples CABEZAS: EL FASCISMO La aparente buena relación de los artistas revolucionarios con el gobierno terminó a finales de la década de 1920. Durante el periodo llamado Maximato, dominado por Plutarco Elías Calles, los artistas de ideologías de izquierda fueron perseguidos, líderes comunistas asesinados y periódicos censurados. Algunos de ellos salieron del país, mientras otros se radicalizaron y se mantuvieron en la clandestinidad. El panorama político cambió radicalmente en 1934 y comenzó el periodo de auge del grabado como medio para difundir la ideología socialista entre los obreros y los campesinos, gracias a la organización de colectivos de artistas gráficos. En ese año, el triunfo de Lázaro Cárdenas en las elecciones presidenciales dio por terminado el Maximato y, siguiendo los pasos de organizaciones internacionales, un grupo de artistas, en su mayoría comunistas, crearon la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). Entre los objetivos de la LEAR estaba pronunciarse contra la guerra y el fascismo y volver a imprimir el periódico El Machete, que había sido clausurado por Calles. En 1935, el VII Congreso de la Internacional Comunista promovió una política conocida como Frente Popular, caracterizado por el lema “Unidad a toda costa”. Esta postura permitía a los militantes comunistas en todo el mundo aliarse con liberales, intelectuales y socialistas —alianza antes rechazada— en contra de un enemigo común: el nazismo. A raíz de 18


XAVIER ÍÑIGUEZ La fortuna, fecha no registrada | Grabado en madera. Colección Ernesto Arnoux

esta disposición, el Partido Comunista Mexicano (PCM) buscó y logró aliarse con Cárdenas. El Frente Popular fue un tema frecuente entre los grabadores; generalmente se representaba con cuatro personajes: el obrero, el campesino, el soldado y el intelectual o trabajador de clase media. Sin embargo, hay otras variaciones en las que el último personaje es sustituido por una mujer o incluso el presidente en turno. Diferencias políticas al interior de la LEAR provocaron el distanciamiento de algunos artistas como Leopoldo Méndez, Luis Arenal y Pablo O’Higgins, quienes en 1937 fundaron el Taller de Gráfica Popular (TGP), con el fin de “estimular la producción gráfica en beneficio de los intereses del pueblo de México”, mediante el trabajo colectivo y, siempre y cuando, no favoreciera “a la reacción y al fascismo”. Al igual que los miembros de la LEAR, los miembros del TGP hicieron alianzas con diferentes organizaciones de 19


obreros, campesinos, maestros, para poner a su servicio obras artísticas en forma de carteles, hojas volantes, “calaveras” y carpetas. Uno de los temas más frecuentes fue la lucha contra el fascismo en todas sus formas: el nazismo, el fascismo italiano, el imperialismo —encabezado por Estados Unidos— y, a nivel nacional, el sinarquismo, cuyos seguidores tuvieron fuertes enfrentamientos con los militantes del PCM. Así, los grabadores enfrentaron, con sus gubias, a ese monstruo de numerosas cabezas.

DAVID ALFARO SIQUEIROS América latina, 1945 | Litografía

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jesús escobedo El trabajo es la riqueza o Hacia la nacionalización de la minería, 1960 | Grabado en linóleo. Colección Ernesto Arnoux

pAblo o'higgins El fascismo, fecha no registrada | Aguafuerte y aguatinta (4/30)

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ÁNGEL BRACHO ¡Victoria! ..., México, TGP, 1945 Grabado en linóleo. Colección Ernesto Arnoux

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leopoldo méndez Ilustración para un corrido (El martillo y el machete), 1936 | Grabado en madera

ADOLFO MEXIAC Lucha, 1963 | Grabado en linóleo

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LEOPOLDO MÉNDEZ La venganza del pueblo, 1942 | Grabado en madera

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ANDREA Gร MEZ Madre contra la guerra, 1957 | Grabado en linรณleo

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LA BÚSQUEDA DE LA PAZ Y LOS TRIUNFOS DEL COMUNISMO A partir de la década de 1940, las organizaciones que guiaban a los artistas revolucionarios en su quehacer y compromiso político tuvieron altibajos. Por un lado, el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas terminó y su sucesor, Manuel Ávila Camacho, no dio continuidad a varios programas sociales en los que estaban involucrados. Por otro, el fin de la Segunda Guerra Mundial eliminó del panorama a su principal enemigo. Durante la Guerra Fría, la actividad de los artistas de izquierda disminuyó paulatinamente, ante la sistemática persecución a los militantes comunistas, inspirada en las políticas macartistas de Estados Unidos. Por ello, numerosos creadores se enfocaron en apoyar el Movimiento Mundial por la Paz, pero también a denunciar la intervención de Estados Unidos en la política de los países latinoamericanos. En defensa de la paz, Andrea Gómez realizó Madre contra la guerra, uno de los grabados más emblemáticos de la época por su carácter sutil, pero al mismo tiempo por la claridad de su mensaje. Vale la pena aclarar que, a pesar de la abundancia de mujeres artistas en la primera mitad del siglo XX, ellas solían ser excluidas de la labor revolucionaria y eran relegadas a tratar temas menos explícitamente políticos. En el Taller de Gráfica Popular (TGP), las artistas se insertaron en la producción colectiva de estampas para carteles, “calaveras” y carpetas, siempre superadas en número por los varones. Sin embargo, al igual que Andrea Gómez, a 26


