REVISTA VEOVEO 44

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Motori, era una pequeña locomotora que había quedado abandonada en una vieja estación de trenes cerca del río, y como tiempo era lo que le sobraba pasaba días enteros suspirando y recordando aquellos hermosos amaneceres entre las montañas, el chirriar de sus ruedas al contacto con los rieles que a ella le parecían un arrullo, el paso por esos pequeños pueblos llenos de colores y de vida y además nunca olvidaría a sus pasajeros a quienes quería como a su propia familia. En esa estación tenía de vecinos a un viejo auto que ahora estaba sin ruedas, una bicicleta destartalada, un bus escolar que en su tiempo había trasladado a muchos niños de una escuela de la ciudad, un tractor que en sus años de juventud había servido para el trabajo del campo y a una vieja lancha de transporte que estaba varada a la orilla del río, cerca de la estación. Cada tarde se reunían a recordar aquellos buenos tiempos en que cada uno cumplía una importante misión. El viejo carro recordaba esos momentos

en que llevaba a pasear a la familia y las cosquillas que le causaban las piedritas que saltaban a sus piezas de hierro cuando iba hacia el campo, o los ricos masajes que su dueño le hacía cada vez que lo enceraba. La bicicleta no podía olvidar los gritos de felicidad que dio su primera dueña, una niña de 5 años cuando en aquella Navidad se la ofrecieron como regalo, y todos los recorridos y golpes que tuvo que aguantar hasta que ella aprendiera a conducirla. El bus añoraba los gritos y los cantos de los niños que llevaba cada mañana a la escuela y esas caras de cansancio al regresar a sus casas. El tractor como siempre, muy orgulloso de su poder, no dejaba de presumir sobre todos los campos que había ayudado a preparar para que

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Lee o pídele a tus papitos que te frases de las nubes y dibuja


Los gritos de felicidad que dio su primera dueña.

ultivados. de atrás de las paredes de ción, la pequeña lancha con contaba sus travesías por el so río, permitiendo a la gente de un lado a otro. cada tarde mientras se haba cruzar a los poderosos s que iban y venían, el ño burro Jonás, que muy de ahí vivía, se unía a sar con ellos y un día tamente les dijo: es ble todo lo que han hecho han ayudado a muchas as y eso es muy bueno. Yo dos estos años encima sigo ndo con mi dueño, voy a ento porque mis fuerzas ya no s mismas, pero eso sí, igual hicieron ustedes, lo sigo do con mucho amor.

rucciones:

Añoraba los gritos y los cantos de los niños.

Voy a paso lento.

e lean este cuentito. Luego relaciona las a a los protagonistas de las mismas.











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