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SIEMPRE NIÑO

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¡A ESCENA!

¡A ESCENA!

POR Martha Jauffred FOTO cortesía

PONERTE EN CONTACTO CON EL PEQUEÑO QUE FUISTE EN TU INFANCIA TE AYUDARÁ A TENER UNA VIDA MÁS PLENA. ES CUESTIÓN DE SUMAR ALGUNOS HÁBITOS A TU RUTINA Y SOLUCIONARLO.

En ocasiones, el estrés es un detonante de este síndrome que se manifiesta con una especie de regresión, es decir, bajo presión podrías reaccionar como un niño, más que como un adulto maduro, lo que genera problemas en tu entorno, con tus amistades, en el trabajo, pareja y familia. ¿Alguna vez has escuchado hablar del síndrome del niño herido? De acuerdo con los especialistas en psicología, se trata de una condición en la que vas acumulando dolores no canalizados y situaciones que te lastimaron durante tu infancia, y que se manifiestan como una carga emocional negativa. “La solución es que tu parte adulta abrace a ese niño interior herido, que está representado por aquella parte que no ha crecido o se ha quedado rezagada por falta de amor o comprensión”, señala la psicóloga Victoria Cadarso, autora del libro Abraza a tu niño interior. Algunas de las maneras de conseguirlo son:

¡A CANTAR!:

El ser espontáneos es una cualidad de los niños, cada que tenga ganas de cantar, brincar, simplemente hazlo. Permítete sorprenderte, eso te pondrá en contacto con tu yo interno, y créenos, seguro mejorará tu estado de ánimo en un día estresante.

MÁS VALOR:

Cuando eras pequeño, la aprobación era una continua búsqueda, sin embargo, ahora entiendes que no hay persona más importante que tú, así que antes de buscar la aceptación de los demás, asegúrate de gustarte, de reconocerte como la mujer valiosa que eres; una vez que tú lo entiendas, el mundo entero lo notará.

FRENTE AL ESPEJO:

Date a la tarea de crear un tiempo para ti. Todos los días durante cinco minutos, párate frente al espejo, pla- tica contigo y trata de ponerte en contacto con tu niño interior, cuéntale lo que más te gusta de él, hazle sentir tu aprobación y cariño.

CELEBRA:

Festeja tus logros, el amor, la amistad. La idea que hagas de cada día una oportunidad para ser feliz, para gozar de la vida, para reír a carcajadas, pues esto te hará estar en contacto con tu niño interior. ¿Recuerdas cómo se sentía reír hasta que doliera la panza? Hazte el propósito de disfrutar cada momento para que esa sensación vuelva a ti de manera más recurrente.

CONSERVA UNA FOTO:

Cada que la abras y mires al niño que fuiste, dedícate un pensamiento o palabras afectivas que te empoderen. Nadie las merece más que tú. Se vale echarte un piropo, ¡mira lo grande que te has puesto!

Resolver la etapa infantil de la personalidad da mayor capacidad y fuerza en la vida.

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