través de sus grabados de la vida cotidiana denunciaron las injusticias y las terribles condiciones de vida de indígenas, campesinos y clases bajas urbanas. En 1952, se fundó el Frente Nacional de Artes Plásticas (FNAP), organización de creadores que mantuvo la convicción de que el arte tiene una función social. El objetivo del FNAP era representar y defender los inteLEOPOLDO MÉNDEZ reses de los artistas Retrato de Stalin, 1944 | Grabado en linóleo plásticos. Gracias a esta organización, se realizaron importantes exposiciones de arte mexicano en países del bloque oriental e, incluso, varios de sus miembros tuvieron la oportunidad de viajar allá o tener contacto con ellos. Fue así como Arturo García Bustos visitó Rusia en 1957 y presenció la celebración del aniversario de la Revolución de Octubre, y, al año siguiente, viajó a Cuba, apenas días después de la victoria de la Revolución cubana, donde tomó los apuntes para realizar una serie de aguafuertes que tienen un importante valor documental.

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ARTURO GARCÍA BUSTOS Fidel hablando en el mitin, 1959 | Aguafuerte y aguatinta (1/25)

ARTURO GARCÍA BUSTOS Desfile del 7 de noviembre en Moscú, 1957 | Aguafuerte (P. T.)

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CRÉDITOS Y AGRADECIMIENTOS La célula gráfica. Artistas revolucionarios en México, 1919-1968 Curaduría: Ana Carolina Abad Coordinación general: Emilio Payán | Administración: Dora Carvajal | Coordinación de producción y montaje: María Eugenia Murrieta y Mariana Albarrán | Diseño y fotografía: Gabriela Chávez | Comunicación y Relaciones Públicas: Estela Cano y Rocío Montoya | Montaje: Antonio Alderete, Natanael Cardoso, Uriel Cervantes, Celedonio Damián, Fernando Franco, Gerardo Hernández, Rafael Martínez, Alfonso Morales y José Manuel Sánchez | Registro y control de obra: María de los Ángeles Castillo y Elizabeth Aguilar El Museo Nacional de la Estampa agradece a las instituciones y personas que brindaron su apoyo para la realización de esta exposición:

Colecciones: Ernesto Arnoux y Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista, A.C. Del INBAL: Subdirección General: Laura Ramírez | Departamento de seguros: Ricardo Arturo García, Cristina García y Andrés Reyes | Subdirección General de Patrimonio Artístico Inmueble: Judith Franco | Subdirección de Contratos y Convenios: Patricia Martínez y José David Ruiz | Subdirección de Promoción: Roxana Maldonado y Gabriela Bedoya Acervo Fotográfico Manuel Toussaint del Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM | Raúl Cano, Elvira Concheiro, Erika Contreras, Mauro Espínola, Aldo Guevara, Karen Juárez, Raquel López, Gustavo Lozano, Liliana Nava, Juan Isaías Patiño, Leticia Pérez, Jharet de Jesús Ríos, Alejandro Rodríguez, Gerardo Vázquez, Edgar Villa.

Imagen en portada: Francisco Moreno Capdevila. Protesta, 1958 (detalle). Punta seca (2/50)

Museo Nacional de la Estampa Av. Hidalgo 39, Plaza de la Santa Veracruz, col. Centro Histórico, C. P. 06050, Cuauhtémoc, Ciudad de México Tel. 8647 5220 / munae.informes@inba.gob.mx museonacionaldelaestampa.bellasartes.gob.mx

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ARTURO GARCÍA BUSTOS Y MARIANA YAMPOLSKY Ganaremos la paz si luchamos por ella…, México, TGP y CTAL, 1949 Grabado en linóleo. Colección Ernesto Arnoux

NOTA: Todas las obras que se incluyen en esta edición pertenecen al Acervo Museo Nacional de la Estampa-INBAL-Secretaría de Cultura excepto en las que se indica el nombre del coleccionista particular.

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SECRETARÍA DE CULTURA Alejandra Frausto Guerrero Secretaria Omar Monroy Unidad de Administración y Finanzas Natalia Toledo Subsecretaria de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura Marina Núñez Bespalova Subsecretaria de Desarrollo Cultural Antonio Martínez Velázquez Enlace de Comunicación Social y Vocería

INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES Y LITERATURA Lucina Jiménez Directora General Dolores Martínez Orralde Subdirectora General de Patrimonio Artístico Inmueble Mariana Munguía Matute Coordinadora Nacional de Artes Visuales Emilio Payán Stoupignan Director del Museo Nacional de la Estampa Lilia Torrentera Gómez Directora de Difusión y Relaciones Públicas


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