mar como un gran remolino. Pero una de las historias que más me gusta es la de los peces voladores que caían en su embarcación, porque seguramente huían de algún depredado. ¡Ojalá que algún día los puedas ver! Me dice. Mi abuelo tiene muchas historias que contar y no quiero perderme ni una de ellas. Mis abuelos viven en la playa, en una pequeña y hermosa casa con mirada al mar, en un pueblo de pescadores. Ahora mi abuelo es un pescador de tierra, -así lo dice él- porque ya no sale a alta mar para pescar, ahora se queda para recibir la pesca a la orilla. Cuando yo salgo de vacaciones mi mayor deseo es pasarla junto a ellos porque me enseñan muchas cosas nuevas y además siempre que estoy con mi abuelo me nombra su ayudante principal. Mi abuelo es un gran contador de historias, ¡pero historias de verdad! Por eso, los días que estoy con él aprovecho para pedirle que me las cuente. Cuéntame abuelo, le digo, cuéntame las historias del mar. Y mi abuelo me cuenta aquella en que la lancha se viró y muy, muy cerca de él pasó un tiburón. O aquella en la que estuvo cerca de una gran ballena jorobada que pasaba por debajo de su lancha y con su cola hizo mover el
Cuéntame abuelo, cuéntame las historias de la arena. Y mi abuelo me cuenta aquella en la que una ballena gigante se quedó varada en la playa porque perdió su rumbo
y no pudo regresar a casa. O de aquella ocasión en que participaron con la abuela del concurso de construcción de haciendo un cangrejo gigante. Y aquella de que cuando era niño hacía largas caminatas con sus amigos para descubrir algún tesoro escondido. Cuéntame abuelo, le digo, cuéntame las historias de la noche. Y mi abuelo me cuenta de aquella noche estrellada en la que se dejaban ver claramente todas las
constelaciones y de pronto vio muchas estrellas fugaces. O de aquel eclipse de luna o de las fogatas que hacía con sus amigos cuando era niño: Y así, poco a poco, mientras narra sus historias de la noche, sin darme cuenta me quedo dormido, soñando en todo lo que mi abuelo me ha contado. Mi abuelo es muy especial; cada día y cada noche que compartimos él me enseña algo nuevo porque quiere que yo aprenda muchas cosas. Nos levantamos muy temprano, asamos pescado fresco y plátano para desayunar, caminamos mucho y recogemos estrellas y caracoles para hacer adornos, luego, nos bañamos en el mar, esperamos las barcas de los pescadores y seleccionamos la pesca del día y muchas veces limpiamos los desperdicios que los visitantes han dejado en la playa, porque mi abuelo me dice que hay que cuidarla mucho porque ese es el hogar de muchas especies . Disfruto mucho con mi abuelo y de sus maravillosas historias que se quedarán grabadas en mi memoria y en mi corazón por siempre. ¡Gracias abuelo!